DE LOS MEDIOS A LAS MEDIACIONES_MARTÍN BARBERO Los

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DE LOS MEDIOS A LAS MEDIACIONES_MARTÍN BARBERO
Los procesos: de los nacionalismos a las transnacionales
UNA DIFERENCIA QUE NO SE AGOTA EN EL ATRASO
Desde las luchas de la independencia hasta los comienzos del Siglo XX se dio una dinámica de
fragmentación y dispersión en América latina. Esta situación se dio hasta los años 30 en los que
surge la posibilidad de “hacer naciones en sentido moderno” mediante el establecimiento de
mercados nacionales que a su vez están sujetos a las necesidades y exigencias del mercado
internacional. Están en constante dependencia lo que lleva a una discontinuidad en tres planos:
destiempo entre Estado y Nación, desvió de cómo las clases populares se incorporan al sistema
político y al proceso de formación de los estados nacionales y en el papel político y no solo
ideológico que los medios de comunicación desempeñan en la nacionalización de las masas
populares.
El atraso es la explicación de la diferencia cultural y este atraso es producido históricamente.
EL DESTIEMPO ENTRE ESTADO Y NACIÓN
Desde los años 20 en AL se inicia un proceso de reorganización de sus economías y de
readecuación de sus estructuras políticas. La industrialización tuvo como base la sustitución de
importaciones para conformar un mercado interno y un crecimiento de mano de obra. Para ello
era necesaria la intervención del Estado. En AL no había una burguesía nacional debieron crear
una nueva burguesía que controlaba tanto el mundo de los negocios como el de la política. Para
salir del atraso los países latinoamericanos necesitaban una transformación la cual tenía como
ideal el mundo urbano europeo. Se da un movimiento de adaptación económica y cultural, no se
dio un proceso de crecimiento del mercado interno sino una internalización del modelo y de las
exigencias que venían del exterior.
Surge un nacionalismo nuevo, basado en la idea de cultura nacional (síntesis de la particularidad
cultural y la generalidad política). Se intenta homogeneizar a la población mediante un ser
nacional que une las diversas culturas en un fin común y el estado pasa a tener un rol central en
cuanto a la administración del país y de la toma de decisiones.
MASIFICACIÓN, MOVIMIENTOS SOCIALES Y POPULISMOS
En los años 30 las ciudades comienzan a sobre poblarse por un crecimiento demográfico sumado
al éxodo rural. Se produce una crisis debido a que esta nueva clase no tenía una dirección y esto
hace que muchos estados busquen en las masas populares su legitimación nacional. Es decir, que
el populismo es entonces la forma de un estado que dice fundar su legitimidad en la asunción de
las aspiraciones populares más que una estrategia desde el poder. Se da una modificación
cuantitativa y cualitativa de las clases populares por la aparición de una masa que desarticula las
formas tradicionales de participación y representación. Afecta al conjunto de la sociedad urbana.
Durante un tiempo esta masa fue marginada. Las masas querían trabajo, salud, educación,
vivienda y diversión. Pero no podían reivindicar su derecho a esos bienes sin masificarlo todo, por
eso los ricos los rechazaban. La masificación afecto a todos pero de diferentes maneras. Las clases
altas buscaron la distinción, no aceptaban los bienes materiales y culturales “sin estilo” que
consumían las clases bajas. Las clases medias, por más que querían no podían distanciarse de las
clases populares, como lo hacían las clases altas. La clase popular se vio favorecida con la
masificación, que les permitió la supervivencia física, posibilidad de acceso y de ascenso cultural.
Se crea así una nueva cultura (cultura de masa, donde se unía lo nacional con lo extranjero).
Desde la política, la derecha y la izquierda criticaran a esta masa. Para la derecha las masas ponen
en peligro los privilegios sociales y lo masivo le quita valor a lo cultural. Para la izquierda las ve
como un peso muerto sin conciencia de clase ni vocación de lucha.
Desde 1930 a 1960 el populismo es la estrategia política que marca la lucha en casi todas las
sociedades latinoamericanas. El estado toma las aspiraciones de las masas populares y en su
nombre las manipula y controla los asuntos económicos. En 1945 las tendencias democratizadoras
logran introducir intermediarios entre estado y masas. Esto se da en la Argentina en el gobierno de
Perón, mediante la mediación de los sindicatos, que unían las masas y el Estado.
