6 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA 1. Ética y política en las prácticas de la investigación CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO N ÓMADAS 7 De la nostalgia, la violencia y la palabra: tres viñetas etnográficas sobre el recuerdo [email protected] • PÁGS.: 8-19 Alejandro Castillejo-Cuéllar* En este texto se presenta una experiencia de investigación originada en el trabajo con el Centro de Acción Directa para la Paz y la Memoria y el Instituto para la Justicia y la Reconciliación, ambos en Sudáfrica, mediante una serie de viñetas etnográficas que permiten adentrarse en la manera como un antiguo excombatiente del Congreso Nacional Africano, en Sudáfrica, reconstituye el sentido del mundo mediante su articulación en el lenguaje. La pregunta que se plantea es por el espacio que se constituye en esta configuración y los problemas que emergen para el investigador en el intento de entenderlo. Palabras clave: recorridos etnográficos, palabra y escritura, espacio-apartheid, memoria, transiciones políticas. Neste texto apresenta-se uma experiência de pesquisa originada no trabalho feito pelo Centro de Ação Direta para a Paz e a Memória e pelo Instituto para a Justiça e a Reconciliação, ambos na África do Sul, mediante una série de vinhetas etnográficas que permitem entrar mais a fundo na maneira como um antigo ex-combatente do Congresso Nacional Africano, na África do Sul, reconstitui o sentido do mundo mediante sua articulação na linguagem. A pergunta que se da é pelo espaço que se constitui nesta configuração e os problemas que emergem para o pesquisador o intento de entendê-lo. Palavras-chaves: percursos etmográficos, palavra e escritura, espaço-apartheid, memória, transições políticas. This text is about a research experience based on the work with the Direct Action Centre for Peace and Memory and the Institute for Justice and Reconciliation, placed in South Africa. Through a series of ethnographic vignettes one can learn the way in which a former African National Congress combatant gives meaning of the world, through language articulation. The question unfolds on the space constituted in this configuration and the problems the researcher faces when trying to understand it. Keywords: ethnographic journeys, word and writing, space-apartheid, memory, political transitions. ORIGINAL RECIBIDO: 02-IX-2008 – ACEPTADO: 20-IX-2008 * 8 N ÓMADAS PhD en Antropología de la New Scholl for Social Sciences, New York. Profesor visitante de Zayed University, Dubai (Emiratos Árabes). Profesor Asociado de la Universidad de los Andes, Bogotá (Colombia). Coordinador del Comite Internacional de Estudios sobre Violencia, Subjetividad y Cultura. E-mail: [email protected] NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA “Mami, ¿y es que acaso ese señor [Pol Pot] no tenía mamá?” Prisión “Toul Sleng” o “S-21”, Phnom Penh, Cambodia, julio del 2008. A mi Hija Sarah Catástrofe1 llegaría hasta nosotros en el idioma español. La palabra, en consecuencia, habita una cierta ambigüedad de la que no quiero despojarme. Este texto aborda la unidad inherente a la idea de catástrofe como caída y como retorno o epílogo, inten- mos sometido en la academia (Stanley, 2006). Así, hablar de aquello que es catastrófico implica pensar aspectos de la experiencia que se “resisten a los conceptos”, en la medida en que habitan lugares simultáneamente familiares y extraños. Para realizar este ejercicio quiero concentrarme en la palabra, como mediación de la experiencia, ya que ella se teje, o su propia ausencia, con la idea misma de catástrofe. La palabra “catástrofe” habita simultáneamente un doble lugar. Por un lado, nos habla de eventos o instancias, no siempre repentinas, de destrucción masiva, cósPara ello, este trabajo se mica, que hunden a la concentra en las lacónicas persona en la oscuridad palabras de Mandla, un anexistencial y metafísica. Sin tiguo miembro del ala miliembargo, en la antigüedad tar del Congreso Nacional clásica, catástrofe era tamAfricano, extraídas de una bién la parte final de la trapresentación pública de su gedia, su epílogo, para ser poema “El vientre” (hacienmás preciso. La música de do referencia al vientre mala época, por otro lado, nos terno), una noche fría en da una clave adicional, aunCiudad del Cabo hacia fique en otro sentido: catásnales del año 2003: “Soy trofe era entendida como “el [dice Mandla para descriretorno al punto de descanbir su existencia] un squatter so y equilibrio axial de la dentro de un squatter”. El cuerda de una lira luego de término inglés squatter es de haber cesado de vibrar” por sí difícil de traducir: por (Comotti, 2006; Martin, un lado, hace referencia a 1953; Paniagua, 1979). La los habitantes de barridas palabra no hacía referencia, miserables, ocupadas ilegalpues, a la caída del ser humente y diseñadas por el mano en la oscuridad meapartheid en todo su masitafísica o existencial (que vo programa de ingeniaría tantos pensadores tratarían racial. Simultáneamente, el de explicar en sus teodiceas término hace referencia al seculares), sino lo contrario, “lugar” ocupado por estos al retorno del equilibrio, al “invasores”. “Asentamiento Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Sobre la mesa. Museo Nacional de Colombia. instante en donde el presenilegal”, “invasión”, podrían te perdido, y en el caso de la música, tando comprender la manera como ser unas posibles traducciones. el silencio, se recuperan. Sería im- seres humanos específicos, luego de posible, sin embargo, localizar el mo- destierros y guerras –marcados por Aquí el sujeto, en tanto locus de mento epistémico en el que la todo tipo de calamidades–, tratan de experiencia, se confunde o se entrevibración se trasformó, semántica- reconstruir un sentido en el mun- laza con el espacio de la dominación: mente, en la fuente del caos. Es esa do. Esto con la intención de “extraer de ahí la doble connotación del térvibración en tanto destrucción la que las palabras del exilio” al que las he- mino sujeto (Smith, 1988). Hay en CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO N ÓMADAS 9 este verso una cadena que lo lleva desde la madre, pasando por su cuerpo –por sus contenidos fenomenológicos–, para terminar en el lugar que los contiene a todos juntos, el espacio social. La palabra “soy” es una articulación de la experiencia que habla de sí mismo en relación con una comunidad moral más amplia. Es una frase paradójica, sin duda, donde lo íntimo, el lugar de la simbiosis con la madre, y lo extraño se confunden, donde el retorno y la caída se entretejen. ¿Qué quiere decir entonces retornar al lugar en el que nunca se ha estado pero que se reconoce con la intimidad de haberlo vivido? ¿Cómo se entretejen las palabras y los cuerpos en este retorno? A la traducibilidad (Steiner, 1998), como problema metodológico, a los ecos que deja la palabra en su camino, como señalaría Walter Benjamin, y a su densidad semántica, que en estos extractos se encuentra esparcida en diferentes lugares e idiomas, dedico las siguientes viñetas2 . Primera viñeta: el color de la piel como uniforme En un manual de ciencia policial citado extensamente por el ministro de la ley y el orden, Adrian Vlok, durante los años críticos del apartheid, cuando imperaba el estado total de emergencia en 1988, se encuentra el siguiente párrafo que de entrada afianza, como ejercicio cartográfico del Estado, al hombre negro en el orden de lo salvaje, la fuente de todo terrorismo: Los bantúes [un término despectivo] son menos civilizados. Entre 10 N ÓMADAS más primitivas son las personas, menos son capaces de controlar sus emociones. A la menor provocación, se tornan violentas. No pueden distinguir entre los asuntos serios y los menos serios. Son menos auto-controladas y más impulsivas (Bell y Buhle, 2001). Ahora, un extracto de mis notas de campo, en un intento por darle continuidad histórica al párrafo anterior. En el verano africano del 2003 tuve la oportunidad de realizar una larga entrevista con V. J. Cronje, miembro de la Afrikaner Broederbond, veterano de la Guerra de Rodesia y ex-oficial de inteligencia militar trasladado al Cabo durante la crisis de mediados de los años ochenta. Lo conocí en Maun, una pequeña población de Botsuana, entrada al Delta del Okavango. Para pescarlo tuve que hacer una reservación en una empresa particular que ofrecía en Johannesburgo paquetes turísticos para avezados viajeros. Varios conocidos me habían confiado que este particular grupo de administradores turísticos tenía entre sus filas antiguos soldados del apartheid. Finalmente, una madrugada, partí hacia Botsuana y Zimbabue desde Johannesburgo para experimentar “la emoción y la adrenalina de una aventura en Sudáfrica”. Una noche, luego de más de diez horas de un incómodo recorrido en un microbús a lo largo del borde del Kalahari, en pleno verano, con una temperatura que alcanzaba los cincuenta grados centígrados, llegamos por fin a un refugio elegante, casi lujoso: una hilera de chozas estilizadas, las mismas que figuran en muchas tarjetas postales representando el “África tribal”. Me pareció sorprendente hasta qué punto estos personajes, muchos de los cuales –como me enteré después– habían estado involucrados en operaciones de contrainsurgencia y guerras fronterizas, “administraban” el circuito de “reservas de animales salvajes”, la industria que maneja el acceso a “lo salvaje”, a lo “peligroso” y a la experiencia de la sabana africana. Al conocerlos, no pude evitar preguntarme si habría alguna suerte de continuidad histórica y profesional entre sus vidas “anteriores” en tanto soldados y sus negocios actuales: cazadores de bestias que habían cambiado el rifle por la cámara; conexiones no sólo en relación con habilidades específicas aprendidas a lo largo de los años en el frente, como la destreza para sobrevivir o el conocimiento de “lo salvaje” (incluyendo “los negros”), sino otras, quizás más sutiles, como la adicción a la adrenalina. El encuentro con Cronje estuvo precedido por conversaciones que, estimuladas por la monotonía del paisaje semiárido de Botsuana, se desarrollaron alrededor de narraciones presentadas como historias de despojo, maltrato físico y frustración de los blancos en “la nueva Sudáfrica, una letanía de quejas que escuché en tantas ocasiones: historias de robos, asesinatos y violaciones, que supuestamente reflejaban la ‘barbarie’ de la población negra en oposición a ‘la amorosa y pacífica comunidad blanca’”. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA La atmósfera de la conversación fue calma, casi amistosa, mientras que el calor del día se atemperaba y la luna brillaba con las primeras luces de la noche. Poco a poco, los guías turísticos que se conocían entre sí se fueron congregando a medida que cobró fuerza la discusión sobre política con los comerciantes de diamantes. El refugio era un lugar seguro para su conversación, ya que se trajeron a colación tópicos prohibidos, como la situación política de Zimbabue y la polémica reforma agraria del presidente Robert Mugabe. Fue este último tema, la posibilidad de que Sudáfrica se convirtiera en Zimbabue, el que desencadenó la desinhibida interpelación de Cronje: “Escuché que usted está escribiendo un libro sobre Sudáfrica. Yo tengo algo que contarle”. En retrospectiva, el discurso de Cronje esa noche fue, en una frase, un recuerdo nostálgico de la época en que “el salvaje”, o el “hombre negro”, estaban política y militarmente reducidos a las “localidades” asignadas por los ingenieros de la segregación. En su opinión, uno de los problemas de la Sudáfrica contemporánea era el hecho de que “los negros” hubiesen excedido los territorios ideados originalmente para ellos. Al referirse a “los negros”, Cronje usaba el despectivo y denigrante término kaffir: una palabra de origen árabe que significa “infiel” y que entra al swahili, lengua transnacional del África, a través de traficantes musulmanes de esclavos durante el siglo XIX. En el mundo islámico no hay peor epíteto que éste. Fue un vocablo ampliamente usado durante los años del apartheid, en un tono secularizado aunque de matices cristianos, pero con un largo historial de circulación durante los tiempos coloniales a través de las crónicas de viajeros Peregrino Rive ra Arce: Recu erdos de campa Bon “Libres de ña (1900), Ocaña”. Una carga al machete Museo Nacion - Palonegro. al de Colombia . europeos en África. En español la palabra cafre proviene de kafir. Con tono casi de pontífice, benevolente y condescendiente, Cronje se identificaba a sí mismo como un “pensador”. Frases cortas, casi meditativas, encapsulaban las ideas de este hombre sobre filosofía racial. Me impactó su carácter pacífico, siempre haciendo gala de una paciencia estoica frente a mis enojosos interrogantes y comentarios. Quizá la más perturbadora de todas las declaraciones de Cronje durante aquella noche –lo recuerdo con una brutal claridad– fue la siguiente: “usted puede sacar a un kaffir del bush, pero no puede sacarle el bush al kaffir”. La frase misma era, en apariencia, un locus clasicus, dado que todos los que estaban alrededor de la mesa asintieron con respeto mientras él la repetía varias veces en afrikáans, como si a fuerza de repetirla estuviera asegurándose de que ésta perdurara en mi memoria. Difícil de traducir, sin duda: enunciada en afrikáans, un idioma cuya base es el holandés y que se mezcla en los siglos XVII y XVIII con el malasio y otros idiomas traídos del sur de la India, Ceilán y el Sudeste Asiático a través del comercio global de esclavos. La frase se entrelaza con el swahili a través del árabe y la palabra kafr. Y la palabra bush, finalmente, proviene del inglés: matorral, arbusto. Pero en el África del colonialismo británico, bush tiene una fuerte genealogía que la emparenta con la penetración de la civilización, cristalizada en el cuerpo de los héroes-exploradores, a la feminizada tierra incógnita. Ese lugar de encuentros con ese otro mundo, de lucha entre la razón y el caos, es lo que se denomina bush. Los blancos, especialmente aquellos que tuvieron contacto con la sabana, crecen escuchando historias del bush, de la CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO N ÓMADAS 11 misma manera que en otras latitudes circulan historias de fantasmas y espíritus. en un punto remoto de la granja. Fue precisamente en este espacio liminal, donde el león reaccionó atacando y matando a un antílope. que el orden natural de las cosas y las leyes de la naturaleza habían sido, literalmente, re-establecidas. Los animales salvajes y las personas pertenecen a dos órdenes separados en la naturaleza y no tiene sentido mezclarlos, pues tienen formas de vida diferentes e inalterables: un animal salvaje siempre será un animal salvaje, imposible de domesticar, que anda suelto, dominando la sabana africana, viviendo a campo abierto y, sobre todo, usando la violencia como medio para sobrevivir, para imponerse. La intención de Cronje era, por supuesto, explicar lo que a su parecer era una analogía evidente entre “el hombre negro” y “el animal salvaje”. Al igual que el león, “el hombre negro” podría crecer y vivir entre “los blancos” y, sin embargo, nunca sería capaz de dejar atrás las costumbres del bush porque, según Cronje, está indeleblemente definido por un sentido de conexión ancestral, primitiva, desde tiempos inmemoriales, con lo salvaje, con un salvajismo que está marcado en su cuerpo con el color de su piel. Cronje naturalizó un orden del mundo en el cual cada criatura El narrador, de alguna manera tenía un lugar específico, asignadesilusionado con aquello que do según una singular cartografía acababa de ver inesperadamende la diferencia. La frase encapsula el miedo al inmanejable “salvaje” que habita en los confines de los espacios humanos. Ilustra su teoría rememorando una “experiencia en el bush” ocurrida en su infancia: cuando él era chico, su padre encontró un cachorro de león pedido. Al darse cuenta de que el animal había sido abandonado por su madre, el benevolente padre decidió llevarlo a la granja y conservarlo como mascota. El león creció en cautiverio, se hizo grande y fuerte y pareció adaptarse, coexistir e incluso desarrollar cierto tipo de afecto hacia los seres humanos. Cronje evoca con nostalgia la reciprocidad de esos sentimientos. Como todo niño, él había cimentado una cercanía especial y una “amistad” con un animal conocido por su fuerza y su poder. Un día, a varios metros del límite de la que Cronje, experto rastreador Cronje recuerda como “la inde animales que creció esmensa propiedad familiar”, Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Palo-Negro. Croquis cuchando a su padre narrar de un soldado... muerto al machete. Museo Nacional de Colombia. pasó una pequeña manada cuentos del bush, y veterano de antílopes. De repente, “instintite, un arranque de agresión e inssoldado del apartheid en las guevamente”, el león se agachó, a tinto asesino por parte de su rras fronterizas, afirmaba haber hurtadillas, escondiéndose, mienamada mascota, recordaba este aprendido sobre “los negros” por tras observaba e inspeccionaba la incidente casi como una epifanía, medio del “conocimiento” direcmanada. Esto sucedió a varios kiuna instancia del despertar de la to, producto de las batallas entre lómetros de distancia del principal conciencia y la claridad, un enla vida y la muerte que encaró en espacio habitado de la estancia, cuentro con las verdades perenla sabana salvaje. Fue precisamendonde solía vivir toda la familia, nes y un momento ritual en el te esta íntima relación adquirida 12 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA con lo salvaje, este interés por diseccionar la otredad del Otro, el que le dio elementos para comprender “la mente negra”. Fuente tanto de desconcierto como de terror. Como lo establecía sin rodeos el manual de entrenamiento, él estaba convencido que “a la menor provocación, ellos [los bantú] recurrirían a la violencia”. Al igual que un viejo patriarca sermoneando en un tono seudofilosófico y meditativo, Cronje insistía: “Escuche cuidadosamente, usted debe escribir esto en su libro, esto es verdad”. Y así lo hice. Su deseo de exponer “la verdad” funcionaba como una armadura contra preguntas inquisitivas. Su tarea no consistía en legitimar su visión de la palabra, “la verdad”, y el orden particular del mundo que a su parecer había colapsado durante y después del proceso político de Sudáfrica, sino en exponerlo, presentarlo, develarlo, con el fin de iluminar, de sacar de la ignorancia. Era precisamente el fracaso del orden, o en otras palabras, el derrumbe de la manera como se asignan ciertas categorías de personas a espacios específicos, lo que él ponía en evidencia. Haber desmontado el orden legal llamado apartheid era ir contra las leyes naturales. Era debido a esto que él tenía una visión apocalíptica del futuro: un apartheid a la inversa, blancos segregados, rodeados por los mismos negros voraces, deseosos de engullir y atiborrarse con el dinero, la tierra y la riqueza del país. La conversación con Cronje evidenció una serie de relaciones entre la asignación de cuerpos a lugares específicos –particular- mente los cuerpos negros a las “localidades”– y el mantenimiento del orden de las cosas y los usos de la violencia para producir y reforzar fronteras. Esto, parcialmente, explica por qué el apartheid desplazo millones de personas a las localidades negras en un programa de dislocaciones masivas que los expropiaba de todo. En el centro de todo esto estaba la idea de “lo negro” como “exótico”, como ininteligible, como encarnación del caos y de la violencia destructiva. De ahí el llamado proyecto civilizador del colonialismo (notas de campo, cuaderno segundo, 2003). Cuando Mandla nació a mediados de la década de 1960, había nacido, paradójicamente, en el seno de este desarraigo. Cuando creció, decidió tomar las armas, primero para sacar a los blancos de África (su tío había sido miembro del Congreso Pan-africanista), pero luego para buscarse un lugar en un mundo en el que había sido forzado a convertirse en extraño. En cierta forma, la lucha de liberación encarnaba la idea de un retorno. Pero para lograr este retorno, Mandla tuvo que exiliarse, esta vez por decisión propia, para luego volver como guerrillero, con el fusil. Segunda viñeta: exilios El apartheid fue esencialmente un régimen de dislocación forzada, donde la violencia, que no era leída como derrumbe sino como restauración, era la violencia de la asignación del cuerpo a un espacio creado por la racionalidad técnica: el gueto. El “color de la piel como uniforme” hizo de Sudáfrica un lu- gar de culturas ininteligibles entre sí: el relativismo posmoderno hubiera caído como anillo al dedo: la idea de autodeterminación cultural, tan central para movimientos de resistencia en América Latina, constituyó, junto con la idea de inconmensurabilidad, el sumo conceptual del racismo. Hizo del destierro el hogar de muchos y del control de lo salvaje y lo exótico, el presupuesto para la tortura. Claro, en el marco de una acelerada expansión capitalista. Pero ese “exótico” de las décadas precedentes, en esencia, no había cambiado. En la Sudáfrica de la transición, las localidades seguían siendo el locus del caos: por un lado, producto de la violencia endémica luego de centurias de colonialismo, expresada en el maltrato corporal, el hambre y el sida; y en segundo lugar, de la violencia epistémica que circunscribe ese lugar como lugar de lo otro. En ese mundo, la guerra de la liberación, la versión oficial, se había convertido en artículo de consumo, mientras que sus minucias existenciales se habían hecho invisibles. Fue a este tercer exilio al que Mandla vuelve con profunda esperanza para re-comenzar su vida. En él descubre, contrariamente a lo esperado, relaciones de continuidad con el pasado en esta nueva entidad llamada la “nueva Sudáfrica”. Pero lo más aterrador, en un momento dado, era que Mandla había descubierto que había sido expropiado por el mercado de su propia historia y de su propia experiencia como parte de la lucha por liberación. Él era contado por otros: su hogar se había convertido en un lugar extraño. Regreso de nuevo a mis notas de campo: En una ocasión, mientras tomaba notas sobre la industria del ocio y CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO N ÓMADAS 13 el entretenimiento en Ciudad del Cabo, me decidí a explorar la ciudad, esta vez, con un operador de turismo que atendía visitantes extranjeros, en su mayoría europeos. En mi diario de campo anoté los muchos silencios del guía; los largos y ambivalentes suspiros que salpicaban, con previsible monotonía, su idea de la ciudad, de lo que consideraba digno de mencionar o de hacer invisible y de la manera en que debían ser reconocidos ciertos rastros y señales en el espacio social: “Aquí vemos Table Mountain”, dijo en un obvio intento por trazar un mapa del área, “el verdadero centro de la Ciudad Madre”. Literalmente, estábamos siendo conducidos por una serie de itinerarios que eran una amalgama entre las rutas establecidas por las autoridades turísticas durante los programas de entrenamiento para estandarizar el servicio y la versión personal del guía sobre el significado histórico y social de tales rutas. “¿Qué es eso a nuestra izquierda?”, preguntó un inquisitivo viajero con un marcado acento alemán. Se refería a los asentamientos informales y a las localidades que aparecían junto a la autopista a medida que pasábamos por las Torres de Refrigeración, uno de los hitos “periféricos” de la ciudad, un punto tanto de convergencia como de división en la cartografía racial de Ciudad del Cabo. “¡Ah, sí, las localidades segregadas! ¿Muy desafortunadas, no?”, respondió el guía en tono indiferente y con una rigidez y una indolencia casi quirúrgicas, evadiendo cualquier comentario que pudiera conducir a una mezcla 14 N ÓMADAS potencialmente explosiva de historia y política. Fue complicado comprender los matices semánticos de la palabra “desafortunadas” en ese contexto particular. Un mar de ambigüedad la devoró. ¿Era la genealogía del concepto la que resultaba tan “desafortunada” o era la historia de su legislada producción en Sudáfrica? ¿O quizás él se refería a las insoportables condiciones de vida de los residentes y a la tristeza arquitectónica de esta masiva estética de la desolación: una interminable masa de chozas, letrinas y polvo con vista a la carretera? ¿Sentía alguna culpa o era consciente del hecho de que su favorable posición en la jerarquía social de Sudáfrica estaba correlacionada – en intrincadas y complejas formas– con la pobreza extrema de otras personas? ¿O se refería al hecho de que –a pesar de todo– el amor, la compasión y la belleza florecen en medio de semejante sufrimiento histórico? Por supuesto, se me cruzó por la mente que el guía era de aquellos que opinaban –como escuché en muchas ocasiones– que el apartheid había sido una buena idea mal implementada, un experimento que salió mal. ¿Fue “desafortunado” que no hubiera funcionado? o ¿podría ser otro ejemplo de una enunciación políticamente correcta, una especie de respuesta automática, a la que son forzados a exhibir los guías turísticos con el fin de mostrarle al visitante extranjero que Sudáfrica está “dejando atrás su pasado”? La palabra fue arrojada en la conversación para que todos la interpretáramos como quisiéramos, como un comodín en manos de un jugador de cartas. “Territorio de pandillas”, dijo enfática e impacientemente, después de inhalar una larga y casi meditativa bocanada de un chesterfield light. Luego continuó con una interminable letanía de estadísticas sobre el crimen en Sudáfrica y una explicación poco convincente de los orígenes de esta violencia: no de los orígenes históricos de este fenómeno (de la colonización o el apartheid), con los cuales él, como ciudadano, no hallaba ningún tipo de conexión; sino de los que suponía los orígenes geográficos, lugares donde la violencia se multiplicaba como mosquitos después de una lluvia tropical. En su opinión, Soweto, Mitchell’s Plains, Thokoza o cualquier otra localidad del país eran, simultáneamente, metáforas de la violencia así como su principio explicativo. La violencia empezaba allí, fue su veredicto tácito mientras detuvo su mirada algunos segundos en ese inagotable océano de pobreza. La frase “territorio de pandillas” me sonó como los letreros tipo “prohibido el paso” que los propietarios blancos –o las elites de otras latitudes– cuelgan a la entrada de sus casas en los barrios opulentos, sólo que – en esta ocasión– la Ciudad Madre era “el hogar”, la entidad que abrigaba, el espacio de la seguridad y el afecto, en tanto que la localidad era el exterior irracional, un lugar de la guerra, el sida y la violación de niños y bebés. Era el squatter. Resultó asombroso darse cuenta cómo las conexiones entre “negritud”, crimen y espacio eran aún tan persistentes. La única diferencia era el contenido del discurso. No hicieron falta más palabras aquella tarde. Luego, mientras NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA rondaba por el Cabo de Buena Eslos drenajes industriales y la proxiros, techos y puertas): la implacaperanza, en el extremo más ausmidad incestual de los desechos ble yuxtaposición de una vida hetral de la península que sobresale humanos). cha de fragmentos, de huellas de del continente africano, fue indistintas épocas y diversos lugaevitable que la reflexión se volcaSi la mirada está adiestrada para res. Sin embrago, si el visitante se ra sobre la producción social de la leer entre líneas, puede incluso aventura a transformar las relainvisibilidad y la ininteligibiliciones de cercanía y distandad. “Territorio de pandillas” cia con este lugar, al mirar con es una manera de reactuadetenimiento la esquina de lizar viejos terrores, lugares a alguno de estos espacios halos que hace veinte años se bitados, emerge una serie de denominaba “zonas de desreliquias: estático cuelga, de orden” y con los que se asouna pared de plástico, un cian determinado tipo de anuncio de la campaña eleccuerpos. De alguna manera, toral de 1999, en que el Conel guía exiliaba aún más esos greso Nacional Africano lugares: una masa infinita de promete un cambio radical en zonas de invasión y de áreas la calidad de vida. Y en otra informales. Muchas de ellas esquina veo rastros de la hisno pueden verse desde nintoria: efigies de camaradas guna autopista. Uno sólo percaídos y asesinados, Chris cibe la punta del iceberg. Para Hani y Steve Biko, retratos verlas hay que calibrar la perde Nelson Mandela, recortes cepción. Al observar, la mirade periódicos de momentos da del pasajero es rápida, icónicos durante la guerra de superficial, vertiginosa e incaliberación y viejas y borrosas paz de localizar, discernir, imágenes de cuerpos de muidentificar claramente, o fijeres desnudas tomadas de jarse en detalles específicos en diarios amarillentos y pegadas este mar de uniformidad via las paredes (notas de camsual. Pocas cosas pueden po, cuaderno tercero, 2003). atraer la mirada del viajero a Aquí abandono el texto 100 kilómetros por hora: el un instante sólo para anotar tamaño reducido de las chozas; el imaginado hacinamienque mientras cruzábamos por to de los espacios habitables; aquella larga autopista, imála falta de color; el paisaje polgenes de Mandla en su camuche asaltaban mi memoria. El voriento, grisáceo y sin árbopoder mágico de los objetos y les, “infestado de grafitis y el pasado, lo que los lugares pandillas”, que parece vivir, como un artefacto habitual en dicen de aquellos quienes los Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), habitan. Su historia como un espacio familiar, adyacenRetrato del coronel P. Rivera Arce - Primer jefe del Bon “Libres de Ocaña”. sujeto político se entrelazaba te a un caño de desechos (en Tomado en el campamento de La Quebrada. Museo Nacional de Colombia. con su espacio íntimo, ininCiudad del Cabo, como en teligible desde la mediación del guía otros lugares, la “pobreza” –como percatarse de “extraños” materiauna experiencia sensible del munles de construcción, como cajas turístico. En ese contexto específico, los procesos históricos globales no se do– ha sido frecuentemente asode cartón, trozos de madera, plásconectaban con los personales, con ciada con la suciedad de las aguas tico y trapos (todos sirviendo al el sujeto como agente histórico. Unos residuales, los peligros químicos de simultáneo propósito de ser mu- CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO N ÓMADAS 15 años dentro la transición, cuando la idea de la lucha anti-apartheid se había ya tornado en mercancía, la industria del turismo había expropiado a Mandla de sí mismo, incluso de su propia voz, de su propio dolor para reducirlo nuevamente al orden de lo exótico. Ahora sí, concluyo esta parte de la narración. Después de un rato, de lejos –desde el asiento del conductor y desde el mundo para el que sirve de intermediario, desde los suburbios del sur, donde apretadas pinceladas de luz crepuscular se esconden detrás del bosque– las barriadas se tornan familiares y naturales y, sin embargo, tan alejadas, como un estante oxidado en el rincón olvidado de una sala de visitas. De alguna forma, y a pesar de su magnitud, las localidades, su historia, se han vuelto invisibles (notas de campo, cuaderno tercero, 2003). Tercera viñeta: la localización del dolor Al volver al país a comienzos de los años noventa, Mandla se encontró con otro mundo, con un país ebrio de expectativas ante las transformaciones por venir. Creyeron, por ejemplo, que hacer filas frente a las cabinas de votación cada cinco años traería justicia social, incluso riqueza a la basta mayoría miserable. Conocí historias de mujeres que habían renunciado a su trabajo como empleadas domésticas ante las promesas de empleo que Mandela anunciaba en las propagandas políticas televisivas. Y al comienzo fue así, sin duda, un cambio dramático 16 N ÓMADAS que llevó a una sociedad de la oscuridad del racismo a la posibilidad del presente. La visión del mundo que Cronje habitaba parecía estar desterrada. De un momento a otro, Sudáfrica se había convertido en el centro del mundo. Y en ese momento, Mandla fue recibido como héroe por su familia cercana. Pero esa narrativa de la nueva Sudáfrica tiene sus múltiples clivajes, donde la imagen especular y pulimentada de la transición se craquela como cuadro renacentista ante la mirada cercana e intimista. Mandla era la fisura dentro de la nueva nación. Para finales de la década, muchos antiguos combatientes habían sido abandonados o relegados a la desolación de la pobreza y el trauma de la tortura: recuerdo con pavor las historias de choques eléctricos en el ano y de confinamiento solitario sin fin que Nkhule solía contarme, una y otra vez, voz en cuello, cuando violábamos la etiqueta racial en algunos de los restaurantes más exclusivos de la ciudad, como tratando de gritar, en medio de la indiferencia, “miren lo que los Boers [los nacionalistas] me han hecho”. Hace poco murió de cáncer del sistema intestinal y el estómago, resentido con la vida. Él comenzó a morir hace más de quince años, en la celda. Aquí lo recuerdo con mucho afecto. A los ojos de muchos, las localidades seguían siendo ese impenetrable mundo de lo otro, donde la violencia y el sida se replicaba como la metástasis en el cuerpo ya sin destino. Con un agravante para jóvenes como Mandla: su historia política, su experiencia como soldado, como parte de un proceso global, había sido absorbida, esfumada en medio de la neblina, por la historia oficial de la lucha de liberación: y no hay peor cosa que ser sustraído de la propia historia, por más fragmentada y fantasmal que sea. La transición, el retorno, le trajo otro exilio, el de su voz, el de su experiencia. Es precisamente en la institucionalización de esta historia y de los sacrificios hechos por algunos, donde se crean vacíos; vacíos que sólo pueden ser llenados desde las comunidades de base. En este punto, continuo con mis notas de campo, en sus entradas del mes de diciembre del año 2003: [P]ara confrontar el silencio social, Mandla solía, junto con otros antiguos guerrilleros, llevar visitantes a los lugares que lo vieron nacer y combatir. A esta práctica le llamé, en su momento, “memorialización peripatética”: una forma incorporada del pasado, en donde Mandla se convertía en un “guía testimonial”, donde las palabras se amalgaman con el espacio , y a través del cuerpo, en un intento por reconocerlo, por reconocerse, por llamarle “hogar”. El objetivo principal era pues leer el paisaje urbano, localizar entre los intersticios de su organización las claves de un pasado que aún convive con el presente. Él hablaba extensamente de las autopistas, los lotes baldíos, las líneas férreas, como mojones espaciales, como fronteras perfectamente establecidas por la ingeniería racial. Su visión del presente invitaba a ampliar el marco de referencia de la ciudad, de tal manera que las distinciones artificiales entre grupos humanos se veían íntimamente relacionadas a través de un sistema que se encargó de distribuir la pobreza. Durante el recorrido, Mandla hace una parada importante: en el lugar donde el 15 de Octubre NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA de 1985 varios jóvenes fueron asesinados por la policía. En ese punto, su narración se convierte en un espacio testimonial y en un lugar de apropiación del pasado como parte integral del sujeto. En la voz de Mandla, una voz que ha requerido años para leerse y reconocerse a sí misma dentro de este territorio, la narrativa histórica es la narrativa de la primera persona. En este punto de la geografía del tiempo emerge, en letras amarillas evanescentes, un grafiti que testarudamente se ha amarrado a esa pared por varios años: “recuerda la masacre del caballo de Troya”, se lee, mientras el guía testimoniante hace referencia al papel de las protestas populares de las que fue parte, para contextualizar lo sucedido en esta esquina. Un conocimiento profundo de estos procesos, de sus alcances y limitaciones, complementan su narración. Sin embargo, lo más importante en este momento es la relación que él establece con el pasado, como parte del proceso histórico “revolucionario”. En este momento, la saga heroica se extiende, para bien o para mal, más allá de los confines de los sacrificios realizados por Nelson Mandela y los líderes del Congreso Nacional Africano. Pero a medida que esto sucede, paradójicamente, la misma narración histórica se fragmenta, se hace más compleja y, por supuesto, menos canónica. Y es en estos planos de clivaje donde adquiere un valor particular, ya que el sujeto enfrenta sus propias con- tradicciones y asume responsabilidad de sus actos, un acto de dignidad personal y valor: “en ese momento, yo no sólo estaba dispuesto a dar mi vida por la causa, sino a matar por ella”. Era evidente que esa no era la historia de verdaderos torturadores, desde Cambodia hasta Colombia, que se autoproclaman “víctimas”, en un verdadero “acto de escapismo”, en todo el sentido Haudini del término, para deslizarse sospechosamente en el tobogán de la llamada transición y su economía política. de un faro: para hallar claridad y sentido de continuidad y pertenencia, el sujeto moldea la historia, centrándose él mismo en ella, en parte ampliándola. En este punto, la historia canónica se diversifica, extendiéndola, haciéndola más compleja, incluso más contradictoria. En este contexto, el ejercicio de la enunciación en el lenguaje, de la cristalización de la palabra, es vital: paradójicamente, no hay voz propia si no es en compañía de otros; así como no habría ni creatividad ni independencia sino hubiera una comunidad de diálogo. La interacción que el visitante tiene es con las palabras y las vidas de quienes las articulan. En este sentido, el trasegar esos lugares –metafóricos y literales– es un ejercicio que requiere de paciencia, ya que demanda concentración, y sobre todo, intención de comprender. En esto instante de palabras nómadas y de empatías pasajeras, es cuando Mandla surge del anonimato histórico convirtiéndose en un actor del proceso histórico a través del acto mismo de recordar, de caminar. Su testimonio, una modalidad de articular de la experiencia y la verdad, no es extraído –recordemos que la antropología es un disciplina extractiva–, sino que es la base sobre la que se fundamenta todo este encuentro pedagógico, esta fenomenología del otro, en lo peripatético. Aquí la palabra es el evento en tanto tal. Desde esta y otras esquinas se divisa el recuerdo como cuando el océano se observa desde la punta En estos encuentros no hay interés en diseccionar la alteridad del otro. El universo discursivo que Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Vigilando un prisionero... Museo Nacional de Colombia. CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO N ÓMADAS 17 Mandla construye sencillamente tiene en el escucha, un testigo de segundo orden, un efecto desfamiliarizador, incluso perturbador. Quien escucha está forzado de alguna manera a interpelar, incluso en silencio, lo que él dice. Un desencuentro en ese instante, una mirada de indiferencia técnica y lo único que emerge es el fracaso, quizás mi fracaso, para entender el dolor de otros. Es por eso que en ese ámbito, en el universo que se construye por unas cuantas horas, la relación entre el escucha y el testimoniante es íntima. Mandla, no sólo le abre la puerta al otro para que indague, ya que él es quien se convierte en el hilo conductor del recorrido por el espacio urbano, sino que lo hace partícipe de este retorno. En este sentido, el espacio de interacción e interlocución se hace más denso en la medida que lo lleva del espacio a la experiencia (notas de campo, cuaderno tercero, 2003). La combinación de estos diferentes registros de la experiencia con los que “el escucha” interactúa en relación con los territorios que recorre, tiene el efecto de crear un espacio de interlocución dinámica, de relativa intimidad, de cercanía cognitiva, o lo que llamo “re-calibración”: un momento de reconocimiento histórico que permite que “la mirada” y el orden del mundo perceptual sobre el que descansa, logre encontrar “lo mismo” en lo que aparentemente es “lo otro”, uno de los rostros, como escribió Freud, de lo unheimlich: la palabra, hecha “corpórea” en el ejercicio de deambular y re-habitar, en eternos instantes, los espacios familiares y a la vez ajenos, se convierte, al mismo tiempo, en un lugar de lo pedagógico, como lo ge- 18 N ÓMADAS nuinamente antropológico, donde “el 'otro’ (como dijera el filósofo Levinas) es un destello de posibilidades”. Con esto, Mandla trata de desterrar y deconstruir a Cronje, en su elemental patetismo, para poder volver él mismo. Estos “itinerarios de sentido”, como les denominé en un momento crucial de pérdida existencial durante los años de trabajo de campo, y haciendo referencia a la textura semántica y a la genealogía de la frase, plantean, por un lado, el problema de los recorridos que los seres humanos realizan para articular sentido en el mundo de cara a la calamidad y a la catástrofe. Itinerarios que emergen como articuladores entre el pasado y el presente, moldeándose mutuamente y configurando una gramática de la experiencia en el que el “sacrificio”, el “dolor”, el “reconocimiento histórico” y el “retorno como posibilidad” negocian –en el ámbito de lo social– el significado de la vida en general. En Sudáfrica, como en otros lugares, el futuro se habla en el idioma del pasado. De ahí la nostalgia, una de las formas como nos relacionamos con la ausencia. Por otro lado, hay varias direccionalidades en estos itinerarios. No solamente geográficas, en la medida en que el recorrido nos lleva de un lugar a otro en la ciudad, de los suburbios a los guetos, a través de una paulatina inmersión histórica, sino que, por razones generacionales (Mandla tenía quince años cuando fue guerrillero), es un trasegar por una época: la década del ochenta, los “años difíciles” y “oscuros”, a los cuales no todos sobrevivieron. Caminar esa década es como ver desde la entrada la profundidad oscura y silenciosa de la celda donde se recluyó al individuo en el universo del confinamiento solitario. Desde la luz, la oscuridad se hace más oscura, más intensa, confundiéndose incluso con la ceguera, o quizás, viceversa. Sin embargo, desde esta encrucijada se vislumbran tenuemente los pasos que nos han traído hasta aquí, hasta este punto de no retorno, crítico, en el sentido clásico del término. Estos itinerarios son, en alguna medida, fragmentos de esa teleología personal que busca reconstituir lo disperso, lo fracturado, lo desplazado. Pero, entonces, ¿no es la vida, desde cierto punto de vista, una sucesión de puntos de no retorno que disfrazamos con los ornamentos de la certidumbre y el mito del eterno regreso, devorando incluso, y sin querer, nuestras propias entrañas? Finalmente, estos itinerarios involucran también, y fundamentalmente, la integralidad de los sentidos. Mandla recorre y menciona los lugares y las personas donde habita el dolor, y las experiencias visuales, táctiles y olfativas asociadas con estos espacios. Sin embargo, esta sensorialidad, la experiencia de lo que denominamos las cualidades de lo bello o lo grotesco, de lo agradable y lo repugnante, por ejemplo, emergen no de una experiencia trascendental sino de la economía política de dicha experiencia, una experiencia situada entre la contingencia y el determinismo del poder, entre la dominación cotidiana y las posibilidades de la resistencia. Epílogo Cuando Mandla se sentaba a vislumbrar el recorrido de alguno de aquellos días, en una tienda donde la dueña lo conocía desde la infan- NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA cia, parecía percibirse –entre ráfagas de aire tibio, silencio y cielo terrenalmente azul– que la lira había por fin dejado de vibrar, que había vuelto “al punto de equilibrio axial”. Sin embargo, la última vez que supe de él me contaron que estaba en la cárcel, debido a un problema que tuvo con una pistola. No era claro si era por no reportarla durante el periodo de desmovilización (siendo encontrada en su poder por la policía en alguna redada callejera), o si, por el contrario, la había usado contra alguien: finalmente la guerra arrastra enemigos hasta la tumba, cuando sus efluvios y emanaciones nos hacen indefectiblemente habitantes del mundo de los muertos. En todo caso, en ese instante, pensé en el carácter histórico de algunas calamidades y las condiciones materiales que las determinan, en la manera en que algunas personas son forzadas a habitar exilios una y otra vez, como cuando, recordando el poema de Mandla, se está extraviado en medio de la intimidad de lo familiar o se siente augusto en la interminable extrañeza del mundo (Royle, 2003). Me pregunté entonces, ¿es a esta imposibilidad de reconciliar estos mundos, a su conciencia, lo que llamamos “retorno”? Y ¿no es la “nostalgia”, una manera de relacionarnos con la ausencia, el lugar histórico de esa imposibilidad?3 memoria y violencia en el contexto de organizaciones de sobrevivientes y excombatientes del Congreso Nacional Africano en Sudáfrica. Estoy en deuda con el Solomon Asch Center for Ethnopolicical Conflict, la Fundación Mellon, la New School for Social Research, la Fundación Wenner-Gren, la British Academy y la University of London, la Comisión Fulbright, el Direct Action Center for Peace and Memory y el Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Técnica, por su ayuda financiera en momentos cruciales de esta investigación. 2 3 Bibliografía CASTILLEJO-CUÉLLAR, Alejandro, 2003, “Notas de Campo, Botsuana”, en: cuaderno segundo, inédito. ________, 2003, “Notas de Campo, Ciudad del Cabo”, en: cuaderno tercero, inédito. ________, 2007, “The Courage of Despair. Fragments of an Intellectual Project”, en: Roy Eidelson (ed.), Peacemakers 101: Confronting Careers with Conflict, Philadelphia, University of Pennsylvania Press. Algunos de estos conceptos los he desarrollado en los siguientes textos: Los archivos del dolor: ensayos sobre la violencia y el recuerdo colectivo en la Sudáfrica contemporánea, Bogotá, Universidad de los Andes, 2008 (en prensa); “The Courage of Despair. Fragments of an Intellectual Project”, en: Roy Eidelson (ed), Peacemakers 101: Confronting Careers with Conflict, Philadelphia: University of Pennsylvania Press, pp. 231-331, 2007; “Knowledge, Experience and South Africa’s Scenarios of Forgiveness”, en: Radical History Review No. 97, winter, pp. 1-32; “Unraveling Silence: Violence, Memory and the Limits of Anthropology’s Craft”, en: Dialectical Anthropology, No. 29, pp. 1-22. ________, 2008, Los archivos del dolor: ensayos sobre la violencia y el recuerdo colectivo en la Sudáfrica contemporánea, Bogotá, Universidad de los Andes, (en prensa). Sobre el tema de la ambivalencia de la idea de retorno puede consultarse a Stanley Rosen, The Elusivness of the Ordinary: Studies in the Possibility of Philosophy, New Heaven y Londres, Yale University Press, 2002; Philip Hodgkiss, The Making of the Modern Mind: The Surfacing of Consciousness in Social Thought, Londres y Nueva York, The Athlone Press, 2001. COMOTTI, Giovanni, 1999, La música en la cultura griega y romana, Madrid, Turner Libros. ________, “Knowledge, Experience and South Africa’s Scenarios of Forgiveness”, en: Radical History Review, No. 97, winter. ________, “Unraveling Silence: Violence, Memory and the Limits of Anthropology’s Craft”, en: Dialectical Anthropology, No. 29. CAVELL, Stanley, 2006, “The Wittgenstienian Event”, en: Alice Crary and Sanford Sheih (eds.), Reading Cavell, Londres/Nueva York, Routledge. HODGKISS, Philip, 2001, The Making of the Modern Mind: The Surfacing of Consciousness in Social Thought, Londres/Nueva York, The Athlone Press. MARTIN, Emile, 1953, Trois Documents de Musique Grecque: Transcriptions Commentées de Deuxième Hymne Delphique à Apollon, Épitaphe de Sikilos (II s. après J. C.) et Fragment d’un Chœur d’Euripide. Études et Commentaires, París, Librairie C. Klincksieck. PANIAGUA, Gregorio, 1979, Notas para Musique de la Grèce Antique, Atrium Musicae, Madrid, Arles/Armonía Mundi. ROYLE, Nicholas, 2003, The Uncanny, Manchester, Manchester University Press. Citas 1 Todos los extractos aquí presentados son extraídos de mis diarios de campo y entrevistas realizadas entre el 2001 y el 2004 en Sudáfrica y Botsuana. Hacen parte de una investigación más amplia sobre SMITH, Paul, 1988, “Discerning the Subject”, en: Theory and History of Literature, Vol. 55, Minneapolis, University of Minnesota Press. STEINER, George, 1988, After Babel: Aspects of Language and Translation, Oxford, Oxford University Press. CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO N ÓMADAS 19 El investigador ante lo indecible y lo inenarrable (una ética de la escucha)* [email protected] • PÁGS.: 20-33 Juan Pablo Aranguren Romero** El artículo desarrolla un análisis acerca de las cuestiones ético-metodológicas que subyacen a la investigación en ciencias sociales en torno a situaciones límite que han degradado y atentado contra la dignidad humana. Sitúa una serie de consideraciones teóricas en torno a la escucha, el silencio, la rememoración y la posibilidad de resignificación de los hechos de violencia, a partir de una deconstrucción de la noción de entrevista, de una puesta en tensión de los lugares de poder que guían el conocimiento social y del reconocimiento del lugar político del investigador. Palabras clave: violencia, sufrimiento, ética en la investigación, lenguaje. O artigo desenvolve uma análise sobre as questões éticas metodológicas que subjazem à pesquisa em ciências sociais em torno de situações de limite que tem degradado e atentado contra a dignidade humana. Situa uma série de considerações teóricas em torno da escuta, do silêncio, da rememoração e da possibilidade de resignificação dos acontecimentos de violência, a partir de uma desconstrução da noção de entrevista, dos lugares de poder tensionados que guiam o conhecimento social e de reconhecimento do lugar político do pesquisador. Palavras-chaves: violência, sofrimento, ética na pesquisa, linguagem. This article analyses the underlying ethical-methodological questions in social sciences investigation, specifically around some extreme situations that have diminished human dignity. It states some theoretical considerations about listening, silence, memory and the change of meaning of violence acts, starting from a deconstruction of the interview notion, a questioning to the power positions which are leading social knowledge, and the acknowledgement of the researcher political posture. Keywords: violence, suffering, ethics in investigation, language. ORIGINAL RECIBIDO: 21-VII-2008 – ACEPTADO: 09-IX-2008 * El artículo hace parte de la propuesta metodológica de mi tesis doctoral: “Inscripciones significantes de la violencia en el cuerpo: tortura, subjetividad y memoria en el contexto de violencia política en Colombia (1977 – 1985)”, la cual realizo gracias a una beca del Consejo Nacional de Investigación, Ciencia y Tecnología (Conicet). * * Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia e Historiador de la Universidad Javeriana. Candidato a Doctor en Ciencias Sociales de la FLACSO– Argentina y becario del Conicet. E-mail: [email protected] 20 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Introducción Una palabra sin presencia no logra ningún efecto concreto ante el oyente sin rostro. David Le Breton E nfrentado al terreno ignoto de descifrar el horror con una suerte de valentía y arrojo, dispuesto a entrever el padecimiento con la prudente distancia de un supuesto objetivismo, de una asepsia metodológica, de una congruencia conceptual; curtido en la indagación de experiencias que bordean los límites de la humanidad, de algunas franqueadas por la ignominia y la crueldad, y de otras que sólo lo son en una pequeña medida; cargado de trizas de afecto, de trozos de sufrimiento, de agonías e impunidades, fragmentos de narraciones incipientes, silencios y silenciamientos, huecos y vacíos de una memoria caprichosa, de un lenguaje insuficiente. Enfrentado así. tiva diluida en menor o mayor grado en los regímenes del discurso científico; del otro, la ruptura de las condiciones de posibilidad de la comprensión de hechos de degradación y muerte, la necesidad de hablar, la urgencia de ser escuchado, la emer- perspectiva ética y re-descubra su lugar político, es decir, cuando el investigador ha sido sacudido por la indecibilidad de lo siniestro1 . Confrontado con el silencio del “testimoniante”, enfrentado a las rupturas de las disposiciones mismas de lo narrable, el investigador también empieza a ser invadido por el dolor de los demás. Tendrá que pensar en cómo describir con pudor y dignidad los actos que han degradado y humillado a miles de personas, porque habrá podido entrever que las narraciones del otro, con sus silencios, sus huecos y sus vacíos, irrumpen también en la conciencia ética de quien los escucha. Esta escucha que se des-centra y se re-sitúa, no podrá ser más una reflexión crítica surgida de la revisión de la investigación acabada, sino un punto de partida, una condición de posibilidad del encuentro con el/la otro/a. Tampoco seguirá siendo una suerte de “toma de conciencia” Situar la pregunta de indel investigador quien, tras vestigación en torno a las un giro retórico, descubriformas subjetivas de remería su lugar ético y político, moración de experiencias de sino la gestión abierta y dedolor y sufrimiento, supone liberante de dicho lugar, que el investigador se encapaz de confrontar los efecPeregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), General Cruz. frente a la fractura del lentos de poder y verdad de un Museo Nacional de Colombia. guaje, a la ruptura de las cientificisismo que sostiene disposiciones del enunciado, a inten- gencia del silencio para preservar la los estatutos de lo universal a través tos fallidos por gestionar lo indecible, intimidad o el anonimato, el hueco, de exclusiones y silenciamientos. No a todo eso que de incomunicable tie- el vacío, el mismo dolor. La pregun- será más, el grupo de lecciones ne el horror. Este enfrentamiento pone, ta, por lo tanto, no puede abrirse aprendidas, ni el despertar epistemode un lado, al investigador con sus camino en el trasegar de una inves- lógico a una evidencia empírica. marcos de interpretación, sus nece- tigación en ciencias sociales sin an- Será más bien un descentramiento sidades de indagación, sus urgencias tes haberse considerado la necesidad de dicha episteme, surgido desde la de producción académica y su narra- de que el investigador re-sitúe su base de la investigación misma, des- ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA) N ÓMADAS 21 de los postulados que sostienen el quehacer del investigador, condición que obliga a partir desde otras metodologías. ta a situar la necesidad de reconocer los rasgos de subjetivad del devenir histórico. Este “enfoque biográfico” ha dado pie a diferentes indagaciones sobre la identidad, que han tomado como referencia aquellas situaciones que ponen a los individuos en situación de ruptura con su mundo habitual. Sin embargo, este escenario de investigaciones sobre la identidad en situaciones límite ha planteado que son estas condiciones de ruptura las que, justamente, les impediría a las víctimas dar cuenta de su experiencia (Pollak, porque quien testimonia no puede hacerlo en representación de los que no sobrevivieron. Enfrenta, por el contrario, la desesperación para dar cuenta de ello, tal como lo narra Primo Levi al hacer referencia a los hundidos y los salvados en el caso del exterminio judío (Levi, 2005), o como lo expresa Catela cuando habla de los ex detenidos-desaparecidos en Argentina: Intento proponer en este artículo2 algunas consideraciones metodológicas para un abordaje de situaciones límite vinculadas con el testimonio de personas que han padecido experiencias de dolor y sufrimiento en contextos de violencia política. Recurro Ellos cargan sobre sus espaldas el para ello, en la primera parte, a la discusión sobre las condiciones de hecho de haber “sobrevivido”, estigma que moviliza ideas ambiguas enunciabilidad de tales testimonios, reflexionando sobre sobre la “suerte” o la sospecha de “por la relación entre las formas de “acceso” al algo será”. Están vivos para relatar pasado y los estatutos aquello de lo cual de verdad, así como sobre los silencios y “es mejor no hablar”: por un lado silenciamientos que subyacen a estas exla lucha armada y periencias. En la sela militancia de los gunda parte, discuto setenta, por otro, sobre los límites que las aberraciones traza la indecibilidad de la tortura, la de estos hechos, en deshumanización virtud de las fractude los centros clanras del lenguaje y de destinos de detenPeregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Un abanderado mal herido. Museo Nacional de Colombia. las condiciones étición, las respuestas cas, sociales y polítiindividuales ante cas de quien testimonia y de quien 2006: 55). Los límites de posibilidad una situación límite (Catela, 2000: escucha. Así, en la parte final pro- y de enunciabilidad estarían dados, 73-74) pongo un esbozo para construir una por lo tanto, por esta situación de ética de la escucha que convoque la quiebre y, en consecuencia, en los En segundo lugar, y justamente experiencia corporal en tanto reso- diferentes enunciados y narraciones, por lo dicho hasta aquí, porque no nancia del(os) sentido(s). testimonios escritos, biografías e his- es la selección del investigador la torias de vida u otras situaciones en que ha de determinar quiénes selas que distintas personas planteen rán sus “testimoniantes”, ni la conLo inenarrable su interés o necesidad de “contar su dición de investigador audaz, ni otro historia”, el investigador se hallará tipo de características propias son Al proponer la oralidad como ante silencios, huecos y vacíos. condiciones suficientes para el tespuerta de entrada a las experiencias timonio. Ello da cuenta de que el de dolor y sufrimiento, ya sea desde Estos límites de la enuncia- enfoque del modelo cientificista, el testimonio, o desde otra de las po- bilidad remiten al hecho de que no según el cual, sería necesario imposibilidades dentro de la gama que puede haber una suerte de muestra ner un distanciamiento ante el “obofrecen las fuentes orales, la inves- representativa cuando de situacio- jeto de investigación” como si el tigación en ciencias sociales apun- nes límite se trata. En primer lugar, investigador pudiera operar a la dis- 22 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA tancia ante hechos que, por el contrario, suscitan todo tipo de afectos y convocan su cercanía y su involucramiento, no responde a las demandas y retos de la escucha. Ahora bien, es importante contrastar este lugar de cercanía e involucramiento al que convoca la escucha, con lo que supondría familiarizar un pasado traumático. Como han señalado Izquierdo y Cruz, las prácticas de familiarización con el pasado traumático “poco contribuyen a que las víctimas se apoderen del horror no sólo recordándolo sino también entendiéndolo” (Izquierdo, 2008: 200; Cruz, 2005). Y es que Izquierdo invita a la extrañeza y al distanciamiento, no frente a la víctima, sino respecto al pasado como condición para una elaboración de los traumas precedentes3 , postura que va de la mano con una deconstrucción tanto de la función de legislador del historiador, como de la concepción de la identidad como a-histórica: Concebir el pasado como un lugar habitado por interlocutores implica abrirse a la otredad, es decir, reconocer la alteridad del antecesor […] Incentivar esa alteridad es un primer paso para que la víctima pueda hacerse cargo de la dimensión temporal de su identidad […] Desde esta posición que niega la existencia de un sujeto unificado en el tiempo es plausible que la víctima historice su dolorosa experiencia y comience a capturar reflexivamente su pasado (Izquierdo, 2008: 204). La invitación a entablar una relación de extrañeza con el pasado, supone el reconocimiento de la responsabilidad del historiador y del cientista social a la hora de reflexionar sobre la actividad que desarrolla. Esta responsabilidad será mucho más demandante donde el dolor y el sufrimiento se han instalado por años, a través de impunidades perpetuas y con permanentes afrentas contra la dignidad humana. En esa medida, es una extrañeza que no emerge del distanciamiento en relación con una pretendida objetividad, sino del reconocimiento del lugar ético y político del investigador, posible a través de su involucramiento y cercanía con la alteridad. Si la invitación de Izquierdo es a avivar el malentendido y a no enterrar el pasado bajo la lápida de una interpretación definitiva, habrá que reconocer que esto será posible, siempre y cuando se pueda entrever que el dolor y el sufrimiento del otro también impactan a quien lo escucha4 . Este panorama remite así a una reflexión sobre las condiciones de posibilidad de lo testimonial, y abre la pregunta por los factores que intervienen en la enunciabilidad, en general, y por aquellos que materializan la disposición de las víctimas de hechos de situaciones límite para hablar, en particular. Tal como ha señalado Pollak, el carácter del enunciado varía según las distintas formas de lo testimonial: “desde la exposición judicial hasta el relato de vida solicitado, pasando por la obra o el artículo autobiográfico, o aún las entrevistas recabadas en el marco de una investigación cualitativa” (Pollak, 2006: 55) plantean escenarios de encuentro entre la disposición de la víctima a hablar y sus posibilidades de ser escuchado. Es así que este marco de narrabilidad de las experiencias límite estaría constituido por las condiciones sub- jetivas y sociales tanto del “testimoniante” como de su escucha. Esto plantea la necesidad de reflexionar sobre las relaciones que cada sociedad establece con su pasado, interrogando además el lugar mismo de la oralidad en dichas relaciones (Joutard, 1999: 14). Como se sabe, ya desde el siglo XIX esta relación ha estado mediada por el relato “oficial” que apunta a la construcción de homogeneidad y unidad alrededor de la historia nacional. La oficialidad del relato de nación y la presunción de cientificisismo que lo validaba, funcionaban en un esquema de valoraciones de los relatos sobre el pasado en el cuál éstos eran considerados o excluidos por ser o no funcionales a los intereses de las elites decimonónicas o a las presunciones del objetivismo historiográfico. Si bien ahora, terminando la primera década del siglo XXI, los relatos sobre el pasado son un poco más heterogéneos, el esquema de valoración perdura junto con los anhelos de una verdad más incólume, más real, más verdadera. Esta lógica de valoración queda en evidencia en el largo trayecto de discusiones en torno a los usos de los testimonios de víctimas de violencia política en América Latina en la investigación en ciencias sociales. La discusión se expresa bien en los avatares de la publicación en 1983 de la entrevista de Elizabeth Burgos Debray, Me llamo Rigoberta Menchú, las polémicas suscitadas por David Stoll (1999), quien acusara a Menchú de tergiversar la verdad, y las revelaciones que hiciera el historiador guatemalteco Arturo Taracena (1999) sobre las omisiones que habría efectuado Burgos Debray en la entrevista a Menchú. Evidente- ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA) N ÓMADAS 23 mente, las polémicas sobre el testimonio de Menchú han dado pie a consideraciones de orden teórico sobre la verdad, de orden metodológico sobre la entrevista, e incluso de orden ético sobre el lugar del entrevistador (Burgos, 2002). Sin embargo, poco se ha ahondado sobre aquello que estaría en el fondo de la episteme moderna y que pondría en debate el lugar de las ciencias sociales como legitimadoras de un cierto régimen de verdad. Se trata, sin duda, de un punto que convoca más a una reflexión de orden político sobre la gestión del conocimiento, y que atañe a las responsabilidades del investigador como legislador y experto (Bauman, 1997). posibilidad de enterarse de su ocurrencia, pero a partir del cual, sin embargo, en el “hombre común” quedaría el recuerdo de que había ocurrido algo indefinido. Al respecto Friedlander considera que: No se trataría ya más de seguir sosteniendo la diferencia entre lo verídico y lo verdadero, sino justamente de la ruptura de este esquema de juzgamiento y de la supuesta autoridad que dispondría de los criterios para calificar el grado de verdad que entraña cada testimonio. La mirada crítica a este esquema del juez supremo puede permitir que el acercamiento al testimonio de las víctimas sea considerado no por ser la versión más fiel al pasado5 , sino por la relevancia ética que plantea su escucha. Sin embargo, esta necesidad de un relato estable opaca la posibilidad de una crítica a las formas autoritarias de conocimiento sobre el pasado (y que reclaman dentro de esa estabilidad una verdad hegemónica y un pasado al cual sería posible acceder a través de ciertos “métodos”) y niega con ello la posibilidad de la multiplicidad de sentidos y de la interpretación 6 . Al respecto, Hayden White (2007), en la misma compilación hecha por Friedlander, plantea algunas cuestiones que amplían la discusión. Saúl Friedlander, en la introducción a una compilación de textos sobre los límites de la representación (publicada en inglés en 1992 y luego en español tan sólo hasta 2007), analiza el clásico y discutido texto de Lyotard (1988). Lyotard reflexiona sobre el Holocausto judío como si este hubiese sido un terremoto capaz de destruir todos los elementos de medición, por lo que los investigadores no habrían tenido White parte de la idea de que “en toda representación de fenómenos históricos hay una relatividad irreductible. Dicha relatividad es una función del lenguaje que se usa para describir –y por ende para construir– sucesos del pasado en tanto posibles objetos de explicación y de comprensión” (2007: 69). Arguye que, al igual que las afirmaciones objetivas, los relatos son entidades lingüísticas y pertenecen al orden 24 N ÓMADAS […] por un lado, nuestras tradicionales categorías de conceptualización y representación bien pueden ser insuficientes, y nuestro lenguaje mismo bien puede ser problemático. Y por otro lado, frente a estos sucesos sentimos la necesidad de contar con algún relato estable; un campo infinito de discursos posibles plantea la cuestión de los límites con marcada severidad (Friedlander, 2007: 27). del discurso, articulándose, por lo tanto, como entramados históricos. El discurso histórico tradicional supondría que, sigue White, “hay una diferencia crucial entre una ‘interpretación’ de los ‘hechos’ y un ‘relato’ sobre los mismos, una diferencia que se aprecia en la recurrencia de las nociones de relato ‘real’ (opuesto a ‘imaginario’) y relato ‘auténtico’ (opuesto a ‘falso’)” (Ibíd., 72). En ese sentido, desde el punto de vista de White, y al reflexionar sobre el negacionismo del holocausto Nazi, la condición para entender un relato como inaceptable es justamente entenderlo en sus tramas de lenguaje. Ello lleva a entender además que “lo inaceptable” aparece como tal en una valoración ética o moral y, no necesariamente, como un problema de verdad. Así, un relato sobre una experiencia límite contado en forma “cómica” puede ser empezado a considerarse como “válido” o ser rechazado, si el sistema de valores morales de la sociedad en la que se inscribe dicho relato lo permite. De igual forma, un relato contado en forma solemne pero que atente contra la dignidad de las víctimas puede ser rechazado o validado. Empero, justamente por lo dicho hasta aquí, es posible pensar que no son las tramas de lenguaje subrayadas por White (2007) lo esencial para que un relato sea “aceptable” en una sociedad, sino las valoraciones que dicha sociedad hace sobre el relato, el lugar que ocupa el relator y la postura ética y política que guía su actividad. Acaso se podría pensar que dependería en mucho, del poder de persuasión de cada relato para posicionarse en ese régimen de aceptabilidad (Aranguren, 2007); pero acaso se podría también NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA suponer que no depende plenamente de este entramado discursivo, sino de lo que “el relator” considera que debe ser puesto en esa trama de discurso. La postura ética y política del constructor de ese relato, será significativa en la definición de la trama y el contenido de su narración. La capacidad de persuasión es posterior a la elección del lugar desde donde se elige narrar –escribir– esta historia. Aunque no por ello es irrelevante. Michel de Certeau, en las primeras páginas de La Escritura de la Historia (1993), plantea justamente que esta escritura y esta historia –la historiografía– se construyen y se sostienen en las inscripciones de un discurso de poder que hace del otro –lo narra como si fuera– terreno colonizado. Lo que subraya De Certeau es, por lo tanto, el problema político que entraña la escritura de la historia en tanto silenciamiento, rechazo, exclusión y ficcionalización del sujeto, de su cuerpo y de la enunciación de su palabra. Con todo, los planteamientos de White (2007) remiten a varios niveles de discusión sobre la posibilidad de representatividad del Holocausto en particular, y de las experiencias límite en general. Así, White reflexiona en torno a la postura según la cual, las experiencias como el Holocausto son irrepresentables en el lenguaje. Ello lo lleva a analizar ampliamente los planteamientos desarrollados por Berel Lang (cit. White, 2007), quien señala que en lo que respecta al genocidio, habría que contar solamente los hechos, pues de lo contrario se caería en un discurso figurativo y en una estilización o esteticisismo del suceso 7 . Lo que plantea Lang (Ibíd.) es que sólo una crónica de los hechos tendría la autoridad para narrar este tipo de acontecimientos, pues de lo contrario, se caería en los peligros de la narrativización y la relativización de la narración. Sin embargo, Lang señala una suerte de tercera vía, e invocando el concepto de escritura intransitiva de Roland Barthés8 , propone que el autor no escriba para dar acceso a algo que es independiente tanto del autor mismo como del lector, sino que “se escriba a sí mismo”: En la visión tradicional se piensa que el escritor primero mira un objeto con ojos ya expectantes y estructurados, y luego de haber mirado, representa lo que vio en su propia escritura. Para el escrito que se escribe a sí mismo, en cambio, el hecho de escribir se vuelve en sí el medio del mirar o del comprender, no un espejo de algo autónomo, sino un acto y un compromiso, una actividad y una acción antes que un reflejo o una descripción (cit. White, 2007: 83)9 . Sin embargo, las perspectivas de White y Lang pierden de vista lo que Michel de Certeau subraya con vehemencia, y es que la escritura está aunada al silenciamiento de otras formas de sentido, paradójicamente como forma de hacer enunciable “el mundo” del “otro”: Una estructura propia de la cultura occidental moderna se indica sin duda en este tipo de historiografía: la inteligibilidad se establece en relación al “otro” [sic], se desplaza (o “progresa”) al modificar lo que constituye su “otro” […] A través de variantes, heterónomas entre ellas […] se desarro- lla una problemática que elabora un “saber decir” todo lo que el otro calla, y que garantiza el trabajo interpretativo de una ciencia (“humana”) al establecer una frontera que la separa de la región donde la espera para darse a conocer (1993: 17). Ahora bien, la problematización de esta inteligibilidad que “sabe decir” lo que el otro calla, es particularmente significativa cuando se analizan las condiciones de posibilidad de lo narrable en torno a situaciones límite. Está vinculado con el hecho de que la eventualidad del enunciado testimonial acerca de la experiencia en torno a situaciones límite está cargada de silencio. La emergencia del silencio, lejos de entenderse como el olvido, conlleva una forma de representación de lo traumático ante la insuficiencia de las palabras para dar cuenta de la magnitud de una situación límite. Al mismo tiempo, puede ser expresión de las formas de inscripción de los hechos violentos, y reflejo así del poder de las intenciones deliberadas de los perpetradores de tales hechos, en cuyo caso, se podría explicar como el éxito del silenciamiento a través de las prácticas de dolor, muerte y desaparición. En un sentido similar a este, el silencio puede ser el resultado de la vigencia de las situaciones de violencia, ante lo cual entrará a reflejar miedo y la necesidad de preservar la propia vida. También, y aunado a las situaciones ya descritas, el silencio será una forma de protección, ya ante las amenazas de una violencia vigente, ya ante la necesidad de preservar unas condiciones psíquicas, morales o sociales alcanzadas a través de una historia personal que se narra sin hacer necesariamente ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA) N ÓMADAS 25 referencia a episodios relacionados con la situación límite. Lo indecible El silencio puede constituirse como expresión de un límite para acceder a una supuesta necesidad del investigador social que anhela la comunicabilidad de sus entrevistados, justamente porque parte de que el silencio es nada, vacío. Evidentemente, con ello el imperativo de comunicar cuestiona la legitimidad del silencio, y erradica cualquier posibilidad de reconocer allí una interioridad. Tal imperativo no deja tiempo para la reflexión ni permite divagar […] reclama urgencia, transforma al individuo en un medio de tránsito y lo despoja de todas las cualidades que no responden a sus exigencias […] La ideología de la comunicación asimila el silencio al vacío, a un abismo en el discurso y no comprende que, en ocasiones, la palabra es la laguna del silencio (Le Breton, 2006: 2). te, importante tan sólo en su forma: su presencia incesante nos recuerda que el mundo sigue y seguirá existiendo” (Le Breton, 2006: 4). Inserta en la comunicación en tanto que estás ahí, existes porque me oyes, y yo existo porque te hablo’” (Ibíd.: 4). Sin embargo, la palabra también puede constituir un poderoso antídoto contra el autoritarismo y la represión que busca imponer el silencio –el silenciamiento– de voces disidentes. Un recurso ante las intenciones de los totalitarismos que restringen la circulación colectiva de significados y pensamientos. Es este otro silencio, el impuesto con violencia y terror, el inscrito con dolor y sufrimiento, el que impone límites a lo decible; su emergencia es también diciente de las barreras impuestas a la palabra. La presencia de este silencio igualmente testimonia. De ahí que el silencio no sea el sobrante del testimonio, el vacío incómodo de la entrevista por llenar, sino contenido de las condiciones de producción del relato. Tales condiciones de producción incluyen tanto la liberación del “ruido de la comunicación moderna”, la restauración de la palabra silenciada y la restauración del silencio en la disposición de una De ahí que perfectaescucha abierta, como las mente la palabra pueda condiciones personales emerger una y otra vez en del testimoniante. El suPeregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), un ciclo monótono y repetijeto que testimonia bien Don Eloy - Proveedor del Ejército Liberal. Museo Nacional de Colombia. tivo sin tener la posibilidad puede retener su palabra de ser escuchada, asimilada y res- “ideología moderna”, se convierte en también como una forma de manpondida, pues ante el ruido del mun- “ratificación de las posiciones –emi- tener ciertas condiciones psíquicas do, la palabra se torna incluso, sores y receptores– de los individuos, o morales o como una manera de insuficiente. La palabra se convier- delimita, como si de un servicio pú- mantener el control de la interte así en monotonía: “un murmullo blico se tratara, los espacios en los acción con el otro que escucha. permanente y sin contenido relevan- que pueden sentirse seguros: ‘Tú Como bien lo expresa Le Breton, 26 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA esta retención “concede un cierto distanciamiento a la espera del momento más favorable, sin tener que exteriorizar la eventual vulnerabilidad o las propias dudas” (2006: 59). De igual manera puede constituir la protesta, la resistencia a entrar en un orden comunicacional que lo violenta, lo burla o lo humilla y, por lo tanto, es diciente de otro orden simbólico 10 a través del cual se gestiona lo indecible. ciencias sociales, si bien fractura las barreras de los silencios, puede terminar recolonizado, desfigurado y desterrado, haciendo del “reconocimiento” de las víctimas y de su dolor “una realidad vaga, una se- Puede entonces emerger el silencio o miles de palabras, pero ambos pueden ser insignificantes por la ausencia de oyentes, por el ruido del mundo, por no encontrar nada que autorice social y moralmente a testimoniar. Las vibraciones de la palabra del testimoniante chocan ante la imposibilidad de resonar en el otro su silencio tampoco hace eco en la escucha. La buena voluntad de la escucha, en todo caso, no es suficiente para hacer inteligible lo inimaginable: “El silencio ensordecedor que rodea el escenario del suceso y su memoria supone una confrontación con lo indecible, con la retorsión de la palabra, que se va diluyendo en un silencio que no es más que la forma extrema del grito” (Le Breton, 2006: 82). Indudablemente, el lugar del otro que escucha se torna determinante para comprender lo que el silencio estaría expresando: bien puede dar cuenta de la imposibilidad del testimo niante de encontrar en ese otro un interlocutor válido para su narración, o bien puede reflejar la resistencia a ser usado en la extracSi las condiciones que 11 ción de historias de vida, hacen posible el sentido han sido destruidas por lo que de relatos de dolor y sufrisupone esta experiencia límiento para beneplácito mite, es decir, si justamendel recolector y para la te por ser una experiencia construcción de un saber12 . que traspasa los límites de En un escenario donde prela comprensión, se fracturan domina esta perversa lógilas posibilidades de lo narraca de la sustracción, pero ble y la viabilidad de una donde a la vez existe una lengua inteligible, no emernecesidad de la palabra, se gerá otra cosa sino “el abiscrea, como bien retrata mo insondable que compele Castillejo para el caso de al hombre al mutismo ante Suráfrica, “una profunda tal cantidad de horror” ironía y una tragedia: la de Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Una trinchera tomada - Bucaramanga. Museo Nacional de Colombia. (Ibíd.: 82), es decir, el vacío. querer hablar para sanar y Ya Blanchot (1969) había heal mismo tiempo evitarlo, la de querer ser reconocido mante- rie de dispositivos inventados por el cho referencia al hecho de que, dado niéndose en la invisibilidad” (2005: experto para legitimarse, en la cual que en este tipo de casos lo único que 55). En este tipo de casos, poco aje- las voces de los sobrevivientes –a entra en el marco de la narrabilidad nos a las situaciones latinoamericanas, menudo fuera de contexto– llenan es del orden de lo incomprensible, esel testimonio que se “recolecta” co- los ‘vacíos’ dejados en sus textos” tas experiencias sólo pueden ser captadas en su indecibilidad. mo parte de la investigación en (Ibíd.: 55). ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA) N ÓMADAS 27 Gabriel Gatti, poniendo en tensión la posibilidad de captar el sentido de la desaparición forzada de personas y analizando lo que implicaría pensar en que esta captación de sentido fuera atribuida al lugar del “ex detenido- desaparecido” como una forma de hacer visible lo invisible, señala que en esa atribución de sentido al no-sentido, el rasgo distintivo de la experiencia límite –su no sentido– se pierde: Si los subalternos se centran; si los balbucientes empiezan a hablar claro; si los deslenguados hablan en lenguas oficiales; si los desexiliados o los insiliados se hacen ciudadanos o, en fin, si las tensiones que rodean a la figura del detenido-desaparecido se resuelven, estas peculiares y (desde el punto de vista sociológico) monstruosas entidades serán, es cierto, más fácilmente entendidas, pero, también lo es, serán entendidas con menos rigor: dejarán de ser lo que son (Gatti, 2006: 31). En ese sentido, Gatti plantea que, si bien hacer visible lo invisible es un acto de “justicia política”, no será tanto de “justicia epistémica”, pues lleva el fenómeno más allá –o lo deja más acá– de la lógica que le corresponde; visibiliza lo que no puede serlo. Al eliminar de la figura del detenido-desaparecido uno de sus datos característicos – las tensiones que introduce en la representación– no sólo se los convierte en otra cosa, sino que, y sobre todo, se obvia que en esa tensión, en esa pelea con los dispositivos hechos para representar las cosas, está buena parte de su naturaleza (Ibíd.: 31). 28 N ÓMADAS Gatti opta por recurrir entonces a la noción de vacío: “algo que es pero no se puede ver, algo que existe, en donde hay cosas, pero cosas que siempre escapan del estatuto que le damos a las cosas y que siempre escapan de los instrumentos que inventamos para pensar las cosas. Un espacio habitable; pero a todas luces irrepresentable” (Ibíd.: 31). Este lugar del vacío, existe pero es irrepresentable; no es la inexistencia de sentidos, sino “la existencia de cosas que rehúyen del sentido” (Ibíd.: 32). El lugar del vacío invoca no la imposibilidad de narrar, sino la posibilidad de dar cuenta de la incomunicabilidad. Las palabras sólo podrán dar cuenta del borde, del límite; una frontera que puede ser transitada pero no traspasada por lo narrable, que bordea las costas de ese inaprehensible mar de horrores y de lugares imposibles. Tendrán que ser dicientes de esa imposibilidad, porque no hay una inteligibilidad capaz de dar sentido al horror, no hay palabras con tal “virulencia expresiva”: “Hasta las palabras más duras no alcanzan esos límites, expresan una realidad a la medida del hombre, en los confines de su entendimiento” (Le Breton, 2006: 83). Al dar cuenta de esta “catástrofe lingüística”, en consonancia con los planteamientos de Gatti, el testimonio no estaría renunciando a su utilidad jurídica, política y social. Al contrario, justamente por ello, por su vacilación y su límite, sería expresivo de la fuerza misma del hecho violento, reflejo de la magnitud de una ruptura efectuada en el terreno mismo de lo representable; puesta en cuestión de la razón, puesta en evidencia de la incapacidad para que el otro en su escucha pueda proferir desde la atalaya de su análisis: “ah, ya entiendo” 13 . Esta puesta en cuestionamiento de la inteligibilidad, convoca a la emergencia de una ética de la escucha que deja de enfrentarse a lo indecible y lo siniestro, explorando a tientas una oscuridad que se iluminaría de pronto con una nueva representación, con un nuevo juego de lenguaje, y más bien se pone ante el otro, ante su dolor, reconociendo los límites de lo inteligible. Invadido en su conciencia ética, podrá situar la imposibilidad de hacer comprensible tanto dolor y muerte. La inconmensurabilidad será la puerta de entrada de su análisis, el conjuro contra el olvido. Es, con ello, también la dirección para dejar de enfrentar al testimoniante a la reiteración del padecimiento ante el fracaso del lenguaje; es, por lo tanto, otro diálogo, sostenido en otras formas de preguntar e incluso en otros contenidos del interrogante: nuevas pausas para el silencio, nuevo lugar para abrir camino al vacío. Con todo, tal como hemos dicho, el silencio no es, estrictamente, vacío, nada. El silencio también es la respiración entre las palabras, la condición de posibilidad de entablar un vínculo comunicativo, la apertura momentánea de una mirilla que permite entrever la indecibilidad. El silencio, de tal forma, es como el lapsus del lenguaje, la emergencia de una pequeña ventana al inconsciente (Nasio, 1996). Pero en este caso, emergencia del intersticio, límite de la palabra y, a su vez, condición de posibilidad de lo narrable. Un enunciado que “nace del silencio interior del individuo, de su diálogo permanente consigo mismo” (Le Breton, 2006: 7), completado por los ritmos del intercambio conversacional, “la voz, las miradas, los gestos NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA y la distancia que se mantiene con el otro también contribuyen al fluir de los significados” (Ibíd.: 14). incorporados en el proceso de investigación mismo” (Jelin y Kaufman, 2006: 187). La necesidad de una ética de la escucha no es pues un punto menor en este escenario. Es realmente el punto de partida de una propuesta de investigación que persigue reflexionar sobre las experiencias subjetivas en torno a situaciones límite. Esta ética resitúa los lugares comunes de las entrevistas y abre la reflexión sobre la necesidad de decolonizar epistémica y metodológicamente14 el “trabajo de campo”. Una incorporación tal, como se ha señalado hasta aquí, supone una reflexión sobre las dinámicas –las suena para intentar hacer enunciables los límites de lo decible. Jelin y Kaufman dan cuenta de ello cuando señalan que el grupo de investigadores, ya desde el inicio de su trabajo, empezaban a entrever el “reto” de “cómo describir y transmitir el sufrimiento, cómo reconocerlo y hacerlo visible, tratando de transformar algo de lo ‘indecible’ en palabras y sentidos” (Ibíd.: 187). Entre las opciones y reflexiones que propone el grupo liderado por Jelin, se considera la observación, el análisis y la narración en primera persona, como una forma de incluir la subjetividad del investigador. Ante la escucha de sí o de la resonancia de (los) sentido(s) Con lo dicho en este texto, hablar de una inclusión de la subjetividad del investigador connota de por sí una cierta contradicción, o acaEn la reflexión que brinso una cierta imposibilidad, dan Elizabeth Jelin y Susaya que esta no puede ser na Kaufman acerca del excluida o desprendida de trabajo realizado en el martodo el proceso de investico del proyecto de investigación, por lo que, realmengación “Memorias de la te, no habría nada que represión”, en relación con incluir. Sin embargo, a lo la forma en que se involucra que hacen referencia Jelin el lugar de la subjetividad y Kaufman –y de por sí este de los investigadores que texto– es a la propuesta ante participaron en el proyecto dicha imposibilidad de estar sobre la memoria en escenafuera o en frente del otro rios de terrorismo de Estacuando de situaciones límido, las autoras subrayan que Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), El morretón donde te se trata (y tal vez también frente a temas como la rehospedó el B. Bogotá. Museo Nacional de Colombia. en todas las situaciones), de presión y la violencia política, las pérdidas y las experiencias posibilidades y los límites– del profundizar en la reflexión sobre el dolorosas, esta “subjetividad” no involucramiento. El sujeto ante la lugar que esta subjetividad juega puede ser omitida: “Estamos en pre- escucha, también queda expuesto en allí. Y no sólo entendiendo dicho sencia de investigaciones ancladas ese encuentro con el otro, algo de sí lugar como el memorial de las en el compromiso político y afectivo se ofrece para entablar ese diálogo metodologías y los conceptos emplea[…] Los sentimientos, los límites per- y, en la palabra o en el silencio de dos, sino también como la reflexión sonales y la involucración debían ser quien testimonia, su propio ser re- sobre los afectos involucrados, sobre ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA) N ÓMADAS 29 las posturas éticas y políticas que guían las reflexiones del investigador, sobre el lugar de poder que lo constituye como “legislador”, “experto” o “traductor”. Y sobre todo, sobre la reflexión crítica que pueda hacer en relación con todo lo anterior, considerando los límites y limitaciones que trazan los significantes que, como lugares comunes, se inscriben y se escriben a lo largo de informes de investigación o artículos académicos. cia es, como la aisthesis de Aristóteles, un sentirse sentir: Un sujeto se siente: esa es su propiedad y su definición. Es decir que se oye, se ve, se toca, se gusta, etc., y se piensa o se representa, se acerca y se aleja de sí, y de tal modo, siempre se siente sentir un “sí mismo” que se escapa o se parapeta, así como resuena en otra parte al igual que en sí, en nancia de una remisión” (Ibíd.: 30). Estar a la escucha es una “presencia de sí”, no en tanto que acceso al sí mismo, sino como la realidad de ese acceso, “una realidad, por lo tanto, indisociablemente ‘mía’ y ‘otra’, ‘singular’ y ‘plural’, así como ‘material’ y ‘espiritual’ y ‘significante’ y ‘asignificante’” (Ibíd.: 31). Conclusiones Escuchar supoLa considerane, en consecuención de estas frontecia, ingresar a una ras implica entonces suerte de espacio que el investigador, del otro y al mismo ante la escucha, tiempo ser invadido descubra que no es y penetrado, abierposible decirlo todo to, por dicho espade sí mismo, ni sacio. El silencio 15 ber todo del otro, hace de sí una vique hay una intimibración y una resodad que se reclama nancia, y dispone siempre. Secretos, la posibilidad de la dignidades y memoinvasión y la aperPeregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Cadáver de un revolucionario en la trocha rias que no son “cotura, como en el de Ocaña - Bon “Libres de Ocaña”. Museo Nacional de Colombia. municadas” por la encuentro de un necesidad de ofrecer la posibilidad diapasón ante otro. La resonancia un mundo y en otro (Nancy, de un mundo distinto al que vemos. 2007: 24). de (los) sentido(s), cuando se está a la escucha, es la del propio El sujeto ante la escucha, descubre De ahí que, y siguiendo con cuerpo (los sentidos) ante la vibraen la resonancia de su(s) sentido(s) –en su cuerpo y su comprensión– los Nancy, estar a la escucha sea siem- ción de otro cuerpo, y el del sentilímites de lo inteligible. No sólo en pre estar tendido hacia un acceso do de sí ante la vibración del otro el relato del otro, sino en eso que al sí mismo o en él. Lo que resuena, (el sentido). en sí resuena para sí como doloroso en este sí mismo, es también un senUna ética de la escucha podrá y sufriente o como intimidad y se- tido en relación con el cuerpo que creto, o como silenciamiento impune. vibra y en relación con el régimen erigirse en el reconocimiento de una de lo inteligible. En esta última resonancia tal; condición de posibiEsta puesta en resonancia, acaso acepción –la del sentido como lo in- lidad para empezar a pensar en el(los) emerja del lado de la escucha como teligible– es también necesario re- sentido(s) de la escucha y en la forpreferible a la puesta en evidencia que conocer su resonancia; su marco de ma en la que el otro también vibra y emerge en la mirada (la clínica, la posibilidad viene dado por el reso- resuena en mí16 . Es pues, una puesta científica, la colonial), aunque “cada nar de sí en el otro. Sin embargo, el en vibración de todo el cuerpo, de uno de esos lados también toca al otro “sí mismo” (el del otro y el de sí) no todo(s) (los) sentido(s) y, por lo tany, al tocar, pone en juego todo el régi- es algo “disponible (sustancial y sub- to, una posibilidad de reclamar para men de los sentidos” (Nancy, 2007: sistente) en el que se pueda estar esos momentos en los que se está ante 13). Es así que el sentir de la resonan- ‘presente’, sino justamente la reso- la escucha, una experiencia que 30 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Esta ética de la escucha se sitúa también como una postura deliberante y crítica frente a un cientificismo que ha colocado al cuerpo en el silenciamiento, y que opera en la narración y en la escritura de la historia. Entra en tensión con la entrevista, pues descentra el encuentro con el otro del ver y el decir, para situarse en una experiencia corporal, ya como una semiología práctica (Grosso, 2007), ya como el retorno de lo rechazado, “de todo aquello que en un momento dado se ha convertido en impensable para que una nueva identidad pueda ser pensable” (De Certeau, 1993:18). Las reflexiones sobre las condiciones de posibilidad de la escucha en resonancia, han sido puestas en consideración en este texto como significativas para una entrada a las investigaciones que abordan experiencias en situaciones límite. Estas reflexiones no pueden ser más las evaluaciones de una investigación acabada, sino los cuestionamientos que surgen en el punto de partida de ésta. Citas 1 Sobre lo siniestro puede analizarse el concepto de haecceidad abordado por Deleuze y Guattari (2000). 2 Agradezco los valiosos comentarios de Elsa Blair y Ludmila da Silva Catela, así como las recomendaciones de lecturas de Gabriel Gatti y Pablo de Marinis. Las discusiones teóricas surgidas en el seminario “Semiopraxis y discurso de los cuerpos: modernidad social, relaciones interculturales y políticas del conocimiento” de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, dictado por José Luis Grosso, fueron de gran ayuda para las reflexiones pasa por alto que Barthes la empleó para caracterizar las diferencias entre el estilo dominante de la escritura modernista y el estilo del realismo clásico, de allí que White plantee que las falencias que se encuentran al intentar analizar la representación de experiencias límite como el Holocausto, son el producto de “una concepción del discurso demasiado apegada a un realismo que resulta inadecuado para representar sucesos que son en sí de carácter ‘modernistas’ como el Holocausto” (2007: 86) Evidentemente, con ello White omite dar respuesta al debate sobre los límites de la representación. finales. Al profesor Grosso y a los/as compañeros/as del seminario les hago extensivo este agradecimiento. pone en cuestionamiento nuestra propia corporeidad. 3 En relación con este tema ver el interesante trabajo de Beatriz Sarlo (2005). 4 Nathan Wachtel, al comentar un libro de una escritora francesa que recolecta relatos autobiográficos de mujeres y hombres que durante su infancia habían perdido a sus padres en los campos de exterminio, se pregunta “Un libro escrito con lágrimas que sólo se puede leer a través de las lágrimas, ¿es un libro de historia? ¿Lo vivido, lo puro y trágico vivido, se puede (y se debe) conceptualizar?” (Wachtel, citado por Joutard, 1999: 184). Philipe Joutard comenta a Wachtel y señala que dicho libro “nos propone una lección de método: por medio de la encuesta oral, hace comprender un fenómeno que ciertamente conocíamos, pero que ningún documento escrito permitía hasta el presente analizar: el traumatismo infligido a una generación e incluso a varias generaciones”, y agrega que “ninguna historia de vida puede ser leída como un simple libro de historia” (Joutard, 1999: 184) 5 Tal como subraya Joutard, el desinterés en la historización de las memorias se mueve en la misma lógica que la de aquellos que niegan las torturas, las desapariciones y los genocidios (1999: 10). Al respecto, Lyotard también dirá que una búsqueda de totalidad y consenso al estilo de una verdad termina siendo el fundamento mismo de los emprendimientos fascistas (Lyotard, 1988). 6 En ese sentido, es interesante analizar la posición de Jenkins quien señala que lo que en último extremo determina la interpretación va más allá del método y la evidencia, y descansa en la ideología (Jenkins, 1991). 7 Sontag, reflexionando sobre la fotografía de hechos de violencia, subraya como ésta ofrece señales encontradas, pues dice a un tiempo: “Paremos esto, nos insta. Pero también exclama: ¡Qué espectáculo!” (2003: 90). 8 9 Barthes ofrece una tercera posibilidad frente a las voces activa y pasiva: la voz media del griego antiguo: mientras que en la voz activa y la pasiva se supone que el sujeto del verbo es externo a la acción, ya sea como actuante o como objeto de la acción, en la voz media se supone que es interno a la acción (Barthes, cit. White, 2007: 84) La lectura que Lang hace de la escritura intransitiva, como bien recuerda White, 10 El lugar de lo simbólico y su imposibilidad de ser gestionado, es desarrollado, para el caso Colombiano, por María Victoria Uribe (2004), en especial en el capítulo: “Las masacres como síntoma social”. De igual manera, pero en relación con el arraigo del dolor en el terreno simbólico y la consecuente potencia de la acción simbólica en el “debilitamiento” del dolor, es trabajado por Le Breton (1999: 90). 11 Al respecto, es importante considerar los planteamientos desarrollados por Alejandro Castillejo en relación con el papel del antropólogo cuando se enfrenta al silencio y al dolor de los demás. Las reflexiones de Castillejo, desarrolladas en el marco de su experiencia de trabajo en Suráfrica, apuntan a señalar la necesidad de reflexionar éticamente sobre el lugar que ocupa como académico en este escenario y sobre las prácticas extractivas de voces, historias y testimonios que han enmarcado el escenario contemporáneo surafricano. La propuesta de Castillejo apunta a una ética de la colaboración (Castillejo, 2005: 55). Ludmila da Silva Catela, por su parte, recuerda la importancia de “devolver” el relato de las entrevistas a los entrevistados (Catela, 2004). 12 Bien lo señala Michel de Certeau: “En Occidente, el grupo (o el individuo) se da autoridad con lo que excluye (en esto consiste la creación de un lugar propio) y encuentra su seguridad en las confesiones que obtiene de los dominados (constituyendo así el saber de otro o sobre otro, o sea la ciencia humana)” (1993: 19). 13 Algo similar es señalado por Sontag en relación con la fotografía cuando dice: “Las fotografías objetivan: convierten un hecho o una persona en algo que puede ser poseído. Y las fotografías son un género de alquimia, por cuanto se las valora como relato transparente de la realidad” (2003: 94). ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA) N ÓMADAS 31 14 En ese sentido vale la pena reflexionar sobre los planteamientos de Susan Sontag en relación con la fotografía que expone y ofrece el dolor de los demás. Al respecto dice: “la exhibición fotográfica de las crueldades infligidas a los individuos de piel más oscura en países exóticos continúa con esta ofrenda, olvidando las consideraciones que nos disuaden de semejante presentación de nuestras propias víctimas de la violencia; pues al otro, incluso cuando no es un enemigo, se le tiene por alguien que ha de ser visto, no alguien (como nosotros) que también ve” (Sontag, 2003: 86) Ello va en consonancia con lo que hemos reseñado de Castillejo (2005) para el caso surafricano. 15 El silencio para Nancy, se entiende no sólo como una privación, sino como una disposición de resonancia: “un poco –y hasta exactamente– como cuando, en una condición de silencio perfecto, uno oye resonar su propio cuerpo, su aliento, su corazón y toda su caverna retumbante” (Nancy, 2007: 46). En un sentido similar, ver: Agamben (2003). El mismo Agamben proclama como problema político esencial, cómo es que se hace posible cierto hablante, cómo es que éste llega a emerger bajo los imperativos normativos de un Otro que está en constante cambio, según el devenir histórico. Agamben considera que el testimonio puede ser pensado entonces por sus efectos políticos en virtud de la relación con ese Otro. El testimonio será pensado como el “sistema de las relaciones entre el dentro y el fuera de la langue, entre lo decible y lo no decible en toda lengua; o sea, entre una potencia de decir y su existencia, entre una posibilidad y una imposibilidad de decir” (2000: 151-152). 16 Al respecto, es interesante confrontar algunos de los planeamientos de La Capra (2007) en relación con el concepto de transferencia en el psicoanálisis. Bibliografía AGAMBEN, Giorgio, 2000, Lo que queda de Auschwitz. 