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EL PAILEBOTE SANTA EULÀLIA
Àrea d’Educació i Activitats Museu Marítim de Barcelona
HISTORIA DEL SANTA EULÀLIA
El pailebote Santa Eulàlia, uno de los últimos que surcaban
el Mediterráneo hasta no hace tanto tiempo, lo construyó en 1918
en un astillero de la playa de Torrevieja (Alicante) el carpintero de
ribera Antonio Marí Aguirre quien, por encargo del armador Pascual
Flores Benavente, hizo dos barcos iguales. Uno de ellos (el Santa
Eulàlia) tomó el nombre de la hija del armador: Carmen Flores,
mientras que el otro fue bautizado con el nombre de su hijo: Pascual
Flores.
En sus primeros años el Carmen Flores se dedicó al
transporte de mercancías, especialmente cereales, madera, sal y
minerales. En 1921 hizo su primer viaje a América, desde Alicante
hasta Manzanillo y Santiago de Cuba, transportando sal y regresando
con cereales. En este viaje generó suficientes beneficios para pagar
el barco (que había tenido un precio aproximado de 40.000 pesetas),
los gastos del viaje y la marinería, y aún así sobraron seis duros de
plata. Por este motivo, y dado que era un barco muy rápido y de
grandes cualidades marineras, pronto se ganó el sobrenombre de
«El Chulo».
En 1931 o 1932 pasó a ser propiedad del armador mallorquín
Jaume Oliver quien, con el nombre de Puerto de Palma, lo utilizó
para hacer contrabando de harina entre Barcelona y las islas
Baleares,
tal y como lo confirma un acta por la cual fue decomisado.
La «Naviliera Mallorquina» lo adquirió en 1936 por 100.000
pesetas y, siguiendo la tradición de bautizar con «cala» a todos sus
barcos, pasó a llamarse Cala Sant Vicens.
Casi cuarenta años más tarde, en 1975, lo compró la empresa
«Kylon S.A.». Bajo el nombre de Sayremar I se dedicó a trabajos
de auxilio en salvamentos de buques, y a trabajos submarinos,
básicamente de reparación de estructuras y recuperación de
cargamentos de barcos hasta que en 1996 dejó de navegar.
Cuando lo adquirió el Museu Marítim de Barcelona en 1997, lo
bautizó con el nombre de Santa Eulàlia, en honor a la antigua patrona de la Ciudad. El objetivo del MMB con la adquisición fue evitar
su desguace después de 80 años de navegación, así como recuperar uno de los últimos testimonios de estos veleros que surcaban
los diferentes mares y océanos de un extremo al otro hasta no hace
tanto tiempo. El Museu Marítim quiere convertir a este barco en su
insignia y en un embajador de la ciudad y del país por todos los
mares y puertos del mundo
LOS PAILEBOTES
En el ámbito del Mediterráneo, el término pailebot se refiere a los
veleros que llevan aparejo de goleta. La goleta es un tipo de
embarcación de tonelaje medio (la capacidad de toneladas que puede
transportar), definida por su aparejo cangrejo, que consiste en dotar
a cada palo de una vela trapezoidal envergada directamente, que
se remata, en la parte superior, con una pequeña vela triangular
llamada escandalosa. Completan el aparejo algunos foques, velas
triangulares a proa. Las velas van en sentido proa-popa, a diferencia
de los aparejos cuadrados (fragatas, bergantines, etc.) que van
colocados en sentido babor-estribor.
El aparejo de goleta es de fácil maniobra, ya que se trabaja desde la
misma cubierta. Generalmente los pailebotes tenían dos o tres palos,
pero en Estados Unidos llegaron a construirse de hasta siete palos.
La palabra pailebot proviene de la corrupción del término inglés
«pilot’s boat», es decir, embarcación de pilotos (los prácticos
encargados de ubicar los barcos en el lugar
adecuado cuando arribaban a puerto), por
ser la más utilizada por los prácticos
norteamericanos dadas su ligereza y
maniobrabilidad.
