El periodismo en Cuba: La Revolución (Cap. 1) Prensa sin censura Juan Marrero Telemundo y Radio Progreso son los primeros medios de comunicación que informan al pueblo sobre la fuga del tirano Batista en la madrugada del Primero de Enero de 1959. De inmediato, bien temprano en la mañana, desde la Radio Rebelde, a la cual se encadenan algunas emisoras del país, Fidel Castro dirige una alocución al pueblo donde llama a frustrar las maniobras de Estados Unidos y la reacción nacional dirigidas a integrar un gobierno que cierre el paso a las fuerzas revolucionarias ¡Revolución si!, “Golpe militar, no!, es el grito del líder de la Revolución, a la vez que llama a las fuerzas rebeldes a no cesar el fuego y a todo el pueblo a prepararse para una huelga general. Fidel lee la alocución en Palma Soriano ante un micrófono que sostiene en sus manos el capitán rebelde Jorge Enrique Mendoza, locutor de la emisora Radio Rebelde, fundada a principios de 1958 en la Sierra Maestra. Con excepción de los diarios Tiempo en Cuba, Ataja, Mañana y Alerta, que estuvieron dirigidos por personeros de la dictadura, y las emisoras Circuito Nacional Cubano y sus 12 emisoras nacionales, en las que el dictador Batista poseía el 98 % de las acciones y eran operadas por testaferros de él, el resto de los medios tradicionales continuaron publicándose normalmente. El dueño y director de Alerta era el muy reconocido periodista Ramón Vasconcelos, pero cuyas ambiciones personales lo llevaron a ser ministro de Comunicaciones de la dictadura de Batista y desde ese cargo firmó muchas de las resoluciones que implantaron la censura de prensa; el director de Tiempo en Cuba era Rolando Masferrer, un criminal que organizó las bandas paramilitares “Tigres de Masferrer” que sembraron el terror en las provincias orientales en los días de la lucha insurreccional; y el director de Ataja, Alberto Salas Amaro, un politiquero de marca mayor, quien llegó a ser secretario personal de Batista, y su periódico, al igual que el de Masferrer, tenía una marcada línea sensacionalista, es decir un líbelo que todo el pueblo repudiaba por sus frecuentes mentiras y manipulaciones. Dueño de Mañana y también de Radio Aeropuerto Internacional era José López Vilaboy, un empresario servidor de la dictadura y quien era uno de los principales accionistas de Cubana de Aviación, compañía desde la cual desarrollaba una notoria actividad de contrabando. Únicamente el periódico Tiempo en Cuba, situado en la calle San José número 366, conoció la indignación del pueblo cubano el Primero de Enero. Fue como si una carga explosiva de odio y asco, acumulada a lo largo de siete años de insultos y vejaciones, se lanzara contra ese libelo, órgano del pandillismo, instigador de la violencia terrorista y que envileció la letra de molde como no lo había hecho otro periódico en Cuba. El pueblo necesitó hacer justicia destruyendo esa sentina que dirigía el criminal Masferrer, quien pudo huir de Cuba y recibió refugio en Estados Unidos. El resto de los medios de comunicación (radio, televisión y prensa escrita) sobrevive a la gran sacudida social que significa el triunfo de la Revolución. Todos disfrutan a partir de ese día de absoluta libertad de prensa tras siete años de férrea censura. En el caso de Circuito Nacional Cubano fue intervenida por Armando León Acosta y Francisco Vilalta, del Movimiento 26 de Julio, y sus transmisores se pasaron a Radio Rebelde, emisora que dirigió entonces Vilma Espín. El domingo 3 de enero, estando en Holguín, Fidel Castro hizo llegar un mensaje a los periódicos donde pedía a los trabajadores gráficos, al Colegio de Periodistas y a los repartidores que reanudasen la publicación de los diarios, que dejaron de salir al sumarse a la huelga general revolucionaria. “Puedo asegurar al pueblo que los mayores peligros han sido superados y que nadie podrá impedir el triunfo total y absoluto de nuestro heroico pueblo”, expresó el líder de la revolución. A su vez, el comandante Camilo Cienfuegos al entregar el mensaje de Fidel, dijo: “Constituye para mi un extraordinario honor que por mi conducto nuestro Comandante en Jefe haya brindado todas las facilidades necesarias para que el periodismo cubano y los trabajadores de ese sector se reintegren a sus labores de informar y orientar a la opinión pública, y que puedan ejercer libremente su profesión, cesando de una vez y para siempre la odiosa y humillante censura a la que estaba sometida la prensa durante la sanguinaria dictadura aplastada por el triunfo de las armas rebeldes”. En la Plaza de Camagüey, el 4 de enero, Fidel habla al pueblo sobre la libertad de prensa: “Cuando un gobernante actúa honradamente, cuando un gobernante está inspirado en buenas intenciones, no tiene por qué temer a ninguna libertad. Si un gobierno no roba, si un gobierno no asesina, si un gobierno no traiciona a su pueblo, no tiene por qué temer a la libertad de prensa”. Ese mismo día el reportero Manuel de J. Zamora, de El Mundo, entrevista a Camilo cerca de Madruga, y el jefe guerrillero le dice: “Estamos muy cansados, pues hace días que no dormimos ni tampoco comemos. Pero tratándose de la prensa que también ha sufrido los zarpazos de Batista, aquí estamos a su disposición. Ya ustedes no tendrán mordaza. Cuba es libre”. En los días siguientes periódicos como El Mundo y El País publicaron editoriales de saludo a la decisión de que la prensa hubiese recobrado su libertad, a la vez que contaban algunas historias sobre la manera despiadada en que Batista les aplicó la censura. Algo bien curioso: Del 3 al 13 de enero de 1959 vieron la luz dos ediciones diferentes del periódico Revolución, una en Santiago de Cuba y otra en La Habana, tenían contenidos y forma diferentes. Ambos se identificaban como órgano del Movimiento 26 de Julio. En una u otra ocasión, durante esos días, apareció el nombre de un mismo director. Los que trabajaron en Santiago de Cuba pensaban que estaban haciendo el periódico Sierra Maestra, nacido en la clandestinidad en 1957. No les faltaban razones porque, efectivamente, aquel día lo que confeccionaron fue el periódico Sierra Maestra. Pero ocurrió que, en horas de la madrugada, cuando ya la edición estaba lista y a punto de impresión, llegó Carlos Franqui a la redacción, y dispuso cambiar el nombre de Sierra Maestra por el de Revolución. Tal hecho quedó demostrado en una investigación efectuada por dos profesores de la Facultad de Periodismo de la Universidad de Oriente. A la vez, en La Habana, apareció también el periódico Revolución, que en la clandestinidad se había editado 18 veces. Dirigido inicialmente por Eduardo Héctor Alonso y días después por Ricardo Cardet se confeccionó en la redacción y talleres del periódico Alerta, en Carlos III (hoy Avenida Salvador Allende) y Marqués González. Poco después Revolución se instaló en el edificio construido por Sergio Carbó para el diario vespertino Prensa Libre, en la actual Plaza de la Revolución, donde hoy se encuentra Granma. También el periódico Hoy, órgano del Partido Socialista Popular, clausurado por el régimen de Batista después de los sucesos del 26 de Julio de 1953, reapareció en la capital de la antigua provincia de Oriente, donde acababan de entrar Fidel y las columnas del Ejército Rebelde. Hoy comienza a editarse en una imprenta con fachada de privada en Santiago de Cuba, pero que era del Partido, luego que el dirigente comunista Carlos Rafael Rodríguez da instrucciones, desde la Sierra Maestra, a Luis Más Martín para que emprendiera tal tarea. De igual modo, en Holguín, en la imprenta del periódico Norte, se hizo una edición del periódico Hoy durante los primeros días de enero de 1959. Casi dos semanas el periódico Hoy se editó en Santiago de Cuba, en tiradas diarias de entre 3 y 5 mil ejemplares. El Hoy comienza a editarse después en La Habana, en el propio mes de enero. Algo también curioso y poco divulgado: Un grupo de residuos mujalistas que en el mes de enero permanecían aún en la CTC, alentados por el intrigante de la CIA Jules Dubois, estuvieron levantando nuevamente la consigna de ocupar los talleres del periódico Hoy, utilizando un burdo pretexto, lo que originó que el inolvidable Comandante Camilo Cienfuegos, como muestra de la calidad del nuevo poder revolucionario, enviara un pelotón de miembros del Ejército Rebelde a proteger el periódico y una severa advertencia a los intrigantes de que “el periódico Hoy es intocable”. (Esto lo contó Raúl Castro en un mensaje de saludo al periódico en ocasión de su vigésimoquinto aniversario). Otros medios nacieron en esos primeros días de enero, entre ellos Cienfuegos Libre que se edita en lugar de El Comercio, cuyos dueños abandonaron el país. El periodista Roberto González Quesada fue el director de Cienfuegos Libre, cuyo primer número salió el 5 de enero. Dos días después, al pasar la Caravana de la Libertad por la Perla del Sur, Fidel dirigió un mensaje de saludo a los periodistas y obreros gráficos por haber convertido El Comercio en un periódico serio y honorable. Después, ese periódico salió con el nombre de Liberación. El 12 de enero nace otro periódico de la Revolución: Adelante, en Camagüey, Días antes, el 6 de enero, la emisora holguinera CMKO, que estuvo en el aire desde 1936, pasó a llamarse Radio Angulo, como homenaje a su dueño Manuel Angulo Farrán, quien fue asesinado por sus actividades revolucionarias en 1957 junto a otros combatientes. El 9 de enero, en una comparecencia en el programa Ante la Prensa, de CMQTV, Fidel expresa: “La libertad de prensa está restablecida. Es un derecho inalienable del pueblo. La Constitución lo establece y dentro de un régimen de libertad debe funcionar el Gobierno Provisional.” El 11 de enero, la revista Bohemia publica un número extraordinario de 208 páginas y una cifra récord de tirada: un millón de ejemplares. Se denominó la Edición de la Libertad, cuya segunda y tercera partes salieron el 18 de enero y 1 de febrero, respectivamente. En su página 17 aparece un mensaje de Fidel Castro a la revista que dice: “Mi primer saludo después de la victoria, porque fue nuestro firme baluarte. Espero que nos ayude en la paz como nos ayudó en estos largos años de lucha, porque ahora comienza nuestra tarea más difícil y dura”. El levantamiento de la censura permitió que tanto Bohemia, como otras publicaciones, sacaran a la luz sensacionales reportajes que estuvieron ocultos o guardados en cajas de seguridad. La verdad sobre los crímenes cometidos en el Moncada y el Goicuría, los sucesos ocurridos durante el levantamiento del 5 de Septiembre en Cienfuegos, revelaciones sobre las torturas y asesinatos en las estaciones de policía y cuarteles militares, fueron algunos de ellos. Los horrores de siete años de dictadura quedaron al descubierto en la prensa nacional. En los cines se proyectó el reportaje de Guayo, de NotiCuba, sobre su presencia en la Sierra Maestra en 1958. Lo anteriormente relatado fueron algunos hechos importantes ocurridos en el terreno mediático en los primeros días tras el triunfo revolucionario. Pero hay muchos más que trataremos en los próximos capítulos.