nómadas - CLACSO

Anuncio
6
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
1. Ética y política
en las prácticas
de la investigación
CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO
N ÓMADAS
7
De la nostalgia,
la violencia y la palabra:
tres viñetas etnográficas
sobre el recuerdo
[email protected] • PÁGS.: 8-19
Alejandro Castillejo-Cuéllar*
En este texto se presenta una experiencia de investigación originada en el trabajo con el Centro de Acción Directa
para la Paz y la Memoria y el Instituto para la Justicia y la Reconciliación, ambos en Sudáfrica, mediante una serie de
viñetas etnográficas que permiten adentrarse en la manera como un antiguo excombatiente del Congreso Nacional Africano, en Sudáfrica, reconstituye el sentido del mundo mediante su articulación en el lenguaje. La pregunta que se plantea es
por el espacio que se constituye en esta configuración y los problemas que emergen para el investigador en el intento de
entenderlo.
Palabras clave: recorridos etnográficos, palabra y escritura, espacio-apartheid, memoria, transiciones políticas.
Neste texto apresenta-se uma experiência de pesquisa originada no trabalho feito pelo Centro de Ação Direta para a
Paz e a Memória e pelo Instituto para a Justiça e a Reconciliação, ambos na África do Sul, mediante una série de vinhetas
etnográficas que permitem entrar mais a fundo na maneira como um antigo ex-combatente do Congresso Nacional Africano,
na África do Sul, reconstitui o sentido do mundo mediante sua articulação na linguagem. A pergunta que se da é pelo espaço
que se constitui nesta configuração e os problemas que emergem para o pesquisador o intento de entendê-lo.
Palavras-chaves: percursos etmográficos, palavra e escritura, espaço-apartheid, memória, transições políticas.
This text is about a research experience based on the work with the Direct Action Centre for Peace and Memory and
the Institute for Justice and Reconciliation, placed in South Africa. Through a series of ethnographic vignettes one can learn
the way in which a former African National Congress combatant gives meaning of the world, through language articulation.
The question unfolds on the space constituted in this configuration and the problems the researcher faces when trying to
understand it.
Keywords: ethnographic journeys, word and writing, space-apartheid, memory, political transitions.
ORIGINAL RECIBIDO: 02-IX-2008 – ACEPTADO: 20-IX-2008
*
8
N ÓMADAS
PhD en Antropología de la New Scholl for Social Sciences, New York. Profesor visitante de Zayed University, Dubai (Emiratos Árabes). Profesor Asociado de la Universidad de los Andes, Bogotá (Colombia). Coordinador del
Comite Internacional de Estudios sobre Violencia, Subjetividad y Cultura.
E-mail: [email protected]
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
“Mami, ¿y es que acaso ese
señor [Pol Pot] no tenía mamá?”
Prisión “Toul Sleng” o “S-21”,
Phnom Penh, Cambodia, julio del 2008.
A mi Hija Sarah
Catástrofe1
llegaría hasta nosotros en el idioma
español. La palabra, en consecuencia, habita una cierta ambigüedad de
la que no quiero despojarme.
Este texto aborda la unidad inherente a la idea de catástrofe como
caída y como retorno o epílogo, inten-
mos sometido en la academia (Stanley, 2006). Así, hablar de aquello que
es catastrófico implica pensar aspectos de la experiencia que se “resisten a los conceptos”, en la medida
en que habitan lugares simultáneamente familiares y extraños. Para
realizar este ejercicio quiero concentrarme en la palabra, como
mediación de la experiencia, ya que ella se teje, o
su propia ausencia, con la
idea misma de catástrofe.
La palabra “catástrofe”
habita simultáneamente un
doble lugar. Por un lado, nos
habla de eventos o instancias,
no siempre repentinas, de
destrucción masiva, cósPara ello, este trabajo se
mica, que hunden a la
concentra en las lacónicas
persona en la oscuridad
palabras de Mandla, un anexistencial y metafísica. Sin
tiguo miembro del ala miliembargo, en la antigüedad
tar del Congreso Nacional
clásica, catástrofe era tamAfricano, extraídas de una
bién la parte final de la trapresentación pública de su
gedia, su epílogo, para ser
poema “El vientre” (hacienmás preciso. La música de
do referencia al vientre mala época, por otro lado, nos
terno), una noche fría en
da una clave adicional, aunCiudad del Cabo hacia fique en otro sentido: catásnales del año 2003: “Soy
trofe era entendida como “el
[dice Mandla para descriretorno al punto de descanbir su existencia] un squatter
so y equilibrio axial de la
dentro de un squatter”. El
cuerda de una lira luego de
término inglés squatter es de
haber cesado de vibrar”
por sí difícil de traducir: por
(Comotti, 2006; Martin,
un lado, hace referencia a
1953; Paniagua, 1979). La
los habitantes de barridas
palabra no hacía referencia,
miserables, ocupadas ilegalpues, a la caída del ser humente y diseñadas por el
mano en la oscuridad meapartheid en todo su masitafísica o existencial (que
vo programa de ingeniaría
tantos pensadores tratarían
racial. Simultáneamente, el
de explicar en sus teodiceas
término hace referencia al
seculares), sino lo contrario,
“lugar” ocupado por estos
al retorno del equilibrio, al
“invasores”. “Asentamiento
Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Sobre la mesa.
Museo Nacional de Colombia.
instante en donde el presenilegal”, “invasión”, podrían
te perdido, y en el caso de la música, tando comprender la manera como ser unas posibles traducciones.
el silencio, se recuperan. Sería im- seres humanos específicos, luego de
posible, sin embargo, localizar el mo- destierros y guerras –marcados por
Aquí el sujeto, en tanto locus de
mento epistémico en el que la todo tipo de calamidades–, tratan de experiencia, se confunde o se entrevibración se trasformó, semántica- reconstruir un sentido en el mun- laza con el espacio de la dominación:
mente, en la fuente del caos. Es esa do. Esto con la intención de “extraer de ahí la doble connotación del térvibración en tanto destrucción la que las palabras del exilio” al que las he- mino sujeto (Smith, 1988). Hay en
CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO
N ÓMADAS
9
este verso una cadena que lo lleva
desde la madre, pasando por su cuerpo –por sus contenidos fenomenológicos–, para terminar en el lugar
que los contiene a todos juntos, el
espacio social. La palabra “soy” es
una articulación de la experiencia
que habla de sí mismo en relación
con una comunidad moral más amplia. Es una frase paradójica, sin
duda, donde lo íntimo, el lugar de
la simbiosis con la madre, y lo extraño se confunden, donde el retorno y
la caída se entretejen. ¿Qué quiere
decir entonces retornar al lugar en el
que nunca se ha estado pero que se
reconoce con la intimidad de haberlo
vivido? ¿Cómo se entretejen las palabras y los cuerpos en este retorno?
A la traducibilidad (Steiner,
1998), como problema metodológico,
a los ecos que deja la palabra en su
camino, como señalaría Walter
Benjamin, y a su densidad semántica,
que en estos extractos se encuentra
esparcida en diferentes lugares e
idiomas, dedico las siguientes
viñetas2 .
Primera viñeta:
el color de la piel
como uniforme
En un manual de ciencia policial citado extensamente por el
ministro de la ley y el orden, Adrian
Vlok, durante los años críticos del
apartheid, cuando imperaba el estado total de emergencia en 1988,
se encuentra el siguiente párrafo
que de entrada afianza, como ejercicio cartográfico del Estado, al hombre negro en el orden de lo salvaje,
la fuente de todo terrorismo:
Los bantúes [un término despectivo] son menos civilizados. Entre
10
N ÓMADAS
más primitivas son las personas,
menos son capaces de controlar
sus emociones. A la menor provocación, se tornan violentas. No
pueden distinguir entre los asuntos serios y los menos serios. Son
menos auto-controladas y más
impulsivas (Bell y Buhle, 2001).
Ahora, un extracto de mis notas de campo, en un intento por
darle continuidad histórica al párrafo anterior.
En el verano africano del 2003
tuve la oportunidad de realizar
una larga entrevista con V. J.
Cronje, miembro de la Afrikaner
Broederbond, veterano de la Guerra de Rodesia y ex-oficial de inteligencia militar trasladado al
Cabo durante la crisis de mediados de los años ochenta. Lo conocí en Maun, una pequeña
población de Botsuana, entrada
al Delta del Okavango. Para pescarlo tuve que hacer una reservación en una empresa particular
que ofrecía en Johannesburgo
paquetes turísticos para avezados
viajeros. Varios conocidos me habían confiado que este particular
grupo de administradores turísticos tenía entre sus filas antiguos
soldados del apartheid. Finalmente, una madrugada, partí hacia Botsuana y Zimbabue desde
Johannesburgo para experimentar
“la emoción y la adrenalina de
una aventura en Sudáfrica”. Una
noche, luego de más de diez horas de un incómodo recorrido en
un microbús a lo largo del borde
del Kalahari, en pleno verano,
con una temperatura que alcanzaba los cincuenta grados centígrados, llegamos por fin a un
refugio elegante, casi lujoso: una
hilera de chozas estilizadas, las
mismas que figuran en muchas
tarjetas postales representando el
“África tribal”.
Me pareció sorprendente hasta
qué punto estos personajes, muchos de los cuales –como me enteré después– habían estado
involucrados en operaciones de
contrainsurgencia y guerras fronterizas, “administraban” el circuito de “reservas de animales
salvajes”, la industria que maneja el acceso a “lo salvaje”, a lo
“peligroso” y a la experiencia de
la sabana africana. Al conocerlos, no pude evitar preguntarme
si habría alguna suerte de continuidad histórica y profesional
entre sus vidas “anteriores” en
tanto soldados y sus negocios actuales: cazadores de bestias que
habían cambiado el rifle por la cámara; conexiones no sólo en relación con habilidades específicas
aprendidas a lo largo de los años
en el frente, como la destreza para
sobrevivir o el conocimiento de “lo
salvaje” (incluyendo “los negros”),
sino otras, quizás más sutiles, como
la adicción a la adrenalina.
El encuentro con Cronje estuvo
precedido por conversaciones
que, estimuladas por la monotonía del paisaje semiárido de
Botsuana, se desarrollaron alrededor de narraciones presentadas como historias de despojo,
maltrato físico y frustración de
los blancos en “la nueva Sudáfrica, una letanía de quejas
que escuché en tantas ocasiones: historias de robos, asesinatos
y violaciones, que supuestamente reflejaban la ‘barbarie’ de la
población negra en oposición a
‘la amorosa y pacífica comunidad blanca’”.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
La atmósfera de la conversación
fue calma, casi amistosa, mientras
que el calor del día se atemperaba
y la luna brillaba con las primeras
luces de la noche. Poco a poco,
los guías turísticos que se conocían entre sí se fueron congregando a medida que cobró fuerza la
discusión sobre política con los comerciantes de diamantes. El refugio era un lugar seguro para su
conversación, ya que se trajeron
a colación tópicos prohibidos,
como la situación política de
Zimbabue y la polémica reforma
agraria del presidente Robert
Mugabe. Fue este último tema, la
posibilidad de que Sudáfrica se
convirtiera en Zimbabue, el que
desencadenó la desinhibida interpelación de Cronje: “Escuché que
usted está escribiendo un libro sobre Sudáfrica. Yo tengo algo que
contarle”.
En retrospectiva, el discurso de
Cronje esa noche fue, en una
frase, un recuerdo nostálgico
de la época en que “el salvaje”,
o el “hombre negro”, estaban
política y militarmente reducidos a las “localidades” asignadas por los ingenieros de la
segregación. En su opinión,
uno de los problemas de la
Sudáfrica contemporánea
era el hecho de que “los negros” hubiesen excedido los
territorios ideados originalmente para ellos. Al referirse a “los
negros”, Cronje usaba el despectivo y denigrante término kaffir:
una palabra de origen árabe que
significa “infiel” y que entra al
swahili, lengua transnacional del
África, a través de traficantes
musulmanes de esclavos durante
el siglo XIX. En el mundo islámico no hay peor epíteto que éste.
Fue un vocablo ampliamente usado durante los años del apartheid,
en un tono secularizado aunque
de matices cristianos, pero con un
largo historial de circulación durante los tiempos coloniales a través de las crónicas de viajeros
Peregrino Rive
ra Arce: Recu
erdos de campa
Bon “Libres de
ña (1900),
Ocaña”. Una
carga al machete
Museo Nacion
- Palonegro.
al de Colombia
.
europeos en África. En español
la palabra cafre proviene de kafir.
Con tono casi de pontífice, benevolente y condescendiente, Cronje se identificaba a sí mismo como
un “pensador”. Frases cortas, casi
meditativas, encapsulaban las
ideas de este hombre sobre filosofía racial. Me impactó su carácter
pacífico, siempre haciendo gala
de una paciencia estoica frente a
mis enojosos interrogantes y
comentarios.
Quizá la más perturbadora de todas las declaraciones de Cronje
durante aquella noche –lo recuerdo con una brutal claridad– fue la siguiente:
“usted puede sacar a un
kaffir del bush, pero no puede sacarle el bush al kaffir”.
La frase misma era, en apariencia, un locus clasicus,
dado que todos los que estaban alrededor de la mesa
asintieron con respeto mientras él la repetía varias veces
en afrikáans, como si a fuerza de repetirla estuviera
asegurándose de que ésta perdurara en mi memoria. Difícil
de traducir, sin duda: enunciada en afrikáans, un idioma
cuya base es el holandés y que
se mezcla en los siglos XVII y
XVIII con el malasio y otros idiomas traídos del sur de la India,
Ceilán y el Sudeste Asiático a
través del comercio global de esclavos. La frase se entrelaza con
el swahili a través del árabe y la
palabra kafr. Y la palabra bush, finalmente, proviene del inglés:
matorral, arbusto. Pero en el África del colonialismo británico, bush
tiene una fuerte genealogía que
la emparenta con la penetración
de la civilización, cristalizada en
el cuerpo de los héroes-exploradores, a la feminizada tierra incógnita. Ese lugar de encuentros con
ese otro mundo, de lucha entre la
razón y el caos, es lo que se denomina bush. Los blancos, especialmente aquellos que tuvieron
contacto con la sabana, crecen escuchando historias del bush, de la
CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO
N ÓMADAS
11
misma manera que en otras latitudes circulan historias de fantasmas y espíritus.
en un punto remoto de la granja.
Fue precisamente en este espacio
liminal, donde el león reaccionó
atacando y matando a un antílope.
que el orden natural de las cosas y
las leyes de la naturaleza habían
sido, literalmente, re-establecidas.
Los animales salvajes y las personas pertenecen a dos órdenes separados en la naturaleza y no tiene
sentido mezclarlos, pues tienen
formas de vida diferentes e inalterables: un animal salvaje siempre será un animal
salvaje, imposible de domesticar, que anda suelto, dominando la sabana africana,
viviendo a campo abierto y,
sobre todo, usando la violencia como medio para sobrevivir, para imponerse. La
intención de Cronje era, por
supuesto, explicar lo que a
su parecer era una analogía
evidente entre “el hombre
negro” y “el animal salvaje”.
Al igual que el león, “el
hombre negro” podría crecer y vivir entre “los blancos” y, sin embargo, nunca
sería capaz de dejar atrás las
costumbres del bush porque,
según Cronje, está indeleblemente definido por un
sentido de conexión ancestral, primitiva, desde tiempos inmemoriales, con lo
salvaje, con un salvajismo
que está marcado en su
cuerpo con el color de su piel.
Cronje naturalizó un orden del
mundo en el cual cada criatura
El narrador, de alguna manera
tenía un lugar específico, asignadesilusionado con aquello que
do según una singular cartografía
acababa de ver inesperadamende la diferencia. La frase
encapsula el miedo al inmanejable “salvaje” que habita
en los confines de los espacios humanos. Ilustra su
teoría rememorando una
“experiencia en el bush” ocurrida en su infancia: cuando él era chico, su padre
encontró un cachorro de
león pedido. Al darse cuenta de que el animal había
sido abandonado por su madre, el benevolente padre
decidió llevarlo a la granja y
conservarlo como mascota.
El león creció en cautiverio,
se hizo grande y fuerte y pareció adaptarse, coexistir e
incluso desarrollar cierto tipo
de afecto hacia los seres humanos. Cronje evoca con
nostalgia la reciprocidad de
esos sentimientos. Como
todo niño, él había cimentado una cercanía especial y
una “amistad” con un animal conocido por su fuerza y
su poder. Un día, a varios
metros del límite de la que
Cronje, experto rastreador
Cronje recuerda como “la inde animales que creció esmensa propiedad familiar”, Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Palo-Negro. Croquis cuchando a su padre narrar
de un soldado... muerto al machete. Museo Nacional de Colombia.
pasó una pequeña manada
cuentos del bush, y veterano
de antílopes. De repente, “instintite, un arranque de agresión e inssoldado del apartheid en las guevamente”, el león se agachó, a
tinto asesino por parte de su
rras fronterizas, afirmaba haber
hurtadillas, escondiéndose, mienamada mascota, recordaba este
aprendido sobre “los negros” por
tras observaba e inspeccionaba la
incidente casi como una epifanía,
medio del “conocimiento” direcmanada. Esto sucedió a varios kiuna instancia del despertar de la
to, producto de las batallas entre
lómetros de distancia del principal
conciencia y la claridad, un enla vida y la muerte que encaró en
espacio habitado de la estancia,
cuentro con las verdades perenla sabana salvaje. Fue precisamendonde solía vivir toda la familia,
nes y un momento ritual en el
te esta íntima relación adquirida
12
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
con lo salvaje, este interés por
diseccionar la otredad del Otro,
el que le dio elementos para comprender “la mente negra”. Fuente tanto de desconcierto como de
terror. Como lo establecía sin rodeos el manual de entrenamiento, él estaba convencido que “a la
menor provocación, ellos [los
bantú] recurrirían a la violencia”.
Al igual que un viejo patriarca
sermoneando en un tono seudofilosófico y meditativo, Cronje insistía: “Escuche cuidadosamente,
usted debe escribir esto en su libro, esto es verdad”. Y así lo hice.
Su deseo de exponer “la verdad”
funcionaba como una armadura
contra preguntas inquisitivas. Su
tarea no consistía en legitimar su
visión de la palabra, “la verdad”,
y el orden particular del mundo
que a su parecer había colapsado
durante y después del proceso
político de Sudáfrica, sino en exponerlo, presentarlo, develarlo,
con el fin de iluminar, de sacar de
la ignorancia. Era precisamente el
fracaso del orden, o en otras palabras, el derrumbe de la manera
como se asignan ciertas categorías
de personas a espacios específicos,
lo que él ponía en evidencia. Haber desmontado el orden legal llamado apartheid era ir contra las
leyes naturales. Era debido a esto
que él tenía una visión apocalíptica del futuro: un apartheid a la
inversa, blancos segregados, rodeados por los mismos negros voraces, deseosos de engullir y
atiborrarse con el dinero, la tierra
y la riqueza del país.
La conversación con Cronje evidenció una serie de relaciones entre la asignación de cuerpos a
lugares específicos –particular-
mente los cuerpos negros a las
“localidades”– y el mantenimiento del orden de las cosas y los
usos de la violencia para producir y reforzar fronteras. Esto, parcialmente, explica por qué el
apartheid desplazo millones de
personas a las localidades negras
en un programa de dislocaciones
masivas que los expropiaba de
todo. En el centro de todo esto
estaba la idea de “lo negro” como
“exótico”, como ininteligible,
como encarnación del caos y de
la violencia destructiva. De ahí el
llamado proyecto civilizador del
colonialismo (notas de campo,
cuaderno segundo, 2003).
Cuando Mandla nació a mediados de la década de 1960, había nacido, paradójicamente, en el seno de
este desarraigo. Cuando creció, decidió tomar las armas, primero para
sacar a los blancos de África (su tío
había sido miembro del Congreso
Pan-africanista), pero luego para
buscarse un lugar en un mundo en
el que había sido forzado a convertirse en extraño. En cierta forma, la
lucha de liberación encarnaba la
idea de un retorno. Pero para lograr
este retorno, Mandla tuvo que
exiliarse, esta vez por decisión propia, para luego volver como guerrillero, con el fusil.
Segunda viñeta: exilios
El apartheid fue esencialmente
un régimen de dislocación forzada,
donde la violencia, que no era leída como derrumbe sino como restauración, era la violencia de la
asignación del cuerpo a un espacio
creado por la racionalidad técnica:
el gueto. El “color de la piel como
uniforme” hizo de Sudáfrica un lu-
gar de culturas ininteligibles entre
sí: el relativismo posmoderno hubiera
caído como anillo al dedo: la idea
de autodeterminación cultural, tan
central para movimientos de resistencia en América Latina, constituyó,
junto con la idea de inconmensurabilidad, el sumo conceptual del racismo. Hizo del destierro el hogar de
muchos y del control de lo salvaje y
lo exótico, el presupuesto para la
tortura. Claro, en el marco de una
acelerada expansión capitalista.
Pero ese “exótico” de las décadas
precedentes, en esencia, no había
cambiado. En la Sudáfrica de la
transición, las localidades seguían
siendo el locus del caos: por un lado,
producto de la violencia endémica
luego de centurias de colonialismo,
expresada en el maltrato corporal,
el hambre y el sida; y en segundo
lugar, de la violencia epistémica que
circunscribe ese lugar como lugar de
lo otro. En ese mundo, la guerra de
la liberación, la versión oficial, se
había convertido en artículo de consumo, mientras que sus minucias
existenciales se habían hecho invisibles. Fue a este tercer exilio al que
Mandla vuelve con profunda esperanza para re-comenzar su vida. En
él descubre, contrariamente a lo esperado, relaciones de continuidad
con el pasado en esta nueva entidad llamada la “nueva Sudáfrica”.
Pero lo más aterrador, en un momento dado, era que Mandla había descubierto que había sido expropiado
por el mercado de su propia historia
y de su propia experiencia como parte de la lucha por liberación. Él era
contado por otros: su hogar se había
convertido en un lugar extraño.
Regreso de nuevo a mis notas de
campo:
En una ocasión, mientras tomaba
notas sobre la industria del ocio y
CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO
N ÓMADAS
13
el entretenimiento en Ciudad del
Cabo, me decidí a explorar la ciudad, esta vez, con un operador de
turismo que atendía visitantes extranjeros, en su mayoría europeos.
En mi diario de campo anoté los
muchos silencios del guía; los largos y ambivalentes suspiros que
salpicaban, con previsible monotonía, su idea de la ciudad, de lo
que consideraba digno de mencionar o de hacer invisible y de la
manera en que debían ser reconocidos ciertos rastros y señales en
el espacio social: “Aquí vemos
Table Mountain”, dijo en un obvio
intento por trazar un mapa del
área, “el verdadero centro de la
Ciudad Madre”. Literalmente,
estábamos siendo conducidos por
una serie de itinerarios que eran
una amalgama entre las rutas establecidas por las autoridades turísticas durante los programas de
entrenamiento para estandarizar
el servicio y la versión personal del
guía sobre el significado histórico
y social de tales rutas.
“¿Qué es eso a nuestra izquierda?”,
preguntó un inquisitivo viajero con
un marcado acento alemán. Se
refería a los asentamientos informales y a las localidades que aparecían junto a la autopista a
medida que pasábamos por las Torres de Refrigeración, uno de los
hitos “periféricos” de la ciudad, un
punto tanto de convergencia como
de división en la cartografía racial
de Ciudad del Cabo.
“¡Ah, sí, las localidades segregadas! ¿Muy desafortunadas, no?”,
respondió el guía en tono indiferente y con una rigidez y una
indolencia casi quirúrgicas, evadiendo cualquier comentario que
pudiera conducir a una mezcla
14
N ÓMADAS
potencialmente explosiva de historia y política.
Fue complicado comprender los
matices semánticos de la palabra
“desafortunadas” en ese contexto
particular. Un mar de ambigüedad
la devoró. ¿Era la genealogía del
concepto la que resultaba tan “desafortunada” o era la historia de su
legislada producción en Sudáfrica? ¿O quizás él se refería a las
insoportables condiciones de vida
de los residentes y a la tristeza
arquitectónica de esta masiva estética de la desolación: una interminable masa de chozas, letrinas y
polvo con vista a la carretera? ¿Sentía alguna culpa o era consciente
del hecho de que su favorable posición en la jerarquía social de
Sudáfrica estaba correlacionada –
en intrincadas y complejas formas– con la pobreza extrema de
otras personas? ¿O se refería al hecho de que –a pesar de todo– el
amor, la compasión y la belleza florecen en medio de semejante sufrimiento histórico? Por supuesto,
se me cruzó por la mente que el
guía era de aquellos que opinaban
–como escuché en muchas ocasiones– que el apartheid había sido
una buena idea mal implementada, un experimento que salió
mal. ¿Fue “desafortunado” que no
hubiera funcionado? o ¿podría ser
otro ejemplo de una enunciación
políticamente correcta, una especie de respuesta automática, a la
que son forzados a exhibir los guías
turísticos con el fin de mostrarle al
visitante extranjero que Sudáfrica
está “dejando atrás su pasado”? La
palabra fue arrojada en la conversación para que todos la interpretáramos como quisiéramos, como
un comodín en manos de un jugador de cartas.
“Territorio de pandillas”, dijo enfática e impacientemente, después
de inhalar una larga y casi meditativa bocanada de un chesterfield
light. Luego continuó con una interminable letanía de estadísticas
sobre el crimen en Sudáfrica y una
explicación poco convincente de
los orígenes de esta violencia: no
de los orígenes históricos de este fenómeno (de la colonización o el
apartheid), con los cuales él, como
ciudadano, no hallaba ningún tipo
de conexión; sino de los que suponía los orígenes geográficos, lugares
donde la violencia se multiplicaba
como mosquitos después de una
lluvia tropical. En su opinión,
Soweto, Mitchell’s Plains, Thokoza o cualquier otra localidad del
país eran, simultáneamente, metáforas de la violencia así como su
principio explicativo. La violencia
empezaba allí, fue su veredicto
tácito mientras detuvo su mirada
algunos segundos en ese inagotable océano de pobreza. La frase
“territorio de pandillas” me sonó
como los letreros tipo “prohibido el
paso” que los propietarios blancos
–o las elites de otras latitudes–
cuelgan a la entrada de sus casas
en los barrios opulentos, sólo que –
en esta ocasión– la Ciudad Madre
era “el hogar”, la entidad que abrigaba, el espacio de la seguridad y
el afecto, en tanto que la localidad era el exterior irracional, un
lugar de la guerra, el sida y la violación de niños y bebés. Era el
squatter. Resultó asombroso darse
cuenta cómo las conexiones entre
“negritud”, crimen y espacio eran
aún tan persistentes. La única diferencia era el contenido del discurso.
No hicieron falta más palabras
aquella tarde. Luego, mientras
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
rondaba por el Cabo de Buena Eslos drenajes industriales y la proxiros, techos y puertas): la implacaperanza, en el extremo más ausmidad incestual de los desechos
ble yuxtaposición de una vida hetral de la península que sobresale
humanos).
cha de fragmentos, de huellas de
del continente africano, fue indistintas épocas y diversos lugaevitable que la reflexión se volcaSi la mirada está adiestrada para
res. Sin embrago, si el visitante se
ra sobre la producción social de la
leer entre líneas, puede incluso
aventura a transformar las relainvisibilidad y la ininteligibiliciones de cercanía y distandad. “Territorio de pandillas”
cia con este lugar, al mirar con
es una manera de reactuadetenimiento la esquina de
lizar viejos terrores, lugares a
alguno de estos espacios halos que hace veinte años se
bitados, emerge una serie de
denominaba “zonas de desreliquias: estático cuelga, de
orden” y con los que se asouna pared de plástico, un
cian determinado tipo de
anuncio de la campaña eleccuerpos. De alguna manera,
toral de 1999, en que el Conel guía exiliaba aún más esos
greso Nacional Africano
lugares: una masa infinita de
promete un cambio radical en
zonas de invasión y de áreas
la calidad de vida. Y en otra
informales. Muchas de ellas
esquina veo rastros de la hisno pueden verse desde nintoria: efigies de camaradas
guna autopista. Uno sólo percaídos y asesinados, Chris
cibe la punta del iceberg. Para
Hani y Steve Biko, retratos
verlas hay que calibrar la perde Nelson Mandela, recortes
cepción. Al observar, la mirade periódicos de momentos
da del pasajero es rápida,
icónicos durante la guerra de
superficial, vertiginosa e incaliberación y viejas y borrosas
paz de localizar, discernir,
imágenes de cuerpos de muidentificar claramente, o fijeres desnudas tomadas de
jarse en detalles específicos en
diarios amarillentos y pegadas
este mar de uniformidad via las paredes (notas de camsual. Pocas cosas pueden
po, cuaderno tercero, 2003).
atraer la mirada del viajero a
Aquí abandono el texto
100 kilómetros por hora: el
un instante sólo para anotar
tamaño reducido de las chozas; el imaginado hacinamienque mientras cruzábamos por
to de los espacios habitables;
aquella larga autopista, imála falta de color; el paisaje polgenes de Mandla en su camuche asaltaban mi memoria. El
voriento, grisáceo y sin árbopoder mágico de los objetos y
les, “infestado de grafitis y
el pasado, lo que los lugares
pandillas”, que parece vivir,
como un artefacto habitual en
dicen de aquellos quienes los
Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900),
habitan. Su historia como
un espacio familiar, adyacenRetrato del coronel P. Rivera Arce - Primer jefe del Bon “Libres de Ocaña”.
sujeto político se entrelazaba
te a un caño de desechos (en Tomado en el campamento de La Quebrada. Museo Nacional de Colombia.
con su espacio íntimo, ininCiudad del Cabo, como en
teligible desde la mediación del guía
otros lugares, la “pobreza” –como
percatarse de “extraños” materiauna experiencia sensible del munles de construcción, como cajas
turístico. En ese contexto específico,
los procesos históricos globales no se
do– ha sido frecuentemente asode cartón, trozos de madera, plásconectaban con los personales, con
ciada con la suciedad de las aguas
tico y trapos (todos sirviendo al
el sujeto como agente histórico. Unos
residuales, los peligros químicos de
simultáneo propósito de ser mu-
CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO
N ÓMADAS
15
años dentro la transición, cuando la
idea de la lucha anti-apartheid se
había ya tornado en mercancía, la industria del turismo había expropiado
a Mandla de sí mismo, incluso de su
propia voz, de su propio dolor para
reducirlo nuevamente al orden de lo
exótico.
Ahora sí, concluyo esta parte de
la narración.
Después de un rato, de lejos –desde
el asiento del conductor y desde el
mundo para el que sirve de intermediario, desde los suburbios del
sur, donde apretadas pinceladas
de luz crepuscular se esconden
detrás del bosque– las barriadas
se tornan familiares y naturales
y, sin embargo, tan alejadas,
como un estante oxidado en el
rincón olvidado de una sala de
visitas. De alguna forma, y a pesar de su magnitud, las localidades, su historia, se han vuelto
invisibles (notas de campo, cuaderno tercero, 2003).
Tercera viñeta: la
localización del dolor
Al volver al país a comienzos de
los años noventa, Mandla se encontró con otro mundo, con un país
ebrio de expectativas ante las transformaciones por venir. Creyeron, por
ejemplo, que hacer filas frente a las
cabinas de votación cada cinco años
traería justicia social, incluso riqueza a la basta mayoría miserable. Conocí historias de mujeres que habían
renunciado a su trabajo como
empleadas domésticas ante las promesas de empleo que Mandela
anunciaba en las propagandas políticas televisivas. Y al comienzo fue
así, sin duda, un cambio dramático
16
N ÓMADAS
que llevó a una sociedad de la oscuridad del racismo a la posibilidad
del presente. La visión del mundo
que Cronje habitaba parecía estar
desterrada. De un momento a otro,
Sudáfrica se había convertido en el
centro del mundo. Y en ese momento, Mandla fue recibido como héroe
por su familia cercana. Pero esa narrativa de la nueva Sudáfrica tiene
sus múltiples clivajes, donde la imagen especular y pulimentada de la
transición se craquela como cuadro
renacentista ante la mirada cercana e intimista. Mandla era la fisura
dentro de la nueva nación. Para finales de la década, muchos antiguos
combatientes habían sido abandonados o relegados a la desolación de
la pobreza y el trauma de la tortura:
recuerdo con pavor las historias de
choques eléctricos en el ano y de
confinamiento solitario sin fin que
Nkhule solía contarme, una y otra
vez, voz en cuello, cuando violábamos la etiqueta racial en algunos de
los restaurantes más exclusivos de la
ciudad, como tratando de gritar, en
medio de la indiferencia, “miren lo
que los Boers [los nacionalistas] me
han hecho”. Hace poco murió de
cáncer del sistema intestinal y el
estómago, resentido con la vida. Él
comenzó a morir hace más de quince años, en la celda. Aquí lo recuerdo con mucho afecto. A los ojos de
muchos, las localidades seguían
siendo ese impenetrable mundo de
lo otro, donde la violencia y el sida
se replicaba como la metástasis en
el cuerpo ya sin destino. Con un
agravante para jóvenes como Mandla: su historia política, su experiencia como soldado, como parte de un
proceso global, había sido absorbida, esfumada en medio de la neblina, por la historia oficial de la lucha
de liberación: y no hay peor cosa que
ser sustraído de la propia historia,
por más fragmentada y fantasmal
que sea. La transición, el retorno,
le trajo otro exilio, el de su voz, el
de su experiencia. Es precisamente
en la institucionalización de esta
historia y de los sacrificios hechos
por algunos, donde se crean vacíos;
vacíos que sólo pueden ser llenados
desde las comunidades de base. En
este punto, continuo con mis notas
de campo, en sus entradas del mes
de diciembre del año 2003:
[P]ara confrontar el silencio social, Mandla solía, junto con otros
antiguos guerrilleros, llevar visitantes a los lugares que lo vieron
nacer y combatir. A esta práctica
le llamé, en su momento, “memorialización peripatética”: una forma incorporada del pasado, en
donde Mandla se convertía en un
“guía testimonial”, donde las palabras se amalgaman con el espacio , y a través del cuerpo, en un
intento por reconocerlo, por reconocerse, por llamarle “hogar”. El
objetivo principal era pues leer el
paisaje urbano, localizar entre los
intersticios de su organización las
claves de un pasado que aún convive con el presente. Él hablaba
extensamente de las autopistas,
los lotes baldíos, las líneas férreas,
como mojones espaciales, como
fronteras perfectamente establecidas por la ingeniería racial. Su
visión del presente invitaba a ampliar el marco de referencia de la
ciudad, de tal manera que las distinciones artificiales entre grupos
humanos se veían íntimamente
relacionadas a través de un sistema que se encargó de distribuir la
pobreza.
Durante el recorrido, Mandla
hace una parada importante: en
el lugar donde el 15 de Octubre
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
de 1985 varios jóvenes fueron asesinados por la policía. En ese punto, su narración se convierte en
un espacio testimonial y en un
lugar de apropiación del pasado
como parte integral del sujeto. En
la voz de Mandla, una voz que ha
requerido años para leerse y reconocerse a sí misma dentro de este
territorio, la narrativa histórica es la narrativa de la primera persona. En este punto
de la geografía del tiempo
emerge, en letras amarillas
evanescentes, un grafiti que
testarudamente se ha amarrado a esa pared por varios
años: “recuerda la masacre
del caballo de Troya”, se lee,
mientras el guía testimoniante hace referencia al papel de
las protestas populares de las
que fue parte, para contextualizar lo sucedido en esta
esquina.
Un conocimiento profundo de
estos procesos, de sus alcances y limitaciones, complementan su narración. Sin
embargo, lo más importante
en este momento es la relación que él establece con el
pasado, como parte del proceso histórico “revolucionario”.
En este momento, la saga heroica se extiende, para bien o
para mal, más allá de los confines de los sacrificios realizados por Nelson Mandela y los
líderes del Congreso Nacional
Africano. Pero a medida que esto
sucede, paradójicamente, la misma narración histórica se fragmenta, se hace más compleja y, por
supuesto, menos canónica. Y es en
estos planos de clivaje donde adquiere un valor particular, ya que
el sujeto enfrenta sus propias con-
tradicciones y asume responsabilidad de sus actos, un acto de dignidad personal y valor: “en ese
momento, yo no sólo estaba dispuesto a dar mi vida por la causa,
sino a matar por ella”. Era evidente que esa no era la historia de
verdaderos torturadores, desde
Cambodia hasta Colombia, que se
autoproclaman “víctimas”, en un
verdadero “acto de escapismo”, en
todo el sentido Haudini del término, para deslizarse sospechosamente en el tobogán de la llamada
transición y su economía política.
de un faro: para hallar claridad y
sentido de continuidad y pertenencia, el sujeto moldea la historia, centrándose él mismo en ella,
en parte ampliándola. En este
punto, la historia canónica se
diversifica, extendiéndola, haciéndola más compleja, incluso
más contradictoria. En este contexto, el ejercicio de la enunciación en el lenguaje, de la
cristalización de la palabra, es
vital: paradójicamente, no
hay voz propia si no es en
compañía de otros; así como
no habría ni creatividad ni
independencia sino hubiera
una comunidad de diálogo.
La interacción que el visitante tiene es con las palabras y
las vidas de quienes las articulan. En este sentido, el trasegar esos lugares –metafóricos
y literales– es un ejercicio que
requiere de paciencia, ya que
demanda concentración, y
sobre todo, intención de comprender. En esto instante de
palabras nómadas y de empatías pasajeras, es cuando
Mandla surge del anonimato
histórico convirtiéndose en un
actor del proceso histórico a
través del acto mismo de
recordar, de caminar. Su
testimonio, una modalidad de
articular de la experiencia y
la verdad, no es extraído –recordemos que la antropología
es un disciplina extractiva–, sino
que es la base sobre la que se fundamenta todo este encuentro pedagógico, esta fenomenología del
otro, en lo peripatético. Aquí la
palabra es el evento en tanto tal.
Desde esta y otras esquinas se divisa el recuerdo como cuando el
océano se observa desde la punta
En estos encuentros no hay interés en diseccionar la alteridad del
otro. El universo discursivo que
Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Vigilando un
prisionero... Museo Nacional de Colombia.
CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO
N ÓMADAS
17
Mandla construye sencillamente
tiene en el escucha, un testigo de
segundo orden, un efecto desfamiliarizador, incluso perturbador.
Quien escucha está forzado de alguna manera a interpelar, incluso
en silencio, lo que él dice. Un
desencuentro en ese instante,
una mirada de indiferencia técnica y lo único que emerge es el
fracaso, quizás mi fracaso, para
entender el dolor de otros. Es por
eso que en ese ámbito, en el universo que se construye por unas
cuantas horas, la relación entre el
escucha y el testimoniante es íntima. Mandla, no sólo le abre la
puerta al otro para que indague,
ya que él es quien se convierte en
el hilo conductor del recorrido por
el espacio urbano, sino que lo hace
partícipe de este retorno. En este
sentido, el espacio de interacción
e interlocución se hace más denso en la medida que lo lleva del
espacio a la experiencia (notas de
campo, cuaderno tercero, 2003).
La combinación de estos diferentes registros de la experiencia
con los que “el escucha” interactúa
en relación con los territorios que
recorre, tiene el efecto de crear un
espacio de interlocución dinámica,
de relativa intimidad, de cercanía
cognitiva, o lo que llamo “re-calibración”: un momento de reconocimiento histórico que permite que “la
mirada” y el orden del mundo
perceptual sobre el que descansa,
logre encontrar “lo mismo” en lo que
aparentemente es “lo otro”, uno de
los rostros, como escribió Freud, de
lo unheimlich: la palabra, hecha “corpórea” en el ejercicio de deambular
y re-habitar, en eternos instantes, los
espacios familiares y a la vez ajenos,
se convierte, al mismo tiempo, en un
lugar de lo pedagógico, como lo ge-
18
N ÓMADAS
nuinamente antropológico, donde
“el 'otro’ (como dijera el filósofo
Levinas) es un destello de posibilidades”. Con esto, Mandla trata de
desterrar y deconstruir a Cronje, en
su elemental patetismo, para poder
volver él mismo. Estos “itinerarios de
sentido”, como les denominé en un
momento crucial de pérdida existencial durante los años de trabajo
de campo, y haciendo referencia a
la textura semántica y a la genealogía de la frase, plantean, por un lado,
el problema de los recorridos que los
seres humanos realizan para articular sentido en el mundo de cara a la
calamidad y a la catástrofe. Itinerarios que emergen como articuladores
entre el pasado y el presente,
moldeándose mutuamente y configurando una gramática de la experiencia en el que el “sacrificio”, el
“dolor”, el “reconocimiento histórico” y el “retorno como posibilidad”
negocian –en el ámbito de lo social–
el significado de la vida en general.
En Sudáfrica, como en otros lugares, el futuro se habla en el idioma
del pasado. De ahí la nostalgia, una
de las formas como nos relacionamos
con la ausencia.
Por otro lado, hay varias direccionalidades en estos itinerarios. No
solamente geográficas, en la medida en que el recorrido nos lleva de
un lugar a otro en la ciudad, de los
suburbios a los guetos, a través de
una paulatina inmersión histórica,
sino que, por razones generacionales
(Mandla tenía quince años cuando
fue guerrillero), es un trasegar por
una época: la década del ochenta,
los “años difíciles” y “oscuros”, a los
cuales no todos sobrevivieron. Caminar esa década es como ver desde la entrada la profundidad oscura
y silenciosa de la celda donde se
recluyó al individuo en el universo
del confinamiento solitario. Desde
la luz, la oscuridad se hace más oscura, más intensa, confundiéndose
incluso con la ceguera, o quizás, viceversa. Sin embargo, desde esta
encrucijada se vislumbran tenuemente los pasos que nos han traído
hasta aquí, hasta este punto de no
retorno, crítico, en el sentido clásico del término. Estos itinerarios son,
en alguna medida, fragmentos de esa
teleología personal que busca reconstituir lo disperso, lo fracturado, lo desplazado. Pero, entonces, ¿no es la vida,
desde cierto punto de vista, una sucesión de puntos de no retorno que
disfrazamos con los ornamentos de la
certidumbre y el mito del eterno regreso, devorando incluso, y sin querer, nuestras propias entrañas?
Finalmente, estos itinerarios
involucran también, y fundamentalmente, la integralidad de los sentidos. Mandla recorre y menciona
los lugares y las personas donde
habita el dolor, y las experiencias
visuales, táctiles y olfativas asociadas con estos espacios. Sin embargo, esta sensorialidad, la experiencia
de lo que denominamos las cualidades de lo bello o lo grotesco, de
lo agradable y lo repugnante, por
ejemplo, emergen no de una experiencia trascendental sino de la
economía política de dicha experiencia, una experiencia situada
entre la contingencia y el determinismo del poder, entre la dominación cotidiana y las posibilidades de
la resistencia.
Epílogo
Cuando Mandla se sentaba a
vislumbrar el recorrido de alguno de
aquellos días, en una tienda donde
la dueña lo conocía desde la infan-
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
cia, parecía percibirse –entre ráfagas de aire tibio, silencio y cielo
terrenalmente azul– que la lira había por fin dejado de vibrar, que había vuelto “al punto de equilibrio
axial”. Sin embargo, la última vez
que supe de él me contaron que estaba en la cárcel, debido a un problema que tuvo con una pistola. No
era claro si era por no reportarla
durante el periodo de desmovilización (siendo encontrada en su
poder por la policía en alguna redada callejera), o si, por el contrario,
la había usado contra alguien: finalmente la guerra arrastra enemigos
hasta la tumba, cuando sus efluvios
y emanaciones nos hacen indefectiblemente habitantes del mundo de
los muertos.
En todo caso, en ese instante,
pensé en el carácter histórico de algunas calamidades y las condiciones materiales que las determinan,
en la manera en que algunas personas son forzadas a habitar exilios
una y otra vez, como cuando, recordando el poema de Mandla, se
está extraviado en medio de la intimidad de lo familiar o se siente
augusto en la interminable extrañeza del mundo (Royle, 2003). Me
pregunté entonces, ¿es a esta imposibilidad de reconciliar estos
mundos, a su conciencia, lo que
llamamos “retorno”? Y ¿no es la
“nostalgia”, una manera de relacionarnos con la ausencia, el lugar
histórico de esa imposibilidad?3
memoria y violencia en el contexto de
organizaciones de sobrevivientes y
excombatientes del Congreso Nacional
Africano en Sudáfrica. Estoy en deuda
con el Solomon Asch Center for
Ethnopolicical Conflict, la Fundación
Mellon, la New School for Social
Research, la Fundación Wenner-Gren,
la British Academy y la University of
London, la Comisión Fulbright, el Direct
Action Center for Peace and Memory y
el Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la Técnica, por su
ayuda financiera en momentos cruciales
de esta investigación.
2
3
Bibliografía
CASTILLEJO-CUÉLLAR, Alejandro, 2003,
“Notas de Campo, Botsuana”, en: cuaderno segundo, inédito.
________, 2003, “Notas de Campo, Ciudad
del Cabo”, en: cuaderno tercero, inédito.
________, 2007, “The Courage of Despair.
Fragments of an Intellectual Project”, en:
Roy Eidelson (ed.), Peacemakers 101:
Confronting Careers with Conflict, Philadelphia, University of Pennsylvania Press.
Algunos de estos conceptos los he desarrollado en los siguientes textos: Los archivos del dolor: ensayos sobre la violencia
y el recuerdo colectivo en la Sudáfrica contemporánea, Bogotá, Universidad de los
Andes, 2008 (en prensa); “The Courage
of Despair. Fragments of an Intellectual
Project”, en: Roy Eidelson (ed), Peacemakers 101: Confronting Careers with
Conflict, Philadelphia: University of
Pennsylvania Press, pp. 231-331, 2007;
“Knowledge, Experience and South
Africa’s Scenarios of Forgiveness”, en:
Radical History Review No. 97, winter,
pp. 1-32; “Unraveling Silence: Violence,
Memory and the Limits of Anthropology’s Craft”, en: Dialectical Anthropology, No. 29, pp. 1-22.
________, 2008, Los archivos del dolor: ensayos
sobre la violencia y el recuerdo colectivo en
la Sudáfrica contemporánea, Bogotá, Universidad de los Andes, (en prensa).
Sobre el tema de la ambivalencia de la
idea de retorno puede consultarse a
Stanley Rosen, The Elusivness of the
Ordinary: Studies in the Possibility of
Philosophy, New Heaven y Londres, Yale
University Press, 2002; Philip Hodgkiss,
The Making of the Modern Mind: The
Surfacing of Consciousness in Social
Thought, Londres y Nueva York, The
Athlone Press, 2001.
COMOTTI, Giovanni, 1999, La música en
la cultura griega y romana, Madrid, Turner
Libros.
________, “Knowledge, Experience and
South Africa’s Scenarios of Forgiveness”,
en: Radical History Review, No. 97,
winter.
________, “Unraveling Silence: Violence,
Memory and the Limits of Anthropology’s Craft”, en: Dialectical Anthropology, No. 29.
CAVELL, Stanley, 2006, “The Wittgenstienian Event”, en: Alice Crary and
Sanford Sheih (eds.), Reading Cavell,
Londres/Nueva York, Routledge.
HODGKISS, Philip, 2001, The Making of the
Modern Mind: The Surfacing of Consciousness in Social Thought, Londres/Nueva
York, The Athlone Press.
MARTIN, Emile, 1953, Trois Documents de
Musique Grecque: Transcriptions Commentées de Deuxième Hymne Delphique à
Apollon, Épitaphe de Sikilos (II s. après J.
C.) et Fragment d’un Chœur d’Euripide.
Études et Commentaires, París, Librairie C.
Klincksieck.
PANIAGUA, Gregorio, 1979, Notas para
Musique de la Grèce Antique, Atrium
Musicae, Madrid, Arles/Armonía Mundi.
ROYLE, Nicholas, 2003, The Uncanny,
Manchester, Manchester University Press.
Citas
1
Todos los extractos aquí presentados son
extraídos de mis diarios de campo y entrevistas realizadas entre el 2001 y el 2004
en Sudáfrica y Botsuana. Hacen parte de
una investigación más amplia sobre
SMITH, Paul, 1988, “Discerning the
Subject”, en: Theory and History of
Literature, Vol. 55, Minneapolis, University of Minnesota Press.
STEINER, George, 1988, After Babel: Aspects
of Language and Translation, Oxford,
Oxford University Press.
CASTILLEJO-CUÉLLAR, A.: DE LA NOSTALGIA, LA VIOLENCIA Y LA PALABRA: TRES VIÑETAS ETNOGRÁFICAS SOBRE EL RECUERDO
N ÓMADAS
19
El investigador
ante lo indecible
y lo inenarrable
(una ética de la escucha)*
[email protected] • PÁGS.: 20-33
Juan Pablo Aranguren Romero**
El artículo desarrolla un análisis acerca de las cuestiones ético-metodológicas que subyacen a la investigación en
ciencias sociales en torno a situaciones límite que han degradado y atentado contra la dignidad humana. Sitúa una serie de
consideraciones teóricas en torno a la escucha, el silencio, la rememoración y la posibilidad de resignificación de los hechos
de violencia, a partir de una deconstrucción de la noción de entrevista, de una puesta en tensión de los lugares de poder que
guían el conocimiento social y del reconocimiento del lugar político del investigador.
Palabras clave: violencia, sufrimiento, ética en la investigación, lenguaje.
O artigo desenvolve uma análise sobre as questões éticas metodológicas que subjazem à pesquisa em ciências sociais
em torno de situações de limite que tem degradado e atentado contra a dignidade humana. Situa uma série de considerações
teóricas em torno da escuta, do silêncio, da rememoração e da possibilidade de resignificação dos acontecimentos de
violência, a partir de uma desconstrução da noção de entrevista, dos lugares de poder tensionados que guiam o conhecimento
social e de reconhecimento do lugar político do pesquisador.
Palavras-chaves: violência, sofrimento, ética na pesquisa, linguagem.
This article analyses the underlying ethical-methodological questions in social sciences investigation, specifically around
some extreme situations that have diminished human dignity. It states some theoretical considerations about listening, silence,
memory and the change of meaning of violence acts, starting from a deconstruction of the interview notion, a questioning to the
power positions which are leading social knowledge, and the acknowledgement of the researcher political posture.
Keywords: violence, suffering, ethics in investigation, language.
ORIGINAL RECIBIDO: 21-VII-2008 – ACEPTADO: 09-IX-2008
*
El artículo hace parte de la propuesta metodológica de mi tesis doctoral:
“Inscripciones significantes de la violencia en el cuerpo: tortura, subjetividad y memoria en el contexto de violencia política en Colombia (1977 –
1985)”, la cual realizo gracias a una beca del Consejo Nacional de Investigación, Ciencia y Tecnología (Conicet).
* * Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia e Historiador de la Universidad Javeriana. Candidato a Doctor en Ciencias Sociales de la FLACSO–
Argentina y becario del Conicet. E-mail: [email protected]
20
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Introducción
Una palabra sin presencia no logra ningún
efecto concreto ante el oyente sin rostro.
David Le Breton
E
nfrentado al terreno
ignoto de descifrar el horror
con una suerte de valentía
y arrojo, dispuesto a entrever el padecimiento con la
prudente distancia de un
supuesto objetivismo, de una
asepsia metodológica, de
una congruencia conceptual; curtido en la indagación
de experiencias que bordean
los límites de la humanidad,
de algunas franqueadas por la
ignominia y la crueldad, y de
otras que sólo lo son en una
pequeña medida; cargado de
trizas de afecto, de trozos de
sufrimiento, de agonías e
impunidades, fragmentos de
narraciones incipientes, silencios y silenciamientos, huecos
y vacíos de una memoria caprichosa, de un lenguaje insuficiente. Enfrentado así.
tiva diluida en menor o mayor grado
en los regímenes del discurso científico; del otro, la ruptura de las
condiciones de posibilidad de la comprensión de hechos de degradación
y muerte, la necesidad de hablar, la
urgencia de ser escuchado, la emer-
perspectiva ética y re-descubra su
lugar político, es decir, cuando el investigador ha sido sacudido por la
indecibilidad de lo siniestro1 . Confrontado con el silencio del “testimoniante”, enfrentado a las rupturas
de las disposiciones mismas de lo
narrable, el investigador
también empieza a ser invadido por el dolor de los demás. Tendrá que pensar en
cómo describir con pudor y
dignidad los actos que han
degradado y humillado a miles de personas, porque habrá podido entrever que las
narraciones del otro, con sus
silencios, sus huecos y sus
vacíos, irrumpen también en
la conciencia ética de quien
los escucha.
Esta escucha que se
des-centra y se re-sitúa, no
podrá ser más una reflexión
crítica surgida de la revisión de la investigación
acabada, sino un punto de
partida, una condición de
posibilidad del encuentro
con el/la otro/a. Tampoco
seguirá siendo una suerte
de “toma de conciencia”
Situar la pregunta de indel investigador quien, tras
vestigación en torno a las
un giro retórico, descubriformas subjetivas de remería su lugar ético y político,
moración de experiencias de
sino la gestión abierta y dedolor y sufrimiento, supone
liberante de dicho lugar,
que el investigador se encapaz de confrontar los efecPeregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), General Cruz.
frente a la fractura del lentos de poder y verdad de un
Museo Nacional de Colombia.
guaje, a la ruptura de las
cientificisismo que sostiene
disposiciones del enunciado, a inten- gencia del silencio para preservar la los estatutos de lo universal a través
tos fallidos por gestionar lo indecible, intimidad o el anonimato, el hueco, de exclusiones y silenciamientos. No
a todo eso que de incomunicable tie- el vacío, el mismo dolor. La pregun- será más, el grupo de lecciones
ne el horror. Este enfrentamiento pone, ta, por lo tanto, no puede abrirse aprendidas, ni el despertar epistemode un lado, al investigador con sus camino en el trasegar de una inves- lógico a una evidencia empírica.
marcos de interpretación, sus nece- tigación en ciencias sociales sin an- Será más bien un descentramiento
sidades de indagación, sus urgencias tes haberse considerado la necesidad de dicha episteme, surgido desde la
de producción académica y su narra- de que el investigador re-sitúe su base de la investigación misma, des-
ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA)
N ÓMADAS
21
de los postulados que sostienen el
quehacer del investigador, condición que obliga a partir desde otras
metodologías.
ta a situar la necesidad de reconocer los rasgos de subjetivad del devenir histórico. Este “enfoque
biográfico” ha dado pie a diferentes
indagaciones sobre la identidad,
que han tomado como referencia
aquellas situaciones que ponen a los
individuos en situación de ruptura
con su mundo habitual. Sin embargo, este escenario de investigaciones sobre la identidad en situaciones
límite ha planteado que son estas
condiciones de ruptura las que, justamente, les impediría a las víctimas
dar cuenta de su experiencia (Pollak,
porque quien testimonia no puede
hacerlo en representación de los que
no sobrevivieron. Enfrenta, por el
contrario, la desesperación para dar
cuenta de ello, tal como lo narra
Primo Levi al hacer referencia a los
hundidos y los salvados en el caso
del exterminio judío (Levi, 2005), o
como lo expresa Catela cuando habla de los ex detenidos-desaparecidos en Argentina:
Intento proponer en este artículo2
algunas consideraciones metodológicas para un abordaje de situaciones
límite vinculadas con el testimonio
de personas que han padecido experiencias de dolor y sufrimiento en contextos de violencia política. Recurro
Ellos cargan sobre sus espaldas el
para ello, en la primera parte, a la
discusión sobre las condiciones de
hecho de haber “sobrevivido”, estigma que moviliza ideas ambiguas
enunciabilidad de tales testimonios,
reflexionando sobre
sobre la “suerte” o
la sospecha de “por
la relación entre las
formas de “acceso” al
algo será”. Están
vivos para relatar
pasado y los estatutos
aquello de lo cual
de verdad, así como
sobre los silencios y
“es mejor no hablar”: por un lado
silenciamientos que
subyacen a estas exla lucha armada y
periencias. En la sela militancia de los
gunda parte, discuto
setenta, por otro,
sobre los límites que
las aberraciones
traza la indecibilidad
de la tortura, la
de estos hechos, en
deshumanización
virtud de las fractude los centros clanras del lenguaje y de
destinos de detenPeregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Un abanderado mal herido.
Museo Nacional de Colombia.
las condiciones étición, las respuestas
cas, sociales y polítiindividuales ante
cas de quien testimonia y de quien 2006: 55). Los límites de posibilidad
una situación límite (Catela, 2000:
escucha. Así, en la parte final pro- y de enunciabilidad estarían dados,
73-74)
pongo un esbozo para construir una por lo tanto, por esta situación de
ética de la escucha que convoque la quiebre y, en consecuencia, en los
En segundo lugar, y justamente
experiencia corporal en tanto reso- diferentes enunciados y narraciones, por lo dicho hasta aquí, porque no
nancia del(os) sentido(s).
testimonios escritos, biografías e his- es la selección del investigador la
torias de vida u otras situaciones en que ha de determinar quiénes selas que distintas personas planteen rán sus “testimoniantes”, ni la conLo inenarrable
su interés o necesidad de “contar su dición de investigador audaz, ni otro
historia”, el investigador se hallará tipo de características propias son
Al proponer la oralidad como ante silencios, huecos y vacíos.
condiciones suficientes para el tespuerta de entrada a las experiencias
timonio. Ello da cuenta de que el
de dolor y sufrimiento, ya sea desde
Estos límites de la enuncia- enfoque del modelo cientificista,
el testimonio, o desde otra de las po- bilidad remiten al hecho de que no según el cual, sería necesario imposibilidades dentro de la gama que puede haber una suerte de muestra ner un distanciamiento ante el “obofrecen las fuentes orales, la inves- representativa cuando de situacio- jeto de investigación” como si el
tigación en ciencias sociales apun- nes límite se trata. En primer lugar, investigador pudiera operar a la dis-
22
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
tancia ante hechos que, por el contrario, suscitan todo tipo de afectos
y convocan su cercanía y su involucramiento, no responde a las demandas y retos de la escucha.
Ahora bien, es importante contrastar este lugar de cercanía e
involucramiento al que convoca la
escucha, con lo que supondría familiarizar un pasado traumático.
Como han señalado Izquierdo y
Cruz, las prácticas de familiarización
con el pasado traumático “poco contribuyen a que las víctimas se
apoderen del horror no sólo recordándolo sino también entendiéndolo” (Izquierdo, 2008: 200; Cruz,
2005). Y es que Izquierdo invita a
la extrañeza y al distanciamiento,
no frente a la víctima, sino respecto
al pasado como condición para una
elaboración de los traumas precedentes3 , postura que va de la mano con
una deconstrucción tanto de la función de legislador del historiador,
como de la concepción de la identidad como a-histórica:
Concebir el pasado como un lugar habitado por interlocutores
implica abrirse a la otredad, es
decir, reconocer la alteridad del
antecesor […] Incentivar esa
alteridad es un primer paso para
que la víctima pueda hacerse cargo de la dimensión temporal de
su identidad […] Desde esta posición que niega la existencia de
un sujeto unificado en el tiempo
es plausible que la víctima historice su dolorosa experiencia y comience a capturar reflexivamente
su pasado (Izquierdo, 2008: 204).
La invitación a entablar una relación de extrañeza con el pasado,
supone el reconocimiento de la
responsabilidad del historiador y del
cientista social a la hora de reflexionar sobre la actividad que desarrolla. Esta responsabilidad será mucho
más demandante donde el dolor y
el sufrimiento se han instalado por
años, a través de impunidades perpetuas y con permanentes afrentas
contra la dignidad humana. En esa
medida, es una extrañeza que no
emerge del distanciamiento en relación con una pretendida objetividad, sino del reconocimiento del
lugar ético y político del investigador, posible a través de su involucramiento y cercanía con la
alteridad. Si la invitación de Izquierdo es a avivar el malentendido y a
no enterrar el pasado bajo la lápida
de una interpretación definitiva,
habrá que reconocer que esto será
posible, siempre y cuando se pueda
entrever que el dolor y el sufrimiento del otro también impactan a
quien lo escucha4 .
Este panorama remite así a una
reflexión sobre las condiciones de
posibilidad de lo testimonial, y abre
la pregunta por los factores que intervienen en la enunciabilidad, en
general, y por aquellos que materializan la disposición de las víctimas
de hechos de situaciones límite para
hablar, en particular. Tal como ha
señalado Pollak, el carácter del
enunciado varía según las distintas
formas de lo testimonial: “desde la
exposición judicial hasta el relato de
vida solicitado, pasando por la obra
o el artículo autobiográfico, o aún
las entrevistas recabadas en el marco de una investigación cualitativa”
(Pollak, 2006: 55) plantean escenarios de encuentro entre la disposición de la víctima a hablar y sus
posibilidades de ser escuchado. Es
así que este marco de narrabilidad
de las experiencias límite estaría
constituido por las condiciones sub-
jetivas y sociales tanto del “testimoniante” como de su escucha.
Esto plantea la necesidad de reflexionar sobre las relaciones que
cada sociedad establece con su pasado, interrogando además el lugar
mismo de la oralidad en dichas relaciones (Joutard, 1999: 14). Como
se sabe, ya desde el siglo XIX esta
relación ha estado mediada por el
relato “oficial” que apunta a la construcción de homogeneidad y unidad
alrededor de la historia nacional. La
oficialidad del relato de nación y la
presunción de cientificisismo que lo
validaba, funcionaban en un esquema de valoraciones de los relatos
sobre el pasado en el cuál éstos eran
considerados o excluidos por ser o
no funcionales a los intereses de las
elites decimonónicas o a las presunciones del objetivismo historiográfico. Si bien ahora, terminando
la primera década del siglo XXI, los
relatos sobre el pasado son un poco
más heterogéneos, el esquema de
valoración perdura junto con los
anhelos de una verdad más incólume, más real, más verdadera.
Esta lógica de valoración queda
en evidencia en el largo trayecto de
discusiones en torno a los usos de
los testimonios de víctimas de violencia política en América Latina en
la investigación en ciencias sociales. La discusión se expresa bien en
los avatares de la publicación en
1983 de la entrevista de Elizabeth
Burgos Debray, Me llamo Rigoberta
Menchú, las polémicas suscitadas por
David Stoll (1999), quien acusara a
Menchú de tergiversar la verdad, y
las revelaciones que hiciera el historiador guatemalteco Arturo Taracena (1999) sobre las omisiones que
habría efectuado Burgos Debray en
la entrevista a Menchú. Evidente-
ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA)
N ÓMADAS
23
mente, las polémicas sobre el testimonio de Menchú han dado pie a
consideraciones de orden teórico
sobre la verdad, de orden metodológico sobre la entrevista, e incluso
de orden ético sobre el lugar del
entrevistador (Burgos, 2002). Sin
embargo, poco se ha ahondado sobre aquello que estaría en el fondo
de la episteme moderna y que pondría en debate el lugar de las ciencias sociales como legitimadoras de
un cierto régimen de verdad. Se trata, sin duda, de un punto que convoca más a una reflexión de orden
político sobre la gestión del conocimiento, y que atañe a las responsabilidades del investigador como
legislador y experto (Bauman,
1997).
posibilidad de enterarse de su ocurrencia, pero a partir del cual, sin
embargo, en el “hombre común”
quedaría el recuerdo de que había
ocurrido algo indefinido. Al respecto Friedlander considera que:
No se trataría ya más de seguir
sosteniendo la diferencia entre lo
verídico y lo verdadero, sino justamente de la ruptura de este esquema de juzgamiento y de la supuesta
autoridad que dispondría de los criterios para calificar el grado de verdad que entraña cada testimonio.
La mirada crítica a este esquema
del juez supremo puede permitir que
el acercamiento al testimonio de las
víctimas sea considerado no por ser
la versión más fiel al pasado5 , sino
por la relevancia ética que plantea
su escucha.
Sin embargo, esta necesidad de
un relato estable opaca la posibilidad de una crítica a las formas autoritarias de conocimiento sobre el
pasado (y que reclaman dentro de
esa estabilidad una verdad hegemónica y un pasado al cual sería
posible acceder a través de ciertos
“métodos”) y niega con ello la posibilidad de la multiplicidad de sentidos y de la interpretación 6 . Al
respecto, Hayden White (2007), en
la misma compilación hecha por
Friedlander, plantea algunas cuestiones que amplían la discusión.
Saúl Friedlander, en la introducción a una compilación de textos
sobre los límites de la representación
(publicada en inglés en 1992 y luego en español tan sólo hasta 2007),
analiza el clásico y discutido texto
de Lyotard (1988). Lyotard reflexiona sobre el Holocausto judío como
si este hubiese sido un terremoto
capaz de destruir todos los elementos de medición, por lo que los investigadores no habrían tenido
White parte de la idea de que
“en toda representación de fenómenos históricos hay una relatividad
irreductible. Dicha relatividad es
una función del lenguaje que se usa
para describir –y por ende para construir– sucesos del pasado en tanto
posibles objetos de explicación y de
comprensión” (2007: 69). Arguye
que, al igual que las afirmaciones
objetivas, los relatos son entidades
lingüísticas y pertenecen al orden
24
N ÓMADAS
[…] por un lado, nuestras tradicionales categorías de conceptualización y representación bien
pueden ser insuficientes, y nuestro lenguaje mismo bien puede
ser problemático. Y por otro lado,
frente a estos sucesos sentimos la
necesidad de contar con algún
relato estable; un campo infinito
de discursos posibles plantea la
cuestión de los límites con marcada severidad (Friedlander,
2007: 27).
del discurso, articulándose, por lo
tanto, como entramados históricos.
El discurso histórico tradicional supondría que, sigue White, “hay una
diferencia crucial entre una ‘interpretación’ de los ‘hechos’ y un ‘relato’ sobre los mismos, una diferencia
que se aprecia en la recurrencia de
las nociones de relato ‘real’ (opuesto
a ‘imaginario’) y relato ‘auténtico’
(opuesto a ‘falso’)” (Ibíd., 72). En ese
sentido, desde el punto de vista de
White, y al reflexionar sobre el
negacionismo del holocausto Nazi, la
condición para entender un relato
como inaceptable es justamente entenderlo en sus tramas de lenguaje.
Ello lleva a entender además
que “lo inaceptable” aparece como
tal en una valoración ética o moral
y, no necesariamente, como un problema de verdad. Así, un relato sobre una experiencia límite contado
en forma “cómica” puede ser empezado a considerarse como “válido” o
ser rechazado, si el sistema de valores morales de la sociedad en la que
se inscribe dicho relato lo permite.
De igual forma, un relato contado
en forma solemne pero que atente
contra la dignidad de las víctimas
puede ser rechazado o validado.
Empero, justamente por lo dicho
hasta aquí, es posible pensar que no
son las tramas de lenguaje subrayadas por White (2007) lo esencial
para que un relato sea “aceptable”
en una sociedad, sino las valoraciones que dicha sociedad hace sobre
el relato, el lugar que ocupa el relator y la postura ética y política que
guía su actividad. Acaso se podría
pensar que dependería en mucho,
del poder de persuasión de cada relato para posicionarse en ese régimen de aceptabilidad (Aranguren,
2007); pero acaso se podría también
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
suponer que no depende plenamente de este entramado discursivo,
sino de lo que “el relator” considera
que debe ser puesto en esa trama de
discurso. La postura ética y política
del constructor de ese relato, será
significativa en la definición de la
trama y el contenido de su narración. La capacidad de persuasión es
posterior a la elección del lugar desde donde se elige narrar –escribir–
esta historia. Aunque no por ello es
irrelevante.
Michel de Certeau, en las primeras páginas de La Escritura de la
Historia (1993), plantea justamente
que esta escritura y esta historia –la
historiografía– se construyen y se
sostienen en las inscripciones de un
discurso de poder que hace del otro
–lo narra como si fuera– terreno
colonizado. Lo que subraya De
Certeau es, por lo tanto, el problema político que entraña la escritura
de la historia en tanto silenciamiento, rechazo, exclusión y ficcionalización del sujeto, de su cuerpo
y de la enunciación de su palabra.
Con todo, los planteamientos de
White (2007) remiten a varios
niveles de discusión sobre la posibilidad de representatividad del Holocausto en particular, y de las
experiencias límite en general. Así,
White reflexiona en torno a la postura según la cual, las experiencias
como el Holocausto son irrepresentables en el lenguaje. Ello lo lleva a
analizar ampliamente los planteamientos desarrollados por Berel
Lang (cit. White, 2007), quien señala que en lo que respecta al
genocidio, habría que contar solamente los hechos, pues de lo contrario se caería en un discurso
figurativo y en una estilización o
esteticisismo del suceso 7 . Lo que
plantea Lang (Ibíd.) es que sólo una
crónica de los hechos tendría la autoridad para narrar este tipo de
acontecimientos, pues de lo contrario, se caería en los peligros de la
narrativización y la relativización de
la narración. Sin embargo, Lang señala una suerte de tercera vía, e
invocando el concepto de escritura
intransitiva de Roland Barthés8 , propone que el autor no escriba para
dar acceso a algo que es independiente tanto del autor mismo como
del lector, sino que “se escriba a sí
mismo”:
En la visión tradicional se piensa
que el escritor primero mira un
objeto con ojos ya expectantes y
estructurados, y luego de haber
mirado, representa lo que vio en
su propia escritura. Para el escrito
que se escribe a sí mismo, en cambio, el hecho de escribir se vuelve
en sí el medio del mirar o del comprender, no un espejo de algo
autónomo, sino un acto y un compromiso, una actividad y una acción antes que un reflejo o una
descripción (cit. White, 2007: 83)9 .
Sin embargo, las perspectivas de
White y Lang pierden de vista lo
que Michel de Certeau subraya con
vehemencia, y es que la escritura
está aunada al silenciamiento de
otras formas de sentido, paradójicamente como forma de hacer enunciable “el mundo” del “otro”:
Una estructura propia de la cultura occidental moderna se indica
sin duda en este tipo de historiografía: la inteligibilidad se establece en relación al “otro” [sic], se
desplaza (o “progresa”) al modificar lo que constituye su “otro” […]
A través de variantes, heterónomas entre ellas […] se desarro-
lla una problemática que elabora
un “saber decir” todo lo que el otro
calla, y que garantiza el trabajo
interpretativo de una ciencia (“humana”) al establecer una frontera
que la separa de la región donde
la espera para darse a conocer
(1993: 17).
Ahora bien, la problematización
de esta inteligibilidad que “sabe
decir” lo que el otro calla, es particularmente significativa cuando se
analizan las condiciones de posibilidad de lo narrable en torno a situaciones límite. Está vinculado con el
hecho de que la eventualidad del
enunciado testimonial acerca de la
experiencia en torno a situaciones
límite está cargada de silencio. La
emergencia del silencio, lejos de
entenderse como el olvido, conlleva una forma de representación de
lo traumático ante la insuficiencia
de las palabras para dar cuenta de
la magnitud de una situación límite. Al mismo tiempo, puede ser expresión de las formas de inscripción
de los hechos violentos, y reflejo así
del poder de las intenciones deliberadas de los perpetradores de tales
hechos, en cuyo caso, se podría explicar como el éxito del silenciamiento a través de las prácticas
de dolor, muerte y desaparición. En
un sentido similar a este, el silencio
puede ser el resultado de la vigencia de las situaciones de violencia,
ante lo cual entrará a reflejar miedo y la necesidad de preservar la
propia vida. También, y aunado a las
situaciones ya descritas, el silencio
será una forma de protección, ya
ante las amenazas de una violencia
vigente, ya ante la necesidad de preservar unas condiciones psíquicas,
morales o sociales alcanzadas a través de una historia personal que se
narra sin hacer necesariamente
ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA)
N ÓMADAS
25
referencia a episodios relacionados
con la situación límite.
Lo indecible
El silencio puede constituirse como expresión de
un límite para acceder a
una supuesta necesidad del
investigador social que anhela la comunicabilidad de
sus entrevistados, justamente porque parte de que el
silencio es nada, vacío.
Evidentemente, con ello el
imperativo de comunicar
cuestiona la legitimidad del
silencio, y erradica cualquier posibilidad de reconocer allí una interioridad. Tal
imperativo
no deja tiempo para la reflexión ni permite divagar
[…] reclama urgencia, transforma al individuo en un
medio de tránsito y lo despoja de todas las cualidades
que no responden a sus exigencias […] La ideología de
la comunicación asimila el
silencio al vacío, a un abismo en el discurso y no comprende que, en ocasiones, la
palabra es la laguna del silencio (Le Breton, 2006: 2).
te, importante tan sólo en su forma:
su presencia incesante nos recuerda que el mundo sigue y seguirá existiendo” (Le Breton, 2006: 4). Inserta
en la comunicación en tanto que
estás ahí, existes porque me oyes, y
yo existo porque te hablo’” (Ibíd.: 4).
Sin embargo, la palabra también
puede constituir un poderoso antídoto
contra el autoritarismo y la
represión que busca imponer
el silencio –el silenciamiento– de voces disidentes. Un
recurso ante las intenciones
de los totalitarismos que restringen la circulación colectiva de significados y
pensamientos. Es este otro
silencio, el impuesto con
violencia y terror, el inscrito
con dolor y sufrimiento, el
que impone límites a lo decible; su emergencia es también diciente de las barreras
impuestas a la palabra. La
presencia de este silencio
igualmente testimonia. De
ahí que el silencio no sea el
sobrante del testimonio, el
vacío incómodo de la entrevista por llenar, sino contenido de las condiciones de
producción del relato.
Tales condiciones de
producción incluyen tanto la liberación del “ruido
de la comunicación moderna”, la restauración de
la palabra silenciada y la
restauración del silencio
en la disposición de una
De ahí que perfectaescucha abierta, como las
mente la palabra pueda
condiciones personales
emerger una y otra vez en
del testimoniante. El suPeregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900),
un ciclo monótono y repetijeto que testimonia bien
Don Eloy - Proveedor del Ejército Liberal. Museo Nacional de Colombia.
tivo sin tener la posibilidad
puede retener su palabra
de ser escuchada, asimilada y res- “ideología moderna”, se convierte en también como una forma de manpondida, pues ante el ruido del mun- “ratificación de las posiciones –emi- tener ciertas condiciones psíquicas
do, la palabra se torna incluso, sores y receptores– de los individuos, o morales o como una manera de
insuficiente. La palabra se convier- delimita, como si de un servicio pú- mantener el control de la interte así en monotonía: “un murmullo blico se tratara, los espacios en los acción con el otro que escucha.
permanente y sin contenido relevan- que pueden sentirse seguros: ‘Tú Como bien lo expresa Le Breton,
26
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
esta retención “concede un cierto
distanciamiento a la espera del
momento más favorable, sin tener
que exteriorizar la eventual vulnerabilidad o las propias dudas”
(2006: 59). De igual manera puede constituir la protesta, la
resistencia a entrar en un
orden comunicacional que
lo violenta, lo burla o lo
humilla y, por lo tanto, es
diciente de otro orden simbólico 10 a través del cual
se gestiona lo indecible.
ciencias sociales, si bien fractura las
barreras de los silencios, puede terminar recolonizado, desfigurado y
desterrado, haciendo del “reconocimiento” de las víctimas y de su
dolor “una realidad vaga, una se-
Puede entonces emerger el silencio o miles de palabras, pero ambos pueden ser insignificantes por la
ausencia de oyentes, por el ruido del
mundo, por no encontrar nada que
autorice social y moralmente a testimoniar. Las vibraciones de
la palabra del testimoniante
chocan ante la imposibilidad de resonar en el otro su
silencio tampoco hace eco
en la escucha. La buena voluntad de la escucha, en
todo caso, no es suficiente
para hacer inteligible lo inimaginable: “El silencio ensordecedor que rodea el
escenario del suceso y su
memoria supone una confrontación con lo indecible,
con la retorsión de la palabra, que se va diluyendo en
un silencio que no es más
que la forma extrema del
grito” (Le Breton, 2006: 82).