Bien conocida por los marinos
mediterráneos, esta tipología de barco fue
adoptada, a finales del siglo XIX, por aquellos
armadores que buscaban naves pequeñas,
rápidas y que pudiesen tripular el mínimo
posible de hombres (de ocho a diez
marineros y en ocasiones menos) para sus
flotas. Al principio se adaptaron como pailebotes antiguos veleros
locales (bergantines, polacras, etc.), a los cuales se les cambiaba
el aparejo con tal de simplificarlo y poder reducir la tripulación, pero
más tarde ya se construyeron veleros con este aparejo.
De las atarazanas catalanas, baleares, valencianas o murcianas
salió un gran número de pailebotes, especialmente durante los años
de la Gran Guerra (aprovechando la gran demanda de naves) y los
inmediatamente posteriores. Los últimos se armaron en los años
40 del siglo XX en la isla de Mallorca. En la década de los años
treinta, con la incorporación de los motores, muchos pasaron a ser
motoveleros, con el aparejo reducido o eliminado, conservando
únicamente los palos.
Como medio de transporte económico, sobrevivieron haciendo
cabotaje, especialmente transportando mercancía baratas
(naranjas, cemento, sal, etc.) en competencia con otros medios.
Seguramente la empresa emblemática en
este campo fue la «Naviliera Mallorquina».
Hasta bien entrados los años sesenta
nuestros puertos acogían a muchos
antiguos pailebotes, ahora ya convertidos
en motoveleros, pero cuando se
convirtieron en un lastre económico para las
compañías fueron eliminados en su práctica
totalidad, normalmente quemados. De una
numerosa flota que llenaba nuestros puertos
hace algunas décadas quedan escasos
testimonios, auténticas joyas de un pasado
muy cercano y muy nuestro.
VIDA A BORDO
Ser marinero de un pailebote
La vida a bordo de estos barcos de comienzos de siglo estaba muy
diferenciada entre los que dirigían el trabajo y los que lo aplicaban
de manera efectiva. Los marineros eran los encargados de realizar
todas la maniobras necesarias a bordo para que el barco pudiera
desplegar todas sus capacidades náuticas, y lo hacían obedeciendo
las órdenes que recibían tanto del capitán como de sus ayudantes
(que en un barco de estas características no eran muy numerosos).
Una de las características de los pailebotes era la de poder realizar
las maniobras necesarias para poner y quitar las velas desde la
cubierta, no como en muchos otros veleros en los que, para izar o
plegar una vela, había que encaramarse a los palos y hacerlo
manualmente, un ejercicio muy arriesgado que provocaba gran
cantidad de accidentes (razón por la cual muchos marineros acababa
con amputaciones de miembros y, por lo tanto, teniendo que
desplazarse con una pata de palo).
Otras tareas que podían recaer en la marinería podían ser:
- la medición de la velocidad del barco, que se hacía con
instrumentos como por ejemplo la corredera de barquilla
- el cálculo de la profundidad del mar sobre el cual se
navegaba, para lo que se utilizaba una sondaleza.
- la extracción de agua que siempre se colaba en el buque;
podían pasar cuatro horas sin parar accionando las bombas
de achique
-
el desplazamiento de alguna carga pesada mediante el
cabestrante, hecho que requería la presencia de muchos
hombres de la tripulación
el baldeo (o limpieza) de la cubierta
La jornada de los marineros se dividía en guardias de cuatro horas,
alternando descansos y trabajo, siempre y cuando todo fuera bien y
no hiciera falta la presencia de toda la tripulación en un lugar
determinado.
Afortunadamente, no todo era trabajo, y en las horas de descanso
podían hacer lo que les viniera en gana, como por ejemplo leer,
manualidades (nudos, barcos de madera…), jugar a cartas, a
dados… (aunque generalmente estaba prohibido), o simplemente
dormir.
Aparte de todas estas actividades, había marineros que se especializaban
en algunas tareas específicas. Es el caso de los cocineros, que eran los
encargados de preparar las comidas para toda la tripulación, o de los
calafates, especialistas en reparar las partes del barco que se estropearan
durante la travesía.
La vida de los oficiales:
Para pilotar los barcos hasta su destino era necesaria la presencia
de personal cualificado el cual, gracias a una formación especializada en escuelas de náutica (como la de Arenys, una de las más
importantes de Cataluña), y a una experiencia demostrada a lo largo de los años, eran capaces de trasladar un velero de un extremo
al otro del océano sin más instrumentos que los que la tradición de
siglos de navegación astronómica les había puesto entre las manos.
