Informe sobre la epidemia mundial de

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Resumen analítico
2004
Informe sobre
la epidemia mundial de
SIDA
Cuarto informe mundial
ONUSIDA (versión española, julio de 2004)
Versión original inglesa, UNAIDS/04.16E, junio de 2004:
2004 report on the global AIDS epidemic : 4th global report
Traducción – ONUSIDA
© Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el
VIH/SIDA (ONUSIDA) 2004.
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Informe sobre la epidemia mundial de SIDA
2004
Resumen analítico
Informe sobre la epidemia mundial de SIDA 2004: Resumen analítico
I.
Responder al SIDA
El SIDA es una crisis de carácter excepcional: es a la vez una emergencia y una cuestión de desarrollo a
largo plazo. A pesar del aumento de la financiación, el compromiso político y los progresos realizados en
la ampliación del acceso al tratamiento del VIH, la epidemia de SIDA sigue adelantándose a la respuesta
mundial. No hay ninguna región del mundo a salvo. La epidemia mantiene su gran dinamismo, su crecimiento y su carácter cambiante mientras el virus aprovecha nuevas posibilidades de transmisión.
En muchos países de África subsahariana, las tasas
de infección por el VIH mantienen aún su ritmo
ascendente. Se estima que, sólo en 2003, en esa
región hubo tres millones de nuevas infecciones.
En otros lugares, como es el caso de Europa
oriental y Asia –regiones con las epidemias de crecimiento más rápido en el mundo–, todo parece
indicar que están progresando sin obstáculos
nuevas epidemias.
desarrollar conjuntamente políticas basadas en
datos científicos, antes que en la retórica política,
y embarcarnos audazmente en un nuevo plan de
acción: un plan de acción futura basado en enfoques innovadores.
Principales dificultades
El rostro femenino de la epidemia. Las mujeres están cada vez más expuestas al riesgo de
contraer la infección. Hasta diciembre de
2003, constituían cerca del 50% de todas
las personas que vivían con el VIH en todo
el mundo, y el 57% en África subsahariana.
Las mujeres y las niñas también soportan la
peor parte del impacto de la epidemia: son
quienes tienen más probabilidades de atender
a las personas enfermas de la familia, perder su
trabajo, quedarse sin ingresos y abandonar la
escuela como consecuencia de la enfermedad,
así como de afrontar el estigma y la discriminación. Se necesitan abordar urgentemente
los diversos factores que contribuyen a la vulnerabilidad y riesgo de la mujer, entre ellos, las
desigualdades culturales y por razón del sexo,
la violencia y la ignorancia.
Después de más de 20 años y 20 millones de
personas fallecidas tras el primer diagnóstico de
SIDA en 1981, cerca de 38 millones de personas
(intervalo: 34,6-42,3 millones) están viviendo con
el VIH. Aun cuando es difícil encontrar un remedio, hemos adquirido enseñanzas fundamentales
acerca de lo que funciona mejor para prevenir
nuevas infecciones y mejorar la calidad de vida y la
atención de las personas que viven con el VIH. Se
han hecho algunos avances importantes, como el
desarrollo de fármacos antirretrovíricos.
A pesar de estos indicios de progreso, siguen existiendo grandes obstáculos para invertir el curso de
la epidemia. Los fondos para el SIDA han aumentado mucho pero aún no alcanzan la mitad de lo
que se necesita, y no siempre se utilizan de forma
eficaz. Muchos líderes nacionales siguen negando
el impacto del SIDA entre sus ciudadanos y en sus
sociedades.
Los jóvenes de 15–24 años constituyen la
mitad de todas las nuevas infecciones por el
VIH en el mundo. Son la mayor generación
de jóvenes de la historia, y si queremos que
aporten su parte crucial en la lucha contra
la epidemia necesitan un entorno protector:
escolarización en condiciones de regularidad,
y acceso a los servicios de salud y de apoyo.
En la actualidad nos vemos abocados a tomar
decisiones de vida o muerte. Si no emprendemos
una acción de envergadura, la epidemia mundial
continuará yendo por delante de la respuesta.
No obstante, existe una alternativa: podemos
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ONUSIDA
Financiación mundial para el SIDA
Ampliación de los programas de tratamiento
que ofrecen tratamiento antirretrovírico que
prolonga la vida. Sólo el 7% de las personas
que necesitan tratamiento antirretrovírico en
los países de ingresos bajos y medianos tiene
acceso a medicamentos antirretrovíricos, es
decir, 400 000 personas al final de 2003. Estos
programas deben ser sostenibles para impedir el
desarrollo de cepas farmacorresistentes al virus.
Además de proporcionar datos mundiales, regionales y nacionales actualizados, el Informe sobre la
epidemia mundial del SIDA 2004 presenta nuevas
estimaciones sobre los recursos mundiales necesarios para luchar eficazmente contra la epidemia en
el mundo en desarrollo. Por primera vez, las estimaciones revisadas se basan en los datos obtenidos
en 78 países, muchos de ellos en primera línea de
la epidemia de SIDA.
En África meridional, diversos países están
haciendo frente a una crisis creciente en el
suministro de servicios públicos vitales que
son cruciales para la respuesta al SIDA. Las
razones de esa crisis van desde la migración de
personal fundamental del sector público y al
privado, y al extranjero, al impacto mortífero
de la propia epidemia de SIDA.
A pesar de que el gasto mundial relativo al SIDA
se ha multiplicado por 15, de US$ 300 millones
en 1996 a algo menos de US$ 5000 millones en
2003, no llega a la mitad de lo que se necesitará
en 2005 en los países en desarrollo. De acuerdo
con las estimaciones de costos revisadas recientemente, se calcula que en 2005 se necesitarán US$
12 000 millones (por encima de los US$ 10 000
millones previstos anteriormente) para las actividades de prevención y atención en los países de
ingresos bajos y medianos, mientras que en 2007
esa cifra pasará a ser de US$ 20 000 millones.
Ampliación de los programas de prevención
que actualmente llegan sólo a una de cada
cinco personas en riesgo de infección por el
VIH. En 2003, en los países de ingresos bajos
y medianos sólo se ofreció servicios para prevenir la transmisión maternoinfantil del VIH
a una de cada 10 mujeres embarazadas. En los
países de ingresos elevados, se ha dado mayor
prioridad al tratamiento que a la prevención,
con lo que por primera vez tras el último decenio se han observado aumentos en la transmisión del VIH.
Los US$ 20 000 millones necesarios para 2007 se
destinarían a suministrar antirretrovíricos a algo
más de seis millones de personas (más de cuatro
millones en África subsahariana), prestar apoyo
a 22 millones de huérfanos y proporcionar asesoramiento y pruebas voluntarias del VIH a 100
millones de adultos, educación escolar sobre el
SIDA a 900 millones de estudiantes y servicios de
asesoramiento inter pares a 60 millones de jóvenes que no van a la escuela. Alrededor del 43%
de estos recursos se necesitarán en África subsahariana, el 28% en Asia, el 17% en América Latina
y el Caribe, el 9% en Europa oriental y el 1% en
África del Norte y Oriente Medio.
Abordar el estigma y la discriminación.
Ambos fenómenos entorpecen la eficacia de
las respuestas al SIDA, son un obstáculo para
que las personas se sometan a las pruebas del
VIH, dificultan el uso de preservativos o que
las mujeres VIH-positivas no amamanten a
sus hijos para protegerlos contra la infección,
e impiden que los grupos marginados como
los consumidores de drogas intravenosas reciban la atención y apoyo que necesitan.