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P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA) N ÓMADAS 33 Etnografía y crisis: algunos debates y una práctica de investigación en contextos de violencia* [email protected] • PÁGS.: 34-49 Sandro Jiménez-Ocampo** Este artículo presenta un revisión cruzada entre el debate contemporáneo sobre la guerra y la violencia en tanto objetos de investigación empírica y una práctica particular que se ha apoyado en la etnografía para abordar escenarios de crisis, específicamente los relacionados con el trabajo con víctimas de la violencia en Colombia y con el seguimiento a la respuesta del Estado desde sus mecanismos de intervención política de la guerra en este país. El texto parte de una contextualización de la violencia política en tanto campo de saber y poder, para luego adentrarse en un diálogo cruzado entre las apuestas éticas y metodológicas en diversos enfoques y mis conjeturas frente a los retos identificados desde mi propia experiencia de investigación. Palabras clave: guerras contemporáneas, violencia política, etnografía de la crisis, antropología política. Este artigo apresenta uma revisão entre o debate contemporâneo sobre a guerra e a violência em tantos objetos de pesquisa empírica e uma prática particular que se apoia na etnografia para abordar cenários de crise, especificamente os relacionados com o trabalho com vítimas da violência na Colômbia e com o surgimento à resposta do Estado desde seus mecanismos de intervenção política da guerra neste país. O texto parte de uma contextualização da violência política tanto no campo do saber e poder, para logo adiantar-se no diálogo entre as apostas éticas e metodológicas em diversos enfoques e as conjeturas do autor frente aos retos identificados desde sua própria experiência de investigação. Palavras-chaves: guerras contemporâneas, violência política, etnografia da crise, antropológica política. This article presents a review between the contemporary debate about war and violence as an empirical research topics, and a research practice which have use the ethnography in crisis environments, specifically those related with victims of political violence in Colombia and the monitoring of state responses in terms of its political management of war. The text starts with a conceptualization of political violence as a knowledge-power field to get in a crossed dialogue between the ethical and methodological proposals in diverse approaches and the author’s conjectures about the challenges identified during his own research experience. Keywords: contemporary wars, political violence, crisis ethnography, political anthropology. ORIGINAL RECIBIDO: 22-IX-2008 – ACEPTADO: 02-X-2008 * Las reflexiones y el trabajo académico que soportan este texto son una combinación del trabajo empírico en varias investigaciones sobre la gestión del conflicto armado en Colombia y en el desarrollo de mi disertación doctoral para la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO. * * Candidato a Doctor en Ciencias Sociales, opción Estudios Políticos, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Ecuador. Docente/investigador del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos, IESCO Universidad Central. E-mail: [email protected] 34 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Preámbulo Es importante aclarar al lector que las reflexiones aquí recogidas las realizo desde una condición de enunciación del tipo insider/outsider, pues si bien mi trabajo no puede asumirse como una voz de la antropología, ya que no soy antropólogo (outsider), sí es claro que gracias a varios años de trabajo sistemático con fuerte influencia etnográfica (insider) asumo esta entrada metodológica como parte del patrimonio general de las ciencias sociales y no sólo de aquella que se constituyó como nicho original y natural para el trabajo etnográfico, la antropología. nalidad desde mi propia experiencia de investigación (meta-texto). Este último estará marcado como “enlace” y con estilo “itálico” en distintos lugares dentro de la secuencia discursiva del documento. cia y las tensiones en la construcción de una red conceptual y la capacidad o incapacidad de mi experiencia de investigación concreta para conectar el trabajo etnográfico cercano y comprensivo con debates más globales y generales en las ciencias sociales. Contexto del debate Después de ciento cincuenta años de teorización e investigación sobre la guerra (Balibar, 2006), este campo de saber pareciera haberse consolidado como una especie de “lugar común” no sólo en el mundo de la reflexión teórica, sino en el ámbito de la acción política. A pesar de la normalización que un horizonte de tiempo tan significativo supone, al lado de la abundante historia de experiencias de guerra, nos encontramos en un momento revelador en términos de los alcances y las limitaciones de las redes conceptuales hasta ahora usadas para dar cuenta de uno de los fenómenos que mayor atención acarrea en nuestra historia. Otra precisión es la de una delimitación que pone distancia de aquella visión que simplifica la lectura de los procesos de la guerra y la paz como simples tránsitos por el reformismo institucional en el marco del discurso de la paz como “bien supremo” y del derecho internacional humanitario como “fuente única de legitimación”, para ir más allá y observar la historicidad en que ocurren tales aconPeregrino Rive ra Ar Después del fin de la Seguntecimientos, así como El habilitado de ce: Recuerdos de campaña (1900), Hacien l Bon “Libres de do el vale. Ocaña”. Museo da Guerra Mundial y la creación las formas de apropiaNacional de Co lombia. del sistema internacional de nación/resistencia que tales discursos ciones para el sostenimiento de generan. Finalmente, si bien en este artí- la paz, que hoy conocemos como NaLa forma narrativa del texto se culo se presenta un recorrido biblio- ciones Unidas, dos temas en las plantea desde una presentación do- gráfico importante, este no pretende agendas de seguridad mundial han ble entre un texto y un meta-texto, ser exhaustivo, pues no se trata de ocupado la atención de esta organien donde se podrá apreciar el lugar inscribir el trabajo como un “estado zación: la primera fue la contención del debate de los temas planteados del arte”, sino como una apuesta re- de conflictos o la intervención so(texto) al tiempo que la posicio- flexiva para mostrar la convergen- bre los mismos durante el período de JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA N ÓMADAS 35 la guerra fría; y en segundo lugar, las gestiones humanitarias para atender la proliferación de conflictos armados internos, en adelante CAI, desde finales de los años ochenta hasta nuestros días. De esta manera, los CAI se convirtieron en la razón permanente para que la comunidad de naciones, y las agencias especializadas para tal fin, realizaran permanentes llamados para aminorar los daños, mediar o apoyar en la resolución de este tipo de confrontaciones que generalmente son catalogadas como “emergencias complejas”. De hecho, las Naciones Unidas, para el período de tiempo de referencia, han tenido que realizar sesenta y cuatro llamamientos para recaudar 11.000 millones de dólares para programas de socorro, y han obtenido 7.000 millones (Fisas, 2004: 65). En este sentido, este tipo de fenómenos se han convertido en un campo de conocimiento especializado y en un ámbito de intervención política altamente institucionalizado, pues alrededor de él se articulan centros de investigación, agencias multilaterales y un sinnúmero de sistemas de regulación, tanto de tipo político (como el poder de sanción del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas), como de orden jurídico (por ejemplo, el establecimiento del Estatuto de Roma y la Corte Penal Internacional). Dentro de este desarrollo institucional, han surgido dos sub-campos especializados en los distintos frentes de lo que aquí llamaremos la gestión o la administración de los CAI: por un lado, las intervenciones sobre crisis humanitarias por violencia política (dedicadas a la 36 N ÓMADAS asistencia y protección de víctimas sobrevivientes, refugiados y desplazados internos), y por otro, los mecanismos de justicia transicional (que definen los caminos legitimados internacionalmente para las transiciones del conflicto hacia el post-conflicto). Estos dos sub-campos, muchos de los cuales se articulan alrededor de casos históricos y sociedades objetos de la intervención (casi todos geopolíticamente clasificados como del Tercer Mundo, con excepción de la experiencia de los Balcanes), entran y salen del horizonte de visibilidad de la comunidad internacional, tanto por lo hecho como por lo dejado de hacer. Con lo hecho hago referencia al tipo de mecanismos de intervención humanitaria desplegados o el nivel de profundidad en la aplicación de los dispositivos para dar cuenta de la verdad, la justicia y la reparación durante las transiciones; y con lo dejado de hacer, trato de señalar los debates sobre la intervención tardía o incompleta respecto a los estándares del derecho internacional humanitario y los derechos humanos. De lo que poco se establecen registros son de las condiciones internas de tales sociedades vinculadas con los procesos de trasformación política y social que supone plegarse al discurso y las instituciones internacionales para la gestión de los CAI, y al tiempo, reconocer las transformaciones endógenas que se esperaría complementen la aplicación de los mecanismos de transición. Las dos áreas más afectadas del planeta por el desarrollo de conflictos armados internos han sido Latinoamérica y África. Para nuestra región sobresalen los casos de El Salvador (entre 1980 y 1992), Guatemala (entre 1960 y 1996), Perú (entre 1980 y 2000) y Colombia (conflicto vigente y el de más larga duración de la historia contemporánea). Todos ellos unidos por la profundidad de los daños asociados con la confrontación y por la complejidad para el abordaje de salidas sostenibles hacia procesos de paz de estirpe social. Cada uno de estos casos ha sido objeto de aplicación de los distintos mecanismos de intervención de conflictos, disponibles para su época, en tal sentido, es claro que no son equiparables entre sí, pues las especificidades de los actores en contienda y el tipo de víctimas no son irreductibles a una categoría común; pero lo que sí ha sido punto de encuentro, es que cada uno fue lugar de experimentación de los dispositivos de intervención humanitaria y de los procesos de negociación del conflicto bajo la perspectiva de la justicia transicional. De hecho, en todos ellos se planteó una comisión de transición o de verdad. Como en todo campo de saber, existe una distribución de objetos, categorías y abordajes metodológicos que asumen determinadas convergencias y divergencias de acuerdo con el peso específico de cada disciplina. En este trabajo se presenta cómo en dicha distribución existe un lugar ambiguo y apenas en constitución desde la etnografía en escenarios de violencia política, pues según lo plantea ScheperHughes y Bourgois (2004: 5) la mayor cantidad de teorías sobre las causas, significados y consecuencias de la violencia masiva y de los NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA genocidios viene de disciplinas como la historia, la psicología, la psiquiatría, el derecho comparado, los derechos humanos y la ciencia política. En tal sentido, es mi propósito compartir algunas exploraciones en donde una perspectiva etnográfica se enfrenta a las formas dominantes de dar explicaciones y realizar intervención sobre estos fenómenos. Este ejercicio también implica revisar críticamente la guerra y la violencia política como objetos de estudio plagados de ideas normalizadoras y moralizantes que inhiben la discusión crítica y reflexiva sobre los límites conceptuales de dicho campo y, al tiempo, explorar la manera en que la etnografía de las crisis políticas puede aportar de manera diferencial a esta discusión, para desde ella recuperar la relación con lo particular, en lo que Greenhouse denomina la relación entre inestabilidad política y vida social (2002: 1); todo para presentar cómo el trabajo etnográfico sobre escenarios de conflictos marcados por la aplicación sistemática de violencia, conduce al replanteamiento mismo de las nociones con las que definimos lo político y la propia vida en sociedad. De esta manera, la crisis de la guerra como sujeto y objeto de conocimiento en las ciencias sociales, justifica este intento de observar la forma en que la aproximación etnográfica puede ayudar a zanjar esa separación entre lo universal y lo singular, lo público y lo privado, lo visible y lo invisible, lo legítimo y lo ilegítimo. Este intento no supone en ningún caso abandonar la lectura crítica ante la tradición totalizante o la emergente presencia de lo singular y lo particular a cada experiencia de guerra y violencia; incluyendo en dicha crítica la propia apuesta de la antropología política, pues como plantearon ScheperHughes y Bourgois: “los antropólogos han sido muy lentos, muy ambiguos, muy reflexivos y el saber etnográfico producido muy local” (2004: 4), cuando de dar cuenta de los contextos de guerra y violencia política se trata. Pero reconociendo lo anterior, la decisión del énfasis propuesto busca explorar lo que Mertz observa respecto a que los antropólogos que trabajan asuntos relacionados con la violencia, han planteado lo inadecuado de lo estándares y las convenciones de la ciencia social, cuando tratan de representar el desorden y la emocionalidad involucrada en el proceso; pues para el momento en que contamos una historia, hemos a su vez removido la voz original a través de la narrativa de las ciencias sociales, al tiempo que hemos domesticado y obliterado gran parte de la inmediatez y la falta de estructura que caracteriza tales eventos. (2002: 361, traducción mía). En otras palabras, el tipo de escenarios aludidos por Mertz, implican lo que Mac C. Lewin (2002) presenta como los límites y la opacidad de nuestro entendimiento, que es a su vez el reto de la etnografía para delinear la relación entre campos sociales y estructuras. Condiciones ambas que nos enfrentan a los límites del lenguaje y a nuestra ambigua forma de representar este tipo de realidades. La guerra y la violencia política como preocupación en las ciencias sociales La decisión de usar las dos categorías enunciadas busca dar cuenta de la manera en que las ciencias sociales abordan el conflicto armado moderno, sin pretender hacer de ellas un símil, pues la consolidación de los términos en la comunidad científica y en la vida política obedece a que cada uno de ellos ha tomado un camino explicativo distinto dentro de una especie de sentido práctico aceptado tácitamente en los ámbitos mencionados. Por un lado, el término “guerra” ha sido convencionalmente aplicado a casos donde el sujeto histórico de la confrontación estaba claramente definido como un Estado o una nación, que según Balibar (2006), representa el modelo clausewitzeano puro, es el “sujeto” de la estrategia defensiva que al final se asume victorioso. Para usar una categoría filosófica, puede ser identificado con cierta figura típica de una unidad moderna militar, pueblo o Estado, ya sea preexistente, o construida durante el proceso mismo de la guerra. Por su parte, el término “violencia política” ha sido aplicado fundamentalmente en el sentido de Nieburg (cit. Braud, 2006: 16), según el cual, ésta se caracteriza por un conjunto de actos de desorganización y de destrucción y lesiones cuyo objetivo, elección de blancos y de víctimas, circunstancias, ejecución y/o efectos adquieren un significado político, es decir, tienden a modificar el comportamiento ajeno en una situación de JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA N ÓMADAS 37 negociación con repercusiones sociales. En tal sentido, la primera diferenciación en el uso de uno y otro término se ha derivado de una condición de escala, donde se advierte que lo que se pone en juego es el alcance de la confrontación, lo que comporta una preocupación en la cual la guerra debe ser un estado transitorio (en términos clausewitzianos, la política por otros medios), mientras que la violencia política puede ser una manifestación naturalizada de la conformación del sujeto histórico que legítimamente puede llegar a hacer la guerra, es decir, el Estado-nación; pero esta vez no frente a otro Estado sino frente a su “enemigo interno”. paz, en lo que Bobbio (1982), Alliez y Negri (2003), Scheper-Hughes y Bourgois (2004), Richmond (2006) y Paris (2006), se asume como el continuo guerra-paz-guerra. Achille Mbembe en “Necropolitics” (2003) y Michel Foucault en Society Must be Defended (2003) realizan advertencias igualmente dramáticas sobre la tecimiento y de los eventos (en este sentido, son importantes los trabajos de Nagengast (1994), Richani (2002) y Braud (2006)). Enlace 1: esta secuencia genealógica de la consanguinidad al tiempo que la diferencia entre las formas de posicionamiento y la utilización de las nociones de guerra y violencia política, dejan de ser un problema discursivo y se tornan en un problema material para un programa de investigación que apunte a establecer desde la etnografía una relación con la compresión cercana de los casos de estudio, al lado de la crítica conceptual y considerando las implicaciones de la historicidad propia de cada caso. En mi experiencia de investigación sobre las formas de gestión del conflicto armado colombiano y de la política Alrededor de estas dos de respuesta al daño asociamiradas se han desarrollado con la violencia política, los do múltiples entradas y deslugares desde donde se lee la plegado variados esfuerzos guerra, la violencia y la paz, por capturar analíticamenhan sido parte integral de la te la guerra y sustituirla por disputa y la confrontación. la paz. Para el caso colomEn tal sentido, el investigador biano, Zuleta (2006) afirma debe enfrentarse a un conjunque estos esfuerzos fracato de lugares comunes y de lusaron: la guerra creció y gares prohibidos, unos y otros junto con ella, los estudios asociados con el momento dobasados en la moral de la minante del debate público, soberanía imperialista que sea este en la dirección del pénen virtud de una pretendidulo hacia la consolidación de Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Un veterano de la da justicia universal divila confrontación armada. O revolución. Museo Nacional de Colombia. niza la paz, su propia paz sea en el sentido de la pacificomo marco de referencia científi- artificialidad de la línea que separa cación. El reto de una perspectiva de ca de la guerra. la guerra y la paz (Richards, 2005). investigación como la mencionada es superar la trampa del acontecimiento Dada esta matriz analítica de Es justo en este movimiento que dicta siempre respuestas sobre la corte moral, al lado de la evolución y donde la polemología gira su aten- coyuntura y la emergencia de dicho mola mutación de las formas y el senti- ción hacia la violencia política, no vimiento pendular y superar los lugado de la guerra, lo que terminó por ya en las causas, ni tampoco en las res comunes en la interpretación desde convertirse en la excepción fue la salidas, sino en las formas del acon- las ciencias sociales que terminan por 38 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA sumarse a la naturalización de cierta forma ser-estar en escenarios de excepción continua y, en tal sentido, resignarse a respuestas siempre parciales, sustancialistas y esencializantes de la violencia. En este contexto, la distribución del interés de las distintas ciencias sociales frente a la guerra y la violencia política como objetos de conocimiento no es accidental. La tensión entre totalización y particularización (Zuleta, 2006), estructura y proceso (Richani, 2002; Howard-Ross, 1993), política y vida social (Greenhouse, 2002) y entre lo local y lo global (Scheper-Hughes y Bourgois, 2004), ha sido asumida desde varias perspectivas: la primera de ellas, la estructural. Zuleta (2006) –volviendo al caso colombiano– argumenta que ello ha supuesto el derrocamiento de la sociología como conocimiento imperante para la explicación de la violencia y, en cambio, entronizó al de la historia, en alianza con la economía y la ciencia política y el derecho comparado. Se dio por sentado una juridicidad entendida “como la tendencia o criterio favorable al predominio de las soluciones de estricto derecho en los asuntos políticos y sociales” (Diccionario de la Real Academia, II, 1984: 805)1 . desde las discusiones que le dan a cada caso un carácter no equiparable a otro y, en esa medida, se busca dar cuenta no de las cercanía o diferencias entre los casos, sino de la manera en que ellos son intervenidos y valorados; de allí los trabajos agentes internacionales y agentes locales en el mapeo de los conflictos intestinos o encajonados en el dominio del discurso de la soberanía del Estado-nación (Fisas, 2004; Minn, 2007; Frost, 2001). Finalmente, la tercera perspectiva refiere a aquellos trabajos que intentan dar cuenta de cómo se constituye y se resuelve la relación víctima-victimario (Zuleta, 2006; Castillejo, 2007; Theidon, 2006), o cómo se afrontan los cambios dramáticos en el orden político producto de la violencia (Greenhouse, Mertz, 2002) y con ellos cómo se transforman las subjetividades en escenarios de guerra y violencia prolongadas (Das, 2000; Comarrof y Comarrof, 2006). Frente a todos ellos aparece un caso fuerte sobre lo que ofrece la especificidad de la etnografía como antídoto efectivo contra este imaginario epidemiológico de la violencia, a través del cambio de énfasis que mira más allá de la respuesta sobre lo que dispara la guerra, para preguntarse por los énfasis que permiten explorar cómo la gente hace la guerra y la paz (Richards, 2005). Enlace 2: ¿una trayectoria de investigación con un sentido etnográfico en el marco de relaciones complejas, como las acabadas de presentar, debe tratar de responder si es posible una etnografía de la crisis que no quede atrapada en el acontecimiento y pueda dar cuenta de las condiciones de enunciación desde Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Capitán Gaitán - Mirando al enemigo. Museo Nacional de Colombia. La segunda perspectiva, la dimensión de lo particular, lo local y la experiencia diferenciada de la violencia política, ha sido asumida sobre los conflictos internos y las guerras civiles (Fajen y Yudelman, 2001) los análisis socio-históricos sobre los efectos de la violencia en la sociedad (Pecaut, 2001) y las consideraciones sobre la relación entre JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA N ÓMADAS 39 donde construye sus interpretaciones? Con condiciones de enunciación trato de invitar a explicitar las implicaciones de asumir una y otra de las posicionalidades presentadas, es decir: ¿qué implica una postura de corte estructural en términos de su posibilidad de reconocer los puntos ciegos sobre los que un enfoque de este tipo se construye, todo cuando de generalizar una explicación se trata? ¿Qué aporta el énfasis sobre lo local mas allá de una mirada comprensiva que además establezca relaciones entre los discursivo y lo extradiscursivo?, en otras palabras, ¿cómo la mirada sobre lo cercano, particular y diferencial permite que la etnografía pueda ayudar a llevar al límite nuestros conceptos (lo discursivo) y cómo lo emergente en la convergencia de lo históricocultural presenta formas alternativas de enunciación (lo extradiscursivo)? Finalmente, ¿cómo lograr que la entrada privilegiada de la etnografía a las subjetividades, y para el caso en discusión, a las subjetividades de experiencias de crisis, no se quede en las crónicas que con gran sentido empático y gran riqueza fenomenológica, sean incapaces de conectar la historicidad y las grandes trayectorias co-constitutivas de dichas experiencias subjetivas? Las nuevas guerras: sub-campos de saber y poder dentro del abordaje de conflictos armados internos La discusión teórica para enmarcar el debate del manejo de conflictos armados internos es de tal amplitud que desborda las posibilidades de un único texto de reflexión; por tal motivo, esta lectura paralela del debate internacional y de mi experiencia investigativa no conside- 40 N ÓMADAS ra el campo de los llamados “conflict studies”, pues muchos de ellos no necesariamente profundizan los asuntos de violencia política y los que sí lo hacen se concentran en el comportamiento de los actores, la economía política de la confrontación y la demografía de las víctimas no sobrevivientes. Esta segunda parte de la discusión prioriza la manera en que se interviene el conflicto armado en la perspectiva de su transformación hacia el post-conflicto. Más concretamente, se interesa por pensar el “más allá” del conflicto, en tanto cambio político. Dentro de este campo destaco cuatro entradas pertinentes para esta reflexión en donde se expresan distintos lugares no sólo en el debate teórico, sino en la investigación empírica. Estos recogen los trabajos más significativos para delimitar el campo de reflexión y acción aquí propuesto. Estas entradas son: la teoría política, el análisis jurídico y del derecho internacional humanitario, el análisis comparado y las aproximaciones histórico-etnográficas. En primera instancia, abordamos algunas de las discusiones en teoría política. Allí se destacan los debates sobre los alcances y limitaciones de la noción liberal de la justicia cuando ésta se trata de aplicar en escenarios de guerra o de daños masivos y generalizados. Los trabajos de Barkan (2000 y 2006) y Allen (1999) son buenos ejemplos de tales reflexiones. El elemento más importante por destacar en esta discusión gira alrededor de la incapacidad de la perspectiva moderna-liberal para reconocer la necesidad de trascender las lógicas de retribución-compensación individual de los daños, argumento de base en la idea de justicia del liberalismo clásico, en desmedro del reconocimiento a los daños de corte masivo y al resarcimiento de carácter colectivo, que no han sido adecuadamente teorizados y que son la condición general en todas las sociedades afectadas por conflictos armados internos de larga duración (Colombia) o de alta intensidad (Ruanda). Otra preocupación fuerte en esta primera entrada referenciada, gira alrededor de las implicaciones éticas y las formas de legitimación que se construyen alrededor de los mecanismos de gestión de los conflictos y de su transición, es decir, sobre los alcances de la verdad y las implicaciones de la reparación. A este respecto encontramos los planteamientos de Brooks (1999), Frost (2001) y Rotberg y Thompson. (2000). El punto central en esta discusión es el cuestionamiento de hasta dónde las medidas indirectas de la verdad, el otorgamiento de disculpas y el reconocimiento del daño, pueden garantizar efectivamente movimientos hacia el sostenimiento de la paz. Finalmente, una de las discusiones más importantes en este primer ámbito de análisis –que al tiempo es uno de los puntos menos tratados sistemáticamente–, es la crítica a la noción liberal de la paz. En este sentido, Paris (2006) y Richmond (2006), critican el carácter epistemológico no cuestionado otorgado a una idea de paz que sólo da cuenta de las necesidades de ampliación de los principios básicos del liberalismo: el mercado, las instituciones y el discurso universalita de los derechos humanos. Estos autores ayudan a comprender el carácter restrictivo de las transiciones cuando la paz es NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA reducida sólo a las reformas hacia democracias electorales, la apertura económica y el privilegio de derechos individuales. La segunda entrada importante de producción frente a los mencionados sub-campos de saber dentro de las nuevas guerras contemporáneas es el análisis jurídico y del DIH. Este ámbito es el más prolífico de todos, ventaja cuantitativa que es muy indicativa de la centralidad otorgada a esta dimensión en los debates sobre la violencia política organizada y las transiciones conflicto/post-conflicto. Cabe preguntarse si la judialización de asuntos de alto raigambre político resulta una salida sostenible a problemas tan complejos. En cualquier caso, en este campo encontramos trabajos referidos en primer lugar a la descripción de la batería de derechos y disposiciones internacionales que se ponen en juego en cualquier proceso de intervención sobre conflictos armados y en los intentos de transición, Call (2004), Lekha Sriram (2004), Nash (2000). De otro lado, están las discusiones sobre cada uno de los componentes específicos de los mecanismos especializados en la justicia transicional, con gran atención sobre las comisiones de verdad y reconciliación; aquí se destacan los trabajos de Teitel (2003), Hayner (2001), Espinoza y Ortiz (2001), Ally (1999). También hay desarrollos sobre el componente de las reparaciones a las víctimas de los conflictos, que de hecho es el aspecto menos tratado con profundidad, si se considera la amplitud en el tratamiento de la tipificación de violaciones elegibles y a la discusión sobre los estándares aceptados en justicia y perdón. Estos debates son tratados en Colson (1998), Galaway y Hudson (1996), De Greiff (2004). La tercera entrada de desarrollo que es pertinente destacar es la del análisis comparado –histórico y político–. Aquí los esfuerzos por comparación son diversos, aunque no es muy claro el nivel de sistematicidad de estos esfuerzos. Uno de los primeros intentos está en las comparaciones en el nivel teórico, entre los sistemas de contención de conflictos o los dispositivos de justicia transicional, frente a otros mecanismos de intervención en escenarios de violación de derechos humanos de corte más local y menos verticalista –en el sentido de la comunidad internacional hacia sociedades nacionales–; al respecto se encuentran los textos de De Greiff y Cronin (2002), Orozco (2003), Van de Merwe, Dewhirst y Hamber (1998). El siguiente criterio de comparación utilizado es el regional o multicaso, que da cuenta de manera muy descriptiva y casuística de las formas de unos y otros frente a la aplicación y la cercanía o la distancia del estándar esperado de los acuerdos internacionales o de los señalamientos de los grandes poderes de la geopolítica global. Se destacan los trabajos de Arnson (1997), Harper, (1996), Kritz (1995). Con esta misma Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Escorzos de revolucionarios enfermos. Museo Nacional de Colombia. JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA N ÓMADAS 41 lógica son varias las comparaciones entre la comisiones de la verdad y reparación, como se puede ver en Andrews (2003) y Steiner (1997). La cuarta entrada importante a destacar es la de corte histórico-etnográfica. Es importante regresar a la precisión inicial, cuando demarcaba esta propuesta del campo de “conflict studies”, pues allí es probable encontrar una gran cantidad de trabajo sobre la historia política de los conflictos y sobre la etnografía de casos emblemáticos de victimización. En la perspectiva de mi reflexión interesa la relación entre historia política de la transición y la etnografía de la acción política asociada con tal proceso. En tal sentido, destaco los trabajos de Beristain (1999), Boraine (2000), Elster (2003 y 2004), Lira y Morales (2005), Molina (2005), CastillejoCuellar (2007). Pero dado que el propósito de este texto no es el de una revisión bibliográfica exhaustiva, este último componente quisiera desarrollarlo desde una discusión metodológica un poco más detallada, que considere límites y posibilidades, aspecto que se presenta en el siguiente punto. Enlace 3: en mi experiencia de investigación sobre el conflicto armado en Colombia con sus peculiares manifestaciones de violencia política, es curioso y altamente problemático la paradójica centralidad de los discursos sobre la guerra y la paz, al tiempo que el vaciamiento que se ha hecho sobre los contenidos del debate en estos conceptos. De este modo, las prácticas académicas y socio-políticas parten de esa continua guerra-paz como una condición dada, en donde el trabajo académico define su pertinencia por su capacidad de dar cuenta de cómo acontece la guerra o por 42 N ÓMADAS allanar caminos hacia la paz. Muy poca discusión se encuentra sobre el tipo de paz de la que hablamos, no en tanto anhelo de escenario post-conflicto, sino respecto a las implicaciones de la presunción teleológica donde la paz se asume indistinta y homogéneamente para todos los actores sociales que la anhelan o se disputan el derecho a definirla. En este contexto, las discusiones internacionales sobre los límites del liberalismo moderno, para dar cuenta de conflictos de una fuerte base y afectación colectiva, son de gran pertinencia para el caso colombiano. El problema para el investigador es cómo introducir el debate sobre lo inimaginado o lo inimaginable; me refiero a que la noción de un Estado liberal (en alguna versión de democracia o de poder popular representado en un soberano, sea presidente, parlamento o partido único) pareciera ser lo único posible. Así, una crítica académica a la clave liberal (de reformismo institucional, libre mercado y discurso universalista del derecho) para la gestión de conflictos armados y la construcción de transiciones hacia escenarios de paz o pacificados, es una empresa que nace fracasada y, en consecuencia, pareciera confirmar el fin de la historia en términos de Fukuyama. Pero como no nos hemos enfrentado al fin de lo real, una ciencia social crítica sí debería asumir la aventura abismal de adentrarse en lo inimaginable. Consideraciones metodológicas en el abordaje etnográfico de la guerra y la violencia política Lo primero por aclarar es que uno de los aportes más importantes de las perspectivas etnográficas a los estudios sobre violencia política, ha sido el esfuerzo metodológico para dar cuenta de la diversidad de los frentes que se presentan para la discusión en este campo. Estas entradas metodológicas van desde el interés por acceder a los relatos y narrativas de los sujetos afectados por la violencia política –aunque el sujeto de la experiencia siempre ha sido del interés de la antropología–, particularmente en lo relacionado con las formas de seguimiento, a las transformaciones políticas de gran dimensión y la exploración de los intersticios del Estado sobre los que se construyen nuevas formas de subjetivación (Greenhouse, 2002). Así mismo, se intentan comprender las formas emergentes de organización social para dar cuenta de la capacidad de agencia de los sujetos en contextos de profundas crisis institucionales y sociales (HowardRoss, 2003). Frente a las maneras de abordar la crisis asociadas con la violencia de carácter sistémico, Mertz (2002: 352) nos ofrece una idea del reto metodológico que implica el trabajo etnográfico en estos campos, cuando se pregunta por ¿cómo configurar un acto cercano de comprensión de fenómenos donde las condiciones básicas de certeza sobre alguna conexión social desaparecen, o donde la propia fibra de la condición humana ha sido trastocada? Este reto metodológico y ético se ha venido resolviendo sobre la práctica de diversas maneras. En primer lugar, frente a los procesos de subjetivación construidos alrededor de la experiencia de crisis extrema y violencia, una primera entrada que presentan distintos investigadores, es NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA el análisis de narrativas que les permite evidenciar las diferentes formas de racionalizar y de registrar emocionalmente la experiencia límite del sufrir. Un ejemplo de ello es la entrada de Warren (2002: 385), quien enfatiza en la necesidad de identificar en dichas narrativas las estrategias de borramiento de víctimas por parte de victimarios, cuando se ponen en circulación discursos de una realidad dividida en donde la narrativa que se legitima es la del sujeto que produce el daño. Otro elemento altamente problemático en la aproximación etnográfica a estos contextos gira alrededor del lugar de la voz de los actores. Aquí caben las preguntas por quién habla, quién silencia, quién Mertz (2002: 357) destaca como Greenhouse (2002) va más allá de este choque de ámbitos de la verdad, para explorar nuevas concepciones de la agencia de los sujetos, frente a sus formas de respuesta a la sujeción de un lado o de subjetivación movilizadora del otro. En la visión de Greenhouse (2002), estas experiencias se deben observar como un proceso de desacoplamiento entre la agencia y la estructura, lo que a su vez ofrece mayores posibilidades de superar la ilusión de la concreción en sociedades que permanenPeregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Amadeo Revolucionario. Museo Nacional de Colombia. temente se están rehaciendo desde la interacción (Mertz, 2002: 358). Esta posición nos traduce. A este respecto, Das (2000) previene sobre la clásica relación y Poole (2004), exponen cómo el haagencia-estructura versus cambio blante es el administrador privado de social, pues en procesos donde el poblaciones –que en sus trabajos está cambio deviene de experiencias pro- documentado en la figura del reprefundas de violencia, las dos prime- sentante de la casta dominante o el ras pierden conexión en un complejo gamonal, en uno y otro caso respece incierto proceso de recreación y tivamente–. Mientras que por el lado adaptación. del reconocimiento del daño por vio- lencia, Herman (1992: 7) plantea la tensión entre el deseo del victimario de no hablar del daño, mientras que las víctimas demandan el reconocimiento del dolor y de sus pérdidas (Mertz, 2002: 361). En este sentido, vale la pena mencionar uno de los efectos más importantes sobre el lugar de la narrativa de las víctimas en estas disputas por el reconocimiento. Me refiero al llamado de Castillejo-Cuellar (2007) por incorporar a las víctimas como agentes en la historia, en donde la restitución de su voz se entienda desde la valoración epistemológica y política del testimonio en tanto experiencia y narrativa en ejercicio dentro del proceso de restitución de la dignidad humana; distanciándose así de las prácticas dominantes en los procesos de transición de la violencia política que privilegian el discurso factual y forense de datos y hechos de víctimas anónimas, en donde sólo aparecen traducciones pálidas de la realidad, representadas en vocabulario controlado y respuestas sin significado histórico y carentes de sentido y valor político en el reconocimiento del daño. También es importante destacar las advertencias de Greenhouse (2002) y Richani (2002). La primera se refiere a las dificultades y complejidades entre actuar en el contexto de violencia y tomar medidas sobre los efectos de la misma, hecho que implica asumir los retos de la relación insider-outsider (Greenhouse, 2002: 8). JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA N ÓMADAS 43 Enlace 4: esta relación es particularmente problemática si se considera la sociología política de muchos de los académicos de las llamadas economías emergentes, en donde las agendas de investigación están condicionadas no sólo por las visiones restringidas e instrumentales de los gobiernos en el Tercer Mundo, sino también por los términos de referencia y las condiciones de financiamiento de agencias internacionales y del mundo de las ONG humanitraristas o del aparato de desarrollo. En este escenario se torna inestable la posición del académico y borrosa su relación entre “estar adentro” y “discutir desde afuera”, sobre todo cuando los dispositivos de financiación y control de los resultados comunicables de la investigación condicionan el desarrollo de agendas de largo aliento y el espíritu crítico frentes a los agentes de un lado –los gubernamentales– o hacia el otro –los no gubernamentales–. Por su parte, Richani (2002: 4) hace un importante llamado a no minimizar el análisis de las relaciones de poder entre los actores desde una lógica que sólo mira la causas de las disputas y los efectos de las mismas sin tener en cuenta la manera en que estas relaciones se articulan con procesos de más largo aliento y escala, que a su vez pueden influenciar la posicionalidad de los mismos. En síntesis, se plantea un importante llamado a no hacer del proceso y la historicidad de los mismos una caja negra, como ha sucedido en muchos de los abordajes que planteamos inicialmente sobre los campos del derecho y la política comparada. Enlace 5: el reto metodológico surge cuando –como lo mencionaba an- 44 N ÓMADAS tes– la agencia y la estructura pierden su relación vinculante y además, las manifestaciones de la agencia están profundamente marcadas por la sujeción violenta o autoritaria, al tiempo que la estructura se hace inenteligible estratégicamente para garantizar el desarrollo de determinadas estrategias de control social y de legitimación del poder. Frente a este escenario el énfasis en la etnografía de lo extraordinario en lo ordinario, permite romper esos circuitos cerrados en los que agentes y estructuras se manifiestan en escenarios de crisis institucional por violencia política. Los énfasis de Das (2004) sobre las firmas del Estado en la India o de Poole (2004) sobre los procedimientos y los movimientos de la administración de justicia en los márgenes del Estado peruano, son perfectos ejemplos de este tipo de abordajes, en donde a través de la identificación de los intersticios del Estado, se hace posible acercarse a la materialidad que asume el mismo frente a los más diversos problemas en la relación agenteestructura, al tiempo que permite develar cuando esta última se presenta como un borramiento de la primera. De esta forma, Das (2000) recuerda la importancia de estas entradas metodológicas que permiten plantear debates por las disputas sobre lo real en la presencia o influencia del Estado, además de poder interrogar la vida diaria como lugar de lo ordinario donde acontece los extraordinario. Estas posturas son éticas al tiempo que metodológicas, pues como lo plantea Mertz (2002: 367), establecen una difícil línea de separación entre etnografía y acción social, lo que en el fondo ha sido la lucha histórica de la antropología política contemporánea, al tratar de no caer en los enfoques monolíticos y generalizantes de la interpretación en la distancia. Otra entrada metodológica interesante por destacar es la de la antropología de los eventos. La estrategia la plantea Hoffman y Lubkemann (2005), quienes parten de precisar que los eventos son difíciles de reconocer, pues ellos tienen cierta ininteligibilidad. ¿Es un evento, un ejemplo o una excepción? ¿Manifiesta la estructura, un proceso, una situación o los invalida a todos ellos? Un evento es por definición un momento singular (Hoffman y Lubkemann, 2005: 316). La referencia a lo particular podría llevar a cierta sustancialización de la explicación de las experiencias asociadas con la guerra y la violencia política. Para evitar esta tendencia, Hoffman y Lubkemann afirman que “podemos plantear con seguridad que lo que constituye un evento, lo que lo diferencia de un momento o de otro, frente a su significado particular, es que siempre es socialmente construido y localmente significativo” (2005: 317, traducción mía). Ante estas dificultades que presenta el trabajo etnográfico en zonas en conflicto, cabe preguntarse: ¿cómo podemos entonces hacer una etnografía de eventos tan complejos? ¿Qué tipo de regularidades, si existen, pueden estructurar las irregularidades que caracterizan las zonas de guerra? y ¿dónde y cómo las podemos encontrar? (Hoffman y Lubkemann: 2005: 319). Pero tal vez la pregunta que comporta mayor complejidad es ¿cómo desde un evento se puede ar- NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA ticular un comprensión global de lo que acontece y toma lugar en lo local y lo cercano? Para responder a estas preguntas, Hoffman plantea con claridad que los eventos ganan su fuerza de las imágenes amplias, globales, y de la potencia de las yuxtaposiciones creativas con las cuales los narradores ofrecen o iluminan las circunstancias específicas y las audiencias con las cuales ellos hablan (Hoffman y Lubkemann, 2005: 320). Importante destacar que estas audiencias en el contexto de la geopolítica de la guerra y los conflictos armados contemporáneos son de carácter trasnacional. De nuevo, no sólo desde el diálogo o la influencia de los actores globales macro estructurantes, sino desde las propias redes de actores sociales y de circulación no hegemónica de discursos. Enlace 6: una aproximación amplia a los “eventos” que disuelva la división entre aquellas definiciones que enfatizan la ruptura, asociadas comúnmente con la historia social, y el significado de las prácticas sociales, De allí se deriva la necesidad de tener en cuenta que entre las estrategias analíticas más importantes compartidas entre los etnógrafos de las zonas de guerra, se encuentran la manera en que ellos exploran el Peregrino Rive inter-juego de la histora Arce: Recu erdos de campa General Uribe ña (1900), Uribe. Museo ria y la biografía; sea en Nacional de Co lombia. términos de memoria o narrativa, de rituales o representaciones; cada que son características desde el pununa de estas contribuciones, ofre- to de vista etnográfico, se constituye cen indicios teóricos sobre cómo la en una fuente central de proble inmediatez de un evento es en gran matización, no sólo en el sentido y medida una pregunta por el en- las formas en que se despliegan relacuentro del sujeto con su pasado tos y discursos que pretenden totali(Hoffman y Lubkemann, 2005: zar la memoria colectiva, sino desde 321). la manera en que se construyen for- mas de resistir y adaptar los distintos dispositivos políticos desde los actores sociales diversos que cada vez más requieren enfrentar los conflictos armados y la violencia política como regímenes excepcionales, donde los estados de emergencia y transición permanente “guerra-paz-guerra”, se vuelven fuente de legitimación para los regímenes autoritarios o pseudos populares que se conforman o usan estratégicamente la administración regulada del “desorden”. Conclusiones: las fronteras y los lindes emergentes sobre los que se inserta la etnografía de la violencia política Mertz plantea una frase que parece más una premisa que tenemos que aprender a asumir como base del trabajo en el mundo académico contemporáneo: “la ciencia social es incapaz de confrontar el dolor, la incertidumbre y la incapacidad de cierre” (2002: 360, traducción mía). Con esta afirmación podemos rastrear a lo largo de la sociología, la antropología, la ciencia política y la historia, ámbitos y lugares comunes donde se presume la presencia de regularidades que permiten la articulación de múltiples experiencias en una narrativa totalizante. Por el contrario, los ejemplos aquí discutidos presentan esos intentos de dar cuenta de lo no totalizable, sin perder de vista la re- JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA N ÓMADAS 45 lación con una totalidad, que en muchos casos se presenta opaca e inenteligible. Esta entrada permite tensionar los límites explicativos de diversas nociones centrales para las ciencias sociales; por ejemplo: nociones como identidad, donde el movimiento va de lo estable a lo mutante; la ley, donde el foco se mueve de la enunciación abstracta a la materialidad de su constitución y desarrollo; el Estado, que pasa de la mera abstracción o fetiche a la concreción desde sus mecanismos de sujeción o de legitimación; los márgenes, que dejan de ser el límite no alcanzado por el progreso, para convertirse en el dispositivo sobre el cual administrar las estrategias de inclusión-exclusión; los procesos de subjetivación, que ya no son la mera incorporación del acervo histórico cultural, sino que se convierten en el lugar de entrada y de salida de determinados dispositivos de poder. Estos aportes nos ubican frente a una reflexión obligada respecto a las formas de tratamiento de las experiencias límite asociadas con la violencia política y la crisis institucional generalizada. Pensar un ciencia social no dominada por la normalización, implica evitar la naturalización hecha del discurso de las crisis, al tiempo que nos pone en la necesidad de dislocar las posturas que justifican lo incierto, fragmentado y desestructurado, bajo supuestos culturalistas de una especie de lugares endógenamente caóticos. Cuando hablo de los supuestos culturalistas, me refiero a la generalizada y simplista explicación de que dada la prolongada presencia 46 N ÓMADAS del conflicto y de la mediación violenta en muchas de las sociedades objeto de estudios similares, la única explicación posible es que se ha construido una cultura de la violencia. Para justificar tal argumento abundan los estudios de caso esencializados a través de crónicas y biografías que terminan legitimando la idea de que la violencia es de carácter ontológico y que de allí surge la capacidad de coexistencia con tan “anómalas” condiciones de vida. Este argumento se asume desde el tipo de análisis que Palti (2007) critica como “tipos culturales ideales”, que para él no son en definitiva sino la contraparte necesaria de los “tipos ideales” de la historiografía de las ideas políticas. De ahí que Palti afirma que no es suficiente con cuestionar las aproximaciones culturalistas para desprenderse efectivamente de las apelaciones escencialistas a la tradición y a las culturas locales como principio explicativo último. Continuando con Palti, es necesario penetrar y minar los supuestos epistemológicos en que tales apelaciones se fundan, es decir, estructurar de manera crítica aquellos “modelos” que en la historia de las ideas funcionan simplemente como una premisa, como algo dado (Palti, 2007: 39). Así, la etnografía, en un sentido relacional, permite que los casos y las experiencias particulares den cuenta no sólo de su inscripción o distanciamiento de determinados tipos ideales, si no que se convierten en la evidencia de los límites conceptuales, discursivos y materiales de los tipos ideales con los que esperamos establecer las conexiones entre Estado y sujeto, o entre agencia y estructura. En conclusión, la etnografía de la crisis y las experiencias límite, permite balancear el peso epistemológico y político de muchas de las historias sociales y de las trayectorias de vida, que en otras perspectivas no pasarían de meras anomalías, reducidas al mundo concreto del día a día ordinario, para ser entonces resituadas como fuentes fundamentales de saber para la comprensión de los mecanismos de respuesta y de transformación de los escenarios más desestructurantes de la acción y entendimiento humanos. 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JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA N ÓMADAS 49 Limitantes del investigador académico: financiamiento y políticas científicas* [email protected] • PÁGS.: 50-63 María Fernanda Juarros** y Alejandra Beatriz Martinetto*** Este artículo parte de un estudio en profundidad realizado en dos facultades de la Universidad de Buenos Aires (UBA), con el que se pretendió identificar los cambios en los patrones de producción y difusión del conocimiento y sus efectos en la gestión de las universidades, a partir de la forma en que se establecen las agendas de investigación y de las condiciones de acceso a los resultados en función del origen de los fondos para dichas actividades. Palabras clave: producción de conocimiento, política científica, investigadores, modelos de investigación, financiamiento, Estado. Este artigo parte de um estudo em profundidade realizado em duas faculdades da Universidade de Buenos Aires (UBA), com que pretende-se identificar as mudanças entre os padrões de produção e a difusão do conhecimento e seus efeitos na gestão das universidades, a partir da forma em que se estabelece as agendas de pesquisa e das condições de acesso aos resultados em função da origem dos fundos para tais atividades. Palavras-chaves: produção do conhecimento, política científica, investigadores, modelos de investigação, financiamento, Estado. This article is based on a study carried out in two faculties of Buenos Aires University (UBA in Spanish) that attempted to identify the current changes on knowledge production and dissemination due to the new universities management orientation, taking into account the way in which research agendas are established and how access to findings its granted, following the funds origin conditioning for these activities. Keywords: knowledge production, scientific policy, researchers, research models, funding, State. ORIGINAL RECIBIDO: 19-VII-2008 – ACEPTADO: 07-X-2008 * La investigación se llevó a cabo en el marco del programa “Aportes al campo de la sociología de la educación crítica en Argentina hoy: dimensiones del vínculo emergente entre la Universidad y la sociedad”, dirigido por Silvia Llomovatte y financiado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires (2003-2007). * * Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA). Magíster en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología (Centro de Estudios Avanzados de la UBA). Investigadora del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la UBA, Ciudad de Buenos Aires (Argentina). E-mail: [email protected] *** Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA). Magíster en Políticas Sociales (Facultad de Ciencias Sociales, UBA). Investigadora del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la UBA, Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Email: [email protected] 50 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Introducción Las nuevas condiciones contextuales en el campo de la producción de conocimiento remiten al acercamiento, cada vez mayor, entre el conocimiento teórico y el conocimiento aplicado y a la creciente valoración de éste último, de modo que redefinen los modelos institucionales por los cuales se produce y reproduce el conocimiento científico (Vessuri, 1994). El origen de la enunciación de estas nuevas orientaciones se encuentra en el sector económico debido a la codificación mercantil del conocimiento. En otras palabras, a partir de la creciente notabilidad que para la economía adquiere el conocimiento científico-tecnológico, constituyéndose en un bien rentable, se operan cambios en las políticas universitarias. Estas políticas han impactado las prácticas y formas de organización de cada institución, sus- citando efectos distintos en cada una de ellas en función de su composición de fuerzas y de las historias particulares que las determinan. El presente trabajo parte de un abordaje crítico de las actuales tendencias del sistema de conocimiento que en la región, históricamente fue generado y sostenido desde las universidades públicas. Se centra en los nuevos dispositivos de dichas universidades en función de su doble condición de creadoras de conocimiento científico y emisoras de aportes significativos a la sociedad, a partir del análisis de las percepciones y valoraciones generadas por los actores universitarios en torno a las actividades de investigación. Acerca de este estudio Este estudio en profundidad, realizado en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y en la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires (UBA), pretende entender la naturaleza e intensidad de los cambios señalados. Se focaliza en: 1) las formas en que se da la organización del trabajo académico en el proceso de investigación, cada vez más influenciado por características y exigencias propias del ámbito empresarial, es decir, nuestro interés se centra en las transformaciones de la labor de los grupos de investigación, a través del desarrollo de procesos de vinculación con el sector productivo; y 2) los dispositivos que se organizan en las instituciones académicas para el desarrollo de la investigación a partir de las nuevas políticas científicas. Existen tres maneras de entender estos cambios: a) la perspectiva determinista que pretende interpretar dichas transformaciones en la vida académica a partir de la implementación de mecanismos de estímulos o “premios” como la generación de 1901, “La Guerra de los Mil Días”. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999). JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS N ÓMADAS 51 conocimientos con valor comercial, median, condicionando la conformasociales (susceptibles de ser caracterizadas por nombres de categoo los salarios diferenciales a partir ción de las relaciones en la tarea de de la comercialización de éstos, b) investigación, a la vez que son conrías profesionales definidas), que la perspectiva voluntarista: explica dicionados por ésta, dejando de lado se expresa, se retraduce, se manique cada investigador académico li- la visión ingenua del universo fiesta, se proyecta, en un espacio bremente toma la determinación de “puro” del ámbito académico y su de diferencias, de distinciones hacer que sus conocimientos sean concepción ocultadora de los consimbólicas, que hacen que la “somás vendibles o no y c) la perspecti- flictos que se dan en la “comunidad ciedad” en su conjunto funcione va dialéctica: donde se acepta el jue- científica”. como un lenguaje (Bourdieu, go entre las presiones externas 1997: 30). provenientes de las políticas impleEl análisis de los investigadores Esto significa que la topología mentadas y las decisiones individua- en tanto actor social se aborda dessocial, que describe la les, dejando de lado el estructura del espacio, intento de establecer un es una semiología sovínculo directo o cocial que explica el rrespondencia entre la mundo social como un investigación académisistema de signos, un ca y las condiciones lenguaje que podemos económicas, sociales o leer prácticamente, a políticas del momento, través de las intuicioen tanto se omite la nes del habitus, como mediación esencial, sistema de esquemas configurada por un de percepción y de microcosmos social reapreciación, que nos lativamente autónomo permite relacionar inque tiene su propia lómediatamente ciertos gica. Sin duda, la faculelementos con una potad como ámbito de sición social, y, al misproducción científica mo tiempo, conferirle recibe coacciones exun cierto valor, posititernas del mundo social vo o negativo. que la engloba, pero Embarcación «Wisconsin» de la armada norteamericana en Panamá, c. 1902. también existen reMuseo Nacional de Colombia. A su vez, la comsistencias que caracterizan su autonomía relativa. de la teoría sociológica de Pierre petencia profesional se ejerce en un Cualquiera que sea la naturaleza de Bourdieu, una perspectiva de aná- marco que hace referencia a varios las coacciones externas (la política lisis que debe entenderse en rela- contextos: el primero es el microconcientífica, la política universitaria y ción con el concepto de habitus. Es texto determinado por el espacio de la política institucional), éstas son decir, maneras de ser permanentes la cátedra en la que el docente inmediadas y retraducidas por los ac- y duraderas, producto de la historia vestigador se encuentra adscrito, el tores. En este sentido, desde la pers- que pueden llevar a los actores a re- segundo es el área departamental en pectiva dialéctica, la interacción de accionar (resistiendo, aceptando, la que está integrado, encuadrados los actores del trabajo académico im- oponiendo) a los condicionamientos estos dos en un tercer contexto plicados merece ser indagada en la del propio ámbito, definido en tér- organizativo e institucional, la unilínea de considerar los intereses, minos del autor como un “espacio dad académica, cuyo funcionamiento se explica por los contextos valoraciones y motivaciones de los social”: anteriores contenidos en ella y por investigadores. E igualmente, cómo sus relaciones con el contexto más como un espacio de diferencias, los arquetipos de acción que expreamplio de la comunidad académide distinciones entre posiciones san aquellos motivos intervienen y 52 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA ca. Un campo como un subespacio social relativamente autónomo, un microcosmos en el interior del macrocosmos social, que puede ser definido, según Bourdieu, como un campo de fuerzas (en el sentido estricto de la física einsteniana), y un campo de luchas para conservar o transformar dicha relación de fuerzas. El análisis de este proceso de intercambio y conflicto en el cual se involucran los investigadores académicos constituye una dimensión esencial para la comprensión de un escenario que guarda la complejidad del tramado de motivaciones, intereses, representaciones y actuaciones, objeto de nuestro estudio. guientemente sobre la actividad científica? Las conclusiones del estudio se circunscriben al caso específico estudiado que no representa necesariamente la pluralidad de prácticas y culturas universitarias; sin embargo, el conocimiento de lo singular genera aportes importantes, ya que posibilita la reflexión sobre el fun- según el Programa Nacional de Incentivos a Docentes Investigadores1 , y del relevamiento y posterior categorización de experiencias llevadas a cabo en el marco de contratos de vinculación con propósitos de transferencia o trabajo conjunto de investigación y desarrollo, asistencia técnica y prestación de servicios que efectuó la Dirección de Convenios de la UBA en el período 1995 a 2005. La concepción aristotélica versus la concepción baconiana La Universidad de Buenos Aires posee casi el 14% del persoEn el marco de las nal que realiza activinuevas condiciones dades de investigación contextuales en las en el país, y concentra que, a diferencia del el 25% del personal investigador académico científico del conjunque producía conocito de universidades miento sin presiones de nacionales 2 . Fue una temas ni restricciones de las primeras universidades que instituciode tiempos, se produce nalizó la investigación conocimiento que poVictoriano Endara: Firmantes del Tratado de Paz de Wisconsin: Víctor M. Salazar, Alfredo Vásquez Cobo, Eusebio A. Morales, Benjamín Herrera y Lucas Caballero, 1902. científica en el país, see utilidad “inmediaMuseo Nacional de Colombia. ocupando un lugar ta”, orientado a un destinatario en particular y sujeto a cionamiento social a partir de casos central en el campo científico hasta plazos de entrega de resultados, nos particulares, susceptibles de ser com- la década de los cincuenta cuando surgieron otras instituciones no preguntamos: ¿cómo se traducen parados. universitarias que comenzaron a traesas motivaciones e intereses en la cotidianidad de la vida académica? Además de la investigación do- bajar en áreas específicas de investi¿En qué medida el contexto insti- cumental a partir del material exis- gación ligadas a los sectores agrícola tucional favorece o dificulta las tente en la Secretaría de Ciencia y e industrial3 , al tiempo que se creó acciones de vinculación de la Uni- Técnica de la UBA, el trabajo de el Consejo Nacional de Investigacioversidad con el ámbito extra aca- campo consistió en la realización de nes Científicas y Técnicas (Conicet). démico? ¿Cuál es la relevancia entrevistas en profundidad a inforEl ethos dominante de la Universocial que los distintos actores mantes claves, y de entrevistas involucrados le adjudican a las mis- semiestructuradas a docentes-in- sidad de Buenos Aires desde sus mas? ¿De qué modo éstas inciden vestigadores de ambas unidades inicios, fue una cultura de la investisobre la vida académica y consi- académicas con categorías I y II gación universitaria apartada de la JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS N ÓMADAS 53 colaboración con el sector de la producción. Esta idea hegemónica es hereditaria de la dicotomía acerca de la concepción del desarrollo científico que escindió a la comunidad académica a partir del siglo XVII. Las dos posiciones a las que nos referimos, están definidas en nuestra cultura académica por aquellos que consideran que la ciencia no tiene intencionalidad productiva directa, sino que se mueve por el afán de conocer y enriquecer a la humanidad (concepción aristotélica), y por los que estiman la ciencia como una fuerza productiva y que, por lo tanto, posee un interés económico por su capacidad de transformar la naturaleza y ponerla al servicio del hombre (concepción baconiana). Estas posturas están aún presentes y son representativas de lo que Burton Clark concibe como “creencias compartidas que llevan a que los miembros definan quiénes son, qué hacen, por qué lo hacen”. Estas creencias tienen su fuente tanto en las instituciones como en las disciplinas y están influidas por el contexto. De esta forma, “las universidades se convierten en un mosaico de concepciones, posiciones y valores diversos, derivado de la presencia de percepciones y filosofías distintas que hacen imposible un orden cultural” (Clark, 1998: 25). En el modelo clásico de Universidad predominaban las funciones de docencia; en el modelo humboltiano prevalecían la investigación y la docencia asociadas, y la investigación era concebida como libre de presiones externas, movida únicamente por el afán de conocimiento, regida por las reglas propias de la generación de conocimiento nuevo en cada disciplina, y no se consideraba la perspectiva utilitarista de la 54 N ÓMADAS investigación universitaria. Sin embargo, en el modelo reformista de la UBA, además de la investigación y la docencia, se contempló una tercera función: la de extensión como aquella instancia que canaliza las relaciones con el entorno social. En esta dirección, es decir, asociada con la extensión universitaria, apareció la transferencia tecnológica. No obstante, la transferencia de resultados de investigación al sector productivo no apareció completamente incluida dentro de las actividades de extensión. Desde el punto de vista histórico, el concepto de vinculación tecnológica se ha sumado recientemente al conjunto de acciones propias de la tarea académica, aunque algunos actores, como veníamos diciendo, ponen en tela de juicio la pertenencia de este concepto al área científica. En este marco, cabe advertir el peligro de restringir los espacios de investigación a aquellos con orientaciones dependientes de las demandas externas y de corto plazo del sector productivo. Las lógicas y los tiempos del sector científico y el sector productivo son absolutamente diferentes y muy difíciles de conciliar. El factor tiempo es percibido de manera diferente en el ámbito académico y en el ámbito de la empresa o de los laboratorios; el sentido de urgencia y de oportunidad, son diferentes en uno y otro sector. Las empresas generalmente carecen de perspectiva de largo plazo respecto tanto de las necesidades sociales como de las posibilidades tecnológicas. Por otro lado, el tiempo que se necesita para transformar un conocimiento básico en ciencia aplicada y luego en tecnología cada vez es menor, esto permite que la incidencia de la ciencia sea a su vez, cada vez más inmediata, y se transformen de este modo los conocimientos básicos en fronterizos y se convierta a la ciencia en ciencia “industrializada” (Vessuri, 1994). La complejidad de demandas e intereses internos y externos a la comunidad científica, la multiplicidad de fuentes de financiamiento por los cuales se compite, la diversidad en cuanto a la trayectoria de investigadores y grupos, construye un perfil adaptativo de la actividad investigativa cuya definición está dada por la determinación del apoyo económico destinado a esta actividad. El aumento de la investigación aplicada, de la investigación tecnológica o desarrollo experimental, y el incremento de la participación del financiamiento proveniente del sector privado, representó un estímulo para la adopción de medidas y acciones de interés práctico o razonablemente inmediato para el uso de los resultados de las investigaciones por parte de los sectores de la producción. De este modo, el desplazamiento del equilibrio entre los sectores público y privado, instaló un controvertido debate en el ámbito de la investigación académica. Cada investigación conlleva un presupuesto de condicionamiento económico y cultural, lo que desmitifica la ciencia en tanto universal, absoluta y objetiva y, en consecuencia, libre de valoración. Muchas veces se ha señalado que los investigadores académicos están separados del mundo por las paredes de sus laboratorios, lo que limita sus posibilidades de acción sobre el mismo, y se ha expresado la necesidad de un cambio de mentalidad por parte de los actores universitarios para incorporar las actividades de vincu- NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA lación tecnológica en la tarea académica. La importancia concedida a la búsqueda de soluciones de índole tecnológica ha hecho que algunos grupos de investigación incluyan en sus agendas, además de proyectos orientados a la investigación básica, proyectos de desarrollo tecnológico. Para los investigadores de algunas disciplinas, orientar su capacidad científica a la resolución de problemas concretos, entrar en contacto con el sector de la producción y establecer convenios de transferencia de conocimiento no es una práctica ajena, en cambio ésta situación sí lo es para los investigadores de las ciencias básicas. Sin embargo, la aceptación del desarrollo de conocimientos orientados a las necesidades de la demanda, pareciera depender del grupo generacional. Aunque no avanzaremos sobre este punto, podríamos postular como hipótesis para futuros trabajos la existencia de una visión pragmática de la investigación por parte de los jóvenes investigadores que pone más atención en las potenciales tasas de retorno de su inversión. La nueva relación Universidad-Estado Las interrelaciones entre la Universidad como productora de conocimiento y la empresa, como consumidora del mismo, están mediadas por el Estado en una cuestión central, el financiamiento. En el modelo económico sustitutivo dominante en los países de la región en la década del sesenta, cuando los autores latinoamericanos desarrollaron su pensamiento en Ciencia y Tecnología para el desarrollo, el Estado era empresario y era importante entonces, aprovechar la capacidad que tenía en sus empresas para realizar actividades de investigación y desarrollo en las mismas4. La ideología tradicional de la universidad pública implicaba ofrecer todo servicio a la comunidad. En este sentido, los miembros de la comunidad, también el sector empresario, se sentían con derecho a acercarse a ésta a requerir datos, consultoría o asistencia técnica sin pagar por ello o pagando sólo por los materiales (Juarros, 2006: 57). A partir de los ochenta, con el cambio de modelo de Estado, los vértices del emblemático triángulo de Sábato adoptaron otras connotaciones, y la Universidad dejó de actuar como proveedor gratuito de conocimiento a través del patentamiento y el cobro de derechos por el resultado de la investigación realizada. El cambio de normas que se estructuró en función de la actividad científica-tecnológica fue vivido por muchos investigadores como “la privatización del conocimiento”. La merma de las fuentes tradicionales de financiamiento y el papel cada vez más importante que adquirió el sector privado como fuente alternativa, cobró singular importancia a partir de la forma en que comenzaron a establecerse las agendas de investigación y las condiciones de acceso a los resultados en función del origen de los fondos para dichas actividades. La intensificación de los vínculos de la Universidad con la empresa, generó una serie de cambios en la propiedad intelectual de los productos de investigación5 . Por otro lado, podemos señalar que los conceptos de lo público y lo privado están cambiando hacia significados más amplios y extendiendo los límites de su definición. En este sentido, se observa que lo público y lo privado, en relación con el campo de la educación superior, ya no se examina ni considera simplemente desde la perspectiva del origen del financiamiento. Esto se debe a que lo público está siendo forzado a obtener recursos privados y también porque lo privado está compitiendo por recursos públicos6 . Pero más importante aún, lo privado y lo público están siendo sometidos a análisis en cuanto a lo que significan como “bien privado” y como “servicio público”. Estas categorías están presentes en los nuevos discursos que se estructuran a partir del valor mercantil asignado a los conocimientos. Tanto los servicios de asistencia técnica como de consultoría o asesoramiento constituyen el ámbito de la vinculación que ha recibido más demanda en los últimos años. Se plantean como respuestas a los requerimientos solicitados por las empresas y laboratorios en función de poder resolver problemas técnicos, que necesitan del conocimiento de tipo tácito que se encuentra incorporado en la experticia de los académicos. Este es uno de los principales elementos de la tensión entre lo público y lo privado, puesto que por medio de estos servicios, el sector privado busca el usufructo de la infraestructura de la Universidad: son escasos los laboratorios que cuentan con un departamento de I&D, y representa un beneficio económico para éstos utilizar los equipos de alta tecnología con los que cuenta la Universidad. Es decir, las empresas privadas generalmente no tienen áreas de I&D y gastan poco, en conjunto, en ese renglón, y los bajos costos que implica el servicio en la Universidad y el prestigio que ésta JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS N ÓMADAS 55 reviste, la convierten en una posibilidad óptima para las empresas que buscan confianza en la calidad de la certificación; la Universidad de Buenos Aires resulta, entonces, un sello prestigioso. Al situar la privatización como uno de los ejes centrales de las reformas de las universidades en América Latina, es posible evaluar las tensiones que se presentan entre lo público y lo privado, sobre todo a partir del propósito de hacer cada vez más difusos e indefinidos sus límites, posibilitando de este modo, que los fondos destinados a la investigación manejados por el Estado, se distribuyan de manera directa o indirecta entre las instituciones privadas. El argumento que respalda esta nueva orientación del financiamiento estatal se basa en un criterio de asignación que no depende de la naturaleza de la propiedad de la institución, sino de la calidad de sus servicios expresada en indicadores de desempeño. Las políticas en materia de I&D que entonces fueron tomando cuerpo, suscitaron distintos cambios en la administración pública en lo que respecta al sistema científico-tecnológico en el marco de la Reforma del Estado Argentino. En 1996, se emprendió la tarea de la reorganización del sector de ciencia y técnica estableciendo dos líneas de trabajo: las cuestiones de mediano y largo plazo y las exigencias del corto plazo. Los cambios fueron muy significativos: la Secretaría de Ciencia y Técnica (SECyT) se transformó en el organismo de formulación de la política científica y tecnológica, cuya función consistía en elaborar el plan nacional plurianual de ciencia y tecnología y el presupuesto del Estado 56 N ÓMADAS para el sector7. A partir de esta reestructuración se creó el Gabinete Científico-Tecnológico (GACTEC) para la coordinación de las diversas áreas de conducción de actividades científicas y tecnológicas que se llevaron a cabo en distintos ámbitos del poder ejecutivo nacional. Se creó, además, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (ANPCYT)8 para otorgar subsidios a la investigación y a la transferencia tecnológica a través de partidas destinadas al Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCYT) y Fondo Tecnológico Argentino (FONTAR). De este modo, la SECyT se constituyó en el organismo encargado de la elaboración e implementación de las políticas públicas en materia de ciencia y tecnología, mientras que el Conicet quedó a cargo de llevar a cabo esas políticas de investigación y desarrollo mediante unidades ejecutoras, y de mantener la carrera del investigador científico y tecnológico, la carrera del personal de apoyo y los programas de becas. En los considerandos del decreto, se menciona que: [...] la situación financiera por la que atraviesa el CONICET y la excesiva atomización e incorrecta distribución de sus funciones, exigen la adopción de medidas drásticas a fin de optimizar resultados, reagrupando funciones en términos de la misión esencial del organismo y dotando a la conducción de un enfoque gerencial de grandes organizaciones (Decreto 1207/96 del Poder Ejecutivo Nacional, 12 de noviembre de 1996). La reorganización del Conicet y la redefinición del papel de la SECyT, se enmarcaron en los enfo- ques de organización de los sistemas de ciencia y tecnología de los países desarrollados y de industrialización reciente, que consideraban conveniente la separación institucional de las funciones de: 1) formulación de políticas, 2) promoción de actividades científico-tecnológicas y 3) ejecución de actividades científicas y tecnológicas. Este enfoque sostiene que cuando los órganos de promoción están extremadamente subordinados al ámbito de las decisiones políticas, tiende a desatenderse las actividades de investigación básica y cuando los organismos de promoción cuentan con unidades de ejecución (institutos e investigadores), tiende a perderse la objetividad, y a descuidarse el conjunto de los restantes organismos ejecutores del sistema9. En suma, los cambios presentados en la configuración de lo público y de lo privado en la educación, y particularmente en el sistema universitario en los últimos años son concluyentes. Este cambio radical que tiene lugar en el marco de las transformaciones sufridas por el capitalismo en los países centrales y periféricos, presenta efectos considerables para las políticas públicas y, consecuentemente, para la gestión de las instituciones científicas. Condicionamientos del trabajo académico en el caso estudiado La organización del trabajo académico está definida por las particularidades de cada institución y por los rasgos propios de cada disciplina científica (Clark, 1998: 17). Si bien la mayor influencia procede de las disciplinas, ya que los investigadores se incorporan a una comunidad NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA científica que se encuentra más allá de los límites de la Universidad y lo hacen dentro de un paradigma que ejerce una significativa influencia en las formas de investigación, en la selección de objetos de estudio, en el uso de teorías y metodologías, etc.; el ámbito institucional ejerce también una influencia sustantiva sobre el trabajo académico a través de la implementación de políticas y programas. La adopción de estas políticas por parte de la Universidad no puede ser entendida al margen de los contextos mundiales, en donde existe un proceso de transmisión de modelos universitarios “dinámicos y exitosos” por seguir. tivas correspondientes, como las oficinas de transferencia, implicó la decisión de los docentes investigadores de buscar articular de alguna manera, los objetivos del trabajo docente con las obligaciones propias de las actividades de vinculación, lo que llevó a una reformulación de la rutina con la que venían trabajando los grupos de investigadores. También supuso que esta nueva organización del espacio académico ajustara y coordinara los requeri- manteniendo un relativo dominio sobre su agenda de investigación, también es indudable que parte de la designación de dicha agenda está siendo conducida por las agencias financiadoras que fijan áreas prioritarias en las cuales los resultados de la investigación puedan ser transformados en innovaciones tecnológicas10 . A partir de estos cambios en las formas de realizar las tareas de investigación, los criterios de evaluación de ésta también se modificaron y se generaron pautas complementarias a la tradicional basada en la calidad científica. Surgieron criterios construidos sobre la base de la pertinencia, la relevancia, la transferibilidad y el impacto, que responden casi unívocamente a las determinaciones económicas del mercado y su valoración de las demandas. Uno de los supuestos del que se parte en el presente trabajo, es que las políticas de vinculación de la Universidad con el sector de la producción de bienes En suma, pareciey servicios generan mora que la adopción de dificaciones en la colos nuevos dispositivos munidad académica, institucionales está improducto de la fusión de Marines estadounidenses defendiendo contra Colombia el Ferrocarril de Panamá, 1902. poniendo cambios 11 . la cultura científica internacional y la cultura institu- mientos de los dos sectores impli- Tales cambios implican la modificacional. En este sentido, las presio- cados en el vínculo: el ámbito ex- ción del contenido y la organización nes externas y la adopción de nuevas traacadémico en función de los del trabajo que se realiza en la Unipolíticas fueron generando cambios convenios negociados, y el ámbito versidad. Es decir, las modificaciones en la Universidad de Buenos Aires académico en función de las solici- en los patrones de financiamiento de que siempre privilegió el desarrollo tudes del trabajo docente: dar cla- los sistemas de investigación conllecientífico. Dichas políticas influye- se, realizar el seguimiento de los van a su vez modificaciones en la coron en la distribución de los tiem- alumnos tesistas y cumplir con la munidad académica, que se revelan pos adjudicados a las diferentes presentación de proyectos a los or- en la producción y utilización de los tareas. Los tiempos destinados a ganismos de financiamiento para conocimientos científicos con fines realizar tareas de investigación, dis- concursar por subsidios para las ac- productivos, en nuevas líneas de investigación según el origen de los fonminuyeron en función de las activi- tividades de investigación. dos, en el entrenamiento para el dades adelantadas a través de contratos firmados. La puesta en Si bien es evidente que los in- mercado de trabajo y la búsqueda marcha de las instancias administra- vestigadores académicos continúan de valor agregado de los productos JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS N ÓMADAS 57 de investigación, entre otros. De alguna forma, los investigadores están pasando de una condición de autonomía a partir de las prácticas de investigación académica con libertad de elección de temas, a una situación en la que las prioridades de investigación resultan cada vez más de intereses extracientíficos y responden a otros criterios como la rentabilidad, la determinación del tiempo de ejecución, etc. gadores a vincularse con el sector de la producción de bienes y servicios; existe una amalgama de intereses que intentaremos describir. En primer lugar, la adquisición de recursos económicos genera la capacidad para incrementar el capital de recursos materiales disponible en la unidad académica. La actual situación de desfinanciamiento es un factor crítico que lleva a los docentes investigadores a la búsqueda alternativa de fondos para subvencionar sus actividades. La búsqueda de re- tica de investigación aún cuando en muchos casos, también se aspira a sumar a tal reconocimiento científico, desarrollos que implican cierta notabilidad económica. Otra variable en cuestión es la recompensa simbólica. Una característica importante de cualquier trabajo profesional es el valor que le dan quienes lo desarrollan. En general, un alto grado de valoración implica igual nivel de satisfacción, que puede derivarse En los casos estudiados, este de factores intrínsecos o extrínsecos proceso de transición al trabajo mismo como pareciera estar ocula necesidad de acerrriendo en forma camiento con la socierelativamente más dad, de dejar de ser lenta que en otras ins“torres de marfil”, de tituciones debido la sentir que la labor que larga tradición de desarrollan tiene una una cultura universiaplicación a corto plataria que valora la zo y que existe una utiautonomía institulidad social concreta cional, la libertad de sus conocimientos. académica y la misión Sin embargo, en relasocial de la Universición con el aprovechadad. Los condicio miento por parte de la namientos del trabajo Universidad de los coacadémico no sólo nocimientos desarroAmado and Co.: “Aunque pequeña, Panamá ha sido Estado Soberano desde 1821”. provienen del contexllados en el marco de (Postal con la cual Estados Unidos difundió la independencia de Panamá, 1903). to; no podemos dejar los convenios con emMuseo Nacional de Colombia. de mencionar el papresas, es necesario pel que juega la cultura académica cursos para la investigación cientí- aclarar que entre el nivel de partien la construcción y legitimación de fica es una de las principales moti- cipación en un convenio de asistensignificados, configuraciones y vaciones para efectuar actividades cia técnica o en un convenio de alta creencias acerca de las actividades de transferencia. Esta variable eco- complejidad existen diferencias conde docencia e investigación. nómica es uno de los argumentos siderables en términos de las posibilimás frecuentes para la aceptación de dades de desarrollo de conocimiento vínculos con la industria; efectuar y en términos del ejercicio profesioEl entramado de acciones de transferencia le impli- nal. En cada una de las modalidades ca al académico un tiempo adicio- de vinculación, el tipo de conocimienmotivaciones e nal a su tarea habitual, que acepta tos es diferente: en el caso de los prointereses de los realizar esencialmente por el bene- yectos de alta tecnología, predomina investigadores en la ficio económico que éstas conllevan. la generación y aplicación de conodinámica de la vida Sin embargo, en la mayoría de los cimientos nuevos, mientras que en universitaria grupos de investigación se observó las experiencias de asistencia técniNo es posible suponer una moti- que la búsqueda de prestigio aca- cas, en cambio, se impone únicamenvación única que lleva a los investi- démico continúa orientando la prác- te la transmisión de conocimientos. 58 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA La realización de tareas de rutina no implica un verdadero aprendizaje para los investigadores que intervienen y puede suscitar inconvenientes con los consejos profesionales. La creciente desindustrialización que ha sufrido el país a lo largo de la década del noventa y las mencionadas características del sector industrial en un país periférico como Argentina, con dificultades en lo que respecta a la innovación tecnológica, explica el hecho de que se realicen más prestaciones de servicios que desarrollos experimentales. científica en la que se está inserto es otro motivo de aceptación de las actividades de vinculación. Éste también se obtiene en la medida en que se logran fondos para la investigación, siendo considerado por los actores como elemento significativo a la hora de direccionar su conducta. La orientación hacia la solución práctica de problemas reales resulta ser una fuente de reconocimiento dentro de ciertas comunidades disciplinarias, ya que un porcentaje importante de la investigación está asociado con la aplicación de los resultados en proyectos de I&D en vinculación con la industria. Sin entramadas con las propias. Muchos de los entrevistados señalaron que intentan establecer una combinación entre su carrera como investigador académico y la realización de acciones de transferencia, y consiguieron de alguna manera, organizar una agenda apropiada para la resolución de esta tensión, recurriendo a una división práctica entre la asignación de tiempos a ambas tareas. La dimensión económica de la investigación académica Otra motivación vincula la práctica profesional, dado que el oficio de En la medida en investigador es ignoque los conocimientos rado y casi desconocientíficos tienen vacido en nuestro país lor económico, codonde, por una parte, mienzan a generarse las oportunidades de tensiones asociadas desempeñarlo en el con las formas de disámbito privado son tribución de los benemuy reducidas, y por ficios monetarios que otra, contamos con un los mismos pueden orimercado de trabajo ginar; el tema cobra muy restringido en las mayor relevancia si se áreas científicas. Es trata de conocimientos que al tener valor sabido y denunciado comercial se convierpor muchos investigaFusilamiento de Victoriano Lorenzo, gobernador indígena panameño que colaboró ten en tecnología. En dores que el sistema con el ejército liberal contra la separación de Panamá, 15, V, 1903. otros términos, miencientífico local no les brinda posibilidades para el desarro- embargo, no es la motivación más ex- tras más se acerca el interés por los llo de actividades de I&D; el merca- presada por los investigadores aca- conocimientos generados a la esfera do de trabajo de la investigación démicos, ya que, como se señaló, la económica, mayores son los temas científica está casi exclusivamente en capacidad innovadora de nuestra in- asociados con la asignación de la utilidad monetaria. Ello plantea, adelas universidades públicas. De este dustria es baja. más, una serie de inquietudes modo, el ámbito académico se constituye en uno de los pocos espacios Más allá de las condiciones referidas a la forma de coordinación de inserción ocupacional, fundamen- contextuales que precipitaron el de las unidades académicas con el talmente en el desarrollo de las cien- acercamiento entre la investigación entorno productivo, ya que el trabacias básicas, donde el único posible académica y la producción de bienes jo de los académicos con este sector “empleador” es el Estado. y servicios, desde una perspectiva de varía según el campo de estudio. Por análisis individual de los investi- lo general, los equipos que se orienEl reconocimiento del investiga- gadores, las consideraciones de be- tan a la investigación básica tienen dor en el ámbito de la comunidad neficio económico se encuentran menos posibilidades y menos interés JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS N ÓMADAS 59 en desarrollar estas acciones que los grupos que cuentan con programas de investigación más vinculados a aplicaciones, estos últimos son los que efectivamente realizan actividades de transferencia tales como prestación de servicios y asesorías. Se plantea en la institución un dilema difícil de resolver con respecto a “cómo le va cada uno en el mercado”. Existen grupos de investigación abocados a áreas que pueden producir conocimientos valiosos económicamente y otros que no están interesados o no pueden producir en el mercado. En el discurso de muchos investigadores, la sustentabilidad económica no constituye un objetivo en sí mismo, pero es un requisito en el que se edifican y sostienen las posibilidades del desarrollo científicotecnológico. El acelerado ritmo de producción de conocimiento y los cada vez más crecientes requerimientos del mercado profesional no son posibles de sustentar sin recursos económicos. Desde la propia dinámica académica, se exige incrementar los subsidios para continuar siendo un centro de excelencia y estar a la par de otros centros de investigación y desarrollo de los países centrales. Aún cuando las actividades de transferencia se suscriben a áreas que potencialmente tienen mayor contacto con las empresas, es decir, aquellos campos del conocimiento en los cuales es difícil establecer el límite que separa la investigación básica de la aplicada, todavía se observan ciertos conflictos entre aquellos que piensan que la Universidad sólo debe ocuparse de la producción y transmisión de conocimientos, y los que consideran que también es correcto transferirlos y percibir haberes por esta actividad. Algunos investigadores advierten que en términos de los mercados profesionales, esto lleva a contradecir algunos principios de incumbencia en la confrontación entre la profesión académica y la actividad profesional; por ejemplo, la realización de consultorías suele originar conflictos con los consejos profesionales12, ya que en estas acciones, los académicos estarían compitiendo con ventaja respecto de los profesionales externos y, por lo tanto, no subsidiados por la academia. Otro de los puntos centrales del debate se ubica en el tema de los derechos de propiedad intelectual relacionados con la producción de conocimiento. El acuerdo de la OMC sobre la propiedad intelectual (ADPIC) firmado en 2003, consiste en una serie de normas que rigen el comercio y las inversiones en la esfera de las ideas y de la creatividad y constituye un punto altamente controvertido. Antes de su existencia, la propiedad intelectual estaba El Tiempo, 1904, “Reanudan obras en el Canal”. Tomado del libro Siglo XX a través del El Tiempo (1999). 60 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA regulada por acuerdos establecidos en el marco de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), organismo especializado de la ONU; sin embargo, en la Ronda de Uruguay (1994) se firmó este nuevo acuerdo inscripto en la OMC, que daba comienzo a sanciones efectivas con respecto a la propiedad intelectual. Con dicho acuerdo, se favorece a los países desarrollados al obligar al pago de patentes a los países en desarrollo que se ven perjudicados, ya que, como es sabido, la mayor parte de la investigación se radica en los primeros. Reflexiones finales La Universidad refleja una constelación de estrategias e iniciativas cuyas motivaciones y objetivos básicos están lejos de ser unívocos (Ferné, 1985: 22-30). Las cuestiones se van entrelazando a partir de las viejas prácticas que sobreviven en la vida académica, atravesadas por las nuevas, derivadas principalmente de las políticas científicas implementadas en los últimos treinta años; muchas de éstas provenientes de las recomendaciones de los organismos internacionales de crédito. Este trabajo intentó conceptualizar las relaciones entre investigadores universitarios y agentes económicos como procesos de interacción entre actores dentro y fuera del medio académico; procesos que modificaron notablemente las condiciones de trabajo del investigador académico y los postulados sobre los cuales ha estado fundada la libre divulgación de los resultados de la investigación a través de la publicación. Dichos procesos se enmarcan en las transformaciones de la idea de “lo público” y “lo privado” en el contexto contemporáneo de globalización y segmentación que atraviesan los países de la región. En este escenario se ha ido instalando el concepto de universidades innovadoras señalando el carácter emprendedor como una opción pertinente para que las instituciones de educación superior posean una base diversificada de financiamiento para sus actividades y un núcleo académico estimulado. Desde una mirada crítica, otros autores en el contexto de la región (Vessuri, 1993; Arocena y Sutz, 1998; Shugurensky, 2003 y Llomovatte, 2006) consideran que los nuevos dispositivos enmarcados en la definición de proyectos concursables para obtener financiamiento, responden esencialmente a necesidades económicas, mientras que el fomento de la vinculación estaría dado primariamente como una manera de obtener ingresos extra frente a la reducción del presupuesto público. Las políticas universitarias comprometidas con una mayor transferibilidad de los resultados de la producción científica al sector productivo, parecieran precisar de un estudio de la vinculación en cada escenario regional atendiendo a sus particularidades; de un análisis de los mecanismos que favorecen esta articulación encuadrándola en una política de transferencia tecnológica y científica; y especialmente del consenso de todos los actores involucrados. Un cambio de énfasis hacia mayores conexiones con las necesidades de la industria debería respetar la división del trabajo entre ésta y las universidades, en lugar de arrastrarlas a un ámbito en el cual las decisiones se toman de acuerdo con criterios comerciales. La universidad pública es el ámbito de la producción rigurosa y sistemática de conocimiento, pero es también el ámbito de la formación profesional y ciudadana. No se puede negar la relevancia que tiene su contribución al desarrollo económico del país en función del fortalecimiento de las capacidades científicas y tecnológicas; pero ésta, no sólo debe colaborar con el desarrollo económico, también debe intervenir en el proyecto histórico y en el contenido ideológico de ese desarrollo. La capacidad de una sociedad para integrar la ciencia y la tecnología como elementos dinámicos para su progreso responde a condiciones políticas, económicas y sociales. Emerge entonces, la necesidad de un Estado promotor de la investigación en un marco general de políticas con perspectiva latinoamericana. Citas 1 El Programa Nacional de Incentivos a Docentes Investigadores se crea en 1993 en el ámbito de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Cultura y Educación, como un sistema de estímulo a los investigadores de las universidades. 2 Ministerio de Cultura y Educación. Secretaría de Políticas Universitarias, 2005. 3 Nos referimos al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). 4 Mirando hacia atrás, al principal período de crecimiento, desde el punto de vista del triángulo de Sábato: empresarios, gobierno y academia, podemos concluir que sólo el “segmento” Estado-sector industrial existió realmente, siendo la conexión entre éstos y la academia básicamente virtual. En cierto sentido, las interacciones entre el Estado y los empresarios industriales eran “sistémicas”, e indudablemente tenían un foco “nacional”. El Estado era visto como el JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS N ÓMADAS 61 principal actor involucrado en el desarrollo nacional, y desarrollo era identificado con industrialización; se construyó infraestructura pública y la industria privada nacional fue altamente protegida; en ese contexto los empresarios incorporaron nueva tecnología principalmente a través de la compra de maquinaria al exterior y reclamaron todavía más protección al Estado. La relación entre este último y el sector industrial fue importante, pero no estuvo focalizada en la innovación. 5 A partir de los noventa, en la mayoría de los casos sobre propiedad intelectual, ésta pasó a ser propiedad del contratista. Mientras la investigación académica se sustentaba en el libre flujo de información a través de congresos, publicaciones, etc., los laboratorios o empresas privadas requerían de la investigación que patrocinaban altos niveles de confidencialidad. Esta demanda se debe a que la empresa busca claramente un retorno de la inversión realizada y si los resultados producidos se difunden libremente antes de que se conviertan en productos, la competencia también se beneficiaría de éstos. 6 Un ejemplo de esto es la Ley 23.877 de Promoción y Fomento de la Innovación Tecnológica que constituye el marco institucional administrador de incentivos promocionales a la innovación en el sector privado y a la vinculación de centros de I&D y universidades con las empresas. 7 Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nª 660/96. 8 Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nª 1273/96. 9 Con el cambio de gestión de gobierno nacional en 1999, la nueva Secretaría de Tecnología, Ciencia e Innovación Productiva (Setceip) cambió nuevamente de jurisdicción y pasó a depender de la Presidencia de la Nación (Decreto PEN 20/ 99). A comienzos del 2000, todos los bloques parlamentarios acordaron tratar el sistema de tecnología, ciencia e innovación productiva como cuestión de Estado, y sancionaron la Ley Marco de Ciencia y Tecnología y el Plan Nacional de Ciencia y Tecnología. Luego de la crisis por la que atravesó el país en 2001, pasó a depender del Ministerio de Educación, y recién en 2007, adquirió el rango de Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. 10 En este sentido, cabe mencionar al FONCYT como una fuente importante de financiación de actividades universi- 62 N ÓMADAS tarias planeadas en colaboración con el sector privado. 11 Según plantea Schugurensky, una de las principales tendencias que están teniendo lugar en la educación superior es la transición de un modelo centrado en la autonomía a un modelo heterónomo. En el modelo heterónomo, el poder para definir la misión, la agenda y los productos de las universidades reside cada vez más en agencias externas y cada vez menos en sus propios órganos de gobierno. Mientras el principio de la autonomía sugiere capacidad, independencia y libertad, el concepto de heteronomía sugiere al subordinación a un orden impuesto por agentes externos. El modelo heteróssnomo no significa que la Universidad pasa a ser súbitamente gobernada por actores extra-universitarios, sino que su práctica cotidiana (funciones, prioridades, organización interna, actividades, estructura de premios y castigos) está cada vez más supeditada a la lógica del mercado (Schugurensky, 2003). 