El trabajo de los oficiales era de una importancia capital, y consistía
en tareas tales como conocer la situación de la nave en la
inmensidad del mar o en saber cómo reaccionar ante determinadas
situaciones: una tormenta, la ausencia de víveres o un motín. Hay
que tener en cuenta que conocer la posición de la embarcación en
mitad del mar y sin otra referencia que las estrellas no es tarea fácil.
Con el octante y, posteriormente, con el sextante podían determinar
la latitud, y con el cronómetro determinaban la longitud, las dos
variables para posicionarse sobre la carta náutica..
Un error en el cálculo de la posición podía significar la diferencia
entre llegar al puerto sin problemas, o hacer naufragar el barco. Del
mismo modo, los oficiales debían tener un conocimiento absoluto
de la navegación, no únicamente astronómica, sino también de las
características de los vientos en diferentes zonas geográficas, con
tal de reaccionar de manera adecuada ante cualquier circunstancia
imprevista, como por ejemplo un cambio de viento, una ola de través
o un huracán.
Una vez llegados a destino, estos navegantes se convertían en
comerciantes encargados de vender las mercancías que llevaban
a bordo al mejor precio.
Por lo tanto, el capitán representaba la autoridad a bordo, y tenía
que hacerse valer y respetar ante los tripulantes del barco. A veces
tenía que hacerlo a la fuerza, imponiendo una disciplina que,
especialmente en los barcos de guerra, era muy rígida.
La vida profesional de los oficiales estaba totalmente diferenciada y
separada de la de los integrantes del resto de la tripulación y solo se
relacionaban con la marinería para dar las órdenes necesarias de
navegación. El trato humano era prácticamente inexistente, al menos
esta era la costumbre más habitual, aunque siempre había lógicas
excepciones.
DESCUBRIMIENTO
EULÀLIA
DEL
SANTA
Estás a punto de descubrir el interior del pailebot Santa Eulàlia
Este barco, que fue construido en 1918, sufrió diversas transformaciones al cabo de su vida con tal de adaptarlo a las tareas que debía realizar
y a las innovaciones náuticas de cada momento. Cuando el Museu Marítim
lo adquirió quiso devolverle su aspecto original
Por lo tanto, se volvieron a instalar los palos, que había perdido en una de
las remodelaciones, y se intentó que todos los elementos que quedaban a
la vista tuvieran la apariencia adecuada a la época de la construcción del
buque.
Pero, evidentemente, un barco que navega en el siglo XXI no puede hacerlo
de la misma manera que se hacía en el siglo XIX o a principios del XX, entre
otras cosas porque por motivos de seguridad la ley no lo permite. Poco a
poco iremos descubriendo qué es originario de un pailebote antiguo y qué
se ha incorporado con tal de facilitar la navegación y la vida a la tripulación.
Entu itinerario por la cubierta del pailebot fíjate en diferentes cosas:
1/ Los palos
Este pailebote tiene tres palos. El que queda situado más cerca de
la proa (la parte delantera del barco) se llama TRINQUETE, el del medio es
el palo MAYOR y el situado cerca de la popa (la parte trasera) es el de
MESANA. También podría haber tenido dos, hecho muy habitual en los
pailebotes del Mediterráneo, si bien en Estados Unidos se construían de
hasta siete palos.
2/ Las velas
Si están izadas, fíjate en el tipo de velas que lleva. Los pailebotes
llevan velas trapezoidales, llamadas cangrejas, y encima otras más pequeñas y de forma triangular llamadas escandalosas, que en el pailebote Santa
Eulàlia no se izan nunca. En la parte de la proa verás que tiene otro tipo de
velas triangulares llamadas foques.
Estas velas, como los cabos (que es como en los barcos se llama
siempre a las cuerdas) son sintéticas porque pesan menos, son más fuertes, son impermeables… y ofrecen muchas más ventajas en la navegación.
Pero antiguamente eran de «colonia», una mezcla de algodón y cáñamo.
Los cabos también eran de cáñamo.