El financiamiento total de la respuesta al SIDA
requerirá un esfuerzo extraordinario que no
puede cubrirse con los presupuestos ordinarios
de desarrollo nacional e internacional planificados actualmente. Necesitará un liderazgo excepcional y deberá utilizar recursos inexplotados en
el presente.
Abordar el olvido de los huérfanos. Se estima
que el SIDA se ha cobrado la vida de uno o
ambos padres de unos 12 millones de niños en
África subsahariana, y la gran mayoría de esos
huérfanos no recibe la atención apropiada.
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Informe sobre la epidemia mundial de SIDA 2004: Resumen analítico
II. Panorama general
En 2003, casi cinco millones de personas se infectaron por el VIH, la cifra más alta de infecciones en un
sólo año desde el comienzo de la epidemia. A nivel mundial, el número de personas que viven con el VIH
continúa creciendo, de 35 millones de 2001 a 38 millones de 2003. El mismo año, cerca de tres millones
de personas fallecieron por causa del SIDA; desde que se identificaron los primeros casos de SIDA, en
1981, han fallecido más de 20 millones de personas.
La epidemia no es homogénea en cuanto a magnitud o impacto dentro de las regiones; algunos países están
más afectados que otros, y dentro de los propios países se observan amplias variaciones en los niveles de
infección entre las distintas provincias, estados o distritos.
Estimaciones nuevas y revisadas
El número de personas que viven con el VIH sigue aumentando, de 35 millones en 2001 a 38 millones de
2003. El informe de 2004 del ONUSIDA presenta las últimas tendencias mundiales y, por primera vez, las
tasas de prevalencia del VIH de años anteriores revisadas, lo que permite mejorar la comprensión sobre
cómo se está propagando la epidemia. Comparar las estimaciones más recientes con las que se publicaron
en años anteriores induce a errores.
Por primera vez, en el informe se comparan las nuevas estimaciones de 2003 con las estimaciones revisadas de 2001 basadas en metodologías mejoradas. Esta es la mejor manera que se conoce para obtener una
visión más precisa de la epidemia de SIDA. Si bien las nuevas estimaciones mundiales son ligeramente inferiores a las publicadas con anterioridad, el número real de personas que viven con el VIH no ha disminuido;
antes bien, basándonos en las estimaciones de 2001, la epidemia continúa creciendo.
Las estimaciones del VIH, con independencia de que se basen en encuestas por hogares o en encuestas
entre mujeres embarazadas, necesitan evaluarse de forma rigurosa a medida que evoluciona la epidemia.
Para lograr una certidumbre del 100% en el cálculo del número de personas que viven con el VIH a nivel
mundial, por ejemplo, sería necesario someter repetidamente a la prueba del VIH a todas las personas del
mundo, lo que es logísticamente imposible.
Asia
En Asia, la epidemia de VIH se mantiene principalmente concentrada entre los consumidores
de drogas intravenosas, los varones que tienen
relaciones sexuales con varones, los profesionales
del sexo, sus clientes y sus parejas sexuales inmediatas. La cobertura de la prevención eficaz en esos
grupos es insuficiente, en parte por el estigma y
la discriminación. Algunos países asiáticos, como
Tailandia y Camboya, que han apostado por
afrontar abiertamente los comportamientos de
alto riesgo como el trabajo sexual, han obtenido
mejores resultados en la lucha contra el VIH, tal
La epidemia en Asia se está propagando rápidamente. Esto es más manifiesto en China, Indonesia
y Viet Nam, donde se observan aumentos acusados en las infecciones por el VIH. Se estima que en
la región hay 7,4 millones de personas que viven
con el VIH, y sólo el año pasado se produjeron 1,1
millones de nuevas infecciones, una cifra superior
a la de cualquier otro año precedente. La epidemia
de crecimiento rápido de Asia, una región con el
60% de la población mundial, tiene implicaciones
de gran alcance mundial.
5
ONUSIDA
como se observa en la reducción de las tasas de
infección entre los profesionales del sexo.
ron unos tres millones de personas, mientras que
fallecieron por SIDA otros 2,2 millones, eso es, el
75% de los tres millones de defunciones por SIDA
ocurridas en el mundo el mismo año.
No obstante, no hay lugar para el exceso de confianza. A pesar de la reducción en el número de
jóvenes tailandeses que acuden a los prostíbulos,
por ejemplo, también se está observando un
aumento en las relaciones sexuales ocasionales.
La vigilancia del comportamiento efectuada entre
1996 y 2002 pone de manifiesto un aumento
claro en la proporción de escolares de secundaria
que son sexualmente activos, y al mismo tiempo
niveles sistemáticamente bajos de utilización del
preservativo.
No puede decirse que exista una epidemia de VIH
típica de África; a lo largo del continente se observan grandes diferencias en los niveles y tendencias
de la infección por el VIH. En seis países, la prevalencia del VIH en adultos es inferior al 2%, mientras que en otros seis está por encima del 20%. Los
siete países de África meridional presentan niveles
de prevalencia del VIH superiores al 17%, con
tasas para Botswana y Swazilandia por encima del
35%. En África occidental la prevalencia del VIH
es mucho más baja; ningún país de esa región tiene
una prevalencia superior al 10%, y en su mayoría
esa tasa oscila entre el 1% y el 5%. La prevalencia
en adultos en los países de África central y oriental
se sitúa entre las correspondientes a las zonas occidental y meridional del continente, con valores
entre el 4% y el 13%.
Si otros países asiáticos fracasan en su intento de
llegar a las poblaciones expuestas al mayor riesgo,
la epidemia afectará a un número mucho más elevado de personas en la población general.
Dejando aparte Sudáfrica, la India tiene el
mayor número de personas infectadas por el
VIH: se estima que en 2003 eran 5,1 millones.
Sin embargo, el nivel de conocimiento acerca
del virus y su transmisión sigue siendo escaso e
incompleto, y preocupa el hecho de que muchos
varones que tienen relaciones sexuales con varones puedan estar infectando a las mujeres con las
que también tienen relaciones sexuales.
Las mujeres africanas corren mayor riesgo de
contraer el VIH, y se infectan a una edad más
temprana que los varones. En el momento actual,
en África subsahariana por término medio hay 13
mujeres VIH-positivas por cada 10 varones VIHpositivos, en contraposición a 12 mujeres infectadas por cada 10 varones infectados en 2002. La
diferencia en los niveles de infección entre varones
y mujeres es aún más notable en el caso de los
jóvenes de 15-24 años. En un estudio se comparó
la proporción de mujeres jóvenes que vivían con el
VIH con la de varones jóvenes en la misma situación, que resultó oscilar entre 20 mujeres por cada
10 varones en Sudáfrica, y 45 mujeres jóvenes por
cada 10 varones jóvenes en Kenya y Malí.
África
Se estima que actualmente hay unos 25 millones
de personas que viven con el VIH en África subsahariana. Aparentemente se está produciendo una
estabilización en las tasas de prevalencia del VIH,
pero esto se debe principalmente a un aumento
en las defunciones por SIDA y a un crecimiento
continuo en las nuevas infecciones. La prevalencia
continúa aumentando en algunos países como
Madagascar y Swazilandia, mientras que en otros
como Uganda está descendiendo en el conjunto
del país.
