pdf Huellas de la "modernidad" en la narrativa argentina

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HUELLAS DE LA «MODERNIDAD» EN LA NARRATIVA
ARGENTINA CONTEMPORÁNEA
María BERMÚDEZ MARTÍNEZ
Universidad de Oviedo
El suplemento cultural Babelia del 9 de febrero de 2002, bajo el título genérico «Los
argentinos», proponía un acercamiento a algunos nombres relevantes de las letras argentinas
contemporáneas: Juan José Saer, Ricardo Piglia y Rodolfo Enrique Fogwill como exponentes de
la «vitalidad» de la «literatura rioplatense» «frente a la crisis». Junto a los autores citados,
también un poeta, Arturo Carrera y, analizando la incidencia de la situación argentina en la
política del libro, las agudas reflexiones de otro narrador, César Aira*1. Con estos nombres se
ofrece un panorama de la escritura argentina actual que remite, en lo que nos ocupa, a cuatro
exponentes no casuales de la narrativa argentina de los últimos tiempos.
La publicación se inscribe —más allá de lo oportuno de su aparición— en una feliz y
largamente esperada maniobra editorial de aproximación, iniciada en los últimos años, hacia
una escritura, la argentina contemporánea, tan olvidada durante décadas en nuestro país. Dos
páginas se ocupan de la escritura de Juan José Saer —con motivo de la próxima publicación en
nuestro país de La pesquisa, Las nubes y Lugar2— , y en otra página, dos reseñas analizan,
respectivamente, la escritura de Fogwill en una nueva novela que también ha sido publicada en
los últimos meses en España (En otro orden de cosas3) y la de Ricardo Piglia en su recientemen­
te aparecido en nuestro país Nombre Falso4.
No deja de «sorprender» — al margen de cualquier criterio cuantitativo— la importancia
otorgada en la publicación a la escritura saeriana, si bien Juan José Saer no era ni un «descono­
E s te tr a b a jo fo r m a p a r te d e u n p r o y e c to d e in v e s tig a c ió n p o s td o c to r a l s u b v e n c io n a d o p o r la C o n s e je r ía d e
E d u c a c ió n y C u ltu r a d e l P r in c i p a d o d e A s tu ria s d e n tro d e l P la n I n v e s tig a c ió n , D e s a r r o llo T e c n o ló g ic o e I n n o v a c ió n
( I + D + I) d e A s tu ria s 2 0 0 0 -2 0 0 1 .
1
Babelia , El País
[M a d rid ], s á b a d o 9 d e fe b re ro d e 2 0 0 2 , n° 5 3 3 ; s o b r e S a e r: O c ta v i M a r tí, « J u a n J o s é S a e r ‘H a y
ta n to s r e a lis m o s c o m o é p o c a s y ta n ta s re a lid a d e s c o m o p e r s o n a s ’» , p á g . 2 ; y E d g a r d o D o b ry , « P e s q u is a s m a g is tr a le s d e
S a e r» , p á g . 3 ; s o b r e F o g w ill: I g n a c io E c h e v a r r ía , « C a y e n d o h a c ia e l f u tu r o » , p á g . 4 ; y s o b r e P ig lia : J a v ie r A p a r ic io
M a y d e u , « M a n ip u l a d o r d e p ro p io s y a je n o s » , p á g . 4 . E d g a rd o D o b ry , « A r tu r o C a r r e r a ‘E s c r ib o d e s d e la v id a , le jo s d e
la s n u b e s ’» , p á g . 10. C é s a r A ira , « L o s p o e ta s d e l 31 d e d ic ie m b r e d e 2 0 0 1 » , p á g . 2 4 .
2
L a s tre s e d ita d a s p o r M u c h n ik , B a r c e lo n a , 2 0 0 2 .
3
F o g w ill,
4
R ic a r d o P ig lia ,
En otro orden de cosas, B a r c e lo n a , M o n d a d o r i, 2 0 0 1 .
Nombre falso, B a r c e lo n a , A n a g r a m a , 2 0 0 2 .
MARÍA BERMÚDEZ MARTÍNEZ
430
cido» para el público español ni un inédito en nuestro país. En los años 1974 y 1975 respectiva­
mente, la editorial Planeta publicó El limonero real y La mayor, dos obras que en aquel
momento pasaron prácticamente desapercibidas. Más tarde, en 1986, la editorial Destino publi­
caba Glosa. Con La ocasión, el escritor ganaba el premio Nadal en 1987 y, al año siguiente, la
misma editorial Destino publicaba El entenado. Pese a ello, la obra saeriana sigue siendo
prácticamente desconocida para el lector español que, a excepción de los títulos citados, no
pudo ver continuada, hasta hoy, la edición de sus obras en nuestro país. Salvo en ciertos medios
críticos, Juan José Saer es, paradójicamente si tenemos en cuenta los datos apuntados y la
recepción de su obra en Argentina y Francia (donde reside desde 1968), un perfecto desconoci­
do para el lector español.