3/ Cocina
En el centro de la cubierta verás la caseta de la cocina. Antiguamente estaba emplazada en el mismo lugar y era muy parecida aunque, como
actualmente el barco dispone de electricidad, la nueva se ha equipado con
los electrodomésticos habituales en una cocina: nevera, microondas, etc.
para facilitar la vida a bordo de la tripulación.
4/ El bote
Todos los veleros solían llevar uno o más botes como el que podrás ver a
babor (el lado izquierdo del barco mirando de popa hacia proa). Más que un
bote salvavidas era, especialmente, una barca que les servía para desplazarse
hasta la playa y el puerto cuando dejaban el barco anclado mar adentro,
bien porque no había calado suficiente para acercarse a la costa, o por
cualquier otro motivo. Este bote, en concreto, fue un regalo que los carpinteros
de ribera encargados de la restauración del Santa Eulàlia quisieron hacer
para el pailebote
5/ La bomba de achique
A todos los veleros de madera se les filtra agua en las bodegas.
Antaño los marineros tenían que pasar muchas horas al día bombeándola
manualmente, con unas bombas de achique (de desagüe) que podrás ver
en la cubierta (si no las encuentras, pregunta a alguno de los marineros).
Actualmente el pailebote lleva una bomba hidráulica y esta función
se hace mecánicamente, tan solo hay que apretar un botón.
6/ El molinete
El molinete es una máquina que se utiliza para recoger la cadena del ancla.
Antaño, los molinetes se accionaban a mano (y tengamos en cuenta que
solo el ancla pesa más de 300 Kg. y la cadena que lo sujeta entre 300 y 800
más). Evidentemente, este molinete, que tiene el aspecto de uno antiguo,
se acciona mecánicamente. El molinete también se utiliza para todas
aquellas operaciones que requieren mucha fuerza.
7/ El timón
En la popa te resultará muy fácil reconocer el timón, que es idéntico
al original. Las diferencias son de tipo mecánico y no son visibles.
8/ La cubierta
La cubierta de un barco siempre tiene que estar muy limpia y ordenada y por este motivo los marineros también pasaban horas baldeándola. La
razón es muy sencilla, había que evitar al máximo cualquier riesgo de tropezar o de resbalar, riesgo que aumentaba con mala mar, y especialmente
con tormenta, porque era fácil que por culpa de una caída el marinero acabara en el agua, hecho que suponía una muerte segura.
Actualmente, tal y como se hacía antaño, está pintada con una mezcla
de pintura y arena que consigue que sea menos resbaladiza.
En tu itinerario por el espaciointerior del pailebote y entrando por la proa,
fíjate en diferentes cosas:
9/ El baño
En la proa, al lado de la cabina para dormir, hay un baño, toda una
novedad de nuestro tiempo, porque en los veleros no había ni tazas, ni
duchas ni sanitarios de ningún tipo. Para hacer sus necesidades los marineros iban a la popa del barco y se asomaban, agarrándose a los cabos,
sobre el mar.
La limpieza del cuerpo la hacían con un cubo de agua que utilizaban
con mesura, ya que el agua dulce era un bien muy escaso en un barco.
Evidentemente, no se ha querido hacer pasar a la tripulación del
pailebote del Museu por estas incomodidades.
10/ Les cabinas de dormir
Tanto en la proa como en la popa del Santa Eulàlia verás que hay
unos espacios habilitados con literas para dormir.
Tradicionalmente los oficiales duermen en la popa del barco mientras que la
marinería lo hace en la proa. En un pailebote como este había una tripulación
de entre 8 y 12 hombres. Como verás, no hay camas para todos, porque
utilizaban el sistema llamado «de cama caliente». Esto quiere decir que los
marineros no tenían una litera fija y exclusiva para ellos, sino que se ponían
a dormir en la cama que justamente liberaba el marinero que debía levantarse
para hacer la guardia.
11/ La bodega
La parte central del buque estaba ocupada por la bodega, que era
donde se ubicaba la carga que se transportaba de un puerto a otro. Verás
una serie de objetos (desde cabos hasta pinturas) que se utilizan para el
mantenimiento del pailebote
12/ El motor
13/ Instrumentos de navegación
En sus orígenes este pailebote no llevaba motor y únicamente se
propulsaba a vela. Actualmente esto está prohibido por ley, que obliga a
navegar con motor en la entrada y la salida del puerto. El motor sirve,
también, para poder navegar con independencia del viento y esto, por motivos de seguridad, es muy importante. Para ubicar el motor se ha sacrificado parte de la bodega del barco.