LOS MEDIOS MASIVOS EN LA FORMACIÓN DE LAS CULTURAS NACIONALES
Barbero comienza haciendo una crítica a la manera de abordar la historia de los medios de
comunicación, dice que se estudio la estructura económica o el contenido ideológico en vez de
estudiar las mediaciones a través de las cuales los medios adquirieron materialidad institucional y
espesor cultural. Propone que para realizar un análisis del espacio cultural se debe focalizar en el
lugar en el que se articula el sentido en el que los procesos políticos y económicos tienen para una
sociedad. Lo que en el caso de los medios masivos implicaría construir su historia desde los
procesos culturales en cuanto articuladores de las prácticas de comunicación (hegemónicas y
subalternas) con los movimientos sociales.
Teniendo en cuenta las mediaciones hubo dos etapas en el proceso de implantación de los medios
y constitución de lo masivo en América latina. La primera, a finales de los cincuenta, tenía a los
medios masivos como voceros de la interpelación que desde el populismo convertía a las masas en
pueblo y al pueblo en nación, esta interpelación venía desde el Estado. La segunda etapa, que
comenzó a partir de los sesenta, consistió en un desplazamiento de los medios de su función
política, el dispositivo económico se apoderó de los medios. A partir de esta etapa los medios
ceden a los intereses privados el encargo de manejar la educación y la cultura y la ideología se
torna ahora vertebradora de un discurso de masa, que tiene por función hacer soñar a los pobres
el mismo sueño de los ricos.
Lo masivo se articula con lo nacional, con la multiplicidad de matrices culturales y con nuevos
conflictos y resistencias. Un ejemplo de esta articulación es el cine mexicano, en el que el público
se reconoció a sí mismo. El cine conecta a las masas con la necesidad de estas de hacerse visible
socialmente. Al permitir al pueblo verse a sí mismo lo nacionaliza, no le otorga nacionalidad pero
si modos de resentirla. El melodrama conjugaba la impotencia social y las aspiraciones de las
masas, interpelando lo popular desde el “entendimiento familiar de la realidad”. El radioteatro
argentino fue un espacio de continuidad entre tradiciones culturales de ese pueblo y la cultura de
masas. La prensa de izquierda y la prensa sensacionalista también son ejemplos de la articulación
entre lo popular y lo masivo. En ellas se abordaban temáticas nacionales mediante el uso del
lenguaje nacional y apuntando a un público masivo. Se usaron nuevos elementos para lograr la
conexión con lo popular: mayor énfasis en la crónica policial, uso del lenguaje popular, grandes
titulares reclamando la atención sobre el hecho, exageramiento, atención a los ídolos populares
del deporte y el espectáculo, etc.
DESARROLLISMO Y TRASNACIONALIZACIÓN
A partir de los sesenta la idea de modernidad estaba asociada a la de desarrollo, que consistía en
un avance objetivo que tendría su exponente cuantificable en el crecimiento económico y su
consecuencia en la democracia política. El desarrollismo llevo a un transnacionalización, esto
produjo una contradicción entre el carácter nacional de la estructura política y el carácter
transnacional de la estructura económica.
A lo largo del desarrollismo lo masivo pasó a designar únicamente los medios de homogeneización
y el control de las masas. Y los medios se convirtieron en los mediadores de las relaciones entre el
estado y las masas, entre lo rural y lo urbano, entre las tradiciones y la modernidad, etc.
El desarrollismo propone la unificación de demanda en relación con la programación en los
medios. Se creía que si somos capaces de consumir lo mismo que los desarrollados es que nos
desarrollamos. Esto requería denominar y categorizar al receptor, transformando las identidades
sociales previas en funcionales a un determinado esquema de sociedad (masificando).
En América Latina no contamos con la tecnología necesaria para alcanzar la modernidad. La
irrupción de esas tecnologías en el continente se inscribe en una constante contradicción entre
modernización y posibilidades reales de apropiación social y cultural de aquello que nos
moderniza.
