LOS PERSONAJES EN “EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA” • Como es característico en la obra de García Márquez, El amor en los tiempos del cólera es una novela de personajes más que de acción. Están minuciosamente presentados y analizados, primero a través de numerosas descripciones y, en segundo lugar, al enfrentarlos con diversas situaciones en distintos momentos de sus vidas; así, la caracterización de los personajes no es un punto de partida para la historia, sino más bien al contrario: las vivencias de los personajes hacen que estos vayan creciendo en la novela. • Son seres con personalidades tan hiperbólicas que son más ellos mismos que los acontecimientos externos los que gobiernan el curso de la historia. • Finalmente, la importancia de los personajes se ve también en que, además de los principales, aparecen un gran número de caracteres secundarios, cada uno con su historia particular, que no solo introducen distintas vivencias en la novela sino que también hacen de esta el retrato de una colectividad. • El ejemplo más destacado de hipérbole es el de Florentino Ariza, un personaje caracterizado por la desmesura hasta el final de la novela. Es desmesurado en su afición a leer y a escribir (lee cualquier cosa que cae en sus manos, sin la menor discriminación; escribe cartas sin parar, incluso para otros, escribe tratados sobre el amor…); es desmesurado primero en la conservación de su virginidad (cuando vive en el hotel rodeado de mujeres ante las que permanece indiferente) y luego, por contra, es desmesurado en el frenesí sexual con el que llena la espera. Y es exagerado en cualquiera de las facetas de su personalidad, desde su anticuada y amanerada forma de vestir , hasta el hábito de tomar café sin límite, pasando por su fantasía de recuperar el tesoro de un galeón hundido o la determinación con la que se hace una carrera en la empresa de su tío. Pero en ese carácter se sustenta el elemento central de la novela: su heroica determinación de consagrar su vida a recuperar el amor perdido. • Comprendió, ante la visión de su Fermina embarazada y felizmente casada, que tenía que ganar nombre y fortuna para merecerla, por eso entra en la Compañía Fluvial del Caribe, de la que llegará a ser el propietario, un puesto que le coloca en un lugar social que jamás había tenido, que, en cierto modo, le iguala socialmente a Fermina. Al tiempo que logra ese progreso social, tiene una revelación demoledora, la de que para que su amor triunfe, es imprescindible que muera su rival, el doctor Urbino, a quien llegará a respetar no sólo por eso, sino por sentir hacia Fermina lo mismo que siente él. Al morir el doctor, la reacción de Fermina le desconcierta, y le hace tomar conciencia, por un lado, de lo solo que está tras el demoledor paso del tiempo, y de que su vida solo volvería a tener sentido si se unía por fin a Fermina. Solo entonces su carácter se transforma por completo, y además de seguir siendo un empedernido romántico, es capaz de mostrarse maduro y sabio, blandiendo las dos cualidades que más iba a apreciar Fermina en aquel momento de sus vidas. • Puede decirse que es un personaje que tiene reminiscencias de don Quijote (hay algunos pasajes concretos que lo recuerdan, como el que habla de su retiro en el faro, que sería paralelo a la penitencia que se impone don Quijote en Sierra Morena, o aquel en el que, tras ser detenido por tocar el violín en el cementerio durante el toque de queda, se siente orgulloso de haber llevado grilletes por amor). Físicamente se le presenta como un hombre poco agraciado (delgado, lampiño, miope, luego calvo) que inspira lástima, pero que, por algún motivo, seduce casi sin proponérselo a cualquier mujer. La figura de Florentino tiene una base real en el padre del propio autor, con quien tiene algunas coincidencias (entre ellas la de haber sufrido contrariedades de amor luego superadas : su padre era telegrafista y su abuelo materno se opuso a la relación con su madre, llevándosela de viaje para que lo olvidara, aunque al final tuvo que ceder) • El doctor Juvenal Urbino es la antítesis de Florentino: frente a la vida alocada del enamorado, a su aspecto lastimoso, a su insignificancia y a sus orígenes bastardos, Juvenal es un hombre que ama el orden y la rutina, es atractivo, tiene prestigio profesional y pertenece a una familia rica e ilustre de la ciudad. Pero también se insiste en los paralelismos: ambos luchan contra la muerte (Florentino en un plano individual, para preservar su amor, y Juvenal en el ámbito público, como médico empeñado en erradicar el cólera con sus medidas de higiene), ambos son grandes lectores y, sobre todo, ambos pierden la inocencia al conocer a Fermina (en un guiño al lector, el autor repite una frase muy parecida, con una secuencia de diferencia, cuando se resume cómo había sido la vida amorosa de ambos antes de conocerla); son, se dice en la secuencia cuarta, cuando los dos personajes se encuentran en una ocasión, “dos animales de yunta uncidos al mismo yugo”. • Cumple con el modelo de