12 Es una entidad de derecho público no estatal para regir el ejercicio de la profesión. La pertenencia al Colegio está abierta a todos los profesionales universitarios que posean el título de la profesión otorgado por Universidad Nacional, Provincial o Privada. La misión de esta Institución consiste en el control de la matrícula profesional y en la generación de toda actividad que propenda por el perfeccionamiento. Bibliografía AROCENA, R. y J. Sutz, 1998, La innovación y las políticas en ciencia y tecnología para el Uruguay, Agenda 1, Montevideo, CIESU/Trilce. BOURDIEU, P., 1997, Campo de poder, campo intelectual, Buenos Aires, Quadrata. CLARK, B., 1998, “Crecimiento sustantivo y organización innovadora: nuevas categorías para la investigación en educación superior”, en: Perfiles Educativos, No. 70, México. FERNE, G., 1985, “Contracting for science in Universities and Industry”, en: European Journal of Higher Education, Vol. 20, No. 1. GARCÍA, A., 1993, “La articulación de la UBA con el sector productivo: la experiencia reciente”, en: Documento CEDES/96, Buenos Aires. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA JUARROS, F., 2006, “La vinculación entre el sector universitario público y el sector de la producción de bienes y servicios. El caso de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA”, en: S. Llomovatte et al., Vinculación de la Universidad con la empresa: debates, políticas y estudios de casos, Buenos Aires, Miño y Dávila. LLOMOVATE, S. et al, 2006, Vinculación de la Universidad con la Empresa: debates, políticas y estudios de casos, Buenos Aires, Miño y Dávila. MARTINETTO, A., 2008, Universidad pública actual: ¿modelo en crisis o espacio social en pugna hacia una nueva conformación?, Valencia, Mimeo. SHUGURENSKY, D., 2003, “Universityindustry partnerships and changes in academic culture: A comparative analysis of Argentina and Canada”, ponencia presentada en el International colloquium, Transformation of Academic Culture: Capital Accumulation and International Competitiveness, Congress of the Humanities and Social Sciences, Dalhousie University, Halifax, Nueva Escocia, mayo 29. VESSURI, H., 1993, “Desafíos de la educación superior en relación con la formación y la investigación ante los procesos económicos actuales y los nuevos desarrollos tecnológicos”, en: Revista Iberoamericana de Educación, No. 2, mayoagosto. ____________, 1994, “¿Académicos empresarios? ó ¿Por qué algunos profesores escogen trabajar con el sector productivo desde el medio académico?”, en: Revista Espacios, Caracas, Decitec, Vol. 15, No. 1, disponible en: <http://www.revistaespacios.com/ a94v15n01/42941501.html>, consultado en julio 12 de 2008. JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS N ÓMADAS 63 Relaciones pre-capitalistas en las prácticas científicas * en Argentina [email protected] • PÁGS.: 64-78 Leandro Rodríguez Medina** Este artículo, resultado de un estudio con enfoque cualitativo que se basó en el desarrollo de entrevistas en profundidad, analiza las relaciones entre quienes ocupan plazas institucionales y quienes realizan trabajo no remunerado en las carreras de ciencia política de Argentina. Al final se evidenciará que los actores que no obtienen salarios por sus actividades profesionales requieren del establecimiento de relaciones pre-capitalistas basadas en principios alternativos al lucro, y sugieren que la idea de “campo académico” debe ser reemplazada por la de “red”. Palabras clave: investigación, América Latina, capitalismo cognitivo, trabajo ad honorem, Universidad, ciencia política. Este artigo, resulta de um estudo com enfoque qualitativo que se baseou no desenvolvimento de entrevistas a profundidade, analisa as relaciones entre quem ocupam praças institucionais e os que realizam trabalho remunerado em carreiras de ciência política da Argentina. Afinal evidencia-se que os atores que não obtêm salários por suas atividades profissionais requerem o estabelecimento de relações pré-capitalistas baseadas em princípios alternativos ao lucro, e sugerem que a idéia de “campo acadêmico” deve ser substituído pela “rede”. Palavras-chaves: pesquisa, América Latina, capitalismo cognitivo, trabalho ad honorem, Universidade, ciência política. As a result of a qualitative approach study based on interviews, this article analyzes the relationships between fulltime officials and those people who work on a nonremunerative basis in the political science careers in Argentina, showing that those actors who don’t receive a salary for their professional activities need the establishment of some pre-capitalist relationships based on alternative lucrative principles, and suggests that the concept of “academic field” should be replaced by that of “network”. Keywords: research, Latin America, cognitive capitalism, ad honorem work, university, political science. ORIGINAL RECIBIDO: 22-VII-2008 – ACEPTADO: 18-IX-2008 * Este artículo es parte de la investigación doctoral “Relaciones entre los campos científicos en las ciencias sociales” que se encuentra en elaboración (20062009), Departamento de Sociología-Universidad de Cambridge (Reino Unido). El proyecto ha recibido apoyos financieros del Saint Catharine’s College, Cambridge; la Universidad de las Américas-Puebla (México); y la Society for Latin American Studies (SLAS) (Reino Unido). Agradezco los comentarios de Tania Pérez Bustos, de Mercedes Kerz y de los revisores anónimos que han permitido dejar más en claro el aporte específico que se propone este artículo. * * Estudiante de doctorado en Sociología, Universidad de Cambridge. Jefe de Trabajos Prácticos, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales-Universidad de Belgrano (Argentina) y profesor visitante, Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades-Universidad de las Américas, Puebla (México). E-mail: [email protected] 64 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Problema de estudio Hacer investigación científica es siempre difícil. Desde el punto de vista institucional, la ciencia demanda enormes inversiones en personal, equipos e infraestructura, además de requerir plazos prolongados para que dichas inversiones comiencen a arrojar frutos en términos de publicaciones, patentes y soluciones a problemas puntuales. Desde el punto de vista individual, la investigación científica requiere de habilidad para permanecer dentro de un marco de tensión entre la creatividad y la disciplina, entre el deseo de extender el conocimiento y la rigurosidad en la forma de hacerlo (Whitley, 2006; Fortes y Lomnitz, 2005). para aumentar la productividad del trabajo académico, principalmente medido en términos de publicaciones en revistas extranjeras, subsidios externos a la investigación y patentes (Galcerán, 2007); c) internacionalización del aprendizaje, con un aumento sostenido de la movilidad estudiantil que, en algunos casos, favorece la diversidad en el aula (Pérez, 2003); d) internacionalización de la investigación, con presiones de pequeños emprendimientos orientados sobre todo a la docencia (Barsky et al., 2004) Para la mayor parte de los académicos en países en desarrollo, el actual contexto en el que se cruzan tendencias globales del capitalismo con las exigencias propias de la vida académica es complejo. Las actuales tendencias del management universitario presentan a los académicos “como un grupo, o elite, que se ha dedicado a defender sus privilegios, fueros y favores” (Sisto, 2007: 14). Así, las condiciones básicas para la realización de actividades intelectualmente demandantes como la enseñanza y la investigación (Altbach, 2007) son fuertemente atacadas por los administradores La articulación entre que buscan racionalizar la dimensión institueconómicamente las cional y la individual se instituciones. Al hacerha visto recientemente lo, “se apela a la acción afectada a partir de los de hacer insignificante cambios globales y locaalgo, de restarle imporles que resumidamente La colonización antioqueña hacia el sur tuvo las minas y las guacas como primer objetivo. tancia, de banalizarlo” (SisRevista El Gráfico, Bogotá, s.f. pueden denominarse gloto, 2007: 16), entonces, la balización. La aparición de un capi- internas y externas para formar equi- vida académica es concebida destalismo cognitivo (Slaughter y Leslie, pos de trabajo multinacionales de el marco de la productividad, de 1997; Thrift, 2005) ha modificado no (Becher y Trowler, 2001); e) masifica- la eficiencia, del mercado y finalsólo las estructuras globales de pro- ción de la educación superior que mente se trivializa. Los propios doducción (Stiglitz, 2003) sino también no ha sido acompañada por un in- centes, en definitiva, terminan por las prácticas locales (Sennet, 1998). cremento de los fondos públicos, lo aceptar el discurso y comienzan a En ambos casos, la idea central pare- que ha generado déficit de infraes- desacreditar su propia actividad, ce ser la flexibilidad. tructura y de personal (García, como Sisto Campos (2005 y 2007) 2007), y f) control externo de la ac- ha mostrado. En lo que respecta a la vida aca- tividad académica mediante la evadémica, la globalización ha tenido luación de pares (Fernández, 2007) En este contexto, las prácticas efectos que pueden sintetizarse en: y el mercado (Baert y Shipman, académicas quedan enmarcadas en a) nuevas formas de vinculación 2005). Para los países en desarrollo, criterios impuestos por las agencias laboral entre los docentes e investi- la cuestión se agrava debido a la públicas y privadas de evaluación, que gadores y las casas de estudios escasa participación del sector pri- presionan para formar equipos de in(Sisto, 2005 y 2007); b) presiones vado en la investigación, más allá vestigación, promover la transferencia RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA N ÓMADAS 65 intergeneracional de habilidades y conocimientos mediante la docencia y la dirección de tesis, y para publicar en revistas locales o preferentemente internacionales. La falta de recursos financieros para la investigación, la desactualización de casi todas las bibliotecas públicas y privadas, la reticencia a dar espacios físicos (oficinas, salas de reuniones) a los equipos de investigación, la escasez de revistas académicas con sistemas de referato y el escaso o nulo reconocimiento simbólico a la tarea docente y de investigación por parte de las autoridades (Barsky et al., 2004; Buchbinder, 2004; Krotsch, 2001) casi nunca se tienen en cuenta en la evaluación de la vida académica. de su planta) estarían en condiciones de trabajo no rentado, mientras que en la Universidad Nacional de Rosario el número se reduciría a 600 (San Martín, 2008), pero éste corresDesde el punto de vista cuanti- ponde al 10% de su planta. En genetativo, el problema es mayúsculo1. ral, se reconoce que en la actualidad Según el censo de 2004 de la Uni- hay alrededor de 30000 académicos versidad de Buenos Aires, el 37% de no remunerados por su trabajo, según su plantel docente es ad honorem, lo informa la Federación de Docentes que representa 11003 académicos2. El Universitarios (San Martín, 2008) y la mayoría se concentra en las instituciones de mayor tamaño, donde los recursos públicos no cubren la demanda estudiantil. Un dato que muestra hasta qué punto se ha vuelto común está práctica para el sistema de educación superior en Argentina es que el 55% de los académicos no rentados En cada contexto, las ha cursado o estaba curtensiones enumeradas más sando (en el momento del arriba dan lugar a diferencenso en 2004) estudios de tes prácticas. La falta de repostgrado (San Martín, cursos bibliográficos en las 2008). Es decir, la falta de universidades argentinas, incentivos materiales y la por ejemplo, ha generado necesidad de recurrir a una industria de la fotootras fuentes de ingreso no copia y ha obligado a los impiden que los profesores profesores a socializar sus reconozcan la importancia bibliotecas personales. La y los pasos que requiere la falta de espacio físico ha llecarrera académica y contiLa numerosa familia antioqueña de la colonización, con veinte y más hijos. vado a los investigadores a núen invirtiendo su tiempo Revista El Gráfico, Bogotá, s.f. desarrollar sus actividades y recursos en su propia de manera particular, adaptando par- 70% de esos docentes, como es de formación. Por otro lado, parece evite de sus hogares como estudios para esperar, debe obtener fondos de otras dente que las instituciones han poder investigar. La ausencia de fuentes (familiares, trabajos no aca- implementado esta práctica como revistas ha forzado a un diálogo per- démicos, trabajos académicos en otras acceso a la vida académica institusonal que simultáneamente ha car- instituciones), lo que atenta fuerte- cional –si puede llamarse así– si se comido la posibilidad de organizar mente contra su posibilidad de per- observa que del total de académicos un campo académico (Fernández, manencia en la institución y contra no remunerados, el 83% correspon2002) y ha favorecido el predominio la realización de una adecuada ca- de a la categoría “auxiliares”, que es de una cultura de oralidad sobre rrera académica. Las otras grandes la primera en el escalafón docente. una de escritura (Canagarajah, universidades públicas nacionales Esta investigación no ahonda 2002). Sin embargo, la más original parecen no tener una realidad difede las formas en que la academia rente. En la Universidad Nacional de cuantitativamente en este problema, argentina ha tratado de organizar el La Plata, unos 2500 docentes (30% ya que ha sido bastante explorado 66 N ÓMADAS caos, de reducir la incertidumbre de pocos recursos y alta demanda, ha sido el trabajo ad honorem (San Martín, 2008). NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA en este sentido (García, 2005 y 2007; Barsky et al., 2004; Coraggio y Vispo, 2001). Más bien, el enfoque presente es cualitativo (historias de vida), con el fin de incorporar los significados que estas prácticas generalizadas tienen para los actores involucrados. Se busca así conocer las razones que mueven a los académicos a aceptar estas relaciones laborales que son claramente precapitalistas en tanto desmercantilizadas. Por pre-capitalista, siguiendo a Clark (2006), se entiende una relación laboral académica no basada en el salario, que impide o atenta contra la profesionalidad de la actividad, y que mezcla lo público y lo privado en forma de redes de contacto que se superponen –o suplantan– a las reglas institucionales y de ausencia de espacios físicos en los cuales la investigación pueda realizarse. ciones personales y/o emocionales que por las características específicas de los puestos de trabajo y sus beneficios simbólicos y materiales. En pocas palabras, o entendemos que hay un campo y dos lógicas simultáneas actuando, o concebimos el campo como una configuración de actores y materialidad que forman una red por la que fluye no sólo capital (Bourdieu, 2004) sino todo tipo construyeron historias de vida de 63 politólogos argentinos (40 trabajan en el área metropolitana de Buenos Aires y 23 lo hacen en el interior del país) y que fueron realizadas entre diciembre de 2006 y diciembre de 2007 en el marco de una investigación doctoral en la Universidad de Cambridge que todavía está en curso. El estudio se llevó a cabo con los programas de grado de ciencia política cuyo listado arrojó un total de 33 programas (Leiras et al., 2005) de los cuales finalmente se relevaron 27 y se agregó una institución que tiene el posgrado más antiguo en ciencias sociales con orientación a la ciencia política, FLACSO-Buenos Aires, totalizando de esta manera, 28 instituciones. El criterio de selección de entrevistados obedeció a tres principios metodológicos: a) El objetivo de esta inmuestreo intencional (Marravestigación es mostrar que di et al., 2007), b) efecto bola los datos cualitativos ende nieve (Bertaux, 1981) y contrados ponen en evic) principio de saturación dencia la existencia de dos (Glaser y Strauss, 1967) por planos simultáneos interel cual “se alcanza la certeza actuando dentro del campráctica de que nuevos conDe las trochas y los cargadores y silleteros se pasó a los “caminos” po académico. En un nivel tactos no aportan elementos y a la arriería, con bueyes y mulas. Revista El Gráfico, Bogotá, s.f. –el de los profesores con desconocidos con respecto al plazas institucionales– se establecen de relaciones, algunas de ellas no tema de investigación” (Marradi et relaciones académicas como las des- científicas, estrictamente hablando al., 2007: 223). La utilización de hiscritas más arriba y que Slaughter y (Latour y Woolgar, 1986; Knorr- torias de vida permitió abordar Rhoades (1997) han llamado ca- Cetina, 1981). cualitativamente las particularidades pitalismo cognitivo. En otro nivel, de la vida académica de los entreinferior, los aspirantes a ocupar povistados para observar los sentidos que los académicos/as dan a los diferentes siciones en el campo académico es- Metodología grimen estrategias pre-capitalistas, factores estructurales (Kohli, 1981). Los datos contenidos en este ar- Por ello, la tarea del investigador es conformando un no-mercado académico donde los flujos de personas e tículo han sido obtenidos mediante recolectar esa narración y trianguideas están más influidos por evalua- entrevistas en profundidad que re- larla con información estadística, RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA N ÓMADAS 67 otros relatos, documentos oficiales y demás objetos que conforman la red (Bertaux, 1981: 40; Latour y Woolgar, 1986). El abordaje del tema mediante historias de vida permitió encontrar una regularidad que había sido planteada, con matices, en previos estudios empíricos (Hobert, 2007; García, 2005): el comienzo de la vida académica en Argentina está marcado por una etapa de trabajo ad honorem que no sólo responde a cuestiones macro como la falta de presupuesto y las escasas estructuras de formación de futuros docentes, sino también a aspectos micro como lealtades profesionales y políticas y estrategias individuales en relación con senderos profesionales proyectados. Este estudio presenta los principales hallazgos. insertarse en la vida académica. El caso particular de Argentina es iluminador en lo que se refiere a las prácticas de docencia e investigación no rentadas3. Es generalizada la aceptación de que el comienzo de la vida académica en Argentina requiere una primera etapa caracterizada por el trabajo docente e investigativo ad honorem, es decir, sin recibir a cambio un salario. Sin embargo, como bien ha señalado Hobert, “la imposición del voluntarismo redefine el concepto. Ya no es Hallazgos empíricos 1. Significados del trabajo no remunerado La iniciación de la vida académica en los países desarrollados difiere de aquella encontrada en los países en vías de desarrollo. Mientras en los primeros se puede observar un alto grado de institucionalización de dichas prácticas (desde la obtención del grado terminal hasta la búsqueda del primer empleo), en los segundos la ausencia de espacios institucionales deviene en la necesidad de pensar y articular estrategias diferentes para quienes desean 68 N ÓMADAS Buque del río Magdalena. Foto anónima, c. 1940. posible hablar de voluntad cuando no existen otros caminos. La entrega, el desinterés, lo honorable poco tienen que ver con los imperativos” (2007: 7). Quitar el carácter “honorable” es el primer paso para observar que el trabajo no remunerado es una práctica que sostiene, en la actualidad, una buena parte del sistema universitario argentino (Kladko, 2008). Sin embargo, los jóvenes académicos que se vuelcan a las cátedras de universidades privadas y públicas de todo el país no parecen ser actores irracionales. Ellos asignan, por lo general retrospectivamente, significados precisos a su participación no remunerada. En muchos casos, especialmente en las grandes universidades públicas, la pertenencia a las cátedras está filtrada por la participación política o gremial estudiantil. Una joven ayudante en una universidad pública en Mendoza menciona esta razón. Uno tiene una relación personal con el docente por eso […] quiero trabajar en esta cátedra, también hay motivos políticos, estar presente en una cátedra, sobre todo en las de primer año, de estar ahí con los chicos y que te conozcan, y militarlos, entre comillas. Y en cuarto en esta materia con Amelia me anoté también para estar con ella, para ver como investiga ella, es el primer contacto que uno siempre tiene con el docente, como un gesto de buena voluntad de decir yo me anoto en la cátedra, que es que vos elegís una cátedra, hablas con el docente, el docente te firma una carta que te dice que te acepta como ayudante, y listo. P: ¿Qué te toca hacer como ayudante? R: Lo que el docente diga. Hay cátedras en las que vas todos los días a las clases y nada más, hay otros que te dan la posibilidad de dar clases, preparar un tema y dar una clase. En general es asistir al docente […] Pero es bien informal, no es que hay una NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA ordenanza que dice que los ayudantes alumnos tienen que bla, bla, bla, […] P: ¿Te pagan algo? R: No, no. Es ad honorem. Es el contacto con el docente, lo más importante. El pasaje ilustra varias de las habituales razones detrás de la decisión de trabajar sin remuneración material. La primera es el contacto con los estudiantes a partir de las necesidades políticas impuestas por la militancia. Para esta académica, “militar a los jóvenes” es hacerlos partícipes de las actividades del centro de estudiantes, sumarlos a dichos proyectos y hacer conocer las ideologías detrás de esos proyectos. La tarea docente está, en principio, subordinada al imperativo político, lo que también implica que el ayudante y el titular deben, de alguna manera, compartir espacios políticos. sacado a colación por parte de los entrevistados en esta investigación: la vocación. El interés en lo académico sumado a la generalizada idea de que la docencia es una vocación, actúa como un factor que contribuye a la aceptación de esta realidad laboral. Un académico consagrado asocia directamente la ausencia de salario con la vocación cuando recuerda los comienzos de su vida académica, “Yo había comenzado a trabajar en el Instituto de Finanzas de la facultad, gratuitamente, tam- caracterizado por académicos de clases media y alta. Esto se vuelve patente en los siguientes pasajes de dos académicos jóvenes que confrontan dos visiones sobre cuál es la razón y el efecto del trabajo no remunerado en el comienzo de la vida académica. Vos tenés […] que ir ganándote tu lugar. O sea que es en base a […] la persistencia que vos te quedás. Porque hay gente que por ahí le ofrecen pero no puede quedarse porque necesita encontrar un trabajo o dice que eso no es lo suyo, no le gusta. Persistencia, seriedad y el respeto que te vas ganando con los alumnos. Veía que era una carrera donde gran parte de mis compañeros pertenecían a otro estrato social. […] Tenían más margen para definir su futuro profesional con autonomía y con libertad. Yo sabía que tenía que ganar tanta guita por mes porque tenía responsabilidades de diversa índole y era como que no podía pensar en un futuro profesional. Sobre todo porque veía que estos chicos, estos compañeros […] empezaban laburando, dando clases en el CBC, en la UB, en el Salvador, ganando $ 100 por mes o no ganando nada digamos. Sin embargo, la participación de la joven profesora en otra cátedra, del Ferrocarriles Nacionales de Colombia, Estación de Manizales, c. 1940. cuarto año de la carrera, sí Tomado del libro Colgados de las nubes - Fondo Cultural Cafetero. está vinculada a sus aspiraciones académicas, pero en térmi- bién, por supuesto. Es decir, tenía nos personales. “Un gesto de buena una vocación muy fuerte por la mavoluntad” o “el contacto con el do- teria impositiva”. cente” hacen referencia a la primacía de lo personal, a que la tarea docente Pero lo que puede ser vocación y de investigación está mediada por individual, en el nivel colectivo se las relaciones personales que el titu- transforma en la reproducción del lar establece con los otros miembros cuerpo docente y de investigación Es interesante notar que en el de la cátedra. Esto se refuerza, como en función de estrictas pautas cla- primer pasaje, el trabajo no remupuede inferirse, por la debilidad de los sistas (Bourdieu, 1988). En otras nerado es justificado en función de reglamentos, en tanto el ayudante palabras, la falta de remuneración la persistencia y seriedad que el hace “lo que el docente diga”. opera como un elemento que exclu- joven académico debe mostrar al ye a los jóvenes académicos prove- aceptar las “reglas del juego”. Al reEl trabajo no remunerado apro- nientes de familias de los sectores conocer que la oportunidad puede vecha un aspecto frecuentemente populares y refuerza un profesorado habérsele ofrecido a alguien que no RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA N ÓMADAS 69 puede aceptarla porque “necesita encontrar un trabajo”, esta académica está implicando dos cosas diferentes. Primero, está naturalizando la reproducción clasista del cuerpo docente al aceptar que quien no puede trabajar sin cobrar, sencillamente deberá declinar la oportunidad y salirse del campo. Segundo, está reconociendo que la docencia y la investigación, al menos en esa etapa, no son un trabajo en el sentido completo del término. No sólo quitarle el estatus de trabajo es funcional a los intereses de dirigentes de instituciones públicas y privadas, sino que también lo es considerar que esas actividades pueden realizarse sin estar totalmente profesionalizadas. Sin profesionalización, el acceso a una posición académica estaría mediado por un sistema de conexiones (para sostener la actividad mientras no se tiene salario) que recuerda al de las universidades tradicionales características del precapitalismo (Clark, 2006: 11) y que el joven académico del segundo pasaje hace evidente. Otros académicos han visto su etapa de trabajo no remunerado como un desafío –a sus habilidades docentes y de investigación– pero fundamentalmente como un “derecho de piso”. Hacia casi final de la carrera, el Profesor A me propuso […] ser su auxiliar en lo que se llama ayudante de segunda en Ciencia Política en el Ciclo Básico. P: ¿Eso era con designación? R: Sí, había una designación, pero era absolutamente ad honorem. Creo que estuve dos años ad honorem pero es algo habitual que existe aún hoy, y que uno lo hace […] como desafío. El que enseña tie- 70 N ÓMADAS ne que aprender más para poder enseñar. Era una forma de releer y preparar las clases, y aparte lo que se llama el derecho de piso, como empezar a insertarse en una cátedra. La expresión “derecho de piso” involucra inherentemente un desequilibrio o incluso una injusticia. Pagar un derecho de piso es cumplimentar un requerimiento cuya única justificación no es la falta de mérito o capacitación, sino generalmente el ser el más joven, el último en llegar. El sistema de cátedra, en lugar de asemejarse a un equipo que busca a los mejores integrantes, se acerca más al pequeño batallón cuyos escalafones están bien determinados y cuyas jerarquías no pueden cuestionarse (Clark, 1977). Más aún, esos escalafones suelen ser defendidos por quienes, una vez superada la etapa no remunerativa, se han ubicado entre los que sí pueden sostener su vida profesional y personal a partir de los ingresos provistos por la academia (Scott, 2008). Desde la óptica de los jóvenes académicos, el trabajo no remunerado también puede ser percibido como una inversión de recursos no tangibles, principalmente su tiempo. Los siguientes pasajes de tres académicos diferentes dejan en claro esta posición. P: Cuando participaste en esta investigación sobre ciclos […] ¿era una actividad rentada, o era también…? R: No, ad honorem. Yo fui como investigador ad honorem, pero me servía, porque era currículum. Había un instituto de investigación […] en la Católica. Estaban trabajando el tema de la región centro. Me incorporaron, nunca me pagaron […]. Yo hacía el seguimiento periodístico y el fichaje de toda la cuestión que habían recolectado tres años de diario. […] Yo de todo eso nunca vi un dinero. Sí, por supuesto, me hice el certificado correspondiente. Durante los últimos dos años yo estaba trabajando como asistente de investigación de un proyecto en forma ad honorem y había conversado con algunos profesores, pero en particular con C, sobre la posibilidad de irme a estudiar fuera. Y entre que las circunstancias del país no eran particularmente acogedoras y que yo tenía intereses académicos, apenas pude me fui. El primer pasaje es el que tal vez resume mejor la opinión más encontrada en este estudio. La mayoría de los académicos jóvenes entrevistados –y varios maduros que recordaban sus primeros pasos– reconoció que la decisión de realizar algún trabajo académico antes de graduarse o inmediatamente después, sin recibir remuneración, estuvo basada en la necesidad de ir “armando un currículum”. Lo interesante es que casi todos los académicos parecen aceptar que la capacitación específica durante los primeros años de la práctica académica debe ser no rentada y/o que ello parece no tener mayores consecuencias 4. Casualmente –o no tanto– las observaciones hechas a partir de mi participación en un equipo de investigación en una universidad privada de Buenos Aires sugieren que al mantener no rentadas ciertas actividades, el resultado puede ser, precisamente, que no NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA se produzca el aprendizaje que se destaca. Luego de un año de reuniones periódicas para la realización de un libro teórico, uno de los integrantes hizo saber que por razones de tiempo no podría escribir el capítulo sobre el que había estado trabajando. Ajustados por el tiempo, por supuesto, los académicos deben priorizar aquellas actividades de las cuales dependen sus ingresos y se relegan las que no (aún contra la voluntad de quien debe tomar la decisión). De esta forma, el trabajo no remunerado termina por cuestionar el principio básico que lo sostiene: la necesidad de “hacer experiencia”. En el segundo pasaje lo que se observa es la capitalización vía la certificación. La experiencia de la investigación, aunque se reconoce como aprendizaje, es convertida en un certificado que nutre un currículum incipiente. Sin caer en este extremo, los dos primeros pasajes dejan en claro que los jóvenes académicos que se enfrentan al trabajo no remunerado intentan convertir dicha situación adversa en un beneficio a más largo plazo. Así, su propio futuro profesional reemplaza el salario en la evaluación personal sobre los beneficios de trabajar sin remuneración. En el último pasaje se puede advertir una de las posibles capitalizaciones del tiempo invertido: apoyo para estudiar afuera. En la mayoría de las universidades el proceso de aplicación a un postgrado exige la presentación de cartas de recomendación. Dichas cartas, se pide, deben ser escritas por personas que conozcan el trabajo realizado por el aplicante. ¿Qué mejor carta que la que puede dar el profesor/a con quien el joven graduado estuvo trabajando desde los últimos años de la carrera? Y, además, al haber sido ese trabajo ad honorem se ha generado una suerte de deuda por parte del académico que ha empleado al joven graduado. El éxito del trabajo no rentado como práctica iniciática en la ciencia política argentina –práctica que, por lo demás, puede extenderse por varios años– se ve reflejado en la lealtad que los jóvenes académicos mantienen hacia quienes les dieron la oportunidad de dar sus primeros pasos. Una joven graduada, trabajando sin remuneración en una universidad pública en Buenos Aires, ejemplifica esta situación. Pero me llegó la oportunidad y dije: “Voy a ver qué me pasa, si Nereo López: Palmira, Valle, 1962. Los nuevos “caminos”. RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA N ÓMADAS 71 me gusta”. Además yo ya entré pensando en hacer una maestría y saber que está Santiago como referente para preguntar, para consultar [es muy importante]. Y me parece que estaba bueno aprovechar la oportunidad. También en agradecimiento a Santiago por haberme tenido en cuenta, incluirme en la materia, a Alberto lo mismo (cursivas mías). nidad (no rentada) de trabajo académico es una razón suficiente para trabajar en dichas condiciones. La lealtad es dirigida hacia una persona –en este caso, la profesora titular– pero indirectamente hacia una institución que garantiza determinado entorno laboral. De este modo, una relación personal se convierte en la base de una relación institucional, lo que indica más un tipo de organización tradicional y menos una forma burocratizada y moderna de estructuración de la tre los miembros de la cátedra, como forma de aportar mínimamente a los gastos de transporte o adquisición de material. En otros casos, cuando la masividad de las instituciones lo permiten, surgen prácticas que apuntan a maximizar los escasos recursos disponibles. [En] Introducción a la Ciencia Política [yo] era un ayudante de segunda. P: ¿Tuviste designación de la Universidad? R: No, en ese momento no. Yo tenía un papel que me había hecho [otro miembro de la cátedra] para que yo cobrara. Me decía: “Yo no puedo ir, pero para que vos no estés sin un mango yo te hago una autorización”. Es una práctica muy frecuente. Por ahí el que no podía te hacía una autorización para cobrar en nombre de él. Yo firmaba, como nadie preguntaba nada, como si fuera [el otro profesor]. En la universidad privada la situación, aunque bajo otros rótulos administrativos, tampoco es diferente. Aunque en muchas instituciones sólo los académicos con cierta designación (de jefe de trabajos prácticos hacia arriba) pueden dar clases, la existencia de las figuras de ayudantes, auxiliares o la mera demora en las designaciones dan lugar a prácticas docentes no rentadas. Una académica joven de una universidad privada del El Tiempo, 1911. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999). conurbano de Buenos Aires relata su expe2. Espacialidad riencia de tener que decirle a la ti- vida académica (Clark, 2006; del trabajo no remunerado tular de la cátedra que dejaría su Vessuri, 1997). cargo no rentado para asumir el dicUna dimensión poco explorada tado de otra materia en la misma casa Presionados por la precarización de las condiciones de trabajo acade estudios.“Me parece que cuando de su labor (Sisto, 2005 y 2007) y por démico en ciencias sociales ha sido alguien te da una oportunidad, las limitaciones materiales impues- la del lugar de trabajo. Al estar digamos, uno tiene que responderle tas por un trabajo no remunerado, orientado hacia la enseñanza (Kent, de una manera. O sea, no sé si decir los académicos se ven envueltos en 2002), el sistema universitario ar‘fidelidad absoluta’, pero bueno… yo relaciones económicas complejas gentino ubica al docente-investigasentía […] que estaba dejando que pueden llegar a ser flagrantes dor en el aula, como el lugar natural colgada a alguien que me dio una irregularidades. Algunos académi- de trabajo. Sin embargo, por obvias oportunidad”. cos entrevistados se han visto más razones, la tarea de investigación no de una vez en situaciones en las puede desarrollarse allí, lo que deComo muestra el pasaje, la leal- cuales sólo el profesor titular cobra- manda, en teoría, espacios específitad hacia quien otorga una oportu- ba, pero éste distribuía su salario en- cos para los académicos. Aunque 72 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA esta carencia afecta a todo el sistema universitario argentino, es más marcada en los jóvenes, ya que al no tener designaciones formales y mucho menos cargos jerárquicos (jefe de departamento, decano, director de carrera) no pueden contar con espacios para la realización de su tarea profesional. Como sostiene Clark (2006: 7), […] la moderna distinción burocrática que permitió la formación del profesional público, el sujeto experto, y su separación de los intereses y hobbies del amateur, el sujeto privado, radica en la distinción entre la oficina y la casa. Esta distinción esta ampliamente ausente en sociedades o grupos tradicionales, en los cuales nepotismo, soborno, engaño, y otras violaciones del espacio laboral [office space], detestables para los regímenes académicos y burocráticos modernos, son un modo de vida. De este modo, la ausencia de ámbitos físicos de trabajo no sólo atenta contra la formación de una comunidad de académicos –algo que ha sido comúnmente mencionado por los entrevistados– sino que atenta contra la división entre público y privado y entre conocimiento experto y conocimiento amateur. Asimismo, la falta de un lugar de trabajo en la institución representa un quiebre en la relación entre el estudiante y el profesor. Las observaciones realizadas en el marco de esta investigación en las pocas instituciones donde los profesores tienen oficinas, indican que el intercambio entre docentes y alumnos es más complejo, ya que excede la situación de clase y permite un contacto más estrecho y fructífero. Los profesores reciben alumnos, por ejemplo, para supervisar sus aplicaciones a posgrados en el extranjero o para revisar trabajos prácticos en elaboración. De esta forma es más fácil que el alumno conciba al profesor no sólo en su papel pedagógico sino también como modelo de las relaciones que se establecen entre investigadores y jóvenes investigadores. Sin embargo, la ausencia de espacios de trabajo es una característica tan imbricada en las universidades argentinas que un entrevistado respondió lo siguiente ante una pregunta sobre si aceptaría ser un docente-investigador de tiempo completo en una institución. “Me costaría, porque me ahogo. Yo necesito tiempo, para ir en colectivo, porque perdés y ganás tiempo también… estar en mi casa, mi estudio (precioso, con ventanales, biblioteca, todo), donde esté cómodo”. La práctica de investigación en la ciencia política argentina ha forzado a los académicos a recluirse en su ámbito privado (su estudio, su biblioteca). Esta consecuencia ha llevado a numerosos académicos a valorar esto como una “libertad” que la precariedad laboral permite y fomenta. Socializados en un campo académico donde la investigación es, generalmente, un esfuerzo privado, los investigadores subrayan la apropiación del espacio, la capacidad de adaptarlo a sus necesidades y deseos y, finalmente, el placer que esa situación produce en términos laborales. Discusión teórica Cuando la presión por la productividad académica es acompañada RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA de recursos y cuando existe un entorno institucional para que dicha actividad se pueda llevar a cabo, la consecuencia es una acentuación de la mercantilización académica, tanto de los investigadores como de sus productos. Estos cambios en la profesión académica han sido descritos por Slaughter y Rhoades en los siguientes términos: primero, es una profesión cada vez más de tiempo parcial. Segundo, es una profesión cada vez más administrada (es decir, supervisada y controlada). Tercero, es una profesión cada vez más capitalizada y productivista, orientada a la producción tanto de recursos humanos como al outsourcing de conocimientos y proyectos. Y, finalmente, es una profesión que tiende a producir una relación cada vez más mercantil entre estudiantes y profesores. (1997: 9-11). En los países en desarrollo, la débil institucionalidad de la ciencia y la tecnología (Vessuri, 1997) y la falta de recursos públicos y privados llevan a que los miembros del campo que participan en el juego académico no puedan contar con todos los elementos necesarios. Entre otras estrategias, y al menos para la ciencia política argentina, los académicos han establecido relaciones no mercantilizadas que quiebran el campo en dos partes interconectadas. De un lado quedan aquellos que ocupan las pocas posiciones institucionales y que se someten a la lógica del campo (Bourdieu, 1988) y de otro están aquellos que sostienen –materialmente– la práctica de investigación y docencia a partir del trabajo no remunerado. Este quiebre conlleva, en el nivel teórico, la dificultad de utilizar la idea de campo de Bourdieu (1988, 2004) y de confiar en metáforas N ÓMADAS 73 economicistas para estudiar la producción académica en contextos como el argentino. La primera razón para superar la metáfora del mercado es que, en no pocas ocasiones, hay una suerte de apropiación patrimonialista del cargo. Como muestra el primer testimonio de la sección previa, los ayudantes muchas veces se someten a la voluntad del titular y terminan realizando actividades que no corresponden a sus conocimientos previos ni a sus destrezas (Clark, 1977; Gambetta, 1998). Este patrimonialismo, todavía vigente en muchas instituciones, se asemeja a la estructura universitaria tradicional, en la que una cátedra llegaba a heredarse de padres a hijos (Clark, 2006). La segunda razón es que los nuevos ingresantes al ámbito académico no tienen capital académico o simbólico para intercambiar, lo cual los excluiría, en la práctica, como miembros del campo5. Más aún, la falta de capital académico sumada al trabajo no remunerado lleva a los jóvenes profesores a conseguir otros trabajos fuera del ámbito universitario que se superponen a la labor académica. Tarde o temprano estos académicos se ven obligados a tomar una decisión de volcarse completamente a la investigación y la docencia o salirse definitivamente del campo. Una tercera es la apelación a la lealtad y al derecho de piso como formas de justificar el trabajo no remunerado. La lealtad es un valor que, tomado seriamente por los jóvenes académicos, distorsiona una situación de mercado. Varios rechazan ofertas laborales rentadas con el fin de mantener un vínculo con un profesor o investigador para con quien ellos sienten una deuda moral. En igual sentido, el derecho de 74 N ÓMADAS piso es una alteración de las reglas del juego académico, ya que la selección de talentos para las posiciones depende menos de habilidades y conocimientos adquiridos (capital académico) que de la posibilidad de sobrellevar materialmente el tiempo de pago del derecho de piso (que puede durar varios años). Esto ha llevado a Gambetta (1998) a hablar de sistemas sub-óptimos de eficiencia y calidad, donde sólo sobreviven quienes aceptan las normas impuestas por los “barones” académicos. Antes que pensar en dos campos (los profesores y los ingresantes) con reglas diferentes y con relaciones ocasionales, creemos que es preferible modificar la idea de campo y ampliar el espectro de posibles relaciones entre los miembros del mismo. En primer lugar, los miembros del campo no buscan solamente maximizar sus beneficios académicos para convertirse en actores dominantes (Bourdieu, 2004), aún cuando se puede considerar que actúan racionalmente. En segundo lugar, la referencia a la espacialidad del trabajo académico se debe tomar como una mayor sensibilidad hacia la materialidad y su influencia en las prácticas humanas (Law, 2006). En ese sentido, el campo debe contener actores humanos –académicos, personal administrativo– y elementos no humanos –computadoras, oficinas, bibliotecas– (Latour, 1987) y sus múltiples y no reducibles vínculos. La ausencia de un salario puede ser tan condicionante para la producción de conocimiento como la ausencia de una biblioteca actualizada o de una oficina con conexión a Internet. Finalmente, al menos en países en desarrollo, la estructura del campo depende menos de la existencia de un en- torno institucional fuerte y estable que de las redes académicas y extra-académicas que los actores son capaces de construir y solidificar. Un directivo de una universidad privada de la ciudad de Córdoba ha expuesto esta lógica organizativa claramente: [En Córdoba] no hay recursos especializados y si los hay el costo es muy alto. Hay un fuerte desincentivo para que se sume gente. ¿Entonces cómo se hace? En alguna medida uno se aprovecha de la gente que necesita estar por otros motivos, que es progresar profesionalmente, que tiene una fuerte vocación. Es así, suena cínico lo que te estoy diciendo. […] Es, en alguna medida, aprovecharse del prójimo. Lo que yo he hecho, es [haber] tenido la habilidad de encontrar un punto de contacto, generar un espacio en el que todos ganemos. Lo que el directivo expresa con crudeza es lo que Callon (1986) y Latour (1987) han llamado enrolamiento. Por enrolamiento se entiende la incorporación de un actor a una red a partir de la traducción correcta de sus intereses por otro actor. Cuando el directivo dice que tuvo “la habilidad de encontrar un punto de contacto” no hace sino manifestar cómo él fue capaz de enrolar para su interés (dirigir un programa universitario) a otros actores (profesores) cuyos intereses específicos (necesidad de progresar, vocación) quedan traducidos en los términos del actor principal. La idea de “interés” ha sido clave en el desarrollo de los estudios de la ciencia y la tecnología para entender el proceder científico (Callon NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA y Law, 1998; Barnes, 1981) y es un concepto más amplio que el que permite capturar la idea de Bourdieu (1988, 2004) de capital y capitalización. Detrás del interés de un actor puede haber cuestiones extra-académicas (política, lealtad, vocación) como académicas (mejores puestos de trabajo, publicaciones, premios). Incluso, la idea de “interés” en el marco de lo que se conoce como teorías del actor-red da lugar a cadenas de traducciones, donde los intereses de un actor son traducidos en términos de los del otro y así sucesivamente, hasta formar redes sólidas y estables. De este modo, la lealtad del joven recién graduado no es diferente de la necesidad de un asistente de investigación para un académico consolidado. Ambos son una y la misma cosa porque ambos (intereses) se pueden traducir. Si la traducción es exitosa, cada actor considerará que sus intereses están satisfechos y tendrá razones para actuar de la manera en que los otros actores lo esperan. Si no, el actor quedará excluido de las redes que dan forma y sostén al campo y no habrá lugar para él en la práctica científica. En esta perspectiva teórica, cuestiones tales como la lealtad, la política, la vocación y demás razones esgrimidas por los entrevistados son un vínculo entre el campo académico y otros campos, donde los actores también se desempeñan y tratan de enrolar a otros. Por ejemplo, la joven académica que es militante política es un nexo entre el campo académico y el campo político. El joven profesor que trabaja en un laboratorio farmacéutico para obtener ingresos que le permitan dar clases sin salario es un vínculo entre el campo económico y el campo académico. Y la lista puede seguir. De este modo, algunos autores han buscado alejarse de la idea de cam- po como un espacio con reglas de acceso y de juego (Bourdieu, 2004) hacia conceptos como los de red (Latour, 1987, 2005) o arena transepistémica (Knorr-Cetina, 1982), para tratar de enfatizar en la naturaleza endeble de la barrera entre lo científico y lo académico y otras áreas de las prácticas humanas. Conclusión Los hallazgos empíricos de este trabajo sugieren la existencia, debajo de una capa de relaciones mercantilizadas (Baert y Shipman, 2005; Slaughter y Leslie, 1997), de complejas relaciones entre académicos consolidados y los recién arribados a la vida universitaria que se sostienen en vínculos personales más que en relaciones laborales típicas. Esos vínculos se materializan en el trabajo no remunerado que caracteriza los primeros años de la vida El caucho, progreso para unos, genocidio para otros, comenzó su bonanza con el automóvil y la Casa Arana, fundada por peruanos en territorio colombiano en 1903. Mujer bora, condenada a morir de hambre. Fuente: Hardenburg. RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA N ÓMADAS 75 académica en la ciencia política argentina. Al estudiar estas relaciones se observa que los jóvenes académicos suelen pensarlas en términos de proyectos de vida (futuro), de lealtades individuales con académicos que les han dado oportunidades laborales, de simpatías políticas y de vocación. En todos los casos, las relaciones ilustran lo que Clark (2006) llama una universidad tradicional, donde la autoridad es ejercida casi patrimonialmente y donde las reglas son subordinadas a los contactos personales, familiares y profesionales. Si bien todos los profesores e investigadores se han visto sujetos a una precarización de su situación laboral (Sisto, 2005) y a un incremento en la presión por controles estatales y del mercado (Fernández, 2007), los más jóvenes han sido los actores que, en parte, más han sufrido dichas tendencias. A la vez, sin embargo, ellos son los que hacen viable el desarrollo de la vida académica, al menos en aquellas instituciones donde la masividad ha superado la capacidad de respuesta institucional. El caso de la ciencia política argentina, aunque en muchos sentidos es único, también puede presentar evidencia común a otras disciplinas y a otros países. Lo específico de éste radica, probablemente, en su reciente consolidación como disciplina académica en Argentina (Fernandez, 2002), en la aceptación en ese país del trabajo docente no remunerado (San Martín, 2008) y en las limitaciones presupuestarias para las ciencias sociales (García, 2005). En contextos más dinámicos, con inversión creciente del Estado y/o el sector 76 N ÓMADAS privado, las prácticas académicas podrían institucionalizarse más y las condiciones de trabajo, aunque bajo los vaivenes propios de la fase actual del capitalismo, podrían garantizar un desempeño académico de mayor calidad y producción. No obstante, el artículo sugiere que allí donde las exigencias de un cierto modo de producción –académica o de otro tipo– no puedan ser cubiertas por trabajo asalariado, la presión tenderá a generar mecanismos que reemplacen la remuneración como medio de intercambio. Esto hace patente lo endeble de las fronteras entre el trabajo académico y otras formas laborales, pero también indica que los intereses de los miembros de un campo pueden articularse de forma que todos los actores se perciban, al menos temporalmente, como beneficiados. A su vez, estos mecanismos pueden afectar la dinámica propia del quehacer académico y cuestionar la idea de un “capitalismo cognitivo”. Entre las preguntas que esta investigación deja abiertas están: ¿cuál es la percepción que otros actores tienen de este fenómeno?, especialmente las autoridades políticas y universitarias, y, también, ¿de qué maneras específicas los jóvenes graduados compatibilizan su actividad académica con las otras periféricas que permiten su sostén material? Sería interesante, asimismo, observar el impacto que esta situación tiene para la producción académica (libros, artículos de revista y manuales). En suma, queda indagar la posición de otros actores importantes del campo, el conjunto de prácticas que permiten el fenómeno particular del trabajo académico no rentado en la ciencia política argentina y su impacto epistemológico. Citas 1 El problema es doble. Por una parte, el Estado nacional carece de estadísticas sobre este fenómeno. Por otra, las estadísticas son elaboradas por actores involucrados directamente en la problemática, como sindicatos o autoridades universitarias. Consecuentemente, es sólo a través de la prensa y de declaraciones de dirigentes universitarios y sindicales que es posible tener una idea aproximada de la situación. 2 Los datos referentes al personal no rentado se obtuvieron del cibersitio de la Universidad de Buenos Aires <http:// www.uba.ar/institucional/censos/Docente2004/censo_docente.pdf>, de San Martín (2008), Simeoni (2006) y Lora (2004). 3 El sistema de cátedra de la mayoría de las instituciones educativas argentinas hace que la docencia y la investigación no puedan separarse tajantemente. Según García de Fanelli (2007) la designación en una cátedra involucra tres tipos de actividades: docencia, investigación y extensión, tareas que la cátedra debe desarrollar en forma de equipo. Asimismo, la existencia de un organismo orientado claramente a la investigación, Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas), no cambia radicalmente esta situación, ya que éste exige a sus académicos una filiación institucional –a universidades o centros de investigación– que tiende a reforzar la superposición de los sistemas de educación superior, por un lado, y de ciencia y tecnología, por el otro (Villanueva, 2002). 4 Sólo como ejemplo contrario basta mencionar el complejo sistema de research y teaching assistanships que las universidades estadounidenses ponen en circulación para que los doctorandos den clases y se sumen a equipos de investigación. 5 Piénsese que, en ocasiones, alumnos en la mitad de sus carreras ya están dando clase a los recién ingresados o cumpliendo el papel de asistentes de investigación. En estos casos habría miembros del campo que no tendrían ni el mínimo capital académico: el título universitario de grado. 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Prácticas y compromisos de investigación: La demanda por lo múltiple RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA N ÓMADAS 79 Decir verdades acalladas y rebatir invisibilidades subalternas: investigación académica en casos legales [email protected] • PÁGS.: 80-95 Roddy Brett* y Frederic I. Solop** Traducción del inglés: Ana Rita Romero*** Este texto compara las experiencias de dos investigadores que trabajaron en casos legales: Roddy Brett en un proceso contra antiguos miembros del alto comando del ejército de Guatemala acusados de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, y Frederic Solop en una serie de casos que involucran cuestiones de discriminación racial en Arizona. El artículo examina igualmente los dilemas del investigador como investigador de caso legal en un contexto en el cual es probable que la investigación sea atacada y el investigador pueda de hecho encontrar serias tensiones y límites en lo personal y en lo profesional. Palabras clave: investigación legal, genocidio maya, discriminación racial, derechos humanos. Este texto compara as experiências dos investigadores que trabalharam em casos legais: Roddy Brett em um processo contra antigos membros de alto comando do exército de Guatemala acusados de genocídio, crimes de guerra e crimes contra a humanidade, e Frederic Solop em uma serie de casos que involvem questões de descriminação racial na Arizona. O artigo examina igualmente os dilemas do investigador como investigador de caso legal em um contexto no qual é provável que a pesquisa seja atacada e o investigador possa de fato encontrar sérias tensões e limites no pessoal e no profissional. Palavras-chaves: investigação legal, genocídio Maia, descriminação racial, direitos humanos. This text compares the experiences of two researchers working in legal cases: Roddy Brett’s in a trial against former Guatemalan Army high command charged with genocide, war crimes, and crimes against humanity, and Frederic Solop’s, as a researcher in a series of cases involving racial profiling in Arizona. The article also examines the researcher’s dilemmas as a legal case researcher in a context where the investigation might be questioned and the researcher might in fact find serious tensions and limits between the personal and the professional. Keywords: legal research, Mayan genocide, racial profiling, human rights. ORIGINAL RECIBIDO: 29-IX-2008 – ACEPTADO: 08-X-2008 * PhD Politics, University of London; M.PHIL Social Anthropology, University of Cambridge; M.PHIL (Research) Cultural Studies, Kent University. Profesor, Department of Political Science, Northern Arizona University (EE.UU.). E-mail: [email protected] * * PhD, Department of Political Science, Northern Arizona University; Director, Social Research Laboratory, Northern Arizona University (EE.UU.). E-mail: [email protected] * * *Licenciada en Filología e Idiomas de la Universidad Nacional de Colombia. 80 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Introducción La investigación académica trae consigo una serie de responsabilidades específicas que obligan a los investigadores a cumplir con un código profesional y moral cuyos objetivos son preservar los principios éticos y los estándares profesionales, y legitimar la investigación dentro de los cánones aceptados en cada una de las disciplinas científicas. Para el mundo académico la investigación es en sí misma un producto clave, pero ello no la hace exclusiva de este tipo de ámbitos; también es un componente importante para ciertas profesiones en los campos jurídico, político y social (como en el caso del presente artículo) en la construcción de casos legales en defensa de los derechos de ciudadanos subalternos. En teoría, el rigor de la investigación debería estar guiado por los principios generalmente aceptados que legitiman y determinan la cali- dad de la investigación académica: una investigación realizada dentro de parámetros de objetividad y rigurosidad y una metodología de investigación clara, sistemática y balanceada que busque fortalecer dicha rigurosidad. En este mismo orden de ideas, tales parámetros también deberían caracterizar la investigación de un caso legal, donde la investigación se presenta como parte de evidencia especializada que a su vez forma parte del caso mismo, y más tarde del juicio. Sin embargo, como veremos en el presente artículo, es importante preguntarse en qué medida tales aspiraciones de objetividad y distanciamiento, determinadas por el rigor científico, son alcanzables y representan metas y criterios profesionales que van más allá de la autolegitimación del discurso y caen dentro de la práctica real de la investigación. Con frecuencia, la investigación cruza los límites de las disciplinas y funciones. Por ejemplo, una investi- gación inicialmente llevada a cabo con estrictos propósitos académicos, puede terminar siendo parte del juicio en un caso legal. Por el contrario, una investigación académica encargada para ser más tarde utilizada en una investigación de caso legal puede convertirse en la columna vertebral de una sección en una publicación convencional de investigación académica. En ambos casos, cuando tal investigación se relaciona con dar voz legítima a los miembros de grupos sociales marginados y excluidos –para este caso se enfatizará en pueblos indígenas y minorías raciales– el investigador con frecuencia enfrentará una problemática seria: el posicionamiento de la investigación sobre tales grupos subalternos dentro del orden académico institucional tradicional. Un ejemplo de ello son las dificultades enfrentadas por la ciencia política para incorporar la investigación sobre grupos indígenas o minorías raciales. Reconociendo que El Tiempo, 1914. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999). BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS N ÓMADAS 81 Trabajo arqueológico de Roberto Pineda en San Agustín. Instituto Etnográfico Nacional (dir.: Luis Duque Gómez), después Instituto Colombiano de Antropología, c. 1946. estos han adquirido un espacio cada vez más legítimo dentro de los intereses convencionales de esta disciplina, aún no gozan de la misma financiación, importancia y credibilidad que otros temas dentro de la jerarquía de los asuntos de mayor relevancia académica, como por ejemplo, la investigación sobre instituciones o partidos políticos. Mas aún, y lógicamente, parecería que el investigador (y la investigación resultante) podrían de hecho terminar ocupando una posición marginal dentro del establecimiento académico, precisamente debido a la naturaleza de la investigación realizada. A este respecto, la voz académica subalterna, dirigida a los actores sociales subalternos, habiendo abandonado los temas sagrados de la ciencia política, se encuentra desafiada en términos de su imparcialidad y credibilidad. Así que la misma empresa o el papel de la investigación académica en tales áreas temáticas siguen sujetos a fuertes 82 N ÓMADAS cuestionamientos y dudas, particularmente en el contexto del acompañamiento a estas poblaciones subalternas en el desarrollo de casos legales controversiales. en sí misma está ligada a preguntas a priori definidas por las demandas enfocadas en favor de grupos subalternos, como los mencionados arriba, aun antes de que tales investigaciones contribuyan a solucionar sensibles casos legales. En este contexto la credibilidad y la imparcialidad del académico inevitablemente estarán sujetas a cuestionamientos posteriores. Estos factores tienen importancia en la medida en que el investigador desarrolla sus actividades y participa como tal en diferentes esferas de la vida profesional, por ejemplo, en la investigación académica convencional o en investigación para organizaciones gubernamentales, no-gubernamentales o intergubernamentales, o en investigación de casos legales, como se discutirá en este artículo. Con mucha frecuencia, durante el desarrollo de un proyecto profesional el investigador afrontará dilemas muy humanos, confrontando lo personal con lo profesional en una dinámica que producirá tensión y desconcierto. En consecuencia, el presente artículo examina estos aspectos y los dilemas del académico como investigador de caso legal en un contexto en el cual, dado el alto costo (percibido) y los riesgos de la investigación, particularmente lo que tiene que ver con el impacto (percibido), es probable que sea atacada y el investigador, en lo personal y en lo profesional, pueda de hecho encontrar serias tensiones y límites. Estos problemas son evidentes en los casos en los que la investigación El presente estudio compara las experiencias de dos investigadores NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA participantes en casos legales: Roddy Brett, quien trabajó en un caso legal contra antiguos miembros del alto comando del ejército de Guatemala acusado de genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, y Frederic Solop quien ha trabajado en una serie de casos legales que involucran cuestiones de discriminación racial en Arizona, Estados Unidos. La primera sección diagrama la experiencia de Brett sobre el caso de genocidio en Guatemala, seguido por la experiencia de Solop en casos que tienen que ver con discriminación racial en Estados Unidos. La presentación del los estudios de caso está seguida por comentarios concluyentes que reúnen las experiencias de dichos estudios. Aunque los contextos son totalmente diferentes, la investigación comparativa es pertinente y relevante aquí dadas las significativas similitudes y diferencias que los investigadores encontraron con respecto a sus experiencias en tales casos legales, en los que se confronta lo profesional con lo personal, el posicionamiento de sus propias investigaciones dentro de la academia institucional, y las cuestiones que reglamentan los límites profesionales de la intervención y la objetividad percibidas. Estudio de caso de Guatemala: Roddy Brett El papel del investigador en un caso legal altamente politizado impone una serie de retos complejos, particularmente en un contexto trastornado por las heridas y cicatrices del conflicto armado reciente y donde la lucha por la verdad histórica y legal trae consigo posibles amenazas a las vidas de los involucrados. En el caso del genocidio en Guatemala, se empleó a un conjunto de investigadores, o peritos especiales, personas reconocidas internacionalmente encargadas de preparar informes sobre aspectos clave para los asuntos legales del crimen de genocidio 1 . Los informes preparados – Brett contribuyó con dos diferentes informes de contexto específico que más tarde fueron publicados– iban a ser usados como evidencia en el juicio. Los puntos de referencia usados para evaluar cada conjunto de informes apuntaban a si estos representaban una investigación objetiva y rigurosa, basada en una metodología de investigación estricta y cuantificable como contribución a la discusión legal en la corte. Contexto En los años 2000 y 2001, la Asociación de Justicia y Reconciliación (AJR), una asociación de víctimas del conflicto armado interno en Guatemala (1960-1996), acusó formalmente en cortes internas al Estado Colombia, 1950. Foto cortesía de la familia Pineda Gutiérrez. BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS N ÓMADAS 83 de Guatemala de haber llevado a cabo un genocidio contra la población indígena maya y de crímenes de guerra durante el conflicto armado, específicamente entre 1981 y 1983. Cabe anotar que la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH), patrocinada por las Naciones Unidas, previamente había concluido en su informe final, “Guatemala: memoria del silencio”, que el Estado guatemalteco había sido responsable de actos de genocidio, en por lo menos cuatro regiones del país (CEH, Vol. III, 1999: 423-424)2 . Sin embargo, el Estado guatemalteco no ha asumido su responsabilidad por estas atrocidades, y durante la presentación final del CEH el entonces presidente Álvaro Arzú no participó en la entrega pública del informe. fue uno de los más largos y brutales en la región. En medio de una crisis política y económica, durante la cual los militares temieron un posible derrocamiento del Estado por parte de la guerrilla –la Unidad Revolucionaria Guatemalteca (URNG)– el gobierno militar del general Romeo Lucas García (1978-1982) inició su política contrainsurgente de “tierra arrasada”. La campaña militar, ca- Sin embargo, simultáneamente las violaciones a los derechos humanos se intensificaron en el campo en la medida en que los militares buscaban eliminar la base de apoyo de la insurgencia como una forma de combatir a la guerrilla. En el proceso se usó una extraordinaria violencia para destruir cientos de comunidades indígenas completas, que se suponía eran la base social insurgente. Pueblos enteros fueron quemados hasta los cimientos y sus habitantes masacrados. La violación de mujeres y niñas y la tortura generalizada se utilizaron sistemáticamente como estrategias con el objetivo de aterrorizar a la población y someterla. La estrategia dio como resultado la derrota de la guerrilla y la completa desarticulación de su base social a mediados de los ochenta. Aunque la naturaleza de alguna manera débil del acuerdo firmado entre los militares guatemaltecos, el gobierno y la guerrilla para crear la Comisión, prohibió su uso directo como evidencia en juicios legales, el reporte de la CEH estableció un precedente importante en Guatemala al proponer una perspectiva de verdad histórica, que hasta cierto punto, fortaleció la legitimidad de aquellas acusaciones que posteriormente fueron formuladas por AJR3 . El caso en sí mismo representaba sin lugar a dudas un intento por establecer la verdad legal del conflicto armado en Guatemala. El consenso sobre esta presunta verdad, el acuerdo sobre la veracidad de tales eventos históricos y las implicaciones políticas de tales hechos fueron los factores clave que caracterizaron el debate sobre el caso de genocidio y la ruta por seguir. El conflicto armado interno fratricida en Guatemala (1960-1996) 84 N ÓMADAS racterizada por la perpetración sistemática de atrocidades, fue ejecutada contra ambos, la URNG, particularmente en la capital y áreas urbanas, y enérgicamente contra su base social civil, principalmente indígena, sobre todo en la Guatemala rural. Bajo la subsecuente dictadura del general Efraín Río Montt (1982-1983), se disminuyeron las operaciones militares en áreas urbanas al tiempo que la dictadura buscaba ganar nuevamente valioso apoyo internacional, que incluía soporte económico y militar de los Estados Unidos. El Tiempo, 1915. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999). El relato de esas verdades se institucionalizó a través del CEH y se convirtió en el factor central en los casos legales que más tarde fueron presentados por AJR. Como investigadores, los académicos internacionales buscaban construir una imagen clara de estos eventos con el expreso propósito de presentar NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA evidencia objetiva en el juicio. Mientras que el hecho de ser extranjero en este caso proporcionó un cierto grado de protección y una supuesta objetividad, también trajo consigo acusaciones de interferencia extranjera en los asuntos internos de Guatemala, el cínico despliegue de la carta de la soberanía, que históricamente ha precipitado reacciones patrioteras en Guatemala en casos donde ciudadanos extranjeros se atreven a contar la historia guatemalteca de manera diferente a como la han contado los militares, los políticos y las elites económicas. Entre 1980 y 1986, los militares controlaron y mantuvieron como rehenes a las instituciones del Estado. Durante este periodo no hubo espacio para la movilización de la sociedad civil o para ejercer la oposición organizada a los sucesivos regímenes y el sistema de justicia fue efectivamente clausurado. El sistema legal como tal fue castrado y subordinado a los procedimientos violentos y arbitrarios de la justicia militar4 . La violencia, facilitada por el racismo institucional, interpersonal y estructural contra los indígenas guatemaltecos, se perpetró por los autores materiales e intelectuales con la presunción, y el posterior goce de impunidad (Brett 2007). El caso de genocidio: experiencias y retos En un contexto caracterizado por la ausencia de apoyo o voluntad del Estado para investigar las atroces violaciones perpetradas durante el conflicto, cuatro años después de la firma de la paz, la AJR presentó sus casos legales ante la Oficina del Fiscal Público Guatemalteco (MP). De hecho, la Ley de Reconciliación Nacional o Ley de Amnistía, firmada en 1996, limitaba severamente la posibilidad de iniciar procedimientos legales contra los responsables de lo que se definió como crímenes políticos, con la excepción de crímenes contra la humanidad, que no podían ser amnistiados. En el inicio del proceso de paz no se llevaron a cabo iniciativas lideradas por el Estado, no obstante, las obligaciones asumidas en los acuerdos de paz. Así, la sociedad civil nacional se convirtió en un actor clave del proceso para garantizar justicia transicional. Sin embargo, a pesar de los valerosos esfuerzos realizados, en el año 2008 el caso de genocidio aún no ha sido llevado a juicio y permanece en la fase investigativa. Las razones de esta situación incluyen obstáculos generados por el Estado, continuación de una cultura de la violencia y falta de acceso a la justicia por parte de los pueblos indígenas (Minugua 2004). Los múltiples roles del investigador Uno de los primeros asuntos con los que el investigador se compromete es la cuestión de la imparcialidad. La investigación de Brett comenzó en 1992, abarcando dos maestrías y un doctorado, y hoy, dieciséis años más tarde, cuatro importantes libros. Las preguntas clave que han guiado la investigación hasta este punto han sido cómo los indígenas y la lucha por los derechos humanos en América Latina se enfrentaron a la dictadura y a la violencia política y buscaron influir en la democratización. Para el momento en el que el autor trabajaba en el caso del genocidio ya tenía vasta BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS experiencia como académico centrado en Guatemala y en la producción de investigación rigurosa. Sin embargo, la decisión de aceptar el cargo de perito especial sobre el caso vino de un profundo sentido de compromiso con los temas de la justicia social en Guatemala y la convicción de la importancia de establecer precedentes legales relacionados con la violencia del conflicto armado. El debate concerniente al genocidio en esa época era incipiente y no había sido difundido ampliamente en el nivel nacional. Más aún, a pesar de las conclusiones del CEH y amplios y eruditos trabajos académicos sobre genocidio en el plano internacional, el compromiso mundial con la historia del genocidio en Guatemala era extremadamente escaso; hasta hoy permanece como el genocidio invisible del siglo XX. Al asumir una posición en la fase investigativa del caso y trabajar desde la organización El Centro para la Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), el autor inmediatamente se vio rodeado por personas con sus mismas ideas, activistas y académicos que trabajaban por un fin común: la persecución exitosa de antiguos miembros del alto mando del ejército de Guatemala por una serie de crímenes internacionales que incluían el genocidio. Los funcionarios de CALDH estaban convencidos de la existencia del genocidio dado lo que ellos percibían como evidencia abrumadora. No obstante, una vez en el campo, mientras la búsqueda de justicia continuaba siendo el factor central de motivación, se presentó una primera tensión entre lo personal y lo profesional. La relación institucional con CALDH fue crítica. No obstante, el papel de perito especial era extra- N ÓMADAS 85 institucional, no ligado directamente con la organización. Hospedarse en las casas de los testigos y sobrevivientes de las masacres, los testigos en esta acción de clase, y recibir su extraordinaria hospitalidad, generó un fuerte sentido de responsabilidad y solidaridad con estas personas y comunidades. La investigación involucraba escuchar sus historias y documentar sus experiencias para entender el contexto de la violencia política: la ejecución de miembros de las familias, desaparición, violación masiva, tortura, canibalismo forzado o comida envenenada que los militares dejaban para que luego los pobladores la encontraran. ¿Es posible que un investigador mantenga su distancia frente a estos relatos? ¿La objetividad aquí es una ficción? ¿Aún más, es deseable? Lo humano, lo personal entran en conflicto con el necesario y auto impuesto aislamiento del investigador académico. La idea de la investigación era entender el contexto en el cual la violencia tuvo lugar y las formas a través de las cuales la población civil fue implicada en ella. En consecuencia, se llevaron a cabo entrevistas con víctimas sobrevivientes, perpetradores, testigos, actores importantes en la violencia que tuvo lugar. Es muy importante resaltar que en el detalle de los crímenes cometidos contra estas personas, inevitablemente se revelaban verdades incómodas, como por ejemplo, que ciertas personas habían colaborado con la guerrilla, preparando comida o dando soporte logístico para operaciones, compartiendo información, precisamente las razones dadas por el ejército para llevar a cabo las operaciones militares: destruir lo que fue 86 N ÓMADAS llamado la base social de la guerrilla. ¿Cómo podía encuadrarse esto en un informe que inevitablemente estaba dirigido a documentar las atrocidades patrocinadas por el Estado? ¿Esto no implicaría a la población civil en actividades ilegales, justificando así la lógica militar? Afortunadamente la Convención de Ginebra es clara sobre este asunto: la definición de población civil significa que los ataques contra la misma eran y siguen siendo ilegales. Además, el principio de proporcionalidad expresado en lenguaje busca proteger a esta población de tales ataques brutales. Relatar estas historias, dar voz a estas acciones no implicaba legalmente a las comunidades y, especialmente, no exoneraba al Estado de la responsabilidad legal por las atrocidades cometidas. A pesar de ello, se sentía un claro malestar al identificar y documentar tales acciones. Sin embargo, la formación del investigador prevaleció y los detalles, en forma anónima, se incorporaron al texto de los informes y posteriormente a los libros publicados. Un segundo hecho controversial fue develado durante el trabajo de campo; un detalle que inicialmente precipitó serias dudas y cuestionamientos. En las entrevistas, fue claro que la violación sistemática de los derechos humanos perpetrados por los militares, aunque eran ciertamente los más numerosos y brutales en su absoluta crueldad, no fueron las únicas violaciones que sufrió la población civil. Las violaciones de los derechos humanos por parte de la guerrilla eran sobresalientes en algunas regiones, cometidas contra aquellas comunidades que no querían colaborar con la insurgencia o que ya estaban colaborando con los militares –con mucha frecuencia esta colaboración era producto del miedo por sus vidas o como resultado de amenazas de muerte–. Estos abusos incluían masacres, desapariciones y tortura. En la década del noventa el académico de los Estados Unidos David Stoll había llegado a una conclusión similar en su libro Between Two Armies in the Ixil Towns of Guatemala (1994). En seguida fue tajantemente rechazado por la comunidad internacional solidaria, por miembros de los movimientos sociales guatemaltecos y por la misma guerrilla. Según los contradictores de Stoll, la participación en la guerrilla había sido siempre y únicamente de forma voluntaria sin coerción alguna: el movimiento guerrillero fue precisamente eso, un movimiento insurgente revolucionario voluntario. Hablar de abusos de la guerrilla era tabú y sin duda provocó fuertes reacciones en un amplio sector de las partes interesadas, lo miso que documentar las violaciones perpetradas por las fuerzas armadas podía provocar la ira militar. Además, muchos de quienes apoyaban a los movimientos indígenas habían reaccionado fuertemente al cargo de que la población indígena había sido obligada a la actividad revolucionaria, contradiciendo tal cargo con la afirmación de que el movimiento había representado la expresión espontánea de la insurgencia indígena popular. Aquellos que sugirieron o declararon lo contrario fueron acusados de restarle poder de decisión a la población indígena, lo cual es una seria acusación. Es claro que entonces la atmósfera en la que se desarrolló la investigación estaba altamente polarizada, sensible y, algunas veces, era peligrosa. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Sin embargo, asumir con rigor la construcción de una verdad con propósitos académicos o legales exige decisiones difíciles frente a las disputas por lo real, al igual que la responsabilidad de las voces de quienes comparten sus historias. En este contexto, ¿qué tan objetivo podría aparecer un informe legal si incluyera ciertos hechos y excluyera otros que hablan a gritos de brutalidad, injusticia o violencia? Tal ausencia podría claramente haber agravado la ya intensa sospecha de los opositores al caso legal sobre falta de imparcialidad de parte de los investigadores involucrados. La cuestión está claramente relacionada con el poder. Desacreditar una fuerza insurgente en el proceso de documentar las atrocidades militares sin duda daría más reconocimiento y causaría más impacto e inevitablemente podría ser usado para desviar la atención puesta en los militares que apoyaron las violaciones. De hecho, cuando el libro de Brett, Una guerra sin batallas: del odio, la violencia y el miedo en el Ixcán y el Ixil, 1972-1983 se publicó en 2007, esta sospecha se confirmó cuando los periodistas enfatizaron lo primero sobre lo segundo. Otra forma de pagar las consecuencias de permitir que las voces de las víctimas hablaran, fueron los ataques verbales recibidos por parte de estudiantes que apoyaban a la guerrilla en una conferencia internacional, aun frente a la evidencia de inequívocos testimonios de las atrocidades. Los informes y Una guerra sin batallas dieron un análisis balanceado y riguroso de la violencia sufrida por la población civil aunque se hicieron pocos amigos en el proceso. La imagen del mercenario, como Fred Solop ha llamado a los investigadores académicos en juicios legales, es en últimas difícil de hacer a un lado: es inevitable que uno no sea fiable para aquellos contra quienes testifica, particularmente si uno no está recibiendo remuneración y, por lo tanto, puede ser visto como simpatizante; y si ha sido pagado, entonces será posiblemente que nuestra imparcialidad ya ha sido comprada. ¿Y si uno descubriera elementos que pudieran poner en peligro el caso con el cual uno está comprometido? El uniforme de traidor a la causa es algo que no se puede quitar fácilmente. Una verdad no se descubre o se esconde sin costo, sin poner en duda otras. El impacto y las limitaciones de la investigación en un caso legal En el caso del juicio por genocidio en Guatemala, el impacto con mayúsculas ha sido difícil de alcanzar. El contexto de una transición parcial y frágil dentro de una democracia cada vez más violenta, el actual poder militar, por lo menos como se ejerce tras bambalinas, desde las barracas, una sociedad civil generalmente indiferente y un clima de temor que experimentan quienes buscan justicia, ha impedido avances claros en los casos. La debilidad sistémica del sistema judicial, la corrupción interna y el miedo de los funcionarios de la justicia que son intimidados si hacen avanzar los casos, ha significado que el proceso haya sido sobrepasado por las dificultades; durante el año 2006, por aproximadamente seis meses al caso no fue asignado fiscal, debido a impedimentos institucionales. Y más aún, los abogados y trabajadores del mismo también recibieron constantes amenazas de muerte, ataques e BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS intimidación, precisamente en los momentos en los que se esperaban avances positivos o se hicieron efectivamente. El contexto de la transición en Guatemala contradictoriamente ha facilitado el espacio para que la sociedad civil (no el Estado en sí mismo, no obstante sus obligaciones) formule y elabore un caso de genocidio, mientras simultáneamente sirve para limitar de hecho sus posibles consecuencias: los militares no tendrán que responder formalmente por sus crímenes ni la sociedad intentará romper esta norma. Entonces el impacto de la investigación en este contexto está sujeto a influencias que van mucho más allá de la eficacia y la rigurosidad del documento en sí mismo o de las habilidades profesionales y oratorias del investigador y, por lo tanto, ese impacto debe ser analizado y evaluado de una forma más holística. No obstante lo que se ha convertido en una montaña de abrumadora evidencia, los acusados aún no han tenido que enfrentar un juicio interno ni los militares han sido profundamente manchados por las atrocidades que cometieron. Sin embargo, se han precipitado otros procesos que pueden indicar el logro de una serie de impactos, en minúscula y sugieren que las limitaciones contextuales son, hasta cierto grado, maleables. Mientras el antiguo Alto Comando permanece libre, está ocurriendo otro fenómeno que señala importantes avances en la generación de una cultura política democrática de respeto por los derechos humanos y el conocimiento del derecho a tener derechos, lo cual es un importante impacto en los movimientos sociales según un N ÓMADAS 87 importante grupo de analistas más amplio (Foweraker, 1995, 1998; Foweraker y Landman, 1997; Brett, 2006, 2008). En una reunión entre testigos y sobrevivientes de las masacres en 2003, una mujer indígena testigo del caso de masacres confrontó verbalmente a la fiscalía, o ministerio público (MP), directa y públicamente preguntando por qué no había habido avances notables en el caso y por qué ellos no estaban cumpliendo con sus funciones. El extraordinario empoderamiento experimentado y ejercido por las víctimas de violaciones ejecutadas por el Estado, ha sido una profunda consecuencia del efecto acumulador de la investigación relacionada con el caso y otros procesos que han acompañado el caso del genocidio en Guatemala. De igual manera, las víctimas han formado redes críticas y alianzas y han emprendido un aprendizaje colectivo (y posiblemente sanador) en la medida en que se ha hecho claro que las experiencias de brutalidad e injusticia sufridas en sus comunidades no fueron aisladas sino que formaban parte de un patrón más amplio de violencia contrainsurgente que más comunidades indígenas sufrieron en otras partes del país. Finalmente y con gran significado, ahora es posible publicar lo impublicable: sí, hubo genocidio. Se podría decir que se ha generado un debate aunque dentro de un círculo muy estrecho y con posibilidades legales muy limitadas. Sin embargo, el debate nacional sobre el genocidio en Guatemala ahora es legítimo. Más aún, abogados y jueces (operadores de justicia) han tenido que ser entrenados y tomar con seriedad las leyes internacionales de derechos 88 N ÓMADAS humanos y la ley humanitaria como resultado del caso documentado. Además, algunos de ellos están recibiendo capacitación sobre estos aspectos por parte de operadores de justicia internacional. El sistema legal cerrado de Guatemala ha sido forzado a comprometerse con el caso por el más atroz de los crímenes contra los derechos humanos: el genocidio. Esta ya no es una palabra muda en los corredores del sistema de justicia del país. Internacionalmente se notará un impacto cada vez más profundo y amplio una vez que esos grandes tomos sobre los genocidios del siglo XX mencionen a Guatemala: ¿será más contundente una acusación legal exitosa que las fosas comunes exhumadas y los nombres de las víctimas? ¿El genocidio existe solamente si se prueba legalmente? Pasamos ahora a la discusión sobre otro caso de investigación académica con propósitos judiciales desde un tipo de subalternidad diferente, la de la discriminación racial en Estados Unidos. Es casi imposible estudiar el sistema de justicia penal en los Estados Unidos sin tener en cuenta el impacto de la raza y la procedencia étnica. Cuando se habla de tratamiento diferencial, de ejecución selectiva de la ley o del número desproporcionado de afroamericanos, latinoamericanos e indígenas norteamericanos que son sujetos de todos los niveles del sistema de justicia penal, la comprensión de los conceptos de raza y origen étnico en los Estados Unidos define en parte la naturaleza del sistema que se está estudiando. La discriminación racial es un asunto que ilustra la relación entre la raza y el sistema de justicia penal en el país del norte. El estudio de caso en Arizona: Frederick I. Solop Aunque no hay acuerdo sobre la definición de “discriminación racial”, la Unión Norteamericana de Libertades Civiles (ACLU) la define como: “la práctica discriminatoria por parte de los agentes de ejecución de la ley al hacer a un individuo objeto de sospecha de haber cometido delitos basándose en su raza, etnia, religión u origen nacional”5 . De la misma forma que las preocupaciones expresadas en el estudio de caso de la investigación legal en Guatemala, la segregación racial en los Estados Unidos es en el fondo un asunto de derechos humanos (Withrow, 2006). La investigación legal busca saber si existe persecución selectiva y discriminación contra los grupos minoritarios en los Estados Unidos y en qué medida. Al igual que el trabajo de Brett, la investigación de Solop tiene el potencial para dirigirse a múltiples audiencias: a las víctimas potenciales de actos perpetrados contra comunidades por causa de su identidad, a los perpetradores de tales actos, a los sistemas legales respectivos y a las comunidades más amplias no ligadas directamente a las actividades que se investigan. Aunque el trabajo de Brett examina ejemplos más atroces de violencia y violaciones, tanto Brett como Solop confrontaron tensiones similares en sus papeles como investigadores académicos e investigadores trabajando en el contexto de sistemas legales poco liberales. Este investigador luchó constantemente dentro de un sistema de NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA oportunidades y limitaciones concurrentes, en el contexto de una investigación sobre discriminación racial. El apoyo a la investigación legal fue suministrado por casos legales activos que se estaban tramitando en el sistema de justicia de los Estados Unidos. Estos casos impusieron serias limitaciones al tipo de investigación que se podía llevar a cabo, a la forma en que los hallazgos de la investigación requerían ser manejados para su uso en la corte, y al marco temporal dentro del cual se requería terminar la investigación. Solop vivió un proceso de aprendizaje para adaptarse a este nuevo contexto de investigación y experimentó algún recelo frente a lo que pasa por verdad y justicia en un mundo marcado por los procedimientos contenciosos. Las implicaciones de esta percepción son amplias. Además, el 53% de los hombres afroamericanos entre los 18 y los 34 años dijo haber sido tratado injustamente por la policía local. Mientras el 85% de los blancos manifestó tener una percepción favorable de aquella, sólo el 58% de los afroamericanos expresó un punto de vista similar. Antecedentes/ descripción del trabajo La encuesta Gallup interrogó en 1999 a una muestra nacional de norteamericanos acerca de sus opiniones sobre la discriminación racial. El 59% de los encuestados seleccionado al azar respondió que dicha práctica estaba ampliamente difundida. Gallup encontró resultados similares en 2001. El 55% de los blancos y el 83% de los afroamericanos dijo que era una práctica generalizada. En el estudio de 1999, el 42% de los afroamericanos que respondieron (incluyendo un 72% de hombres entre los 18 y los 34 años) dijo haber sido interceptado por la policía debido a su raza. El Tiempo, 1924. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999). “Manejar siendo negro” tiene consecuencias hoy en los Estados Unidos, más de una década después de que algunos policías fueron encontrados culpables de ejecutar las leyes selectivamente contra los conductores afroamericanos en las autopistas del peaje de New Jersey. El Departamento de Justicia de los Estados Unidos (DOJ) presentó informes nacionales en 2002 y 2005 que documentan las desigualdades BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS en el tratamiento dado por los oficiales a los conductores de las minorías étnicas (Departamento de Justicia de Estados Unidos, 2002, 2005). Ambos informes concluyeron que los conductores afroamericanos e hispanos son obligados a detenerse aproximadamente en la misma proporción que los conductores blancos (alrededor del 9%), pero una vez se detienen, hay más probabilidad que los afroamericanos y los hispanos sean investigados. En 2002, el 11.4% de los hispanos y el 10.2% de los afroamericanos que fueron obligados a detenerse por la policía fueron investigados, comparado con sólo el 3.5% de los blancos. De la misma manera, en 2005 el 8.8% de los hispanos y el 9.5% de los afroamericanos fueron investigados, frente a sólo el 3.6% de los blancos. Los reportes de 2002 y 2005 concluyeron también que los afroamericanos e hispanos tuvieron más probabilidad de ser investigados y arrestados que los blancos. La segregación racial en las autopistas interestatales de los Estados Unidos se convirtió en el centro de atención para este investigador cuando a comienzos del 2000 fue contactado por un abogado en Arizona quien le pidió colaborar en un caso que se adelantaba en la Corte Superior del Condado de Coconino (Arizona). El autor ha construido su carrera examinando el comportamiento político de los grupos minoritarios que sobreviven en un mundo de opresión y discriminación. La investigación sobre segregación racial fue una extensión natural del enfoque N ÓMADAS 89 de su carrera. Lo que fue nuevo para este investigador fue cambiar de contexto al pasar de desarrollar una investigación dentro del ámbito académico al ámbito legal, definido por los procedimientos contenciosos, las maniobras de los abogados, los plazos cortos y los testimonios. El trabajo en la corte, realizado durante un período de ocho años, condujo tanto a una gran frustración como a una enorme satisfacción con algunas consecuencias que afectarán probablemente las vidas de muchas personas durante mucho tiempo en el futuro. so y otras estadísticas de población. Los precedentes de la Corte establecidos en New Jersey vs. Soto identificaron un estudio de infractores en la vía como el mejor punto de referencia que podía usarse en estudios de discriminación racial de este tipo. Impactos y limitaciones de la investigación Algunos cambios decisivos en la política surgieron de la investigación sobre discriminación racial. Ahora, ocho años después de iniciar la primera investigación, hay cambios El análisis consistió en compa- sustantivos en la forma como se comrar sistemáticamente los datos de portan los agentes de policía del Eslos oficiales sobre paradas, inclu- tado, lo que está influyendo en las vidas de todos los viajeros que manejan por las autopistas interestatales en Arizona. Estos cambios específicos incluyen la revisión de los procedimientos de recolección de datos del DPS, el control regular Contexto de la de la actividad de los investigación agentes estatales de policía, un acuerdo fedeLa cuestión cenral donde el DPS acepta tral que condujo esta revisar los procediinvestigación sobre mientos de entrenadiscriminación racial miento de sus agentes, en los Estados Unidos así como mejorar los proha sido bastante sencedimientos de notificacilla: ¿están involución a los ciudadanos y crados los agentes del de trámite de quejas, y Departamento de SeEl Tiempo, 1926. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999). la formación de una coguridad Pública (agentes de la policía estatal) en prácticas yendo los registros de los oficiales misión gubernamental para revisar la policiales étnica o racialmente de interceptación de drogas, con actividad del DPS relacionada con sesgadas en las autopistas interes- los datos de referencia. El análisis las paradas de conductores en las mostró consistentemente que los autopistas. tatales de Arizona? blancos estaban proporcionalmente El problema al analizar la com- representados por debajo de lo norLos resultados incluyen los siposición étnica y racial de los con- mal en las paradas de los agentes guientes: se estableció la discrimiductores interceptados por los del DPS y que los afroamericanos nación racial como un tema de agentes de la policía estatal es la e hispanos estaban proporcional- discusión legítimo en Arizona y se falta de un marco de referencia mente representados por encima sentaron las bases para continuar el objetivo contra el cual comparar de lo normal. Además, los conduc- debate público, se han revisado los los datos de las paradas. Las cor- tores afroamericanos e hispanos procedimientos de recolección de tes y los científicos sociales han re- fueron investigados con mayor fre- datos del DPS, los procedimientos chazado algunos de los marcos de cuencia y detenidos por períodos de reporte de información del DPS referencia más fácilmente accesi- más largos que los conductores han cambiado, los procedimientos bles, tales como los datos del cen- blancos. del DPS han cambiado, el DPS ha 90 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA instituido procedimientos para tramitar quejas. En resumen, esta investigación es reconocida por haber contribuido en forma significativa al debate sobre la discriminación racial en Arizona. El proceso para llegar a este punto, sin embargo, ha sido complicado y frustrante para un investigador entrenado en analizar los temas dentro de un marco académico. El investigador presentó los resultados de las investigaciones ante las cortes en muchas ocasiones. Estos testimonios acerca de la discriminación racial fueron seguidos de interrogatorios hechos por un abogado que actuaba en defensa del Estado y trataba de desacreditar los reportes sobre mala conducta de los agentes. Las recusaciones fueron dirigidas por alguien a quien le faltaba entrenamiento como investigador y solamente trataba de convencer a una sola persona –el juez– de que los estudios presentados eran de alguna manera defectuosos. La investigación no fue remitida a un panel de árbitros pares. Este investigador trabajó mucho para adaptarse al nuevo contexto y presentar los resultados de la investigación. El testigo experto necesita presentar información en términos muy básicos para asegurar la comprensión por parte de una audiencia de legos; no puede exponer los hallazgos de la investigación como lo haría en una conferencia en el aula de clase, sino que debe ser conducido por un abogado a través del testimonio. Al mismo tiempo, la corte determina que el investigador debe presentar un cuadro comprensible que anticipe las preguntas hostiles de la contraparte, así como un registro completo que pueda ser en- tendido en una apelación posterior, cuando el testimonio previo define por sí solo el caso y el investigador ya no está disponible para responder nuevas preguntas. El autor trabajó generalmente para abogados defensores que trataban de llevar casos abandonados contra clientes indigentes, probando la aplicación selectiva de las leyes, una violación constitucional a la cláusula de protección igualitaria de la Constitución de los Estados Unidos. El abogado principal, para quien trabajaba generalmente este investigador, tomaba estos casos de indigentes en forma gratuita. Al mismo tiempo, el abogado recusaba consistentemente al Estado, un Goliat que disponía de una cantidad de recursos aparentemente ilimitada para usarla en su defensa. En algunos casos, el Estado contrató sus propios testigos expertos, quienes hicieron un análisis secundario comprensible de la actividad de los policías estatales, usando los datos recolectados por el DPS. La Dra. Robin Engel de la Universidad de Cincinatti fue financiada por el estado de Arizona para dar una respuesta a mi informe. Este proceso de confrontar un informe de investigación con otro es típico de las cortes de los Estados Unidos. Significativamente, los resultados de Engel (2004) son paralelos a los hallazgos de este investigador. A pesar de la certeza de las conclusiones de Engel, ella testificó que era incapaz de concluir que los agentes del DPS de Arizona estaban involucrados en discriminación racial. Evitó dar esta conclusión arguyendo que muchos factores explicaban por qué los agentes hacían BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS detener a determinados conductores en un momento específico. La información disponible no permite a los investigadores entrar en la mente de los agentes y entender sus procesos sicológicos en un momento determinado. En un sentido realmente muy estrecho, la Dra. Engel argumentó su caso dentro del contexto de los precedentes legales más que dentro del contexto académico. En un caso reciente de la Corte Suprema de Arizona (Jones vs. Sterling), la Corte confirmó que la discriminación racial es una defensa legítima para alguien que ha sido detenido en una parada de tráfico y acusado de un delito. En el mismo caso, la corte estableció tres condiciones requeridas para presentar exitosamente un reclamo, dentro de un estándar aparentemente válido pero engañoso. Estas condiciones son: 1) existencia de disparidad; 2) prueba de que diferentes personas en situación similar son tratadas en forma diferente; 3) evidencia de intención. Es esta tercera condición, la evidencia de intención, o la falta de la misma, la que permite a los consultores del Estado argumentar que el análisis de los datos no permite llegar a una conclusión de discriminación racial. En este sentido, el marco legal limita el alcance del problema y fomenta la despreocupación por este tema. Esta estrecha reglamentación define lo que debe constituir la verdad sobre si ha ocurrido o no discriminación racial. Este investigador aprendió a partir de ello que el umbral de determinación de la verdad probablemente no se alcance nunca en un entorno legal. Así, la resolución del problema de discriminación racial nunca tendrá lugar únicamente dentro del ámbito de las cortes. N ÓMADAS 91 Su resolución tendrá que ocurrir en otra parte. Aunque el camino legal tuvo impactos específicos, este camino está también definido por limitaciones en la forma en que se pueden argumentar los casos y, en consecuencia, por las conclusiones adoptadas por la Corte sobre lo que es o no es realmente verdad. La actividad en la Corte puede ser gratificante cuando uno es el ganador, y frustrante cuando uno pierde frente a oponentes con mejores recursos en el proceso contencioso. Aunque las recompensas pueden ser algunas veces más inmediatas en la Corte, el investigador académico aprende pronto y debe comprender que este ámbito no está estructurado para dar la oportunidad de descubrir honestamente “la verdad”. Lo que viene a pasar como “verdad” es el producto de otras fuerzas, incluyendo los recursos. La habilidad de llevar a cabo los procedimientos, la capacidad oratoria, la jurisprudencia, la precedencia legal y la experiencia tienen mucha más influencia sobre quién logra prevalecer en un proceso contencioso que el hecho de que determinada parte esté más cerca de la verdad. Los contextos legales y de la Corte le permiten al poder determinar la verdad mientras que los académicos con mayor frecuencia se precian de decirle la verdad al poder. Los investigadores son siempre conocedores de las limitaciones en los recursos y de los múltiples impactos que estas limitaciones tienen sobre la calidad del diseño de su propia investigación. En ninguna parte se notan más estas limitaciones que en el contexto de un pro- 92 N ÓMADAS ceso contencioso donde los bolsillos del Estado son más pródigos que los de la defensa. Y aún así, si un investigador decide trabajar gratuitamente, se expone a las acusaciones de parcialidad, con la consecuencia de que los adversarios podrían dar vuelta a los resultados de la investigación para apoyar su propia causa. El investigador camina sobre una línea muy fina entre ser percibido como parcial y hacer concesiones en el diseño perfecto de la investigación para lograr algunos resultados útiles. El autor también enfrentó la tensión entre hacer avanzar su carrera dentro de los estrechos márgenes del sistema de recompensas de la academia e involucrarse en la investigación generada principalmente para un contexto judicial, un conjunto diferente de límites estrechos definido por un sistema único de recompensas y castigos. Afortunadamente, el trabajo en la Corte se traslapó en cierto grado con la investigación anterior. El investigador estaba también dirigiendo el Laboratorio de Investigación Social de su universidad en la época de este trabajo, y algunos componentes particulares de la investigación involucraron directamente al laboratorio y a los empleados del mismo. Sin este traslapo, las exigencias de servir a dos sistemas de recompensa y restricción pueden ser muy difíciles de manejar. Esto es particularmente cierto, ya que un informe de investigación escrito para el ambiente de la Corte y la producción de testimonios para la misma podrían no ser valorados dentro del sistema académico de evaluación. Este trabajo no contó ni como investigación ni como enseñanza. Será a menudo relegado a la sección amorfa de la hoja de vida y etiquetado como “servicio”. El autor eligió seguir realizando el trabajo legal y encontrar una tregua creativa entre las exigencias concurrentes. Otros investigadores que buscan tener éxito en la academia se apartan por lo general del trabajo en la Corte pues les consume tiempo que podrían ocupar en hacer avanzar sus carreras académicas. Para muchos ésta es una decisión razonable y racional. Elegir entre investigar para una audiencia legal o una académica es un lujo que pocos se pueden dar. El investigador privilegiado puede escoger dentro de qué ámbito operar. Al mismo tiempo, y como pasa con los asuntos tratados en la experiencia de Brett, las personas interceptadas por la policía por lo general no tienen la opción de hacer escogencias similares. No tienen acceso al ambiente académico ni al ambiente legal y no pueden contar sus historias de forma que la gente los escuche. En cierta forma, el investigador es privilegiado al poder contar las historias de las víctimas y, al mismo tiempo, maldecido con la oportunidad de poder escapar en cualquier momento. Dado este conjunto de condiciones, ¿puede el investigador entender realmente la verdad por sí mismo? ¿Puede contar la historia sin vivirla realmente? ¿Cómo podemos reestructurar la conversación para permitir a nuestras víctimas contar sus propias historias de forma que sean escuchadas... y que puedan producir cambios? Observaciones concluyentes Este artículo ha examinado dos contextos totalmente diferentes don- NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA de los investigadores académicos se han comprometido como investigadores en casos legales: en el posconflicto de Guatemala y en temas raciales contemporáneos en Estados Unidos. Aunque los contextos y los temas de investigación desarrollados, así como los marcos normativos legales que apoyan los casos difieren profundamente, es importante examinar en perspectiva las similitudes de las experiencias encontradas por los investigadores y reflexionar sobre las relaciones entre el investigador y su trabajo. El impacto del trabajo de ambos investigadores ha contribuido a una transformación, aunque más leve en el caso de Guatemala, ejerciendo una influencia sin precedentes sobre la cultura legal y política en el respectivo contexto. Es posible que el impacto, con minúscula, al que contribuyó el investigador del caso legal/académico de Guatemala no sea tan pequeño después de todo. La capacidad de levantarse y elevar nuestra voz contra las falsedades e injusticias de la historia es un derecho fundamental y una obligación de las víctimas brutalizadas y del investigador académico. En este contexto, la subalternación del investigador en el caso de genocidio ha sido inevitable. El Estado, los militares y los grupos elites han ignorado y rechazado la investigación. La corriente mayoritaria de la sociedad, aterrorizada y sumisa, conforme con la verdad de los militares tampoco ha asumido la responsabilidad de demoler los mitos de la historia de Guatemala. El investigador ha permanecido excluido, desacreditado, visto como un actor politizado que cuenta la historia parcialmente. El silencio y la ausen- cia de la comunidad internacional han aumentado esta exclusión. ¿Comprometerse políticamente a través de canales académicos cierra entonces las puertas de las sagradas instituciones académicas? Podría parecer que en los casos de ambos países, este importante impacto acumulativo ha sobrepasado las percepciones de impacto de su trabajo académico convencional llevado a cabo en el espacio de conferencias y, tal vez, de formas tradicionales de publicación. En el contexto de la presentación de los hallazgos de la investigación a audiencias académicas, otro conjunto de marcos estructura el envío de información. Los hallazgos de la investigación en este escenario se juzgan y evalúan por la forma en que edifican sobre la literatura teórica existente y reflejan la compresión personal de la realidad. Aunque el ambiente académico parece ser algo más “puro” que el legal, es al mismo tiempo menos efectivo. El mundo rara vez se conmueve frente a una reunión de viejos investigadores con títulos doctorales. En el contexto del caso legal, el trabajo de los investigadores se desarrolló en un ambiente definido por las leyes, la precedencia, los procedimientos contenciosos, los recursos inequitativos y el conflicto ideológico y político. El contexto externo jugó un papel determinante en ambos casos; en el caso de los Estados Unidos produciendo importantes transformaciones legales y, en el de Guatemala, restringiendo severamente el posible impacto legal que podría tener. Ambos investigadores encontraron también situaciones que pusieron BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS a prueba su capacitación profesional, particularmente a medida que ejercieron múltiples funciones. Sea que el contexto de investigación haya sido definido por los horrores del genocidio o por la discriminación racial, los estudios de caso de este artículo demuestran cómo las cuestiones de investigación aparentemente frías y distantes no lo son tanto y de qué manera la búsqueda y el ímpetu por mantener la objetividad es sometido a prueba constantemente en el contexto de la investigación en Guatemala, los hallazgos inesperados, desconcertantes y tremendamente aflictivos, y la experiencia de la graciosa hospitalidad recibida por parte de las víctimas del terror genocida, crearon tensión entre lo personal y lo profesional, y quizá pusieron a prueba la ficción de la objetividad. En el contexto de Estados Unidos, la neutralidad de la propuesta del análisis de un conjunto de datos impersonales entró en tensión con un patrón consistente de victimización de las minorías evidenciado durante un largo período de tiempo. Los estudios de caso presentados aquí personalizan las luchas que los investigadores tienen al balancear papeles múltiples y a veces conflictivos: el profesionalismo con el interés personal y el compromiso político; la neutralidad y la objetividad con la proximidad a la injusticia, a la espantosa violencia y al terror. En ambos casos, el rigor de la investigación y sus códigos profesionales se usaron como línea de base para mostrar cómo se deben llevar a cabo tales actividades. Así que, ¿en qué medida la verdad (con minúscula)? ¿Los hallazgos de estos dos investigadores llevan N ÓMADAS 93 realmente a la sociedad algo más cerca de la verdad? Ambos estudios de caso hablan de cómo el contexto da forma a la metodología, a las percepciones y conclusiones, y moldea las ambiciones de los investigadores. Es difícil incluso saber si podemos discutir lo que es verdad sin entender primero el ámbito dentro del cual operan los investigadores. Dado que estos investigadores han investigado y se han comprometido con las experiencias de otros, más que vivir ellos mismos dichas experiencias, el proceso de investigación necesariamente lleva al investigador ligeramente más cerca de estas verdades, aunque le permiten mantener distancia en relación con cómo es vivir esta verdad. Este es un camino no convencional para el investigador académico. A los académicos se les enseña a observar desde la distancia, a no interferir, a no ir demasiado cerca de sus sujetos por miedo a perder una perspectiva objetiva. Los postconductistas hablan de la imposibilidad de mantener los valores personales y las emociones lejos del proceso de investigación; el investigador debe cuestionar siempre los lugares a donde lo lleva su trabajo, dando lugar a una reflexividad que ayude a asegurar que los hallazgos de la investigación son fieles al mejor entendimiento del investigador; al tiempo que permite resistir los mensajes de las corrientes predominantes frente a las poblaciones subalternas y marginadas. Los investigadores que abordan las cuestiones tratadas en este artículo han tenido que resistir activamente la tendencia académica a estigmatizar y marginar la investigación que involucra a poblaciones descontentas y, en consecuencia, a las personas 94 N ÓMADAS que producen esta investigación. Así, los investigadores lucharon para sencillamente ganar legitimidad para los problemas de investigación que decidieron tratar, mientras trabajaban simultáneamente para recolectar e interpretar información de la mejor forma que sus habilidades les permitieron. El trabajo académico con las poblaciones subalternas (y no sobre ellas), particularmente en ciencia política, lucha en contra de ser subalternizado, teniendo que defender la credibilidad y legitimidad de su investigación frente a quienes continúan trabajando sobre los convencionalmente sagrados temas de la ciencia política y desprestigiando el compromiso político del académico con tales poblaciones. Sin embargo, el rigor y la investigación académica rigurosa no excluyen el compromiso político. De hecho, lo que se ha visto en los casos presentados aquí es que el rigor en sí mismo puede fortalecer el impacto de la investigación académica en los casos legales y la falta de rigor disminuir su impacto. La objetividad de un investigador, sin embargo, es y debe ser sistemáticamente abierta a esta cuestión: el investigador es, sobre todo, un ser humano, un actor social. En otras palabras, la investigación objetiva no se contradice con el ejercicio de la subjetividad del investigador: su derecho a escoger escenarios para la lucha, a decir otras verdades, es fundamental e incuestionable. Así pues, el reto clave y la responsabilidad para los académicos sigue siendo el empoderamiento de los actores, de tal manera que ellos mismos puedan asumir el papel de hablar por sí mismos y de reformar las instituciones y los prejuicios históricos, para que dichas instituciones se vuelvan menos impermeables a las voces, verdades e historias de los actores subalternos. Sin embargo, al hacer esto el investigador desafía una de las premisas fundamentales que apoyan la construcción del poder, el pretendido monopolio irreversible de la verdad legal, histórica y política ejercida por los actores hegemónicos. Es aquí pues, donde hacer oír lo impronunciable es una tarea crítica, urgente e irrefutable del investigador. Citas 1 La Convención para la Prevención y el Castigo del Crimen de Genocidio fue ratificada por el Estado de Guaetmala en 1950. 2 Para posteriores análisis del genocidio en Guatemala, ver Arias (1984), Falla (1988; 1992), URNG (1983), Jonas (1991), ODHA 1998), Schirmer (1998), Taylor (1998), Comisión de Esclarecimiento Histórico (1999), Sanford (2003) Brett (2007, 2009 inédito), Casaus Arzú (2008). 3 El caso interno no ha sido el único camino legal abierto para aclarar el genocidio en Guatemala. En 2003, la Corte Nacional Española dictaminó en favor de la competencia para investigar el caso presentado ante la Corte Nacional Española por la guatemalteca premio Nobel, líder indígena, ex embajadora de buena voluntad para los Acuerdos de Paz, Rigoberta Menchú Tum. El caso acusaba a los anteriores presidentes general Fernando Romeo Lucas García (19781982) y general Humberto Mejía Victores (1983-1985), ex presidente de facto general Efraín Rios Mont (1982-1983), al anterior ministro de defensa Angel Aníbal Guevara, al anterior ministro del interior Donaldo Álvarez, y al exdirector de la antigua Policía Nacional (ahora Policía Nacional Cívica, PNC), Germán Chapina Barahona, y a Pedro García Arredondo, jefe del Comando Seis durante el gobierno del general Lucas García, por actos de genocidio, tortura, terrorismo de Estado, asesinato y arresto ilegal. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Para estudios sobre la violencia, ver Barry (1986), Black, Jamail, Stolotz, Chincilla (1984) Manz (1989), REMHI (1998), CEH (1999), Brett (2006; 2007: cap. 2). FALLA, R., 1992, Masacres de la Selva, Ixcán, Guatemala (1975-1982), Guatemala, Universitaria/Universidad de San Carlos de Guatemala. Ver <http://www.aclu.org/racialjustice/ racialprofiling/21741res20051123.html>. Bibliografía ________, 1988, “Struggle for Survival in the Mountains: Hunger and Other Privations Inflicted on the Internal Refugees from the Central Highlands”, en: R. M. Carmack (ed.), Harvest of Violence: The Mayan Indians the Guatemalan Crisis, Oklahoma, University of Oklahoma Press. ARIAS, A., 1984, “Culture, Genocide and Ethnocide in Guatemala”, en: S. Jonas, E. McCoughan y E. Sutherland Martínez (eds.), Guatemala: Tyranny on Trial, Nueva York, Synthesis Publications. FOWERAKER, J., 1998, “Social Movements and Citizenship Rights in Latin America”, en: M. Vellinga (ed.), The Changing Role of the State in Latin America. Boulder, Denver, Westview Press. ________, 2004, Statistical Analysis of I-40 Stop Data and I-40 Violator Data: Coconino County, Arizona, disponible en: <http://www.acluaz.org/News/Press Releases/07_28_06.htm>. ________, 1995, Theorizing Social Movements, Londres, Pluto Press. 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N ÓMADAS 95 Producción de conocimiento, prácticas intelectuales y reflexividad* [email protected] • PÁGS.: 96-111 Uriel Ignacio Espitia Vásquez** Con base en los resultados del proyecto “Gestión cultural y políticas de lugar: enfoques de desarrollo alternativo en San Cristóbal y Los Montes de María”***, se enuncian algunas relaciones analíticas sobre lo que significa producir conocimiento, desde prácticas intelectuales conjuntadas en una experiencia de coinvestigación con colectivos sociales y las posibles influencias de los procesos de reflexividad dinamizados para el fortalecimiento y la ampliación de las políticas de lugar desarrolladas por estas organizaciones culturales. Palabras clave: producción de conocimiento, prácticas intelectuales, reflexividad, políticas de lugar. Com base nos resultados do projeto “Gestão cultural e políticas de lugar: enfoques de desenvolvimento alternativo em São Cristóvão e Os Montes de Maria”, enunciam-se algumas relaciones analíticas sobre o que significa produzir conhecimento, desde práticas intelectuais conjuntadas em uma experiência de co investigação com coletivos sociais e as possíveis influências dos processos de refletividade dinamizados para o fortalecimento e a ampliação das políticas de lugar desenvolvidos por estas organizações culturais. Palavras-chaves: produção de conhecimento, práticas intelectuais, refletividade, políticas de lugar. Based on the findings of the project “Gestión cultural y políticas de lugar: enfoques de desarrollo alternativo en San Cristóbal y Los Montes de María”, some analytic relationships are stated between the significance of producing knowledge when intellectual practices are getting together with some social collectives in a co-investigation experience, and the possible influences of invigorated reflexivity processes in the strengthening and extension of the local policies developed by these cultural organizations. Keywords: knowledge production, intellectual practices, reflexivity, local policy. ORIGINAL RECIBIDO: 08-VIII-2008 – ACEPTADO: 10-X-2008 * Este texto se compone tanto de los análisis propios del autor, como de apartes del informe de investigación no publicado, presentado a Colciencias, en el cual participaron Juliana Flórez, Uriel Espitia y María Angélica Garzón. ** Psicólogo, Especialista en Comunicación-Educación. Candidato a Magíster en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos, IESCO-Universidad Central. Docente-investigador de la línea de Comunicación-Educación del IESCO-Universidad Central. E-mail: [email protected] ***Realizado entre febrero de 2007 y marzo de 2008 por tres nodos de coinvestigación: a) el Colectivo de Comunicaciones Montes de María Línea 21 de El Carmen de Bolívar - departamento de Bolívar; b) la Corporación Promotora Cívico Cultural Zuro-Riente y la Asociación Vecinos Solidarios (AVESOL) (miembros de la Red de Eventos Culturales de la localidad Cuarta de San Cristóbal - Bogotá); y c) la línea de Comunicación-Educación del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos-IESCO. El estudio contó con el auspicio del Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Tecnología Francisco José de Caldas-Colciencias y la Universidad Central. 96 NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Antecedentes del proyecto Desde mediados de los años noventa, la línea de ComunicaciónEducación de la Universidad Central intuyó el carácter “estratégico” y no instrumental de la comunicación 1 , que durante la década los sesenta fue la vía predilecta para la difusión de innovaciones tecnológicas por parte del discurso de la modernización desarrollista de las agencias de cooperación internacional, lo que fue analizado y denunciado críticamente por Freire en 19732 . Martín-Barbero (2003) ha mostrado cómo los intereses hegemónicos de la “sociedad de la información” hoy avalan un comunicacionismo que ontologiza la comunicación como el motor y el contenido último de la interacción social, al deponer a un registro secundario la cuestión del poder y la desigualdad social. Al tiempo, se han mitificado los dispositivos tecnológicos, los lenguajes y saberes propios de la comunicación, encumbrando un mediacentrismo que reduce lo comunicativo a los medios, por lo que desde el punto de vista de las prácticas sociales en comunicación se vuelve necesario rebasar todo lo anterior y también aquel marginalismo de lo alternativo que cree que una auténtica comunicación pueda hacerse por fuera de la contaminación tecnológica/mercantil de los grandes medios o que debería circunscribirse a experiencias microgrupales escondidas en el mundo popular (218-221). Con el desarrollo del programa de especialización en Comunicación-Educación desde 1998 hasta 2006, esta línea de investigación pudo conocer muchos trabajos significativos donde la comunicación producida desde las comunidades locales, promueve cambios sociales colectivos y procesos de participación ante las condiciones de discriminación y exclusión, y frente a distintos tipos de violencias, apropiándose de las propias capacidades para hacer contar sus voces, sus procesos de gestión social, la preocupación por entretejer la cultura con las tradiciones comunitarias y la valoración de los saberes locales3 . Con base en algunos de estos desarrollos, Armando Durán y Carlos Eduardo Valenzuela decidieron estructurar un futuro proyecto de investigación que permita averiguar si las prácticas locales de comunicación y cultura preocupadas por el desarrollo territorial pueden generar alternativas críticas localmente situadas al espacio discursivo del desarrollo (tanto como “desarrollos alternativos”, “alternativas al desarrollo” o quizá encontrando caminos para pensar un postdesarrollo “Huelga bananera terminó en masacre”. El Tiempo, 1928. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999). Caricatura de Ricardo Rendón (1894-1931). ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO, PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD N Ó M A D A S 97 (Escobar, 2005a: 20)). A este esfuerComo conclusión parcial del tra- ante una videocámara, nos permitió zo le sumamos luego los intereses de bajo de acercamiento realizado en- comprender que la reflexividad no la política de interacción social del tre los años 2006 y 2007 a algunas es algo privativo de las prácticas IESCO, que vio en la formulación de estas organizaciones, editamos en “académicas” o una prerrogativa de de un proyecto de investigación una enero de ese año el video: “Hilos y la institución universitaria, sino que de las formas de construir y fortale- enredos de lo cultural en el sur- tales capacidades ya están instalacer una relación de doble vía entre oriente bogotano”, donde los direc- das como parte de las prácticas inel Instituto y algunas comunidades tivos de la Promotora Cultural telectuales instituidas en lugares. que desarrollan activamente el cam- examinaron de manera autocrítica po comunicación-educación (C-E). las vicisitudes de la realización del Hay que aclarar que la propuesAsí inscribíamos parte de nuestra in- “XVII Festival del viento y las co- ta de coinvestigación realizada, quietud por esa política buscando metas” debido tanto al sinfín de guarda cercanías con la Investigasuperar el imaginario de la “exten- trámites, impuestos y restricciones ción-Acción-Participativa, en la mesión” o la “proyección social”, puesto que las políticas de gobierno fueron dida en que el proyecto se propuso: a) articular la producque a mediados de 2005 ción de un conocidiscutimos la reiterada miento investigativo definición de la Univercon la acción social sidad como un ámbito realizada por los invosolidario de tres funciolucrados, buscando nes académicas, que se descubrir relaciones saben consustanciales a para co-producir camsu institucionalización bios a partir de problecomo organización funmatizar sus prácticas damental de la modernipero atendiendo a que dad, caracterización los colectivos desearan interrogable desde el realizarlos; b) no preequívoco que existe entendió una observatre función y actividades ción distante como la de la Universidad. De Puerta 25 de agosto entrada principal a la Refinería de Barrancabermeja, Santander. observación-particieste modo, la formaFoto cortesía de Ecopetrol. pante etnográfica, sino ción, la investigación y la extensión, sólo serían tres tipos engendrando sobre las prácticas participación e involucramiento con de actividades con las que la Uni- culturales de los colectivos sociales, los problemas tratados (pues el deversidad cumple su función verte- como a los desencuentros y conflic- safío actual para decolonizar el bralqueeslade generar conocimiento tos experimentados con las propias pensamiento y la Universidad es y volverlo accesible a la sociedad comunidades y otras organizaciones establecer una ruptura con ese “pathos locales para el desarrollo del festival. de la distancia”, no siendo el aleja(Botomé, 1996). miento objetivista o la neutralidad En ese audiovisual la cuestión de valorativa la que debe guiar la invesTambién coadyuvó a la cimentación de este proyecto, la participa- la reflexividad sobre las prácticas tigación, sino un ideal contrapuesto de ción en las experiencias de formación culturales en San Cristóbal hizo pre- contaminación y acercamiento, porque docente realizadas por la línea de in- sencia como una táctica de interro- cualquier observación nos involucra vestigación en el Programa Sectorial gación que supone un trabajo de como parte del experimento, (Casde Educación Ciudad-Escuela-Ciu- explicitación y una puesta en cuestión tro-Gómez, 2007: 88-89)), en ese dad, que permitió entablar relacio- de la propia experiencia individual sentido, inquirimos cómo construir nes con algunos miembros de las y colectiva ejecutada en un lugar. teoría a partir de una práctica reorganizaciones que integran la Red Ese proceso apalabrante, mediado flexionada críticamente y a través de de Eventos Culturales de la locali- por una entrevista de recapitulación relaciones lo más horizontales posibles; de la historia de esta colectividad c) quiso relacionar conocimiento y dad de San Cristóbal. 98 N Ó M A D A S NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA poder buscando incrementar la capacidad de decisión e intervención de los actores con lo comprendido desde sus propias prácticas culturales; d) más que divulgación –como trasposición al vulgo de conocimientos y técnicas (Huergo, 2001)–, se propuso una socialización, uso y apropiación de los saberes y conocimientos a través de mediaciones comunicativo-educativas; e) su estrategia de coinvestigación puso en relación investigadores internos y externos organizados alrededor de tres nodos de producción de conocimiento, donde los actores sociales son interlocutores válidos en tanto que poseedores de experiencias y saberes sobre sus propias organizaciones y sobre los contextos donde intervienen. lectivos, en aras de que se construyeran como estructuras hegemónicas 4 ; b) en ningún sentido se suscribió una propuesta de investigación militante que asumiría como propios los intereses de los actores sociales, ya que está claro que la gente debe y puede hablar y actuar por su cuenta, en razón de que las prácticas intelectuales ya no son una conciencia representante o representativa y porque los sectores sociales no nos necesitan para saber. luchar contra las formas de poder allí donde es a la vez su objeto e instrumento: en el orden del “saber”, de la “verdad”, de la “conciencia”, del “discurso” (Deleuze y Foucault, 2000: 8-9). Prácticas culturales Contemporáneamente, la noción de cultura es comprendida como recurso, lo que implica su gestión, un enfoque que no era característico ni de idea de la alta cultura ni de la cultura cotidiana. Este cambio cultural se ha complejizado aún más, cuando la cultura recurso circula globalmente, con creciente velocidad. Su manejo hasta ahora, administrado a escala nacional, aparece coordinado tanto local como supranaNo obstante, el cionalmente por las proyecto se alejó de la corporaciones y por el perspectiva de la IAP sector no gubernamenprincipalmente portal internacional. Esto Construcción de un gasoducto tumbando bosque. Sogamoso-Cib. Agosto 1982. que: a) la definición genera una nueva diviFoto cortesía de Ecopetrol. del problema de invessión internacional del tigación debió ser resuelta en muy Sin embargo, existe un sistema trabajo cultural, yuxtaponiendo la dicorto tiempo por la Universidad y de poder que intercepta, prohíbe, ferencia local a la administración y la procurando hacer coincidir el in- invalida ese discurso y ese saber. inversión trasnacionales (Yúdice y terés investigativo con los términos Poder que no está tan sólo en las ins- Miller, 2004: 16). de la convocatoria de Colciencias; tancias superiores de la censura, sino en ese sentido, los actores sociales que penetra de un modo profundo, Dada la injerencia cada vez más y sus preocupaciones tuvieron un muy sutilmente, en toda la red de habitual y profunda de los actores estatuto subrogado, lo que intentó la sociedad. Ellos mismos, los inte- trasnacionales en lo local, la casubvertirse, no descifrando de an- lectuales, forman parte de ese siste- pacidad de agencia de los actores temano los conceptos claves del ma de poder, la propia idea de que locales comporta una práctica refleproyecto (prácticas, políticas de lu- son los agentes de la “conciencia” y xiva de auto-gestión frente a los mogar, reflexividad, producto multimedial, del discurso forma parte de ese sis- delos impuestos por una sociedad o etc.), sino que fueron puestos a fun- tema. El papel del intelectual ya no formación cultural determinada, cionar como un significante vacío que consiste en colocarse “un poco ade- para que en medio de las voces de convocara el deseo y la potencia de lante o al lado” para decir la verdad otros, su apropiación consista en lucha por la significación de los co- muda de todos; más bien consiste en poblarlas con sus propias intenciones ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO, PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD N Ó M A D A S 99 y acentos, pero a la vez trabajando, en el entrecruzamiento de las matrices culturales de los grupos sociales y sociedades donde tienen lugar sus prácticas (Ibíd.). A partir de tal propuesta, esta investigación se centró en la noción de prácticas de gestión cultural. Tras la revisión de la literatura pertinente y la discusión con los nodos de co-investigación, nos interesó no tanto una definición estricta y pura de qué es una práctica de gestión cultural, sino más bien, delimitar algunos criterios claves para identificarlas: a) son formas de hacer, pensar y relacionarnos; b) dan regularidad y mayor estabilidad al campo de lo social: c) están desarrolladas en el ámbito de lo cotidiano y micro pero pueden reproducir funcionamientos abstractos y macro; d) son configuradoras de relaciones de poder y, a su vez, están configuradas por ellas; e) las caracteriza un fin, un sentido, una intención; f) tienen un carácter relacional y afectivo; g) son productoras de saberes; y, finalmente, h) poseen un trasfondo histórico. Obtuvimos una aproximación histórica a dichas prácticas mediante la metodología de la revisión docu- mental y por la reconstrucción de los relatos cruzados de vida que narraron la trayectoria de los colectivos. Con base en esa información, las propias organizaciones nominaron sus prácticas de gestión cultural sin seguir un patrón homogéneo, ya que algunas definiciones identificaron con certeza el momento en el que emergió la práctica cultural, mientras que otras se preocuparon más por destacar cuál es la apuesta política de la organización con el desarrollo de una práctica dada. Asimismo, hubo heterogeneidad en el carácter más prescriptivo o descriptivo con el que se explicaron las prácticas; mientras que algunas de ellas aludieron sobre todo al deber-ser de la organización, otras se centraron en mostrar las dinámicas concretas de trabajo que reflejan dichas prácticas. Esta heterogeneidad, lejos de ser una falta, muestra que el momento de la trayectoria que viven las organizaciones marca de maneras distintas el ejercicio de reflexividad sobre las prácticas que articulan sus maneras de hacer o agenciar lo cultural. Pese a esta definición de las prácticas, no quedaba claro cómo operaban las contradicciones inherentes al modo como la cultura y la ideología se insertan de manera compleja en los procesos políticos y de producción (Escobar, 1997: 135172). De ahí que haya sido crucial seguir otra tendencia de los estudios culturales latinoamericanos que le apuesta a aterrizar la discusión en campos de lucha concretos donde se evidencie el “vínculo entre cultura, poder e identidad” sin que tales políticas culturales puedan restringirse a aquellos movimientos que son más evidentemente culturales, ya que: “la cultura es política porque los significados son elementos constitutivos de procesos que, implícita o explícitamente, buscan dar nuevas significaciones del poder social” (Álvarez, Dagnino y Escobar, 2002: 24-26). Concretamente se escogieron dos ámbitos para anclar el análisis de las prácticas de gestión cultural: las políticas de lugar y el desarrollismo (Informe Técnico Final a Colciencias, IESCO, abril de 2008: 6-7). Políticas de lugar Como el estudio procuró articular tres ámbitos de estudio: cultura, poder y el campo comunicación-educación, se desplegó una propuesta de co-producción de conocimiento alrededor de caracterizar las prácticas ORGANIZACIONES PRÁCTICAS DE GESTIÓN CULTURAL 100 N Ó M A D A S Asociación Vecinos Solidarios, AVESOL Pedagogía para la solidaridad Alfabetización para la ciudadanía Corresponsabilidad comunitaria Colaboración festiva por la vida Generación de espacios de encuentro Colectivo de Comunicaciones Montes de María Línea 21 Formación de Formadores Arte en clave formativa Cineclub itinerante Alfabetización para la vida Consejos de redacción Narración cultural local Prácticas de investigación Corporación Promotora Cultural Zuro Riente NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA culturales con las que cotidianamente estos actores de base han venido negociando, agenciando y resistiendo distintos modos de presentación hegemónicos del discurso desarrollista en lo local. Una primera dificultad para su ejecución es que tendría lugar en dos contextos dispares: la región de Los Montes de María, escenario de guerra abierta, masacres selectivas, desapariciones, secuestros y desplazamiento forzado; y el sur de Bogotá, que también forma parte de una geografía del miedo que lo circunscribe al imaginario geopolítico de la “zona roja” donde predominan otras violencias asociadas con las condiciones de pobreza, la exclusión y la marginalidad social y lugar privilegiado de emigración para las poblaciones forzadas a desplazarse. A esta condición habría que sumarle a estas regiones, la reciedumbre de los efectos de la globalización neoliberal sobre la explotación de los recursos naturales como la universalización de la miseria y la pobreza para vastos sectores sociales, fenómenos inseparables de estas irregulares guerras regionales contra poblaciones inermes que son provechosas para los calculados terrores de las facciones en pugna y que buscan desarticular todo lazo social, con el fin de movilizar gentes, territorios y recursos de manera estratégica y en pro de todo tipo de dinámicas de acumulación capitalista, quebrantando la tenacidad de los pobladores o logrando incluso su exterminio. Como analiza Escobar (2005b), pese a que tal globalidad imperial aparentemente prevalece y avasalla lo local, un reconocimiento de los movimientos y organizaciones que luchan contra la globalización en lo local, permite descubrir una miríada de prácticas culturales, comunicativas, ambientales, educativas y de otro tipo, que procuran hacer del lugar espacio de vida y encuentro, un proyecto con vigencia intelectual y política que es muestra de una puja desde lo comunitario, lo solidario y lo convivencial más poético y vitalizante que prosaico y necrófilo5 . Supusimos igualmente que su capacidad de agencia sociocultural comporta una práctica reflexiva que puebla con sus propias intenciones y acentos, y desde el entrecruzamiento de las matrices culturales de los grupos sociales, una lucha continua por lugares que en medio de la globalización no desaparecen o se desvitalizan a secas para las gentes, en parte, porque ciertas prácticas locales de las organizaciones sociales se empeñan no sólo en resistir de manera negativa sino en crear otros pensamientos, formas organizadas y perdurables, tiempos y sentidos para la vida; “políticas de lugar”, basadas en saberes y prácticas experienciales situadas o concretadas en “sus localidades sociales, económicas y culturales específicas” (Escobar y Hartcourt, 2002: 5-13). Aunque muchas de estas experimentaciones sean contingentes, frágiles, complejas y contradictorias, lo común a ellas es que se trata de tácticas de producción del mundo para la generación de nuevos imaginarios de vida socioculturales que incluyen luchas sistemáticas por la significación y la reorganización en el lugar, lo que comporta luchas de poder y formas emergentes de política que afirman una multiplicidad de actores y acciones que operan en el plano de la vida diaria (Escobar, 2005b: 41), y donde resulta factible herma- ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO, PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD nar sus experiencias a través de prácticas sugestivas como el trueque de saberes mediante “visitancias” entre proyectos –para el caso de lo que aprendimos entre el Colectivo de Los Montes de María y la Escuela de Comunicación “Minga del Sol” de la comuna 10 de Neiva–. Estas organizaciones también ejecutan alianzas variopintas para la ejecución de proyectos de asistencia, protección, promoción, prevención, comunicación, investigación e intervención con las poblaciones locales, donde los colectivos se juegan no sólo su pervivencia y desarrollo como organizaciones, sino también la posibilidad de resultar cooptados para los también persistentes intereses de sus financiadores, entre ellos, los aparatos del Estado, las agencias internacionales de cooperación o las políticas imperiales que también avizoran estas mismas localidades para sus proyectos estratégicos de desarrollo, control militar y tráficos capitalistas de toda naturaleza. En tal sentido resulta muy significativo la pervivencia, tras más de diecisiete años, de la Red de Eventos Culturales, conformada por una veintena de organizaciones sociales que así decantan públicamente sus invisibles procesos de construcción de tejido social, convivencialidad sin precio (Illich, 1985), formación, educación, comunicación y cultura, junto con la atención de las necesidades de varios tipos de poblaciones, que otrora fueran la responsabilidad de nuestro precario Estado de bienestar. Tras estos procesos creativos era clave comprender hasta dónde las prácticas de gestión cultural desplegadas por las organizaciones implican [sic] un mayor o menor N Ó M A D A S 101 distanciamiento de los modelos de cambios instituidos. Partiendo de este interés e intentando ir más allá del dilema en el que ha caído la academia de optar de manera excluyente por los modelos de desarrollo alternativo o por las alternativas a los modelos de desarrollo, se analizaron algunas adhesiones, bifurcaciones y oposiciones de las prácticas de gestión cultural frente a los discursos del desarrollo, lo que puntualmente permitió identificar tres lógicas que están re/creando las prácticas culturales de las organizaciones con respecto a esta formación discursiva: a) Lógica desarrollista institucionalizada: reproduce los discursos hegemónicos del desarrollo promovidos por los organismos multilaterales y las agencias de cooperación internacional y las teorías académicas desarrollistas, en cualquiera de sus sucesivas versiones: crecimiento económico (años sesenta), necesidades básicas (años setenta), desarrollo humano (años ochenta), desarrollo sostenible (años noventa) o, el más reciente, desarrollo participativo (2000). En el foro de socialización de resultados fueron las organizaciones quienes plantearon los riesgos de reproducir este tipo de lógicas. b) Lógicas desarrollistas negociadas: resignifican los discursos del desarrollo a partir de los sentidos locales atribuidos a la transformación social. Por ejemplo: la Promotora Cívico Cultural subcontrata la ejecución de proyectos de alfa 102 N Ó M A D A S betización de adultos con la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD, que exige metodologías flexibles y activadoras de resiliencia como dispositivos para la inclusión social focalizada sobre población vulnerable de los estratos 1, 2 y 3. La organización realiza una negociación de este sentido fundamentándose en un proceso de formación pedagógica de educación popular con énfasis en los derechos humanos pero que, localmente, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá. Foto cortesía Archivo Central e Histórico, c. 1955. busca establecer nexos entre las historias de vida de las personas de la tercera edad del barrio San Vicente y sectores aledaños y sus sentidos de pertenencia barriales, en pro de una participación más decidida en los Encuentros Ciudadanos locales donde las comunidades organizadas presentan proyectos de interés social como alternativas de inversión prioritarias. c) Lógicas alternativas al desarrollo: exigen una ruptura con la visión decimonónica del progreso como un proceso de cambio lineal, ascendente y acumulativo. Por ejemplo: la visitancia entendida como una práctica de gestión cultural dirigida a la formación a partir del continuo e intensivo intercambio de saberes, ilusiones y apuestas políticas con otras organizaciones. Se caracteriza por no mediar el intercambio de dinero, ni el reconocimiento formal de la formación impartida/recibida siendo una de las experiencias más valorada por las organizaciones. Entendemos que estas tres lógicas desarrollistas no son excluyentes. Por el contrario, se superponen de manera compleja y contradictoria en la vida de las organizaciones. Sin embargo, sí podemos identificar con claridad su presencia en dichas organizaciones. Las más frecuentes suelen ser las “lógicas desarrollistas negociadas” que por un lado, amplían el margen de maniobra de las organizaciones al acceder a los recursos existentes y por otro, ofrecen la oportunidad de rediseñar las intervenciones atendiendo a las demandas, los códigos y las formas de funcionamiento y relación propias de la localidad. En ese sentido, garantizan la permanencia de la organización sin perder de vista su horizonte político. Menos veces nos topamos con la lógica desarrollista institucionalizada que busca a corto plazo la permanencia de la organización olvidando, no obstante, que está corriendo el riesgo de ser cooptada por los agentes del desarrollo (Estado, Agencias de Cooperación, etc.) y en consecuencia, pueden pasar de ser una organiza- NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA ción local a ser simplemente otro “contratista”. Por último, son muy poco frecuentes las lógicas alternativas al desarrollo que apuntan más hacia la multiplicidad epistémica; es decir, hacia la existencia simultánea y compleja de diversas formas de conocer y estar en el mundo (Informe Técnico, 2008: 8-9). Por esto, no vemos una “nueva política en todas partes”, nuevas formas de lucha en mínimos procesos reformistas, que nos inducirían a creer erróneamente que la resistencia es el reverso inevitable del desarrollismo o que no hay más que una fuerza vital, donde la política sería la vida, o las “nuevas formas de vida”, nunca globalizables o universalizables, sino siempre situadas en lo local (Badiou, 2004), siendo preciso reconocer que algunas de estas prácticas se han tornado –o tienen la potencia experimental– para constituirse en invenciones políticas, en pensamientos o en rupturas subjetivas, que tal vez pueden terminar en procesos organizativos significativos, con efectos “glocalizados” más allá del lugar, en tanto que progresivamente se interrelacionan a modo de redes. Pero para saber de ellas, una investigación interesada en la generación de “mundos y conocimientos de otro modo” o “globalizaciones alternativas”, debe comprender lo limitado de estas fugaces estancias nuestras en lo local posibilitadas por proyectos de investigación de un año de duración. También, que el desarrollo de tales espacios investigativos entraña riesgos imprevisibles para los equipos, siendo improbable para una investigación críticamente comprometida poder sustraerse de las propias condiciones de las expe- riencias, cuyo saber y arraigo sobre lo local, precisamente les permite subsistir y desarrollarse en medio de situaciones opresivas o de “geografías del terror” (Garzón, 2008). Producir conocimiento bajo estas coordenadas de interrelación con organizaciones locales afanadas por la constitución de identidades colectivas e institucionales, implica hacer presencia en esos no-lugares para la investigación tradicional, dimensionando por qué razones para poder realizar este proyecto, debimos hacer una antesala de construcción de confianzas con las organizaciones sociales, de exploración y conciliación de intereses y de apuestas institucionales, intermediación con amigos mutuos, familiarización con la propuesta de la Red de Eventos Culturales de San Cristóbal y el modo de funcionamiento igualmente reticular del Colectivo Línea 21 con la Red de Comunicadores Populares adscrita al Programa de Desarrollo y Paz de los Montes de María, que conllevó casi dos años de trabajo previo a los gestores del proyecto, y donde pese a toda esta búsqueda de un lugar propicio para anidarlo y de una ejecución investigativa orientada por una perspectiva de trabajo colaborativo, de entre-aprendizaje y, en general, de mucha horizontalidad en las decisiones6 , a la postre, seguimos y seguiremos siendo extraños para sus intereses y preocupaciones por estos “lugares practicados”. Puntualmente, por políticas de lugar nos referimos a prácticas que retan la validación epistemológica y política del lugar (Garzón, ob. cit.), que implican un proceso por el cual las prácticas culturales ancladas a ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO, PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD territorios devienen en un acontecimiento político. Enriquecimos esta noción tomando la propuesta de Oslender (2000) de analizar la espacialidad de la resistencia con base en tres categorías propuestas por Agnew (cit. Oslender, ob. cit.): localidad, ubicación y sentido de pertenencia. A partir de ahí y de aplicar la metodología de cartografía social profundizamos en el análisis de las prácticas de gestión cultural de las organizaciones, así identificamos cuatro vías a través de las cuales estas prácticas de gestión cultural derivan en políticas de lugar: a) Prácticas de gestión cultural asociadas a localidades: implican la reapropiación de un escenario cotidiano y de uso público cuya existencia precede al desarrollo de la práctica de gestión cultural. Por ejemplo, el muro de una de las entradas principales a San Cristóbal (intervenido artísticamente por diversas organizaciones culturales de la localidad en distintas ocasiones) establece un referente espacial de “entrada” en el que se advierte a los visitantes sobre su historia, luchas y sueños de la localidad. En Los Montes de María encontramos otro ejemplo: el Cineclub Itinerante la Rosa Púrpura del Cairo y sus funciones gratuitas “bajo las estrellas”, se realizan en plazas públicas o parques de distintos municipios, se dirigen a la comunidad en general y buscan que la población recobre la confianza, el encuentro y la noche. b) Prácticas de gestión cultural constitutivas de localidades: configuran escenarios cotidianos tanto formales como informales donde se desarrollan las relaciones sociales; implican llevar la gestión cultural de la esfera privada a la pública. Por N Ó M A D A S 103 ejemplo, el “Festival del viento y las cometas” que realiza la organización Promotora Cultural en la localidad de San Cristóbal, implica una serie de talleres, conversatorios, presentaciones artísticas, etc., que se llevan a cabo en escenarios relevantes para la comunidad (cerro de las comentas) poniendo en juego la promoción del territorio como una construcción social y cultural. c) Prácticas de gestión cultural enraizadas al lugar: recogen la historia de una localidad específica con algún grado de enraizamiento; también hacen referencia a la ubicación (por ejemplo, linderos) y la conexión con la vida diaria. Aquí resulta ilustrativa la práctica de formación de formadores con niños y niñas de los colectivos barriales ubicados en los barrios Nuevo Porvenir, Lluvia de Estrellas y Florecitas del Mañana, con población desplazada, vulnerable y que intenta retornar a sus territorios. El trabajo allí realizado por el Colectivo articula a dichos barrios al municipio de El Carmen de Bolívar, convirtiéndolo en el epicentro cultural donde convergen las potencialidades y los problemas de la región de Los Montes de María. d) Prácticas de gestión cultural generadoras de sentido de lugar: vinculan identidad y territorio. Hacen referencia a la experiencia de haber vivido un lugar concreto y/o a la experiencia de vivenciar el lugar. Por ejemplo, el sentido de ser “montemariano” que suscitan la presentación de los cortometrajes en los municipios de Los Montes de María. En este sentido, la práctica de itinerancia del Cineclub, cuando está articulada a un proceso de formación audiovisual, le apuesta a la generación de “comunidades imaginadas” 104 N Ó M A D A S (en el sentido de Anderson, 1993) asentadas en lugares. En el caso de San Cristóbal las organizaciones se refieren a la localidad como “nacedero de organizaciones sociales y culturales” que trabajan lo cultural en aras a cambiar el imaginario de la localidad como “zona roja” y “marginal” de la ciudad de Bogotá. Es relevante especificar que la potencia de las prácticas de gestión cultural para suscitar políticas de lugar está condicionada por la creatividad de las organizaciones frente a las lógicas desarrollistas instituidas. Por ejemplo, cuando predomina la adhesión a la lógica desarrollista institucionalizada, esta potencia prácticamente se anula puesto que las prácticas de gestión cultural niegan la validez epistemológica del lugar como una fuente de saber. En el segundo caso, cuando se privilegian las lógicas desarrollistas negociadas, las prácticas de gestión cultural ganan potencia para derivar en políticas de lugar puesto que exigen una continua revisión de cuál es su sentido en y para el contexto particular en el que emergieron. Por último, cuando la organización logra producir lógicas alternativas al desarrollo estamos frente a prácticas de gestión cultural con un gran potencial para configurar políticas de lugar puesto que dichas prácticas necesariamente están ancladas a un lugar concreto que llegó a ser tal porque se le ha reconocido su estatus epistémico; o sea, porque se lo considera un espacio donde se produce saber válido e indispensable políticamente. Otro propósito de la investigación fue analizar e interpretar las articulaciones que pueden establecerse entre el campo de la ComunicaciónEducación y la gestión cultural local- de las organizaciones. Entendemos que dicho campo busca recobrar la articulación densa de la cultura con lo político, tomando en cuenta los siguientes aspectos: a) un reordenamiento cultural con las transformaciones en los sistemas y procesos de comunicación de la sociedad occidental en general y en la relación entre comunicación e información; b) la generación de nuevas modalidades, escenarios y prácticas de participación en lo político y social; c) la aparición de múltiples referentes identitarios, y d) cambios en las instituciones y en los procesos de socialización y educación. En las tres experiencias comunicativo-educativas persiste, además de un interés sistemático por transformar los imaginarios histórico-sociales y los lugares donde tienen influencia, una voluntad de inserción en la cotidianidad de las gentes mediante múltiples estrategias y formas de trabajo para generar desde relaciones de covecindad y prácticas de convivencialidad una restauración y fortalecimiento de los lazos sociales trastocados por los procesos de pobreza, exclusión y marginalidad social, y por varios modos de violencia. La forma como estas tres organizaciones desarrollan estrategias de C-E, muestra que las prácticas culturales que ellas se afanan en desarrollar,resultanenunaformaciónsocialarticuladoradeproducción de sentidos y de formación alternativadesujetosalrededorde loculturalylopolítico,queterminanplasm ándoseensusterritorios com opolíticasculturalesempeñadas en lograr que la comunidadse congregue “alrededor de la vida mism a”. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Por tanto, es en el campo de las económicas e incluso bajo las con- través de este dispositivo occidenmediaciones culturales, que entra- diciones de la calculada guerra con- tal de intentar “escribir el mundo”, ña una confrontación permanente tra la sociedad civil y sus valiosos que Michel de Certeau plantea por la significación en lo local, y no territorios, puede juntarse con quie- como la matriz fundamental de la en el mayor o menor uso o apropia- nes hasta ahora comienzan a apos- constitución de las ciencias sociación de los dispositivos técnicos, tarle a producir audiovisualmente les (1999: 203-204). donde mejor se podría ubicar sus para dar cuenta de sus políticas de prácticas culturales social-comuni- lugar y de cómo pueden remozar sus Desde nuestras apuestas, las tarias, ya que esta cuestión cultural prácticas culturales (Informe Téc- prácticas sociales son estructuras del reconocimiento social encuen- nico: 2008: 9-12). simbólicas de significación de la tra vías de expresión y proagencia social que conducción en términos de juntan representaciones, comunicación y lo eduafectos y deseos organicativo, a través de práctizados como modos situacas formativas, artísticas y dos de producción de lúdico-creativas que saber que no son, ni toatienden y buscan resolver talmente reflexivos, ni forproblemas prioritarios de malmente racionales, ni las gentes, tales como la arraigados en “mentes inatención preescolar, la aldividuales”, por tanto, fabetización de adultos, la son difícilmente textuacualificación artística de lizables, incluso con ayuniños y jóvenes, la producda de los dispositivos de ción audiovisual y la búsregistro audiovisual. ¿Enqueda de alternativas al tonces qué sentido tiene desplazamiento forzado, esta investigación sobre desde discursos tan dilas prácticas culturales símiles como los derechos con colectivos sociales? humanos, la participación y la corresponsabilidad Retomando esa reciudadana, celebraciones flexión de Certeau, Orfestivas por la vida, la tega (2004) indaga por la recuperación del espacio razón de ser de la invesLa violencia en Colombia. Foto Universidad Nacional de Colombia, público, la formación de tigación social en el país: Fondo Jorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico. públicos y la apreciación por la relación de las inscinematográfica. Al plantear que este tipo de tituciones que la albergan y la susprácticas intelectuales ya existían, tentan con sus resultados –¿por De otra parte, el estudio puso de y lo siguen haciendo, con dinámicas qué, por ejemplo, ciertos sujetos sopresente, que la formación audio- propias, afirmamos que investiga- ciales (mujeres, niños, grupos visual que demandan los colectivos tivamente no quisimos operar des- étnicos) pocas veces ocupan un sociales para desarrollar el campo C- de el imaginario universitario que lugar protagónico en las investigaE, puede no sólo ser surtida por los inicia con un desconocimiento de ta- ciones sociales?–; por los temas gesaberes universitarios y las especia- les prácticas, historias y contextos nerales que se proponen –¿qué lidades técnico-disciplinares, sino de desenvolvimiento, continúa consecuencias tiene enfocar casi que los desarrollos comunicativo- con un re-conocimiento mediante exclusivamente las maneras como educativos de numerosas experien- estas interacciones entre la Uni- la sociedad se degrada en ciclos de cias locales, alcanzados en muy versidad y los colectivos sociales y violencia cada vez más complejos y distintos lugares de la geografía na- finaliza con la validación de su co- ponerle tan poca atención a los cional, en medio de las dificultades nocimiento como “decantado”, a modos como cotidianamente el ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO, PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD N Ó M A D A S 105 colombiano establece lazos de solidaridad?– y por la autoridad y función social que ésta tiene –¿qué tipo de autoridad interpretativa retiene al sujeto estudiado (por ejemplo, los desplazados) en relación con el científico social que lleva a cabo la investigación? ¿Cómo determina esa relación las políticas recomendadas por los investigadores e implementadas por los administradores?... (Ortega, 2004: 29)–. Prácticas intelectuales Estos interrogantes por el sentido de la investigación social nos condujeron a la idea de prácticas intelectuales propuesta por Mato (2002), con la que critica y cuestiona el lugar común que equipara la intelectualidad con lo académico, la investigación, el saber o el periodismo, y que se cimenta sobre la hegemonía de la institución universitaria, la industria editorial y la producción escrita indexada bajo los cánones de la productividad de la bibliometría, donde se traducen, en parte, las políticas modernizantes y de internacio nalización de la ciencia y de normalización de la investigación agenciadas a través de redes sociotécnicas. Lo que busca resaltar este concepto es la multiplicidad de prácticas de cultura y poder que no se circunscriben o relacionan con la Universidad, como las que desarrollan las agencias gubernamentales, ONG y movimientos sociales feministas, indígenas, afros, artísticos, culturales, de creación y comunicación, de derechos humanos; asociadas con el diseño de políticas públicas, de defensa de los derechos de personas con orientaciones sexuales social106 N Ó M A D A S mente discriminadas, etc., donde también se produce un trabajo reflexivo, de conceptualización, de análisis para la intervención pero sin que necesariamente estén orientadas a producir escritos, sino a otras formas de acción impulsoras del cambio social. Tales prácticas de cultura y poder articulan lo cultural (simbólico social) con lo político, y lo político (las relaciones de poder) con lo cultural, sin asumir la forma de “estudios”, pero desarrollando formas de producción de conocimientos y saberes que, o bien lo hacen “dentro y fuera” de las prácticas académicas, o bien transgrediendo esas fronteras sin ceder tampoco a sus trazados interdisciplinarios o a los que desarrollan otros contextos institucionales distintos a la academia. Es una separación academi cista entre intelectuales y practicantes la que sugiere que los académicos funcionarían reflexivamente mientras los no-académicos sólo en términos de prácticas, y la que permitiría distinguir entre un “adentro” y un “afuera” universitario. Así se profundiza una división del trabajo sobre las prácticas intelectuales, deslegitimando e invisibilizando las de los movimientos y organizaciones sociales y las prácticas universitarias interesadas en ensayar formas de mutua colaboración intercultural con los actores sociales. Subyace a esa pretensión una presunción cientificista que busca perseverar no sólo en la disciplinarización y profesionalización del conocimiento, sino en la prerrogativa moderna de la fiscalización de la legitimidad de tal conocimiento, distinguiendo tajantemente entre la episteme y la doxa, y suponiendo que entre ma- yor sea la brecha entre sujeto y objeto, mayor será la neutralidad y la objetividad. Castro-Gómez (2007) muestra que en realidad se trata de una herencia colonial arrastrada por la Universidad latinoamericana con la que reproduce una mirada de mundo que contribuye a reforzar la hegemonía del modelo epistémico desplegado por la modernidad occidental, donde la certeza del conocimiento científico sólo es posible en la medida en que se asienta en una mirada panóptica, en un punto de observación inobservado, previo a la experiencia, que pretende hacerse un punto de vista sobre los demás puntos de vista y que se materializó en la institucionalización de dos modelos de Universidad y de función social del conocimiento hoy en crisis: las ciencias y las humanidades y la afirmación de la educación superior como el lugar privilegiado de producción de conocimientos que favorece el progreso moral de la humanidad entera y la realización empírica detalmoralidad7 . Mato también reconoce que la teorización de Bourdieu influyó sobre su noción de prácticas, en la medida en que cualquier actor (académico o no) es consciente sólo a medias de lo que hace, siendo otra característica relevante, haber aprendido a hacer lo permitido por las instituciones y transgredir con cautela los límites establecidos. Así resalta “la asociación ‘automática’ (inconsciente, acríticamente reflexionada) de la idea de ‘intelectual’ asimilada a la de investigación y/o de escritura ensayística, aconsejando la reflexividad acerca de la existencia e importancia de una gran variedad de formas que asumen las ‘prácticas intelectuales’, NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA es decir aquello que los intelectuales hacen/mos” (Mato, ob. cit.: 25). Reflexividad Tampoco es una simple conciencia o actividad calculante y razonante para producir adaptaciones más finas a la realidad, porque esa vía representaría solamente un medio para la expansión de los mecanismos de control que encadenan a los sujetos a los modos de gobierno, a la individualización y a la normalización, sino la posibilidad de que la propia actividad del sujeto se vuelva objeto de explicitación para captarse como actividad actuante. Para concluir, abordaremos de Creemos que estos procesos manera más amplia esta noción con interpelantes de la reflexividad la que abrimos una cierta manera puestos a operar en una lógica de de analizar el fenómeno de las prácco-investigación con colectivos ticas culturales. Apoyados en Cassociales interesados en constituir políticas de lugar, puede producir un trabajo de mutua in tervención entre practicantes intelectuales universitarios y comunitarios, lo que no excluye que haya practicantes endurecidamente irreflexivos, o meros teóricos Todo esto presupone o meros activistas, en una imaginación radiambos lugares. Este tipo cal como fuente de creade trabajo está fuerteción, donde la puesta mente atravesado por la en cuestión de sí mismo presencia de lo femeniy de lo inventado como no, las distancias étforma, determinaciones nicas, la experiencia, y lógicas que organizan trayectoria y posiciones las acciones colectivas, políticas diferenciales de sólo es posible por prolos miembros y organicesos de escisión y de zaciones, sus modos de oposición frente a lo insfuncionamiento –por tituido, por tanto, de la momentos–, las expecpuesta en cuestión de tativas e intereses dislas instituciones en tanpares puestos en juego, to que significaciones los desencuentros y luimaginarias históricochas de poder entre sociales. Esto implica Desplazados por la violencia en Colombia. Foto Universidad Nacional de Colombia, personas y círculos, la que el saber relacionaFondo Jorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico. vacilación y la caída do con el hacer siemdel deseo ante las dificultades de toriadis (2004), entendemos que la pre es fragmentario y por elucidar, ejecución, el papel central y mar- reflexividad no se reduce a una lo que demanda una capacidad de ginal a la vez de las nuevas genera- autorreferencialidad del pensa- acción deliberada y de la imagiciones, los líos con la gestión miento y de la subjetividad que nos nación como fuente de creación administrativa universitaria, etc. permitiría mayores procesos de de otros mundos y sentidos, que Todos problemas y situaciones difí- explicitación de los saberes que ya tras ciertos periodos, deberán ser cilmente comprensibles, conci- se saben y, por lo tanto, procesos de demolidos por renovados procesos liables o re solubles en el corto acompañamiento y co-construcción de problematización e institucionatiempo, y menos explicables única- de los saberes o de reducción de las lización, es decir, una generación mente desde los sistemas contin- ambigüedades características del permanente de conocimientos, gentes de interpre tación de los lenguaje como se lo han propuesto subjetividades y sentido de los actores universitarios. las perspectivas hermenéuticas. lugares. ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO, PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD N Ó M A D A S 107 Otros principios relevantes identificados en el trabajo de Munévar (2004) en este modo crítico de interrogación de la reflexi vidad, es que posee dos polos de significación complejos relacio nados con el orden simbólicocreativo: para representar acciones y formular valores, intereses y deseos, y una capacidad de aprehender la realidad a través de la sensibilidad y la experiencia a partir de historiar las interacciones asépticas sujeto-objeto en pro de reconocer la diversidad (42-43). La vocación crítica de la reflexividad permite entender cómo las prácticas intelectuales puestas a funcionar como estrategias de coinvestigación llevan a una redefinición de los modos de conocer y de vivir el conocimiento, al tiempo que interrogan a quienes investigan como parte de tal proceso. Cuando se examina la propia experiencia se incita a los actores a la retrospección, y a que en las actividades de atención, percepción imaginación, razonamiento y emoción que subyacen a las prácticas, emerjan aspectos analíticos activadores de lo individual y lo colectivo que encaminan subsiguientes prácticas sociales. La consecuencia inmediata de la reflexividad en la acción social es un acto de interrogación cuestionador de los sistemas de interpretación que brinda apertura hacia la presencia y matices de la otredad, sin que pueda olvidarse que la reflexividad también se torna resistencia para dejar escuchar las voces transgresoras de las interacciones sociales cuando se trata de culturas atravesadas por lógicas sostenidas en principios estáticos, pero esas expresiones de resistencia constituyen 108 N Ó M A D A S luchas entre los efectos del poder social y el individualismo que sirven de límites y limitaciones para aquellos sectores sociales que se oponen a las formas de dominación étnica, social, religiosa, de género, ante la jerarquización o burocratización, la disciplinariedad del conocimiento, la explotación colectiva; o para posturas conscientes donde encontrar un arraigo para la propia identidad (Munévar, 2004: 43-45). Además de las vertientes teóricas cognitiva, estética y hermenéutica que dan cuenta de manera abstracta de la reflexividad, Munévar reseña una cuarta vertiente estético-expresiva que yendo más allá de lo meramente cognitivo, racional-ilustrado y de lo estrictamente normativo, y de construir ciertas formas interpretativas tanto del mundo social como del self, ¿puede constituir un momento de la estética o de las fuentes estéticas del self “reflexivas”? que: Aunque suelen aparecer activamente en la producción y en el consumo, sirven para enarbolar su poder de crítica en cuanto fundamento de espacios posibles de transformación histórica, social y personal” (Ibíd.: 48). Este útil panorama nos acerca a comprender que la trayectoria de las apuestas culturales en los colectivos de coinvestigación además de mostrar una preocupación por la creación de nuevas formas de vida social, implican también un desarrollo de procesos de lo sensible-estético que actúan políticamente por vías artísticas. Y que su afianzamiento-en-lugares, por un trabajo reticular con otras organizaciones, también busca fraguar imaginarios culturales como el de la Red de comunicadores sociales en la región de Los Montes de María (de los departamentos de Bolívar y Sucre) que no olvidan que el esclavo negro Benkos (Domingo) Biojó encabezó la insurrección cimarrona contra los españoles en Colombia en 1600 estableciendo en esta región el palenque La Matuna como el “primer pueblo libre de América” (Arrázola, 1970); o las apuestas de la Red de Eventos Culturales de San Cristóbal por resignificar la localidad en función de la actividad cultural –y más recientemente por un sector de esa Red–, por resaltar la importancia del río Fucha que atraviesa once localidades de Bogotá, por lo que su contaminación constituye un gran riesgo para la estructura ecológica de la capital. Hay mucho por hacer a través de experiencias de co-investigación entre la Universidad y los colectivos sociales, otro país para pensar y todo un campo de proyectos mancomunados que emprender. Tal vez por la manera cuidadosa y respetuosa con que procedimos con las prácticas y formas de organización del Colectivo de Comunicaciones es que ellos decidieron instituir un semillero de investigación con los jóvenes responsables del trabajo con niños y niñas en comunicación-educación de los barrios de El Carmen de Bolívar; que AVESOL emprendió una sistematización institucional del impacto social de sus últimos 18 años de trabajo educativo-cultural en el barrio Atenas; y que Promotora Cultural decidió replantear su accionar de veinticuatro años en el barrio San Vicente involucrando la perspectiva del campo comunicación-educación como forma de articular sus prácticas políticas y culturales; y que además, estos dos NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA colectivos, junto con otras tres organizaciones de la Red de Eventos Culturales estén formulando el proyecto colectivo de investigación “Identidad territorial del Fucha” como forma de ampliar su trabajo de gestión cultural a otros barrios de la localidad de San Cristóbal. Esto muestra que las prácticas intelectuales interesadas en imaginar y crear otros mundos y conocimientos afianzados en lugar, también precisan de un trabajo investigativo sistemático sobre lo local como parte de sus prácticas socioculturales y donde la reflexividad , entendida como capacidad de actividad crítica, deliberante e instituyente, sirva para reinventar el accionar de las organizaciones y el propio oficio artesano de investigar con el otro. presencia curiosa, por lo que “reclama la reflexión crítica de cada uno sobre el acto mismo de conocer, por el cual se reconoce conociendo y, al reconocerse así, percibe el ‘cómo’ de su conocer y los condicionamientos a que está sometido su acto” (1973: 28) y la potenciación de sus capacidades de invención y reinvención sobre lo aprendido-aprehendido para producir transformaciones sociales realmente necesarias y significativas para sus contextos histórico-sociales. La invasión cultural de tales programas respecto de fenómenos como la siembra, cosecha, erosión o reforestación involucran una colonización del pensamiento, compuesto de actitudes, valores, saberes, percepciones mágicas y cosmovisiones respecto de la naturaleza, la religión, la sociedad, etc. 3 Citas 1 Cfr. el editorial de la revista Nómadas No. 5, y el artículo de Humberto Cubides y Carlos Valderrama (1996) “Comunicación-Educación: algunas propuestas investigativas”. 2 Freire analizó cómo la “extensión educativa” agenciada por los técnicos agrícolas que realizaban programas de “reforma agraria” entre el campesinado latinoamericano se convirtió en una forma de agenciar el imaginario modernizante del desarrollo a través de procesos de dominación y domesticación, transmisionistas, mesiánicos, meca nicistas y manipuladores puesto que obran como una estrategia para normalizar una parte del mundo considerada inferior a partir de la cosificación del otro. Tal persuasión propagandística es antagónica a los procesos de comunicación y educación liberadores, en la medida en que el conocimiento no es un acto donde el sujeto pueda ser convertido en objeto para recibir pasivamente los contenidos impuestos por el saber experto, si no es negando su ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO, Sin ser exhaustivos, pueden citarse aquí los trabajos de grado de la Especialización en Comunicación-Educación de Diana Díaz Soto y Aura Patricia Orozco (“Madres comunitarias y televisión: una aproximación a las mediaciones”, 2000) integrantes del Proyecto de Comunicación para la Infancia (PCIN), quienes acompañaron el fortalecimiento de un sinnúmero de experiencias de comunicación, especialmente de programas radiales dirigidos a la población infantil en el país, y organizaron el Movimiento Nacional de Niñez y Comunicación para promover el desarrollo social, cultural y educativo de la infancia dando a conocer nuestras diferencias étnicas y culturales. Por ellas se conocieron las apuestas del Colectivo de Comunicaciones, que desde 1994 desarrolla un proyecto de periodismo social en medio del conflicto armado en El Carmen de Bolívar y algunos municipios de los departamentos de Bolívar y Sucre, con el fin de posicionar a niños, niñas y mujeres como protagonistas activos de los proyectos de desarrollo comunitario, recuperar las identidades locales y culturales y despertar una conciencia del entorno local desarrollando y legitimando medios alternativos, como la prensa, la radio, los altoparlantes o la televisión ( Rodríguez, 2008: 23-24). Las tesis de las maestras del CED Nueva Delhi e integrantes del Colectivo Tertulia Pedagógica, zona 4E, Luz Ángela de Castro de los Ríos (Procesos comunica- PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD tivos en el Carnaval Soloriental, 2000) y Ruby Stella García Mateus (El Carnaval Soloriental, un proyecto de transversalidad curricular, 2004), permitió saber del proyecto Carnaval Soloriental. Una apuesta por la vida nacido en el marco del Movimiento Pedagógico impulsado por FECODE en la década del ochenta, y que se realiza en varias escuelas de la parte alta de las localidades de Usme y San Cristóbal. La interacción sostenida con esa experiencia nos llevó a interesarnos por saber de la Red de Eventos Culturales, de la cual forma parte esta propuesta de construir anualmente una parte del currículo alrededor de un tema que terminará estructurando el carnaval de cada año. Gracias al trabajo de Clara Victoria Meza Maya y Pilar Marín (Recuperación de la memoria oral como dinámica de fortalecimiento de la identidad local. Caso resguardo indígena de Chía, 2003), establecimos contacto y negociamos un posible trabajo conjunto con el Resguardo Indígena de Fonquetá y Cerca de la Piedra (comunidad muisca del municipio de Chía). Junto con esta organización y con la Corporación Centro de Promoción y Cultura (CPC) del barrio Britalia, AVESOL del barrio Atenas y Promotora Cultural del barrio San Vicente, se estructuró la propuesta de investigación “Saberes, prácticas y políticas de lugar, en tres experiencias de Bogotá y Cundinamarca” que fue presentado a la convocatoria de Colciencias de 2006, pero no resultó aprobada. 4 Para Laclau (1996), es un significante sin significado, simplemente una secuencia de sonidos, pero que continúa siendo parte integral de un sistema de significación; lo que pone en evidencia la contingencia de toda identidad y la imposibilidad de su constitución plena, o que cualquier identidad pueda vaciarse de contenido manteniendo su continuidad como puro nombre por operaciones hegemónicas que clausuran los espacios sociales de significación, siendo tal cierre provisorio, hasta que una nueva articulación hegemónica la subvierta. 5 Como aclara Clemencia Rodríguez (ob. cit.): “Aceptar que estas iniciativas son para contrarrestar la guerra querría decir que su razón de ser es la guerra misma. Por el contrario, es mucho más significa- N Ó M A D A S 109 tivo abrir un espacio social y cultural donde las cosas pasan y la gente se encuentra a pesar de la guerra, al margen de la guerra, a espaldas de la guerra” (10). 6 7 “Con relación a eso también [la producción de conocimiento], nosotros desde nuestras apuestas estábamos muy escépticos frente a lo académico, porque siempre en muchas investigaciones que hicieron, siempre llegaba el investigador hacía su trabajo y a nosotros no nos quedaba nada. Un caso particular fue una investigación que hicieron, o están haciendo, no sé, sobre “inteligencias múltiples” con nosotros, y todavía no hemos conocido ni la primera línea de lo que pasó, los resultados o lo que vieron. O sea, que está investigación nos permitió acercarnos a lo que dice Leo, a lo académico, pero desde otro lente, desde otro punto, y eso es una ganancia tanto para la academia como para nosotros como grupo social”. (Intervención de José Luis Oviedo, realizador audiovisual del Colectivo de Comunicaciones en el “Seminario interno del IESCO”, 28 de marzo de 2008). Este panorama puede complejizarse más aún si se tiene en cuenta que la crisis de la Universidad tras la mundialización capitalista, entroncó la producción de conocimiento con los imperativos neoliberales del libre mercado, extraviando la condición reflexiva de la academia sobre sus métodos, pero ante todo, sobre la elucidación crítica y deliberante de sus elecciones epistémicas y éticopolíticas, como por el tipo de formas y productos empleados para la socialización de resultados de la investigación, en nada separables del tipo de interacción social que sostiene o aspirarían a sostener las universidades con los actores sociales y con los problemas sociales contemporáneos. 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N Ó M A D A S 111 Coinvestigación: organizaciones populares y nuevas prácticas de saber* [email protected] • PÁGS.: 112-127 Carlos Eduardo Valenzuela Echeverri** El presente artículo es la sistematización de una serie de reflexiones en relación con el conjunto de retos, desafíos, responsabilidades y compromisos que supone para el investigador social hoy asumir un enfoque epistemológico que propende esencialmente por aceptar al “otro” de la investigación como a un igual, lo cual conlleva hablar de procesos de “coinvestigación” en los que tienen un papel preponderante el diálogo de saberes y el campo de la Comunicación-Educación. Palabras clave: coinvestigación, diálogo de saberes, etnografía, comunicación-educación, organizaciones sociales, prácticas intelectuales. O presente artigo é a sistematização de uma série de reflexões em relação ao conjunto de retos, desafios, responsabilidades e compromissos que supõe para o pesquisador social hoje assumir um enfoque epistemológico que sugere essencialmente aceitar o “outro” da pesquisa como igual, no qual convém falar dos processos de “co pesquisa” nos que têm um papel preponderante no diálogo dos saberes e no campo da Comunicação-Educacional. Palavras-chaves: co pesquisa, diálogo dos saberes, etnografia, comunicação-educacional, organizações sociais, práticas intelectuais. This article gathers systematically reflections concerning the challenges, duties and commitments that social researchers face, in order to acknowledge in their epistemologically approach the “other” as a peer. This leads to talk about “coinvestigation” processes in which the “dialog with others’ knowledge” and the Communication-Education field have outstanding roles. Keywords: co-investigation, knowledge dialog, ethnography, communication-education, social organizations, intellectual praxis. ORIGINAL RECIBIDO: 11-VII-2008 – ACEPTADO:18-IX-2008 * Este artículo se deriva de la investigación “Gestión cultural y políticas de lugar: enfoques alternativos al desarrollo”, llevada a cabo por el Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos de la Universidad Central, IESCO, y cofinanciada por Colciencias. ** Psicopedagogo, Especialista en Comunicación-Educación. Docente de la Universidad Pedagógica Nacional. Premio Nacional de Educación Francisca Radke 2007-2008, Bogotá, Colombia. E-mail: [email protected] 112 NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA E l primer obstáculo que tuve que zanjar para producir el presente artículo fue una molesta línea roja que aparecía debajo de la palabra “coinvestigación” cada vez que la escribía en el computador, indicando vaguedad, anomalía, error. Sabía de antemano que agregar la palabreja al diccionario, pese a solucionarme el fastidioso asunto de la rayita carmesí, no resolvería la ansiedad que me empezó a suscitar el hecho. No obstante, lo hice. Terminé por convertir en indicio la ausencia. nocí, dialogué y trabajé con tres organizaciones populares de reconocida trayectoria cultural en Bogotá (Corporación Promotora Cultural Zuro-Riente, Asociación Vecinos Solidarios, AVESOL y la región de Los Montes de María en el departamento de Bolívar, Colectivo de Comunicación de Montes de María Línea 21 –en adelante CCMMa–). Si bien no es objeto de este artículo reseñar lo que fue el desarrollo Aunque el término en cuestión de allí en adelante apareció sin mácula, la sospecha nunca cesó. Creo más bien que fue agudizándose. Pude haber incorporado fácilmente la palabra coinvestigación al glosario de mi ordenador pero lejos estaba yo de haberla apropiado. para explicar su objeto, acude a otra fuente para tratar de comprender-lo: la narrativa. Así, podríamos decir que, siguiendo a Morin (1998), el carácter de algunos de los planteamientos aquí esgrimidos es, en muy buena medida, “poético”, pues, recurro ocasionalmente a la narración para hablar acerca de mi experiencia en el ámbito de la investigación social, un campo que suele describirse desde el “prosaísmo” de la racionalidad, cuyo lenguaje empíricotécnico tiende a objetivar aquello de lo cual da cuenta. Por lo tanto, si, como decía Pessoa (Pessoa cit. Morin, 1998), somos habitados por dos seres: el lógico y el ilógico, probablemente este último es quien lleva la voz cantante en este escrito, mientras el primero sólo hace las veces de coro, un coro Poco a poco fui adviratravesado por muy divertiendo la magnitud de sas voces que van desde el esta anécdota, pues, grasocio-construccionismo armas en el campo colombiano. Foto Universidad Nacional de Colombia, cias a ella, no sólo obtuve Levantados en Fondo (Ibáñez) y la ComunicaJorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico. un pretexto para comención-Educación (Martínzar a escribir, cuestión nada baladí, general de dicha investigación, sí se Barbero; Huergo) hasta los estudios sino que además me sirvió para intro- sirve de ella con el propósito funda- culturales latinoamericanos (Mato; ducir la discusión sobre el tema de la mental de ofrecer algunos elementos Castro-Gómez) y la epistemología sicoinvestigación, partiendo justamente de juicio que contribuyan a pro- tuada del feminismo (Haraway; Foxde las inquietudes que dicho concepto blematizar el campo de la coin- Keller), pasando por la etnografía genera en quienes lo escuchan por vestigación a nivel ontológico, (Guber) y el psicoanálisis (Bustamante; primera vez. epistemológico y metodológico. Su- Beillerot). mado a ello, el presente escrito deriAsí pues, hallará el lector que va también del deseo de hacer En ese orden de ideas, el escrilo restante no es más que un inten- explícita una mirada respecto de la to alude, en primer lugar, a la comto por familiarizarle con algunas práctica de la investigación social que plejidad que reviste todo ejercicio consideraciones acerca de lo que no colinda con pretensiones totaliza- investigativo cuando de observar la significó para mí coinvestigar en el doras y academicistas. Una mirada realidad se trata. Asunto cuyas marco de un proyecto de investiga- que, en vez de hurgar con anteojeras tensiones se hacen aún más evidención social en virtud del cual co- en los anaqueles del cientificismo1 tes en un trabajo etnográfico que V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER N Ó M A D A S 113 asume al otro de la investigación como igual y, en consecuencia, busca definir con él lo que es la realidad y el conocimiento. En segundo lugar, destaca los aportes hechos por el campo de la Comunicación-Educación tanto a las prácticas de las organizaciones populares como al ejercicio coinvestigativo, en la medida en que encausó su desarrollo y tradujo en la práctica su potencial metodológico. Y, finalmente, como corolario de lo anterior, en el tercer apartado expone una serie de puntos de discusión alrededor de lo que entraña la acción de investigar con otro/s en clave dialógica. Ahora bien, en la medida en que la investigación de corte etnográfico, como afirma Alejandro Grimson (2002: 71), “implica establecer diálogos entre conceptos y sucesos”, continuaré empleando el relato para plasmar mis reflexiones sobre la coinvestigación. Del observar, una acción mediada por la subjetividad Me dirás, acaso: “¿Estás seguro de que esa leyenda es la verdadera?” Pero, ¿qué importa lo que pueda ser la realidad fuera de mí, si esa leyenda me ayuda a vivir, a sentir que existo, a sentir lo que soy? Charles Baudelaire En los Montes de María2, una mañana de marzo del 2007, el municipio de El Carmen de Bolívar atestiguó un encuentro entre los investigadores del IESCO y el CCMMa. Rememoro dicha reunión en primera instancia, por cuanto lo conversado aquel día con las coinvestigadoras monte-marianas Car114 N Ó M A D A S men Pacheco y Soraya Bayuelo acerca de la realización audiovisual y sus complejidades, me condujo a pensar súbitamente en las singularidades del ejercicio investigativo. La reflexión de aquel momento giró alrededor del grado de objetividad necesario en la producción de un audiovisual cuyo propósito estribaba en “representar” la realidad. Fin que no pocas veces, solapadamente, dicho sea de paso, se le atribuye también a la investigación social. Pese a no hacerlas explícitas, varias preguntas me rondaron esa mañana muy de cerca: ¿cómo das a conocer algo sin que en ello medie tu juicio o tu prejuicio, el cual, según Bufalino (1995), a veces tiene más sustancia que el juicio mismo? ¿Qué garantía puedes ofrecer de objetividad hoy, cuando sabes que describir una situación es prácticamente construirla y definirla? Definitivamente qué difícil es ser uno mismo y no ver sino lo visible, concluí en medio de la agitada charla recordando en silencio el bello poema de Pessoa “Cuidador de rebaños”, que nunca olvido incluir en mis clases sobre etnografía. A medida que una de las coinvestigadoras del colectivo de comunicación, Carmen Pacheco, refería al equipo del IESCO sus valiosas consideraciones sobre el asunto de la objetividad, no pude evitar hacer una breve digresión, a partir del socio-construccionismo3, acerca del tortuoso sino al que nos sometemos todos los allí reunidos como investigadores. “¡Pensar es estar enfermo de los ojos, es no comprender!” dice Pessoa. En tal sentido, podríamos decir que quien investiga es un desahuciado que anhela en vano “ver” el mundo. Un ser que hace de todo cuanto observa un misterio, como el rey Midas, que convertía en oro todo aquello que tocaba. Así las cosas, el hombre sólo puede pensar el mundo, imaginarlo. No puede más que traducirlo a partir siempre de una interpretación que le sirva de cedazo para aprehenderlo, sea ésta de la naturaleza que sea. Aprehende de la realidad lo que sus preconceptos le permiten (Bustamante, 2007). En consecuencia, pensar en el sentido último de las cosas, desde esta perspectiva, no sería más que un agregado, “como pensar en la salud o llevar un vaso de agua a las fuentes” (Pessoa, 2000: 107). En ese orden de ideas, el padecimiento de Midas ejemplifica muy bien aquello a lo que el investigador, y todo “sujeto”, irremediablemente, se enfrenta cuando pretende conocer el mundo4. Un mundo que, a pesar del dominio que sobre él ejercemos desde nuestra subjetividad, no nos es posible captar. Somos incapaces, especialmente en nuestra contemporaneidad, aun con todo lo que sabemos acerca de nosotros mismos (o quizá por ello), de “ver”, de “saber ver”, como diría Pessoa (2000: 131), “sin estar pensando, saber ver cuando se ve, y no pensar cuando se ve ni ver cuando se piensa”. Nos es imposible abrirnos, siguiendo a Trías (1996: 133), a la comprensión de aquello que proviene de fuera de la subjetividad, de aquellos mensajes, signos, señales o portentos que proceden del fuego del cielo y que no pueden ser anticipados, previstos, ni programados por nuestro dominio subjetivo del mundo. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Perdimos aquella familiaridad con la cual los antiguos y los orientales “descifraban” el mundo5. Seres cuya comprensión de aquello que provenía de “fuera” era fecunda pero inversamente proporcional a la que tenían de sí mismos: Podría decirse que en ellos la gracia dominaba sobre la voluntad, imponiendo su oscura ley, o el arcano de sus designios. En cambio, el sujeto no se había constituido todavía como sujeto capaz de captarse a sí mismo y de fundar, a partir de esa autocaptación (como la que, de Descartes a Fichte, se instaura como fundamento filosófico), la expansión de esa unidad ori ginaria del Yo consigo en la Voluntad transformadora del mundo (Trías, 1996: 134). Por eso, “tristes de nosotros que traemos el alma vestida”, ataviada de convenciones, teorías e ideas a partir de las cuales intentamos discernir el mundo, verlo. Pero verlo implica, según señala Pessoa (2000: 131), un estudio profundo, un aprendizaje de desaprender y un secuestro en la libertad de aquel convento del que los poetas dicen que las estrellas son las monjas eternas y las flores las penitentes convencidas de un sólo día, pero donde finalmente las estrellas no son sino estrellas y las flores sino flores. Y es por eso que les llamamos estrellas y flores. ¿Qué hacer entonces? ¿Cómo enfrentarnos, en tanto investigadores, a ese desafío que llega de “fuera”, del mundo sentido, y nos pone, revestidos de cuanto somos, “a trabajar sobre ello, a tratar de interpre- tarlo…?” (Popper-Eccles cit. Martínez, sf: 23). Difícil renunciar a pensar, difícil entregarse a la eterna novedad del mundo cuando en ello media lo que somos y pensamos. Durante mucho tiempo se nos instó a prescindir de lo sensual en función de lo racional. A morar en el significado que le atribuíamos a las cosas, insuflándoles personalidad. Gracias a ello nos hemos habituado ahora a “nombrar para creer”. Olvidamos que “las cosas son el único sentido oculto de las cosas” (Pessoa, 2000: 143), en tanto no poseen significado, sólo existencia, y, en consecuencia, nos la pasamos bautizándolas para adjudicarles uno, pero, ¿cuál?, ¿en virtud de qué criterio?, ¿sobre la base de qué principio?, de hecho, ¿quién o qué nos dijo que había que advertirlo?, ¿a cuenta de qué?, ¿qué nos autorizó? Estas preguntas resultan ética, filosófica y políticamente insoslayables para aquellos que, como nosotros, nos disponemos a “nombrar” una realidad desde nuestras propias reflexividades, es decir, a investigar. No sé si fue a causa del intenso calor o el apetito que azuzaba ya mi estómago, pero en ese momento una extraña sensación de vacío me embargó. Lo expuesto para muchos, aparentemente, no produjo mayores preocupaciones a juzgar por las idas y venidas constantes de buena parte de los convocados. Pensar en algo así, supuse, era “como pensar en razones y fines cuando el principio de la mañana está rayando, y por los lados de los árboles un vago oro lustroso va perdiendo la oscuridad” (Pessoa, 2000: 107). Hablar sobre qué es la realidad y qué tan objetivos podemos ser al acceder a ella, atraía menos que el delicioso suero costeño dispuesto por las compañe- V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES ras montemarianas para el final de la reunión. Y ello sí que resultaba de una contundencia pasmosa. Durante el almuerzo, aprecié pensativo la magnitud del reto al cual nos enfrentábamos como investigadores. Desafío que se triplicaba al considerar la perspectiva metodológica refrendada desde un principio por el estudio: la “coinvestigación”. Erradicada la objetividad (entendida en términos de suponer una realidad “real”, independiente de la actividad racional y ajena al lenguaje simbólico humano). Supeditados, por lo tanto, al relativismo que de ello derivaba, ¿quién podría arrogarse ahora el derecho de negar o afirmar algo acerca de lo investigado? Suficiente ilustración al respecto venía ofreciendo ya lo discutido alrededor del campo de la producción audiovisual, terreno en el que la objetividad resulta imposible de obtener cuando se pretende “dar cuenta” de la realidad, dado que son múltiples y diversos los aspectos que intervienen en dicho propósito, empezando por los propios sujetos involucrados. No obstante, a pesar de estar advertidos del relativismo al que arroja el socio-construccionismo, optamos paradójicamente por acudir a la producción audiovisual y las nuevas tecnologías para asumir, desde el campo de la Comunicación-Educación, el reto metodológico de la coinvestigación y sus implicaciones. Lectura de las organizaciones y la coinvestigación en clave comunicativo-educativa Fueron esencialmente tres organizaciones populares las que, como POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER N Ó M A D A S 115 Clase del escultor Gustavo Arcila en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia, 1936. Foto cortesía de Eduardo Arcila. producto del carácter comunicativo-educativo que éstas le imprimen a sus prácticas de gestión cultural, atrajeron poderosamente la atención de los investigadores del IESCO, a saber: Colectivo de Comunicaciones Montes de María Línea 21 (CCMMa), Asociación de Vecinos Solidarios (AVESOL) y Promotora Cultural Zuro-Riente. De allí que en la actualidad, los Montes de María sean reconocidos más, según Garzón, “por las cifras de desplazamientos, asesinatos, secuestros y acciones de guerra que se producen en ellos [que] por las acciones que cuestionan y retan las lógicas del conflicto armado”, como aquellas realizadas justamente por el CCMMa6. La primera organización, CCMMa, surge ya hace más de una década en medio de una geografía de conflicto, la región de los Montes de María. Pese a estar rodeada de paisajes exuberantes y gente “bacana”, esta zona colombiana ha sido una de las que más ha sufrido el fragor de la guerra interna. Desde hace veinte años, diversos grupos de terror vienen disputándose dicho territorio por cuanto resulta estratégico “para la movilización desde el centro del país hasta su Costa Caribe” (Garzón, 2008: 184). En el colectivo se está conformando una escuela de perdón y reconciliación porque se ha notado que, hay una cosa tenaz que provoca todo esto de la guerra, que es como, échele guerra a la guerra, échele más violencia a la violencia, que lo que se genera es un odio creciente, o sea, si a mí me mataron a alguien yo tengo que buscar a los que me mataron ese alguien pa matarlos también, o pues es cuestión de venganza, entonces pensando como en todo eso, lo que se hace es como, se 116 N Ó M A D A S está pensando como en un escuela de perdón y reconciliación, y paralelo como a todo el proceso pedagógico con ellos se está también trabajando todo eso (entrevista con Carmen Pacheco, CCMMa, 2007). Así pues, esta organización popular se ha interesado fundamentalmente por “reavivar” su territorio “desde adentro”, lo cual la ha llevado a trabajar sistemáticamente, desde hace doce años, en función de su comunidad, forjando tejido social a través de proyectos de Comunicación-Educación diversos que van desde el uso del tiempo libre, la alfabetización para adultos, la participación comunitaria y los colectivos infantiles hasta el campo de la comunicación popular y la cinematografía, ámbito este del que, dicho sea de paso, se ha derivado un valioso proyecto de cinetrashumante titulado “Cineclub Itinerante La Rosa NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Púrpura del Cairo”, iniciativa pedagógica que surge como fuente “de opciones lúdicas y educativas para los jóvenes de la región de los Montes de María, extendiendo sus alternativas de vida por un lado y por otro, recuperando la calle como escenario para construir lo público con la participación de toda la comunidad” (Vega y Bayuelo cit. Garzón, 2008: 184). De otro lado, de entre la multiplicidad de organizaciones populares que se concentra en San Cristóbal, localidad cuarta de la ciudad de Bogotá, en favor del desarrollo cultural de sus habitantes, se destacan dos: Promotora Cultural Zuro-Riente y AVESOL7. Estas organizaciones nacen, en compañía de otras muchas, hacia finales de la década de los setenta y principios de los ochenta. Época convulsa social y políticamente hablando, caracterizada por “el ascenso y radicalización de los movimientos populares y de izquierda del país, los cambios sociode- mográficos de la población urbana y la experiencia sociocultural y política de los habitantes de los asentamientos populares que surgen desde mediados de los setenta” (Torres, 2007: 114). comunicación alternativa” (Torres, 2007: 117). Esta atmósfera social e ideológica, no sólo sirvió de telón de fondo para el surgimiento de las dos organizaciones mencionadas, sino que además fue su principal acicate en tanto configuró el espíritu de su lucha popular. AVESOL, por ejemplo, obtuvo el apoyo de religiosas partidarias de la teología de la liberación, mientras que Promotora Cultural, agenciada por artistas, se ideó en el seno de un movimiento de izquierda. Así, en las dos ha sido siempre explicita “su identificación, en sentido amplio, con el proyecto e imaginario de izquierda, e independientemente de sus áreas de trabajo, han empleado estrategias provenientes de la educación popular, la investigación participativa, el arte comprometido y la Sentíamos que era necesario provocar el encuentro entre la gente, que la gente viera cosas estéticas y como no las había entonces nos pusimos a hacerlas y nos pusimos a hacer teatro y a hacer poesía y surgió la idea de hacer El Tizón. En ese deseo de hacer cosas, de leer, de escribir, de hablar, nació también un discurso que nos permitía una forma diferente de ver el mundo. Había una necesidad de encontrarnos, pero era de encontrarnos a nosotros mismos. Todas las actividades que ha desarrollado la Promotora nunca surgieron por un motivo externo a nosotros. Ese proceso iniciativo de la Promotora es como cuando uno tiene la posibilidad de estarse inventando el mundo y esa gestación empieza a tener vida y uno empieza a inventarse las cosas que quiere hacer para acercarse a la gente (Entrevista Museo de Arte de la Universidad Nacional. En primer plano: obras de Edgar Negret y Marta Combariza. 