Indudablemente, el lugar del otro que escucha se
torna determinante para
comprender lo que el silencio estaría expresando: bien
puede dar cuenta de la imposibilidad del testimo niante de encontrar en ese
otro un interlocutor válido
para su narración, o bien
puede reflejar la resistencia a ser usado en la extracSi las condiciones que
11
ción de historias de vida,
hacen posible el sentido han
sido destruidas por lo que
de relatos de dolor y sufrisupone esta experiencia límiento para beneplácito
mite, es decir, si justamendel recolector y para la
te por ser una experiencia
construcción de un saber12 .
que traspasa los límites de
En un escenario donde prela comprensión, se fracturan
domina esta perversa lógilas posibilidades de lo narraca de la sustracción, pero
ble y la viabilidad de una
donde a la vez existe una
lengua inteligible, no emernecesidad de la palabra, se
gerá otra cosa sino “el abiscrea, como bien retrata
mo insondable que compele
Castillejo para el caso de
al hombre al mutismo ante
Suráfrica, “una profunda
tal cantidad de horror”
ironía y una tragedia: la de
Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Una trinchera
tomada - Bucaramanga. Museo Nacional de Colombia.
(Ibíd.: 82), es decir, el vacío.
querer hablar para sanar y
Ya Blanchot (1969) había heal mismo tiempo evitarlo, la
de querer ser reconocido mante- rie de dispositivos inventados por el cho referencia al hecho de que, dado
niéndose en la invisibilidad” (2005: experto para legitimarse, en la cual que en este tipo de casos lo único que
55). En este tipo de casos, poco aje- las voces de los sobrevivientes –a entra en el marco de la narrabilidad
nos a las situaciones latinoamericanas, menudo fuera de contexto– llenan es del orden de lo incomprensible, esel testimonio que se “recolecta” co- los ‘vacíos’ dejados en sus textos” tas experiencias sólo pueden ser captadas en su indecibilidad.
mo parte de la investigación en (Ibíd.: 55).
ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA)
N ÓMADAS
27
Gabriel Gatti, poniendo en tensión la posibilidad de captar el sentido de la desaparición forzada de
personas y analizando lo que implicaría pensar en que esta captación
de sentido fuera atribuida al lugar
del “ex detenido- desaparecido”
como una forma de hacer visible lo
invisible, señala que en esa atribución de sentido al no-sentido, el
rasgo distintivo de la experiencia límite –su no sentido– se pierde:
Si los subalternos se centran; si los
balbucientes empiezan a hablar
claro; si los deslenguados hablan
en lenguas oficiales; si los desexiliados o los insiliados se hacen
ciudadanos o, en fin, si las tensiones que rodean a la figura del
detenido-desaparecido se resuelven, estas peculiares y (desde el
punto de vista sociológico) monstruosas entidades serán, es cierto,
más fácilmente entendidas, pero,
también lo es, serán entendidas
con menos rigor: dejarán de ser lo
que son (Gatti, 2006: 31).
En ese sentido, Gatti plantea
que, si bien hacer visible lo invisible es un acto de “justicia política”,
no será tanto de “justicia epistémica”, pues
lleva el fenómeno más allá –o lo
deja más acá– de la lógica que le
corresponde; visibiliza lo que no
puede serlo. Al eliminar de la figura del detenido-desaparecido
uno de sus datos característicos –
las tensiones que introduce en la
representación– no sólo se los convierte en otra cosa, sino que, y
sobre todo, se obvia que en esa
tensión, en esa pelea con los dispositivos hechos para representar
las cosas, está buena parte de su
naturaleza (Ibíd.: 31).
28
N ÓMADAS
Gatti opta por recurrir entonces
a la noción de vacío: “algo que es
pero no se puede ver, algo que existe, en donde hay cosas, pero cosas
que siempre escapan del estatuto que
le damos a las cosas y que siempre
escapan de los instrumentos que inventamos para pensar las cosas. Un
espacio habitable; pero a todas luces irrepresentable” (Ibíd.: 31). Este
lugar del vacío, existe pero es
irrepresentable; no es la inexistencia de sentidos, sino “la existencia
de cosas que rehúyen del sentido”
(Ibíd.: 32). El lugar del vacío invoca
no la imposibilidad de narrar, sino
la posibilidad de dar cuenta de la
incomunicabilidad. Las palabras sólo
podrán dar cuenta del borde, del límite; una frontera que puede ser
transitada pero no traspasada por lo
narrable, que bordea las costas de
ese inaprehensible mar de horrores
y de lugares imposibles. Tendrán
que ser dicientes de esa imposibilidad, porque no hay una inteligibilidad capaz de dar sentido al horror,
no hay palabras con tal “virulencia
expresiva”: “Hasta las palabras más
duras no alcanzan esos límites, expresan una realidad a la medida del
hombre, en los confines de su entendimiento” (Le Breton, 2006: 83).
Al dar cuenta de esta “catástrofe
lingüística”, en consonancia con los
planteamientos de Gatti, el testimonio no estaría renunciando a su utilidad jurídica, política y social. Al
contrario, justamente por ello, por
su vacilación y su límite, sería expresivo de la fuerza misma del hecho violento, reflejo de la magnitud
de una ruptura efectuada en el terreno mismo de lo representable;
puesta en cuestión de la razón, puesta en evidencia de la incapacidad
para que el otro en su escucha pueda proferir desde la atalaya de su
análisis: “ah, ya entiendo” 13 . Esta
puesta en cuestionamiento de la inteligibilidad, convoca a la emergencia de una ética de la escucha que
deja de enfrentarse a lo indecible y
lo siniestro, explorando a tientas una
oscuridad que se iluminaría de pronto con una nueva representación,
con un nuevo juego de lenguaje, y
más bien se pone ante el otro, ante
su dolor, reconociendo los límites de
lo inteligible. Invadido en su conciencia ética, podrá situar la imposibilidad de hacer comprensible
tanto dolor y muerte. La inconmensurabilidad será la puerta de entrada de su análisis, el conjuro contra
el olvido. Es, con ello, también la
dirección para dejar de enfrentar al
testimoniante a la reiteración del padecimiento ante el fracaso del lenguaje; es, por lo tanto, otro diálogo,
sostenido en otras formas de preguntar e incluso en otros contenidos del
interrogante: nuevas pausas para el
silencio, nuevo lugar para abrir camino al vacío.
Con todo, tal como hemos dicho,
el silencio no es, estrictamente, vacío, nada. El silencio también es la
respiración entre las palabras, la condición de posibilidad de entablar un
vínculo comunicativo, la apertura
momentánea de una mirilla que permite entrever la indecibilidad. El
silencio, de tal forma, es como el lapsus del lenguaje, la emergencia de
una pequeña ventana al inconsciente (Nasio, 1996). Pero en este caso,
emergencia del intersticio, límite de
la palabra y, a su vez, condición de
posibilidad de lo narrable. Un enunciado que “nace del silencio interior del individuo, de su diálogo
permanente consigo mismo” (Le
Breton, 2006: 7), completado por los
ritmos del intercambio conversacional, “la voz, las miradas, los gestos
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
y la distancia que se mantiene con
el otro también contribuyen al fluir
de los significados” (Ibíd.: 14).
incorporados en el proceso de investigación mismo” (Jelin y Kaufman,
2006: 187).
La necesidad de una ética de
la escucha no es pues un punto
menor en este escenario. Es realmente el punto de partida
de una propuesta de investigación que persigue reflexionar sobre las experiencias
subjetivas en torno a situaciones límite. Esta ética resitúa los lugares comunes de
las entrevistas y abre la reflexión sobre la necesidad de
decolonizar epistémica y
metodológicamente14 el “trabajo de campo”.
Una incorporación tal, como se
ha señalado hasta aquí, supone una
reflexión sobre las dinámicas –las
suena para intentar hacer enunciables los límites de lo decible.
Jelin y Kaufman dan cuenta de
ello cuando señalan que el grupo de
investigadores, ya desde el inicio de
su trabajo, empezaban a entrever el
“reto” de “cómo describir y
transmitir el sufrimiento,
cómo reconocerlo y hacerlo
visible, tratando de transformar algo de lo ‘indecible’ en
palabras y sentidos” (Ibíd.:
187). Entre las opciones y
reflexiones que propone el
grupo liderado por Jelin, se
considera la observación, el
análisis y la narración en
primera persona, como una
forma de incluir la subjetividad del investigador.
Ante la escucha
de sí o de la
resonancia de
(los) sentido(s)
Con lo dicho en este texto, hablar de una inclusión de
la subjetividad del investigador connota de por sí una
cierta contradicción, o acaEn la reflexión que brinso una cierta imposibilidad,
dan Elizabeth Jelin y Susaya que esta no puede ser
na Kaufman acerca del
excluida o desprendida de
trabajo realizado en el martodo el proceso de investico del proyecto de investigación, por lo que, realmengación “Memorias de la
te, no habría nada que
represión”, en relación con
incluir. Sin embargo, a lo
la forma en que se involucra
que hacen referencia Jelin
el lugar de la subjetividad
y Kaufman –y de por sí este
de los investigadores que
texto– es a la propuesta ante
participaron en el proyecto
dicha imposibilidad de estar
sobre la memoria en escenafuera o en frente del otro
rios de terrorismo de Estacuando de situaciones límido, las autoras subrayan que
Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), El morretón donde
te se trata (y tal vez también
frente a temas como la rehospedó el B. Bogotá. Museo Nacional de Colombia.
en todas las situaciones), de
presión y la violencia política, las pérdidas y las experiencias posibilidades y los límites– del profundizar en la reflexión sobre el
dolorosas, esta “subjetividad” no involucramiento. El sujeto ante la lugar que esta subjetividad juega
puede ser omitida: “Estamos en pre- escucha, también queda expuesto en allí. Y no sólo entendiendo dicho
sencia de investigaciones ancladas ese encuentro con el otro, algo de sí lugar como el memorial de las
en el compromiso político y afectivo se ofrece para entablar ese diálogo metodologías y los conceptos emplea[…] Los sentimientos, los límites per- y, en la palabra o en el silencio de dos, sino también como la reflexión
sonales y la involucración debían ser quien testimonia, su propio ser re- sobre los afectos involucrados, sobre
ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA)
N ÓMADAS
29
las posturas éticas y políticas que
guían las reflexiones del investigador, sobre el lugar de poder que lo
constituye como “legislador”, “experto” o “traductor”. Y sobre todo, sobre la reflexión crítica que pueda
hacer en relación con todo lo anterior, considerando los límites y limitaciones que trazan los significantes
que, como lugares comunes, se inscriben y se escriben a lo largo de
informes de investigación o artículos académicos.
cia es, como la aisthesis de Aristóteles,
un sentirse sentir:
Un sujeto se siente: esa es su propiedad y su definición. Es decir
que se oye, se ve, se toca, se gusta, etc., y se piensa o se representa, se acerca y se aleja de sí, y de
tal modo, siempre se siente sentir
un “sí mismo” que se escapa o se
parapeta, así como resuena en
otra parte al igual que en sí, en
nancia de una remisión” (Ibíd.: 30).
Estar a la escucha es una “presencia de sí”, no en tanto que acceso al
sí mismo, sino como la realidad de
ese acceso, “una realidad, por lo tanto, indisociablemente ‘mía’ y ‘otra’,
‘singular’ y ‘plural’, así como ‘material’ y ‘espiritual’ y ‘significante’ y
‘asignificante’” (Ibíd.: 31).
Conclusiones
Escuchar supoLa considerane, en consecuención de estas frontecia, ingresar a una
ras implica entonces
suerte de espacio
que el investigador,
del otro y al mismo
ante la escucha,
tiempo ser invadido
descubra que no es
y penetrado, abierposible decirlo todo
to, por dicho espade sí mismo, ni sacio. El silencio 15
ber todo del otro,
hace de sí una vique hay una intimibración y una resodad que se reclama
nancia, y dispone
siempre. Secretos,
la posibilidad de la
dignidades y memoinvasión y la aperPeregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Cadáver de un revolucionario en la trocha
rias que no son “cotura, como en el
de Ocaña - Bon “Libres de Ocaña”. Museo Nacional de Colombia.
municadas” por la
encuentro de un
necesidad de ofrecer la posibilidad
diapasón ante otro. La resonancia
un mundo y en otro (Nancy,
de un mundo distinto al que vemos.
2007: 24).
de (los) sentido(s), cuando se está
a la escucha, es la del propio
El sujeto ante la escucha, descubre
De ahí que, y siguiendo con cuerpo (los sentidos) ante la vibraen la resonancia de su(s) sentido(s)
–en su cuerpo y su comprensión– los Nancy, estar a la escucha sea siem- ción de otro cuerpo, y el del sentilímites de lo inteligible. No sólo en pre estar tendido hacia un acceso do de sí ante la vibración del otro
el relato del otro, sino en eso que al sí mismo o en él. Lo que resuena, (el sentido).
en sí resuena para sí como doloroso en este sí mismo, es también un senUna ética de la escucha podrá
y sufriente o como intimidad y se- tido en relación con el cuerpo que
creto, o como silenciamiento impune. vibra y en relación con el régimen erigirse en el reconocimiento de una
de lo inteligible. En esta última resonancia tal; condición de posibiEsta puesta en resonancia, acaso acepción –la del sentido como lo in- lidad para empezar a pensar en el(los)
emerja del lado de la escucha como teligible– es también necesario re- sentido(s) de la escucha y en la forpreferible a la puesta en evidencia que conocer su resonancia; su marco de ma en la que el otro también vibra y
emerge en la mirada (la clínica, la posibilidad viene dado por el reso- resuena en mí16 . Es pues, una puesta
científica, la colonial), aunque “cada nar de sí en el otro. Sin embargo, el en vibración de todo el cuerpo, de
uno de esos lados también toca al otro “sí mismo” (el del otro y el de sí) no todo(s) (los) sentido(s) y, por lo tany, al tocar, pone en juego todo el régi- es algo “disponible (sustancial y sub- to, una posibilidad de reclamar para
men de los sentidos” (Nancy, 2007: sistente) en el que se pueda estar esos momentos en los que se está ante
13). Es así que el sentir de la resonan- ‘presente’, sino justamente la reso- la escucha, una experiencia que
30
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Esta ética de la escucha se sitúa
también como una postura deliberante y crítica frente a un cientificismo que ha colocado al cuerpo
en el silenciamiento, y que opera en
la narración y en la escritura de la
historia. Entra en tensión con la
entrevista, pues descentra el encuentro con el otro del ver y el decir, para situarse en una experiencia
corporal, ya como una semiología
práctica (Grosso, 2007), ya como el
retorno de lo rechazado, “de todo
aquello que en un momento dado
se ha convertido en impensable para
que una nueva identidad pueda ser
pensable” (De Certeau, 1993:18).
Las reflexiones sobre las condiciones de posibilidad de la escucha
en resonancia, han sido puestas en
consideración en este texto como
significativas para una entrada a las
investigaciones que abordan experiencias en situaciones límite. Estas
reflexiones no pueden ser más las
evaluaciones de una investigación
acabada, sino los cuestionamientos
que surgen en el punto de partida
de ésta.
Citas
1
Sobre lo siniestro puede analizarse el concepto de haecceidad abordado por Deleuze
y Guattari (2000).
2
Agradezco los valiosos comentarios de Elsa
Blair y Ludmila da Silva Catela, así como
las recomendaciones de lecturas de Gabriel
Gatti y Pablo de Marinis. Las discusiones
teóricas surgidas en el seminario “Semiopraxis y discurso de los cuerpos: modernidad social, relaciones interculturales y políticas del conocimiento” de la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, dictado por José Luis Grosso,
fueron de gran ayuda para las reflexiones
pasa por alto que Barthes la empleó para
caracterizar las diferencias entre el estilo dominante de la escritura modernista
y el estilo del realismo clásico, de allí
que White plantee que las falencias que
se encuentran al intentar analizar la representación de experiencias límite
como el Holocausto, son el producto de
“una concepción del discurso demasiado apegada a un realismo que resulta
inadecuado para representar sucesos que
son en sí de carácter ‘modernistas’ como
el Holocausto” (2007: 86) Evidentemente, con ello White omite dar respuesta al debate sobre los límites de la
representación.
finales. Al profesor Grosso y a los/as compañeros/as del seminario les hago extensivo este agradecimiento.
pone en cuestionamiento nuestra
propia corporeidad.
3
En relación con este tema ver el interesante trabajo de Beatriz Sarlo (2005).
4
Nathan Wachtel, al comentar un libro
de una escritora francesa que recolecta
relatos autobiográficos de mujeres y hombres que durante su infancia habían perdido a sus padres en los campos de exterminio, se pregunta “Un libro escrito con
lágrimas que sólo se puede leer a través
de las lágrimas, ¿es un libro de historia?
¿Lo vivido, lo puro y trágico vivido, se
puede (y se debe) conceptualizar?”
(Wachtel, citado por Joutard, 1999:
184). Philipe Joutard comenta a Wachtel
y señala que dicho libro “nos propone
una lección de método: por medio de la
encuesta oral, hace comprender un fenómeno que ciertamente conocíamos,
pero que ningún documento escrito permitía hasta el presente analizar: el traumatismo infligido a una generación e incluso a varias generaciones”, y agrega que
“ninguna historia de vida puede ser leída
como un simple libro de historia”
(Joutard, 1999: 184)
5
Tal como subraya Joutard, el desinterés
en la historización de las memorias se
mueve en la misma lógica que la de aquellos que niegan las torturas, las desapariciones y los genocidios (1999: 10). Al
respecto, Lyotard también dirá que una
búsqueda de totalidad y consenso al estilo de una verdad termina siendo el fundamento mismo de los emprendimientos
fascistas (Lyotard, 1988).
6
En ese sentido, es interesante analizar la
posición de Jenkins quien señala que lo
que en último extremo determina la interpretación va más allá del método y la
evidencia, y descansa en la ideología
(Jenkins, 1991).
7
Sontag, reflexionando sobre la fotografía de hechos de violencia, subraya como
ésta ofrece señales encontradas, pues dice
a un tiempo: “Paremos esto, nos insta.
Pero también exclama: ¡Qué espectáculo!” (2003: 90).
8
9
Barthes ofrece una tercera posibilidad
frente a las voces activa y pasiva: la voz
media del griego antiguo: mientras que
en la voz activa y la pasiva se supone que
el sujeto del verbo es externo a la acción,
ya sea como actuante o como objeto de
la acción, en la voz media se supone que
es interno a la acción (Barthes, cit. White,
2007: 84)
La lectura que Lang hace de la escritura
intransitiva, como bien recuerda White,
10 El lugar de lo simbólico y su imposibilidad de ser gestionado, es desarrollado,
para el caso Colombiano, por María Victoria Uribe (2004), en especial en el capítulo: “Las masacres como síntoma social”. De igual manera, pero en relación
con el arraigo del dolor en el terreno simbólico y la consecuente potencia de la
acción simbólica en el “debilitamiento”
del dolor, es trabajado por Le Breton
(1999: 90).
11 Al respecto, es importante considerar los
planteamientos desarrollados por Alejandro Castillejo en relación con el papel
del antropólogo cuando se enfrenta al
silencio y al dolor de los demás. Las reflexiones de Castillejo, desarrolladas en
el marco de su experiencia de trabajo en
Suráfrica, apuntan a señalar la necesidad
de reflexionar éticamente sobre el lugar
que ocupa como académico en este escenario y sobre las prácticas extractivas de
voces, historias y testimonios que han
enmarcado el escenario contemporáneo
surafricano. La propuesta de Castillejo
apunta a una ética de la colaboración
(Castillejo, 2005: 55). Ludmila da Silva
Catela, por su parte, recuerda la importancia de “devolver” el relato de las entrevistas a los entrevistados (Catela,
2004).
12 Bien lo señala Michel de Certeau: “En
Occidente, el grupo (o el individuo) se
da autoridad con lo que excluye (en esto
consiste la creación de un lugar propio)
y encuentra su seguridad en las confesiones que obtiene de los dominados (constituyendo así el saber de otro o sobre otro,
o sea la ciencia humana)” (1993: 19).
13 Algo similar es señalado por Sontag en
relación con la fotografía cuando dice:
“Las fotografías objetivan: convierten un
hecho o una persona en algo que puede
ser poseído. Y las fotografías son un género de alquimia, por cuanto se las valora como relato transparente de la realidad” (2003: 94).
ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA)
N ÓMADAS
31
14 En ese sentido vale la pena reflexionar
sobre los planteamientos de Susan
Sontag en relación con la fotografía que
expone y ofrece el dolor de los demás. Al
respecto dice: “la exhibición fotográfica
de las crueldades infligidas a los individuos de piel más oscura en países exóticos continúa con esta ofrenda, olvidando las consideraciones que nos disuaden
de semejante presentación de nuestras
propias víctimas de la violencia; pues al
otro, incluso cuando no es un enemigo,
se le tiene por alguien que ha de ser visto, no alguien (como nosotros) que también ve” (Sontag, 2003: 86) Ello va en
consonancia con lo que hemos reseñado
de Castillejo (2005) para el caso
surafricano.
15 El silencio para Nancy, se entiende no
sólo como una privación, sino como una
disposición de resonancia: “un poco –y
hasta exactamente– como cuando, en
una condición de silencio perfecto, uno
oye resonar su propio cuerpo, su aliento,
su corazón y toda su caverna retumbante” (Nancy, 2007: 46). En un sentido
similar, ver: Agamben (2003). El mismo
Agamben proclama como problema político esencial, cómo es que se hace posible cierto hablante, cómo es que éste llega a emerger bajo los imperativos normativos de un Otro que está en constante
cambio, según el devenir histórico.
Agamben considera que el testimonio
puede ser pensado entonces por sus efectos políticos en virtud de la relación con
ese Otro. El testimonio será pensado
como el “sistema de las relaciones entre
el dentro y el fuera de la langue, entre lo
decible y lo no decible en toda lengua; o
sea, entre una potencia de decir y su existencia, entre una posibilidad y una imposibilidad de decir” (2000: 151-152).
16 Al respecto, es interesante confrontar algunos de los planeamientos de La Capra
(2007) en relación con el concepto de
transferencia en el psicoanálisis.
Bibliografía
AGAMBEN, Giorgio, 2000, Lo que queda de
Auschwitz. El archivo y el testigo, Valencia, Pre-textos.
________, 2003, El lenguaje y la muerte: un
seminario sobre el lugar de la negatividad,
Valencia, Pre-Textos.
ARANGUREN, Juan, 2007, “Emergencias
subjetivas y persuasiones del cuerpo:
recorridos por la biopolítica en el capita-
32
N ÓMADAS
lismo global”, ponencia presentada en las
Jornadas internacionales biopolíticas después de Foucault, Buenos Aires, Universidad Nacional de San Martín/Centro
Franco Argentino de Altos Estudios.
BAUMAN, Zigmunt, 1997, Legisladores e intérpretes, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes.
BLANCHOT, Maurice, 1969, L’entretien
infini, París, Gallimard.
BURGOS, Elizabeth, 1983, Me llamo Rigoberta Menchú, La Habana, Casa de las
Américas.
________, 2002, “Memoria, transmisión
e imagen del cuerpo”, en: Nuevo Mundo Mundos nuevos, No. 2, disponible
en: <http://nuevomundo.revues.org/
document537.html>.
CASTILLEJO, Alejandro, 2005, “Las texturas del silencio: violencia, memoria y los
límites del quehacer antropológico”, en:
Empiria. Revista de Metodología de Ciencias Sociales, Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia - Facultad de Ciencias Políticas y Sociología,
Departamento de Sociología, No. 9, enero-junio, pp. 39-59.
CATELA, Ludmila, 2000, “De eso no se habla. Cuestiones metodológicas sobre los
límites y el silencio en entrevistas a familiares de desaparecidos políticos”, en:
Historia, Antropología y Fuentes Orales,
Barcelona, Departamento de Historia
Contemporánea de la Universidad de
Barcelona, Arxiu Històric de la Ciutat de
Barcelona y Universidad de Granada,
Vol. 2, No. 24, pp. 69-75.
________, 2004, “Conocer el silencio. Entrevistas y estrategias de conocimiento
de situaciones límite”, en: Oficios Terrestres, La Plata, Universidad Nacional de
la Plata - Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Vol. X, Nos. 15-16.
CRUZ, Manuel, 2005, Las malas pasadas del
pasado. Identidad, responsabilidad, historia, Barcelona, Anagrama.
DE CERTAU, Michel, 1993, La escritura de
la historia, México, Universidad Iberoamericana - Departamento de Historia.
DELEUZE, Gilles, y Félix Guattari, 2000, Mil
mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, Valencia, Pre-Textos.
FRIEDLANDER, Saúl, 2007, “Introducción”, en: Saúl Friedlander (comp.), En
torno a los límites de la representación,
Buenos Aires, Universidad Nacional de
Quilmes, pp. 21-46.
GATTI, Gabriel, 2006, “Las narrativas del
detenido-desaparecido (o de los problemas de la representación ante las
catástrofes sociales)”, en: CONfines de
Relaciones Internacionales y Ciencia Política, Monterrey, Tecnológico de Monterrey - Departamento de Relaciones Internacionales y Ciencia Política, Vol. 2,
No. 4, agosto-diciembre, pp. 27-38.
GROSSO, José, 2007, “El revés de la trama.
Cuerpos, semiopraxis e interculturalidad
en contextos poscoloniales”, en: Arqueología Suramericana/Arqueologia Sul-Americana, Popayán y Catamarca, Universidad del Cauca - Departamento de Antropología y Universidad Nacional de
Catamarca - Doctorado en Ciencias Sociales, Vol. 3, No. 2, 184-212.
IZQUIERDO, Jesús, 2008, “La memoria del
historiador y los olvidos de la historia”,
en: Jesús Izquierdo y Pablo Sánchez
(eds.), El fin de los historiadores. Pensar
históricamente en el siglo XXI, Madrid,
Siglo XXI, pp. 179-208.
JELIN, Elizabeth y Susana Kaufman, 2006,
“Diálogos intergeneracionales en un grupo de investigación sobre memorias: algunas reflexiones”, en: Elizabeth Jelin y
Susana Kaufman (comps.), Subjetividad
y figuras de la memoria, Buenos Aires y
Nueva York, Siglo XXI/Editora Iberoamericana/Social Science Research
Council, pp. 183-197.
JENKINS, Keith, 1991, Re-thinking History,
Londres, Nueva York, Routledge.
JOUTARD, Philippe, 1999, Esas voces que
nos llegan del pasado, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica de Argentina.
LA CAPRA, Dominick, 2007, “Representar el Holocausto, reflexiones sobre el
debate de los historiadores”, en:
Friedlander, Saúl (comp.), En torno a
los límites de la representación, Buenos
Aires, Universidad Nacional de Quilmes,
pp. 171-198.
LE BRETON, David, 1999, Antropología del
dolor, Barcelona, Seix Barral.
________, 2006, El silencio. Aproximaciones,
2ª edición, Madrid, Sequitur.
LEVI, Primo, 2005, Trilogía de Auschwitz,
Buenos Aires, El Aleph.
LYOTARD, Jean, 1988, La diferencia, Barcelona, Gedisa.
NANCY, Jean-Luc, 2006, A la escucha, Buenos Aires, Amorrortu.
NASIO, Juan, 1996, Los gritos del cuerpo,
Buenos Aires, Paidós.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
POLLAK, Michael, 2006, Memoria, olvido,
silencio. La producción social de identidades frente a situaciones límite, La Plata,
Al Margen.
SARLO, Beatriz, 2005, Tiempo pasado. Cultura de la memoria y giro subjetivo. Una
discusión, Buenos Aires, Siglo XXI.
SONTAG, Susan, 2003, Ante el dolor de los
demás, Buenos Aires, Alfaguara.
STOLL, David, 1999, Rigoberta Menchú and
the Story of All Poor Guatemalans, Colorado, West view Press.
URIBE, María, 2004, Antropología de la inhumanidad. Un ensayo interpretativo sobre el
terror en Colombia, Bogotá, Norma.
TARACENA, Arturo, 1999, “Arturo Taracena rompe el silencio: entrevista a
Arturo Taracena sobre Rigoberta
Menchú”, en: El Acordeón. Suplemento cultural de El Periódico, Guatemala,
10 de enero.
WHITE, Hayden, 2007, “El entramado histórico y el problema de la verdad”, en:
Friedlander, Saúl (comp.), En torno a los
límites de la representación, Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes,
pp. 69-91.
ARANGUREN ROMERO, J. P.: EL INVESTIGADOR ANTE LO INDECIBLE Y LO INENARRABLE (UNA ÉTICA DE LA ESCUCHA)
N ÓMADAS
33
Etnografía y crisis:
algunos debates y una
práctica de investigación
en contextos de violencia*
[email protected] • PÁGS.: 34-49
Sandro Jiménez-Ocampo**
Este artículo presenta un revisión cruzada entre el debate contemporáneo sobre la guerra y la violencia en tanto objetos de
investigación empírica y una práctica particular que se ha apoyado en la etnografía para abordar escenarios de crisis, específicamente
los relacionados con el trabajo con víctimas de la violencia en Colombia y con el seguimiento a la respuesta del Estado desde sus
mecanismos de intervención política de la guerra en este país. El texto parte de una contextualización de la violencia política en
tanto campo de saber y poder, para luego adentrarse en un diálogo cruzado entre las apuestas éticas y metodológicas en diversos
enfoques y mis conjeturas frente a los retos identificados desde mi propia experiencia de investigación.
Palabras clave: guerras contemporáneas, violencia política, etnografía de la crisis, antropología política.
Este artigo apresenta uma revisão entre o debate contemporâneo sobre a guerra e a violência em tantos objetos de
pesquisa empírica e uma prática particular que se apoia na etnografia para abordar cenários de crise, especificamente os
relacionados com o trabalho com vítimas da violência na Colômbia e com o surgimento à resposta do Estado desde seus
mecanismos de intervenção política da guerra neste país. O texto parte de uma contextualização da violência política tanto
no campo do saber e poder, para logo adiantar-se no diálogo entre as apostas éticas e metodológicas em diversos enfoques
e as conjeturas do autor frente aos retos identificados desde sua própria experiência de investigação.
Palavras-chaves: guerras contemporâneas, violência política, etnografia da crise, antropológica política.
This article presents a review between the contemporary debate about war and violence as an empirical research
topics, and a research practice which have use the ethnography in crisis environments, specifically those related with victims
of political violence in Colombia and the monitoring of state responses in terms of its political management of war. The text
starts with a conceptualization of political violence as a knowledge-power field to get in a crossed dialogue between the
ethical and methodological proposals in diverse approaches and the author’s conjectures about the challenges identified
during his own research experience.
Keywords: contemporary wars, political violence, crisis ethnography, political anthropology.
ORIGINAL RECIBIDO: 22-IX-2008 – ACEPTADO: 02-X-2008
*
Las reflexiones y el trabajo académico que soportan este texto son una combinación del trabajo empírico en varias investigaciones sobre la gestión del
conflicto armado en Colombia y en el desarrollo de mi disertación doctoral
para la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO.
* * Candidato a Doctor en Ciencias Sociales, opción Estudios Políticos, de la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO-Ecuador. Docente/investigador del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos, IESCO Universidad Central. E-mail: [email protected]
34
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Preámbulo
Es importante aclarar al lector
que las reflexiones aquí recogidas las
realizo desde una condición de
enunciación del tipo insider/outsider, pues si bien mi trabajo no
puede asumirse como una voz
de la antropología, ya que no
soy antropólogo (outsider), sí es
claro que gracias a varios años
de trabajo sistemático con
fuerte influencia etnográfica
(insider) asumo esta entrada
metodológica como parte del
patrimonio general de las
ciencias sociales y no sólo de
aquella que se constituyó
como nicho original y natural para el trabajo etnográfico, la antropología.
nalidad desde mi propia experiencia de investigación (meta-texto).
Este último estará marcado como
“enlace” y con estilo “itálico” en distintos lugares dentro de la secuencia discursiva del documento.
cia y las tensiones en la construcción de una red conceptual y la
capacidad o incapacidad de mi
experiencia de investigación concreta para conectar el trabajo etnográfico cercano y comprensivo con
debates más globales y generales
en las ciencias sociales.
Contexto
del debate
Después de ciento
cincuenta años de teorización e investigación
sobre la guerra (Balibar,
2006), este campo de saber pareciera haberse consolidado como una especie
de “lugar común” no sólo
en el mundo de la reflexión
teórica, sino en el ámbito
de la acción política. A pesar de la normalización que
un horizonte de tiempo tan
significativo supone, al lado
de la abundante historia de
experiencias de guerra, nos
encontramos en un momento revelador en términos de
los alcances y las limitaciones
de las redes conceptuales hasta ahora usadas para dar cuenta de uno de los fenómenos
que mayor atención acarrea en
nuestra historia.
Otra precisión es la de
una delimitación que pone
distancia de aquella visión
que simplifica la lectura de
los procesos de la guerra y
la paz como simples tránsitos por el reformismo institucional en el marco del
discurso de la paz como
“bien supremo” y del derecho internacional humanitario como “fuente
única de legitimación”,
para ir más allá y observar la historicidad en
que ocurren tales aconPeregrino Rive
ra Ar
Después del fin de la Seguntecimientos, así como
El habilitado de ce: Recuerdos de campaña
(1900), Hacien
l Bon “Libres de
do el vale.
Ocaña”. Museo
da
Guerra
Mundial y la creación
las formas de apropiaNacional de Co
lombia.
del sistema internacional de nación/resistencia que tales discursos
ciones para el sostenimiento de
generan.
Finalmente, si bien en este artí- la paz, que hoy conocemos como NaLa forma narrativa del texto se culo se presenta un recorrido biblio- ciones Unidas, dos temas en las
plantea desde una presentación do- gráfico importante, este no pretende agendas de seguridad mundial han
ble entre un texto y un meta-texto, ser exhaustivo, pues no se trata de ocupado la atención de esta organien donde se podrá apreciar el lugar inscribir el trabajo como un “estado zación: la primera fue la contención
del debate de los temas planteados del arte”, sino como una apuesta re- de conflictos o la intervención so(texto) al tiempo que la posicio- flexiva para mostrar la convergen- bre los mismos durante el período de
JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA
N ÓMADAS
35
la guerra fría; y en segundo lugar,
las gestiones humanitarias para atender la proliferación de conflictos armados internos, en adelante CAI,
desde finales de los años ochenta
hasta nuestros días.
De esta manera, los CAI se convirtieron en la razón permanente
para que la comunidad de naciones,
y las agencias especializadas para tal
fin, realizaran permanentes llamados
para aminorar los daños, mediar o
apoyar en la resolución de este tipo
de confrontaciones que generalmente son catalogadas como “emergencias complejas”. De hecho, las
Naciones Unidas, para el período de
tiempo de referencia, han tenido
que realizar sesenta y cuatro llamamientos para recaudar 11.000 millones de dólares para programas de
socorro, y han obtenido 7.000 millones (Fisas, 2004: 65).
En este sentido, este tipo de fenómenos se han convertido en un
campo de conocimiento especializado y en un ámbito de intervención
política altamente institucionalizado,
pues alrededor de él se articulan centros de investigación, agencias
multilaterales y un sinnúmero de sistemas de regulación, tanto de tipo
político (como el poder de sanción
del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas), como de orden jurídico (por ejemplo, el establecimiento
del Estatuto de Roma y la Corte Penal Internacional).
Dentro de este desarrollo institucional, han surgido dos sub-campos especializados en los distintos
frentes de lo que aquí llamaremos
la gestión o la administración de los
CAI: por un lado, las intervenciones sobre crisis humanitarias por violencia política (dedicadas a la
36
N ÓMADAS
asistencia y protección de víctimas
sobrevivientes, refugiados y desplazados internos), y por otro, los mecanismos de justicia transicional
(que definen los caminos legitimados internacionalmente para las
transiciones del conflicto hacia el
post-conflicto).
Estos dos sub-campos, muchos
de los cuales se articulan alrededor
de casos históricos y sociedades objetos de la intervención (casi todos
geopolíticamente clasificados como
del Tercer Mundo, con excepción de
la experiencia de los Balcanes),
entran y salen del horizonte de visibilidad de la comunidad internacional, tanto por lo hecho como por lo
dejado de hacer. Con lo hecho hago
referencia al tipo de mecanismos de
intervención humanitaria desplegados o el nivel de profundidad en la
aplicación de los dispositivos para
dar cuenta de la verdad, la justicia
y la reparación durante las transiciones; y con lo dejado de hacer, trato de señalar los debates sobre la
intervención tardía o incompleta
respecto a los estándares del derecho internacional humanitario y los
derechos humanos.
De lo que poco se establecen
registros son de las condiciones
internas de tales sociedades vinculadas con los procesos de trasformación política y social que supone
plegarse al discurso y las instituciones internacionales para la gestión
de los CAI, y al tiempo, reconocer
las transformaciones endógenas
que se esperaría complementen la
aplicación de los mecanismos de
transición.
Las dos áreas más afectadas del
planeta por el desarrollo de conflictos armados internos han sido
Latinoamérica y África. Para nuestra región sobresalen los casos de El
Salvador (entre 1980 y 1992), Guatemala (entre 1960 y 1996), Perú
(entre 1980 y 2000) y Colombia (conflicto vigente y el de más larga
duración de la historia contemporánea). Todos ellos unidos por la profundidad de los daños asociados con
la confrontación y por la complejidad para el abordaje de salidas
sostenibles hacia procesos de paz de
estirpe social.
Cada uno de estos casos ha sido
objeto de aplicación de los distintos
mecanismos de intervención de conflictos, disponibles para su época, en
tal sentido, es claro que no son
equiparables entre sí, pues las
especificidades de los actores en contienda y el tipo de víctimas no son
irreductibles a una categoría común;
pero lo que sí ha sido punto de encuentro, es que cada uno fue lugar
de experimentación de los dispositivos de intervención humanitaria y
de los procesos de negociación del
conflicto bajo la perspectiva de la
justicia transicional. De hecho, en todos ellos se planteó una comisión de
transición o de verdad.
Como en todo campo de saber,
existe una distribución de objetos,
categorías y abordajes metodológicos que asumen determinadas
convergencias y divergencias de
acuerdo con el peso específico de
cada disciplina. En este trabajo se
presenta cómo en dicha distribución
existe un lugar ambiguo y apenas
en constitución desde la etnografía
en escenarios de violencia política,
pues según lo plantea ScheperHughes y Bourgois (2004: 5) la mayor cantidad de teorías sobre las
causas, significados y consecuencias de la violencia masiva y de los
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
genocidios viene de disciplinas
como la historia, la psicología, la
psiquiatría, el derecho comparado,
los derechos humanos y la ciencia
política.
En tal sentido, es mi propósito
compartir algunas exploraciones en
donde una perspectiva etnográfica
se enfrenta a las formas dominantes de dar explicaciones y realizar
intervención sobre estos fenómenos.
Este ejercicio también implica revisar críticamente la guerra y la violencia política como objetos de
estudio plagados de ideas normalizadoras y moralizantes que inhiben
la discusión crítica y reflexiva sobre los límites conceptuales de dicho campo y, al tiempo, explorar la
manera en que la etnografía de las
crisis políticas puede aportar de manera diferencial a esta discusión,
para desde ella recuperar la relación con lo particular, en lo que
Greenhouse denomina la relación
entre inestabilidad política y vida
social (2002: 1); todo para presentar cómo el trabajo etnográfico sobre
escenarios de conflictos marcados
por la aplicación sistemática de violencia, conduce al replanteamiento mismo de las nociones con las
que definimos lo político y la propia vida en sociedad.
De esta manera, la crisis de la
guerra como sujeto y objeto de conocimiento en las ciencias sociales,
justifica este intento de observar la
forma en que la aproximación
etnográfica puede ayudar a zanjar
esa separación entre lo universal y
lo singular, lo público y lo privado,
lo visible y lo invisible, lo legítimo y
lo ilegítimo. Este intento no supone
en ningún caso abandonar la lectura crítica ante la tradición totalizante o la emergente presencia de
lo singular y lo particular a cada
experiencia de guerra y violencia;
incluyendo en dicha crítica la propia
apuesta de la antropología política,
pues como plantearon ScheperHughes y Bourgois: “los antropólogos
han sido muy lentos, muy ambiguos,
muy reflexivos y el saber etnográfico
producido muy local” (2004: 4),
cuando de dar cuenta de los contextos de guerra y violencia política
se trata.
Pero reconociendo lo anterior, la
decisión del énfasis propuesto busca explorar lo que Mertz observa respecto a que
los antropólogos que trabajan
asuntos relacionados con la violencia, han planteado lo inadecuado de lo estándares y las
convenciones de la ciencia
social, cuando tratan de representar el desorden y la emocionalidad involucrada en el
proceso; pues para el momento
en que contamos una historia,
hemos a su vez removido la voz
original a través de la narrativa
de las ciencias sociales, al tiempo que hemos domesticado y
obliterado gran parte de la inmediatez y la falta de estructura que
caracteriza tales eventos. (2002:
361, traducción mía).
En otras palabras, el tipo de escenarios aludidos por Mertz, implican lo que Mac C. Lewin (2002)
presenta como los límites y la opacidad de nuestro entendimiento, que
es a su vez el reto de la etnografía
para delinear la relación entre campos sociales y estructuras. Condiciones ambas que nos enfrentan a los
límites del lenguaje y a nuestra ambigua forma de representar este tipo
de realidades.
La guerra
y la violencia política
como preocupación
en las ciencias sociales
La decisión de usar las dos categorías enunciadas busca dar
cuenta de la manera en que las
ciencias sociales abordan el conflicto armado moderno, sin pretender hacer de ellas un símil,
pues la consolidación de los términos en la comunidad científica
y en la vida política obedece a
que cada uno de ellos ha tomado
un camino explicativo distinto
dentro de una especie de sentido
práctico aceptado tácitamente en
los ámbitos mencionados. Por un
lado, el término “guerra” ha sido
convencionalmente aplicado a
casos donde el sujeto histórico de
la confrontación estaba claramente definido como un Estado o una
nación, que según Balibar (2006),
representa el modelo clausewitzeano puro, es el “sujeto” de la estrategia defensiva que al final se
asume victorioso. Para usar una categoría filosófica, puede ser identificado con cierta figura típica de
una unidad moderna militar, pueblo o Estado, ya sea preexistente, o
construida durante el proceso mismo de la guerra.
Por su parte, el término “violencia política” ha sido aplicado
fundamentalmente en el sentido
de Nieburg (cit. Braud, 2006: 16),
según el cual, ésta se caracteriza
por un conjunto de actos de desorganización y de destrucción y lesiones cuyo objetivo, elección de
blancos y de víctimas, circunstancias, ejecución y/o efectos adquieren un significado político, es decir,
tienden a modificar el comportamiento ajeno en una situación de
JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA
N ÓMADAS
37
negociación con repercusiones
sociales.
En tal sentido, la primera diferenciación en el uso de uno y otro
término se ha derivado de una condición de escala, donde se advierte
que lo que se pone en juego es el
alcance de la confrontación, lo que
comporta una preocupación
en la cual la guerra debe ser
un estado transitorio (en términos clausewitzianos, la
política por otros medios),
mientras que la violencia
política puede ser una manifestación naturalizada de
la conformación del sujeto
histórico que legítimamente
puede llegar a hacer la guerra, es decir, el Estado-nación; pero esta vez no frente
a otro Estado sino frente a su
“enemigo interno”.
paz, en lo que Bobbio (1982), Alliez
y Negri (2003), Scheper-Hughes y
Bourgois (2004), Richmond (2006) y
Paris (2006), se asume como el continuo guerra-paz-guerra. Achille
Mbembe en “Necropolitics” (2003) y
Michel Foucault en Society Must be
Defended (2003) realizan advertencias igualmente dramáticas sobre la
tecimiento y de los eventos (en este
sentido, son importantes los trabajos de Nagengast (1994), Richani
(2002) y Braud (2006)).
Enlace 1: esta secuencia genealógica de la consanguinidad al tiempo que
la diferencia entre las formas de posicionamiento y la utilización de las nociones de guerra y violencia
política, dejan de ser un problema discursivo y se tornan
en un problema material para
un programa de investigación
que apunte a establecer desde la etnografía una relación
con la compresión cercana de
los casos de estudio, al lado
de la crítica conceptual y considerando las implicaciones de
la historicidad propia de cada
caso. En mi experiencia de investigación sobre las formas
de gestión del conflicto armado colombiano y de la política
Alrededor de estas dos
de respuesta al daño asociamiradas se han desarrollado con la violencia política, los
do múltiples entradas y deslugares desde donde se lee la
plegado variados esfuerzos
guerra, la violencia y la paz,
por capturar analíticamenhan sido parte integral de la
te la guerra y sustituirla por
disputa y la confrontación.
la paz. Para el caso colomEn tal sentido, el investigador
biano, Zuleta (2006) afirma
debe enfrentarse a un conjunque estos esfuerzos fracato de lugares comunes y de lusaron: la guerra creció y
gares prohibidos, unos y otros
junto con ella, los estudios
asociados con el momento dobasados en la moral de la
minante del debate público,
soberanía imperialista que
sea este en la dirección del pénen virtud de una pretendidulo hacia la consolidación de
Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Un veterano de la
da justicia universal divila confrontación armada. O
revolución. Museo Nacional de Colombia.
niza la paz, su propia paz
sea en el sentido de la pacificomo marco de referencia científi- artificialidad de la línea que separa cación. El reto de una perspectiva de
ca de la guerra.
la guerra y la paz (Richards, 2005).
investigación como la mencionada es
superar la trampa del acontecimiento
Dada esta matriz analítica de
Es justo en este movimiento que dicta siempre respuestas sobre la
corte moral, al lado de la evolución y donde la polemología gira su aten- coyuntura y la emergencia de dicho mola mutación de las formas y el senti- ción hacia la violencia política, no vimiento pendular y superar los lugado de la guerra, lo que terminó por ya en las causas, ni tampoco en las res comunes en la interpretación desde
convertirse en la excepción fue la salidas, sino en las formas del acon- las ciencias sociales que terminan por
38
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
sumarse a la naturalización de cierta
forma ser-estar en escenarios de excepción continua y, en tal sentido, resignarse a respuestas siempre parciales,
sustancialistas y esencializantes de la
violencia.
En este contexto, la distribución del interés de las
distintas ciencias sociales
frente a la guerra y la violencia política como objetos de
conocimiento no es accidental. La tensión entre totalización y particularización
(Zuleta, 2006), estructura y
proceso (Richani, 2002; Howard-Ross, 1993), política y
vida social (Greenhouse,
2002) y entre lo local y lo
global (Scheper-Hughes y
Bourgois, 2004), ha sido
asumida desde varias perspectivas: la primera de ellas,
la estructural. Zuleta (2006)
–volviendo al caso colombiano– argumenta que ello ha
supuesto el derrocamiento de
la sociología como conocimiento imperante para la explicación de la violencia y, en
cambio, entronizó al de la
historia, en alianza con la
economía y la ciencia política y el derecho comparado.
Se dio por sentado una juridicidad entendida “como la
tendencia o criterio favorable al predominio de las soluciones de estricto derecho
en los asuntos políticos y sociales” (Diccionario de la
Real Academia, II, 1984:
805)1 .
desde las discusiones que le dan a
cada caso un carácter no equiparable a otro y, en esa medida, se busca
dar cuenta no de las cercanía o diferencias entre los casos, sino de la
manera en que ellos son intervenidos y valorados; de allí los trabajos
agentes internacionales y agentes locales en el mapeo de los conflictos
intestinos o encajonados en el dominio del discurso de la soberanía
del Estado-nación (Fisas, 2004;
Minn, 2007; Frost, 2001).
Finalmente, la tercera
perspectiva refiere a aquellos trabajos que intentan
dar cuenta de cómo se constituye y se resuelve la relación víctima-victimario
(Zuleta, 2006; Castillejo,
2007; Theidon, 2006), o
cómo se afrontan los cambios dramáticos en el orden
político producto de la violencia (Greenhouse, Mertz,
2002) y con ellos cómo se
transforman las subjetividades en escenarios de guerra
y violencia prolongadas
(Das, 2000; Comarrof y
Comarrof, 2006). Frente a
todos ellos aparece un caso
fuerte sobre lo que ofrece la
especificidad de la etnografía como antídoto efectivo
contra este imaginario epidemiológico de la violencia,
a través del cambio de énfasis que mira más allá de
la respuesta sobre lo que dispara la guerra, para preguntarse por los énfasis que
permiten explorar cómo la
gente hace la guerra y la paz
(Richards, 2005).
Enlace 2: ¿una trayectoria de investigación con un sentido etnográfico en el marco
de relaciones complejas, como las acabadas de presentar, debe tratar de responder si es posible una etnografía de
la crisis que no quede atrapada en el
acontecimiento y pueda dar cuenta de
las condiciones de enunciación desde
Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900),
Capitán Gaitán - Mirando al enemigo. Museo Nacional de Colombia.
La segunda perspectiva, la dimensión de lo particular, lo local y
la experiencia diferenciada de la
violencia política, ha sido asumida
sobre los conflictos internos y las
guerras civiles (Fajen y Yudelman,
2001) los análisis socio-históricos sobre los efectos de la violencia en la
sociedad (Pecaut, 2001) y las consideraciones sobre la relación entre
JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA
N ÓMADAS
39
donde construye sus interpretaciones?
Con condiciones de enunciación trato
de invitar a explicitar las implicaciones
de asumir una y otra de las posicionalidades presentadas, es decir: ¿qué implica una postura de corte estructural
en términos de su posibilidad de reconocer los puntos ciegos sobre los que
un enfoque de este tipo se construye,
todo cuando de generalizar una explicación se trata? ¿Qué aporta el énfasis
sobre lo local mas allá de una mirada
comprensiva que además establezca relaciones entre los discursivo y lo extradiscursivo?, en otras palabras, ¿cómo
la mirada sobre lo cercano, particular
y diferencial permite que la etnografía
pueda ayudar a llevar al límite nuestros conceptos (lo discursivo) y cómo
lo emergente en la convergencia de lo
históricocultural presenta formas alternativas de enunciación (lo extradiscursivo)? Finalmente, ¿cómo lograr
que la entrada privilegiada de la etnografía a las subjetividades, y para el
caso en discusión, a las subjetividades
de experiencias de crisis, no se quede
en las crónicas que con gran sentido
empático y gran riqueza fenomenológica, sean incapaces de conectar
la historicidad y las grandes trayectorias co-constitutivas de dichas experiencias subjetivas?
Las nuevas guerras:
sub-campos de saber y
poder dentro del
abordaje de conflictos
armados internos
La discusión teórica para enmarcar el debate del manejo de conflictos armados internos es de tal
amplitud que desborda las posibilidades de un único texto de reflexión;
por tal motivo, esta lectura paralela
del debate internacional y de mi experiencia investigativa no conside-
40
N ÓMADAS
ra el campo de los llamados “conflict
studies”, pues muchos de ellos no
necesariamente profundizan los
asuntos de violencia política y los
que sí lo hacen se concentran en el
comportamiento de los actores, la
economía política de la confrontación y la demografía de las víctimas
no sobrevivientes. Esta segunda parte de la discusión prioriza la manera
en que se interviene el conflicto armado en la perspectiva de su transformación hacia el post-conflicto.
Más concretamente, se interesa por
pensar el “más allá” del conflicto,
en tanto cambio político.
Dentro de este campo destaco
cuatro entradas pertinentes para
esta reflexión en donde se expresan distintos lugares no sólo en el
debate teórico, sino en la investigación empírica. Estos recogen los
trabajos más significativos para delimitar el campo de reflexión y acción
aquí propuesto. Estas entradas son: la
teoría política, el análisis jurídico y del
derecho internacional humanitario, el
análisis comparado y las aproximaciones histórico-etnográficas.
En primera instancia, abordamos
algunas de las discusiones en teoría
política. Allí se destacan los debates
sobre los alcances y limitaciones de
la noción liberal de la justicia cuando ésta se trata de aplicar en escenarios de guerra o de daños masivos
y generalizados. Los trabajos de
Barkan (2000 y 2006) y Allen (1999)
son buenos ejemplos de tales reflexiones. El elemento más importante por
destacar en esta discusión gira
alrededor de la incapacidad de la
perspectiva moderna-liberal para reconocer la necesidad de trascender
las lógicas de retribución-compensación individual de los daños, argumento de base en la idea de
justicia del liberalismo clásico, en
desmedro del reconocimiento a los
daños de corte masivo y al resarcimiento de carácter colectivo, que no
han sido adecuadamente teorizados
y que son la condición general en
todas las sociedades afectadas por
conflictos armados internos de larga duración (Colombia) o de alta
intensidad (Ruanda).
Otra preocupación fuerte en
esta primera entrada referenciada,
gira alrededor de las implicaciones
éticas y las formas de legitimación
que se construyen alrededor de los
mecanismos de gestión de los conflictos y de su transición, es decir,
sobre los alcances de la verdad y las
implicaciones de la reparación. A
este respecto encontramos los planteamientos de Brooks (1999), Frost
(2001) y Rotberg y Thompson.
(2000). El punto central en esta discusión es el cuestionamiento de hasta dónde las medidas indirectas de
la verdad, el otorgamiento de disculpas y el reconocimiento del daño,
pueden garantizar efectivamente
movimientos hacia el sostenimiento
de la paz.
Finalmente, una de las discusiones más importantes en este primer
ámbito de análisis –que al tiempo es
uno de los puntos menos tratados
sistemáticamente–, es la crítica a la
noción liberal de la paz. En este sentido, Paris (2006) y Richmond
(2006), critican el carácter epistemológico no cuestionado otorgado a
una idea de paz que sólo da cuenta
de las necesidades de ampliación de
los principios básicos del liberalismo:
el mercado, las instituciones y el
discurso universalita de los derechos
humanos. Estos autores ayudan a
comprender el carácter restrictivo
de las transiciones cuando la paz es
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
reducida sólo a las reformas hacia
democracias electorales, la apertura económica y el privilegio de derechos individuales.
La segunda entrada importante
de producción frente a los mencionados sub-campos de saber dentro de
las nuevas guerras contemporáneas
es el análisis jurídico y del DIH. Este
ámbito es el más prolífico de todos,
ventaja cuantitativa que es muy indicativa de la centralidad otorgada
a esta dimensión en los debates sobre la violencia política organizada y
las transiciones conflicto/post-conflicto. Cabe preguntarse si la judialización de asuntos de alto raigambre
político resulta una salida sostenible
a problemas tan complejos. En cualquier caso, en este campo encontramos trabajos referidos en primer lugar
a la descripción de la batería de derechos y disposiciones internacionales
que se ponen en juego en cualquier
proceso de intervención sobre conflictos armados y en los intentos de
transición, Call (2004), Lekha Sriram
(2004), Nash (2000). De otro lado,
están las discusiones sobre cada uno
de los componentes específicos de los
mecanismos especializados en la justicia transicional, con gran atención
sobre las comisiones de verdad y reconciliación; aquí se destacan los trabajos de Teitel (2003), Hayner (2001),
Espinoza y Ortiz (2001), Ally (1999).
También hay desarrollos sobre el componente de las reparaciones a las víctimas de los conflictos, que de hecho
es el aspecto menos tratado con profundidad, si se considera la amplitud
en el tratamiento de la tipificación
de violaciones elegibles y a la discusión sobre los estándares aceptados
en justicia y perdón. Estos debates son
tratados en Colson (1998), Galaway
y Hudson (1996), De Greiff (2004).
La tercera entrada de desarrollo que es pertinente destacar es la
del análisis comparado –histórico y
político–. Aquí los esfuerzos por
comparación son diversos, aunque
no es muy claro el nivel de sistematicidad de estos esfuerzos. Uno
de los primeros intentos está en las
comparaciones en el nivel teórico,
entre los sistemas de contención de
conflictos o los dispositivos de justicia transicional, frente a otros
mecanismos de intervención en escenarios de violación de derechos
humanos de corte más local y menos verticalista –en el sentido de
la comunidad internacional hacia
sociedades nacionales–; al respecto se encuentran los textos de De
Greiff y Cronin (2002), Orozco
(2003), Van de Merwe, Dewhirst y
Hamber (1998).
El siguiente criterio de comparación utilizado es el regional o multicaso, que da cuenta de manera muy
descriptiva y casuística de las formas
de unos y otros frente a la aplicación
y la cercanía o la distancia del
estándar esperado de los acuerdos
internacionales o de los señalamientos de los grandes poderes de la
geopolítica global. Se destacan los
trabajos de Arnson (1997), Harper,
(1996), Kritz (1995). Con esta misma
Peregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900), Escorzos de revolucionarios enfermos.
Museo Nacional de Colombia.
JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA
N ÓMADAS
41
lógica son varias las comparaciones
entre la comisiones de la verdad y
reparación, como se puede ver en
Andrews (2003) y Steiner (1997).
La cuarta entrada importante a
destacar es la de corte histórico-etnográfica. Es importante regresar a la
precisión inicial, cuando demarcaba
esta propuesta del campo de “conflict
studies”, pues allí es probable encontrar una gran cantidad de trabajo
sobre la historia política de los conflictos y sobre la etnografía de casos
emblemáticos de victimización. En la
perspectiva de mi reflexión interesa
la relación entre historia política de
la transición y la etnografía de la acción política asociada con tal proceso. En tal sentido, destaco los trabajos
de Beristain (1999), Boraine (2000),
Elster (2003 y 2004), Lira y Morales
(2005), Molina (2005), CastillejoCuellar (2007). Pero dado que el propósito de este texto no es el de una
revisión bibliográfica exhaustiva, este
último componente quisiera desarrollarlo desde una discusión metodológica un poco más detallada, que
considere límites y posibilidades, aspecto que se presenta en el siguiente
punto.
Enlace 3: en mi experiencia de investigación sobre el conflicto armado
en Colombia con sus peculiares manifestaciones de violencia política, es
curioso y altamente problemático la
paradójica centralidad de los discursos sobre la guerra y la paz, al tiempo que el vaciamiento que se ha hecho
sobre los contenidos del debate en estos conceptos. De este modo, las prácticas académicas y socio-políticas
parten de esa continua guerra-paz
como una condición dada, en donde
el trabajo académico define su pertinencia por su capacidad de dar cuenta de cómo acontece la guerra o por
42
N ÓMADAS
allanar caminos hacia la paz. Muy
poca discusión se encuentra sobre el
tipo de paz de la que hablamos, no en
tanto anhelo de escenario post-conflicto, sino respecto a las implicaciones
de la presunción teleológica donde la
paz se asume indistinta y homogéneamente para todos los actores sociales que la anhelan o se disputan el
derecho a definirla. En este contexto,
las discusiones internacionales sobre
los límites del liberalismo moderno,
para dar cuenta de conflictos de una
fuerte base y afectación colectiva, son
de gran pertinencia para el caso colombiano. El problema para el investigador es cómo introducir el debate
sobre lo inimaginado o lo inimaginable; me refiero a que la noción de un
Estado liberal (en alguna versión de
democracia o de poder popular representado en un soberano, sea presidente, parlamento o partido único)
pareciera ser lo único posible. Así, una
crítica académica a la clave liberal (de
reformismo institucional, libre mercado y discurso universalista del derecho) para la gestión de conflictos
armados y la construcción de transiciones hacia escenarios de paz o pacificados, es una empresa que nace
fracasada y, en consecuencia, pareciera confirmar el fin de la historia en
términos de Fukuyama. Pero como no
nos hemos enfrentado al fin de lo real,
una ciencia social crítica sí debería asumir la aventura abismal de adentrarse
en lo inimaginable.
Consideraciones
metodológicas en el
abordaje etnográfico
de la guerra y la
violencia política
Lo primero por aclarar es que
uno de los aportes más importantes
de las perspectivas etnográficas a los
estudios sobre violencia política, ha
sido el esfuerzo metodológico para
dar cuenta de la diversidad de los
frentes que se presentan para la discusión en este campo. Estas entradas metodológicas van desde el
interés por acceder a los relatos y
narrativas de los sujetos afectados
por la violencia política –aunque el
sujeto de la experiencia siempre ha
sido del interés de la antropología–,
particularmente en lo relacionado
con las formas de seguimiento, a las
transformaciones políticas de gran
dimensión y la exploración de los
intersticios del Estado sobre los que
se construyen nuevas formas de
subjetivación (Greenhouse, 2002).
Así mismo, se intentan comprender
las formas emergentes de organización social para dar cuenta de la
capacidad de agencia de los sujetos
en contextos de profundas crisis
institucionales y sociales (HowardRoss, 2003).
Frente a las maneras de abordar la crisis asociadas con la violencia de carácter sistémico, Mertz
(2002: 352) nos ofrece una idea del
reto metodológico que implica el
trabajo etnográfico en estos campos, cuando se pregunta por ¿cómo
configurar un acto cercano de comprensión de fenómenos donde las
condiciones básicas de certeza sobre alguna conexión social desaparecen, o donde la propia fibra de
la condición humana ha sido
trastocada?
Este reto metodológico y ético se
ha venido resolviendo sobre la práctica de diversas maneras. En primer
lugar, frente a los procesos de
subjetivación construidos alrededor
de la experiencia de crisis extrema y
violencia, una primera entrada que
presentan distintos investigadores, es
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
el análisis de narrativas que les permite evidenciar las diferentes formas
de racionalizar y de registrar emocionalmente la experiencia límite del
sufrir. Un ejemplo de ello es la entrada de Warren (2002: 385), quien
enfatiza en la necesidad de
identificar en dichas narrativas las estrategias de
borramiento de víctimas por
parte de victimarios, cuando se ponen en circulación
discursos de una realidad
dividida en donde la narrativa que se legitima es la del
sujeto que produce el daño.
Otro elemento altamente problemático en la aproximación etnográfica a estos contextos gira
alrededor del lugar de la voz de los
actores. Aquí caben las preguntas por
quién habla, quién silencia, quién
Mertz (2002: 357) destaca como Greenhouse
(2002) va más allá de este
choque de ámbitos de la
verdad, para explorar
nuevas concepciones de
la agencia de los sujetos,
frente a sus formas de respuesta a la sujeción de un
lado o de subjetivación
movilizadora del otro. En
la visión de Greenhouse
(2002), estas experiencias
se deben observar como
un proceso de desacoplamiento entre la agencia y
la estructura, lo que a su
vez ofrece mayores posibilidades de superar la ilusión de la concreción en
sociedades que permanenPeregrino Rivera Arce: Recuerdos de campaña (1900),
Amadeo Revolucionario. Museo Nacional de Colombia.
temente se están rehaciendo desde la interacción
(Mertz, 2002: 358). Esta posición nos traduce. A este respecto, Das (2000)
previene sobre la clásica relación y Poole (2004), exponen cómo el haagencia-estructura versus cambio blante es el administrador privado de
social, pues en procesos donde el poblaciones –que en sus trabajos está
cambio deviene de experiencias pro- documentado en la figura del reprefundas de violencia, las dos prime- sentante de la casta dominante o el
ras pierden conexión en un complejo gamonal, en uno y otro caso respece incierto proceso de recreación y tivamente–. Mientras que por el lado
adaptación.
del reconocimiento del daño por vio-
lencia, Herman (1992: 7) plantea la
tensión entre el deseo del victimario
de no hablar del daño, mientras que
las víctimas demandan el reconocimiento del dolor y de sus pérdidas
(Mertz, 2002: 361).
En este sentido, vale la
pena mencionar uno de los
efectos más importantes sobre el lugar de la narrativa
de las víctimas en estas disputas por el reconocimiento.
Me refiero al llamado de Castillejo-Cuellar (2007) por incorporar a las víctimas como
agentes en la historia, en
donde la restitución de su voz
se entienda desde la valoración epistemológica y política del testimonio en tanto
experiencia y narrativa en
ejercicio dentro del proceso
de restitución de la dignidad
humana; distanciándose así
de las prácticas dominantes
en los procesos de transición
de la violencia política que
privilegian el discurso factual
y forense de datos y hechos
de víctimas anónimas, en
donde sólo aparecen traducciones pálidas de la realidad,
representadas en vocabulario
controlado y respuestas sin
significado histórico y carentes de sentido y valor político en el reconocimiento
del daño.
También es importante destacar
las advertencias de Greenhouse
(2002) y Richani (2002). La primera
se refiere a las dificultades y complejidades entre actuar en el contexto de
violencia y tomar medidas sobre los
efectos de la misma, hecho que implica asumir los retos de la relación
insider-outsider (Greenhouse, 2002: 8).
JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA
N ÓMADAS
43
Enlace 4: esta relación es particularmente problemática si se considera la sociología política de muchos
de los académicos de las llamadas
economías emergentes, en donde las
agendas de investigación están condicionadas no sólo por las visiones
restringidas e instrumentales de los
gobiernos en el Tercer Mundo, sino
también por los términos de referencia y las condiciones de financiamiento de agencias internacionales
y del mundo de las ONG humanitraristas o del aparato de desarrollo.
En este escenario se torna inestable
la posición del académico y borrosa
su relación entre “estar adentro” y
“discutir desde afuera”, sobre todo
cuando los dispositivos de financiación
y control de los resultados comunicables de la investigación condicionan
el desarrollo de agendas de largo
aliento y el espíritu crítico frentes a
los agentes de un lado –los gubernamentales– o hacia el otro –los no gubernamentales–.
Por su parte, Richani (2002: 4)
hace un importante llamado a no
minimizar el análisis de las relaciones de poder entre los actores desde una lógica que sólo mira la
causas de las disputas y los efectos
de las mismas sin tener en cuenta la
manera en que estas relaciones se
articulan con procesos de más largo
aliento y escala, que a su vez pueden influenciar la posicionalidad de
los mismos. En síntesis, se plantea
un importante llamado a no hacer
del proceso y la historicidad de los
mismos una caja negra, como ha sucedido en muchos de los abordajes
que planteamos inicialmente sobre
los campos del derecho y la política
comparada.
Enlace 5: el reto metodológico surge cuando –como lo mencionaba an-
44
N ÓMADAS
tes– la agencia y la estructura pierden
su relación vinculante y además, las
manifestaciones de la agencia están
profundamente marcadas por la sujeción violenta o autoritaria, al tiempo
que la estructura se hace inenteligible
estratégicamente para garantizar el
desarrollo de determinadas estrategias
de control social y de legitimación del
poder. Frente a este escenario el énfasis en la etnografía de lo extraordinario
en lo ordinario, permite romper esos
circuitos cerrados en los que agentes y
estructuras se manifiestan en escenarios de crisis institucional por violencia
política.
Los énfasis de Das (2004) sobre las firmas del Estado en la India o de Poole (2004) sobre los
procedimientos y los movimientos
de la administración de justicia en
los márgenes del Estado peruano,
son perfectos ejemplos de este tipo
de abordajes, en donde a través de
la identificación de los intersticios
del Estado, se hace posible acercarse a la materialidad que asume
el mismo frente a los más diversos
problemas en la relación agenteestructura, al tiempo que permite
develar cuando esta última se presenta como un borramiento de la
primera.
De esta forma, Das (2000) recuerda la importancia de estas entradas metodológicas que permiten
plantear debates por las disputas sobre lo real en la presencia o influencia del Estado, además de poder
interrogar la vida diaria como lugar
de lo ordinario donde acontece los
extraordinario. Estas posturas son
éticas al tiempo que metodológicas,
pues como lo plantea Mertz (2002:
367), establecen una difícil línea de
separación entre etnografía y acción
social, lo que en el fondo ha sido la
lucha histórica de la antropología
política contemporánea, al tratar de
no caer en los enfoques monolíticos
y generalizantes de la interpretación
en la distancia.
Otra entrada metodológica interesante por destacar es la de la
antropología de los eventos. La estrategia la plantea Hoffman y Lubkemann (2005), quienes parten de
precisar que los eventos son difíciles de reconocer, pues ellos tienen
cierta ininteligibilidad. ¿Es un evento, un ejemplo o una excepción?
¿Manifiesta la estructura, un proceso, una situación o los invalida a
todos ellos? Un evento es por definición un momento singular (Hoffman y Lubkemann, 2005: 316).
La referencia a lo particular podría llevar a cierta sustancialización
de la explicación de las experiencias
asociadas con la guerra y la violencia política. Para evitar esta tendencia, Hoffman y Lubkemann afirman
que “podemos plantear con seguridad que lo que constituye un evento, lo que lo diferencia de un
momento o de otro, frente a su significado particular, es que siempre
es socialmente construido y localmente significativo” (2005: 317, traducción mía).
Ante estas dificultades que presenta el trabajo etnográfico en zonas
en conflicto, cabe preguntarse: ¿cómo
podemos entonces hacer una etnografía de eventos tan complejos?
¿Qué tipo de regularidades, si existen, pueden estructurar las irregularidades que caracterizan las zonas de
guerra? y ¿dónde y cómo las podemos
encontrar? (Hoffman y Lubkemann:
2005: 319). Pero tal vez la pregunta
que comporta mayor complejidad es
¿cómo desde un evento se puede ar-
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
ticular un comprensión global de lo
que acontece y toma lugar en lo local y lo cercano?
Para responder a estas preguntas, Hoffman plantea con claridad que los eventos ganan su
fuerza de las imágenes amplias,
globales, y de la potencia de las
yuxtaposiciones creativas con
las cuales los narradores ofrecen o iluminan las circunstancias específicas y las audiencias
con las cuales ellos hablan
(Hoffman y Lubkemann, 2005:
320). Importante destacar
que estas audiencias en el
contexto de la geopolítica de
la guerra y los conflictos armados contemporáneos son
de carácter trasnacional. De
nuevo, no sólo desde el diálogo o la influencia de los
actores globales macro estructurantes, sino desde las
propias redes de actores sociales y de circulación no
hegemónica de discursos.
Enlace 6: una aproximación amplia a los “eventos” que disuelva la
división entre aquellas definiciones que
enfatizan la ruptura, asociadas comúnmente con la historia social, y el
significado de las prácticas sociales,
De allí se deriva la
necesidad de tener en
cuenta que entre las estrategias analíticas más
importantes compartidas
entre los etnógrafos de
las zonas de guerra, se
encuentran la manera
en que ellos exploran el
Peregrino Rive
inter-juego de la histora Arce: Recu
erdos de campa
General Uribe
ña (1900),
Uribe. Museo
ria y la biografía; sea en
Nacional de Co
lombia.
términos de memoria o narrativa,
de rituales o representaciones; cada que son características desde el pununa de estas contribuciones, ofre- to de vista etnográfico, se constituye
cen indicios teóricos sobre cómo la en una fuente central de proble inmediatez de un evento es en gran matización, no sólo en el sentido y
medida una pregunta por el en- las formas en que se despliegan relacuentro del sujeto con su pasado tos y discursos que pretenden totali(Hoffman y Lubkemann, 2005: zar la memoria colectiva, sino desde
321).
la manera en que se construyen for-
mas de resistir y adaptar los distintos
dispositivos políticos desde los actores
sociales diversos que cada vez más requieren enfrentar los conflictos armados y la violencia política como regímenes
excepcionales, donde los estados de
emergencia y transición permanente
“guerra-paz-guerra”, se
vuelven fuente de legitimación para los regímenes
autoritarios o pseudos populares que se conforman o
usan estratégicamente la administración regulada del
“desorden”.
Conclusiones:
las fronteras
y los lindes
emergentes sobre
los que se inserta
la etnografía de
la violencia
política
Mertz plantea una frase
que parece más una premisa
que tenemos que aprender a
asumir como base del trabajo
en el mundo académico contemporáneo: “la ciencia social
es incapaz de confrontar el dolor, la incertidumbre y la incapacidad de cierre” (2002: 360,
traducción mía).
Con esta afirmación podemos rastrear a lo largo de la sociología, la antropología, la
ciencia política y la historia, ámbitos y lugares comunes donde se
presume la presencia de regularidades que permiten la articulación de
múltiples experiencias en una narrativa totalizante. Por el contrario, los
ejemplos aquí discutidos presentan
esos intentos de dar cuenta de lo no
totalizable, sin perder de vista la re-
JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA
N ÓMADAS
45
lación con una totalidad, que en
muchos casos se presenta opaca e
inenteligible.
Esta entrada permite tensionar
los límites explicativos de diversas
nociones centrales para las ciencias
sociales; por ejemplo: nociones como
identidad, donde el movimiento va de
lo estable a lo mutante; la ley, donde el foco se mueve de la enunciación abstracta a la materialidad de
su constitución y desarrollo; el Estado, que pasa de la mera abstracción
o fetiche a la concreción desde sus
mecanismos de sujeción o de legitimación; los márgenes, que dejan de
ser el límite no alcanzado por el progreso, para convertirse en el dispositivo sobre el cual administrar las
estrategias de inclusión-exclusión;
los procesos de subjetivación, que ya
no son la mera incorporación del
acervo histórico cultural, sino que
se convierten en el lugar de entrada y de salida de determinados dispositivos de poder.
Estos aportes nos ubican frente
a una reflexión obligada respecto a
las formas de tratamiento de las experiencias límite asociadas con la
violencia política y la crisis institucional generalizada. Pensar un
ciencia social no dominada por la
normalización, implica evitar la naturalización hecha del discurso de
las crisis, al tiempo que nos pone
en la necesidad de dislocar las posturas que justifican lo incierto, fragmentado y desestructurado, bajo
supuestos culturalistas de una especie de lugares endógenamente
caóticos.
Cuando hablo de los supuestos
culturalistas, me refiero a la generalizada y simplista explicación de
que dada la prolongada presencia
46
N ÓMADAS
del conflicto y de la mediación violenta en muchas de las sociedades
objeto de estudios similares, la única explicación posible es que se ha
construido una cultura de la violencia. Para justificar tal argumento abundan los estudios de caso
esencializados a través de crónicas
y biografías que terminan legitimando la idea de que la violencia
es de carácter ontológico y que de
allí surge la capacidad de coexistencia con tan “anómalas” condiciones de vida.
Este argumento se asume desde
el tipo de análisis que Palti (2007) critica como “tipos culturales ideales”,
que para él no son en definitiva sino
la contraparte necesaria de los “tipos
ideales” de la historiografía de las
ideas políticas. De ahí que Palti afirma que no es suficiente con cuestionar las aproximaciones culturalistas
para desprenderse efectivamente de
las apelaciones escencialistas a la
tradición y a las culturas locales como
principio explicativo último. Continuando con Palti, es necesario
penetrar y minar los supuestos epistemológicos en que tales apelaciones se
fundan, es decir, estructurar de manera crítica aquellos “modelos” que
en la historia de las ideas funcionan
simplemente como una premisa, como
algo dado (Palti, 2007: 39).
Así, la etnografía, en un sentido
relacional, permite que los casos y
las experiencias particulares den
cuenta no sólo de su inscripción o
distanciamiento de determinados
tipos ideales, si no que se convierten en la evidencia de los límites
conceptuales, discursivos y materiales de los tipos ideales con los que
esperamos establecer las conexiones
entre Estado y sujeto, o entre agencia y estructura.
En conclusión, la etnografía de
la crisis y las experiencias límite,
permite balancear el peso epistemológico y político de muchas de las
historias sociales y de las trayectorias de vida, que en otras perspectivas no pasarían de meras anomalías,
reducidas al mundo concreto del día
a día ordinario, para ser entonces
resituadas como fuentes fundamentales de saber para la comprensión
de los mecanismos de respuesta y de
transformación de los escenarios
más desestructurantes de la acción
y entendimiento humanos.
Cita
1
Esta posición se inspira en el caso de la
violencia en Colombia, la cual en una
lectura del autor de este texto hace evidente que el argumento responde a una
tendencia en las ciencias sociales y no
sólo o una manifestación sui generis del
caso en mención.
Bibliografía
ALLEN, Jonathan, 1999, “Balancing Justice
and Social Unity: Political Theory and
The Idea of a Truth and Reconciliation
Commission”, en: University of Toronto
Law Journal, Vol. 49, No. 3, Toronto,
Verano.
