LUCES Y SOMBRAS DE LA HISTORIA: LA IRONÍA Clara Irene Armendáriz Armendáriz* * Doctora en Filología por la Universidad Complutense de Madrid UPIICSA, XX, VIII, 58 2012 65 Luces y sombras de la historia: la ironía RESUMEN Luces y sombras de la historia: la ironía El objetivo primordial de este estudio es señalar las ocasiones en que la ironía se emplea en Los pasos de López (LPL) de Jorge Ibargüengoitia y El seductor de la patria (ESP) de Enrique Serna, para conseguir la desmitificación de los caudillos Miguel Hidalgo y Antonio López de Santa Anna. Tanto la historia del héroe como la del antihéroe, encierran dentro de sus narraciones ironía verbal e ironía situacional, y de estos dos tipos de ironías se desprende toda una gama de matices del fenómeno irónico En LPL el uso de la ironía casi siempre va encaminada a la desacralización, deslucimiento o minimización de Periñón-Hidalgo y de los acontecimientos en los que el caudillo se ve involucrado. La novela de Serna también es enormemente irónica, pero contrariamente a lo que sucede en LPL, la mayor parte de la ironía de ESP se encamina a retratar a Santa Anna como a un antihéroe de cuerpo entero. No obstante, en esta novela existen momentos irónicos en los que Serna explica, dramatiza o contextualiza las circunstancias en las que actúa Santa Anna, por lo que su figura aparece menos satanizada y hasta un tanto reivindicada. UPIICSA, XX, VIII, 58 2012 66 Luces y sombras de la historia: la ironía Introducción La ironía es quizás la manifestación literaria de mayor importancia de los últimos tiempos. Es un rasgo común de la novela moderna y posmoderna, y aunque su inclusión no asegura la calidad de la obra, nunca falta en las narraciones de mayor prestigio. El término ironía es muy amplio y de muy difícil precisión, por lo que cabe puntualizar el sentido del concepto que se utiliza en el estudio de las dos novelas que se analizan en este texto. El objetivo de este trabajo es señalar las ocasiones en que la figuración irónica es empleada por los autores de Los pasos de López (LPL) y de El seductor de la patria (ESP), Jorge Ibargüengoitia y Enrique Serna, respectivamente, para conseguir la desmitificación de los caudillos. La historia del héroe así como la del antihéroe, contienen en sus narraciones ironía verbal e ironía situacional por separado y, muy frecuentemente, la combinación de ambas. Desarrollo De acuerdo con la teoría de Muecke la ironía verbal es también llamada intencional o instrumental y en ella se detecta la presencia de un ironista. La ironía situacional u observable, es involuntaria y se suscita por algún hecho visible. De estos dos tipos de ironías se desprende, como asegura Ballart, toda una gama de matices como la subversión de un hecho histórico conocido por todos; la presentación de una verdad contundente que luego se desmiente o se contradice; la incongruencia; el contraste entre apariencia y realidad; la dualidad que se refleja tanto en el discurso como en los hechos; la ruptura del sistema que lleva al lector a una percepción primero y luego a una reacción y el contraste de valores argumentativos. Aunque ésta es una muestra UPIICSA, XX, VIII, 58 bastante limitada de variantes, la presentación de diferentes aspectos de una misma manifestación da una buena idea del amplio espectro que abarca el fenómeno irónico. El tono de la novela de Ibargüengoitia es desmitificador por excelencia, por lo que la ironía y el humor campean por sus páginas. En la novela de LPL la utilización de la figuración irónica casi siempre va encaminada a la desacralización, reducción, deslucimiento o minimización de alguien o de algún acontecimiento memorable. Sin embargo, el señalamiento irónico de este trabajo con relación a LPL, se refiere únicamente a Periñón-Hidalgo y a los acontecimientos en los que este caudillo se ve involucrado. Por otro lado, aunque la novela de Serna también es enormemente irónica, la mayor parte de la ironía que aparece en ESP se encamina a mostrar a Santa Anna como a un antihéroe. En LPL el autor desmitifica al héroe, aunque a veces se nota el afecto del autor por el personaje histórico. En la novela de ESP Serna reafirma, en gran parte, la imagen de villano del caudillo. No obstante, en esta novela existen momentos irónicos en los que Serna explica, dramatiza o contextualiza las circunstancias en