Otro, aunque no muy diferente, es el caso de Ricardo Piglia. Hasta hoy y en los últimos tres
años, se han editado en España Prisión perpetua, Plata Quemada, Formas breves, Respiración
artificial, los ensayos de Crítica y ficción y Nombre falso5. Revelador es el titular que Ana Ñuño
le dedica en Quimera, con motivo de una entrevista al autor: «¡Por fin, Piglia!», donde anuncia
que «tendremos el honor de leer en febrero» la novela Respiración artificial, publicada en
Buenos Aires en 1980, «con un ligero retraso — matiza Ñuño— de veintiún años»6.
Con respecto a Fogwill hay que señalar que su dedicación a la literatura es tardía: sus
primeros libros de relatos publicados datan de la década del ochenta (Mis muertos punk
— 1980— , Música Japonesa — 1982—) así como su primera novela, Los Pichiciegos, publicada
en 1983. El relato «Muchacha punk», premiado en 1980, hace que emprenda, según el propio
autor, «una trama de malentendidos y desgracias» que lo convertirá en escritor. Si a Fogwill nos
referimos en el marco de esa llamada de atención que en los últimos años se ha dirigido hacia la
escritura argentina, podemos decir que, pese a la publicación, en 1998, de Cantos de marineros
en la Pampa (volumen que recoge algunos relatos de otros libros ya publicados y su brillante
novela Los pichiciegos) y de, posteriormente, La experiencia sensible (2001), no deja de ser,
también, un gran desconocido para el lector español.
César Aira representa en este marco la excepción o, tal vez, un precedente a destacar en un
camino que hoy ya recorren otros muchos. Desde 1997 Mondadori/Grijalbo ha editado, con
cierta continuidad, varias de sus obras en España: Erna, la Cautiva (1997), Cómo me hice monja
(1998), La mendiga (1999), Cumpleaños (2001)... El suplemento cultural Babelia eligió Cómo
me hice monja como uno de los diez libros más relevantes entre los publicados en España en
1998. Su obra, podemos decir, es, con mayor o menor éxito, conocida hoy en nuestro país.
Disculpándome de antemano por los nombres que quedan en el recuerdo —que no en el
olvido—, no es arriesgado afirmar que los autores citados, y de manera relevante Ricardo Piglia
y Juan José Saer, representan valores asentados y reconocidos de la escritura argentina de los
últimos años. No son jóvenes promesas sino narradores contemporáneos con una obra consoli­
dada en su país —y, en muchos casos, fuera de él— , tanto a nivel crítico como de público, con
proyectos meditados y que ya cuentan con una sólida trayectoria. Quizás, en este sentido, lo más
acertado sea suponer con Ricardo Piglia —sin olvidar los entresijos caprichosos, y no tan
caprichosos, del mercado literario— que realmente lo que ha cambiado es el espacio literario y/
o la percepción, por parte de las editoriales, de ese espacio, de manera que autores que antes
estarían a todas luces vetados para un determinado público lector, hoy «puedan» ser leídos:
R ic a r d o P ig lia , Prisión perpetua, M a d r id , L e n g u a d e T r a p o , 2 0 0 0 ; Plata quemada, B a r c e lo n a , A n a g r a m a ,
Formas Breves, B a r c e lo n a , A n a g ra m a , 2 0 0 1 ; Respiración artificial, B a r c e lo n a , A n a g r a m a , 2 0 0 1 ; Crítica y
Ficción, B a r c e lo n a , A n a g r a m a , 2 0 0 1 ; Nombre falso, B a r c e lo n a , A n a g ra m a , 2 0 0 2 .
6 A n a Ñ u ñ o , « P o r fin , P ig lia . E n t r e v is ta a R ic a r d o P ig lia » , Quimera [ B a r c e lo n a ] , d ic ie m b r e 2 0 0 0 , p á g . 8.
5
2001;
H u ellas d e la «m odernid ad» en la narrativa argentina contem p oránea
431
Y con respecto a lo que me preguntabas al principio —por qué ahora, en Espa­
ña— , yo creo que también porque ha habido otra generación de escritores, que ahora
miro con interés, como Bolaño o como Vila-Matas, ¿no es cierto?, que han creado un
cierto espacio. También en el interior de la literatura contemporánea, de los que están
produciendo ahora y de los jóvenes que están empezando a escribir, se manifiestan
esas tensiones, aparecen escritores que hacen posibles relecturas, hacen posibles
intervenciones de textos, nuevas genealogías7.