En África del Norte y Oriente Medio, cerca de
480 000 personas están viviendo con el VIH. En
esa región, la vigilancia sistemática de la epidemia
no está bien desarrollada, en particular entre los
grupos de alto riesgo como los consumidores de
drogas intravenosas. No obstante, en la mayor parte
de la región la infección por el VIH se concentra en
ese grupo. También preocupa el hecho de que el
En África subsahariana, cuya población constituye algo más del 10% de la población mundial,
vive cerca de las dos terceras partes de todas las
personas que tienen el VIH. En 2003, se infecta-
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Informe sobre la epidemia mundial de SIDA 2004: Resumen analítico
virus se pueda estar propagando silenciosamente
entre los varones que tienen relaciones sexuales
entre ellos, ya que en muchos lugares tales prácticas
están ampliamente condenadas y son ilegales.
la prevalencia nacional es inferior al 1% pero en
algunas ciudades el 60% de los consumidores de
drogas intravenosas están infectados por el VIH.
En América central, el VIH se propaga predominantemente a través de las relaciones sexuales,
tanto heterosexuales como entre varones que
tienen relaciones sexuales con varones.
Europa oriental y Asia central
En Europa oriental y Asia central las epidemias
prosiguen su avance, impulsadas principalmente por el consumo de drogas intravenosas.
Actualmente hay cerca de 1,3 millones de personas que viven con el VIH, en comparación con
aproximadamente 160 000 en 1995. Es especialmente llamativo que el 80% de esas personas no
llega a los 30 años de edad. Estonia, Letonia y la
Federación de Rusia son los países más afectados,
pero el VIH sigue propagándose también en
Belarús, Kazajstán y Moldova.
Caribe
Tres países del Caribe presentan tasas de prevalencia nacional del VIH de por lo menos el 3%:
Bahamas, Haití y Trinidad y Tabago. En la región,
alrededor de 430 000 personas están viviendo con
el VIH.
La epidemia del Caribe es principalmente heterosexual, y en muchas partes está concentrada entre
los trabajadores sexuales. Sin embargo, también
se está propagando entre la población general. El
país más afectado es Haití, con una prevalencia
nacional de alrededor del 5,6%, la más elevada
fuera de África.
La fuerza impulsora más importante de la epidemia en esta región es el consumo de drogas
intravenosas. No obstante, en algunos países la
transmisión sexual es cada vez más común, en
particular entre los consumidores de drogas intravenosas y sus parejas.
Países de ingresos elevados
La Federación de Rusia, con más de tres millones
de consumidores de drogas intravenosas, sigue
siendo uno de los países más afectados de la
región. Las mujeres representan una parte creciente de los nuevos casos de VIH diagnosticados:
de uno de cada cuatro casos en 2001 a uno de
cada tres en 2003.
Se estima que en estos países hay 1,6 millones de
personas que viven con el VIH. A diferencia de
la situación en otras regiones, la gran mayoría de
las personas que viven con el VIH en los países de
ingresos elevados y necesitan terapia antirretrovírica tienen acceso a ella, y en consecuencia se mantienen con buena salud y sobreviven durante más
tiempo que las personas infectadas de otras partes.
América Latina
El informe destaca que las infecciones van en
aumento en los Estados Unidos de América y
Europa occidental. En los Estados Unidos, se
estima que hay actualmente 950 000 personas que
viven con el VIH, en comparación con 900 000
personas en 2001. La mitad de todas las nuevas
infecciones ocurridas en años recientes se concentra en la población afroamericana. En Europa
occidental, viven con el VIH 580 000 personas
frente a 540 000 personas en 2001.
En América Latina, viven con el VIH alrededor
de 1,6 millones de personas. La epidemia está
concentrada entre las poblaciones en alto riesgo de
infección por el VIH, es decir, consumidores de
drogas intravenosas y varones que tienen relaciones sexuales con varones.
Las prevalencias nacionales bajas de la región
esconden graves epidemias locales. Por ejemplo,
en el Brasil (el país más poblado de la región),
7
ONUSIDA
III. Impacto del SIDA
Personas y sociedades
Las mujeres
El impacto de la epidemia es particularmente acusado en las mujeres y niñas, pues generalmente la
carga de la atención recae sobre ellas. A las niñas se
las saca de la escuela para que atiendan a familiares
enfermos o cuiden a sus hermanos pequeños. Las
mujeres ancianas deben sobrellevar a menudo la
carga asistencial cuando enferman sus propios
hijos adultos y, más tarde, cuando éstos fallecen,
asumen la función de padres suplentes de los niños
huérfanos. A menudo recae sobre ellas la responsabilidad de obtener algún ingreso u ocuparse de
la cosecha. Las mujeres mayores que cuidan a los
huérfanos y niños enfermos pueden ser víctimas
del aislamiento social como consecuencia del
estigma y la discriminación relacionados con el
SIDA. El estigma también significa que cuando
una mujer contrae el VIH el apoyo familiar no es
seguro; es muy frecuente que sufra el rechazo de la
familia y puede perder su tierra y sus propiedades
después del fallecimiento del esposo.
En todos los países afectados, con niveles de prevalencia del VIH tanto altos como bajos, el SIDA
obstaculiza el desarrollo imponiendo una carga
devastadora sobre los individuos y las familias. En
los países más castigados, está liquidando decenios
de progresos sanitarios, económicos y sociales:
reduce en varios años la esperanza de vida, agrava
la pobreza y contribuye a empeorar la escasez de
alimentos.
La población
África subsahariana tiene la prevalencia más elevada y afronta el mayor impacto demográfico
del mundo. En los países más afectados de África
oriental y meridional, si las tasas de infección
siguen al ritmo actual y no se implantan programas de tratamiento de gran alcance, hasta el 60%
de los jóvenes que ahora tienen 15 años no alcanzarán su sexagésimo aniversario.
Las profundas diferencias en el acceso al tratamiento antirretrovírico quedan reflejadas en las
tasas de mortalidad. En los países de ingresos
bajos y medianos, esas tasas entre la población
de 15-49 años son actualmente más de 20 veces
más elevadas que las que corresponden a las
personas que viven con el VIH en los países
industrializados.
La pobreza y el hambre
En algunos de los países más afectados, los niveles
de vida de muchas personas pobres ya se estaban
deteriorando antes de que experimentasen el
impacto de la epidemia. En general, los hogares
afectados por el SIDA tienen más probabilidades
de sufrir extrema pobreza que los hogares no afectados; eso es cierto tanto para los países con prevalencia baja como para los que tienen tasas elevadas.
En siete países africanos donde la prevalencia del
VIH supera el 20%, la esperanza de vida promedio de una persona nacida entre 1995 y 2000 es
actualmente de 49 años, 13 años menos que en
ausencia del SIDA. En Swazilandia, Zambia y
Zimbabwe cabe prever que, a falta de programas
antirretrovíricos, la esperanza de vida promedio
disminuirá por debajo de los 35 años.
El SIDA anula los ingresos y la capacidad de producción de los miembros de la familia que están
enfermos, y al mismo tiempo crea necesidades
de atención extraordinarias y aumenta el gasto
familiar en medicamentos y otros costos, como los
gastos funerarios.
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Informe sobre la epidemia mundial de SIDA 2004: Resumen analítico
Por término medio, los gastos relacionados con la
atención del SIDA pueden absorber una tercera
parte de los ingresos mensuales domésticos. Las
familias pueden tener que usar sus ahorros, vender
bienes como tierra y ganado, pedir dinero prestado
o solicitar el apoyo de su familia extensa. También
deben reducir el gasto en vivienda y ropa.