las que actúa Santa Anna, por lo que su figura aparece menos satanizada y hasta un tanto reivindicada. A estas escenas se refiere principalmente este texto, a las ocasiones en las que el autor implícito se introduce en el revés del mito establecido del villano. La novela LPL está repleta de episodios en los que las ironías verbales, situacionales y combinaciones de ambas se encadenan unas con otras, todas ellas con el cometido de desdorar el pasaje, quitarle solemnidad y brillo a un momento histórico o rebajar al plano mundano la figura del héroe. Una de las cinco pistas que propone Booth para la 2012 67 Luces y sombras de la historia: la ironía detección de la ironía, es aquélla que proclama como verdad un error evidente o, en su caso, subvierte un hecho histórico conocido por todos. Esto sucede en el pasaje histórico que se conoce como “el grito”. El narrador Chandón dice que este episodio tan conocido no es como lo cuentan, puesto que la leyenda (el mito) lo ha distorsionado, e insinúa que su relato es la versión verdadera: “A mi llegada a Ajetreo no hubo abrazo, porque Periñón no estaba. Había ido a visitar amigos que vivían fuera del pueblo.”1 El narrador le resta emotividad al momento en que él llega a Ajetreo a darle la noticia a Periñón de que la conspiración ha sido descubierta, en tanto que llega y no encuentra al cura. Éste anda en una visita social. No es que se haya alejado del lugar para cumplir con su deber eclesiástico de atender a algún moribundo en sus últimos momentos, sino que se dice que el cura simplemente anda visitando a unos amigos. La escena en general desinfla la expectativa del lector, por lo que éste experimenta una desilusión. el pueblo para apresarlos en nombre de la independencia: No hallábamos dónde encerrarlos. Por fin se nos ocurrió llevarlos a la cárcel. Hubo que soltar a los presos. . . (éstos) lo siguieron (a Periñón) lealmente en su aventura. Todos murieron.3 En Ajetreo sólo hay cinco españoles y el resto de la población son indígenas, mestizos y criollos que se alzan en contra de los primeros. La ironía situacional consiste en que el número de ibéricos es muy reducido en comparación con la gran cantidad de mestizos que hay en el pueblo. La situación es a todas luces desproporcionada, y por tanto, hace ridículo, por incongruente, el hecho de que todos los rebeldes vayan juntos a apresar a los primeros. La siguiente ironía también es situacional, puesto que nadie sabe dónde encerrar a los españoles, como si no fuese una obviedad que la cárcel es el lugar apropiado para apresar a alguien. La ironía situacional u observable aparece cuando se da el contraste entre lo que espera el lector y lo que realmente sucede (ilusión/desilusión). El ironista no se muestra, pero aunque no se note su presencia, se sabe que está allí agazapado. Aun cuando Chandón no lo expresa abiertamente, éste pasa por el mismo sentimiento de desencanto del lector cuando aquél llega a Ajetreo y no encuentra a Periñón. La ironía final de la cita es del destino o situacional, en tanto que al liberar Periñón a los presos, lejos de proporcionarles un beneficio, los perjudica, porque en la cárcel no tenían libertad, pero por lo menos tenían vida. En esta cadena de ironías que se engarzan unas con otras convergen la incongruencia, la evidencia inadvertida y la paradoja. Con todas ellas se crea una atmósfera jocosa dado lo absurdo y ridículo de las situaciones. La siguiente ironía que se enlaza con la anterior es cuando Periñón llega a su casa y al enterarse de lo sucedido en Cañada arma a su gente y va a buscar al delegado Patiño y a los otros cuatro españoles que vivían en Este mismo pasaje memorable, trascendental en la historia de México, continúa acumulando ironías que llevan el propósito de restarle colorido, brillo y solemnidad al acto: Ibargüengoitia, Jorge. Los pasos de López, ed. cit. p. 118. . . 