Como apunta Piglia, a veces, un escritor «se convierte en contemporáneo después de uña
serie de textos, porque hay un espacio que ha hecho posible que eso suceda»8; y si esto es lo que
ha ocurrido con la lectura, por ejemplo, de un Piglia en España, también es éste un valor que
debemos otorgar a la escritura de, entre otros, Ricardo Piglia y Juan José Saer en el espacio
literario argentino e hispanoamericano: ellos también han sido «precursores» al integrar, asimi­
lar y desarrollar, en sus respectivos proyectos narrativos, las marcas de una escritura, la de Id
modernidad. Por ello, sin obviar y dejar de destacar la originalidad de cada una de eáás
propuestas, una aproximación conjunta a la obra de estos autores es motor ideal, en cuanto al
valor estético de esas propuestas y su representatividad, para emprender un viaje por la(s)
tradición(es) de la narrativa argentina contemporánea (pienso en Macedonio Fernández, Rober­
to Arlt, Jorge Luis Borges...). Y esto así porque todas esas escrituras se inscriben en el marco dé
lo que llamamos la «modernidad», argentina e hispanoamericana, entendiendo el concepto en su
más amplio sentido, como ruptura que afecta al plano histórico y sociocultural en el marco de
una crisis general del pensamiento.
La vanguardia, centro de la «modernidad»9, va a constituir un punto de referencia esencial
para los llamados «neovanguardistas» que, desafiando al canon vigente, recuperan el legado
vanguardista para hacer efectiva su faena «anti-realista». En el panorama narrativo argentino,
las décadas de los años sesenta y setenta suponen la aparición de varias propuestas estéticas
directas, y en muchos casos demostradamente coherentes en su desarrollo, que, desde esos
presupuestos, desafían al canon realista vigente. En esos años empiezan a gestarse proyectos
como los de Ricardo Piglia, Juan José Saer o César Aira, entre una larga lista de nombres (Juan
Carlos Martini, Alberto Vanasco, Luis Guzmán, Néstor Sánchez, Osvaldo Lamborghini...); son
propuestas que quedan durante bastante tiempo silenciadas por el dominio de la estética realista
tradicional, hasta que, definitivamente, en los años ochenta se convierten en punto de referencia
central para nuevas prácticas estéticas que se niegan a la hegemonía de un discurso único, a una
interpretación homogénea y simplista de lo real. A este respecto señala Fernando Burgos:
Si el arte vanguardista hispanoamericano se reconoce en la movilidad de una
escritura del cambio por su ampliación intensificadora de la renovación modernista,
el arte postmoderno o neovanguardista hispanoamericano supone la plena realización
de una estética radical y el desenvolvimiento audaz de procederes, articulaciones y
configuraciones subyacentes en sus fases previas, el modernismo y la vanguardia,
pero, sobre todo, el cumplimiento y ejecución de su modo diferencial inmediatamen­
te anterior: el anuncio y proyecto vanguardistas convertidos ahora en realización.Tiempo del arte de lo «por venir», en el que la audacia de la proposición cede lugar
7
8
9
dad),
Ibidem,
Id.
p á g . 15.
F e r n a n d o B u rg o s ,
La novela moderna hispanoamericana (un ensayo sobre el concepto literario de moderni­
M a d r id , O ríg e n e s , 1 9 8 5 , p á g . 100.
MARÍA BERMÚDEZ MARTÍNEZ
432
al de la plasmación. La crítica inseparable del espíritu de la modernidad es incorpo­
rada en la estética neovanguardista al acto inmediato de la creación10.
Metaficcionalidad, ironía, carácter ludico, coloquialismo, experimentación formal, disconti­
nuidad, fragmentación, heterogeneidad, sincretismo, transformación... serían, entre otras, mar­
cas y fuerzas de esa sensibilidad «moderna» que, apuntadas ya por Ortega y Gasset11, podemos
encontrar claramente manifiestas en la obra de Piglia o Saer; escrituras en búsqueda constante
de un centro («kibbutz», «mandala»...) que nunca se alcanza, recuperando así un conflicto ya
presente en un Borges o un Cortázar12, eslabones intermedios de una cadena que hunde sus
raíces en los orígenes mismos de la modernidad13.
Esa búsqueda tiene como origen el interrogante acerca de lo real y su sentido. Lo real,
conformado por múltiples caras inasibles, imposibles de aprehender en su totalidad y globalidad,
es el núcleo de estas propuestas que, así como rechazan el concepto de «realidad», sinónimo de
una única y omnipotente mirada (lo real como algo completo y con sentido), se oponen a la
estética realista tradicional, canalizadora en el arte de esa idea acerca del mundo. Lo real pierde
entonces consistencia y la obra de estos autores muestra a unos personajes que chocan contra
ese «exterior» que, de un modo u otro les agrede. Así, como ha apuntado Virginia Gil Amate, los
personajes saerianos, «conciencias» ante todo como pedía el maestro Macedonio y podemos
verificar en el resto de los autores, no son sujetos desligados del cosmos, sino «agredidos por el
entorno», por un «exterior» que «se constituye en lo real inadmisible y en lo real parodiado
hasta comprobar su grado de inconsistencia»14; sujetos que, en palabras del escritor, «chapalean
en el fango» del mundo, como el Oliveira de Cortázar que, por momentos —los menos— logra
estar en armonía consigo mismo y con el territorio, para inmediatamente fracasar en su intento
de conciliación con el mundo. «Simplemente» una distancia —si bien profunda— entre ambos:
la que va de la angustia de un Oliveira, a la burla y el sarcasmo, el escepticismo en suma, en, por
ejemplo, el Tomatis saeriano. Algo parecido, en cuanto a esa tensa relación de los personajes
con el entorno y al desdibujamiento de las fronteras de la realidad, podríamos decir de los
personajes de César Aira que, como señala Raúl Brasca, «no son, como pudiera parecer, seres
10
Ibidem, p á g .