Se estima que el costo adicional neto para contrarrestar las consecuencias del SIDA –eso es, la
pérdida y el absentismo de maestros y la necesidad
de incentivos para mantener en la escuela a los
huérfanos y otros niños vulnerables– es de US$
1000 millones anuales.
En muchos países, como Kenya, Uganda,
Swazilandia, Zambia y Zimbabwe, es previsible
que la epidemia contribuya de forma significativa
a aumentar en un futuro próximo la escasez de
maestros de primaria. Sin una planificación previsora, esos países tendrán grandes dificultades
para alcanzar sus metas de matriculación escolar y
una proporción aceptable entre alumnos y maestros. A medida que caen enfermos y fallecen más
maestros capacitados, la calidad de la educación se
resiente. Muchos países afectados no pueden sostener el costo de capacitar a nuevos maestros.
En Sudáfrica y Zambia, diversos estudios de
hogares afectados por el SIDA –que en su mayoría
ya eran pobres– pusieron de manifiesto que sus
ingresos mensuales habían caído en un 66%-80%
como consecuencia de la necesidad de afrontar las
enfermedades relacionadas con el SIDA.
El SIDA está agravando la escasez crónica de
alimentos en muchos países donde una parte
importante de la población ya está desnutrida. La
epidemia está reduciendo de forma sustancial la
fuerza de trabajo agrícola de los países y los ingresos familiares necesarios para comprar alimentos.
Esto es particularmente perjudicial para las personas que viven con el SIDA, pues necesitan más
calorías que las personas no infectadas.
Es muy frecuente que a los niños de las familias
afectadas por el SIDA, y en particular las niñas, se
los saque de la escuela con la intención de compensar la pérdida de ingresos por enfermedad de
los padres y gastos relacionados, para que atiendan
a los miembros de la familia enfermos y se ocupen
del hogar. También es posible que esas familias
saquen de la escuela a sus hijos porque no puedan
pagarles la matrícula escolar.
La agricultura y el desarrollo rural
Un sector agrícola vigoroso es fundamental para el
bienestar y la autosuficiencia de los países en desarrollo. Ese sector representa el 24% del producto
interno bruto de África, el 40% de sus ingresos en
divisas extranjeras y el 70% de su empleo. No obstante, la epidemia está atacando la base agrícola de
muchos países, en particular de los más afectados;
se estima que para 2020 el SIDA se habrá cobrado
la vida de una quinta parte o más de los trabajadores agrícolas en África meridional.
El sector de la salud
La epidemia ha creado la necesidad de unos sistemas de salud robustos y flexibles en un momento
en que muchos países afectados estaban reduciendo el gasto relativo a los servicios públicos para
reembolsar la deuda y ceñirse a los requisitos de las
instituciones financieras internacionales. Así pues,
unos sistemas ya debilitados se están viendo forzados a afrontar la carga adicional de morbilidad y la
pérdida de personal esencial como consecuencia de
la enfermedad y muerte relacionadas con el SIDA.
En los países africanos, los estudios estiman que
entre el 19% y el 53% de todas las defunciones
de funcionarios gubernamentales de salud están
causados por el SIDA. La epidemia está superando
La educación
En todo el mundo, el SIDA es un importante
obstáculo para que los niños puedan tener acceso
universal a la enseñanza primaria para 2015
(una meta clave de la iniciativa “Educación para
Todos”, de la UNESCO, y de los Objetivos de
Desarrollo del Milenio, de las Naciones Unidas).
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ONUSIDA
rápidamente la disponibilidad de trabajadores del
sector de la salud.
Fortalecer la capacidad de superación de los
hogares afectados por el SIDA, proporcionándoles asistencia financiera directa, visitas
domiciliarias de los servicios de salud, apoyo
alimentario y nutricional, y eximiéndoles del
pago de matrículas escolares.
La fuerza de trabajo
En los países muy castigados, el SIDA probablemente reducirá la tasa de crecimiento de la
fuerza laboral, ya que principalmente afecta a la
población en edad de trabajar. La Organización
Internacional del Trabajo prevé que para 2020 en
38 países (todos excepto cuatro en África) la fuerza
de trabajo disminuirá entre el 5% y el 35% como
consecuencia del SIDA.
Poner en práctica estrategias que tengan en
cuenta el impacto desproporcionado del VIH
en las mujeres, niñas y huérfanos, y que incluyan planes de microcréditos y de generación
de ingresos, y programas de apoyo y asistencia
alimentaria escolar.
Reforzar los sistemas de salud crónicamente
débiles. Proporcionar una mejor protección
para la seguridad de los trabajadores de salud,
con un enfoque en el suministro de tratamiento antirretrovírico para dicho personal,
en la mejora de los salarios y prestaciones para
retenerlo o para volverse a ganar a los que han
emigrado a países de mayores ingresos.
La epidemia también afecta de muchas maneras
al mundo empresarial, entre ellas aumentando
los costos debidos al absentismo, la enfermedad
y la selección de personal; perturbando la organización y provocando la pérdida de personal
capacitado; y aumentando los gastos sanitarios y
funerarios.
El nuevo plan de acción
Apoyar los programas de prevención en el
lugar de trabajo para empleados y directivos,
proporcionando servicios de atención de salud
tales como acceso a asesoramiento y pruebas
voluntarias y a tratamiento antirretrovírico en
los entornos laborales, y respaldando políticas
antidiscriminatorias contra los empleados que
viven con el VIH.
Habida cuenta de la situación, se requiere un
nuevo plan de acción que incluya:
Estudiar más y mejor el impacto socioeconómico de la epidemia. Más del 40% de los
países con epidemias generalizadas deben evaluar aún ese impacto.
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Informe sobre la epidemia mundial de SIDA 2004: Resumen analítico
IV. Ampliar la prevención integral del VIH
A pesar de que la prevención es el pilar básico de la respuesta al SIDA, menos de una de cada cinco personas tiene acceso a servicios de prevención del VIH en todo el mundo. La prevención integral podría evitar
unos 29 millones de los 45 millones de nuevas infecciones que se prevé que ocurran durante el presente
decenio. Si bien el tratamiento antirretrovírico está dando esperanzas a millones de personas, si no se
reduce de forma drástica el número de nuevas infecciones por el VIH el acceso ampliado al tratamiento
será insostenible. Las instancias que dispensan tratamiento antirretrovírico se verán abrumadas por la
demanda.
Los programas de prevención no están llegando
a las personas que los necesitan, particularmente
dos grupos altamente vulnerables: las mujeres y los
jóvenes. Si se quieren prevenir las elevadas tasas de
infección entre las mujeres, hay que abordar las
causas fundamentales de su vulnerabilidad: sus
desventajas jurídicas, sociales y económicas.
como resultado de la disponibilidad y promesa de
tratamiento antirretrovírico.
El mayor acceso a la terapia antirretrovírica y otros
tratamientos brinda una oportunidad excepcional
para potenciar los esfuerzos de prevención al alentar a muchas más personas a averiguar su estado
del VIH. La promesa de tratamiento debería
estimular una mayor demanda de asesoramiento y
pruebas voluntarias. La cobertura actual de los servicios de pruebas del VIH es insuficiente. La proporción de adultos que necesitan asesoramiento y
pruebas voluntarias y lo reciben se situaba entre
prácticamente cero en Asia sudoriental y el 7% en
África subsahariana, y en el 1,5% en Europa oriental. En los lugares donde existen estos servicios, la
demanda también suele ser baja como consecuencia del miedo al estigma y discriminación.