LOS MÉTODOS: DE LOS MEDIOS A LAS MEDIACIONES
Las mediaciones son las articulaciones entre prácticas de comunicación y movimientos sociales, a
las diferentes temporalidades y la pluralidad de matrices culturas. Las mediaciones surgen por la
transformación de la comunicación en un espacio estratégico.
En el campo de las mediaciones se haya constituido por los dispositivos a través de los cuales la
hegemonía transforma desde dentro el sentido del trabajo y la vida de la comunidad. En el caso de
los pueblos nativos de América, la artesanía funcionaba como una mediación entre la propia
cultura y lo masivo.
En la vida de barrio se encuentran varias instituciones como la escuela, el club, la biblioteca, etc.
que actúan como articuladores entre lo popular y lo masivo. Dentro de ellas se encuentran los
mediadores y hacen de nexo entre las experiencias de los sectores populares y otras experiencias
del mundo, son transmisores de un mensaje pero insertos en el entramado de la cultura popular
del barrio (líder de opinión de Katz y Lazerfeld).
Frente a los medios masivos la recepción de los mensajes es, en primer lugar, mediante la familia y
luego se da una re-significación de los mensajes en las distintas instituciones barriales (club,
escuela, bar, etc.)
2. la comunicación desde la cultura.
La verdad cultural de los países latinoamericanos se dejo de lado, por lo cual se creía que la
comunicación debía provenir de una teoría.
Se crearon 2 etapas de formación del paradigma hegemónico para el análisis de AL:
1.
Modelo de Lasswell. El objetivo estaba centrado en denunciar y descubrir los efectos
que causaban los mensajes. Los medios era el dispositivo totalizador de los discursos. De la
unión entre comunicación y denuncia se crea una concepción instrumentalista de los
medios, actúan como moralizadores. Entre los emisores (dominantes) y receptores
(dominados) no había resistencia. Se daba la pasividad del consumo y la alienación de un
mensaje que no presentaba ni conflictos ni luchas.
2.
Etapa cientifista. Los procesos de comunicación con la información-materia prima, se
ubican en el espacio de la producción y no solo en el de la circulación. Se crea la “teoría de
la información” (basada en las matemáticas y la informática). Dejan de lado el conflicto de
intereses en la lucha por informar, producir, acumular o entregar información (crean
desinformación y problemas de control), no analizan las condiciones sociales de
producción del sentido (elimina del análisis las luchas por la hegemonía), se reducen al
modelo comunicacional de Jakobson.
El paradigma hegemónico se sustenta en una fragmentación del proceso que a su vez se
convierte en garantía de rigor y criterio de verdad. Se toma como metodología la
separación entre el análisis del mensaje y el análisis de la recepción.
Barbero propone redefinir la cultura para comprender su naturaleza comunicativa. La considera
un proceso productor de significados y no de mera circulación de informaciones. El receptor no es
un mero decodificador de lo que en el mensaje puso el emisor, sino que es productor también.
MAPA NOCTURNO
 Es la metáfora de un mapa ciego. Es la idea de avanzar abandonando las viejas teorías que
no permiten ver lo novedoso. Barbero plantea que se puede salir con este “mapa
nocturno”.
 Williams lo llama como el mapa de los “conceptos básicos”, pero barbero propone cambiar
el lugar desde donde se formulan las preguntas para abordar un conocimiento.
 Es un mapa para indagar la dominación, la producción y el trabajo. Estas instancias las va a
ver a través del consumo y el placer. Es un mapa para ver las relaciones entre las
mediaciones y los sujetos.
Hay una necesidad de una concepción no productivista ni culturalista del consumo, capaz de
ofrecer un marco a la investigación de la comunicación/cultura desde lo popular.
No se trata solo de medir la distancia entre los mensajes y sus efectos, sino de construir un análisis
integral del consumo, entendido como el conjunto de los procesos sociales y apropiación de los
productos. El espacio de la reflexión sobre el consumo es el espacio de las prácticas cotidianas en
cuanto lugar de interiorización muda de la desigualdad social.
El consumo es la reproducción de fuerzas y la producción de sentidos: lugar de una lucha que no
se agota en la posesión de los objetos.