3 1 UPIICSA, XX, VIII, 58 Ibid. p. 118 2012 68 Luces y sombras de la historia: la ironía Cuando la campana tocó a rebato ya el peligro había pasado: los españoles estaban presos, los alguaciles desarmados, la ciudad en nuestras manos. Periñón descolgó la imagen de la Virgen Prieta que estaba en el cuadrante, arrancó tres palos del bastidor y amarró el cuadro a una lanza, convirtiéndola en estandarte. —Esta será nuestra bandera—dijo— y con ella venceremos.4 De nuevo se advierte en esta cita la ironía verbal/situacional en el hecho de que la campana toca a rebato a destiempo. Ésta no tiene la intención de llamar a los habitantes del pueblo porque éstos ya están allí; no hay ningún peligro inminente puesto que los españoles ya están bajo custodia y los alguaciles no tienen armas; tampoco se advierte ningún ataque repentino, en vista de que no hay nadie que pueda atacar al pueblo. El desfase que ocurre en el tiempo entre el desarrollo de los acontecimientos y el repique posterior de la campana, cuando debería haber sido al revés, hace que la escena se vea irrisoria y absurda en lugar de gloriosa. A esta situación se suma el hecho de que Periñón toma una imagen de la Virgen Prieta y la adapta como bandera de guerra. Una representación religiosa y sagrada de la Virgen la utiliza Periñón para fines profanos y hostiles, lo cual es también una incongruencia. Además, Chandón llama a la Virgen Morena de Guadalupe, la Virgen Prieta, adjetivo este último que frecuentemente se utiliza de manera despectiva para describir a alguien de tez morena muy oscura, con lo que el autor implícito, desdoblado en narrador, lleva a cabo una flagrante irreverencia religiosa. 4 Ibid. UPIICSA, XX, VIII, 58 La escena de “El Grito de Independencia” continúa engarzando un rosario de ironías que desmitifican uno de los momentos cumbres en la historia de México. Después de tomar Periñón el estandarte de la Virgen en la iglesia repleta de gente, sale al presbiterio y grita: — ¡Viva México! ¡Viva la independencia! ¡Viva la Virgen Prieta! El pueblo le contestó: — ¡Viva el señor cura Periñón! Ni él gritó “¡vamos a matar españoles!” ni matamos a ninguno aquella noche. Periñón abrió una barrica del vino que él mismo hacía y nos dio a probar. Estaba agrio. Después dispuso guardias y nos fuimos a dormir. 5 Periñón lanza vítores a México, a la independencia y a la Virgen y se supone que el pueblo debe responder repitiendo los mismos vivas. Sin embargo, la gente contesta con un “viva” para el cura, como si él estuviera por encima de todo lo demás, por lo que queda claro que ésta es una ironía verbal, donde se nota la presencia del ironista. Luego Chandón desmiente la creencia común de que el cura, en esa ocasión, arenga a la turba para que ésta mate españoles. En vez de esto, Periñón quiere celebrar en grande el momento repartiendo a la concurrencia vino del que él mismo fabrica, pero el festejo resulta un fracaso porque el vino está agrio (verbal/situacional). El desenlace de este glorioso acontecimiento de “el grito” es un verdadero fiasco, una gran desilusión y una burla a la historia oficial porque en lugar de que la acción empiece inmediatamente, todos se van a dormir tranquilamente. La gran ironía que abarca en su ámbito a todas las demás ironías eslabonadas en este episodio, es la que Booth propone como 5 Ibid. p. 119 2012 69 Luces y sombras de la historia: la ironía una de las cinco pistas para la percepción de la ironía, que es la de la subversión de un hecho histórico conocido por todos. El propósito de la transposición de un hecho histórico brillante, solemne y glorioso en un evento opaco, antisolemne y común, es el de mostrar otra posibilidad más pedestre de ver la historia, sin necesidad de glorificarla ni magnificarla. La coloración afectiva de esta ironía, según Ballart, es necesariamente de decepción, y su significación estética encierra en sí la esencia de lo que el autor intenta hacer contra la historia oficial, por lo que encaja perfectamente en el cuerpo de la novela. En el análisis de las ironías desmitificadoras del villano Santa Anna en ESP, contrario al procedimiento utilizado en LPL de escoger un momento histórico glorioso, se selecciona uno de los episodios más trágicos y amargos de la historia nacional mexicana: la pérdida de Texas frente a Estados Unidos. La historia oficial, quizá injustamente, le achaca este doloroso despojo sufrido por México a un solo hombre: a Antonio López de Santa Anna. No obstante, en ESP Serna contextualiza las circunstancias en que tuvieron lugar los acontecimientos y, por este solo hecho, la figura del “traidor más grande de México” recibe una cierta reivindicación. En ESP aparecen varios pasajes en los que Santa Anna, enfermo, recorre gran parte del territorio mexicano con un ejército desapercibido, cansado y hambriento