En la zona de popa, que es la del capitán, tal vez veas una serie de
instrumentos de navegación, como el radar, el GPS, la mesa para extender
las cartas náuticas… Si no los ves es porque están escondidos, porque
antes los veleros no llevaban estos instrumentos, sino otros más rudimentarios como un sextante, un octante, una corredera de barquilla, etc. y se
ha intentado disimular al máximo su presencia.
PALOS
Trinquete
Mayor
VELAS
Mesana
Mastelerillo
Mastelero
Bauprés
Macho
antena
botavara
NOMENCLATURA
Características del pailebote Santa Eulàlia
Eslora máxima (distancia que hay entre los dos extremos) 47 m.
Manga (anchura máxima): 8’5 m.
Palo de mesana
Puntal (atura del casco): 3’5 m.
Calado máximo (profundidad bajo el aigua): 4,2 m.
Palo mayor
Palo del trinquete
Vela escandalosa
Cruceta
Proa
popa
Antena
Botavara
Baurprés
Buque
Vela cangreja
Foque
VOCABULARIO
APAREJO: Conjunto formado por las velas, palos, perchas y jarcias de un
barco. De forma genérica se utiliza para determinar las características de
un barco. Ejemplo: barco con aparejo de fragata, de bergantín-goleta…
MAYOR: Palo o árbol vertical situado en el centro de un velero. En los
veleros de dos palos está situado hacia el lado de popa, y puede hacer la
función del de mesana.
ARBOLADURA: El conjunto de palos y vergas de un barco de vela.
MESANA: Palo o árbol vertical situado en la parte de popa de un velero de
tres árboles o más.
ÁRBOL o PALO: Cada uno de los palos fijados en un barco de vela,
perpendicularmente a la quilla, destinado al sostén de las vergas y las velas.
BABOR: Lado izquierdo de un barco mirándolo de popa a proa
BAUPRÉS: Palo inclinado que sale de la proa del barco. Se fijan los estays
en los que se ligan los foques.
BOTAVARA: Percha fijada por uno de los extremos al palo, enverga una
vela cangreja.
BUQUE: Cuerpo de un barco, exceptuando los mástiles y las jarcias.
COFA: En los barcos de vela, plataforma situada en la unión de los palos
machos y los masteleros. Desde esta plataforma se hacían las maniobras
de las velas altas. La cofa recibe el nombre del palo al cual pertenece: Ej:
cofa de trinquete…
CRUCETA: Unión de dos palos. Perfiles de madera que cruzan los palos en
sentido babor-estribor. Se diferencia de la cofa porque es más pequeña.
JARCIA: Conjunto de todos los cabos que, con diferentes aplicaciones y de
distintos diámetros, se utilizan a bordo de un barco
ESTRIBOR: Lado derecho de un barco mirándolo desde popa a proa.
PICO o ANTENA (de una cangreja): Percha a la cual se enverga el lado
superior de una vela cangreja.
POPA: Parte posterior del buque de un barco.
PROA: Parte delantera del buque de un barco.
TRINQUETE: Palo o árbol vertical situado en la parte de proa de un velero.
VELAMEN: Conjunto de todas las velas de un barco.
VELA: Pieza o conjunto de piezas de lona o de tela fuerte que se fija a las
perchas y a los estays para recibir el viento y de esta manera poner en
marcha el barco.
• Velas redondas o cuadradas: velas cuadradas o rectangulares fijadas a las vergas que cruzan los árboles o palos de un barco.
• Vela cangreja: tiene forma trapezoidal y es más ancha abajo que
arriba; se fija al palo, al pico o antena y a la botavara
• Vela escandalosa: vela triangular (de cuchillo) izada entre el
mastelero y el pico o antena de la cangreja
• Velas foques: velas triangulares (de cuchillo) izadas entre el palo
de proa (trinquete) y el bauprés, en los estays y nervios
• Velas de estay: velas triangulares (de cuchillo) izadas en los estays
de los masteleros.
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