147 maestros - Exposición conmemorativa - 120 años - Escuela de Artes Plásticas (curador: David Lozano). V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER N Ó M A D A S 117 con Vicente Bernal Galvis, Promotora Cultural, realizada por Anadelina Amado, 2007). do a la gente a re-conocerse entre sí y a sí mismos, a través del arte y la cultura. Por supuesto, más allá del interés por aculturizar territorios con arreglo a criterios hegemónicos, fue más bien claro que en estas organizaciones se imponía el deseo de “activar lo que en el público hay de pueblo” (Martín-Barbero, 2003: 309), de suerte que el encuentro por el cual empezaron a propender sus múltiples acciones se convertía en un “lugar” que posibilitaba “la experimentación cultural, la experiencia de apropiación y de invención, ta de los Niños, por eso está la biblioteca, por eso la revista, por eso muchas cosas (La Promotora cit. Torres, 2007: 145). Nosotros nacimos como un grupo que buscaba la integración de la comunidad, la integración a través de lo artístico, a través de lo cultural, que buscábamos generar espacios de encuentro entre los vecinos para que nos encontráramos, para que nos conociéramos, por eso nace el Festival de las Cometas, por eso nace la Fies- torias de los barrios, de los mitos y de las leyendas que a lo largo de la vida en la ciudad ha producido nuestra gente alrededor del frío, el viento y las borrascas, o de una laguna encantada en medio de la montaña (Promotora). Así pues, al dialogar durante mucho tiempo con estas tres orgaSu iniciativa finalmente dio frunizaciones sobre su quehacer cultutos y posibilitó la emergencia de ral en general, siempre causó en mí muchos proyectos comunicativoun gran interés el arduo trabajo coeducativos que hoy configuran su municativo-educativo que vienen razón de ser como organizaciones realizando año tras año con sus copopulares que propenden por el bienmunidades, destinado esencialmenestar de sus comunidades. te a, por una parte, recuperar el derecho a la movilización, “a ocuLa presentación de los espectápar y vivir los espacios públicos, a culos infantiles tenía dos propócompartir con el otro y sitos. De una parte, la otra en un mismo esllevar recreación a los niños carentes de estos cenario” (Carmen Paespacios; de otra parte, checo cit. Garzón, 2008: buscaba despertar un 189) y, por otra, a sentido cultural y peda“transformar las condigógico, en la medida ciones de exclusión urque la observación de bana, propias del modo las distintas manifestade dominación del prociones artísticas dejan ceso globalizador […] y un aprendizaje implícilas condiciones de privato que se memoriza y tización del espacio urtiene un impacto que bano, en beneficio de los difícilmente se olvida. intereses que constitu(AVESOL cit. Torres, yen la estructura de va2007: 145). lores de quienes habitan el espacio local” (CubiEl objetivo fue entonces des, Durán, Valderrama Manifestación gaitanista en Bogotá. Foto Universidad Nacional de Colombia, construir identidad eny Valenzuela, 2006: 251), Fondo Jorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico. tre los vecinos a partir de posibilitando formas rela recuperación de la historia lonovadas de interacción, de acción el movimiento de recreación permacal y de la memoria de los abuelos política tendientes a acrecentar las nente de su identidad”. (Martíny de las abuelas, pasando por la dinámicas de resistencia y partici- Barbero, 2003: 309) reconstrucción escrita de las hispación colectiva de la comunidad. Movidos por la necesidad de generar espacios para el encuentro, la integración y el diálogo, de construir una apuesta permanente en defensa de la vida ante tanta violencia en sus territorios, estas organizaciones un día eligen “tomarse” las calles del barrio y el municipio con un megáfono debajo del brazo, invitan118 N Ó M A D A S Al principio era sólo con mujeres, porque el colectivo inicia un NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA proceso de…, se conforma un colectivo de mujeres, en uno de los barrios […] donde tenemos colectivo infantil, entonces las madres al ver que se estaba trabajando como con los niños y todo eso entonces dijeron: “ay porqué todo eso tan bacano que hacen con los niños no lo hacen con nosotras” entonces se conforma un colectivo de comunicación con mujeres, resulta que se empieza a trabajar radio con ellas, pero no sabían leer ni escribir, entonces las mujeres venían, cómo una persona hace radio, cómo hacen los guiones sin saber leer ni escribir, pues se los aprendían de memoria, y salían ahí y echaban toda su parla de memoria, pero aprendieron a hacer radio (entrevista con Carmen Pacheco, 2007). De este modo, la incursión de AVESOL, Promotora y CCMMa en la Comunicación-Educación, no ha resultado gratuita, aunque quizás no del todo consciente, pues se han servido del campo para consolidar su accionar en favor de sus prácticas de gestión cultural. En ese orden de ideas, como afirma Martín-Barbero (2003: 310-311): Nos es extraño entonces que los nuevos movimientos sociales asuman como una dimensión fundamental de su lucha la cuestión cultural, y que ésta se halle formulada en términos de comunicación: a una comunicación hecha de meros flujos informativos y a una cultura sin formas espaciales los movimientos sociales oponen “la localización de redes de comunicación basadas en comunidades culturales y redes sociales enraizadas en el territorio”. Es decir, a un modelo de comunicación, denominado por MartínBarbero “paradigma informacional”, favorecedor del flujo, “entendido como el tráfico in-interrumpido, la interconexión transparente y la circulación constante de vehículos, personas e informaciones” estas organizaciones oponen uno dialógico, proclive al “‘lugar’, comprendido como la experiencia de la localidad específica con algún grado de enraizamiento, linderos y conexión con la vida” (Escobar cit. Cubides et al., 2006: 253). Así, el sentido de aquello por lo cual se hace resistencia desde órdenes diversos: desde salir a la calle o a la vereda, interrumpiendo la fluida circulación en la que se materializa la concepción hegemónica que asume la comunicación como mera transmisión, hasta la creación de espacios de formación artística, radial o audiovisual donde es posible nombrar-se y, en consecuencia, transformar-se a la luz de nuevos procesos de subjetivación enlazados con el redescubrimiento del territorio y su apropiación, presenta un carácter eminentemente comunicativo-educativo, en tanto interpela lo que comúnmente se entiende por “cultura” y, en esa vía, posibilita maneras de comprender el mundo distintas, posibles y próximas. Tal concepto de cultura, resignificado en el marco del campo Comunicación-Educación a la luz de los postulados de las escuelas antropológicas de los sesenta, adquiere pues múltiples connotaciones que dan apertura a la diferencia, los contrastes, las relativizaciones, las distinciones, aspectos que en su conjunto, permiten, más que prefigurar, una “cultura”, reconocer el flujo de V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES identidades culturales que bullen en el presente. Elemento a partir del cual, se empieza a subrayar el estatuto de la subjetividad, la cual nos lleva a interpretar el mundo como universo de sentidos. He allí uno de los principales aportes del campo en relación con la dimensión de lo cultural que pone en movimiento. Afirmar dicho ámbito de lo cultural como escenario de lucha por el significado en sintonía con las nuevas rutas e incertezas políticas y sociales que impone el cambio de paradigmas epistemológicos en la sociedad contemporánea, constituye una directriz decisiva en el momento de asumir la empresa de trabajar por un sujeto político, con juicio crítico y al tanto de las transformaciones por las que atraviesa local y globalmente, lo que requiere dinamizar e interrogar, no sólo el concepto de cultura, sino todos aquellos que insospechadamente, como en el caso de Barbero, desde la comunicación, inciden en su configuración. Desde esta perspectiva, se lee cómo la Comunicación-Educación ha constituido para las tres organizaciones populares, quizás de forma más implícita que lo contrario, un importante dispositivo de reconocimiento social y cultural (MartínBarbero, 2003), por cuanto ha contribuido a reconceptualizar y enriquecer el sentido que éstas le han atribuido a sus prácticas comunicativas, educativas y de gestión cultural, lo que, en relación con la co-investigación, dada la experiencia de las organizaciones, facilitó la realización de un proyecto comunicativo-educativo conjunto, en el marco de la investigación general, gracias al cual fue posible establecer POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER N Ó M A D A S 119 un proceso de negociación cultural no sub-alternizado, complejo y nunca exento de conflictos y tensiones. capitalinas y el Colectivo de Comunicación Montes de María Línea 21, no sólo dieron a conocer sus prácticas, sino que además, fueron progresivamente advirtiendo el poder que la construcción de dicho dispositivo entrañaba tanto para potenciar la coinvestigación, como para visibilizar ampliamente el trabajo cultural que realizan por sus comunidades. vez más tramitar múltiples expectativas y zanjar diversas tensiones alrededor del papel de la co-investigación dentro del proyecto. Sin embargo, el relativismo del que venía hablando en el primer apartado, derivado del desdibujamiento de la objetividad y el elemento de la reflexividad, no hallaba precisamente consuelo en estos parajes. Todo lo contrario, pues, recordemos, fue precisamente el campo de la producción audiovisual el detonante de mis reflexiones sobre la dificultad del ejercicio coinvestigativo. Dicho proyecto, que posibilitó materializar metodológicamente el enfoque co-investigativo en tanto nos abocó a un diálogo de saberes, más parecido, pensándolo bien, a un encuentro de icebergs (Rey, 2000) que a otro asunto (pues permitió la interlocución de las temporalidades De esta forma, dichas organizalargas y los meta-discursos ilustra- ciones toman conciencia y terminan dos, con énfasis en lo racional; de la academia, con la celeridad temporal y fragmentaria, con De este modo, los énfasis en los sentidos y puntos de tensión que lo emocional; de la come atribularon en El municación y las organiCarmen de Bolívar no zaciones populares), se aminoraron en San Crisorientó a la elaboración tóbal. A medida que los de un artefacto hiperactores sociales de las ortextual a través del cual ganizaciones populares fuese posible no sólo indiscutían con nosotros y tegrar multiplicidad de entre ellos mismos, sobre textos, sonidos, imágenes qué mostrar en el hipery videos en un solo amtexto, cómo mostrarlo y biente virtual (Rueda y para qué mostrarlo, no Martínez, 2000), sino, podía evitar formularme además, y quizás en las mismas preguntas en mayor medida, nuestras relación con qué decir 9 de abril de 1948 en Bogotá. Foto Universidad Nacional de Colombia, propias subjetividades, Fondo Jorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico. en la investigación sobre nuestros pensamientos, ellos y su quehacer. Sadeseos y visiones respecto de la rea- por redescubrir de nuevo la riqueza bía que a pesar de contar con sus hislidad en un mismo escenario dialó- comunicativo/educativa de sus prác- torias de vida y discutir ampliamente gico, rompiendo con la linealidad ticas de gestión cultural, en la me- con ellos y ellas durante algunos años del discurso lógico-reflexivo que dida en que saben de la importancia acerca de su accionar, no veía las congela lo que intenta describir que reviste el medio en virtud, no mismas cosas. No podía. Menos como (Pérgolis cit. Arcila, 1995) y adop- solamente del nivel tecnológico que investigador8. tando la polifonía de la narrativa que éste supone, sino además, del grado hace estallar lo que le es legado, de representatividad social de quiePero, ¿habría de verlas así? ¿Hapues, mientras el discurso afirma: nes hacen uso de él. bría de plegarme a su perspectiva? El “van a oír”, la narración, en camhecho de asumir la coinvestigación bio, señala: “he oído decir”. Fue así como el campo de la Co- como método, ¿obligaba acaso a no municación-Educación, además de su controvertir el saber proferido por el De manera que, a través del sistemática contribución a las apues- “otro” de la investigación? ¿Obligahipertexto, convertido en apuesta tas culturales de las organizaciones ba a asumirlo como propio? Además, co-investigativa, las organizaciones populares durante años, permitió una ¿desde qué lugar se controvierte? 120 N Ó M A D A S NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA ¿Desde la “academia”? ¿Qué relaciones de poder podría suscitar tal estado de cosas? ¿También de sub-alternancia quizás? ¿En qué medida la declaración inicial de una perspectiva de coinvestigación puede constreñir el desarrollo del trabajo investigativo mismo, tornándolo, per se, funcional a tal principio? respecto de la elección epistémica hecha. Lo cual, sin embargo, no me impedía deconstruir la propia experiencia de co-investigación y, en consecuencia, capitalizarla en beneficio del proceso, las organizaciones y los actores involucrados. mal de conocimientos, la investigación de las formas de saber en juego, me detuvo. De tal decisión derivaron irremediablemente tres preguntas: ¿por qué, para qué y para quiénes investigar? Sabía que las respuestas a dichas interrogantes, como afirma Mato Tensiones de la (2002), determinan en gran medida La naturaleza de las anteriores coinvestigación: qué investigar, cómo hacerlo, con preguntas conllevaba un cuestio- balances, debates y quiénes, con qué objetivos y en el namiento respecto de la opción perspectivas marco de qué tipo de relaciones, asepistemológica, y los posipectos que, no obstante, cionamientos éticos y pose hallaban epistémicalíticos adoptados por la mente condi cionados investigación que no popor la perspectiva de la día eludir. De hacerlo, co-investigación, pues estaría incurriendo en la ésta, de entrada, al memiopía atribuida por Mato nos discursivamente, a las concepciones acade hacía del objeto de inmicistas que no han lovestigación simultáneagrado comprender que mente un sujeto de investigación (Fox-Ke tanto las propias preller, 1994), es decir, guntas de investigaavalaba el paradigma ción, como los modos sujeto-sujeto. En pocas de producción de las palabras, tenía claro investigaciones (lo que que, de acuerdo con lo usualmente se llama anterior, difícilmente métodos), dependen podría llegar a conjugar 9 de abril de 1948 en Bogotá. Foto Universidad Nacional de Colombia, en última instancia de el verbo “investigar” en Fondo Jorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico. opciones epistemolóprimera persona del singicas, las cuales están asociadas Al principio de las charlas con gular, al menos, exclusivamente. a posiciones éticas y políticas las organizaciones populares, recuerque dependen entre otros facdo, me sentí sumamente tentado por Pero bien, en tanto comprendía tores del tipo de relaciones que designar, amparado en la academia, que el sentido de la investigación se sostiene o se aspira sostener la realidad que me describían los no auspiciaba una tendencia a descon actores sociales extra acaactores sociales a través de una cribir, en el sentido de “hablar en démicos. Las posiciones éticas y meta-narrativa cuidadosamente ela- nombre de”, las prácticas de los acpolíticas son constitutivas del borada. No obstante, mi pretensión tores sociales de modo que se copiso epistemológico y de las persco-investigativa, cuyas implicacio- rriese el riesgo de distorsionar “el pectivas teóricas de nuestras innes me hicieron recordar la impor- conocimiento acerca de los modos vestigaciones; y así también de tancia de no ejercer una “ofensiva” en que ellos han surgido de las conlas preguntas y de los métodos. epistémica sobre el otro, con el fin diciones materiales de vida de las (Mato, 2002: 23). de construir un diálogo experiencial sociedades depredadoras” (Huergo, (Huergo, 2002) y fomentar así un 2002: 37). Y entendía igualmente Definitivamente debía hacerme proceso de negociación tendiente a que no nos obsesionaba como responsable ética y políticamente facilitar, sin arreglo a un sistema for- equipo investigador promover una V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER N Ó M A D A S 121 “comunicación prístina” entre ellos y nosotros con el fin de contribuir desinteresadamente con su “toma de decisiones”, acepté la alternativa esgrimida desde un principio por el proyecto de investigar “con” ellos, de modo que pudieran seguirse, no sólo agendas teóricas, sino también, agendas locales y particulares dirigidas a producir fundamentalmente saberes útiles tanto para los actores involucrados como para los investigadores. Opté por hacer co-investigación. La coinvestigación: una pregunta por resolver que ocupan los interlocutores en dicho diálogo, con el objetivo de poder establecer sus posibles lugares de enunciación. Es decir, es distinto conversar con los actores de las organizaciones culturales sobre su trabajo comunitario, incluso, atestiguar sus prácticas y contribuir en un pequeño porcentaje con su operacionalización, que pertenecer a sus filas. De hecho, recuerdo cuan difícil fue para mí, pese a la confianza que paso importante para lograr una coinvestigación ética. En este sentido, considero que el método de la coinvestigación implica una investigación que garantice poner en diálogo experiencial (y no sólo “mental”) las significaciones de los otros con las nuestras (lo que debería ponerse en acto mediante prácticas de participación o militancia con movimientos sociales transformadores). Cuestión que permite problematizar “con” los actores y organizaciones la situación de crisis, incertidumbre y conflicto, abriendo instancias de producción social de conocimientos vinculadas con la transformación (Huergo, 2002: 43, cursivas mías). Co-investigar o investigar “con”. Proposición que supone un posicionamiento singular de Por lo tanto, “habiaquel que investiga en tar” un mundo común relación con su objeto de con quienes se investiga, estudio, el cual es forcontribuyendo con su malmente concebido transformación, es necedentro del proceso de insario para hacer del investigación como un inGuerrilleros comandados por Juan de la Cruz Varela, formados en la plaza de Cabrera, Cunditerlocutor más. En otras namarca, momentos antes de deponer las armas el 31 de octubre de 1953. Archivo familia Varela. vestigador otro actor social con maneras de palabras, más que invesreinaba entre los sujetos de las orrepresentar el mundo y actuar en él, tigar en nombre del “otro”, lo que ganizaciones y nosotros –“los invesdistintas y particulares, permeadas se hace es investigar con él, de tigadores”–, escuchar y comprender suerte que se posibilite un diálogo las duras vivencias que dieron ori- por su idiosincrasia y su cultura, lo de saberes no subordinado a campos gen paradójicamente a experiencias que permitiría compartirlas con los de significación rígidos y episté- tan ricas como las generadas por sus demás actores sociales haciendo pomicamente jerarquizados. No obs- prácticas. De igual modo, tampoco sible una identidad colectiva. tante, la emergencia de dicho fue fácil poner de relieve a las orgaLa identidad colectiva tiene tres “diálogo” se encuentra mediada por nizaciones mis intenciones, mis moelementos constitutivos. En pricuestionamientos epistemológicos tivaciones y propósitos al respecto de mer lugar, supone la presencia de de gran envergadura que quisiera la investigación, pues temía que, al aspectos cognitivos que se refiedestacar, pues hablamos de una in- hacer demasiado evidentes mis preren a una definición sobre los fivestigación en la que se pretende juicios y reticencias sobre el procenes, medios y el ámbito de la que el “otro” sea, ante todo, un igual. so, terminara enrareciéndolo al acción colectiva. En segundo lupunto de causar su disolución. Pero, gar, hace referencia a una red de En primer lugar, vale la pena de otra parte, bien sabía que dicha relaciones entre actores que preguntarse respecto de la posición a-“puesta” en común constituía un 122 N Ó M A D A S NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA comunican, influencian, interactúan, negocian entre sí y adoptan decisiones. En tercer lugar, requiere cierto grado de implicación emocional, posibilitando a los actores sentirse parte de un “nosotros” (Tejerina cit. Cubides y Durán, 2002: 17). En segundo lugar, me parece necesario preguntarse sobre el estatuto de saber que le otorga el investigador, considerando el poder de los discursos modernizadores9, al “sujeto de estudio” con quien dialoga. Dado que, tradicionalmente, se cree que el investigador, quien suele asociarse con intelectualismo, es el que conoce y posee la responsabilidad de informar al “otro” que no sabe. “saber” que le endilga el “otro”? Probablemente, deviniendo en pregunta. Es decir, contribuyendo, no desde la respuesta, a que el “otro” se constituya en pregunta para sí, a partir de su hacer mismo, a partir de su propia cotidianidad, universo del cual empieza a tomar “distancia” con el fin de acercarse a él por primera vez, con ojos foráneos. de argumentación en los que exista la oportunidad para los diversos actores de utilizar recursos acordes a sus propios valores, sin que se impida su uso por parte de otros, la investigación puede convertirse en un factor importante de transformación (Cubides y Durán, 2002: 16). De acuerdo con lo anterior, el “otro”, en virtud del punto de vista reflexivo que asume en relación con la investigación, deja por momentos de ser su objeto y se torna su protagonista, definiendo los cauces de indagación y analizando aquello a lo cual conducen. Lo cual subvierte en términos políticos aquel discurso positivista de investigación que suele sobre-estimar el saber experto y sus méClaramente dicha todos científicos a-polípregunta está mediada ticos y neutrales en por la posición de saber perjuicio del sentido codesde la cual se sitúa al mún que esgrimen los “otro” en relación con el actores sociales y que no problema de estudio propuede ser considerado Juan de la Cruz Varela, en Cabrera, Cundinamarca. 1953. Archivo familia Varela. puesto por el investigarígido e inamovible, sino dor, en tanto, por ejemplo, dicha loga con otras miradas, igual de in- en continua transformación “enriposición puede devenir en deman- quietas, constituyendo relaciones de queciéndose con las ideas científida de saber, en la medida en que es interlocución cuyas voces pregun- cas y con las opiniones filosóficas el investigador, sin pretenderlo, tan, no sólo por aquello que la in- que han entrado en la vida ordinaquien viene ofertando un saber no vestigación busca, sino también, por ria” (Gramsci cit. Cubides et al., explícito, al hablar de entrada de la la forma en que lo hace, pues allí 2002: 17). necesidad de problematizar un “fe- reside toda una dimensión ético-ponómeno” que, según premisa de par- lítica, por cuanto es, justamente la De allí la importancia de advertida, es experimentado por el “otro” interlocución, la que dinamiza el tir cómo el “conocimiento” ya no es como esencialmente a-problemático, proceso investigativo, encausándo- sólo privativo de los académicos o lo que conllevaría justamente a otor- lo desde la diferencia y el disenso. científicos sociales, pues su producgarle un lugar de saber a quien preción ahora también se juega en los gunta por el problema. Ante el interrogante de cómo márgenes y la periferia, posibilitanpuede ser apoyado el cambio do que las sociedades se apresten a En tal caso, ¿cómo elude el insocial desde la investigación, puelos cambios generados por los nuevestigador, en el escenario metodode afirmarse que siempre y cuanvos contextos históricos y se adaplógico y epistémico, el lugar de do se disponga de medios fiables ten. Por supuesto, consentir tal Mirada crítica que deviene en postura reflexiva frente a lo visto y dicho en el pasado. Mirada que dia- V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER N Ó M A D A S 123 estado de cosas desde lógicas de investigación partidarias de la disyunción sujeto/objeto: implica abandonar la posición de que sean superiores los objetivos del investigador externo frente a los objetivos internos y de admitir un diálogo entre los dos. Tal diálogo de objetivos significa transformar una investigación unidireccional en una investigación/interlocución mediante la producción de documentos de trabajo que crucen fronteras, tanto la frontera externo/interno como las fronteras internas que existen tangiblemente. (Rappaport, 2005: 49). Así pues, ese imaginario subalternizante de la investigación cada vez más hegemónico, según Mato, en las universidades latinoamericanas, induce de entrada a deslegitimar la producción intelectual de los actores sociales con quienes se investiga. Reduciendo su saber a simple doxa de la cual hay que expurgarlos con el objeto de mejorar su práctica. Por lo tanto, en el marco de la investigación “con” actores sociales, considero que el saber no puede ser reductible a lo estipulado por la academia como tal, más aún cuando el saber del “otro”, según mi perspectiva, “se halla próximo al saber hacer porque sólo existe a través de la acción que él hace posible” (Beillerot, 1989: 58), por consiguiente, lo esencial para las organizaciones no es almacenar conocimiento sino desplegarlo en la práctica. De ahí que muchos de los saberes producidos en el desarrollo de esta investigación, no sólo fue124 N Ó M A D A S ron expuestos a través de artículos académicos. Fueron parte constitutiva de procesos sociales y formativos, como el vivenciado a través del producto hipertextual10, cuya realización involucró diversos talleres de formación audiovisual, radial y de cartografía social. Talleres tendientes en su mayoría a la reapropiación del territorio donde tuvieron y aún tienen lugar las prácticas de las organizaciones populares. Esta modalidad comunicativo-educativa de difusión de saber fue además una estrategia de resistencia política que buscó oponerse a aquellos discursos a-valorativos, objetivistas y academicistas de la ciencia y las universidades que, de acuerdo con Mato, procuran reglar y fiscalizar las prácticas intelectuales a través exclusivamente de indicadores asociados con números de revistas indexadas y eventos científicos formales. En tercer y último lugar, no quiero cerrar sin referirme, en lo que resta del artículo, a las complejidades que comprende asumir una investigación donde investigadores e investigado/as dialogan como “sujetos”. Planteamiento que inevitablemente nos transporta a la discusión sobre la realidad y la manera que tenemos de conocerla, dada líneas atrás, y cuyo saldo fue el advenimiento del relativismo en la investigación social. Si bien es cierto que, de acuerdo con el socioconstruccionismo, la realidad es una construcción social mediada por nuestra subjetividad, razón por la cual cada quien puede “verla” desde múltiples ángulos (Ibáñez, 1996), aunque anclados, lo que conlleva consecuentemente el descenso de la objetividad en beneficio de miradas intersubjetivas que se traducen en una perspectiva relativista desde donde se anula radicalmente la frontera moderna que separaba al sujeto cognoscente del objeto conocido, también es cierto, de acuerdo con la perspectiva de la epistemología situada (Haraway, 1992), que dicha construcción está situada en un lugar específico, una temporalidad concreta y un espacio particular, lo que limita no sólo nuestra comprensión sino además, nuestroaccionar. Efectivamente, según la epistemología situada del feminismo, para no caer (Haraway, 1992; CastroGómez, s/f) en la desmesura de observar las cosas desde un único punto inobservado (el del positivismo) no resulta suficiente acudir a la propuesta socio-construccionista en virtud de la cual se hace plausible observar desde cualquier lugar. Pues, justamente, lo que Haraway advierte es que no existe un “lugar cualquiera”, indistinto o anónimo desde donde observar neutralmente la realidad. Por consiguiente, la descripción que de ésta realicemos será siempre localizada, circunscrita por nuestras reflexividades, limitada por nosotros. De ahí que no sea posible observar las cosas sin ponerles nombre primero. En consecuencia, sólo hemos de aspirar a obtener un conocimiento situado (Haraway, 1992). “Un saber que, aún asumiendo la naturaleza socialmente construida de la realidad, entiende que sólo puede mirar desde un lugar particular” (Florez, 2007: 93). En ese orden de ideas, la acción de emitir juicios al respecto de lo que se pretende conocer, entraña consecuentemente la acción de hacerse responsable de aquello que se dice. Ello, en el marco de un NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA diálogo de saberes, supone indudablemente un ejercicio político y ético, en la medida en que se reconoce lo limitado del punto de vista proferido. Máxime cuando en investigación muchas veces se tiende a considerar que el sujeto contamina el “conocimiento”, lo que acarrea su arrasamiento en pos de una visión objetiva. En tal sentido, investigar “con” es una invitación a dialogar11 con el otro, desde las limitaciones de sus/nuestras diferencias, lo que implica el reconocimiento del saber del otro y del propio como constitutivo de sí. Por lo tanto, asumir el paradigma S-S que… (propone)… Evelyn Fox Keller no equivale a desdibujar las relaciones de poder entre quien investiga y es investigado/a. Más bien, es una apuesta por su continua desestabilización. Esto es, aceptar que nuestro conocimiento está instalado en la paradoja, en las zonas grises del saber (Nidza Correa, 2001) y, que en ese sentido, la posibilidad de imprimirle un carácter relacional al saber (S-S) siempre será temporal. Es una condición que se alcanza en momentos puntuales de las investigaciones. Algunas veces, éstas son instrumentalizadas para el beneficio de la academia. […] Otras veces, son los movimientos los que instru mentalizan a la academia (Flórez, 2007: 108). Si bien es cierto que los textos producidos en el marco de investigaciones como la referida en este artículo, suelen privilegiar la subjetividad del autor, soslayando a veces en demasía la del “otro” de la investigación, también es verdad que ello obedece al interés del investigador de “someter el mundo propio al mismo análisis que el mundo ajeno” (Guber, 2001: 126), de suerte que lo nombrado por él, no sólo sea leído por el “otro” en clave informativa, sino, y quizás en mayor medida, en clave crítica y propositiva. Esto es algo que constituyó una constante en este proyecto gracias a la co-investigación. Por supuesto, vale la pena decirlo, ésta no fue fácil, reportó más preguntas y problemas que respuestas y soluciones, lo que no dejó de inducir, sin embargo, a la reflexión. Muchas veces el diálogo que entablamos con los actores sociales no supo dar cuenta de nuestras diferencias, siendo imposible llegar a consensos. Lo que dio lugar a diversos procesos de confrontación, cuyo saldo político y epistémico muchas veces favoreció a la “academia reificada” y no a los “sujetos de carne y hueso”, quienes asumíamos la investigación desde coordenadas de pensamiento muy distintas. Ponernos de acuerdo pues, siempre supuso un plegamiento, una economía, una renuncia al significado privilegiado por cada quien. Éramos, siguiendo a Pessoa, como recelosos cuidadores de rebaños, siendo los rebaños nuestros pensamientos. Probablemente, ahora que lo pienso en retrospectiva, varias de tales tensiones metodológicas derivaron de una idea implícita de investigación de acuerdo con la cual, inconscientemente, se creía posible “conocer” la realidad. Por tanto, la idea de que la “realidad” resultaba cognoscible mediante refinadísimos razonamientos, presupuso para algunos que, en tanto existía un saber independiente de lo que V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES decíamos, de lo que hacíamos e, incluso, de nosotros mismos, era posible llegar al consenso. De allí que el prurito de querer hallar la “verdad” a través del lenguaje racional, asumido como espejo de la realidad, caracterizará el desarrollo a veces infructuoso de muchos de nuestros diálogos. Advertir dichas lógicas cuando se está haciendo co-investigación, es importante, no obstante, no hay garantía de que éstas no operen en los procesos metodológicos. Por tanto, ¿cómo decirle al otro y a nosotros mismos que la investigación no es posible, que el misterio de las cosas reside en que haya quienes piensen en el misterio de las cosas, que investigar, aunque imposible, resulta necesario para crear un significado, un sentido? Ese es, parafraseando a Bustamante (2007: 20), el espacio del investigador, del hombre: “inmerso en lo real, no frente a él; desprendido de los mandatos naturales; de espaldas a la objetividad para tener que crear el sentido inexistente: la cultura; y girando alrededor de esa nada, convencido de que hay algo”. Citas 1 Referido, de acuerdo con la “idea de que la ciencia es desinteresada y extrasocial, que sus enunciados de verdad se sostienen por sí mismos sin apoyarse en afirmaciones filosóficas más generales y que la ciencia representa la única forma legítima del saber” (Wallerstein, 2005:19). 2 Región ubicada entre los departamentos de Bolívar y Sucre, Colombia. 3 Perspectiva que nace en los años ochenta, producto de la confluencia de distintas tradiciones teóricas, como una de las salidas a la crisis de los paradigmas positivistas de las ciencias sociales de los POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER N Ó M A D A S 125 años setenta. Su presupuesto básico parte de que la realidad, al igual que el sujeto, son construcciones sociales. 4 5 6 7 8 9 Es lo que podríamos denominar, siguiendo a Guber (2001), “reflexividad”, una propiedad de toda descripción de la realidad. Fenómeno que Castro-Gómez denomina “colonialidad del ser”, teoría de acuerdo con la cual, dicha comprensión orgánica del mundo empezaría su ocaso con la instauración, después de 1492, del sistema mundo capitalista y la expansión colonial de Europa. Es en ese momento justamente que empieza progresivamente a inocularse la idea según la cual, “la naturaleza y el hombre son ámbitos ontológicamente separados (pues) la función del conocimiento es ejercer un control racional sobre el mundo.” (CastroGómez, s.f.: 73) 11 En el entendido de “instituir cada vez el lugar del otro, el lugar propio e instituir el código, las reglas según las cuales se van a organizar las significaciones. Y este trabajo obliga a pensar, ya que el que crea las condiciones se está constituyendo en las reglas de la situación. Esto es constituirse en una situación de diálogo” (Corea y Lewkowicz, 2005: 54). Bibliografía ARCILA, Claudia, 1995, “Planos de la ciudad deseada”, en: Magazín Dominical, No. 636, Bogotá, El Espectador. Con el fin de conocer más ampliamente el origen y consolidación del trabajo cultural de estas organizaciones, recomiendo consultar Alfonso Torres (2007). BEILLEROT, Jacky, 1989, “Los saberes, sus concepciones y su naturaleza”, en: Jacky Beillerot, Saber y relación con el saber, Buenos Aires, Paidós. “En las Humanidades y Ciencias Sociales que se practican en las universidades latinoamericanas cada vez parecen hacerse más hegemónicas las representaciones de la idea de “intelectual” que asocian ésta a la idea de “investigación”, y que en muchos casos “imaginan” a esta última como algo que sólo se hace en la “academia” (Mato, 2002: 22). BUFALINO, Gesualdo, 1995, El Malpensante, Bogotá, Norma. De acuerdo con Mato (2002: 22), los sistemas en los que se encarnan los discursos modernizadores por él señalados, “tienden a deslegitimar las prácticas intelectuales que no estén orientadas a la producción de publicaciones arbitradas; es decir, que no se estructuren desde una cierta lógica de una ‘supuesta excelencia académica’ que se construye a imagen y semejanza de la de las llamadas ‘ciencias físico-naturales’, y así pretendidamente ‘neutral’, ‘objetiva’, etc. Así, estos discursos ‘modernizadores’ tienden a deslegitimar ideas tales como las de sostener algún tipo de relaciones con actores sociales extraacadémicos, y a desvincular el trabajo intelectual de la reflexión ética y política”. N Ó M A D A S los movimientos sociales. Relaciones de género en la red ‘Proceso de comunidades negras del Pacífico colombiano’”. Tesis de doctorado, España, Universidad Autónoma de Barcelona. 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POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER N Ó M A D A S 127 Reflexividad en la investigación cualitativa: narrar, visualizar y dialogar* [email protected] • PÁGS.: 128-141 Humberto Cubides C.** y Patricia Guerrero R.*** El artículo analiza dos talleres reflexivos desarrollados con grupos de jóvenes de la ciudad de Bogotá vinculados a un estudio sobre participación política: en el primero se produjeron relatos biográficos sobre las dinámicas de integración de cada miembro a su colectivo y el segundo versó sobre procesos de expresión y comunicación de los grupos, cuyo punto de partida fue la presentación de un video realizado por el equipo de investigación. El análisis presenta, simultáneamente, las contingencias de la reflexividad en investigados e investigadores. Al final se introducen elementos para la discusión sobre las relaciones entre los aspectos abordados, y el significado de esta propuesta para la investigación cualitativa de corte reflexivo. Palabras clave: investigación cualitativa, reflexividad, expresión, comunicación, reconocimiento, diálogo, producción audiovisual. O artigo analisa duas oficinas reflexivas desenvolvidas com grupos de jovens da cidade de Bogotá vinculados a um estudo sobre participação política: na primeira produziram-se relatos biográficos sobre as dinâmicas de integração de cada membro a seu coletivo e a segunda é sobre os processos de expressão e comunicação dos grupos, cujo ponto de partida foi a apresentação de um vídeo realizado pela equipe da pesquisa. A análise apresenta, simultaneamente, as contingências da refletividade em pesquisado e pesquisadores. Afinal introduzem-se elementos para a discussão sobre as relaciones entre os aspectos abordados, e o significado de esta proposta para a pesquisa qualitativa de corte reflexivo. Palavras-chaves: pesquisa qualitativa, refletividade, expressão, comunicação, reconhecimento, diálogo, produção audiovisual. The article analyzes two reflexive workshops developed with youth groups from Bogotá, linked to a study about political participation. The first workshop was developed around the biographical narratives regarding the integration process of the youngsters to their group. The second one dialed with the group processes of expression and communication, starting from the screening of a video recorded by the research team. Simultaneously, the analysis shows the contingency of reflexivity in the target group and in the researchers. Finally, some aspects to debate the relationship between the tackled issues and the significance of this proposal to the reflexive qualitative research were introduced. Keywords: qualitative investigation, reflexivity, expression, communication, recognition, dialogue, audiovisual. ORIGINAL RECIBIDO: 08-IX-2008 – ACEPTADO: 15-X-2008 * Se presentan aquí los resultados parciales de la investigación “Jóvenes, participación política y formación democrática”, desarrollada en Bogotá por el IESCO de la Universidad Central, con la cofinanciación de Colciencias. El equipo de investigación está integrado por Humberto Cubides (investigador principal), Patricia Guerrero y José A. Salinas (coinvestigadores) y Catherine Peña, Yenny Vargas, Mónica Vargas, Arley Daza y Francy Moncada (auxiliares). Un estudio paralelo se realiza en Medellín con el concurso de un grupo de investigadores pertenecientes al Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia. ** Coordinador de la línea de Comunicación-Educación y docente-investigador del IESCO - Universidad Central. E-mail: [email protected] *** Psicóloga de la Universidad Nacional de Colombia y Magíster en Español como segunda lengua de la Universidad de León - Funiber (España). Investigadora de la línea de Comunicación-Educación del IESCO - Universidad Central. E-mail: [email protected] 128 NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Introducción Este texto presenta una parte de la construcción analítica con la cual se realiza la investigación en la que participan un conjunto de agrupaciones de jóvenes que despliegan sus modos de relación y de actuar en la ciudad de Bogotá, generando distintas propuestas (estéticas, éticoecológicas y comunitarias) parcialmente distantes del control del Estado, de las instituciones y de los partidos políticos1 . Dicha construcción apeló a una serie de operaciones mediante las cuales el equipo de investigación buscó establecer vínculos con tales grupos en donde la sensibilidad y la intuición se integraran al necesario rigor metodológico2 . reconocimiento en las mismas por parte de los investigadores, referidas ambas a las figuras del recuerdo, del presente y del porvenir. La primera de ellas, estuvo relacionada con el recuerdo sobre el origen de la vinculación o surgimiento del grupo. Esta comprensión de la gé- valorativos que la encauzaran con miras a distanciarse de la modelización capitalista o institucional, así ocasionalmente adquirieran denotaciones convencionales. Finalmente, las vías de reconocimiento de los integrantes de los colectivos transitaron hasta percatarse de las modalidades de articulación y de las redes construidas en la acción conjunta. El reconocimiento de las prácticas por parte de los mismos jóvenes que las desarrollan, mostró que el tiempo puede dejar de ser padecido por los sujetos, y, más bien, aflora como una dimensión en la cual los recuerdos y los sueños resultan efectuables. Allí, el narrar tomó el lugar central de la acción investigativa, pero se complementó, como era presumible, con un procedimiento dialógico. En primer lugar se realizó un ejercicio destinado a producir relatos biográficos de las dinámicas de La segunda operación integración de cada joven metodológica tuvo que ver a su colectivo, el cual parcon la realización de un tatió del supuesto de que el ller sobre procesos de expoder-narrar está sometido presión y comunicación de a las mismas condiciones los grupos estudiados, asde la acción, cuya estrucpectos que no están deslitura en trama constituye la El Tiempo 1931. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999). gados del trabajo de mímesis, es decir, combina reconocimiento. Su punto al tiempo personajes y aconteci- nesis del colectivo evidentemente de partida fue la presentación de mientos (Ricoeur, 2006: 316) 3 . Los no se separó de lo que éste signifi- un corto video que mostró la maresultados de este ejercicio se des- ca para los sujetos; aparecieron en- nera en que el equipo de investiplegaron en cinco líneas de senti- tonces ideas que tendían a referirse gación se vio afectado por la do obtenidas mediante una lectura al presente de la actuación. Unido actuación de cada colectivo, así pragmática4 de las memorias de la a lo anterior, emergieron respues- como su comprensión inicial de tadiscusión y de los escritos genera- tas referidas al devenir de la acción les procesos. El desarrollo del taller dos por los jóvenes en el mismo ta- colectiva, es decir, lo que ella pro- se sustentó en un diálogo estableciller, en una doble operación de duce. La acción de los colectivos do entre dos agrupaciones similares, reconstrucción de la historia y la se encontró también ligada a un es- mediado por los investigadores a traexperiencia en los investigados y de fuerzo por crear otros principios vés de comentarios o preguntas reCUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR N Ó M A D A S 129 lacionadas con las particularidades de los grupos plasmadas en el video, en el diálogo se contrastó el decir sobre aquellos con el decir sobre sí mismos. En la dimensión dialógica entre grupos, se trataba de que cada uno de ellos produjera una imagen global del modo de ser del otro y de la impresión que había dejado en quienes los habíamos estado acompañando durante algunos meses, proceso que entendimos como la conformación de una estructura en permanente flujo y cambio, en tanto portadora de singularidades y de rasgos de expresión; igualmente, que interrogara las formas de relación y el sentido de las acciones del grupo par y respondiera a las inquietudes de aquel, de modo que resultaran más comprensibles para todos. Vale aclarar que para el análisis hacemos una separación un tanto artificial frente a la particularidad de lo expresivo y lo comunicativo; en consecuencia, las definiciones asumidas distinguen también entre uno y otro fenómeno. En cuanto a la expresión, de acuerdo con Spinoza (2005), entendemos que cada sujeto, individual o colectivo, tiene una forma de vibrar, un manera de ser afectado y unas relaciones que lo caracterizan. En lo que hace y dice expresa su modo de ser singular. De otra parte, siguiendo la interpretación que Capra (2002) hace de Bateson, la comunicación se refiere a los procesos de coordinación de las acciones de un organismo que conllevan ajustes o cambios tanto en su conducta, como en la de otros. Los resultados de nuestro análisis son expuestos de ma130 N Ó M A D A S nera separada en la segunda parte de este artículo. No obstante, podemos decir que la preocupación central de este ensayo está conformada por el problema de la reflexividad en la investigación. Debido a esto, al tiempo que damos cuenta de los temas de reconocimiento, expresión y comunicación, exponemos las contingencias reflexivas del estudio, implicándonos directamente como investigadores. En términos generales, la reflexividad consiste en el conocimiento que tengamos de la capacidad de comprensión acerca de nuestro modo de ser singular y de la forma en que este se expresa. Ahora bien, si aceptamos la existencia de distintos niveles de conocimiento en relación con los planos de la individualidad (Spinoza, 2005), así como la presencia de distintos grados de aprendizaje (Bateson, 1998), existirían dos niveles auténticos de reflexividad: primero, conocimiento acerca de las causas, es decir, de las relaciones en las que se ve involucrado el individuo, de su modo de afectarse, y en otro sentido, de su capacidad de conocimiento; y, segundo, conocimiento de la esencia o del modo de ser singular, es decir, de los grados de potencia que expresan esas relaciones, al cual correspondería el conocimiento del contexto que permite al individuo ajustar su conducta, para definir los propósitos de su acción sobre el mundo. De acuerdo con lo anterior, a lo largo del texto aludiremos a estos dos planos de la reflexividad, mientras que en el apartado de conclusiones intentaremos relacionar sintéticamente los procedimientos narrativos, dialógicos y de visuali- zación con las dinámicas de expresión, comunicación y reflexividad. Los talleres de expresión y comunicación Un ejercicio se enfocó en otros dos aspectos centrales relacionados con la idea de reconocimiento: los modos de expresión y los procesos de relación intersubjetiva o de comunicación. El taller, visto como un recurso para confrontar unas primeras descripciones forjadas a través del trabajo de campo, se diseñó como un escenario de reconstrucción entre investigadores y grupos, de retoma de fragmentos personificados de los grupos –en su mayoría con fotografías de sus propios actos y eventos–, con base en la elaboración de un video que condensaba los repertorios expresivos y comunicativos más sobresalientes de cada experienciagrupal5 . No se trataba de que los sujetos fueran “descubiertos” por otros –los investigadores–, quienes, por otra parte, tampoco se descubrirían ante los sujetos investigados. Por el contrario, las organizaciones “volvieron a ver”, gracias a la observación participante de cada auxiliar, diversos momentos de la experiencia narrados en libretos e imágenes, que buscaban comunicar el sensorium y la coordinación de acciones de los grupos juveniles. El dispositivo de visualización se construyó con material producido por los mismos grupos y/o por un observador participante del equipo durante diversos momentos del acompañamiento en campo. Un poco tomados por sorpresa al verse NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA captados por otro, y a la vez, cons- elementos, dará cuenta en cada moTeniendo en cuenta lo anterior, tatando la resonancia con la ex- mento de la relación característica, luego de la visualización corresponpresividad de sus acciones, las de las afecciones y de la singulari- diente nos propusimos componer procoordinaciones y comunicaciones dad del individuo. cesos dialógicos con los grupos de entre sus miembros y entre el conjóvenes estudiados, de tal manera torno de grupo y su entorno lejano, Ahora bien, puesto que la singu- que se produjera la expresión de su el taller convocó a organizaciones laridad no es una esencia inmutable singularidad y diferencia en encuenafines a un diálogo que les permi- (una substancia idéntica), la confi- tros en los que se congregaran grutiera entrar en el campo de percep- guración que tome depende de que pos afines que pudieran indagar las ción del otro, para que a través del un agenciamiento de enunciación la posibilidades de sus actuaciones7 . En cuerpo vibrátil –de lo que se es produzca o no; en consecuencia, se este proceder, valoramos la hipótecapaz de percibir más allá de lo di- hace necesario identificar los proce- sis de Spinoza sobre el carácter cho–,como de sus herramientas sos reales de subjetivación. Siguien- transitivo del afecto, es decir, el hereflexivas, cada grupo cooperara en do esta perspectiva, puede afirmarse cho de que es imposible represenel proceso de descubrir tarse la afección de y generar la comprensión un ser semejante sin sensible. A su vez, quiesentir nosotros misnes ejercían la escucha mos esa afección8 . por parte del grupo investigador promovieron un La expresión re-acceso a la experienmediada por la cia, una reorganización creación artística de la misma, para contribuir en ocasiones en las En ambos casos, que el grupo realizó las producciones de tomas de contexto sobre estos grupos reconolas situaciones expresivas cen poseer un leny comunicativas, meguaje particular, más diante preguntas que Entrega de Guadalupe Salcedo: oficial y periodista anónimos, general Alfredo Duarte, Salcedo, dirigido a quienes buscaban que los interreporteros Guillermo Sánchez, Guillermo Karty y Carlos Caicedo, 1953. comparten su cultura Salcedo fue asesinado en 1957. Museo Nacional de Colombia. locutores se plantearan: que hacia el público “¿Esos somos? ¿El video da cuenta de que de manera contemporánea la en general. Si bien aceptan que esta nuestra particularidad? ¿Hay algo de expresión de una singularidad está es una manera de buscar reconocilo que no se tiene aún conciencia?” relacionada con alternativas que miento, consideran que su expresión O, igualmente, les fuera posible ex- se desprenden de la subjetividad no está orientada contra ninguna plorar otros conjuntos de alternati- capitalística, cuando se es capaz de clase de opresor, y, más bien, intenvas sobre las cuales mostrarse “como proliferar nuevos procesos (secuen- ta ser fiel a su propia sensibilidad9 . lo que son”. cias de hechos o de acciones). Suele En un ejemplo, dibujar el nombre estar asociada con flujos materiales y acudiendo a ciertos códigos estilíssemióticos que engendran transfor- ticos es una especie de protección Expresión y maciones reales y producen nuevos ante la sociedad, a la cual se le dereflexividad agenciamientos. Estos modos de jan los elementos estéticos de la pinsubjetivación singulares se auto- tura sobre los muros de la ciudad; En coherencia con la definición modelan, es decir, operan su propio en el otro, se busca “contagiar” a de expresión mencionada en el pri- trabajo de semiotización y de inci- sujetos específicos que escuchan mer apartado, asumimos que los atri- dencia en el nivel de relaciones de una canción y logran capturar su butos o cualidades de un sujeto se fuerza local, como en el hacer y des- mensaje, y a través de él, compartir explican por su modo de ser; la com- hacer de alianzas (Rolnik y Guatttari, experiencias vividas por quienes las prensión que se alcance de ambos 2006: 61) 6 . escenifican 10 . En ello consiste el CUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR N Ó M A D A S 131 estilo: mostrar la fuerza propia en el tono de voz, los movimientos, el flow, el ritmo, etc. Parte de esa fuerza parece estar asociada con el tinte de ilegalidad de donde provienen los dos tipos de manifestación a los que hacemos referencia. A pesar de su difusión, el rap conserva algo de marginalidad, de discriminación y persecución que los verdaderos escritores de canciones saben traducir en mayor calidad. De la misma manera, el encanto del “bombardeo” a través del tag (el sobrenombre adoptado) se debe a que preserva la antigua ilegalidad del grafiti, esto le da un especial sentido a su creador en el momento de hacerlo. Lo que sí resulta evidente es la necesidad de apartarse de la captación de que adolecen estas expresiones cuando las iniciativas institucionales, la publicidad o el mercantilismo intentan apropiárselas. El programa Muros Libres y el medios de difusión de estas corrientes, se entienden como pretensiones para conducir sus realizaciones hacia determinados fines, volverlas fácilmente comprensibles o hacerlas rentables. Todo lo cual, según sus creadores, hace que se extravíe su esencia, se agote su sensibilidad y pierdan parte de su potencial de inventiva 13 . Otra clase de escollo, del que no está exento el grupo responsable de la investigación, es el que tiene que ver con la producción académica. Emerge cuando, amparados en clasificaciones o tipificaciones hechas a priori, los estudios no dan cuenta de lo propio de estas manifestaciones, no logran descifrar su “código”, o mejor, no alcanzan a comprender la vibración presente en estas prácticas y cómo afectan los contextos en los cuales se inscriben. No obstante, ambas tendencias padecen cierta fascinación miedosa por la aceptación del gran público. Dibujar el propio nombre, incomprensible para la mayoLa expresión éticoría, se siente como un acto ecológica de puro egocentrismo que intenta ser compensado por lo El diálogo entre las dos que se supone es el don enagrupaciones pertenecientes tregado a la ciudad: el aspecal ámbito de la lucha ecolóto pictórico del grafiti, la gica llevó a cada una a conexpresividad del color, la clusiones particulares. En el exaltación de la forma, su texprimer caso se reiteró el sen11 tura . De manera similar, tido que tiene encontrarse a nuestros raperos buscan llasí mismo desde el corazón y el mar la atención de grandes sentimiento, ligando a ello el audiencias: “sonar” para mupensamiento y la valoración cha gente, pero mantenien- El antropólogo Gerardo Reichel - Dolmatoff en la Sierra Nevada de Santa del territorio; se trata de un Marta con dos indios Kogi. Foto: Alicia Dussán. do su autenticidad. Aquí proceso de resignificación surge la inquietud sobre el que implica primero desnudarriesgo que implica asumir una acti- festival “Rock al parque”, entre se espiritualmente para sentir la tietud políticamente correcta, es decir, otras propuestas de la Alcaldía en rra, sin lo cual es imposible apreciar valerse del potencial comunicativo Bogotá; las campañas de gaseosas, la importancia de su recuperación y de sus producciones para lograr ma- cigarrillos u otros productos de con- reconstrucción14 . Unido a ello, proyor reconocimiento12 . sumo masivo; y la multiplicación de piciar un conocimiento más escla132 N Ó M A D A S NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA recido implica también respetar las costumbres de origen, comprender el significado de armonizar los distintos elementos naturales, rescatar la riqueza e integridad del lenguaje ancestral desvirtuado por el trascurso de los distintos sometimientos y renovar el alcance de modos de relación, que a partir del respeto a los antepasados, a los mayores y a las mujeres crean vínculos de afecto y generan mayor fuerza al actuar. Lo anterior explica por qué la representación de este grupo producida a través de un video, a pesar de que insistió en el “tacto histórico” con que vincula pasado y vida actual, no atrajo del todo a sus miembros: sus prácticas están basadas en una integración afectiva y corporal, mediante rituales que afectan principalmente la memoria15 . Desde allí, se avala la importancia de vincular a los más jóvenes en las tareas de recuperación del territorio local y de ampliar el impacto de la acción conjunta con aquellos colectivos que comparten visiones parecidas, siempre y cuando no se incurra en concesiones ni se pierda autonomía. Desde el otro lugar, se insiste en involucrar en la labor la parte ética y personal, con miras a hacer conciencia sobre el origen y destino de lo humano, desechando las “malas costumbres” que han llevado a los jóvenes a caer en un vano consumismo. Pero no se trata de un intento de búsqueda por el reconocimiento propio, sino de aunar distintas capacidades y conocimientos para actuar conjuntamente en aras de una educación dirigida individualmente para comprender el significado del “veganismo”: la igualdad entre “animales humanos y no humanos”, el abolicionismo, el antisexismo, entre otros aspectos. Un conociCUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN miento que comienza por sensibilizar desde la arenga y el perfomance callejero, en una búsqueda constante por llamar la atención sobre una problemática compleja, pero que no se queda allí16 . Entonces acude al convencimiento personal, a la explicación sobre el uso despiadado de los recursos y a la promoción del cambio de algunas costumbres a través del cuestionamiento y de la demostración mediante el ejemplo propio. Se trata de quebrar memorias instaladas en el pensamiento, pero también en los hábitos y en los cuerpos. En consonancia con esto, el video de presentación usado para el taller, pareció a los participantes de este grupo muy “puntual”, pues no registró otras acciones ya mencionadas. Su potencia expresiva se relaciona más con crear inquietudes sobre las costumbres y tipos de educación convencional que en realizar manifestaciones callejeras, así estas sean espectaculares. Diversas formas de expresión del vínculo comunitario Resumimos aquí distintas modalidades de manifestación de lo singular que configuran formas también diferentes de integración con comunidades locales. Si bien algunas de ellas acuden más explícitamente al uso de recursos expresivos para plantear demandas y reivindicaciones (títeres, zanqueros, payasos, lanzafuegos, etc.), en su gran mayoría centran su acción en propuestas educativas que, igualmente, se dirigen al desarrollo de competencias asociadas con lo expresivo (danza, artes manuales, música, literatura, periodismo, taekuondo, dibujo y pintura, entre otros). El taller buscó entonces entender conjuntamente la perspectiva, los límites y poten- cialidades con que se hace uso de estos medios en la acción cotidiana de cada agrupación. Un primer ejemplo resalta cómo el valor de las presentaciones que ellos realizan se empeña en dar muestra de posiciones políticas cuyo fin está orientado al servicio de la comunidad. Por tanto, la política resulta ser un contenido que requiere múltiples formas de trasmisión y difusión; al mismo tiempo, se entiende como habilidad para establecer alianzas, desarrollar estrategias y aprovechar oportunidades. Quizás por eso no resulta inadecuado juntarse con instituciones que facilitan la gestión: se intenta hacer viable aquello que parece convenir a los propósitos del grupo17 . Igualmente, dado que la formación de líderes se asume como uno de los propósitos, se aceptan las propuestas mediante las cuales algunos miembros, con mayor ascendencia y experiencia, buscan consolidar esta actitud en aras de hacer perdurar el grupo. No obstante, ello no contraviene el entusiasmo y dinamismo con el que los más chicos despliegan sus habilidades creativas18 . Desde otra visión, se apuesta por el poder de cambio de la gente; debido a ello, se gestionan espacios para la acción conjunta dentro de la propia comunidad, sin que ello desdiga del poder educativo de campañas como las de reciclaje y el autosostenimiento, para las cuales se acude a la dramatización con títeres y a la construcción de un dispositivo-modelo destinado a la recolección de desechos. Lo anterior explica por qué la presentación que el equipo de investigadores realizó de esta agrupación, se consideró por sus representantes “muy general”, no LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR N Ó M A D A S 133 mostró otros espacios de su trabajo: las campañas de reciclaje, los grupos de estudio, la labor educativa con los “Genesitos”, etc. Al parecer, el video no captó con suficiencia sus dimensiones expresivas singulares. De otra parte, la necesidad de ofrecer a cada integrante del colectivo un espacio de vinculación genera un riesgo de dispersión que se asume inevitable. Puesto que la política es comprendida por el grupo como pugna y disentimiento, se proyecta un tipo de liderazgo que no acude a la imposición sino a la toma de decisiones por consenso; de este manera, se tramitan diversas propuestas que son abanderadas por quienes encuentran allí la forma de desplegar su gusto y pasión19 . Probablemente, la potencia reflexiva del ejercicio de análisis de los procesos de expresión, quedó un poco más patente en otro de los colectivos comunitarios con el cual el diálogo fluyó hasta instaurar una discusión en la que cada quien se sintió comprometido al examen de sus relaciones con el colectivo de acuerdo con las disposiciones puestas en juego a través de la práctica cotidiana dentro del mismo. Allí se identificaron tanto la falta de confianza en las posibilidades de crecimiento y cualificación individual en el grupo, como la disonancia de quien no se atiene a la sensibilidad de este último, y al intentar imponer su fuerza, afecta el exterior de modo distinto al habitual. Entonces se produce una especie de vacío y extrañamiento que resuena en ambos sentidos: hacia adentro, se lastiman los sólidos lazos de amistad y el mutuo apoyo; hacia fuera, se debilita la capacidad de solidaridad y de concertación con otros distintos. Debido a que la política se concibe 134 N Ó M A D A S construida desde el hacer, aunque ligada a valores compartidos, el ejercicio de reflexión provocado rompe las dinámicas usuales y lleva al cuestionamiento sobre la validez de acuerdos tácitos respecto de temas cruciales. En esa perspectiva, a pesar de que la presentación a través del video del colectivo Thimos se consideró un buen aporte por parte del equipo investigador, se hizo notar por algunos de sus integrantes que no abordó los problemas y debilidades del grupo. Por último, si lo que se puso en debate hace parte de un compromiso vital de cada miembro del grupo, quedó la inquietud de por qué no abordarlo en forma directa20 . Bien distintas son las prácticas reflexivas de quienes se juntan alrededor de la producción de un medio de comunicación. La discusión no solamente es la materia prima del quehacer conjunto, sino que para la mayoría se constituye en el verdadero sentido de su reunión. Por ello, pretender que a través de un ejercicio reflexivo se aporten meras indicaciones para mejorar el medio es una empresa limitada; el análisis transitó por el carácter mismo de las relaciones entre sus integrantes, que, paradójicamente, ha llevado a que con el tiempo se torne homogéneo aquello que en principio era diverso: por algún motivo la práctica de años ha provocado eliminar contradicciones, acercar posiciones y atenuar el sentido crítico 21 ¿Cómo rescatar tal diversidad? Como solución se propuso introducir una medida de intervención externa: ampliar el colectivo con el fin de rescatar matices, incluir otras perspectivas e, incluso, otras competencias. Preguntamos, ¿qué haría que lo que ha llevado a constituir un modo de relación característico se altere por la inclusión de fuerzas disonantes? Quizás lo más importante de la discusión fue el conjunto de apreciaciones dirigidas a lograr que el grupo extendiera al máximo sus potencialidades hacia otras acciones ya proyectadas pero no efectuadas aún en su comunidad local. Finalmente, a un colectivo cuya labor se enfoca, primordialmente, en generar cambios en los sujetos con los que se relaciona (específicamente en el descubrimiento de sus capacidades, en el cuestionamiento de sus condiciones de vida, en la transformación de sus relaciones habituales, etc.), le pareció muy limitado que se le presentara a través de las expresiones de sus integrantes y no en las de aquellos con los cuales trabaja22 . Si bien conjuntamente, y mediando las distintas perspectivas, puede elaborarse un discurso consistente, en este caso sobre el significado de la educación popular, la comprensión cabal de sus prácticas sólo puede darse mediante la indagación acerca de lo que aporta cada actividad individualmente, esto es, cómo afecta su vida. Esto incluye, por supuesto, dar cuenta de la transformación de los responsables de la formación: su “realización profesional”, la reelaboración de sus saberes y cómo se articula lo educativo con las otras dimensiones de su cotidianidad, entre otros aspectos. No obstante, desde la perspectiva de la gestión de recursos y de las relaciones institucionales se aprecia la importancia de mostrarse integralmente a otros mediante un dispositivo comunicativo; para ello, el registro sistemático de las acciones, su evaluación permanente y, sobre todo, la capacidad de NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA ofrecer sin artificios la sensibilidad propia del grupo, fueron aspectos ineludibles en el diálogo. Por este motivo, el video de presentación para el taller se recibió como un cuestionamiento a la falta de agencia del grupo para producir este tipo de comunicaciones, pero, al mismo tiempo, se sintió como una especie de impulso para realizar una elaboración propia. A ello respondió el segundo ejercicio metodológico llevado a cabo, diseñado como un dispositivo reflexivo audiovisual y dialógico, en el que los grupos tenían la posibilidad de examinar la comunicación producida entre sus acciones y las de otros como respuesta a estas últimas, a través de diferentes niveles comunicativos. Indudablemente esta operación reflexiva buscaba el propósito pante, en los procesos de reflexividad entra a jugar su propia posición desde esos mismos niveles: productor, receptor o evaluador. Tres interrogantes nos ayudaron a desplegar tanto la visualización como el diálogo en los talleres de expresión y comunicación. El primero de ellos se relacionó con lo propio de una comunicación intra e interpersonal en las experiencias, que no pasa Los procesos de por los mecanismos de comunicación producción redundante23 producidos en otros Partimos de la idea niveles de la comunide que los grupos se cación de carácter culcomponen de relaciones tural abstracto. Nos en continua organizareferimos a las comunición y disolución, cuyos caciones hechas bajo formodos de comunicación mas artísticas, como la tienden permanentemúsica y la danza, entre mente a la autocorrecotras, y basadas fundación. De manera que, si mentalmente en explono responden a conraciones propias como el ductas codificadas o inpercibir y producir ritmos alterables, actúan en sonoros, o el dar forma a intercambio de posturas, imágenes visuales, en las acciones, enunciaciones que interviene tanto el y son afectados por touniverso de la cinética Hernán Díaz: Alejandro Obregón, Enrique Grau, Fernando Botero, Armando Villegas dos los que entran en el y (adelante) Eduardo Ramírez Villamizar y Guillermo Wiedermann, Bogotá, 1960. (la expresión de la mano, marco de su relación del cuerpo, etc.) como el (Ruesch y Bateson, 1965). Pero consciente de relacionar a los suje- del paralenguaje (tonos de voz, enigualmente el conjunto de inter- tos con su ambiente para establecer tonación, entre otros). cambios de los grupos marca su distintos planos de comunicación manera de puntuar los aconteci- según el campo de visión: en el nivel En vista de que estas comunicamientos, que una vez incorporados intrapersonal o limitado a la perso- ciones se convierten en actos de protenderán a la repetición o al cam- na misma; interpersonal u ocupado ducción de lo singular, operan, entre bio. Por tanto, en medio de estas por dos personas; grupal o constitui- otras formas, como señales analógicas dos dinámicas (estable y cambian- do por varias personas; y, por últi- productoras de valores de magnitud te), los colectivos formularon o mo, el cultural conformado por que se desean transmitir, como sucontestaron preguntas sobre las se- muchos grupos (Ruesch y Bateson, cede a partir de los indicios o marcuencias de sus relaciones comuni- 1965). Ahora bien, dado que toda cas del grafiti que pinta el nombre cativas en las que están inmersas persona o colectividad tiene sus pro- de su “escritor”, o en los giros y sus acciones y sobre la inclusión o pios puntos de vista en lo que se re- acentos de la voz en el cantante de exclusión de intercambios y men- fiere a la calificación de la situación rap ante el escenario. En la expesajes en cada uno de los niveles o social, a la percepción de otros, así riencia de quien las crea, el momensecuencias en las que participan. como a la posición de cada partici- to de su producción es fuertemente CUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR N Ó M A D A S 135 intrapersonal en concordancia con la exploración personal en la que se apoyan. En la experiencia de comunicación interpersonal de colectivos comunitarios y éticos, que se transvasan o no en lo grupal, se establece una comunicación que incluye las microdimensiones de señales de reconocimiento, aprobación, admiración, o también de encuentro intencional. A través de estas señales se generan contrastes con otras situaciones sociales abstractas tales como los dispositivos educativos, familiares y culturales, con los que, por contraste, se generan compensaciones que dichos niveles interpersonal y grupal, no producen en estos otros ámbitos de mayor proliferación de subjetividad. Muchas de estas dimensiones comunicativas se viven en forma intrapersonal o interpersonal, sin que el grupo actúe como instancia productora de una sola lógica de afectación, ni ofrezca a sus asociados formas de comunicación con el exterior que abarquen otros niveles. No se descarta que, al mismo tiempo, estas comunicaciones se crucen con otros niveles de lo intrapersonal grupal y entren, entonces, en una existencia paradójica en la cual una puede aparecer inserta en la otra24 . ¿De qué mecanismos se valen los agrupamientos comunitarios que realizan el tránsito entre un todo colectivo y constelaciones amplias de otros colectivos, e incluso, hacia una totalidad social mayor? ¿Qué dispositivos permiten que estas situaciones se planteen simultáneamente? ¿Con qué recursos se aborda este acople? Veamos entonces algunas de las reflexiones que 136 N Ó M A D A S nos ha permitido esta experiencia metodológica. La Reflexividad que se agita en lo artístico Los grupos de grafiti y de rap forman parte de los colectivos más involucrados en producir una obra cuya trama involucra códigos, señales y proposiciones intercambiadas entre estos y sus públicos, entre ellos y los grupos de identificación contiguos, y entre los propios creadores, en un proceso reflexivo que hace conciente las reglas implícitas y explícitas en dichos intercambios, en esas distintas redes. Las imágenes cantadas o pintadas provienen de sus propias agencias personales y colectivas, y gracias a un examen y reexamen de los niveles con los que participan escritores y cantantes urbanos, grafiteros y raperos, cazdos o linzo25 . Estos actores de objetos culturales se ponen en juego transvalorando los valores en sus obras. Son realizadores de momentos de baldeo social, mientras la sociedad pareciera dormir. Ellos consideran su acción una salida a lo incómodo de la organización capitalista y, sin embargo, se desarrollan dentro de ella. Sólo entonces, quienes han sido motor afectivo y efectivo en estas creaciones son invitados a presenciarlas. El tiempo de la exposición y el tiempo de la obra como creación no coinciden, aunque esta relación sea en ocasiones simultánea, el hecho comunicativo se realiza al fin de un trayecto que ha tenido origen antes de “saltar a la vista” (Barthes, 2001). ¿Cómo interviene esta problemática en la reflexividad entre ar- tistas e investigadores? Provoca de primera mano, la emoción estética que incita la obra representada en escenarios musicales y en los murales de la ciudad. Como receptores vinculados con los creadores, establecemos atajos para volver a la producción y hallar cortes acerca de su origen y su fin, reduciendo de esta forma algunas restricciones que redes amplias de transmisión de estos objetos culturales suelen generar respecto de su novedad y su sentido singular. A partir de esta primera emotividad acoplada, instauramos una relación cognoscitiva. Aunque algunas de sus codificaciones estuvieran fuera de nuestro alcance, consideramos sus formas de codificación y sus efectos sobre las diferentes redes: el grafiti de escritura, el mensaje del rap; los niveles restringidos o ampliados de sentido del código pictórico y sonoro; el equilibrio subjetivo intransferible que brindan estas formas de comunicar; los gestos corporales de su trazo y su desciframiento. En el intercambio dialógico, los creadores puntualizan sus contextos de comunicación: desde los niveles más íntimos de su creación, pasando por el de la confrontación con colectivos del grafiti y del rap26 en los que la comunicación se define como una calificación de calidad alcanzada, hasta su pretensión de impactar a un público global. A través del diálogo comparten restricciones y distorsiones similares en los códigos y buscan otros puntos de la red de comunicación donde el potencial del grafiti y del rap comunique justamente la intención de sus acciones a partir de los significados que ya transitan en la sociedad27 . NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Reflexividad que toca el lazo comunitario Cuando la acción transforma a quienes hacen juntos, se toca el lazo comunitario. Un lazo que muchas veces se origina allí donde la cohesión comunitaria viene perdiendo fuerza y función. Entre todas las acciones que provoca en respuesta esta distorsión, algunas retornan produciendo efectos nuevos de firmeza, persistencia o tesón, a partir del canje de capacidades ya aprendidas que se ofrecen como intercambio intersubjetivo. Un intercambio con otros diferentes en edad, aficiones, destrezas o talentos, con los cuales se da vuelta a la lógica de la pérdida del recurso pero se gana en realización directa, sin mediación. Así, y teniendo como soporte una comunidad de amigos, parejas o parientes, esta fuerza organizada se prolonga hacia otras: niños, jóvenes y/o familias con los cuales de nuevo se activa la vida social: conocer colectivamente, aprender en conjunto un arte, formarse como personas sociales. En este llegar a otros a través del nosotros, la comunicación se establece entre los propios miembros, entre estos y las redes y comunidades, con flujos entrecortados. Generalmente el paso de uno a otro nivel es complejo: el encuentro con lo social se desvanece cuando la intensidad del encuentro grupal se retrotrae a las formas de vida social segregada. En otros casos, las exigencias de intercomunicación de las redes debilitan la intensidad de los lazos interpersonales en los grupos. Y a su vez, otras dinámicas donde muchas personas y grupos están interconectadas, en ocasiones no se consideran CUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN como puntos de la red con capacidad para modificar la circularidad en el espacio-tiempo de sus funciones especializadas. Al volver sobre estas restricciones, los investigadores preguntan por su relación con estos contextos y secuencias y por las posibilidades de un movimiento simultáneo entre las varias instancias. Algunas configuraciones interesantes muestran reestructuración en las líneas y pautas de relación de su ejercicio comunicativo28 . Con respecto a la capacidad dialógica, estos colectivos movilizan interrogantes sobre las rupturas de la comunicación de los colectivos presentes con otros grupos29 y sobre su manera de codificar las diferencias de su visión de mundo30 . Reflexividad pulsada a través de una ética Cuando lo que se pone en juego es una ética, el proceso reflexivo es un constante verse a través de todo lo que se hace y lo que se dice. Siendo así, la reflexividad no parece requerir otro mediador, más allá del sujeto que se interroga a través de un conjunto de generalizaciones sobre los actos propios y los de los otros. Sucede como parte del flujo del devenir vital de una agrupación, y de su necesidad de generar indagación permanente como vía de construcción de consistencia personal y social. En este caso, la fuerza de este cuestionamiento está centrada en el daño hacia otro animal, humano o no humano, con aguda observación de las direcciones de vida humana y social donde el daño se oculta y se reproduce por automatismo social. El cúmulo de aspectos vitales explorados por estos colectivos, abarca dimensiones más allá del espacio y del tiempo. Así, algunos vuelven atrás, hacia las culturas materiales del pasado, pues consideran estas tradiciones “mensajes de muchos hacia muchos temporalmente ligados” (Ruesch y Bateson, 1965: 229); en consecuencia, actúan como grupos especializados en la recepción e interpretación de mensajes lejanos, interconectando de esta manera a muchos grupos y a miembros más jóvenes en relación con quienes dieron origen histórico a dichos mensajes31 . En otra dirección, los colectivos éticos difunden entre gente del común –usualmente transeúntes o público de un lugar o institución– opiniones morales sobre costumbres transmitidas por el contacto interpersonal, generalmente implícito en la acción, que usualmente requieren de un mediador que interprete y revele su origen o sus formas de transmisión. Así aspiran a reestructurar la percepción de muchos, y a dejar impresión sobre sus respuestas ya aprendidas frente al daño y sobre cómo estas se transforman mediante otras elecciones32 . Bien a través de la escenificación del daño mediante actos de reflexividad provocados por visualización en performance, o bien a través de imágenes y palabras construidas de memoria, identidad y territorio, estando allí, en forma directa e intencional, y no representativa, se establecen como pequeños circuitos de personalización de comunicaciones más amplias. La exploración entre los colectivos éticos y los investigadores ad- LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR N Ó M A D A S 137 mite preguntas no tanto acerca de la relación entre los miembros del colectivo y sus estilos de vida personales, sino en torno a las relaciones comunicativas creadas por su interacción, acerca de su capacidad para conocer las redes a escalas amplias con las cuales se involucran, y sobre cómo movilizar los recursos entre éstas y el nivel del colectivo. Como se trata de grupos que producen, transmiten y evalúan por autocorrección, la acción colectiva usualmente libera información imposible de obtener antes de que la acción se realice33 . Otra interesante pregunta se centró en indagar si su papel en la reducción de la distancia entre redes amplias y redes interpersonales o intrapersonales no se pierde en la comunicación estereotipada con otros grupos de activistas de la desigualdad animal y no animal ambiental, o si resulta empobrecida por las rígidas percepciones sobre lo que otros colectivos producen. Conclusiones Con respecto a la reflexividad del narrar, encontramos que la perspectiva de pasado-presente recibió mayor consideración en el ejercicio de dimensionar la propia actuación de los colectivos, pero hay que destacar que el pasado se vive de manera difusa y ambigua, y más que propiciar la comprensión del presente, adquiere sentido a partir de la valoración de este último como momento de disfrute, encuentro, aprendizaje y construcción vital, en donde compartir con otros es un factor decisivo. Por su parte, narrar a partir del porvenir es una tarea mucho más compleja: el futuro, los “sueños” o 138 N Ó M A D A S los objetivos adquieren validez en el aquí y en el ahora, sea mediante una acción de grupo o en asociación con otras agrupaciones o redes; por ello, más que aludir a la promesa del futuro, quizá se requiera dar mayor significado a la idea de duración desde una orientación principalmente imaginativa. Interrogados sobre la visualización, uno de sus alcances, se puede decir, es el abrir los sentidos y la sensibilidad en el conocimiento de sí mismo, por tanto, aporta alto valor impresivo. Aún no podemos decir que esté clara la manera en que las imágenes generan conocimiento sobre los atributos de los grupos, o sobre las relaciones en que se ven involucrados. Ciertamente este material, al atraer el ánimo de los investigadores, dio impulso a su intuición y sensibilidad, pero se hace necesario continuar explorando las prácticas de hacer, experimentar y mirar (Barthes, 1990) el recurso y el saber fotográfico en investigaciones cualitativas de mayor especificidad. Por su parte, la relación dialógica, indudablemente, permitió aperturas importantes. Podemos afirmar que dialogar fructificó ideas y afectos que rondaban ya en la acción de los colectivos. Es bueno decir que el tipo de escucha entre los grupos y los investigadores se relacionaba con el interés por la vida de los grupos y sus eventualidades, y que en su manera de explicar las cosas, ya se veía lo que nuestra atención provocaba. Ante la necesidad de ahondar sobre los impalpables y las atmósferas engendradas en las organizaciones, se iba haciendo evidente lo escasos que son en la vida social estos intercambios con colectivos de jóvenes. Desde nuestro entender, el hecho de que en esta experiencia investigativa hayan emergido distintos planos de comprensión acerca de la constitución singular de los grupos, muestra que asociada con la propuesta narrativa y dialógica, emerge la función de existencialización (Guatttari, 2000) o de autopoiesis (Varela y Shear, 2005). Aceptar que el afecto es un proceso de apropiación existencial hecho a través de la creación continua de duraciones de ser heterogéneas (Guattari, 2000), permitió abordarlo no desde una mirada cientificista, objetivadora o reificante de la subjetividad, sino desde una perspectiva ético-estética como la que intentamos hacer con la presentación de videos destinados a mostrar la sensibilidad propia de cada colectivo. Más que integraciones simbólicas hechas con base en interpretaciones discursivas, lo que buscamos fue un impulso extrínseco del modo habitual de afección de los grupos, y desde allí, provocar una comprensión conjunta del sentido de su acción y sobre las maneras de relacionarse con otros para llevarla a cabo. Queda claro que las limitaciones que tuvo este ejercicio se explican por una evidente des-sincronía entre la capacidad de comprensión del equipo investigador y las formas de vibrar de los grupos en estudio. Por último, pensamos que no es usual que la investigación cualitativa dé oportunidad al sujeto investigado de colocar ante sí las propias circunstancias temporales y espaciales en que se desenvuelve, para preguntarse y explorar los dispositivos del expresar y del comunicar con los que agencia su existencia. La reflexividad se revela entonces como NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA un enriquecido proceso en el que se gestan y se liberan ideas y afectos, que finalmente se ponen en juego en la vida social de los sujetos. Habiéndolos deseado o sentido, muchos de estos procesos no alcanzan a compactarse en imágenes o en palabras, como tampoco en actuaciones. Quizá la reflexividad sea el proceso de colocarse justo entre lo que ha sido dicho y lo que está por decirse; entre lo que ha sido sentido y lo que está por sentirse. En ese doblez de la experiencia que no se agota en su realización. 3 Respecto del tema de la reflexividad, encontramos un buen complemento entre la idea del reconocimiento expuesta por Ricoeur y la comprensión de la expresión según la entienden Spinoza y sus seguidores. Lo importante en este caso es qué produjo la aproximación que intentamos realizar. 4 Para la pragmática la función-lenguaje es la transmisión de consignas que aluden a la relación de una palabra o enunciado con presupuestos explícitos, con actos de palabra que se realizan en el enunciado y remiten a agenciamientos colectivos de enunciación, los cuales, a su vez, envían a las transformaciones incorporales (que se dicen de los cuerpos pero son internas a la enunciación). Así, existen “variables de expresión que ponen a la lengua en relación con el afuera, pero precisamente porque son inmanentes a la lengua”. De este modo, no existe ningún paralelismo, y tampoco ninguna representación, entre la forma de expresión y la forma de contenido (mezcla de cuerpos), constantemente se pasa de un registro a otro: la enunciación “no habla ‘de las’ cosas, sino que habla desde los mismos estados de cosas o estados de contenidos”. En consecuencia, “Ni el contenido es un significado, ni la expresión es un significante, sino que las dos son las variables del agenciamiento”; así mismo, la lingüística (y sus funciones semántica, sintáctica y fonética) no puede verse al margen de la pragmática “que define la efectuación de la condición del lenguaje y el uso de los elementos de la lengua” (Deluze y Guattari, 1994: 81-95). Citas 1 2 Durante aproximadamente diez meses, se ha hecho el acompañamiento de nueve agrupaciones de distintas localidades de la ciudad de Bogotá, las cuales, con algún grado de simplicidad, hemos clasificado de la siguiente manera. Estético expresivas: Retórica (agrupación de rap) y OKC (graffiteros); Ético-ecológicas: Casa Asdoas y Activegan; Comunitarias: Estado Joven, Fundación Vida y Liderazgo, Génesis Rades, Sentido Opuesto y Thimos. No obstante, algunas de estas últimas utilizan distintos medios estéticos (títeres, danzas, lanzafuegos, payasos, etc.) o comunicativos (un periódico, por ejemplo) para realizar su labor. Cabe destacar que aquí damos cuenta solamente de la última fase del trabajo de campo. En los meses anteriores, un equipo de cinco auxiliares de investigación (graduandos de la carrera de Comunicación Social y Periodismo) ha hecho el acompañamiento in situ de las agrupaciones, actuando en calidad de participantes observadores, proceso a través del cual lograron una muy buena aceptación por parte de aquellos. Los tres investigadores principales, han actuado como observadores participantes, teniendo vínculos esporádicos con los colectivos de jóvenes. En consecuencia, el análisis presentado se centra en el decir de los grupos, pues sobre el hacer está por desarrollar el estudio de los diarios de campo elaborados por el equipo de investigación, así como el de las producciones y documentos de los propios grupos. CUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN 5 6 Este producto fue construido a partir de la sensibilidad y capacidades de los auxiliares de investigación, quienes se vieron afectados directamente por la relación con los colectivos. Esbozado el guión y la propuesta de imagen, los investigadores principales sugirieron re-elaboraciones, complementos o preguntas para ser incorporadas. Se tuvo de presente mostrar una imagen comprensible del grupo para el grupo par con miras a facilitar el diálogo y la indagación de los aspectos abordados. Adicionalmente, Rolnik y Guattari afirman que la “revolución molecular” propia de los procesos de singularización opera en los distintos niveles: infrapersonal (lo propio del sueño o la creación), en el personal (las relaciones de autodominio) y en el interpersonal, es decir, a través de nuevas formas de socialidad de la vida doméstica, amorosa, profesional, y en las relaciones con los vecinos, la ciudad y las instituciones. 7 Partimos de la idea planteada inicialmente por Bajtin (1982) de que el ser se constituye como respuesta a las fuerzas del mundo, a sus distintas formas de valorar, percibir y comprender; ámbitos en los que se presenta una lucha constante por la creación y partición de lo sensible y por los dispositivos de expresión que lo efectúan. 8 En palabras de Spinoza “nos resulta imposible representarnos un ser semejante que siente cierta afección sin sentir nosotros mismos esa afección, [...] es imposible que nos representemos el odio hacia nosotros, en nuestro semejante, sin odiarlo a su vez; y este odio no puede existir sin un deseo de destrucción que se manifiesta mediante la cólera y la crueldad” (cit. Guattari, 2000: 229). 9 Un integrante de OKC afirma: “En cierto modo sí, o sea, finalmente digamos, a mi el grafiti me equilibra, porque digamos es más personalmente que frente a un opresor, porque así esté Pastrana, Uribe… ciertamente me da igual, odio a Uribe y el problema no es de Uribe, no me equilibra nada, por lo menos yo no protesto contra el terrorismo de Estado de Uribe.” Taller entre OKC y Retórica, julio de 2008. 10 “Entonces ahí es donde ya empieza a jugar el estilo, la fuerza con que uno entra, cómo empieza a llamar la atención del público, los movimientos, porque si yo subo, y si mi voz es fuerte y tiene todo el flow y tiene todo el son, tiene toda la sazón, los guisantes y todo esto, pero si yo me subo a cantar ahí quieto, la gente se va a aburrir… ” Afirmación de un integrante de Retórica durante el mismo taller. 11 “yo puedo poner mi nombre, no me interesa si lo leen o no lo leen [...] le deja esa textura pictórica, eso es lo que empieza a salirse del código, eso es lo que empieza a salirse ya del rollo sectáreo, del rollo ensimismado, del yo”. Expresión de uno de los grafiteros. 12 Lo dice de manera precisa el líder de OKC “A eso era a lo que yo iba, o sea, uno quiere sonar, porque quiere sonar, si yo hago música y me mato la cabeza haciendo música y todo eso, es porque quiero sonar, el problema y la pregunta del millón es cómo logro sonar, cómo logro llegar a la gente, sin dejar de perder la esencia, sin ya tener que fusionarme con regaetton, con tropi-pop, esa es la pregunta del millón, cómo lo hago. Entonces, ahí es donde uno se mata la cabeza, yo quisiera subirme y cantar ante miles de personas, pero poder seguir siendo el que LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR N Ó M A D A S 139 yo soy, seguirle cantando a la esquina, al parche, sería bueno, lo que pasa es que aquí desafortunadamente para llegar a esos miles, toca prostituirse.” 13 Veamos al respecto algunas de las opiniones de los participantes en el taller: “en octubre de 2006 fue que se logró que de pronto la Alcaldía viera el grafiti como una manifestación y entonces crearon un programa que se llamó Muros libres, entonces ese proyecto era muy raro porque te decían tienes que pintar el maltrato, cuanto hemos trabajado en la educación, entonces cinco mil escuelas nuevas, entonces vamos a hablar sobre la educación muchachos [...] Es decir, si tú revisas el historial de Muros libres, no se reconoce a ningún autor del grafiti, es decir, no se le da reconocimiento a ningún autor, pero el reconocimiento si se lo lleva la Alcaldía en todos los medios”. “Se pierde la esencia, ya pasa a ser prostitución cultural, cuando yo dejo de hacer lo que hago por esencia, por pasión, por sentimiento, y lo hago por buscar un comercio o algo así, ya pasa a ser prostitución”. “… al principio si era crear, era poner grafiti en la marca, poner grafiti en el medio, después era: ‘tengo este logo de Brisa, por favor hágalo allá’, [...] lo hicimos un par de veces y ya dijimos ¡no más! Y ahorita se sigue haciendo eso como tal, la publicidad del grafiti que se ve es eso, es Pielroja y el indio de Pielroja, es el ícono de Pielroja, todo Pielroja y no es esa sensibilidad del grafiti”. 14 Uno de los orientadores de la agrupación Casa Asdoas afirma: “Entonces, [...] lo que inicialmente hicimos fue hacer un proceso con nosotros mismos, de reconocernos y de sentirnos, y de valorar, y de quitar uno de los cinco ropajes que tenemos, y de las cinco pieles que nos han colocado [...], entonces es mirar desde ahí que estas comunidades dejaron un legado cultural muy importante, y de ahí entonces retomamos muchas cosas de ellos, volver a retomar todo su pensamiento, pensamiento puro, en el sentido de usos y costumbres de volver a mirar la tierra como hay que verla”. Taller de expresión y comunicación con integrantes de Casa Asdoas y Activegan, junio de 2008. 15 Probablemente, como lo sugirió un auxiliar del equipo de investigación, lo más acertado como presentación hubiera sido crear un mecanismo similar a un “círculo de la palabra”, en donde investigados e investigadores compartieran sus mutuas percepciones y experiencias. 16 Como lo mencionó uno de los miembros del grupo Activegan: “pero nosotros nos 140 N Ó M A D A S enfocamos en el especismo como tal, en el antiespecismo, porque esto no abarca sólo una dieta, por eso nosotros somos veganos, no vegetarianos, [...] pero el veganismo abarca muchas más cosas, y no es simplemente una dieta, sino ya meternos en la parte ética y en la parte moral de cada persona como ser humano; en cuanto a problemáticas abarca muchísimas cosas, porque no más con la utilización de animales no humanos, tenemos la alimentación, la vestimenta, la explotación de recursos, [...] básicamente es regresar a las personas a que piensen de dónde venimos y para dónde vamos.” 17 En esa perspectiva, el video con el cual quisimos expresar nuestro sentir acerca de la actuación de Estado Joven fue, según ellos, apenas bonito, causó un poco de diversión. La posición política que los impulsa parece trascender sus propias elaboraciones dramáticas o artísticas; en este caso el contenido “invade” la expresión. 18 “Queremos trasmitir, [...] que los muchachos no solamente se la pasan en la calle jugando fútbol [...] o las demás personas, sino que ocupan su tiempo libre. Las presentaciones más que todo es para mostrar a las demás personas que somos un grupo unido que trabajamos en comunidad, [...] nos gusta demostrar qué es lo que hacemos y más que todo para eso”. Opinión de un chico integrante de Estado Joven, durante el taller realizado conjuntamente con el grupo Génesis Rades, junio de 2008. 19 En opinión de una joven integrante de Génesis Rades: “yo creo que dentro de Génesis cada uno tiene un rol por decirlo así, [...] que se siente bien. Lo que pasa es que hay muchachos que a veces no les gusta [...] digamos mucho la actividad de títeres, de campañas, ellos son los del grupo de lectura [...] aunque ellos nos acompañan. [...] dentro de Génesis, no, podría atreverme a decir, no hay nadie que no se sienta, que no se ha llenado la expectativa, ¿sí? Todos están ahí porque de cierta forma encuentran ese espacio”. 20 Precisamente a este tema se refiere la intervención de uno de los participantes en el taller con el grupo Thimos: “Esto rompe definitivamente nuestras dinámicas. Muy bacano. Es muy bacano porque nos encontramos. Lo que yo les decía, nos encontramos en otras situaciones de vida que no hemos compartido en otros espacios y explorar cosas que no vamos, que de pronto no nos hemos dado una oportunidad de hacerlo y creo que aquí el espacio es muy, muy enriquecedor, muy bacano y nos da muchas posibilidades”. 21 “Entonces es muy difícil, y aunque se tejen opiniones muy diversas, lo que pasa es que a medida de que se ha ido decantando el grupo, porque hay mucha gente que se ha ido, se ha perdido como esa discusión y esa diversidad, entonces ya no todos discutimos eso, entonces decimos temas que para muchos son polémicos, el aborto por ejemplo, muchos tenemos pensamientos más o menos cercanos, entonces en ese punto, sí se pierde un poquito esa discusión y sí pasa lo que sumercé decía, nos hemos vuelto un poquito homogéneos”. Expresión de uno de los líderes del grupo Sentido Opuesto durante el taller sobre expresión y comunicación, julio de 2008. 22 Como lo afirma un joven educador que trabaja con la Fundación Vida y Liderazgo: “Cada grupo tiene un objetivo. De lo que yo llevo acá [...] qué queremos con la música andina, a qué punto queremos llegar, los que están en deportes, qué objetivo tienen ellos, preguntarle al niño: qué le parece, qué le aporta para su vida, igual en música, igual en lo de artes manuales, ¿qué expresión le llega al niño? nosotros estamos en una labor comunitaria. De lo que nosotros sabemos [...] el niño también tiene capacidades para desarrollarse, entonces en el video creo que eso debería ir un poco más a los niños, que ellos mismos se expresen, llegar a ellos, pues ellos tienen la respuesta completa a un proyecto”. Taller realizado con la mencionada agrupación en julio de 2008. 23 Por redundancia se explica la relación parte-todo implícita en todo mensaje cuando se trata de predecir el universo del discurso dentro del que se estaría produciendo significado. Allí el observador puede conjeturar con éxito si lo que está de un lado de una marca de corte contiene información acerca de lo que se encuentra del otro lado de la marca. 24 Así se expresa un miembro de Estado Joven en el Taller de comunicación y expresión: “Las presentaciones más que todo es para mostrar a los demás que somos un grupo unido, que trabajamos en comunidad”. 25 Los niveles culturales o generales, los grupales y los intrapersonales. 26 “El mayor juez son los amigos que pintan. Cuando me están viendo toda la gente de abajo, como son raperos, entonces están pensando: no yo hago mejor pistas que el man, yo escribo mejor que el man, no anima la gente como yo la animo”. Intervenciones de los colectivos OKC y Retórica en el Taller de expresión y comunicación. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA 27 “El rollo en nuestro caso, hacer murales comprensibles o tan tangibles a la sociedad, ese punto es cómo hacerlo [...] cómo mezclar lo de nosotros para no llegar a hacer un muralismo mexicano [...] Para mí ese es el reto, cómo lograr ese reconocimiento social”. Integrante de OKC en el taller de comunicación y expresión. 28 Así interviene un integrante de la agrupación Fundación Vida y Liderazgo a propósito de un texto del video en el que se menciona la situación precaria en la que la agrupación trabaja: “hablar otro tipo de conceptos es más apropiado, es romper esa filosofía sobre lo precario, lo periférico, sobre el pobre, sobre la miseria, porque es seguir en ese discurso que condiciona las cosas”. Intervención durante el Taller de comunicación y expresión. 29 “Yo tenía la duda de si ustedes habían participado, y pues yo había escuchado algo así [...] que son fuertes las rivalidades con XXXXX (referencia a otro grupo juvenil de la localidad), que de hecho son demasiado grandes”. Intervención de un miembro de la agrupación Génesis Rades en el Taller de comunicación y expresión. 30 Durante el taller de comunicación y expresión, pregunta un miembro de Casa Asdoas a un miembro de Activegan: “yo tengo una pregunta: ¿cómo hacen ustedes para que la sociedad no se sienta culpable?”. 31 “Cuando nosotros entramos con nuestra apuesta en la Mesa Juvenil, y decimos hagamos un círculo, es ya una presencia de lo que se puede hacer, una continuidad del espacio, entonces no es todo el mundo mirando al que está hablando [...] ¿Qué significa el círculo? No hay jerarquías ahí, aquí cabe el abuelo, el joven, el abuelo es guía espiritual, estamos CUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN acompañándonos con su presencia y cuando ponemos fuego es mejor, porque es lo que nos da fuerza”. Intervención de Casaasoas en el Taller de expresión y comunicación. 32 Como lo ejemplifica la nota número 19. 33 Estos colectivos ejercen un constante aprendizaje que les permite la percepción de sus actos y de sus efectos. Bibliografía BAJTIN, M., 1982, Estética de la creación verbal, México, Siglo XXI. BATESON, G., 1998, Pasos hacia una ecología de la mente, Buenos Aires, Lohlé-Lumen. BARTHES, R., 1990, La cámara lúcida. Nota sobre la fotografía, Barcelona, Paidós. ________, 2001, La torre Eiffel. Textos sobre la imagen, Barcelona, Paidós. CAPRA, F., 2002, Las conexiones ocultas. Implicaciones sociales, medioambientales, económicas y biológicas de una nueva visión del mundo, Barcelona, Anagrama. DELEUZE, G., 1975, Spinoza y el problema de la expresión, Madrid, Muchnick. ________, 2006, En medio de Spinoza, Buenos Aires, Cactus. DELEUZE, G. y F. 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La ciencia social performativa involucra no solo diferentes discursos y tradiciones del conocimiento, sino prácticas sociales y saberes que, a través de la significación del “carácter de la obra”, manifiestan la emergencia del sujeto en múltiples formas. Palabras clave: ciencia social performativa, educación, prácticas y formación en investigación, artes e investigación. O artigo aborda elementos tanto teóricos como metodológicos que tentam descrever a estrutura do que seria o modelo de práticas unidas à concepção de ciência social performativa no contexto local. A Ciência Social Performativa envolve não só diferentes discursos e tradições do conhecimento, senão práticas sociais e saberes que através da significação do caráter da obra- manifesta a emergência do sujeito em múltiplas formas. Palavras-chaves: ciência social performativa, educação, formação em investigação, artes e investigação. This article enters upon some theoretical and methodological elements that intend to describe the structure of what would be a model of practices linked to the concept of performative social science in the local context. This involves various discourses and traditions of knowledge as well as social practices and know how that are carring out the emergence of the subject in multiple ways, through the importance of the “art expression caracter”. Keywords: performative social science, education, investigation practices and formation, arts and investigation. ORIGINAL RECIBIDO: 10-VII-2008 – ACEPTADO: 15-IX-2008 * Este texto hace parte de la reflexión derivada de la práctica docente en la carrera de Licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad Pedagógica Nacional durante 2007 y 2008. Agradezco al profesor Wilson Alfonso Penilla Medina de la misma Universidad, por sus valiosos aportes, ya que desde su investigación “Cultura ciudadana en Bogotá. Una mirada desde la sociología cultural”, actualmente en ejecución, se inició el interés por esta perspectiva. Dedicado al maestro Fernando Lozano Bonilla. ** Estudiante de la Maestría en Problemas Sociales Contemporáneos de la Universidad Central-IESCO. Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional y la Universidad de la Salle. E-mail: [email protected] 142 NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Proemio Todo espíritu creador está obligado a entrar en lucha con su demonio, y es siempre un combate apasionado, heroico. Algunos sucumben a la presión fogosa del adversario, ceden a su fuerza y se abandonan, felices, al elemento fecundo que los penetra. Cuando un artista se encuentra en ese caso, nace de allí un arte particular que brota como una llama: arte hecho de borrachera, exaltación, fiebre, furor, de impulsos espasmódicos del espíritu, y que pertenece por lo general a lo profético. El primer índice de este arte es siempre la exageración, la desmesura, el deseo eterno de superarse, de alcanzar lo infinito. Stefan Zweig cultura, entendida como práctica social y como muestra de los procesos históricos; una posibilidad cierta de análisis tanto en los niveles micro como macro. Dentro de estas nuevas posibilidades, los problemas y debates típicamente modernos, objetivismo/subjetivismo, real/virtual, certeza/mito, etc., cobran interesantes resignificaciones que involucran, entre otros aspectos, una imagen de la sociedad que no se legitima exclusivamente desde las estructuras, sino desde las singularidades y sus efectos concre- ideas emergen y se resisten a las condiciones que tratan de capturarlas desde el mercado. Pero lejos de plantear aquí un debate sobre lo que implica esta comprensión, las reflexiones actuales proponen precisamente una toma de distancia renovada metodológica y conceptualmente, para poder pensar la época de la neu roglobalización 1 mediante una sospecha aguzada que bajo las reglas del arte nos permita negar-nos a un tipo de entendimiento prefabricado y homogenizante. Pero, ¿qué significa reComo se sabe, durancuperar lo que la tradición te las últimas décadas el epistémica ha degradado al debate dentro de los estuorden de la asistematicidios sociales ha puesto de dad y la fragmentariedad, manifiesto la necesidad de y/o la poca objetividad y vanuevas prácticas de inveslidez dentro de la comutigación que respondan a nidad académica? ¿Qué las transformaciones conimplicaciones tendría este temporáneas de las dinámovimiento? ¿Cómo supemicas humanas, que a su rar las objeciones y dificulvez, desbordan en muchas tades inmediatas frente al ocasiones las miradas episcontexto y las condiciones témicas, sus normas y méde producción del conotodos. La emergencia de cimiento y el saber? En nuevas formas de interefecto, la radicalidad sinacción y la multiplicidad gular de la obra artística de lenguajes que deterJosé Vicente Piñeros: Manuel Quintín Lame, Bogotá, 1962. siempre es subversiva, oriminan dichas prácticas y relaciones de saber y de poder, así tos como consecuencia de dichas ginal y novedosa; luego, por dichas como de administración del deseo y acciones. En este sentido, las ca- características, sería prácticamente las pasiones, alertan sobre la capa- pas de lo social ya no solamente imposible vincularla a un sistema de cidad actual de los sistemas interpre- están determinadas por aspectos legitimación que pretende dentro tativos derivados de los modos y socioeconómicos, históricos o cul- de sus paradigmas la posibilidad de mecanismos de investigación tradi- turales, en cambio se reconoce una réplica y reproducibilidad expericional y sus aportes concretos de esfera de potencias representativas mental, entre otros aspectos. Es imtransformación o de implicación po- y expresivas que tienden a ubicar- portante clarificar el sentido de esta lítica dentro de los fenómenos de se dentro del campo de lo imagina- idea y su relación con lo perforrio y lo creativo. Efectivamente mativo, con lo que, al respecto del estudio. (como sucede en diferentes épocas) arte, afirma Tarkovski: De la misma forma, los tiempos se caracteriza ésta como la sociedad Al contrario de lo que se suele recientes han provisto de diferen- de la información y el conocimiensuponer, la determinación funtes herramientas y perspectivas que to, en el sentido de comprender las cional del arte no se da en des“enmiendan” el papel actual de la formas en que el pensamiento y las RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA N Ó M A D A S 143 pertar de pensamientos, transmitir ideas o servir de ejemplo. La finalidad del arte consiste más bien en preparar al hombre para la muerte, conmoverle en su interioridad más profunda. Cuando el hombre se topa con una obra maestra, comienza a escuchar dentro de sí la voz que también inspiró al artista. En contacto con una obra de arte así, el observador experimenta una conmoción profunda, purificadora. En aquella tensión específica que surge entre una obra maestra de arte y quien la contempla, las personas toman conciencia de sus mejores aspectos de su ser, que ahora exigen liberarse. Nos recogemos y descubrimos a nosotros mismos: en ese momento, en la inagotabilidad de nuestros propios sentimientos (2003: 19). bilidad de mantener como constante el sentido del por qué y para qué investigar, y el protagonismo de quienes se ven involucrados en las investigaciones. Es decir, un estilo de reflexividad que se apoya en el carácter de los procesos y los productos desde lo que el espíritu del arte ofrece. Ciencia social performativa o performatividad de las ciencias sociales Hablar de una función o implicaciones novedosas y alternativas a partir de la perspectiva de la performatividad dentro de la lógica de la investigación, debe iniciar, a mi juicio, por una toma de distancia en relación con los métodos tradicionalmente usados y los paradigmas cuantitativo y cualitativo. En otras palabras, significa un replanteamiento epistemológico que facilite y oriente una axiología completa de investigación para configurar un propósito y unas acciones con una variante: la posi144 N Ó M A D A S Abdu Eljaiek: Villa de Leyva, 1967. En ello, la multiplicidad de significaciones de “lo performativo” ofrece, más que una dificultad, una oportunidad para construir localmente y bajo los contextos y problemas específicos de la investigación en América Latina, un espacio de producción de pensamiento alterno y unas redes propiamente heterodisciplinares que converjan en la experiencia de producción y socialización de conocimiento/saber desde las funciones y/o aperturas que subyacen al impulso y dinámicas inherentes al sentir/razonar artístico. La polisemia de “lo performativo”, en efecto, está relacionada con el ámbito histórico de la cultura, por lo que es posible contemplar una idea de performatividad anglosajona o continental; de la misma manera que desde dicha imbricación es posible dar-nos a la tarea de proponer una idea de performatividad local. Sedgwick (1999) ofrece un rastreo del término ligado a su origen teatral que se va desplazando poco a poco desde el trabajo de perspectivas feministas (Butler) y desde los estudios narrativos clásicos (Gergen, Bruner, Ricoeur), hacia su potencial como concepto clave en la interpretación de hechos sociales en donde se pone en juego la dialéctica de los procesos de pensamiento colectivos e individuales y la función del lenguaje como dramaturgia constante de la experiencia humana. Para el caso de Denzin, lo performativo como método puede retomar la promesa de la investigación cualitativa como una forma de práctica democrática radical. La narrativa, interpretada en el contexto de las ciencias sociales, ha sido ocupada. Hasta ahora hemos explicado los relatos tomados del campo. Hoy sabemos que lo que escribimos es cultura, y que esos escritos no son prácticas inocentes. Porque solo conocemos el mundo a través de las representaciones que nosotros mismos hacemos de él (2001: 25). NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Miradas e interpretaciones relacionadas con el hecho performativo, así como con sus posibles niveles de aplicación, son objeto de diversos investigadores en el número monográfico de Focus Qualitative Social Research2 , en las que se admite, entre otros aspectos, que la performatividad es un espacio académico que ofrece la posibilidad de emplazar producciones artísticas de diferente orden (cine, teatro, videos, poesía, pintura, danza, etc.) en diferentes niveles (narrativo-reflexivocreativo), para ofrecer mediaciones analíticas de fenómenos sociales en diferentes campos y contextos y derivar acciones concretas tanto individuales como colectivas. La dispersión de experiencias que en estos trabajos se muestra, podría, en apariencia, desvirtuar esta tendencia como una suma de intencionalidades que no muestran un soporte teórico convergente o, por el contrario, visibilizar el amplio rango de aplicación de sus metódicas, es decir, contemplarlas como mediaciones efectivas en ámbitos diferenciados y sugestivos despliegues de potencias. Así, la relación entre ciencia social y performatividad desde el lugar del arte, no sólo ofrece un campo de discusión sobre las nuevas funciones del investigador y sus prácticas ético-políticas, sino también la concreción de las relaciones entre disciplinas anteriormente opuestas e irreconciliables. De tal suerte, la pregunta ética por el quién de la investigación en esta perspectiva, coloca al investigador como referente principal, en el que se delegan los propósitos y alcances RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL mismos de lo que se desea frente a su propio objeto de investigación y las relaciones que establece con los otros constitutivos del fenómeno que investiga. Es decir, la investigación social performativa supone horizontes interesantes para redefinir el papel de las investigaciones sociales en términos de sus consecuen- Fernando Urbina: Indio Embera, Chocó, 1973. cias, pero sobre todo, de los cambios que supondrían para aquellos que se lanzan, en riesgo total, a su estructuración, desarrollo y evaluación desde un campo por explorar. Como apuesta, el primer riesgo consiste en aceptar que la investigación no es una acción humana separada de los intereses particulares y colectivos, por lo que su administración y desarrollo nunca son completamente neutrales. Luego, desde la conceptualización de la investigación social performativa, la actividad investigativa es la capa de la experiencia humana que conecta de forma concreta los saberes con lo cotidiano, con la presunción de interpretar el mundo como una sucesión de hechos en los que no existe una separación entre lo interno y lo externo, sino que complementa la percepción y amplía los horizontes desde los cuales nuevos mundos pueden ser vividos. Esta conexión de capas de la experiencia que no distancian los conocimientos y las ideas de lo espiritual (porque nacen y se relacionan con el hecho artístico) hacen del devenir humano una fuente permanente de situaciones pre/auto reflexivas. Un movimiento del pensamiento que asume la singularidad como fuente primordial de multiplicidades y de diálogos entre lo heterogéneo, lo colectivo y lo diverso. Se ofrece, de esta manera, lo llamado “performativo”, como instancia metodológica, una forma en que pudiera resolverse la dificultad primordial de lo humano en el lenguaje: la disparidad de los discursos, sus matices y diferencias derivadas de la experiencia singular que establecen puntos de acuerdo parciales, pero que sin estar vinculados necesariamente a voluntades de poder, generan mayor diversidad y creatividad; es decir, que en otro lugar de origen de los discursos, en el sentimiento de producción y recepción del arte, se subliman dichas tensiones que desde PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA N Ó M A D A S 145 lo tradicional siempre se manifiestan y terminan por problematizar las presunciones de la investigación. Es claro, entonces, que el principio performativo basa su esperanza de interconexiones en lo artístico, no como una disciplina regulada en la que se juegan las capacidades retóricas, por ejemplo, sino como una potencia natural de cualquier ser humano, una sensibilidad que independientemente del contexto histórico, siempre permite la puesta en distancia de lo que establecen las determinaciones y las certezas con las que en las distintas épocas se regulan los comportamientos de las sociedades. El arte y su sensibilidad particular es la condición del hecho performativo, es siempre generativo, en tanto modula nuevas percepciones de lo que se considera en primera instancia lo único, lo válido, lo establecido. Es o goza de un carácter subversivo frente a las disciplinas como también a la forma en que abordan sus objetos de investigación. Así, una epistemología que sustente esta perspectiva, no se centra en una historia de las ideas o del desarrollo científico-técnico, o en una filosofía de las ciencias, sino en una antropología filosófica y en una estética de la experiencia humana. Rescata la posibilidad de comprender-nos desde la emoción y el apasionamiento y no desde la preeminencia de la razón, es decir, desde una reivindicación de lo emocional como campo en donde lo racional cobra sentido. El tradicional afán de objetividad ha hecho que quien se narre como in146 N Ó M A D A S vestigador entre en conflicto al darse cuenta de que sus objetivos, métodos y objetos de investigación no necesariamente están alineados con sus propósitos y necesidades existenciales. De tal suerte, la investigación se instrumentaliza y hace máquina total con las lógicas de mercado y la regulación social... muchas veces no se investiga lo que se quiere sino lo que se puede. des de construcción del conocimiento y observación del entorno de existencia y sus diferentes capas o esferas. Por supuesto, aparece aquí una objeción fundamental frente a esta intención performativa: puede quedarse cualquier experiencia investigativa como una serie de “activismos desarticulados, fragmentarios y asistemáticos” o como algunos lo han llamado “puros anecdotarios con pretensiones de cientificidad“. Es en dichas condiciones que se puede performativizar la ciencia social: bajo un eventual radicalismo frente al método, subvirtiéndolo, para generar fisuras que demuestren en resultados de mediano y largo alcance la viabilidad y efectividad de su ejercicio. El núcleo artístico de lo performativo en ciencias sociales Nereo López: Gabriel García Márquez, Estocolmo, 1982. Luego, la investigación como actividad humana se transforma en producto comercial y no en experiencia vital con capacidad transformadora. La figura del investigador en la actualidad y con pocas excepciones, corresponde más a una tecnificación de un oficio que despliega (según el avance tecnológico), sofisticaciones del discurso construido en torno a la cientificidad y la legitimidad del saber. Discurso que tiende a negar otras posibilida- La discusión filosófica sobre el arte en general, la belleza, lo bello, nos lanza casi independientemente de la postura que se asuma desde lo estético, a comprender que ella, la filosofía, se entiende, se hace vívida en su sentido espiritual, casi místico, ya que comprende no sólo la percepción y el goce, sino también un contacto muy íntimo entre el hombre y la naturaleza como encarnación de aquello que consideramos bello y bueno. Esta afirmación implica en este punto, realizar la diferenciación entre la realidad artística de la percepción y la producción, que resulta fundamental para nuestro propósito, pues adelantán- NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA donos a cualquier conclusión, la felicidad del hombre estará imbricada en su capacidad de mediación, regulación y ejercitación de su dimensión artística, creadora y perceptiva. Siendo más tajantes, en su posibilidad de filosofar sobre el sentido de la condición creadora e imaginativa, de indagar por su alcance, de sostener con gallardía su posibilidad plástica, de responder estéticamente a lo que el mundo del ahí y el ahora le demandan. Esto será útil para establecer que en la relación arte/filosofía se descifra un mínimo de acuerdo independientemente de la complejización de sus problemas (la naturaleza de la obra, el juicio estético, etc.), y éste consiste en que tanto la filosofía como el arte exigen la posibilidad de “exhibición”, no por el juicio en sí mismo que sobre esta “postración” se pueda hacer, sino por su valor comunicativo implícito. Con esta última afirmación, se atisba el giro de nuestra reflexión, que nos ocupará precisamente en tratar de resolver la pregunta por la posibilidad de pensar el arte desde una arista socio-cultural para nuestro presente, estableciendo tanto para el arte como para la filosofía, una necesidad de reflexión antropológica, pero a su vez, la recuperación de su vinculación necesaria. Hoy en día y de manera lamentable, la idea de arte atraviesa por una situación difícil dentro del imaginario de las personas. Para la gente del común, lo artístico se relaciona con una serie de actividades, hábitos y/o producciones que pueden incluso determinar una posición social. En el contexto mundial, por ejemplo, la aparición de los museos RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL es ciertamente reciente y significa para el arte mismo un cambio, por decirlo así, de paradigma; para algunos, la idea del museo, más que una posibilidad de cultura, constituye una cárcel para las obras. El terrible resultado de estas situaciones se perpetúa con disimulo gracias a la posibilidad que tienen algunos pocos de sobreponerse a la realidad, asumiendo cierto tipo de solipsismo extravagante que en algunos casos sólo busca la justificación a una soledad vacía y excéntrica que, creo yo, nada tiene que ver con la esencia del arte. De tal forma, el esnobismo y el afán de comercialización de lo que acordamos en llamar “producción artística” termina por deformar el espíritu de la obra y luego determina un factor excluyente en la sociedad (expertos y críticos vs. espectadores). Pues bien, tanto el arte como la filosofía, una vez concebidos como interdependientes, se nos presentan en un ahora, un cotidiano que día tras día devela las apreciaciones subjetivas que realizamos frente a nuestra propia realidad, y que de alguna manera vamos estructurando y configurando como un posible futuro. Las diferentes decisiones de nuestro ahora atraviesan la complicada trama de nuestros juicios y se debaten entre la sensibilidad, las pasiones y la razón, por lo que de nuestras obras se deriva no sólo lo que el arte es como aparente neutralidad en el goce, sino como experiencia práctica por el mismo hecho de ser humanos. “Por sus obras los conoceréis”, establece la posibilidad de constituirnos como sujetos estéticos que construyan realidades a través de acciones justas, ecuánimes, y si esto puede pensarse así, entonces ¿no serán el arte y la filosofía, el pensa- miento sensible e inteligible racional, los que nos demarquen nuestros horizontes en el mundo? Si nos detenemos por un segundo en este nivel del análisis, es posible que las tradicionales preguntas e inquietudes por saber o tipificar ¿qué es el arte? puedan replantearse por otras: ¿cuándo y cómo el arte existe? Y, sobre todo, el para qué de sí mismo. Cuando se ponen en evidencia dichas cuestiones, se pone en marcha también, el aparato sobre el cual una estructura filosófica puede comenzar el proceso de indagación. Pero de nuevo, es fundamental llevar el nivel de la reflexión un paso más allá, para que lo que se diga sobre el tema pueda a su vez contener nuevas posibilidades de indagación productiva. Ya que es muy frecuente que las cuestiones de fondo se dejen ahogar en la tremenda complejidad de las definiciones y las tendencias de pensamiento que pueden pretender una exclusividad. El asunto del arte no debe en este momento reducirse a la cuestión del oficio sino al problema de la existencia, a la preocupación de las sociedades por rescatar lo que de artista cada uno tiene y ponerlo en evidencia en la vida misma, es decir, en anticiparse a la muerte viviendo poéticamente. Podemos aceptar para nuestros fines que el arte es y depende en gran parte de la intuición, tal como lo explica Croce (1938). No es un fenómeno físico (no responde a cánones de precisión o de medida) porque lo físico es, en últimas, producto de una serie de fenómenos que escapan a nuestra experiencia (los átomos, las moléculas, etc.). El arte se realiza y tenemos fe de su existencia pero no podemos cuantificarlo físicamente. Lo percibimos, tenemos conciencia de él a través PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA N Ó M A D A S 147 de otros mecanismos y de otro nivel de operación de nuestros sentidos. La percepción del arte requiere de una demanda profunda a nuestro pensamiento que indaga no sólo por nuestra cultura, sino por nuestra sensibilidad hacia la obra misma de lo que nos identifica como humanos. De esta forma, el nivel de percepción no involucra al arte con el sentido de placer de manera estricta, pues la intuición nos lleva a sobreponernos frente a la obra y validarla como resultado de alguien que se atrevió a tener una vivencia artística, sin que tenga ésta que procurarnos o no placer. Por otro lado, la obra nos puede suscitar toda una serie de sensaciones (odio, pasión, repulsión, etc.) y ubicarnos en un plano donde sólo lo humano es posible. Según Tarkovski (2003), el sentido de cualquier arte que no quiera ser “consumido” como una mercancía, consiste en explicar por sí mismo y a su entorno el sentido de la vida y de la existencia humana. Tal vez esto pueda sonar demasiado utópico, pero es la síntesis misma de la búsqueda esencial que hay detrás de cualquier arte y de cualquier filosofía. Enfrentar al hombre a sí mismo a través de la representación, sugiere que la problematización lo lleva a niveles de pensamiento diferentes de los habituales, le impone otros ritmos, otros escenarios, otras fuentes y distintas alternativas de comprensión; por lo que a su vez, despliega sus capacidades al máximo. Este despliegue, en últimas, será el reflejo de nuestra condición y nuestro deseo permanente por abarcar la comprensión de la totalidad frente a lo cual, el arte se nos muestra (incluso como obra propia) mucho más poderoso, pues le somos insuficien148 N Ó M A D A S tes y nos reta una y otra vez. Esta dinámica implica que al hablar de arte, necesariamente pensemos en la recepción del mismo. Hasta aquí, podemos distinguir que en el arte, como en cualquier comunicación, existen dos caras de la moneda, dos formas de tener una experiencia artística: como creador y como receptor. Para el creador, la experiencia del arte puede tener unas significaciones subjetivas, plagadas generalmente de legitimidades y beneficios personales (místicas o a veces ególatras). Para quien recibe la obra, sus niveles de significancia lo llevan a encontrarse con el autor de la misma en ciertos aspectos o, incluso, a tomar posición frente a la producción por la falta de esta conexión, de esta intuición compartida sobre la realidad. Una libre posición frente al hecho artístico, le permite al sujeto generar todo tipo de movimientos, de rupturas emocionales y cognoscitivas y, como producto, genera la más difícil de las obras de arte: una personalidad clara, crítica, creativa; en últimas, y de forma por lo menos sugestiva, lo que persigue cualquier sistema educativo. La génesis del valor y la configuración de la ética son entonces productos del trabajo sobre sí mismo, de la poética sobre la tragedia humana; el arte, mediante el cual, la obra artística pasa a convertirse en vivencia y, por lo tanto, se presenta como expresión de la vida del hombre. El arte entonces, se dirige a todos. El arte es parte de todos. Y todos podemos de alguna manera, trabajar por una poética personal de existencia. Una vida hecha y senti- da como obra de arte. El primer paso es entonces tratar de recorrer en sentido pleno las obras. Tarkovski (Ibíd.: 13) advierte en este sentido: “El arte no quiere proponer inexorables argumentos racionales a las personas, sino trasmitirles una energía espiritual. Y en vez de una base de formación, lo que exige es una experiencia espiritual”. La creación artística y la recepción de la obra implican desde la perspectiva que abordamos una entrega de sí mismo. El núcleo de la condición “sí mismo” está definido en gran parte por la llamada capacidad de atestación. Es decir, en la capacidad expresada en la confianza y la creencia con la que el sujeto se autoafirma: yo soy (doy cuenta de mis acciones). En términos de la relación arte-filosofía, esto se traduce en la capacidad que podamos desarrollar en tanto seamos aptos para crear/percibir la obra responsablemente y, derivado de ello, para argumentar desde la acción que cognitivamente estas otras nos dictan (se dice algo sobre la obra; se narra algo sobre la obra; se hace algo desde la obra). A la par, estas capacidades estarán en gran medida determinadas por las formas en que en adelante, las sociedades establezcan lineamientos ideológicos renovados sobre los parámetros estéticos de formación de sus ciudadanos, es decir, dentro de un ámbito claramente político. En parte, la responsabilidad actual sobre estos cambios estará condicionada por las formas en que nos aproximemos a los productos del arte tanto propios como ajenos. Esta decisión demarca para el sujeto el paso reiterativo de la potencia al acto, es decir, condiciona y posibilita un NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA efecto, una multiplicidad de consecuencias. Así, el “sí mismo” decide arriesgarse en el fenómeno artístico y se debate entonces entre el movimiento que le sugieren las obras e incluso también el reposo al que lo pueden llevar. Generar mecanismos de acción que propicien la reflexión de los individuos sobre sus formas de actuar y ser en el mundo, se constituye en una labor evidentemente educativa y pertinente, ya que es la educación el eje mediador que los grupos sociales legitiman como catalizadores de procesos culturales. mueve los aspectos sensibles del espíritu y que orienta la dinámica del ipse frente a diferentes cosmovisiones, en últimas, en la ejecución de una investigación continua sobre sí mismo. En consecuencia, la validez de la creación de valores a través del arte, tal como se plantea en esta propuesta, reside precisamente en el análisis fenoménico reflexivo sobre la propia producción, en el deseo entendido como filosofía del existir, del ser en el mundo. La realización Autoreferencia y actitud fenoménica: otra mirada performativa sobre la educación Ética-estética en el contexto de una filosofía educativa (Rodríguez, 2005), es pues una nueva conceptualización del devenir ontológico de los llamados sujetos. Implica la estructuración de hombres llamados a re-conocerse, a conciliar con los demás, en la posibilidad de disfrutar su producción humana, su interacción, de promover el sentido de justicia y la convivencia en la creación y desarrollo de su propia potencia (Spinoza, 1980), articulada con la de los demás (encuentros y afecciones alegres). de la misma permitiría generar nuevas tendencias dentro de la investigación en el área de trabajo, propiciar nuevas metodologías y medios de evaluación, en síntesis, comenzaría a redefinir otro tipo de pedagogía de lo ético desde el estudio de los mecanismos y la naturaleza estética del hombre. Por lo tanto, la creación artística, la expresión, el arte entendido no como la obra del erudito sino como la posibilidad de expresar-se en un contexto como una forma de reconocimiento, se convierte en una herramienta eficaz para promover los valores, en un mecanismo que pro- A pesar de que diversos discursos tratan de encontrar en la formación artística alternativas para afrontar problemáticas sociales como el desplazamiento forzado, la violencia intrafamiliar, entre otros, no existe una línea teórica que le dé fundamento a prácticas educativas RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL más riesgosas, y que en coherencia con fenómenos creativos suspenda la necesidad de certeza por parte de quienes transmiten y reciben educación institucionalizada. Por ello, un enfoque conceptual basado en la idea de ciencia social performativa, puede abrir espacios a nuevas formas de representación y de procedimientos didácticos centrados en la acción, que determina en cada sujeto la instancia de formación y, en este sentido, la constitución de nuevas formas de conocimiento con sentido de la realidad donde se existe. Anónima: Pablo Escobar, Bogotá, 1993. Hablar sobre “actitudes” en términos de investigación clásica, suele llevar a diversas oposiciones y objeciones, debido principalmente a que nos enfrentamos necesariamente a “su falta de objetividad y rigor”, si acaso quieren considerarse como elementos esenciales en cualquier análisis 3 . No obstante, podemos aceptar que la actitud está ligada necesariamente a una emoción, a una afectación. Usualmente consideramos actitudes “positivas” aquellos comportamientos que confieren usos del lenguaje y conductas que nos dan evidencia de armonías con otros o con el ambiente. Resulta interesante anotar que las actitudes son percibidas en primera instancia por un otro. Es decir, se habla de una actitud de, en referencia con, frente PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA N Ó M A D A S 149 a, etc., precisamente porque nos es más fácil identificarla como fruto de la interacción que sostenemos con otras personas, circunstancias o lugares. El asunto está en que es precisamente bajo estas interacciones en donde se establece la actitud como parte del fenómeno de la vida social. Una vía probable para estudiar la vida social la constituye la autorreferencia, la posibilidad de generar investigaciones de segundo orden que de alguna forma puedan dar cuenta, entre otros aspectos, de las actitudes que se movilizan. Pero para que este camino “tenga corazón” –segundo orden–, es necesario darse el lugar en el tiempo para habitar la actitud (Merlau-Ponty, 1984), reconocer que ésta se construye como desarrollo de las potencias (Spinoza, 1980), y que devienen éstas en una acción particular. La de actitudes que dan cuenta de racionalidades, estéticas y éticas (usos de poder/saber particulares). Luego, podríamos aceptar que un estudio de las actitudes puede conducir (dentro de un campo de investigación) a reconocer el magma fundamental donde los sujetos cohabitan, el cual determina en suma otros niveles de interacción de lo social (político/cultural/económico). Esta última idea, lejos de ser un determinismo o un afán por “desconocer” las dinámicas de diferenciación o los esquemas de repetición En ello, la actitud definique persiguen el mantenirá las formas para determinar miento del statu quo y la la posición, la extensión y la “seguridad del establecimienperdurabilidad (nótese el to”, entre otros, plantea precarácter fisicalista de las cisamente el “camino de palabras utilizadas). Esta vuelta” sobre el reconocimienemergencia de la afectación to de lo esencial antropológico individual y social, le otorga antes del surgimiento u opresentido último al elemento sión de cualquier estructura instrumental, técnico del técnica-artefacto (producto asunto (registros, procedide las relaciones de poder y mientos). Esta última idea es dominación). Pues éstas perfundamental, si tenemos en duran precisamente gracias al cuenta que como producto de alejamiento que mantiene el la preocupación de las ciensujeto de su propia condición cias humanas y sociales por como humano (la estructura, alcanzar el carácter de cienlos artefactos, las mímesis del cia, el peso y las intenciones Jesús Abad Colorado: Serranía de San Lucas, Sur de Bolívar, 2000. lenguaje, etc. son apariencias se han volcado sobre las forque desdibujan la composición mas correctas de hacer registros o actitud entonces tendrá un sinnú- natural, si se quiere, divina de lo hudiseños de procedimiento. mero de expresiones, de manifesta- mano), la tendencia a complacer sus ciones, que se terminarán por necesidades exclusivamente desde lo Estaría apareciendo aquí, otra confrontar en el campo de la inter- básico (en términos de pervivencia) posibilidad metodológica de una subjetividad. Es finalmente en este construido artificialmente y no desalta complejidad que no se confor- campo donde tenemos indicadores de lo existencial. ma con la “linealidad” de la estruc- sobre la naturaleza de nuestra actitura formal: pregunta/objetivos/ tud, cada vez que ella aflora ante la La objeción inmediata a esta metodología/resultados, sino con posibilidad concreta de la alteridad. idea podría ser esgrimida como siuna forma de racionalidad distinta gue: “el hombre con hambre, con para asumir la investigación, un caAsí, las tensiones humanas se frío y esclavizado no da constancia mino diferente (Castaneda, 1990). ponen en juego en un intercambio de sí, pues en estas condiciones 150 N Ó M A D A S NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA ¿qué identidad digna cabría?” Entonces, ¿cómo puede esto resolver el problema? Primero, es necesario reconocer en la objeción misma un criterio lógico y tratar de descomponer lo que implícitamente propone o predica de la desigualdad y asimetría en términos de la composición de la sociedad: a. El ser humano es incapaz hasta tanto no se le ofrece la posibilidad de pensarse en comodidad. b. A la condición de equidad y libertad se llega luego de haber logrado la comodidad. c. La preocupación por el otro (núcleo en que se predica la objeción) es ajena, luego se habla de la experiencia desde afuera de ella, porque el que está esclavizado no da constancia de ella. Estos elementos presuponen un camino de no retorno, en la discusión acerca del horizonte actual de las ciencias sociales. De un lado del debate estaría quien estima que los cambios y transformaciones sociales deben ser de tipo estructural y que, por el contrario, las visiones de pensamiento que recuperan o proponen el protagonismo de las personas en sus propias reivindicaciones son de corte “posmoderno” o derivadas de un pensamiento “light”; como si en torno a la búsqueda de soluciones solo unas fueran las más (y sospechosamente) adecuadas y totalmente neutrales. Y es precisamente en este aspecto, neutralidad, que retornamos como el Ouroborus4 al origen de la tensión: las actitudes humanas no son neutrales, buscan o tienen ya una RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL finalidad, incluso si esta es la propia sumisión (De la Boetie, 1576). De tal manera, el debate propuesto y descrito a manera de ejemplo, entre unos estilos de pensamiento u otro, y la filiación a ciertas ideologías de base o la sincronía con autores, devienen en últimas formas de desencuentro de las potencias (que en términos de construcción terminan por agotarse en malas abstracciones y negación del discurso otro), es decir, en la manifestación de encuentros tristes y la falta de encuentros alegres. Nótese aquí que frente a la objeción, el papel del intelectual, del docente, del investigador, cambia, pues no es un pensamiento/acción descontextualizado, sino todo lo contrario. Un reconocimiento de la humildad del saber y de la potencia imbricada en la formación, de la capacidad del acontecimiento como elemento trasgresor en las relaciones constituidas dentro de los sistemas sociales ya integrados en las estructuras, porque lo que imprime la relación en el otro (que al igual que uno experimenta sumisión de diferentes órdenes) es la apertura posible a un espacio donde migrar, un mejoramiento de la potencia que lo promueva, lo revolucione, a la búsqueda de un posible bien-estar, uno que supla tanto las necesidades existenciales como las elementales o básicas, un camino metodológico que se transita en diálogo consigo mismo, con los demás... siempre acompañado. He aquí el carácter y objeto de una disciplina social, con lo que superaríamos la tensión planteada, otorgándole gran importancia a la actitud-acción como mediación en un proceso de autorreferencia en dicha disciplina (se- ría esta la concepción de ciencia social performativa utilizada aquí). Agenciar la actitud: una forma de “embriaguez didáctica” Pero ¿cómo se articula dicha actitud fenoménica en un cuerpo metodológico? Aquí es importante involucrar la concepción de agenciamiento. Un agenciamiento es una invención (Deleuze, 1996). La invención como artefacto, supone una manera de darle un cuerpo, ese cuerpo puede, vibra, confiere potencia a través de una actitud. La actitud está dotada en este sentido de contenidos, expresiones y de territorialidad. Gran parte de estos elementos se producen en el inconsciente, pero no por ello estas producciones necesariamente tienen un objeto o una explicación psicoanalíticas. La propuesta de Deleuze precisamente apunta a superar la mirada clínica de la pulsión deseante que busca asignar a estos contenidos de la actitud, motivaciones ocultas y/o perversas como fruto de los desórdenes producidos por miedo a castraciones o a instancias sexuales diversas, entendidas exclusivamente como patológicas. Por el contrario, el agenciamiento se enmarca dentro del reconocimiento de nuestra condición de “máquinas deseantes”. El deseo, afirma Deleuze (2005: 298), “es revolucionario por naturaleza, porque construye otras máquinas que insertadas en el campo social, son capaces de hacer saltar algo, de desplazar tejido social”. Es por ello que el ser deseante, el “conocer nuestras formas maquínicas” puede fácilmente suponernos en el umbral de PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA N Ó M A D A S 151 la locura pues precisamente es “el loco” el que socialmente se sustrae de la ley, el contrato y la institución (Ibíd.). Los diferentes agenciamientos son pasionales, son composiciones del desear, por lo tanto, en la asignación de agenciamientos es posible “determinar los rasgos diferenciales bajo los cuales un elemento pertenece formalmente a tal agenciamiento más bien que a tal otro” (Deleuze, 2000: 404). Valga la pena resaltar, como sabemos, que tanto el estudioso de lo social, como el resto de la sociedad, están actualmente inmersos, por decir lo menos, en la lógica del establecimiento y el orden del modelo económico, este sí patológicamente cínico. Dentro de la lógica impuesta por el orden del capital, se dan “fugas” de diferentes agenciamientos que promueven las máquinas de guerra individuales e institucionales. Este complejo de “esquizofrenias”, de actitudes diversas, pero aún ajenas a sí mismas, establecen el núcleo del conflicto social, y suponen el núcleo del problema político. Es decir, parece que lo que está en juego es precisamente la emancipación de las máquinas que por defecto constituimos como sujetos. Esta emancipación dada por la posibilidad de discernir en la “maquinaria propia y ajena” nos supone armas o herramientas (es éste un proceso de diferenciación) en torno a reconocer su sentido (proyección/introspección), sus vectores (velocidad y gravedad), sus modelos (acciones libres/trabajo), sus expresiones (joyas, signos) y sus afectos (finalidad, pasión deseante) (Ibíd.). 152 N Ó M A D A S Se antoja aquí la esencia de una labor o función educativo-política, pues es en la acción que damos cuenta del logro de la diferenciación puesta en marcha. Su evidencia, la forma en que notamos el ejercicio puesto en marcha, debe ser algo muy parecido a la embriaguez, pues articulando con el punto anterior, la relación que debe existir en la investigación en cuanto al objeto es de orden estético. Si esto lo aceptamos así, “la locura” (Zwieg, 1996) constituye una entrada, un agenciamiento, una crisis, un padecer propio del filosofar, que termina por desplazar o permitir desplazamientos ulteriores en lo personal y lo social. ¿Puede este ejercicio de agenciamiento funcionar como otro tipo de máquina que regule la fluctuación de estas “fugas”, que trate de unificarlas en un todo parcial que dé cuenta de la posibilidad de habitar el mundo? Ciencias sociales en tensión, la salida performativa Podemos aceptar que tradicionalmente las ciencias sociales se han debatido en la búsqueda de su estatuto a la luz de su sentido como ciencias. Los temas y problemas que trabajan o pretenden identificar con ánimos descriptivos y transformadores cruzan líneas disciplinares; luego, ese conjunto de saberes pasan y configuran al investigador social desde varios frentes: sociología, psicología, antropología, filosofía, historia, etc. Hoy más que nunca, este cuerpo de conocimientos parece ofrecer herramientas para acercarse a los objetos o a la realidad con otros sentidos. No obstante, en esa búsqueda de reconocimiento, las apuestas de validación de los discursos sociales se han centrado en tratar de emular el saber de lo científico natural en sus prácticas específicas: métodos, resultados, divulgación de los conocimientos, relaciones entre los científicos y efectos de estas relaciones sobre la sociedad, entre otros. De esto último podría decirse, ha resultado una amalgama de nuevos conocimientos que aún no encuentran la forma para, a mi juicio, encajar en el espíritu de las disciplinas humanas en el sentido total de la palabra. Es decir, se asiste a una tecnificación constante del discurso y las prácticas y nos alejamos más de la connotación que tendrían esos saberes en la vida cotidiana, que incluye a unos “otros” humanos y las relaciones que estos suscriben con sus mundos naturales y artificiales. Luego, la pregunta por el horizonte metodológico se coloca, o se nos muestra, en un plano existencial. La dificultad en el análisis social, en su realización concreta, en las miradas de “segundo orden”, en la relación objeto/sujeto/objeto de estudio, en la posibilidad de transformación de nuevas realidades, de cambios sociales y todo lo demás, reposa en gran parte en la superación de un principio griego “conocerse a sí mismo”. El hecho de que filósofos como Merlau-Ponty, Spinoza, Nietzsche o Bergson recuperaran la subjetividad supone, creo, dejar de manifiesto la angustia por conocer la amalgama, el lodoso encuentro con el magma de lo humano, del sí mismo. El encuentro final, sin más NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA fabulaciones, sin fantasmas, sin nada más que la conciencia del inconsciente, de ese otro (acaso otros) que habita(n) en mí: subterfugios, placeres, pasiones, pulsiones, alegrías y tristezas... un encuentro que desequilibra, por supuesto, y que apela al desarrollo de mis potencias para estructurar la economía ideal del yo que supondría a su vez la armonía con el mundo interior y exterior... El análisis, el procedimiento, el método si se quiere, en ciencias sociales a partir de la apuesta por conocer, tal vez no se dé fuera de sí, sino todo lo contrario. El primer nivel tendría que ver con la capacidad desarrollada individualmente para romper o atravesar las formas de pensamiento que han hecho de cada quien lo que expresa. El ejercicio de introspección llevaría al abandono total de lo ya creído ¿con qué finalidad?, diría yo violencia. El sometimiento es, de tal suerte, perfecto. Pero volvamos a caer de nuevo en la otra opción. El camino del místico, fenoménico, el ejercicio de la segunda forma de religión que promueve al hombre a la libertad. Si se entiende que hay una materia, que manifiesta un tipo de energía totalizadora, el trabajo invita a recocerse en ella misma; aumentar la vitalidad y tener conciencia de qué es aqueY en ello, los filóllo, qué afecciones me sofos y los artistas se lo hacen notar. Luego juegan la misma exislas acciones concretas y tencia. Curiosamente, específicas procurarían su experiencia cobra la experiencia de diel precio más alto: chas afecciones. Y bien, trabajar, pensar y pro¿qué resulta probableponer en pro de otro mente de ello para la tipo de humanidad, forma en que se “invesde otra conciencia, tiga” lo social? Pues dique al final “tristería que nada en sí mente” los deja morir mismo como saber de la en la soledad. inteligencia, más bien, la afirmación de quien La gran contradicen su cotidiano logra ción aquí expuesta, generar afectaciones y Movilización indígena en reclamación de sus tierras, entrando a Bogotá, octubre 2008. implica precisamente experiencia de afeccioCortesía de Juan Carlos Domínguez, El Tiempo. que en un acto de nes en otras personas. “amor a la humanidad” se ofrezca en que para “alumbrar de nuevo” la amor lo que se ha experimentado en experiencia de vida, superando lo “Todo conspira”, dice Bergson, amor, ¿la muerte misma? ¿El sacrifi- que sembrado está en la concien- para alentar la interpretación falsa, cio? ¿Éste es acaso el punto máximo cia, que en últimas, es voluntad las abstracciones inadecuadas de la del místico? Ni renuncias, ni dia- de otros. realidad en el amor propio mal aplilécticas, ¿Sólo la muerte sin más? ¿La cado, el optimismo superficial, el muerte sin afanes, sin nada que deAfirmarse, entonces, es un reto desconocimiento de la verdadera ber? ¿La muerte como pináculo fi- inmenso que a lo largo de las épo- naturaleza del progreso, y la tendennal de todo lo hasta ahora cas ha sido el fundamento de todos cia a olvidar el principio que ya de “revelado”? ¿Es esto signo de una ho- los conflictos, pues bien dice entrada nos mueve. nestidad máxima, divina, no “salvar” Bergson (1962) que las sociedades a nadie más que a mí? ¿Es egoísta solo pueden “verse con ánimo de Aquí de nuevo, se va abriendo este sentimiento o, por el contrario, estudio” cuando están preparadas camino la mirada performativa que es la summa expresiva del cuerpo para la guerra. El hombre, en con- se debería tener sobre lo social. La que yace finalmente libre? ¿Testimo- sideración a la inteligencia, com- distinción entre lo abierto y lo nio final, sin fatalidad, solamente la pleta la sociedad técnicamente, se cerrado, lo estático y lo dinámico, tranquilidad de una vida vivida sin hace parte de ella y está listo “polí- la función fabuladora y la inteliremordimientos? ticamente” para el ejercicio de la gencia fabricadora, el temor y la RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA N Ó M A D A S 153 vida mística, el frenesí y la dicotomía, está dada por el camino de la intuición. Pues bien, el signo está por develar-se5 . Este es pues el reto para una “investigación social performativa”. La emoción es personal, la acción es en relación, la relación es en uno, pero también genera emoción: una ética de la acción que parte de una experiencia interior y la expresión de singularidad. en: Santiago Castro-Gómez (ed.), La reestructuración de las ciencias sociales en América Latina, Bogotá, Instituto Pensar. Bibliografía BEGUÉ, M., 2003, Paul Ricoeur: la poética del sí mismo, Buenos Aires, Biblos. REYES, O., 1999, La idea de conatus en Spinoza, Lima, Carpe Diem. CASTANEDA, C., 1990, Las enseñanzas de Don Juan, México, Fondo de Cultura Económica. RICOEUR, P., 2003, El conflicto de las interpretaciones, México, Fondo de cultura Económica. CROCE, B., 1938, “¿Qué es el arte?”, en: Benedetto Croce, Breviario de estética, Lección primera, Madrid, Colección Austral. RODRÍGUEZ, E., 2004, “FilosofArte. 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Este aspecto se profundiza en el texto de Zandra Pedraza (2000) “La educación sentimental y el descubrimiento de sí mismo”. ________, 2006, Actos de significado, Madrid, Alianza. DE LA BOETIE, E., 1980 (1576), Discurso de la servidumbre voluntaria, Barcelona, Tusquets. DELEUZE, G., 2005, La isla desierta y otros textos, Valencia, Pretextos. ________, 1996, Conversaciones, disponible en: <http//www.philosophia.cl>. DELEUZE, G. y F. GUATTARI, 2000, Mil mesetas, Valencia, Pretextos. DENZIN, N., 2001, “The reflexive interview and a performative social science”, en: Qualitative Research, Vol. 1, No. 1, pp. 23-46. GERGEN,K.,2006,El yo saturado, Buenos Aires, Paidós. MERLAU-PONTY, M., 1984, Fenomelogía de la percepción, Madrid, Planeta. 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UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA LAS ILUSTRACIONES A G R A D E C I M I E N T O S • Nereo López • Sandra Patricia Fernández • Universidad Nacional de Colombia, Fondo Jorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico • Periódico El Tiempo • Museo Nacional de Colombia • Hernán Díaz • Abdu Eljaiek • Jesús Abad Colorado • José Vicente Piñeros • Fernando Urbina • Juan de Dios Varela • José Fernando Pineda • Mario Lewis Morgan • David Lozano • Eduardo Arcila • Ecopetrol • Fondo Cultural Cafetero RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA N Ó M A D A S 155 156 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA LOS PROCESOS DE CREACIÓN ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N. TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA Y MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA. N ÓMADAS 157 158 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Germán Zabala. Travesías de un pensamiento político humanista* [email protected] • PÁGS.: 158-169 Vladimir Zabala Archila**, Álvaro Hugo Mejía Vanegas***, Sonia Nadiesda Zabala Castañeda**** y Francy Elena Menjura***** Este artículo es el resultado de un trabajo historiográfico sobre el devenir social, educativo y político de Colombia y América Latina, en donde la obra de Germán Zabala se destaca por sus aportes en esta región. El texto muestra cómo, a partir de la influencia del método marxista de conocimiento y de categorías topológicas, Germán Zabala logra integrar la enseñanza de las matemáticas, la comprensión de las ciencias sociales y el accionar político en una propuesta de formación popular política. Un investigador, un educador, un político y un revolucionario que desde las márgenes deja un legado importante al país y a Latinoamérica. Palabras clave: educación, política, Golconda, revolución, matemáticas, investigación pedagógica, marxismo, topología. Este artigo é o resultado de um trabalho historiográfico sobre o aspecto social, educativo e político da Colômbia e América Latina, onde a obra de Germán Zabala se destaca por seus aportes nesta região. O texto mostra como a partir da influência do método marxista de conhecimento e das categorias topológicas, Germán Zabala consegue integrar o ensino da matemática, a compreensão das ciências sociais e o acionar político em uma proposta de formação popular política. Um pesquisador, um educador, um político e um revolucionário que desde as margens deixa um legado importante ao país e a Latino América. Palavras-chaves: educação, política, Golconda, revolução, matemática, pesquisa pedagógica, marxismo, topologia. This article is the result of an historiographic essay about the Colombian and Latin American social, educational and political development, supported by the influence of the Marxist learning method and some topological categories, from which Germán Zabala is able to integrate mathematics teaching, social sciences understanding, and political practices into a popular politics educational program. Zabala is a researcher, educator, politician and a revolutionary who, from the margins, has left an important legacy to Colombia and Latin America. Keywords: education, politics, Golconda, revolution, mathematics, pedagogical investigation, Marxism, topology. ORIGINAL RECIBIDO: 10-VIII-2008 – ACEPTADO: 22-X-2008 * Este artículo es producto del trabajo de un grupo de reflexión que viene recuperando la vida y obra de Germán Zabala y en el que se han ido sumando las personas que aparecen como autores. Dicho trabajo se ha convertido en tesis de grado para optar por el título de Sociología. ** Historiador y Magíster en Política Social de la Universidad Externado. E-mail: [email protected] * * * Comunicador y periodista, director de los periódicos Mayorías y Frente Unido. E-mail: [email protected] **** Socióloga, posgraduada en Gestión Ambiental de la UIS, Magíster en Género de la Universidad Nacional. E-mail: [email protected] ***** Estudiante de sociología de la Universidad Nacional. E-mail: frelmen@ yahoo.com.mx ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N. TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA Y MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA. N ÓMADAS 159 El pensamiento, es un pensamiento formándose; la posibilidad de aporte de los pensadores corresponde a determinada dinámica y momento, a un contexto de desarrollo, a una época en la que se mueven unas concepciones, en las que hay puntos de acumulación; hay referencias en cada época, pero esas referencias ni son el inicio, ni son el final… Germán Zabala A. Apertura Germán Zabala, en su trasegar de ochenta y un años, representa un pensamiento, una forma específica de abordar la transformación y la vida. Nacido en Bogotá en octubre de 1926, su esfuerzo intelectual ha estado volcado a la lectura de la dinámica político-popular y a la clarificación de procesos de innovación, orientados hacia la conformación de una sociedad ética, comprometida con la humanidad. Una de las preocupaciones centrales de su pensamiento, ha sido investigar y comprometerse con la realidad en donde se generan las concreciones, apartándose de la concepción historicista que plantea los problemas en el transcurrir utópico. En cambio, asume que la historia se forja a partir de las contradicciones y el avance de los pueblos en la búsqueda de autonomía y libertad, donde como sujeto pensante se tiene la posibilidad de ser crítico, reflexionar, aportar e interpretar el devenir que evidencia la propia existencia social. Por ello, el pensamiento de Zabala no es un corpus teórico acabado, ya que en la confrontación con lo real tiene la actitud permanente de confirmar o revalidar sus tesis, reconstruirlas a partir del desarrollo de la vida cotidiana, de los acontecimientos mundiales y de las múltiples posiciones que surgen, siempre con una visión optimista del porvenir, con la certeza de que a pesar de los obstáculos, los siglos transcurridos de historia de la humanidad no han sido en vano. Las constantes que caracterizan su pensamiento desde sus primeras etapas de creación teórica son el método marxista de conocimiento de la realidad, las categorías topológicas aplicadas al análisis de lo social y la investigación pedagógica. Las lecturas de la realidad se han re-significado como resultado de su experiencia, de un diálogo constante con personas y colectivos que tienen una práctica concreta y una reflexión, y han llevado a término un compromiso de trans- 160 N ÓMADAS formación. Esta experiencia de vida, simultáneamente personal y colectiva, no se encuentra plasmada en un obra escrita extensa, pues supone otra relación entre conocimiento y política que ha atravesado el ámbito académico universitario y ha establecido otra relación con la escritura, los circuitos hegemónicos de publicación y el ámbito letrado. B. Trayectoria vital Germán Zabala crece en un hogar de pedagogos, donde a través de la línea materna (María Luisa Cubillos de Zabala) se introducen los desarrollos modernos de Decroly y Montessori, implementados por primera vez en el país por Agustín Nieto Caballero en el Gimnasio Moderno, y generalizados en el momento de la transformación pedagógica que surge con la terminación de la Hegemonía Conservadora (1930). Antes que una orientación política, recibe la influencia cultural de la Escuela Normal Superior (1936-1951), a través de su hermano Cesar Julio (1919-1942), quien al terminar Derecho en la Universidad Nacional, había entrado a estudiar Filología e Idiomas en la Normal para darle fundamentación a su vocación lingüística; de Julio Cesar Cubillos, primo de Germán, quien estudiaba Sociales en la misma Escuela; y del Instituto Central Colombiano (1940-1985), creado por María Luisa Cubillos, que se convirtió en el Colegio Femenino de formación de normalistas donde experimentaban los alumnos de la Escuela Normal Superior, experiencia pedagógica para formación de docentes que abrió otras conexiones entre teoría y práctica, experimentación y conocimiento, señalando el umbral de la cristalización de la modernidad en el país en el campo educativo. En su juventud (1942-1951), en búsqueda del desarrollo comunitario, encuentra una primera salida política, al ingresar como militante del Partido Socialista Democrático al lado de Augusto Durán, quien representaba una posición proletaria caribe, en contraste con la posición agraria cafetera de Gilberto Vieira. Zabala es expulsado del partido, al entrar en contradicción con el centralismo democrático, método organizativo del PC, situación que lo lleva a buscar en la formación científica y el conocimiento teórico del marxismo una explicación a su retiro de la militancia partidista. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA De esta manera se acerca a una comprensión más clara de la dinámica política en la que se encuentra, entendiendo que no es un problema individual, sino que es una dinámica propia de este tipo de estructuras, distanciándose de la postura anticomunista asumida por la mayor parte de los exmilitantes. Cabe anotar que las relaciones de Zabala con la tendencia comunista, se verán compuestas por un elemento fundamental en parte del proceso insumiso de Colombia y América Latina, y su propia trayectoria: el lugar del cristianismo como eje articulador de la relación entre conocimiento y praxis política radical. En la década del cincuenta (1949-1956) se compromete seriamente con la ciencia, al encontrar en el matemático Carlo Federici Casa (1906-2005) su maestro de pensamiento El aporte de Federici al pensamiento matemático en Colombia fue básico; inicialmente generó un proceso de modernización, introduciendo la visión desarrollada por Russel, Padua y Peano a comienzos del siglo XX, sobre el papel de la teoría de conjuntos en la interpretación de la matemática y de la lógica relacional en la superación de la concepción algorítmica generalizada desde la estadística1 . de la ciencia y una sólida formación pedagógica, como resultado de la orientación generada por María Luisa Cubillos. Su interés en ese momento consistió en propiciar que la educación sirviera para que los estudiantes tuvieran una mayor facilidad para comprender los procesos personales en la transformación social. Zabala contribuye a formar las bases científicas de la Fundación Universidad de América (1957-1960), apoyando el proyecto universitario de modernización y reforma de la educación en el país promovido por su rector y fundador Jaime Posada, ministro de Educación y fundador de la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN). También está presente con su pensamiento, junto con Diego Montaña Cuellar, Gerardo Molina, Jorge Zalamea, Eduardo Umaña Luna, Estanislao Zuleta2 en el momento en el que la Universidad Libre (1960-1966) promueve una posición revolucionaria en lo académico, y es uno de los focos generadores de los grupos políticos alternativos de los años sesenta. Bajo la orientación de Federici, se forma entonces el primer grupo de matemáticos de la Universidad Nacional de Colombia, de la cual Zabala hace parte junto con Pablo Casas Santofimio, Luciano Mora, José Nieto y Erwin Von Der Walde, quienes tienen la posibilidad de profundizar y conocer a los principales exponentes del pensamiento matemático de ese momento: Marc Krasner, Jean Dieudonne, J. Von Neumann y Laurent Schwartz. Esta trayectoria le permitió a Zabala desempeñarse en la docencia universitaria, escenario donde se destacó por tener una buena apropiación 1952: Yolanda Archila (esposa), María Luisa Zabala de Cubillos (madre), Germán Zabala, César Zabala (hijo). Álbum familiar familia Zabala Archila. ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N. TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA Y MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA. Zabala obtiene una Beca de Estado para estudios de doctorado en Topología en el Instituto Henri Poincaré de la Universidad de la Sorbona, donde tiene la oportunidad de trabajar con el grupo de los Bourbaki en el estructuralismo matemático, bajo la dirección de Gustave Choquet y departir en torno al pensamiento marxista en la Escuela de Altos Estudios y en la dinámica política de París, previo a la revolución de Mayo del 68. Posteriormente, a su llegada de Europa, se vincula nuevamente a la docencia universitaria, participando en la creación y fundamentación de la Universidad INCCA (1965-1969) junto con Jorge y Jaime Zabala, Carlos Federici, Manuel Quevedo y Jaime Quijano. Además se integra a N ÓMADAS 161 la dinámica universitaria nacional al ser designado coordinador de matemáticas por ASCUN, lo cual le permite ver el panorama político estudiantil del país en epicentros como la Universidad Industrial de Santander (UIS). El encuentro con Camilo Torres Restrepo … muchos tienen a Camilo por un mártir, por un héroe, por un Santo, pero realmente su mayor aporte a la Revolución es el enriquecimiento metodológico que dio a la Teoría Revolucionaria en América Latina, en el sentido de encontrar los pasos reales para acercarse a las masas populares en una inconfundible posición táctica, de realizaciones completas y nivelizadas. Por eso, fue sobre todo un teórico en el verdadero sentido del contexto revolucionario Germán Zabala En 1965, Zabala adhiere al Frente Unido, solución política planteada por Camilo Torres para recoger la expresión popular contra el Frente Nacional. Desde la llegada de Camilo a la capellanía de la Universidad Nacional en 1959, las diferencias con Germán empezaron a superarse poco a poco, al coincidir en la práctica social3 . Camilo Torres concluye que la toma del poder exige la formación de los cuadros revolucionarios para constituir un nuevo régimen, por lo cual le plantea a Germán Zabala la necesidad de generar la Universidad militante. Ambos coinciden en que es a través de la política que se genera el escenario principal para derrotar la injusticia social, y desde el máximo rigor científico que puede construir una propuesta humanista y social adecuada a las condiciones del país. Zabala empieza a hacer el diseño de la Universidad militante, cuando viene la muerte de Torres. Este diseño es la base para integrar la metódica nueva de los modelos educacionales integrados (MEI) que se crean y se implementan en las parroquias populares, en respuesta a las inquietudes surgidas en la Iglesia4 . Germán plantea una síntesis entre cristianismo y revolución, desarrollando Golconda5 como continuación de la afirmación de Camilo “mi muerte abrirá caminos”. Hacían parte de este proyecto político-cultural el obispo de Buenaventura, Gerardo Valencia Cano, los padres René García, Noel Olaya, y una red de sacerdotes, religiosas y jóvenes revolucionarias/os de todo el país6 . En Golconda se propuso generar una experiencia 162 N ÓMADAS política que expresara la identidad cultural, respondiera a los intereses revolucionarios y que se ligara a la inconformidad que las masas populares venían desarrollando con respecto al Frente Nacional7 . En sus palabras, El esfuerzo de investigación con los Sacerdotes, las Monjas y los Compañeros Revolucionarios del Frente Unido que conformaron el Movimiento de Golconda, permitieron recoger el aporte teórico del Movimiento revolucionario, que desde 1920 se había producido en Colombia, la contribución teológica que el ecumenismo cristiano produjo en su práctica social y la modernización científica que la lucha española y la segunda guerra mundial desplazaron a la Universidad en la Escuela Normal Superior (Zabala, “La metodología multiversal”, manuscrito, s/f). La salida política de Golconda al escenario nacional (1968) y su proyección continental, está ligada a la visita que hizo el papa Pablo VI a Colombia. A nivel orgánico, los sacerdotes de Golconda prepararon un documento para tal visita y en la acción política de masas, se participó en las Asambleas Familiares convocadas por la jerarquía católica colombiana para el Congreso Eucarístico. La investigación que realizaron los distintos grupos de acción y reflexión de los barrios populares, permitieron que Zabala ubicara la fuerza y el desarrollo creciente de la Alianza Nacional Popular (ANAPO)8 como expresión de la clase popular, categoría que había sido concebida por el sociólogo Camilo Torres en contraposición a la noción de clase restringida al ámbito obrero. En palabras de Camilo Torres: con la palabra clase popular yo quiero dar a entender los pobres de Colombia. Naturalmente que desde el punto de vista estrictamente sociológico yo comprendo que es una expresión bastante vaga, pero es la expresión que el pueblo entiende. Yo no creo que en Colombia los pobres tengan una conciencia de clase. Y en mi concepto, tener la conciencia de clase es uno de los elementos importantes para constituir una clase, pero para designar a los pobres, y para no referirnos únicamente a los obreros, sino también a los campesinos, he utilizado esa expresión de clase popular (Torres, 1971: 426). Esta orientación, transversal a distintos sectores sociales, decantó la pregunta por el margen, en contextos de desempleo, baja inserción en el circuito industrial y escasa conformación de masa obrera. De esta manera, la preocupación por la marginalidad que rebasaba el NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Conmemoración de los ochenta años de Germán Zabala, octubre de 2006. Con Orlando Fals. Álbum familia Zabala Archila. Octubre de 2006. Con Joe Broderick. Álbum familia Zabala Archila. Octubre de 2006. Hermanos Zabala Cubillos. De izquierda a derecha: Jorge, Germán, Jaime y Manuel. Álbum familia Zabala Archila. Germán Zabala y Yolanda Archila, 1960. Álbum familia Zabala Archila. 1954. Selección baloncesto Caquetá. Hermanos Zabala Cubillos en el equipo del Central colombiano. Álbum familia Zabala Archila. Octubre de 2006. Yolanda Archila y Germán Zabala. Álbum familia Zabala Archila. ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N. TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA Y MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA. N ÓMADAS 163 ámbito obrero se encontraba movilizada por el cristianismo, entendido como fuerza social que situaba esta apuesta a una distancia crítica de la práctica comunista prevaleciente en el continente. Simultáneamente, el desplazamiento se realizó con respecto a posturas “anticomunistas” esgrimidas desde algunos sectores eclesiales, a partir de una “actitud pastoral militante” entendida como una “conversión”, es decir, como “el paso de una vivencia individualista a una vivencia comunitaria”, que provocaría otros modos de lo común. “La conversión misma es un acontecimiento comunitario. No es posible sin la acción de los hermanos. Acaece cuando dejamos de actuar, de vivir, de pensar como un ‘yo’, para hacerlo como un ‘nosotros’, en función de la comunidad, no del individuo” (Golconda, 1969). Finalmente, la CELAM (Conferencia Episcopal Latinoamericana) fue la conclusión de la venida del Papa a Colombia, orientando toda la acción ecuménica del cristianismo en el continente latinoamericano y de los movimientos sociales ligados al cristianismo en la época, dentro de la cual se sitúa la apuesta de Golconda (García et al., 1968; Gutiérrez, 1972: 142, 153, 156; Dussel, 1974): Iglesia Joven en Chile, grupo Onix en Perú, Cristianismo y Revolución en Argentina, Izquierda Cristiana en Venezuela y múltiples trabajos locales en los barrios populares del continente que animaron el movimiento de masas9 . Revolución latinoamericana: búsqueda de un modelo de gestión productivo Para la década de los setenta, Germán Zabala actúa en Chile de la Unidad Popular de Allende. Allí comprende que la práctica social del trabajo es la máxima expresión de la política 10 , fundamento del grupo Ranquil conducido por Daniel Palma11 . Entre 1968 y 1973 participa en un equipo promotor de la idea de reformular el pensamiento revolucionario desde una práctica científica y social latinoamericana, que después del golpe militar de Pinochet se desarrolla como estrategia empresarial y comunicativa, con la difusión desde México del periódico Le monde Diplomatique, en español (bajo la conducción de José María Bulnes y Pedro Vuskovic), y como pensamiento científico en los planteamientos de Francisco Varela, que atravesando el saber disciplinario cruzaba la teoría de sistemas, la neuropsicología y la reflexión sobre lo viviente, esta- 164 N ÓMADAS llando el monopolio de la psicología sobre el estudio de los procesos mentales. Zabala se vincula con México desde 1960, pero a mediados de la década del setenta participa de manera más permanente en ese país cuando Política Popular, un movimiento construido de abajo hacia arriba, propone una alianza entre cristianismo y revolución, como repercusión de lo sucedido en Colombia y Sudamérica. El trabajo se articula con don Sergio Méndez Arceo, obispo de Cuernavaca, Ivan Ilich, director del Centro Intercultural de Documentación, CIDOC, el padre Lemercier, Prior de los benedictinos, y don Samuel Ruiz, obispo de Chiapas. En 1979 se compromete con el cristianismo nicaragüense de la revolución sandinista. Inicialmente llega al trabajo de las parroquias con el sacerdote Uriel Molina en el barrio Riguero de Managua, desde donde se une al Frente Sandinista para coordinar la Escuela de Cuadros, a través del puente promovido por sectores cristianos (el obispo de Cuernavaca, Sergio Méndez, y el obispo de Chiapas), para realizar un proceso de acompañamiento al obispo de Nicaragua, Obando y Bravo. De nuevo, entonces, es el mecanismo cristiano el que potencia la travesía de Zabala. Nuestro personaje retorna a México, para plantear la discusión sobre la pedagogía política de lo popular con las Escuelas de Trabajo Social. También diseña modelos de gestión productiva de las soluciones autónomas latinoamericanas, con base en la crítica de las experiencias chilena y nicaragüense, donde se desarrollan modelos productivos de bajo rendimiento, por no tener criterios de distribución económica dentro de los diseños revolucionarios. Desde la experiencia de las parroquias en Colombia y sus respectivos modelos educacionales se había demostrado que era posible producir cambio social con recursos propios, ya que era a través de los excedentes de exuberancia que generaban los pobres (limosna) que se sostenían los trabajos de transformación política en cada parroquia. Este modelo se truncó cuando las jerarquías eclesiales redujeron al estado laical o sancionaron y cambiaron a los sacerdotes que participaban en esta práctica (Restrepo, 1995). En México, Zabala lidera las investigaciones para aumentar las ganancias en la Fábrica Libra, en el Ejido de NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Batopilas y en la empresa de reciclaje de Torreón, objetivo que se logra exponencialmente al acoplar la manera cultural (contrapuesta críticamente a la noción de modo de producción) a la gestión productiva, estimulando las relaciones sociales de los equipos de trabajo desde la búsqueda de los excedentes de la producción solidaria. De regreso a Colombia, participa en la investigación para la formulación del “Plan Agroindustrial de Magdalena Medio”, en el contexto del proceso de paz del gobierno de Belisario Betancourt entre l984 y 1986. El Plan partía de una visión global de la economía del sector agropecuario, recogiendo toda la cuenca del Magdalena y sus posibilidades agroindustriales, en un diseño conjunto con el profesor Jean Louis Serree, quien pertenecía al grupo Economía y Humanismo del padre Louis Joseph Lebret. Sin embargo, debido a la presión de los organismos multilaterales de crédito, el plan finalmente resulta bloqueado fundamentalmente porque su desarrollo no se instala en el circuito de préstamo de los Estados Unidos sino en Europa (específicamente en Francia). (1993-1994) acorde con la nueva Constitución, donde se buscaba que la transformación se implementara en todo el territorio nacional. En este escenario, el equipo de trabajo de Germán Zabala diseñó el “Proyecto Asociativo Empresarial Agroindustrial” en la Provincia de Márquez (1994-1995), que recoge la experiencia de México y del Magdalena Medio (1995). En el desarrollo del trabajo municipal, Zabala se encuentra con un proyecto en Santander de Quilichao, donde se propone además de pasar de lo local a lo regional, ver las contradicciones educativas que se generan desde las distintas posiciones étnicas; así se logra un plan triétnico, a partir del estudio comparado de la educación en los sectores de indígenas, campesinos y negritudes, que tiene resonancia y es visualizado por la Universidad del Valle, de lo cual surge la propuesta desde la rectoría de Jaime Galarza de otorgar un doctorado Honoris Causa en Ciencias Sociales a Germán Zabala (1997). C. El pensamiento de Germán Zabala La caída del muro de Berlín (1989) coincide en Colombia con la etapa que se inicia con la toma y destrucción del Palacio de Justicia (1986), que culmina con el replanteamiento de la Constitución colombiana (1991) en una alianza entre un sector del partido liberal, el Movimiento de Salvación Nacional y la AD-M19. Al entender de Zabala, este cambio político modifica sustancialmente el trabajo de campo en las zonas periféricas de la economía colombiana, centrándose fundamentalmente en la conformación de un nuevo espacio donde por primera vez en la historia del país el movimiento insurreccional tenía vigencia en el proyecto político de la nación. Los grupos guerrilleros que establecieron la paz con el gobierno, hicieron un proceso político de reinserción, a través de un modelo educacional que partía de todas las experiencias que Golconda había desarrollado en el pasado. Dicho proceso, vehiculado a través de la Universidad Pedagógica en el proyecto “Aprovechando el Sol”, se desarrolló en cinco ciudades del país con integrantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el Movimiento 19 de Abril, M-19. Posteriormente vino la promulgación de decretos para desarrollar la participación y la descentralización ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N. TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA Y La teoría marxista y el pos-estructuralismo El esfuerzo de Zabala por profundizar en los planteamientos de Marx, lo lleva a hacer la lectura de una dinámica social distinta en el tránsito del mundo al capital social, que da cuenta de los cambios que se están dando, como las crisis del capitalismo financiero, el aumento creciente del desempleo, el crecimiento de los procesos automatizados, la sociedad del conocimiento, el surgimiento de la China moderna, así como la nueva situación en que se coloca Latinoamérica con la continentalización y el voto participativo. Para Zabala, todas estas dinámicas exigen una reinterpretación socioeconómica y política, pues el mundo ha cambiado con la cibernética, independientemente del marxismo, y marxistas y no marxistas siguen en el pasado con sus interpretaciones y respuestas, cuando el Grupo de los Ocho está imponiendo transformaciones que van más allá de la monopolización y del desarrollo desigual y combinado propio del capitalismo financiero. Esta postura teórica revela en el pensamiento de Zabala una fuerte cimentación en la obra de Marx, en una constante reinterpretación, retroalimentando la reflexión con la dinámica que se mueve en un contexto MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA. N ÓMADAS 165 único. El otro componente es su construcción desde una práctica militante en relación con el pensamiento científico, que logra a partir de la formación matemática, teniendo como preocupación acercar lo científico a lo cotidiano. Ha pretendido desarrollar una reflexión contextual siempre ligada a la acción con pensamiento y a un pensamiento para la acción, provocando relaciones creativas entre conocimiento y experiencia. En 1965, Zabala presenta en la Sorbona la tesis “Estructuras matemáticas en El capital de Marx” y “Las partículas elementales en la enseñanza de la matemática preescolar”, donde el marxismo, el pensamiento matemático y la pedagogía están presentes, trabajados de manera creativa y puestos en función de los procesos sociales, teniendo como interés central el método de conocimiento de la realidad. A continuación se presenta la visión teórica de Germán Zabala a lo largo de sesenta años, que pueden ser valorados como aportes a las ciencias sociales. De la concepción interna de la matemática hacia la ciencia en todo su contexto El aporte específico de Zabala al pensamiento, consiste en ver la matemática desde el marxismo, postura que se plasma en el texto “Ensoñación de los saberes”, que también se constituye en una propuesta pedagógica. Este texto se fundamenta en dos conceptos: las formas equivalenciales y la invariancia. El pensador colombiano hace una síntesis del método marxista explícito en la tercera parte de la “Introducción general a la crítica de la economía política” y una lectura de la Teoría del valor de Marx, tomando la visión epistémica sobre los valores de uso, cambio y real, más allá del planteamiento económico. A través de las formas equivalenciales (propiedad simétrica, reflexiva y transitiva), es decir, las relaciones de equivalencia, Zabala abstrae y conceptualiza la práctica de uso del mundo. En la dinámica de pensamiento, el ser humano se percata de lo que varía y para captar el mundo discreto-objetual encuentra “lo común en lo distinto”, en los usos que se generan (relación de equivalencia). La invariancia por su parte es una relación que está inmersa en la continuidad, no se ve, no la distingue el pensa- 166 N ÓMADAS miento porque es lo que permanece, lo que siempre se encuentra alrededor de la vida posibilitándola. La cibernética, que encarna cualquier proceso de retroalimentación, ha sido igualmente un concepto central en la visión teórica de Germán Zabala: los procesos de producción que funcionan con estructuras automatizadas dirigidas por unos pocos ingenieros y técnicos son una tendencia creciente. Se generan dos posiciones para enfrentar el momento: el planteamiento cibernético de Muler (la cibernética en el desarrollo de la posguerra) y la reproducción del capitalismo financiero que el Plan Marshall terminó imponiendo. En 1969, cuando el centralismo democrático de los partidos comunistas ya estaba en crisis, Zabala plantea como alternativa de modelo de organización política una “organización cibernética” para coordinar los cuadros formados alrededor de Golconda, que optaron por la ANAPO, cuando aún no existía el computador personal. Luego viene la cibernética en la planificación de los procesos productivos en la aplicación del modelo de Stanford Bear, “coordinación de lo económico desde una analogía del Sistema Gran Simpático (cerebelo y columna vertebral) del cuerpo humano”, en el Chile de Allende. Posteriormente, se evidencia la importancia del capital tecnológico, la informática y las comunicaciones, en la reunión de la resistencia chilena promovida por Ranquil en Mendoza (Argentina) en 1974. Otro desarrollo del pensamiento cibernético se da con la vinculación a la producción social de los Ejidos en la frontera México-Estados Unidos, y el trabajo del grupo Cibernética Social (1978-1981) compuesto por Rafael Segura, Eduardo Lizarazo, Alberto Ariza. Para la década de los ochenta la discusión sobre la cibernética se había generalizado a través de la concepción de la sociedad informática. También se empieza a concebir la idea de la sociedad del conocimiento, donde se vuelve determinante la dinámica de la innovación-obsolescencia, que le permite a Zabala acercarse a las nuevas filiales de producción (empresas que transfieren la obsolescencia a mercados más atrasados) y filiales de relevo (empresas que aportan la tecnología de innovación a los mercados avanzados), en el tránsito del mundo monopólico del imperialismo, al mundo trasnacional de la globalización12 . NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Zabala, como hombre de ciencia dedicado a repensar las relaciones entre lo científico y lo popular, entrevé que la matemática con su crecimiento está enriqueciendo la visión teórica de la sociedad, permitiendo interpretar fenómenos que antes no se podían comprender. En la matemática se ha abierto un nuevo capítulo con el desarrollo de las categorías y las alegorías13 , superando la visión estructuralista de la escuela Bourbaki, que desde mediados del siglo XX había sido el paradigma de esta ciencia. La escuela Bourbaki está ligada al álgebra moderna, donde las estructuras operacionales determinan no solamente el conocimiento de la matemática en sí, sino que afrontan el desarrollo científico de las formas equivalenciales y su proyección en la construcción de la cartografía en todos sus aspectos. Desde este avance de la matemática, Zabala afirma: Existe una visión estructural y una visión continúa. La estructural es el mundo objetivo, discreto, de la dinámica de los equivalentes, donde cada hombre debe coincidir con el otro [...] La visión continua no es equivalencia, sino una realidad diferenciada, es la multiplicidad de miles de formas distintas. Puntos de red de diferentes, de distintos. Gente que en la pluralidad encuentra la riqueza. La visión estructural hace crisis con el muro de Berlín; entra en escena América Latina. El reto hoy es superar la sociedad del conocimiento con el humanismo integral; es la gran salida transformadora a través de la invariancia de las representaciones topológicas (Zabala, 2006: s/p). Como resultado de más de una década de traducción de categorías topológicas al análisis de la realidad social y de su conocimiento de la teoría marxista, Zabala genera en 1974 un diseño espacial del modo de producción capitalista basado en el tercer tomo de El capital. Sobre un plano cartesiano y polar (visión matemática discreta), se ubican las instancias (puntos) que generan en su articulación las formaciones ideológica, social, económica y política. La visión topológica del modo de producción permite diseñar estrategias de acción política en una formación específica. En la década de los noventa genera un nuevo diseño que se expresa fundamentalmente con esquices y bucles (elementos tomados de Deleuze y Hostfater), para tratar de interpretar la nueva lógica de relación (visión matemática continua) que ayuda a comprender la actual di- Y De la contradicción entre las regiones (formas culturales de apropiación de las regiones naturales) y el capital trasnacional globalizador, emerge el capital social que generaliza el concepto de continuidad de los pueblos (globalización de la solidaridad) y supera la visión estructural de lo reticular (las articulaciones que utiliza el capital financiero). En cuanto a los conceptos cerebro individual y cerebro social14 , para explicar dos tipos distintos de comportamiento del ser humano, el primero desde lo individual y el segundo desde lo social, el paso del uno al otro constituye la acción pedagógica y política que se requiere para encontrar el camino de la humanización en el cambio global actual: [...] tanto el cerebro social, como el individual no están implícitos en la estructura orgánica del cerebro, sino en lo que producen. El cerebro individual produce un pensamiento individual, personal, y el cerebro social produce un ser humano político-social, colectivo y participativo, donde la pedagogía tiene un papel trascendente (Zabala: 2008, en prensa). La visión topológica de la realidad social ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N. TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA námica entre las transnacionales y las multinacionales, como estructuras que actúan dentro de la globalización y la regionalización: las primeras generando la dinámica del mercado atravesando los Estados y las segundas integrando las regiones a la concreción del mercado mundial. La caída del Muro de Berlín generó un gran interrogante para Zabala: ¿por qué la sociedad soviética no había defendido la continuidad del proyecto político socialista, a través del cual se había resuelto para las mayorías las necesidades básicas? En esa búsqueda empieza a aclarar el problema del continuo, al darse cuenta de que se había avanzado en una serie de valores parciales, pero la visión generalizada de lo humano, en valores como la libertad, no estaba resuelta. Pasar de lo reticular (las redes) a lo continuo, es un avance en la concepción epistemológica de la interpretación de la realidad. Zabala encuentra que Marx, a través de la visión infinitesimal, había hecho un gran aporte en este sentido, al reinterpretar el concepto de plusvalía como una dinámica continua, que expresa en un solo acto la inversión, el costo de los salarios y la ganancia del capital financiero, y que había superado el carácter ideológico que Smith y Ricardo habían introducido en el lenguaje económico, al afirmar que la plusvalía era la parte que el capitalista le robaba al trabajador. MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA. N ÓMADAS 167 Marx ve que hay un salto de pensamiento, al encontrar una nueva visión epistémica en la dinámica de reproducción del capital, pero su momento histórico solo le permite llegar a una interpretación parcial del continuo en un aspecto particular, en el infinitesimal económico como la expresión de tres variables (salario, ganancia e inversión), donde el infinitesimal explica la acumulación en un proceso continuo. El infinitesimal humano es una generalización que sugiere Zabala para el avance teórico que Marx introdujo con el concepto de plusvalía, en el tratamiento práctico de uno de los fenómenos económicos más importantes del capital financiero. Zabala considera que esta concepción es válida no solo para la plusvalía como factor económico, sino para todos los factores del desarrollo conceptual de la humanidad ante las transformaciones que impone el capital social. Del lado del desarrollo del infinitesimal humano, surge la posibilidad práctica del humanismo en la capacidad que tienen hombres y mujeres de reproducir en cualquier situación la condición humana contra las lógicas de destrucción. fundo que el problema de la lucha de clases. Uno de los aportes de esta revolución al socialismo, es haber demostrado que el problema no radica en la toma del poder para una clase, sino en la conquista de lo humano para todos/as. Lo decisivo no resulta ser una clase sino un conjunto de seres que son capaces de distinguir la otredad y a través de ellos construir la mismidad, que se produce cuando lo que reúne a los seres humanos está fundamentado en la existencia individual de cada ser en su humanismo. En síntesis, Germán Zabala pretende generar un pensamiento constitutivo de lo elemental (lo humano), lo simple (tratar de ser más humanos, luchando por el humanar, como afirmaba Federici), lo sencillo (ser impecable y explicarse por sí mismo) y lo fácil (lo que cualquiera puede hacer posible para la humanidad frente a la política: la libertad y la autonomía). Esto nos sitúa, finalmente, en el ámbito alegre y paradójico de la diferencia. Citas Para Zabala, el problema no es ser solamente humanistas, sino ser capaces de llevar a término esta posición, que es realizable en la interpretación de los procesos sociales conducentes a la construcción del pensamiento del cerebro social, donde todos los participantes de la sociedad superen definitivamente el individualismo. En el caso de Allende, que sostuvo una posición humanista el 3 se septiembre de 1973, ante los capitanes que producen el “tanquetazo”, no se contaba con la visión teórica y la posibilidad práctica de realizar esta posición, que colapsa con el levantamiento del ejército y el retiro del apoyo de los cordones industriales a Salvador Allende. Germán Zabala encuentra que se requiere una posición universal, una crítica general de la sociedad que supere el economicismo que paraliza la posibilidad de entender los problemas epistemológicos. La salida es el cerebro social que el ser humano elabora en la medida en que su diferencia (razón de la individualidad) lo lleva a encontrar la otredad para superar la soledad en el diálogo (Zabala, 2004). Clarifica así, la ruptura filosófica con el marxismo, que se produjo con la práctica política de Allende y de algunos revolucionarios que comprendieron que en la revolución socialista de Chile había un proceso más pro- 168 N ÓMADAS 1 Solo hasta la década del cincuenta la matemática en Colombia adquiere una fundamentación teórica de la que carecía hasta el momento, a partir de tres visiones distintas: la de Federici, la de Takeuchi y la de Juan Horváth. Takeuchi introdujo un criterio teórico a la visión operativa y técnica de la matemática propagada desde las ingenierías, Horváth introduce la visión estructuralista que la matemática recogía del desarrollo emergente de la ciencia como estructura. Con el tiempo, Federici contribuye en gran medida a romper con la concepción operativa que se tenía del modelo algebraico en la aplicación de los procesos industriales y a ubicar la necesidad de aclarar desde la matemática las bases conceptuales de los procesos relacionales para interpretar el capital social. Aporte básico para Germán Zabala, quien continúa profundizando y aclarando este tema. Para un fragmento de estos procesos y desarrollos en nuestro país, ver Horváth (1993). 2 Zabala es uno de los que propone el nombre de Estanislao Zuleta como docente de la Universidad, quien formalmente no contaba con títulos académicos que acreditaran su conocimiento. 3 Torres, impulsado por la doctrina cristiana generada a partir de la visión teológica de Juan XXIII, y Zabala por el pensamiento marxista, en el nudo de la polémica entre idealismo y materialismo. La primera compilación de escritos, entrevistas, discursos y conferencias de Camilo Torres Restrepo, fue realizada por Germán Zabala en compañía de Guitemie Olivieri y Oscar Maldonado. Fue publicada en México en 1970, a través de la Editorial ERA. 4 En sectores como el de las religiosas del Sacre Care de Marie (que dirigían el Colegio Mary Mounth), quienes siguieron el ejemplo de Camilo Torres (Restrepo, 1995). El MEI se concibió en todo el proceso de discusión pedagógica con el Profesor Federicci y la experiencia de docencia universitaria de Germán Zabala; en sus orígenes fue un proyecto popular, que se proyectó como la propuesta de Golconda para los colegios parroquiales. Este modelo se NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA aplica por primera vez en Bogotá en un colegio del barrio Galán, administrado por la Comunidad de los Consolatos, a través de la relación establecida con las religiosas del Sacre Care de Marie. Posteriormente se implementó en Venezuela en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez a través del Quinto Plan de la Nación; en México se desarrolló en las Escuelas de Trabajo Social en el proceso de reconceptualización. 5 La reunión de sacerdotes se realizó en una finca cercana a Viotá (Cundinamarca) que tenía el nombre de Golconda, motivo por el cual el grupo se denominó así. Parte de la historia de Golconda se encuentra en la serie de entrevistas compiladas en Restrepo (1995), el libro Golconda. El libro rojo de los curas rebeldes (Muniproc, 1969), así como su inscripción en el proceso de transformación clerical en el plano latinoamericano en Enrique Dussel (1974) y Gustavo Gutiérrez (1972). 6 El proceso de Golconda, cuya declaración final fue redactada en diciembre de 1968 (Golconda, 1973), se desencadena en un principio en condiciones de marginalidad, debido a que Germán es juzgado en un Consejo de Guerra y es detenido. 7 Camilo Torres se opuso a la acción cívico militar de Guillermo León Valencia (1962-1966), creando como escenario político el Frente Unido. Al incorporarse al ELN se acopla al marco de la Guerra Fría. Golconda se opone a la estrategia de modernización capitalista de Carlos Lleras Restrepo por ser excluyente y devastadora de lo popular y como propuesta desata el apoyo a la modernidad cultural de la obra Cien años de soledad, y genera una estrategia educativa desde la ciencia y la tecnología que se expresa en los MEI y la Universidad Popular. 8 En el campo colombiano surge la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) y en las ciudades la ANAPO, creándose un escenario político de convergencia de fuerzas sociales populares contra el Frente Nacional. Después del fraude electoral del 19 de abril de 1970, se coordina la acción política del M-19 que usa la lucha armada en su máxima intensidad para agotarla, buscando paz y democracia y no guerra y socialismo. Este hecho cambia para Zabala la estructura política de Colombia, pues se abandona la tesis de “la combinación de todas las formas de lucha”, desarrollada e impuesta por el régimen político dominante a partir del gobierno conservador de Laureano Gómez. 9 De toda esta movilización, quien logró mayor incidencia teológica fue el Padre Gustavo Gutiérrez del Perú, con la Teología de la Liberación, praxis que reubicó socialmente el papel de la Iglesia, el sacerdote y la creencia en América Latina. 10 Zabala encuentra que esta tesis es válida para la situación que vive Chile en el momento del gobierno de Allende, pero en otros contextos la práctica social puede ser cooptada por las estructuras que detentan el poder, por ello se requiere un análisis de cada caso. 11 Daniel Palma, minero chileno, fue secretario de organización del Partido Socialista y del Partido Comunista chileno, brigadista internacional en la Guerra Civil Española y creador del grupo Ranquil de Chile. Fue contertulio de Germán Zabala y Paulo Freire por iniciativa de Iván Ilich en CIDOC, en Cuernavaca (México). 12 Todos estos términos son propios del análisis económico del Grupo de los Ocho. 13 La matemática plantea enfrentar el conocimiento más allá de lo visible para la comprensión humana, enfrentándose a problemas por fuera de la experimentación sensorial y perceptiva. Introduce el concepto morfismo como la dinámica que al actuar sobre la realidad produce cambios no registrados por la ciencia, elaborándose un nuevo mundo sobre el espacio invisible. ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N. TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA Y 14 Esta visión la viene trabajando aproximadamente desde 1985 y constituye su principal preocupación teórica en el momento, alrededor de la cual ha escrito una gran cantidad de artículos. Está próximo a publicarse un libro sobre el cerebro social, en la Universidad Libre del Valle, resultado de un trabajo de consolidación conceptual desarrollado en el año 2007. Bibliografía DUSSEL, Enrique, 1974, Historia de la Iglesia en América Latina. Medio milenio de coloniaje y liberación (1492-1992), Barcelona, Nova Terra. GARCIA René, 1971, De la crítica de la teología a la crítica de la política, Bogotá, Frente Unido. GARCIA René, Domingo Laín, Germán Zabala, Carmelo Gracia y Pilar Gómez (Golconda), s/f, Comentarios en torno al documento de trabajo de la II conferencia del CELAM-1968, disponible en: <http://es.geocities.com/memoriacolombia/ren-doc.htm>. GOLCONDA, 1973, “II encuentro del grupo sacerdotal de Golconda. Documento final. Buenaventura, 9 a 13 de diciembre de 1968”, en: INDAL, No. 8, julio, Chile, Mimeo, disponible en: <es.geocities.com/archivorene/DeclaracionGolconda-1268.doc>. ________, 1969, “Documento para la discusión interna de Golconda. 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UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA NUEVOS NÓMADAS ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL N ÓMADAS 171 MARÍA ESTHER GALVIS: New York, 2005. 172 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Resistencia juvenil como manifestación de la política no tradicional* [email protected] • PÁGS.: 173-184 Arley Daza Cárdenas** Este artículo aplica el concepto de resistencia –entendido como el tipo de acciones que tienen primacía respecto al poder dominante– a dos agrupaciones juveniles de Bogotá, que hicieron parte de una investigación social sobre participación política. En él se analizan las maneras en que, en la práctica, se manifiestan las distintas formas a través de las cuales las agrupaciones juveniles expresan sus particularidades. Teniendo en cuenta las características distintivas de cada agrupación –como su estructura organizativa, medios de expresión o movilidad territorial–, el artículo pone en evidencia el surgimiento, fortalecimiento y distribución de nuevas formas de poder que escapan a las esferas políticas habituales. Palabras clave: política tradicional, resistencia juvenil, poder, organización, Estado Joven, Activegan. Este artigo toma o conceito de resistência –entendida como o tipo de ações que têm primazia sobre a potência dominante– , aplicando-a para dois jovens da população em Bogotá, que faziam parte de uma investigação social sobre a participação política. Discute-se as formas em que, na prática, demonstra as diversas formas através das quais os jovens da população expressa suas particularidades. Tendo em conta as especificidades de cada agrupamento –como a sua estrutura organizacional, os meios de expressão territorial ou mobilidade–, o artigo destaca o surgimento, fortalecimento e divulgação de novas formas de poder político para além da habituais particularidades. Palavras-chaves: política tradicional, resistência juvenil, poder, organização, Estado Jovem, Activegan. The concept of resistance –understood as a sort of actions having relevance against the dominant power– is applied in this article to two juvenile groups in Bogotá, which took part in a social research on political participation. Considering their distinctive characteristics –organizational structure, means of expression, territorial mobility– the author analyzes the different ways in which, in practice, these juvenile groups express their particularities and makes evident the emergence, strengthening and distribution of new forms of power beyond the usual political sphere. Keywords: traditional policy, juvenile resistance, power, organization, young state, Activegan. ORIGINAL RECIBIDO: 22-VII-2008 – ACEPTADO: 28-VIII-2008 * El artículo surge como producto de la investigación “Jóvenes, participación política y formación democrática. Estudio comparativo en Bogotá y Medellín”, asumida por el Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos, IESCO - Universidad Central y el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia. * * Estudiante de pregrado de Comunicación Social–Periodismo en la Universidad Central y auxiliar de investigación del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos, IESCO, de la misma universidad. E-mail: [email protected] ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL N ÓMADAS 173 Hay en las expresiones culturales contemporáneas indicios titubeantes, pero signos al fin, de que, tras las prácticas cotidianas y poco estridentes están configurándose pequeños micropoderes que se enfrentan de forma chapucera a la intención normalizadora y excluyente de los poderes institucionalizados Rossana Reguillo Teóricos como Maffesoli (2004), Guattari (1994), Raúl Zarzuri (2005), Ulrich Beck (2001), entre otros, coinciden en que la crisis de la modernidad –o su radicalización, en el caso de Beck–, trajo consigo distintos e importantes cambios sociales cuyos efectos son posibles identificar –entre otros espacios– en el accionar de los jóvenes y las culturas juveniles. Una de las manifestaciones más visibles del nuevo “rumbo social” que estamos viviendo, surge a partir del renacimiento no institucional de lo político. Para Maffesoli (2004), por ejemplo, la vuelta a la tribalización en los jóvenes representa una expresión de la política no tradicional –es decir, una política no partidista ni vinculada de manera directa con las instituciones usualmente encargadas del manejo del poder–, que cada vez toma más fuerza en las sociedades del mundo posmoderno. Si bien es cierto que algunas de estas manifestaciones neopolíticas han surgido por iniciativa propia y con la intención directa de generar oposición a las tradiciones políticas globales, otras tantas aparecen en la esfera social sin la pretensión explícita de convertirse en alternativa política para los ciudadanos, aunque, a pesar de ello, lo sean al establecer a través de sus actividades particulares, espacios de participación y acción populares. Pero ¿es posible desobedecer a un gobierno legítimo bajo el contexto de las nuevas formas de participación? El sistema democrático moderno contempla la posibilidad de ejercer cierta desobediencia por parte de la ciudadanía a través de mecanismos como el referéndum, el plebiscito e incluso el mismo voto en blanco, aunque éstos no surjan como resultado de la creación autónoma de los representados, sino que se encuentren contemplados dentro del mismo sistema democrático que les dio origen. Por esta razón, no cuentan con la suficiente credibilidad por parte de quienes ven en ellos mecanismos institucionalizados de reproducción del 174 N ÓMADAS poder tradicional, lo que se refleja, por ejemplo, en la alta tasa de abstencionismo electoral. Fuera de dicha esfera democrática y de los mecanismos institucionalizados de acción ciudadana y desobediencia civil, surgen nuevos dispositivos de participación –a través de movimientos, organizaciones o acciones particulares–, que se desligan de las prácticas políticas comunes y que han encontrado diferentes formas de hacerse visibles, convirtiéndose en espacios de participación en ocasiones mucho más eficaces y significativos que los propios partidos políticos legitimados. Lo que está en cuestión entonces, es el manejo, distribución y emergencia de nuevas formas de poder. Al respecto, los estudios de Foucault identifican esta dinámica como “la emergencia de una potencia múltiple y heterogénea de resistencia y creación” (cit. Lazzarato, 2006: 1), es decir, el surgimiento de una neopolítica identificada como una forma de gobierno de una nueva dinámica de las fuerzas que expresan entre ellas relaciones de poder que antes no se conocían. Para el presente artículo, dicha dinámica de poder aplicada a dos agrupaciones juveniles de Bogotá –Estado Joven y Activegan–, será llamada resistencia en la medida en que representa una oposición –no necesariamente consciente– a los mecanismos tradicionales de participación y acción ciudadanas. Por otra parte, constituye formas de subjetivación y formas de vida que escapan a lo que Lazzarato (2006) identifica como biopoderes, evidenciando el surgimiento de nuevos fenómenos de comportamiento social que no están ligados a la concepción tradicional de la oposición política, a través de partidos o movimientos con tendencias revolucionarias. Pero ¿de qué manera se visibiliza la resistencia en las organizaciones juveniles de Bogotá? ¿Cómo y por qué se resiste? El término resistencia en este artículo no hace alusión “a la mera reacción o negación absoluta sino a las múltiples acciones que tienen primacía respecto al poder [dominante]” (Cubides, Zuleta y Escobar, 2007: 15). Las formas de expresión estéticas, las manifestaciones directas, la búsqueda de alternativas de visibilización y las causas adquiridas, serán analizadas en este documento como formas de política no tradicional que escapan al ejercicio político convencional y, por tanto, como formas de resistencia. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA La pregunta más obvia que surge respecto a este tema tiene que ver precisamente con el ¿contra qué se resiste?: ¿contra un Estado tiránico y opresor? ¿Contra las manifestaciones cada vez más radicales del capitalismo salvaje? ¿Contra una cultura dominante? ¿Contra el “sistema”? ¿Contra lo que Negri y Hardt denominaron sociedad disciplinaria y de control? (2002: 36); en realidad, y esa es una de las tesis fundamentales del presente texto, no es necesario focalizar consciente y/o totalmente la resistencia hacia una problemática específica de la cotidianidad social para crear o promover espacios en los que se presenten acciones que “tienen primacía respecto al poder” dominante. En general, se resiste, aunque parezca difuso, a un estado de cosas que “tocan” de alguna manera sensibilidades particulares en el accionar juvenil. expresan un conflicto estético y enuncian nuevos ejercicios de “ciudadanía”, expresa la vivencia de una nueva ética correspondiente a una dimensión estética (Quintero, 2005: 115). Es la lucha micropolítica juvenil la que me interesa. En la práctica, estas formas de asociación juvenil se examinarán a partir de la Organización Sociocultural Estado Joven y del Colectivo Activegan1 , cuyas actividades se llevan a cabo en la capital colombiana. Los integrantes de ambas agrupaciones son jóvenes que no sobrepasan los veinticinco años de edad. Por un lado, Estado Joven manifiesta un enfoque artístico y cultural a través de sus actividades que, por lo general, son realizadas en la localidad de Bosa al sur de la capital, con carácter comunitario y local. Lo que sostengo es que, como resultado del devenir cotidiano de la sociedad –en el que el accionar estatal juega un papel importante–, surgen nuevas formas de asociación ciudadanas, construidas a través de la socialización de intereses subjetivos-compartidos, desde las cuales se promueven otras acciones colectivas de participación y construcción social –micropoderes–, que escapan a las formas de participación y construcción tradicionales –macropoderes–, y que, por tanto, se erigen como opción alternativa ante el panorama social que se nos ofrece. Por su parte, Activegan tiene como uno de sus principales objetivos la formación de activistas veganos que propendan por la abolición de cualquier tipo de explotación hacia los animales humanos y no humanos; sus actividades no se realizan en un punto fijo de la ciudad, por lo que una de sus formas de acción –que después examinaré con mayor detenimiento– es el nomadismo. No se trata de una relación directa entre carencia estatal versus reemplazo colectivo juvenil, aunque sí es preciso afirmar que muchas de las iniciativas por parte de las agrupaciones surgen como respuesta no sólo a sus propias necesidades expresivas, sino también a las carencias sociales existentes que son relacionadas por algunos de los integrantes de las agrupaciones con la insuficiencia estatal como institución de poder legítima benefactora. Conformada por trece jóvenes –grupo base–, la Organización Sociocultural Estado Joven surge en julio del 2007 como producto de la antigua Red Juvenil Damawha, que agrupaba ocho organizaciones juveniles del sector de Metrovivienda –localidad de Bosa–, hasta el momento de su desintegración hace dos años. Su principal objetivo es el de la formación de líderes juveniles a través de actividades culturales y artísticas –zanqueros, lanza-fuegos, danzas y payasos, principalmente–, que se llevan a cabo en el ámbito comunitario de su localidad. Para Fernando Quintero, existen tres corrientes principales que caracterizan las manifestaciones políticas de los jóvenes en Bogotá: la lucha estudiantil y el surgimiento de movimientos políticos, la lucha cívico-comunitaria y, finalmente, la lucha micropolítica juvenil, relacionada con aquellos procesos que expresan el conflicto desde escenarios poco conocidos en el debate político tradicional, como la apropiación del espacio público, la producción artística, ejercicios de diferenciación que Modo de ser A través de charlas y talleres esporádicos, el líder más visible de la Organización forma a sus integrantes en la formulación y presentación de proyectos, al igual que en el funcionamiento de instituciones de poder local como el Consejo Local de Juventud o los Encuentros Ciudadanos, con el fin de hacerlos partícipes activos de tales organismos en beneficio de su comunidad2 . Su campo de acción lo constituye el trabajo comunitario a ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL N ÓMADAS 175 través de presentaciones en los colegios del sector, y, esporádicamente, en colegios ubicados fuera de la localidad. Activegan es un colectivo vegano3 abolicionista y antiespecista, creado hace un año y cuatro meses aproximadamente. Busca la igualdad entre seres humanos y no humanos a través de la creación de activistas veganos cuya vida sea un ejemplo de auténtica liberación e igualdad. Mediante campañas informativas y educativas, se proponen dar a conocer la problemática de la explotación y el maltrato animal a la ciudadanía en distintos sectores de Bogotá. El núcleo base del Colectivo está conformado por doce personas. Además, cuentan con participaciones intermitentes de otros jóvenes que apoyan la causa vegana, llegando a convocar en una sola manifestación, protesta u otra actividad, hasta sesenta o más personas. El calificativo “colectivo” tiene una razón de ser para sus integrantes: a diferencia del concepto de organización, colectivo no implica una estructura jerárquica, rígida, en la que se pueda identificar a un líder único que “lleve las riendas” de la agrupación. Realizar una presentación “formal” de los dos grupos juveniles en cuyo accionar se soporta el presente artículo es necesario, aunque, tal como lo sostienen Deleuze y Guattari (1994) con su tesis respecto “al plan”, concederle demasiada importancia al “plan estructural de las organizaciones” o al desarrollo evolutivo de las mismas como si su existencia y creación ya estuviesen rígidamente dadas, nos impediría tener en cuenta algo más significativo: la trascendencia de las organizaciones juveniles. Con el “plan de trascendencia” Deleuze y Guattari hacen referencia a aquello que no está dado en lo que da, es decir, un principio oculto que dispone las condiciones que darán origen a las grupalidades en contradicción con aquello que está rígidamente determinado. “Las formas y sus desarrollos, los sujetos y sus formaciones remiten a un plan que actúa como unidad trascendente o principio oculto” (Deleuze y Guattari, 1994: 269). De acuerdo con lo anterior, los análisis que se realicen de las agrupaciones juveniles y, por tanto, el análisis realizado de Activegan y Estado Joven, sólo pueden ser posibles a través de la inferencia, pues lo que se ve de ellas es tan solo una parte de lo que hay y de lo que 176 N ÓMADAS son o, en otras palabras, existe un metalenguaje del accionar juvenil ajeno a cualquier agente externo a su propia dinámica. Lo que vemos y analizamos no es lo único que hay… la forma de una organización “sólo existe para esa forma y sus sujetos” (Deleuze y Guattari, 1994: 268-275). Paralelo a ello, existe un plan –plan de consistencia o de composición en oposición al plan de desarrollo y organización que se enfoca en la visión estructural-rígida de los agrupamientos–, que no contempla formación, desarrollo de sujetos o estructura alguna. Este plan da primacía a las relaciones de reposo y movimiento –velocidades y lentitudes–, que surgen entre elementos no formados ni organizados. Para este nivel de plan, no existe unión de subjetividades que devienen en desarrollo o que se estructuren en una forma –organización–, sino moléculas o partículas individuales que tienden a atraerse a través de afectaciones compartidas no subjetivadas que tarde o temprano devienen en algo nuevo: agenciamientos colectivos. Los agenciamientos colectivos, según Deleuze, son multiplicidades enmarañadas que se manifiestan como acontecimientos. Representan la unidad mínima en el mundo social, y resultan de la unión de devenires que no finaliza en lo uno sino en lo múltiple que constantemente cambia; no tienen objeto ni sujeto sino solamente determinaciones, tamaños, dimensiones que no pueden aumentar sin que ella –la unión–, cambie de naturaleza. En los agenciamientos –que siempre son colectivos, según Deleuze–, no existen unidades de medida mediante las cuales se pueda definir las multiplicidades que los componen, sino intensidades indefinibles en constante transformación. El acontecimiento resulta del choque entre multiplicidades. El acontecimiento, entonces, es inherente al agenciamiento en el que confluyen distintos tipos y niveles de heterogeneidad que establecen lo que Deleuze y Guattari denominan conexiones por simpatía, en las que la transmisión de afectos ocupa un lugar importante. Esta instancia es nombrada por ellos como agenciamientos maquínicos de efectuación que “no remiten a un objeto sino a un estado de mezcla de los cuerpos de una sociedad (sus atracciones, repulsiones, simpatías, rechazos, etc.) que afectan los cuerpos unos en relación con los otros” (Deleuze y Guattari cit. Fernández, 2007: 185). NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA MARÍA ESTHER GALVIS: New York, 2005. ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL N ÓMADAS 177 MARÍA ESTHER GALVIS: París, 1981. 178 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA En adelante, se adoptará el concepto de agenciamiento para hacer referencia a la Organización Estado Joven y al Colectivo Activegan –sin olvidar que ambos calificativos (organización y colectivo) son los asumidos y adoptados positivamente por los integrantes de ambas agrupaciones4 – teniendo en cuenta los constantes cambios e intensidades que caracterizan a ambos tipos de agrupación juvenil. conexión ideológica, una conexión afectiva entre sus integrantes, que fortalece el accionar mismo de la agrupación y constituye, hasta cierto punto, uno de los principales engranajes que permite su continua fluidez. Su resistencia está mucho más focalizada, pues más importante que el “estar juntos” es el objetivo de divulgar el estilo de vida vegano como ideal social, promoviendo, a partir de subjetividades compartidas, su propia propuesta política para la comunidad sin dejar de lado el lazo emocional que los une. Emocionalidades compartidas Maffesoli (2004: 28) afirma que la tendencia a la tribalización juvenil y a la superación del individualismo no se logra únicamente mediante mecanismos racionales de afinidad, sino también mediante emocionalidades compartidas. De esta manera, aplicando la teoría a la práctica sin forzar la realidad, Estado Joven representa el tipo de agenciamiento en el que más importante que el fin común es el “estar con” y el “hacer parte de algo” como característica sobresaliente. Conjuntamente con las “emocionalidades compartidas”, se comparten ideales, formas de ser y estar en el mundo y objetivos colectivos que impulsan a las diferentes subjetividades a permanecer juntas, estableciendo la diferencia con otros grupos de pares a través de la instauración de sus propias actividades y de sus propios referentes de resistencia que, en el caso concreto de Estado Joven, surgen como deseo colectivo de reapropiarse de los espacios de acción ciudadana dentro de su comunidad –Bosa (Metrovivienda)–, a través de actividades artísticas. Dichas actividades convocan a la participación comunitaria y al desligue personal de las problemáticas sociales –drogadicción, violencia, delincuencia–, que caracterizan el sector, constituyéndose como alternativas posibles para los jóvenes de la localidad. Así, a través de su acción comunitaria, los integrantes de este agenciamiento están permanentemente ligados a la construcción del sentido de lo público desde un ámbito local que trasciende la mera realización de actividades particulares, y que les brinda cierta autonomía al establecer fluctuantes quiebres con las instituciones públicas y privadas de la localidad. De la misma manera, aunque no con igual intensidad, Activegan refleja internamente, además de una El “estar juntos” a partir de la compatibilidad emocional e ideológica, implica para los integrantes de los agenciamientos colectivos juveniles dos posibilidades continuamente presentes: por un lado, la interacción directa con el grupo de pares con los que se comparten ideologías y emocionalidades –que es lo que permite la creación y supervivencia de los agenciamientos–; y, por otro, el rechazo parcial o total hacia la otredad diferente, es decir, el “no estar juntos”. Esta permanente afirmación-negación del otro, provoca constantes rupturas y transformaciones relacionales tanto hacia dentro como hacia fuera de los agenciamientos, que en mayor o menor grado influyen en su accionar cotidiano. Activegan toma distancia de todos aquellos otros agenciamientos que no comparten su ideología vegana abolicionista, reduciendo casi completamente su interacción a las relaciones internas de los integrantes que lo conforman. Su relación externa con otras agrupaciones que comparten parcialmente su preocupación por los derechos de los animales es frágil, debido a la divergencia de opiniones y prácticas que “los otros” realizan, lo que constituye una fortaleza particular respecto al reafirmamiento de sus convicciones colectivas y a sus prácticas de resistencia, pero a la vez, una debilidad respecto al aislamiento generado. Aunque si bien existe tal aislamiento físico e inmediato, éste tiende a relativizarse en el ámbito virtual, debido a las conexiones ideológicas con otras agrupaciones veganas a nivel mundial, con las que se renuevan constantemente relaciones de parte y parte a través de Internet. Ulrich Beck, junto con Giddens y Lash (2001), evidencian el enfoque político que están tomando temas que antes no eran tenidos en cuenta desde esa perspectiva. “Así [dice Beck], el tema ecológico y medioambientalista en general, constituye, bajo el marco de la modernización reflexiva, un importante ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL N ÓMADAS 179 elemento de debate político” (Beck, Giddens y Lash, 2001: 13-73). Retomando lo dicho por Beck, Activegan ha convertido la problemática del maltrato a los animales en un tema netamente político: construyen iniciativas y proyectos tendientes a abolir la explotación animal; se manifiestan en contra de las leyes aprobadas por el Congreso que permiten, por ejemplo, la entrada a las corridas de toros a niños a partir de los siete años de edad; gritan arengas en contra de la explotación animal y el especismo5 en lugares en los que se permite ese tipo de hechos; e invitan a la ciudadanía, a través de la recolección de firmas, a apoyar iniciativas veganas ante el Congreso Nacional y demás instituciones de poder. De forma indirecta, la existencia de ambas agrupaciones evidencia deficiencias estatales que promueven el surgimiento de nuevas formas de asociación juvenil, al igual que de poderes emergentes como respuesta a las carencias sociales existentes. Es, en resumen, la puesta en práctica de una neopolítica creativa que está en permanente construcción. Por un lado, las actividades estético-comunitarias como alternativa a un contexto delincuencial y de drogadicción y, por el otro, una preocupación medioambiental por la que el Estado no se ha inquietado lo suficiente. “Estos movimientos sociales se han convertido en verdaderos agentes de trasformación social en la medida en que ellos tienden a ocupar espacios donde no existen instituciones o donde éstas han dejado de responder –según la percepción de la gente– a las necesidades y demandas de la sociedad” (Reguillo, 2000: 71). Prácticas estéticas y artísticas como resistencia El viernes 21 de diciembre del 2007 a las 7 p. m.6 , los integrantes de Activegan decidieron realizar un performance en plena carrera Séptima con avenida Jiménez en Bogotá. La intención fue mostrar a los transeúntes del “septimazo” su inconformismo con las prácticas especistas, además de divulgar el estilo de vida vegano entre las personas del común. Si bien es cierto que Activegan no es una agrupación artística, sus integrantes se apropian constantemente de herramientas de ese tipo para hacer visible su inconformismo respecto a la problemática particular que los vincula. 180 N ÓMADAS El performance consistió en que una de las integrantes del Colectivo –disfrazada de animal– se encontraba encerrada por una cerca. Fuera de la cerca se pegó un letrero que decía “Venta de carne. Contenido ‘nutricional’: sufrimiento 100%; dolor 100%; agonía 100%”. Junto a la cerca se ubicó un platón ensangrentado en el que otro de los jóvenes veganos se acostó sin camiseta cubriendo su cuerpo con un plástico transparente, dando la sensación de que hubiese un muerto real debajo. En el plástico se colocó un letrero con la frase “Carne es asesinato”. La fuerza del performance radica en lo que Diana Taylor identifica como “la transmisión de una memoria social, que extrae o transforma imágenes culturales comunes de un ‘archivo’ colectivo” (Taylor, s/f: 2), y en el impacto visual inmediato que provoca la utilización de materiales icónicos que resignifican y visibilizan una problemática particular, tal como la explotación de los animales no humanos. No se trata simplemente de la dramatización artística de algún acontecimiento, sino también la utilización y apropiación de herramientas espacio-temporales que entran en juego con la puesta en escena de la acción estética, constituyéndose en epicentro de todo tipo de sensibilidades. Así, el hecho de realizar un performance con máscaras de toros en temporada taurina justo en frente de la plaza de toros “La Santa María” con una periodicidad estable 7 , entra en juego y (re)significa –en este caso la plaza de toros se convierte para el veganismo en un epicentro de maltrato y explotación animal–, respecto a la totalidad de la propuesta estética utilizada por los integrantes del agenciamiento, quienes confrontan de manera directa, a través de la estética, a los que identifican como ejecutores y reproductores de parte de la conducta especista presentada en la sociedad. Pero ¿qué es lo que hace de este tipo de manifestaciones estéticas o artísticas aquel “lugar en el que se privilegian las nuevas formas de activismo político”? (Deleuze y Guattari cit. Zepke, 2007: 56-57). Según Rancière, “la estética apareció […] como una reacción en contra de aquello que normalmente se consideraba el reino de la política, es decir, como una ‘metapolítica’ en la que el arte se convirtió en la condición de la libertad y de la igualdad de una comunidad sensorial nueva” (cit. Zepke, 2007: 57). NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA La estética de la política escapa –desde el punto de vista de Rancière–, al ejercicio tradicional del poder o a la lucha por obtenerlo, constituyéndose en un mundo particular y una forma específica de experiencia, a través de la cual, se materializan subjetividades. Además, las manifestaciones estéticas –tales como el performance, la danza o el teatro– evidencian la emergencia de nuevas formas de poder –nuevas en el sentido de que antes no habían sido tenidas en cuenta a pesar de que existieran–, que se producen y reproducen en contextos no institucionalizados, mediante mecanismos de visibilización de sentidos fundamentados y, en el caso del performance, en la observación directa. “Las expresiones artísticas –no todas, por supuesto–, al ‘retirarse’ de la esfera tradicional de lo público, configuran órdenes alternos y su alcance es un principio de resistencia; por lo tanto, tienen un carácter político en cuanto plantean un conflicto de poder, cuestionan la hegemonía” (Restrepo, 2006: 54). Las expresiones estéticas y artísticas son tomadas tanto por Activegan como por Estado Joven como medios para transmitir sus puntos de vista respecto a las realidades que los afectan particularmente; se apropian de este tipo de métodos al reconocer el poder de persuasión que tiene una obra de teatro, un disfraz o una máscara en un contexto público y social determinado. En ese sentido, Nixon Molina, el líder más visible de Estado Joven, afirma que la cuestión cultural y artística dentro de la Organización –dentro del agenciamiento– es una excusa para que los muchachos se formen políticamente. Es como un pulpo: los tentáculos del pulpo son las actividades artísticas que realizamos, pero todo eso lleva a la cabeza del pulpo que es la formación en liderazgo y participación política8 . La formación política a la que hace alusión Nixon, es una formación política contestataria en la medida en que no pretende reproducir las tradiciones constitucionales establecidas, sino informar a los jóvenes sobre los derechos que tienen como ciudadanos y como jóvenes para poder reclamarlos, pues, en palabras de Nixon, “los derechos no se mendigan sino que se exigen”. Paralelo a este tipo de afirmaciones que reflejan un ideal de cambio en las tradiciones políticas de la sociedad, los integrantes tanto de Estado Joven como de Activegan manifiestan una evidente apatía hacia la institucionalidad que se refleja –con mayor intensidad en Activegan–, en una casi nula relación con cualquier tipo de entidad que represente la continuidad estatal, lo que no significa que esporádicamente no se generen ciertos vínculos indirectos con alguna institución gubernamental o no gubernamental. “Resistencia” contra la resistencia Raúl Zarzuri (2005) afirma que pese a los brotes juveniles de resistencia, de micropoderes que emergen y que se constituyen en las sociedades, surgen estrategias que directa o indirectamente tienden a anular dichas manifestaciones; el autor identifica dos de estas estrategias: la antropofágica y la autopoémetica. Así, La estrategia antropofágica –o estrategia de asimilación/aniquilamiento– consiste en “devorar” lo que es extraño en un intento por hacer semejante lo que es diferente. En palabras del autor, significa “ahogar las distinciones culturales o lingüísticas; fomentar e imponer una y solo una medida de la conformidad” (Zarzuri, 2005: 23). El sábado 19 de enero, un funcionario de la Alcaldía Mayor de Bogotá se acercó a los activistas veganos que se encontraban realizando una manifestación pacífica en la carrera Séptima frente a la plaza de toros La Santa María para preguntar por el permiso expedido por la Alcaldía que debería tenerse para poder protestar en un lugar público. Al no obtener el permiso –que ninguno de los activistas veganos se había preocupado por sacar–, solicitó hablar con el líder o representante de la organización. Se le explicó que Activegan no era una organización sino un colectivo y que, por lo tanto, no existían líderes sino que todos los integrantes actuaban como representantes y voceros de la agrupación a lo que el funcionario contestó –contrariado– que debería existir un líder que pudiese asumir las responsabilidades de la ¡organización! Este tipo de conductas por parte de la institucionalidad pretenden reglamentar a través de la formalidad burocrática el accionar de los agenciamientos que desean mantenerse al margen de estructuras jerárquicas y tradicionales. La “antropofagia”, en este caso, radica en la imposición de que cualquier tipo de manifestación pú- ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL N ÓMADAS 181 blica paradójicamente debe contar con la aprobación de la institución contra la cual, muchas veces, se quiere protestar. partir con” o “situarse en”. Es lo que Alberto Corsín identifica como la construcción del procomún, partiendo de la relación entre sujetos iguales. La segunda estrategia de anulación –la autopoémetica–, es diametralmente opuesta a la anterior. En ella, “se vomita a los extraños” expulsándolos de los espacios del orden, excluyéndolos e incomunicándolos. Cuando ninguna de las anteriores estrategias da resultado, se acude, según Zarzuri, al aniquilamiento físico (2005: 23). El carácter comunitario de Estado Joven en el sector de Metrovivienda, lejos de representar un localismo estático que se contrapone a la movilidad creativa del nomadismo, constituye la emergencia fluctuante de micropoderes que intentan mantenerse vigentes ante la presión ejercida por los macropoderes tradicionales. El primer paso que evidencia la utilización de la estrategia autopoémetica se presenta en el tipo de información que los medios de comunicación transmiten sobre los jóvenes y el lenguaje que es utilizado para referirse a ellos. Los medios de comunicación continuamente relacionan el concepto de joven con palabras como “delincuente”, “drogadicto”, “desviado”, “anómico”, etc. fomentando de esta manera, la aceptación de estereotipos negativos en relación con ellos. Ante falencias estatales, los integrantes de Estado Joven se erigen como alternativa entre su comunidad. Que algún joven del sector prefiera aprender a hacer acrobacias en zancos o a montar un baile típico para presentar en público en lugar de insertarse en los grupos de barras bravas existentes en el sector, en el consumo de drogas o en la delincuencia, aporta más que lo realizado por algunas críticas sociales –cuyas hipotéticas soluciones muchas veces no llegan a ser aplicadas en la práctica–, que se realizan desde la academia a “fenómenos” como la violencia, la pobreza, e incluso, a las ya satanizadas culturas juveniles. Para Zarzuri (2005), el tipo de resistencia generado por los jóvenes y las agrupaciones juveniles consiste en pequeñas y constantes rupturas ante el poder dominante, que no llegan a ser tan grandes y contundentes como una revolución. Por su parte, Guattari y Deleuze afirman que las culturas juveniles pueden ser vistas como “pequeñas máquinas de guerra” que se contraponen a la gran máquina de dominación estatal (cit. Zarzuri, 2005: 24). Sin embargo, por más estrategias utilizadas para anular las manifestaciones de resistencia, dice Zarzuri, éstas no podrán ser eliminadas por completo debido a que la hegemonía no controla la totalidad de procesos sociales. Un ejemplo de ello es el consumismo. La hegemonía puede controlar el consumismo pero no lo que las personas hagan con lo que consumen. Nomadismo El nomadismo es totalmente antitético a la forma del Estado moderno. Y éste trabaja con constancia para suprimir aquello que considera supervivencia de un modo de vida arcaico. Sólo sedentarizando se puede dominar. Nos encontramos aquí ante un buen ejemplo de ese “fantasma de lo uno” que es característico de la violencia totalitaria moderna (Maffesoli, 2004: 23). Acción comunitaria “Vagar” por la ciudad, apropiarse del espacio público en cualquier lugar, evitar la inmovilidad abriendo espacios de acción política a través de expresiones particulares, es la manera en que los integrantes de Activegan manifiestan el estilo de acción nómada que los caracteriza. La resignificación de lo público a través de lo comunitario que caracteriza a Estado Joven tiene ciertas peculiaridades: primero, el hecho de que lo comunitario, lo común, es algo construido a partir de las emocionalidades compartidas. Aunque no es simplemente compartir con otros, o situarse en medio de otros, sino ser conscientes de la acción que produce ese “com- Cada calle de la ciudad se convierte para Activegan en espacio político, en espacio de resistencia y, por tanto, cada calle o espacio público (re)significa en un contexto determinado al cambiarse las relaciones simbólicas que se han construido antes respecto a él. Así, la Plaza de Bolívar, epicentro del poder de la nación, deja de ser aquel lugar que representa el sitio en el que “las 182 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA leyes nos darán la libertad”, para convertirse en un espacio de legitimación de la explotación y las políticas bienestaristas contra las que se ha de resistir. De igual manera, la plaza de toros o el circo, sitios que se presentan tradicionalmente como centros de cultura y entretenimiento para la sociedad, se convierten en lugares de sadismo y barbarie que propagan el maltrato hacia los no humanos, según el pensamiento vegano. Como lo afirma Rossana Reguillo en su análisis de los taggers9 mexicanos (2000: 120), el comportamiento nómada “señala de entrada que [los jóvenes] no están dispuestos a renunciar a la ciudad en su conjunto, que no hay fronteras ni aduanas simbólicas suficientes para contenerlos dentro de un espacio delimitado”. ¿Por qué delimitar la problemática del especismo a un barrio o a una localidad cuando ésta se presenta en todos los espacios públicos y privados de la sociedad?, sería la pregunta con la que la comunidad vegana respondería hipotéticamente al ser cuestionada sobre su constante movilidad y apropiación ciudadanas. El nomadismo, entendido como perpetua movilidad que escapa al estado de vigilancia y de control dispuesto por la sociedad, es esencialmente un asunto de fuerzas de poder que se contraponen. “Lo móvil, por su propia esencia, queda fuera del alcance de la cámara sofisticada del ‘panóptico’ siendo la inmovilidad absoluta el ideal del poder”, dice Maffesoli (1997: 15). De allí que surjan distintos mecanismos de vigilancia y de control –uno de ellos a través del video–, que intentan anular, o por lo menos registrar, la vida errante que escapa a las miradas. En Maffesoli esa vida errante “expresa también la revuelta, violenta o discreta, contra el orden establecido, y da una buena clave para comprender el estado de rebelión latente en las jóvenes generaciones” (Ibíd.: 15). En la jornada antitaurina del domingo 27 de enero, los activistas veganos notaron dos camionetas con vidrios polarizados que permanecieron estacionadas a escasos 12 metros de la protesta. En las camionetas, dos o tres personas vestidas con uniformes de la policía se encontraban tomando fotografías a los activistas que inicialmente no lo notaron. Según los integrantes de Activegan, este tipo de conductas por parte de la fuerza pública son realizadas frecuentemente para tener un registro de los “revoltosos” y así poder tomar las medidas “pertinentes”. Con este ejemplo toma más fuerza lo dicho por Maffesoli: “solo sedentarizando se puede dominar” (1997: 16). Quisiera culminar con una pregunta: ¿tiene algún sentido resistir? Fuera de una concepción romántica en la que se enaltecería la importancia de la diferencia por la diferencia sin que interesen los resultados, debo señalar aquí que el sentido de la resistencia radica justamente en los “resultados” que alcanzan aquellas acciones que tienen primacía respecto al poder dominante, ya que son dichas acciones las que gradualmente generarán grandes cambios a partir de pequeñas manifestaciones. Recordemos una frase escrita ya en líneas anteriores: las culturas juveniles –y los agenciamientos juveniles en general–, pueden ser vistas como “pequeñas máquinas de guerra” que se contraponen a la gran máquina de dominación estatal. La constante emergencia de esas “pequeñas máquinas” que una y otra vez vulneran desde distintos frentes el devenir del statu quo, reafirmando así la fuerza de la multiplicidad que desborda lo instituido en oposición a lo instituido que asfixia las diferencias, asegura la transformación de las viejas costumbres de reproducción social que pasaron a ser obsoletas, aunque aún se sigan reproduciendo. No podemos olvidar que alguna vez iniciativas como la de abolir la esclavitud eran subversivas, atacaban las estructuras sociales y políticas tradicionales, surgiendo en la forma de micropoderes crecientes que tuvieron la suficiente prevalencia para convertirse en acción, y que no sólo tuvieron primacía respecto al poder dominante, sino que alcanzaron el nivel de lo instituido. Sin embargo, tampoco se puede olvidar que algunos de los micropoderes que históricamente lograron fortalecerse, expandirse y establecerse como macropoder, han reproducido, a su manera, las formas contra las cuales alguna vez se revelaron, tal como ocurrió con el sueño comunista en la antigua Unión Soviética o con algunas de las pseudoguerrillas existentes en ciertos países. Por tanto, ¿tiene sentido resistir? Es la pregunta – aún para mí en construcción–, sobre la que se tendría que reflexionar sin caer en pensamientos “rosa” sobre lo diferente, ni en negaciones absolutas de la movilidad social. Evidentemente, existen fuerzas que emergen y aportan desde la diferencia una reconstrucción de lo juvenil, sin embargo, no puedo evitar la sensación melancólica que imprime el paso del tiempo en la potencia creativa y la multiplicidad joven. Los años se ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL N ÓMADAS 183 convierten en un sedante contra la potencia y la multiplicidad expresiva. Considero que la potencia múltiple de la juventud es cuestionada en la etapa adulta y aniquilada por la vejez, en cuya fase, se hace aún más evidente el regreso hacia lo uno indiferenciado. Estados de movimiento y de reposo, de velocidades y lentitudes que fluctúan, permanecen y flotan por la ciudad atrayéndose, repeliéndose, apagándose y renaciendo; eso son las colectividades juveniles. Un constante devenir de emocionalidades compartidas y de micropoderes emergentes. Una contradicción y coherencia a la vez, una eterna lucha por su visibilización y prevalencia, siendo todos estos matices los que enriquecen su existencia. Son, finalmente, resistencias. Citas 1 Acompañamiento de siete meses a ambos agenciamientos juveniles, mediante la metodología participante-observador y observador-participante. 2 La relación entre Estado Joven y la institucionalidad fluctúa constantemente entre distanciamientos radicales y acercamientos temporales que determinan, hasta cierto punto, las formas de expresión del agrupamiento, pues influyen en el devenir “natural” del mismo. 3 Estilo de vida que propende por la no explotación animal en ninguna de sus formas –alimentación, entretenimiento, vestuario, experimentación y domesticación–, y que busca el respeto y la igualdad entre animales humanos y no humanos. 4 A diferencia de organización o colectivo, utilizo el término de agrupamiento de manera indistinta para referirme a las formas de tribalización juvenil como alternativa esporádica del concepto agenciamiento. 5 Cualquier tipo de infravaloración de un individuo en función de su especie. 6 Diario de campo: viernes 21 de diciembre de 2007. Jornada vegan en contra del consumo especista generado por la temporada navideña. 7 Diarios de campo: sábado 19 de enero de 2008 y domingo 27 de enero de 2008. Jornada vegan antitaurina frente a la plaza de toros La Santa María en Bogotá, en contra de la tauromaquia. 8 Entrevista realizada a Nixon Molina, líder de la agrupación Estado Joven. 9 Los taggers o rayadores aparecen en México hacia la década de los noventa. Andan por la ciudad dejando tras su paso la huella de su presencia en muros, puertas, postes y banquetas, haciendo ostentación de que no existe reglamento, lugar ni vigilancia que no puedan burlar para dejar estampada su marca identitaria. 184 N ÓMADAS Bibliografía BECK, Ulrich; Anthony Giddens y Scott Lash, 2001, “La reinvención de la política: hacia una teoría de la modernización reflexiva”, en: Ulrich Beck, Anthony Giddens y Scott Lash, Modernización reflexiva, política, tradición y estética en el orden social moderno, 2ª edición, Madrid, Alianza. 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UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA El lugar de la autenticidad y de lo * underground en el rock [email protected] • PÁGS.: 187-199 David García** Este artículo propone una discusión en torno al lugar que ocupan “la autenticidad” y “lo underground” en el discurso que múltiples actores sociales han construido sobre el rock, al tiempo que da cuenta de la manera como ambos fenómenos son negociados y redefinidos permanentemente en el mercado musical y en la industria cultural. Palabras clave: rock, culturas juveniles, autenticidad, underground, industria cultural. Este artigo propõe uma discussão em torno ao lugar que ocupam “a autenticidade” e “o underground” no discurso que múltiplos atores sociais hão construído sobre o rock, ao mesmo tempo que da conta da maneira como ambos fenômenos são negociados e redefinidos permanentemente no mercado musical e na indústria cultural. Palavras-chaves: rock, culturas juvenis, autenticidade, underground, indústria cultural. This article proposes a discussion about the role that “authenticity” and “underground” plays in the discourse that various social actors have built about rock, giving account of the ways in which these phenomena are negotiated and permanently redefined in the musical market and in the cultural industry. Keywords: rock, juvenile culture, authenticity, underground, cultural industry. ORIGINAL RECIBIDO: 11-XI-2007 – ACEPTADO: 24-IX-2008 * Este artículo recoge algunos elementos del marco teórico de la investigación titulada “Rock en Bogotá: la música que busca y que resiste ser industria” (2005-2007), con la que obtuve el título de Magíster en Estudios Culturales en la Universidad Nacional de Colombia. Allí se (re)construye el campo del rock en Bogotá, a partir de dar cuenta de la manera como diversas bandas han aprehendido las reglas del campo, negociando incesantemente con la lógica del mercado. * * Sociólogo graduado con tesis meritoria de la Universidad Nacional de Colombia y Magíster en Estudios Culturales de la misma universidad. Actualmente se desempeña como docente universitario. E-mail: [email protected] GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK N ÓMADAS 187 D esde la década de 1960, el rock se ha constituido como un espacio discursivo y performativo que se supone en estrecha relación con ciertas formaciones culturales de “sujetos jóvenes”, al tiempo que ha configurado tipos característicos de consumo cultural. Se trata de bienes simbólicos a partir de los cuales se construyen y configuran identidades atendiendo a la lógica de la diferencia, de la distinción; de donde se desprende la necesidad de reconocerse en ciertos géneros musicales cuya propuesta estética y discursiva reivindica lo underground y “lo auténtico”, lo cual suele ser entendido como sinónimo de “lo no-comercial” o “lo-no masivo”. No sorprende, entonces, que uno de los preceptos más importantes del rock sea “subvertir la lógica comercial por medio de la creación de un producto con un valor estético fundamental: la autenticidad” (Zapata, et al., 2002: 85), a partir del cual ciertas prácticas de producción y difusión –prácticas alternativas en el contexto del campo musical global– legitiman en la medida que prefiguran procesos de consagración signados por el sacrificio, la austeridad y/o el “desinterés” económico. Estos elementos han contribuido a la edificación de una representación de esta forma musical, según la cual el éxito es sospechoso y sugiere una concesión mercantil; precisamente, la “autenticidad” y lo underground se erigen en pilares de ese conjunto de valores e imaginarios que se ha definido como la “ideología del rock” (Frith, 1980). La “autenticidad”1 es susceptible de ser entendida como un conjunto de espacios y prácticas alternativas (conciertos pequeños, fanzines, disqueras independientes) que se enfrentan a la lógica homogeneizante de la industria cultural. En consonancia, el underground o “movimiento subterráneo, como su mismo nombre lo indica, es algo que se debe desarrollar al margen del gran comercio discográfico y al margen también de la gran industria publicitaria que convierte todo en un mero producto de consumo” (Citado en Urán, 1997: 21-22). En este sentido, el objetivo principal de mi acercamiento a la forma como históricamente se ha definido lo underground, es intentar hallar claves explicativas de la manera como ciertas manifestaciones culturas y estéticas lo han tomado, renovándolo incesantemente, como su bandera, como el argumento fundamental desde el cual se busca reivindicar su legitimidad. La ruta que se seguirá en este texto parte por ubicar el origen histórico de la noción underground en Esta- 188 N ÓMADAS dos Unidos e Inglaterra, rastreando, en su proceso dialéctico de configuración, la estrecha relación que en un primer momento guardó con ciertos aspectos y valores de un grupo social subalterno que con el tiempo fue ganando en protagonismo: la comunidad negra. Posteriormente, abordaré la relación de lo underground y la “autenticidad” con algunos elementos constitutivos del romanticismo y ciertos valores cristianos, particularmente la exaltación de la pobreza y de la humildad; finalmente, sostendré que la relación que se puede establecer entre las “subculturas juveniles espectaculares” y su reivindicación de lo underground y de lo auténtico, corresponde a las nuevas formas de distinción social propias de las sociedades urbanas contemporáneas. El origen histórico del underground: “lo negro”, “lo joven” y el rock´n roll En la primera mitad del siglo XX, el proceso mediante el cual “lo negro” llega a cobrar un protagonismo notable en Estados Unidos y en Inglaterra, es divergente. El jazz, por ejemplo, en Estados Unidos, puede ser definido a partir de toda una tradición de mestizaje e intercambios, y así se erige como un punto de encuentro entre blancos y negros; de hecho, es con arreglo al jazz que se van a configurar dos de las primeras “subculturas” juveniles en Estados Unidos (el hipster y el beat), que desde la música y el estilo van a crear lazos simbólicos con la cultura negra. De esta manera, se ponen en evidencia ciertos aspectos que permitirán la identificación de “lo negro” con lo underground, y, casi simultáneamente, como veremos, con “lo joven” y con el rock. Por otra parte, puede decirse que si bien en un principio Inglaterra experimentó una dinámica diferente a la de Estados Unidos, con la aparición y popularización del rock´n roll empezarán a tener connotaciones similares. En este caso habría que empezar con la relación entre el rastafarianismo, el reggae y la reivindicación de la identidad étnica de la comunidad negra. Será en Jamaica donde dicha identidad empezará a tomar una forma más consistente valiéndose de reinterpretaciones de la Biblia articuladas con la cultura oral, la forma como se apropian del “lenguaje del amo” y una manifestación expresiva cuya forma debe ser entendida a partir de la experiencia histórica de los negros: la música. Así, el rastafarianismo, en tanto forma religiosa, implicará un cuestionamiento profundo a la posición subordinada que ocupa el sujeto negro en la NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA sociedad blanca, desnaturalizando el orden social y protagonizando formas alternativas de ser, hacer y pensar. El reggae se va a erigir como el medio más idóneo de masificación de la ideología rastafaria, que “apuntaba a la más oscura de las rebeliones: la celebración de la Negritud” (Hebdige, 2004: 51). Los primeros inmigrantes negros en Inglaterra vendrán, precisamente, de Jamaica; sin embargo, la promesa de un nuevo país y una nueva sociedad en apariencia más incluyente, llevó a este primer grupo a buscar la manera de integrarse a la sociedad normalizada. De ahí que sean los jóvenes inmigrantes de segunda generación quienes jueguen un papel fundamental en la introducción de las formas culturales negras en la sociedad inglesa de mediados de la década de 1950. Para ellos, más significativo que el rastafarianismo –que aparece despojado de sus referentes religiosos–, es el reggae, pues “decía en voz alta la alienación experimentada por muchos jóvenes negros británicos. La alienación apenas podía evitarse: estaba inscrita en las vidas de los jóvenes antillanos de clase obrera en forma de viviendas pobres, desempleo y acoso policial” (Hebdige, 2004: 56). Esta segunda generación de inmigrantes, apostada en los barrios marginales, va a crecer y a estar más cerca de los jóvenes blancos de clase obrera, con los que establecerán algunos lazos simbólicos con arreglo a la situación estructural desfavorable que comparten. Y este es el punto de encuentro entre el proceso en Estados Unidos y en Inglaterra: la manera como desde ciertos sectores blancos también marginales o subordinados, […] caracterizaron al negro como quintaesencia de lo subterráneo, encarnación de todos aquellos valores (la búsqueda de aventura y emociones) que coexisten, minándolos, con los aspectos formales y positivos de la sociedad mayoritaria (rutina, seguridad, etc.), en este contexto, a menudo las posiciones “joven” y “negro” quedan hermanadas por la mitología dominante (Hebdige, 2004: 66). Será precisamente en este contexto, donde se gesta la identificación “explosiva” entre “joven” y “negro”, en el que va a surgir el rock´n roll bajo el imaginario de una manifestación surgida casi por generación espontánea en el seno de la juventud. Van apareciendo así los diferentes términos de una suerte de ecuación: negro = joven = rock´n roll, y como co- GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK mún denominador: lo underground = lo marginal = lo subordinado. A esta múltiple relación subyace la “mitología del hombre negro y su cultura”, es decir, la total idealización de la cultura negra, que sería recogida, esencializada y casi fetichizada por la generación beat al erigir “lo negro” como símbolo de libertad, de lo natural, en suma, de la diferencia: “el Hombre Negro era una constante que ejercía el simbólico papel de túnel oscuro en dirección a un imaginario submundo donde afloraba otro orden: un sistema maravillosamente intrincado donde los valores, las normas y las convenciones del mundo «normal» eran invertidos” (Hebdige, 2004: 78). La generación beat De las dos primeras subculturas que en Estados Unidos tejieron una relación estrecha con las formas culturales de la comunidad negra, hipster y beat, esta última es la que logra hacer la transición hacia Inglaterra a mediados de 1950; y es que, tras la Segunda Guerra Mundial, una generación se descubre en un mundo signado por el miedo, el vacío y una ausencia notable de seguridad ontológica, toda una experiencia vital que dará forma a un sentimiento de desafiliación hacia aquella sociedad dirigida por una clase política ante la cual crece la desconfianza y la incredulidad. Para Mario Maffi (1975), este clima llevará a los jóvenes a cuestionar un orden social caracterizado por las tensiones sociales, raciales y generacionales, lo que traerá consigo la gestación de una “nueva sensibilidad” que irá adoptando la forma de una “cultura alternativa” y, posteriormente, para los protagonistas de los años sesenta, de una “contracultura”. Lo que Maffi ha denominado “cultura underground” es, ante todo, un producto histórico, síntesis de una serie de condiciones sociales, políticas y culturales específicas, que, además, en sus orígenes, tendrá un determinante generacional muy marcado: la generación beat, misma que tiene, aparentemente, una particular conexión con los negros y lo que ellos, se supone, representan. “El beat vivía una relación imaginaria con el Negro-como-buen-salvaje, con ese negro heroico situado, según la mitología, entre una ‘vida de perenne humildad’ y un ‘peligro siempre amenazante’, entre la servidumbre y la libertad” N ÓMADAS 189 (Hebdige, 2004: 72). Esta visión romántica ya denota un cierto matiz cristiano en la medida que la pobreza se presenta como la oportunidad para conquistar el mundo de lo espiritual y la pureza. Pareciera entontes que la emergencia de la cultura underground está asociada con la formación de una “cultura joven” que se supone antítesis del mundo adulto2 en muchos aspectos, y que, además, al asumir la forma de “subculturas”, está llamada a resistirlo. La cultura underground aparece asociada con una suerte de utopía a la cual dieron forma determinados procesos socioculturales (la entronización de la razón, el progreso y la tecnología), que negarían la posibilidad de una felicidad verdadera en donde el individuo pueda desplegar su instinto creativo, sus emociones puras y tenga lugar para vivir plenamente la experiencia de libertad (características asociadas con “lo negro”, que también, aunque desde otra perspectiva, estarán presentes en los preceptos del movimiento romántico). los subculturales cuya esencia es una performatividad que ha sido leída como una forma de resistencia simbólica. Sin embargo, lo underground no es exclusivamente “lo joven”, y tampoco es todo “lo joven”; de la misma manera que no todos los jóvenes pertenecen a una subcultura. El punto de encuentro fundamental entre lo underground y las subculturas juveniles ha sido el estilo y, fundamentalmente, la música: el jazz, el blues, el reggae, el rock, etc. Los valores románticos y cristianos constitutivos de lo underground y de la “autenticidad” Así, parece claro que el carácter contestatario no es un valor ahistórico de la juventud; por el contrario, da cuenta de los esfuerzos por dar sentido a un mundo que se presenta como caótico y contradictorio en un momento determinado. De manera esquemática, se puede pensar que se trata del enfrentamiento entre dos bandos: por un lado, la sociedad normalizada adulta, conservadora y conformista; por el otro, la juventud, que aparece como el actor social “revolucionario” por antonomasia, de allí que la forma de clasificarla se moviera entre los dos extremos de una dicotomía rígidamente definida que no conoce puntos medios: conformistas e inconformistas –estos últimos los llamados a integrar las primeras “subculturas” juveniles–. Son muy cercanas las condiciones históricas que dan lugar a la cultura underground con aquellas que, en el contexto de los preceptos racionalistas de la Ilustración, perfilarán el surgimiento del movimiento romántico. En los albores del proyecto moderno, prima la entronización y la fe absoluta en la razón, en nombre de la cual se irá alienando y deshumanizando de manera progresiva al hombre, al tiempo que se teje una relación marcadamente instrumental con la naturaleza. Con el movimiento romántico se buscará un cambio de valores, un retorno a la autenticidad y la pureza por la vía de los sentidos y la espiritualidad; se trata, si se quiere, de una búsqueda secular de Dios caracterizada por el rechazo del racionalismo occidental. Para Isaiah Berlin (2000), dos de los aspectos más relevantes que configuran la sensibilidad romántica son la nostalgia y la paranoia, mismos que, sin grandes dificultades, son susceptibles de rastrearse, dependiendo el momento histórico, en el grueso del “universo del rock”. Los miembros de las primeras subculturas tenían un origen de clase relativamente homogéneo: clase obrera, sectores marginales y subalternos, que encarnan en su estilo de vida el rechazo a ciertos valores tradicionales, una resistencia simbólica al orden que los subordina. Se puede hablar, para dichas “subculturas”, de una conciencia de clase articulada con una conciencia generacional. Por tanto, el cambio en los estilos subculturales debe analizarse a la luz de la experiencia de clase como un hecho histórico y con las relaciones que en cada momento establecen con la industria cultural y el mercado. Se pone de manifiesto, entonces, cierta afinidad electiva entre lo underground y los esti- Por tanto, desde el romanticismo podemos empezar a perfilar la relación entre lo underground y la autenticidad, pues “ya que debemos ser libres, y ser nosotros mismos del modo más completo, la gran virtud –la más importante de todas– es lo que los existencialistas llaman la autenticidad, y lo que los románticos llaman sinceridad” (Berlin, 2000: 184). Diferencialmente, la autenticidad será uno de los principales valores reivindicados por los románticos y por el underground3 . Se ha señalado que la autenticidad denota lo original, lo que no es susceptible de reproducirse ni de comercializarse; de ahí que sea uno de los valores más importantes asociados a la música popular y que el relato de la autenti- 190 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA MARÍA ESTHER GALVIS: Arles, Francia, 1981. GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK N ÓMADAS 191 MARÍA ESTHER G ALVIS : Barcelona, España, 1981. 192 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA cidad haya estado ligado históricamente a las músicas folclóricas y eruditas. En el libro Rebelarse vende (2005), además de señalar cómo desde el siglo XVIII se popularizó la idea de que los artistas debían enfrentarse a los valores hegemónicos de la sociedad tradicional, los autores hacen referencia a la clasificación de Norman Mailer a propósito de la distinción (oposición) entre “lo auténtico” y “lo burgués”: Auténtico-bohemio Conformista-burgués Raza negra, nihilista, individuo, cuerpo, prostitutas, pecado Raza blanca, autoritario, sociedad, mente, psicoanálisis, salvación Si bien esta clasificación en sí misma es interesante de deconstruir, resulta más pertinente para nuestros intereses analizarla a la luz de la siguiente cita de Maffi (1975), en donde se hace una evaluación moral resaltando valores –típicamente románticos– como el idealismo, la sinceridad, la dedicación y la pureza, en contraposición al cálculo, el egoísmo, etc.: […] antes de que la industria musical se apoderase del rock, antes de llegar a aquel Jano bifronte que es Elvis Presley (ídolo del rock y del mercado, provocador-respetable) antes de aquellos años de vaciamiento y empobrecimiento casi totales […] hubo un denso período en el que aparecieron los grandes del género, personajes auténticos, inmediatos, verdaderos artistas […] Sus “fenómenos” nunca fueron prefabricados, la carga emotiva y el entusiasmo de sus exhibiciones eran auténticos, no estudiados y rebuscados, en la más pura tradición del blues y del jazz más desinteresados […] los grandes del rock eran extremadamente sinceros y desinhibidos, exentos de cualquier artificiosidad […] y produjeron una auténtica y fundamental expresión musical (Maffi, 1975: 289, cursivas mías). A partir de la visión sobre el rock de Maffi (1975), se desprende otra clasificación que podemos enfrentar a la citada en Rebelarse vende, de donde se colige que la visión romántica sobre la juventud y sobre el rock comparte los mismos valores: creatividad, espiritualidad, libertad, inconformismo, y, sobre todo, sinceridad, elementos que son susceptibles de entenderse como los valores donde descansa la autenticidad y lo underground: GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK Auténtico, verdadero, emociones puras, desinterés, sinceros, desinhibidos, no artificiosos. Expresión musical fundamental, auténtica, significativa, Trascendental, profunda Lo vacío, lo intrascendente, lo light, lo comercial, el mercado, lo pobre (estéticamente), lo prefabricado, lo artificioso En la “ideología del rock”, encontramos entonces algunos cruces significativos entre los elementos constitutivos del romanticismo y ciertos valores cristianos: la exaltación de la pobreza4 , el sacrificio, la supremacía de los juicios éticos y, por último, la figura del mártir. Así, se entiende el porqué muchos artistas reivindican todo el tiempo en su discurso el que “siguen siendo los mismos”, e incluso, como parte de su puesta en escena y de su performance, pueden mantener, a pesar de su éxito y reconocimiento, o a propósito de él, su “aspecto auténtico de pobres”; esta actitud tiene el matiz romántico de la filosofía del guetto y la banda callejera, los raperos de éxito, por ejemplo, tienen que mantener su credo callejero, tienen que seguir siendo ‘auténticos’. Van armados, procuran acabar en la cárcel, hasta se meten en algún tiroteo, con tal de demostrar que no son ‘delincuentes prefabricados’ (Heath y Potter, 2005: 26). En una entrevista, una banda de rock bogotana afirma: “a pesar de lo que mucha gente piensa, que somos unos gomelos o que tenemos mucha plata, por el contrario no andamos sino con lo del bus”5 . Esta aclaración en otros contextos no sólo no sería necesaria sino que ni siquiera sería deseable; pero es con arreglo a la posición que ocupan en el campo del rock, y a la estrategia con que han procurado mejorar su situación dentro de éste, que se debe entender esta toma de posición discursiva. Dentro del campo es manifiesta la noción de “sacrificio”, entendiendo que los circuitos de consagración son más poderosos cuanto más largos y más complejos, esto es, en tanto implican más esfuerzo, lo que de alguna manera comprende la ética del trabajo duro, del “nadie nos regaló nada”; en efecto. la auténtica ideología del mundo del espectáculo se apoya en la ética protestante del trabajo duro y la dedicación –los elegidos alcanzan su status de star a base de N ÓMADAS 193 años de buena labor–: el héroe del negocio del espectáculo es profesional (Frith, 1980: 96). Como resultado de la confluencia de múltiples factores tales como “la ideología del rock” y su compleja articulación con el relato de “lo joven” y con ciertas construcciones identitarias, las estrategias de los actores del campo del rock son susceptibles de ser entendidas –desde adentro, por los músicos; o desde afuera, por el público–, como tomas de posición estéticas y éticas, muchas veces reivindicadas discursivamente, de acuerdo con las demandas o expectativas inscritas en el músico y/o en su posición dentro del campo. Siguiendo con la caracterización del rock como producción cultural y objeto de significaciones, hay que reconocer que éste suele ser leído, simultáneamente, desde dos dimensiones (una estética y una ética), que guardan correspondencia con las diferentes representaciones sociales que se construyen del rock y en él, desde las cuales muchas veces se idealizan tanto a los músicos como a su público, es decir, al “rockero”. Así, se supone que el “buen” rock (juicio estético-musical) es, también, el rock “verdadero” (juicio ético-discursivo). Desde esta perspectiva, se suele legitimar el gusto por el rock como “superior” respecto a las otras músicas que son consideradas como estéticamente poco elaboradas y éticamente poco comprometidas. Combinando valores estéticos y funciones sociales, el rock se constituye en un medio de comunicación, un medio que siempre tiene que decir “algo”. Por último, está la figura del “mártir”, que no escasea en el santuario de la mitología del rock´n roll (Janis Joplin, Jimmy Hendrix, Jim Morrison, Kurt Cobain, etc.), ¿héroes románticos?, […] que creían en la necesidad de luchar por sus creencias aun con el último suspiro de sus cuerpos, en el valor del martirio como tal […] Consideraban a las minorías más sagradas que las mayorías, que el fracaso era más noble que el éxito, pues este último tenía algo de imitativo y vulgar […] Lo importante es que la gente se empeñe en esos valores con todo sus ser. Si así lo hacen son héroes adecuados para la tragedia. Y si no lo hacen, son filisteos, miembros de la burguesía (Berlin, 2000: 28-29). Lo underground’ y lo “auténtico”: nuevas formas de distinción social en las sociedades urbanas contemporáneas A partir de los “objetos del rock” se pueden establecer relaciones de controversia frente a los patrones cul- 194 N ÓMADAS turales hegemónicos, que se constituyen en prácticas distintivas respecto a otras construcciones identitarias (Marín y Muñoz, 2002). Siguiendo la propuesta conceptual de Martín-Barbero, el universo de símbolos y valores asociado con el rock puede ser concebido como una instancia mediadora entre las más diversas subjetividades y el mundo social; así, el rock, como espacio de configuración de prácticas e imaginarios, contribuye a la formación de universos de sentido y significados para la vida. Aquí descansa el papel que desempeña el rock como fenómeno músico-cultural (tanto desde la creación como desde el consumo), generador de prácticas que socializan, integran y diferencian desde lo simbólico. Ahora bien, si concedemos que el consumo y la apropiación de bienes simbólicos puede comprenderse en dos niveles: (1) por el placer que proporcionan en sí mismos y (2) por su capacidad de distinguir simbólicamente, es este último el contexto desde donde deben leerse las cambiantes relaciones entre identidad y formas musicales, con arreglo a la incesante búsqueda de “representaciones honestas” de las construcciones identitarias, de aquí la defensa a ultranza de la autenticidad y esa suerte de “relación de propiedad” que muchos individuos pueden establecer con la música. Para Mario Maffi (1975), los ámbitos artísticos en los cuales se perfiló la forma primigenia del underground fueron el cine, el teatro y, fundamentalmente, la música; en contraposición a las artes más “selectas” y tradicionales: la literatura, la escultura y la pintura, que daban lugar a una experiencia casi exclusivamente individual y pasiva, en donde la relación entre el artista y el público era indirecta y escasa, si no nula. Sin embargo, el teatro y el cine también contarán con una asistencia reducida y hasta cierto punto pasiva, que contrasta con la intensidad de la experiencia musical que, a partir de múltiples mediaciones como la radio, los conciertos o los discos, permite la vivencia de la música en diversos espacios –desde la intimidad del dormitorio hasta el concierto multitudinario–, dando lugar a la experiencia individual y colectiva, con lo cual la música se erige como un espacio de encuentro en el que es latente la constitución de un “nosotros” (comunidades emocionales y de gusto). Además, en la emblemática situación de concierto no sólo hay una relación mucho más directa entre el artista y el público, sino que hay una mayor inmediatez corpórea; ¡la música se baila!, se inscribe en el cuerpo, relación en la NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA que descansa la performancia entendida como una modalidad discursiva, como la puesta en escena de guiones, códigos, símbolos y valores. Se entiende, entonces, que “[…] la presentación de un grupo o de un cantante se desarrolla a varios niveles comunicativos, del verbal al visual, del musical al emotivo-visceral” (Maffi, 1975: 319), así, la experiencia musical se vive simultáneamente desde lo racional, lo emotivo y lo corporal. De suyo, el rock se constituye en una forma musical y comunicacional de índole social, y, por tanto, relacional, en un medio de (re)conocimiento de la individualidad y la singularidad; de allí que Hebdige identifique su relación con las formas de expresión de las subculturas juveniles espectaculares, pues en la música articulan y se juegan el estilo, la ideología y la estética. La música, entonces, no sólo filtra la experiencia de clase sino que es un medio de distinción social. Lo “comercial” versus lo “auténtico” La sociedad de masas será el escenario en donde se va a librar el “enfrentamiento” entre lo “comercial” y lo “auténtico”, o toda clase de términos y adjetivos que se quieran emplear para denotar una y otra parte que no son más que las dos caras de una moneda, dos estadios diferentes de un proceso, aunque no por ello necesariamente contradictorios y sí relacionales. En este punto es necesario hacer explícita la perspectiva de las industrias culturales6 y comprender cómo el sello de distinción de lo underground emana, se supone, de la negación u oposición a la lógica comercial que les es inherente. La industria cultural se inserta en el proceso histórico del capitalismo en la medida en que sus lógicas y prácticas se orientan hacia las reglas de la acumulación de capital; es, por tanto, un “sistema” ligado a la sociedad de masas, a los modos de (re)producción orientados al consumo por parte de un público masivo. Producto de la “industrialización de la cultura”, los bienes simbólicos devienen en objetos de consumo, mercancías que se insertan en la dinámica de producción “en serie” y, al mismo tiempo, gozan de altos niveles de sofisticación técnica. A este planteamiento subyace la cuestión de la pérdida de autenticidad y originalidad de los objetos estético-expresivos, la pérdida o la transformación del “aura” de la obra de arte (Benjamín, 1989). GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK Como resultado del diálogo entre técnica y formas culturales-estéticas, los modos y procesos de producir y apropiar los bienes simbólicos cambiaron. Siguiendo a Benjamín (1989), la experiencia estética perceptiva en la modernidad está signada por el valor exhibitivo, por tanto, la obra de arte “moderna” comprende la condición de ser reproducida mecánicamente brindando la posibilidad de ser apropiada masivamente, aspecto que es constitutivo de su “aura”. Ahora bien, la industria cultural, entendida como un “sistema” totalizante a partir de la homogeneización de la oferta, niega el estilo y absolutiza la imitación, su propia lógica niega la posibilidad de una verdadera innovación: “el ritmo de producción y reproducción mecánica garantiza que nada cambie, que no surja nada sorprendente” (Adorno y Horkheimer, 2005: 179). Se enfrenta así a la paradoja de suponerse estandarizada pero a la vez obligada a renovarse permanentemente, lo cual se lograría sólo en apariencia, pues no es más que un cambio exterior de la misma cosa, y termina por ser una propuesta minimalista tanto en su discurso como en sus contenidos. La estrategia parece responder más al cómo se ofrece y menos al qué se ofrece. En este contexto, la obra de arte “en sí” es anulada por la función social que se le asigna: la de distinguir simbólicamente. Será a partir de este argumento que se hace la crítica a Adorno por una suerte de teoría elitista y romántica, sostenible, por ejemplo, a partir de los calificativos con que se refiere a la cultura de masas: “sistema de la no-cultura”, “una barbarie estilizada” o el “culto de lo barato”, de donde subyace, además, la discusión por lo que denomina arte “ligero o inferior” versus arte “superior”, otorgando al primero una cierta naturaleza resistente y ruda, y entendiendo el segundo como el arte serio. Se desprende así la necesidad de diferenciar entre “lo masivo” y “lo popular”, entre los productos culturales que se ofrecen para el consumo de las masas y aquellas expresiones que surgen en el seno mismo de ésta, y que se nutren de múltiples matrices culturales de orden local y global. Quisiera poner en consideración dos citas donde se referencian y definen la “autenticidad” y lo underground o movimiento subterráneo, esto con el fin de evidenciar las cercanías y la congruencia (¿a despecho de Adorno?) entre las críticas que desde Francfort se hacían a la sociedad moderna y su emblemática industria cultural, y la manera como desde las formas del rock se N ÓMADAS 195 ha intentado reivindicar un sello de distinción frente a la lógica de la industria musical: Como lo explica Marín y Muñoz (2002) cuando encuentran que los jóvenes adolescentes bogotanos tienen, como denominador común, esa sensación de relación conflictiva entre las metamorfosis juveniles y el consumo cultural: ‘la tensión entre la conservación de una supuesta esencia de identidad, por un lado, y la capitulación de esta esencia al aceptar ofertas provenientes de la moda y la música, por el otro’. Los adolescentes, los rebeldes, los reaccionarios y contestatarios están dentro del sistema y no pueden asumir otra posición que la de sentir tensión y preocupación por vivir dentro de un mundo donde no pueden negar lo comercial ni lo masivo. Esa tensión de convivir con el mercado, con lo comercial, busca resolución por medio de la autenticidad como una distinción de calidad, como símbolo de un trabajo que va más allá de lo comercial. La autenticidad se refiere entonces al poder de resistir o subvertir la lógica comercial (Zapata et al., 2002: 96-97, cursivas mías). El marginalismo se da como expresión de una actitud radical y contestataria ante todos los aspectos de la cotidianidad. Además en el campo del rock se expresará en un populismo muy fuerte que hace suponer que los grupos auténticos deben ser pobres, sin educación musical, sin sentido profesional, sin dinero de por medio, sin apelación a los medios masivos de comunicación [...] (Urán, 1997: 21-22, cursivas mías). La capacidad de distinción del rock se va a jugar y negociar constantemente en las relaciones que en cada momento establece con las estructuras de la industria y el mercado. Por ello se plantea la necesidad de distinguir entre lo masivo y lo popular, que para el caso es lo mismo que distinguir entre lo comercial y lo popular, entendiendo que lo popular no es lo mismo que “popularización” o “popularidad” (esta ambigüedad estaba ya latente en el discurso del romanticismo donde las connotaciones negativas recaen más en lo “popularizado” que en lo popular). Para entender las nociones de popularización y popularidad es conveniente analizar el papel de las clases medias en el mercado de los bienes simbólicos. En los extremos la cuestión es relativamente clara, las formas estético-expresivas eruditas y populares son vistas como las formas más “puras y auténticas”, sin embargo, esta forma de concebir el mercado de los bienes simbólicos no sólo es muy reduccionista sino que pierde 196 N ÓMADAS de vista las maneras, muchas veces contradictorias, por las cuales esas mismas formas “puras y auténticas” se configuran. Ahora bien, los procesos de popularización –cuando algo adquiere “popularidad”– se dan desde arriba (lo “erudito”) o desde abajo (lo “popular”) y, por lo general, terminan en la mitad (lo “comercial”). Volvamos sobre lo underground. ¿Cómo se va a configurar en esta dinámica? Lo underground, que originalmente se definía como el resultado de una búsqueda, posteriormente va a centrar su valor intrínseco en su “sino alternativo”, de ahí que no “gusten” de los canales oficiales (se perfila así una de las características de lo underground: su definición por negación: es más fácil decir qué no es underground, que señalar qué sí lo es). Homología entre la lógica del underground y la del arte erudito o arte “superior” Pierre Bourdieu (1990) identifica dos instancias en el mercado de los bienes simbólicos, por una parte, el campo de la gran producción, y por otra, el campo de la producción restringida. El campo de la producción restringida ofrece bienes cuyo consumo, posesión o conocimiento otorgan distinción y exclusividad, de la misma manera, afirmo, pasa con el rock (no hay que olvidar que, al menos en el principio, el rock, como el arte erudito, fue de minorías, sin embargo, progresivamente ha ido dejando su carácter marginal y su adscripción a ciertos grupos minoritarios). Ahora bien, al igual que en el ámbito del arte erudito, en el campo del rock, “cuando un estilo artístico se populariza [...] los árbitros de la elegancia estética inmediatamente lo bajan de categoría. Precisamente porque se ha masificado, saber apreciarlo ya no sirve como símbolo de distinción. Cuando esto sucede, el «buen gusto» se orienta hacia estilos más inaccesibles, menos conocidos” (Heath y Potter, 2005: 144). El valor de distinción de un bien proviene en buena medida de su exclusividad y rareza. En cuanto un bien se populariza, su capacidad de distinguir se empieza a erosionar, por eso mismo, las más enconadas defensas de lo underground y la “autenticidad” suelen darse desde espacios especializados (“los árbitros” de lo underground suelen ser especialistas). Este afán de dis- NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA tinción va a asegurar la rotación permanente de diversos artistas siguiendo el principio de la obsolescencia. Esta dinámica se puede entender como un movimiento permanente de relevos, es entonces cuando “los especialistas” hablan de períodos, lo cual responde a la lógica dialéctica del cambio permanente en el campo: “[...] un continuo cambio de marcha, un borrar lo que antes había existido, un romper con lo que precede: una especie de refinadísimo juego destructivo” (Maffi, 1975: 329). Cuando una propuesta se masifica o es reconocida se erige en una suerte de canon, en la posición dominante ante la cual se perfilarán las nuevas estrategias de subversión del campo (lo underground), que provienen de aquellos actores que ocupan una posición subordinada. Con el crecimiento y la institucionalización del campo del rock, hay más miembros compitiendo por la hegemonía, por tanto, hay más actores reivindicando su propuesta desde “abajo” como underground y auténtica, algunos de los cuales, potencialmente, harán la transición hacia el mainstream. Así, su reivindicación como underground es susceptible de leerse como una estrategia para dotarse del capital simbólico relevante dentro del campo. Ahora bien, los actores dominantes en un momento dado, no siempre fueron tales, antes ocupaban una posición subordinada desde donde luchaban por el reconocimiento y la legitimidad. Lo underground puede referir, entonces, a la tensión constante entre quienes, en diferentes momentos, ocupan las posiciones dominantes y los que están emplazados en las posiciones subordinadas en el campo: [...] la oposición entre los jóvenes, es decir, los recién llegados, los que acaban de entrar, y los viejos, los que están establecidos, el “establishment”: oscuro/claro, difícil/fácil, profundo/superficial [...] estas oposiciones marcan finalmente la oposición entre edades y generaciones artísticas, es decir, entre posiciones diferentes dentro del campo artístico (Bourdieu, 1990: 187). En este proceso dialéctico de relevos, la reivindicación de ciertos valores subversivos ya conocidos, casi tradicionales, se revela tan obvia como reaccionaria, de esta manera, el discurso de lo underground se ve obligado a desanclarse de sus contenidos exclusivamente políticos o “comprometidos” y empieza a desplazarse al terreno de lo estético. Y puede pensarse que es en el plano estético donde lo underground po- GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK tencialmente puede llegar a revestir “verdaderos matices contraculturales”, en la medida que propone nuevos modos de hacer, y, en este sentido, pueden constituirse vanguardias estéticas (¿la “cantera” de la industria musical?). Así, lo contracultural en este caso estaría en la subversión de los valores estéticos del campo musical mismo. Esta dinámica deja claro que el movimiento es permanente dentro del campo, por tanto, si algo se vuelve reconocido (se populariza), cambia de lugar. El antes y el después de una banda, del que tanto suelen hablar los “especialistas”, hace referencia a la lógica específica del campo, en el cual la trayectoria de un artista puede iniciarse en diferentes puntos y hacerse en varias direcciones (desplazamientos verticales, de ascenso o descenso, u horizontales, de permanencia y consolidación). Sin embargo, después de un tiempo, el único lugar que le queda a algo que es underground es arriba, salir a la luz; o permanecer y pagar el precio. El “submarino”, tarde o temprano, tiene que subir, dejar a algunos en la superficie para, una vez más, sumergirse. Algunos apuntes finales… En los últimos años he estado cerca de un “pequeño” festival de rock en Bogotá; algunos de los músicos que han participado, a pesar de ser desconocidos (¿underground?), no empuñan la bandera de “querer resistir la industria musical”, por el contrario, buscan la manera de integrarse, pues reconocen en ésta la única posibilidad de profesionalizarse y así poder vivir de y para la música. ¿Se puede pensar que son estructuralmente underground pero que no tienen la actitud “tradicional” que se asocia con el underground? Está claro que hay actores desconocidos en el campo que ocupan una posición dominada y que nunca han tenido “la actitud” de resistencia, sólo quieren, como los primeros inmigrantes negros en Inglaterra, integrarse, normalizarse. Puede hablarse, entonces, de dos maneras diferentes de “ser underground” que corresponden a dos tendencias estratégicas por buscar posicionarse dentro del campo: por una parte, aquellos actores que se presentan con una actitud contestataria, desde lo discursivo o lo estético, y que buscan subvertir las reglas del campo; por otra, aquellos que no son reconocidos pero que buscan integrarse siguien- N ÓMADAS 197 do todo el proceso de consagración que éste impone (jugar con las reglas), así, no toda posición dominada necesariamente es contestataria. Reconozcamos que la ideología dominante y legítima en el rock es la del underground (lo alternativo, lo no-comercial), de allí que existan tensiones manifiestas entre esta representación del rock y el proceso de promoción del mismo, que trata de explotar las posibilidades económicas del negocio discográfico, donde cada producto cultural se ve obligado a lanzarse a la búsqueda o constitución de un mercado en el que se escenificará el enfrentamiento entre “idealismo estético” y “realidad comercial”, esto es, las tensiones entre las prácticas de creación, las lógicas de la industria musical y las formas de circulación y valoración social de los productos culturales. En conclusión, a partir de los lineamientos de la “ideología del rock”, las propuestas musicales legítimas deben caracterizarse por un sino auténtico y contestatario, todo lo cual, según se ha señalado, aparece casi intrínsecamente contrapuesto a los criterios comerciales de la gran industria musical7 . Y según la representación más generalizada del campo cultural, la cultura de masas –el terreno de lo comercial, de lo que se masifica y se populariza– carece de autenticidad y originalidad, principios básicos para “revolucionar” permanentemente el mercado, de ahí su intención manifiesta de explotar comercialmente gran parte de los ámbitos minoritarios de producción cultural, pues es en aquellas propuestas “novedosas” donde descansa la posibilidad de que el mercado se renueve (con lo cual las vanguardias son funcionales para la dinámica de la industria). Finalmente, el carácter comercial de una obra se pone de manifiesto cuando el artista emplea, en su realización, elementos que ya han sido probados en el mercado; sin embargo, no se puede ser radicalmente original, ya que toda propuesta es construida a partir del conocimiento que su creador tenga de la historia del campo. Hay que superar el pensamiento dicotómico como paso previo para una síntesis en donde se conciba la cultura popular sin el halo de una cultura “natural” y “original” (y sólo por ello auténtica), y la cultura masiva sin la perspectiva pesimista, las más de las veces acrítica. En la actualidad, dicha síntesis debe comprender algunos postulados como: (1) todos los productos culturales se comercializan, aun- 198 N ÓMADAS que no todos a una escala masiva; (2) no todo lo que está “abajo” es contestatario o de resistencia, o tradicional o folclórico, y (3) no todo lo que no es hegemónico es subalterno y viceversa. Se abre entonces todo un panorama epistemológico de donde deberán desprenderse múltiples iniciativas investigativas que apunten a analizar y desentramar la naturaleza de los objetos culturales que usan personas de diferentes grupos y clases sociales para hacer y expresar «resistencia», en el entendido de que ya es tiempo de dejar de pensar que necesariamente toda diferencia es resistencia, y que toda cultura juvenil, en tanto diferente, underground o marginal, es dada a “hacer resistencia”. Citas 1 “authenticity is a value, a quality we ascribe to perceived relationships between music, socio-industrial practices, and listeners or audiences. Thus, what we feel to be ‘really rock’ might be ‘authentic rock’ for us, but not necessarily for everybody, nor for all time [...] Authenticity is a complex phenomenon, and involves more than personal preferences. It requires a sense of music’s external contexts, and judgement of the ‘objective’ effect on music of such factors as record company marketing strategies, music-making technologies, or the ongoing history of music’s broader stylistics changes” (Keightley, 2001: 131). 2 A la aparición de los beats en Inglaterra sucederá la de los teddy boys, y, posteriormente –a mediados de 1960–, la de los mods, primeros en crecer cerca de los antillanos, y quienes en su universo de valores van a empezar a hacer manifiesto el antagonismo con la vida adulta y la importancia del tiempo de ocio como patrimonio casi exclusivo de los jóvenes. Llamo la atención sobre este aspecto pues hace referencia a un aspecto central: el capital temporal y su “monopolio” por parte de un grupo social determinado. 3 Aunque lo underground y lo “auténtico” se pueden equiparar, son susceptibles de ser empleados de manera divergente dependiendo del contexto, así, un artista puede no ser underground pero sí, para algunos, original y auténtico. 4 “[...] la tradición cristiana es muy anticonsumista, empezando por el propio Jesucristo que dijo aquello de que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos [...] el reino material siempre se ha considerado un reino de corrupción y pecado. El verdadero cristiano debe alzar los ojos y procurar hallar la felicidad en lo espiritual” (Heath y Potter, 2005: 123). 5 Disponible en: <www.colombia.com>, consultado en septiembre de 2004. 6 Una vez más resulta ilustrativa la homología propuesta entre las subculturas juveniles y lo underground: “La relación entre una subcultura espectacular y las diversas industrias que la sirven y explotan es ejemplarmente ambigua. Al fin y al cabo, una NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA subcultura de este tipo se preocupa ante y sobre todo por el consumo” (Hebdige, 2004: 131). Además, en tanto el underground revindica la diversión, el ocio y la lúdica, está estrechamente relacionado con la industria cultural. 7 “One of the great ironies of the second half of the twentieth century is that while rock has involved millions of people buying mass-marketed, standardised commodity (CD, cassette, LP) that is available virtually everywhere, these purchases have produced intense feelings of freedom, rebellion, marginality, oppositionality, uniqueness and authenticity” (Keightley, 2001: 109). ________, “¿De qué estamos hablando cuando hablamos de lo popular?”, disponible en: <http://trabajaen.conaculta.gob.mx/convoca/anexos/De%20que%20estamos.PDF>. HALL, Stuart. “Notas sobra la deconstrucción de lo popular”, disponible en: <http://www.nombrefalso.com.ar/index.php?pag=70>. HALL, Stuart y Tony Jefferson (eds.), 1976, Resistance Through Ritual, Nueva York, Holmes y Meier. HEBDIGE, Dick, 2004, Subcultura. El significado del estilo, Barcelona, Paidós. 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UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA ECHEVERRI DE F., L.: ROBERTO PINEDA GIRALDO (AGOSTO 16 DE 1919-JULIO 27 DE 2008) N ÓMADAS 201 ROBERTO PINEDA GIRALDO (16 de agosto 191927 de julio de 2008) Ligia Echeverri de F.* El proceso que hoy se conoce con el nombre de aculturación, supera los umbrales estrechos de préstamos y adopciones simples que, de ser así, definirían la cultura como una miscelánea de instituciones, rasgos, elementos sin cohesión interna, sin correlación armónica ni interdependencia, en la cual un agregado o una supresión no alterarían su contenido esencial sino solo su inventario, en forma cuantitativa; y ésta es una pobre concepción de cultura. (Coautoría con Virginia Gutiérrez de Pineda. Tomado de Criaturas de Caragabí, editorial Universidad de Antioquia, p. 375, 1999). * Socióloga especializada en Antropología Social. Fue alumna de Roberto Pineda Giraldo y Virginia Gutiérrez de Pineda. Trabajó con sus Maestros como profesora investigadora del CINVA, organismo dirigido por el primero, y en la investigación “Estructura, función y cambio de la familia”, con la segunda. E-mail: [email protected] Con datos proporcionados por José Fernando Pineda, hijo mayor de Roberto, la autora elaboró esta síntesis biográfica como homenaje de la Facultad de Ciencias Sociales, Humanidades y Arte de la Universidad Central a quien donara en el 2005 su biblioteca personal y la de su esposa, como apoyo a la gestión de sus alumnos Guillermo Páramo, Rector, y Ligia Echeverri como la entonces Decana de dicha Facultad. 202 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA E l aporte y la trayectoria académica y profesional del antropólogo Roberto Pineda Giraldo, recientemente fallecido, se enmarcan en el espíritu positivista de la política educativa y cultural de la República Liberal de los años treinta y cuarenta. También en el esfuerzo extraordinario propio y de su generación. Con estos dos elementos, él cierra la brecha de conocimiento que en la época separaba al país de sus homólogos del exterior. Su empeño en develar la realidad del país, impulsó a muchas generaciones de estudiantes a pensarla. Asimismo, permitió que una gran cantidad de personas se beneficiara con las políticas y acciones públicas que impulsó, mediante sus investigaciones pioneras y sus destrezas profesionales. Roberto Pineda Giraldo nació en Abejorral (Antioquia). Su padre, Cayetano Pineda, era zapatero y durante muchos años, funcionario del Estanco, institución adscrita a las Rentas Departamentales de Antioquia. Su madre, María Luisa Giraldo, natural de Sonsón, venía de una familia vinculada a la arriería y a la agricultura. Él liberal y ella conservadora, debieron esperar hasta cuando el padre de ella falleció para casarse, dado que la filiación política de Cayetano era un obstáculo insalvable para su imprescindible anuencia. maria en Medellín y, para apuntalar el presupuesto del hogar, ayudaba a sus hermanos en pequeñas empresas familiares. Terminada la primaria, a principios de los años treinta, se matriculó en el Liceo Antioqueño para adelantar su bachillerato. El Liceo, un anexo de la Universidad de Antioquia, era una institución educativa sui generis en el país y en la época. Disponía de la excelente biblioteca de la Universidad, profesores de cátedra y amplio local. No tenía cerradas las puertas de entrada, ni portero, de manera que los estudiantes podían entrar y salir cuando quisieran. No se llamaba a lista y, por sobre todo, el origen social de los escolares, como lo atestiguan varias descripciones de la época, cubría la totalidad de ocupaciones y trabajos, además en una sociedad con tonos racistas, estudiantes de diferentes mezclas étnicas se encontraban. Este espíritu igualitario en la educación, contrario al de otras provincias y regiones del país de entonces y de hoy, marcó y modeló su manera de ser y de interpretar el mundo. Al terminar el bachillerato, y con un interés marcado por la geografía, la historia y la literatura (española y francesa que leía en textos originales en la biblioteca de la Universidad), Roberto Pineda... Ernesto Guhl..., alumno y profesor El sexto y último hijo optó por la carrera de Derede la Escuela Normal Superior. vivo del matrimonio, Robercho en la Universidad de to, cursó sus primeros años de primaria en la única Antioquia pero no sólo por ser una opción cercana a escuela pública del municipio; cuando su familia cam- sus intereses, sino porque la podía financiar dentro bió de residencia en busca de mejores oportunidades de sus limitaciones. de trabajo y educación, fue llevado en caballo hasta Una oportuna conversación con Antonio Panesso la entonces poco poblada Villa de Medellín. En la carrera Sucre, entre Ayacucho y Pichincha, cerca del Robledo, entonces su amigo de barrio, sobre el prograTeatro Bolívar, estaba su nueva casa. Y así, mientras ma de becas que ofrecía la Escuela Normal Superior en su padre trabajaba todo el año en el pueblo de Cam- Bogotá bajo la dirección del médico costeño José Franpamento, cerca de Yarumal, lugar al cual había sido cisco Socarrás, lo convenció de cambiar de idea. Así, trasladado por las Rentas Departamentales de en 1940, se matriculó en el programa de la ENS de CienAntioquia, Roberto continuaba sus estudios de pri- cias Sociales y Económicas y se graduó en 1944. ECHEVERRI DE F., L.: ROBERTO PINEDA GIRALDO (AGOSTO 16 DE 1919-JULIO 27 DE 2008) N ÓMADAS 203 Su presencia en la ENS, que contaba con excelentes catedráticos del viejo continente llegados al país después de la conflagración europea y de muchos analistas nacionales que adquirieron renombre posteriormente, posibilitaron que Roberto adquiriera una formación de primer orden, como etnólogo y experto en temas sociales. Desde Paul Rivet hasta Rudolff Hommes (padre), pasando por Urbano de la Calle, Francisco Sirre, Pablo Vila, José de Recasens, el vasco Abrizqueta, Ernesto Guhl, Antonio García, el sacerdote jesuita Félix de Bedout, entre otros, le proporcionaron una educación con estándares europeos, hasta entonces ausente en nuestro medio. También le proporcionaron contacto de carácter universal con la literatura sobre temas sociales. La biblioteca de la ENS, celosamente apoyada por su director, facilitó igualmente esta tarea. Sus compañeros de promoción seguirán siendo figuras decisivas en el desarrollo de las ciencias sociales en el país, personas como Darío Mesa, Alicia de Reichel, Blanca de Molina, Jaime Jaramillo Uribe, Miguel Fornaguera, Edith Jiménez de Muñoz, Carlos Trujillo Latorre, Milciades Chaves, Luis Duque Gómez y Aristóbulo Pardo, con quienes Roberto mantuvo –hasta el final de sus días– una hermosa amistad y un cariño fraternal. Pero lo más relevante en su vida, fue la presencia entre sus condiscípulos de la socorrana Virginia Gutiérrez Cancino, quien venía del Instituto Pedagógico Nacional. Fue su amor de toda la vida, la conoció en 1940 y en 1945 contrajo matrimonio con ella en una relación que duró más de 54 años, hasta su muerte en 1999. Virginia fue también su par profesional, su crítica más profunda y su fuente de apoyo en las empresas personales y en su carrera académica. Ambos realizaron viajes y expediciones, apoyados por el profesor Paul Rivet y el director de la ENS, bajo el imperativo de conocer y explicar la realidad social, cumpliendo el principio de que se debían atener a los hechos. Sus trabajos etnográficos incluyeron diversas travesías y visitas a la Guajira, al Chocó, al territorio del Opón, de las cuales quedan varios trabajos ahora publicados: Aspectos de la magia en la Guajira, Criaturas de Caragabí, Los motilones, y Vocabulario Opón Carare, en coautoría con Miguel Fornaguera. Incorporados al Instituto Etnológico Nacional, colaboraron con Andrew Whiteford en el estudio compa- 204 N ÓMADAS rativo de estratificación y clases sociales en Popayán (Cauca) y Querétaro (México) junto con otros investigadores, como Raymond Christ y James J. Parsons. Los programas de apoyo del gobierno y la academia norteamericana a la investigación científica, facilitaron la difusión del saber y el contacto de los estudiosos norteamericanos con sus colegas en Latinoamérica. La persecución gubernamental de los años cincuenta, llevó a Roberto a buscar trabajo en la revista Semana como redactor internacional. La opción de una beca de la Fundación Guggengheim, para él y para Virginia, les permitió romper el cerco económico y ocupacional y viajar, en 1953, a la Universidad de California en Berkeley. Allí, Roberto tomó clases con figuras emblemáticas de la antropología norteamericana como Alfred Kroeber, Goerge Foster, Robert Lowie y maestros de la geografía cultural como Carl Ottin Sauer y su discípulo, James Parsons. El acceso directo a estos autores le representó un cambio en su perspectiva antropológica, que se reflejó en los trabajos posteriores. A su regreso al país, en 1954, se vinculó al equipo de Ernesto Guhl en el Instituto de Seguridad Social Campesina. De ese período de tres años, data su estudio sobre El tabaco en Santander, uno de los mejores estudios sobre la economía tabacalera del departamento y del sistema de aparcería que la sustentaba. Producto de sus trabajos, fue la modificación del régimen prestacional en la región, introducida por el gobierno del General Rojas Pinilla y, de paso, ser declarado persona non grata por compañías tabacaleras y algunos gremios de la región. Los estudios y atlas históricos de los departamentos de Caldas, Nariño y Cauca son también resultado de su aporte como miembro del equipo de Ernesto Guhl. Fue entonces llamado por la Corporación de Servicios Públicos. Allí adelantó, entre otros, el trabajo sobre la situación laboral y social en el departamento de Córdoba y del ingenio de Berástegui, estudio aún sin publicar pero del que hay copias manuscritas bajo el título “Berástegui”. Al dividirse la Corporación en tres entes y surgir el Instituto de Crédito Territorial (ICT), Roberto fue nombrado, en 1957, jefe de planeación, responsable de las operaciones y programas de vivienda de interés social, cargo en el que permaneció hasta 1960, cuando aceptó ser asesor de la OEA, en temas de vivienda. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Es posible que su desempeño en el ICT sea uno de los aspectos menos conocidos de su trayectoria, pero desde la óptica de su familia y sus allegados, el más relevante y con mayores repercusiones para su fértil y creativa trayectoria como antropólogo. Bajo la dirección de dos gerentes del ICT, Robledo Jaramillo y López Trujillo, su oficina multiplicó por algo más de 14 el número de soluciones de vivienda originales y de bajo costo, ofrecidas en propiedad a hogares de escasos ingresos en varias ciudades del país, utilizando solamente recursos del presupuesto, capitalizados y con una cartera sin morosidad. Las viviendas públicas contribuyeron a disminuir el déficit habitacional y a proporcionar orden y estructura al desarrollo urbano. Con el equipo del ICT, conformado por figuras como Rafael Machado, Carlos Varona, Ernesto Merlano, Lucio Cabal y René Caballero, Roberto logró, por otro lado, introducir nuevos criterios de diseño (en altura y una mayor escala) para cada proyecto, como lo atestiguan, entre otros, los arquitectos del Centro Urbano Antonio Nariño y Ciudad Techo (posteriormente Ciudad Kennedy) en Bogotá. En una de sus visitas al departamento del Tolima para diseñar programas de vivienda, adelantó investigaciones en el municipio de El Líbano, situado sobre las estribaciones de la cordillera oriental, y víctima de la violencia política. Su ensayo “El impacto de la violencia: el caso de El Líbano”, publicado por el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional bajo la dirección de Orlando Fals Borda, sirvió de base para indagaciones posteriores sobre el tema. Bajo la dirección del antropólogo Ángel Palerm en la división de asuntos sociales de la OEA, Roberto fue asesor de varios gobiernos latinoamericanos en temas de vivienda, antes de ser nombrado director del Centro Interamericano de Vivienda (CINVA) de la misma organización, con sede en Bogotá. Entre 1964 y 1972 fue su coordinador. Allí se formaron varias generaciones de viviendistas latinomericanos que trabajaron en sus países en el diseño, planeación y aplicación de programas de vivienda popular. En 1972, convencido de que la limitante principal de los programas de vivienda para grupos de escasos recursos en América Latina no era la carencia de personal calificado, sino los problemas del desarrollo urbano y el acceso a información relevante en la región, transformó el CINVA en el SINDU (Servicio Interamericano de Información sobre Desarrollo Urbano) del que fuera director hasta 1977. En 1978 fue nombrado por la OEA como especialista del Programa de Desarrollo Rural en Áreas Prioritarias, dentro de las secretarías de Asentamientos Humanos, Programación y Presupuesto en México, cargo en que se desempeñó hasta 1981. A su regreso al país, fue nombrado en 1982 director del Instituto Colombiano de Antropología (hoy ICANH), donde estuvo hasta 1986. Desde entonces, trabajó durante un año en el Proyecto Urbanístico Ciudad Salitre, en Bogotá, con la firma Arturo Londoño y Cía. y con el Banco Central Hipotecario. En los dos años siguientes, regresó por segunda y última vez en su vida a trabajar en una investigación conjunta con su esposa y colega, denominada Misceginación y cultura en la Nueva Granada: 1750-1810 y publicada en dos volúmenes en 1989. Entre 1988 y 2005, fue miembro de la Junta Directiva de la Comisión para el Intercambio Educativo, Programa Fulbright del gobierno norteamericano en Colombia y dio asesoría informal a varias instituciones no gubernamentales, interesadas en la vivienda popular. Además de su labor directiva y docente en el CINVA, en varias oportunidades fue profesor de los departamentos de Sociología y de Antropología de las universidades Nacional, Gran Colombia, Externado y de la Escuela de Historia de la Universidad Industrial de Santander. He ahí, pues, la trayectoria silenciosa de un valor nacional. Quizás muchos no alcancen a darle la dimensión social a sus aportes. Pero si ahondan en la validez de sus investigaciones, tendrán que reconocer que en la Colombia de hoy, aún ondea sobre el asta de sus escritos esa “llama al viento” que fue Roberto Pineda Giraldo. Por ello, y en honor a su esfuerzo y a su capacidad de penetración en los fenómenos sociales, nos hemos permitido hacerle este homenaje al iluminante profesor y al amigo entrañable. ECHEVERRI DE F., L.: ROBERTO PINEDA GIRALDO (AGOSTO 16 DE 1919-JULIO 27 DE 2008) N ÓMADAS 205 ORLANDO FALS BORDA. Aporías de un pensamiento sin desilusión (11 de julio de 192512 de agosto de 2008) Alejandro Sánchez Lopera* Ahora urge traducir lo teórico a lo real (Comentario final de Orlando Fals Borda al Seminario sobre “Clases sociales y crisis política en América Latina”, Oxaca (México), junio de 1973). * 206 N ÓMADAS Politólogo. Candidato a Magíster en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos e investigador de la línea de Socialización y Violencia del IESCO - Universidad Central. Agradezco a Dairo y a Maria Gissele. E-mail: [email protected] NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA L ejos de un homenaje, pero también de la nostalgia, esta reseña rastrea sólo un fragmento de aquello que es capaz de provocar la pasión por un oficio, y la persistencia de una experiencia política. Describir la fuerza de un nombre propio que, como el de Orlando Fals, procede no por enseñanza o prédica sino por contagio, nos lleva a su desvanecimiento, a la desfiguración de los prestigios del intelectual y el ocaso de la figura del “maestro”, para entrever cómo una sociedad se configura a sí misma a través de las formas en que conoce. No se trata entonces del reclamo de una herencia o un legado, pues “no son los signos de poder lo que importa, ni las vidas ejemplares, sino aquello de lo que es capaz una convicción, aquí, ahora, y para siempre”. Barranquillero, nacido en 1925, a través suyo fluye la sombra del Caribe hacia Bogotá, el centro, cuyo ridículo sobrenombre de “Atenas Suramericana” simulaba todo lo que profesaba de segregación y de desprecio hacia las regiones, y hacia vastos sectores de la población ubicados por fuera del mecanismo ilustrado. Relator de la insurgencia de la provincia, de la multitud que no habita los centros del poder, la apuesta movilizada por Orlando logró generar lo que muy pocas en nuestro país: polémica. Discutible, para muchos, por su “falta” de rigor teórico; para otros, por su cercanía a la prédica, que generó prácticas políticas y de conocimiento colindantes con el sacerdocio; y para algunos, por su ambivalencia frente a la violencia como práctica posible de transformación de lo real. Quizás sea más fecundo intentar rastrear los efectos sociales de su travesía de pensamiento, entendiendo éste no como el saber del filósofo, sino como aquel conocimiento capaz de transformar la experiencia. Esa travesía lo llevó a lo que él denominó “dilema ontológico”, a saber, la localización social como práctica posible de la subversión en Colombia. En su reseña del libro dedicado al sacerdote revoluciona- rio Camilo Torres, a quien Fals entendió como un “subversor moral” y no como un “apóstol desolado” o “profeta desoído”, afirma que “lejos de admitirla como algo inmoral y destructivo de la sociedad, se veía la subversión como algo positivo, moral y reconstructor de la sociedad, como una condición necesaria para el desarrollo de ésta” (Fals, 1967: 183). Esta revaloración de lo insumiso, insertó continuamente su experiencia en una serie de relaciones y distancias con proyectos políticos (Frente Unido, Movimiento Popular, Alianza Democrática, Polo Democrático), colectivos eclesiales (Golconda) y proyectos editoriales (la Revista Alternativa). A lo largo de ese recorrido “personal”, la obscena concentración económica, el despojo material interminable de los colectivos y la infamia como normalidad en nuestro país, lastimaron nuestra vida, nos inundaron de un dolor inconfesable. Pero Orlando no se plegó, ni se sumió en la melancolía, o en la comodidad del buen juicio del pensador. “Nadie que no haya vivido antes de la revolución, conoce la dulzura de vivir”, parecen ser las palabras que avivan el recorrido de los pocos que, como él, no devinieron funcionarios de la burocracia, o profetas del liberalismo parlamentario. De esta manera, la persistencia de Fals Borda lo llevó a enfrentarse con las prácticas de diferentes personajes que pueblan nuestra historia: el censor de las ideas (su salida de la Universidad Nacional acusado de ser agente del imperialismo, y promotor de una orientación técnica y no científica de la sociología), la brutalidad del centinela (torturado junto con su compañera María Cristina Salazar bajo el Estatuto de Seguridad), finalmente, el dogmatismo del pastor, y la negativa de la jerarquía eclesiástica a dar el permiso a tres sacerdotes para acompañar la Comisión de “diálogo” en Marquetalia en 1964. La Comisión, de la cual hacía parte Orlando, desistió de su intento luego de negado ese permiso –a pesar del SÁNCHEZ LOPERA, A.: ORLANDO FALS BORDA. APORÍAS DE UN PENSAMIENTO SIN DESILUSIÓN (11 DE JULIO DE 1925-12 DE AGOSTO DE 2008) N ÓMADAS 207 visto bueno de las Fuerzas Armadas–. Días después, se desplegó la Operación Marquetalia, a partir de la cual se produjo el estallido de las FARC. Colombia, ya lo dijeron, es una cosa impenetrable. En ese sentido, está por hacer la reconstrucción de la producción social del libro La violencia en Colombia (1962), no tanto como hito nacional de las ciencias sociales, sino como síntoma que provocó una conmoción desmesurada en la sociedad, cuya trama está por escribirse por fuera de la “historia de la ciencia”, de la “profesionalización” del saber. ¿Qué verdad social se hizo presente en ese libro? ¿Qué sujeto lo pobló? Preguntas inquietantes, al analizar la escasa producción investigativa de esa envergadura y de ese efecto social en los años que vinieron, y que son hoy los nuestros. Creemos que a través de los escritos de Fals es posible entrever la formación de un pueblo, donde la voz del autor se disuelve para que emerja el murmullo y el anonimato. La crítica ilustrada, por su parte, detectó allí una “contaminación del material primario precioso para los historiadores, al hacer imposible distinguir lo que pertenece a Fals de lo que pertenece a sus informantes” (Bergquist, 1990: 168). Elegimos, sin embargo, otro camino. En ese sentido, la investigación “Campesinos de los Andes”, realizada en la vereda de Saucío (1955), dejará de ser el emblema de los inicios de la sociología “moderna” en Colombia, o la expresión de la orientación funcionalista de la sociología en nuestro país. Desplegada en la encrucijada del positivismo y el desarrollismo que conformó la época, Fals afirma en el prólogo de 1961 del estudio de Saucío “quería constatar si lo que se decía del hombre rural colombiano era cierto, si merecía su suerte como despreciable siervo de la gleba, si su estupidez aparente o ‘melancolía indígena’ era atávica, si su destino como ente sub-humano era inevitable” (1978: IX). Antes que “un trabajo de campo encaminado generalmente a poner a prueba algunas hipótesis preconcebidas”, de acuerdo con Fals Borda “Saucío fue estudiado sin ánimo de poner a prueba teorías concretas”, intentando “construir puentes afectivos y sociales entre el investigador y la comunidad” (Ibíd.: XX, 307). A través de cierta relación del conocimiento con la experiencia, se apuntaba a un desequilibrio entre las relaciones de fuerza y jerarquía, forzando al sujeto a 208 N ÓMADAS que dejara de ser lo que fue: experto, investigador, comunidad “aislada” o atávica. Sin embargo, el conservadurismo reiterado de la Universidad en Colombia, que asemeja la academia a una sacristía, juzgó dicha apuesta –y muchas otras– como exterior a la “ciencia”. Al igual que sobre muchas otras personas en nuestro país, sobre Orlando recayó la triste tradición de la academia colombiana que, independientemente de la vertiente ideológica, obliga a la crítica a instalarse en el exilio. En ese sentido, puede entenderse la carta escrita desde Ginebra (Suiza), firmada por Orlando y su compañera María Cristina Salazar, en julio de 1969: Habiendo decidido regresar a Colombia durante el primer semestre de 1970, queremos hacerlo en la forma más útil posible para una causa que todos compartamos… se trata de saber si es realista o no constituir un Centro Colombiano de Estudios Aplicados, en el que podamos actuar según nuestras convicciones, divulgar el resultado de nuestras investigaciones e irradiar nuestras ideas y justificadas preocupaciones…. En primer lugar, está la Universidad Nacional y el Departamento de Sociología. ¿Hallaremos allí las oportunidades de creación y avance intelectual que buscamos, y tendremos allí todo a la mano para realizar una labor fecunda? O en vista del marco inflexible de la entidad, que sigue lerda en cambiar, ¿no nos veríamos abocados a otras frustraciones, como aquellas de 1967? ¿No habremos ya ensayado suficientemente la fórmula desarrollista en la Universidad para saber que ella no funciona en las circunstancias actuales? ¿No sería más adecuado actuar sobre ella desde fuera creando nuevos y respetables grupos de referencia para los estudiantes y profesores del Alma Máter? La necesidad de un uso social del conocimiento útil para la transformación radical de lo dado, generó su abandono de la institución universitaria, lejos de un conocimiento que propicia servidumbres. De esta propuesta inicialmente planteada en Ginebra, surgió entonces una de las primeras Organizaciones No Gubernamentales que existieron en Colombia, la Fundación Rosca de Investigación y Acción Social (1970). Después de fundar el primer programa de Sociología en América Latina, de ser director general del Ministerio de Agricultura, promotor de la Acción Comunal NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA y de la Reforma Agraria, la Fundación Rosca cristaliza para Fals Borda la distancia con el Estado, con las convenciones del conocimiento universitario, y la ruptura definitiva con la subordinación existente. De acuerdo con La Rosca, el método y la orientación del conocimiento, ya no serían objeto de simple curiosidad erudita –lo cual implica una actitud ingenua de parte del científico social–; ni serían más trompetas apocalípticas para despertar a las clases dirigentes e inducirlas a ser más responsables –una actitud moralista–; ni permitirían su utilización para que las clases dirigentes se perpetuaran en el poder mediante cambios dosificados y virajes calculados ‘científicamente’… ahora estas ciencias se pondrían al servicio de la causa popular (Fals y otros, 1972: 20-21) de las luchas de liberación periféricas, entre otras, y de resonancia de modos divergentes de saber acerca de nosotros mismos, perfilando, entre otros acercamientos, la Investigación Acción Participativa (IAP). Prácticas como la “inserción”, la “restitución” o la “devolución sistemática” del conocimiento, adquieren relevancia en un momento en el que se retó no sólo la verdad del científico, sino la verdad construida socialmente. “La verdad muere, y grito que la verdad miente”, parece ser la apuesta de Orlando, confrontando siempre el cinismo de quienes creen nombrar nuestra supuesta “verdad colectiva”. Ya en 1959, se interroga acerca de las implicaciones de que “nuestra búsqueda de la verdad y el estudio de nuestras realidades hayan tenido como punto de partida las filosofías y los conceptos de pensadores y científicos extranjeros”, apuntando hacia un A partir de este conocimiento propio empeño de la Rosca que tome distancia de se publicaron por prila costumbre latinoamera vez trabajos del mericana de “sumar líder indígena Maaparentes verdades nuel Quintín Lame, encontradas en difede Ignacio Torres Girentes escuelas, presuraldo, además de una miendo que en esta serie de estudios y forma perfecciona la experiencias pedagóexplicación de los fegicas en el litoral nómenos observados” pacífico, la Costa (Fals, 1959: 1, 6). En Atlántica, Cauca, suma, se pretendía Antioquia, y Valle del “formar una verdadeCauca. Por un lado, la ra sociología nacional, Rosca, fundada por una sociología colomtres presbiterianos inCon el colectivo de latinoamericanistas, Asociación de Estudios Latinoamericanos, LASA. Montreal, septiembre de 2007. biana, basada en nuescluyendo a Orlando, como muestra de las reiteradas relaciones entre cien- tros propios hechos, nutrida de nuestra propia tierra, cia y religión, movilizaba una crítica al positivismo como enfocada hacia nuestras sencillas ‘veredas’ y ciudades, modo de vida, como intento de gobierno de lo real; por dirigida hacia nuestros problemas y dilemas”(Ibid.: 6). el otro, expresaba la tensión entre “trabajo manual y Este tipo de apuesta, según sus críticos, produjo trabajo intelectual”, oscilando entre el lema de “las masas nunca se equivocan”, y la creación de “grupos de un modo de conocimiento particular, no universareferencia” populares para que “los obreros, campesinos lizable. Incluso a finales de la década del ochenta, el e indígenas no siguieran subyugados espiritualmente a pensamiento ilustrado criticó por un lado su “dimensión romántica” y “altruismo”, e “indiferencia a la teolos intelectuales” (Fals, 1979: 41). ría”; por el otro, historiadores como Charles Bergquist Posteriormente, viene el Congreso Mundial sobre señalaron que en la escritura de los cuatro volúmenes “Investigación Activa” en Cartagena en 1977, espacio de la Historia doble de la Costa, “como muchos cientíde convergencia de los procesos de descolonización y ficos sociales que se embarcan en la tarea de escribir SÁNCHEZ LOPERA, A.: ORLANDO FALS BORDA. APORÍAS DE UN PENSAMIENTO SIN DESILUSIÓN (11 DE JULIO DE 1925-12 DE AGOSTO DE 2008) N ÓMADAS 209 acerca del pasado, Fals ignora o viola cada uno de los principios del método histórico” e “involuntariamente subvierte el intento democrático de su historia” (1990: 161, 173). Este tipo de críticas son expresión de un juicio acerca de discursos incómodos para la academia, que evalúa la experiencia a partir de aquello de lo cual carece. Algo más fructífero sería analizar ese discurso en términos de su propia potencia, antes que un agravio al historiador, al canon, debido a que no se trata de un juicio a la cosa en sí (Fals y su escritura), sino un análisis de las relaciones en las que se insertó y las posibilidades que provocó. Es decir, no se trata del grado de sistematicidad de su “obra”, sino sus efectos sociales y las relaciones que hizo posibles con el mundo. Porque de lo que se trata en la apuesta de Orlando Fals es de instaurar otra relación con el mundo. Las críticas esgrimidas desde el conocimiento ilustrado, obsesionado por lo universal, olvidan que lo universal es una coordenada, o como ha sido dicho por tantos otros, un proceso singular de unificación y totalización. “El eurocentrismo umbilical [comenta Fals] es inexplicable, porque la sociedad y la ciencia europea son en sí mismas el fruto histórico del encuentro de culturas diferentes incluyendo las del actual mundo subdesarrollado” (2007: 106). En ese sentido, en el intento de algunos grupos que “han tratado de corregir aquella tendencia narcisista y parroquial”, lo que se devela como parroquial quizás sea el anhelo del universo. El anclaje promulgado por la IAP, parejo a su diseminación global, se puede leer no tanto como un regreso al origen, sino como un intento de confrontar aquello a lo que nos ha llevado el enunciado de la Conquista: a separarnos de nuestra experiencia. En efecto, si el mecanismo social que históricamente nos ha ligado es la guerra, ante el sistemático desarraigo que viene desde la Colonia no se propone un romanticismo del arraigo, sino la confrontación entre la creación de un mundo y la obsesión universal por lo totalizante. Enfrentando un mundo al universo, no asistimos ya al universo de la razón, sino al mundo del margen, que emerge a partir de una peculiar relación entre la ciencia y lo popular. Campesinos, indígenas y obreros conformando lo “común”, a través de experiencias no exentas de reveses, en las que la apuesta de Fals Borda tuvo papel decisivo (como la ANUC e 210 N ÓMADAS incluso la Acción Comunal). Lo común, en definitiva, como una forma ascendente de conformación colectiva, es decir, de devenir Estado. Lo anterior permite demarcar entonces parte de la actualidad de su pensamiento. Por una parte, están las conexiones no siempre reconocidas, con apuestas intelectuales críticas (como los estudios poscoloniales), en el marco de una apuesta “colectiva” que llevó a Rodolfo Stavenhagen en 1971 a escribir un artículo titulado, justamente, “Cómo descolonizar las ciencias sociales”. Por el otro, poder seguir el rastro de los múltiples caminos en que diversas apuestas periféricas (no sólo la IAP), produjeron un “contraefecto” en los saberes y la academia del norte global. Independientemente de las críticas, el poder de contaminación y diseminación de su apuesta es difícilmente alcanzable. Largos son los caminos abiertos por la IAP en el trazado de puntos de encuentro con otras geografías, esfuerzo presente desde tiempo atrás en la labor de Orlando como cofundador en 1967 de CLACSO, siempre buscando construir “un discurso alterno entendible en nuestros propios términos, que son los que deben contar en última instancia” (Fals, 1998:11). Simultáneo a la diseminación de la IAP en y desde distintas regiones periféricas del mundo, y a su entronque con enfoques críticos (teoría de la dependencia, educación popular), encontramos un modo concreto de poblamiento de la vida, un posicionamiento, unas coordenadas específicas; ya en 1959 Fals Borda abogaba por un conocimiento que nos permitiera “conocernos mejor, saber dónde estamos, a dónde vamos y qué está sucediendo realmente en nuestro derredor” (Fals, 1959, Op. Cit.) De allí, quizá, la reiterada inquietud por el lugar de la tierra en su recorrido vital. En esa misma dirección, en el marco de su retorno a la academia a través del IEPRI en 1987, Fals sigue reclamando “la construcción de contrapoderes populares, la proclamación de regiones autónomas y el ensayo abierto de un federalismo libertario”. Por eso el rescate de la historia de personajes como Juana Julia Guzmán y Vicente Adamo, efectuado en Retorno a la tierra, el cuarto volumen de la Historia doble, no constituye solamente una afrenta a la historia universitaria, sino el relato de una ética libertaria que “requiere menos de Maquiavelo y Locke y más de Kropotkin y Althusius, con remozado interés en venerables premisas anarquistas NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA (en sentido filosófico) para equilibrar o combatir los poderes autocráticos de gobiernos y organismos centrales, y de hombres de Estado y dirigentes despóticos” (Fals, 1986: 222). Orlando, entonces, mantendrá su convicción en la persistencia, mientras la mayoría de quienes hicieron parte de ese modo ético de praxis y conocimiento, sucumbían a la insinuación del Estado, o recurrían a la práctica del arrepentimiento para habitar el abismo creciente entre el conocimiento y la política, el discurso y la experiencia, en estos tiempos de sequía de la voluntad. Mientras tanto, en el Manifiesto para “la superación del eurocentrismo”, Fals seguía abogando por “sustituir las definiciones discriminatorias entre lo académico y lo popular y entre lo científico y lo político, sobre todo en la medida en que se haga énfasis en las relaciones complementarias” (Fals y Mora-Osejo, 2003:107). Para terminar, algunos riesgos a la vista. Por un lado, habría que preguntarse acerca de la reciente acogida de la IAP en la Universidad, y el posible debilitamiento de su potencia crítica: su conversión en cátedra, en el marco del pluralismo de asimilación y captura que profesa la Universidad. Por el otro, el cansancio. Muchos años después, en el cambio de siglo, Fals Borda señalaría cómo de manera paradójica de “la obtención de conocimientos útiles para adelantar causas justas… provino la dolorosa confirmación de nuestra propia incapacidad para adelantar estas tareas” (1999:75). Pero la persistencia siempre sonríe ante la vigencia de lo por venir. Recientemente, en la Universidad de Antioquia, en su conferencia “Entre los paisas”, insistió en seguir “buscando una paz que no sea la del cementerio, ni la paz de los pudientes ni la Pax Americana”. Así mismo, en el prólogo a la reedición de La subversión en Colombia, realizada este año, señalaba la actualidad del pluralismo presente en la experiencia del Frente Unido y de Camilo Torres, vislumbrando la posibilidad de un “socialismo raizal o radical” capaz de descomponer las jerarquías políticas y económicas vigentes de tiempo atrás, y su espesa moral. Orlando repitió en dicho prólogo lo que había afirmado toda su vida: “Por ahí es la cosa, a pesar de transitorias derrotas”. Bibliografía BERGQUIST, Charles, 1990, “In the Name of History: A Disciplinary Critique of Orlando Fals Borda’s Historia Doble de la Costa”, en: Latin American Research Review, Vol. 25, No. 3, pp. 156-176. FALS BORDA, Orlando, 2007, “Por un Conocimiento Vivencial”, en: Revista Aquelarre, No. 11, Ibagué, Centro Cultural de la Universidad del Tolima, pp. 103-114, (conferencia inaugural de abril 7 de 1987, auspiciada por el IEPRI de la Universidad Nacional) ________, 1999, “Orígenes Universales y Retos Actuales de la IAP”, en: Análisis Político, Sept/Dic. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia - IEPRI, pp. 71-88 . ________, 1998, Prólogo, en: Arturo Escobar, La Invención del Tercer Mundo, Bogotá, Norma. ________, 1986, Historia Doble de la Costa: Retorno a la Tierra, Vol. IV, Bogotá, Carlos Valencia Editores. ________, 1979, Por la praxis: El problema de cómo investigar la realidad para transformarla, Bogotá, Tercer Mundo. ________, 1978, Prólogo de 1961, Campesinos de los Andes, Bogotá, Punta de Lanza (Publicado primero en inglés en 1955). ________, 1967, “Ciencia y Compromiso”, en: ECO Revista de la Cultura de Occidente, Tomo XVI/2, No. 92, Bogotá, diciembre, pp. 181-200. ________, 1959, Discurso. Archivo Satélite Ciencias Humanas Universidad Nacional de Colombia, Carpeta: Conferencias. Facultad de Sociología. FALS BORDA Orlando y Luis Eduardo Mora-Osejo, 2003, “Eurocentrism and its effects: a manifesto from Colombia”, en: Globalisation, Societies and Education, Vol. 1, No.1. pp. 103-107 (Publicado en español en el 2007 en la Revista Aquelarre No 11) FALS BORDA, Orlando, Víctor Daniel Bonilla, Augusto Libreros, Gonzalo Castillo, 1972, Ciencia Popular, Causa Popular, Bogotá, La Rosca. FALS BORDA Orlando, Germán Guzmán Campos, Eduardo Umaña, 1962, La Violencia en Colombia: Estudio de un Procesos Social, Tomo I, No. 12, Bogotá, Serie monografías Sociológicas, Bogotá, Universidad Nacional - Facultad de Sociología/Iqueima (La segunda edición, con el II Tomo, fue publicada por Tercer Mundo en 1964). SÁNCHEZ LOPERA, A.: ORLANDO FALS BORDA. APORÍAS DE UN PENSAMIENTO SIN DESILUSIÓN (11 DE JULIO DE 1925-12 DE AGOSTO DE 2008) N ÓMADAS 211 MARÍA ESTHER GALVIS: Arles, Francia, 1981. 212 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Competencias en ciencias: los ambientes digitales Simas y Coolmodes* [email protected] • PÁGS.: 213-225 Mauricio Vergara Nieto** y Jairo Ernesto Castillo Hernández*** El presente artículo tiene como objetivo describir los resultados del proyecto de investigación “Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias básicas” en lo concerniente al área de física. Se describe la construcción de una comunidad de aprendizaje bajo un modelo pedagógico colaborativo y significativo. Algunos resultados son la conformación de una red de aprendizaje, la representación del conocimiento por categorías ontológicas y el desarrollo de competencias básicas. Palabras clave: ambientes digitales, Simas, Coolmodes, aprendizaje de la física. O presente artigo tem como objetivo descrever os resultados do projeto de pesquisa “Simas e Coolmodes no desenvolvimento de competências básicas”. Neste trabalho descrevemos a construção de uma comunidade de aprendizagem baseado em um modelo pedagógico colaborativo e significativo. Os resultados obtidos foram a conformação de uma rede de aprendizagem, a representação do conhecimento por categorias ontológicas e o desenvolvimento de competências básicas. Palavras-chaves: ambientes digitais, Simas, Coolmodes, aprendizagem da física. The purpose of this article is to describe the findings of the investigation project “Simas and Cool Modes in developing basic competences” in physics. It describes the construction of a learning community under a meaningful collaborative pedagogical model. The conformation of a learning network, the representation of knowledge trough ontological categories and the development of basic competences are some of the results. Keywords: digital environments, Simas, Coolmodes, physics learning. ORIGINAL RECIBIDO: 21-VII-2008 – ACEPTADO: 25-IX-2008 * Artículo resultado del proyecto “Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias básicas: una experiencia de comunidad de aprendizaje mediada tecnológicamente” cofinanciado por el Ministerio de Educación Nacional, a través de Colciencias y las universidades Central, Cundinamarca y Universidad Abierta y a Distancia (UNAD); en alianza entre los grupos de investigación Tecnice, Collide (Universidad de Duisburg-Essen de Alemania), Tecnimat, Temas y Remas y Guane. Proyecto dirigido por Luis Facundo Maldonado Granados. * * Profesor-investigador del grupo Tecnimat de la Universidad Central. Licenciado en Ciencias de la Educación con especialidad en Física, Bogotá (Colombia). E-mail: [email protected] *** Profesor e investigador del grupo Tecnimat de la Universidad Central. Físico, Magíster en Ciencias Físico-matemáticas, Bogotá (Colombia). E-mail: [email protected] VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES N ÓMADAS 213 s1. Introducción En las siguientes páginas haremos una descripción detallada y mostraremos los resultados de nuestra participación como investigadores del área de física en el desarrollo del proyecto: “Simas y Coolmodes en el desarrollo de las competencias básicas”. Una de nuestras preocupaciones fue la de ayudar a resolver algunas dificultades conceptuales en el aprendizaje de la física de estudiantes de escuela secundaria. El medio académico cuenta con gran cantidad de trabajos que muestran la existencia de numerosas dificultades conceptuales en el aprendizaje de la física persistentes incluso por años, desde la escuela secundaria, hasta los primeros semestres de la universidad. Así, por ejemplo, los alumnos utilizan muy poco el término “energía” en sus explicaciones, y cuando lo hacen introducen ideas erróneas y no encuentran diferencias entre conceptos como fuerza, trabajo y energía. La dificultad para comprender los fenómenos de la naturaleza en sus procesos, como resultado de las continuas interacciones dentro de un sistema, se encuentran tanto en estudiantes de bachillerato como en universitarios de los primeros semestres de carrera. En el curso de la investigación se pretendieron desarrollar algunas competencias básicas que están muy relacionadas con los procesos de aprendizaje, ellas son la capacidad de seleccionar, organizar, elaborar, aplicar y evaluar. Para tal fin se diseñó una serie de talleres que tenían como objetivo potenciar y afianzar tales competencias. Adicionalmente, bajo un modelo dinámico de comunicación, apoyado por el portal Colombia Aprende, se consolidó la evolución de una comunidad de aprendizaje. 2. Objetivos Desde el área de física nuestros objetivos fueron: • Proponer una alternativa pedagógica para resolver algunas dificultades conceptuales en el aprendizaje de la física en la escuela secundaria. • Desarrollar competencias básicas tales como seleccionar, organizar, elaborar, aplicar y evaluar. • Bajo un modelo dinámico de comunicación, apoyado por el portal Colombia Aprende, consolidar la evolución de una comunidad de aprendizaje. 214 N ÓMADAS 3. Competencias en el área de la física La historia del saber hacer en pedagogía data de varios siglos atrás, sin embargo, en el proceso de desarrollo del proyecto “Simas y Coolmodes” se abordarán solo algunos aspectos básicos de la evolución teórica de la pedagogía en los últimos cincuenta años, apoyándonos en la propuesta de modelos pedagógicos expuesta por el maestro De Zubiría. La pedagogía tradicional centra su atención primordialmente en la transmisión de conocimientos y normas, en la cual el maestro reproduce lo que los expertos han diseñando. El proceso de enseñanza-aprendizaje se limita unidireccionalmente a la acción transmisión-recepción. En la escuela nueva, el niño, tomado como sujeto de derechos, reemplazó al receptor de conocimientos. El aprendizaje pasivo, memorístico y alejado de la realidad, fue replanteado por un nuevo tipo de aprendizaje más próximo al contexto; es la experiencia el fundamento del conocimiento, allí se hace dinámico. El “aprender haciendo” propuesto por Decroly toma en ese espacio su máxima expresión. A comienzos de la década del ochenta, Gardner da a conocer al mundo de la investigación psico-educativa su teoría de las inteligencias múltiples. Básicamente, Gardner propone que no existe una única manera de aprendizaje, que este depende de las aptitudes y actitudes que posea un individuo. Según las aptitudes, y las habilidades individuales, Gardner clasifica las inteligencias de la siguiente manera: lógico matemática, lingüística, musical, naturalista, visual-espacial, corporal-kinestésica, interpersonal, e intrapersonal. Sin embargo, esta clasificación no es la única ni la definitiva, por esta razón, enérgicamente asevera que “no existe, y jamás puede existir una sola lista irrefutable y aceptada en forma universal de las inteligencias humanas” (Gardner, 2002: 37). Preguntar por las posibles interpretaciones del entorno, como posibilidad para construir mundos, significa indagar por la manera como se ha aprehendido y apropiado la realidad. Tales reflexiones nos introducen en el ámbito de la comprensión. Nadie está en condiciones de transformar lo que no comprende. La comprensión es en sí misma algo más que un desem- NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA peño, o una serie de actividades; decir que se comprende algo, desborda los campos del conocimiento, conocer no es lo mismo que comprender: “El conocimiento es un estado de posesión, de modo que es fácil averiguar si los alumnos tienen o no un determinado conocimiento. La comprensión, en cambio, va más allá de la posesión. La persona que comprende es capaz de ‘ir más allá de la información suministrada’” (Perkins, 1995: 125). Ir más allá de la información significa pensar, imaginar, crear. La enseñanza para la comprensión concebida como un lugar pedagógico se concreta en la propuesta de la escuela inteligente. En ese contexto específico se aplican las actividades, y se tienen en cuenta los niveles de comprensión. Tanto las actividades como los niveles de comprensión, obedecen a una labor cuyo principal responsable es el maestro, de ahí que la preocupación central de este enfoque es la capacitación del docente, pues en últimas él es quien organiza el proceso. De su habilidad y capacidad intelectual dependerá en gran parte el éxito de la aplicación de esta experiencia. El desarrollo de la capacidad comprensiva de los estudiantes está en el tipo de cosas que el maestro enseñe, lo cual facilita la consecución de la meta fundamental de la pedagogía de la comprensión: “Capacitar a los alumnos para que realicen una variedad de actividades de comprensión vinculadas con el contenido que están aprendiendo” (Ibíd.) En el marco de las nuevas pedagogías emergen dos propuestas que están en apogeo: el aprendizaje significativo y la enseñanza para la comprensión. La primera propuesta, tal vez por la prevención hacia el concepto de enseñar, hace énfasis en una parte del proceso: el aprendizaje. Para sustentar su propuesta, desarrolla el aspecto cognitivo particularmente en la formación y desarrollo de la inteligencia. Privilegia el aprendizaje aduciendo que es el estudiante quien debe ubicar qué quiere aprender y cuáles de los conocimientos son significativos para la vida. Al igual que en la propuesta activa, el maestro es un orientador de este proceso. La enseñanza para la comprensión, recupera el concepto de enseñanza, propone una interrelación maestro-estudiante, en donde el maestro sin ser transmisor, direcciona el proceso. Por ser la pedagogía el ámbito del proceso enseñanza-aprendizaje, y que se reconceptualiza en lo significativo, planteamos el concepto de pedagogía significativa. Teniendo en cuenta los enfoques de los modelos pedagógicos esbozados, se observan algunos elementos comunes con la teoría de las competencias: • Las nuevas pedagogías centran sus análisis en la forma en que se construye, procesa y utiliza la información. • La construcción significativa de pensamiento y conocimiento se da en el marco de las posibilidades de que estos sean aplicables a la solución de problemas contextuales, tanto específicos como generales. • La solución de problemas está unida a las competencias en el sentido del saber hacer y el hacer sabiendo. En general, los exponentes de las competencias desde Chomski, pasando por Bogoyá, Torrado y Jurado, se han puesto de acuerdo en concebirlas como un saber hacer en contexto, este saber hacer está directamente relacionado con el desarrollo cognitivo conceptual del sujeto. El conocimiento por sí solo carece de significatividad en tanto no sea comprendido para ser aplicado a la solución y generación de problemas en un determinado contexto. La inteligencia en este aspecto consiste en la capacidad para situar el problema, y la forma de solucionarlo. Se es competente en la medida en que nuestras actuaciones en los contextos sean producto de la idoneidad y compresión de los mismos. Saber hacer, entendido como conocimiento aplicado en una realidad; hacer sabiendo entendido como apropiación-comprensión de la realidad. Ambos procesos conforman la significatividad del conocimiento y del pensamiento en donde tiene sustento la pedagogía significativa. Teniendo como base lo anterior, ahora deberíamos preguntarnos, cuáles son las competencias que debe desarrollar un individuo y qué es lo significativo para él. Como docentes creemos que las competencias se determinan con base en el significado de aprender. Después de muchos años de investigación, no se tiene una definición de aprendizaje que sea aceptada por todos. Los elementos que debe tener el proceso de aprendizaje, son muy bien descritos por Beltrán (2003) en los siguientes términos: VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES N ÓMADAS 215 a) Seleccionar: en la sociedad actual conseguir información se ha vuelto una tarea muy fácil; lo difícil es ser capaz de seleccionar la información importante que conlleve a lograr el éxito en la solución de problemas propuestos y que interesen al estudiante. Dentro del proyecto Simas y Coolmodes los procesos de búsqueda en la red son importantes y el estudiante debe ser capaz de seleccionar los contenidos importantes para estructurar sus ontologías. b) Organizar: después de conseguir la mejor información para sus investigaciones, el estudiante debe desarrollar la capacidad de organizarla, enlazando adecuadamente unos conceptos con otros. Esta capacidad, desde el punto de vista del proyecto Simas y Coolmodes, se ve reflejada en las ontologías desarrolladas con el software Simas. Posteriormente haremos una presentación de la evaluación de los productos obtenidos por los estudiantes con tal herramienta. c) Elaborar: la selección y organización de la información, genera conocimiento. A partir de esta etapa se puede contrastar los conocimientos actuales con los que se tenían antes de iniciar un proceso de aprendizaje e integrarlos de tal manera que se pruebe como conocimiento válido de los referentes. d) Aplicar: los conocimientos adquiridos se afianzan sin lugar a dudas en la medida en que se aplican. Si no se es capaz de aplicar lo aprendido quedan muchas dudas sobre lo realmente adquirido. La forma más eficaz de consolidar lo aprendido es mediante su aplicación a nuevos problemas. En el proyecto de Simas y Coolmodes, esta etapa se desarrolla con la elaboración de un proyecto colaborativo, del cual trataremos más adelante. e) Evaluar: finalmente es importante conocer hasta que nivel han llegado los conocimientos adquiridos. Debemos evaluar si tales conocimientos están bien cimentados, poder asumir los errores que se presenten en el proceso de aprendizaje y tenerlos presente para mejorar el proceso siguiente. Estos cinco elementos son los que nosotros queremos desarrollar como competencias en los estudiantes, ya que 216 N ÓMADAS asegurarán un buen proceso de aprendizaje. Los talleres y demás actividades planteadas siempre apuntarán a desarrollar y fortalecer estas cinco competencias. 4. Características de la población estudiantil y docente Nuestro trabajo se realizó con 93 estudiantes en grado décimo durante el segundo semestre de 2006 y grado once durante el primer semestre de 2007, de tres colegios diferentes: 32 estudiantes de un colegio oficial de Bogotá, 37 un colegio rural de Cundinamarca y 24 estudiantes de un colegio oficial de Bucaramanga. Cada uno de los colegios dispuso de un aula con computadores conectados a Internet para una sesión de trabajo semanal de cuatro horas. En los colegios de Bucaramanga y Bogotá la conexión a Internet se podía hacer desde todos los computadores; en el colegio de Cundinamarca sólo se dispuso de cuatro terminales conectadas, sin embargo, el ancho de banda, por sus limitaciones sólo permitió el acceso simultáneo de cuatro o cinco computadores. Los estudiantes de Bucaramanga y Cundinamarca trabajaron de manera regular los días sábados en la mañana y el colegio de Bogotá en horarios distribuidos en las tardes y con una intensidad similar. Estas sesiones de trabajo se distribuyeron entre las áreas de física, matemática, español y vida ciudadana. En el caso de los estudiantes de Bogotá y Bucaramanga, aun siendo ciudades grandes donde se supone hay pocos problemas de conectividad, el trabajo se realizó en su mayoría en las instalaciones de los colegios. Para lograr una mayor cobertura en cuanto a tiempo de trabajo, se involucró a los profesores de las áreas de informática de tal manera que se trabajaba tanto en el área de ciencias como en la de informática, logrando así un trabajo interdisciplinario. Al igual que con el colegio San Patricio, en el colegio INEM de Bucaramanga también se programaron actividades extras los días sábados. El proyecto contó con la colaboración de un docente de física en cada colegio, que aceptó la invitación a formar parte del proyecto y participó en un proceso de inducción con encuentros previos durante un período de dos meses. Los investigadores del área de física negociaron con los docentes los contenidos y los objetivos del curso de tal manera que la actividad del proyecto se integrara completamente al desarrollo curricular regular de la asignatura. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA MARÍA ESTHER GALVIS: Berna, Suiza, 1993. VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES N ÓMADAS 217 MARÍA E STHER G ALVIS : París, 1981. 218 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA 5. Metodología de trabajo y resultados Para ayudar a resolver las dificultades conceptuales en el aprendizaje de la física, la organización de la información en bloques estructurados y el desarrollo de las competencias básicas de estudiantes de educación media en el área de física, nos dimos a la tarea de incorporar, con métodos colaborativos, los ambientes digitales Simas y Coolmodes. Usamos el portal Colombia Aprende como escenario de comunicación entre los participantes de los tres colegios, con la intención de consolidar una comunidad de aprendizaje en la asignatura de física en paralelo con las áreas de matemáticas, español y vida ciudadana y con algunas actividades de integración entre áreas. Usamos el ambiente Simas1, como dispositivo didáctico para generar una representación hipermedial de las categorías y relaciones básicas de las unidades temáticas del curso. A dicha representación del conocimiento la denominamos “ontología”. El ambiente digital Coolmodes2 se empleó como dispositivo digital para la solución de problemas con la ayuda de simuladores generados por los estudiantes, con la intencionalidad de lograr una mejor comprensión de los procesos y fenómenos de la naturaleza que son resultado de las continuas interacciones dentro de un sistema. A este proceso lo denominamos “simulación de sistemas dinámicos”. La metodología de trabajo se puede visualizar en la ilustración 1. Como pretexto para consolidar la comunidad de aprendizaje se eligieron los sistemas mecánicos clásicos que son parte del contenido temático para los estudiantes de décimo grado. En una primera fase, se identificaron las competencias que debían desarrollar los estudiantes en el área de física y se inició una fase de capacitación con los profesores y los estudiantes en el manejo de los ambientes digitales para la representación del conocimiento. Inicialmente el trabajo se enfocó más en el ambiente digital Simas. No tardó mucho tiempo para que los docentes se dieran cuenta de las ventajas de incorporar este sistema como herramienta didáctica en sus prácticas pedagógicas, ya que la representación del conocimiento por categorías ontológicas sirven de base para hacer observaciones que permitan inferir el nivel cognitivo y metacognitivo del alumno. Los estudiantes, tal vez por pertenecer a una generación que vive actualmen- Ilustración 1. Cuadro explicativo de la metodología del trabajo con los ambientes Simas y Coolmodes te un gran impacto tecnológico, tardaron menos tiempo que sus profesores en aprender el manejo de Simas y aprovechar todas sus posibilidades. Como parte del desarrollo se programó una feria hipermedial sobre el átomo en la cual los estudiantes mostraron sus productos y los socializaron con la comunidad. De los productos obtenidos se observó que un porcentaje aceptable de estudiantes presentan una buena capacidad para seleccionar, organizar y presentar la información. La ilustración 2 muestra una ontología realizada de forma colaborativa por un grupo de estudiantes. Se observa una gran densidad de información, propia de una búsqueda inicial, con poca organización por categorías y bloques estructurados de información, que para ser un primer intento de ontología fue bueno. Poco a poco durante el proceso formativo tal manejo de categorías y bloques de información se fue depurando y mejorando. En esta primera fase lo que se quería era que los estudiantes aprendieran el manejo de Simas y se beneficiaran de todos sus recursos para seleccionar y presentar la información sobre un concepto. La ilustración 3 muestra una ontología que realizó un profesor sobre los sistemas dinámicos; en ésta, a pesar de la gran densidad de información, se observan las categorías y las relaciones entre los bloques estructurados de información. El ambiente Simas estableció condiciones efectivas para la representación estructurada del conocimiento desde perspectivas definidas por la clase de relaciones usadas en dicho proceso representativo. La investigación analiza el enfoque a partir de las relaciones, la comprensión con base en el número de nodos utiliza- VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES N ÓMADAS 219 Ilustración 2. Ontología sobre el concepto de átomo desarrollada colaborativamente por estudiantes y presentada en la feria hipermedial Ilustración 3. Representación ontológica del concepto de sistemas dinámicos presentada por un profesor 220 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA dos, la profundidad evaluada a partir de los niveles considerados y los formatos verbal, gráfico, de audio y video. En los estudiantes domina la perspectiva de la representación sistémica, otras perspectivas requieren inducción de parte del docente. El estudio de representaciones hechas por otros y la experiencia individual y colaborativa inciden en la formación de la calidad de las representaciones. Las representaciones colaborativas muestran más riqueza que las individuales. En una segunda fase se comenzó a trabajar en el desarrollo de unidades de aprendizaje sobre cada uno de los temas que se abordan en la asignatura de Física y se observaron los progresos en el desarrollo de las competencias básicas. La estructura de la unidad de aprendizaje se muestra en el gráfico (ver ilustración 4). Teniendo en cuenta esta estructura se desarrolló un grupo de talleres que presentaban una serie de pasos, y que daban razón de la estructura de la unidad de aprendizaje y de las competencias propuestas. A continuación se presenta la estructura general de los talleres por trabajar: Objetivo: analizar una situación física y a partir de ella construir una estructura conceptual con las nociones necesarias para su desarrollo. Primer momento: presentar a los estudiantes una situación problémica y en reunión plenaria, escuchar todas las posibles explicaciones formuladas por los participantes, generar una lista de los conceptos utilizados por ellos para la explicación de la situación, e identificar sus diferentes preconceptos o preteorías. Segundo momento: invitar a los estudiantes a leer los contenidos de la unidad de aprendizaje, los cuales están disponibles en el portal Colombia Aprende. Se solicita que hagan la lectura tratando de identificar una solución posible para el problema planteado, de tal manera que la lectura sea enriquecedora y provechosa. La intención allí es asegurar un buen grado de significación de la lectura y afianzar las competencias de selección y organización. Tercer momento: con los conceptos afianzados y utilizándolos para la solución del problema, se solicita a los estudiantes generar su propia ontología sobre el tema en estudio y alimentarla con los correspondientes hipertextos; para ello se trabaja con el software Simas. Cuarto momento: asistir al laboratorio y llevar a cabo un montaje de la situación problema. Tomar datos y realizar las gráficas convenientes para la solución. La intencionalidad de este momento es afianzar la compe- Ilustración 4. Proceso de desarrollo de una unidad didáctica VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES N ÓMADAS 221 tencia de aplicación, ya que en el laboratorio el estudiante debe realizar montajes que le permitan dar solución al problema planteado. Quinto momento: ingresar a los foros y de manera colaborativa plantear las soluciones finales a la situación problema. La ayuda del profesor y de sus compañeros es importante a esta altura del proceso, ya que en esta etapa se evidencia el trabajo de cada uno y sus aportes a la solución del problema. Sexto momento: en esta etapa se busca una idea clara sobre la solución a la situación problema. Este fue el momento de simular el problema, para lo cual se utilizó el modulo System Dynamics que hace parte del ambiente Coolmodes. Séptimo momento: Finalmente, se ingresa a la autoevaluación de la unidad de aprendizaje ubicada en la página de Colombia Aprende en la sección de redes de aprendizaje. Allí, con ayuda del software Moodle, el estudiante realiza su autoevaluación y se hace una idea clara de lo aprendido hasta ese momento. Igualmente, reconoce los errores cometidos y los tiene presentes al abordar el siguiente proceso de aprendizaje, es decir, pone en juego la competencia evaluativa. En la tercera fase, se desarrolló un proyecto colaborativo con la situación problema de “la montaña rusa” vista desde la matemática, la física, el español y las competencias ciudadanas. Alrededor del proyecto colaborativo se potenció la construcción de la comunidad de aprendizaje, ya que los alumnos de diferentes colegios ubicados en diferentes ciudades compartieron, compararon y evaluaron sus productos. En esta fase el ambiente Coolmodes desde la óptica de la física jugó un papel de vital importancia, ya que uno de sus componentes “Dinamics System” es una potente herramienta, de fácil uso, para modelar y simular las interacciones dentro de un sistema dinámico. Actualmente, como es bien sabido, los ambientes de simulación son de amplio uso en la enseñanza de la física y existe una gran cantidad de simulaciones en la red y de software orientado en esta dirección. Pero, si bien la simulación es una potente herramienta para la comprensión de los fenómenos físicos, también puede ser un elemento desorientador para el alumno, si su implementación en el aula no se hace con la suficiente 222 N ÓMADAS responsabilidad por parte del maestro; es decir, si el estudiante no identifica los diferentes objetos del sistema, sus interacciones, no evalúa los valores instantáneos de las variables físicas que intervienen, entonces ve la simulación como una caja negra. Desde nuestra óptica, la simulación de un sistema dinámico no es mostrarle al alumno una animación de un conjunto de objetos en movimiento, como generalmente se presenta, ocultándole lo que yace detrás de ese movimiento, el modelo físico y las interacciones dentro del sistema. En esta tercera fase, los alumnos de forma colaborativa simularon el comportamiento de la energía mecánica en una montaña rusa con la ayuda de Coolmodes. Este ambiente de simulación le permite al estudiante de forma sencilla, definir los objetos de un sistema mecánico, asignarle sus atributos y colocar estos objetos en interacción dentro de un sistema: se constituye un flujo de información que varía en el tiempo. En el proceso el estudiante da cuenta de lo aprendido, de las competencias adquiridas con el fin de desarrollar este proyecto. La ilustración 5 muestra la simulación de la energía mecánica de un cuerpo en caída libre que realizó un grupo de estudiantes como ejercicio de entrenamiento y cuyo producto fue socializado en un seminario internacional llevado a cabo en la ciudad de Bogotá y en una feria multimedial donde se presentó a docentes de diferentes colegios del Distrito Capital. Como se observa, inicialmente los alumnos identifican las condiciones iniciales de la situación física, luego asocian las leyes para la solución del problema y con la ayuda de Coolmodes simulan el sistema mecánico. El ambiente digital Coolmodes no les muestra una animación de un cuerpo en caída libre, pero si los obliga a identificar cada uno de los objetos del sistema, asignarle unos atributos, como su inercia, rapidez inicial, etc., y colocarlos en interacción con los demás objetos del sistema, del cual se conoce su estado mediante el valor instantáneo de cada una de las variables que se definen previamente. De esta manera, el alumno da sus primeros pasos hacia una verdadera concepción científica de la naturaleza comprendiendo los diferentes fenómenos naturales, no sólo como procesos, sino como el resultado de las continuas interacciones dentro de un sistema. Igualmente se logra con estos simuladores evidenciar una asimilación de las competencias de aplicación y evaluación. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA Ilustración 5. Modelo de caída libre desarrollado por un grupo de estudiantes usando el plug in System Dynamics de Coolmodes 6. Evolución de la comunidad de aprendizaje Los primeros actores de la red fueron los grupos de investigación Tecnice y Collide, quienes tenían una experiencia de colaboración alrededor del ambiente Coolmodes. Los grupos Tecnice, Tecnimat, Temas y Remas, Eductec y Guane iniciaron su vinculación a esta red con este proyecto. La primera tarea emprendida por la red fue la de construir un marco conceptual y metodológico. Se tomó como base las producciones de los grupos Collide y Tecnice. Este fue un proceso dinámico que llevó a pensar tanto las competencias como los escenarios desde la perspectiva de la generación de construcciones que se cristalizaron en artículos, documentos para lectura de los estudiantes y guías de trabajo. La consolidación de la red de investigadores integró con facilidad a los docentes como miembros con todos los derechos, quienes asumieron desde el inicio su función de construir conocimiento conjuntamente y mantuvieron un alto grado de comunicación con los investigadores que estaban más cercanos. La incorporación de los estudiantes de bachillerato a la red constituyó un hito en el desarrollo del proyecto. Efectivamente, sólo con ellos podíamos desarrollar, con propiedad, competencias en ciencias. La novedad del planeamiento y el uso de programas de computador en el escenario, se convirtieron en atractivo. Más de las dos terceras partes de los estudiantes invitados aceptaron participar y mantuvieron su vinculación durante el desarrollo del proyecto. Las condiciones de acceso a Internet en las tres instituciones fueron insuficientes para mantener comunicación simultánea de un curso con el portal. Se requiere todavía una evolución y madurez de nuestra estructura nacional de redes y del ancho de banda para que podamos hacer uso efectivo en condiciones normales de desarrollo curricular de ambientes como Moodle a través de Internet. La estrategia seguida fue la disponer en el escenario Moodle las producciones de los actores y de habilitar wikis, foros y chats de comunicación entre pequeños subgrupos. Esto facilitó que los recursos generados por toda la red estuvieran a la mano. Pero el acceso al sistema fue bastante bajo, dadas las condiciones de los estu- VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES N ÓMADAS 223 diantes y de los docentes cuya disponibilidad de Internet estuvo circunscrita a las condiciones de los colegios. Finalmente, un estudio minucioso de la evolución de la red de aprendizaje del proyecto se presenta en el artículo “Construcción de una red de aprendizaje”, que es uno de los productos del proyecto “Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias básicas: una experiencia de comunidad de aprendizaje mediada tecnológicamente”. Se debe mantener, consolidar y ampliar redes de aprendizaje como la que se generó con este proyecto, para que, de esta forma, los miembros de la sociedad accedan a los beneficios de los desarrollos científicos y tecnológicos. Esto implica llevar esta clase de proyectos a mayor escala en cuanto a cobertura en el número de colegios, en el mejoramiento de acceso a Internet y en la inclusión de más áreas del conocimiento. 7. Análisis y discusión de resultados 8. Conclusiones generales El proyecto “Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias básicas” ayudó a potenciar la comunidad de aprendizaje bajo el concepto de nosotros. Se dio la oportunidad de que los diferentes actores del proceso educativo: estudiantes, profesores e investigadores, participaran de forma dinámica y colaborativa en la construcción de una comunidad de aprendizaje y compartieran sus resultados y experiencias por medio del portal Colombia Aprende. A la luz de los resultados presentados en el análisis de las encuestas, puede decirse que se esperaba un mayor efecto y participación. A pesar de que sólo el 46% se sintió competente, creemos que para un trabajo inicial es una buena cantidad, si se tienen en cuenta las dificultades logísticas en cuanto a intensidad horaria, falta de buenos laboratorios y de accesibilidad a Internet. El trabajo colaborativo de los actores del proceso educativo, apoyado por los ambientes Simas y Coolmodes, habilita el desarrollo de competencias cognitivas, la metacognición individual, la metacognición social y la consolidación de comunidad. La negociación de metas, estrategias pedagógicas, espacios y tiempos jugó un papel importante en la construcción de la comunidad de aprendizaje bajo el concepto de nosotros. Es claro que la generación de competencias necesita de un arduo trabajo por parte del docente y del estudiante, para lo cual se necesitaría un mayor tiempo de trabajo bajo la tutoría del docente. Esto implicaría un manejo diferente de franjas, intensidades horarias y políticas gubernamentales para darle un papel preponderante a las áreas de las ciencias básicas. Dado que uno de los grandes retos educativos que enfrenta el país es la cobertura con calidad, el proyecto “Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias básicas”, es una gran contribución en el sentido de que se generó una red social alrededor del conocimiento. 224 N ÓMADAS • Los métodos de simulación son de gran importancia en los procesos de aprendizaje de la física y el ambiente digital Coolmodes obliga al alumno a relacionar todos los objetos del sistema bajo un modelo matemático de una forma dinámica. • Hacia la construcción de una comunidad de aprendizaje, la negociación entre los diferentes actores es de fundamental importancia, ya que se tienen que negociar desde tiempos hasta espacios. • El trabajo con Simas actúa como potente organizador de información que, al decir de los estudiantes, “permite relacionar los conocimientos anteriores con nuevos conocimientos y presentarlos de manera estructurada” y “organizar mucha información que de otra manera queda dispersa y es difícil de manejar” (expresión de estudiantes en la feria hipermedial). • Los estudiantes con poca información usan pocas categorías y tienen niveles bajos de profundidad, en contraste con los alumnos avanzados, por lo que las categorías ontológicas sirven de base para hacer observaciones que permitan inferir el nivel cognitivo y metacognitivo de estos. • Los subgrupos de trabajo estuvieron de acuerdo en que sus conocimientos aumentaron en todos los aspectos, sobre todo el aprendizaje de nuevas tecnologías, en particular los ambientes de software utilizados y el manejo de Internet. El trabajo con el programa informático exigía mucha investigación y análisis debido al manejo de conceptos, por lo cual todos los integrantes de la red tuvieron que utilizar herramientas que les permitieran encontrar los significados de los temas correspondientes para interpretarlos y hacer un mejor análisis en cada actividad. NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA • El 94.2% de los 91 participantes están dispuestos a continuar en una experiencia como ésta pues la ven valiosa para el progreso académico, para adquirir nuevos conocimientos, para manejar nuevas tecnologías que son innovadoras y sirven como herramientas didácticas para la enseñanza en todos los niveles educativos, y finalmente crecer en su desarrollo personal, viviendo nuevas experiencias que les pueden servir en el futuro. Por otro lado, el 5.8% de los encuestados argumentan que no participarían en otra experiencia similar, ya que les parece muy monótono o simplemente les parece una pérdida de tiempo. • Con base en una serie de encuestas3 llevadas a cabo a los estudiantes participantes en el proyecto, se estableció entre otras cosas que el 34.7% de ellos prefiere hacer experimentos para encontrar las respuestas a los problemas en lugar de consultar a docentes, expertos o discutir sobre ello, en consecuencia domina la preferencia por actividades discursivas con profesores. Igualmente el 78.5% (72 estudiantes) de las respuestas dadas a las 5 preguntas relacionadas con la utilidad del PC para el futuro, lo presentan como una herramienta que facilita su trabajo estudiantil (fácil de manejar, ayuda a aprender cosas nuevas, etc.), y como un elemento clave para posibles empleos. Finalmente el 46% de los estudiantes se sintieron competentes, satisfechos y habilidosos en el desarrollo de las actividades. • Con la ayuda de Coolmodes y Simas un buen número de estudiantes afianzó los conceptos trabajados, ya que los pudo aplicar a la solución de una situación problémica. El saber hacer en contexto como premisa de la teoría de las competencias se ve reflejado en ello y permite ver la bondad de la alternativa pedagógica presentada. Ya que con Simas el estudiante tiene claridad sobre la forma en que se encadenan o categorizan los conceptos, se vuelve hábil en la búsqueda, selección y organización de la información, afianzando así las tres primeras competencias propuestas. Con Coolmodes el estudiante tiene claridad en las interrelaciones existentes entre las variables que describen un fenómeno físico y logra aplicar y evaluar lo aprendido en la medida en que puede llevar a cabo simulaciones de procesos físicos, con lo cual se afianzan las dos últimas competencias propuestas. Citas 1 Ambiente digital para la representación ontológica hipertextual, desarrollado por el grupo de tecnologías de la información y la comunicación para la educación (Tecnice), dirigido por Luis Facundo Maldonado y conformado por docentes de la Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá (Colombia). 2 Coolmodes (Collaborative Open Learning and Modelling System) es un ambiente digital para la solución colaborativa de problemas, desarrollado por el grupo Colaborative Learning in Intelligent Distributed Environments (Collide) del Institute for Computer Science and Interactive Systems de la Facultad de ingeniería de la Universidad de Duisburg (Alemania) y dirigido por H. Ulrich Hoppe. 3 Las encuestas fueron elaboradas por la investigadora Astrid Wichmann del grupo Collide y traducidas al español de la versión en inglés por Freddy Quevedo del Grupo Temas y Remas. Constan de 17 preguntas, las cuales fueron aplicadas a 91 estudiantes (42 mujeres y 49 hombres) participantes en el proyecto. Bibliografía BELTRÁN, J., 1996, “Estrategias de aprendizaje”, en: J. A. Beltrán et al., Psicología de la Educación, Madrid, Alianza. ________, 2003, “Las TIC: Mitos, promesas y realidades”, en: Congreso sobre la Novedad Pedagógica de Internet, Madrid, Educared. BELTRÁN, J. y L. Pérez, 2003, “Cómo aprender con tecnología”, en: J. M. Patino, J. A. Beltrán y L. F. Pérez (eds.), Cómo aprender con Internet, Madrid, Foro Pedagógico de Internet. DE ZUBIRÍA, J., 1994, Tratado de pedagogía conceptual. “Los modelos pedagógicos”, Bogotá, Fundación Alberto Merani. GARDNER, H., 2002, “Estructuras de la mente. 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E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES N ÓMADAS 225 MARÍA ESTHER GALVIS: Bogotá, 1982. 226 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA La emergencia en el currículo social. La práctica de la ingeniería* [email protected] • PÁGS.: 227-238 Aliex Trujillo García** El presente artículo intenta rehacer un mapa del diseño y el proyecto como intereses de las prácticas de ingeniería y describe una pedagogía del sentido en dos espacios académicos. Pretende arrojar nuevas luces sobre el tipo de sujeto que se configura en los currículos sociales y qué formas tienen las emergencias que en estos se narran. Es un avance también de lo que se ha estado haciendo para pensar la ingeniería desde sus prácticas, reflexionando sobre el saber práctico como las acciones que le dan forma a las políticas y a la política; en los aprendizajes de la ingeniería. Palabras clave: saber práctico, bitátora, metáforas, intuición, propiedades emergentes, currículo social. O artigo tenta reconstruir o plano do desenho e o projeto como interesse das práticas de engenharia e descreve uma pedagogia do sentido, em dois espaços acadêmicos que pertencem a uma série curricular que tenta construir a partir de um enfoque complexo. Procura aportar novas luzes sobre o tipo de sujeito que se configura nos currículos sociais e quais são as formas que apresentam as emergências que nestes se narram. É também um avanço do que se está fazendo para pensar a Engenharia a partir de suas práticas, considerando o saber prático como as ações de lhe dão forma as políticas, nos aprendizagens da engenharia. Palavras-chaves: saber prático, bitácora, metáforas, intuição, propriedades emergentes, currículo social. This article reconstructs a map of designing and projecting as issues of engineering praxis and describes pedagogy of meaning in two academic environments. It intends to enlighten us about the kind and form of the emerging subjects configured and narrated by the new social curricula. It is also an advancement of what is been doing to analyze engineering, taking into account its practices, defining practicsal knowledge as those actions that give form to policies and politics. Finally, it is a way of thinking about engineering learning. Keywords: practical knowledge, binnacle, metaphors, intuition, emergent features, social curriculum. ORIGINAL RECIBIDO: 22-VII-2008 – ACEPTADO: 22-IX-2008 * Este documento es uno de los resultados que dan cuenta del proyecto “Construcción colectiva de los espacios académicos. Práctica de Ingeniería en el currículo de Ingeniería Mecánica”, investigación en curso con profesores y estudiantes del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad Central. * * Ingeniero Mecánico, Magíster en Educación y Desarrollo Humano, CINDEUPN. Profesor de la Universidad Central y de la Universidad Pedagógica Nacional, Bogotá. Investigador del grupo Complexus, Universidad CentralUniversidad Nacional de Colombia. E-mail: [email protected] TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA N ÓMADAS 227 Contexto de enunciación Algo me late y no es mi corazón. Indio Solaris L os intereses de este artículo responden a las tres racionalidades que ya el primer Habermas (1997: 33-47) reconoce, o sea, el interés técnico, el interés práctico y el interés crítico. El interés técnico por las preguntas que se le van haciendo al currículo de Ingeniería Mecánica, preguntas que pretenden arrojar otras luces sobre este dispositivo y su eficiencia en la producción de sentido. El interés práctico presente en otras interpretaciones del dispositivo, donde se reconoce la diversidad cultural e histórica de los sujetos al discurso de la ingeniería, que pasa por ir comprendiendo, a su vez, las prácticas de investigación situada donde cuenta el fortalecimiento de la propuesta académica. Y por último, el interés crítico que visibiliza los conflictos que habitan en el currículo, poniendo el acento en la vigilancia de la exclusión y la inequidad en el acceso a la cultura que supone la formalización institucional de este dispositivo. Estos intereses deberán ser suficientes para dar cuenta de una investigación que se realiza con algunos de los actores en el escenario educativo donde se forman los futuros ingenieros mecánicos. La investigación tuvo un enfoque etnográfico (Vinck, 2003: 26), que privilegia dos técnicas: un grupo de discusión formado por todos los profesores del Departamento de Ingeniería Mecánica1 de la Universidad Central, aprovechando las reuniones semanales del Departamento durante poco más de diez horas distribuidas en bloques de dos a lo largo de cinco semanas de trabajo; y tres sesiones de entrevista abierta con la ingeniera y Magíster en Ingeniería Mecánica, Yolanda Torres2. En estas dos metodologías el tema de reflexión y debate fueron los actuales sentidos que el grupo de docentes ha construido en torno a la práctica de ingeniería. Los resultados obtenidos de la triangulación de la información fueron discutidos por el cuerpo docente y guiaron el diseño de una serie completa de espacios académicos, a partir de un método deductivo que definió un derrotero de actividades y responsables. Los resultados de la investigación permitieron tomar decisiones puntuales que están contribuyendo a la transformación curricular, algunas de las cuales se describirán más adelante, en el presente texto. 228 N ÓMADAS El registro de las sesiones del grupo de discusión se llevó a cabo a través de grabaciones digitales y de la bitácora, instrumento que acompañó al investigador en todo el proceso. Al final de las sesiones del grupo de discusión, los docentes mantuvieron las reuniones para continuar el proceso de ajuste a los espacios académicos; justamente es en estas reuniones en donde se presenta la bitácora como un dispositivo discursivo que permite la transformación de las prácticas de ingeniería. Así, se define implementar el desarrollo de bitácoras en cada una de las prácticas de ingeniería mecánica como un proyecto de escritura colectiva para el relato del diseño y las prácticas en la emergencia social, donde participan los profesores coordinadores y los estudiantes adscritos a los espacios académicos. Para provocar la discusión en el seno del grupo, se presentaron, en un nuevo sentido, los ocho espacios académicos cuya denominación ya estaba incluida en el plan de estudio vigente. Los ocho espacios académicos se denominan Prácticas de Ingeniería Mecánica (PIM), desde ahí se pretendió tensionar el dispositivo curricular para movilizar nuevas formas del saber en esta materia. Los sentidos que se plantearon para las sesiones de trabajo aparecen a continuación e intentan construir una imagen general de los desarrollos que siguen: Sentido global de la Práctica de Ingeniería Mecánica (PIM). Los estudiantes, con la participación de los agentes educativos, construyen su autonomía reconociendo las relaciones que se tejen entre la tecnología y la cultura. Sentido de la PIM I. Los estudiantes, con la participación del profesor, encuentran un espacio académico donde ponen a prueba sus intuiciones. Utilizan el sentido común, documentando las descripciones y expresiones que han formado parte del proceso de diseño. Sentido de la PIM II. Los estudiantes, con la participación del profesor, sistematizan el proceso de diseño registrado en la Práctica de Ingeniería Mecánica I, para construir una metodología y ponerla a prueba para un nuevo diseño. Sentido de la PIM III. Los estudiantes, con la participación de los profesores, ponen a prueba la metodología NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA propia frente a las metodologías del diseño que recoge la literatura especializada más reciente. Sentido de la PIM IV. Los estudiantes, con la participación de los profesores y profesionales de la salud, hacen un levantamiento tecnológico en un sector vulnerable. Este levantamiento tecnológico tendrá su objeto en la rehabilitación de la discapacidad con base en la comunidad. Sentido de la PIM V. Los estudiantes, con la participación de los profesores, instalan un debate sobre las problemáticas energéticas globales y construyen una posición propia sobre algún estudio técnico energético. Se prueban estudios técnicos con combustibles renovables. Sentido de la PIM VI. Los estudiantes, con la participación de profesores, hacen un recorrido histórico por los automatismos. El sesgo es mecánico. Hacen un acercamiento lógico y topológico de la experiencia con estos dispositivos. Sentido de la PIM VII. Los estudiantes, con la participación de los profesores, hacen etnografía industrial en las empresas que visitan. Construyen un conocimiento sobre estas relaciones acercándose a un diseño de las organizaciones industriales. Sentido de la PIM VIII. Los estudiantes, con la participación de profesores, profesionales y empresarios, generan relaciones con el sector productivo y las instituciones de investigación, a partir del diseño de máquinas, dispositivos, planes de mantenimiento y automatización de procesos industriales. La práctica de la ingeniería Una práctica muy extendida en la llamada docencia en ingeniería ha sido el uso especulativo que se le da al libro de texto. Especulativo porque en este uso domina la simetría de la imagen. Los libros de texto que proceden de corporaciones editoriales trasnacionales, llegan a los profesores a través de estrategias de mercadeo donde se les obsequia ejemplares de evaluación con el pretexto de que dicha evaluación sea realizada en las materias que el profesor imparte. El estudiante conminado por el profe- sor va comprando los libros, las corporaciones garantizan de esta forma las ventas. El mecanismo, como se sabe, no ha sido inocuo; gran parte de los espacios académicos universitarios son organizados con las temáticas que estos libros enuncian ya desde su índice. Estas dinámicas son responsables, en parte, de la insistencia de los profesores en la tematización de los contenidos de las materias del currículo. Hasta el momento de esta investigación, las corporaciones editoriales mencionadas no distribuyen libros de texto con los supuestos contenidos de una asignatura que lleve el nombre de Práctica de Ingeniería Mecánica. Esto ha representado un obstáculo para los profesores vinculados con este tipo de espacio curricular. Para los profesores de ingeniería mecánica ha sido una dificultad diseñar un proceso pedagógico donde todo está por enunciar. Se le suma las exigencias de la Facultad cuando define lo que no quiere que sean las prácticas de ingeniería 3 . La dificultad para pensar lo nuevo ha tenido su origen en lo que Giroux llama la dimensión funcionalista en el modelo de la transmisión (Giroux, 2004: 228), una idea-fuerza que supone la práctica escindida de la teoría y reducida a la habilidad de repetir movimientos y conceptos. En el modelo así descrito, la práctica es una “aplicación” de un supuesto corpus disciplinar y profesional. El diseño de nuevos espacios académicos indocumentados en el discurso de la disciplina de la ingeniería, demanda propuestas que tomen distancia de los esteriotipos de pensamiento estático y lineal, precisamente porque aquí se define un pensamiento distante de las formas repetitivas. Lo nuevo demanda pensar una práctica que se ocupe de los asuntos humanos en general y, siendo modificada por la ingeniería, se vaya ocupando en lo específico, de la relación de lo humano con la técnica. Pensar la práctica de ingeniería implica, en la experiencia de la investigación, abordar la técnica en sus problemas performáticos, lo que se hace con lo que se hace. En este orden de asuntos, la práctica de ingeniería no puede separarse de la dimensión política de la práctica, esto es, la participación de los estudiantes en su aprendizaje, la consulta continua y la rendición de los resultados en procesos de socialización inherentes a las propias construcciones en las que se ocupan los sujetos en el dispositivo curricular. El interés práctico de las prácticas de ingeniería se orienta hacia la comprensión de la anticipación, la intuición y la interven- TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA N ÓMADAS 229 ción de los estudiantes en los problemas con los que la ingeniería satisface las relaciones a través de procesos de diseño y fabricación. Las emergencias en un currículo social son visibles en, al menos, tres ámbitos que serán ampliados en este texto: el reconocimiento de los saberes de los estudiantes, de lo que el constructivismo radical llama organización del mundo experiencial del sujeto (Von Glasersfeld, 2001: 37); la participación de los profesores del departamento en el diseño de estos espacios académicos; y la consulta y participación de la comunidad en los espacios de intervención técnica para la rehabilitación. La pregunta por la práctica de ingeniería como emergencia 4 (Morin, 2006: 231) del currículo social ofrece la posibilidad de considerar otro tipo de currículo, un currículo que reconozca que la Universidad es una institución de la cultura y que impone un conocimiento en y sobre la sociedad. Para iluminar esta metáfora, se sugiere la relación con la noción de campo de manera isomorfa, reconociendo unas formas semejantes, las formas del interés, similares en los campos productores de luchas. Esta primera metáfora se estabiliza en la investigación, con la semejanza en las relaciones entre los campos curricular y social. El intercambio entre los campos supone la semejanza en la diferencia que la metáfora problematiza como modelo (Ricoeur, 2001: 317). Esto supone unas reglas de intercambio, unas luchas en el intercambio, unos recursos y una narrativa de las relaciones en juego. Las reglas se encuentran distribuidas en el debate del grupo de discusión, en el empoderamiento del estudiante para el diseño y en la consulta y participación de la comunidad sobre la rehabilitación que aparece en la conversación con la ingeniera Yolanda. Con estas mismas formas se distribuyen los recursos, las luchas y las narrativas. Las narrativas construidas a partir de los registros físicos de las grabaciones y las bitácoras que acompañaron el proceso de aproximación. En el sentido global de las prácticas de ingeniería que se enuncia más arriba, se pueden leer varios elementos que contribuyen a la politización de los conocimientos (Giroux, 2004: 248): 230 N ÓMADAS a. Visibilización de los agentes educativos. El espacio académico no sólo es permeable para interesados: demanda la participación de los sujetos que afectan y son afectados por el problema de la ingeniería. b. La sistematización con la que se construye el sistema, es un registro continuo y participativo. En los espacios académicos están dispuestas las estrategias de registro que garantizan pensar lo que se piensa. c. La autonomía es una emergencia. Es una propiedad que se cualifica con la diversificación y multiplicidad de las referencias culturales. d. La práctica de ingeniería es una metáfora cuya semejanza sucede en las relaciones entre la técnica y la cultura. Es pensada desde el diseño, esto comporta una anticipación de las mutaciones de la metáfora y el uso de estas mutaciones para transformar el estar en el mundo. La participación de los estudiantes en su aprendizaje. El paso de la investigación a la acción pragmática Se encuentran en la discusión con los profesores dos espacios (PIM I y PIM IV) con dinámicas vinculantes y experiencias que podían ser replicadas en el resto de las prácticas de ingeniería en el currículo. En el debate que se hizo en el grupo de discusión, aparecen elementos que son usados para los nuevos diseños de estas asignaturas, es el caso del uso de la intuición como método y de la construcción de problemas en la reformulación de la planeación curricular que más adelante será abordado. En la enunciación misma del sentido de este anterior lugar del currículo, se insiste en la participación de los profesores. Esta función vital de los profesores releva el papel heterónomo, exigiendo un desplazamiento de las relaciones de poder. Ha sido un reto porque en su nueva función, el profesor instala un dispositivo de aprendizaje con unos problemas que disocian las jerarquías. La participación como lugar de lo político le ha restituido al saber práctico su estatus de discurso sobre la acción moral, o sea, alcanzar el bien común y la felicidad de la comunidad (Ferrater, 2004) y viene descu- NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA MARÍA ESTHER GALVIS: Bogotá, 1982. TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA N ÓMADAS 231 MARÍA ESTHER GALVIS: Zurich, Suiza, 1993. 232 N ÓMADAS NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA briendo que el diseño es mucho más que unas fases de actividades en un libro de diseño mecánico. El Oscilador Bípedo Gravitatorio (OBG), el juego en la Práctica de Ingeniería Mecánica I El diseño, como se estaba entendiendo, corrompía su rigor; se le llamaba diseño a unas rutinas perfectamente engranadas que copiaban una realidad tras otra, en un simulacro (Baudrillard, 1984: 47) hasta el infinito. El uso de la intuición retorna oxigenando los predios del diseño después de haber sido expulsada, muy cerca del sentido común. La ciencia la fue haciendo cada vez más común, la intuición degradada se está reivindicando en un enfoque diferente del diseño, retorna y, con ella, aparece el problema, el rigor del problema como dispositivo. La intuición y el problema emergen como construcciones teóricas que sirven de dispositivo para la discusión en el grupo, como categorías conceptuales para analizar, interpretar y discutir los hallazgos del trabajo de investigación. Actualmente, son los presupuestos con los que funciona la nueva Práctica de Ingeniería Mecánica y el acento en el seguimiento del registro consignado en las bitácoras. En este espacio académico se actúa emulando la autonomía de pensar un problema de diseño. Como la intuición es una razón de la autonomía, plantear el problema del diseño pasa por el descubrimiento, pero fundamentalmente por el invento (Delueze, 1987: 12). Inventar el problema del diseño es ir usando la intuición como método. El primer problema de esta serie ha sido determinar si la intuición como método filosófico (expresión) puede ser usada (apropiación) en el diseño (lenguaje) (Trujillo, 2008: 22). El segundo problema es determinar si inventar el problema que Deleuze propone con la intuición como método, favorece el diseño como práctica de ingeniería. La pregunta de cómo ha sido usada la intuición como método no es un problema, porque al estar planteada con una serie suficiente de experiencias ya tiene una solución implícita. Para el bergsonismo esta autonomía recaería en el poder de tomar las decisiones, en construir los problemas propios. La respuesta ya ha sido descrita: en el juego, una combinación de alea y agon5 (Caillois, 1997: 131-146). El juego reúne en una metáfora dimensiones lejanas de la racionalidad, de las racionalidades. El juego es una provocación para usar la intuición como método de diseño. Y cuando le explico aritmética le resulta tan abstracta que de flores y banderas me llena toda la página. [...] y cuentan los que la vieron que en aquella tarde amarga en que no vino el maestro era la que más lloraba. Raúl Ferrer Los juegos se van construyendo en PIM I en su relación con el enunciado, en este caso se relacionan con la oscilación, con la condición de dos apoyos para la estabilidad de la oscilación y la referencia al trabajo de la gravedad para mantener el dispositivo en dichas condiciones, siendo todas estas gramáticas del enunciado. Hay numerosos juegos en la cultura cuyo signo ha sido la oscilación, por ejemplo, los juegos con cuerdas. Rehabilitando estos juegos, enriqueciéndolos con nuevas reglas, el estudiante reconoce el saber práctico de los juegos y participa de la multiplicidad de posibilidades que inauguran en el diseño. Muchos otros juegos comportan equilibrio estático y dinámico, la rayuela, verbigracia. Gran cantidad de ellos, requieren del favor de la gravedad para que unos jugadores puedan sacar ventaja sobre los otros, tal como ocurre con todos los juegos en la red. Además de jugar con el enunciado y precisamente por esto, aparecen las primeras imágenes del futuro dispositivo. Este dispositivo se entiende como una materialidad y lo que se esperaba en ingeniería mecánica se desbordaba en exposiciones de fotografías, cuentos de ciencia-ficción, esculturas, etcétera. La sugerencia de diseño para el trabajo que se hace tiene unos campos intuitivos. El uso de la bitácora (Trujillo y Rojas, 2007: 91) como campo habitual pone el acento en el imperativo cultural del uso (Baudrillard, 2004: 31). La bitácora es el registro de lo que se dice y hace, de lo que se piensa. El profesor que participa del proceso lo hace también con su bitácora donde registra en igualdad de oportunidades y considerando siempre público el acceso a todos los registros que se producen. El registro que se habitúa en el soporte material se usa para el planteamiento del problema de diseño. La bitácora es una palabra-metáfora (Borges, 2001: 37), similar TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA N ÓMADAS 233 al mueble de la rosa de los vientos, donde se depositaban la brújula y el registro de las incidencias de la navegación. Con el diario del navegante, se trazaron los mapas de la expansión geográfica moderna y pudieron regresar a casa los adelantados colonizadores, a iniciar la noción de Occidente. Es el enunciado el que desata la acción. Para un momento puede detener la relación inefable entre discurso y acción, ese remolino de relaciones dinámicas. La insistencia en estas organizaciones de redes de enunciados configura un tipo de subjetividad en un horizonte de sentido. Las derivadas del enunciado, los sujetos que emergen de ahí, son habituales a los desplazamientos epistemológicos periódicos, el uso con imperativo cultural de la bitácora desplaza estas habitaciones. Del enunciado, el sujeto se deriva para satisfacer las relaciones en que se inscribe. Esta derivación maquínica hace emerger un sujeto de la vida, el trabajo y el lenguaje (Foucault, 1984: 245-294); la vida del ingeniero, el trabajo del ingeniero y el lenguaje de la ingeniería. El OBG no es solamente un facto imaginado, no es sólo eso el diseño. Es, por lo menos, una relación en esta derivación de los enunciados, que desata en el pensamiento el problema 6 de la creación. Esta es la ideafuerza de este dispositivo. Un dispositivo que parte de un enunciado, un enunciado-acertijo, un enunciado provocador. Este acertijo provocador moviliza pensar la vida del ingeniero, el trabajo del ingeniero y su lenguaje. El lenguaje del ingeniero, que se construye como discurso con el grupo de profesores del Departamento de Ingeniería Mecánica. El movimiento más amplio cubre el enunciado-acertijo y las discusiones sobre la intuición que se dan en las reuniones con los profesores y viceversa, es decir, cómo usar las emergencias del grupo de discusión para definir estrategias educativas en el salón de clase. Comprender esto es vital para el sentido con que se construye esta narrativa en la investigación y para legitimar el uso de la reunión de Departamento y la entrevista como técnicas e instrumentos de investigación cualitativa. De la discusión sobre la intuición en el grupo de profesores emerge el rescate del texto sobre Bergson que escribe Deleuze (1987: 9). La intuición como método es el problema que se formula en el proceso y en relación con los falsos problemas. Específicamente el falso problema de la instrumentalidad, o sea, que la repetición de movimientos musculares y de una habi- 234 N ÓMADAS lidad para conseguir estos movimientos, es suficiente para el conocimiento de la profesión y la disciplina de la ingeniería. Apartando el falso problema, es posible, con el método de la intuición de Bergson-Deleuze, recoger la discusión en torno a si la intuición es el problema que inicia a los estudiantes en las Prácticas de Ingeniería Mecánica, y si tres semestres más adelante los estudiantes pueden usar estas herramientas en la intervención en la comunidad con las suficientes competencias. Actuando desde el enunciado-acertijo se configura una imaginación, una ampliación en el acceso a la cultura. El OBG demanda, en la instancia más visible que ha rescatado esta indagación, una pregunta por el cuerpo humano, por la fisiología del equilibrio y la estabilidad, por las proporciones de los segmentos, por los mecanismos de articulación, por la actuación de los músculos para restituir el equilibrio y la estabilidad en la marcha. La necesidad de pensar la oscilación bípeda demanda del conocimiento el conocimiento mismo, esta dimensión a donde lleva el pensar. El enunciado desata nuevos intereses para la ingeniería. El interés por la bioingeniería, pero también el interés existente por la danza, por la expresión corporal y por el deporte. La bioingeniería es una línea-fuerza, una línea de poder en el currículo formal que se le presenta al estudiante como un interés explícito de la institución educativa. En el marco de “las Prácticas de Ingeniería Mecánica IV”, se plasma este interés con un espacio de intervención que se fortalece con el convenio de la Secretaría de Salud y que se desarrolla en Vista Hermosa –barrio de Ciudad Bolívar–. Esta práctica hace parte de los ajustes curriculares que permiten definir el problema en torno a las disposiciones de salud en territorios vulnerados, propuesto por el convenio con la Secretaría; por lo tanto, el problema de pensar la práctica de ingeniería se complementa con un nuevo enfoque que recupera el sentido político y social, presente en toda práctica. La observación participativa es parte esencial de la metodología de diseño con el OBG, porque con este mecanismo se consolida el diseño como una emergencia de las disposiciones sociales y enlaza con el futuro trabajo de intervención que se realiza en PIM IV. Las dinámicas de taller en el espacio académico PIM I están soportadas por la idea-fuerza de que la enunciación colectiva de los resultados del diseño configura NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA agenciamientos disponibles en cualquier momento. Con el agenciamiento en construcción, el estudiante interviene en la localidad, en el curso del espacio académico que tiene ese acento, PIM IV, el cual está vinculado directamente con el convenio con la Secretaría de Salud. Convenio que, como se ha dicho, ha estado coordinando la ingeniera Yolanda Torres. El agenciamiento que se logra con la socialización y la consulta de otros saberes, es el que en PIM IV construye un inventario sobre la técnica en el uso de dispositivos biomédicos para la rehabilitación de la discapacidad. La intervención parte de PIM IV, un espacio donde se visibiliza el campo de lo social (Bourdieu y Wacquant, 1995: 6399) y los saberes que sobre el enunciado la comunidad de interés tiene. El enunciado del levantamiento tecnológico está precedido por una observación participativa y por la construcción de una red de enunciados que en la bitácora los estudiantes registran. La relación con el registro configura en los estudiantes una posibilidad para el pensamiento en el estudio de las propias prácticas: pensar cómo se conoce y no sólo un pensar como conocimiento. Pensar como conocimiento le ha dado cierta linealidad a la acción-discurso en la homologación que se enuncia con ese símil. Aquí se ha tratado de comprender la diferencia entre el conocimiento y el pensar, insistiendo en que hacer esta separación analítica es afirmar un sentido discursivo, no sólo porque se trata de una cuestión semántica, sino porque es reconocer que hay movimientos entre el conocimiento y el pensamiento que nos interesan en este estudio. Estos movimientos son los que se inauguran en la PIM I, movimientos hacia otras disciplinas y profesiones. Los movimientos de este tipo oscilan entre las posibilidades de la existencia misma, la relación con la vida, el trabajo y el lenguaje; la relación consigo mismo, con el cuidado de sí (Foucault, 1990: 50). El desplazamiento hacia la fisiología y la filosofía no sólo ha sido un capricho del profesor-investigador, también ha sido una posibilidad de relación con la futura intervención en otros escenarios. El sentido que se ha ido inaugurando hacia el futuro tiene la forma de un devenir donde el futuro actualiza el presente. Son las variables que están en juego en el modelo (Black, 1966: 231), el diseño y el proyecto. El discurso que trata de construir es el de un metadiseño, diseñar el diseño. Esta imagen tiene un uso, el uso que se le ha dado en la investigación sobre las prácticas de ingeniería. Diseñar como se diseña. El diseño sesgado por el proyecto ha declarado los intereses técnicos, pero también los prácticos y los críticos. Con el OBG, con ese enunciado, se moviliza la pregunta por lo otro en relación con lo propio aproximado al conocimiento fisiológico de las geometrías y la mecánica del movimiento, de la gravedad como metáfora de la subjetivación y de una episteme. La visibilización de la semejanza entre estas relaciones, el mapa de la gravedad en las leyes que comandan la mecánica clásica, formando una metáfora con el agenciamiento. Las disposiciones para el aprovechamiento técnico de la gravedad tienen semejanza en sus diferencias. Diferencias porque pertenecen a lenguajes entendidos como distintos, la gravedad y el agenciamiento. El lenguaje de la física se ha ocupado de construir una narrativa sobre esa aceleración y el lenguaje de la filosofía, del deseo que otorga al sujeto un cuerpo enunciativo. El problema como se enuncia se refiere a si una expresión de un lenguaje puede pertenecer al otro. Esta noción de problema, es una noción semiológica que aporta luces sobre cómo ir formulando los problemas con la intuición como método. El OBG es un dispositivo posible que surge del interés por empoderar la creación, reconocer la relación que los estudiantes tienen en la experiencia de diseño y disponer un escenario para trazar las redes de vínculos que posee la cultura. El escenario social tiene formas semejantes con el enfoque etnográfico de las prácticas de ingeniería. Los estudiantes dicen en público haber comprendido cuáles son algunas de las relaciones que favorecen la realización con un posible. La red que se presenta es una red de sentidos, la descripción de esta red se ha llevado a cabo a través de la descripción de los procesos académicos en un currículo que se sabe social. La relación que se encuentra entre estos dos espacios académicos de práctica de ingeniería ha dado pistas para comprender las relaciones que configuran el tipo de sujeto que queremos como educadores, como sujetos visibles de la educación. La consulta y participación de la comunidad en los espacios de intervención técnica para la rehabilitación El otro instrumento etnográfico utilizado para esta indagación fue la entrevista hecha a la ingeniera Yolanda Torres. La escogencia fue determinada por la TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA N ÓMADAS 235 conveniencia de la marginación de la ingeniera del grupo de discusión, y se hizo necesario el correlato de la coordinadora del convenio donde participan activamente los estudiantes que cursan PIM IV. Esta indagación tiene múltiples facetas de las cuales aquí hay espacio para describir sólo algunas. La profesora Yolanda está construyendo su pregunta de investigación para el Doctorado en Ingeniería Biomédica, y las tres conversaciones sobre rehabilitación y ciencias de la complejidad que se sostuvieron, se convirtieron en material de análisis. El foco de atención de estas conversaciones fue el trabajo de bioingeniría que se llevó a cabo en Ciudad Bolívar. Esta intervención fue mediada por un convenio suscrito entre la Universidad Central y la Secretaría de Salud del Distrito Capital. El objeto de la intervención era la discapacidad y el servicio de rehabilitación hospitalaria y comunitaria. Se presentó el trabajo de la profesora Yolanda como una cartografía de la técnica, un trazado de las relaciones tejidas en el territorio, relaciones de comunicación, deseo, poder y saber. Este mapa es usado por la ingeniera para visibilizar las relaciones en la intervención que se pueden satisfacer en la técnica, relaciones que favorezcan la transformación de las condiciones de marginalización presentes por efecto de una exclusión social sistemática. La rehabilitación con base en la comunidad (RBC) interviene el territorio con el convenio e introduce una perturbación que puede desarrollar una respuesta favorable en la transformación de las condiciones de marginalización y heteronomía. La ingeniera Yolanda señaló que trazaba un mapa donde la comunidad recibía los dispositivos diseñados por los estudiantes que hacían efectivo el convenio. El sistema es mirado y dicho con dos categorías: ambiente y colocación. Estas categorías responden al uso de la técnica de rehabilitación para la discapacidad. La colocación es el imperativo técnico de este uso, sus funciones; el ambiente es el imperativo cultural, los signos de las líneas de relación georeferenciadas en el uso de las técnicas de rehabilitación. La pregunta pareciera ser en estos momentos la siguiente ¿Cuáles son las relaciones que hay que satisfacer con la intervención biomédica del territorio para favorecer el tipo de sociedad que queremos? Esta es 236 N ÓMADAS una metáfora que proviene de la comprensión de lo vivo y de los mecanismos autopoiéticos. La pregunta es un desplazamiento de la satisfacción de las necesidades a la satisfacción de las relaciones7 , la pregunta por la satisfacción de las relaciones es una pregunta política. La política entendida como lo hace Hannah Arendt8 (1993: 47), en la forma del zoon politikon, a partir de las relaciones entre los hombres como categoría perteneciente al género de las ciencias políticas. La potencia de esta propuesta está en la afectividad de la intervención. Afectividad que está dada por la red de metáforas que se producen con la rehabilitación y el uso de la técnica. Bajo esta perspectiva, un grado de satisfacción recogido con instrumentos reduccionistas no puede considerar las variables políticas porque estas sólo pueden ser invisibilizadas a través de las relaciones de poder que se tensionan con la intervención del investigador en la comunidad. Es aquí donde adquiere relieve la consulta que se hace en el territorio, el reconocimiento de los sujetos que son afectados por la rehabilitación de la discapacidad en las decisiones para el diseño de dispositivos biomédicos. La participación, la consulta y la rendición transforman las relaciones con la técnica de rehabilitación de forma que se pueda transformar a su vez el uso de la técnica. La discusión se desplaza entre los sistemas asistencialistas que transfieren técnica y los sistemas constructivistas radicales9 (Von Glasersfeld, 2001), que desde la relación con el territorio participan de estas relaciones, reconociendo los saberes y las prácticas en la rehabilitación de la discapacidad. El espacio académico Prácticas de Ingeniería participa de estas relaciones, trazando el territorio de la consulta, el de las relaciones de poder, deseo, saber y comunicación, el de los signos de la cultura en la comunidad intervenida. La cartografía social que los estudiantes configuran con la participación de los interesados en el uso de la técnica para la rehabilitación de la discapacidad, es un material importante para la investigación sobre estos usos. El espacio curricular se relaciona con las emergencias sociales, construyendo un marco de referencia para pensar el territorio interviniéndolo. Esta construcción por emergencia ha comenzado con el desplazamiento de la pregunta sobre la transformación, continúa con la intuición de unas categorías que NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA dinamizan el relato de la investigación, y concluye por reconocer la complejidad y las propias emergencias que no pueden ser visibles sin una continua mirada sobre el territorio. El detenimiento en esta conversación con la ingeniera Yolanda se debe a que se considera vital para comprender la práctica de ingeniería que están haciendo los estudiantes y cómo esta afecta un currículo que tiene la pretensión de estar en construcción social. La emergencia (Rodríguez, 2008: 33) a la que se refiere este texto es una producción del dispositivo hegemónico, una grieta por donde se ordena una disposición nueva, una disposición política que configura a un sujeto político. El estudiante de ingeniería mecánica se configura en una subjetividad que teje, desde la participación, la consulta y la rendición, una posibilidad de intervenir el territorio social y afectar el currículo; intervenir y afectar a su vez al sujeto político que se configura con el dispositivo curricular en la línea de investigación en bioingeniería. ¿Cuál es entonces esta emergencia? La emergencia es una racionalidad crítica donde se visibilizan las formaciones de exclusión e inequidad en los dispositivos de acceso a la técnica, una crítica que afecta el cuerpo curricular, el campo de estas relaciones. La emergencia es el reconocimiento del imperativo cultural en el uso de la técnica, el interés emancipatorio, la metáfora como posibilidad de la semejanza en las relaciones de poder, deseo, saber y comunicación (Trujillo, 2008: 25). La emergencia es ver y decir los currículos que diacrónicamente habitan las relaciones de la Universidad, la investigación y la sociedad. asignatura convencional con temas, no es un taller o un laboratorio, no es una pasantía, no es visita industrial”. 4 Las emergencias son propiedades o cualidades surgidas de la organización de elementos o constituyentes diversos asociados a un todo, no deducibles a partir de las cualidades o propiedades de los constituyentes aislados, e irreductibles a estos constituyentes. Las emergencias no son epifenómenos, ni superestructuras, sino las cualidades superiores surgidas de la complejidad organizadora. Pueden retroactuar sobre los constituyentes confiriéndoles las cualidades del todo. 5 Las combinaciones del alea y del agon son un libre juego de la voluntad a partir de la satisfacción que se siente al vencer una dificultad concebida de manera arbitraria y aceptada por voluntad propia. El agon y el alea, es decir, en este caso, el mérito y el nacimiento, aparecen como elementos primordiales y, por demás, complementarios del juego social. 6 Gran parte de la idea de problema que se presenta aquí es tomada de conversaciones con el profesor Carlos Reynoso, de la Universidad de Buenos Aires, Doctor en Antropológica y unos de los pensadores de la complejidad que más crítico es con la misma. 7 Las necesidades son relaciones de poder y deseo, siempre quedan por fuera las relaciones de comunicación y saber 8 La política nace en el entre-los hombres, por lo tanto completamente fuera del hombre. De ahí que no haya ninguna substancia propiamente política. La política surge en el entre y se establece como relación. 9 El conocimiento no se recibe pasivamente, ni a través de los sentidos, ni por medio de la comunicación, sino que es construido activamente por el sujeto cognoscente. La función de la cognición es adaptativa y sirve a la organización del mundo experiencial del sujeto, no al descubrimiento de una realidad ontológica objetiva. Bibliografía ARENDT, Hannah, 1993, La condición humana, Barcelona, Paidós. ________, 1978, La vida del espíritu: El pensar, la voluntad y el juicio en la filosofía en la política, México, Paidós. Citas 1 2 3 Ingeniero Carlos Gordillo, ingeniero Edwin Gómez, ingeniero Nelson Correa, ingeniero Fernando Mejía, ingeniero Jorge León, ingeniero Rafael Acero, ingeniero Misael Nova, ingeniero Diego Ospina, ingeniero Álvaro Peralta, ingeniera Angélica Ramírez, ingeniero Aliex Trujillo, ingeniero Rubén Llanes, ingeniero Pedro Pérez, ingeniero Hernán Cortés, ingeniero Oswaldo Vergara, ingeniero Alfonso Guevara. ________, 1997, ¿Qué es la política?, Barcelona, Paidós. BAUDRILLARD, Jean, 2004, El sistema de los objetos, Barcelona, Siglo XXI. ________, 1984, Cultura y simulacro, Barcelona, Kairós. 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Es Magíster en Artes Plásticas y Visuales, y estudió fotografía con Crhistian Miloranoff, Arnaud Class, Bruno Jarret, Dennis Briht, Brigitte Langevin, entre otros. Ha sido docente especial en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional y directora del Departamento de Bellas Artes y profesora de audiovisuales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. En 1995 recibió el Premio ILFORD al mejor portafolio en blanco y negro en América Latina. Coleccionan obra suya el Museo Nacional de Colombia, el Museo de Arte Moderno de Bogotá y Casa de las Américas de La Habana, Cuba. Bogotá, 2000. TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA Bogotá, 1985. N ÓMADAS 239