Para los jóvenes, el conocimiento y la información
son las primeras líneas de defensa; la educación
sobre el SIDA está lejos aún de ser universal. En
África subsahariana, sólo el 8% de los jóvenes que
no van a la escuela y un porcentaje ligeramente
superior de los que van a la escuela tienen acceso
a educación sobre prevención. También necesitan
acceder a información confidencial sobre salud y a
los preservativos. La protección de los derechos de
las muchachas jóvenes es asimismo decisiva para
disminuir la prevalencia del VIH entre los jóvenes.
Prevención integral
Afortunadamente, se pueden mencionar algunos
casos de éxito. Diversos países, como el Brasil, la
República Dominicana, Uganda y Tailandia, han
logrado reducir la infección por el VIH. Por otro
lado, es necesario que la prevención del VIH evolucione y sea más innovadora al abordar los cambios en la epidemia. Por ejemplo, en los países de
ingresos elevados los comportamientos de riesgo y
las nuevas infecciones vuelven a aumentar, en particular entre los varones jóvenes que tienen relaciones sexuales con varones. Entre las razones que
explican ese aumento probablemente figuran la
“fatiga de la prevención” y el exceso de confianza
Los elementos esenciales de la prevención integral
del VIH incluyen:
Educación y sensibilización sobre el SIDA.
Programas de cambio de comportamiento, en
especial para los jóvenes y las poblaciones con
mayor riesgo de exposición al VIH, y también
para las personas que viven con el VIH.
Promoción del uso de preservativos masculinos y femeninos como opción protectora,
junto con abstinencia, fidelidad y menor
número de parejas sexuales.
11
ONUSIDA
Asegurar que la prevención sea integral y
englobe una diversidad de intervenciones
(véase más arriba), ya que ningún elemento
es suficiente por sí solo.
Asesoramiento y pruebas voluntarias.
Prevención y tratamiento de infecciones de
transmisión sexual.
Prevención primaria entre las mujeres embarazadas y prevención de la transmisión maternoinfantil.
Eliminar el estigma y la discriminación relacionados con el SIDA mediante marcos jurídicos eficaces y protegiendo los derechos de
todos los individuos.
Programas de reducción del daño para consumidores de drogas intravenosas.
Adaptar la prevención a las necesidades específicas de las personas, incluidos los grupos
vulnerables como los consumidores de drogas
intravenosas y los varones que tienen relaciones sexuales con varones. En el mundo entero
hay más de 13 millones de consumidores de
drogas intravenosas y en algunas regiones
más del 50% de ellos están infectados por el
VIH. La experiencia adquirida en ciudades
como Dhaka (Bangladesh) y Londres (Reino
Unido) pone de manifiesto que es posible
prevenir e incluso hacer retroceder epidemias
importantes entre consumidores de drogas
intravenosas.
Medidas para proteger la seguridad de los
suministros sanguíneos.
Control de las infecciones en los contextos
sanitarios.
Educación de la comunidad y cambios en las
leyes y políticas para contrarrestar el estigma y
la discriminación.
Reducción de la vulnerabilidad a través de
cambios sociales, legislativos y económicos.
El nuevo plan de acción
Establecer políticas que ayuden a reducir la
vulnerabilidad de un gran número de personas; por ejemplo, creando un entorno social,
jurídico y económico en el que la prevención
sea posible. Esto incluye el acceso a la educación, la capacitación de la mujer y la cooperación internacional para impedir el tráfico
humano para explotación sexual.
Los varones que tienen relaciones sexuales
con varones representan el 5-10% de todos
los casos de VIH del mundo. Los programas
de prevención deben tener en cuenta que ese
grupo está muy estigmatizado en la mayor
parte del mundo –en 2002, unos 84 países
tenían disposiciones jurídicas en vigor prohibiendo las relaciones sexuales entre varones– y
que eso entorpece los esfuerzos preventivos.
Reducir la “brecha de prevención”: en 2004
tienen acceso a servicios preventivos del VIH
menos de una de cada cinco personas.
12
Informe sobre la epidemia mundial de SIDA 2004: Resumen analítico
V. Tratamiento, atención y apoyo para las personas
que viven con el VIH
El acceso a la terapia antirretrovírica y otros tratamientos para las enfermedades relacionadas con el VIH
sigue siendo escaso. La Organización Mundial de la Salud estima que nueve de cada diez personas que necesitan urgentemente tratamiento para el VIH no lo reciben. En los países en desarrollo, en los dos próximos
años fallecerán entre cinco y seis millones de personas si no reciben tratamiento antirretrovírico.
En África subsahariana, se estima que 4,3 millones
de personas necesitan atención domiciliaria del
SIDA pero tan sólo la recibe cerca del 12%. En
Asia meridional, la cobertura cae al 2%.
de su compromiso para ampliar la respuesta
mundial al VIH. Por ejemplo, el Programa
Multinacional sobre el VIH/SIDA, del Banco
Mundial, que ha destinado US$ 1000 millones
para África y US$ 155 millones para el Caribe,
permite a los gobiernos y otros beneficiarios
que utilicen de forma flexible sus fondos para
el tratamiento del VIH. El dinero de las subvenciones concedidas por el Fondo Mundial
para la Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis
y la Malaria hace posible que 700 000 personas
reciban tratamiento antirretrovírico. Algunos
donantes bilaterales como Francia y los
Estados Unidos han establecido fondos para
apoyar los programas antirretrovíricos.
Sin embargo, el movimiento mundial pro ampliación del acceso al tratamiento antirretrovírico ha
obtenido éxitos importantes en los años recientes.
Jamás se había visto un nivel de recursos financieros como el de ahora para financiar el tratamiento,
la atención y el apoyo, ni la firmeza de la voluntad
política en los países para facilitarlos. El precio de
muchos medicamentos y medios de diagnóstico se
ha reducido drásticamente.
Aumentar el acceso
Los esfuerzos del sector privado están creciendo. Cada vez son más numerosas las
empresas que establecen programas de tratamiento del VIH para sus empleados, entre
ellas Anglo American, Eskon y Heineken.
La mayoría de los países con planes nacionales
sobre el SIDA han incorporado el tratamiento
antirretrovírico en dichos planes y han establecido metas específicas de cobertura del
tratamiento antirretrovírico. Algunos de
ellos han asignado fondos de los presupuestos
nacionales y el alivio de la deuda para apoyar
el servicio de tratamiento.
Las organizaciones no gubernamentales han
sido precursoras del tratamiento. Por ejemplo,
las organizaciones Zanmi Lasante (Asociados
para la salud), de Haití, y Médicos sin Fronteras
han demostrado que el tratamiento antirretrovírico puede suministrarse de forma segura y
eficaz en lugares con recursos limitados.
Diversos países de América Latina y el Caribe,
entre los que figuran Argentina, Barbados,
Chile, Costa Rica, Cuba, México y Uruguay,
ofrecen actualmente cobertura universal del
tratamiento antirretrovírico. El Gobierno del
Brasil ha estimado que el tratamiento antirretrovírico ha contribuido al ahorro de US$
2200 millones en atención hospitalaria que,
en ausencia de dicho tratamiento, habrían
necesitado las personas que viven con el VIH.