los personajes de García Márquez, que suelen tener una fe ciega en el orden y mantenimiento de costumbres y hábitos hasta sus últimas consecuencias, para no dejarse ganar por la muerte antes de tiempo, como demuestra el doctor visitando a pie a sus pacientes, así como con su intención de jubilarse mientras seguía cumpliendo, día a día, un detallado plan de actividades. Para él, el cólera era como una venganza por la muerte de su padre, por eso se propuso luchar contra él y eliminar las epidemias, lo que le convirtió en un grande de la ciudad, y tal vez supuso un punto más en su hoja de méritos a la hora de optar al amor de Fermina. Fue precisamente el cólera, o la amenaza en forma de síntomas en Fermina, lo que le permitió conocer a una mujer de un poder extraordinario. Resulta curioso el juego de contrarios que se llega a producir entre los dos hombres alrededor de los cuales iba a girar la existencia de Fermina Daza. • Florentino Ariza es aceptado por ella y rechazado por el padre, al tiempo que el final de la niñez de Fermina termina también con él, o con sus esperanzas; Juvenal Urbino, en cambio, es aceptado por el padre (que ve en él un modelo marital siempre deseado para su hija) y rechazado en principio por Fermina, muestra unas intenciones más directas que Florentino (es un hombre de acción y no un soñador o un hombre contemplativo), y son menores en él los accesos de romanticismo trasnochado, aunque perseverará en la locura de amor por Fermina con serenatas de piano, o con visitas médicas sin requerimiento alguno. Juvenal es una persona que ha optado en la vida por la estabilidad y la comodidad, y así se lo dice a Fermina cuando esta, en una de sus riñas matrimoniales, le pregunta qué ha sido de la felicidad de la pareja. El orden que reina en su vida solo se altera cuando sucumbe a la pasión que le inspira Bárbara Lynch, único caso en el que fue infiel a Fermina. • A pesar de la pasión , el doctor tenía un miedo atroz al escándalo, y pasaría grandes penalidades entre los anhelos de gozar los encantos de su amante, y el terror que le provocaba este torrente por el que se estaba viendo arrastrado. Por primera vez, en un proceso con el que la vida le hermanó aún más con Florentino, Juvenal Urbino tuvo la oportunidad de sufrir en sus carnes, en su sangre y en su alma, las dentelladas de una pasión imposible de frenar, las mismas andanadas que Florentino había sentido siempre con respecto a Fermina. Después llegaría el arrepentimiento, hasta darse cuenta que la verdadera felicidad residía junto a la única mujer que había sido capaz de cuidarlo, aunque no se hubieran querido del todo, y comprobando que en esa vejez presentida y temida radicaba el amor de ambos. Frente a esa pasión, el amor que le profesa a su esposa está hecho de afecto, de ternura y de costumbre. • De los tres personajes protagonistas, el más complejo es el de Fermina Daza: quizás porque se encuentra en un punto intermedio entre las personalidades opuestas que hemos descrito, su vida transcurre en una constante lucha consigo misma, y en más de un punto de la novela se dice que no sabe explicarse el porqué de sus propios actos. Aunque la interpretación más sencilla es que elige al doctor Urbino porque este le proporciona seguridad, en ningún momento se dice que esto sea así; no es, desde luego, una mera opción interesada; a su manera, ama a Juvenal, y hay sentimientos de fondo que, al parecer, tienen su origen en la prematura pérdida de su madre y en las complicadas relaciones con su padre: así, se habla frecuentemente de su tendencia a la rabia (es tan consustancial a ella que cuando muere el marido se dice que fue la cólera la que le infundió valor para enfrentarse a la soledad), y del sentimiento de culpa que la acosa a veces y que no puede soportar. • Hay un pasaje entero, en la secuencia tercera, cuando está siendo cortejada por el doctor, en el que se insiste en su radical soledad. Es una mujer muy realista (con los pies en la tierra), pero también apasionada. Por eso, aunque cree estar segura de haber hecho bien en rechazar a Florentino, no consigue olvidarlo nunca, y de vez en cuando le asalta el sentimiento de culpa por lo que le hizo a ese “pobre hombre”; y por eso, aunque cree estar convencida de que el único amor posible es el que ha vivido con su marido, no puede evitar un sentimiento de frustración por la pérdida que esa relación ha supuesto de su propia identidad. Aparte de su belleza, son su gracia natural y su determinación lo que enamora a sus dos pretendientes. Ese don es también el que le permite encajar con toda facilidad, a pesar de sus orígenes plebeyos, en el refinado mundo social de los Urbino (hasta el punto de que acaba convirtiéndose ella misma en una referencia para esa clase social). • Mostrará su verdadero carácter a medida que vaya acercándose a la vejez, pero como todos los personajes femeninos de García Márquez, toma el hogar como un territorio acotado, una posesión tras la que reside la verdadera fuerza de estas matriarcas, que son quienes a la hora de