para llegar hasta Texas. Cuando por fin llega, el clima inmisericorde merma considerablemente al ejército mexicano, pero los sufrimientos y las bajas no son suficientes para hacerlo retroceder. Por tanto, el Santa Anna de la historia oficial, a veces, no se parece a la descripción de antihéroe que aquélla hace de él: La nevada se prolonga por varios días y el campamento se convierte en un cementerio donde la muerte está de manteles blancos. Entre los prófugos y los congelados sufro una merma de 400 hombres. Cualquiera en mi lugar ordenaría la retirada, para reanudar la expedición en otra época del año. Pero yo conozco a mi gente y sé que se crece en la adversidad, como los viejos caballeros águila. ¡Arriba, mis valientes! Ahora menos que nunca podemos retroceder. 6 La primera ironía que salta a la vista es el tipo de discurso que en esta sección emplea el narrador. Aquí usa el discurso indirecto libre, como si estuviera hablando consigo mismo y a la vez registrara las conversaciones que tiene con sus subalternos. En esta cita sólo se percibe al Santa Anna bueno. En las primeras líneas del pasaje pueden observarse ironías de tipo verbal/situacional puesto que el caudillo al hablar compara su campamento con un cementerio y contrasta esta idea fúnebre con la de festín de la muerte. Aparece luego una ironía de contraste entre apariencia y realidad con relación a lo que se espera de él, siendo un villano (su retroceso), y lo que decide hacer (continuar la marcha), a pesar de la adversidad. Además, Santa Anna se muestra como un jefe militar preocupado por sus soldados y por mantenerles el ánimo en alto, circunstancia que tampoco concuerda, en este pasaje, con la imagen de cobarde y traidor que tiene en la historia. Una parte considerable del episodio de las batallas de Santa Anna contra los colonos texanos continúa apuntando a un caudillo cuya personalidad aparece diferente del conocido antihéroe. La marcha de su 6 UPIICSA, XX, VIII, 58 Serna, Enrique.,op. cit. p. 226 2012 70 Luces y sombras de la historia: la ironía ejército llega a San Antonio Béjar, donde se encuentra el fuerte del Álamo, plaza que uno de sus subalternos pierde contra un puñado de texanos, y que Santa Anna pretende reconquistar: Afuera se han quedado los esclavos negros, que saludan con regocijo nuestra llegada. Los libro de sus cadenas a martillazos y a cada uno le regalo un peso y un sarape. Me conmueven sus muestras de gratitud, en especial los besos de los pequeñines. Corran y díganle a sus hermanos de raza que en México todos son iguales ante la ley sin distinción de color ni de nacimiento. 7 En esta cita se aprecia una ironía observable en cuanto a que se contempla a Santa Anna siendo magnánimo con los esclavos negros, cuando sus propios soldados carecen no sólo de cobertores para el frío, sino de todo lo demás. Asimismo, el caudillo se presenta como un hombre de carne y hueso, sensible y capaz de emocionarse ante el agradecimiento de los esclavos niños. Por otra parte, siente el orgullo patrio de pertenecer a un país donde no existe la esclavitud y todos los hombres gozan de equidad ante la ley. El Santa Anna de esta escena es magnánimo, sensible y patriota; estos valores contrastan diametralmente con los atributos que la historia le ha impuesto. Cámara de Diputados, el ministro de Guerra y Marina José María Tornel rindió un informe a la nación sobre los últimos sucesos en la campaña de Texas. Según partes oficiales recibidos ayer, los sublevados que defendían el Fuerte del Álamo en el poblado de San Antonio Béjar fueron derrotados a sangre y fuego por el ejército pacificador que comanda el invicto General Presidente don Antonio López de Santa Anna. . . 8 El cambio en el tipo de narración que va del discurso indirecto libre al de imitación del lenguaje utilizado en un artículo periodístico, es una ironía de contraste. Esta cita pretende captar los rasgos estilísticos de la prensa para informar a la opinión pública sobre la gran hazaña del “héroe” Santa Anna. Curiosamente, no es el propio caudillo quien relata su proeza, sino que es un tercero a través de un medio impreso, con lo cual el autor implícito lleva a cabo un distanciamiento irónico del personaje, a pesar de que el artículo periodístico es favorecedor a la figura de Santa Anna. Un caso más de distanciamiento irónico y de imitación de un rasgo estilístico en el discurso es el que aparece hacia el final de la misma nota periodística: Para cerrar con broche de oro la memorable asamblea, el insigne poeta Lauro Rossi leyó un epinicio dedicado al vencedor del Álamo: Ilustre Santa Anna, preclaro caudillo, todo a tu presencia se vuelve vencible, eres en el triunfo clemente y sencillo, pero en el combate, con razón terrible . . . 