11
« O r te g a re v e la te m p r a n a m e n te la o r ie n ta c ió n y lo s s ig n o s d e l a r te d e la m o d e r n id a d : s u v a c ío d e p a te tis m o y
70.
s e n tim e n ta lis m o , la f u n c ió n d e la iro n ía y d e lo lú d ic o c o n re la c ió n al a r te m is m o , s u r e a liz a c ió n in tr a s c e n d e n te y d e
a c e r c a m ie n to a lo c o lo q u ia l, la p é r d id a p o r ta n to d e s u c o n d ic ió n s u b lim e y la p e s q u is a d e s u te r r e n o a u tó n o m o , la
p r e o c u p a c ió n p o r e l e s tilo , la f o r m a , lo s m a te ria le s ; e l tra z o d e lo h u m a n o c o m o in d ic io , c o n to r n o , a b s tr a c c ió n ,
g e o m e tr is m o a n te s q u e s u p r e s e n c ia g r u e s a , c o n c r e t a ; a r te d e s u g e r e n c ia y lín e a ; a r te d e c o n n o ta c io n e s im p r e c is a s ,
o b lic u a s ; a r te d e la im p r o v is a c ió n [...]» ( Ibidem , p á g . 8 6 ).
12
E d u a rd o B ec e rra
contemporánea ,
(Pensar el lenguaje; escribir la escritura. Experiencias de la narrativa hispanoamericana
M a d r id , E d c s . d e l a U n iv e r s id a d A u tó n o m a d e M a d r id , 1 9 9 6 , p á g . 6 2 ) s e ñ a la b a e s a n o ta e s e n c ia l d e la
e s c r itu r a b o rg e a n a , la « o b s e s iv a y c o n s ta n te p r e g u n ta a c e rc a d e q u é e s e l m u n d o , c ó m o e s r e s p e c to a c ó m o lo
p e r c ib im o s » ; c u e s tió n q u e r e c u p e r a m o s ta m b ié n e n la e s c r it u r a c o r ta z a r ia n a , d e f o r m a r e ite r a d a e n u n O liv e ir a q u e , e n
b ú s q u e d a d e u n c e n tr o ( « k ib b u t z d e l d e s e o » , « M a n d a la » ) s e s ie n te « v iv ir h a s ta e l d e lir io e n e l a c to m is m o d e
c o n te m p la r la c o n f u s ió n q u e lo ro d e a » , « p re g u n tá n d o s e s i a lg o d e e s o te n ía a lg ú n s e n tid o » [ J u lio C o r tá z a r ,
Rayuelo,
e d ic . c rít. d e J u lio O r te g a y S a ú l Y u rk ie v ic h (c o o rd s .) , E s p a ñ a , A r c h iv o s - C .S .I .C ., 1 9 9 1 (A r c h iv o s , n ° 1 6), p á g . 7 2 ],
13
« L a s e n s ib ilid a d m o d e r n a se d e s a r r o lla c o m o a p e r tu r a [...] a e s tilo s n o n a tu r a lis ta s , e l a r te d e la f o r m a e s p a c ia l
d o n d e to d a p e r c e p t iv id a d e s té tic a d e v ie n e a p r e h e n s ió n s im u ltá n e a a n te s q u e s e c u e n c ia l. E l tie m p o , m o tiv o o b s e s iv o d e l
a r te m o d e r n o , s e r e p r e s e n ta e s p a c ia liz a d o e n u n a v is ió n d e lo d is c o n tin u o r e u n id a e n la f o r m a d e y u x ta p o s ic ió n . L a
o b s e s ió n m o d e r n a p o r la p la s m a c ió n d e l tie m p o j a m á s e s e n s u e x p r e s ió n a rtís tic a , c r o n o ló g ic a , lin e a l o c o n tin u a ; c o m o
r e s p u e s ta a la v is ió n d e u n m u n d o fr a g m e n ta d o , la s lín e a s c o n v e r g e n e n la b ú s q u e d a d e u n c e n tr o , u n k ib b u tz , u n
m a n d a la , e l tra z o d e u n c ír c u lo [...]» (F e r n a n d o B u rg o s ,
14
La novela moderna..., op. cit.,
p á g . 8 6 ).
V irg in ia G il A m a te , « D e s c r ip c io n e s y r e f le x io n e s s o b r e l a e s c r it u r a e n A r g e n tin a » , e n
Martínez Cachero. Investigación y crítica,
O v ie d o , U n iv e r s id a d d e O v ie d o , 2 0 0 0 , p á g . 7 5 0 .