La iniciativa “tres millones para 2005” fue
lanzada en septiembre de 2003 por la OMS y
el ONUSIDA. Su propósito –por el momento
un objetivo inicial, parte de un movimiento
mundial para movilizar finalmente apoyo al
acceso universal– es proporcionar antirretrovíricos a tres millones de personas en los
países en desarrollo para final de 2005. Hasta
Los donantes se están centrando cada vez más
en el tratamiento y la atención como parte
13
ONUSIDA
la fecha, 56 países han comunicado formalmente su deseo de participar en la iniciativa.
de vacantes para médicos, enfermeras y otro
personal de salud son sumamente elevadas; por
ejemplo, en 2001, Malawi sólo cubrió la mitad
de sus puestos de trabajo de enfermería del
sector público. Es necesario mejorar los incentivos y las condiciones laborales para prevenir
la migración a países de ingresos más altos.
Descienden los precios
En los últimos años, los precios de los medicamentos antirretrovíricos han disminuido
drásticamente. En 2000, el precio del tratamiento antirretrovírico de combinación de
primera línea recomendado por la OMS para
tratar a un paciente durante un año oscilaba
entre US$ 10 000 y US$ 12 000 en los mercados mundiales. El precio actual de algunas
combinaciones de genéricos es de US$ 300
por persona y año. La movilización de las
personas que viven con el VIH y de los líderes
mundiales ha ayudado a reducir los precios.
Sin embargo, el tratamiento antirretrovírico
sigue siendo sumamente costoso en numerosos países de ingresos medianos, como Rusia,
Serbia y otros países de Europa oriental donde
la epidemia está creciendo rápidamente.
Ampliar los servicios de asesoramiento y pruebas voluntarias para asegurar el conocimiento
generalizado del estado del VIH, ya que esa
información es la puerta de entrada del tratamiento y la prevención del VIH.
Proporcionar mayor apoyo para la transferencia y exportación de tecnología, de países con
capacidad de producción de antirretrovíricos a
países sin esa capacidad. Todos los asociados
dentro de la industria farmacéutica deben
intervenir en la respuesta al SIDA para garantizar el gran aumento en el acceso al tratamiento que actualmente se está planificando.
Asegurar que los países aprovechen su derecho
a utilizar las disposiciones de los acuerdos
comerciales para ampliar el acceso a medicamentos y tecnologías relacionados con el
VIH. Esto también significa oponerse a disposiciones sobre patentes «más estrictas de lo
necesario» en acuerdos de comercio regional
para no menoscabar gran parte de la flexibilidad que brindan los acuerdos de comercio
mundial y las declaraciones relativas a los
países en desarrollo.
Continúa aumentando la cooperación
entre países con capacidad de producción
de medicamentos antirretrovíricos –como
el Brasil, la India y Tailandia– y países de
África que desean crear instalaciones locales
de fabricación. También existe cooperación
entre algunos países en desarrollo y países
industrializados de Europa y Norteamérica
para promover y emprender conjuntamente
la transferencia de tecnología de producción
de antirretrovíricos a países de ingresos bajos
y medianos interesados en crear una infraestructura local de producción de medicamentos y con capacidad para hacerlo.
Reducir el estigma relacionado con el VIH
para poder hacer llegar el tratamiento a las
personas que lo necesitan.
El nuevo plan de acción
Colocar la equidad en primera línea de las
políticas y programas para asegurar un acceso
justo al tratamiento. Si se quiere hacer realidad el acceso universal, hay que eliminar los
obstáculos al tratamiento para las mujeres, los
niños y otros grupos como los profesionales
del sexo, los consumidores de drogas intravenosas y los varones que tienen relaciones
sexuales con varones.
Reforzar la capacidad humana en los países
en los que la falta de trabajadores de salud es
un obstáculo para el éxito de los programas
antirretrovíricos. En determinados países, si
se quiere alcanzar la cobertura universal del
tratamiento antirretrovírico deberá triplicarse
el tamaño de la fuerza de trabajo sanitaria. En
los países más afectados por el SIDA, las tasas
14
Informe sobre la epidemia mundial de SIDA 2004: Resumen analítico
VI. Financiar la respuesta al SIDA
Se han hecho avances importantes en la captación de fondos adicionales para responder a la epidemia
de SIDA. Se estima que para 2003 se habían reunido US$ 5000 millones de los donantes, el sistema de
las Naciones Unidas, las organizaciones no gubernamentales, los gobiernos nacionales y los desembolsos
directos de las personas que viven con el VIH y sus familias. Sin embargo, esa cantidad no llega a la mitad
de lo que se necesitará para 2005.
Los gobiernos nacionales de los países en desarrollo están desembolsando sumas crecientes de
dinero para los programas del SIDA: se estima que
en 2002 esa cantidad era de US$ 2000 millones,
pero sólo representaba el 6-10% del gasto relativo
al SIDA. Se observan disparidades mundiales
enormes en este capítulo del desembolso. En los
Estados Unidos, el gasto por persona que vive con
el VIH es 35 veces mayor que el que corresponde
a la región de América Latina y el Caribe, y 1000
veces más alto que el de África.
la discriminación, la insuficiencia de compromiso
político, la lenta transferencia de fondos del nivel
nacional a los niveles local y comunitario, unos
mecanismos de contabilidad y auditoría deficientes, y unos procesos de financiación contradictorios de la comunidad mundial de donantes.
Se prevé que las dos terceras partes de la financiación mundial para 2005 y los años subsiguientes
provendrán de la comunidad internacional. La
mayoría de este dinero se destinará a cubrir las
necesidades de los países más pobres y afectados de
Asia y África subsahariana; esos países dependerán
de los donantes externos para satisfacer hasta el
80% de sus necesidades.
Hasta principios de 2004, los gobiernos nacionales, el Fondo Mundial para la Lucha contra
el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria, el Plan
de Emergencia del Presidente de los Estados
Unidos para el Alivio del SIDA y otros donantes
bilaterales y fundaciones se habían comprometido a asignar algo más de US$ 2000 millones
para ampliar el acceso al tratamiento antirretrovírico para finales de 2005 en 34 de los países
más castigados, con lo que quedaba un déficit de
US$ 3500 millones. Sin embargo, hay enormes
variaciones entre países: algunos ya tienen los
fondos para alcanzar los objetivos de tratamiento
propuestos, mientras que otros tienen grandes
déficit de financiación.
Recursos para la investigación
y desarrollo de vacunas y
microbicidas
Los productos como las vacunas y los microbicidas son bienes públicos mundiales, eso es, bienes
que benefician a otras personas además de las
que los usan directamente; cada infección prevenida rompe una cadena potencial de infecciones
resultantes de la infección primaria. Se necesitan
inversiones del sector público y privado para el
desarrollo de vacunas y microbicidas. Según la
Iniciativa Mundial para la Vacuna contra el SIDA,
la inversión del sector público en la investigación
de la vacuna va camino de aumentar, pero la financiación global no está a la altura de los desafíos.
Aun cuando están aumentando los recursos
financieros, en muchos países muy afectados se
están produciendo graves bloqueos que impiden
el desembolso efectivo del dinero. Esos bloqueos
incluyen la falta de capacidad humana e institucional, los efectos negativos persistentes del estigma y
15
ONUSIDA
El nuevo plan de acción
fondos eficaz y eficientemente, y efectuar el
seguimiento del desempeño e impacto.
Aumentar los recursos de todas las fuentes
asignados para combatir la pandemia de SIDA
hasta alcanzar los US$ 12 000 millones anuales requeridos para 2005.
Incorporar el concepto de “excepcionalidad”
del SIDA en la financiación de la respuesta al
SIDA en los países con necesidad apremiante.
Los fondos para el SIDA no deben desviar
recursos destinados a otras actividades en
detrimento del desarrollo global. La acción
sobre el SIDA no debería aumentar más la
carga de la deuda. Las instituciones financieras
internacionales deberían estudiar con mayor
profundidad y más creativamente los mecanismos para poner más fondos a disposición
de los países que están afrontando importantes pagos del servicio de la deuda.