ALLIEZ, E. y Antonio Negri, 2003, “Paz y
Guerra”, en: Nómadas, No. 19, Bogotá,
Universidad Central - IESCO.
ALLY, Russell, 1999, The Truth and Reconciliation Commission: Legislation, Process
and Evaluation of Impact, Pretoria,
University of Pretoria - Centre for
Human Rights.
ANDREWS, Molly, 2003, “Grand National
Narratives and the Project of Truth
Commissions: a Comparative Analysis”,
en: Media, Culture & Society, Vol. 25,
No. 1.
ARNSON, Cynthia (ed.), 1997, Comparative
Peace Processes in Latin America,
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Stanford, Woodrow Wilson Press/
Stanford University Press.
BALIBAR, Étienne, 2006, Politics as War,
War as Politics. Post-clausewitzian Variations, Northwestern, Alice Berline
Kaplan Center for the Humanities.
BARKAN, Elazar, 2000, The Guilt of Nations,
USA, Library of Congress Catalog-inPublication Data.
BERISTAIN, Carlos, 1999, Reconstruir el
Tejido Social; un enfoque crítico de la ayuda
humanitaria, Barcelona, Icaria.
BOBBIO, Norberto, 1981, El problema de la
guerra y las vías de la paz, Barcelona,
Gedisa.
BORAINE, Alex, 2000, A Country Unmasked: Inside South Africa ´s Truth and Reconciliation Commission, Oxford, Oxford
University Press.
BRAUD, Philippe, 2006, Violencias políticas,
Madrid, Alianza.
BROOKS R. (ed.), 1999, When Sorry Isn’t
Enough. The Controversy over Apologies
and Reparations for Human Injustice,
Nueva York, New York University Press.
CASTILLLEJO-CUELLAR, Alejandro,
2007, “Knowledge, Experience, and
South Africa’s Scenarios of Forgiveness”,
en: Radical History Review, Issue 97 Nueva
York, Nueva York University.
COLSON, Charles, 1998, Truth, Justice,
Peace: The Foundations of Restorative Justice, Regent University Law Review, No.
10.
DAS, Veena y Deborah Poole, 2004, Anthropology in the Margins of the State, Oxford,
Oxford Sar Press/James Currey.
________, 2004, “State and Its Margins:
Comparative Ethnographies”, en: Das
Veena y Deborah Poole, Anthropology in
the Margins of the State, Oxford, Oxford
Sar Press/James Currey.
DE GREIFF, Pablo, 2004, The Role of Reparations in Transitions to Democracy. Justice
and the World Economy Achieving Global
Justice, Seminar Series, Carnegie Council on ethics and International Affairs,
Nueva York.
DE GREIFF, Pablo y Ciaran Cronin, 2002,
Global Justice and Transnational Politics,
Cambridge, MIT Press.
ELSTER, John, 2004, Closing the Books: Transitional Justice in Historical Perspective,
Nueva York, Cambridge University Press.
ESPINOZA, V. y L. Ortiz, 2001, Las
Debilidades de una Política Centrada en
las Comisiones de Verdad, Santiago de
Chile, Corporación de Promoción y
Defensa de los Derechos del Pueblo,
CODEPU.
FAGEN P.W. y S.W. Yudelman, 2001, “El
Salvador and Guatemala: refugee camp
and repatriation experiences”, en:
Krishna Kumar (ed.), Women and civil
war. Impact, organizations, and action,
Boulder, Colorado, Lynne Rienner Publishers, 2001.
COMAROFF, Jean y Jhon Comaroff, 2006,
“Introduction”, en: Law and Disorder in
the Postcolony. Chicago, The University
of Chicago Press.
FELDMAN, Allen, 2004, On cultural
anesthesia: from Desert Storm to Rodney
King, en: Nancy Scheper-Hughes y
Philippe Bourgois (eds.), Violence in war
and peace: an anthropology, Blackwell Publishing.
DAS, Veena, 2000, “The Act of Witnessing:
Violence, Poisonous Knowledge, and
Subjectivity” en: Das, Kleinman, Ramphele y Reynolds, Violence and Subjectivity, California, University of California Press.
FERGUSON, James y Gupta Akhil, 2005,
“Spatializing States: Toward an Ethnography of Neoliberal Governmentality”,
en: Jonathan Inda (ed.), Anthropologies
of Modernity, Santa Barbara, Blackwell
Publishing.
________, 2004, “The Signature of the State:
The Paradox of Illegibility” en: Das
Veena y Deborah Poole, Anthropology in
the Margins of the State, Oxford, Oxford
Sar Press/James Currey.
FISAS, V., 2004, Cultura de paz y gestión de
conflictos, Icaria/Antrazyt/Unesco.
DAS, Veena y Arthur Kleinman, 2000,
“Introducción”, en: Das, Kleinman,
Ramphele y Reynolds, Violence and Subjectivity, Californina, University of California Press.
FOGELSON, Raymond, 1989, “The Ethnohistory of Events and non-Events”, en:
Ethnohistory, Vol. 36, No. 1, Durham,
Duke University Press/Durham y Londres.
FOUCAULT, Michel, 2003, Society Must Be
Defended: Lectures At The College De
France 1975-76, David Macey (trad.),
Londres, Penguin.
FROST, Mervyn, 2001, “The ethics of humanitarian intervention: protecting civilians to make democratic citiznship
possible”, en: Karen K. Smith and
Margot Light (eds.), Ethics and Foreign
Policy, Cambridge, Cambridge University Press.
GALAWAY, Burt y Joe Hudson, 1996, Restorative Justice: International Perspectives,
Monsey, Criminal Justice Press.
GREENHOUSE, Carol; Elizabeth Mertz y
Kay Warren, 2002, Ethnography in Unstable Places: Everyday lives in Contexts
of Dramatic Political Change, Durham/
Londres, Duke University Press.
HARPER, Charles (ed.), 1996, Impunity: An
Ethical Perspective: Six Case Studies from
Latin America, Génova, WCC Publications.
HAYNER, Priscilla, 2001, Unspeakable Truths.
Facing the Challenge of Truth Commissions, Nueva York/Londres, Routledge.
HOFFMAN, D. y Sand Lubkemann, 2005,
“Warscape Ethnography in West Africa
and the Anthropology of Events”, en:
Anthropological Quarterly, Vol. 78, No.
2, Washington, George Washington
University.
HOROWITZ, Donald, 1985, Ethnic Groups
in Conflict, Berkeley, University California Press.
HOWARD-ROSS, Marc, 1993, La cultura
del conflicto: las diferencias interculturales
en la práctica de la violencia, Yale University, Paidós.
INDA, Jonathan, 2005, Anthropologies of Modernity, California, Blackwell Publishing.
KAPFERER, Bruce, 1988, Legends of People,
Myths of State: Violence, Intolerance, and
Political Culture in Sri Lanka and Australia, Washington, Smithsonian Institute Press.
KRITZ, Neil (comp.), 1995, Transitional Justice: How Emerging Democracies Reckon
with Former Regimes, Volume One: General Considerations; Volume Two: Country Studies; Volume Three: Laws, Rulings, and Reports, Washington D.C.,
Institute of Peace.
LAN, David, 1985, Guns and Rain: Guerrillas and Spirit Mediums in Zimbabwe,
Berkeley, Universidad de California.
LEKHA, Chandra, 2004, Confronting Past
Human Rights Violations: Justice vs. Peace
JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA
N ÓMADAS
47
in Times of Transition, Nueva York, Frank
Cass.
LIRA, Elizabeth y Germán Morales (eds.),
2005, Derechos Humanos y Reparación:
Una discussion pendiente, Santiago,
LOM/Ediciones Universidad Alberto
Hurtado/Instituto Latinoamericano de
Salud Mental y Derechos Humanos.
MALKKI, Lisa, 1995, Purity and Exile: Violence, Memory and National Cosmology
Among Hutu Refugees in Tanzania, Chicago, University of Chicago Press.
MBEMBE, Achille, 2003, “Necropolitics”,
en: Public Culture, Vol. 15, No. 1.
MCC LEWIN, Caroll, 2002, “Ghettos in the
Holocaust: The Improvisation of Social
Order in a Culture of Terror”, en: Carol
Greenhouse, Elizabeth Mertz y Kay Warren, Ethnography in Unstable Places:
Eveyday lives in Contexts of Dramatic Political Change, Durham, Duke University Press/Durham y Londres.
MERTZ, Elizabeth, 2002, “The Perfidy of
Gaze and the Pain of Uncertainty: Anthropological Theory and the Search
for Closure”, en: Carol Greenhouse,
Elizabeth Mertz y Kay Warren, Ethnography in Unstable Places: Eveyday lives
in Contexts of Dramatic Political Change,
Durham, Duke University Press/Durham y Londres.
MINN, Pierre, 2007, “Toward an Anthropology of Humanitarianism. Departments of Anthropology and Social Studies of Medicine McGill University”, en:
Journal of Humanitarian Asístanse.
MOLINA, Natacha, 2005, “Apuntes sobre
la reparación social: tareas y desafíos”,
en: Elizabeth Lira y Germán Morales
(eds.), Derechos Humanos y Reparación:
Una discusión pendiente, Santiago, LOM/
Ediciones Universidad Alberto Hurtado,
Instituto Latinoamericano de Salud
Mental y Derechos Humanos.
MORALES, Germán y Juan Contreras, 2005,
“Capítulo de cierre del seminario sobre
violaciones a los derechos humanos y
reparación en Chile”, en: Elizabeth Lira
y Germán Morales (eds.), Derechos
Humanos y Reparación: Una discusión
pendiente, Santiago, LOM/ Ediciones
Universidad Alberto Hurtado - Instituto
Latinoamericano de Salud Mental y
Derechos Humanos.
NAGENGAST, Carole, 1994, Violence,
Terror, and the Crisis of the State, en:
Annual Review of Anthropology, No. 23.
48
N ÓMADAS
NAROTZKI, Susana, 2004, “Una historia
necesaria: ética, política, y responsabilidad
en la práctica antropológica”, en: Relaciones, No. 98, Vol XXV, Barcelona,
Universidad de Barcelona.
NASH, Claudio, 2000, Las Reparaciones ante
la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, Santiago, Universidad de
Chile - Facultad de Derecho, Centro de
Derechos Humanos.
RICHARDS, Paul, 2005, No Peace No War:
An Anthropology Of Contemporary Armed
Conflicts, Athens, Ohio University Press/
James Currey.
RICHMOND, Oliver, 2006, “The problem
of peace, understanding the ‘liberal
peace’”, en: Conflict, Security & Development, Vol. 6, No. 3, International Policy
Institute, October.
NASH, June, 1970, We Eat the Mines and the
Mines Eat Us: Dependency and Exploitation in Bolivian, Nueva York, Tm Mines.
ROTBERG, R. y D. Thompson (eds.), 2000,
Truth vs. Justice. The Morality of Truth
Commissions, Princeton, Princeton University Press.
NELSON, Diane, 2005, “Life During Wartime: Guatemala, Vitality, Conspiracy,
Milieu” en: Inda Jonathan (ed.), Anthropologies of Modernity, Santa Barbara,
Blackwell Publishing.
SCHEPER-HUGHES, Nancy y Philippe
Bourgois, 2004, Violence in War and
Peace: An Anthology, Oxford, Blackwell
Publishing.
NORDSTROM, Carolyn, 1997, A Different
Kind of War Story, Philadelphia, University of Pennsylvania Press.
ONG, Aihwa, 1987, Spirits of Resistance and
Capitalist Discipline: Factory Women in
Malaysia. Albany, State University New
York Press.
OROZCO, Iván, 2003, “Apuntes para un
historia comparada de la Justicia Transicional. El papel de las ONGs de
Derechos Humanos en los procesos de
la Justicia Transicional: los casos del
extremo Cono Sur y de El Salvador”,
en: Análisis Político, No. 49, Bogotá,
Universidad Nacional de Colombia –
IEPRI.
PALTI, Elías, 2007, “Lugares y no lugares de
las ideas en América Latina”, en: El
tiempo de la política: el siglo XIX
reconsiderado, Buenos Aires, Siglo XXI.
PARIS, Ronald, 2006, “Bringing the Leviathan Back in: Classical Versus Contemporary Studies of the Liberal Peace”, en:
International Studies Review, No. 8, Ottawa, School of Political Studies - University of Ottawa, pp. 425-440.
SCHWARTZ, Herman, 2002, The struggle
for constitutional justice in post-communist Europe, Chicago, University of
Chicago Press.
SCOTT, James, 1985, Weapons of the Weak,
New Haven, Yale University Press.
STEPHEN, Lynn y James Dow, 1990, Class,
Politics and Popular Religion in Mexico
and Central America, Washington, DC,
Society Latin.
STEINER, H., 1997, Truth Commissions: A
Comparative Assesment. A Transcript of
An International Meeting, Cambridge,
World Peace Foundation WPF, Report
No. 16.
TAMBIAH, Stanley, 1990, “Reflections on
communal violence in South Asia”, en:
The Journal of Asian Studies, No. 4, Vol.
49, Cambridge University Press
________, 1986, Sri Lanka: Ethnic Frat- ricide
and the Dismantling of Democracy, Chicago, The University of Chicago Press.
PÉCAUT, Daniel, 2001, Guerra contra la
sociedad, Bogotá, Planeta.
TAUSSIG, Michael, 1984, “Culture of Terror,
Space of Death. Roger Casement and
the Explanation of Torture”, en: Shamanism, Colonialism, and the Wild Man:
A Study in Terror and Healing, Chicago,
Chicago University Press.
POOLE, Deborah, 2004, “Between Threat
and Guarantee: Justice and Community
in the Margins of the Peruvian State”,
en: Das Veena y Deborah Poole, Anthropology in the Margins of the State, Oxford, Oxford Sar Press/James Currey.
TEITEL, Ruti, 2003, “Genealogía de la Justicia
Transicional”, en: Harvard Human Rights
Journal, No. 16. Artículo traducido al
castellano por el Centro de Derechos
Humanos, Facultad de Derecho - Universidad de Chile.
RICHANI, Nazhi, 2002, Systems of Violence:
the Political Economy of War and Peace in
Colombia, Albany, State University of
New York Press.
THEIDON, K., 2006, “‘Hablar del Terror’,
trabajo de campo en medio del conflicto armado”, en: M. Bello (ed.),
Investigación y Desplazamiento Forzado,
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Bogotá, Red Nacional de Investigación
en Desplazamiento Forzado, REDIF/
Colciencias.
Washington D.C., International Study
of Peace Organizations – S.A., Aspen
Institute.
Places: Eveyday lives in Contexts of Dramatic Political Change, Durham, Duke
University Press/Durham y Londres.
VAN DE MERWE, Hugo, Polly Dewhirst y
Brandon Hamber, 1998, The Relationship
Between Peace/Conflict Resolution Organizations and the Truth and Reconciliation Comisión: An Impact Assesment,
WARREN, Kay, 2002, “Toward an Anthropology of Fragments, Instabilities, and
Incomplete Transitions”, en: Carol
Greenhouse, Elizabeth Mertz y Kay
Warren (eds.), Ethnography in Unstable
ZULETA, Mónica, 2006, “La violencia en
colombia: abatares de la consrucción de
un objeto de estudio”, en: Nómadas, No.
25, Bogotá, Universidad Central IESCO.
JIMÉNEZ-OCAMPO, S.: ETNOGRAFÍA Y CRISIS: ALGUNOS DEBATES Y UNA PRÁCTICA DE INVESTIGACIÓN EN CONTEXTOS DE VIOLENCIA
N ÓMADAS
49
Limitantes del
investigador académico:
financiamiento y políticas
científicas*
[email protected] • PÁGS.: 50-63
María Fernanda Juarros**
y Alejandra Beatriz Martinetto***
Este artículo parte de un estudio en profundidad realizado en dos facultades de la Universidad de Buenos Aires
(UBA), con el que se pretendió identificar los cambios en los patrones de producción y difusión del conocimiento y sus
efectos en la gestión de las universidades, a partir de la forma en que se establecen las agendas de investigación y de las
condiciones de acceso a los resultados en función del origen de los fondos para dichas actividades.
Palabras clave: producción de conocimiento, política científica, investigadores, modelos de investigación, financiamiento, Estado.
Este artigo parte de um estudo em profundidade realizado em duas faculdades da Universidade de Buenos Aires
(UBA), com que pretende-se identificar as mudanças entre os padrões de produção e a difusão do conhecimento e seus
efeitos na gestão das universidades, a partir da forma em que se estabelece as agendas de pesquisa e das condições de
acesso aos resultados em função da origem dos fundos para tais atividades.
Palavras-chaves: produção do conhecimento, política científica, investigadores, modelos de investigação, financiamento, Estado.
This article is based on a study carried out in two faculties of Buenos Aires University (UBA in Spanish) that attempted
to identify the current changes on knowledge production and dissemination due to the new universities management orientation,
taking into account the way in which research agendas are established and how access to findings its granted, following the
funds origin conditioning for these activities.
Keywords: knowledge production, scientific policy, researchers, research models, funding, State.
ORIGINAL RECIBIDO: 19-VII-2008 – ACEPTADO: 07-X-2008
*
La investigación se llevó a cabo en el marco del programa “Aportes al campo
de la sociología de la educación crítica en Argentina hoy: dimensiones del
vínculo emergente entre la Universidad y la sociedad”, dirigido por Silvia
Llomovatte y financiado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad de Buenos Aires (2003-2007).
* * Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA). Magíster en Política y Gestión de la Ciencia y la Tecnología (Centro de Estudios Avanzados de la UBA).
Investigadora del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de
la UBA, Ciudad de Buenos Aires (Argentina). E-mail: [email protected]
*** Licenciada en Ciencias de la Educación (UBA). Magíster en Políticas Sociales
(Facultad de Ciencias Sociales, UBA). Investigadora del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la UBA, Ciudad de Buenos Aires (Argentina). Email: [email protected]
50
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Introducción
Las nuevas condiciones contextuales en el campo de la producción de conocimiento remiten al
acercamiento, cada vez mayor, entre el conocimiento teórico y el conocimiento aplicado y a la creciente
valoración de éste último, de modo
que redefinen los modelos institucionales por los cuales se produce y
reproduce el conocimiento científico (Vessuri, 1994).
El origen de la enunciación de
estas nuevas orientaciones se encuentra en el sector económico debido a la codificación mercantil del
conocimiento. En otras palabras, a
partir de la creciente notabilidad que
para la economía adquiere el conocimiento científico-tecnológico,
constituyéndose en un bien rentable,
se operan cambios en las políticas
universitarias. Estas políticas han
impactado las prácticas y formas de
organización de cada institución, sus-
citando efectos distintos en cada una
de ellas en función de su composición de fuerzas y de las historias particulares que las determinan.
El presente trabajo parte de un
abordaje crítico de las actuales tendencias del sistema de conocimiento que en la región, históricamente
fue generado y sostenido desde las
universidades públicas. Se centra en
los nuevos dispositivos de dichas
universidades en función de su doble condición de creadoras de conocimiento científico y emisoras de
aportes significativos a la sociedad,
a partir del análisis de las percepciones y valoraciones generadas por
los actores universitarios en torno a
las actividades de investigación.
Acerca de este estudio
Este estudio en profundidad, realizado en la Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales y en la Facultad
de Farmacia y Bioquímica de la
Universidad de Buenos Aires (UBA),
pretende entender la naturaleza e
intensidad de los cambios señalados.
Se focaliza en: 1) las formas en que
se da la organización del trabajo
académico en el proceso de investigación, cada vez más influenciado
por características y exigencias propias del ámbito empresarial, es decir, nuestro interés se centra en las
transformaciones de la labor de los
grupos de investigación, a través del
desarrollo de procesos de vinculación
con el sector productivo; y 2) los
dispositivos que se organizan en las
instituciones académicas para el desarrollo de la investigación a partir
de las nuevas políticas científicas.
Existen tres maneras de entender
estos cambios: a) la perspectiva determinista que pretende interpretar
dichas transformaciones en la vida
académica a partir de la implementación de mecanismos de estímulos
o “premios” como la generación de
1901, “La Guerra de los Mil Días”. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999).
JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS
N ÓMADAS
51
conocimientos con valor comercial, median, condicionando la conformasociales (susceptibles de ser caracterizadas por nombres de categoo los salarios diferenciales a partir ción de las relaciones en la tarea de
de la comercialización de éstos, b) investigación, a la vez que son conrías profesionales definidas), que
la perspectiva voluntarista: explica dicionados por ésta, dejando de lado
se expresa, se retraduce, se manique cada investigador académico li- la visión ingenua del universo
fiesta, se proyecta, en un espacio
bremente toma la determinación de “puro” del ámbito académico y su
de diferencias, de distinciones
hacer que sus conocimientos sean concepción ocultadora de los consimbólicas, que hacen que la “somás vendibles o no y c) la perspecti- flictos que se dan en la “comunidad
ciedad” en su conjunto funcione
va dialéctica: donde se acepta el jue- científica”.
como un lenguaje (Bourdieu,
go entre las presiones externas
1997: 30).
provenientes de las políticas impleEl análisis de los investigadores
Esto significa que la topología
mentadas y las decisiones individua- en tanto actor social se aborda dessocial, que describe la
les, dejando de lado el
estructura del espacio,
intento de establecer un
es una semiología sovínculo directo o cocial que explica el
rrespondencia entre la
mundo social como un
investigación académisistema de signos, un
ca y las condiciones
lenguaje que podemos
económicas, sociales o
leer prácticamente, a
políticas del momento,
través de las intuicioen tanto se omite la
nes del habitus, como
mediación esencial,
sistema de esquemas
configurada por un
de percepción y de
microcosmos social reapreciación, que nos
lativamente autónomo
permite relacionar inque tiene su propia lómediatamente ciertos
gica. Sin duda, la faculelementos con una potad como ámbito de
sición social, y, al misproducción científica
mo tiempo, conferirle
recibe coacciones exun cierto valor, posititernas del mundo social
vo o negativo.
que la engloba, pero
Embarcación «Wisconsin» de la armada norteamericana en Panamá, c. 1902.
también existen reMuseo Nacional de Colombia.
A su vez, la comsistencias que caracterizan su autonomía relativa. de la teoría sociológica de Pierre petencia profesional se ejerce en un
Cualquiera que sea la naturaleza de Bourdieu, una perspectiva de aná- marco que hace referencia a varios
las coacciones externas (la política lisis que debe entenderse en rela- contextos: el primero es el microconcientífica, la política universitaria y ción con el concepto de habitus. Es texto determinado por el espacio de
la política institucional), éstas son decir, maneras de ser permanentes la cátedra en la que el docente inmediadas y retraducidas por los ac- y duraderas, producto de la historia vestigador se encuentra adscrito, el
tores. En este sentido, desde la pers- que pueden llevar a los actores a re- segundo es el área departamental en
pectiva dialéctica, la interacción de accionar (resistiendo, aceptando, la que está integrado, encuadrados
los actores del trabajo académico im- oponiendo) a los condicionamientos estos dos en un tercer contexto
plicados merece ser indagada en la del propio ámbito, definido en tér- organizativo e institucional, la unilínea de considerar los intereses, minos del autor como un “espacio dad académica, cuyo funcionamiento se explica por los contextos
valoraciones y motivaciones de los social”:
anteriores contenidos en ella y por
investigadores. E igualmente, cómo
sus relaciones con el contexto más
como un espacio de diferencias,
los arquetipos de acción que expreamplio de la comunidad académide distinciones entre posiciones
san aquellos motivos intervienen y
52
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
ca. Un campo como un subespacio
social relativamente autónomo, un
microcosmos en el interior del macrocosmos social, que puede ser definido, según Bourdieu, como un
campo de fuerzas (en el sentido estricto de la física einsteniana), y un
campo de luchas para conservar o
transformar dicha relación de fuerzas. El análisis de este proceso de intercambio y conflicto en el cual se
involucran los investigadores académicos constituye una dimensión
esencial para la comprensión de un escenario
que guarda la complejidad del tramado de motivaciones, intereses,
representaciones y actuaciones, objeto de
nuestro estudio.
guientemente sobre la actividad
científica?
Las conclusiones del estudio se
circunscriben al caso específico estudiado que no representa necesariamente la pluralidad de prácticas
y culturas universitarias; sin embargo, el conocimiento de lo singular
genera aportes importantes, ya que
posibilita la reflexión sobre el fun-
según el Programa Nacional de Incentivos a Docentes Investigadores1 , y del relevamiento y posterior
categorización de experiencias llevadas a cabo en el marco de contratos de vinculación con propósitos
de transferencia o trabajo conjunto de investigación y desarrollo,
asistencia técnica y prestación de
servicios que efectuó la Dirección
de Convenios de la UBA en el período 1995 a 2005.
La concepción
aristotélica
versus la
concepción
baconiana
La Universidad de
Buenos Aires posee
casi el 14% del persoEn el marco de las
nal que realiza activinuevas condiciones
dades de investigación
contextuales en las
en el país, y concentra
que, a diferencia del
el 25% del personal
investigador académico
científico del conjunque producía conocito de universidades
miento sin presiones de
nacionales 2 . Fue una
temas ni restricciones
de las primeras universidades que instituciode tiempos, se produce
nalizó la investigación
conocimiento que poVictoriano Endara: Firmantes del Tratado de Paz de Wisconsin: Víctor M. Salazar,
Alfredo Vásquez Cobo, Eusebio A. Morales, Benjamín Herrera y Lucas Caballero, 1902.
científica en el país,
see utilidad “inmediaMuseo Nacional de Colombia.
ocupando un lugar
ta”, orientado a un
destinatario en particular y sujeto a cionamiento social a partir de casos central en el campo científico hasta
plazos de entrega de resultados, nos particulares, susceptibles de ser com- la década de los cincuenta cuando
surgieron otras instituciones no
preguntamos: ¿cómo se traducen parados.
universitarias que comenzaron a traesas motivaciones e intereses en la
cotidianidad de la vida académica?
Además de la investigación do- bajar en áreas específicas de investi¿En qué medida el contexto insti- cumental a partir del material exis- gación ligadas a los sectores agrícola
tucional favorece o dificulta las tente en la Secretaría de Ciencia y e industrial3 , al tiempo que se creó
acciones de vinculación de la Uni- Técnica de la UBA, el trabajo de el Consejo Nacional de Investigacioversidad con el ámbito extra aca- campo consistió en la realización de nes Científicas y Técnicas (Conicet).
démico? ¿Cuál es la relevancia entrevistas en profundidad a inforEl ethos dominante de la Universocial que los distintos actores mantes claves, y de entrevistas
involucrados le adjudican a las mis- semiestructuradas a docentes-in- sidad de Buenos Aires desde sus
mas? ¿De qué modo éstas inciden vestigadores de ambas unidades inicios, fue una cultura de la investisobre la vida académica y consi- académicas con categorías I y II gación universitaria apartada de la
JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS
N ÓMADAS
53
colaboración con el sector de la producción. Esta idea hegemónica es
hereditaria de la dicotomía acerca
de la concepción del desarrollo científico que escindió a la comunidad
académica a partir del siglo XVII.
Las dos posiciones a las que nos referimos, están definidas en nuestra
cultura académica por aquellos que
consideran que la ciencia no tiene
intencionalidad productiva directa,
sino que se mueve por el afán de
conocer y enriquecer a la humanidad (concepción aristotélica), y por
los que estiman la ciencia como una
fuerza productiva y que, por lo tanto, posee un interés económico por
su capacidad de transformar la naturaleza y ponerla al servicio del
hombre (concepción baconiana).
Estas posturas están aún presentes y
son representativas de lo que Burton
Clark concibe como “creencias compartidas que llevan a que los miembros definan quiénes son, qué
hacen, por qué lo hacen”. Estas
creencias tienen su fuente tanto en
las instituciones como en las disciplinas y están influidas por el
contexto. De esta forma, “las universidades se convierten en un mosaico de concepciones, posiciones y
valores diversos, derivado de la presencia de percepciones y filosofías
distintas que hacen imposible un
orden cultural” (Clark, 1998: 25).
En el modelo clásico de Universidad predominaban las funciones
de docencia; en el modelo humboltiano prevalecían la investigación y
la docencia asociadas, y la investigación era concebida como libre de
presiones externas, movida únicamente por el afán de conocimiento,
regida por las reglas propias de la
generación de conocimiento nuevo
en cada disciplina, y no se consideraba la perspectiva utilitarista de la
54
N ÓMADAS
investigación universitaria. Sin embargo, en el modelo reformista de la
UBA, además de la investigación y
la docencia, se contempló una tercera función: la de extensión como
aquella instancia que canaliza las
relaciones con el entorno social. En
esta dirección, es decir, asociada con
la extensión universitaria, apareció
la transferencia tecnológica. No obstante, la transferencia de resultados
de investigación al sector productivo no apareció completamente incluida dentro de las actividades de
extensión. Desde el punto de vista
histórico, el concepto de vinculación
tecnológica se ha sumado recientemente al conjunto de acciones propias de la tarea académica, aunque
algunos actores, como veníamos diciendo, ponen en tela de juicio la
pertenencia de este concepto al área
científica.
En este marco, cabe advertir el
peligro de restringir los espacios de
investigación a aquellos con orientaciones dependientes de las demandas externas y de corto plazo del
sector productivo. Las lógicas y los
tiempos del sector científico y el sector productivo son absolutamente
diferentes y muy difíciles de conciliar. El factor tiempo es percibido de
manera diferente en el ámbito académico y en el ámbito de la empresa o de los laboratorios; el sentido
de urgencia y de oportunidad, son
diferentes en uno y otro sector. Las
empresas generalmente carecen de
perspectiva de largo plazo respecto
tanto de las necesidades sociales
como de las posibilidades tecnológicas. Por otro lado, el tiempo que
se necesita para transformar un conocimiento básico en ciencia aplicada y luego en tecnología cada vez
es menor, esto permite que la incidencia de la ciencia sea a su vez,
cada vez más inmediata, y se transformen de este modo los conocimientos básicos en fronterizos y se
convierta a la ciencia en ciencia
“industrializada” (Vessuri, 1994).
La complejidad de demandas e
intereses internos y externos a la
comunidad científica, la multiplicidad de fuentes de financiamiento
por los cuales se compite, la diversidad en cuanto a la trayectoria de
investigadores y grupos, construye
un perfil adaptativo de la actividad
investigativa cuya definición está
dada por la determinación del apoyo
económico destinado a esta actividad. El aumento de la investigación
aplicada, de la investigación tecnológica o desarrollo experimental, y
el incremento de la participación del
financiamiento proveniente del sector privado, representó un estímulo
para la adopción de medidas y acciones de interés práctico o razonablemente inmediato para el uso de
los resultados de las investigaciones
por parte de los sectores de la producción. De este modo, el desplazamiento del equilibrio entre los
sectores público y privado, instaló un
controvertido debate en el ámbito
de la investigación académica.
Cada investigación conlleva un
presupuesto de condicionamiento
económico y cultural, lo que desmitifica la ciencia en tanto universal,
absoluta y objetiva y, en consecuencia, libre de valoración. Muchas
veces se ha señalado que los investigadores académicos están separados del mundo por las paredes de sus
laboratorios, lo que limita sus posibilidades de acción sobre el mismo,
y se ha expresado la necesidad de
un cambio de mentalidad por parte
de los actores universitarios para
incorporar las actividades de vincu-
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
lación tecnológica en la tarea académica. La importancia concedida
a la búsqueda de soluciones de índole tecnológica ha hecho que algunos grupos de investigación
incluyan en sus agendas, además de
proyectos orientados a la investigación básica, proyectos de desarrollo
tecnológico. Para los investigadores
de algunas disciplinas, orientar su
capacidad científica a la resolución
de problemas concretos, entrar en
contacto con el sector de la producción y establecer convenios de transferencia de conocimiento no es una
práctica ajena, en cambio ésta situación sí lo es para los investigadores
de las ciencias básicas. Sin embargo, la aceptación del desarrollo de
conocimientos orientados a las necesidades de la demanda, pareciera
depender del grupo generacional.
Aunque no avanzaremos sobre este
punto, podríamos postular como hipótesis para futuros trabajos la existencia de una visión pragmática de
la investigación por parte de los jóvenes investigadores que pone más
atención en las potenciales tasas de
retorno de su inversión.
La nueva relación
Universidad-Estado
Las interrelaciones entre la
Universidad como productora de
conocimiento y la empresa, como
consumidora del mismo, están mediadas por el Estado en una cuestión central, el financiamiento. En
el modelo económico sustitutivo
dominante en los países de la región
en la década del sesenta, cuando los
autores latinoamericanos desarrollaron su pensamiento en Ciencia y
Tecnología para el desarrollo, el Estado era empresario y era importante
entonces, aprovechar la capacidad
que tenía en sus empresas para realizar actividades de investigación y
desarrollo en las mismas4. La ideología tradicional de la universidad
pública implicaba ofrecer todo servicio a la comunidad. En este sentido, los miembros de la comunidad,
también el sector empresario, se sentían con derecho a acercarse a ésta
a requerir datos, consultoría o asistencia técnica sin pagar por ello o
pagando sólo por los materiales
(Juarros, 2006: 57).
A partir de los ochenta, con el
cambio de modelo de Estado, los
vértices del emblemático triángulo
de Sábato adoptaron otras connotaciones, y la Universidad dejó de actuar como proveedor gratuito de
conocimiento a través del patentamiento y el cobro de derechos por
el resultado de la investigación realizada. El cambio de normas que se
estructuró en función de la actividad científica-tecnológica fue vivido por muchos investigadores como
“la privatización del conocimiento”.
La merma de las fuentes tradicionales de financiamiento y el papel cada
vez más importante que adquirió el
sector privado como fuente alternativa, cobró singular importancia a
partir de la forma en que comenzaron a establecerse las agendas de
investigación y las condiciones de
acceso a los resultados en función
del origen de los fondos para dichas
actividades. La intensificación de
los vínculos de la Universidad con
la empresa, generó una serie de cambios en la propiedad intelectual de
los productos de investigación5 .
Por otro lado, podemos señalar
que los conceptos de lo público y lo
privado están cambiando hacia significados más amplios y extendiendo los límites de su definición. En
este sentido, se observa que lo público y lo privado, en relación con
el campo de la educación superior,
ya no se examina ni considera simplemente desde la perspectiva del
origen del financiamiento. Esto se
debe a que lo público está siendo
forzado a obtener recursos privados
y también porque lo privado está
compitiendo por recursos públicos6 .
Pero más importante aún, lo privado y lo público están siendo sometidos a análisis en cuanto a lo que
significan como “bien privado” y
como “servicio público”. Estas categorías están presentes en los nuevos
discursos que se estructuran a partir del valor mercantil asignado a los
conocimientos. Tanto los servicios
de asistencia técnica como de
consultoría o asesoramiento constituyen el ámbito de la vinculación
que ha recibido más demanda en los
últimos años. Se plantean como respuestas a los requerimientos solicitados por las empresas y laboratorios
en función de poder resolver problemas técnicos, que necesitan del conocimiento de tipo tácito que se
encuentra incorporado en la experticia de los académicos.
Este es uno de los principales
elementos de la tensión entre lo
público y lo privado, puesto que por
medio de estos servicios, el sector
privado busca el usufructo de la infraestructura de la Universidad: son
escasos los laboratorios que cuentan
con un departamento de I&D, y representa un beneficio económico
para éstos utilizar los equipos de alta
tecnología con los que cuenta la
Universidad. Es decir, las empresas
privadas generalmente no tienen
áreas de I&D y gastan poco, en conjunto, en ese renglón, y los bajos
costos que implica el servicio en la
Universidad y el prestigio que ésta
JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS
N ÓMADAS
55
reviste, la convierten en una posibilidad óptima para las empresas que
buscan confianza en la calidad de
la certificación; la Universidad de
Buenos Aires resulta, entonces, un
sello prestigioso.
Al situar la privatización como
uno de los ejes centrales de las reformas de las universidades en
América Latina, es posible evaluar
las tensiones que se presentan entre lo público y lo privado, sobre todo
a partir del propósito de hacer cada
vez más difusos e indefinidos sus límites, posibilitando de este modo,
que los fondos destinados a la investigación manejados por el Estado, se
distribuyan de manera directa o indirecta entre las instituciones privadas. El argumento que respalda
esta nueva orientación del financiamiento estatal se basa en un criterio de asignación que no depende
de la naturaleza de la propiedad de
la institución, sino de la calidad de
sus servicios expresada en indicadores de desempeño.
Las políticas en materia de I&D
que entonces fueron tomando cuerpo, suscitaron distintos cambios en
la administración pública en lo que
respecta al sistema científico-tecnológico en el marco de la Reforma del
Estado Argentino. En 1996, se emprendió la tarea de la reorganización
del sector de ciencia y técnica estableciendo dos líneas de trabajo: las
cuestiones de mediano y largo plazo
y las exigencias del corto plazo. Los
cambios fueron muy significativos: la
Secretaría de Ciencia y Técnica
(SECyT) se transformó en el organismo de formulación de la política
científica y tecnológica, cuya función consistía en elaborar el plan
nacional plurianual de ciencia y tecnología y el presupuesto del Estado
56
N ÓMADAS
para el sector7. A partir de esta reestructuración se creó el Gabinete
Científico-Tecnológico (GACTEC)
para la coordinación de las diversas
áreas de conducción de actividades
científicas y tecnológicas que se llevaron a cabo en distintos ámbitos del
poder ejecutivo nacional. Se creó,
además, la Agencia Nacional de
Promoción Científica y Tecnológica
(ANPCYT)8 para otorgar subsidios
a la investigación y a la transferencia tecnológica a través de partidas
destinadas al Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica
(FONCYT) y Fondo Tecnológico
Argentino (FONTAR). De este
modo, la SECyT se constituyó en el
organismo encargado de la elaboración e implementación de las políticas públicas en materia de ciencia y
tecnología, mientras que el Conicet
quedó a cargo de llevar a cabo esas
políticas de investigación y desarrollo mediante unidades ejecutoras, y
de mantener la carrera del investigador científico y tecnológico, la
carrera del personal de apoyo y los
programas de becas. En los considerandos del decreto, se menciona
que:
[...] la situación financiera por la
que atraviesa el CONICET y la
excesiva atomización e incorrecta distribución de sus funciones,
exigen la adopción de medidas
drásticas a fin de optimizar resultados, reagrupando funciones en
términos de la misión esencial del
organismo y dotando a la conducción de un enfoque gerencial de
grandes organizaciones (Decreto
1207/96 del Poder Ejecutivo Nacional, 12 de noviembre de 1996).
La reorganización del Conicet y
la redefinición del papel de la
SECyT, se enmarcaron en los enfo-
ques de organización de los sistemas
de ciencia y tecnología de los países
desarrollados y de industrialización
reciente, que consideraban conveniente la separación institucional de
las funciones de: 1) formulación de
políticas, 2) promoción de actividades científico-tecnológicas y 3) ejecución de actividades científicas y
tecnológicas. Este enfoque sostiene
que cuando los órganos de promoción
están extremadamente subordinados
al ámbito de las decisiones políticas,
tiende a desatenderse las actividades
de investigación básica y cuando los
organismos de promoción cuentan con
unidades de ejecución (institutos e investigadores), tiende a perderse la objetividad, y a descuidarse el conjunto
de los restantes organismos ejecutores
del sistema9.
En suma, los cambios presentados en la configuración de lo público y de lo privado en la educación,
y particularmente en el sistema universitario en los últimos años son
concluyentes. Este cambio radical
que tiene lugar en el marco de las
transformaciones sufridas por el capitalismo en los países centrales y
periféricos, presenta efectos considerables para las políticas públicas
y, consecuentemente, para la gestión
de las instituciones científicas.
Condicionamientos del
trabajo académico en
el caso estudiado
La organización del trabajo académico está definida por las particularidades de cada institución y por
los rasgos propios de cada disciplina
científica (Clark, 1998: 17). Si bien
la mayor influencia procede de las
disciplinas, ya que los investigadores se incorporan a una comunidad
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
científica que se encuentra más allá
de los límites de la Universidad y lo
hacen dentro de un paradigma que
ejerce una significativa influencia
en las formas de investigación, en
la selección de objetos de estudio,
en el uso de teorías y metodologías,
etc.; el ámbito institucional ejerce
también una influencia sustantiva
sobre el trabajo académico a través
de la implementación de políticas y
programas. La adopción de estas políticas por parte de la Universidad
no puede ser entendida al margen de los
contextos mundiales,
en donde existe un proceso de transmisión de
modelos universitarios
“dinámicos y exitosos”
por seguir.
tivas correspondientes, como las oficinas de transferencia, implicó la
decisión de los docentes investigadores de buscar articular de alguna
manera, los objetivos del trabajo
docente con las obligaciones propias
de las actividades de vinculación,
lo que llevó a una reformulación de
la rutina con la que venían trabajando los grupos de investigadores.
También supuso que esta nueva organización del espacio académico
ajustara y coordinara los requeri-
manteniendo un relativo dominio
sobre su agenda de investigación,
también es indudable que parte de
la designación de dicha agenda está
siendo conducida por las agencias
financiadoras que fijan áreas prioritarias en las cuales los resultados de
la investigación puedan ser transformados en innovaciones tecnológicas10 . A partir de estos cambios en
las formas de realizar las tareas de
investigación, los criterios de evaluación de ésta también se modificaron y se generaron
pautas complementarias a la tradicional
basada en la calidad
científica. Surgieron
criterios construidos
sobre la base de la pertinencia, la relevancia,
la transferibilidad y el
impacto, que responden casi unívocamente
a las determinaciones
económicas del mercado y su valoración de
las demandas.
Uno de los supuestos del que se parte en
el presente trabajo, es
que las políticas de vinculación de la Universidad con el sector de
la producción de bienes
En suma, pareciey servicios generan mora que la adopción de
dificaciones en la colos nuevos dispositivos
munidad académica,
institucionales está improducto de la fusión de
Marines estadounidenses defendiendo contra Colombia el Ferrocarril de Panamá, 1902.
poniendo cambios 11 .
la cultura científica
internacional y la cultura institu- mientos de los dos sectores impli- Tales cambios implican la modificacional. En este sentido, las presio- cados en el vínculo: el ámbito ex- ción del contenido y la organización
nes externas y la adopción de nuevas traacadémico en función de los del trabajo que se realiza en la Unipolíticas fueron generando cambios convenios negociados, y el ámbito versidad. Es decir, las modificaciones
en la Universidad de Buenos Aires académico en función de las solici- en los patrones de financiamiento de
que siempre privilegió el desarrollo tudes del trabajo docente: dar cla- los sistemas de investigación conllecientífico. Dichas políticas influye- se, realizar el seguimiento de los van a su vez modificaciones en la coron en la distribución de los tiem- alumnos tesistas y cumplir con la munidad académica, que se revelan
pos adjudicados a las diferentes presentación de proyectos a los or- en la producción y utilización de los
tareas. Los tiempos destinados a ganismos de financiamiento para conocimientos científicos con fines
realizar tareas de investigación, dis- concursar por subsidios para las ac- productivos, en nuevas líneas de investigación según el origen de los fonminuyeron en función de las activi- tividades de investigación.
dos, en el entrenamiento para el
dades adelantadas a través de
contratos firmados. La puesta en
Si bien es evidente que los in- mercado de trabajo y la búsqueda
marcha de las instancias administra- vestigadores académicos continúan de valor agregado de los productos
JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS
N ÓMADAS
57
de investigación, entre otros. De alguna forma, los investigadores están
pasando de una condición de autonomía a partir de las prácticas de investigación académica con libertad
de elección de temas, a una situación en la que las prioridades de investigación resultan cada vez más de
intereses extracientíficos y responden a otros criterios como la rentabilidad, la determinación del tiempo
de ejecución, etc.
gadores a vincularse con el sector
de la producción de bienes y servicios; existe una amalgama de intereses que intentaremos describir. En
primer lugar, la adquisición de recursos económicos genera la capacidad para incrementar el capital de
recursos materiales disponible en la
unidad académica. La actual situación de desfinanciamiento es un factor crítico que lleva a los docentes
investigadores a la búsqueda alternativa de fondos para subvencionar
sus actividades. La búsqueda de re-
tica de investigación aún cuando en
muchos casos, también se aspira a
sumar a tal reconocimiento científico, desarrollos que implican cierta
notabilidad económica.
Otra variable en cuestión es la recompensa simbólica. Una característica importante de cualquier trabajo
profesional es el valor que le dan quienes lo desarrollan. En general, un alto
grado de valoración implica igual nivel
de satisfacción, que puede derivarse
En los casos estudiados, este
de factores intrínsecos o extrínsecos
proceso de transición
al trabajo mismo como
pareciera estar ocula necesidad de acerrriendo en forma
camiento con la socierelativamente más
dad, de dejar de ser
lenta que en otras ins“torres de marfil”, de
tituciones debido la
sentir que la labor que
larga tradición de
desarrollan tiene una
una cultura universiaplicación a corto plataria que valora la
zo y que existe una utiautonomía institulidad social concreta
cional, la libertad
de sus conocimientos.
académica y la misión
Sin embargo, en relasocial de la Universición con el aprovechadad. Los condicio miento por parte de la
namientos del trabajo
Universidad de los coacadémico no sólo
nocimientos desarroAmado
and
Co.:
“Aunque
pequeña,
Panamá
ha
sido
Estado
Soberano
desde
1821”.
provienen del contexllados en el marco de
(Postal con la cual Estados Unidos difundió la independencia de Panamá, 1903).
to; no podemos dejar
los convenios con emMuseo Nacional de Colombia.
de mencionar el papresas, es necesario
pel que juega la cultura académica cursos para la investigación cientí- aclarar que entre el nivel de partien la construcción y legitimación de fica es una de las principales moti- cipación en un convenio de asistensignificados, configuraciones y vaciones para efectuar actividades cia técnica o en un convenio de alta
creencias acerca de las actividades de transferencia. Esta variable eco- complejidad existen diferencias conde docencia e investigación.
nómica es uno de los argumentos siderables en términos de las posibilimás frecuentes para la aceptación de dades de desarrollo de conocimiento
vínculos con la industria; efectuar y en términos del ejercicio profesioEl entramado de
acciones de transferencia le impli- nal. En cada una de las modalidades
ca al académico un tiempo adicio- de vinculación, el tipo de conocimienmotivaciones e
nal a su tarea habitual, que acepta tos es diferente: en el caso de los prointereses de los
realizar esencialmente por el bene- yectos de alta tecnología, predomina
investigadores en la
ficio económico que éstas conllevan. la generación y aplicación de conodinámica de la vida
Sin embargo, en la mayoría de los cimientos nuevos, mientras que en
universitaria
grupos de investigación se observó las experiencias de asistencia técniNo es posible suponer una moti- que la búsqueda de prestigio aca- cas, en cambio, se impone únicamenvación única que lleva a los investi- démico continúa orientando la prác- te la transmisión de conocimientos.
58
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
La realización de tareas de rutina no
implica un verdadero aprendizaje
para los investigadores que intervienen y puede suscitar inconvenientes
con los consejos profesionales. La creciente desindustrialización que ha
sufrido el país a lo largo de la década
del noventa y las mencionadas características del sector industrial en
un país periférico como Argentina,
con dificultades en lo que respecta a
la innovación tecnológica, explica el
hecho de que se realicen más prestaciones de servicios que desarrollos
experimentales.
científica en la que se está inserto
es otro motivo de aceptación de las
actividades de vinculación. Éste
también se obtiene en la medida en
que se logran fondos para la investigación, siendo considerado por los
actores como elemento significativo
a la hora de direccionar su conducta. La orientación hacia la solución
práctica de problemas reales resulta
ser una fuente de reconocimiento
dentro de ciertas comunidades disciplinarias, ya que un porcentaje importante de la investigación está
asociado con la aplicación de los resultados en proyectos de I&D en vinculación con la industria. Sin
entramadas con las propias. Muchos
de los entrevistados señalaron que intentan establecer una combinación
entre su carrera como investigador
académico y la realización de acciones de transferencia, y consiguieron
de alguna manera, organizar una
agenda apropiada para la resolución
de esta tensión, recurriendo a una
división práctica entre la asignación
de tiempos a ambas tareas.
La dimensión
económica de la
investigación
académica
Otra motivación vincula la
práctica profesional,
dado que el oficio de
En la medida en
investigador es ignoque los conocimientos
rado y casi desconocientíficos tienen vacido en nuestro país
lor económico, codonde, por una parte,
mienzan a generarse
las oportunidades de
tensiones asociadas
desempeñarlo en el
con las formas de disámbito privado son
tribución de los benemuy reducidas, y por
ficios monetarios que
otra, contamos con un
los mismos pueden orimercado de trabajo
ginar; el tema cobra
muy restringido en las
mayor relevancia si se
áreas científicas. Es
trata de conocimientos que al tener valor
sabido y denunciado
comercial se convierpor muchos investigaFusilamiento de Victoriano Lorenzo, gobernador indígena panameño que colaboró
ten en tecnología. En
dores que el sistema
con el ejército liberal contra la separación de Panamá, 15, V, 1903.
otros términos, miencientífico local no les
brinda posibilidades para el desarro- embargo, no es la motivación más ex- tras más se acerca el interés por los
llo de actividades de I&D; el merca- presada por los investigadores aca- conocimientos generados a la esfera
do de trabajo de la investigación démicos, ya que, como se señaló, la económica, mayores son los temas
científica está casi exclusivamente en capacidad innovadora de nuestra in- asociados con la asignación de la utilidad monetaria. Ello plantea, adelas universidades públicas. De este dustria es baja.
más, una serie de inquietudes
modo, el ámbito académico se constituye en uno de los pocos espacios
Más allá de las condiciones referidas a la forma de coordinación
de inserción ocupacional, fundamen- contextuales que precipitaron el de las unidades académicas con el
talmente en el desarrollo de las cien- acercamiento entre la investigación entorno productivo, ya que el trabacias básicas, donde el único posible académica y la producción de bienes jo de los académicos con este sector
“empleador” es el Estado.
y servicios, desde una perspectiva de varía según el campo de estudio. Por
análisis individual de los investi- lo general, los equipos que se orienEl reconocimiento del investiga- gadores, las consideraciones de be- tan a la investigación básica tienen
dor en el ámbito de la comunidad neficio económico se encuentran menos posibilidades y menos interés
JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS
N ÓMADAS
59
en desarrollar estas acciones que los
grupos que cuentan con programas
de investigación más vinculados a
aplicaciones, estos últimos son los que
efectivamente realizan actividades
de transferencia tales como prestación de servicios y asesorías. Se plantea en la institución un dilema difícil
de resolver con respecto a “cómo le
va cada uno en el mercado”. Existen
grupos de investigación abocados a
áreas que pueden producir conocimientos valiosos económicamente y
otros que no están interesados o no
pueden producir en el mercado.
En el discurso de muchos investigadores, la sustentabilidad económica no constituye un objetivo en sí
mismo, pero es un requisito en el
que se edifican y sostienen las posibilidades del desarrollo científicotecnológico. El acelerado ritmo de
producción de conocimiento y los
cada vez más crecientes requerimientos del mercado profesional no
son posibles de sustentar sin recursos económicos. Desde la propia
dinámica académica, se exige incrementar los subsidios para continuar
siendo un centro de excelencia y
estar a la par de otros centros de
investigación y desarrollo de los países centrales.
Aún cuando las actividades de
transferencia se suscriben a áreas
que potencialmente tienen mayor
contacto con las empresas, es decir,
aquellos campos del conocimiento
en los cuales es difícil establecer el
límite que separa la investigación
básica de la aplicada, todavía se
observan ciertos conflictos entre
aquellos que piensan que la Universidad sólo debe ocuparse de la
producción y transmisión de conocimientos, y los que consideran que
también es correcto transferirlos y
percibir haberes por esta actividad.
Algunos investigadores advierten
que en términos de los mercados
profesionales, esto lleva a contradecir algunos principios de incumbencia en la confrontación entre la
profesión académica y la actividad
profesional; por ejemplo, la realización de consultorías suele originar
conflictos con los consejos profesionales12, ya que en estas acciones, los
académicos estarían compitiendo
con ventaja respecto de los profesionales externos y, por lo tanto, no
subsidiados por la academia.
Otro de los puntos centrales del
debate se ubica en el tema de los
derechos de propiedad intelectual
relacionados con la producción de
conocimiento. El acuerdo de la
OMC sobre la propiedad intelectual
(ADPIC) firmado en 2003, consiste
en una serie de normas que rigen el
comercio y las inversiones en la esfera de las ideas y de la creatividad
y constituye un punto altamente
controvertido. Antes de su existencia, la propiedad intelectual estaba
El Tiempo, 1904, “Reanudan obras en el Canal”. Tomado del libro Siglo XX a través del El Tiempo (1999).
60
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
regulada por acuerdos establecidos
en el marco de la Organización
Mundial de la Propiedad Intelectual
(OMPI), organismo especializado de
la ONU; sin embargo, en la Ronda
de Uruguay (1994) se firmó este
nuevo acuerdo inscripto en la OMC,
que daba comienzo a sanciones efectivas con respecto a la propiedad intelectual. Con dicho acuerdo, se
favorece a los países desarrollados al
obligar al pago de patentes a los países en desarrollo que se ven perjudicados, ya que, como es sabido, la
mayor parte de la investigación se
radica en los primeros.
Reflexiones finales
La Universidad refleja una constelación de estrategias e iniciativas
cuyas motivaciones y objetivos básicos están lejos de ser unívocos
(Ferné, 1985: 22-30). Las cuestiones
se van entrelazando a partir de las
viejas prácticas que sobreviven en
la vida académica, atravesadas por
las nuevas, derivadas principalmente
de las políticas científicas implementadas en los últimos treinta años;
muchas de éstas provenientes de las
recomendaciones de los organismos
internacionales de crédito.
Este trabajo intentó conceptualizar las relaciones entre investigadores
universitarios y agentes económicos
como procesos de interacción entre
actores dentro y fuera del medio académico; procesos que modificaron
notablemente las condiciones de trabajo del investigador académico y los
postulados sobre los cuales ha estado
fundada la libre divulgación de los
resultados de la investigación a través
de la publicación. Dichos procesos se
enmarcan en las transformaciones de
la idea de “lo público” y “lo privado”
en el contexto contemporáneo de
globalización y segmentación que
atraviesan los países de la región.
En este escenario se ha ido instalando el concepto de universidades
innovadoras señalando el carácter
emprendedor como una opción pertinente para que las instituciones de
educación superior posean una base
diversificada de financiamiento para
sus actividades y un núcleo académico estimulado. Desde una mirada crítica, otros autores en el
contexto de la región (Vessuri, 1993;
Arocena y Sutz, 1998; Shugurensky,
2003 y Llomovatte, 2006) consideran que los nuevos dispositivos
enmarcados en la definición de proyectos concursables para obtener
financiamiento, responden esencialmente a necesidades económicas,
mientras que el fomento de la vinculación estaría dado primariamente como una manera de obtener
ingresos extra frente a la reducción
del presupuesto público.
Las políticas universitarias comprometidas con una mayor transferibilidad de los resultados de la
producción científica al sector productivo, parecieran precisar de un
estudio de la vinculación en cada
escenario regional atendiendo a sus
particularidades; de un análisis de
los mecanismos que favorecen esta
articulación encuadrándola en una
política de transferencia tecnológica y científica; y especialmente del
consenso de todos los actores involucrados. Un cambio de énfasis hacia mayores conexiones con las
necesidades de la industria debería
respetar la división del trabajo entre ésta y las universidades, en lugar de arrastrarlas a un ámbito en el
cual las decisiones se toman de
acuerdo con criterios comerciales.
La universidad pública es el ámbito de la producción rigurosa y sistemática de conocimiento, pero es
también el ámbito de la formación
profesional y ciudadana. No se puede negar la relevancia que tiene su
contribución al desarrollo económico del país en función del fortalecimiento de las capacidades científicas
y tecnológicas; pero ésta, no sólo debe colaborar con el desarrollo económico, también debe intervenir en
el proyecto histórico y en el contenido ideológico de ese desarrollo. La
capacidad de una sociedad para integrar la ciencia y la tecnología como
elementos dinámicos para su progreso responde a condiciones políticas,
económicas y sociales. Emerge entonces, la necesidad de un Estado promotor de la investigación en un marco
general de políticas con perspectiva
latinoamericana.
Citas
1
El Programa Nacional de Incentivos a
Docentes Investigadores se crea en 1993
en el ámbito de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de
Cultura y Educación, como un sistema
de estímulo a los investigadores de las
universidades.
2
Ministerio de Cultura y Educación. Secretaría de Políticas Universitarias, 2005.
3
Nos referimos al Instituto Nacional de
Tecnología Agropecuaria (INTA), el Instituto Nacional de Tecnología Industrial
(INTI) y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
4
Mirando hacia atrás, al principal período de crecimiento, desde el punto de vista del triángulo de Sábato: empresarios,
gobierno y academia, podemos concluir
que sólo el “segmento” Estado-sector industrial existió realmente, siendo la conexión entre éstos y la academia básicamente virtual. En cierto sentido, las
interacciones entre el Estado y los empresarios industriales eran “sistémicas”,
e indudablemente tenían un foco
“nacional”. El Estado era visto como el
JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS
N ÓMADAS
61
principal actor involucrado en el desarrollo nacional, y desarrollo era identificado con industrialización; se construyó
infraestructura pública y la industria privada nacional fue altamente protegida;
en ese contexto los empresarios incorporaron nueva tecnología principalmente
a través de la compra de maquinaria al
exterior y reclamaron todavía más protección al Estado. La relación entre este
último y el sector industrial fue importante, pero no estuvo focalizada en la
innovación.
5
A partir de los noventa, en la mayoría de
los casos sobre propiedad intelectual, ésta
pasó a ser propiedad del contratista. Mientras la investigación académica se sustentaba en el libre flujo de información a
través de congresos, publicaciones, etc.,
los laboratorios o empresas privadas requerían de la investigación que patrocinaban altos niveles de confidencialidad.
Esta demanda se debe a que la empresa
busca claramente un retorno de la inversión realizada y si los resultados producidos se difunden libremente antes de que
se conviertan en productos, la competencia también se beneficiaría de éstos.
6
Un ejemplo de esto es la Ley 23.877 de
Promoción y Fomento de la Innovación
Tecnológica que constituye el marco
institucional administrador de incentivos promocionales a la innovación en
el sector privado y a la vinculación de
centros de I&D y universidades con las
empresas.
7
Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nª
660/96.
8
Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nª
1273/96.
9
Con el cambio de gestión de gobierno
nacional en 1999, la nueva Secretaría de
Tecnología, Ciencia e Innovación Productiva (Setceip) cambió nuevamente de jurisdicción y pasó a depender de la Presidencia de la Nación (Decreto PEN 20/
99). A comienzos del 2000, todos los bloques parlamentarios acordaron tratar el
sistema de tecnología, ciencia e innovación productiva como cuestión de Estado, y sancionaron la Ley Marco de Ciencia y Tecnología y el Plan Nacional de
Ciencia y Tecnología. Luego de la crisis
por la que atravesó el país en 2001, pasó
a depender del Ministerio de Educación,
y recién en 2007, adquirió el rango de
Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.
10 En este sentido, cabe mencionar al
FONCYT como una fuente importante
de financiación de actividades universi-
62
N ÓMADAS
tarias planeadas en colaboración con el
sector privado.
11 Según plantea Schugurensky, una de las
principales tendencias que están teniendo lugar en la educación superior es la
transición de un modelo centrado en la
autonomía a un modelo heterónomo. En
el modelo heterónomo, el poder para definir la misión, la agenda y los productos
de las universidades reside cada vez más
en agencias externas y cada vez menos
en sus propios órganos de gobierno.
Mientras el principio de la autonomía
sugiere capacidad, independencia y libertad, el concepto de heteronomía sugiere
al subordinación a un orden impuesto
por agentes externos. El modelo heteróssnomo no significa que la Universidad
pasa a ser súbitamente gobernada por
actores extra-universitarios, sino que su
práctica cotidiana (funciones, prioridades, organización interna, actividades,
estructura de premios y castigos) está cada
vez más supeditada a la lógica del mercado (Schugurensky, 2003).
12 Es una entidad de derecho público no
estatal para regir el ejercicio de la profesión. La pertenencia al Colegio está
abierta a todos los profesionales universitarios que posean el título de la profesión otorgado por Universidad Nacional,
Provincial o Privada. La misión de esta
Institución consiste en el control de la
matrícula profesional y en la generación
de toda actividad que propenda por el
perfeccionamiento.
Bibliografía
AROCENA, R. y J. Sutz, 1998, La innovación y las políticas en ciencia y tecnología
para el Uruguay, Agenda 1, Montevideo, CIESU/Trilce.
BOURDIEU, P., 1997, Campo de poder, campo intelectual, Buenos Aires, Quadrata.
CLARK, B., 1998, “Crecimiento sustantivo
y organización innovadora: nuevas categorías para la investigación en educación
superior”, en: Perfiles Educativos, No. 70,
México.
FERNE, G., 1985, “Contracting for science
in Universities and Industry”, en:
European Journal of Higher Education,
Vol. 20, No. 1.
GARCÍA, A., 1993, “La articulación de la
UBA con el sector productivo: la experiencia reciente”, en: Documento CEDES/96, Buenos Aires.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
JUARROS, F., 2006, “La vinculación entre
el sector universitario público y el sector
de la producción de bienes y servicios. El
caso de la Facultad de Farmacia y
Bioquímica de la UBA”, en: S. Llomovatte et al., Vinculación de la Universidad
con la empresa: debates, políticas y estudios de casos, Buenos Aires, Miño y
Dávila.
LLOMOVATE, S. et al, 2006, Vinculación
de la Universidad con la Empresa: debates,
políticas y estudios de casos, Buenos Aires,
Miño y Dávila.
MARTINETTO, A., 2008, Universidad pública actual: ¿modelo en crisis o espacio
social en pugna hacia una nueva conformación?, Valencia, Mimeo.
SHUGURENSKY, D., 2003, “Universityindustry partnerships and changes in
academic culture: A comparative analysis
of Argentina and Canada”, ponencia
presentada en el International colloquium, Transformation of Academic
Culture: Capital Accumulation and
International Competitiveness, Congress of the Humanities and Social
Sciences, Dalhousie University, Halifax,
Nueva Escocia, mayo 29.
VESSURI, H., 1993, “Desafíos de la educación superior en relación con la formación y la investigación ante los procesos
económicos actuales y los nuevos desarrollos tecnológicos”, en: Revista Iberoamericana de Educación, No. 2, mayoagosto.
____________, 1994, “¿Académicos empresarios? ó ¿Por qué algunos profesores escogen
trabajar con el sector productivo desde el
medio académico?”, en: Revista Espacios,
Caracas, Decitec, Vol. 15, No. 1, disponible en: <http://www.revistaespacios.com/
a94v15n01/42941501.html>, consultado
en julio 12 de 2008.
JUARROS, M. F. Y MARTINETTO, A. B.: LIMITANTES DEL INVESTIGADOR ACADÉMICO: FINANCIAMIENTO Y POLÍTICAS CIENTÍFICAS
N ÓMADAS
63
Relaciones pre-capitalistas
en las prácticas científicas
*
en Argentina
[email protected] • PÁGS.: 64-78
Leandro Rodríguez Medina**
Este artículo, resultado de un estudio con enfoque cualitativo que se basó en el desarrollo de entrevistas en profundidad,
analiza las relaciones entre quienes ocupan plazas institucionales y quienes realizan trabajo no remunerado en las carreras
de ciencia política de Argentina. Al final se evidenciará que los actores que no obtienen salarios por sus actividades
profesionales requieren del establecimiento de relaciones pre-capitalistas basadas en principios alternativos al lucro, y
sugieren que la idea de “campo académico” debe ser reemplazada por la de “red”.
Palabras clave: investigación, América Latina, capitalismo cognitivo, trabajo ad honorem, Universidad, ciencia política.
Este artigo, resulta de um estudo com enfoque qualitativo que se baseou no desenvolvimento de entrevistas a profundidade,
analisa as relaciones entre quem ocupam praças institucionais e os que realizam trabalho remunerado em carreiras de
ciência política da Argentina. Afinal evidencia-se que os atores que não obtêm salários por suas atividades profissionais
requerem o estabelecimento de relações pré-capitalistas baseadas em princípios alternativos ao lucro, e sugerem que a idéia
de “campo acadêmico” deve ser substituído pela “rede”.
Palavras-chaves: pesquisa, América Latina, capitalismo cognitivo, trabalho ad honorem, Universidade, ciência política.
As a result of a qualitative approach study based on interviews, this article analyzes the relationships between fulltime officials
and those people who work on a nonremunerative basis in the political science careers in Argentina, showing that those actors
who don’t receive a salary for their professional activities need the establishment of some pre-capitalist relationships based on
alternative lucrative principles, and suggests that the concept of “academic field” should be replaced by that of “network”.
Keywords: research, Latin America, cognitive capitalism, ad honorem work, university, political science.
ORIGINAL RECIBIDO: 22-VII-2008 – ACEPTADO: 18-IX-2008
*
Este artículo es parte de la investigación doctoral “Relaciones entre los campos científicos en las ciencias sociales” que se encuentra en elaboración (20062009), Departamento de Sociología-Universidad de Cambridge (Reino Unido). El proyecto ha recibido apoyos financieros del Saint Catharine’s College,
Cambridge; la Universidad de las Américas-Puebla (México); y la Society for
Latin American Studies (SLAS) (Reino Unido). Agradezco los comentarios de
Tania Pérez Bustos, de Mercedes Kerz y de los revisores anónimos que han
permitido dejar más en claro el aporte específico que se propone este artículo.
* * Estudiante de doctorado en Sociología, Universidad de Cambridge. Jefe de
Trabajos Prácticos, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales-Universidad de
Belgrano (Argentina) y profesor visitante, Escuela de Ciencias Sociales, Artes y Humanidades-Universidad de las Américas, Puebla (México). E-mail:
[email protected]
64
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Problema de estudio
Hacer investigación científica es
siempre difícil. Desde el punto de
vista institucional, la ciencia demanda enormes inversiones en personal,
equipos e infraestructura, además de
requerir plazos prolongados para que
dichas inversiones comiencen a
arrojar frutos en términos de publicaciones, patentes y soluciones a problemas puntuales. Desde el punto de
vista individual, la investigación científica
requiere de habilidad
para permanecer dentro
de un marco de tensión
entre la creatividad y la
disciplina, entre el deseo de extender el conocimiento y la rigurosidad
en la forma de hacerlo
(Whitley, 2006; Fortes y
Lomnitz, 2005).
para aumentar la productividad del
trabajo académico, principalmente
medido en términos de publicaciones en revistas extranjeras, subsidios
externos a la investigación y patentes
(Galcerán, 2007); c) internacionalización del aprendizaje, con un aumento sostenido de la movilidad
estudiantil que, en algunos casos,
favorece la diversidad en el aula
(Pérez, 2003); d) internacionalización
de la investigación, con presiones
de pequeños emprendimientos
orientados sobre todo a la docencia
(Barsky et al., 2004)
Para la mayor parte de los académicos en países en desarrollo, el
actual contexto en el que se cruzan
tendencias globales del capitalismo
con las exigencias propias de la vida
académica es complejo. Las actuales tendencias del management
universitario presentan a los académicos “como un grupo, o
elite, que se ha dedicado a defender sus privilegios, fueros y favores”
(Sisto, 2007: 14). Así, las
condiciones básicas para
la realización de actividades intelectualmente
demandantes como la
enseñanza y la investigación (Altbach, 2007) son
fuertemente atacadas
por los administradores
La articulación entre
que buscan racionalizar
la dimensión institueconómicamente las
cional y la individual se
instituciones. Al hacerha visto recientemente
lo, “se apela a la acción
afectada a partir de los
de hacer insignificante
cambios globales y locaalgo, de restarle imporles que resumidamente La colonización antioqueña hacia el sur tuvo las minas y las guacas como primer objetivo. tancia, de banalizarlo” (SisRevista El Gráfico, Bogotá, s.f.
pueden denominarse gloto, 2007: 16), entonces, la
balización. La aparición de un capi- internas y externas para formar equi- vida académica es concebida destalismo cognitivo (Slaughter y Leslie, pos de trabajo multinacionales de el marco de la productividad, de
1997; Thrift, 2005) ha modificado no (Becher y Trowler, 2001); e) masifica- la eficiencia, del mercado y finalsólo las estructuras globales de pro- ción de la educación superior que mente se trivializa. Los propios doducción (Stiglitz, 2003) sino también no ha sido acompañada por un in- centes, en definitiva, terminan por
las prácticas locales (Sennet, 1998). cremento de los fondos públicos, lo aceptar el discurso y comienzan a
En ambos casos, la idea central pare- que ha generado déficit de infraes- desacreditar su propia actividad,
ce ser la flexibilidad.
tructura y de personal (García, como Sisto Campos (2005 y 2007)
2007), y f) control externo de la ac- ha mostrado.
En lo que respecta a la vida aca- tividad académica mediante la evadémica, la globalización ha tenido luación de pares (Fernández, 2007)
En este contexto, las prácticas
efectos que pueden sintetizarse en: y el mercado (Baert y Shipman, académicas quedan enmarcadas en
a) nuevas formas de vinculación 2005). Para los países en desarrollo, criterios impuestos por las agencias
laboral entre los docentes e investi- la cuestión se agrava debido a la públicas y privadas de evaluación, que
gadores y las casas de estudios escasa participación del sector pri- presionan para formar equipos de in(Sisto, 2005 y 2007); b) presiones vado en la investigación, más allá vestigación, promover la transferencia
RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA
N ÓMADAS
65
intergeneracional de habilidades y
conocimientos mediante la docencia
y la dirección de tesis, y para publicar
en revistas locales o preferentemente
internacionales. La falta de recursos
financieros para la investigación, la
desactualización de casi todas las bibliotecas públicas y privadas, la reticencia a dar espacios físicos (oficinas,
salas de reuniones) a los equipos de
investigación, la escasez de revistas
académicas con sistemas de
referato y el escaso o nulo reconocimiento simbólico a la
tarea docente y de investigación por parte de las autoridades (Barsky et al., 2004;
Buchbinder, 2004; Krotsch,
2001) casi nunca se tienen
en cuenta en la evaluación
de la vida académica.
de su planta) estarían en condiciones de trabajo no rentado, mientras
que en la Universidad Nacional de
Rosario el número se reduciría a 600
(San Martín, 2008), pero éste corresDesde el punto de vista cuanti- ponde al 10% de su planta. En genetativo, el problema es mayúsculo1. ral, se reconoce que en la actualidad
Según el censo de 2004 de la Uni- hay alrededor de 30000 académicos
versidad de Buenos Aires, el 37% de no remunerados por su trabajo, según
su plantel docente es ad honorem, lo informa la Federación de Docentes
que representa 11003 académicos2. El Universitarios (San Martín, 2008) y
la mayoría se concentra en
las instituciones de mayor tamaño, donde los recursos
públicos no cubren la demanda estudiantil. Un dato que
muestra hasta qué punto
se ha vuelto común está
práctica para el sistema de
educación superior en Argentina es que el 55% de
los académicos no rentados
En cada contexto, las
ha cursado o estaba curtensiones enumeradas más
sando (en el momento del
arriba dan lugar a diferencenso en 2004) estudios de
tes prácticas. La falta de repostgrado (San Martín,
cursos bibliográficos en las
2008). Es decir, la falta de
universidades argentinas,
incentivos materiales y la
por ejemplo, ha generado
necesidad de recurrir a
una industria de la fotootras fuentes de ingreso no
copia y ha obligado a los
impiden que los profesores
profesores a socializar sus
reconozcan la importancia
bibliotecas personales. La
y los pasos que requiere la
falta de espacio físico ha llecarrera académica y contiLa numerosa familia antioqueña de la colonización, con veinte y más hijos.
vado a los investigadores a
núen invirtiendo su tiempo
Revista El Gráfico, Bogotá, s.f.
desarrollar sus actividades
y recursos en su propia
de manera particular, adaptando par- 70% de esos docentes, como es de formación. Por otro lado, parece evite de sus hogares como estudios para esperar, debe obtener fondos de otras dente que las instituciones han
poder investigar. La ausencia de fuentes (familiares, trabajos no aca- implementado esta práctica como
revistas ha forzado a un diálogo per- démicos, trabajos académicos en otras acceso a la vida académica institusonal que simultáneamente ha car- instituciones), lo que atenta fuerte- cional –si puede llamarse así– si se
comido la posibilidad de organizar mente contra su posibilidad de per- observa que del total de académicos
un campo académico (Fernández, manencia en la institución y contra no remunerados, el 83% correspon2002) y ha favorecido el predominio la realización de una adecuada ca- de a la categoría “auxiliares”, que es
de una cultura de oralidad sobre rrera académica. Las otras grandes la primera en el escalafón docente.
una de escritura (Canagarajah, universidades públicas nacionales
Esta investigación no ahonda
2002). Sin embargo, la más original parecen no tener una realidad difede las formas en que la academia rente. En la Universidad Nacional de cuantitativamente en este problema,
argentina ha tratado de organizar el La Plata, unos 2500 docentes (30% ya que ha sido bastante explorado
66
N ÓMADAS
caos, de reducir la incertidumbre de
pocos recursos y alta demanda, ha
sido el trabajo ad honorem (San
Martín, 2008).
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
en este sentido (García, 2005 y
2007; Barsky et al., 2004; Coraggio
y Vispo, 2001). Más bien, el enfoque
presente es cualitativo (historias de
vida), con el fin de incorporar los
significados que estas prácticas
generalizadas tienen para los actores involucrados. Se busca así conocer las razones que mueven a los
académicos a aceptar estas relaciones laborales que son claramente
precapitalistas en tanto
desmercantilizadas. Por
pre-capitalista, siguiendo a
Clark (2006), se entiende
una relación laboral académica no basada en el salario, que impide o atenta
contra la profesionalidad
de la actividad, y que
mezcla lo público y lo privado en forma de redes de
contacto que se superponen –o suplantan– a las
reglas institucionales y de
ausencia de espacios físicos en los cuales la investigación pueda realizarse.
ciones personales y/o emocionales
que por las características específicas de los puestos de trabajo y sus
beneficios simbólicos y materiales. En
pocas palabras, o entendemos que
hay un campo y dos lógicas simultáneas actuando, o concebimos el
campo como una configuración de
actores y materialidad que forman
una red por la que fluye no sólo capital (Bourdieu, 2004) sino todo tipo
construyeron historias de vida de 63
politólogos argentinos (40 trabajan
en el área metropolitana de Buenos
Aires y 23 lo hacen en el interior del
país) y que fueron realizadas entre
diciembre de 2006 y diciembre de
2007 en el marco de una investigación doctoral en la Universidad de
Cambridge que todavía está en
curso.
El estudio se llevó a cabo
con los programas de grado
de ciencia política cuyo listado arrojó un total de 33
programas (Leiras et al.,
2005) de los cuales finalmente se relevaron 27 y se
agregó una institución que
tiene el posgrado más antiguo en ciencias sociales con
orientación a la ciencia política, FLACSO-Buenos Aires, totalizando de esta
manera, 28 instituciones.
El criterio de selección de
entrevistados obedeció a tres
principios metodológicos: a)
El objetivo de esta inmuestreo intencional (Marravestigación es mostrar que
di et al., 2007), b) efecto bola
los datos cualitativos ende nieve (Bertaux, 1981) y
contrados ponen en evic) principio de saturación
dencia la existencia de dos
(Glaser y Strauss, 1967) por
planos simultáneos interel cual “se alcanza la certeza
actuando dentro del campráctica de que nuevos conDe las trochas y los cargadores y silleteros se pasó a los “caminos”
po académico. En un nivel
tactos no aportan elementos
y a la arriería, con bueyes y mulas. Revista El Gráfico, Bogotá, s.f.