Homenaje a José María
H u ellas d e la «m odernid ad» en la narrativa argentina con tem p orán ea
433
desajustados de la realidad que los contiene: es la realidad la que pierde opacidad y fijeza, y
ellos no hacen más que moverse en concordancia»15. En todos los casos se produce, de una
forma u otra, un enfrentamiento entre el sujeto y la Realidad, y un descubrimiento —en palabras
de Piglia— de la «opacidad» o la «prolijidad» de lo real.
Juan José Saer va a destacar en, sin duda, la figura vanguardista argentina por excelencia,
Macedonio Fernández, precisamente esta idea, la crítica de lo real presente en su escritura:
Adhiero plenamente a las posiciones de Macedonio Fernández y pienso que su
Museo de la novela de la Eterna es un momento teórico sin precedentes en la
literatura de lengua española. Pero pienso que es imposible no tener en cuenta las
objeciones fundamentales que Macedonio opone a la novela, porque su crítica de la
novela no es otra cosa que una crítica de lo real. Mi primera preocupación de escritor,
es en consecuencia, esa crítica de lo que se presenta como real y a lo cual el resto
debe estar subordinado16.
Crítica de la «novela», crítica del realismo y crítica de lo real, desconfianza, tensión que
marca la escritura argentina de un Macedonio Fernández recuperado por Juan José Saer y
Ricardo Piglia 17 para el desarrollo de sus propios proyectos narrativos que, asimismo, dialogan
con la escritura de un Jorge Luis Borges o un Julio Cortázar para intentar desenmascarar,
desvelar lo problemático de toda Verdad. Un pensamiento que, ya he apuntado, hunde sus raíces
en las búsquedas de la Modernidad, y que, en nuestros autores se encuentra además enfrentado
a una especialmente cruel realidad histórica.
Si bien hablamos de escrituras muy diferentes entre sí, como diferentes son los proyectos
estéticos que las sostienen, un rasgo que las define es la «desconfianza y el rechazo a todo orden
autoritario y represivo » 18 que, en el caso de estos autores, va a chocar, además, como apuntaba,
con una particularmente brutal experiencia histórica. Tanto en Saer como en Piglia, como
también en Aira o en Fogwill, desaparece la idea de «Verdad» (al margen, por supuesto, de las
atroces evidencias de la dictadura, situadas fuera de toda pugna entre verdades), en el sentido de
un rechazo a toda verdad absoluta como la que los discursos autoritarios pretenden imponer. En
la obra de nuestros autores no hay, en este sentido, «Una Verdad» y la causa, podemos pregun­
tarnos, ¿está en la continuación y plasmación de una idea básica del pensamiento de la moder­
nidad, o bien en la «Experiencia» de la dictadura? La respuesta, patente en esas escrituras, no es,
como veremos, excluyente.
15
R a ú l B ra s c a , « In e s ta b le y re a l» (s o b re
Las curas milagrosas del doctor Aria,
d e C é s a r A ir a ) ,
La Nación Une, 21
o c tu b r e 1 998.
16
J u a n J o s é S a e r, « L a e s p e s a s e lv a d e lo re a l» ,
Una literatura sin atributos,
tra d , al e s p . p o r M a r ily n C o n ta r d i,
S a n ta F e , U n iv e r s id a d N a c io n a l d e l L ito ra l, 1 9 9 8 , p á g . 10.
17
A p u n ta P ig lia : « M a c e d o n io [...] e s e l q u e e s tá m á s lig a d o c o n lo q u e s e r ía n la s tr a d ic io n e s p r o p ia s d e la fic c ió n
e n A rg e n tin a . A lg o q u e p o d r ía m o s r e m o n ta r a S a rm ie n to , M a n s illa , C a m b a c e r e s , S ic c a r d i, u n tip o d e tr a b a jo c o n la
e s tr u c t u r a n a r r a tiv a m u c h o m á s a b ie rto , la n o v e la c o m o m e z c la d e f o r m a s y d e tá c tic a s n a r r a tiv a s . E n e s te p la n o v e o a
M a c e d o n io c o m o e l ú n ic o v a n g u a r d is ta e n la lite r a tu r a a rg e n tin a , e l ú n ic o q u e h a p o d id o to m a r d is ta n c ia r e s p e to a lo q u e
e r a n la s tr a d ic io n e s e x is te n te s y h a c o n s tr u id o n o s ó lo u n a e s tr a t e g ia e n r e la c ió n c o n s u p r o p ia f ic c ió n , n e g a r s e a
p u b lic a r , re tir a r s e d e l m e r c a d o , s in o u n a e s tr a t e g ia d e ru p tu r a c o n la tr a d ic ió n d o m in a n te d e la n o v e la e n la A r g e n tin a
[...] Y y o v e o m u y e s tr e c h a m e n te c o n e c ta d o s lo s p ro y e c to s n a rr a tiv o s d e M a c e d o n io c o n e l d e A r lt, c o n e l d e B o rg e s ,
c o n e l d e M a r é c h a l, c o n e l d e C o rtá z a r . Y m e p a r e c e q u e p o r e s te la d o p a s a la g r a n tr a d ic ió n d e l a n o v e la a r g e n tin a .»