MEDIOCENTRISMO
Barbero realiza un análisis de la cultura como mediaciones, donde mira el otro lado del proceso de
la comunicación (recepción), formado por las resistencias y las formas de apropiación de los
contenidos de los ½. Toma el consumo a través de la crítica al “mediacentrismo” y su elaboración
de la categoría de mediaciones. Considera al consumo como producción de sentido, reivindicando
de este modo las prácticas de la vida cotidiana de los sectores populares, (tareas de reproducción
y actividades con las que “llenan de sentido su vida”)
Sostiene la idea de que los ½ de comunicación no son un puro fenómeno comercial, ni fenómeno
de manipulación ideológica, sino un fenómeno cultural a través del cual la gente, vive la
constitución del sentido de su vida.
Critica al mediacentrismo y propone abandonar esta concepción, debido a que el sistema de las
media está perdiendo en parte su especificidad para convertirse en elemento integrante de otros
sistemas de mayor envergadura;(economía – cultura – política) y pensar a los ½ desde la cultura
Las mediaciones son entendidas como ese ‘lugar’ desde el que es posible percibir y comprender la
interacción entre el espacio de la producción y el de la recepción: que lo que se produce en la
televisión no responde únicamente a requerimientos del sistema industrial y a estratagemas
comerciales sino también a exigencias que vienen de la trama cultural y los modos de ver.
Propone partir la investigación desde “las mediaciones, esto es, de los lugares de los que
provienen las constricciones que delimitan y configuran la materialidad social y la expresividad
cultural de la televisión. Esos “lugares” serían aquellos en que se desarrollan las prácticas
cotidianas que estructuran los usos sociales de la comunicación: la cotidianeidad familiar, la
temporalidad social y la competencia cultural.
(Propone 3 lugares de mediación)
1. La cotidianidad familiar:
La tv latinoamericana tiene a la familia como unidad básica de audiencia. Denuncia los
aspectos represivos de la organización familiar. Presenta a la familia como un espacio donde
se dan relaciones cortas y de proximidad. Asume y forja dos dispositivos claves:
a) Simulación de Contacto: son mecanismos mediante los cuales la tv especifica su modo de
comunicación y la organiza sobre el eje de la función fáctica. Mantiene el contacto a
través de un PERSONAJE sacado del espectáculo popular y de un presentador con un
TONO que proporciona el clima requerido. (el coloquial – interpela a la familia
convirtiéndola en su interlocutor)
b) Retórica de lo directo: es un dispositivo que organiza el espacio de la tv sobre el eje de
PROXIMIDAD y la MÁGIA DEL VER (se opone al cine donde se mantiene una distancia entre
el emisor y receptor)
La hegemonía funciona dirigiéndose al interlocutor de forma colonial y familiar Media los usos
sociales de la televisión.
2. La temporalidad social:
Se produce una división del tiempo: tiempo productivo y tiempo de ocio. De este último se
ocupa la tv. Su programación se basa en el género de los textos televisivos a los que este
dirigido (target) buscando rentabilidad.
La serie y los géneros hacen la mediación entre el tiempo del capital y el tiempo de la
cotidianeidad
3. La competencia cultural:
Siempre se establecen malentendidos en la relación cultura/televisión. Hay críticos que
consideran que la televisión no es cultura y denuncian la decadencia cultural que ésta
produce. Muchos denuncian y pocos proponen, sin embargo aquellos que se animan a
proponer, sostienen que se debe dar una “elevación” de la TV. A esta postura se contraponen
los folklóricos, que sitúan a la TV como la verdadera cultura en el pueblo.
Barbero dice que la TV no es solo un asunto cultural sino también de comunicación.
Concuerda con Benjamín, cuando este habla de la fotografía y del cine (interpretación propia y
criolla: Benjamín dice: “Se plantea un debate con el cine, para ver si este sirve o no, pero lo que
verdaderamente importa es que ESTÁ, guste o no es parte de la cultura. No debe haber una
preocupación sino una ocupación. Se debe buscar una adaptación)
Las mediaciones se establecen entre las lógicas del sistema productivo y del sistema de
consumo, entre el formato y los modos de uso)
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