–el de los profesores con
desconocidos con respecto al
plazas institucionales– se establecen de relaciones, algunas de ellas no tema de investigación” (Marradi et
relaciones académicas como las des- científicas, estrictamente hablando al., 2007: 223). La utilización de hiscritas más arriba y que Slaughter y (Latour y Woolgar, 1986; Knorr- torias de vida permitió abordar
Rhoades (1997) han llamado ca- Cetina, 1981).
cualitativamente las particularidades
pitalismo cognitivo. En otro nivel,
de la vida académica de los entreinferior, los aspirantes a ocupar povistados para observar los sentidos que
los académicos/as dan a los diferentes
siciones en el campo académico es- Metodología
grimen estrategias pre-capitalistas,
factores estructurales (Kohli, 1981).
Los datos contenidos en este ar- Por ello, la tarea del investigador es
conformando un no-mercado académico donde los flujos de personas e tículo han sido obtenidos mediante recolectar esa narración y trianguideas están más influidos por evalua- entrevistas en profundidad que re- larla con información estadística,
RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA
N ÓMADAS
67
otros relatos, documentos oficiales y
demás objetos que conforman la red
(Bertaux, 1981: 40; Latour y Woolgar,
1986).
El abordaje del tema mediante
historias de vida permitió encontrar
una regularidad que había sido
planteada, con matices, en previos
estudios empíricos (Hobert, 2007;
García, 2005): el comienzo de la
vida académica en Argentina está
marcado por una etapa de trabajo
ad honorem que no sólo responde a
cuestiones macro como
la falta de presupuesto y
las escasas estructuras
de formación de futuros
docentes, sino también
a aspectos micro como
lealtades profesionales y
políticas y estrategias
individuales en relación
con senderos profesionales proyectados. Este
estudio presenta los
principales hallazgos.
insertarse en la vida académica. El
caso particular de Argentina es
iluminador en lo que se refiere a las
prácticas de docencia e investigación no rentadas3. Es generalizada
la aceptación de que el comienzo de
la vida académica en Argentina
requiere una primera etapa caracterizada por el trabajo docente e
investigativo ad honorem, es decir,
sin recibir a cambio un salario. Sin
embargo, como bien ha señalado
Hobert, “la imposición del voluntarismo redefine el concepto. Ya no es
Hallazgos
empíricos
1. Significados del
trabajo no
remunerado
La iniciación de la vida académica en los países desarrollados difiere de aquella encontrada en los
países en vías de desarrollo. Mientras en los primeros se puede observar
un alto grado de institucionalización
de dichas prácticas (desde la obtención del grado terminal hasta la búsqueda del primer empleo), en los
segundos la ausencia de espacios
institucionales deviene en la necesidad de pensar y articular estrategias diferentes para quienes desean
68
N ÓMADAS
Buque del río Magdalena. Foto anónima, c. 1940.
posible hablar de voluntad cuando
no existen otros caminos. La entrega, el desinterés, lo honorable poco
tienen que ver con los imperativos”
(2007: 7).
Quitar el carácter “honorable”
es el primer paso para observar que
el trabajo no remunerado es una
práctica que sostiene, en la actualidad, una buena parte del sistema
universitario argentino (Kladko,
2008). Sin embargo, los jóvenes académicos que se vuelcan a las cátedras de universidades privadas y
públicas de todo el país no parecen
ser actores irracionales. Ellos asignan, por lo general retrospectivamente, significados precisos a su
participación no remunerada.
En muchos casos, especialmente en las grandes universidades públicas, la pertenencia a las cátedras
está filtrada por la participación política o gremial estudiantil. Una joven ayudante en una universidad
pública en Mendoza menciona esta
razón.
Uno tiene una relación
personal con el docente
por eso […] quiero trabajar en esta cátedra,
también hay motivos políticos, estar presente en
una cátedra, sobre todo
en las de primer año, de
estar ahí con los chicos y
que te conozcan, y militarlos, entre comillas. Y
en cuarto en esta materia con Amelia me anoté también para estar con
ella, para ver como investiga ella, es el primer
contacto que uno siempre tiene con el docente, como un gesto de
buena voluntad de decir yo me
anoto en la cátedra, que es que
vos elegís una cátedra, hablas con
el docente, el docente te firma
una carta que te dice que te
acepta como ayudante, y listo. P:
¿Qué te toca hacer como ayudante? R: Lo que el docente diga.
Hay cátedras en las que vas todos
los días a las clases y nada más,
hay otros que te dan la posibilidad de dar clases, preparar un
tema y dar una clase. En general
es asistir al docente […] Pero es
bien informal, no es que hay una
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
ordenanza que dice que los ayudantes alumnos tienen que bla,
bla, bla, […] P: ¿Te pagan algo?
R: No, no. Es ad honorem. Es el
contacto con el docente, lo más
importante.
El pasaje ilustra varias de las
habituales razones detrás de la decisión de trabajar sin remuneración
material. La primera es el contacto
con los estudiantes a partir de las
necesidades políticas impuestas por
la militancia. Para esta académica,
“militar a los jóvenes” es
hacerlos partícipes de las
actividades del centro de
estudiantes, sumarlos a
dichos proyectos y hacer
conocer las ideologías
detrás de esos proyectos.
La tarea docente está, en
principio, subordinada al
imperativo político, lo que
también implica que el
ayudante y el titular deben,
de alguna manera, compartir espacios políticos.
sacado a colación por parte de los
entrevistados en esta investigación:
la vocación. El interés en lo académico sumado a la generalizada idea
de que la docencia es una vocación,
actúa como un factor que contribuye a la aceptación de esta realidad
laboral. Un académico consagrado
asocia directamente la ausencia de
salario con la vocación cuando recuerda los comienzos de su vida académica, “Yo había comenzado a
trabajar en el Instituto de Finanzas
de la facultad, gratuitamente, tam-
caracterizado por académicos de clases media y alta. Esto se vuelve patente en los siguientes pasajes de dos
académicos jóvenes que confrontan
dos visiones sobre cuál es la razón y
el efecto del trabajo no remunerado
en el comienzo de la vida académica.
Vos tenés […] que ir ganándote
tu lugar. O sea que es en base a
[…] la persistencia que vos te
quedás. Porque hay gente que por
ahí le ofrecen pero no puede quedarse porque necesita encontrar
un trabajo o dice que eso
no es lo suyo, no le gusta.
Persistencia, seriedad y el
respeto que te vas ganando con los alumnos.
Veía que era una carrera
donde gran parte de mis
compañeros pertenecían a
otro estrato social. […]
Tenían más margen para
definir su futuro profesional con autonomía y con
libertad. Yo sabía que tenía que ganar tanta guita
por mes porque tenía responsabilidades de diversa
índole y era como que no
podía pensar en un futuro
profesional. Sobre todo
porque veía que estos chicos, estos compañeros […] empezaban
laburando, dando clases en el
CBC, en la UB, en el Salvador,
ganando $ 100 por mes o no ganando nada digamos.
Sin embargo, la participación de la joven profesora en otra cátedra, del
Ferrocarriles Nacionales de Colombia, Estación de Manizales, c. 1940.
cuarto año de la carrera, sí
Tomado del libro Colgados de las nubes - Fondo Cultural Cafetero.
está vinculada a sus aspiraciones académicas, pero en térmi- bién, por supuesto. Es decir, tenía
nos personales. “Un gesto de buena una vocación muy fuerte por la mavoluntad” o “el contacto con el do- teria impositiva”.
cente” hacen referencia a la primacía
de lo personal, a que la tarea docente
Pero lo que puede ser vocación
y de investigación está mediada por individual, en el nivel colectivo se
las relaciones personales que el titu- transforma en la reproducción del
lar establece con los otros miembros cuerpo docente y de investigación
Es interesante notar que en el
de la cátedra. Esto se refuerza, como en función de estrictas pautas cla- primer pasaje, el trabajo no remupuede inferirse, por la debilidad de los sistas (Bourdieu, 1988). En otras nerado es justificado en función de
reglamentos, en tanto el ayudante palabras, la falta de remuneración la persistencia y seriedad que el
hace “lo que el docente diga”.
opera como un elemento que exclu- joven académico debe mostrar al
ye a los jóvenes académicos prove- aceptar las “reglas del juego”. Al reEl trabajo no remunerado apro- nientes de familias de los sectores conocer que la oportunidad puede
vecha un aspecto frecuentemente populares y refuerza un profesorado habérsele ofrecido a alguien que no
RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA
N ÓMADAS
69
puede aceptarla porque “necesita
encontrar un trabajo”, esta académica está implicando dos cosas diferentes. Primero, está naturalizando
la reproducción clasista del cuerpo
docente al aceptar que quien no
puede trabajar sin cobrar, sencillamente deberá declinar la oportunidad y salirse del campo. Segundo,
está reconociendo que la docencia
y la investigación, al menos en esa
etapa, no son un trabajo en el sentido completo del término. No sólo
quitarle el estatus de trabajo es funcional a los intereses de dirigentes
de instituciones públicas y privadas,
sino que también lo es considerar
que esas actividades pueden realizarse sin estar totalmente profesionalizadas. Sin profesionalización, el
acceso a una posición académica
estaría mediado por un sistema de
conexiones (para sostener la actividad mientras no se tiene salario) que
recuerda al de las universidades tradicionales características del precapitalismo (Clark, 2006: 11) y que
el joven académico del segundo pasaje hace evidente.
Otros académicos han visto su
etapa de trabajo no remunerado
como un desafío –a sus habilidades
docentes y de investigación– pero
fundamentalmente como un “derecho de piso”.
Hacia casi final de la carrera, el
Profesor A me propuso […] ser
su auxiliar en lo que se llama ayudante de segunda en Ciencia Política en el Ciclo Básico. P: ¿Eso
era con designación? R: Sí, había una designación, pero era absolutamente ad honorem. Creo
que estuve dos años ad honorem
pero es algo habitual que existe
aún hoy, y que uno lo hace […]
como desafío. El que enseña tie-
70
N ÓMADAS
ne que aprender más para poder
enseñar. Era una forma de releer
y preparar las clases, y aparte lo
que se llama el derecho de piso,
como empezar a insertarse en una
cátedra.
La expresión “derecho de piso”
involucra inherentemente un desequilibrio o incluso una injusticia.
Pagar un derecho de piso es cumplimentar un requerimiento cuya única justificación no es la falta de
mérito o capacitación, sino generalmente el ser el más joven, el último
en llegar. El sistema de cátedra, en
lugar de asemejarse a un equipo que
busca a los mejores integrantes, se
acerca más al pequeño batallón cuyos escalafones están bien determinados y cuyas jerarquías no pueden
cuestionarse (Clark, 1977). Más
aún, esos escalafones suelen ser defendidos por quienes, una vez superada la etapa no remunerativa, se
han ubicado entre los que sí pueden sostener su vida profesional y
personal a partir de los ingresos provistos por la academia (Scott, 2008).
Desde la óptica de los jóvenes
académicos, el trabajo no remunerado también puede ser percibido
como una inversión de recursos no
tangibles, principalmente su tiempo.
Los siguientes pasajes de tres académicos diferentes dejan en claro
esta posición.
P: Cuando participaste en esta
investigación sobre ciclos […]
¿era una actividad rentada, o era
también…? R: No, ad honorem.
Yo fui como investigador ad
honorem, pero me servía, porque
era currículum.
Había un instituto de investigación […] en la Católica. Estaban
trabajando el tema de la región
centro. Me incorporaron, nunca
me pagaron […]. Yo hacía el seguimiento periodístico y el fichaje de toda la cuestión que habían
recolectado tres años de diario.
[…] Yo de todo eso nunca vi un
dinero. Sí, por supuesto, me hice
el certificado correspondiente.
Durante los últimos dos años yo
estaba trabajando como asistente de investigación de un proyecto en forma ad honorem y había
conversado con algunos profesores, pero en particular con C,
sobre la posibilidad de irme a estudiar fuera. Y entre que las circunstancias del país no eran
particularmente acogedoras y
que yo tenía intereses académicos, apenas pude me fui.
El primer pasaje es el que tal
vez resume mejor la opinión más
encontrada en este estudio. La mayoría de los académicos jóvenes entrevistados –y varios maduros que
recordaban sus primeros pasos– reconoció que la decisión de realizar
algún trabajo académico antes de
graduarse o inmediatamente después, sin recibir remuneración, estuvo basada en la necesidad de ir
“armando un currículum”. Lo interesante es que casi todos los académicos parecen aceptar que la
capacitación específica durante los
primeros años de la práctica académica debe ser no rentada y/o que
ello parece no tener mayores consecuencias 4. Casualmente –o no
tanto– las observaciones hechas a
partir de mi participación en un
equipo de investigación en una universidad privada de Buenos Aires
sugieren que al mantener no rentadas ciertas actividades, el resultado puede ser, precisamente, que no
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
se produzca el aprendizaje que se
destaca. Luego de un año de reuniones periódicas para la realización de un libro teórico, uno de los
integrantes hizo saber que por razones de tiempo no podría escribir
el capítulo sobre el que había estado trabajando. Ajustados por el
tiempo, por supuesto, los académicos deben priorizar aquellas actividades de las cuales dependen sus
ingresos y se relegan las que no (aún
contra la voluntad de quien debe tomar la decisión). De esta forma, el
trabajo no remunerado termina por
cuestionar el principio básico que lo
sostiene: la necesidad de “hacer
experiencia”.
En el segundo pasaje lo que se
observa es la capitalización vía la
certificación. La experiencia de la
investigación, aunque se reconoce
como aprendizaje, es convertida en
un certificado que nutre un currículum incipiente. Sin caer en este
extremo, los dos primeros pasajes
dejan en claro que los jóvenes académicos que se enfrentan al trabajo
no remunerado intentan convertir
dicha situación adversa en un beneficio a más largo plazo. Así, su propio futuro profesional reemplaza el
salario en la evaluación personal sobre los beneficios de trabajar sin remuneración.
En el último pasaje se puede advertir una de las posibles capitalizaciones del tiempo invertido: apoyo
para estudiar afuera. En la mayoría
de las universidades el proceso de
aplicación a un postgrado exige la
presentación de cartas de recomendación. Dichas cartas, se pide, deben ser escritas por personas que
conozcan el trabajo realizado por el
aplicante. ¿Qué mejor carta que la
que puede dar el profesor/a con
quien el joven graduado estuvo trabajando desde los últimos años de
la carrera? Y, además, al haber sido
ese trabajo ad honorem se ha generado una suerte de deuda por parte
del académico que ha empleado al
joven graduado.
El éxito del trabajo no rentado
como práctica iniciática en la ciencia política argentina –práctica que,
por lo demás, puede extenderse por
varios años– se ve reflejado en la
lealtad que los jóvenes académicos
mantienen hacia quienes les dieron
la oportunidad de dar sus primeros
pasos. Una joven graduada, trabajando sin remuneración en una universidad pública en Buenos Aires,
ejemplifica esta situación.
Pero me llegó la oportunidad y
dije: “Voy a ver qué me pasa, si
Nereo López: Palmira, Valle, 1962. Los nuevos “caminos”.
RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA
N ÓMADAS
71
me gusta”. Además yo ya entré
pensando en hacer una maestría
y saber que está Santiago como
referente para preguntar, para
consultar [es muy importante]. Y
me parece que estaba bueno aprovechar la oportunidad. También
en agradecimiento a Santiago por
haberme tenido en cuenta, incluirme en la materia, a Alberto lo mismo (cursivas mías).
nidad (no rentada) de trabajo académico es una razón suficiente para
trabajar en dichas condiciones. La
lealtad es dirigida hacia una persona –en este caso, la profesora titular– pero indirectamente hacia
una institución que garantiza determinado entorno laboral. De este
modo, una relación personal se convierte en la base de una relación
institucional, lo que indica más un
tipo de organización tradicional y
menos una forma burocratizada y
moderna de estructuración de la
tre los miembros de la cátedra, como
forma de aportar mínimamente a los
gastos de transporte o adquisición
de material. En otros casos, cuando
la masividad de las instituciones lo
permiten, surgen prácticas que
apuntan a maximizar los escasos recursos disponibles.
[En] Introducción a la Ciencia
Política [yo] era un ayudante de
segunda. P: ¿Tuviste designación
de la Universidad? R: No, en ese
momento no. Yo tenía un papel
que me había hecho
[otro miembro de la
cátedra] para que yo
cobrara. Me decía:
“Yo no puedo ir, pero
para que vos no estés
sin un mango yo te
hago una autorización”. Es una práctica muy frecuente.
Por ahí el que no
podía te hacía una
autorización para cobrar en nombre de él.
Yo firmaba, como nadie preguntaba nada, como si fuera [el
otro profesor].
En la universidad privada la situación, aunque bajo otros rótulos
administrativos, tampoco es diferente.
Aunque en muchas
instituciones sólo los
académicos con cierta designación (de
jefe de trabajos prácticos hacia arriba)
pueden dar clases, la
existencia de las figuras de ayudantes,
auxiliares o la mera
demora en las designaciones dan lugar a
prácticas docentes no
rentadas. Una académica joven de una universidad privada del
El Tiempo, 1911. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999).
conurbano de Buenos
Aires relata su expe2. Espacialidad
riencia de tener que decirle a la ti- vida académica (Clark, 2006; del trabajo no remunerado
tular de la cátedra que dejaría su Vessuri, 1997).
cargo no rentado para asumir el dicUna dimensión poco explorada
tado de otra materia en la misma casa
Presionados por la precarización de las condiciones de trabajo acade estudios.“Me parece que cuando de su labor (Sisto, 2005 y 2007) y por démico en ciencias sociales ha sido
alguien te da una oportunidad, las limitaciones materiales impues- la del lugar de trabajo. Al estar
digamos, uno tiene que responderle tas por un trabajo no remunerado, orientado hacia la enseñanza (Kent,
de una manera. O sea, no sé si decir los académicos se ven envueltos en 2002), el sistema universitario ar‘fidelidad absoluta’, pero bueno… yo relaciones económicas complejas gentino ubica al docente-investigasentía […] que estaba dejando que pueden llegar a ser flagrantes dor en el aula, como el lugar natural
colgada a alguien que me dio una irregularidades. Algunos académi- de trabajo. Sin embargo, por obvias
oportunidad”.
cos entrevistados se han visto más razones, la tarea de investigación no
de una vez en situaciones en las puede desarrollarse allí, lo que deComo muestra el pasaje, la leal- cuales sólo el profesor titular cobra- manda, en teoría, espacios específitad hacia quien otorga una oportu- ba, pero éste distribuía su salario en- cos para los académicos. Aunque
72
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
esta carencia afecta a todo el sistema universitario argentino, es más
marcada en los jóvenes, ya que al
no tener designaciones formales y
mucho menos cargos jerárquicos
(jefe de departamento, decano, director de carrera) no pueden contar con espacios para la realización
de su tarea profesional. Como sostiene Clark (2006: 7),
[…] la moderna distinción burocrática que permitió la formación del profesional público, el
sujeto experto, y su separación de
los intereses y hobbies del amateur, el sujeto privado, radica en
la distinción entre la oficina y la
casa. Esta distinción esta ampliamente ausente en sociedades o
grupos tradicionales, en los cuales nepotismo, soborno, engaño,
y otras violaciones del espacio laboral [office space], detestables
para los regímenes académicos y
burocráticos modernos, son un
modo de vida.
De este modo, la ausencia de
ámbitos físicos de trabajo no sólo
atenta contra la formación de una
comunidad de académicos –algo
que ha sido comúnmente mencionado por los entrevistados– sino que
atenta contra la división entre público y privado y entre conocimiento experto y conocimiento amateur.
Asimismo, la falta de un lugar de
trabajo en la institución representa
un quiebre en la relación entre el
estudiante y el profesor. Las observaciones realizadas en el marco de esta
investigación en las pocas instituciones donde los profesores tienen oficinas, indican que el intercambio entre
docentes y alumnos es más complejo,
ya que excede la situación de clase y
permite un contacto más estrecho y
fructífero. Los profesores reciben
alumnos, por ejemplo, para supervisar sus aplicaciones a posgrados en el
extranjero o para revisar trabajos
prácticos en elaboración. De esta forma es más fácil que el alumno conciba al profesor no sólo en su papel
pedagógico sino también como modelo de las relaciones que se establecen entre investigadores y jóvenes
investigadores.
Sin embargo, la ausencia de espacios de trabajo es una característica
tan imbricada en las universidades
argentinas que un entrevistado
respondió lo siguiente ante una
pregunta sobre si aceptaría ser un
docente-investigador de tiempo completo en una institución. “Me costaría, porque me ahogo. Yo necesito
tiempo, para ir en colectivo, porque
perdés y ganás tiempo también… estar en mi casa, mi estudio (precioso,
con ventanales, biblioteca, todo),
donde esté cómodo”.
La práctica de investigación en la
ciencia política argentina ha forzado
a los académicos a recluirse en su
ámbito privado (su estudio, su biblioteca). Esta consecuencia ha llevado
a numerosos académicos a valorar esto
como una “libertad” que la precariedad laboral permite y fomenta. Socializados en un campo académico donde
la investigación es, generalmente, un
esfuerzo privado, los investigadores subrayan la apropiación del espacio, la
capacidad de adaptarlo a sus necesidades y deseos y, finalmente, el placer
que esa situación produce en términos laborales.
Discusión teórica
Cuando la presión por la productividad académica es acompañada
RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA
de recursos y cuando existe un entorno institucional para que dicha
actividad se pueda llevar a cabo, la
consecuencia es una acentuación de
la mercantilización académica, tanto de los investigadores como de sus
productos. Estos cambios en la profesión académica han sido descritos
por Slaughter y Rhoades en los siguientes términos: primero, es una
profesión cada vez más de tiempo
parcial. Segundo, es una profesión
cada vez más administrada (es decir, supervisada y controlada). Tercero, es una profesión cada vez más
capitalizada y productivista, orientada a la producción tanto de recursos humanos como al outsourcing
de conocimientos y proyectos. Y, finalmente, es una profesión que tiende a producir una relación cada vez
más mercantil entre estudiantes y
profesores. (1997: 9-11).
En los países en desarrollo, la
débil institucionalidad de la ciencia y la tecnología (Vessuri, 1997) y
la falta de recursos públicos y privados llevan a que los miembros del
campo que participan en el juego
académico no puedan contar con
todos los elementos necesarios. Entre otras estrategias, y al menos para
la ciencia política argentina, los académicos han establecido relaciones
no mercantilizadas que quiebran el
campo en dos partes interconectadas. De un lado quedan aquellos
que ocupan las pocas posiciones
institucionales y que se someten a
la lógica del campo (Bourdieu,
1988) y de otro están aquellos que
sostienen –materialmente– la práctica de investigación y docencia a
partir del trabajo no remunerado.
Este quiebre conlleva, en el nivel
teórico, la dificultad de utilizar la
idea de campo de Bourdieu (1988,
2004) y de confiar en metáforas
N ÓMADAS
73
economicistas para estudiar la producción académica en contextos
como el argentino.
La primera razón para superar la
metáfora del mercado es que, en no
pocas ocasiones, hay una suerte de
apropiación patrimonialista del
cargo. Como muestra el primer testimonio de la sección previa, los ayudantes muchas veces se someten a
la voluntad del titular y terminan
realizando actividades que no corresponden a sus conocimientos previos ni a sus destrezas (Clark, 1977;
Gambetta, 1998). Este patrimonialismo, todavía vigente en muchas
instituciones, se asemeja a la estructura universitaria tradicional, en la
que una cátedra llegaba a heredarse
de padres a hijos (Clark, 2006). La
segunda razón es que los nuevos
ingresantes al ámbito académico no
tienen capital académico o simbólico para intercambiar, lo cual los
excluiría, en la práctica, como miembros del campo5. Más aún, la falta
de capital académico sumada al trabajo no remunerado lleva a los jóvenes profesores a conseguir otros
trabajos fuera del ámbito universitario que se superponen a la labor
académica. Tarde o temprano estos
académicos se ven obligados a tomar una decisión de volcarse completamente a la investigación y la
docencia o salirse definitivamente
del campo. Una tercera es la apelación a la lealtad y al derecho de piso
como formas de justificar el trabajo
no remunerado. La lealtad es un
valor que, tomado seriamente por los
jóvenes académicos, distorsiona una
situación de mercado. Varios rechazan ofertas laborales rentadas con el
fin de mantener un vínculo con un
profesor o investigador para con
quien ellos sienten una deuda moral. En igual sentido, el derecho de
74
N ÓMADAS
piso es una alteración de las reglas
del juego académico, ya que la selección de talentos para las posiciones depende menos de habilidades
y conocimientos adquiridos (capital
académico) que de la posibilidad de
sobrellevar materialmente el tiempo de pago del derecho de piso (que
puede durar varios años). Esto ha
llevado a Gambetta (1998) a hablar
de sistemas sub-óptimos de eficiencia y calidad, donde sólo sobreviven
quienes aceptan las normas impuestas por los “barones” académicos.
Antes que pensar en dos campos (los profesores y los ingresantes)
con reglas diferentes y con relaciones ocasionales, creemos que es preferible modificar la idea de campo
y ampliar el espectro de posibles relaciones entre los miembros del mismo. En primer lugar, los miembros
del campo no buscan solamente
maximizar sus beneficios académicos para convertirse en actores dominantes (Bourdieu, 2004), aún
cuando se puede considerar que
actúan racionalmente. En segundo
lugar, la referencia a la espacialidad del trabajo académico se debe
tomar como una mayor sensibilidad
hacia la materialidad y su influencia en las prácticas humanas (Law,
2006). En ese sentido, el campo debe contener actores humanos –académicos, personal administrativo–
y elementos no humanos –computadoras, oficinas, bibliotecas– (Latour,
1987) y sus múltiples y no reducibles vínculos. La ausencia de un
salario puede ser tan condicionante
para la producción de conocimiento como la ausencia de una biblioteca actualizada o de una oficina
con conexión a Internet. Finalmente, al menos en países en desarrollo,
la estructura del campo depende
menos de la existencia de un en-
torno institucional fuerte y estable
que de las redes académicas y extra-académicas que los actores son
capaces de construir y solidificar.
Un directivo de una universidad
privada de la ciudad de Córdoba
ha expuesto esta lógica organizativa
claramente:
[En Córdoba] no hay recursos especializados y si los hay el costo es
muy alto. Hay un fuerte desincentivo para que se sume gente.
¿Entonces cómo se hace? En alguna medida uno se aprovecha
de la gente que necesita estar por
otros motivos, que es progresar
profesionalmente, que tiene una
fuerte vocación. Es así, suena cínico lo que te estoy diciendo. […]
Es, en alguna medida, aprovecharse del prójimo. Lo que yo he
hecho, es [haber] tenido la habilidad de encontrar un punto de
contacto, generar un espacio en
el que todos ganemos.
Lo que el directivo expresa con
crudeza es lo que Callon (1986) y
Latour (1987) han llamado enrolamiento. Por enrolamiento se entiende
la incorporación de un actor a una
red a partir de la traducción correcta de sus intereses por otro actor.
Cuando el directivo dice que tuvo
“la habilidad de encontrar un punto de contacto” no hace sino manifestar cómo él fue capaz de enrolar
para su interés (dirigir un programa
universitario) a otros actores (profesores) cuyos intereses específicos
(necesidad de progresar, vocación)
quedan traducidos en los términos
del actor principal.
La idea de “interés” ha sido clave en el desarrollo de los estudios
de la ciencia y la tecnología para entender el proceder científico (Callon
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
y Law, 1998; Barnes, 1981) y es un
concepto más amplio que el que permite capturar la idea de Bourdieu
(1988, 2004) de capital y capitalización. Detrás del interés de un actor
puede haber cuestiones extra-académicas (política, lealtad, vocación)
como académicas (mejores puestos
de trabajo, publicaciones, premios).
Incluso, la idea de “interés” en el
marco de lo que se conoce como teorías del actor-red da lugar a cadenas de traducciones, donde los
intereses de un actor son traducidos en términos de los del otro y así
sucesivamente, hasta formar redes
sólidas y estables. De este modo, la
lealtad del joven recién graduado
no es diferente de la necesidad de
un asistente de investigación para
un académico consolidado. Ambos
son una y la misma cosa porque ambos (intereses) se pueden traducir.
Si la traducción es exitosa, cada
actor considerará que sus intereses
están satisfechos y tendrá razones
para actuar de la manera en que los
otros actores lo esperan. Si no, el
actor quedará excluido de las redes
que dan forma y sostén al campo y
no habrá lugar para él en la práctica científica.
En esta perspectiva teórica,
cuestiones tales como la lealtad, la
política, la vocación y demás razones esgrimidas por los entrevistados
son un vínculo entre el campo académico y otros campos, donde los
actores también se desempeñan y
tratan de enrolar a otros. Por ejemplo, la joven académica que es militante política es un nexo entre el
campo académico y el campo político. El joven profesor que trabaja en
un laboratorio farmacéutico para
obtener ingresos que le permitan dar
clases sin salario es un vínculo entre el campo económico y el campo
académico. Y la lista puede seguir.
De este modo, algunos autores han
buscado alejarse de la idea de cam-
po como un espacio con reglas de
acceso y de juego (Bourdieu, 2004)
hacia conceptos como los de red
(Latour, 1987, 2005) o arena transepistémica (Knorr-Cetina, 1982), para
tratar de enfatizar en la naturaleza
endeble de la barrera entre lo científico y lo académico y otras áreas
de las prácticas humanas.
Conclusión
Los hallazgos empíricos de este
trabajo sugieren la existencia, debajo de una capa de relaciones
mercantilizadas (Baert y Shipman,
2005; Slaughter y Leslie, 1997), de
complejas relaciones entre académicos consolidados y los recién arribados a la vida universitaria que se
sostienen en vínculos personales
más que en relaciones laborales típicas. Esos vínculos se materializan
en el trabajo no remunerado que caracteriza los primeros años de la vida
El caucho, progreso para unos, genocidio para otros, comenzó su bonanza con el automóvil y la Casa Arana, fundada por peruanos
en territorio colombiano en 1903. Mujer bora, condenada a morir de hambre. Fuente: Hardenburg.
RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA
N ÓMADAS
75
académica en la ciencia política argentina. Al estudiar estas relaciones se observa que los jóvenes
académicos suelen pensarlas en términos de proyectos de vida (futuro),
de lealtades individuales con académicos que les han dado oportunidades laborales, de simpatías políticas
y de vocación. En todos los casos,
las relaciones ilustran lo que Clark
(2006) llama una universidad tradicional, donde la autoridad es ejercida casi patrimonialmente y donde
las reglas son subordinadas a los
contactos personales, familiares y
profesionales.
Si bien todos los profesores e investigadores se han visto sujetos a
una precarización de su situación
laboral (Sisto, 2005) y a un incremento en la presión por controles
estatales y del mercado (Fernández,
2007), los más jóvenes han sido los
actores que, en parte, más han sufrido dichas tendencias. A la vez, sin
embargo, ellos son los que hacen
viable el desarrollo de la vida académica, al menos en aquellas instituciones donde la masividad ha
superado la capacidad de respuesta
institucional.
El caso de la ciencia política
argentina, aunque en muchos sentidos es único, también puede presentar evidencia común a otras
disciplinas y a otros países. Lo
específico de éste radica, probablemente, en su reciente consolidación como disciplina académica en
Argentina (Fernandez, 2002), en la
aceptación en ese país del trabajo
docente no remunerado (San Martín, 2008) y en las limitaciones presupuestarias para las ciencias
sociales (García, 2005). En contextos más dinámicos, con inversión
creciente del Estado y/o el sector
76
N ÓMADAS
privado, las prácticas académicas
podrían institucionalizarse más y las
condiciones de trabajo, aunque
bajo los vaivenes propios de la fase
actual del capitalismo, podrían garantizar un desempeño académico
de mayor calidad y producción. No
obstante, el artículo sugiere que allí
donde las exigencias de un cierto
modo de producción –académica o
de otro tipo– no puedan ser cubiertas por trabajo asalariado, la presión tenderá a generar mecanismos
que reemplacen la remuneración
como medio de intercambio. Esto
hace patente lo endeble de las fronteras entre el trabajo académico y
otras formas laborales, pero también
indica que los intereses de los
miembros de un campo pueden
articularse de forma que todos los
actores se perciban, al menos temporalmente, como beneficiados. A
su vez, estos mecanismos pueden
afectar la dinámica propia del quehacer académico y cuestionar la
idea de un “capitalismo cognitivo”.
Entre las preguntas que esta investigación deja abiertas están: ¿cuál
es la percepción que otros actores
tienen de este fenómeno?, especialmente las autoridades políticas y universitarias, y, también, ¿de qué
maneras específicas los jóvenes graduados compatibilizan su actividad
académica con las otras periféricas
que permiten su sostén material? Sería interesante, asimismo, observar el
impacto que esta situación tiene para
la producción académica (libros, artículos de revista y manuales). En
suma, queda indagar la posición de
otros actores importantes del campo,
el conjunto de prácticas que permiten el fenómeno particular del trabajo académico no rentado en la
ciencia política argentina y su impacto epistemológico.
Citas
1
El problema es doble. Por una parte, el
Estado nacional carece de estadísticas
sobre este fenómeno. Por otra, las estadísticas son elaboradas por actores
involucrados directamente en la problemática, como sindicatos o autoridades
universitarias. Consecuentemente, es sólo
a través de la prensa y de declaraciones de
dirigentes universitarios y sindicales que
es posible tener una idea aproximada de
la situación.
2
Los datos referentes al personal no rentado se obtuvieron del cibersitio de la Universidad de Buenos Aires <http://
www.uba.ar/institucional/censos/Docente2004/censo_docente.pdf>, de San Martín (2008), Simeoni (2006) y Lora (2004).
3
El sistema de cátedra de la mayoría de las
instituciones educativas argentinas hace
que la docencia y la investigación no puedan separarse tajantemente. Según García
de Fanelli (2007) la designación en una
cátedra involucra tres tipos de actividades: docencia, investigación y extensión,
tareas que la cátedra debe desarrollar en
forma de equipo. Asimismo, la existencia
de un organismo orientado claramente a
la investigación, Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas), no cambia radicalmente esta
situación, ya que éste exige a sus académicos una filiación institucional –a universidades o centros de investigación– que
tiende a reforzar la superposición de los
sistemas de educación superior, por un
lado, y de ciencia y tecnología, por el otro
(Villanueva, 2002).
4
Sólo como ejemplo contrario basta mencionar el complejo sistema de research y
teaching assistanships que las universidades estadounidenses ponen en circulación
para que los doctorandos den clases y se
sumen a equipos de investigación.
5
Piénsese que, en ocasiones, alumnos en la
mitad de sus carreras ya están dando clase
a los recién ingresados o cumpliendo el
papel de asistentes de investigación. En
estos casos habría miembros del campo
que no tendrían ni el mínimo capital académico: el título universitario de grado.
Bibliografía
ALTBACH, P., 2007, “Empires of Knowledge
and Development”, en: P. Altbach. y J.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Balán (eds.), World Class Worlwide.
Transforming Research Universities in Asia
and Latin America, Baltimore, Johns
Hopkins University Press.
BAERT, P. y A. Shipman, 2005, “University
Under Siege? Trust and Accountability in
the Contemporary Academy”, en: European Societies, Vol. 7, No. 1, pp. 157-185.
BARNES, B., 1981, “On the ‘hows’ and ‘whys’
of cultural change”, en: Social Studies of
Science, No. 11, pp. 481-498.
BARSKY, O., V. Sigal y M. Dávila (coords.),
2004, Los desafíos de la universidad argentina, Buenos Aires, Siglo XXI.
BECHER, T. y P. Trowler, 2001, Academic
Tribes and Territories. Intellectual Enquiry
and the Culture of Disciplines, Buckingham, The Society for Research into
Higher Education and Open University
Press.
BERTAUX, D., 1981, Biography and Society.
The Life History Approach in the Social
Sciences, Bevery Hills, C. A., Sage.
BOURDIEU, P., 1988, Homo Academicus,
Cambridge, Polity.
________, 2004, Science of Science and
Reflexivity, Cambridge, Polity.
BUCHBINDER, P., 2004, Historia de las universidades argentinas, Buenos Aires, Sudamericana.
CALLON, M., 1986, “Some elements of a
Sociology of Translation: Domestication
of the Scallops and the Fishermen of St.
Brieuc Bay”, en: J. Law (ed.), Power,
Action, and Belief: A New Sociology of
Knowledge?, Keele, Sociological Review
Monograph.
CALLON, M. y J. Law, 1998, “De los intereses y su transformación. Enrolamiento y
contraenrolamiento”, en: M. Domenech
y F. Tirado (eds.), Sociología Simétrica.
Ensayos sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad, Barcelona, Gedisa.
CANAGARAJAH, A., 2002, A Geopolitics
of Academic Writing, Pittsburgh, University of Pittsburgh Press.
CLARK, B., 1977, Academic Power in Italy.
Bureaucracy and Oligarchy in a National
University System, Chicago, The University of Chicago Press.
CLARK, W., 2006, Academic Charisma and
the Origins of the Research University,
Chicago, Chicago University Press.
CORAGGIO, J. y A. Vispo (coords.), 2001,
Contribución al estudio del Sistema Universitario Argentino, Buenos Aires, Mino
y Dávila/Consejo Universitario Nacional.
FERNÁNDEZ, N., 2007, Educación superior
y calidad en América Latina y Argentina.
Los procesos de evaluación y acreditación,
Buenos Aires, Universidad Nacional de
Tres de Febrero/UNESCO.
KNORR,
K.,
1982,
“Scientific
Communities or Transepistemic Arenas? A Critique of Quasi-Economic
Models of Science”, en: Social Studies
of Science, No. 12, pp. 101-130.
FERNÁNDEZ, A. (ed.), 2002, La ciencia política en Argentina. Dos siglos de historia,
Buenos Aires, Biebel.
________, 1981, The Manufacture of Knowledge. An Essay on the Constructivist and
Contextual Nature of Science, Nueva York,
Pergamon.
FORTES, J. y L. Lomnitz, 2005, La formación del científico en México. Adquiriendo una nueva identidad, México, Siglo
XXI/Universidad Nacional Autónoma
de México.
GAMBETTA, D., 1998, “Concatenation of
Mechanisms”, en: P. Hedström y R.
Swedberg (eds.), Social Mechanisms. An
Analytical Approach to Social Theory,
Cambridge, Cambridge University Press.
GALCERÁN, M., 2007, “Reflexiones sobre
la Reforma de la Universidad en el Capitalismo Cognitivo”, en: Nómadas, No. 27,
Bogotá, Universidad Central – IESCO,
octubre, pp. 86-97.
GARCÍA, A., 2007, “The Challenge of Building Research Universities in MiddleIncome Countries: The Case of the
University of Buenos Aires”, en: P. Altbach
y J. Balán (eds.), World Class Worldwide.
Transforming Research Universities in Asia
and Latin America, Baltimore, Johns
Hopkins University Press.
________, 2005, Universidad, organización e
incentivos. Desafíos de la política de
financiamiento frente a la complejidad
institucional, Buenos Aires, Miño y
Dávila/Fundación OSDE.
GLASER, B. y A. Strauss, 1967, The Discovery
of Grounded Theory: Strategies for
Qualitative Research, Chicago, Aldine.
HOBERT, R., 2007, “Entre el Portazo y la
Zanahoria. La Docencia por el Honor en
la UBA”, en: Revista Apuntes de Investigación del Centro de Estudios en Cultura y
Política, No. 12, disponible en: <http://
www.iigg.fsoc.uba.ar/sitiosdegrupos/
anawortman/equipo/cv/hobert.htm>,
consultado el 5 de junio de 2008.
KENT, R. (comp.), 2002, Los temas críticos de
la educación superior en América Latina
en los años noventa. Estudios comparativos, México, FLACSO-Chile/Universidad Autónoma de Aguascalientes/Fondo
de Cultura Económica.
KLADKO, B., 2008, “La Universidad de
Harvard Desafía a la Industria Editorial”,
en: Clarín Suplemento i-Eco, 20 de febrero, disponible en: <http://www.ieco.
clarin.com/notas/2008/02/20/01611537.
html>, consultado el 17 de julio de 2008.
RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA
KOHLI, M., 1981, “Biography: Account, Text,
Method”, en: D. Bertaux (ed.), Biography
and Society. The Life History Approach in
the Social Sciences, Beverly Hills, C. A.,
Sage.
KROTSCH, P., 2001, Educación Superior y
Reformas Comparadas, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes.
LATOUR, B., 1987, Science in Action. How
to Follow Scientists and Engineers Through
Society, Cambridge, Harvard University
Press.
________, 2005, Reassembling the Social. An
Introduction to Actor-Network Theory,
Oxford, Oxford University Press.
LATOUR, B. y S. Woolgar, 1986, Laboratory
Life. The Construction of Scientific Facts,
Princeton, Princeton University Press.
LAW, J., 2006, After Method. Mess in Social
Science Research, Londres, Routledge.
LEIRAS, M., J. Abal, y M. D’Alessandro,
2005, “La ciencia política en Argentina:
el camino de la institucionalización dentro y fuera de las aulas universitarias”, en:
Revista de Ciencia Política, Santiago,
Pontificia Universidad Católica de Chile
– Instituto de Ciencias Política, Vol. 25,
No. 1, pp. 76-91.
LORCA, J., 2004, “El milagro del funcionamiento de la UBA se basa en los ad
honorem”, en: Página 12, periódico, Buenos Aires, 6 Julio, disponible en:
<www.pagina12.com.ar/diario/universidad/10-37660-2004-07-08.html>, consultado el 10 de julio de 2008.
MARRADI, A., N. Archenti y J. Piovani,
2007, Metodología de las ciencias sociales,
Buenos Aires, Emecé.
PÉREZ, A., 2003, Universidad, conocimiento
y reconstrucción nacional, Buenos Aires,
Biblos.
________, en elaboración, “The Relationships
Between Scientific Fields in the Social
Sciences”, Disertación doctoral, Universidad de Cambridge.
SAN MARTÍN, R., 2008, “En la UBA hay
11,000 docentes que no cobran sueldo”,
en: Diario La Nación, Buenos Aires, 10
de febrero.
N ÓMADAS
77
SCHIEFELBEIN, E. y P. Schiefelbein, 2007,
“Improve Teaching Methods or Perish.
Issues Confronting the Academic Profession in Latin America”, en: A. Welch
(ed.), The Professoriate. Profile of a
Profession, Dordrecth, Springer.
de la universidad sin órganos. Un análisis desde la subjetividad laboral del docente en condiciones de precariedad”,
en: P. Gentilli y B. Levy (comps.), Espacio público y privatización del conocimiento. Estudios sobre políticas universitarias en América Latina, Buenos Aires,
CLACSO.
SCOTT, A., 2008, “Governing Disciplines:
Reform and Placation in the Austrian
University System”, ponencia presentada
en el Centre for the Research in the Arts,
Social Sciences and Humanities, Universidad de Cambridge, 12 de mayo.
________, 2007, “Managerialismo y trivialización de la universidad”, en: Nómadas,
No. 27, Bogotá, Universidad Central –
IESCO, octubre, pp. 8-21.
SENNET, R., 1998, The Corrosion of Character. The Personal Consequences of Work
in the New Capitalism, Nueva York, W.W.
Norton y Company.
SLAUGHTER, S. y L. Leslie, 1997, Academic
Capitalism: Politics, Policies & the
Entrepreneurial University, Baltimore,
The Johns Hopkins University Press.
SIMEONI, A., 2006, “Los que están fuera
del presupuesto”, en: Página 12, periódico, Buenos Aires, 26 de marzo.
SLAUGHTER, S. y G. Rhoades, 1997,
Academic Capitalism and the New
Economy: Markets, State, and Higher
Education, Baltimore, The Johns
Hopkins University Press.
SISTO, V., 2005, “Flexibilización laboral de
la docencia universitaria y la gestación
78
N ÓMADAS
STIGLITZ, J., 2003, Globalization and its
Discontents, Nueva York, W.W. Norton
y Company.
THIFT, N., 2005, Knowing Capitalism, Londres, Sage.
VESSURI, H., 1997, “Science for the South
in the South. Exploring the Role of Local Leadership as a Catalyst of Scientific
Development”, en: T. Shinn, J. Spaapen
y V. Krishna (eds.), Science and Technology in a Developing World, Dordrecht,
Kluwer Academic Publisher.
VILLANUEVA, E., 2002, “La articulación
entre sistema científico y sistema universitario, ¿Es un Dilema?”, en: Revista de
Estudios sobre la Ciencia y la Tecnología,
Buenos Aires, Universidad Nacional de
Quilmes – Centro de Estudios e Investigaciones, Vol. 9, No. 19, pp. 25-40.
WHITLEY, R., 2006, The Intellectual and
Social Organization of the Sciences,
Oxford, Oxford University Press.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
2. Prácticas y compromisos
de investigación: La
demanda por lo múltiple
RODRIGUEZ MEDINA, L.: RELACIONES PRE-CAPITALISTAS EN LAS PRÁCTICAS CIENTÍFICAS EN ARGENTINA
N ÓMADAS
79
Decir verdades acalladas
y rebatir invisibilidades
subalternas:
investigación académica en
casos legales
[email protected] • PÁGS.: 80-95
Roddy Brett* y Frederic I. Solop**
Traducción del inglés: Ana Rita Romero***
Este texto compara las experiencias de dos investigadores que trabajaron en casos legales: Roddy Brett en un proceso
contra antiguos miembros del alto comando del ejército de Guatemala acusados de genocidio, crímenes de guerra y
crímenes contra la humanidad, y Frederic Solop en una serie de casos que involucran cuestiones de discriminación racial en
Arizona. El artículo examina igualmente los dilemas del investigador como investigador de caso legal en un contexto en el
cual es probable que la investigación sea atacada y el investigador pueda de hecho encontrar serias tensiones y límites en lo
personal y en lo profesional.
Palabras clave: investigación legal, genocidio maya, discriminación racial, derechos humanos.
Este texto compara as experiências dos investigadores que trabalharam em casos legais: Roddy Brett em um processo
contra antigos membros de alto comando do exército de Guatemala acusados de genocídio, crimes de guerra e crimes
contra a humanidade, e Frederic Solop em uma serie de casos que involvem questões de descriminação racial na Arizona.
O artigo examina igualmente os dilemas do investigador como investigador de caso legal em um contexto no qual é provável
que a pesquisa seja atacada e o investigador possa de fato encontrar sérias tensões e limites no pessoal e no profissional.
Palavras-chaves: investigação legal, genocídio Maia, descriminação racial, direitos humanos.
This text compares the experiences of two researchers working in legal cases: Roddy Brett’s in a trial against former
Guatemalan Army high command charged with genocide, war crimes, and crimes against humanity, and Frederic Solop’s,
as a researcher in a series of cases involving racial profiling in Arizona. The article also examines the researcher’s dilemmas
as a legal case researcher in a context where the investigation might be questioned and the researcher might in fact find
serious tensions and limits between the personal and the professional.
Keywords: legal research, Mayan genocide, racial profiling, human rights.
ORIGINAL RECIBIDO: 29-IX-2008 – ACEPTADO: 08-X-2008
*
PhD Politics, University of London; M.PHIL Social Anthropology, University
of Cambridge; M.PHIL (Research) Cultural Studies, Kent University. Profesor, Department of Political Science, Northern Arizona University (EE.UU.).
E-mail: [email protected]
* * PhD, Department of Political Science, Northern Arizona University; Director,
Social Research Laboratory, Northern Arizona University (EE.UU.). E-mail:
[email protected]
* * *Licenciada en Filología e Idiomas de la Universidad Nacional de Colombia.
80
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Introducción
La investigación académica trae
consigo una serie de responsabilidades específicas que obligan a los investigadores a cumplir con un
código profesional y moral cuyos objetivos son preservar los principios
éticos y los estándares profesionales,
y legitimar la investigación dentro
de los cánones aceptados en cada
una de las disciplinas científicas.
Para el mundo académico la investigación es en sí misma un producto
clave, pero ello no la hace exclusiva de este tipo de ámbitos; también
es un componente importante para
ciertas profesiones en los campos
jurídico, político y social (como en
el caso del presente artículo) en la
construcción de casos legales en
defensa de los derechos de ciudadanos subalternos.
En teoría, el rigor de la investigación debería estar guiado por los
principios generalmente aceptados
que legitiman y determinan la cali-
dad de la investigación académica:
una investigación realizada dentro
de parámetros de objetividad y rigurosidad y una metodología de investigación clara, sistemática y
balanceada que busque fortalecer
dicha rigurosidad. En este mismo
orden de ideas, tales parámetros también deberían caracterizar la investigación de un caso legal, donde la
investigación se presenta como parte de evidencia especializada que a
su vez forma parte del caso mismo, y
más tarde del juicio. Sin embargo,
como veremos en el presente artículo, es importante preguntarse en
qué medida tales aspiraciones de
objetividad y distanciamiento, determinadas por el rigor científico,
son alcanzables y representan metas
y criterios profesionales que van más
allá de la autolegitimación del discurso y caen dentro de la práctica
real de la investigación.
Con frecuencia, la investigación
cruza los límites de las disciplinas y
funciones. Por ejemplo, una investi-
gación inicialmente llevada a cabo
con estrictos propósitos académicos,
puede terminar siendo parte del juicio en un caso legal. Por el contrario, una investigación académica
encargada para ser más tarde utilizada en una investigación de caso
legal puede convertirse en la columna vertebral de una sección en una
publicación convencional de investigación académica. En ambos casos, cuando tal investigación se
relaciona con dar voz legítima a los
miembros de grupos sociales marginados y excluidos –para este caso se
enfatizará en pueblos indígenas y
minorías raciales– el investigador
con frecuencia enfrentará una problemática seria: el posicionamiento
de la investigación sobre tales grupos subalternos dentro del orden
académico institucional tradicional.
Un ejemplo de ello son las dificultades enfrentadas por la ciencia
política para incorporar la investigación sobre grupos indígenas o minorías raciales. Reconociendo que
El Tiempo, 1914. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999).
BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS
N ÓMADAS
81
Trabajo arqueológico de Roberto Pineda en San Agustín. Instituto Etnográfico Nacional
(dir.: Luis Duque Gómez), después Instituto Colombiano de Antropología, c. 1946.
estos han adquirido un espacio cada
vez más legítimo dentro de los intereses convencionales de esta disciplina, aún no gozan de la misma
financiación, importancia y credibilidad que otros temas dentro de la
jerarquía de los asuntos de mayor
relevancia académica, como por
ejemplo, la investigación sobre instituciones o partidos políticos. Mas
aún, y lógicamente, parecería que
el investigador (y la investigación
resultante) podrían de hecho terminar ocupando una posición marginal dentro del establecimiento
académico, precisamente debido a
la naturaleza de la investigación realizada. A este respecto, la voz académica subalterna, dirigida a los
actores sociales subalternos, habiendo
abandonado los temas sagrados de
la ciencia política, se encuentra
desafiada en términos de su imparcialidad y credibilidad. Así que la
misma empresa o el papel de la investigación académica en tales áreas
temáticas siguen sujetos a fuertes
82
N ÓMADAS
cuestionamientos y dudas, particularmente en el contexto del acompañamiento a estas poblaciones
subalternas en el desarrollo de casos
legales controversiales.
en sí misma está ligada a preguntas
a priori definidas por las demandas
enfocadas en favor de grupos subalternos, como los mencionados
arriba, aun antes de que tales investigaciones contribuyan a solucionar sensibles casos legales. En
este contexto la credibilidad y la
imparcialidad del académico inevitablemente estarán sujetas a cuestionamientos posteriores.
Estos factores tienen importancia en la medida en que el investigador desarrolla sus actividades y
participa como tal en diferentes esferas de la vida profesional, por ejemplo, en la investigación académica
convencional o en investigación
para organizaciones gubernamentales, no-gubernamentales o intergubernamentales, o en investigación
de casos legales, como se discutirá
en este artículo. Con mucha frecuencia, durante el desarrollo de un
proyecto profesional el investigador
afrontará dilemas muy humanos,
confrontando lo personal con lo profesional en una dinámica que producirá tensión y desconcierto.
En consecuencia, el presente
artículo examina estos aspectos y los
dilemas del académico como investigador de caso legal en un contexto
en el cual, dado el alto costo (percibido) y los riesgos de la investigación, particularmente lo que tiene
que ver con el impacto (percibido),
es probable que sea atacada y el investigador, en lo personal y en lo profesional, pueda de hecho encontrar
serias tensiones y límites.
Estos problemas son evidentes en
los casos en los que la investigación
El presente estudio compara las
experiencias de dos investigadores
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
participantes en casos legales:
Roddy Brett, quien trabajó en un
caso legal contra antiguos miembros
del alto comando del ejército de
Guatemala acusado de genocidio,
crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, y Frederic Solop
quien ha trabajado en una serie de
casos legales que involucran cuestiones de discriminación racial en
Arizona, Estados Unidos.
La primera sección diagrama la
experiencia de Brett sobre el caso
de genocidio en Guatemala, seguido por la experiencia de Solop en
casos que tienen que ver con discriminación racial en Estados Unidos. La presentación del los estudios
de caso está seguida por comentarios concluyentes que reúnen las experiencias de dichos estudios.
Aunque los contextos son totalmente diferentes, la investigación
comparativa es pertinente y relevante aquí dadas las significativas
similitudes y diferencias que los investigadores encontraron con respecto a sus experiencias en tales
casos legales, en los que se confronta lo profesional con lo personal, el
posicionamiento de sus propias investigaciones dentro de la academia
institucional, y las cuestiones que
reglamentan los límites profesionales de la intervención y la objetividad percibidas.
Estudio de caso de
Guatemala: Roddy Brett
El papel del investigador en un
caso legal altamente politizado impone una serie de retos complejos,
particularmente en un contexto trastornado por las heridas y cicatrices
del conflicto armado reciente y donde la lucha por la verdad histórica y
legal trae consigo posibles amenazas
a las vidas de los involucrados. En
el caso del genocidio en Guatemala, se empleó a un conjunto de investigadores, o peritos especiales,
personas reconocidas internacionalmente encargadas de preparar informes sobre aspectos clave para los
asuntos legales del crimen de genocidio 1 . Los informes preparados –
Brett contribuyó con dos diferentes
informes de contexto específico que
más tarde fueron publicados– iban
a ser usados como evidencia en el
juicio. Los puntos de referencia usados para evaluar cada conjunto de
informes apuntaban a si estos representaban una investigación objetiva
y rigurosa, basada en una metodología de investigación estricta y
cuantificable como contribución a la
discusión legal en la corte.
Contexto
En los años 2000 y 2001, la Asociación de Justicia y Reconciliación
(AJR), una asociación de víctimas
del conflicto armado interno en Guatemala (1960-1996), acusó formalmente en cortes internas al Estado
Colombia, 1950. Foto cortesía de la familia Pineda Gutiérrez.
BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS
N ÓMADAS
83
de Guatemala de haber llevado a
cabo un genocidio contra la población indígena maya y de crímenes de
guerra durante el conflicto armado,
específicamente entre 1981 y 1983.
Cabe anotar que la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH), patrocinada por las Naciones Unidas,
previamente había concluido en su
informe final, “Guatemala: memoria del silencio”, que el Estado guatemalteco había sido responsable de
actos de genocidio, en por lo menos
cuatro regiones del país (CEH, Vol.
III, 1999: 423-424)2 . Sin embargo,
el Estado guatemalteco no ha asumido su responsabilidad por estas
atrocidades, y durante la presentación final del CEH el entonces presidente Álvaro Arzú no participó en
la entrega pública del informe.
fue uno de los más largos y brutales
en la región. En medio de una crisis
política y económica, durante la cual
los militares temieron un posible derrocamiento del Estado por parte de
la guerrilla –la Unidad Revolucionaria Guatemalteca (URNG)– el gobierno militar del general Romeo
Lucas García (1978-1982) inició su
política contrainsurgente de “tierra
arrasada”. La campaña militar, ca-
Sin embargo, simultáneamente
las violaciones a los derechos humanos se intensificaron en el campo en
la medida en que los militares buscaban eliminar la base de apoyo de
la insurgencia como una forma de
combatir a la guerrilla. En el proceso
se usó una extraordinaria violencia
para destruir cientos de comunidades indígenas completas, que se suponía eran la base social insurgente.
Pueblos enteros fueron quemados
hasta los cimientos y sus habitantes
masacrados. La violación de mujeres y niñas y la tortura generalizada
se utilizaron sistemáticamente como
estrategias con el objetivo de aterrorizar a la población y someterla.
La estrategia dio como resultado la
derrota de la guerrilla y la completa
desarticulación de su base social a
mediados de los ochenta.
Aunque la naturaleza de alguna manera débil del acuerdo firmado entre los militares guatemaltecos,
el gobierno y la guerrilla para crear
la Comisión, prohibió su uso directo
como evidencia en juicios legales,
el reporte de la CEH estableció un
precedente importante en Guatemala al proponer una perspectiva de
verdad histórica, que hasta cierto
punto, fortaleció la legitimidad de
aquellas acusaciones que posteriormente fueron formuladas por AJR3 .
El caso en sí mismo representaba sin
lugar a dudas un intento por establecer la verdad legal del conflicto
armado en Guatemala. El consenso
sobre esta presunta verdad, el acuerdo sobre la veracidad de tales eventos históricos y las implicaciones
políticas de tales hechos fueron los
factores clave que caracterizaron el
debate sobre el caso de genocidio y
la ruta por seguir.
El conflicto armado interno fratricida en Guatemala (1960-1996)
84
N ÓMADAS
racterizada por la perpetración sistemática de atrocidades, fue ejecutada contra ambos, la URNG,
particularmente en la capital y áreas
urbanas, y enérgicamente contra su
base social civil, principalmente indígena, sobre todo en la Guatemala
rural. Bajo la subsecuente dictadura del general Efraín Río Montt
(1982-1983), se disminuyeron las
operaciones militares en áreas urbanas al tiempo que la dictadura buscaba ganar nuevamente valioso
apoyo internacional, que incluía soporte económico y militar de los Estados Unidos.
El Tiempo, 1915. Tomado del libro Siglo XX
a través de El Tiempo (1999).
El relato de esas verdades se
institucionalizó a través del CEH y
se convirtió en el factor central en
los casos legales que más tarde fueron presentados por AJR. Como
investigadores, los académicos internacionales buscaban construir una
imagen clara de estos eventos con
el expreso propósito de presentar
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
evidencia objetiva en el juicio. Mientras que el hecho de ser extranjero en
este caso proporcionó un cierto grado de protección y una supuesta objetividad, también trajo consigo
acusaciones de interferencia extranjera en los asuntos internos de Guatemala, el cínico despliegue de la
carta de la soberanía, que históricamente ha precipitado reacciones patrioteras en Guatemala en casos
donde ciudadanos extranjeros se
atreven a contar la historia guatemalteca de manera diferente a como la
han contado los militares, los políticos y las elites económicas.
Entre 1980 y 1986, los militares
controlaron y mantuvieron como rehenes a las instituciones del Estado. Durante este periodo no hubo
espacio para la movilización de la
sociedad civil o para ejercer la oposición organizada a los sucesivos regímenes y el sistema de justicia fue
efectivamente clausurado. El sistema legal como tal fue castrado y subordinado a los procedimientos
violentos y arbitrarios de la justicia
militar4 . La violencia, facilitada por
el racismo institucional, interpersonal y estructural contra los indígenas guatemaltecos, se perpetró por
los autores materiales e intelectuales con la presunción, y el posterior
goce de impunidad (Brett 2007).
El caso de genocidio:
experiencias y retos
En un contexto caracterizado
por la ausencia de apoyo o voluntad
del Estado para investigar las atroces violaciones perpetradas durante el conflicto, cuatro años después
de la firma de la paz, la AJR presentó sus casos legales ante la Oficina
del Fiscal Público Guatemalteco
(MP). De hecho, la Ley de Reconciliación Nacional o Ley de Amnistía, firmada en 1996, limitaba
severamente la posibilidad de iniciar
procedimientos legales contra los
responsables de lo que se definió
como crímenes políticos, con la excepción de crímenes contra la
humanidad, que no podían ser
amnistiados. En el inicio del proceso de paz no se llevaron a cabo iniciativas lideradas por el Estado, no
obstante, las obligaciones asumidas
en los acuerdos de paz. Así, la sociedad civil nacional se convirtió en
un actor clave del proceso para garantizar justicia transicional. Sin
embargo, a pesar de los valerosos
esfuerzos realizados, en el año 2008
el caso de genocidio aún no ha sido
llevado a juicio y permanece en la
fase investigativa. Las razones de
esta situación incluyen obstáculos
generados por el Estado, continuación de una cultura de la violencia
y falta de acceso a la justicia por
parte de los pueblos indígenas
(Minugua 2004).
Los múltiples roles del
investigador
Uno de los primeros asuntos con
los que el investigador se compromete es la cuestión de la imparcialidad. La investigación de Brett
comenzó en 1992, abarcando dos
maestrías y un doctorado, y hoy, dieciséis años más tarde, cuatro importantes libros. Las preguntas clave que
han guiado la investigación hasta
este punto han sido cómo los indígenas y la lucha por los derechos
humanos en América Latina se enfrentaron a la dictadura y a la violencia política y buscaron influir en
la democratización. Para el momento en el que el autor trabajaba en el
caso del genocidio ya tenía vasta
BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS
experiencia como académico centrado en Guatemala y en la producción de investigación rigurosa. Sin
embargo, la decisión de aceptar el
cargo de perito especial sobre el caso
vino de un profundo sentido de compromiso con los temas de la justicia
social en Guatemala y la convicción
de la importancia de establecer precedentes legales relacionados con la
violencia del conflicto armado. El
debate concerniente al genocidio
en esa época era incipiente y no
había sido difundido ampliamente
en el nivel nacional. Más aún, a
pesar de las conclusiones del CEH y
amplios y eruditos trabajos académicos sobre genocidio en el plano internacional, el compromiso mundial
con la historia del genocidio en
Guatemala era extremadamente escaso; hasta hoy permanece como el
genocidio invisible del siglo XX.
Al asumir una posición en la fase
investigativa del caso y trabajar desde la organización El Centro para la
Acción Legal en Derechos Humanos (CALDH), el autor inmediatamente se vio rodeado por personas
con sus mismas ideas, activistas y
académicos que trabajaban por un
fin común: la persecución exitosa de
antiguos miembros del alto mando
del ejército de Guatemala por una
serie de crímenes internacionales
que incluían el genocidio. Los
funcionarios de CALDH estaban
convencidos de la existencia del genocidio dado lo que ellos percibían
como evidencia abrumadora. No
obstante, una vez en el campo, mientras la búsqueda de justicia continuaba siendo el factor central de
motivación, se presentó una primera tensión entre lo personal y lo profesional. La relación institucional con
CALDH fue crítica. No obstante, el
papel de perito especial era extra-
N ÓMADAS
85
institucional, no ligado directamente con la organización.
Hospedarse en las casas de los
testigos y sobrevivientes de las
masacres, los testigos en esta acción
de clase, y recibir su extraordinaria
hospitalidad, generó un fuerte sentido de responsabilidad y solidaridad
con estas personas y comunidades.
La investigación involucraba escuchar sus historias y documentar sus
experiencias para entender el contexto de la violencia política: la ejecución de miembros de las familias,
desaparición, violación masiva, tortura, canibalismo forzado o comida
envenenada que los militares dejaban para que luego los pobladores
la encontraran. ¿Es posible que un
investigador mantenga su distancia
frente a estos relatos? ¿La objetividad aquí es una ficción? ¿Aún más,
es deseable? Lo humano, lo personal entran en conflicto con el necesario y auto impuesto aislamiento
del investigador académico. La idea
de la investigación era entender el
contexto en el cual la violencia tuvo
lugar y las formas a través de las
cuales la población civil fue implicada en ella. En consecuencia, se
llevaron a cabo entrevistas con víctimas sobrevivientes, perpetradores,
testigos, actores importantes en la
violencia que tuvo lugar.
Es muy importante resaltar que
en el detalle de los crímenes cometidos contra estas personas, inevitablemente se revelaban verdades
incómodas, como por ejemplo, que
ciertas personas habían colaborado
con la guerrilla, preparando comida
o dando soporte logístico para operaciones, compartiendo información,
precisamente las razones dadas por
el ejército para llevar a cabo las operaciones militares: destruir lo que fue
86
N ÓMADAS
llamado la base social de la guerrilla. ¿Cómo podía encuadrarse esto
en un informe que inevitablemente
estaba dirigido a documentar las
atrocidades patrocinadas por el Estado? ¿Esto no implicaría a la población civil en actividades ilegales,
justificando así la lógica militar?
Afortunadamente la Convención de
Ginebra es clara sobre este asunto:
la definición de población civil significa que los ataques contra la misma eran y siguen siendo ilegales.
Además, el principio de proporcionalidad expresado en lenguaje busca proteger a esta población de tales
ataques brutales. Relatar estas historias, dar voz a estas acciones no
implicaba legalmente a las comunidades y, especialmente, no exoneraba al Estado de la responsabilidad
legal por las atrocidades cometidas.
A pesar de ello, se sentía un claro
malestar al identificar y documentar tales acciones. Sin embargo, la
formación del investigador prevaleció y los detalles, en forma anónima, se incorporaron al texto de los
informes y posteriormente a los libros publicados.
Un segundo hecho controversial
fue develado durante el trabajo de
campo; un detalle que inicialmente
precipitó serias dudas y cuestionamientos. En las entrevistas, fue claro que la violación sistemática de los
derechos humanos perpetrados por
los militares, aunque eran ciertamente los más numerosos y brutales
en su absoluta crueldad, no fueron
las únicas violaciones que sufrió la
población civil. Las violaciones de
los derechos humanos por parte de
la guerrilla eran sobresalientes en
algunas regiones, cometidas contra
aquellas comunidades que no querían colaborar con la insurgencia o
que ya estaban colaborando con los
militares –con mucha frecuencia
esta colaboración era producto del
miedo por sus vidas o como resultado de amenazas de muerte–. Estos
abusos incluían masacres, desapariciones y tortura.
En la década del noventa el académico de los Estados Unidos David
Stoll había llegado a una conclusión
similar en su libro Between Two
Armies in the Ixil Towns of Guatemala (1994). En seguida fue tajantemente rechazado por la comunidad
internacional solidaria, por miembros
de los movimientos sociales guatemaltecos y por la misma guerrilla.
Según los contradictores de Stoll, la
participación en la guerrilla había
sido siempre y únicamente de forma
voluntaria sin coerción alguna: el
movimiento guerrillero fue precisamente eso, un movimiento insurgente revolucionario voluntario. Hablar
de abusos de la guerrilla era tabú y
sin duda provocó fuertes reacciones
en un amplio sector de las partes
interesadas, lo miso que documentar las violaciones perpetradas por
las fuerzas armadas podía provocar
la ira militar. Además, muchos de
quienes apoyaban a los movimientos indígenas habían reaccionado
fuertemente al cargo de que la población indígena había sido obligada a la actividad revolucionaria,
contradiciendo tal cargo con la afirmación de que el movimiento había
representado la expresión espontánea de la insurgencia indígena popular. Aquellos que sugirieron o
declararon lo contrario fueron acusados de restarle poder de decisión
a la población indígena, lo cual es
una seria acusación. Es claro que
entonces la atmósfera en la que se
desarrolló la investigación estaba
altamente polarizada, sensible y, algunas veces, era peligrosa.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Sin embargo, asumir con rigor la
construcción de una verdad con propósitos académicos o legales exige
decisiones difíciles frente a las
disputas por lo real, al igual que la
responsabilidad de las voces de quienes comparten sus historias. En este
contexto, ¿qué tan objetivo podría
aparecer un informe legal si incluyera ciertos hechos y excluyera otros
que hablan a gritos de brutalidad,
injusticia o violencia? Tal ausencia
podría claramente haber agravado la
ya intensa sospecha de los opositores
al caso legal sobre falta de imparcialidad de parte de los investigadores involucrados.
La cuestión está claramente relacionada con el poder. Desacreditar una fuerza insurgente en el
proceso de documentar las atrocidades militares sin duda daría más
reconocimiento y causaría más impacto e inevitablemente podría ser
usado para desviar la atención puesta en los militares que apoyaron las
violaciones. De hecho, cuando el
libro de Brett, Una guerra sin batallas: del odio, la violencia y el miedo en
el Ixcán y el Ixil, 1972-1983 se publicó en 2007, esta sospecha se confirmó
cuando los periodistas enfatizaron lo
primero sobre lo segundo. Otra forma de pagar las consecuencias de
permitir que las voces de las víctimas hablaran, fueron los ataques
verbales recibidos por parte de estudiantes que apoyaban a la guerrilla
en una conferencia internacional,
aun frente a la evidencia de inequívocos testimonios de las atrocidades.
Los informes y Una guerra sin
batallas dieron un análisis balanceado y riguroso de la violencia sufrida
por la población civil aunque se hicieron pocos amigos en el proceso.
La imagen del mercenario, como
Fred Solop ha llamado a los investigadores académicos en juicios legales, es en últimas difícil de hacer a
un lado: es inevitable que uno no
sea fiable para aquellos contra quienes testifica, particularmente si uno
no está recibiendo remuneración y,
por lo tanto, puede ser visto como
simpatizante; y si ha sido pagado,
entonces será posiblemente que
nuestra imparcialidad ya ha sido
comprada. ¿Y si uno descubriera elementos que pudieran poner en peligro el caso con el cual uno está
comprometido? El uniforme de traidor a la causa es algo que no se puede quitar fácilmente. Una verdad
no se descubre o se esconde sin costo, sin poner en duda otras.
El impacto y las limitaciones de
la investigación en un caso legal
En el caso del juicio por genocidio en Guatemala, el impacto con
mayúsculas ha sido difícil de alcanzar. El contexto de una transición
parcial y frágil dentro de una democracia cada vez más violenta, el actual poder militar, por lo menos como
se ejerce tras bambalinas, desde las
barracas, una sociedad civil generalmente indiferente y un clima de
temor que experimentan quienes
buscan justicia, ha impedido avances claros en los casos. La debilidad
sistémica del sistema judicial, la
corrupción interna y el miedo de los
funcionarios de la justicia que son
intimidados si hacen avanzar los
casos, ha significado que el proceso
haya sido sobrepasado por las dificultades; durante el año 2006, por
aproximadamente seis meses al caso
no fue asignado fiscal, debido a impedimentos institucionales. Y más
aún, los abogados y trabajadores del
mismo también recibieron constantes amenazas de muerte, ataques e
BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS
intimidación, precisamente en los
momentos en los que se esperaban
avances positivos o se hicieron efectivamente.
El contexto de la transición en
Guatemala contradictoriamente ha
facilitado el espacio para que la sociedad civil (no el Estado en sí mismo, no obstante sus obligaciones)
formule y elabore un caso de genocidio, mientras simultáneamente sirve para limitar de hecho sus posibles
consecuencias: los militares no tendrán que responder formalmente por
sus crímenes ni la sociedad intentará
romper esta norma. Entonces el impacto de la investigación en este
contexto está sujeto a influencias
que van mucho más allá de la eficacia y la rigurosidad del documento
en sí mismo o de las habilidades profesionales y oratorias del investigador y, por lo tanto, ese impacto debe
ser analizado y evaluado de una forma más holística.
No obstante lo que se ha convertido en una montaña de abrumadora evidencia, los acusados aún no
han tenido que enfrentar un juicio
interno ni los militares han sido
profundamente manchados por las
atrocidades que cometieron. Sin
embargo, se han precipitado otros
procesos que pueden indicar el logro de una serie de impactos, en
minúscula y sugieren que las limitaciones contextuales son, hasta cierto grado, maleables. Mientras el
antiguo Alto Comando permanece
libre, está ocurriendo otro fenómeno que señala importantes avances
en la generación de una cultura política democrática de respeto por los
derechos humanos y el conocimiento del derecho a tener derechos, lo
cual es un importante impacto en
los movimientos sociales según un
N ÓMADAS
87
importante grupo de analistas más
amplio (Foweraker, 1995, 1998;
Foweraker y Landman, 1997; Brett,
2006, 2008).
En una reunión entre testigos y
sobrevivientes de las masacres en
2003, una mujer indígena testigo del
caso de masacres confrontó verbalmente a la fiscalía, o ministerio público (MP), directa y públicamente
preguntando por qué no había habido avances notables en el caso y por
qué ellos no estaban cumpliendo con
sus funciones. El extraordinario
empoderamiento experimentado y
ejercido por las víctimas de violaciones ejecutadas por el Estado, ha
sido una profunda consecuencia del
efecto acumulador de la investigación relacionada con el caso y otros
procesos que han acompañado el
caso del genocidio en Guatemala.
De igual manera, las víctimas han
formado redes críticas y alianzas y
han emprendido un aprendizaje colectivo (y posiblemente sanador) en
la medida en que se ha hecho claro
que las experiencias de brutalidad
e injusticia sufridas en sus comunidades no fueron aisladas sino que
formaban parte de un patrón más
amplio de violencia contrainsurgente que más comunidades indígenas sufrieron en otras partes del país.
Finalmente y con gran significado, ahora es posible publicar lo
impublicable: sí, hubo genocidio. Se
podría decir que se ha generado un
debate aunque dentro de un círculo muy estrecho y con posibilidades
legales muy limitadas. Sin embargo,
el debate nacional sobre el genocidio en Guatemala ahora es legítimo.
Más aún, abogados y jueces (operadores de justicia) han tenido que ser
entrenados y tomar con seriedad las
leyes internacionales de derechos
88
N ÓMADAS
humanos y la ley humanitaria como
resultado del caso documentado.
Además, algunos de ellos están recibiendo capacitación sobre estos aspectos por parte de operadores de
justicia internacional. El sistema legal cerrado de Guatemala ha sido
forzado a comprometerse con el
caso por el más atroz de los crímenes contra los derechos humanos:
el genocidio. Esta ya no es una palabra muda en los corredores del
sistema de justicia del país. Internacionalmente se notará un impacto cada vez más profundo y amplio
una vez que esos grandes tomos sobre los genocidios del siglo XX mencionen a Guatemala: ¿será más
contundente una acusación legal
exitosa que las fosas comunes
exhumadas y los nombres de las víctimas? ¿El genocidio existe solamente si se prueba legalmente?
Pasamos ahora a la discusión sobre otro caso de investigación académica con propósitos judiciales
desde un tipo de subalternidad diferente, la de la discriminación racial en Estados Unidos. Es casi
imposible estudiar el sistema de justicia penal en los Estados Unidos sin
tener en cuenta el impacto de la raza
y la procedencia étnica. Cuando se
habla de tratamiento diferencial, de
ejecución selectiva de la ley o del
número desproporcionado de afroamericanos, latinoamericanos e indígenas norteamericanos que son
sujetos de todos los niveles del sistema de justicia penal, la comprensión de los conceptos de raza y origen
étnico en los Estados Unidos define
en parte la naturaleza del sistema
que se está estudiando. La discriminación racial es un asunto que ilustra la relación entre la raza y el
sistema de justicia penal en el país
del norte.
El estudio de caso en
Arizona: Frederick I.
Solop
Aunque no hay acuerdo sobre la
definición de “discriminación racial”,
la Unión Norteamericana de Libertades Civiles (ACLU) la define como:
“la práctica discriminatoria por parte de los agentes de ejecución de la
ley al hacer a un individuo objeto de
sospecha de haber cometido delitos
basándose en su raza, etnia, religión
u origen nacional”5 .
De la misma forma que las preocupaciones expresadas en el estudio de caso de la investigación legal
en Guatemala, la segregación racial
en los Estados Unidos es en el fondo
un asunto de derechos humanos
(Withrow, 2006). La investigación
legal busca saber si existe persecución selectiva y discriminación contra los grupos minoritarios en los
Estados Unidos y en qué medida.