( R ic a rd o P ig lia - J u a n J o s é S a e r,
Diálogo,
S a n ta F e , C e n t r o d e P u b lic a c io n e s U n iv e r s id a d N a c io n a l d e l L ito r a l, 1 9 9 5 ,
p á g . 19).
18
F e r n a n d o B u rg o s ,
La novela moderna..., op. cit.,
p á g . 100: « s e p u e d e tr a z a r la in c o n tr o la b le ir r u p c ió n d e la s
p lu ra le s b ú s q u e d a s d e la m o d e r n id a d c o m o d e s c o n f ia n z a y r e c h a z o d e u n o r d e n a u to r ita r io y r e p r e s iv o [...]» .
MARÍA BERMÚDEZ MARTÍNEZ
434
Renzi, el personaje de Piglia, en las primeras páginas de Respiración artificial asegura que
si hay una historia ésta comienza en 197619. La Argentina de 1976, ahí comienza, no casualmen­
te, la historia. Esa es la historia a contar, no hay otra posible. Uno de tantos otros autores que
podríamos añadir y destacar en la amplia nómina de la narrativa argentina contemporánea es el
de Juan Carlos Martini, quien, en una entrevista con Guillermo Saavedra, señalaba:
Me atrevería a decir que ya no hay historias —y cuidado con esto— en tanto la
pregunta inicial de quien escribe no sea qué narrar y cómo hacerlo, porque en esa
reflexión es donde estamos comprometidos o yo, por lo menos, trato de estarlo para
intentar que en mi obra aparezca el espíritu de una época. Es evidente que el sujeto,
el hombre de hoy, tiene un horizonte de certezas mucho más acotado y precario. No
hay un saber totalizante sino un sinnúmero de saberes precarios y fragmentarios20.
De ahí que tanto en Composición de lugar, como en El fantasma imperfecto o en La
construcción del héroe lo que se pone sobre la mesa es precisamente la historia de esa fragmen­
tación, de la realidad, del individuo, de la historia misma21.
Estos dos ejes son los que se conjugan en las escrituras de Ricardo Piglia, Juan José Saer,
Fogwill, César Aira y tantos otros, recuperando, no olvidando mejor, la pregunta central de la
modernidad y enfrentándose, sí, a la terrible realidad de la dictadura para encontrar la única
forma de hablar, de contar cuando no se puede hablar —no sólo por la censura misma, sino
porque aquello de lo que hay que hablar supera cualquier lenguaje posible— . Ahí encuentran,
en el lenguaje ensayado por la vanguardia, su forma de «hablar», de contar una experiencia
límite, inenarrable. Y desde aquí, Ricardo Piglia señala:
La novela argentina sería una novela polaca: quiero decir, una novela polaca
traducida a un español futuro, en un café de Buenos Aires, por una banda de conspi­
radores liderados por un conde apócrifo. Toda verdadera tradición es clandestina y se
construye retrospectivamente y tiene la forma de un complot22.
Piglia explicita los referentes de la cita: «Arlt, Macedonio, Gombrowicz». Macedonio
Fernández y su «español futuro», figura ligada en el imaginario de la vanguardia argentina a las
reuniones en un café porteño. Roberto Arlt, también su «español futuro» — «lengua exiliada»
como la de Macedonio—23; la conspiración y el crimen como trama central de su poética y línea
19
« ¿ H a y u n a h is to r ia ? S i h a y u n a h is to r ia e m p ie z a h a c e tre s a ñ o s . E n a b r il d e 1 9 7 6 , c u n a d o se p u b lic a m i p r im e r
Respiración artificial, B u e n o s A ir e s , P o m a ir e , 1 9 8 0 ,
La curiosidad impertinente. Entrevistas con narradores argentinos,
lib r o , é l m e m a n d a u n a c a r ta .» ( R ic a rd o P ig lia ,
20
G u ille r m o S a a v e d r a ,
p á g . 1 3).
R o s a r io , B e a tr iz
V ite rb o E d ito r a , 1 9 9 3 , p á g . 4 7 .
ibidem, p á g . 4 8 .
Formas breves, B a r c e lo n a , A n a g r a m a , 2 0 0 0 , p á g . 8 0 ( p u b lic a d o in ic ia l­
m e n te e n V V .A A ., Literatura y crítica. Primer encuentro UNL. 1986, S a n ta F e , F u n d a c ió n B a n c o B ic a - U n iv e r s id a d
N a c io n a l d e l L ito r a l, 1 9 8 7 , p á g s . 7 9 -8 5 — c o n e l títu lo « ¿ E x is te la n o v e la a r g e n tin a ? » — y r e c o g id o a s im is m o e n Crítica
y ficción, B u e n o s A ire s , S ig lo V e in te -U n iv e rs id a d N a c io n a l d e l L ito ra l, 1 9 9 0 , p á g s . 4 7 - 5 7 ) .