Identificar y eliminar los posibles bloqueos
en el flujo de fondos. Mejorar radicalmente
y armonizar los mecanismos para distribuir
fondos a todos los niveles: internacional,
nacional, regional, comunitario y local.
Utilizar los recursos de un modo “más inteligente”. Desarrollar la capacidad de los programas para obtener resultados usando los
16
Informe sobre la epidemia mundial de SIDA 2004: Resumen analítico
VII. Respuestas nacionales al SIDA
En todos los países, la prevención del VIH y el tratamiento del SIDA son problemas complejos que superan la capacidad de cualquier sector individual. Para una respuesta eficaz, es importante:
Combinar un liderazgo nacional enérgico y un sentimiento de identificación nacional intenso con la
respuesta.
Asegurar una buena gestión pública, la movilización de recursos, y la planificación y coordinación
multisectorial.
Reforzar la capacidad de utilizar adecuadamente los recursos y de ejecutar programas.
Vigilar estrechamente y evaluar la respuesta al SIDA.
Lograr la participación significativa de las comunidades, la sociedad civil y el sector privado.
En los países más castigados, el compromiso político ha aumentado en los últimos tiempos. En
África subsahariana, así como en algunos países
de Asia y el Caribe, crece el número de líderes que
han asumido la responsabilidad personal de poner
en marcha la respuesta nacional al SIDA. Por
ejemplo, en marzo de 2004, el Primer Ministro
de Lesotho Pakalitha Mosisili y más de 80 altos
cargos se hicieron públicamente la prueba del VIH
para contribuir a romper el estigma que desalienta
someterse a ella.
de manifiesto una tendencia general de mejora,
particularmente en el suministro de recursos, tratamiento y atención.
Ha habido un aumento en el número de países
que disponen de estrategias nacionales del SIDA
multisectoriales e integrales, así como de órganos
nacionales de cooordinación del SIDA dirigidos
por el gobierno. Pero la existencia de planes y
órganos no se plasma siempre en una acción
eficaz y concertada. Por ejemplo, en algunos
países de América Latina los programas para
consumidores de drogas intravenosas y varones
que tienen relaciones sexuales con varones son
escasos aun cuando esas poblaciones tienen tasas
de infección altas.
No obstante, en muchos países en los que el VIH
se está propagando rápidamente, como los de Asia
y el Pacífico y Europa oriental, la falta de liderazgo
puede tener como consecuencia el retraso de la
respuesta. Además, en los países con prevalencia
baja en los que la epidemia está concentrada en
poblaciones clave de alto riesgo, como profesionales del sexo y consumidores de drogas intravenosas, muchos líderes políticos de alto rango siguen
estando desvinculados de la respuesta al SIDA.
En algunos países, la legislación se quedó atrás de
la planificación política y estratégica. Cerca de una
tercera parte de los países no dispone de políticas
que aseguren el acceso de la mujer en igualdad
de condiciones a los servicios de prevención y
atención. La mayoría de los países ha ratificado
los convenios internacionales de derechos humanos pero éstos no se aplican efectivamente. Sólo
el 40% de los países tiene medidas jurídicas que
prohíben la discriminación contra las poblaciones
vulnerables al VIH, como los varones que tienen
relaciones sexuales con varones. Cerca del 50% de
El liderazgo debe plasmarse en una acción concreta. Las iniciativas para medir el compromiso
a nivel de país (llevados a cabo por la Agencia
para el Desarrollo Internacional de los Estados
Unidos, la Secretaría del ONUSIDA, la OMS y
Policy Project, de los Estados Unidos) han puesto
17
ONUSIDA
los países de África subsahariana no ha adoptado
aún una legislación para impedir la discriminación
contra las personas que viven con el VIH.
SIDA, se hace manifiesta también la necesidad
urgente de abordar los riesgos de duplicación de
la respuesta a nivel de país, que ahora están bien
documentados. Con el objetivo de conseguir una
mayor armonización de la financiación para el
SIDA, el ONUSIDA ha impulsado una iniciativa,
junto con los Estados Unidos, el Reino Unido y
otros países donantes importantes, para establecer
lo que se ha denominado los “tres unos”: un plan
nacional sobre el SIDA, una autoridad nacional
del SIDA y un sistema de vigilancia y evaluación
en cada país.
Ha surgido liderazgo de todos los sectores de la
sociedad: las organizaciones religiosas, los grupos de
la comunidad, los grupos de personas que viven con
el VIH y otras organizaciones de la sociedad civil.
Las autoridades nacionales del SIDA están recurriendo cada vez más a los foros de asociación
formal para estimular la participación no gubernamental, ampliar el sentimiento de identificación nacional con la respuesta. Pero es necesario
hacer mucho más. En un estudio reciente de la
participación de las ONG en la primera ronda de
concesión de subvenciones del Fondo Mundial se
puso de manifiesto que el compromiso gubernamental de trabajar con las ONG parecía un poco
vacío. Al parecer, muchos cooperan con las ONG
sólo para asegurar los fondos y después pierden
interés en colaborar.
El nuevo plan de acción
Fortalecer y sostener el liderazgo nacional en
la lucha contra el SIDA.
Armonizar las respuestas multisectoriales, las
actividades de los donantes y la vigilancia y
evaluación para que los países puedan tener
unas respuestas nacionales exitosas. Las tres
cuartas partes de los países señalan que la vigilancia y evaluación son un desafío importante.
Las empresas pueden contribuir a la respuesta al
SIDA a diferentes niveles. Aunque en muchos
países afectados están aumentando los programas
del SIDA en el lugar de trabajo, los empleadores
y los sindicatos pueden desempeñar aún un papel
mucho más importante. Tan sólo el 20% de las
compañías transnacionales han adoptado políticas
exhaustivas sobre el SIDA en el lugar de trabajo.
A nivel de país, la ejecución de políticas en el
lugar de trabajo es en general deficiente.
Producir datos científicos e información estratégica para guiar la respuesta.
Aumentar la capacidad de los países para utilizar sus fondos para el SIDA.
Establecer mecanismos de rendición de cuentas para seguir los recursos y demostrar que se
utilizan eficazmente.
Otro desafío para los países es descentralizar los
esfuerzos relacionados con el SIDA desde la gestión central a la gestión de distrito y local. Se necesita una importante inversión financiera y política
para crear órganos de coordinación eficaces a nivel
de distrito y local.
Crear mecanismos para que la sociedad civil
y el mundo empresarial contribuyan a la
respuesta al SIDA, a través de asociaciones
público-privadas.
Asegurar que la descentralización sea una
piedra angular de las respuestas nacionales al
SIDA.
A medida que aumenta el número de organismos
de financiación y ejecución relacionados con el
18
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) reúne a
nueve organizaciones de las Naciones Unidas en un esfuerzo común para luchar contra
la epidemia: el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa
Mundial de Alimentos (PMA), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la Oficina de las
Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura (UNESCO), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Banco Mundial.
El ONUSIDA, como programa copatrocinado, aúna las respuestas dadas a la epidemia
por sus nueve organizaciones copatrocinadoras y complementa esos esfuerzos con
iniciativas especiales. Su objetivo es encabezar e impulsar la ampliación de la respuesta
internacional al VIH/SIDA en todos los frentes. El ONUSIDA colabora con múltiples
asociados –gubernamentales y no gubernamentales, empresariales, científicos y de otros
campos– para compartir sin límites de fronteras conocimientos teóricos y prácticos así
como prácticas óptimas.