Al igual que el trabajo de Brett,
la investigación de Solop tiene el
potencial para dirigirse a múltiples
audiencias: a las víctimas potenciales de actos perpetrados contra
comunidades por causa de su identidad, a los perpetradores de tales
actos, a los sistemas legales respectivos y a las comunidades más amplias no ligadas directamente a las
actividades que se investigan. Aunque el trabajo de Brett examina
ejemplos más atroces de violencia y
violaciones, tanto Brett como Solop
confrontaron tensiones similares en
sus papeles como investigadores académicos e investigadores trabajando en el contexto de sistemas legales
poco liberales.
Este investigador luchó constantemente dentro de un sistema de
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
oportunidades y limitaciones concurrentes, en el contexto de una investigación sobre discriminación
racial. El apoyo a la investigación legal fue suministrado por casos legales activos que se estaban tramitando
en el sistema de justicia de los Estados Unidos. Estos casos impusieron
serias limitaciones al tipo de investigación que se podía llevar a cabo,
a la forma en que los hallazgos de la investigación requerían ser manejados para
su uso en la corte, y al marco
temporal dentro del cual se
requería terminar la investigación. Solop vivió un proceso de aprendizaje para
adaptarse a este nuevo contexto de investigación y
experimentó algún recelo
frente a lo que pasa por verdad y justicia en un mundo
marcado por los procedimientos contenciosos.
Las implicaciones de esta percepción
son amplias. Además, el 53% de los
hombres afroamericanos entre los 18
y los 34 años dijo haber sido tratado
injustamente por la policía local.
Mientras el 85% de los blancos manifestó tener una percepción favorable de aquella, sólo el 58% de los
afroamericanos expresó un punto de
vista similar.
Antecedentes/
descripción del
trabajo
La encuesta Gallup interrogó en 1999 a una muestra
nacional de norteamericanos
acerca de sus opiniones sobre la discriminación racial.
El 59% de los encuestados
seleccionado al azar respondió que
dicha práctica estaba ampliamente
difundida. Gallup encontró resultados similares en 2001. El 55% de
los blancos y el 83% de los afroamericanos dijo que era una práctica generalizada. En el estudio de
1999, el 42% de los afroamericanos
que respondieron (incluyendo un
72% de hombres entre los 18 y los
34 años) dijo haber sido interceptado por la policía debido a su raza.
El Tiempo, 1924. Tomado del libro Siglo XX a través
de El Tiempo (1999).
“Manejar siendo negro” tiene
consecuencias hoy en los Estados
Unidos, más de una década después
de que algunos policías fueron encontrados culpables de ejecutar las
leyes selectivamente contra los conductores afroamericanos en las
autopistas del peaje de New Jersey.
El Departamento de Justicia de los
Estados Unidos (DOJ) presentó informes nacionales en 2002 y 2005
que documentan las desigualdades
BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS
en el tratamiento dado por los oficiales a los conductores de las minorías étnicas (Departamento de
Justicia de Estados Unidos, 2002,
2005). Ambos informes concluyeron
que los conductores afroamericanos
e hispanos son obligados a detenerse aproximadamente en la misma
proporción que los conductores
blancos (alrededor del 9%), pero
una vez se detienen, hay más
probabilidad que los afroamericanos y los hispanos
sean investigados. En 2002,
el 11.4% de los hispanos y el
10.2% de los afroamericanos
que fueron obligados a detenerse por la policía fueron investigados, comparado con
sólo el 3.5% de los blancos.
De la misma manera, en
2005 el 8.8% de los hispanos
y el 9.5% de los afroamericanos fueron investigados,
frente a sólo el 3.6% de los
blancos. Los reportes de 2002
y 2005 concluyeron también
que los afroamericanos e hispanos tuvieron más probabilidad de ser investigados y
arrestados que los blancos.
La segregación racial en
las autopistas interestatales de
los Estados Unidos se convirtió en el centro de atención
para este investigador cuando a comienzos del 2000 fue contactado por un abogado en Arizona
quien le pidió colaborar en un caso
que se adelantaba en la Corte Superior del Condado de Coconino
(Arizona). El autor ha construido su
carrera examinando el comportamiento político de los grupos minoritarios que sobreviven en un mundo
de opresión y discriminación. La investigación sobre segregación racial
fue una extensión natural del enfoque
N ÓMADAS
89
de su carrera. Lo que fue nuevo para
este investigador fue cambiar de
contexto al pasar de desarrollar una
investigación dentro del ámbito académico al ámbito legal, definido por
los procedimientos contenciosos, las
maniobras de los abogados, los plazos cortos y los testimonios. El trabajo en la corte, realizado durante
un período de ocho años, condujo
tanto a una gran frustración como a
una enorme satisfacción con algunas
consecuencias que
afectarán probablemente las vidas de muchas personas durante
mucho tiempo en el
futuro.
so y otras estadísticas de población.
Los precedentes de la Corte establecidos en New Jersey vs. Soto
identificaron un estudio de infractores en la vía como el mejor punto de referencia que podía usarse
en estudios de discriminación racial de este tipo.
Impactos y
limitaciones de la
investigación
Algunos cambios decisivos en la
política surgieron de la investigación
sobre discriminación racial. Ahora,
ocho años después de iniciar la primera investigación, hay cambios
El análisis consistió en compa- sustantivos en la forma como se comrar sistemáticamente los datos de portan los agentes de policía del Eslos oficiales sobre paradas, inclu- tado, lo que está influyendo en las
vidas de todos los viajeros que manejan por
las autopistas interestatales en Arizona. Estos cambios específicos
incluyen la revisión de
los procedimientos de
recolección de datos del
DPS, el control regular
Contexto de la
de la actividad de los
investigación
agentes estatales de policía, un acuerdo fedeLa cuestión cenral donde el DPS acepta
tral que condujo esta
revisar los procediinvestigación sobre
mientos de entrenadiscriminación racial
miento de sus agentes,
en los Estados Unidos
así como mejorar los proha sido bastante sencedimientos de notificacilla: ¿están involución a los ciudadanos y
crados los agentes del
de trámite de quejas, y
Departamento de SeEl Tiempo, 1926. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999).
la formación de una coguridad Pública (agentes de la policía estatal) en prácticas yendo los registros de los oficiales misión gubernamental para revisar la
policiales étnica o racialmente de interceptación de drogas, con actividad del DPS relacionada con
sesgadas en las autopistas interes- los datos de referencia. El análisis las paradas de conductores en las
mostró consistentemente que los autopistas.
tatales de Arizona?
blancos estaban proporcionalmente
El problema al analizar la com- representados por debajo de lo norLos resultados incluyen los siposición étnica y racial de los con- mal en las paradas de los agentes guientes: se estableció la discrimiductores interceptados por los del DPS y que los afroamericanos nación racial como un tema de
agentes de la policía estatal es la e hispanos estaban proporcional- discusión legítimo en Arizona y se
falta de un marco de referencia mente representados por encima sentaron las bases para continuar el
objetivo contra el cual comparar de lo normal. Además, los conduc- debate público, se han revisado los
los datos de las paradas. Las cor- tores afroamericanos e hispanos procedimientos de recolección de
tes y los científicos sociales han re- fueron investigados con mayor fre- datos del DPS, los procedimientos
chazado algunos de los marcos de cuencia y detenidos por períodos de reporte de información del DPS
referencia más fácilmente accesi- más largos que los conductores han cambiado, los procedimientos
bles, tales como los datos del cen- blancos.
del DPS han cambiado, el DPS ha
90
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
instituido procedimientos para tramitar quejas.
En resumen, esta investigación
es reconocida por haber contribuido en forma significativa al debate
sobre la discriminación racial en
Arizona. El proceso para llegar a este
punto, sin embargo, ha sido complicado y frustrante para un investigador entrenado en analizar los temas
dentro de un marco académico. El
investigador presentó los resultados
de las investigaciones ante las cortes en muchas ocasiones. Estos testimonios acerca de la discriminación
racial fueron seguidos de interrogatorios hechos por un abogado que
actuaba en defensa del Estado y trataba de desacreditar los reportes sobre mala conducta de los agentes.
Las recusaciones fueron dirigidas por
alguien a quien le faltaba entrenamiento como investigador y solamente trataba de convencer a una
sola persona –el juez– de que los
estudios presentados eran de alguna manera defectuosos. La investigación no fue remitida a un panel
de árbitros pares.
Este investigador trabajó mucho
para adaptarse al nuevo contexto y
presentar los resultados de la investigación. El testigo experto necesita
presentar información en términos
muy básicos para asegurar la comprensión por parte de una audiencia de legos; no puede exponer los
hallazgos de la investigación como
lo haría en una conferencia en el
aula de clase, sino que debe ser conducido por un abogado a través del
testimonio. Al mismo tiempo, la corte determina que el investigador
debe presentar un cuadro comprensible que anticipe las preguntas hostiles de la contraparte, así como un
registro completo que pueda ser en-
tendido en una apelación posterior,
cuando el testimonio previo define
por sí solo el caso y el investigador
ya no está disponible para responder
nuevas preguntas.
El autor trabajó generalmente
para abogados defensores que trataban de llevar casos abandonados
contra clientes indigentes, probando la aplicación selectiva de las leyes, una violación constitucional a
la cláusula de protección igualitaria
de la Constitución de los Estados
Unidos. El abogado principal, para
quien trabajaba generalmente este
investigador, tomaba estos casos de
indigentes en forma gratuita. Al
mismo tiempo, el abogado recusaba
consistentemente al Estado, un
Goliat que disponía de una cantidad de recursos aparentemente ilimitada para usarla en su defensa.
En algunos casos, el Estado contrató sus propios testigos expertos,
quienes hicieron un análisis secundario comprensible de la actividad
de los policías estatales, usando los
datos recolectados por el DPS. La
Dra. Robin Engel de la Universidad
de Cincinatti fue financiada por el
estado de Arizona para dar una respuesta a mi informe. Este proceso de
confrontar un informe de investigación con otro es típico de las cortes
de los Estados Unidos. Significativamente, los resultados de Engel
(2004) son paralelos a los hallazgos
de este investigador.
A pesar de la certeza de las conclusiones de Engel, ella testificó
que era incapaz de concluir que los
agentes del DPS de Arizona estaban involucrados en discriminación
racial. Evitó dar esta conclusión arguyendo que muchos factores explicaban por qué los agentes hacían
BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS
detener a determinados conductores en un momento específico. La
información disponible no permite
a los investigadores entrar en la
mente de los agentes y entender sus
procesos sicológicos en un momento determinado.
En un sentido realmente muy
estrecho, la Dra. Engel argumentó
su caso dentro del contexto de los
precedentes legales más que dentro
del contexto académico. En un caso
reciente de la Corte Suprema de
Arizona (Jones vs. Sterling), la Corte confirmó que la discriminación
racial es una defensa legítima para
alguien que ha sido detenido en una
parada de tráfico y acusado de un
delito. En el mismo caso, la corte
estableció tres condiciones requeridas para presentar exitosamente un
reclamo, dentro de un estándar aparentemente válido pero engañoso.
Estas condiciones son: 1) existencia
de disparidad; 2) prueba de que diferentes personas en situación similar son tratadas en forma diferente;
3) evidencia de intención. Es esta
tercera condición, la evidencia de
intención, o la falta de la misma, la
que permite a los consultores del
Estado argumentar que el análisis de
los datos no permite llegar a una
conclusión de discriminación racial.
En este sentido, el marco legal limita el alcance del problema y fomenta la despreocupación por este tema.
Esta estrecha reglamentación define lo que debe constituir la verdad
sobre si ha ocurrido o no discriminación racial. Este investigador
aprendió a partir de ello que el umbral de determinación de la verdad
probablemente no se alcance nunca
en un entorno legal. Así, la resolución del problema de discriminación
racial nunca tendrá lugar únicamente dentro del ámbito de las cortes.
N ÓMADAS
91
Su resolución tendrá que ocurrir en
otra parte.
Aunque el camino legal tuvo
impactos específicos, este camino
está también definido por limitaciones en la forma en que se pueden
argumentar los casos y, en consecuencia, por las conclusiones adoptadas por la Corte sobre lo que es o
no es realmente verdad. La actividad en la Corte puede ser gratificante cuando uno es el ganador, y
frustrante cuando uno pierde frente
a oponentes con mejores recursos en
el proceso contencioso.
Aunque las recompensas pueden
ser algunas veces más inmediatas en
la Corte, el investigador académico
aprende pronto y debe comprender
que este ámbito no está estructurado para dar la oportunidad de descubrir honestamente “la verdad”. Lo
que viene a pasar como “verdad” es
el producto de otras fuerzas, incluyendo los recursos. La habilidad de
llevar a cabo los procedimientos, la
capacidad oratoria, la jurisprudencia, la precedencia legal y la experiencia tienen mucha más influencia
sobre quién logra prevalecer en un
proceso contencioso que el hecho de
que determinada parte esté más cerca de la verdad. Los contextos legales y de la Corte le permiten al poder
determinar la verdad mientras que
los académicos con mayor frecuencia se precian de decirle la verdad
al poder.
Los investigadores son siempre
conocedores de las limitaciones en
los recursos y de los múltiples impactos que estas limitaciones tienen
sobre la calidad del diseño de su
propia investigación. En ninguna
parte se notan más estas limitaciones que en el contexto de un pro-
92
N ÓMADAS
ceso contencioso donde los bolsillos
del Estado son más pródigos que los
de la defensa. Y aún así, si un investigador decide trabajar gratuitamente, se expone a las acusaciones
de parcialidad, con la consecuencia
de que los adversarios podrían dar
vuelta a los resultados de la investigación para apoyar su propia causa.
El investigador camina sobre una línea muy fina entre ser percibido
como parcial y hacer concesiones en
el diseño perfecto de la investigación para lograr algunos resultados
útiles.
El autor también enfrentó la tensión entre hacer avanzar su carrera
dentro de los estrechos márgenes del
sistema de recompensas de la academia e involucrarse en la investigación generada principalmente
para un contexto judicial, un conjunto diferente de límites estrechos
definido por un sistema único de
recompensas y castigos. Afortunadamente, el trabajo en la Corte se
traslapó en cierto grado con la investigación anterior. El investigador
estaba también dirigiendo el Laboratorio de Investigación Social de su
universidad en la época de este
trabajo, y algunos componentes
particulares de la investigación
involucraron directamente al laboratorio y a los empleados del mismo.
Sin este traslapo, las exigencias de
servir a dos sistemas de recompensa
y restricción pueden ser muy difíciles de manejar. Esto es particularmente cierto, ya que un informe de
investigación escrito para el ambiente de la Corte y la producción de
testimonios para la misma podrían no
ser valorados dentro del sistema académico de evaluación. Este trabajo
no contó ni como investigación ni
como enseñanza. Será a menudo relegado a la sección amorfa de la hoja
de vida y etiquetado como “servicio”. El autor eligió seguir realizando el trabajo legal y encontrar una
tregua creativa entre las exigencias
concurrentes. Otros investigadores
que buscan tener éxito en la academia se apartan por lo general del
trabajo en la Corte pues les consume tiempo que podrían ocupar en
hacer avanzar sus carreras académicas. Para muchos ésta es una decisión razonable y racional.
Elegir entre investigar para una
audiencia legal o una académica es
un lujo que pocos se pueden dar. El
investigador privilegiado puede escoger dentro de qué ámbito operar.
Al mismo tiempo, y como pasa con
los asuntos tratados en la experiencia de Brett, las personas interceptadas por la policía por lo general
no tienen la opción de hacer escogencias similares. No tienen acceso
al ambiente académico ni al ambiente legal y no pueden contar sus
historias de forma que la gente los
escuche. En cierta forma, el investigador es privilegiado al poder contar las historias de las víctimas y, al
mismo tiempo, maldecido con la
oportunidad de poder escapar en
cualquier momento. Dado este conjunto de condiciones, ¿puede el investigador entender realmente la
verdad por sí mismo? ¿Puede contar
la historia sin vivirla realmente?
¿Cómo podemos reestructurar la conversación para permitir a nuestras
víctimas contar sus propias historias
de forma que sean escuchadas... y
que puedan producir cambios?
Observaciones
concluyentes
Este artículo ha examinado dos
contextos totalmente diferentes don-
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
de los investigadores académicos se
han comprometido como investigadores en casos legales: en el posconflicto de Guatemala y en temas
raciales contemporáneos en Estados
Unidos. Aunque los contextos y los
temas de investigación desarrollados,
así como los marcos normativos legales que apoyan los casos difieren profundamente, es importante examinar
en perspectiva las similitudes de las
experiencias encontradas por los investigadores y reflexionar sobre las
relaciones entre el investigador y su
trabajo.
El impacto del trabajo de ambos
investigadores ha contribuido a una
transformación, aunque más leve en
el caso de Guatemala, ejerciendo
una influencia sin precedentes sobre la cultura legal y política en el
respectivo contexto. Es posible que
el impacto, con minúscula, al que contribuyó el investigador del caso legal/académico de Guatemala no sea
tan pequeño después de todo. La
capacidad de levantarse y elevar
nuestra voz contra las falsedades e
injusticias de la historia es un derecho fundamental y una obligación
de las víctimas brutalizadas y del
investigador académico.
En este contexto, la subalternación del investigador en el caso de
genocidio ha sido inevitable. El Estado, los militares y los grupos elites
han ignorado y rechazado la investigación. La corriente mayoritaria
de la sociedad, aterrorizada y sumisa, conforme con la verdad de los
militares tampoco ha asumido la responsabilidad de demoler los mitos de
la historia de Guatemala. El investigador ha permanecido excluido,
desacreditado, visto como un actor
politizado que cuenta la historia
parcialmente. El silencio y la ausen-
cia de la comunidad internacional
han aumentado esta exclusión.
¿Comprometerse políticamente a través de canales académicos cierra
entonces las puertas de las sagradas
instituciones académicas?
Podría parecer que en los casos
de ambos países, este importante
impacto acumulativo ha sobrepasado las percepciones de impacto de
su trabajo académico convencional
llevado a cabo en el espacio de conferencias y, tal vez, de formas tradicionales de publicación. En el
contexto de la presentación de los
hallazgos de la investigación a audiencias académicas, otro conjunto
de marcos estructura el envío de
información. Los hallazgos de la investigación en este escenario se juzgan y evalúan por la forma en que
edifican sobre la literatura teórica
existente y reflejan la compresión
personal de la realidad. Aunque el
ambiente académico parece ser algo
más “puro” que el legal, es al mismo
tiempo menos efectivo. El mundo
rara vez se conmueve frente a una
reunión de viejos investigadores con
títulos doctorales.
En el contexto del caso legal, el
trabajo de los investigadores se desarrolló en un ambiente definido por
las leyes, la precedencia, los procedimientos contenciosos, los recursos
inequitativos y el conflicto ideológico y político. El contexto externo
jugó un papel determinante en ambos casos; en el caso de los Estados
Unidos produciendo importantes
transformaciones legales y, en el de
Guatemala, restringiendo severamente el posible impacto legal que
podría tener.
Ambos investigadores encontraron también situaciones que pusieron
BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS
a prueba su capacitación profesional, particularmente a medida que
ejercieron múltiples funciones. Sea
que el contexto de investigación
haya sido definido por los horrores
del genocidio o por la discriminación
racial, los estudios de caso de este
artículo demuestran cómo las cuestiones de investigación aparentemente frías y distantes no lo son tanto
y de qué manera la búsqueda y el
ímpetu por mantener la objetividad
es sometido a prueba constantemente en el contexto de la investigación
en Guatemala, los hallazgos inesperados, desconcertantes y tremendamente aflictivos, y la experiencia de
la graciosa hospitalidad recibida por
parte de las víctimas del terror
genocida, crearon tensión entre lo
personal y lo profesional, y quizá
pusieron a prueba la ficción de la
objetividad.
En el contexto de Estados Unidos, la neutralidad de la propuesta
del análisis de un conjunto de datos impersonales entró en tensión
con un patrón consistente de victimización de las minorías evidenciado durante un largo período de
tiempo. Los estudios de caso presentados aquí personalizan las luchas
que los investigadores tienen al balancear papeles múltiples y a veces
conflictivos: el profesionalismo con
el interés personal y el compromiso
político; la neutralidad y la objetividad con la proximidad a la injusticia, a la espantosa violencia y al
terror. En ambos casos, el rigor de la
investigación y sus códigos profesionales se usaron como línea de base
para mostrar cómo se deben llevar a
cabo tales actividades.
Así que, ¿en qué medida la verdad (con minúscula)? ¿Los hallazgos
de estos dos investigadores llevan
N ÓMADAS
93
realmente a la sociedad algo más
cerca de la verdad? Ambos estudios
de caso hablan de cómo el contexto
da forma a la metodología, a las percepciones y conclusiones, y moldea
las ambiciones de los investigadores.
Es difícil incluso saber si podemos
discutir lo que es verdad sin entender primero el ámbito dentro del
cual operan los investigadores. Dado
que estos investigadores han investigado y se han comprometido con
las experiencias de otros, más que
vivir ellos mismos dichas experiencias, el proceso de investigación necesariamente lleva al investigador
ligeramente más cerca de estas verdades, aunque le permiten mantener distancia en relación con cómo
es vivir esta verdad.
Este es un camino no convencional para el investigador académico. A los académicos se les enseña
a observar desde la distancia, a no
interferir, a no ir demasiado cerca
de sus sujetos por miedo a perder una
perspectiva objetiva. Los postconductistas hablan de la imposibilidad de mantener los valores
personales y las emociones lejos del
proceso de investigación; el investigador debe cuestionar siempre los
lugares a donde lo lleva su trabajo,
dando lugar a una reflexividad que
ayude a asegurar que los hallazgos
de la investigación son fieles al mejor entendimiento del investigador;
al tiempo que permite resistir los
mensajes de las corrientes predominantes frente a las poblaciones
subalternas y marginadas. Los investigadores que abordan las cuestiones tratadas en este artículo han
tenido que resistir activamente la
tendencia académica a estigmatizar
y marginar la investigación que
involucra a poblaciones descontentas y, en consecuencia, a las personas
94
N ÓMADAS
que producen esta investigación.
Así, los investigadores lucharon para
sencillamente ganar legitimidad
para los problemas de investigación
que decidieron tratar, mientras trabajaban simultáneamente para recolectar e interpretar información de
la mejor forma que sus habilidades
les permitieron.
El trabajo académico con las poblaciones subalternas (y no sobre
ellas), particularmente en ciencia
política, lucha en contra de ser
subalternizado, teniendo que defender la credibilidad y legitimidad de
su investigación frente a quienes
continúan trabajando sobre los convencionalmente sagrados temas de la
ciencia política y desprestigiando el
compromiso político del académico
con tales poblaciones. Sin embargo,
el rigor y la investigación académica rigurosa no excluyen el compromiso político. De hecho, lo que se
ha visto en los casos presentados aquí
es que el rigor en sí mismo puede
fortalecer el impacto de la investigación académica en los casos legales y la falta de rigor disminuir su
impacto. La objetividad de un investigador, sin embargo, es y debe ser
sistemáticamente abierta a esta
cuestión: el investigador es, sobre
todo, un ser humano, un actor social. En otras palabras, la investigación objetiva no se contradice con
el ejercicio de la subjetividad del
investigador: su derecho a escoger
escenarios para la lucha, a decir
otras verdades, es fundamental e
incuestionable.
Así pues, el reto clave y la responsabilidad para los académicos
sigue siendo el empoderamiento de
los actores, de tal manera que ellos
mismos puedan asumir el papel de
hablar por sí mismos y de reformar
las instituciones y los prejuicios históricos, para que dichas instituciones se vuelvan menos impermeables
a las voces, verdades e historias de
los actores subalternos. Sin embargo, al hacer esto el investigador
desafía una de las premisas fundamentales que apoyan la construcción del poder, el pretendido monopolio
irreversible de la verdad legal, histórica
y política ejercida por los actores
hegemónicos. Es aquí pues, donde
hacer oír lo impronunciable es una
tarea crítica, urgente e irrefutable
del investigador.
Citas
1
La Convención para la Prevención y el
Castigo del Crimen de Genocidio fue
ratificada por el Estado de Guaetmala en
1950.
2
Para posteriores análisis del genocidio en
Guatemala, ver Arias (1984), Falla (1988;
1992), URNG (1983), Jonas (1991),
ODHA 1998), Schirmer (1998), Taylor
(1998), Comisión de Esclarecimiento Histórico (1999), Sanford (2003) Brett (2007,
2009 inédito), Casaus Arzú (2008).
3
El caso interno no ha sido el único camino legal abierto para aclarar el genocidio
en Guatemala. En 2003, la Corte Nacional Española dictaminó en favor de la
competencia para investigar el caso presentado ante la Corte Nacional Española por la guatemalteca premio Nobel, líder indígena, ex embajadora de buena
voluntad para los Acuerdos de Paz,
Rigoberta Menchú Tum. El caso acusaba a los anteriores presidentes general
Fernando Romeo Lucas García (19781982) y general Humberto Mejía Victores
(1983-1985), ex presidente de facto general Efraín Rios Mont (1982-1983), al
anterior ministro de defensa Angel
Aníbal Guevara, al anterior ministro del
interior Donaldo Álvarez, y al exdirector
de la antigua Policía Nacional (ahora
Policía Nacional Cívica, PNC), Germán
Chapina Barahona, y a Pedro García
Arredondo, jefe del Comando Seis durante el gobierno del general Lucas
García, por actos de genocidio, tortura,
terrorismo de Estado, asesinato y arresto ilegal.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Para estudios sobre la violencia, ver Barry
(1986), Black, Jamail, Stolotz, Chincilla
(1984) Manz (1989), REMHI (1998),
CEH (1999), Brett (2006; 2007: cap. 2).
FALLA, R., 1992, Masacres de la Selva, Ixcán,
Guatemala (1975-1982), Guatemala,
Universitaria/Universidad de San Carlos de Guatemala.
Ver <http://www.aclu.org/racialjustice/
racialprofiling/21741res20051123.html>.
Bibliografía
________, 1988, “Struggle for Survival in the
Mountains: Hunger and Other Privations Inflicted on the Internal Refugees
from the Central Highlands”, en: R. M.
Carmack (ed.), Harvest of Violence: The
Mayan Indians the Guatemalan Crisis,
Oklahoma, University of Oklahoma
Press.
ARIAS, A., 1984, “Culture, Genocide and
Ethnocide in Guatemala”, en: S. Jonas,
E. McCoughan y E. Sutherland Martínez
(eds.), Guatemala: Tyranny on Trial,
Nueva York, Synthesis Publications.
FOWERAKER, J., 1998, “Social Movements
and Citizenship Rights in Latin America”, en: M. Vellinga (ed.), The
Changing Role of the State in Latin
America. Boulder, Denver, Westview
Press.
________, 2004, Statistical Analysis of I-40
Stop Data and I-40 Violator Data:
Coconino County, Arizona, disponible en:
<http://www.acluaz.org/News/Press
Releases/07_28_06.htm>.
________, 1995, Theorizing Social Movements, Londres, Pluto Press.
STOLL, D., 1994, Between Two Armies in
the Ixil Towns of Guatemala, Nueva York,
Columbia University Press.
4
5
BARRY, T., 1986, Guatemala: The Politics of
Counterinsurgency, Albuquerque N. M.,
Inter-Hemispheric Education Resource
Centre.
BLACK, G., M. Jamail y N. Stoltz Chinchilla, 1984, Garrison Guatemala, Nueva
York, Monthly Review Press.
FOWERAKER, J. y T. Landman, 1997)
Citizenship Rights and Social Movements:
A Comparative Statistical Analysis,
Oxford, Oxford University Press.
BRETT, R., 2008, Social Movements, Indigenous
Politics and Democratisation in Guatemala,
1985-1996, Leiden/Boston, Brill.
JONAS, S., 1991, The Battle for Guatemala,
Rebels, Death Squads and U.S. Power,
Boulder, Westview Press.
________, 2007 Una Guerra Sin Batallas: del
odio, la violencia y el miedo en el Ixcán y el
Ixil, 1972-1983, Guatemala, F&G.
MANZ, B., 1989, Refugees of a Hidden War:
The Aftermath of Counterinsurgency in
Guatemala, Albany, Suny Press.
________, 2006, Movimiento social, etnicidad
y democratización en Guatemala, 19851996, Guatemala, F&G.
MISIÓN DE VERIFICACIÓN DE LAS
NACIONES UNIDAS EN GUATEMALA, 2004, Informe sobre La Verificación del debido Proceso en los Casos de
Masacres Cometidas durante el Enfrentamiento Armado Interno, Guatemala,
Minugua.
CASAUS, A., 2008, Genocidio, Guatemala,
F&G.
COMISIÓN DEL ESCLARECIMIENTO
HISTÓRICO (CEH), 1999, Guatemala: Memoria del Silencio, Guatemala,
CEH,.
ENGEL, R., 2004, Arizona Department of
Public Safety Traffic Stop Data Report,
January 2003-December 2003, Cinncinati, University of Cinncinati.
OFICINA DE DERECHOS HUMANOS
DEL ARZOBISPADO DE GUATEMALA (ODHA), 1998, Guatemala: Nunca
Mas. Volumen 1: Impactos de la Violencia,
Informe del Proyecto Recuperación de la
Memoria Histórica (REMHI), Guatemala, Odha.
BRETT, R. Y SOLOP, F. I.: DECIR VERDADES ACALLADAS Y REBATIR INVISIBILIDADES SUBALTERNAS
SANFORD, V., 2003, Violencia y Genocidio
en Guatemala, Guatemala, F&G.
SCHIRMER, J., 1998, The Guatemalan
Military Project: A Violence Called
Democracy, Philadelphia, University of
Pennsylvania Press.
SOLOP, F. I., 2001, Many Think Racial Profiling
is Widespread, disponible en: <http://
www4.nau.edu/srl/Document Detail.
aspx?DocType= PressRelease&Document
ID=3342353>.
TAYLOR, C., 1998, El retorno de los refugiados guatemaltecos: reconstruyendo el
tejido social, Philadelphia, Temple
University Press.
UNIDAD REVOLUCIONARIA NACIONAL GUATEMALTECA, 1983, “Fracaso militar de la campaña ‘Victoria 82’
de Rios Montt” s/l, s/e.
U.S. DEPARTMENT OF JUSTICE, 2002,
“Contacts Between Police and the
Public: Findings from the 2002 National
Survey”, Bureau of Justice Statistics, disponible en: <www.ojp.usdoj.gov/bjs/pub/
pdf/cpp02.pdf>.
________, 2005, “Contacts Between Police and
the Public: Findings from the 2002
National Survey” Bureau of Justice
Statistics, disponible en: <www. ojp.usdoj.
gov/bjs/pub/pdf/cpp05.pdf>.
WITHROW, B., 2006, Racial Profiling: From
Rhetoric to Reason, Upper Saddle River,
N. J., Pearson/Prentice Hall.
N ÓMADAS
95
Producción de conocimiento,
prácticas intelectuales
y reflexividad*
[email protected] • PÁGS.: 96-111
Uriel Ignacio Espitia Vásquez**
Con base en los resultados del proyecto “Gestión cultural y políticas de lugar: enfoques de desarrollo alternativo en San
Cristóbal y Los Montes de María”***, se enuncian algunas relaciones analíticas sobre lo que significa producir conocimiento, desde prácticas intelectuales conjuntadas en una experiencia de coinvestigación con colectivos sociales y las posibles
influencias de los procesos de reflexividad dinamizados para el fortalecimiento y la ampliación de las políticas de lugar
desarrolladas por estas organizaciones culturales.
Palabras clave: producción de conocimiento, prácticas intelectuales, reflexividad, políticas de lugar.
Com base nos resultados do projeto “Gestão cultural e políticas de lugar: enfoques de desenvolvimento alternativo em
São Cristóvão e Os Montes de Maria”, enunciam-se algumas relaciones analíticas sobre o que significa produzir conhecimento,
desde práticas intelectuais conjuntadas em uma experiência de co investigação com coletivos sociais e as possíveis influências
dos processos de refletividade dinamizados para o fortalecimento e a ampliação das políticas de lugar desenvolvidos por
estas organizações culturais.
Palavras-chaves: produção de conhecimento, práticas intelectuais, refletividade, políticas de lugar.
Based on the findings of the project “Gestión cultural y políticas de lugar: enfoques de desarrollo alternativo en San
Cristóbal y Los Montes de María”, some analytic relationships are stated between the significance of producing knowledge
when intellectual practices are getting together with some social collectives in a co-investigation experience, and the possible
influences of invigorated reflexivity processes in the strengthening and extension of the local policies developed by these
cultural organizations.
Keywords: knowledge production, intellectual practices, reflexivity, local policy.
ORIGINAL RECIBIDO: 08-VIII-2008 – ACEPTADO: 10-X-2008
*
Este texto se compone tanto de los análisis propios del autor, como de apartes
del informe de investigación no publicado, presentado a Colciencias, en el
cual participaron Juliana Flórez, Uriel Espitia y María Angélica Garzón.
** Psicólogo, Especialista en Comunicación-Educación. Candidato a Magíster
en Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos, IESCO-Universidad Central. Docente-investigador de la línea de Comunicación-Educación
del IESCO-Universidad Central. E-mail: [email protected]
***Realizado entre febrero de 2007 y marzo de 2008 por tres nodos de
coinvestigación: a) el Colectivo de Comunicaciones Montes de María Línea
21 de El Carmen de Bolívar - departamento de Bolívar; b) la Corporación
Promotora Cívico Cultural Zuro-Riente y la Asociación Vecinos Solidarios
(AVESOL) (miembros de la Red de Eventos Culturales de la localidad Cuarta de San Cristóbal - Bogotá); y c) la línea de Comunicación-Educación del
Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos-IESCO. El estudio contó con
el auspicio del Instituto Colombiano para el Desarrollo de la Ciencia y la
Tecnología Francisco José de Caldas-Colciencias y la Universidad Central.
96
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Antecedentes del
proyecto
Desde mediados de los años
noventa, la línea de ComunicaciónEducación de la Universidad Central intuyó el carácter “estratégico”
y no instrumental de la comunicación 1 , que durante la década los
sesenta fue la vía predilecta para la
difusión de innovaciones tecnológicas por parte del discurso de la modernización desarrollista de las
agencias de cooperación internacional, lo que fue analizado y denunciado críticamente por Freire en
19732 .
Martín-Barbero (2003) ha mostrado cómo los intereses hegemónicos
de la “sociedad de la información”
hoy avalan un comunicacionismo que
ontologiza la comunicación como el
motor y el contenido último de la
interacción social, al deponer a un
registro secundario la cuestión del
poder y la desigualdad social. Al
tiempo, se han mitificado los dispositivos tecnológicos, los lenguajes y
saberes propios de la comunicación,
encumbrando un mediacentrismo que
reduce lo comunicativo a los medios,
por lo que desde el punto de vista de
las prácticas sociales en comunicación se vuelve necesario rebasar todo
lo anterior y también aquel marginalismo de lo alternativo que cree que
una auténtica comunicación pueda
hacerse por fuera de la contaminación tecnológica/mercantil de los
grandes medios o que debería circunscribirse a experiencias microgrupales escondidas en el mundo popular
(218-221).
Con el desarrollo del programa
de especialización en Comunicación-Educación desde 1998 hasta
2006, esta línea de investigación
pudo conocer muchos trabajos significativos donde la comunicación
producida desde las comunidades
locales, promueve cambios sociales
colectivos y procesos de participación ante las condiciones de discriminación y exclusión, y frente a
distintos tipos de violencias, apropiándose de las propias capacidades
para hacer contar sus voces, sus procesos de gestión social, la preocupación por entretejer la cultura con
las tradiciones comunitarias y la valoración de los saberes locales3 .
Con base en algunos de estos
desarrollos, Armando Durán y Carlos Eduardo Valenzuela decidieron
estructurar un futuro proyecto de investigación que permita averiguar si
las prácticas locales de comunicación y cultura preocupadas por el desarrollo territorial pueden generar
alternativas críticas localmente situadas al espacio discursivo del desarrollo (tanto como “desarrollos
alternativos”, “alternativas al desarrollo” o quizá encontrando caminos para pensar un postdesarrollo
“Huelga bananera terminó en masacre”. El Tiempo, 1928. Tomado del libro Siglo XX a través de
El Tiempo (1999). Caricatura de Ricardo Rendón (1894-1931).
ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO,
PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD
N Ó M A D A S
97
(Escobar, 2005a: 20)). A este esfuerComo conclusión parcial del tra- ante una videocámara, nos permitió
zo le sumamos luego los intereses de bajo de acercamiento realizado en- comprender que la reflexividad no
la política de interacción social del tre los años 2006 y 2007 a algunas es algo privativo de las prácticas
IESCO, que vio en la formulación de estas organizaciones, editamos en “académicas” o una prerrogativa de
de un proyecto de investigación una enero de ese año el video: “Hilos y la institución universitaria, sino que
de las formas de construir y fortale- enredos de lo cultural en el sur- tales capacidades ya están instalacer una relación de doble vía entre oriente bogotano”, donde los direc- das como parte de las prácticas inel Instituto y algunas comunidades tivos de la Promotora Cultural telectuales instituidas en lugares.
que desarrollan activamente el cam- examinaron de manera autocrítica
po comunicación-educación (C-E). las vicisitudes de la realización del
Hay que aclarar que la propuesAsí inscribíamos parte de nuestra in- “XVII Festival del viento y las co- ta de coinvestigación realizada,
quietud por esa política buscando metas” debido tanto al sinfín de guarda cercanías con la Investigasuperar el imaginario de la “exten- trámites, impuestos y restricciones ción-Acción-Participativa, en la mesión” o la “proyección social”, puesto que las políticas de gobierno fueron dida en que el proyecto se propuso:
a) articular la producque a mediados de 2005
ción de un conocidiscutimos la reiterada
miento investigativo
definición de la Univercon la acción social
sidad como un ámbito
realizada por los invosolidario de tres funciolucrados, buscando
nes académicas, que se
descubrir relaciones
saben consustanciales a
para co-producir camsu institucionalización
bios a partir de problecomo organización funmatizar sus prácticas
damental de la modernipero atendiendo a que
dad, caracterización
los colectivos desearan
interrogable desde el
realizarlos; b) no preequívoco que existe entendió una observatre función y actividades
ción distante como la
de la Universidad. De
Puerta
25
de
agosto
entrada
principal
a
la
Refinería
de
Barrancabermeja,
Santander.
observación-particieste modo, la formaFoto cortesía de Ecopetrol.
pante etnográfica, sino
ción, la investigación y
la extensión, sólo serían tres tipos engendrando sobre las prácticas participación e involucramiento con
de actividades con las que la Uni- culturales de los colectivos sociales, los problemas tratados (pues el deversidad cumple su función verte- como a los desencuentros y conflic- safío actual para decolonizar el
bralqueeslade generar conocimiento tos experimentados con las propias pensamiento y la Universidad es
y volverlo accesible a la sociedad comunidades y otras organizaciones establecer una ruptura con ese “pathos
locales para el desarrollo del festival. de la distancia”, no siendo el aleja(Botomé, 1996).
miento objetivista o la neutralidad
En ese audiovisual la cuestión de valorativa la que debe guiar la invesTambién coadyuvó a la cimentación de este proyecto, la participa- la reflexividad sobre las prácticas tigación, sino un ideal contrapuesto de
ción en las experiencias de formación culturales en San Cristóbal hizo pre- contaminación y acercamiento, porque
docente realizadas por la línea de in- sencia como una táctica de interro- cualquier observación nos involucra
vestigación en el Programa Sectorial gación que supone un trabajo de como parte del experimento, (Casde Educación Ciudad-Escuela-Ciu- explicitación y una puesta en cuestión tro-Gómez, 2007: 88-89)), en ese
dad, que permitió entablar relacio- de la propia experiencia individual sentido, inquirimos cómo construir
nes con algunos miembros de las y colectiva ejecutada en un lugar. teoría a partir de una práctica reorganizaciones que integran la Red Ese proceso apalabrante, mediado flexionada críticamente y a través de
de Eventos Culturales de la locali- por una entrevista de recapitulación relaciones lo más horizontales posibles;
de la historia de esta colectividad c) quiso relacionar conocimiento y
dad de San Cristóbal.
98
N Ó M A D A S
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
poder buscando incrementar la
capacidad de decisión e intervención de los actores con lo comprendido desde sus propias prácticas
culturales; d) más que divulgación
–como trasposición al vulgo de
conocimientos y técnicas (Huergo,
2001)–, se propuso una socialización, uso y apropiación de los saberes y conocimientos a través de
mediaciones comunicativo-educativas; e) su estrategia de coinvestigación puso en relación investigadores
internos y externos organizados alrededor
de tres nodos de producción de conocimiento, donde los
actores sociales son
interlocutores válidos
en tanto que poseedores de experiencias y
saberes sobre sus propias organizaciones y
sobre los contextos
donde intervienen.
lectivos, en aras de que se construyeran como estructuras hegemónicas 4 ; b) en ningún sentido se
suscribió una propuesta de investigación militante que asumiría como
propios los intereses de los actores
sociales, ya que está claro que la
gente debe y puede hablar y actuar
por su cuenta, en razón de que las
prácticas intelectuales ya no son una
conciencia representante o representativa y porque los sectores sociales no nos necesitan para saber.
luchar contra las formas de poder allí
donde es a la vez su objeto e instrumento: en el orden del “saber”, de
la “verdad”, de la “conciencia”, del
“discurso” (Deleuze y Foucault,
2000: 8-9).
Prácticas culturales
Contemporáneamente, la noción de cultura es comprendida como
recurso, lo que implica su gestión, un
enfoque que no era característico ni de idea
de la alta cultura ni de
la cultura cotidiana.
Este cambio cultural se
ha complejizado aún
más, cuando la cultura
recurso circula globalmente, con creciente
velocidad. Su manejo
hasta ahora, administrado a escala nacional,
aparece coordinado tanto local como supranaNo obstante, el
cionalmente por las
proyecto se alejó de la
corporaciones y por el
perspectiva de la IAP
sector no gubernamenprincipalmente portal internacional. Esto
Construcción de un gasoducto tumbando bosque. Sogamoso-Cib. Agosto 1982.
que: a) la definición
genera una nueva diviFoto cortesía de Ecopetrol.
del problema de invessión internacional del
tigación debió ser resuelta en muy
Sin embargo, existe un sistema trabajo cultural, yuxtaponiendo la dicorto tiempo por la Universidad y de poder que intercepta, prohíbe, ferencia local a la administración y la
procurando hacer coincidir el in- invalida ese discurso y ese saber. inversión trasnacionales (Yúdice y
terés investigativo con los términos Poder que no está tan sólo en las ins- Miller, 2004: 16).
de la convocatoria de Colciencias; tancias superiores de la censura, sino
en ese sentido, los actores sociales que penetra de un modo profundo,
Dada la injerencia cada vez más
y sus preocupaciones tuvieron un muy sutilmente, en toda la red de habitual y profunda de los actores
estatuto subrogado, lo que intentó la sociedad. Ellos mismos, los inte- trasnacionales en lo local, la casubvertirse, no descifrando de an- lectuales, forman parte de ese siste- pacidad de agencia de los actores
temano los conceptos claves del ma de poder, la propia idea de que locales comporta una práctica refleproyecto (prácticas, políticas de lu- son los agentes de la “conciencia” y xiva de auto-gestión frente a los mogar, reflexividad, producto multimedial, del discurso forma parte de ese sis- delos impuestos por una sociedad o
etc.), sino que fueron puestos a fun- tema. El papel del intelectual ya no formación cultural determinada,
cionar como un significante vacío que consiste en colocarse “un poco ade- para que en medio de las voces de
convocara el deseo y la potencia de lante o al lado” para decir la verdad otros, su apropiación consista en
lucha por la significación de los co- muda de todos; más bien consiste en poblarlas con sus propias intenciones
ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO,
PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD
N Ó M A D A S
99
y acentos, pero a la vez trabajando,
en el entrecruzamiento de las matrices culturales de los grupos sociales y sociedades donde tienen lugar
sus prácticas (Ibíd.).
A partir de tal propuesta, esta
investigación se centró en la noción
de prácticas de gestión cultural. Tras
la revisión de la literatura pertinente y la discusión con los nodos de
co-investigación, nos interesó no
tanto una definición estricta y pura
de qué es una práctica de gestión
cultural, sino más bien, delimitar algunos criterios claves para identificarlas: a) son formas de hacer, pensar
y relacionarnos; b) dan regularidad
y mayor estabilidad al campo de lo
social: c) están desarrolladas en el
ámbito de lo cotidiano y micro pero
pueden reproducir funcionamientos abstractos y macro; d) son
configuradoras de relaciones de poder y, a su vez, están configuradas
por ellas; e) las caracteriza un fin,
un sentido, una intención; f) tienen un carácter relacional y afectivo; g) son productoras de saberes;
y, finalmente, h) poseen un trasfondo histórico.
Obtuvimos una aproximación
histórica a dichas prácticas mediante
la metodología de la revisión docu-
mental y por la reconstrucción de los
relatos cruzados de vida que narraron
la trayectoria de los colectivos. Con
base en esa información, las propias
organizaciones nominaron sus prácticas de gestión cultural sin seguir un
patrón homogéneo, ya que algunas
definiciones identificaron con certeza el momento en el que emergió
la práctica cultural, mientras que
otras se preocuparon más por destacar cuál es la apuesta política de la
organización con el desarrollo de
una práctica dada. Asimismo, hubo
heterogeneidad en el carácter más
prescriptivo o descriptivo con el que
se explicaron las prácticas; mientras
que algunas de ellas aludieron sobre todo al deber-ser de la organización, otras se centraron en mostrar
las dinámicas concretas de trabajo
que reflejan dichas prácticas. Esta
heterogeneidad, lejos de ser una falta, muestra que el momento de la
trayectoria que viven las organizaciones marca de maneras distintas
el ejercicio de reflexividad sobre las
prácticas que articulan sus maneras
de hacer o agenciar lo cultural.
Pese a esta definición de las
prácticas, no quedaba claro cómo
operaban las contradicciones inherentes al modo como la cultura y la
ideología se insertan de manera
compleja en los procesos políticos y
de producción (Escobar, 1997: 135172). De ahí que haya sido crucial
seguir otra tendencia de los estudios
culturales latinoamericanos que le
apuesta a aterrizar la discusión en
campos de lucha concretos donde se
evidencie el “vínculo entre cultura, poder e identidad” sin que tales
políticas culturales puedan restringirse a aquellos movimientos que
son más evidentemente culturales,
ya que: “la cultura es política porque los significados son elementos
constitutivos de procesos que, implícita o explícitamente, buscan dar
nuevas significaciones del poder social” (Álvarez, Dagnino y Escobar,
2002: 24-26). Concretamente se escogieron dos ámbitos para anclar el
análisis de las prácticas de gestión
cultural: las políticas de lugar y el
desarrollismo (Informe Técnico Final a Colciencias, IESCO, abril de
2008: 6-7).
Políticas de lugar
Como el estudio procuró articular tres ámbitos de estudio: cultura,
poder y el campo comunicación-educación, se desplegó una propuesta de
co-producción de conocimiento alrededor de caracterizar las prácticas
ORGANIZACIONES
PRÁCTICAS
DE
GESTIÓN
CULTURAL
100
N Ó M A D A S
Asociación Vecinos
Solidarios, AVESOL
Pedagogía para la
solidaridad
Alfabetización para la
ciudadanía
Corresponsabilidad
comunitaria
Colaboración festiva por
la vida
Generación de espacios de
encuentro
Colectivo de
Comunicaciones
Montes de María Línea
21
Formación de
Formadores
Arte en clave formativa
Cineclub itinerante
Alfabetización para la vida
Consejos de redacción
Narración cultural local
Prácticas de
investigación
Corporación Promotora
Cultural
Zuro Riente
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
culturales con las que cotidianamente estos actores de base han venido negociando, agenciando y
resistiendo distintos modos de presentación hegemónicos del discurso
desarrollista en lo local. Una primera dificultad para su ejecución es
que tendría lugar en dos contextos
dispares: la región de Los Montes de
María, escenario de guerra abierta,
masacres selectivas, desapariciones,
secuestros y desplazamiento forzado;
y el sur de Bogotá, que también forma parte de una geografía del miedo que lo circunscribe al imaginario
geopolítico de la “zona roja” donde
predominan otras violencias asociadas con las condiciones de pobreza,
la exclusión y la marginalidad social
y lugar privilegiado de emigración
para las poblaciones forzadas a desplazarse.
A esta condición habría que sumarle a estas regiones, la reciedumbre de los efectos de la globalización
neoliberal sobre la explotación de los
recursos naturales como la universalización de la miseria y la pobreza
para vastos sectores sociales, fenómenos inseparables de estas irregulares guerras regionales contra
poblaciones inermes que son provechosas para los calculados terrores
de las facciones en pugna y que buscan desarticular todo lazo social, con
el fin de movilizar gentes, territorios y recursos de manera estratégica
y en pro de todo tipo de dinámicas
de acumulación capitalista, quebrantando la tenacidad de los pobladores o logrando incluso su
exterminio. Como analiza Escobar
(2005b), pese a que tal globalidad
imperial aparentemente prevalece y
avasalla lo local, un reconocimiento
de los movimientos y organizaciones
que luchan contra la globalización
en lo local, permite descubrir una
miríada de prácticas culturales,
comunicativas, ambientales, educativas y de otro tipo, que procuran
hacer del lugar espacio de vida y
encuentro, un proyecto con vigencia intelectual y política que es
muestra de una puja desde lo comunitario, lo solidario y lo convivencial más poético y vitalizante que
prosaico y necrófilo5 .
Supusimos igualmente que su
capacidad de agencia sociocultural
comporta una práctica reflexiva que
puebla con sus propias intenciones
y acentos, y desde el entrecruzamiento de las matrices culturales de
los grupos sociales, una lucha continua por lugares que en medio de
la globalización no desaparecen o se
desvitalizan a secas para las gentes,
en parte, porque ciertas prácticas
locales de las organizaciones sociales se empeñan no sólo en resistir de
manera negativa sino en crear otros
pensamientos, formas organizadas y
perdurables, tiempos y sentidos para
la vida; “políticas de lugar”, basadas en saberes y prácticas experienciales situadas o concretadas en “sus
localidades sociales, económicas y
culturales específicas” (Escobar y
Hartcourt, 2002: 5-13).
Aunque muchas de estas experimentaciones sean contingentes, frágiles, complejas y contradictorias, lo
común a ellas es que se trata de tácticas de producción del mundo para
la generación de nuevos imaginarios
de vida socioculturales que incluyen
luchas sistemáticas por la significación y la reorganización en el lugar,
lo que comporta luchas de poder y
formas emergentes de política que
afirman una multiplicidad de actores y acciones que operan en el plano de la vida diaria (Escobar, 2005b:
41), y donde resulta factible herma-
ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO,
PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD
nar sus experiencias a través de prácticas sugestivas como el trueque de
saberes mediante “visitancias” entre
proyectos –para el caso de lo que
aprendimos entre el Colectivo de Los
Montes de María y la Escuela de
Comunicación “Minga del Sol” de la
comuna 10 de Neiva–.
Estas organizaciones también
ejecutan alianzas variopintas para la
ejecución de proyectos de asistencia, protección, promoción, prevención, comunicación, investigación e
intervención con las poblaciones locales, donde los colectivos se juegan
no sólo su pervivencia y desarrollo
como organizaciones, sino también
la posibilidad de resultar cooptados
para los también persistentes intereses de sus financiadores, entre
ellos, los aparatos del Estado, las
agencias internacionales de cooperación o las políticas imperiales que
también avizoran estas mismas localidades para sus proyectos estratégicos de desarrollo, control militar y
tráficos capitalistas de toda naturaleza. En tal sentido resulta muy significativo la pervivencia, tras más de
diecisiete años, de la Red de
Eventos Culturales, conformada por
una veintena de organizaciones
sociales que así decantan públicamente sus invisibles procesos de
construcción de tejido social, convivencialidad sin precio (Illich,
1985), formación, educación, comunicación y cultura, junto con la atención de las necesidades de varios tipos
de poblaciones, que otrora fueran la
responsabilidad de nuestro precario
Estado de bienestar.
Tras estos procesos creativos era
clave comprender hasta dónde las
prácticas de gestión cultural desplegadas por las organizaciones implican [sic] un mayor o menor
N Ó M A D A S
101
distanciamiento de los modelos de
cambios instituidos. Partiendo de
este interés e intentando ir más allá
del dilema en el que ha caído la academia de optar de manera excluyente por los modelos de desarrollo
alternativo o por las alternativas a
los modelos de desarrollo, se analizaron algunas adhesiones, bifurcaciones y oposiciones de las prácticas de
gestión cultural frente a los discursos
del desarrollo, lo que puntualmente
permitió identificar tres lógicas que
están re/creando las
prácticas culturales de
las organizaciones con
respecto a esta formación discursiva:
a) Lógica desarrollista institucionalizada:
reproduce los discursos
hegemónicos del desarrollo promovidos por
los organismos multilaterales y las agencias de
cooperación internacional y las teorías académicas desarrollistas,
en cualquiera de sus
sucesivas versiones:
crecimiento económico
(años sesenta), necesidades básicas
(años setenta), desarrollo humano
(años ochenta), desarrollo sostenible (años noventa) o, el más reciente, desarrollo participativo (2000).
En el foro de socialización de resultados fueron las organizaciones
quienes plantearon los riesgos de reproducir este tipo de lógicas.
b) Lógicas desarrollistas negociadas: resignifican los discursos del
desarrollo a partir de los sentidos
locales atribuidos a la transformación social. Por ejemplo: la Promotora Cívico Cultural subcontrata la
ejecución de proyectos de alfa 102
N Ó M A D A S
betización de adultos con la Universidad Nacional Abierta y a
Distancia, UNAD, que exige metodologías flexibles y activadoras de
resiliencia como dispositivos para la
inclusión social focalizada sobre población vulnerable de los estratos
1, 2 y 3. La organización realiza una
negociación de este sentido fundamentándose en un proceso de formación pedagógica de educación
popular con énfasis en los derechos
humanos pero que, localmente,
Universidad Nacional de Colombia, Bogotá.
Foto cortesía Archivo Central e Histórico, c. 1955.
busca establecer nexos entre las
historias de vida de las personas de
la tercera edad del barrio San Vicente y sectores aledaños y sus sentidos de pertenencia barriales, en
pro de una participación más decidida en los Encuentros Ciudadanos
locales donde las comunidades organizadas presentan proyectos de
interés social como alternativas de
inversión prioritarias.
c) Lógicas alternativas al desarrollo: exigen una ruptura con la visión
decimonónica del progreso como un
proceso de cambio lineal, ascendente y acumulativo. Por ejemplo: la
visitancia entendida como una práctica de gestión cultural dirigida a la
formación a partir del continuo e intensivo intercambio de saberes, ilusiones y apuestas políticas con otras
organizaciones. Se caracteriza por no
mediar el intercambio de dinero, ni
el reconocimiento formal de la formación impartida/recibida siendo
una de las experiencias más valorada
por las organizaciones.
Entendemos que estas tres lógicas desarrollistas no
son excluyentes. Por el
contrario, se superponen de manera compleja y contradictoria en la
vida de las organizaciones. Sin embargo, sí
podemos identificar
con claridad su presencia en dichas organizaciones. Las más
frecuentes suelen ser
las “lógicas desarrollistas negociadas” que
por un lado, amplían el
margen de maniobra
de las organizaciones
al acceder a los recursos existentes y por
otro, ofrecen la oportunidad de
rediseñar las intervenciones atendiendo a las demandas, los códigos
y las formas de funcionamiento y
relación propias de la localidad. En
ese sentido, garantizan la permanencia de la organización sin perder de
vista su horizonte político. Menos veces nos topamos con la lógica desarrollista institucionalizada que busca
a corto plazo la permanencia de la
organización olvidando, no obstante,
que está corriendo el riesgo de ser
cooptada por los agentes del desarrollo (Estado, Agencias de Cooperación, etc.) y en consecuencia,
pueden pasar de ser una organiza-
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
ción local a ser simplemente otro
“contratista”. Por último, son muy
poco frecuentes las lógicas alternativas al desarrollo que apuntan más
hacia la multiplicidad epistémica; es
decir, hacia la existencia simultánea
y compleja de diversas formas de conocer y estar en el mundo (Informe
Técnico, 2008: 8-9).
Por esto, no vemos una “nueva
política en todas partes”, nuevas formas de lucha en mínimos procesos
reformistas, que nos inducirían a
creer erróneamente que la resistencia es el reverso inevitable del
desarrollismo o que no hay más que
una fuerza vital, donde la política
sería la vida, o las “nuevas formas
de vida”, nunca globalizables o
universalizables, sino siempre situadas en lo local (Badiou, 2004), siendo preciso reconocer que algunas de
estas prácticas se han tornado –o tienen la potencia experimental– para
constituirse en invenciones políticas, en pensamientos o en rupturas
subjetivas, que tal vez pueden terminar en procesos organizativos
significativos, con efectos “glocalizados” más allá del lugar, en tanto que
progresivamente se interrelacionan
a modo de redes.
Pero para saber de ellas, una investigación interesada en la generación de “mundos y conocimientos
de otro modo” o “globalizaciones alternativas”, debe comprender lo limitado de estas fugaces estancias
nuestras en lo local posibilitadas por
proyectos de investigación de un
año de duración. También, que el
desarrollo de tales espacios investigativos entraña riesgos imprevisibles
para los equipos, siendo improbable
para una investigación críticamente
comprometida poder sustraerse de
las propias condiciones de las expe-
riencias, cuyo saber y arraigo sobre
lo local, precisamente les permite
subsistir y desarrollarse en medio de
situaciones opresivas o de “geografías del terror” (Garzón, 2008).
Producir conocimiento bajo estas coordenadas de interrelación
con organizaciones locales afanadas
por la constitución de identidades
colectivas e institucionales, implica
hacer presencia en esos no-lugares
para la investigación tradicional,
dimensionando por qué razones
para poder realizar este proyecto,
debimos hacer una antesala de
construcción de confianzas con las
organizaciones sociales, de exploración y conciliación de intereses y
de apuestas institucionales, intermediación con amigos mutuos,
familiarización con la propuesta de
la Red de Eventos Culturales de
San Cristóbal y el modo de funcionamiento igualmente reticular del
Colectivo Línea 21 con la Red de
Comunicadores Populares adscrita
al Programa de Desarrollo y Paz de
los Montes de María, que conllevó
casi dos años de trabajo previo a los
gestores del proyecto, y donde pese
a toda esta búsqueda de un lugar
propicio para anidarlo y de una ejecución investigativa orientada por
una perspectiva de trabajo colaborativo, de entre-aprendizaje y,
en general, de mucha horizontalidad en las decisiones6 , a la postre, seguimos y seguiremos siendo
extraños para sus intereses y preocupaciones por estos “lugares
practicados”.
Puntualmente, por políticas de lugar nos referimos a prácticas que retan la validación epistemológica y
política del lugar (Garzón, ob. cit.),
que implican un proceso por el cual
las prácticas culturales ancladas a
ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO,
PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD
territorios devienen en un acontecimiento político. Enriquecimos esta
noción tomando la propuesta de
Oslender (2000) de analizar la espacialidad de la resistencia con base
en tres categorías propuestas por
Agnew (cit. Oslender, ob. cit.): localidad, ubicación y sentido de pertenencia. A partir de ahí y de aplicar
la metodología de cartografía social
profundizamos en el análisis de las
prácticas de gestión cultural de las
organizaciones, así identificamos
cuatro vías a través de las cuales estas prácticas de gestión cultural derivan en políticas de lugar:
a) Prácticas de gestión cultural asociadas a localidades: implican la
reapropiación de un escenario cotidiano y de uso público cuya existencia precede al desarrollo de la
práctica de gestión cultural. Por
ejemplo, el muro de una de las entradas principales a San Cristóbal
(intervenido artísticamente por diversas organizaciones culturales de
la localidad en distintas ocasiones)
establece un referente espacial de
“entrada” en el que se advierte a los
visitantes sobre su historia, luchas y
sueños de la localidad. En Los Montes de María encontramos otro ejemplo: el Cineclub Itinerante la Rosa
Púrpura del Cairo y sus funciones
gratuitas “bajo las estrellas”, se realizan en plazas públicas o parques de
distintos municipios, se dirigen a la
comunidad en general y buscan que
la población recobre la confianza, el
encuentro y la noche.
b) Prácticas de gestión cultural
constitutivas de localidades: configuran escenarios cotidianos tanto formales como informales donde se
desarrollan las relaciones sociales;
implican llevar la gestión cultural de
la esfera privada a la pública. Por
N Ó M A D A S
103
ejemplo, el “Festival del viento y las
cometas” que realiza la organización
Promotora Cultural en la localidad
de San Cristóbal, implica una serie
de talleres, conversatorios, presentaciones artísticas, etc., que se llevan a cabo en escenarios relevantes
para la comunidad (cerro de las comentas) poniendo en juego la promoción del territorio como una
construcción social y cultural.
c) Prácticas de gestión cultural
enraizadas al lugar: recogen la historia de una localidad específica con
algún grado de enraizamiento; también hacen referencia a la ubicación
(por ejemplo, linderos) y la conexión
con la vida diaria. Aquí resulta
ilustrativa la práctica de formación
de formadores con niños y niñas de
los colectivos barriales ubicados en
los barrios Nuevo Porvenir, Lluvia de
Estrellas y Florecitas del Mañana,
con población desplazada, vulnerable y que intenta retornar a sus territorios. El trabajo allí realizado por
el Colectivo articula a dichos barrios
al municipio de El Carmen de Bolívar, convirtiéndolo en el epicentro
cultural donde convergen las potencialidades y los problemas de la región de Los Montes de María.
d) Prácticas de gestión cultural
generadoras de sentido de lugar: vinculan identidad y territorio. Hacen
referencia a la experiencia de haber vivido un lugar concreto y/o a la
experiencia de vivenciar el lugar. Por
ejemplo, el sentido de ser “montemariano” que suscitan la presentación de los cortometrajes en los
municipios de Los Montes de María.
En este sentido, la práctica de
itinerancia del Cineclub, cuando está
articulada a un proceso de formación
audiovisual, le apuesta a la generación de “comunidades imaginadas”
104
N Ó M A D A S
(en el sentido de Anderson, 1993)
asentadas en lugares. En el caso de
San Cristóbal las organizaciones se
refieren a la localidad como “nacedero de organizaciones sociales y
culturales” que trabajan lo cultural
en aras a cambiar el imaginario de
la localidad como “zona roja” y “marginal” de la ciudad de Bogotá.
Es relevante especificar que la
potencia de las prácticas de gestión
cultural para suscitar políticas de
lugar está condicionada por la creatividad de las organizaciones frente
a las lógicas desarrollistas instituidas. Por ejemplo, cuando predomina la adhesión a la lógica desarrollista
institucionalizada, esta potencia prácticamente se anula puesto que las
prácticas de gestión cultural niegan
la validez epistemológica del lugar
como una fuente de saber. En el segundo caso, cuando se privilegian las
lógicas desarrollistas negociadas, las
prácticas de gestión cultural ganan
potencia para derivar en políticas de
lugar puesto que exigen una continua revisión de cuál es su sentido
en y para el contexto particular en
el que emergieron. Por último, cuando la organización logra producir lógicas alternativas al desarrollo estamos
frente a prácticas de gestión cultural con un gran potencial para configurar políticas de lugar puesto que
dichas prácticas necesariamente están ancladas a un lugar concreto
que llegó a ser tal porque se le ha
reconocido su estatus epistémico; o
sea, porque se lo considera un espacio donde se produce saber válido e
indispensable políticamente.
Otro propósito de la investigación fue analizar e interpretar las articulaciones que pueden establecerse
entre el campo de la ComunicaciónEducación y la gestión cultural local-
de las organizaciones. Entendemos
que dicho campo busca recobrar la
articulación densa de la cultura con
lo político, tomando en cuenta los
siguientes aspectos: a) un reordenamiento cultural con las transformaciones en los sistemas y procesos de
comunicación de la sociedad occidental en general y en la relación
entre comunicación e información;
b) la generación de nuevas modalidades, escenarios y prácticas de participación en lo político y social; c)
la aparición de múltiples referentes
identitarios, y d) cambios en las instituciones y en los procesos de socialización y educación.
En las tres experiencias comunicativo-educativas persiste, además de un interés sistemático por
transformar los imaginarios histórico-sociales y los lugares donde tienen influencia, una voluntad de
inserción en la cotidianidad de las
gentes mediante múltiples estrategias y formas de trabajo para generar desde relaciones de covecindad
y prácticas de convivencialidad una
restauración y fortalecimiento de los
lazos sociales trastocados por los procesos de pobreza, exclusión y marginalidad social, y por varios modos de
violencia.
La forma como estas tres organizaciones desarrollan estrategias
de C-E, muestra que las prácticas
culturales que ellas se afanan en
desarrollar,resultanenunaformaciónsocialarticuladoradeproducción de sentidos y de formación
alternativadesujetosalrededorde
loculturalylopolítico,queterminanplasm ándoseensusterritorios
com opolíticasculturalesempeñadas en lograr que la comunidadse
congregue “alrededor de la vida
mism a”.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Por tanto, es en el campo de las económicas e incluso bajo las con- través de este dispositivo occidenmediaciones culturales, que entra- diciones de la calculada guerra con- tal de intentar “escribir el mundo”,
ña una confrontación permanente tra la sociedad civil y sus valiosos que Michel de Certeau plantea
por la significación en lo local, y no territorios, puede juntarse con quie- como la matriz fundamental de la
en el mayor o menor uso o apropia- nes hasta ahora comienzan a apos- constitución de las ciencias sociación de los dispositivos técnicos, tarle a producir audiovisualmente les (1999: 203-204).
donde mejor se podría ubicar sus para dar cuenta de sus políticas de
prácticas culturales social-comuni- lugar y de cómo pueden remozar sus
Desde nuestras apuestas, las
tarias, ya que esta cuestión cultural prácticas culturales (Informe Téc- prácticas sociales son estructuras
del reconocimiento social encuen- nico: 2008: 9-12).
simbólicas de significación de la
tra vías de expresión y proagencia social que conducción en términos de
juntan representaciones,
comunicación y lo eduafectos y deseos organicativo, a través de práctizados como modos situacas formativas, artísticas y
dos de producción de
lúdico-creativas que
saber que no son, ni toatienden y buscan resolver
talmente reflexivos, ni forproblemas prioritarios de
malmente racionales, ni
las gentes, tales como la
arraigados en “mentes inatención preescolar, la aldividuales”, por tanto,
fabetización de adultos, la
son difícilmente textuacualificación artística de
lizables, incluso con ayuniños y jóvenes, la producda de los dispositivos de
ción audiovisual y la búsregistro audiovisual. ¿Enqueda de alternativas al
tonces qué sentido tiene
desplazamiento forzado,
esta investigación sobre
desde discursos tan dilas prácticas culturales
símiles como los derechos
con colectivos sociales?
humanos, la participación
y la corresponsabilidad
Retomando esa reciudadana, celebraciones
flexión de Certeau, Orfestivas por la vida, la
tega (2004) indaga por la
recuperación del espacio
razón de ser de la invesLa violencia en Colombia. Foto Universidad Nacional de Colombia,
público, la formación de
tigación social en el país:
Fondo Jorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico.
públicos y la apreciación
por la relación de las inscinematográfica.
Al plantear que este tipo de tituciones que la albergan y la susprácticas intelectuales ya existían, tentan con sus resultados –¿por
De otra parte, el estudio puso de y lo siguen haciendo, con dinámicas qué, por ejemplo, ciertos sujetos sopresente, que la formación audio- propias, afirmamos que investiga- ciales (mujeres, niños, grupos
visual que demandan los colectivos tivamente no quisimos operar des- étnicos) pocas veces ocupan un
sociales para desarrollar el campo C- de el imaginario universitario que lugar protagónico en las investigaE, puede no sólo ser surtida por los inicia con un desconocimiento de ta- ciones sociales?–; por los temas gesaberes universitarios y las especia- les prácticas, historias y contextos nerales que se proponen –¿qué
lidades técnico-disciplinares, sino de desenvolvimiento, continúa consecuencias tiene enfocar casi
que los desarrollos comunicativo- con un re-conocimiento mediante exclusivamente las maneras como
educativos de numerosas experien- estas interacciones entre la Uni- la sociedad se degrada en ciclos de
cias locales, alcanzados en muy versidad y los colectivos sociales y violencia cada vez más complejos y
distintos lugares de la geografía na- finaliza con la validación de su co- ponerle tan poca atención a los
cional, en medio de las dificultades nocimiento como “decantado”, a modos como cotidianamente el
ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO,
PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD
N Ó M A D A S
105
colombiano establece lazos de solidaridad?– y por la autoridad y función social que ésta tiene –¿qué
tipo de autoridad interpretativa retiene al sujeto estudiado (por ejemplo, los desplazados) en relación con
el científico social que lleva a cabo
la investigación? ¿Cómo determina
esa relación las políticas recomendadas por los investigadores e
implementadas por los administradores?... (Ortega, 2004: 29)–.
Prácticas intelectuales
Estos interrogantes por el sentido de la investigación social nos
condujeron a la idea de prácticas
intelectuales propuesta por Mato
(2002), con la que critica y cuestiona el lugar común que equipara
la intelectualidad con lo académico, la investigación, el saber o el
periodismo, y que se cimenta sobre la hegemonía de la institución
universitaria, la industria editorial
y la producción escrita indexada
bajo los cánones de la productividad de la bibliometría, donde se
traducen, en parte, las políticas
modernizantes y de internacio nalización de la ciencia y de
normalización de la investigación
agenciadas a través de redes sociotécnicas. Lo que busca resaltar
este concepto es la multiplicidad
de prácticas de cultura y poder
que no se circunscriben o relacionan con la Universidad, como las
que desarrollan las agencias gubernamentales, ONG y movimientos
sociales feministas, indígenas,
afros, artísticos, culturales, de
creación y comunicación, de derechos humanos; asociadas con el
diseño de políticas públicas, de defensa de los derechos de personas
con orientaciones sexuales social106
N Ó M A D A S
mente discriminadas, etc., donde
también se produce un trabajo reflexivo, de conceptualización, de
análisis para la intervención pero
sin que necesariamente estén
orientadas a producir escritos, sino
a otras formas de acción impulsoras
del cambio social. Tales prácticas
de cultura y poder articulan lo cultural (simbólico social) con lo político, y lo político (las relaciones
de poder) con lo cultural, sin asumir la forma de “estudios”, pero
desarrollando formas de producción de conocimientos y saberes
que, o bien lo hacen “dentro y fuera” de las prácticas académicas, o
bien transgrediendo esas fronteras
sin ceder tampoco a sus trazados
interdisciplinarios o a los que desarrollan otros contextos institucionales distintos a la academia.
Es una separación academi cista entre intelectuales y practicantes la que sugiere que los
académicos funcionarían reflexivamente mientras los no-académicos
sólo en términos de prácticas, y la
que permitiría distinguir entre un
“adentro” y un “afuera” universitario. Así se profundiza una división del trabajo sobre las prácticas
intelectuales, deslegitimando e
invisibilizando las de los movimientos y organizaciones sociales y las
prácticas universitarias interesadas
en ensayar formas de mutua colaboración intercultural con los actores sociales. Subyace a esa
pretensión una presunción cientificista que busca perseverar no sólo
en la disciplinarización y profesionalización del conocimiento, sino
en la prerrogativa moderna de la
fiscalización de la legitimidad de
tal conocimiento, distinguiendo
tajantemente entre la episteme y la
doxa, y suponiendo que entre ma-
yor sea la brecha entre sujeto y
objeto, mayor será la neutralidad
y la objetividad.
Castro-Gómez (2007) muestra
que en realidad se trata de una herencia colonial arrastrada por la Universidad latinoamericana con la que
reproduce una mirada de mundo que
contribuye a reforzar la hegemonía
del modelo epistémico desplegado por
la modernidad occidental, donde la
certeza del conocimiento científico
sólo es posible en la medida en que
se asienta en una mirada panóptica,
en un punto de observación inobservado, previo a la experiencia, que pretende hacerse un punto de vista sobre
los demás puntos de vista y que se
materializó en la institucionalización
de dos modelos de Universidad y de
función social del conocimiento hoy
en crisis: las ciencias y las humanidades y la afirmación de la educación superior como el lugar privilegiado
de producción de conocimientos que favorece el progreso moral de la humanidad entera y la realización empírica
detalmoralidad7 .
Mato también reconoce que la
teorización de Bourdieu influyó sobre su noción de prácticas, en la
medida en que cualquier actor
(académico o no) es consciente
sólo a medias de lo que hace, siendo otra característica relevante,
haber aprendido a hacer lo permitido por las instituciones y transgredir
con cautela los límites establecidos.
Así resalta “la asociación ‘automática’ (inconsciente, acríticamente
reflexionada) de la idea de ‘intelectual’ asimilada a la de investigación y/o de escritura ensayística,
aconsejando la reflexividad acerca
de la existencia e importancia de
una gran variedad de formas que
asumen las ‘prácticas intelectuales’,
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
es decir aquello que los intelectuales hacen/mos” (Mato, ob. cit.: 25).
Reflexividad
Tampoco es una simple conciencia
o actividad calculante y razonante
para producir adaptaciones más finas a la realidad, porque esa vía representaría solamente un medio
para la expansión de los mecanismos de control que encadenan a los
sujetos a los modos de
gobierno, a la individualización y a la normalización, sino la posibilidad de
que la propia actividad
del sujeto se vuelva objeto de explicitación para
captarse como actividad
actuante.
Para concluir, abordaremos de
Creemos que estos procesos manera más amplia esta noción con
interpelantes de la reflexividad la que abrimos una cierta manera
puestos a operar en una lógica de de analizar el fenómeno de las prácco-investigación con colectivos ticas culturales. Apoyados en Cassociales interesados en
constituir políticas de
lugar, puede producir un
trabajo de mutua in tervención entre practicantes intelectuales
universitarios y comunitarios, lo que no excluye
que haya practicantes
endurecidamente irreflexivos, o meros teóricos
Todo esto presupone
o meros activistas, en
una imaginación radiambos lugares. Este tipo
cal como fuente de creade trabajo está fuerteción, donde la puesta
mente atravesado por la
en cuestión de sí mismo
presencia de lo femeniy de lo inventado como
no, las distancias étforma, determinaciones
nicas, la experiencia,
y lógicas que organizan
trayectoria y posiciones
las acciones colectivas,
políticas diferenciales de
sólo es posible por prolos miembros y organicesos de escisión y de
zaciones, sus modos de
oposición frente a lo insfuncionamiento –por
tituido, por tanto, de la
momentos–, las expecpuesta en cuestión de
tativas e intereses dislas instituciones en tanpares puestos en juego,
to que significaciones
los desencuentros y luimaginarias históricochas de poder entre
sociales. Esto implica
Desplazados por la violencia en Colombia. Foto Universidad Nacional de Colombia,
personas y círculos, la
que el saber relacionaFondo Jorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico.
vacilación y la caída
do con el hacer siemdel deseo ante las dificultades de toriadis (2004), entendemos que la pre es fragmentario y por elucidar,
ejecución, el papel central y mar- reflexividad no se reduce a una lo que demanda una capacidad de
ginal a la vez de las nuevas genera- autorreferencialidad del pensa- acción deliberada y de la imagiciones, los líos con la gestión miento y de la subjetividad que nos nación como fuente de creación
administrativa universitaria, etc. permitiría mayores procesos de de otros mundos y sentidos, que
Todos problemas y situaciones difí- explicitación de los saberes que ya tras ciertos periodos, deberán ser
cilmente comprensibles, conci- se saben y, por lo tanto, procesos de demolidos por renovados procesos
liables o re solubles en el corto acompañamiento y co-construcción de problematización e institucionatiempo, y menos explicables única- de los saberes o de reducción de las lización, es decir, una generación
mente desde los sistemas contin- ambigüedades características del permanente de conocimientos,
gentes de interpre tación de los lenguaje como se lo han propuesto subjetividades y sentido de los
actores universitarios.
las perspectivas hermenéuticas. lugares.
ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO,
PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD
N Ó M A D A S
107
Otros principios relevantes
identificados en el trabajo de Munévar (2004) en este modo crítico
de interrogación de la reflexi vidad, es que posee dos polos de
significación complejos relacio nados con el orden simbólicocreativo: para representar acciones
y formular valores, intereses y deseos, y una capacidad de aprehender la realidad a través de la
sensibilidad y la experiencia a partir de historiar las interacciones
asépticas sujeto-objeto en pro de
reconocer la diversidad (42-43).
La vocación crítica de la reflexividad permite entender cómo las
prácticas intelectuales puestas a funcionar como estrategias de coinvestigación llevan a una redefinición de
los modos de conocer y de vivir el
conocimiento, al tiempo que interrogan a quienes investigan como
parte de tal proceso. Cuando se examina la propia experiencia se incita
a los actores a la retrospección, y a
que en las actividades de atención,
percepción imaginación, razonamiento y emoción que subyacen a
las prácticas, emerjan aspectos analíticos activadores de lo individual
y lo colectivo que encaminan subsiguientes prácticas sociales.
La consecuencia inmediata de
la reflexividad en la acción social
es un acto de interrogación cuestionador de los sistemas de interpretación que brinda apertura hacia la
presencia y matices de la otredad,
sin que pueda olvidarse que la
reflexividad también se torna resistencia para dejar escuchar las voces
transgresoras de las interacciones
sociales cuando se trata de culturas
atravesadas por lógicas sostenidas en
principios estáticos, pero esas expresiones de resistencia constituyen
108
N Ó M A D A S
luchas entre los efectos del poder
social y el individualismo que sirven
de límites y limitaciones para aquellos sectores sociales que se oponen
a las formas de dominación étnica,
social, religiosa, de género, ante la
jerarquización o burocratización, la
disciplinariedad del conocimiento,
la explotación colectiva; o para posturas conscientes donde encontrar
un arraigo para la propia identidad
(Munévar, 2004: 43-45).
Además de las vertientes teóricas cognitiva, estética y hermenéutica que dan cuenta de manera
abstracta de la reflexividad, Munévar reseña una cuarta vertiente estético-expresiva que yendo más allá
de lo meramente cognitivo, racional-ilustrado y de lo estrictamente
normativo, y de construir ciertas formas interpretativas tanto del mundo social como del self, ¿puede
constituir un momento de la estética o de las fuentes estéticas del self
“reflexivas”? que:
Aunque suelen aparecer activamente en la producción y en el consumo, sirven para enarbolar su
poder de crítica en cuanto fundamento de espacios posibles de
transformación histórica, social y
personal” (Ibíd.: 48).
Este útil panorama nos acerca a
comprender que la trayectoria de las
apuestas culturales en los colectivos
de coinvestigación además de mostrar una preocupación por la creación de nuevas formas de vida
social, implican también un desarrollo de procesos de lo sensible-estético que actúan políticamente por
vías artísticas. Y que su afianzamiento-en-lugares, por un trabajo reticular con otras organizaciones, también
busca fraguar imaginarios culturales
como el de la Red de comunicadores
sociales en la región de Los Montes de
María (de los departamentos de Bolívar y Sucre) que no olvidan que el
esclavo negro Benkos (Domingo)
Biojó encabezó la insurrección cimarrona contra los españoles en Colombia en 1600 estableciendo en esta
región el palenque La Matuna como
el “primer pueblo libre de América”
(Arrázola, 1970); o las apuestas de
la Red de Eventos Culturales de San
Cristóbal por resignificar la localidad
en función de la actividad cultural
–y más recientemente por un sector
de esa Red–, por resaltar la importancia del río Fucha que atraviesa
once localidades de Bogotá, por lo
que su contaminación constituye un
gran riesgo para la estructura
ecológica de la capital.
Hay mucho por hacer a través
de experiencias de co-investigación
entre la Universidad y los colectivos sociales, otro país para pensar y
todo un campo de proyectos mancomunados que emprender. Tal vez
por la manera cuidadosa y respetuosa
con que procedimos con las prácticas y formas de organización del
Colectivo de Comunicaciones es
que ellos decidieron instituir un semillero de investigación con los jóvenes responsables del trabajo con
niños y niñas en comunicación-educación de los barrios de El Carmen
de Bolívar; que AVESOL emprendió una sistematización institucional
del impacto social de sus últimos 18
años de trabajo educativo-cultural
en el barrio Atenas; y que Promotora
Cultural decidió replantear su accionar de veinticuatro años en el
barrio San Vicente involucrando la
perspectiva del campo comunicación-educación como forma de articular sus prácticas políticas y
culturales; y que además, estos dos
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
colectivos, junto con otras tres organizaciones de la Red de Eventos
Culturales estén formulando el proyecto colectivo de investigación
“Identidad territorial del Fucha”
como forma de ampliar su trabajo de
gestión cultural a otros barrios de la
localidad de San Cristóbal.
Esto muestra que las prácticas
intelectuales interesadas en imaginar y crear otros mundos y conocimientos afianzados en lugar, también
precisan de un trabajo investigativo
sistemático sobre lo local como parte de sus prácticas socioculturales y
donde la reflexividad , entendida
como capacidad de actividad crítica, deliberante e instituyente, sirva
para reinventar el accionar de las
organizaciones y el propio oficio artesano de investigar con el otro.
presencia curiosa, por lo que “reclama
la reflexión crítica de cada uno sobre el
acto mismo de conocer, por el cual se
reconoce conociendo y, al reconocerse
así, percibe el ‘cómo’ de su conocer y
los condicionamientos a que está sometido su acto” (1973: 28) y la
potenciación de sus capacidades de invención y reinvención sobre lo aprendido-aprehendido para producir transformaciones sociales realmente necesarias y significativas para sus contextos histórico-sociales. La invasión cultural de tales programas respecto de fenómenos como la siembra, cosecha,
erosión o reforestación involucran una
colonización del pensamiento, compuesto de actitudes, valores, saberes,
percepciones mágicas y cosmovisiones
respecto de la naturaleza, la religión, la
sociedad, etc.
3
Citas
1
Cfr. el editorial de la revista Nómadas No.
5, y el artículo de Humberto Cubides y
Carlos Valderrama (1996) “Comunicación-Educación: algunas propuestas
investigativas”.
2
Freire analizó cómo la “extensión educativa” agenciada por los técnicos agrícolas que realizaban programas de “reforma agraria” entre el campesinado latinoamericano se convirtió en una
forma de agenciar el imaginario modernizante del desarrollo a través de procesos de dominación y domesticación,
transmisionistas, mesiánicos, meca nicistas y manipuladores puesto que
obran como una estrategia para normalizar una parte del mundo considerada inferior a partir de la cosificación
del otro. Tal persuasión propagandística es antagónica a los procesos de comunicación y educación liberadores, en
la medida en que el conocimiento no
es un acto donde el sujeto pueda ser
convertido en objeto para recibir pasivamente los contenidos impuestos por
el saber experto, si no es negando su
ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO,
Sin ser exhaustivos, pueden citarse aquí
los trabajos de grado de la Especialización en Comunicación-Educación de
Diana Díaz Soto y Aura Patricia Orozco
(“Madres comunitarias y televisión: una
aproximación a las mediaciones”, 2000)
integrantes del Proyecto de Comunicación para la Infancia (PCIN), quienes
acompañaron el fortalecimiento de un
sinnúmero de experiencias de comunicación, especialmente de programas radiales dirigidos a la población infantil
en el país, y organizaron el Movimiento
Nacional de Niñez y Comunicación para
promover el desarrollo social, cultural y
educativo de la infancia dando a conocer nuestras diferencias étnicas y culturales. Por ellas se conocieron las apuestas del Colectivo de Comunicaciones,
que desde 1994 desarrolla un proyecto
de periodismo social en medio del conflicto armado en El Carmen de Bolívar
y algunos municipios de los departamentos de Bolívar y Sucre, con el fin de
posicionar a niños, niñas y mujeres como
protagonistas activos de los proyectos
de desarrollo comunitario, recuperar las
identidades locales y culturales y despertar una conciencia del entorno local
desarrollando y legitimando medios alternativos, como la prensa, la radio, los
altoparlantes o la televisión ( Rodríguez,
2008: 23-24).
Las tesis de las maestras del CED Nueva
Delhi e integrantes del Colectivo Tertulia Pedagógica, zona 4E, Luz Ángela de
Castro de los Ríos (Procesos comunica-
PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD
tivos en el Carnaval Soloriental, 2000) y
Ruby Stella García Mateus (El Carnaval Soloriental, un proyecto de transversalidad curricular, 2004), permitió saber
del proyecto Carnaval Soloriental. Una
apuesta por la vida nacido en el marco
del Movimiento Pedagógico impulsado
por FECODE en la década del ochenta,
y que se realiza en varias escuelas de la
parte alta de las localidades de Usme y
San Cristóbal. La interacción sostenida con esa experiencia nos llevó a interesarnos por saber de la Red de Eventos
Culturales, de la cual forma parte esta
propuesta de construir anualmente una
parte del currículo alrededor de un tema
que terminará estructurando el carnaval de cada año.
Gracias al trabajo de Clara Victoria Meza
Maya y Pilar Marín (Recuperación de la
memoria oral como dinámica de fortalecimiento de la identidad local. Caso resguardo indígena de Chía, 2003), establecimos contacto y negociamos un posible
trabajo conjunto con el Resguardo Indígena de Fonquetá y Cerca de la Piedra
(comunidad muisca del municipio de
Chía). Junto con esta organización y
con la Corporación Centro de Promoción
y Cultura (CPC) del barrio Britalia,
AVESOL del barrio Atenas y Promotora
Cultural del barrio San Vicente, se
estructuró la propuesta de investigación
“Saberes, prácticas y políticas de lugar, en
tres experiencias de Bogotá y Cundinamarca” que fue presentado a la convocatoria de Colciencias de 2006, pero no
resultó aprobada.
4
Para Laclau (1996), es un significante
sin significado, simplemente una secuencia de sonidos, pero que continúa siendo
parte integral de un sistema de significación; lo que pone en evidencia la contingencia de toda identidad y la imposibilidad de su constitución plena, o que
cualquier identidad pueda vaciarse de
contenido manteniendo su continuidad
como puro nombre por operaciones
hegemónicas que clausuran los espacios
sociales de significación, siendo tal cierre
provisorio, hasta que una nueva articulación hegemónica la subvierta.
5
Como aclara Clemencia Rodríguez (ob.
cit.): “Aceptar que estas iniciativas son
para contrarrestar la guerra querría decir
que su razón de ser es la guerra misma.
Por el contrario, es mucho más significa-
N Ó M A D A S
109
tivo abrir un espacio social y cultural donde las cosas pasan y la gente se encuentra
a pesar de la guerra, al margen de la guerra, a espaldas de la guerra” (10).
6
7
“Con relación a eso también [la producción de conocimiento], nosotros
desde nuestras apuestas estábamos muy
escépticos frente a lo académico, porque siempre en muchas investigaciones
que hicieron, siempre llegaba el investigador hacía su trabajo y a nosotros no
nos quedaba nada. Un caso particular
fue una investigación que hicieron, o
están haciendo, no sé, sobre “inteligencias múltiples” con nosotros, y todavía
no hemos conocido ni la primera línea
de lo que pasó, los resultados o lo que
vieron. O sea, que está investigación nos
permitió acercarnos a lo que dice Leo, a
lo académico, pero desde otro lente, desde otro punto, y eso es una ganancia
tanto para la academia como para nosotros como grupo social”. (Intervención
de José Luis Oviedo, realizador audiovisual del Colectivo de Comunicaciones en el “Seminario interno del
IESCO”, 28 de marzo de 2008).
Este panorama puede complejizarse más
aún si se tiene en cuenta que la crisis de
la Universidad tras la mundialización capitalista, entroncó la producción de
conocimiento con los imperativos
neoliberales del libre mercado, extraviando la condición reflexiva de la academia
sobre sus métodos, pero ante todo, sobre la elucidación crítica y deliberante
de sus elecciones epistémicas y éticopolíticas, como por el tipo de formas y
productos empleados para la socialización de resultados de la investigación,
en nada separables del tipo de interacción social que sostiene o aspirarían a
sostener las universidades con los actores sociales y con los problemas sociales
contemporáneos.
Bibliografía
ÁLVAREZ, Sonia; Evelina Dagnino y
Arturo Escobar, 2001, “Introducción:
lo cultural y lo político en los movimientos sociales latinoamericanos”,
en: Política cultural & cultura política:
110
N Ó M A D A S
una nueva mirada sobre los movimientos sociales latinoamericanos, Bogotá,
Taurus.
ANDERSON, Benedict, 1993, Comunidades
imaginadas. Reflexiones sobre el origen y
la difusión del nacionalismo, México, Fondo de Cultura Económica.
ARRÁZOLA, Roberto, 1970, Palenque, primer pueblo libre de América, Cartagena,
Hernández.
BADIOU, Alain, 2004, “Entrevista de Héctor
Pavón”, en: Revista Ñ, Buenos Aires, El
Clarín, 23 de octubre, disponible en:
<http://www.revistaenie.clarin.com/notas/2007/12/04/01556708.html>, consultado en mayo de 2008.
________, 2005a, “El ‘postdesarrollo’ como
concepto y práctica social”, en: Daniel
Mato (coord.), Políticas de economía, ambiente y sociedad en tiempos de globalización, Caracas, Universidad Central de
Venezuela - Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.
_________, 2005b, Más allá del Tercer
Mundo. Globalización y diferencia, Bogotá, Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH/Universidad del Cauca.
GARZÓN, María Juliana, 2008, “Retando las
geografías de terror: estrategias culturales
para la construcción del lugar”, en: Nómadas, No. 28, Bogotá, Universidad Central - IESCO.
BOTOMÉ, Silvio, 1996, Pesquisa alienada e
ensino alienante: o equívoco da extensão
universitária, Petrópolis, Vozes.
FREIRE, Paulo, 1973 [1998], ¿Extensión o
comunicación?: la concientización en el
medio rural, Buenos Aires, Siglo XXI.
CASTORIADIS, Cornelius, 2004, Sujeto y
verdad en el mundo histórico-social. Seminarios 1986-1987, Buenos Aires, Fondo
de Cultura Económica.
HUERGO, Jorge, 2001, “La popularización
de la ciencia y la tecnología: interpelaciones desde la comunicación”, en: Seminario Latinoamericano Estrategias para
la Formación de Popularizadores en Ciencia y Tecnología, Red-POP 11años 19902001. Cono Sur. La Plata, 14-17 de mayo,
disponible en: <www.redpop.org/publicaciones/lapopularizacion.html>, consultado en octubre de 2006.
CASTRO-GÓMEZ, Santiago, 2007, “Decolonizar la universidad. La hybris del punto cero y el diálogo de saberes”, en: Santiago Castro-Gómez, y Ramón Grosfoguel
(eds.), El giro decolonial: reflexiones para
una diversidad epistémica más allá del capitalismo global, Bogotá, Universidad Central – IESCO/Siglo del Hombre.
CUBIDES, H. y C. Valderrama, 1996, “Comunicación-Educación: algunas propuestas investigativas”, en: Nómadas, No.
5, Bogotá, Universidad Central – DIUC.
DE CERTEAU, Michel, 1999, La escritura de
la historia, México, Universidad Iberoamericana -Departamento de Historia.
ILLICH, Iván, 1985, La convivencialidad,
México, Joaquín Mortiz/Planeta.
LACLAU, Ernesto, 1996, Emancipación y diferencia, Buenos Aires, Ariel.
MARTÍN-BARBERO, Jesús, 2003, Oficio de
cartógrafo. Travesías latinoamericanas de
la comunicación en la cultura, México,
Fondo de Cultura Económica.
DELEUZE, Gilles y Michel Foucault, 2000,
“Un diálogo sobre el poder”, en: Michel
Foucault, Un diálogo sobre el poder, Madrid, Alianza.
MATO, Daniel (comp.), 2002, Estudios y otras
prácticas intelectuales latinoamericanas en
cultura y poder, Caracas, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales,
CLACSO.
ESCOBAR, Arturo, 1997, “Imaginando un
futuro: pensamiento crítico, desarrollo y
movimientos sociales”, en: Margarita
López-Maya (ed.), Desarrollo y democracia, Caracas, Nueva Sociedad.
MUNÉVAR, Dora, 2004, Poder y género en
el trabajo académico: considerados para reconocer sus intersecciones desde la
reflexividad, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia - Facultad de Medicina.
________ y Wendy Hartcourt, 2002, “Mujeres y política de lugar”, en: Desarrollo,
Roma, Sociedad Internacional para el
Desarrollo-SID, No. 45, marzo.
ORTEGA, Francisco, 2004, “Aventuras de
una heterología fantasmal”, en: La irrupción de lo impensado: Cátedra de estudios
culturales Michel de Certeau, Bogotá,
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Pontificia Universidad Javeriana - Instituto Pensar.
OSLENDER, Ulrich, 2000. “Especializando resistencia: perspectivas de ‘espacio’ y ‘lugar’ en las investigaciones de
movimientos sociales”, en: Eduardo
Restrepo y María Victoria Uribe (eds.).,
Antropologías transeúntes, Bogotá, Ins-
tituto Colombiano de Antropología e
Historia, ICANH, disponible en:
<http://www.lablaa.org/blaavirtual/
geografia/osle/3.htm>, consultado en
marzo de 2008.
RODRÍGUEZ, Clemencia (ed.), 2008,
“Construyendo país desde lo pequeñito.
Comunicación ciudadana en Montes de
ESPITIA V ÁSQUEZ, U. I.: PRODUCCIÓN DE CONOCIMIENTO,
PRÁCTICAS INTELECTUALES Y REFLEXIVIDAD
María”, en: Lo que le vamos quitando a la
guerra (medios ciudadanos en contextos de
conflicto armado en Colombia), Bogotá,
Centro de Competencia en Comunicación para América Latina/Fundación
Friedrich Ebert Stiftung (FESCOL).
YÚDICE, George y Toby Miller, 2004, Política cultural, Barcelona, Gedisa.
N Ó M A D A S
111
Coinvestigación:
organizaciones populares y
nuevas prácticas de saber*
[email protected] • PÁGS.: 112-127
Carlos Eduardo Valenzuela Echeverri**
El presente artículo es la sistematización de una serie de reflexiones en relación con el conjunto de retos, desafíos,
responsabilidades y compromisos que supone para el investigador social hoy asumir un enfoque epistemológico que propende
esencialmente por aceptar al “otro” de la investigación como a un igual, lo cual conlleva hablar de procesos de “coinvestigación”
en los que tienen un papel preponderante el diálogo de saberes y el campo de la Comunicación-Educación.
Palabras clave: coinvestigación, diálogo de saberes, etnografía, comunicación-educación, organizaciones sociales, prácticas
intelectuales.
O presente artigo é a sistematização de uma série de reflexões em relação ao conjunto de retos, desafios, responsabilidades e compromissos que supõe para o pesquisador social hoje assumir um enfoque epistemológico que sugere
essencialmente aceitar o “outro” da pesquisa como igual, no qual convém falar dos processos de “co pesquisa” nos que têm
um papel preponderante no diálogo dos saberes e no campo da Comunicação-Educacional.
Palavras-chaves: co pesquisa, diálogo dos saberes, etnografia, comunicação-educacional, organizações sociais, práticas
intelectuais.
This article gathers systematically reflections concerning the challenges, duties and commitments that social researchers
face, in order to acknowledge in their epistemologically approach the “other” as a peer. This leads to talk about “coinvestigation” processes in which the “dialog with others’ knowledge” and the Communication-Education field have outstanding
roles.
Keywords: co-investigation, knowledge dialog, ethnography, communication-education, social organizations, intellectual
praxis.
ORIGINAL RECIBIDO: 11-VII-2008 – ACEPTADO:18-IX-2008
*
Este artículo se deriva de la investigación “Gestión cultural y políticas de
lugar: enfoques alternativos al desarrollo”, llevada a cabo por el Instituto de
Estudios Sociales Contemporáneos de la Universidad Central, IESCO, y
cofinanciada por Colciencias.
** Psicopedagogo, Especialista en Comunicación-Educación. Docente de la
Universidad Pedagógica Nacional. Premio Nacional de Educación Francisca Radke 2007-2008, Bogotá, Colombia. E-mail: [email protected]
112
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
E
l primer obstáculo que tuve
que zanjar para producir el presente artículo fue una molesta línea
roja que aparecía debajo de la palabra “coinvestigación” cada vez
que la escribía en el computador,
indicando vaguedad, anomalía,
error. Sabía de antemano que agregar la palabreja al diccionario, pese
a solucionarme el fastidioso asunto
de la rayita carmesí, no resolvería
la ansiedad que me empezó a suscitar el hecho. No obstante, lo hice.
Terminé por convertir en indicio la
ausencia.
nocí, dialogué y trabajé con tres organizaciones populares de reconocida trayectoria cultural en
Bogotá (Corporación Promotora
Cultural Zuro-Riente, Asociación
Vecinos Solidarios, AVESOL y la
región de Los Montes de María en
el departamento de Bolívar, Colectivo de Comunicación de
Montes de María Línea 21 –en
adelante CCMMa–).
Si bien no es objeto de este artículo reseñar lo que fue el desarrollo
Aunque el término
en cuestión de allí en
adelante apareció sin
mácula, la sospecha
nunca cesó. Creo más
bien que fue agudizándose. Pude haber incorporado fácilmente la
palabra coinvestigación
al glosario de mi ordenador pero lejos estaba
yo de haberla apropiado.
para explicar su objeto, acude a otra
fuente para tratar de comprender-lo:
la narrativa.
Así, podríamos decir que, siguiendo a Morin (1998), el carácter de algunos de los planteamientos
aquí esgrimidos es, en muy buena
medida, “poético”, pues, recurro
ocasionalmente a la narración para
hablar acerca de mi experiencia en
el ámbito de la investigación social,
un campo que suele describirse desde el “prosaísmo” de la racionalidad,
cuyo lenguaje empíricotécnico tiende a objetivar aquello de lo cual
da cuenta.
Por lo tanto, si, como
decía Pessoa (Pessoa cit.
Morin, 1998), somos habitados por dos seres: el
lógico y el ilógico, probablemente este último es
quien lleva la voz cantante en este escrito, mientras el primero sólo hace
las veces de coro, un coro
Poco a poco fui adviratravesado por muy divertiendo la magnitud de
sas voces que van desde el
esta anécdota, pues, grasocio-construccionismo
armas en el campo colombiano. Foto Universidad Nacional de Colombia,
cias a ella, no sólo obtuve Levantados en Fondo
(Ibáñez) y la ComunicaJorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico.
un pretexto para comención-Educación (Martínzar a escribir, cuestión nada baladí, general de dicha investigación, sí se Barbero; Huergo) hasta los estudios
sino que además me sirvió para intro- sirve de ella con el propósito funda- culturales latinoamericanos (Mato;
ducir la discusión sobre el tema de la mental de ofrecer algunos elementos Castro-Gómez) y la epistemología sicoinvestigación, partiendo justamente de juicio que contribuyan a pro- tuada del feminismo (Haraway; Foxde las inquietudes que dicho concepto blematizar el campo de la coin- Keller), pasando por la etnografía
genera en quienes lo escuchan por vestigación a nivel ontológico, (Guber) y el psicoanálisis (Bustamante;
primera vez.
epistemológico y metodológico. Su- Beillerot).
mado a ello, el presente escrito deriAsí pues, hallará el lector que va también del deseo de hacer
En ese orden de ideas, el escrilo restante no es más que un inten- explícita una mirada respecto de la to alude, en primer lugar, a la comto por familiarizarle con algunas práctica de la investigación social que plejidad que reviste todo ejercicio
consideraciones acerca de lo que no colinda con pretensiones totaliza- investigativo cuando de observar la
significó para mí coinvestigar en el doras y academicistas. Una mirada realidad se trata. Asunto cuyas
marco de un proyecto de investiga- que, en vez de hurgar con anteojeras tensiones se hacen aún más evidención social en virtud del cual co- en los anaqueles del cientificismo1 tes en un trabajo etnográfico que
V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES
POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER
N Ó M A D A S
113
asume al otro de la investigación
como igual y, en consecuencia, busca definir con él lo que es la realidad y el conocimiento. En segundo
lugar, destaca los aportes hechos por
el campo de la Comunicación-Educación tanto a las prácticas de las
organizaciones populares como al
ejercicio coinvestigativo, en la
medida en que encausó su desarrollo y tradujo en la práctica su
potencial metodológico. Y, finalmente, como corolario de lo anterior, en el tercer apartado expone
una serie de puntos de discusión
alrededor de lo que entraña la acción de investigar con otro/s en
clave dialógica.
Ahora bien, en la medida en
que la investigación de corte etnográfico, como afirma Alejandro
Grimson (2002: 71), “implica establecer diálogos entre conceptos y
sucesos”, continuaré empleando el
relato para plasmar mis reflexiones
sobre la coinvestigación.
Del observar, una
acción mediada por la
subjetividad
Me dirás, acaso:
“¿Estás seguro de que esa leyenda
es la verdadera?” Pero, ¿qué importa
lo que pueda ser la realidad fuera de
mí, si esa leyenda me ayuda a vivir,
a sentir que existo, a sentir lo que soy?
Charles Baudelaire
En los Montes de María2, una
mañana de marzo del 2007, el
municipio de El Carmen de Bolívar
atestiguó un encuentro entre los
investigadores del IESCO y el
CCMMa. Rememoro dicha reunión
en primera instancia, por cuanto lo
conversado aquel día con las coinvestigadoras monte-marianas Car114
N Ó M A D A S
men Pacheco y Soraya Bayuelo acerca de la realización audiovisual y sus
complejidades, me condujo a pensar súbitamente en las singularidades del ejercicio investigativo.
La reflexión de aquel momento
giró alrededor del grado de objetividad necesario en la producción de
un audiovisual cuyo propósito estribaba en “representar” la realidad. Fin
que no pocas veces, solapadamente,
dicho sea de paso, se le atribuye también a la investigación social.
Pese a no hacerlas explícitas,
varias preguntas me rondaron esa
mañana muy de cerca: ¿cómo das a
conocer algo sin que en ello medie
tu juicio o tu prejuicio, el cual, según Bufalino (1995), a veces tiene
más sustancia que el juicio mismo?
¿Qué garantía puedes ofrecer de
objetividad hoy, cuando sabes que
describir una situación es prácticamente construirla y definirla? Definitivamente qué difícil es ser uno
mismo y no ver sino lo visible, concluí en medio de la agitada charla
recordando en silencio el bello poema de Pessoa “Cuidador de rebaños”, que nunca olvido incluir en
mis clases sobre etnografía.
A medida que una de las coinvestigadoras del colectivo de comunicación, Carmen Pacheco,
refería al equipo del IESCO sus
valiosas consideraciones sobre el
asunto de la objetividad, no pude
evitar hacer una breve digresión,
a partir del socio-construccionismo3, acerca del tortuoso sino al
que nos sometemos todos los allí
reunidos como investigadores.
“¡Pensar es estar enfermo de los
ojos, es no comprender!” dice Pessoa.
En tal sentido, podríamos decir que
quien investiga es un desahuciado
que anhela en vano “ver” el mundo. Un ser que hace de todo cuanto
observa un misterio, como el rey
Midas, que convertía en oro todo
aquello que tocaba. Así las cosas, el
hombre sólo puede pensar el mundo, imaginarlo. No puede más que
traducirlo a partir siempre de una
interpretación que le sirva de cedazo para aprehenderlo, sea ésta de la
naturaleza que sea. Aprehende de
la realidad lo que sus preconceptos
le permiten (Bustamante, 2007). En
consecuencia, pensar en el sentido
último de las cosas, desde esta perspectiva, no sería más que un agregado, “como pensar en la salud o
llevar un vaso de agua a las fuentes” (Pessoa, 2000: 107).
En ese orden de ideas, el padecimiento de Midas ejemplifica muy
bien aquello a lo que el investigador, y todo “sujeto”, irremediablemente, se enfrenta cuando pretende
conocer el mundo4. Un mundo que,
a pesar del dominio que sobre él ejercemos desde nuestra subjetividad,
no nos es posible captar. Somos incapaces, especialmente en nuestra
contemporaneidad, aun con todo lo
que sabemos acerca de nosotros mismos (o quizá por ello), de “ver”, de
“saber ver”, como diría Pessoa (2000:
131), “sin estar pensando, saber ver
cuando se ve, y no pensar cuando
se ve ni ver cuando se piensa”. Nos
es imposible abrirnos, siguiendo a
Trías (1996: 133),
a la comprensión de aquello que
proviene de fuera de la subjetividad, de aquellos mensajes, signos,
señales o portentos que proceden
del fuego del cielo y que no pueden ser anticipados, previstos, ni
programados por nuestro dominio
subjetivo del mundo.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Perdimos aquella familiaridad
con la cual los antiguos y los orientales “descifraban” el mundo5. Seres
cuya comprensión de aquello que
provenía de “fuera” era fecunda pero
inversamente proporcional a la que
tenían de sí mismos:
Podría decirse que en ellos la
gracia dominaba sobre la voluntad, imponiendo su oscura ley, o
el arcano de sus designios. En
cambio, el sujeto no se había
constituido todavía como sujeto capaz de captarse a sí mismo
y de fundar, a partir de esa
autocaptación (como la que, de
Descartes a Fichte, se instaura
como fundamento filosófico), la
expansión de esa unidad ori ginaria del Yo consigo en la
Voluntad transformadora del
mundo (Trías, 1996: 134).
Por eso, “tristes de nosotros que
traemos el alma vestida”, ataviada de
convenciones, teorías e ideas a partir de las cuales intentamos discernir
el mundo, verlo. Pero verlo implica,
según señala Pessoa (2000: 131),
un estudio profundo, un aprendizaje de desaprender y un secuestro en la libertad de aquel
convento del que los poetas dicen
que las estrellas son las monjas
eternas y las flores las penitentes
convencidas de un sólo día, pero
donde finalmente las estrellas no
son sino estrellas y las flores sino
flores. Y es por eso que les llamamos estrellas y flores.
¿Qué hacer entonces? ¿Cómo
enfrentarnos, en tanto investigadores, a ese desafío que llega de “fuera”, del mundo sentido, y nos pone,
revestidos de cuanto somos, “a trabajar sobre ello, a tratar de interpre-
tarlo…?” (Popper-Eccles cit. Martínez, sf: 23). Difícil renunciar a pensar, difícil entregarse a la eterna
novedad del mundo cuando en ello
media lo que somos y pensamos.
Durante mucho tiempo se nos instó
a prescindir de lo sensual en función
de lo racional. A morar en el significado que le atribuíamos a las cosas, insuflándoles personalidad.
Gracias a ello nos hemos habituado
ahora a “nombrar para creer”. Olvidamos que “las cosas son el único
sentido oculto de las cosas” (Pessoa,
2000: 143), en tanto no poseen
significado, sólo existencia, y, en
consecuencia, nos la pasamos bautizándolas para adjudicarles uno,
pero, ¿cuál?, ¿en virtud de qué criterio?, ¿sobre la base de qué principio?, de hecho, ¿quién o qué nos dijo
que había que advertirlo?, ¿a cuenta de qué?, ¿qué nos autorizó? Estas
preguntas resultan ética, filosófica
y políticamente insoslayables para
aquellos que, como nosotros, nos
disponemos a “nombrar” una realidad desde nuestras propias reflexividades, es decir, a investigar.
No sé si fue a causa del intenso
calor o el apetito que azuzaba ya mi
estómago, pero en ese momento una
extraña sensación de vacío me embargó. Lo expuesto para muchos,
aparentemente, no produjo mayores
preocupaciones a juzgar por las idas
y venidas constantes de buena parte de los convocados. Pensar en algo
así, supuse, era “como pensar en razones y fines cuando el principio de
la mañana está rayando, y por los
lados de los árboles un vago oro lustroso va perdiendo la oscuridad”
(Pessoa, 2000: 107). Hablar sobre
qué es la realidad y qué tan objetivos podemos ser al acceder a ella,
atraía menos que el delicioso suero
costeño dispuesto por las compañe-
V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES
ras montemarianas para el final de
la reunión. Y ello sí que resultaba
de una contundencia pasmosa.
Durante el almuerzo, aprecié
pensativo la magnitud del reto al cual
nos enfrentábamos como investigadores. Desafío que se triplicaba al
considerar la perspectiva metodológica refrendada desde un principio
por el estudio: la “coinvestigación”.
Erradicada la objetividad (entendida en términos de suponer una realidad “real”, independiente de la
actividad racional y ajena al lenguaje simbólico humano). Supeditados,
por lo tanto, al relativismo que de ello
derivaba, ¿quién podría arrogarse
ahora el derecho de negar o afirmar
algo acerca de lo investigado? Suficiente ilustración al respecto venía
ofreciendo ya lo discutido alrededor
del campo de la producción audiovisual, terreno en el que la objetividad
resulta imposible de obtener cuando
se pretende “dar cuenta” de la realidad, dado que son múltiples y diversos los aspectos que intervienen en
dicho propósito, empezando por los
propios sujetos involucrados.
No obstante, a pesar de estar advertidos del relativismo al que arroja
el socio-construccionismo, optamos
paradójicamente por acudir a la producción audiovisual y las nuevas tecnologías para asumir, desde el campo
de la Comunicación-Educación, el
reto metodológico de la coinvestigación y sus implicaciones.
Lectura de las
organizaciones y la coinvestigación en clave
comunicativo-educativa
Fueron esencialmente tres organizaciones populares las que, como
POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER
N Ó M A D A S
115
Clase del escultor Gustavo Arcila en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia, 1936.
Foto cortesía de Eduardo Arcila.
producto del carácter comunicativo-educativo que éstas le imprimen
a sus prácticas de gestión cultural,
atrajeron poderosamente la atención
de los investigadores del IESCO, a
saber: Colectivo de Comunicaciones
Montes de María Línea 21 (CCMMa),
Asociación de Vecinos Solidarios
(AVESOL) y Promotora Cultural
Zuro-Riente.
De allí que en la actualidad, los
Montes de María sean reconocidos
más, según Garzón, “por las cifras de
desplazamientos, asesinatos, secuestros y acciones de guerra que se producen en ellos [que] por las acciones
que cuestionan y retan las lógicas
del conflicto armado”, como aquellas realizadas justamente por el
CCMMa6.
La primera organización, CCMMa,
surge ya hace más de una década en
medio de una geografía de conflicto, la región de los Montes de María. Pese a estar rodeada de paisajes
exuberantes y gente “bacana”, esta
zona colombiana ha sido una de las
que más ha sufrido el fragor de la
guerra interna. Desde hace veinte
años, diversos grupos de terror vienen disputándose dicho territorio
por cuanto resulta estratégico “para
la movilización desde el centro del
país hasta su Costa Caribe” (Garzón,
2008: 184).
En el colectivo se está conformando una escuela de perdón y reconciliación porque se ha notado
que, hay una cosa tenaz que provoca todo esto de la guerra, que
es como, échele guerra a la guerra, échele más violencia a la violencia, que lo que se genera es un
odio creciente, o sea, si a mí me
mataron a alguien yo tengo que
buscar a los que me mataron ese
alguien pa matarlos también, o
pues es cuestión de venganza,
entonces pensando como en todo
eso, lo que se hace es como, se
116
N Ó M A D A S
está pensando como en un escuela
de perdón y reconciliación, y paralelo como a todo el proceso pedagógico con ellos se está también
trabajando todo eso (entrevista
con Carmen Pacheco, CCMMa,
2007).
Así pues, esta organización popular se ha interesado fundamentalmente por “reavivar” su territorio
“desde adentro”, lo cual la ha llevado a trabajar sistemáticamente, desde hace doce años, en función de
su comunidad, forjando tejido social
a través de proyectos de Comunicación-Educación diversos que van
desde el uso del tiempo libre, la alfabetización para adultos, la participación comunitaria y los colectivos
infantiles hasta el campo de la comunicación popular y la cinematografía, ámbito este del que, dicho sea
de paso, se ha derivado un valioso
proyecto de cinetrashumante titulado “Cineclub Itinerante La Rosa
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Púrpura del Cairo”, iniciativa pedagógica que surge como fuente “de
opciones lúdicas y educativas para
los jóvenes de la región de los Montes de María, extendiendo sus alternativas de vida por un lado y por
otro, recuperando la calle como escenario para construir lo público con
la participación de toda la comunidad” (Vega y Bayuelo cit. Garzón,
2008: 184).
De otro lado, de entre la multiplicidad de organizaciones populares
que se concentra en San Cristóbal,
localidad cuarta de la ciudad de
Bogotá, en favor del desarrollo cultural de sus habitantes, se destacan
dos: Promotora Cultural Zuro-Riente
y AVESOL7. Estas organizaciones
nacen, en compañía de otras muchas, hacia finales de la década de
los setenta y principios de los ochenta. Época convulsa social y políticamente hablando, caracterizada por
“el ascenso y radicalización de los
movimientos populares y de izquierda del país, los cambios sociode-
mográficos de la población urbana y
la experiencia sociocultural y política de los habitantes de los asentamientos populares que surgen desde
mediados de los setenta” (Torres,
2007: 114).
comunicación alternativa” (Torres,
2007: 117).
Esta atmósfera social e ideológica, no sólo sirvió de telón de fondo para el surgimiento de las dos
organizaciones mencionadas, sino
que además fue su principal acicate en tanto configuró el espíritu de
su lucha popular. AVESOL, por
ejemplo, obtuvo el apoyo de religiosas partidarias de la teología de la
liberación, mientras que Promotora
Cultural, agenciada por artistas, se
ideó en el seno de un movimiento
de izquierda. Así, en las dos ha sido
siempre explicita “su identificación, en sentido amplio, con el proyecto e imaginario de izquierda, e
independientemente de sus áreas
de trabajo, han empleado estrategias provenientes de la educación
popular, la investigación participativa, el arte comprometido y la
Sentíamos que era necesario provocar el encuentro entre la gente, que la gente viera cosas
estéticas y como no las había entonces nos pusimos a hacerlas y
nos pusimos a hacer teatro y a
hacer poesía y surgió la idea de
hacer El Tizón. En ese deseo de
hacer cosas, de leer, de escribir,
de hablar, nació también un discurso que nos permitía una forma
diferente de ver el mundo. Había
una necesidad de encontrarnos,
pero era de encontrarnos a nosotros mismos. Todas las actividades
que ha desarrollado la Promotora
nunca surgieron por un motivo
externo a nosotros. Ese proceso
iniciativo de la Promotora es como
cuando uno tiene la posibilidad
de estarse inventando el mundo
y esa gestación empieza a tener
vida y uno empieza a inventarse
las cosas que quiere hacer para
acercarse a la gente (Entrevista
Museo de Arte de la Universidad Nacional. En primer plano: obras de Edgar Negret y Marta Combariza.
147 maestros - Exposición conmemorativa - 120 años - Escuela de Artes Plásticas (curador: David Lozano).
V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES
POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER
N Ó M A D A S
117
con Vicente Bernal Galvis, Promotora Cultural, realizada por
Anadelina Amado, 2007).
do a la gente a re-conocerse entre
sí y a sí mismos, a través del arte y la
cultura. Por supuesto, más allá del
interés por aculturizar territorios con
arreglo a criterios hegemónicos, fue
más bien claro que en estas organizaciones se imponía el deseo de “activar lo que en el público hay de
pueblo” (Martín-Barbero, 2003:
309), de suerte que el encuentro por
el cual empezaron a propender sus
múltiples acciones se convertía en
un “lugar” que posibilitaba “la experimentación cultural, la experiencia de apropiación y de invención,
ta de los Niños, por eso está la biblioteca, por eso la revista, por eso
muchas cosas (La Promotora cit.
Torres, 2007: 145).
Nosotros nacimos como un grupo
que buscaba la integración de la
comunidad, la integración a través de lo artístico, a través de lo
cultural, que buscábamos generar espacios de encuentro entre
los vecinos para que nos encontráramos, para que nos conociéramos, por eso nace el Festival de
las Cometas, por eso nace la Fies-
torias de los barrios, de los mitos y
de las leyendas que a lo largo de
la vida en la ciudad ha producido
nuestra gente alrededor del frío,
el viento y las borrascas, o de una
laguna encantada en medio de
la montaña (Promotora).
Así pues, al dialogar durante
mucho tiempo con estas tres orgaSu iniciativa finalmente dio frunizaciones sobre su quehacer cultutos y posibilitó la emergencia de
ral en general, siempre causó en mí
muchos proyectos comunicativoun gran interés el arduo trabajo coeducativos que hoy configuran su
municativo-educativo que vienen
razón de ser como organizaciones
realizando año tras año con sus copopulares que propenden por el bienmunidades, destinado esencialmenestar de sus comunidades.
te a, por una parte, recuperar el
derecho a la movilización, “a ocuLa presentación de los espectápar y vivir los espacios públicos, a
culos infantiles tenía dos propócompartir con el otro y
sitos. De una parte,
la otra en un mismo esllevar recreación a los
niños carentes de estos
cenario” (Carmen Paespacios; de otra parte,
checo cit. Garzón, 2008:
buscaba despertar un
189) y, por otra, a
sentido cultural y peda“transformar las condigógico, en la medida
ciones de exclusión urque la observación de
bana, propias del modo
las distintas manifestade dominación del prociones artísticas dejan
ceso globalizador […] y
un aprendizaje implícilas condiciones de privato que se memoriza y
tización del espacio urtiene un impacto que
bano, en beneficio de los
difícilmente se olvida.
intereses que constitu(AVESOL cit. Torres,
yen la estructura de va2007: 145).
lores de quienes habitan
el espacio local” (CubiEl objetivo fue entonces
des, Durán, Valderrama
Manifestación
gaitanista
en
Bogotá.
Foto
Universidad
Nacional
de
Colombia,
construir identidad eny Valenzuela, 2006: 251),
Fondo Jorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico.
tre los vecinos a partir de
posibilitando formas rela recuperación de la historia lonovadas de interacción, de acción el movimiento de recreación permacal y de la memoria de los abuelos
política tendientes a acrecentar las nente de su identidad”. (Martíny de las abuelas, pasando por la
dinámicas de resistencia y partici- Barbero, 2003: 309)
reconstrucción escrita de las hispación colectiva de la comunidad.
Movidos por la necesidad de
generar espacios para el encuentro,
la integración y el diálogo, de construir una apuesta permanente en defensa de la vida ante tanta violencia
en sus territorios, estas organizaciones un día eligen “tomarse” las calles del barrio y el municipio con un
megáfono debajo del brazo, invitan118
N Ó M A D A S
Al principio era sólo con mujeres,
porque el colectivo inicia un
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
proceso de…, se conforma un
colectivo de mujeres, en uno de
los barrios […] donde tenemos
colectivo infantil, entonces las
madres al ver que se estaba trabajando como con los niños y todo
eso entonces dijeron: “ay porqué
todo eso tan bacano que hacen
con los niños no lo hacen con nosotras” entonces se conforma un
colectivo de comunicación con
mujeres, resulta que se empieza a
trabajar radio con ellas, pero no
sabían leer ni escribir, entonces las
mujeres venían, cómo una persona hace radio, cómo hacen los
guiones sin saber leer ni escribir,
pues se los aprendían de memoria, y salían ahí y echaban toda su
parla de memoria, pero aprendieron a hacer radio (entrevista con
Carmen Pacheco, 2007).
De este modo, la incursión de
AVESOL, Promotora y CCMMa en
la Comunicación-Educación, no ha
resultado gratuita, aunque quizás no
del todo consciente, pues se han
servido del campo para consolidar su
accionar en favor de sus prácticas
de gestión cultural. En ese orden de
ideas, como afirma Martín-Barbero
(2003: 310-311):
Nos es extraño entonces que los
nuevos movimientos sociales
asuman como una dimensión
fundamental de su lucha la
cuestión cultural, y que ésta se
halle formulada en términos de
comunicación: a una comunicación hecha de meros flujos informativos y a una cultura sin
formas espaciales los movimientos sociales oponen “la localización de redes de comunicación
basadas en comunidades culturales y redes sociales enraizadas
en el territorio”.
Es decir, a un modelo de comunicación, denominado por MartínBarbero “paradigma informacional”,
favorecedor del flujo, “entendido
como el tráfico in-interrumpido, la
interconexión transparente y la circulación constante de vehículos,
personas e informaciones” estas organizaciones oponen uno dialógico,
proclive al “‘lugar’, comprendido
como la experiencia de la localidad
específica con algún grado de
enraizamiento, linderos y conexión
con la vida” (Escobar cit. Cubides
et al., 2006: 253).
Así, el sentido de aquello por lo
cual se hace resistencia desde órdenes diversos: desde salir a la calle o
a la vereda, interrumpiendo la fluida circulación en la que se materializa la concepción hegemónica
que asume la comunicación como
mera transmisión, hasta la creación
de espacios de formación artística,
radial o audiovisual donde es posible nombrar-se y, en consecuencia,
transformar-se a la luz de nuevos
procesos de subjetivación enlazados
con el redescubrimiento del territorio y su apropiación, presenta un
carácter eminentemente comunicativo-educativo, en tanto interpela lo
que comúnmente se entiende por
“cultura” y, en esa vía, posibilita
maneras de comprender el mundo
distintas, posibles y próximas.
Tal concepto de cultura, resignificado en el marco del campo Comunicación-Educación a la luz de
los postulados de las escuelas antropológicas de los sesenta, adquiere
pues múltiples connotaciones que
dan apertura a la diferencia, los
contrastes, las relativizaciones, las
distinciones, aspectos que en su conjunto, permiten, más que prefigurar,
una “cultura”, reconocer el flujo de
V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES
identidades culturales que bullen en
el presente. Elemento a partir del
cual, se empieza a subrayar el estatuto de la subjetividad, la cual nos
lleva a interpretar el mundo como
universo de sentidos. He allí uno de
los principales aportes del campo en
relación con la dimensión de lo cultural que pone en movimiento.
Afirmar dicho ámbito de lo cultural como escenario de lucha por
el significado en sintonía con las
nuevas rutas e incertezas políticas y
sociales que impone el cambio de
paradigmas epistemológicos en la
sociedad contemporánea, constituye una directriz decisiva en el momento de asumir la empresa de
trabajar por un sujeto político, con
juicio crítico y al tanto de las transformaciones por las que atraviesa
local y globalmente, lo que requiere dinamizar e interrogar, no sólo el
concepto de cultura, sino todos
aquellos que insospechadamente,
como en el caso de Barbero, desde
la comunicación, inciden en su configuración.
Desde esta perspectiva, se lee
cómo la Comunicación-Educación
ha constituido para las tres organizaciones populares, quizás de forma
más implícita que lo contrario, un
importante dispositivo de reconocimiento social y cultural (MartínBarbero, 2003), por cuanto ha
contribuido a reconceptualizar y enriquecer el sentido que éstas le han
atribuido a sus prácticas comunicativas, educativas y de gestión cultural, lo que, en relación con la
co-investigación, dada la experiencia de las organizaciones, facilitó la
realización de un proyecto comunicativo-educativo conjunto, en el
marco de la investigación general,
gracias al cual fue posible establecer
POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER
N Ó M A D A S
119
un proceso de negociación cultural
no sub-alternizado, complejo y nunca exento de conflictos y tensiones.
capitalinas y el Colectivo de Comunicación Montes de María Línea 21,
no sólo dieron a conocer sus prácticas, sino que además, fueron progresivamente advirtiendo el poder que
la construcción de dicho dispositivo
entrañaba tanto para potenciar la coinvestigación, como para visibilizar
ampliamente el trabajo cultural que
realizan por sus comunidades.
vez más tramitar múltiples expectativas y zanjar diversas tensiones alrededor del papel de la co-investigación
dentro del proyecto. Sin embargo, el
relativismo del que venía hablando en
el primer apartado, derivado del
desdibujamiento de la objetividad y
el elemento de la reflexividad, no hallaba precisamente consuelo en estos
parajes. Todo lo contrario, pues, recordemos, fue precisamente el campo
de la producción audiovisual el detonante de mis reflexiones sobre la dificultad del ejercicio
coinvestigativo.
Dicho proyecto, que posibilitó
materializar metodológicamente el
enfoque co-investigativo en tanto
nos abocó a un diálogo de saberes,
más parecido, pensándolo bien, a un
encuentro de icebergs (Rey, 2000)
que a otro asunto (pues permitió la
interlocución de las temporalidades
De esta forma, dichas organizalargas y los meta-discursos ilustra- ciones toman conciencia y terminan
dos, con énfasis en lo racional; de la academia,
con la celeridad temporal y fragmentaria, con
De este modo, los
énfasis en los sentidos y
puntos de tensión que
lo emocional; de la come atribularon en El
municación y las organiCarmen de Bolívar no
zaciones populares), se
aminoraron en San Crisorientó a la elaboración
tóbal. A medida que los
de un artefacto hiperactores sociales de las ortextual a través del cual
ganizaciones populares
fuese posible no sólo indiscutían con nosotros y
tegrar multiplicidad de
entre ellos mismos, sobre
textos, sonidos, imágenes
qué mostrar en el hipery videos en un solo amtexto, cómo mostrarlo y
biente virtual (Rueda y
para qué mostrarlo, no
Martínez, 2000), sino,
podía evitar formularme
además, y quizás en
las mismas preguntas en
mayor medida, nuestras
relación con qué decir
9 de abril de 1948 en Bogotá. Foto Universidad Nacional de Colombia,
propias subjetividades,
Fondo Jorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico.
en la investigación sobre
nuestros pensamientos,
ellos y su quehacer. Sadeseos y visiones respecto de la rea- por redescubrir de nuevo la riqueza bía que a pesar de contar con sus hislidad en un mismo escenario dialó- comunicativo/educativa de sus prác- torias de vida y discutir ampliamente
gico, rompiendo con la linealidad ticas de gestión cultural, en la me- con ellos y ellas durante algunos años
del discurso lógico-reflexivo que dida en que saben de la importancia acerca de su accionar, no veía las
congela lo que intenta describir que reviste el medio en virtud, no mismas cosas. No podía. Menos como
(Pérgolis cit. Arcila, 1995) y adop- solamente del nivel tecnológico que investigador8.
tando la polifonía de la narrativa que éste supone, sino además, del grado
hace estallar lo que le es legado, de representatividad social de quiePero, ¿habría de verlas así? ¿Hapues, mientras el discurso afirma: nes hacen uso de él.
bría de plegarme a su perspectiva? El
“van a oír”, la narración, en camhecho de asumir la coinvestigación
bio, señala: “he oído decir”.
Fue así como el campo de la Co- como método, ¿obligaba acaso a no
municación-Educación, además de su controvertir el saber proferido por el
De manera que, a través del sistemática contribución a las apues- “otro” de la investigación? ¿Obligahipertexto, convertido en apuesta tas culturales de las organizaciones ba a asumirlo como propio? Además,
co-investigativa, las organizaciones populares durante años, permitió una ¿desde qué lugar se controvierte?
120
N Ó M A D A S
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
¿Desde la “academia”? ¿Qué relaciones de poder podría suscitar tal
estado de cosas? ¿También de sub-alternancia quizás? ¿En qué medida la
declaración inicial de una perspectiva de coinvestigación puede constreñir el desarrollo del trabajo
investigativo mismo, tornándolo, per
se, funcional a tal principio?
respecto de la elección epistémica
hecha. Lo cual, sin embargo, no me
impedía deconstruir la propia experiencia de co-investigación y, en
consecuencia, capitalizarla en beneficio del proceso, las organizaciones
y los actores involucrados.
mal de conocimientos, la investigación de las formas de saber en juego, me detuvo.
De tal decisión derivaron irremediablemente tres preguntas: ¿por qué,
para qué y para quiénes investigar?
Sabía que las respuestas a dichas
interrogantes, como afirma Mato
Tensiones de la
(2002), determinan en gran medida
La naturaleza de las anteriores coinvestigación:
qué investigar, cómo hacerlo, con
preguntas conllevaba un cuestio- balances, debates y
quiénes, con qué objetivos y en el
namiento respecto de la opción perspectivas
marco de qué tipo de relaciones, asepistemológica, y los posipectos que, no obstante,
cionamientos éticos y pose hallaban epistémicalíticos adoptados por la
mente condi cionados
investigación que no popor la perspectiva de la
día eludir. De hacerlo,
co-investigación, pues
estaría incurriendo en la
ésta, de entrada, al memiopía atribuida por Mato
nos discursivamente,
a las concepciones acade hacía del objeto de inmicistas que no han lovestigación simultáneagrado comprender que
mente un sujeto de
investigación (Fox-Ke tanto las propias preller, 1994), es decir,
guntas de investigaavalaba el paradigma
ción, como los modos
sujeto-sujeto. En pocas
de producción de las
palabras, tenía claro
investigaciones (lo que
que, de acuerdo con lo
usualmente se llama
anterior, difícilmente
métodos), dependen
podría llegar a conjugar
9 de abril de 1948 en Bogotá. Foto Universidad Nacional de Colombia,
en última instancia de
el verbo “investigar” en
Fondo Jorge Eliécer Gaitán, Archivo Central e Histórico.
opciones epistemolóprimera persona del singicas, las cuales están asociadas
Al principio de las charlas con gular, al menos, exclusivamente.
a posiciones éticas y políticas
las organizaciones populares, recuerque dependen entre otros facdo, me sentí sumamente tentado por
Pero bien, en tanto comprendía
tores del tipo de relaciones que
designar, amparado en la academia, que el sentido de la investigación
se sostiene o se aspira sostener
la realidad que me describían los no auspiciaba una tendencia a descon actores sociales extra acaactores sociales a través de una cribir, en el sentido de “hablar en
démicos. Las posiciones éticas y
meta-narrativa cuidadosamente ela- nombre de”, las prácticas de los acpolíticas son constitutivas del
borada. No obstante, mi pretensión tores sociales de modo que se copiso epistemológico y de las persco-investigativa, cuyas implicacio- rriese el riesgo de distorsionar “el
pectivas teóricas de nuestras innes me hicieron recordar la impor- conocimiento acerca de los modos
vestigaciones; y así también de
tancia de no ejercer una “ofensiva” en que ellos han surgido de las conlas preguntas y de los métodos.
epistémica sobre el otro, con el fin diciones materiales de vida de las
(Mato, 2002: 23).
de construir un diálogo experiencial sociedades depredadoras” (Huergo,
(Huergo, 2002) y fomentar así un 2002: 37). Y entendía igualmente
Definitivamente debía hacerme proceso de negociación tendiente a que no nos obsesionaba como
responsable ética y políticamente facilitar, sin arreglo a un sistema for- equipo investigador promover una
V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES
POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER
N Ó M A D A S
121
“comunicación prístina” entre ellos
y nosotros con el fin de contribuir
desinteresadamente con su “toma
de decisiones”, acepté la alternativa esgrimida desde un principio por
el proyecto de investigar “con”
ellos, de modo que pudieran seguirse, no sólo agendas teóricas, sino
también, agendas locales y particulares dirigidas a producir fundamentalmente saberes útiles tanto
para los actores involucrados como
para los investigadores. Opté por
hacer co-investigación.
La coinvestigación:
una pregunta
por resolver
que ocupan los interlocutores en dicho diálogo, con el objetivo de poder establecer sus posibles lugares
de enunciación. Es decir, es distinto conversar con los actores de las
organizaciones culturales sobre su
trabajo comunitario, incluso, atestiguar sus prácticas y contribuir en
un pequeño porcentaje con su
operacionalización, que pertenecer
a sus filas.
De hecho, recuerdo cuan difícil
fue para mí, pese a la confianza que
paso importante para lograr una coinvestigación ética. En este sentido,
considero que el método de la
coinvestigación
implica una investigación que
garantice poner en diálogo experiencial (y no sólo “mental”) las
significaciones de los otros con las
nuestras (lo que debería ponerse
en acto mediante prácticas de
participación o militancia con
movimientos sociales transformadores). Cuestión que permite
problematizar “con” los
actores y organizaciones
la situación de crisis, incertidumbre y conflicto,
abriendo instancias de
producción social de conocimientos vinculadas
con la transformación
(Huergo, 2002: 43, cursivas mías).
Co-investigar o investigar “con”. Proposición
que supone un posicionamiento singular de
Por lo tanto, “habiaquel que investiga en
tar” un mundo común
relación con su objeto de
con quienes se investiga,
estudio, el cual es forcontribuyendo con su
malmente concebido
transformación, es necedentro del proceso de insario para hacer del investigación como un inGuerrilleros comandados por Juan de la Cruz Varela, formados en la plaza de Cabrera, Cunditerlocutor más. En otras namarca, momentos antes de deponer las armas el 31 de octubre de 1953. Archivo familia Varela. vestigador otro actor
social con maneras de
palabras, más que invesreinaba entre los sujetos de las orrepresentar el mundo y actuar en él,
tigar en nombre del “otro”, lo que
ganizaciones y nosotros –“los invesdistintas y particulares, permeadas
se hace es investigar con él, de
tigadores”–, escuchar y comprender
suerte que se posibilite un diálogo las duras vivencias que dieron ori- por su idiosincrasia y su cultura, lo
de saberes no subordinado a campos gen paradójicamente a experiencias que permitiría compartirlas con los
de significación rígidos y episté- tan ricas como las generadas por sus demás actores sociales haciendo pomicamente jerarquizados. No obs- prácticas. De igual modo, tampoco sible una identidad colectiva.
tante, la emergencia de dicho fue fácil poner de relieve a las orgaLa identidad colectiva tiene tres
“diálogo” se encuentra mediada por nizaciones mis intenciones, mis moelementos constitutivos. En pricuestionamientos epistemológicos tivaciones y propósitos al respecto de
mer lugar, supone la presencia de
de gran envergadura que quisiera la investigación, pues temía que, al
aspectos cognitivos que se refiedestacar, pues hablamos de una in- hacer demasiado evidentes mis preren a una definición sobre los fivestigación en la que se pretende juicios y reticencias sobre el procenes, medios y el ámbito de la
que el “otro” sea, ante todo, un igual. so, terminara enrareciéndolo al
acción colectiva. En segundo lupunto de causar su disolución. Pero,
gar, hace referencia a una red de
En primer lugar, vale la pena de otra parte, bien sabía que dicha
relaciones entre actores que
preguntarse respecto de la posición a-“puesta” en común constituía un
122
N Ó M A D A S
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
comunican, influencian, interactúan, negocian entre sí y adoptan
decisiones. En tercer lugar, requiere cierto grado de implicación
emocional, posibilitando a los actores sentirse parte de un “nosotros” (Tejerina cit. Cubides y
Durán, 2002: 17).
En segundo lugar, me parece
necesario preguntarse sobre el estatuto de saber que le otorga el investigador, considerando el poder de los
discursos modernizadores9, al “sujeto
de estudio” con quien dialoga. Dado que, tradicionalmente, se cree
que el investigador,
quien suele asociarse
con intelectualismo, es
el que conoce y posee
la responsabilidad de
informar al “otro” que
no sabe.
“saber” que le endilga el “otro”? Probablemente, deviniendo en pregunta. Es decir, contribuyendo, no desde
la respuesta, a que el “otro” se constituya en pregunta para sí, a partir
de su hacer mismo, a partir de su
propia cotidianidad, universo del
cual empieza a tomar “distancia”
con el fin de acercarse a él por primera vez, con ojos foráneos.
de argumentación en los que exista la oportunidad para los diversos actores de utilizar recursos
acordes a sus propios valores, sin
que se impida su uso por parte de
otros, la investigación puede convertirse en un factor importante
de transformación (Cubides y
Durán, 2002: 16).
De acuerdo con lo anterior, el
“otro”, en virtud del punto de vista
reflexivo que asume en relación con
la investigación, deja por momentos de ser su objeto y se
torna su protagonista,
definiendo los cauces de
indagación y analizando
aquello a lo cual conducen. Lo cual subvierte
en términos políticos
aquel discurso positivista de investigación que
suele sobre-estimar el
saber experto y sus méClaramente dicha
todos científicos a-polípregunta está mediada
ticos y neutrales en
por la posición de saber
perjuicio del sentido codesde la cual se sitúa al
mún que esgrimen los
“otro” en relación con el
actores sociales y que no
problema de estudio propuede ser considerado
Juan de la Cruz Varela, en Cabrera, Cundinamarca. 1953. Archivo familia Varela.
puesto por el investigarígido e inamovible, sino
dor, en tanto, por ejemplo, dicha loga con otras miradas, igual de in- en continua transformación “enriposición puede devenir en deman- quietas, constituyendo relaciones de queciéndose con las ideas científida de saber, en la medida en que es interlocución cuyas voces pregun- cas y con las opiniones filosóficas
el investigador, sin pretenderlo, tan, no sólo por aquello que la in- que han entrado en la vida ordinaquien viene ofertando un saber no vestigación busca, sino también, por ria” (Gramsci cit. Cubides et al.,
explícito, al hablar de entrada de la la forma en que lo hace, pues allí 2002: 17).
necesidad de problematizar un “fe- reside toda una dimensión ético-ponómeno” que, según premisa de par- lítica, por cuanto es, justamente la
De allí la importancia de advertida, es experimentado por el “otro” interlocución, la que dinamiza el tir cómo el “conocimiento” ya no es
como esencialmente a-problemático, proceso investigativo, encausándo- sólo privativo de los académicos o
lo que conllevaría justamente a otor- lo desde la diferencia y el disenso.
científicos sociales, pues su producgarle un lugar de saber a quien preción ahora también se juega en los
gunta por el problema.
Ante el interrogante de cómo
márgenes y la periferia, posibilitanpuede ser apoyado el cambio
do que las sociedades se apresten a
En tal caso, ¿cómo elude el insocial desde la investigación, puelos cambios generados por los nuevestigador, en el escenario metodode afirmarse que siempre y cuanvos contextos históricos y se adaplógico y epistémico, el lugar de
do se disponga de medios fiables
ten. Por supuesto, consentir tal
Mirada crítica que deviene en
postura reflexiva frente a lo visto y
dicho en el pasado. Mirada que dia-
V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES
POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER
N Ó M A D A S
123
estado de cosas desde lógicas de investigación partidarias de la disyunción sujeto/objeto:
implica abandonar la posición de
que sean superiores los objetivos
del investigador externo frente a
los objetivos internos y de admitir un diálogo entre los dos. Tal
diálogo de objetivos significa
transformar una investigación
unidireccional en una investigación/interlocución mediante la
producción de documentos de
trabajo que crucen fronteras, tanto la frontera externo/interno
como las fronteras internas que
existen tangiblemente. (Rappaport, 2005: 49).
Así pues, ese imaginario subalternizante de la investigación cada
vez más hegemónico, según Mato,
en las universidades latinoamericanas, induce de entrada a deslegitimar la producción intelectual
de los actores sociales con quienes
se investiga. Reduciendo su saber a
simple doxa de la cual hay que expurgarlos con el objeto de mejorar
su práctica.
Por lo tanto, en el marco de la
investigación “con” actores sociales,
considero que el saber no puede ser
reductible a lo estipulado por la academia como tal, más aún cuando el
saber del “otro”, según mi perspectiva, “se halla próximo al saber hacer porque sólo existe a través de la
acción que él hace posible” (Beillerot, 1989: 58), por consiguiente,
lo esencial para las organizaciones
no es almacenar conocimiento sino
desplegarlo en la práctica.
De ahí que muchos de los
saberes producidos en el desarrollo
de esta investigación, no sólo fue124
N Ó M A D A S
ron expuestos a través de artículos
académicos. Fueron parte constitutiva de procesos sociales y formativos, como el vivenciado a través del
producto hipertextual10, cuya realización involucró diversos talleres de
formación audiovisual, radial y de
cartografía social. Talleres tendientes en su mayoría a la reapropiación
del territorio donde tuvieron y aún
tienen lugar las prácticas de las organizaciones populares. Esta modalidad comunicativo-educativa de
difusión de saber fue además una
estrategia de resistencia política que
buscó oponerse a aquellos discursos
a-valorativos, objetivistas y academicistas de la ciencia y las universidades que, de acuerdo con Mato,
procuran reglar y fiscalizar las prácticas intelectuales a través exclusivamente de indicadores asociados
con números de revistas indexadas
y eventos científicos formales.
En tercer y último lugar, no quiero cerrar sin referirme, en lo que
resta del artículo, a las complejidades que comprende asumir una investigación donde investigadores e
investigado/as dialogan como “sujetos”.
Planteamiento que inevitablemente nos transporta a la discusión sobre la realidad y la manera que
tenemos de conocerla, dada líneas
atrás, y cuyo saldo fue el advenimiento del relativismo en la investigación
social.
Si bien es cierto que, de acuerdo con el socioconstruccionismo, la
realidad es una construcción social
mediada por nuestra subjetividad,
razón por la cual cada quien puede
“verla” desde múltiples ángulos
(Ibáñez, 1996), aunque anclados, lo
que conlleva consecuentemente el
descenso de la objetividad en beneficio de miradas intersubjetivas que
se traducen en una perspectiva
relativista desde donde se anula radicalmente la frontera moderna que
separaba al sujeto cognoscente del
objeto conocido, también es cierto,
de acuerdo con la perspectiva de la
epistemología situada (Haraway,
1992), que dicha construcción está
situada en un lugar específico, una
temporalidad concreta y un espacio
particular, lo que limita no sólo nuestra comprensión sino además, nuestroaccionar.
Efectivamente, según la epistemología situada del feminismo, para
no caer (Haraway, 1992; CastroGómez, s/f) en la desmesura de observar las cosas desde un único
punto inobservado (el del positivismo) no resulta suficiente acudir a
la propuesta socio-construccionista
en virtud de la cual se hace plausible observar desde cualquier lugar.
Pues, justamente, lo que Haraway
advierte es que no existe un “lugar
cualquiera”, indistinto o anónimo
desde donde observar neutralmente
la realidad. Por consiguiente, la descripción que de ésta realicemos será
siempre localizada, circunscrita por
nuestras reflexividades, limitada por
nosotros. De ahí que no sea posible
observar las cosas sin ponerles nombre primero.
En consecuencia, sólo hemos de
aspirar a obtener un conocimiento
situado (Haraway, 1992). “Un saber
que, aún asumiendo la naturaleza
socialmente construida de la realidad, entiende que sólo puede mirar
desde un lugar particular” (Florez,
2007: 93). En ese orden de ideas, la
acción de emitir juicios al respecto
de lo que se pretende conocer, entraña consecuentemente la acción
de hacerse responsable de aquello
que se dice. Ello, en el marco de un
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
diálogo de saberes, supone indudablemente un ejercicio político y ético, en la medida en que se reconoce
lo limitado del punto de vista proferido. Máxime cuando en investigación muchas veces se tiende a
considerar que el sujeto contamina
el “conocimiento”, lo que acarrea su
arrasamiento en pos de una visión
objetiva. En tal sentido, investigar
“con” es una invitación a dialogar11
con el otro, desde las limitaciones
de sus/nuestras diferencias, lo que
implica el reconocimiento del saber
del otro y del propio como constitutivo de sí. Por lo tanto,
asumir el paradigma S-S que…
(propone)… Evelyn Fox Keller
no equivale a desdibujar las relaciones de poder entre quien
investiga y es investigado/a. Más
bien, es una apuesta por su continua desestabilización. Esto es,
aceptar que nuestro conocimiento está instalado en la paradoja, en las zonas grises del
saber (Nidza Correa, 2001) y,
que en ese sentido, la posibilidad de imprimirle un carácter
relacional al saber (S-S) siempre será temporal. Es una condición que se alcanza en
momentos puntuales de las investigaciones. Algunas veces,
éstas son instrumentalizadas
para el beneficio de la academia. […] Otras veces, son los
movimientos los que instru mentalizan a la academia
(Flórez, 2007: 108).
Si bien es cierto que los textos
producidos en el marco de investigaciones como la referida en este
artículo, suelen privilegiar la subjetividad del autor, soslayando a veces en demasía la del “otro” de la
investigación, también es verdad
que ello obedece al interés del investigador de “someter el mundo
propio al mismo análisis que el mundo ajeno” (Guber, 2001: 126), de
suerte que lo nombrado por él, no
sólo sea leído por el “otro” en clave
informativa, sino, y quizás en mayor
medida, en clave crítica y propositiva. Esto es algo que constituyó
una constante en este proyecto gracias a la co-investigación.
Por supuesto, vale la pena decirlo, ésta no fue fácil, reportó más preguntas y problemas que respuestas y
soluciones, lo que no dejó de inducir, sin embargo, a la reflexión.
Muchas veces el diálogo que entablamos con los actores sociales no
supo dar cuenta de nuestras diferencias, siendo imposible llegar a consensos. Lo que dio lugar a diversos
procesos de confrontación, cuyo saldo político y epistémico muchas
veces favoreció a la “academia
reificada” y no a los “sujetos de carne y hueso”, quienes asumíamos la
investigación desde coordenadas de
pensamiento muy distintas. Ponernos
de acuerdo pues, siempre supuso un
plegamiento, una economía, una
renuncia al significado privilegiado
por cada quien. Éramos, siguiendo
a Pessoa, como recelosos cuidadores
de rebaños, siendo los rebaños nuestros pensamientos.
Probablemente, ahora que lo
pienso en retrospectiva, varias de
tales tensiones metodológicas derivaron de una idea implícita de investigación de acuerdo con la cual,
inconscientemente, se creía posible
“conocer” la realidad. Por tanto, la
idea de que la “realidad” resultaba cognoscible mediante refinadísimos razonamientos, presupuso
para algunos que, en tanto existía
un saber independiente de lo que
V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES
decíamos, de lo que hacíamos e,
incluso, de nosotros mismos, era
posible llegar al consenso. De allí
que el prurito de querer hallar la
“verdad” a través del lenguaje racional, asumido como espejo de la
realidad, caracterizará el desarrollo a veces infructuoso de muchos
de nuestros diálogos.
Advertir dichas lógicas cuando
se está haciendo co-investigación,
es importante, no obstante, no hay
garantía de que éstas no operen en
los procesos metodológicos. Por tanto, ¿cómo decirle al otro y a nosotros mismos que la investigación no
es posible, que el misterio de las cosas reside en que haya quienes piensen en el misterio de las cosas, que
investigar, aunque imposible, resulta necesario para crear un significado, un sentido? Ese es, parafraseando
a Bustamante (2007: 20), el espacio
del investigador, del hombre: “inmerso en lo real, no frente a él; desprendido de los mandatos naturales; de
espaldas a la objetividad para tener
que crear el sentido inexistente: la
cultura; y girando alrededor de esa
nada, convencido de que hay algo”.
Citas
1
Referido, de acuerdo con la “idea de
que la ciencia es desinteresada y
extrasocial, que sus enunciados de verdad se sostienen por sí mismos sin apoyarse en afirmaciones filosóficas más
generales y que la ciencia representa la
única forma legítima del saber” (Wallerstein, 2005:19).
2
Región ubicada entre los departamentos
de Bolívar y Sucre, Colombia.
3
Perspectiva que nace en los años ochenta, producto de la confluencia de distintas tradiciones teóricas, como una de las
salidas a la crisis de los paradigmas
positivistas de las ciencias sociales de los
POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER
N Ó M A D A S
125
años setenta. Su presupuesto básico parte de que la realidad, al igual que el sujeto, son construcciones sociales.
4
5
6
7
8
9
Es lo que podríamos denominar, siguiendo
a Guber (2001), “reflexividad”, una propiedad de toda descripción de la realidad.
Fenómeno que Castro-Gómez denomina “colonialidad del ser”, teoría de acuerdo con la cual, dicha comprensión orgánica del mundo empezaría su ocaso con
la instauración, después de 1492, del sistema mundo capitalista y la expansión
colonial de Europa. Es en ese momento
justamente que empieza progresivamente a inocularse la idea según la cual, “la
naturaleza y el hombre son ámbitos
ontológicamente separados (pues) la función del conocimiento es ejercer un control racional sobre el mundo.” (CastroGómez, s.f.: 73)
11 En el entendido de “instituir cada vez el
lugar del otro, el lugar propio e instituir
el código, las reglas según las cuales se
van a organizar las significaciones. Y este
trabajo obliga a pensar, ya que el que crea
las condiciones se está constituyendo en
las reglas de la situación. Esto es constituirse en una situación de diálogo” (Corea
y Lewkowicz, 2005: 54).
Bibliografía
ARCILA, Claudia, 1995, “Planos de la ciudad deseada”, en: Magazín Dominical, No.
636, Bogotá, El Espectador.
Con el fin de conocer más ampliamente
el origen y consolidación del trabajo cultural de estas organizaciones, recomiendo consultar Alfonso Torres (2007).
BEILLEROT, Jacky, 1989, “Los saberes, sus
concepciones y su naturaleza”, en: Jacky
Beillerot, Saber y relación con el saber,
Buenos Aires, Paidós.
“En las Humanidades y Ciencias Sociales
que se practican en las universidades latinoamericanas cada vez parecen hacerse
más hegemónicas las representaciones de
la idea de “intelectual” que asocian ésta a
la idea de “investigación”, y que en muchos casos “imaginan” a esta última como
algo que sólo se hace en la “academia”
(Mato, 2002: 22).
BUFALINO, Gesualdo, 1995, El Malpensante,
Bogotá, Norma.
De acuerdo con Mato (2002: 22), los
sistemas en los que se encarnan los discursos modernizadores por él señalados,
“tienden a deslegitimar las prácticas intelectuales que no estén orientadas a la
producción de publicaciones arbitradas;
es decir, que no se estructuren desde una
cierta lógica de una ‘supuesta excelencia
académica’ que se construye a imagen y
semejanza de la de las llamadas ‘ciencias
físico-naturales’, y así pretendidamente
‘neutral’, ‘objetiva’, etc. Así, estos discursos ‘modernizadores’ tienden a
deslegitimar ideas tales como las de sostener algún tipo de relaciones con actores sociales extraacadémicos, y a desvincular el trabajo intelectual de la reflexión ética y política”.
N Ó M A D A S
los movimientos sociales. Relaciones de
género en la red ‘Proceso de comunidades negras del Pacífico colombiano’”. Tesis de doctorado, España, Universidad
Autónoma de Barcelona.
FOX-KELLER, E., 1994, “Las paradojas de la
subjetividad científica”, en: D. Schnitman, Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad, Barcelona, Paidós.
GARZÓN, María, 2008, “Retando las geografías de terror: estrategias culturales para
la construcción del lugar”, en: Nómadas,
No. 28, Bogotá, Universidad Central IESCO.
GRIMSON, Alejandro, 2002, “Paradojas del
conocimiento: valores pluralistas como
obstáculo epistemológico”, en: Nómadas,
No. 17, Bogotá, Universidad CentralIESCO.
Entre sus reconocimientos se destacan:
Quinto Premio Nacional de Paz (2003)
por sus aportes a la reconciliación y la
convivencia pacífica.
10 Ver Marianna Jerez, 2007, “Del producto
al proceso. Del instrumento a los lenguajes. Una aproximación a lo multimedial
126
desde el campo de la Comunicación-Educación”. Tesis de grado para optar al título de Comunicadora Social, Facultad de
Comunicación Social – Universidad Central, Bogotá (tesis de grado realizada en el
marco de esta investigación).
BUSTAMANTE, Guillermo, 2007, “El espacio del hombre”, en: Materiales del laboratorio de psicoanálisis y educación, No. 1,
Bogotá, Nueva Escuela Lacaniana de Psicoanálisis.
CASTRO-GÓMEZ, Santiago, s.f., Decolonizar la universidad. La hybris del punto
cero, Documento inédito.