9 El ejército de Santa Anna recobra la plaza de San Antonio Béjar y con ella el fuerte del Álamo, donde todos sus ocupantes mueren. LA LIMA DE VULCANO (20 de marzo de 1837) Las armas nacionales se cubren de gloria Esta mañana, desde la tribuna de la 7 Ibid. pp. 227-228 UPIICSA, XX, VIII, 58 8 9 Ibid. p. 229 Ibid. pp. 229-230. . 2012 71 Luces y sombras de la historia: la ironía El canto de victoria que el poeta dirige a Santa Anna es bastante irónico, puesto que a pesar de que lleva una intención de loa, desde el punto de vista de Rossi, éste consigue exactamente el efecto contrario, ya que el ironista se burla del “héroe” poniendo ridiculeces en boca del poeta. No obstante, el fragmento señala que el caudillo lleva a su ejército a obtener una victoria más para México, lo cual habla bien de él. Tras la toma del Álamo el ejército de Santa Anna parece recobrar bríos y éste decide continuar la marcha para ir en busca de Samuel Houston, jefe de los texanos, que ya no está lejos: [N]o podemos detenernos a descansar (...) Al día siguiente libro mi primera escaramuza con el enemigo, que sólo nos lanza (...) disparos de artillería (...) llegan refuerzos (...) Filisola me envía (...) indios harapientos y enfermos que no tienen fuerzas ni para cargar el fusil (...) El general Cos (...) al frente de la columna, me pide un descanso antes de entrar en batalla (...) su gente no ha comido ni dormido en 24 horas. Animado por la favorable reacción que percibo (...) con la llegada de los refuerzos (...) concedo el descanso a todo el ejército (...) Houston ocupa una posición muy desventajosa (...) ordeno montar una guardia (...) y me acuesto a la sombra de un encino. La verdad, a mí también me hace falta una siesta. No he pegado el ojo desde que cruzamos el paso de Thompson. 10 El fragmento encierra varias entidades en conflicto que se reflejan tanto en el discurso como en los hechos. Esta dualidad gene10 Ibid. pp. 234-235 UPIICSA, XX, VIII, 58 ra los dos tipos de ironías conocidos como verbal y situacional, ya antes mencionados. La primera ironía surge en el discurso de Santa Anna cuando dice “no podemos detenernos a descansar”; pero en los hechos, sí hacen una parada para reponer fuerzas. La segunda también proviene del lenguaje empleado por el caudillo, toda vez que dice haber tenido la primera “escaramuza” con el ejército enemigo. En los hechos, los texanos dan muestras de fortaleza en su armamento, en vista de que cuentan con artillería, lo que significa que cuentan con cañones, morteros y obuses que los mexicanos no tienen. Sin embargo, Santa Anna habla del asunto como si el ejército texano mostrara una clara debilidad en su ataque. La tercera ironía también se refleja en el discurso y en los hechos, ya que los “refuerzos” que recibe el ejército mexicano, “no tienen fuerza ni para cargar un fusil”, por lo que no sólo no lo fortalecen, sino que, paradójicamente, lo debilitan porque es gente enferma que supone una carga. La cuarta tiene que ver con dos hechos en conflicto: por un lado los soldados mexicanos van a librar una batalla decisiva para conservar la provincia de Texas y, por otro, no tienen las condiciones para hacerlo. El ejército mexicano no ha comido ni dormido en 24 horas, además de haber tenido una travesía extremadamente difícil y extenuante. La quinta ironía, verbal/situacional, es un choque entre apariencia y realidad. Está relacionada con la creencia de Santa Anna de que Houston ocupa una posición desfavorable, lo cual es desmentido por los hechos más adelante. En la sexta y última ironía también hay un contraste entre apariencia y realidad. Santa Anna aparenta tener fortaleza para comandar una batalla tan importante como la de San Jacinto, pero la realidad es que él también necesita “una siesta” porque lleva mucho tiempo sin dormir. A simple vista parecería que estas ironías 2012 72 Luces y sombras de la historia: la ironía nada tienen que ver con la desmitificación de la