LA GUERRA DE LOS CONDENADOS VENCER O MORIR MATAR PARA VIVIR EN LIBERTAD Han crecido en número, están mejor preparados y se han convertido en un ejército temible. Sedientos de venganza y condenados por la República, los hombres de Espartaco amenazan al Imperio romano para destruir todo lo que representa. Luchan contra la opresión y están dispuestos a pagar con su vida. Este es el leit motiv de “Spartacus: la guerra de los condenados”, cuarta y definitiva entrega de la serie que Cuatro estrena este miércoles a partir de las 00:30h. Producida por Sam Reimi (“Spiderman”), protagonizada por Liam McIntyre (“The Pacific”), Manu Bennett (“El Hobbit”) y Simon Merrells (“Las nuevas aventuras de Robin Hood”), “Spartacus” llega a su final. Con unos espectaculares efectos visuales y con una marcada estética cómic, señas de identidad de la saga, la serie de Starz ha sido rodada íntegramente en Nueva Zelanda, traducida a 15 idiomas y emitida en más de 150 países. GUERRA TOTAL CONTRA ROMA Tras la derrota de Cayo Claudi Glaber, el ejército rebelde liderado por Espartaco (Liam McIntyre) y sus generales Crixus (Manu Bennett), Gannicus (Dustin Clare) y Agron (Dan Feuerriegel) siguen acumulando victorias sobre Roma. Ahora son una fuerza imparable que ha comenzado a desafiar incluso a los ejércitos más poderosos de la República y se preparan para lo inevitable: una guerra total contra Roma. I. ENEMIGOS DE ROMA Ante esta situación, el Senado recurre a uno de los ciudadanos más ricos, un poderoso político, estratégico y ambicioso, Marco Craso (Simon Merrells), que no cometerá los mismos errores que sus predecesores. Craso ha estudiado a sus rivales, conoce sus movimientos y sus motivaciones y está convencido que con su estrategia puede aplastar a Espartaco y a la rebelión. Espartaco lidera un ejército que va creciendo en número. La República llama a sus filas a Marco Craso, uno de los ciudadanos más ricos y ambiciosos que ayudará en la campaña contra la rebelión. Durante su camino a Roma, el ejército de Espartaco crecerá en número con la llegada de los cilicios, un grupo de piratas despiadados que atacan buques y costas y que se han convertido en otro problema para la República. Pero cuando los dos grupos unen sus fuerzas, crece la desconfianza entre ellos: mientras que los rebeldes de Espartaco luchan por la libertad, los cilicios se mueven únicamente por dinero. Espartaco y sus hombres recurren al asalto para proporcionar alimentos y refugio para su pueblo. Mientras tanto, Craso empieza a formar un temible ejército. II. LOBOS EN LA PUERTA