COREA, Cristina e Ignacio Lewkowicz, 2005,
Pedagogía del aburrido, Buenos Aires,
Paidós.
CUBIDES, Humberto y Armando Durán,
2002, “Epistemología, ética y política de
la relación entre investigación y formación social”, en: Nómadas, No. 17, Bogotá, Universidad Central - IESCO.
CUBIDES, Humberto, Armando Durán, Carlos Valderrama y Carlos Valenzuela,
2006, “Ciudad educadora, desde la relación educación, ciudad y comunicación”,
en: Travesías y sentidos locales. Memorias
de maestros y maestras 2005, Bogotá, Secretaría de Educación-IDEP.
FLÓREZ, Juliana, 2007, “Tácticas de des-sujeción: disenso, subjetividad y deseo en
GUBER, Rosana, 2001, La etnografía. Método, campo y reflexividad, Bogotá, Norma.
HARAWAY, D., 1992, “Las promesas de los
monstruos: una política regeneradora para
otros inapropiados/bles”, en: Política y Sociedad, No. 30.
HUERGO, Jorge, 2002, “Nuevas aventuras
de la perspectiva crítica: la investigación
‘con’ la transformación social”, en: Nómadas, No. 17, Bogotá, Universidad Central - IESCO.
IBÁÑEZ, T., 1996, “Construccionismo y psicología”, en: A. Gordo y J. Linaza
(comps.), Psicología, discursos y poder
(PDP), Madrid, Visor.
JEREZ, Marianna, 2007, “Del producto al proceso. Del instrumento a los lenguajes. Una
aproximación a lo multimedial desde el campo de la Comunicación-Educación”, Tesis
de grado realizada en el marco de esta investigación para optar al título de Comunicadora Social, facultad de Comunicación
Social - Universidad Central, Bogotá.
MARTÍN-BARBERO, Jesús, 2003, Oficio de
cartógrafo. Travesías latinoamericanas de
la comunicación en la cultura, Chile, Fondo de Cultura Económica.
MARTÍNEZ, Miguel, s.f., La investigación
cualitativa etnográfica en educación, Bogotá, Círculo de lectura Alternativa.
MATO, Daniel, 2002, “Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder”, en: Daniel Mato (coord.),
Estudios y otras prácticas intelectuales latinoamericanas en cultura y poder, Caracas,
Consejo latinoamericano de Ciencias
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Sociales (CLACSO)/CEAP/FACES/
Universidad Central de Venezuela.
MORIN, Edgar, 1998, Amor, poesía y sabiduría, Bogotá, Cooperativa Editorial
Magisterio.
PESSOA, Fernando, 2000, Drama en gente,
1ª ed., México, Fondo de Cultura
Económica.
RAPPAPORT, Joane, 2005, Retornando la
mirada: una investigación colaborativa
interétnica sobre el cauca a la entrada del
milenio, Bogotá, Universidad del Cauca.
REY, Germán, 2000, “El encuentro de los
Icebergs, una mirada desde los medios”,
en: Informe final del estudio de seguimiento y evaluación del impacto de los
materiales de la Caja de Herramientas
Vida de Maestro para la formación de
docentes en Bogotá, Tomo II, Bogotá,
Programa RED.
TORRES, Alfonso, 2007, Identidad y política
de la acción colectiva. Organizaciones populares y luchas urbanas en Bogotá 19802000, Bogotá, Universidad Pedagógica
Nacional.
RUEDA, Rocío y Juan Carlos Martínez,
2000, “Ambientes educativos hipertextuales”, Informe final de investigación, Bogotá, IDEP/Universidad
Central.
WALLERSTEIN, Immanuel, 2005, Las incertidumbres del saber, Buenos Aires,
Gedisa.
V ALENZUELA ECHEVERRI , C. E.: COINVESTIGACIÓN: ORGANIZACIONES
TRÍAS, Eugenio, 1996, Diccionario del espíritu, Colombia, Planeta.
POPULARES Y NUEVAS PRÁCTICAS DE SABER
N Ó M A D A S
127
Reflexividad en la
investigación cualitativa:
narrar, visualizar y dialogar*
[email protected] • PÁGS.: 128-141
Humberto Cubides C.** y Patricia Guerrero R.***
El artículo analiza dos talleres reflexivos desarrollados con grupos de jóvenes de la ciudad de Bogotá vinculados a un
estudio sobre participación política: en el primero se produjeron relatos biográficos sobre las dinámicas de integración de cada
miembro a su colectivo y el segundo versó sobre procesos de expresión y comunicación de los grupos, cuyo punto de partida fue
la presentación de un video realizado por el equipo de investigación. El análisis presenta, simultáneamente, las contingencias de
la reflexividad en investigados e investigadores. Al final se introducen elementos para la discusión sobre las relaciones entre los
aspectos abordados, y el significado de esta propuesta para la investigación cualitativa de corte reflexivo.
Palabras clave: investigación cualitativa, reflexividad, expresión, comunicación, reconocimiento, diálogo, producción audiovisual.
O artigo analisa duas oficinas reflexivas desenvolvidas com grupos de jovens da cidade de Bogotá vinculados a um
estudo sobre participação política: na primeira produziram-se relatos biográficos sobre as dinâmicas de integração de cada
membro a seu coletivo e a segunda é sobre os processos de expressão e comunicação dos grupos, cujo ponto de partida foi
a apresentação de um vídeo realizado pela equipe da pesquisa. A análise apresenta, simultaneamente, as contingências da
refletividade em pesquisado e pesquisadores. Afinal introduzem-se elementos para a discussão sobre as relaciones entre os
aspectos abordados, e o significado de esta proposta para a pesquisa qualitativa de corte reflexivo.
Palavras-chaves: pesquisa qualitativa, refletividade, expressão, comunicação, reconhecimento, diálogo, produção audiovisual.
The article analyzes two reflexive workshops developed with youth groups from Bogotá, linked to a study about
political participation. The first workshop was developed around the biographical narratives regarding the integration
process of the youngsters to their group. The second one dialed with the group processes of expression and communication,
starting from the screening of a video recorded by the research team. Simultaneously, the analysis shows the contingency of
reflexivity in the target group and in the researchers. Finally, some aspects to debate the relationship between the tackled
issues and the significance of this proposal to the reflexive qualitative research were introduced.
Keywords: qualitative investigation, reflexivity, expression, communication, recognition, dialogue, audiovisual.
ORIGINAL RECIBIDO: 08-IX-2008 – ACEPTADO: 15-X-2008
*
Se presentan aquí los resultados parciales de la investigación “Jóvenes, participación política y formación democrática”, desarrollada en Bogotá por el IESCO
de la Universidad Central, con la cofinanciación de Colciencias. El equipo de
investigación está integrado por Humberto Cubides (investigador principal),
Patricia Guerrero y José A. Salinas (coinvestigadores) y Catherine Peña, Yenny
Vargas, Mónica Vargas, Arley Daza y Francy Moncada (auxiliares). Un estudio
paralelo se realiza en Medellín con el concurso de un grupo de investigadores
pertenecientes al Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.
** Coordinador de la línea de Comunicación-Educación y docente-investigador del IESCO - Universidad Central. E-mail: [email protected]
*** Psicóloga de la Universidad Nacional de Colombia y Magíster en Español como
segunda lengua de la Universidad de León - Funiber (España). Investigadora de
la línea de Comunicación-Educación del IESCO - Universidad Central. E-mail:
[email protected]
128
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Introducción
Este texto presenta una parte de
la construcción analítica con la cual
se realiza la investigación en la que
participan un conjunto de agrupaciones de jóvenes que despliegan
sus modos de relación y de actuar
en la ciudad de Bogotá,
generando distintas propuestas (estéticas, éticoecológicas y comunitarias)
parcialmente distantes del
control del Estado, de las
instituciones y de los partidos políticos1 . Dicha construcción apeló a una serie
de operaciones mediante
las cuales el equipo de
investigación buscó establecer vínculos con tales
grupos en donde la sensibilidad y la intuición se integraran al necesario rigor
metodológico2 .
reconocimiento en las mismas por
parte de los investigadores, referidas ambas a las figuras del recuerdo, del presente y del porvenir. La
primera de ellas, estuvo relacionada con el recuerdo sobre el origen
de la vinculación o surgimiento del
grupo. Esta comprensión de la gé-
valorativos que la encauzaran con
miras a distanciarse de la modelización capitalista o institucional,
así ocasionalmente adquirieran
denotaciones convencionales. Finalmente, las vías de reconocimiento de los integrantes de los
colectivos transitaron hasta percatarse de las modalidades
de articulación y de las redes construidas en la acción conjunta.
El reconocimiento de
las prácticas por parte de
los mismos jóvenes que las
desarrollan, mostró que el
tiempo puede dejar de ser
padecido por los sujetos, y,
más bien, aflora como una
dimensión en la cual los
recuerdos y los sueños resultan efectuables. Allí, el
narrar tomó el lugar central
de la acción investigativa,
pero se complementó, como
era presumible, con un procedimiento dialógico.
En primer lugar se realizó un ejercicio destinado
a producir relatos biográficos de las dinámicas de
La segunda operación
integración de cada joven
metodológica tuvo que ver
a su colectivo, el cual parcon la realización de un tatió del supuesto de que el
ller sobre procesos de expoder-narrar está sometido
presión y comunicación de
a las mismas condiciones
los grupos estudiados, asde la acción, cuya estrucpectos que no están deslitura en trama constituye la El Tiempo 1931. Tomado del libro Siglo XX a través de El Tiempo (1999). gados del trabajo de
mímesis, es decir, combina
reconocimiento. Su punto
al tiempo personajes y aconteci- nesis del colectivo evidentemente de partida fue la presentación de
mientos (Ricoeur, 2006: 316) 3 . Los no se separó de lo que éste signifi- un corto video que mostró la maresultados de este ejercicio se des- ca para los sujetos; aparecieron en- nera en que el equipo de investiplegaron en cinco líneas de senti- tonces ideas que tendían a referirse gación se vio afectado por la
do obtenidas mediante una lectura al presente de la actuación. Unido actuación de cada colectivo, así
pragmática4 de las memorias de la a lo anterior, emergieron respues- como su comprensión inicial de tadiscusión y de los escritos genera- tas referidas al devenir de la acción les procesos. El desarrollo del taller
dos por los jóvenes en el mismo ta- colectiva, es decir, lo que ella pro- se sustentó en un diálogo estableciller, en una doble operación de duce. La acción de los colectivos do entre dos agrupaciones similares,
reconstrucción de la historia y la se encontró también ligada a un es- mediado por los investigadores a traexperiencia en los investigados y de fuerzo por crear otros principios vés de comentarios o preguntas reCUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN
LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR
N Ó M A D A S
129
lacionadas con las particularidades
de los grupos plasmadas en el video, en el diálogo se contrastó el
decir sobre aquellos con el decir
sobre sí mismos.
En la dimensión dialógica entre grupos, se trataba de que cada
uno de ellos produjera una imagen
global del modo de ser del otro y
de la impresión que había dejado
en quienes los habíamos estado
acompañando durante algunos
meses, proceso que entendimos
como la conformación de una estructura en permanente flujo y
cambio, en tanto portadora de singularidades y de rasgos de expresión; igualmente, que interrogara
las formas de relación y el sentido
de las acciones del grupo par y respondiera a las inquietudes de
aquel, de modo que resultaran más
comprensibles para todos.
Vale aclarar que para el análisis hacemos una separación un
tanto artificial frente a la particularidad de lo expresivo y lo comunicativo; en consecuencia, las
definiciones asumidas distinguen
también entre uno y otro fenómeno. En cuanto a la expresión, de
acuerdo con Spinoza (2005), entendemos que cada sujeto, individual o colectivo, tiene una forma
de vibrar, un manera de ser afectado y unas relaciones que lo caracterizan. En lo que hace y dice
expresa su modo de ser singular.
De otra parte, siguiendo la interpretación que Capra (2002) hace
de Bateson, la comunicación se refiere a los procesos de coordinación
de las acciones de un organismo
que conllevan ajustes o cambios
tanto en su conducta, como en la
de otros. Los resultados de nuestro análisis son expuestos de ma130
N Ó M A D A S
nera separada en la segunda parte
de este artículo.
No obstante, podemos decir
que la preocupación central de
este ensayo está conformada por el
problema de la reflexividad en la
investigación. Debido a esto, al
tiempo que damos cuenta de los
temas de reconocimiento, expresión y comunicación, exponemos
las contingencias reflexivas del
estudio, implicándonos directamente como investigadores. En términos generales, la reflexividad
consiste en el conocimiento que
tengamos de la capacidad de comprensión acerca de nuestro modo
de ser singular y de la forma en
que este se expresa. Ahora bien,
si aceptamos la existencia de distintos niveles de conocimiento en
relación con los planos de la individualidad (Spinoza, 2005), así
como la presencia de distintos grados de aprendizaje (Bateson, 1998),
existirían dos niveles auténticos de
reflexividad: primero, conocimiento acerca de las causas, es decir,
de las relaciones en las que se ve
involucrado el individuo, de su
modo de afectarse, y en otro sentido, de su capacidad de conocimiento; y, segundo, conocimiento
de la esencia o del modo de ser singular, es decir, de los grados de
potencia que expresan esas relaciones, al cual correspondería el
conocimiento del contexto que
permite al individuo ajustar su
conducta, para definir los propósitos de su acción sobre el mundo.
De acuerdo con lo anterior, a lo
largo del texto aludiremos a estos
dos planos de la reflexividad, mientras que en el apartado de conclusiones intentaremos relacionar
sintéticamente los procedimientos
narrativos, dialógicos y de visuali-
zación con las dinámicas de expresión, comunicación y reflexividad.
Los talleres de
expresión y
comunicación
Un ejercicio se enfocó en otros
dos aspectos centrales relacionados
con la idea de reconocimiento: los
modos de expresión y los procesos de
relación intersubjetiva o de comunicación. El taller, visto como un recurso para confrontar unas primeras
descripciones forjadas a través del
trabajo de campo, se diseñó como
un escenario de reconstrucción entre investigadores y grupos, de
retoma de fragmentos personificados
de los grupos –en su mayoría con fotografías de sus propios actos y eventos–, con base en la elaboración de
un video que condensaba los repertorios expresivos y comunicativos
más sobresalientes de cada experienciagrupal5 .
No se trataba de que los sujetos
fueran “descubiertos” por otros –los
investigadores–, quienes, por otra
parte, tampoco se descubrirían ante
los sujetos investigados. Por el contrario, las organizaciones “volvieron
a ver”, gracias a la observación participante de cada auxiliar, diversos
momentos de la experiencia narrados en libretos e imágenes, que buscaban comunicar el sensorium y la
coordinación de acciones de los grupos juveniles.
El dispositivo de visualización
se construyó con material producido por los mismos grupos y/o por un
observador participante del equipo
durante diversos momentos del
acompañamiento en campo. Un
poco tomados por sorpresa al verse
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
captados por otro, y a la vez, cons- elementos, dará cuenta en cada moTeniendo en cuenta lo anterior,
tatando la resonancia con la ex- mento de la relación característica, luego de la visualización corresponpresividad de sus acciones, las de las afecciones y de la singulari- diente nos propusimos componer procoordinaciones y comunicaciones dad del individuo.
cesos dialógicos con los grupos de
entre sus miembros y entre el conjóvenes estudiados, de tal manera
torno de grupo y su entorno lejano,
Ahora bien, puesto que la singu- que se produjera la expresión de su
el taller convocó a organizaciones laridad no es una esencia inmutable singularidad y diferencia en encuenafines a un diálogo que les permi- (una substancia idéntica), la confi- tros en los que se congregaran grutiera entrar en el campo de percep- guración que tome depende de que pos afines que pudieran indagar las
ción del otro, para que a través del un agenciamiento de enunciación la posibilidades de sus actuaciones7 . En
cuerpo vibrátil –de lo que se es produzca o no; en consecuencia, se este proceder, valoramos la hipótecapaz de percibir más allá de lo di- hace necesario identificar los proce- sis de Spinoza sobre el carácter
cho–,como de sus herramientas sos reales de subjetivación. Siguien- transitivo del afecto, es decir, el hereflexivas, cada grupo cooperara en do esta perspectiva, puede afirmarse cho de que es imposible represenel proceso de descubrir
tarse la afección de
y generar la comprensión
un ser semejante sin
sensible. A su vez, quiesentir nosotros misnes ejercían la escucha
mos esa afección8 .
por parte del grupo investigador promovieron un
La expresión
re-acceso a la experienmediada por la
cia, una reorganización
creación artística
de la misma, para contribuir en ocasiones en las
En ambos casos,
que el grupo realizó
las producciones de
tomas de contexto sobre
estos grupos reconolas situaciones expresivas
cen poseer un leny comunicativas, meguaje particular, más
diante preguntas que Entrega de Guadalupe Salcedo: oficial y periodista anónimos, general Alfredo Duarte, Salcedo, dirigido a quienes
buscaban que los interreporteros Guillermo Sánchez, Guillermo Karty y Carlos Caicedo, 1953.
comparten su cultura
Salcedo fue asesinado en 1957. Museo Nacional de Colombia.
locutores se plantearan:
que hacia el público
“¿Esos somos? ¿El video da cuenta de que de manera contemporánea la en general. Si bien aceptan que esta
nuestra particularidad? ¿Hay algo de expresión de una singularidad está es una manera de buscar reconocilo que no se tiene aún conciencia?” relacionada con alternativas que miento, consideran que su expresión
O, igualmente, les fuera posible ex- se desprenden de la subjetividad no está orientada contra ninguna
plorar otros conjuntos de alternati- capitalística, cuando se es capaz de clase de opresor, y, más bien, intenvas sobre las cuales mostrarse “como proliferar nuevos procesos (secuen- ta ser fiel a su propia sensibilidad9 .
lo que son”.
cias de hechos o de acciones). Suele En un ejemplo, dibujar el nombre
estar asociada con flujos materiales y acudiendo a ciertos códigos estilíssemióticos que engendran transfor- ticos es una especie de protección
Expresión y
maciones reales y producen nuevos ante la sociedad, a la cual se le dereflexividad
agenciamientos. Estos modos de jan los elementos estéticos de la pinsubjetivación singulares se auto- tura sobre los muros de la ciudad;
En coherencia con la definición modelan, es decir, operan su propio en el otro, se busca “contagiar” a
de expresión mencionada en el pri- trabajo de semiotización y de inci- sujetos específicos que escuchan
mer apartado, asumimos que los atri- dencia en el nivel de relaciones de una canción y logran capturar su
butos o cualidades de un sujeto se fuerza local, como en el hacer y des- mensaje, y a través de él, compartir
explican por su modo de ser; la com- hacer de alianzas (Rolnik y Guatttari, experiencias vividas por quienes las
prensión que se alcance de ambos 2006: 61) 6 .
escenifican 10 . En ello consiste el
CUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN
LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR
N Ó M A D A S
131
estilo: mostrar la fuerza propia en el
tono de voz, los movimientos, el flow,
el ritmo, etc.
Parte de esa fuerza parece estar
asociada con el tinte de ilegalidad de
donde provienen los dos tipos de manifestación a los que hacemos
referencia. A pesar de su difusión, el rap conserva algo de
marginalidad, de discriminación y persecución que los
verdaderos escritores de canciones saben traducir en mayor
calidad. De la misma manera,
el encanto del “bombardeo” a
través del tag (el sobrenombre
adoptado) se debe a que preserva la antigua ilegalidad del
grafiti, esto le da un especial
sentido a su creador en el momento de hacerlo.
Lo que sí resulta evidente es la
necesidad de apartarse de la captación de que adolecen estas expresiones cuando las iniciativas
institucionales, la publicidad o el
mercantilismo intentan apropiárselas. El programa Muros Libres y el
medios de difusión de estas corrientes, se entienden como pretensiones
para conducir sus realizaciones hacia determinados fines, volverlas fácilmente comprensibles o hacerlas
rentables. Todo lo cual, según sus
creadores, hace que se extravíe su
esencia, se agote su sensibilidad y pierdan parte de su potencial de inventiva 13 .
Otra clase de escollo, del
que no está exento el grupo
responsable de la investigación, es el que tiene que ver
con la producción académica.
Emerge cuando, amparados
en clasificaciones o tipificaciones hechas a priori, los estudios no dan cuenta de lo
propio de estas manifestaciones, no logran descifrar su
“código”, o mejor, no alcanzan a comprender la vibración
presente en estas prácticas y
cómo afectan los contextos en
los cuales se inscriben.
No obstante, ambas tendencias padecen cierta fascinación miedosa por la
aceptación del gran público.
Dibujar el propio nombre, incomprensible para la mayoLa expresión éticoría, se siente como un acto
ecológica
de puro egocentrismo que intenta ser compensado por lo
El diálogo entre las dos
que se supone es el don enagrupaciones pertenecientes
tregado a la ciudad: el aspecal ámbito de la lucha ecolóto pictórico del grafiti, la
gica llevó a cada una a conexpresividad del color, la
clusiones particulares. En el
exaltación de la forma, su texprimer caso se reiteró el sen11
tura . De manera similar,
tido que tiene encontrarse a
nuestros raperos buscan llasí mismo desde el corazón y el
mar la atención de grandes
sentimiento, ligando a ello el
audiencias: “sonar” para mupensamiento y la valoración
cha gente, pero mantenien- El antropólogo Gerardo Reichel - Dolmatoff en la Sierra Nevada de Santa del territorio; se trata de un
Marta con dos indios Kogi. Foto: Alicia Dussán.
do su autenticidad. Aquí
proceso de resignificación
surge la inquietud sobre el
que implica primero desnudarriesgo que implica asumir una acti- festival “Rock al parque”, entre se espiritualmente para sentir la tietud políticamente correcta, es decir, otras propuestas de la Alcaldía en rra, sin lo cual es imposible apreciar
valerse del potencial comunicativo Bogotá; las campañas de gaseosas, la importancia de su recuperación y
de sus producciones para lograr ma- cigarrillos u otros productos de con- reconstrucción14 . Unido a ello, proyor reconocimiento12 .
sumo masivo; y la multiplicación de piciar un conocimiento más escla132
N Ó M A D A S
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
recido implica también respetar las
costumbres de origen, comprender
el significado de armonizar los distintos elementos naturales, rescatar
la riqueza e integridad del lenguaje
ancestral desvirtuado por el trascurso
de los distintos sometimientos y renovar el alcance de modos de relación, que a partir del respeto a los
antepasados, a los mayores y a las
mujeres crean vínculos de afecto y
generan mayor fuerza al actuar. Lo
anterior explica por qué la representación de este grupo producida a
través de un video, a pesar de que
insistió en el “tacto histórico” con
que vincula pasado y vida actual, no
atrajo del todo a sus miembros: sus
prácticas están basadas en una
integración afectiva y corporal,
mediante rituales que afectan principalmente la memoria15 . Desde allí,
se avala la importancia de vincular
a los más jóvenes en las tareas de
recuperación del territorio local y de
ampliar el impacto de la acción conjunta con aquellos colectivos que
comparten visiones parecidas, siempre y cuando no se incurra en concesiones ni se pierda autonomía.
Desde el otro lugar, se insiste en
involucrar en la labor la parte ética
y personal, con miras a hacer conciencia sobre el origen y destino de
lo humano, desechando las “malas
costumbres” que han llevado a los
jóvenes a caer en un vano consumismo. Pero no se trata de un intento
de búsqueda por el reconocimiento
propio, sino de aunar distintas capacidades y conocimientos para actuar conjuntamente en aras de una
educación dirigida individualmente para comprender el significado
del “veganismo”: la igualdad entre
“animales humanos y no humanos”,
el abolicionismo, el antisexismo,
entre otros aspectos. Un conociCUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN
miento que comienza por sensibilizar desde la arenga y el perfomance
callejero, en una búsqueda constante por llamar la atención sobre una
problemática compleja, pero que no
se queda allí16 . Entonces acude al
convencimiento personal, a la explicación sobre el uso despiadado de
los recursos y a la promoción del
cambio de algunas costumbres a través del cuestionamiento y de la demostración mediante el ejemplo
propio. Se trata de quebrar memorias instaladas en el pensamiento,
pero también en los hábitos y en los
cuerpos. En consonancia con esto,
el video de presentación usado para
el taller, pareció a los participantes
de este grupo muy “puntual”, pues
no registró otras acciones ya mencionadas. Su potencia expresiva se
relaciona más con crear inquietudes
sobre las costumbres y tipos de educación convencional que en realizar manifestaciones callejeras, así
estas sean espectaculares.
Diversas formas de expresión del
vínculo comunitario
Resumimos aquí distintas modalidades de manifestación de lo singular que configuran formas también
diferentes de integración con comunidades locales. Si bien algunas de
ellas acuden más explícitamente al
uso de recursos expresivos para plantear demandas y reivindicaciones
(títeres, zanqueros, payasos, lanzafuegos, etc.), en su gran mayoría
centran su acción en propuestas
educativas que, igualmente, se dirigen al desarrollo de competencias
asociadas con lo expresivo (danza,
artes manuales, música, literatura,
periodismo, taekuondo, dibujo y pintura, entre otros). El taller buscó
entonces entender conjuntamente
la perspectiva, los límites y poten-
cialidades con que se hace uso de
estos medios en la acción cotidiana
de cada agrupación.
Un primer ejemplo resalta cómo
el valor de las presentaciones que
ellos realizan se empeña en dar
muestra de posiciones políticas cuyo
fin está orientado al servicio de la
comunidad. Por tanto, la política
resulta ser un contenido que requiere múltiples formas de trasmisión y
difusión; al mismo tiempo, se entiende como habilidad para establecer
alianzas, desarrollar estrategias y
aprovechar oportunidades. Quizás
por eso no resulta inadecuado juntarse con instituciones que facilitan
la gestión: se intenta hacer viable
aquello que parece convenir a los
propósitos del grupo17 . Igualmente,
dado que la formación de líderes se
asume como uno de los propósitos,
se aceptan las propuestas mediante
las cuales algunos miembros, con
mayor ascendencia y experiencia,
buscan consolidar esta actitud en
aras de hacer perdurar el grupo. No
obstante, ello no contraviene el entusiasmo y dinamismo con el que los
más chicos despliegan sus habilidades creativas18 .
Desde otra visión, se apuesta por
el poder de cambio de la gente; debido a ello, se gestionan espacios
para la acción conjunta dentro de
la propia comunidad, sin que ello
desdiga del poder educativo de
campañas como las de reciclaje y el
autosostenimiento, para las cuales se
acude a la dramatización con títeres
y a la construcción de un dispositivo-modelo destinado a la recolección de desechos. Lo anterior
explica por qué la presentación que
el equipo de investigadores realizó
de esta agrupación, se consideró por
sus representantes “muy general”, no
LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR
N Ó M A D A S
133
mostró otros espacios de su trabajo:
las campañas de reciclaje, los grupos de estudio, la labor educativa
con los “Genesitos”, etc. Al parecer,
el video no captó con suficiencia sus
dimensiones expresivas singulares.
De otra parte, la necesidad de ofrecer a cada integrante del colectivo
un espacio de vinculación genera un
riesgo de dispersión que se asume
inevitable. Puesto que la política es
comprendida por el grupo como pugna y disentimiento, se proyecta un
tipo de liderazgo que no acude a la
imposición sino a la toma de decisiones por consenso; de este manera, se tramitan diversas propuestas
que son abanderadas por quienes encuentran allí la forma de desplegar
su gusto y pasión19 .
Probablemente, la potencia reflexiva del ejercicio de análisis de
los procesos de expresión, quedó un
poco más patente en otro de los colectivos comunitarios con el cual el
diálogo fluyó hasta instaurar una
discusión en la que cada quien se
sintió comprometido al examen de
sus relaciones con el colectivo de
acuerdo con las disposiciones puestas en juego a través de la práctica
cotidiana dentro del mismo. Allí se
identificaron tanto la falta de confianza en las posibilidades de crecimiento y cualificación individual en
el grupo, como la disonancia de
quien no se atiene a la sensibilidad
de este último, y al intentar imponer su fuerza, afecta el exterior de
modo distinto al habitual. Entonces
se produce una especie de vacío y
extrañamiento que resuena en ambos sentidos: hacia adentro, se lastiman los sólidos lazos de amistad y
el mutuo apoyo; hacia fuera, se debilita la capacidad de solidaridad y
de concertación con otros distintos.
Debido a que la política se concibe
134
N Ó M A D A S
construida desde el hacer, aunque
ligada a valores compartidos, el ejercicio de reflexión provocado rompe
las dinámicas usuales y lleva al
cuestionamiento sobre la validez de
acuerdos tácitos respecto de temas
cruciales. En esa perspectiva, a pesar de que la presentación a través
del video del colectivo Thimos se
consideró un buen aporte por parte
del equipo investigador, se hizo notar por algunos de sus integrantes
que no abordó los problemas y debilidades del grupo. Por último, si lo
que se puso en debate hace parte
de un compromiso vital de cada
miembro del grupo, quedó la inquietud de por qué no abordarlo en forma directa20 .
Bien distintas son las prácticas
reflexivas de quienes se juntan alrededor de la producción de un
medio de comunicación. La discusión no solamente es la materia prima del quehacer conjunto, sino que
para la mayoría se constituye en el
verdadero sentido de su reunión.
Por ello, pretender que a través de
un ejercicio reflexivo se aporten
meras indicaciones para mejorar el
medio es una empresa limitada; el
análisis transitó por el carácter mismo de las relaciones entre sus integrantes, que, paradójicamente,
ha llevado a que con el tiempo se
torne homogéneo aquello que en
principio era diverso: por algún
motivo la práctica de años ha provocado eliminar contradicciones,
acercar posiciones y atenuar el sentido crítico 21 ¿Cómo rescatar tal
diversidad? Como solución se propuso introducir una medida de intervención externa: ampliar el
colectivo con el fin de rescatar matices, incluir otras perspectivas e,
incluso, otras competencias. Preguntamos, ¿qué haría que lo que ha
llevado a constituir un modo de
relación característico se altere por
la inclusión de fuerzas disonantes?
Quizás lo más importante de la discusión fue el conjunto de apreciaciones dirigidas a lograr que el
grupo extendiera al máximo sus
potencialidades hacia otras acciones ya proyectadas pero no efectuadas aún en su comunidad local.
Finalmente, a un colectivo cuya
labor se enfoca, primordialmente, en
generar cambios en los sujetos con
los que se relaciona (específicamente en el descubrimiento de sus
capacidades, en el cuestionamiento
de sus condiciones de vida, en la
transformación de sus relaciones
habituales, etc.), le pareció muy limitado que se le presentara a través
de las expresiones de sus integrantes y no en las de aquellos con los
cuales trabaja22 . Si bien conjuntamente, y mediando las distintas perspectivas, puede elaborarse un
discurso consistente, en este caso
sobre el significado de la educación
popular, la comprensión cabal de sus
prácticas sólo puede darse mediante la indagación acerca de lo que
aporta cada actividad individualmente, esto es, cómo afecta su vida.
Esto incluye, por supuesto, dar cuenta de la transformación de los
responsables de la formación: su
“realización profesional”, la reelaboración de sus saberes y cómo se
articula lo educativo con las otras
dimensiones de su cotidianidad,
entre otros aspectos. No obstante,
desde la perspectiva de la gestión de
recursos y de las relaciones institucionales se aprecia la importancia de
mostrarse integralmente a otros mediante un dispositivo comunicativo;
para ello, el registro sistemático de
las acciones, su evaluación permanente y, sobre todo, la capacidad de
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
ofrecer sin artificios la sensibilidad
propia del grupo, fueron aspectos
ineludibles en el diálogo. Por este
motivo, el video de presentación
para el taller se recibió como un
cuestionamiento a la falta de agencia del grupo para producir este tipo
de comunicaciones, pero, al mismo
tiempo, se sintió como una especie
de impulso para realizar una elaboración propia.
A ello respondió el segundo ejercicio metodológico llevado a cabo,
diseñado como un dispositivo reflexivo audiovisual y dialógico, en el que
los grupos tenían la posibilidad de
examinar la comunicación producida entre sus acciones y las de otros
como respuesta a estas últimas, a
través de diferentes niveles comunicativos. Indudablemente esta operación reflexiva buscaba el propósito
pante, en los procesos de reflexividad entra a jugar su propia posición desde esos mismos niveles:
productor, receptor o evaluador.
Tres interrogantes nos ayudaron
a desplegar tanto la visualización
como el diálogo en los talleres de
expresión y comunicación. El primero de ellos se relacionó con lo propio de una comunicación intra e
interpersonal en las experiencias, que no pasa
Los procesos de
por los mecanismos de
comunicación
producción redundante23 producidos en otros
Partimos de la idea
niveles de la comunide que los grupos se
cación de carácter culcomponen de relaciones
tural abstracto. Nos
en continua organizareferimos a las comunición y disolución, cuyos
caciones hechas bajo formodos de comunicación
mas artísticas, como la
tienden permanentemúsica y la danza, entre
mente a la autocorrecotras, y basadas fundación. De manera que, si
mentalmente en explono responden a conraciones propias como el
ductas codificadas o inpercibir y producir ritmos
alterables, actúan en
sonoros, o el dar forma a
intercambio de posturas,
imágenes visuales, en las
acciones, enunciaciones
que interviene tanto el
y son afectados por touniverso de la cinética
Hernán Díaz: Alejandro Obregón, Enrique Grau, Fernando Botero, Armando Villegas
dos los que entran en el y (adelante) Eduardo Ramírez Villamizar y Guillermo Wiedermann, Bogotá, 1960. (la expresión de la mano,
marco de su relación
del cuerpo, etc.) como el
(Ruesch y Bateson, 1965). Pero consciente de relacionar a los suje- del paralenguaje (tonos de voz, enigualmente el conjunto de inter- tos con su ambiente para establecer tonación, entre otros).
cambios de los grupos marca su distintos planos de comunicación
manera de puntuar los aconteci- según el campo de visión: en el nivel
En vista de que estas comunicamientos, que una vez incorporados intrapersonal o limitado a la perso- ciones se convierten en actos de protenderán a la repetición o al cam- na misma; interpersonal u ocupado ducción de lo singular, operan, entre
bio. Por tanto, en medio de estas por dos personas; grupal o constitui- otras formas, como señales analógicas
dos dinámicas (estable y cambian- do por varias personas; y, por últi- productoras de valores de magnitud
te), los colectivos formularon o mo, el cultural conformado por que se desean transmitir, como sucontestaron preguntas sobre las se- muchos grupos (Ruesch y Bateson, cede a partir de los indicios o marcuencias de sus relaciones comuni- 1965). Ahora bien, dado que toda cas del grafiti que pinta el nombre
cativas en las que están inmersas persona o colectividad tiene sus pro- de su “escritor”, o en los giros y
sus acciones y sobre la inclusión o pios puntos de vista en lo que se re- acentos de la voz en el cantante de
exclusión de intercambios y men- fiere a la calificación de la situación rap ante el escenario. En la expesajes en cada uno de los niveles o social, a la percepción de otros, así riencia de quien las crea, el momensecuencias en las que participan.
como a la posición de cada partici- to de su producción es fuertemente
CUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN
LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR
N Ó M A D A S
135
intrapersonal en concordancia con
la exploración personal en la que se
apoyan.
En la experiencia de comunicación interpersonal de colectivos comunitarios y éticos, que se transvasan
o no en lo grupal, se establece una
comunicación que incluye las
microdimensiones de señales de reconocimiento, aprobación, admiración, o también de encuentro
intencional. A través de estas señales se generan contrastes con otras
situaciones sociales abstractas tales
como los dispositivos educativos, familiares y culturales, con los que, por
contraste, se generan compensaciones que dichos niveles interpersonal
y grupal, no producen en estos otros
ámbitos de mayor proliferación de
subjetividad.
Muchas de estas dimensiones
comunicativas se viven en forma
intrapersonal o interpersonal, sin que
el grupo actúe como instancia productora de una sola lógica de afectación, ni ofrezca a sus asociados
formas de comunicación con el exterior que abarquen otros niveles.
No se descarta que, al mismo tiempo, estas comunicaciones se crucen
con otros niveles de lo intrapersonal
grupal y entren, entonces, en una
existencia paradójica en la cual una
puede aparecer inserta en la otra24 .
¿De qué mecanismos se valen
los agrupamientos comunitarios que
realizan el tránsito entre un todo
colectivo y constelaciones amplias
de otros colectivos, e incluso, hacia una totalidad social mayor?
¿Qué dispositivos permiten que estas situaciones se planteen simultáneamente? ¿Con qué recursos se
aborda este acople? Veamos entonces algunas de las reflexiones que
136
N Ó M A D A S
nos ha permitido esta experiencia
metodológica.
La Reflexividad que se agita en
lo artístico
Los grupos de grafiti y de rap forman parte de los colectivos más
involucrados en producir una obra
cuya trama involucra códigos, señales y proposiciones intercambiadas
entre estos y sus públicos, entre ellos
y los grupos de identificación contiguos, y entre los propios creadores,
en un proceso reflexivo que hace
conciente las reglas implícitas y explícitas en dichos intercambios, en
esas distintas redes. Las imágenes
cantadas o pintadas provienen de
sus propias agencias personales y
colectivas, y gracias a un examen y
reexamen de los niveles con los que
participan escritores y cantantes urbanos, grafiteros y raperos, cazdos o
linzo25 .
Estos actores de objetos culturales se ponen en juego transvalorando los valores en sus obras. Son
realizadores de momentos de baldeo
social, mientras la sociedad pareciera dormir. Ellos consideran su acción
una salida a lo incómodo de la organización capitalista y, sin embargo,
se desarrollan dentro de ella. Sólo
entonces, quienes han sido motor
afectivo y efectivo en estas creaciones son invitados a presenciarlas. El
tiempo de la exposición y el tiempo
de la obra como creación no coinciden, aunque esta relación sea en
ocasiones simultánea, el hecho comunicativo se realiza al fin de un
trayecto que ha tenido origen antes
de “saltar a la vista” (Barthes,
2001).
¿Cómo interviene esta problemática en la reflexividad entre ar-
tistas e investigadores? Provoca de
primera mano, la emoción estética
que incita la obra representada en
escenarios musicales y en los
murales de la ciudad. Como receptores vinculados con los creadores,
establecemos atajos para volver a la
producción y hallar cortes acerca
de su origen y su fin, reduciendo
de esta forma algunas restricciones
que redes amplias de transmisión
de estos objetos culturales suelen
generar respecto de su novedad y
su sentido singular.
A partir de esta primera emotividad acoplada, instauramos una
relación cognoscitiva. Aunque algunas de sus codificaciones estuvieran
fuera de nuestro alcance, consideramos sus formas de codificación y sus
efectos sobre las diferentes redes: el
grafiti de escritura, el mensaje del
rap; los niveles restringidos o ampliados de sentido del código pictórico
y sonoro; el equilibrio subjetivo intransferible que brindan estas formas
de comunicar; los gestos corporales
de su trazo y su desciframiento.
En el intercambio dialógico,
los creadores puntualizan sus contextos de comunicación: desde los
niveles más íntimos de su creación, pasando por el de la confrontación con colectivos del grafiti y
del rap26 en los que la comunicación se define como una calificación de calidad alcanzada, hasta
su pretensión de impactar a un
público global. A través del diálogo comparten restricciones y distorsiones similares en los códigos y
buscan otros puntos de la red de
comunicación donde el potencial
del grafiti y del rap comunique justamente la intención de sus acciones a partir de los significados que
ya transitan en la sociedad27 .
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Reflexividad que toca el lazo
comunitario
Cuando la acción transforma a
quienes hacen juntos, se toca el lazo
comunitario. Un lazo que muchas
veces se origina allí donde la cohesión comunitaria viene perdiendo
fuerza y función. Entre todas las acciones que provoca en respuesta esta
distorsión, algunas retornan produciendo efectos nuevos de firmeza,
persistencia o tesón, a partir del canje de capacidades ya aprendidas que
se ofrecen como intercambio intersubjetivo. Un intercambio con otros
diferentes en edad, aficiones, destrezas o talentos, con los cuales se
da vuelta a la lógica de la pérdida
del recurso pero se gana en realización directa, sin mediación.
Así, y teniendo como soporte una
comunidad de amigos, parejas o parientes, esta fuerza organizada se
prolonga hacia otras: niños, jóvenes
y/o familias con los cuales de nuevo
se activa la vida social: conocer colectivamente, aprender en conjunto un arte, formarse como personas
sociales.
En este llegar a otros a través del
nosotros, la comunicación se establece entre los propios miembros, entre
estos y las redes y comunidades, con
flujos entrecortados. Generalmente
el paso de uno a otro nivel es complejo: el encuentro con lo social se
desvanece cuando la intensidad del
encuentro grupal se retrotrae a las
formas de vida social segregada. En
otros casos, las exigencias de intercomunicación de las redes debilitan
la intensidad de los lazos interpersonales en los grupos. Y a su vez,
otras dinámicas donde muchas personas y grupos están interconectadas, en ocasiones no se consideran
CUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN
como puntos de la red con capacidad para modificar la circularidad
en el espacio-tiempo de sus funciones especializadas.
Al volver sobre estas restricciones, los investigadores preguntan
por su relación con estos contextos
y secuencias y por las posibilidades
de un movimiento simultáneo entre las varias instancias. Algunas
configuraciones interesantes muestran reestructuración en las líneas
y pautas de relación de su ejercicio
comunicativo28 .
Con respecto a la capacidad
dialógica, estos colectivos movilizan
interrogantes sobre las rupturas de
la comunicación de los colectivos
presentes con otros grupos29 y sobre
su manera de codificar las diferencias de su visión de mundo30 .
Reflexividad pulsada a través de
una ética
Cuando lo que se pone en juego es una ética, el proceso reflexivo es un constante verse a través
de todo lo que se hace y lo que se
dice. Siendo así, la reflexividad no
parece requerir otro mediador, más
allá del sujeto que se interroga a
través de un conjunto de generalizaciones sobre los actos propios y los
de los otros. Sucede como parte del
flujo del devenir vital de una agrupación, y de su necesidad de generar indagación permanente como
vía de construcción de consistencia personal y social. En este caso,
la fuerza de este cuestionamiento
está centrada en el daño hacia otro
animal, humano o no humano, con
aguda observación de las direcciones de vida humana y social donde
el daño se oculta y se reproduce
por automatismo social.
El cúmulo de aspectos vitales
explorados por estos colectivos,
abarca dimensiones más allá del
espacio y del tiempo. Así, algunos
vuelven atrás, hacia las culturas
materiales del pasado, pues consideran estas tradiciones “mensajes
de muchos hacia muchos temporalmente ligados” (Ruesch y Bateson,
1965: 229); en consecuencia, actúan como grupos especializados en
la recepción e interpretación de
mensajes lejanos, interconectando
de esta manera a muchos grupos y
a miembros más jóvenes en relación
con quienes dieron origen histórico a dichos mensajes31 .
En otra dirección, los colectivos
éticos difunden entre gente del común –usualmente transeúntes o público de un lugar o institución–
opiniones morales sobre costumbres
transmitidas por el contacto interpersonal, generalmente implícito en
la acción, que usualmente requieren de un mediador que interprete
y revele su origen o sus formas de
transmisión. Así aspiran a reestructurar la percepción de muchos, y a
dejar impresión sobre sus respuestas
ya aprendidas frente al daño y sobre
cómo estas se transforman mediante otras elecciones32 .
Bien a través de la escenificación
del daño mediante actos de reflexividad provocados por visualización
en performance, o bien a través de
imágenes y palabras construidas de
memoria, identidad y territorio, estando allí, en forma directa e intencional, y no representativa, se
establecen como pequeños circuitos
de personalización de comunicaciones más amplias.
La exploración entre los colectivos éticos y los investigadores ad-
LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR
N Ó M A D A S
137
mite preguntas no tanto acerca de
la relación entre los miembros del
colectivo y sus estilos de vida personales, sino en torno a las relaciones
comunicativas creadas por su interacción, acerca de su capacidad para
conocer las redes a escalas amplias
con las cuales se involucran, y sobre
cómo movilizar los recursos entre
éstas y el nivel del colectivo. Como
se trata de grupos que producen,
transmiten y evalúan por autocorrección, la acción colectiva usualmente libera información imposible
de obtener antes de que la acción
se realice33 .
Otra interesante pregunta se
centró en indagar si su papel en la
reducción de la distancia entre redes amplias y redes interpersonales
o intrapersonales no se pierde en la
comunicación estereotipada con
otros grupos de activistas de la desigualdad animal y no animal ambiental, o si resulta empobrecida por
las rígidas percepciones sobre lo que
otros colectivos producen.
Conclusiones
Con respecto a la reflexividad
del narrar, encontramos que la perspectiva de pasado-presente recibió
mayor consideración en el ejercicio
de dimensionar la propia actuación
de los colectivos, pero hay que destacar que el pasado se vive de manera difusa y ambigua, y más que
propiciar la comprensión del presente, adquiere sentido a partir de la
valoración de este último como momento de disfrute, encuentro, aprendizaje y construcción vital, en donde
compartir con otros es un factor decisivo. Por su parte, narrar a partir
del porvenir es una tarea mucho más
compleja: el futuro, los “sueños” o
138
N Ó M A D A S
los objetivos adquieren validez en el
aquí y en el ahora, sea mediante una
acción de grupo o en asociación con
otras agrupaciones o redes; por ello,
más que aludir a la promesa del futuro, quizá se requiera dar mayor
significado a la idea de duración desde una orientación principalmente
imaginativa.
Interrogados sobre la visualización, uno de sus alcances, se puede
decir, es el abrir los sentidos y la sensibilidad en el conocimiento de sí
mismo, por tanto, aporta alto valor
impresivo. Aún no podemos decir
que esté clara la manera en que las
imágenes generan conocimiento sobre los atributos de los grupos, o sobre las relaciones en que se ven
involucrados. Ciertamente este material, al atraer el ánimo de los investigadores, dio impulso a su
intuición y sensibilidad, pero se hace
necesario continuar explorando las
prácticas de hacer, experimentar y
mirar (Barthes, 1990) el recurso y el
saber fotográfico en investigaciones
cualitativas de mayor especificidad.
Por su parte, la relación dialógica, indudablemente, permitió
aperturas importantes. Podemos afirmar que dialogar fructificó ideas y
afectos que rondaban ya en la acción de los colectivos. Es bueno decir que el tipo de escucha entre los
grupos y los investigadores se relacionaba con el interés por la vida de
los grupos y sus eventualidades, y
que en su manera de explicar las
cosas, ya se veía lo que nuestra atención provocaba. Ante la necesidad
de ahondar sobre los impalpables y
las atmósferas engendradas en las
organizaciones, se iba haciendo evidente lo escasos que son en la vida
social estos intercambios con colectivos de jóvenes.
Desde nuestro entender, el hecho de que en esta experiencia
investigativa hayan emergido distintos planos de comprensión acerca de
la constitución singular de los grupos, muestra que asociada con la
propuesta narrativa y dialógica,
emerge la función de existencialización (Guatttari, 2000) o de
autopoiesis (Varela y Shear, 2005).
Aceptar que el afecto es un proceso
de apropiación existencial hecho a
través de la creación continua de
duraciones de ser heterogéneas
(Guattari, 2000), permitió abordarlo
no desde una mirada cientificista,
objetivadora o reificante de la
subjetividad, sino desde una perspectiva ético-estética como la que intentamos hacer con la presentación
de videos destinados a mostrar la
sensibilidad propia de cada colectivo. Más que integraciones simbólicas
hechas con base en interpretaciones discursivas, lo que buscamos fue
un impulso extrínseco del modo habitual de afección de los grupos, y
desde allí, provocar una comprensión conjunta del sentido de su
acción y sobre las maneras de
relacionarse con otros para llevarla
a cabo. Queda claro que las limitaciones que tuvo este ejercicio se
explican por una evidente des-sincronía entre la capacidad de comprensión del equipo investigador y
las formas de vibrar de los grupos en
estudio.
Por último, pensamos que no es
usual que la investigación cualitativa dé oportunidad al sujeto investigado de colocar ante sí las propias
circunstancias temporales y espaciales en que se desenvuelve, para preguntarse y explorar los dispositivos
del expresar y del comunicar con los
que agencia su existencia. La
reflexividad se revela entonces como
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
un enriquecido proceso en el que se
gestan y se liberan ideas y afectos,
que finalmente se ponen en juego
en la vida social de los sujetos.
Habiéndolos deseado o sentido,
muchos de estos procesos no alcanzan a compactarse en imágenes o en
palabras, como tampoco en actuaciones. Quizá la reflexividad sea el
proceso de colocarse justo entre lo
que ha sido dicho y lo que está por
decirse; entre lo que ha sido sentido y lo que está por sentirse. En ese
doblez de la experiencia que no se
agota en su realización.
3
Respecto del tema de la reflexividad, encontramos un buen complemento entre
la idea del reconocimiento expuesta por
Ricoeur y la comprensión de la expresión según la entienden Spinoza y sus
seguidores. Lo importante en este caso
es qué produjo la aproximación que intentamos realizar.
4
Para la pragmática la función-lenguaje es
la transmisión de consignas que aluden a
la relación de una palabra o enunciado
con presupuestos explícitos, con actos
de palabra que se realizan en el enunciado y remiten a agenciamientos colectivos de enunciación, los cuales, a su vez,
envían a las transformaciones incorporales
(que se dicen de los cuerpos pero son internas a la enunciación). Así, existen “variables de expresión que ponen a la lengua
en relación con el afuera, pero precisamente porque son inmanentes a la lengua”. De
este modo, no existe ningún paralelismo,
y tampoco ninguna representación, entre
la forma de expresión y la forma de contenido (mezcla de cuerpos), constantemente se pasa de un registro a otro: la enunciación “no habla ‘de las’ cosas, sino que
habla desde los mismos estados de cosas o
estados de contenidos”. En consecuencia, “Ni el contenido es un significado, ni
la expresión es un significante, sino que
las dos son las variables del agenciamiento”; así mismo, la lingüística (y sus
funciones semántica, sintáctica y fonética) no puede verse al margen de la pragmática “que define la efectuación de la
condición del lenguaje y el uso de los elementos de la lengua” (Deluze y Guattari,
1994: 81-95).
Citas
1
2
Durante aproximadamente diez meses, se
ha hecho el acompañamiento de nueve
agrupaciones de distintas localidades de
la ciudad de Bogotá, las cuales, con algún
grado de simplicidad, hemos clasificado
de la siguiente manera. Estético expresivas: Retórica (agrupación de rap) y OKC
(graffiteros); Ético-ecológicas: Casa
Asdoas y Activegan; Comunitarias: Estado Joven, Fundación Vida y Liderazgo,
Génesis Rades, Sentido Opuesto y Thimos.
No obstante, algunas de estas últimas utilizan distintos medios estéticos (títeres,
danzas, lanzafuegos, payasos, etc.) o
comunicativos (un periódico, por ejemplo) para realizar su labor.
Cabe destacar que aquí damos cuenta
solamente de la última fase del trabajo de
campo. En los meses anteriores, un equipo de cinco auxiliares de investigación
(graduandos de la carrera de Comunicación Social y Periodismo) ha hecho el
acompañamiento in situ de las agrupaciones, actuando en calidad de participantes
observadores, proceso a través del cual
lograron una muy buena aceptación por
parte de aquellos. Los tres investigadores
principales, han actuado como observadores participantes, teniendo vínculos
esporádicos con los colectivos de jóvenes. En consecuencia, el análisis presentado se centra en el decir de los grupos,
pues sobre el hacer está por desarrollar el
estudio de los diarios de campo elaborados por el equipo de investigación, así
como el de las producciones y documentos de los propios grupos.
CUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN
5
6
Este producto fue construido a partir de
la sensibilidad y capacidades de los auxiliares de investigación, quienes se vieron afectados directamente por la relación con los colectivos. Esbozado el
guión y la propuesta de imagen, los investigadores principales sugirieron re-elaboraciones, complementos o preguntas
para ser incorporadas. Se tuvo de presente mostrar una imagen comprensible
del grupo para el grupo par con miras a
facilitar el diálogo y la indagación de los
aspectos abordados.
Adicionalmente, Rolnik y Guattari afirman que la “revolución molecular” propia de los procesos de singularización
opera en los distintos niveles: infrapersonal (lo propio del sueño o la creación), en el personal (las relaciones de
autodominio) y en el interpersonal, es
decir, a través de nuevas formas de
socialidad de la vida doméstica, amorosa,
profesional, y en las relaciones con los
vecinos, la ciudad y las instituciones.
7
Partimos de la idea planteada inicialmente por Bajtin (1982) de que el ser se
constituye como respuesta a las fuerzas
del mundo, a sus distintas formas de
valorar, percibir y comprender; ámbitos
en los que se presenta una lucha constante por la creación y partición de lo
sensible y por los dispositivos de expresión que lo efectúan.
8
En palabras de Spinoza “nos resulta imposible representarnos un ser semejante
que siente cierta afección sin sentir nosotros mismos esa afección, [...] es imposible que nos representemos el odio hacia nosotros, en nuestro semejante, sin
odiarlo a su vez; y este odio no puede
existir sin un deseo de destrucción que
se manifiesta mediante la cólera y la crueldad” (cit. Guattari, 2000: 229).
9
Un integrante de OKC afirma: “En cierto modo sí, o sea, finalmente digamos, a
mi el grafiti me equilibra, porque digamos es más personalmente que frente a
un opresor, porque así esté Pastrana,
Uribe… ciertamente me da igual, odio a
Uribe y el problema no es de Uribe, no
me equilibra nada, por lo menos yo no
protesto contra el terrorismo de Estado
de Uribe.” Taller entre OKC y Retórica,
julio de 2008.
10 “Entonces ahí es donde ya empieza a jugar el estilo, la fuerza con que uno entra,
cómo empieza a llamar la atención del
público, los movimientos, porque si yo
subo, y si mi voz es fuerte y tiene todo el
flow y tiene todo el son, tiene toda la
sazón, los guisantes y todo esto, pero si
yo me subo a cantar ahí quieto, la gente
se va a aburrir… ” Afirmación de un
integrante de Retórica durante el mismo
taller.
11 “yo puedo poner mi nombre, no me interesa si lo leen o no lo leen [...] le deja esa
textura pictórica, eso es lo que empieza a
salirse del código, eso es lo que empieza a
salirse ya del rollo sectáreo, del rollo ensimismado, del yo”. Expresión de uno de
los grafiteros.
12 Lo dice de manera precisa el líder de OKC
“A eso era a lo que yo iba, o sea, uno
quiere sonar, porque quiere sonar, si yo
hago música y me mato la cabeza haciendo música y todo eso, es porque quiero
sonar, el problema y la pregunta del millón es cómo logro sonar, cómo logro llegar a la gente, sin dejar de perder la esencia, sin ya tener que fusionarme con
regaetton, con tropi-pop, esa es la pregunta del millón, cómo lo hago. Entonces, ahí es donde uno se mata la cabeza,
yo quisiera subirme y cantar ante miles de
personas, pero poder seguir siendo el que
LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR
N Ó M A D A S
139
yo soy, seguirle cantando a la esquina, al
parche, sería bueno, lo que pasa es que
aquí desafortunadamente para llegar a esos
miles, toca prostituirse.”
13 Veamos al respecto algunas de las opiniones de los participantes en el taller: “en
octubre de 2006 fue que se logró que de
pronto la Alcaldía viera el grafiti como
una manifestación y entonces crearon un
programa que se llamó Muros libres, entonces ese proyecto era muy raro porque
te decían tienes que pintar el maltrato,
cuanto hemos trabajado en la educación,
entonces cinco mil escuelas nuevas, entonces vamos a hablar sobre la educación
muchachos [...] Es decir, si tú revisas el
historial de Muros libres, no se reconoce a
ningún autor del grafiti, es decir, no se le
da reconocimiento a ningún autor, pero
el reconocimiento si se lo lleva la Alcaldía en todos los medios”. “Se pierde la
esencia, ya pasa a ser prostitución cultural, cuando yo dejo de hacer lo que hago
por esencia, por pasión, por sentimiento,
y lo hago por buscar un comercio o algo
así, ya pasa a ser prostitución”. “… al
principio si era crear, era poner grafiti en
la marca, poner grafiti en el medio, después era: ‘tengo este logo de Brisa, por
favor hágalo allá’, [...] lo hicimos un par
de veces y ya dijimos ¡no más! Y ahorita
se sigue haciendo eso como tal, la publicidad del grafiti que se ve es eso, es Pielroja
y el indio de Pielroja, es el ícono de
Pielroja, todo Pielroja y no es esa sensibilidad del grafiti”.
14 Uno de los orientadores de la agrupación
Casa Asdoas afirma: “Entonces, [...] lo que
inicialmente hicimos fue hacer un proceso
con nosotros mismos, de reconocernos y
de sentirnos, y de valorar, y de quitar uno
de los cinco ropajes que tenemos, y de las
cinco pieles que nos han colocado [...],
entonces es mirar desde ahí que estas comunidades dejaron un legado cultural muy
importante, y de ahí entonces retomamos
muchas cosas de ellos, volver a retomar
todo su pensamiento, pensamiento puro,
en el sentido de usos y costumbres de volver a mirar la tierra como hay que verla”.
Taller de expresión y comunicación con
integrantes de Casa Asdoas y Activegan,
junio de 2008.
15 Probablemente, como lo sugirió un auxiliar del equipo de investigación, lo más
acertado como presentación hubiera sido
crear un mecanismo similar a un “círculo
de la palabra”, en donde investigados e
investigadores compartieran sus mutuas
percepciones y experiencias.
16 Como lo mencionó uno de los miembros
del grupo Activegan: “pero nosotros nos
140
N Ó M A D A S
enfocamos en el especismo como tal, en
el antiespecismo, porque esto no abarca
sólo una dieta, por eso nosotros somos
veganos, no vegetarianos, [...] pero el
veganismo abarca muchas más cosas, y
no es simplemente una dieta, sino ya meternos en la parte ética y en la parte moral
de cada persona como ser humano; en
cuanto a problemáticas abarca muchísimas cosas, porque no más con la utilización de animales no humanos, tenemos la
alimentación, la vestimenta, la explotación de recursos, [...] básicamente es regresar a las personas a que piensen de
dónde venimos y para dónde vamos.”
17 En esa perspectiva, el video con el cual
quisimos expresar nuestro sentir acerca
de la actuación de Estado Joven fue, según ellos, apenas bonito, causó un poco
de diversión. La posición política que los
impulsa parece trascender sus propias elaboraciones dramáticas o artísticas; en este
caso el contenido “invade” la expresión.
18 “Queremos trasmitir, [...] que los muchachos no solamente se la pasan en la
calle jugando fútbol [...] o las demás personas, sino que ocupan su tiempo libre.
Las presentaciones más que todo es para
mostrar a las demás personas que somos
un grupo unido que trabajamos en comunidad, [...] nos gusta demostrar qué
es lo que hacemos y más que todo para
eso”. Opinión de un chico integrante de
Estado Joven, durante el taller realizado
conjuntamente con el grupo Génesis
Rades, junio de 2008.
19 En opinión de una joven integrante de
Génesis Rades: “yo creo que dentro de
Génesis cada uno tiene un rol por decirlo
así, [...] que se siente bien. Lo que pasa es
que hay muchachos que a veces no les
gusta [...] digamos mucho la actividad de
títeres, de campañas, ellos son los del grupo de lectura [...] aunque ellos nos acompañan. [...] dentro de Génesis, no, podría
atreverme a decir, no hay nadie que no se
sienta, que no se ha llenado la expectativa, ¿sí? Todos están ahí porque de cierta
forma encuentran ese espacio”.
20 Precisamente a este tema se refiere la intervención de uno de los participantes en
el taller con el grupo Thimos: “Esto rompe definitivamente nuestras dinámicas.
Muy bacano. Es muy bacano porque nos
encontramos. Lo que yo les decía, nos
encontramos en otras situaciones de vida
que no hemos compartido en otros espacios y explorar cosas que no vamos, que
de pronto no nos hemos dado una oportunidad de hacerlo y creo que aquí el espacio es muy, muy enriquecedor, muy
bacano y nos da muchas posibilidades”.
21 “Entonces es muy difícil, y aunque se tejen opiniones muy diversas, lo que pasa
es que a medida de que se ha ido decantando el grupo, porque hay mucha gente
que se ha ido, se ha perdido como esa
discusión y esa diversidad, entonces ya
no todos discutimos eso, entonces decimos temas que para muchos son polémicos, el aborto por ejemplo, muchos
tenemos pensamientos más o menos cercanos, entonces en ese punto, sí se pierde
un poquito esa discusión y sí pasa lo que
sumercé decía, nos hemos vuelto un poquito homogéneos”. Expresión de uno de
los líderes del grupo Sentido Opuesto durante el taller sobre expresión y comunicación, julio de 2008.
22 Como lo afirma un joven educador que
trabaja con la Fundación Vida y Liderazgo:
“Cada grupo tiene un objetivo. De lo que
yo llevo acá [...] qué queremos con la
música andina, a qué punto queremos llegar, los que están en deportes, qué objetivo tienen ellos, preguntarle al niño: qué
le parece, qué le aporta para su vida, igual
en música, igual en lo de artes manuales,
¿qué expresión le llega al niño? nosotros
estamos en una labor comunitaria. De lo
que nosotros sabemos [...] el niño también tiene capacidades para desarrollarse,
entonces en el video creo que eso debería
ir un poco más a los niños, que ellos mismos se expresen, llegar a ellos, pues ellos
tienen la respuesta completa a un proyecto”. Taller realizado con la mencionada
agrupación en julio de 2008.
23 Por redundancia se explica la relación
parte-todo implícita en todo mensaje
cuando se trata de predecir el universo
del discurso dentro del que se estaría produciendo significado. Allí el observador
puede conjeturar con éxito si lo que está
de un lado de una marca de corte contiene información acerca de lo que se encuentra del otro lado de la marca.
24 Así se expresa un miembro de Estado Joven en el Taller de comunicación y expresión: “Las presentaciones más que
todo es para mostrar a los demás que somos un grupo unido, que trabajamos en
comunidad”.
25 Los niveles culturales o generales, los
grupales y los intrapersonales.
26 “El mayor juez son los amigos que pintan. Cuando me están viendo toda la
gente de abajo, como son raperos, entonces están pensando: no yo hago mejor pistas que el man, yo escribo mejor que el
man, no anima la gente como yo la animo”. Intervenciones de los colectivos
OKC y Retórica en el Taller de expresión
y comunicación.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
27 “El rollo en nuestro caso, hacer murales
comprensibles o tan tangibles a la sociedad, ese punto es cómo hacerlo [...] cómo
mezclar lo de nosotros para no llegar a
hacer un muralismo mexicano [...] Para
mí ese es el reto, cómo lograr ese reconocimiento social”. Integrante de OKC en
el taller de comunicación y expresión.
28 Así interviene un integrante de la agrupación Fundación Vida y Liderazgo a propósito de un texto del video en el que se
menciona la situación precaria en la que
la agrupación trabaja: “hablar otro tipo
de conceptos es más apropiado, es romper esa filosofía sobre lo precario, lo periférico, sobre el pobre, sobre la miseria,
porque es seguir en ese discurso que condiciona las cosas”. Intervención durante
el Taller de comunicación y expresión.
29 “Yo tenía la duda de si ustedes habían
participado, y pues yo había escuchado
algo así [...] que son fuertes las rivalidades con XXXXX (referencia a otro grupo juvenil de la localidad), que de hecho son demasiado grandes”. Intervención de un miembro de la agrupación
Génesis Rades en el Taller de comunicación y expresión.
30 Durante el taller de comunicación y expresión, pregunta un miembro de Casa
Asdoas a un miembro de Activegan: “yo
tengo una pregunta: ¿cómo hacen ustedes para que la sociedad no se sienta
culpable?”.
31 “Cuando nosotros entramos con nuestra apuesta en la Mesa Juvenil, y decimos hagamos un círculo, es ya una presencia de lo que se puede hacer, una continuidad del espacio, entonces no es todo
el mundo mirando al que está hablando
[...] ¿Qué significa el círculo? No hay jerarquías ahí, aquí cabe el abuelo, el joven, el abuelo es guía espiritual, estamos
CUBIDES C., H. Y GUERRERO R., P.: REFLEXIVIDAD EN
acompañándonos con su presencia y
cuando ponemos fuego es mejor, porque es lo que nos da fuerza”. Intervención de Casaasoas en el Taller de expresión y comunicación.
32 Como lo ejemplifica la nota número 19.
33 Estos colectivos ejercen un constante
aprendizaje que les permite la percepción
de sus actos y de sus efectos.
Bibliografía
BAJTIN, M., 1982, Estética de la creación verbal, México, Siglo XXI.
BATESON, G., 1998, Pasos hacia una ecología
de la mente, Buenos Aires, Lohlé-Lumen.
BARTHES, R., 1990, La cámara lúcida. Nota
sobre la fotografía, Barcelona, Paidós.
________, 2001, La torre Eiffel. Textos sobre
la imagen, Barcelona, Paidós.
CAPRA, F., 2002, Las conexiones ocultas.
Implicaciones sociales, medioambientales,
económicas y biológicas de una nueva visión del mundo, Barcelona, Anagrama.
DELEUZE, G., 1975, Spinoza y el problema
de la expresión, Madrid, Muchnick.
________, 2006, En medio de Spinoza, Buenos Aires, Cactus.
DELEUZE, G. y F. GUATTARI, 1994, Mil
Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia, 2ª
ed., Valencia, Pretextos.
GUATTARI, F., 2000, Cartografías Esquizoanalíticas, Buenos Aires, Manantial.
________, 1996, Caosmosis, Buenos Aires,
Manantial.
GUATTARI, F. y S. ROLNIK, 2006, Micropolítica. Cartografías del deseo, Madrid,
Traficantes de Sueños.
GUBER, R., 2004, El salvaje metropolitano.
Reconstrucción del conocimiento social en
el trabajo de campo, Buenos Aires, Paidós.
________, 2001, La Etnografía. Método, campo y reflexividad, Buenos Aires, Norma.
LAZZARATO, M., 2006, “Expresión vs.
Comunicación”, en: Políticas del acontecimiento, Buenos Aires, Tinta Limón.
LEÓN, E., 1995, “El magma constitutivo
de la historicidad”, en: H. Zemelmann
y E. León, Subjetividad: umbrales del
pensamiento social, Buenos Aires, La
Aurora.
RICOEUR, 2006, Del texto a la acción, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
RUESCH, J. y G. BATESON, 1965, “Individuo, grupo y cultura: una reseña de la
teoría de la comunicación humana”, en:
Comunicación, la matriz social de la psiquiatría, Buenos Aires, Paidós.
SPINOZA, B., 2005, Ética demostrada según
el orden geométrico, Atilano Domínguez
(trad.), Madrid, Trotta.
VARELA, F. y J. SHEAR, 2005, Metodología
en primera persona: Qué, Por Qué, Cómo,
publicado originalmente en 1999 como
Journal of consciousness Studies, Vol. 6,
Nos. 2-3, pp.1-14.
LA INVESTIGACIÓN CUALITATIVA: NARRAR, VISU ALIZAR Y DIALOG AR
N Ó M A D A S
141
Ciencia social
performativa:
alcances de una alternativa
metodológica*
[email protected] • PÁGS.: 142-154
Edgar Giovanni Rodríguez Cuberos**
El artículo aborda elementos teóricos y metodológicos que intentan describir la estructura de lo que sería un modelo de
prácticas ligadas a la concepción de ciencia social performativa en el contexto local. La ciencia social performativa involucra
no solo diferentes discursos y tradiciones del conocimiento, sino prácticas sociales y saberes que, a través de la significación
del “carácter de la obra”, manifiestan la emergencia del sujeto en múltiples formas.
Palabras clave: ciencia social performativa, educación, prácticas y formación en investigación, artes e investigación.
O artigo aborda elementos tanto teóricos como metodológicos que tentam descrever a estrutura do que seria o modelo
de práticas unidas à concepção de ciência social performativa no contexto local. A Ciência Social Performativa envolve
não só diferentes discursos e tradições do conhecimento, senão práticas sociais e saberes que através da significação do caráter da obra- manifesta a emergência do sujeito em múltiplas formas.
Palavras-chaves: ciência social performativa, educação, formação em investigação, artes e investigação.
This article enters upon some theoretical and methodological elements that intend to describe the structure of what
would be a model of practices linked to the concept of performative social science in the local context. This involves
various discourses and traditions of knowledge as well as social practices and know how that are carring out the emergence
of the subject in multiple ways, through the importance of the “art expression caracter”.
Keywords: performative social science, education, investigation practices and formation, arts and investigation.
ORIGINAL RECIBIDO: 10-VII-2008 – ACEPTADO: 15-IX-2008
*
Este texto hace parte de la reflexión derivada de la práctica docente en la
carrera de Licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad Pedagógica
Nacional durante 2007 y 2008. Agradezco al profesor Wilson Alfonso Penilla
Medina de la misma Universidad, por sus valiosos aportes, ya que desde su
investigación “Cultura ciudadana en Bogotá. Una mirada desde la sociología cultural”, actualmente en ejecución, se inició el interés por esta perspectiva. Dedicado al maestro Fernando Lozano Bonilla.
** Estudiante de la Maestría en Problemas Sociales Contemporáneos de la Universidad Central-IESCO. Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional y
la Universidad de la Salle. E-mail: [email protected]
142
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Proemio
Todo espíritu creador está obligado a
entrar en lucha con su demonio, y es siempre
un combate apasionado, heroico. Algunos
sucumben a la presión fogosa del adversario, ceden a su fuerza y se abandonan,
felices, al elemento fecundo que los penetra.
Cuando un artista se encuentra en ese caso,
nace de allí un arte particular que brota
como una llama: arte hecho de borrachera,
exaltación, fiebre, furor, de impulsos
espasmódicos del espíritu, y que pertenece
por lo general a lo profético. El primer
índice de este arte es siempre la exageración,
la desmesura, el deseo eterno de superarse,
de alcanzar lo infinito.
Stefan Zweig
cultura, entendida como práctica
social y como muestra de los procesos históricos; una posibilidad
cierta de análisis tanto en los niveles micro como macro. Dentro de
estas nuevas posibilidades, los problemas y debates típicamente modernos, objetivismo/subjetivismo,
real/virtual, certeza/mito, etc., cobran interesantes resignificaciones
que involucran, entre otros aspectos, una imagen de la sociedad que
no se legitima exclusivamente desde las estructuras, sino desde las
singularidades y sus efectos concre-
ideas emergen y se resisten a las
condiciones que tratan de capturarlas desde el mercado. Pero lejos
de plantear aquí un debate sobre
lo que implica esta comprensión,
las reflexiones actuales proponen
precisamente una toma de distancia renovada metodológica y conceptualmente, para poder pensar la
época de la neu roglobalización 1
mediante una sospecha aguzada
que bajo las reglas del arte nos
permita negar-nos a un tipo de
entendimiento prefabricado y
homogenizante.
Pero, ¿qué significa reComo se sabe, durancuperar lo que la tradición
te las últimas décadas el
epistémica ha degradado al
debate dentro de los estuorden de la asistematicidios sociales ha puesto de
dad y la fragmentariedad,
manifiesto la necesidad de
y/o la poca objetividad y vanuevas prácticas de inveslidez dentro de la comutigación que respondan a
nidad académica? ¿Qué
las transformaciones conimplicaciones tendría este
temporáneas de las dinámovimiento? ¿Cómo supemicas humanas, que a su
rar las objeciones y dificulvez, desbordan en muchas
tades inmediatas frente al
ocasiones las miradas episcontexto y las condiciones
témicas, sus normas y méde producción del conotodos. La emergencia de
cimiento y el saber? En
nuevas formas de interefecto, la radicalidad sinacción y la multiplicidad
gular de la obra artística
de lenguajes que deterJosé Vicente Piñeros: Manuel Quintín Lame, Bogotá, 1962.
siempre es subversiva, oriminan dichas prácticas y
relaciones de saber y de poder, así tos como consecuencia de dichas ginal y novedosa; luego, por dichas
como de administración del deseo y acciones. En este sentido, las ca- características, sería prácticamente
las pasiones, alertan sobre la capa- pas de lo social ya no solamente imposible vincularla a un sistema de
cidad actual de los sistemas interpre- están determinadas por aspectos legitimación que pretende dentro
tativos derivados de los modos y socioeconómicos, históricos o cul- de sus paradigmas la posibilidad de
mecanismos de investigación tradi- turales, en cambio se reconoce una réplica y reproducibilidad expericional y sus aportes concretos de esfera de potencias representativas mental, entre otros aspectos. Es imtransformación o de implicación po- y expresivas que tienden a ubicar- portante clarificar el sentido de esta
lítica dentro de los fenómenos de se dentro del campo de lo imagina- idea y su relación con lo perforrio y lo creativo. Efectivamente mativo, con lo que, al respecto del
estudio.
(como sucede en diferentes épocas) arte, afirma Tarkovski:
De la misma forma, los tiempos se caracteriza ésta como la sociedad
Al contrario de lo que se suele
recientes han provisto de diferen- de la información y el conocimiensuponer, la determinación funtes herramientas y perspectivas que to, en el sentido de comprender las
cional del arte no se da en des“enmiendan” el papel actual de la formas en que el pensamiento y las
RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL
PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA
N Ó M A D A S
143
pertar de pensamientos, transmitir ideas o servir de ejemplo.
La finalidad del arte consiste
más bien en preparar al hombre
para la muerte, conmoverle en
su interioridad más profunda.
Cuando el hombre se topa con
una obra maestra, comienza a
escuchar dentro de sí la voz que
también inspiró al artista. En
contacto con una obra de
arte así, el observador experimenta una conmoción profunda, purificadora. En
aquella tensión específica
que surge entre una obra
maestra de arte y quien la
contempla, las personas toman conciencia de sus mejores aspectos de su ser, que
ahora exigen liberarse. Nos
recogemos y descubrimos a
nosotros mismos: en ese momento, en la inagotabilidad
de nuestros propios sentimientos (2003: 19).
bilidad de mantener como constante el sentido del por qué y para qué
investigar, y el protagonismo de
quienes se ven involucrados en las
investigaciones. Es decir, un estilo
de reflexividad que se apoya en el
carácter de los procesos y los productos desde lo que el espíritu del
arte ofrece.
Ciencia social
performativa o
performatividad de
las ciencias
sociales
Hablar de una función o
implicaciones novedosas y
alternativas a partir de la perspectiva de la performatividad dentro
de la lógica de la investigación,
debe iniciar, a mi juicio, por una
toma de distancia en relación con
los métodos tradicionalmente usados y los paradigmas cuantitativo y
cualitativo. En otras palabras, significa un replanteamiento epistemológico que facilite y oriente una
axiología completa de investigación
para configurar un propósito y unas
acciones con una variante: la posi144
N Ó M A D A S
Abdu Eljaiek: Villa de Leyva, 1967.
En ello, la multiplicidad de significaciones de “lo performativo”
ofrece, más que una dificultad, una
oportunidad para construir localmente y bajo los contextos y problemas
específicos de la investigación en
América Latina, un espacio de producción de pensamiento alterno y
unas redes propiamente heterodisciplinares que converjan en la
experiencia de producción y socialización de conocimiento/saber desde las funciones y/o aperturas que
subyacen al impulso y dinámicas inherentes al sentir/razonar artístico.
La polisemia de “lo performativo”, en efecto, está relacionada
con el ámbito histórico de la cultura, por lo que es posible contemplar
una idea de performatividad anglosajona o continental; de la misma
manera que desde dicha imbricación es posible dar-nos a
la tarea de proponer una idea
de performatividad local.