21
V id . d e c la r a c io n e s d e l a u to r e n
22
R ic a r d o P ig lia , « L a n o v e la p o la c a » ,
23
« M a c e d o n io e s e l e s c r it o r q u e m e jo r e s c r ib e e l h a b la , d e s d e J o s é H e r n á n d e z [...] E l p e n s a m ie n to n e g a tiv o e n
M a c e d o n io F e r n á n d e z . L a n a d a : to d a s la s v a r ia n te s d e la n e g a c ió n ( p a r a d o ja s ,
non-sense,
a n tin o v e la , a n tir r e a lis m o ) .
■Sobre to d o la n e g a t iv id a d lin g ü ís tic a : e l p la c e r h e rm é tic o . E l id io le c to , la le n g u a c if r a d a y p e r s o n a l. C r e a c ió n d e u n
.p p e v o le n g u a je c o m o u to p ía m á x im a : e s c r ib i r e n u n a le n g u a q u e n o e x is te . E l f r a s e o m a c e d o n ia n o ; lo s v e r b o s e n
in fin itiv o ; e l h ip é rb a to n . L a s in ta x is a r c a iz a n te d e l h a b la p o p u la r. « U n a g r a m á tic a o n ír ic a » , d ic e R e n z i» . ( R ic a r d o
Formas breves, op. cit., p á g s . 2 0 - 2 1 ; a r tíc u lo p u b lic a d o in ic ia lm e n te e n
tÇlprín. Cultura y Nación, B u e n o s A ire s , 12 d e d ic ie m b r e d e 1 9 8 5 , p á g s . 1 -3 ; r e c o g id o e n M a c e d o n io F e r n á n d e z , Museo
de la novela de la Eterna, M a d r id , A r c h iv o s - C .S .I .C ., 1 9 9 3 , p á g s . 5 1 6 -5 2 0 ) .
,P ig lia , « N o ta s s o b r e M a c e d o n io e n u n d ia r io » ,
H u ellas d e la «m odernid ad» en la narrativa argentina con tem p orán ea
435
de desarrollo de una de las tradiciones de la literatura argentina24; ambos, Macedonio y Arlt,
homenajeados directa y explícitamente por Piglia en su obra25. También Witold Gpmbrowicz,
ese «conde apócrifo» y polaco, con todo lo que su escritura, «futura» en un «español futuro»,
tiene de escritura argentina, por no decir, con el autor de la cita, de «macedoniana»2627.Ellos serán
los encargados de atravesar la escritura de Ricardo Piglia para adquirir en ella un cariz propio
que integra a su vez los hallazgos de las búsquedas europeas y norteamericanas. Después, o
mejor, simultáneamente y muy cerca, Jorge Luis Borges (su «Aleph», una «versión microscópi­
ca del Museo»)11 y Julio Cortázar, como eslabones de una cadena que encontrará un nuevo
punto de inflexión y un nuevo sentido en las escrituras de Ricardo Piglia y Juan José Saer.
Ficción y política son las vías a través de las cuales Piglia canaliza esas presencias, también
el trabajo con la lengua, al compás de las experiencias sobresalientes de un Macedonio y de un
Arlt («lenguas exiliadas»). Experiencia, percepción y recuerdo son los ejes a partir de los cuales
se desarrolla el trabajo narrativo de un Saer que, también él, recupera las figuras de Macedonio
Fernández, Roberto Arlt, Witold Gombrowicz o Juan L. Ortiz, el olvidado poeta entrerriano,
para crear una obra que hoy cuenta, junto con la de Piglia y Aira, entre otros, con el reconoci­
miento de «los nuevos»28. Recordemos las siguientes palabras de uno de sus más destacados
representantes, Sergio Chejfec:
Nunca será exagerado mi agradecimiento a la obra de Saer y de Aira. Las lecturas
me ayudan a escribir, y a veces también me impulsan [...] Saer y Di Benedetto son los
dos argentinos que más logradamente han escrito sobre La Gran Trinidad (según el
Tornatis de Lo imborrable): el entrelazamiento fluido de percepción, acontecer y
recuerdo que nos deposita a cada instante en el mundo como náufragos; allí radica la
razón de ser de la literatura.
Desde otro punto de vista, teniendo en cuenta el riesgo estético implícito en las
propias obras, diría que con el tiempo aumenta el asumido por Piglia29.