Impreso en papel inocuo para el medio ambiente
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) reúne a nueve organizaciones del sistema de las Naciones Unidas.
Durante 58 años, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha trabajado con asociados de todo el mundo para fomentar el
reconocimiento y cumplimiento de los derechos humanos de los niños. Este mandato se estableció en la Convención sobre los Derechos del Niño, y se
cumple por medio de asociaciones con los gobiernos, organizaciones no gubernamentales y personas en 162 países, zonas y territorios. El UNICEF aporta
al ONUSIDA esa extensa red y su capacidad de fomento de la sensibilización y de comunicación eficaces. Entre sus prioridades relativas a la epidemia de
SIDA figuran la prevención del VIH entre los jóvenes, la reducción de la transmisión maternoinfantil del VIH, y la atención y protección de los huérfanos, los
niños vulnerables, los jóvenes y los padres que viven con el VIH o con SIDA.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) es la mayor organización humanitaria del mundo. Ayuda a las familias pobres afectadas por el hambre y el
SIDA utilizando la ayuda alimentaria y otros recursos para abordar la prevención, atención y apoyo. La asistencia alimentaria del PMA ayuda a los padres
a mantenerse con vida más tiempo, hace posible que los huérfanos y los niños vulnerables permanezcan en la escuela, asegura que los jóvenes que no
van a la escuela tengan medios de vida viables y permite que los pacientes de tuberculosis completen su tratamiento. El PMA trabaja en asociación con los
gobiernos, otros organismos de las Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales y comunidades para ayudar a las personas –independientemente
de su estado serológico respecto al VIH- que carecen de alimentos adecuados para garantizar su nutrición y su seguridad alimentaria.
Como organismo de desarrollo con una importante presencia en los países, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) fomenta un
entorno legislativo y normativo favorable y facilitador de recursos que ayuda a crear una respuesta eficaz al SIDA. El PNUD apoya a los países a situar el
SIDA en el centro de los planes de desarrollo nacionales; promueve el liderazgo del gobierno, la sociedad civil, el sector privado y la comunidad; y ayuda
a los países a desarrollar su capacidad de acción y planificar, dirigir y ejecutar respuestas a la epidemia. El PNUD también trabaja para asegurar que las
mujeres y las personas que viven con el VIH adquieran capacidad de decisión y participen directamente en la respuesta al SIDA.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) aprovecha sus más de 30 años de experiencia en el campo de la salud reproductiva y las
cuestiones relativas a la población para centrar su respuesta a la epidemia –en más de 140 países- en la prevención del VIH entre los jóvenes y las
mujeres embarazadas, en la programación exhaustiva del suministro de preservativos masculinos y femeninos, y en el fortalecimiento de la integración de
la salud reproductiva y el SIDA. El UNFPA contribuye además a cumplir los derechos de salud reproductiva y satisfacer las necesidades de las mujeres
y adolescentes VIH-positivos, fomentando servicios de asesoramiento y pruebas voluntarias, así como de prevención de la transmisión maternoinfantil,
y mejorando el acceso a la información y educación sobre el VIH y el SIDA y a los productos básicos preventivos, incluidos los que se necesitan en los
entornos de emergencia. Asimismo, impulsa estudios demográficos y socioculturales para guiar el desarrollo de programas y políticas.
La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) tiene la responsabilidad de coordinar todas las actividades de fiscalización de
drogas llevadas a cabo por las Naciones Unidas y de proporcionarles un liderazgo eficaz, así como de la cooperación internacional para prevenir y combatir
el delito y terrorismo transnacionales. En este contexto, la ONUDD apoya enfoques integrales de prevención y atención del VIH/SIDA entre consumidores de
drogas intravenosas. En los entornos penitenciarios, la ONUDD presta asistencia para aplicar instrumentos, directrices y normas internacionales que velan
por que todos los reclusos reciban asistencia sanitaria, incluido para el VIH y el SIDA. La ONUDD ayuda a los gobiernos a luchar contra el tráfico de personas
y proporciona orientación para reducir las consecuencias de salud para las víctimas de dicho tráfico, en particular de la infección por el VIH y el SIDA.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) promueve el trabajo decente y el empleo productivo para todos, basándose en los principios de justicia
social y no discriminación. Entre las contribuciones particulares de la OIT al ONUSIDA figuran: su composición tripartita, que estimula la movilización de
los gobiernos, empleadores y trabajadores contra el VIH/SIDA; su acceso directo a los lugares de trabajo; su vasta experiencia en el establecimiento de
normas internacionales para proteger los derechos de los trabajadores; y un programa de cooperación técnica mundial. La OIT ha elaborado un Repertorio
de prácticas sobre el VIH/SIDA y el mundo del trabajo, eso es, unas directrices internacionales para el desarrollo de programas y políticas nacionales y en
el lugar de trabajo.
Dentro del sistema de las Naciones Unidas, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) tiene una
responsabilidad particular en el campo de la educación. Habida cuenta de que la ignorancia es un factor importante en la epidemia de SIDA, la educación
preventiva se halla en el lugar más destacado de los planes de la UNESCO. La educación es necesaria para hacer conscientes a las personas de que están
expuestas al riesgo o son vulnerables, así como para desarrollar los conocimientos prácticos y la motivación necesarios para adoptar comportamientos que
reducen el riesgo y la vulnerabilidad y para proteger los derechos humanos. La UNESCO colabora con los gobiernos y las organizaciones de la sociedad
civil para ejecutar políticas y programas de educación para la prevención, y para reducir el impacto del SIDA en los sistemas educativos.
El objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es alcanzar el nivel más alto posible de salud para todas las personas. Su trabajo en el
campo del VIH y el SIDA se centra en el aumento rápido y progresivo del tratamiento y la atención juntamente con la aceleración de la prevención y el
fortalecimiento de los sistemas de salud para que la respuesta del sector sanitario a la epidemia sea más eficaz e integral. La OMS establece y desarrolla
normas y directrices técnicas eficaces, fomenta la creación de asociaciones, y proporciona apoyo técnico y estratégico a Estados Miembros. Asimismo,
contribuye a la base de conocimientos globales sobre el VIH/SIDA apoyando el seguimiento, la vigilancia y la evaluación, examinando las pruebas para
realizar intervenciones e impulsando la integración de la investigación en la prestación de servicios de salud.
BANCO MUNDIAL
El mandato del Banco Mundial es luchar contra la pobreza con pasión y profesionalidad. Para combatir el SIDA, que está poniendo en peligro los logros
de desarrollo de los últimos decenios, el Banco ha asignado más de US$ dos mil millones para proyectos sobre el VIH/SIDA en todo el mundo. La mayor
parte de esos recursos se proporcionaron en condiciones muy favorables, incluidas las subvenciones destinadas a los países más pobres. Con objeto de
abordar las consecuencias devastadoras del SIDA para el desarrollo, el Banco está reforzando su respuesta a la epidemia trabajando en asociación con el
ONUSIDA, los organismos donantes y los gobiernos. La respuesta del Banco es integral, y engloba la prevención, la atención, el tratamiento y la reducción
del impacto.
ONUSIDA – 20 avenue Appia – 1211 Ginebra 27 – Suiza
Teléfono: (+41) 22 791 36 66 – Fax: (+41) 22 791 41 87
Dirección electrónica: [email protected] – Internet: http://www.unaids.org
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