220-109836 Asunto: Dación en pago de bienes de la sociedad en liquidación inferior al previsto en los avalúos. obligatoria por valor En atención a su escrito radicado en esta entidad el día 23 de noviembre de 1999 con el No. 404.319, en el cual solicita aclaración del Oficio 220-102643 de fecha 17 del mismo mes y año, emitido por esta Oficina con ocasión de la consulta por Usted anteriormente formulada, por cuanto, a su juicio, sobrevienen dos interpretaciones diversas sobre lo allí manifestado, en el sentido de que la dación en pago de bienes por debajo de su avalúo procede siempre y cuando la autorice la junta asesora, sin importar la naturaleza de los mismos o si se encuentran soportando riesgos o amenazas de deterioro o si éste último ya acaeció, este despacho se permite hacer las siguientes consideraciones de orden legal, a efectos de absolver su solicitud: 1- Procedimiento para la enajenación de activos. Sea lo primero advertir que esta Superintendencia, atendiendo la necesidad de establecer un derrotero definido sobre el procedimiento de enajenación de activos de las sociedades que se encuentran en trámite de un proceso concursal liquidatorio, expidió la Circular Externa No. 06 de julio 9 de 1997, de cuyo texto se desprende el criterio de interpretación normativa sobre la materia, a partir, tanto de la naturaleza de los bienes como de las funciones del liquidador y de la junta asesora. Por virtud del principio de colectividad que caracteriza al proceso concursal, según el cual todos los sujetos intervinientes en él tienen participación asociada para la consecución del objetivo trazado por el legislador, es que el procedimiento de enajenación de bienes en el concurso liquidatorio constituye un acto complejo que supone la intervención de varios sujetos dentro del marco de la competencia de cada uno de ellos, condicionada a la naturaleza de los bienes. En efecto, las disposiciones legales que regulan el tema de la enajenación de activos en un concurso liquidatorio, son los artículos de la Ley 222 de 1995 que se transcriben a continuación: "ARTÍCULO 166. FUNCIONES DEL LIQUIDADOR. El liquidador tendrá la representación legal de la Entidad deudora y como tal desempeñará las funciones que adelante se le asignan, y en ejercicio de ellas deberá concluir las operaciones sociales pendientes al tiempo de la apertura del trámite y en especial las siguientes: (...) 6. Enajenar a cualquier título, los bienes consumibles del deudor, de lo cual dará inmediata información a la junta asesora. 7. Enajenar, con las restricciones aquí establecidas, los bienes del deudor. (...)" "ARTÍCULO 178. FUNCIONES (DE LA JUNTA ASESORA) La junta tendrá como atribución general la de asesorar y fiscalizar la gestión del liquidador, y en consecuencia se le atribuyen las siguientes funciones: Disponer el avalúo de los bienes que constituyen el patrimonio a liquidar, cuantas veces ello sea necesario y nombrar los peritos que deban efectuarlo, así como su remuneración. Autorizar los términos y condiciones en que deba llevarse a cabo toda enajenación de activos. Autorizar al liquidador para enajenar los bienes muebles o mercancías que se encuentren en estado de deterioro o de los cuales se tema razonablemente que lleguen a deteriorarse o perecer. Requerir al liquidador para que dé cuenta de las negociaciones realizadas sobre bienes consumibles del deudor. (...)" "ARTÍCULO 194. REGLAS DE ENAJENACIÓN. Aprobados los avalúos, el liquidador procederá directamente o por medio de una entidad especializada, a la enajenación de los activos, la cual se sujetará a las siguientes reglas: Se preferirá la enajenación en bloque, o en estado de unidad económica, Si no pudiere hacerse en tal forma, se efectuará la enajenación separada de los distintos elementos. Los bienes muebles cotizados en bolsa de valores, se llevará a cabo por el comisionista de bolsa que sea escogido por la junta asesora. La de bienes muebles no inscritos en bolsa, se realizará directamente por el liquidador, por un valor no inferior a su avalúo. La de los inmuebles, se efectuará directamente por el liquidador o por una