Macedonio Fernández, Roberto Arlt, Witold Gombrowicz..., también Borges y Cortázar,
son, entonces, nombres de escrituras que van puntuando la tradición narrativa argentina contem­
poránea. Pero el camino no se acaba aquí, cada uno de ellos «introduce», como escribió Ma
24
« A rlt p r o f u n d iz ó [...] u n a g ra n tr a d ic ió n a rg e n tin a . D e s d e
Amalia
la s n o v e la s a r g e n tin a s h a n e s ta b le c id o u n a
r e la c ió n e s p e c íf ic a e n tre fic c ió n y p o lític a [...] L o in te re s a n te e s q u e la s n o v e la s h a n h e c h o d e l c o m p lo t la c la v e d e la
in te r p r e ta c ió n d e la s o c ie d a d . A rlt e s e l q u e lle v a a la p e rfe c c ió n e s e tr a b a jo c o n la f a ls if ic a c ió n y l a p o lític a p e r v e r s a ,
p e ro y o v e o a h í u n a g ra n tr a d ic ió n d e la lite r a tu r a a r g e n tin a . M u c h o s e s c r it o r e s h a n s id o c a p a c e s d e p e r c ib ir e n el
p r e s e n te la s lín e a s b á s ic a s d e la r e a lid a d f u tu r a .» (R ic a rd o P ig lia ,
25
E n , re s p e c tiv a m e n te ,
(Nombre falso,
26
La ciudad ausente
Crítica y ficción, op. cit.,
p á g . 6 5 ).
(B u e n o s A ire s , S u d a m e r ic a n a , 1 9 9 3 ) y « H o m e n a je a R o b e r to A rlt»
B u e n o s A ir e s , S e ix B a r ra i, 1 9 9 4 , p á g s . 8 9 -1 3 0 ).
« H a s ta q u e W ito ld G o m b r o w ic z n o lle g a a la A r g e n tin a s e p u e d e d e c i r q u e M a c e d o n io n o tie n e c o n q u ie n
h a b la r s o b r e e l a rte d e h a c e r n o v e la s .
Ferdydurke).
Trasatlántico,
n o v e la a r g e n tin a , y a e s u n a n o v e la m a c e d o n ia n a ( p a r a n o h a b la r d e
A p a r tir d e G o m b r o w ic z se p u e d e le e r a M a c e d o n io . M e jo r , G o m b r o w ic z d e ja le e r a M a c e d o n io » .
( R ic a rd o P ig lia , « N o ta s s o b r e M a c e d o n io e n u n d ia rio » ,
Formas breves, op. cit.,
p á g . 2 3 ).
27
Ibidem,
28
« E n A r g e n tin a e s v is ib le s u im p r o n ta . E s c la r a e n a lg u n o s : h a y u n a h u e lla d e l S a e r d e lo s a ñ o s s e s e n ta
pág. 25.
zona, Palo y hueso, Unidad de lugar, La vuelta completa. Cicatrices—
— En la
e n la s c o n v e r s a c io n e s s o b r e lite r a tu r a , d e
d e m o r a d a te n s ió n , ta n to e n lo s te x to s d e P ig l ia c o m o e n su s e n tre v is ta s , q u e s u e n a n d e s d e e s ta p e r s p e c tiv a c o m o
f r a g m e n to s s a e ria n o s . Y s e p a lp a , e n o tro s a u to re s , u n a r e v e r b e r a c ió n f lu v ia l a lo S a e r: e n
El camino rojo,
de A na
B a s u a ld o , e n C a r lo s D á m a s o M a r tín e z , J u a n M a r tin i, S e rg io C h e jf e c u Ó s c a r T a b o r d a .» ( N o r a C a te lli, « J u a n J o s é S a e r
y la tr a d ic ió n » ,
29
Babelia, El País, 16 d e f e b r e r o 2 0 0 2 ).
La curiosidad impertinente..., op. cit,,
G u ille r m o S a a v e d r a ,
p á g s . 1 5 1 -1 5 2 .
MARÍA BERMÚDEZ MARTÍNEZ
436
Teresa Gramuglio30, «sus propias genealogías y define otros espacios», cada uno de ellos es un
«cruce de literaturas» y cada uno de ellos apela a otras escrituras: pienso en Osvaldo Lamborghini
(referente destacado en Aira y Fogwill), en Manuel Puig, en Rodolfo Walsh... Pese a las diversas
y en ocasiones divergentes soluciones que cada una de esas escrituras implica, es en los
proyectos desarrollados en el centro mismo de la modernidad y en las líneas de juego en las que
se debaten (lengua, ficción, historia y política...) donde se gestan, rescatándolas en muchos
casos del olvido, las propuestas narrativas más destacadas desarrolladas en la Argentina de las
últimas décadas, poniendo en evidencia el estrecho vínculo que conecta los proyectos
vanguardistas y el movimiento general renovador de la narrativa argentina, e hispanoamericana,
contemporánea.
30
M a T e re s a G ra m u g lio , « G e n e a lo g ía d e lo n u e v o » , e n S p ille r, R o la n d (e d .) ,
V e rv u e rt, F r a n k f u r t / M a i n ,1 9 8 3 , p á g . 2 4 1 .
La novela argentina de los años 80,
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