la verdad llevan el peso narrativo de las novelas del colombiano. Como no podía ser menos, Fermina Daza cumple uno de los tópicos de los personajes de García Márquez, tener una cualidad física absolutamente especial y muy desarrollada, el olfato, lo que en su caso le serviría para descubrir la única infidelidad de su marido. • Entre los muchos ejemplos que demuestran su determinación, podemos señalar la negativa a comer berenjenas, por obligación primero de su padre y después de su suegra ( en una cena de gala las comerá sin saber y desde ese día las cocinará de todas las maneras) , la discusión conyugal , que casi le cuesta su matrimonio, acerca de si había o no jabón en el baño, la reacción que tiene ante su hija cuando esta intenta impedirle que siga viendo a Florentino: ella aún no está tan interesada, pero no soporta que gobiernen su vida y prefiere romper con su propia hija antes que dejarse llevar por sus escrúpulos . Cambia de opinión cuando la vejez ya clava sus dientes en ella, y el espíritu joven del antiguo novio le trae aires frescos, la posibilidad de creer que con él engañará a la muerte siendo de nuevo una niña, de casi ochenta años, sí, pero niña al fin y al cabo. • Estos tres personajes conforman los tres vértices de un triángulo amoroso y la trama de la novela se construye sobre la base de las relaciones entre esos tres vértices, pero se distingue de otras historias amorosas por el carácter extraordinario del triángulo, ya que durante la mayor parte de la historia dicho triángulo no existe para los protagonistas. El único para quien el triángulo será algo presente y vivo durante toda la novela es Florentino. El doctor Juvenal casi ni sabe de la existencia de Florentino y cuando Hildebranda le comenta las relaciones que habían existido entre Florentino y Fermina, el doctor ignora estos comentarios. Por su parte Fermina se olvida o parece olvidarse de Florentino durante cincuenta años. Mientras vive el esposo, Florentino es para ella una mera sombra, algo sin cuerpo, sin sustancia. Al morirse el esposo, este se convierte en espectro, en presencia imaginaria, mientras que Florentino, por primera vez en unos cincuenta años , se incorpora como presencia corpórea y real a la vida de Fermina. • Un rasgo común que mantienen entre sí estos tres personajes, además de sus sentimientos y el triángulo amoroso que conforman y que da sentido a la novela, tiene que ver con los viajes que realizan en determinados momentos, parece como si necesitaran salir de Barranquilla para “hacerse” como personas, para ir puliéndose narrativamente ante los ojos del lector: Fermina Daza: realiza un viaje punitivo, el viaje del olvido, como un castigo decretado por su padre, y regresará convertida en mujer presta para encarar el amor con supuesta madurez. Posteriormente hará nuevos viajes para encontrar y reencontrar el amor, o tratar de olvidar un desengaño. El último viaje por el río supone su madurez como mujer y como amante. • Juvenal Urbino: busca la ciencia en Europa,(estudia Medicina en París y se especializa en enfermedades contagiosas) vuelve preso de la añoranza para conseguir la fama siguiendo los pasos del padre en la lucha contra el cólera, por lo que presumirá siempre de cosmopolitismo. Acompañará a Fermina en otros viajes para resucitar su amor, y tendrá que ir a buscarla para que le perdone su infidelidad con Bárbara Lynch. Florentino Ariza: parte por consejo maternal para curarse del rechazo de Fermina, y vuelve con la vida rápidamente cambiada, y con la resolución, quizá, de luchar en silencio por ese amor, por no darle la satisfacción a Fermina de saberle vencido. También para complacerse en el dolor de la pérdida, no para sufrirlo, sino para gozarlo en una especie de autoinmolación. Al final, logra su objetivo en otro viaje por el río mucho más satisfactorio. • Junto a estos personajes aparecen otros muchos que, como decíamos, configuran todo un panorama social. Podemos destacar, además de algunas de las más insignes amantes de Florentino (como la viuda de Nazaret, Olimpia Zuleta, Sara Noriega, Ausencia Santander , Prudencia Pitre, América Vicuña ), a Lotario Thugut, el iniciador del protagonista en la profesión de telegrafista, en la música, y en la devoción por las “pájaras” nocturnas. • O a Tránsito Ariza, la devota madre de Florentino, que ejerce con disimulo la denostada profesión de prestamista y que acaba sus días con demencia senil. O a León XII, que finalmente adopta a su sobrino como heredero una vez que comprueba su eficacia profesional. O a la tía Escolástica, fiel consejera de Fermina que sufre un destino fatal al conocer el padre su colaboración en los amores de la chica. O Leona Cassiani, de la que se dice, en cierto sentido, que fue para Florentino la verdadera mujer de su vida. Y así otros muchos personajes que no quedan en mera decoración de fondo sino que contribuyen a la historia y a los que llegamos a conocer con más o menos profundidad: Jeremiah de Saint-Amour, Barbara Lynch, doña Blanca, Lorenzo Daza , el capitán Diego Samaritano,…