compañía dedicada a la finca raíz, previamente aprobada por la junta asesora. (...) "ARTÍCULO 195. ENAJENACIÓN ESPECIAL. No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, cuando se trate de bienes o mercancías que se encuentren en inminente estado de deterioro o de las cuales se tema razonablemente que puedan deteriorarse o destruirse, podrá el Liquidador, previa aprobación de la junta asesora, enajenar dichos bienes, aún cuando no estén avaluados, o por una valor inferior a aquél en el que hubieren sido estimados. Justificando un ejercicio interpretativo sistemático de la normas transcritas en el hecho de que individualmente consideradas puede su aplicación resultar en excesos de facultades conferidas y por ello comprometiendo la responsabilidad tanto del liquidador como de la junta asesora, pueden colegirse las siguientes reglas generales y excepcionales: Corresponde al liquidador directamente proceder a la enajenación de TODOS los bienes de la sociedad concursada, sean estos muebles o inmuebles, independientemente de la condición en que se encuentren, salvo los cotizados en bolsa. Corresponde a la junta asesora del liquidador autorizar previamente los términos y condiciones en que deba llevarse a cabo TODA enajenación de activos. En tratándose de bienes consumibles del deudor, entendidos estos como aquellos que desaparecen o se extinguen con el primer uso, de ordinario perecederos y por ello de urgente disposición en un escenario liquidatorio, por excepción legal su enajenación no requiere de la previa autorización de la junta asesora, pero, de ello deberá darse aviso inmediato a aquélla. TODA enajenación de activos deberá realizarse por un valor no inferior a su avalúo, salvo que se trate de bienes muebles o inmuebles - o mercancías que se encuentren en inminente estado de deterioro o de las cuales se tema razonablemente que puedan deteriorarse o destruirse, en cuyo caso su enajenación podrá hacerse por un valor inferior a aquél en el que hubieren sido estimados. 2- Dación en pago y enajenación de activos por valor inferior a su avalúo. En ese orden de ideas, la figura jurídica de la dación en pago, que comporta la doble calidad de modo de extinción de obligaciones y transferencia del derecho de dominio sobre un bien mueble o inmueble, en opinión de este despacho, excepcionalmente procedería por un valor inferior a aquél en que ha sido avaluado, siempre que se cumplan los presupuestos que para el efecto prevé el artículo 195 citado, esto es, que se encuentre en inminente estado de deterioro o que razonablemente se tema que pueda deteriorarse y previa autorización de la junta asesora. Adicionalmente, y sobre este punto quiere el despacho de manera especial llamar la atención, en el sentido de que la actuación del liquidador como directo responsable de la enajenación, así como la de la junta al impartir la respectiva autorización, deberán estar precedidas de los suficientes elementos de juicio que demanden un convencimiento pleno e inequívoco en su proceder, sobre todo en lo que hace a la valoración real del estado del bien cuya dación en pago se pretende, pues si bien el concepto "deterioro" está íntimamente ligado a la naturaleza del bien, y en algunos casos depende de las condiciones de conservación, no podrá calificarse como "deteriorado" un bien inmueble con los mismos criterios con que así se califica un bien mueble. De otra parte, valga la pena poner de presente que, conforme a lo establecido en el numeral 4 del mismo artículo 166, corresponde al liquidador ejecutar todos los actos necesarios para la conservación de los activos, de suerte que si por la negligencia en que haya podido incurrir se ocasiona deterioro a los bienes que le fueron entregados, tal conducta reprochable y generadora de responsabilidad no podrá ser avalada por la junta asesora con la autorización de enajenación o dación en pago por valor inferior a su avalúo. En los anteriores términos damos respuesta a su consulta, no sin antes advertirle que el alcance del presente pronunciamiento es el contemplado en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.