imagen de villano de Santa Anna. Sin embargo, todas ellas van encaminadas a señalar la posición y las difíciles circunstancias que rodean al caudillo en un momento crucial para México. Las ironías ayudan a crear una cierta empatía del lector con relación a Santa Anna, para que de este modo comprenda un poco mejor que el caudillo poco o nada podía hacer para conservar Texas. El propio Serna dice en una entrevista: (...) Texas, por ejemplo: no se perdió cuando Santa Anna fue a la campaña y se durmió en la batalla de San Jacinto; esos territorios empezaron a perderse treinta años antes, desde que los norteamericanos empezaron a poblarlo y México no envió contingentes que contrarrestaran la presencia invasora. Ésa era una pérdida inevitable, con o sin Santa Anna.” 11 Mientras duerme, Santa Anna sueña el “futuro venturoso” de la tierra reconquistada. Se ve ante el Congreso de la nación triunfante, donde no pide nada para él, pero sí desea recompensar con extensas tierras a quienes participaron en la campaña. Se siente el emperador del imperio mexicano, el Napoleón de América a quien le pagan tributo los pueblos por él conquistados: Interrumpe mi sueño el ruido de las armas. Al despertar veo con sorpresa que el enemigo ha entrado a saco en el campamento. No tengo tiempo de ponerme las botas (...) ¿Qué pasó con las guardias de Castrillón? Tenía órdenes de reportarme el menor movimiento del enemigo. Al Gil Eve,”La seducción literaria”, Revista X, No. 19, México, noviembre de 1999, p. 15 11 UPIICSA, XX, VIII, 58 pasar frente a su tienda lo veo agonizar con un abanico de naipes entre los dedos (...) demasiado tarde para regañarlo (...) En un descuido todo se fue a la mierda. Pero ¿quién se podía imaginar ese revés del destino? 12 La ironía que primero se percibe es la del contraste que hay, dentro del mismo sueño, entre lo que Santa Anna “solicita al Congreso”, donde el caudillo todavía se muestra generoso, y lo que planea para el futuro, cuando todo el mundo le rinde pleitesía al “Napoleón de América”. En este momento el propio Santa Anna reafirma su propio mito de antihéroe y de un ser ególatra sediento de gloria. La siguiente ironía tiene lugar en el momento del choque entre “lo ideal” (el sueño) y “lo real” (la vigilia), cuando el fragor de la batalla lo hace despertar sobresaltado a la cruda realidad de tener sobre su ejército al enemigo texano. A estas ironías se suceden las de ver a su “guardián” agonizando con un juego de cartas entre las manos, lo cual implica que éste, junto con sus ayudantes se dedicaron a jugar baraja en lugar de estar pendientes de los movimientos del ejército enemigo. Por último, aparece la ironía del destino que presenta a Santa Anna a punto de convertirse en un vencedor al derrotar a Houston y a su ejército, y enseguida lo muestra siendo derrotado. Esta última ironía ilustra bien el principio de “ruptura del sistema” del que habla Bousoño en su teoría, toda vez que se tienen dos fases donde la primera es de ilusión, y la segunda de desilusión. Es evidente que en este último pasaje las ironías ya no se utilizan solamente para desmitificar al villano, sino que sirven de igual modo para mitificarlo. 12 Serna, Enrique, op. cit. pp. 235-236 2012 73 Luces y sombras de la historia: la ironía Conclusiones Queda demostrado entonces, que el carácter ambiguo de la ironía la convierte en una operación narrativa. Funciona lo mismo para rebajar al héroe y desdorar los eventos que él protagoniza, como sucede en las escenas de “el grito” en LPL, así como para elevar a la categoría de ser humano al antihéroe tachado de traidor en la historia oficial. En LPL la ironía hace ver a Periñón como a un cura mundano y libertino, aunque simpático. Mientras tanto, en algunos pasajes de ESP, se aprecia a un Santa Anna menos villano, más humano y hasta un tanto reivindicado. Bibliografía Ballart, Pere, Eironeia: La figuración irónica en el discurso literario moderno, Barcelona, Quaderns Crema, 1994 Booth, Wayne, Retórica de la ironía, Madrid, Taurus Humanidades, 1989 Serna, Enrique, El seductor de la patria, México, Joaquín Mortiz, 1999 Gil, Eve, “La seducción literaria”, Revista X, No. 19, México, 1999 Ibargüengoitia, Jorge, Los pasos de López, México, Joaquín Mortiz, 12ª. reimp.1998 Muecke, D.C., The Compass of Irony, London, Methuen, 1969 UPIICSA, XX, VIII, 58 2012 74