Sedgwick (1999) ofrece un
rastreo del término ligado a
su origen teatral que se va
desplazando poco a poco desde el trabajo de perspectivas
feministas (Butler) y desde
los estudios narrativos clásicos
(Gergen, Bruner, Ricoeur),
hacia su potencial como concepto clave en la interpretación de hechos sociales en
donde se pone en juego la
dialéctica de los procesos de
pensamiento colectivos e individuales y la función del
lenguaje como dramaturgia
constante de la experiencia
humana. Para el caso de
Denzin,
lo performativo como método
puede retomar la promesa de
la investigación cualitativa
como una forma de práctica democrática radical. La narrativa,
interpretada en el contexto de las
ciencias sociales, ha sido ocupada. Hasta ahora hemos explicado
los relatos tomados del campo.
Hoy sabemos que lo que escribimos es cultura, y que esos escritos
no son prácticas inocentes. Porque solo conocemos el mundo a
través de las representaciones que
nosotros mismos hacemos de él
(2001: 25).
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Miradas e interpretaciones relacionadas con el hecho performativo,
así como con sus posibles niveles de
aplicación, son objeto de diversos investigadores en el número monográfico de Focus Qualitative Social
Research2 , en las que se admite, entre otros aspectos, que la performatividad es un espacio académico
que ofrece la posibilidad de
emplazar producciones artísticas de diferente orden (cine,
teatro, videos, poesía, pintura,
danza, etc.) en diferentes
niveles (narrativo-reflexivocreativo), para ofrecer mediaciones analíticas de fenómenos
sociales en diferentes campos
y contextos y derivar acciones
concretas tanto individuales
como colectivas. La dispersión
de experiencias que en estos
trabajos se muestra, podría, en
apariencia, desvirtuar esta
tendencia como una suma de
intencionalidades que no
muestran un soporte teórico
convergente o, por el contrario, visibilizar el amplio rango
de aplicación de sus metódicas, es decir, contemplarlas
como mediaciones efectivas en
ámbitos diferenciados y sugestivos despliegues de potencias.
Así, la relación entre ciencia social y performatividad
desde el lugar del arte, no sólo ofrece un campo de discusión sobre las
nuevas funciones del investigador y
sus prácticas ético-políticas, sino
también la concreción de las relaciones entre disciplinas anteriormente opuestas e irreconciliables.
De tal suerte, la pregunta ética por
el quién de la investigación en esta
perspectiva, coloca al investigador
como referente principal, en el que
se delegan los propósitos y alcances
RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL
mismos de lo que se desea frente a
su propio objeto de investigación y
las relaciones que establece con los
otros constitutivos del fenómeno que
investiga. Es decir, la investigación
social performativa supone horizontes interesantes para redefinir el
papel de las investigaciones sociales en términos de sus consecuen-
Fernando Urbina: Indio Embera, Chocó, 1973.
cias, pero sobre todo, de los cambios
que supondrían para aquellos que se
lanzan, en riesgo total, a su estructuración, desarrollo y evaluación desde un campo por explorar.
Como apuesta, el primer riesgo
consiste en aceptar que la investigación no es una acción humana
separada de los intereses particulares y colectivos, por lo que su administración y desarrollo nunca son
completamente neutrales. Luego,
desde la conceptualización de la investigación social performativa, la
actividad investigativa es la capa de
la experiencia humana que conecta
de forma concreta los saberes con lo
cotidiano, con la presunción de interpretar el mundo como una sucesión de hechos en los que no existe
una separación entre lo interno y lo externo, sino que
complementa la percepción
y amplía los horizontes desde los cuales nuevos mundos pueden ser vividos. Esta
conexión de capas de la experiencia que no distancian
los conocimientos y las ideas
de lo espiritual (porque nacen y se relacionan con el
hecho artístico) hacen del
devenir humano una fuente permanente de situaciones pre/auto reflexivas. Un
movimiento del pensamiento que asume la singularidad como fuente primordial
de multiplicidades y de diálogos entre lo heterogéneo,
lo colectivo y lo diverso.
Se ofrece, de esta manera, lo llamado “performativo”, como instancia
metodológica, una forma en
que pudiera resolverse la
dificultad primordial de lo
humano en el lenguaje: la disparidad de los discursos, sus matices y
diferencias derivadas de la experiencia singular que establecen puntos
de acuerdo parciales, pero que sin
estar vinculados necesariamente a
voluntades de poder, generan mayor
diversidad y creatividad; es decir,
que en otro lugar de origen de los
discursos, en el sentimiento de producción y recepción del arte, se subliman dichas tensiones que desde
PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA
N Ó M A D A S
145
lo tradicional siempre se manifiestan y terminan por problematizar las
presunciones de la investigación.
Es claro, entonces, que el principio performativo basa su esperanza de interconexiones en lo artístico,
no como una disciplina regulada en
la que se juegan las capacidades retóricas, por ejemplo, sino como una
potencia natural de cualquier ser
humano, una sensibilidad que
independientemente del contexto histórico, siempre permite la puesta en distancia de
lo que establecen las determinaciones y las certezas con
las que en las distintas épocas se regulan los comportamientos de las sociedades. El
arte y su sensibilidad particular es la condición del hecho
performativo, es siempre generativo, en tanto modula nuevas percepciones de lo que se
considera en primera instancia lo único, lo válido, lo establecido. Es o goza de un
carácter subversivo frente a las
disciplinas como también a la
forma en que abordan sus objetos de investigación.
Así, una epistemología
que sustente esta perspectiva,
no se centra en una historia
de las ideas o del desarrollo científico-técnico, o en una filosofía de
las ciencias, sino en una antropología filosófica y en una estética de la
experiencia humana. Rescata la posibilidad de comprender-nos desde
la emoción y el apasionamiento y no
desde la preeminencia de la razón,
es decir, desde una reivindicación
de lo emocional como campo en donde lo racional cobra sentido. El tradicional afán de objetividad ha
hecho que quien se narre como in146
N Ó M A D A S
vestigador entre en conflicto al darse cuenta de que sus objetivos, métodos y objetos de investigación no
necesariamente están alineados con
sus propósitos y necesidades existenciales. De tal suerte, la investigación
se instrumentaliza y hace máquina total con las lógicas de mercado y la
regulación social... muchas veces no
se investiga lo que se quiere sino lo
que se puede.
des de construcción del conocimiento y observación del entorno de existencia y sus diferentes capas o
esferas. Por supuesto, aparece aquí
una objeción fundamental frente a
esta intención performativa: puede
quedarse cualquier experiencia
investigativa como una serie de
“activismos desarticulados, fragmentarios y asistemáticos” o como
algunos lo han llamado “puros
anecdotarios con pretensiones de cientificidad“. Es en
dichas condiciones que se
puede performativizar la
ciencia social: bajo un eventual radicalismo frente al
método, subvirtiéndolo, para
generar fisuras que demuestren en resultados de
mediano y largo alcance la
viabilidad y efectividad de
su ejercicio.
El núcleo artístico
de lo performativo
en ciencias
sociales
Nereo López: Gabriel García Márquez, Estocolmo, 1982.
Luego, la investigación como
actividad humana se transforma en
producto comercial y no en experiencia vital con capacidad transformadora. La figura del investigador
en la actualidad y con pocas excepciones, corresponde más a una
tecnificación de un oficio que despliega (según el avance tecnológico), sofisticaciones del discurso
construido en torno a la cientificidad
y la legitimidad del saber. Discurso
que tiende a negar otras posibilida-
La discusión filosófica sobre el arte en general, la
belleza, lo bello, nos lanza casi
independientemente de la
postura que se asuma desde
lo estético, a comprender
que ella, la filosofía, se entiende, se
hace vívida en su sentido espiritual,
casi místico, ya que comprende no
sólo la percepción y el goce, sino también un contacto muy íntimo entre
el hombre y la naturaleza como encarnación de aquello que consideramos bello y bueno. Esta afirmación
implica en este punto, realizar la
diferenciación entre la realidad artística de la percepción y la producción, que resulta fundamental para
nuestro propósito, pues adelantán-
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
donos a cualquier conclusión, la felicidad del hombre estará imbricada
en su capacidad de mediación, regulación y ejercitación de su dimensión artística, creadora y perceptiva.
Siendo más tajantes, en su posibilidad de filosofar sobre el sentido de
la condición creadora e imaginativa, de indagar por su alcance, de
sostener con gallardía su posibilidad
plástica, de responder estéticamente a lo que el mundo del ahí y el
ahora le demandan.
Esto será útil para establecer que
en la relación arte/filosofía se descifra un mínimo de acuerdo independientemente de la complejización
de sus problemas (la naturaleza de
la obra, el juicio estético, etc.), y éste
consiste en que tanto la filosofía
como el arte exigen la posibilidad de
“exhibición”, no por el juicio en sí
mismo que sobre esta “postración” se
pueda hacer, sino por su valor comunicativo implícito.
Con esta última afirmación, se
atisba el giro de nuestra reflexión,
que nos ocupará precisamente en
tratar de resolver la pregunta por la
posibilidad de pensar el arte desde
una arista socio-cultural para nuestro presente, estableciendo tanto
para el arte como para la filosofía,
una necesidad de reflexión antropológica, pero a su vez, la recuperación de su vinculación necesaria.
Hoy en día y de manera lamentable, la idea de arte atraviesa por
una situación difícil dentro del imaginario de las personas. Para la gente
del común, lo artístico se relaciona
con una serie de actividades, hábitos y/o producciones que pueden
incluso determinar una posición
social. En el contexto mundial, por
ejemplo, la aparición de los museos
RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL
es ciertamente reciente y significa
para el arte mismo un cambio, por
decirlo así, de paradigma; para algunos, la idea del museo, más que
una posibilidad de cultura, constituye una cárcel para las obras. El
terrible resultado de estas situaciones se perpetúa con disimulo gracias
a la posibilidad que tienen algunos
pocos de sobreponerse a la realidad,
asumiendo cierto tipo de solipsismo
extravagante que en algunos casos
sólo busca la justificación a una soledad vacía y excéntrica que, creo
yo, nada tiene que ver con la esencia del arte. De tal forma, el esnobismo y el afán de comercialización
de lo que acordamos en llamar “producción artística” termina por deformar el espíritu de la obra y luego
determina un factor excluyente en
la sociedad (expertos y críticos vs.
espectadores).
Pues bien, tanto el arte como la
filosofía, una vez concebidos como
interdependientes, se nos presentan
en un ahora, un cotidiano que día
tras día devela las apreciaciones subjetivas que realizamos frente a nuestra propia realidad, y que de alguna
manera vamos estructurando y configurando como un posible futuro.
Las diferentes decisiones de nuestro ahora atraviesan la complicada
trama de nuestros juicios y se debaten entre la sensibilidad, las pasiones y la razón, por lo que de nuestras
obras se deriva no sólo lo que el arte
es como aparente neutralidad en el
goce, sino como experiencia práctica por el mismo hecho de ser humanos. “Por sus obras los conoceréis”,
establece la posibilidad de constituirnos como sujetos estéticos que
construyan realidades a través de acciones justas, ecuánimes, y si esto
puede pensarse así, entonces ¿no
serán el arte y la filosofía, el pensa-
miento sensible e inteligible racional, los que nos demarquen nuestros horizontes en el mundo? Si nos
detenemos por un segundo en este
nivel del análisis, es posible que las
tradicionales preguntas e inquietudes por saber o tipificar ¿qué es el
arte? puedan replantearse por otras:
¿cuándo y cómo el arte existe? Y,
sobre todo, el para qué de sí mismo.
Cuando se ponen en evidencia dichas cuestiones, se pone en marcha
también, el aparato sobre el cual una
estructura filosófica puede comenzar el proceso de indagación. Pero
de nuevo, es fundamental llevar el
nivel de la reflexión un paso más allá,
para que lo que se diga sobre el tema
pueda a su vez contener nuevas posibilidades de indagación productiva. Ya que es muy frecuente que las
cuestiones de fondo se dejen ahogar en la tremenda complejidad de
las definiciones y las tendencias de
pensamiento que pueden pretender
una exclusividad. El asunto del arte
no debe en este momento reducirse
a la cuestión del oficio sino al problema de la existencia, a la preocupación de las sociedades por rescatar
lo que de artista cada uno tiene y
ponerlo en evidencia en la vida misma, es decir, en anticiparse a la
muerte viviendo poéticamente.
Podemos aceptar para nuestros
fines que el arte es y depende en
gran parte de la intuición, tal como
lo explica Croce (1938). No es un
fenómeno físico (no responde a cánones de precisión o de medida)
porque lo físico es, en últimas, producto de una serie de fenómenos
que escapan a nuestra experiencia
(los átomos, las moléculas, etc.). El
arte se realiza y tenemos fe de su
existencia pero no podemos cuantificarlo físicamente. Lo percibimos,
tenemos conciencia de él a través
PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA
N Ó M A D A S
147
de otros mecanismos y de otro nivel
de operación de nuestros sentidos.
La percepción del arte requiere de
una demanda profunda a nuestro
pensamiento que indaga no sólo por
nuestra cultura, sino por nuestra
sensibilidad hacia la obra misma de
lo que nos identifica como humanos.
De esta forma, el nivel de percepción no involucra al arte con el sentido de placer de manera estricta,
pues la intuición nos lleva a sobreponernos frente a la obra y validarla
como resultado de alguien que se
atrevió a tener una vivencia artística, sin que tenga ésta que procurarnos o no placer. Por otro lado, la obra
nos puede suscitar toda una serie de
sensaciones (odio, pasión, repulsión,
etc.) y ubicarnos en un plano donde sólo lo humano es posible.
Según Tarkovski (2003), el sentido de cualquier arte que no
quiera ser “consumido” como una
mercancía, consiste en explicar por
sí mismo y a su entorno el sentido
de la vida y de la existencia humana. Tal vez esto pueda sonar demasiado utópico, pero es la síntesis
misma de la búsqueda esencial que
hay detrás de cualquier arte y de
cualquier filosofía. Enfrentar al
hombre a sí mismo a través de la
representación, sugiere que la
problematización lo lleva a niveles
de pensamiento diferentes de los
habituales, le impone otros ritmos,
otros escenarios, otras fuentes y distintas alternativas de comprensión;
por lo que a su vez, despliega sus
capacidades al máximo. Este despliegue, en últimas, será el reflejo
de nuestra condición y nuestro deseo permanente por abarcar la comprensión de la totalidad frente a lo
cual, el arte se nos muestra (incluso como obra propia) mucho más
poderoso, pues le somos insuficien148
N Ó M A D A S
tes y nos reta una y otra vez. Esta
dinámica implica que al hablar de
arte, necesariamente pensemos en
la recepción del mismo.
Hasta aquí, podemos distinguir
que en el arte, como en cualquier
comunicación, existen dos caras de
la moneda, dos formas de tener
una experiencia artística: como
creador y como receptor. Para el
creador, la experiencia del arte
puede tener unas significaciones
subjetivas, plagadas generalmente
de legitimidades y beneficios personales (místicas o a veces ególatras). Para quien recibe la obra, sus
niveles de significancia lo llevan
a encontrarse con el autor de la
misma en ciertos aspectos o, incluso, a tomar posición frente a la
producción por la falta de esta conexión, de esta intuición compartida sobre la realidad.
Una libre posición frente al hecho artístico, le permite al sujeto generar todo tipo de movimientos, de
rupturas emocionales y cognoscitivas
y, como producto, genera la más difícil de las obras de arte: una personalidad clara, crítica, creativa; en
últimas, y de forma por lo menos sugestiva, lo que persigue cualquier sistema educativo. La génesis del valor
y la configuración de la ética son
entonces productos del trabajo sobre sí mismo, de la poética sobre la
tragedia humana; el arte, mediante
el cual, la obra artística pasa a convertirse en vivencia y, por lo tanto,
se presenta como expresión de la
vida del hombre.
El arte entonces, se dirige a todos. El arte es parte de todos. Y todos podemos de alguna manera,
trabajar por una poética personal de
existencia. Una vida hecha y senti-
da como obra de arte. El primer paso
es entonces tratar de recorrer en
sentido pleno las obras. Tarkovski
(Ibíd.: 13) advierte en este sentido:
“El arte no quiere proponer inexorables argumentos racionales a las
personas, sino trasmitirles una energía espiritual. Y en vez de una base
de formación, lo que exige es una
experiencia espiritual”.
La creación artística y la recepción de la obra implican desde la
perspectiva que abordamos una entrega de sí mismo. El núcleo de la
condición “sí mismo” está definido
en gran parte por la llamada capacidad de atestación. Es decir, en la
capacidad expresada en la confianza y la creencia con la que el sujeto se autoafirma: yo soy (doy cuenta
de mis acciones). En términos de
la relación arte-filosofía, esto se
traduce en la capacidad que podamos desarrollar en tanto seamos
aptos para crear/percibir la obra responsablemente y, derivado de ello,
para argumentar desde la acción
que cognitivamente estas otras nos
dictan (se dice algo sobre la obra; se
narra algo sobre la obra; se hace algo
desde la obra). A la par, estas capacidades estarán en gran medida
determinadas por las formas en que
en adelante, las sociedades establezcan lineamientos ideológicos
renovados sobre los parámetros estéticos de formación de sus ciudadanos, es decir, dentro de un ámbito
claramente político.
En parte, la responsabilidad actual sobre estos cambios estará condicionada por las formas en que nos
aproximemos a los productos del arte
tanto propios como ajenos. Esta decisión demarca para el sujeto el paso
reiterativo de la potencia al acto, es
decir, condiciona y posibilita un
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
efecto, una multiplicidad de consecuencias. Así, el “sí mismo” decide
arriesgarse en el fenómeno artístico
y se debate entonces entre el movimiento que le sugieren las obras e
incluso también el reposo al que lo
pueden llevar.
Generar mecanismos de acción
que propicien la reflexión de los individuos sobre sus formas de actuar y
ser en el mundo, se constituye en una
labor evidentemente educativa y pertinente, ya que es la educación el eje
mediador que los grupos sociales
legitiman como catalizadores de procesos culturales.
mueve los aspectos sensibles del espíritu y que orienta la dinámica del
ipse frente a diferentes cosmovisiones, en últimas, en la ejecución
de una investigación continua sobre sí mismo.
En consecuencia, la validez de
la creación de valores a través del
arte, tal como se plantea en esta propuesta, reside precisamente en el
análisis fenoménico reflexivo sobre
la propia producción, en el deseo
entendido como filosofía del existir,
del ser en el mundo. La realización
Autoreferencia
y actitud
fenoménica:
otra mirada
performativa
sobre la
educación
Ética-estética
en el contexto de
una filosofía educativa (Rodríguez,
2005), es pues una
nueva conceptualización del devenir
ontológico de los
llamados sujetos.
Implica la estructuración de hombres
llamados a re-conocerse, a conciliar con los demás, en
la posibilidad de disfrutar su producción humana, su interacción, de
promover el sentido de justicia y la
convivencia en la creación y desarrollo de su propia potencia (Spinoza, 1980), articulada con la de
los demás (encuentros y afecciones
alegres).
de la misma permitiría generar
nuevas tendencias dentro de la investigación en el área de trabajo,
propiciar nuevas metodologías y
medios de evaluación, en síntesis,
comenzaría a redefinir otro tipo de
pedagogía de lo ético desde el estudio de los mecanismos y la naturaleza estética del hombre.
Por lo tanto, la creación artística, la expresión, el arte entendido
no como la obra del erudito sino
como la posibilidad de expresar-se
en un contexto como una forma de
reconocimiento, se convierte en una
herramienta eficaz para promover los
valores, en un mecanismo que pro-
A pesar de que diversos discursos tratan de encontrar en la formación artística alternativas para
afrontar problemáticas sociales como
el desplazamiento forzado, la violencia intrafamiliar, entre otros, no existe una línea teórica que le dé
fundamento a prácticas educativas
RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL
más riesgosas, y que en coherencia
con fenómenos creativos suspenda la
necesidad de certeza por parte de
quienes transmiten y reciben educación institucionalizada. Por ello,
un enfoque conceptual basado en la
idea de ciencia social performativa,
puede abrir espacios a nuevas formas
de representación y de procedimientos didácticos centrados en la acción, que determina en cada sujeto
la instancia de formación y, en este
sentido, la constitución de nuevas formas de conocimiento con sentido de
la realidad donde se existe.
Anónima: Pablo Escobar, Bogotá, 1993.
Hablar sobre
“actitudes” en términos de investigación clásica, suele
llevar a diversas
oposiciones y objeciones, debido principalmente a que
nos enfrentamos necesariamente a
“su falta de objetividad y rigor”, si
acaso quieren considerarse como
elementos esenciales en cualquier
análisis 3 . No obstante, podemos
aceptar que la actitud está ligada
necesariamente a una emoción, a
una afectación. Usualmente consideramos actitudes “positivas” aquellos comportamientos que confieren
usos del lenguaje y conductas que
nos dan evidencia de armonías con
otros o con el ambiente. Resulta interesante anotar que las actitudes
son percibidas en primera instancia
por un otro. Es decir, se habla de una
actitud de, en referencia con, frente
PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA
N Ó M A D A S
149
a, etc., precisamente porque nos es
más fácil identificarla como fruto de
la interacción que sostenemos con
otras personas, circunstancias o lugares. El asunto está en que es precisamente bajo estas interacciones
en donde se establece la actitud
como parte del fenómeno de la vida
social. Una vía probable para
estudiar la vida social la constituye la autorreferencia, la
posibilidad de generar investigaciones de segundo orden
que de alguna forma puedan
dar cuenta, entre otros aspectos, de las actitudes que se
movilizan.
Pero para que este camino “tenga corazón” –segundo orden–, es necesario darse el lugar en el tiempo para
habitar la actitud (Merlau-Ponty,
1984), reconocer que ésta se construye como desarrollo de las potencias (Spinoza, 1980), y que devienen
éstas en una acción particular. La
de actitudes que dan cuenta de
racionalidades, estéticas y éticas
(usos de poder/saber particulares).
Luego, podríamos aceptar que un
estudio de las actitudes puede
conducir (dentro de un campo de
investigación) a reconocer el magma fundamental donde los sujetos
cohabitan, el cual determina en suma otros niveles de
interacción de lo social (político/cultural/económico).
Esta última idea, lejos de
ser un determinismo o un
afán por “desconocer” las dinámicas de diferenciación o
los esquemas de repetición
En ello, la actitud definique persiguen el mantenirá las formas para determinar
miento del statu quo y la
la posición, la extensión y la
“seguridad del establecimienperdurabilidad (nótese el
to”, entre otros, plantea precarácter fisicalista de las
cisamente el “camino de
palabras utilizadas). Esta
vuelta” sobre el reconocimienemergencia de la afectación
to de lo esencial antropológico
individual y social, le otorga
antes del surgimiento u opresentido último al elemento
sión de cualquier estructura
instrumental, técnico del
técnica-artefacto (producto
asunto (registros, procedide las relaciones de poder y
mientos). Esta última idea es
dominación). Pues éstas perfundamental, si tenemos en
duran precisamente gracias al
cuenta que como producto de
alejamiento que mantiene el
la preocupación de las ciensujeto de su propia condición
cias humanas y sociales por
como humano (la estructura,
alcanzar el carácter de cienlos artefactos, las mímesis del
cia, el peso y las intenciones
Jesús Abad Colorado: Serranía de San Lucas, Sur de Bolívar, 2000.
lenguaje, etc. son apariencias
se han volcado sobre las forque desdibujan la composición
mas correctas de hacer registros o actitud entonces tendrá un sinnú- natural, si se quiere, divina de lo hudiseños de procedimiento.
mero de expresiones, de manifesta- mano), la tendencia a complacer sus
ciones, que se terminarán por necesidades exclusivamente desde lo
Estaría apareciendo aquí, otra confrontar en el campo de la inter- básico (en términos de pervivencia)
posibilidad metodológica de una subjetividad. Es finalmente en este construido artificialmente y no desalta complejidad que no se confor- campo donde tenemos indicadores de lo existencial.
ma con la “linealidad” de la estruc- sobre la naturaleza de nuestra actitura formal: pregunta/objetivos/ tud, cada vez que ella aflora ante la
La objeción inmediata a esta
metodología/resultados, sino con posibilidad concreta de la alteridad. idea podría ser esgrimida como siuna forma de racionalidad distinta
gue: “el hombre con hambre, con
para asumir la investigación, un caAsí, las tensiones humanas se frío y esclavizado no da constancia
mino diferente (Castaneda, 1990). ponen en juego en un intercambio de sí, pues en estas condiciones
150
N Ó M A D A S
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
¿qué identidad digna cabría?” Entonces, ¿cómo puede esto resolver
el problema? Primero, es necesario
reconocer en la objeción misma un
criterio lógico y tratar de descomponer lo que implícitamente propone o predica de la desigualdad y
asimetría en términos de la composición de la sociedad:
a. El ser humano es incapaz hasta tanto no se le ofrece la posibilidad de pensarse en
comodidad.
b. A la condición de equidad
y libertad se llega luego de
haber logrado la comodidad.
c. La preocupación por el otro
(núcleo en que se predica la
objeción) es ajena, luego se
habla de la experiencia desde afuera de ella, porque el
que está esclavizado no da
constancia de ella.
Estos elementos presuponen un
camino de no retorno, en la discusión acerca del horizonte actual de
las ciencias sociales. De un lado del
debate estaría quien estima que los
cambios y transformaciones sociales deben ser de tipo estructural y
que, por el contrario, las visiones
de pensamiento que recuperan o
proponen el protagonismo de las
personas en sus propias reivindicaciones son de corte “posmoderno”
o derivadas de un pensamiento
“light”; como si en torno a la búsqueda de soluciones solo unas fueran las más (y sospechosamente)
adecuadas y totalmente neutrales.
Y es precisamente en este aspecto,
neutralidad, que retornamos como
el Ouroborus4 al origen de la tensión: las actitudes humanas no son
neutrales, buscan o tienen ya una
RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL
finalidad, incluso si esta es la propia sumisión (De la Boetie, 1576).
De tal manera, el debate propuesto y descrito a manera de
ejemplo, entre unos estilos de pensamiento u otro, y la filiación a ciertas ideologías de base o la sincronía
con autores, devienen en últimas
formas de desencuentro de las potencias (que en términos de construcción terminan por agotarse en
malas abstracciones y negación del
discurso otro), es decir, en la manifestación de encuentros tristes y la
falta de encuentros alegres.
Nótese aquí que frente a la objeción, el papel del intelectual, del
docente, del investigador, cambia,
pues no es un pensamiento/acción
descontextualizado, sino todo lo contrario. Un reconocimiento de la humildad del saber y de la potencia
imbricada en la formación, de la
capacidad del acontecimiento como
elemento trasgresor en las relaciones constituidas dentro de los sistemas sociales ya integrados en las
estructuras, porque lo que imprime
la relación en el otro (que al igual
que uno experimenta sumisión de
diferentes órdenes) es la apertura
posible a un espacio donde migrar,
un mejoramiento de la potencia que
lo promueva, lo revolucione, a la búsqueda de un posible bien-estar, uno
que supla tanto las necesidades
existenciales como las elementales
o básicas, un camino metodológico
que se transita en diálogo consigo
mismo, con los demás... siempre
acompañado. He aquí el carácter y
objeto de una disciplina social, con
lo que superaríamos la tensión
planteada, otorgándole gran importancia a la actitud-acción como
mediación en un proceso de autorreferencia en dicha disciplina (se-
ría esta la concepción de ciencia social performativa utilizada aquí).
Agenciar la actitud:
una forma de
“embriaguez didáctica”
Pero ¿cómo se articula dicha actitud fenoménica en un cuerpo
metodológico? Aquí es importante
involucrar la concepción de agenciamiento. Un agenciamiento es una
invención (Deleuze, 1996). La invención como artefacto, supone una
manera de darle un cuerpo, ese cuerpo puede, vibra, confiere potencia a
través de una actitud. La actitud
está dotada en este sentido de contenidos, expresiones y de territorialidad. Gran parte de estos elementos
se producen en el inconsciente, pero
no por ello estas producciones necesariamente tienen un objeto o una
explicación psicoanalíticas. La propuesta de Deleuze precisamente
apunta a superar la mirada clínica
de la pulsión deseante que busca
asignar a estos contenidos de la actitud, motivaciones ocultas y/o perversas como fruto de los desórdenes
producidos por miedo a castraciones o a instancias sexuales diversas, entendidas exclusivamente
como patológicas.
Por el contrario, el agenciamiento se enmarca dentro del reconocimiento de nuestra condición de
“máquinas deseantes”. El deseo, afirma Deleuze (2005: 298), “es revolucionario por naturaleza, porque
construye otras máquinas que insertadas en el campo social, son
capaces de hacer saltar algo, de desplazar tejido social”. Es por ello que
el ser deseante, el “conocer nuestras formas maquínicas” puede fácilmente suponernos en el umbral de
PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA
N Ó M A D A S
151
la locura pues precisamente es “el
loco” el que socialmente se sustrae
de la ley, el contrato y la institución
(Ibíd.).
Los diferentes agenciamientos
son pasionales, son composiciones
del desear, por lo tanto, en la
asignación de agenciamientos es posible “determinar los rasgos diferenciales bajo los cuales un elemento
pertenece formalmente a tal agenciamiento más bien que a tal otro”
(Deleuze, 2000: 404). Valga la pena
resaltar, como sabemos, que tanto el
estudioso de lo social, como el resto
de la sociedad, están actualmente
inmersos, por decir lo menos, en la
lógica del establecimiento y el orden
del modelo económico, este sí patológicamente cínico.
Dentro de la lógica impuesta por
el orden del capital, se dan “fugas”
de diferentes agenciamientos que
promueven las máquinas de guerra
individuales e institucionales. Este
complejo de “esquizofrenias”, de
actitudes diversas, pero aún ajenas
a sí mismas, establecen el núcleo del
conflicto social, y suponen el núcleo
del problema político.
Es decir, parece que lo que está
en juego es precisamente la emancipación de las máquinas que por
defecto constituimos como sujetos.
Esta emancipación dada por la posibilidad de discernir en la “maquinaria propia y ajena” nos supone
armas o herramientas (es éste un
proceso de diferenciación) en torno a reconocer su sentido (proyección/introspección), sus vectores
(velocidad y gravedad), sus modelos (acciones libres/trabajo), sus expresiones (joyas, signos) y sus
afectos (finalidad, pasión deseante)
(Ibíd.).
152
N Ó M A D A S
Se antoja aquí la esencia de
una labor o función educativo-política, pues es en la acción que
damos cuenta del logro de la diferenciación puesta en marcha. Su
evidencia, la forma en que notamos
el ejercicio puesto en marcha, debe
ser algo muy parecido a la embriaguez, pues articulando con el punto anterior, la relación que debe
existir en la investigación en cuanto al objeto es de orden estético. Si
esto lo aceptamos así, “la locura”
(Zwieg, 1996) constituye una entrada, un agenciamiento, una crisis,
un padecer propio del filosofar, que
termina por desplazar o permitir
desplazamientos ulteriores en lo
personal y lo social.
¿Puede este ejercicio de agenciamiento funcionar como otro tipo
de máquina que regule la fluctuación de estas “fugas”, que trate de
unificarlas en un todo parcial que
dé cuenta de la posibilidad de habitar el mundo?
Ciencias sociales en
tensión, la salida
performativa
Podemos aceptar que tradicionalmente las ciencias sociales se han debatido en la búsqueda de su estatuto
a la luz de su sentido como ciencias.
Los temas y problemas que trabajan o
pretenden identificar con ánimos descriptivos y transformadores cruzan líneas disciplinares; luego, ese conjunto
de saberes pasan y configuran al investigador social desde varios frentes:
sociología, psicología, antropología,
filosofía, historia, etc. Hoy más que
nunca, este cuerpo de conocimientos
parece ofrecer herramientas para acercarse a los objetos o a la realidad con
otros sentidos.
No obstante, en esa búsqueda de
reconocimiento, las apuestas de validación de los discursos sociales se
han centrado en tratar de emular el
saber de lo científico natural en sus
prácticas específicas: métodos, resultados, divulgación de los conocimientos, relaciones entre los
científicos y efectos de estas relaciones sobre la sociedad, entre otros.
De esto último podría decirse,
ha resultado una amalgama de nuevos conocimientos que aún no encuentran la forma para, a mi juicio,
encajar en el espíritu de las disciplinas humanas en el sentido total
de la palabra. Es decir, se asiste a
una tecnificación constante del discurso y las prácticas y nos alejamos
más de la connotación que tendrían
esos saberes en la vida cotidiana,
que incluye a unos “otros” humanos y las relaciones que estos suscriben con sus mundos naturales y
artificiales.
Luego, la pregunta por el horizonte metodológico se coloca, o se
nos muestra, en un plano existencial.
La dificultad en el análisis social, en
su realización concreta, en las
miradas de “segundo orden”, en la
relación objeto/sujeto/objeto de estudio, en la posibilidad de transformación de nuevas realidades, de
cambios sociales y todo lo demás,
reposa en gran parte en la superación de un principio griego “conocerse a sí mismo”.
El hecho de que filósofos como
Merlau-Ponty, Spinoza, Nietzsche o
Bergson recuperaran la subjetividad supone, creo, dejar de manifiesto la angustia por conocer la
amalgama, el lodoso encuentro con
el magma de lo humano, del sí mismo. El encuentro final, sin más
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
fabulaciones, sin fantasmas, sin
nada más que la conciencia del inconsciente, de ese otro (acaso otros)
que habita(n) en mí: subterfugios,
placeres, pasiones, pulsiones, alegrías y tristezas... un encuentro que
desequilibra, por supuesto, y que
apela al desarrollo de mis potencias
para estructurar la economía ideal
del yo que supondría a su vez la armonía con el mundo interior y
exterior...
El análisis, el procedimiento, el
método si se quiere, en ciencias
sociales a partir de la apuesta por
conocer, tal vez no se dé fuera de
sí, sino todo lo contrario. El primer nivel tendría que ver con la
capacidad desarrollada individualmente para romper o atravesar las
formas de pensamiento que han
hecho de cada quien lo que expresa. El ejercicio de introspección
llevaría al abandono total de lo ya
creído ¿con qué finalidad?, diría yo
violencia. El sometimiento es, de tal
suerte, perfecto.
Pero volvamos a caer de nuevo
en la otra opción. El camino del místico, fenoménico, el ejercicio de la
segunda forma de religión que promueve al hombre a la libertad. Si se
entiende que hay una materia, que
manifiesta un tipo de energía totalizadora, el trabajo invita a recocerse en ella misma; aumentar la vitalidad
y tener conciencia de qué es aqueY en ello, los filóllo, qué afecciones me
sofos y los artistas se
lo hacen notar. Luego
juegan la misma exislas acciones concretas y
tencia. Curiosamente,
específicas procurarían
su experiencia cobra
la experiencia de diel precio más alto:
chas afecciones. Y bien,
trabajar, pensar y pro¿qué resulta probableponer en pro de otro
mente de ello para la
tipo de humanidad,
forma en que se “invesde otra conciencia,
tiga” lo social? Pues dique al final “tristería que nada en sí
mente” los deja morir
mismo como saber de la
en la soledad.
inteligencia, más bien,
la afirmación de quien
La gran contradicen su cotidiano logra
ción aquí expuesta,
generar afectaciones y
Movilización indígena en reclamación de sus tierras, entrando a Bogotá, octubre 2008.
implica precisamente
experiencia de afeccioCortesía de Juan Carlos Domínguez, El Tiempo.
que en un acto de
nes en otras personas.
“amor a la humanidad” se ofrezca en que para “alumbrar de nuevo” la
amor lo que se ha experimentado en experiencia de vida, superando lo
“Todo conspira”, dice Bergson,
amor, ¿la muerte misma? ¿El sacrifi- que sembrado está en la concien- para alentar la interpretación falsa,
cio? ¿Éste es acaso el punto máximo cia, que en últimas, es voluntad las abstracciones inadecuadas de la
del místico? Ni renuncias, ni dia- de otros.
realidad en el amor propio mal aplilécticas, ¿Sólo la muerte sin más? ¿La
cado, el optimismo superficial, el
muerte sin afanes, sin nada que deAfirmarse, entonces, es un reto desconocimiento de la verdadera
ber? ¿La muerte como pináculo fi- inmenso que a lo largo de las épo- naturaleza del progreso, y la tendennal de todo lo hasta ahora cas ha sido el fundamento de todos cia a olvidar el principio que ya de
“revelado”? ¿Es esto signo de una ho- los conflictos, pues bien dice entrada nos mueve.
nestidad máxima, divina, no “salvar” Bergson (1962) que las sociedades
a nadie más que a mí? ¿Es egoísta solo pueden “verse con ánimo de
Aquí de nuevo, se va abriendo
este sentimiento o, por el contrario, estudio” cuando están preparadas camino la mirada performativa que
es la summa expresiva del cuerpo para la guerra. El hombre, en con- se debería tener sobre lo social. La
que yace finalmente libre? ¿Testimo- sideración a la inteligencia, com- distinción entre lo abierto y lo
nio final, sin fatalidad, solamente la pleta la sociedad técnicamente, se cerrado, lo estático y lo dinámico,
tranquilidad de una vida vivida sin hace parte de ella y está listo “polí- la función fabuladora y la inteliremordimientos?
ticamente” para el ejercicio de la gencia fabricadora, el temor y la
RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL
PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA
N Ó M A D A S
153
vida mística, el frenesí y la dicotomía, está dada por el camino de
la intuición.
Pues bien, el signo está por
develar-se5 . Este es pues el reto para
una “investigación social performativa”. La emoción es personal, la
acción es en relación, la relación es
en uno, pero también genera emoción: una ética de la acción que
parte de una experiencia interior y
la expresión de singularidad.
en: Santiago Castro-Gómez (ed.), La reestructuración de las ciencias sociales en América Latina, Bogotá, Instituto Pensar.
Bibliografía
BEGUÉ, M., 2003, Paul Ricoeur: la poética
del sí mismo, Buenos Aires, Biblos.
REYES, O., 1999, La idea de conatus en
Spinoza, Lima, Carpe Diem.
CASTANEDA, C., 1990, Las enseñanzas de
Don Juan, México, Fondo de Cultura
Económica.
RICOEUR, P., 2003, El conflicto de las interpretaciones, México, Fondo de cultura
Económica.
CROCE, B., 1938, “¿Qué es el arte?”, en:
Benedetto Croce, Breviario de estética,
Lección primera, Madrid, Colección
Austral.
RODRÍGUEZ, E., 2004, “FilosofArte. Un
ejemplo de interpretación coadyudada desde Bergson y Magritte”, en: Arte, Individuo y Sociedad, No. 6, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, pp. 197-208,
disponible en: <http://revistas.sim.
ucm.es:2004/bba/ 11315598/articulos/
aris0404110197a.pdf>.
BERGSON, H., 1962, Las dos fuentes de la
moral y de la religión, Buenos Aires, Sudamericana.
BUTLER, J., 2002, Cuerpos que importan,
Buenos Aires, Paidós.
Citas
1
2
3
Cfr. en extenso el artículo de Peter
Sloterdijk (2008), publicado en Nómadas, No. 28.
Las experiencias recolectadas en este
monográfico acerca de métodos de
performatividad, Vol. 9, No. 2 (2008),
pasan por definir su contexto y propósito (Roberts), caracterizar enfoques
(Battisti y Tanja), y sus condiciones
prácticas de análisis en la literatura
(González), fotografía (Gunilla), teatro
(Warren, Elinor ), política (Escobar y
Fernández), entre otros. Disponible en:
<http://www.qualitative-research.net/
index.php/fqs>.
Este aspecto se profundiza en el texto
de Zandra Pedraza (2000) “La educación sentimental y el descubrimiento de
sí mismo”.
________, 2006, Actos de significado, Madrid,
Alianza.
DE LA BOETIE, E., 1980 (1576), Discurso
de la servidumbre voluntaria, Barcelona,
Tusquets.
DELEUZE, G., 2005, La isla desierta y otros
textos, Valencia, Pretextos.
________, 1996, Conversaciones, disponible
en: <http//www.philosophia.cl>.
DELEUZE, G. y F. GUATTARI, 2000, Mil
mesetas, Valencia, Pretextos.
DENZIN, N., 2001, “The reflexive interview
and a performative social science”, en:
Qualitative Research, Vol. 1, No. 1, pp.
23-46.
GERGEN,K.,2006,El yo saturado, Buenos
Aires, Paidós.
MERLAU-PONTY, M., 1984, Fenomelogía
de la percepción, Madrid, Planeta.
PEDRAZA, Zandra, 2000, “La educación sentimental y el descubrimiento de sí mismo”,
________, 2005, “Experiencia afectiva desde
el texto: ficción, suspenso y misterio en
la recepción vista como acontecimiento”, en: revista electrónica de estudios
literarios Espéculo, No. 29, Universidad
Complutense de Madrid, marzo-junio,
disponible en: <http://www.ucm.es/info/
especulo/numero29/afectiva.html>.
________, 2008, “Estética práctica en John
Martin: una mirada desde la filosofía expresiva”, en: Arte, Individuo y Sociedad,
No. 20, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, pp. 129-136, disponible en: <http://www.ucm.es/BUCM/revistas/bba/11315598/articulos/ARIS0
808110129A.PDF>.
SCHWEIKER, W., 1990, Mimetic reflections:
a study in hermeneutics, theology, and ethics,
Nueva York, Fordham University Press.
SEDGWICK, E., 1999, “Performatividad
queer”, en: Nómadas, No. 10, Bogotá,
Universidad Central – IESCO.
SLOTERDIJK, P., 2008, “Actio in distans.
Sobre los modos de formación teleracional del mundo”, en: Nómadas, No. 28,
Bogotá, Universidad Central – IESCO.
4
La mítica representación medieval de la
serpiente que se devora a sí misma.
SONTAG, S., 1966, Aproximación a Artaud,
Barcelona, Lumen.
5
Podría decirse que esto corresponde precisamente a la duración en tanto esta nos
advierte de la posibilidad de “divinizar”
el trabajo social preparatorio del lenguaje y el trabajo individual de fabricación
de patrones y modelos. Obrar sobre lo
real requiere de “reposos” que dan cuenta de lo esencial.
SPINOZA, B., 1980, Ética demostrada según
orden geométrico, Barcelona, Orbis.
154
N Ó M A D A S
TARKOVSKI, A., 2005, El arte como ansia
de lo ideal. Señal que cabalgamos, Bogotá,
Universidad Nacional de Colombia.
ZWIEG, S., 1996, La lucha contra el demonio,
París, La Pochotéque.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
LAS
ILUSTRACIONES
A
G
R
A
D
E
C
I
M
I
E
N
T
O
S
• Nereo López
• Sandra Patricia Fernández
• Universidad Nacional de Colombia,
Fondo Jorge Eliécer Gaitán,
Archivo Central e Histórico
• Periódico El Tiempo
• Museo Nacional de Colombia
• Hernán Díaz
• Abdu Eljaiek
• Jesús Abad Colorado
• José Vicente Piñeros
• Fernando Urbina
• Juan de Dios Varela
• José Fernando Pineda
• Mario Lewis Morgan
• David Lozano
• Eduardo Arcila
• Ecopetrol
• Fondo Cultural Cafetero
RODRÍGUEZ CUBEROS , E. G.: CIENCIA SOCIAL
PERFORMAT I VA: ALCANCES DE UNA ALTERNAT I VA METODOLÓGICA
N Ó M A D A S
155
156
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
LOS PROCESOS
DE CREACIÓN
ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N.
TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA
Y
MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA.
N ÓMADAS
157
158
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Germán Zabala.
Travesías de un pensamiento
político humanista*
[email protected] • PÁGS.: 158-169
Vladimir Zabala Archila**, Álvaro Hugo Mejía Vanegas***,
Sonia Nadiesda Zabala Castañeda**** y Francy Elena Menjura*****
Este artículo es el resultado de un trabajo historiográfico sobre el devenir social, educativo y político de Colombia y
América Latina, en donde la obra de Germán Zabala se destaca por sus aportes en esta región. El texto muestra cómo, a
partir de la influencia del método marxista de conocimiento y de categorías topológicas, Germán Zabala logra integrar la
enseñanza de las matemáticas, la comprensión de las ciencias sociales y el accionar político en una propuesta de formación
popular política. Un investigador, un educador, un político y un revolucionario que desde las márgenes deja un legado
importante al país y a Latinoamérica.
Palabras clave: educación, política, Golconda, revolución, matemáticas, investigación pedagógica, marxismo, topología.
Este artigo é o resultado de um trabalho historiográfico sobre o aspecto social, educativo e político da Colômbia e
América Latina, onde a obra de Germán Zabala se destaca por seus aportes nesta região. O texto mostra como a partir
da influência do método marxista de conhecimento e das categorias topológicas, Germán Zabala consegue integrar o
ensino da matemática, a compreensão das ciências sociais e o acionar político em uma proposta de formação popular
política. Um pesquisador, um educador, um político e um revolucionário que desde as margens deixa um legado importante
ao país e a Latino América.
Palavras-chaves: educação, política, Golconda, revolução, matemática, pesquisa pedagógica, marxismo, topologia.
This article is the result of an historiographic essay about the Colombian and Latin American social, educational and
political development, supported by the influence of the Marxist learning method and some topological categories, from
which Germán Zabala is able to integrate mathematics teaching, social sciences understanding, and political practices into
a popular politics educational program. Zabala is a researcher, educator, politician and a revolutionary who, from the
margins, has left an important legacy to Colombia and Latin America.
Keywords: education, politics, Golconda, revolution, mathematics, pedagogical investigation, Marxism, topology.
ORIGINAL RECIBIDO: 10-VIII-2008 – ACEPTADO: 22-X-2008
*
Este artículo es producto del trabajo de un grupo de reflexión que viene
recuperando la vida y obra de Germán Zabala y en el que se han ido
sumando las personas que aparecen como autores. Dicho trabajo se ha
convertido en tesis de grado para optar por el título de Sociología.
**
Historiador y Magíster en Política Social de la Universidad Externado.
E-mail: [email protected]
* * * Comunicador y periodista, director de los periódicos Mayorías y Frente
Unido. E-mail: [email protected]
**** Socióloga, posgraduada en Gestión Ambiental de la UIS, Magíster en
Género de la Universidad Nacional. E-mail: [email protected]
***** Estudiante de sociología de la Universidad Nacional. E-mail: frelmen@
yahoo.com.mx
ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N.
TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA
Y
MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA.
N ÓMADAS
159
El pensamiento, es un pensamiento formándose;
la posibilidad de aporte de los pensadores corresponde a
determinada dinámica y momento, a un contexto de desarrollo,
a una época en la que se mueven unas concepciones, en las que
hay puntos de acumulación; hay referencias en cada época,
pero esas referencias ni son el inicio, ni son el final…
Germán Zabala
A. Apertura
Germán Zabala, en su trasegar de ochenta y un años,
representa un pensamiento, una forma específica de
abordar la transformación y la vida. Nacido en Bogotá
en octubre de 1926, su esfuerzo intelectual ha estado
volcado a la lectura de la dinámica político-popular y a
la clarificación de procesos de innovación, orientados
hacia la conformación de una sociedad ética, comprometida con la humanidad.
Una de las preocupaciones centrales de su pensamiento, ha sido investigar y comprometerse con la realidad en donde se generan las concreciones, apartándose
de la concepción historicista que plantea los problemas
en el transcurrir utópico. En cambio, asume que la historia se forja a partir de las contradicciones y el avance
de los pueblos en la búsqueda de autonomía y libertad,
donde como sujeto pensante se tiene la posibilidad de
ser crítico, reflexionar, aportar e interpretar el devenir
que evidencia la propia existencia social.
Por ello, el pensamiento de Zabala no es un corpus
teórico acabado, ya que en la confrontación con lo real
tiene la actitud permanente de confirmar o revalidar
sus tesis, reconstruirlas a partir del desarrollo de la vida
cotidiana, de los acontecimientos mundiales y de las
múltiples posiciones que surgen, siempre con una visión optimista del porvenir, con la certeza de que a pesar de los obstáculos, los siglos transcurridos de historia
de la humanidad no han sido en vano.
Las constantes que caracterizan su pensamiento
desde sus primeras etapas de creación teórica son el
método marxista de conocimiento de la realidad, las
categorías topológicas aplicadas al análisis de lo social
y la investigación pedagógica. Las lecturas de la realidad se han re-significado como resultado de su experiencia, de un diálogo constante con personas y
colectivos que tienen una práctica concreta y una reflexión, y han llevado a término un compromiso de trans-
160
N ÓMADAS
formación. Esta experiencia de vida, simultáneamente
personal y colectiva, no se encuentra plasmada en un
obra escrita extensa, pues supone otra relación entre
conocimiento y política que ha atravesado el ámbito
académico universitario y ha establecido otra relación
con la escritura, los circuitos hegemónicos de publicación y el ámbito letrado.
B. Trayectoria vital
Germán Zabala crece en un hogar de pedagogos,
donde a través de la línea materna (María Luisa
Cubillos de Zabala) se introducen los desarrollos modernos de Decroly y Montessori, implementados por primera vez en el país por Agustín Nieto Caballero en el
Gimnasio Moderno, y generalizados en el momento de
la transformación pedagógica que surge con la terminación de la Hegemonía Conservadora (1930).
Antes que una orientación política, recibe la influencia cultural de la Escuela Normal Superior (1936-1951),
a través de su hermano Cesar Julio (1919-1942), quien al
terminar Derecho en la Universidad Nacional, había
entrado a estudiar Filología e Idiomas en la Normal para
darle fundamentación a su vocación lingüística; de Julio
Cesar Cubillos, primo de Germán, quien estudiaba Sociales en la misma Escuela; y del Instituto Central Colombiano (1940-1985), creado por María Luisa Cubillos,
que se convirtió en el Colegio Femenino de formación
de normalistas donde experimentaban los alumnos de la
Escuela Normal Superior, experiencia pedagógica para
formación de docentes que abrió otras conexiones entre
teoría y práctica, experimentación y conocimiento, señalando el umbral de la cristalización de la modernidad
en el país en el campo educativo.
En su juventud (1942-1951), en búsqueda del desarrollo comunitario, encuentra una primera salida
política, al ingresar como militante del Partido Socialista Democrático al lado de Augusto Durán, quien
representaba una posición proletaria caribe, en contraste con la posición agraria cafetera de Gilberto Vieira. Zabala es expulsado del partido, al entrar en
contradicción con el centralismo democrático, método organizativo del PC, situación que lo lleva a
buscar en la formación científica y el conocimiento
teórico del marxismo una explicación a su retiro de
la militancia partidista.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
De esta manera se acerca a una comprensión más
clara de la dinámica política en la que se encuentra,
entendiendo que no es un problema individual, sino
que es una dinámica propia de este tipo de estructuras,
distanciándose de la postura anticomunista asumida por
la mayor parte de los exmilitantes. Cabe anotar que las
relaciones de Zabala con la tendencia comunista, se
verán compuestas por un elemento fundamental en parte
del proceso insumiso de Colombia y América Latina, y
su propia trayectoria: el lugar del cristianismo como eje
articulador de la relación entre conocimiento y praxis
política radical.
En la década del cincuenta (1949-1956) se compromete seriamente con la ciencia, al encontrar en el matemático Carlo Federici Casa (1906-2005) su maestro de
pensamiento El aporte de Federici al pensamiento matemático en Colombia fue básico; inicialmente generó un
proceso de modernización, introduciendo la visión desarrollada por Russel, Padua y Peano a comienzos del siglo
XX, sobre el papel de la teoría de conjuntos en la interpretación de la matemática y
de la lógica relacional en la superación de la concepción
algorítmica generalizada desde la estadística1 .
de la ciencia y una sólida formación pedagógica, como
resultado de la orientación generada por María Luisa
Cubillos. Su interés en ese momento consistió en propiciar que la educación sirviera para que los estudiantes
tuvieran una mayor facilidad para comprender los procesos personales en la transformación social.
Zabala contribuye a formar las bases científicas de
la Fundación Universidad de América (1957-1960),
apoyando el proyecto universitario de modernización y
reforma de la educación en el país promovido por su
rector y fundador Jaime Posada, ministro de Educación
y fundador de la Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN). También está presente con su pensamiento, junto con Diego Montaña Cuellar, Gerardo
Molina, Jorge Zalamea, Eduardo Umaña Luna,
Estanislao Zuleta2 en el momento en el que la Universidad Libre (1960-1966) promueve una posición revolucionaria en lo académico, y es uno de los focos
generadores de los grupos políticos alternativos de los
años sesenta.
Bajo la orientación de
Federici, se forma entonces el
primer grupo de matemáticos
de la Universidad Nacional de
Colombia, de la cual Zabala
hace parte junto con Pablo
Casas Santofimio, Luciano
Mora, José Nieto y Erwin Von
Der Walde, quienes tienen la
posibilidad de profundizar y
conocer a los principales exponentes del pensamiento matemático de ese momento: Marc
Krasner, Jean Dieudonne, J.
Von Neumann y Laurent
Schwartz.
Esta trayectoria le permitió a Zabala desempeñarse en
la docencia universitaria, escenario donde se destacó por
tener una buena apropiación
1952: Yolanda Archila (esposa), María Luisa Zabala
de Cubillos (madre), Germán Zabala, César Zabala (hijo).
Álbum familiar familia Zabala Archila.
ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N.
TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA
Y
MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA.
Zabala obtiene una Beca
de Estado para estudios de
doctorado en Topología en el
Instituto Henri Poincaré de la
Universidad de la Sorbona,
donde tiene la oportunidad
de trabajar con el grupo de los
Bourbaki en el estructuralismo matemático, bajo la
dirección de Gustave Choquet y departir en torno al
pensamiento marxista en la
Escuela de Altos Estudios y
en la dinámica política de París, previo a la revolución de
Mayo del 68.
Posteriormente, a su llegada de Europa, se vincula
nuevamente a la docencia
universitaria, participando en
la creación y fundamentación
de la Universidad INCCA
(1965-1969) junto con Jorge y
Jaime Zabala, Carlos Federici,
Manuel Quevedo y Jaime
Quijano. Además se integra a
N ÓMADAS
161
la dinámica universitaria nacional al ser designado coordinador de matemáticas por ASCUN, lo cual le permite
ver el panorama político estudiantil del país en epicentros
como la Universidad Industrial de Santander (UIS).
El encuentro con Camilo Torres Restrepo
… muchos tienen a Camilo por un mártir, por un héroe, por un Santo, pero realmente su mayor aporte a la
Revolución es el enriquecimiento metodológico que dio a la
Teoría Revolucionaria en América Latina, en el sentido de
encontrar los pasos reales para acercarse a las masas populares en una inconfundible posición táctica, de realizaciones completas y nivelizadas. Por eso, fue sobre todo un teórico
en el verdadero sentido del contexto revolucionario
Germán Zabala
En 1965, Zabala adhiere al Frente Unido, solución
política planteada por Camilo Torres para recoger la expresión popular contra el Frente Nacional. Desde la llegada de Camilo a la capellanía de la Universidad Nacional
en 1959, las diferencias con Germán empezaron a superarse poco a poco, al coincidir en la práctica social3 .
Camilo Torres concluye que la toma del poder exige la formación de los cuadros revolucionarios para constituir un nuevo régimen, por lo cual le plantea a Germán
Zabala la necesidad de generar la Universidad militante.
Ambos coinciden en que es a través de la política que
se genera el escenario principal para derrotar la injusticia social, y desde el máximo rigor científico que puede
construir una propuesta humanista y social adecuada a
las condiciones del país.
Zabala empieza a hacer el diseño de la Universidad
militante, cuando viene la muerte de Torres. Este diseño
es la base para integrar la metódica nueva de los modelos educacionales integrados (MEI) que se crean y se
implementan en las parroquias populares, en respuesta
a las inquietudes surgidas en la Iglesia4 .
Germán plantea una síntesis entre cristianismo y
revolución, desarrollando Golconda5 como continuación
de la afirmación de Camilo “mi muerte abrirá caminos”. Hacían parte de este proyecto político-cultural el
obispo de Buenaventura, Gerardo Valencia Cano, los
padres René García, Noel Olaya, y una red de sacerdotes, religiosas y jóvenes revolucionarias/os de todo el
país6 . En Golconda se propuso generar una experiencia
162
N ÓMADAS
política que expresara la identidad cultural, respondiera
a los intereses revolucionarios y que se ligara a la inconformidad que las masas populares venían desarrollando con respecto al Frente Nacional7 . En sus palabras,
El esfuerzo de investigación con los Sacerdotes, las Monjas
y los Compañeros Revolucionarios del Frente Unido que
conformaron el Movimiento de Golconda, permitieron
recoger el aporte teórico del Movimiento revolucionario,
que desde 1920 se había producido en Colombia, la contribución teológica que el ecumenismo cristiano produjo
en su práctica social y la modernización científica que la
lucha española y la segunda guerra mundial desplazaron a
la Universidad en la Escuela Normal Superior (Zabala,
“La metodología multiversal”, manuscrito, s/f).
La salida política de Golconda al escenario nacional (1968) y su proyección continental, está ligada a la
visita que hizo el papa Pablo VI a Colombia. A nivel
orgánico, los sacerdotes de Golconda prepararon un
documento para tal visita y en la acción política de
masas, se participó en las Asambleas Familiares convocadas por la jerarquía católica colombiana para el Congreso Eucarístico. La investigación que realizaron los
distintos grupos de acción y reflexión de los barrios populares, permitieron que Zabala ubicara la fuerza y el
desarrollo creciente de la Alianza Nacional Popular
(ANAPO)8 como expresión de la clase popular, categoría que había sido concebida por el sociólogo Camilo
Torres en contraposición a la noción de clase restringida al ámbito obrero. En palabras de Camilo Torres:
con la palabra clase popular yo quiero dar a entender los
pobres de Colombia. Naturalmente que desde el punto
de vista estrictamente sociológico yo comprendo que es
una expresión bastante vaga, pero es la expresión que el
pueblo entiende. Yo no creo que en Colombia los pobres
tengan una conciencia de clase. Y en mi concepto, tener la conciencia de clase es uno de los elementos importantes para constituir una clase, pero para designar a los
pobres, y para no referirnos únicamente a los obreros,
sino también a los campesinos, he utilizado esa expresión
de clase popular (Torres, 1971: 426).
Esta orientación, transversal a distintos sectores sociales, decantó la pregunta por el margen, en contextos
de desempleo, baja inserción en el circuito industrial y
escasa conformación de masa obrera. De esta manera,
la preocupación por la marginalidad que rebasaba el
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Conmemoración de los ochenta años de Germán Zabala, octubre de 2006. Con Orlando Fals. Álbum familia Zabala Archila.
Octubre de 2006. Con Joe Broderick.
Álbum familia Zabala Archila.
Octubre de 2006. Hermanos Zabala Cubillos.
De izquierda a derecha: Jorge, Germán, Jaime
y Manuel. Álbum familia Zabala Archila.
Germán Zabala y Yolanda Archila, 1960.
Álbum familia Zabala Archila.
1954.
Selección baloncesto Caquetá.
Hermanos Zabala Cubillos
en el equipo del Central colombiano.
Álbum familia Zabala Archila.
Octubre de 2006. Yolanda Archila y Germán
Zabala. Álbum familia Zabala Archila.
ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N.
TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA
Y
MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA.
N ÓMADAS
163
ámbito obrero se encontraba movilizada por el cristianismo, entendido como fuerza social que situaba esta
apuesta a una distancia crítica de la práctica comunista prevaleciente en el continente.
Simultáneamente, el desplazamiento se realizó con
respecto a posturas “anticomunistas” esgrimidas desde algunos sectores eclesiales, a partir de una “actitud pastoral
militante” entendida como una “conversión”, es decir, como
“el paso de una vivencia individualista a una vivencia
comunitaria”, que provocaría otros modos de lo común.
“La conversión misma es un acontecimiento comunitario.
No es posible sin la acción de los hermanos. Acaece cuando dejamos de actuar, de vivir, de pensar como un ‘yo’,
para hacerlo como un ‘nosotros’, en función de la comunidad, no del individuo” (Golconda, 1969).
Finalmente, la CELAM (Conferencia Episcopal Latinoamericana) fue la conclusión de la venida del Papa
a Colombia, orientando toda la acción ecuménica del
cristianismo en el continente latinoamericano y de los
movimientos sociales ligados al cristianismo en la época, dentro de la cual se sitúa la apuesta de Golconda
(García et al., 1968; Gutiérrez, 1972: 142, 153, 156;
Dussel, 1974): Iglesia Joven en Chile, grupo Onix en
Perú, Cristianismo y Revolución en Argentina, Izquierda Cristiana en Venezuela y múltiples trabajos locales
en los barrios populares del continente que animaron el
movimiento de masas9 .
Revolución latinoamericana: búsqueda de un
modelo de gestión productivo
Para la década de los setenta, Germán Zabala actúa en Chile de la Unidad Popular de Allende. Allí
comprende que la práctica social del trabajo es la máxima expresión de la política 10 , fundamento del grupo
Ranquil conducido por Daniel Palma11 . Entre 1968 y
1973 participa en un equipo promotor de la idea de
reformular el pensamiento revolucionario desde una
práctica científica y social latinoamericana, que después del golpe militar de Pinochet se desarrolla como
estrategia empresarial y comunicativa, con la difusión
desde México del periódico Le monde Diplomatique, en
español (bajo la conducción de José María Bulnes y
Pedro Vuskovic), y como pensamiento científico en los
planteamientos de Francisco Varela, que atravesando
el saber disciplinario cruzaba la teoría de sistemas, la
neuropsicología y la reflexión sobre lo viviente, esta-
164
N ÓMADAS
llando el monopolio de la psicología sobre el estudio de
los procesos mentales.
Zabala se vincula con México desde 1960, pero a mediados de la década del setenta participa de manera más
permanente en ese país cuando Política Popular, un movimiento construido de abajo hacia arriba, propone una alianza entre cristianismo y revolución, como repercusión de lo
sucedido en Colombia y Sudamérica. El trabajo se articula con don Sergio Méndez Arceo, obispo de Cuernavaca,
Ivan Ilich, director del Centro Intercultural de Documentación, CIDOC, el padre Lemercier, Prior de los benedictinos, y don Samuel Ruiz, obispo de Chiapas.
En 1979 se compromete con el cristianismo nicaragüense de la revolución sandinista. Inicialmente llega
al trabajo de las parroquias con el sacerdote Uriel
Molina en el barrio Riguero de Managua, desde donde
se une al Frente Sandinista para coordinar la Escuela
de Cuadros, a través del puente promovido por sectores
cristianos (el obispo de Cuernavaca, Sergio Méndez, y
el obispo de Chiapas), para realizar un proceso de acompañamiento al obispo de Nicaragua, Obando y Bravo.
De nuevo, entonces, es el mecanismo cristiano el que
potencia la travesía de Zabala.
Nuestro personaje retorna a México, para plantear
la discusión sobre la pedagogía política de lo popular con
las Escuelas de Trabajo Social. También diseña modelos de gestión productiva de las soluciones autónomas
latinoamericanas, con base en la crítica de las experiencias chilena y nicaragüense, donde se desarrollan
modelos productivos de bajo rendimiento, por no tener
criterios de distribución económica dentro de los diseños revolucionarios.
Desde la experiencia de las parroquias en Colombia
y sus respectivos modelos educacionales se había demostrado que era posible producir cambio social con recursos propios, ya que era a través de los excedentes de
exuberancia que generaban los pobres (limosna) que se
sostenían los trabajos de transformación política en cada
parroquia. Este modelo se truncó cuando las jerarquías
eclesiales redujeron al estado laical o sancionaron y
cambiaron a los sacerdotes que participaban en esta
práctica (Restrepo, 1995).
En México, Zabala lidera las investigaciones para aumentar las ganancias en la Fábrica Libra, en el Ejido de
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Batopilas y en la empresa de reciclaje de Torreón, objetivo
que se logra exponencialmente al acoplar la manera cultural (contrapuesta críticamente a la noción de modo de producción) a la gestión productiva, estimulando las relaciones
sociales de los equipos de trabajo desde la búsqueda de los
excedentes de la producción solidaria.
De regreso a Colombia, participa en la investigación
para la formulación del “Plan Agroindustrial de Magdalena Medio”, en el contexto del proceso de paz del gobierno de Belisario Betancourt entre l984 y 1986. El Plan
partía de una visión global de la economía del sector
agropecuario, recogiendo toda la cuenca del Magdalena
y sus posibilidades agroindustriales, en un diseño conjunto con el profesor Jean Louis Serree, quien pertenecía al grupo Economía y Humanismo del padre Louis
Joseph Lebret. Sin embargo, debido a la presión de los
organismos multilaterales de crédito, el plan finalmente
resulta bloqueado fundamentalmente porque su desarrollo no se instala en el circuito de préstamo de los Estados Unidos sino en Europa (específicamente en Francia).
(1993-1994) acorde con la nueva Constitución, donde
se buscaba que la transformación se implementara en
todo el territorio nacional. En este escenario, el equipo
de trabajo de Germán Zabala diseñó el “Proyecto Asociativo Empresarial Agroindustrial” en la Provincia de
Márquez (1994-1995), que recoge la experiencia de
México y del Magdalena Medio (1995).
En el desarrollo del trabajo municipal, Zabala se encuentra con un proyecto en Santander de Quilichao, donde se propone además de pasar de lo local a lo regional,
ver las contradicciones educativas que se generan desde
las distintas posiciones étnicas; así se logra un plan triétnico,
a partir del estudio comparado de la educación en los sectores de indígenas, campesinos y negritudes, que tiene
resonancia y es visualizado por la Universidad del Valle,
de lo cual surge la propuesta desde la rectoría de Jaime
Galarza de otorgar un doctorado Honoris Causa en Ciencias Sociales a Germán Zabala (1997).
C. El pensamiento de Germán Zabala
La caída del muro de Berlín (1989) coincide en
Colombia con la etapa que se inicia con la toma y destrucción del Palacio de Justicia (1986), que culmina
con el replanteamiento de la Constitución colombiana
(1991) en una alianza entre un sector del partido liberal, el Movimiento de Salvación Nacional y la AD-M19.
Al entender de Zabala, este cambio político modifica
sustancialmente el trabajo de campo en las zonas
periféricas de la economía colombiana, centrándose
fundamentalmente en la conformación de un nuevo
espacio donde por primera vez en la historia del país el
movimiento insurreccional tenía vigencia en el proyecto político de la nación.
Los grupos guerrilleros que establecieron la paz con
el gobierno, hicieron un proceso político de reinserción,
a través de un modelo educacional que partía de todas
las experiencias que Golconda había desarrollado en el
pasado. Dicho proceso, vehiculado a través de la Universidad Pedagógica en el proyecto “Aprovechando el
Sol”, se desarrolló en cinco ciudades del país con integrantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores
(PRT), el Ejército Popular de Liberación (EPL) y el
Movimiento 19 de Abril, M-19.
Posteriormente vino la promulgación de decretos
para desarrollar la participación y la descentralización
ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N.
TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA
Y
La teoría marxista y el pos-estructuralismo
El esfuerzo de Zabala por profundizar en los planteamientos de Marx, lo lleva a hacer la lectura de una
dinámica social distinta en el tránsito del mundo al
capital social, que da cuenta de los cambios que se están dando, como las crisis del capitalismo financiero, el
aumento creciente del desempleo, el crecimiento de
los procesos automatizados, la sociedad del conocimiento, el surgimiento de la China moderna, así como la
nueva situación en que se coloca Latinoamérica con la
continentalización y el voto participativo.
Para Zabala, todas estas dinámicas exigen una
reinterpretación socioeconómica y política, pues el mundo
ha cambiado con la cibernética, independientemente del
marxismo, y marxistas y no marxistas siguen en el pasado
con sus interpretaciones y respuestas, cuando el Grupo
de los Ocho está imponiendo transformaciones que van
más allá de la monopolización y del desarrollo desigual y
combinado propio del capitalismo financiero.
Esta postura teórica revela en el pensamiento de
Zabala una fuerte cimentación en la obra de Marx, en
una constante reinterpretación, retroalimentando la
reflexión con la dinámica que se mueve en un contexto
MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA.
N ÓMADAS
165
único. El otro componente es su construcción desde una
práctica militante en relación con el pensamiento científico, que logra a partir de la formación matemática,
teniendo como preocupación acercar lo científico a lo
cotidiano. Ha pretendido desarrollar una reflexión
contextual siempre ligada a la acción con pensamiento
y a un pensamiento para la acción, provocando relaciones creativas entre conocimiento y experiencia.
En 1965, Zabala presenta en la Sorbona la tesis “Estructuras matemáticas en El capital de Marx” y “Las
partículas elementales en la enseñanza de la matemática preescolar”, donde el marxismo, el pensamiento matemático y la pedagogía están presentes, trabajados de
manera creativa y puestos en función de los procesos
sociales, teniendo como interés central el método de
conocimiento de la realidad.
A continuación se presenta la visión teórica de
Germán Zabala a lo largo de sesenta años, que pueden
ser valorados como aportes a las ciencias sociales.
De la concepción interna de la matemática hacia la
ciencia en todo su contexto
El aporte específico de Zabala al pensamiento, consiste en ver la matemática desde el marxismo, postura
que se plasma en el texto “Ensoñación de los saberes”,
que también se constituye en una propuesta pedagógica. Este texto se fundamenta en dos conceptos: las formas equivalenciales y la invariancia.
El pensador colombiano hace una síntesis del método marxista explícito en la tercera parte de la “Introducción general a la crítica de la economía política” y
una lectura de la Teoría del valor de Marx, tomando la
visión epistémica sobre los valores de uso, cambio y real,
más allá del planteamiento económico. A través de las
formas equivalenciales (propiedad simétrica, reflexiva
y transitiva), es decir, las relaciones de equivalencia,
Zabala abstrae y conceptualiza la práctica de uso del
mundo.
En la dinámica de pensamiento, el ser humano se
percata de lo que varía y para captar el mundo discreto-objetual encuentra “lo común en lo distinto”, en los
usos que se generan (relación de equivalencia). La
invariancia por su parte es una relación que está inmersa
en la continuidad, no se ve, no la distingue el pensa-
166
N ÓMADAS
miento porque es lo que permanece, lo que siempre se
encuentra alrededor de la vida posibilitándola.
La cibernética, que encarna cualquier proceso de
retroalimentación, ha sido igualmente un concepto
central en la visión teórica de Germán Zabala: los
procesos de producción que funcionan con estructuras automatizadas dirigidas por unos pocos ingenieros y técnicos son una tendencia creciente. Se
generan dos posiciones para enfrentar el momento:
el planteamiento cibernético de Muler (la cibernética en el desarrollo de la posguerra) y la reproducción del capitalismo financiero que el Plan Marshall
terminó imponiendo.
En 1969, cuando el centralismo democrático de los
partidos comunistas ya estaba en crisis, Zabala plantea
como alternativa de modelo de organización política una
“organización cibernética” para coordinar los cuadros formados alrededor de Golconda, que optaron por la ANAPO,
cuando aún no existía el computador personal. Luego viene la cibernética en la planificación de los procesos productivos en la aplicación del modelo de Stanford Bear,
“coordinación de lo económico desde una analogía del
Sistema Gran Simpático (cerebelo y columna vertebral)
del cuerpo humano”, en el Chile de Allende.
Posteriormente, se evidencia la importancia del capital tecnológico, la informática y las comunicaciones, en
la reunión de la resistencia chilena promovida por
Ranquil en Mendoza (Argentina) en 1974. Otro desarrollo del pensamiento cibernético se da con la vinculación a la producción social de los Ejidos en la frontera
México-Estados Unidos, y el trabajo del grupo Cibernética Social (1978-1981) compuesto por Rafael Segura, Eduardo Lizarazo, Alberto Ariza.
Para la década de los ochenta la discusión sobre la
cibernética se había generalizado a través de la concepción de la sociedad informática. También se empieza
a concebir la idea de la sociedad del conocimiento, donde se vuelve determinante la dinámica de la innovación-obsolescencia, que le permite a Zabala acercarse
a las nuevas filiales de producción (empresas que transfieren la obsolescencia a mercados más atrasados) y filiales de relevo (empresas que aportan la tecnología de
innovación a los mercados avanzados), en el tránsito
del mundo monopólico del imperialismo, al mundo
trasnacional de la globalización12 .
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Zabala, como hombre de ciencia dedicado a repensar las relaciones entre lo científico y lo popular, entrevé
que la matemática con su crecimiento está enriqueciendo la visión teórica de la sociedad, permitiendo
interpretar fenómenos que antes no se podían comprender. En la matemática se ha abierto un nuevo capítulo
con el desarrollo de las categorías y las alegorías13 , superando la visión estructuralista de la escuela Bourbaki,
que desde mediados del siglo XX había sido el paradigma de esta ciencia. La escuela Bourbaki está ligada al
álgebra moderna, donde las estructuras operacionales
determinan no solamente el conocimiento de la matemática en sí, sino que afrontan el desarrollo científico
de las formas equivalenciales y su proyección en la construcción de la cartografía en todos sus aspectos. Desde
este avance de la matemática, Zabala afirma:
Existe una visión estructural y una visión continúa. La
estructural es el mundo objetivo, discreto, de la dinámica de los equivalentes, donde cada hombre debe coincidir con el otro [...] La visión continua no es equivalencia,
sino una realidad diferenciada, es la multiplicidad de
miles de formas distintas. Puntos de red de diferentes, de
distintos. Gente que en la pluralidad encuentra la riqueza. La visión estructural hace crisis con el muro de Berlín; entra en escena América Latina. El reto hoy es superar
la sociedad del conocimiento con el humanismo integral; es
la gran salida transformadora a través de la invariancia
de las representaciones topológicas (Zabala, 2006: s/p).
Como resultado de más de una década de traducción de categorías topológicas al análisis de la realidad
social y de su conocimiento de la teoría marxista, Zabala
genera en 1974 un diseño espacial del modo de producción capitalista basado en el tercer tomo de El capital. Sobre un plano cartesiano y polar (visión matemática
discreta), se ubican las instancias (puntos) que generan
en su articulación las formaciones ideológica, social, económica y política. La visión topológica del modo de producción permite diseñar estrategias de acción política
en una formación específica.
En la década de los noventa genera un nuevo diseño
que se expresa fundamentalmente con esquices y bucles
(elementos tomados de Deleuze y Hostfater), para tratar
de interpretar la nueva lógica de relación (visión matemática continua) que ayuda a comprender la actual di-
Y
De la contradicción entre las regiones (formas culturales de apropiación de las regiones naturales) y el
capital trasnacional globalizador, emerge el capital social que generaliza el concepto de continuidad de los pueblos (globalización de la solidaridad) y supera la visión
estructural de lo reticular (las articulaciones que utiliza el capital financiero).
En cuanto a los conceptos cerebro individual y cerebro social14 , para explicar dos tipos distintos de comportamiento del ser humano, el primero desde lo individual
y el segundo desde lo social, el paso del uno al otro
constituye la acción pedagógica y política que se requiere para encontrar el camino de la humanización en
el cambio global actual:
[...] tanto el cerebro social, como el individual no están implícitos en la estructura orgánica del cerebro, sino en lo que
producen. El cerebro individual produce un pensamiento
individual, personal, y el cerebro social produce un ser humano político-social, colectivo y participativo, donde la pedagogía tiene un papel trascendente (Zabala: 2008, en prensa).
La visión topológica de la realidad social
ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N.
TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA
námica entre las transnacionales y las multinacionales, como
estructuras que actúan dentro de la globalización y la
regionalización: las primeras generando la dinámica del
mercado atravesando los Estados y las segundas integrando las regiones a la concreción del mercado mundial.
La caída del Muro de Berlín generó un gran interrogante para Zabala: ¿por qué la sociedad soviética no
había defendido la continuidad del proyecto político
socialista, a través del cual se había resuelto para las
mayorías las necesidades básicas? En esa búsqueda empieza a aclarar el problema del continuo, al darse cuenta
de que se había avanzado en una serie de valores parciales, pero la visión generalizada de lo humano, en
valores como la libertad, no estaba resuelta.
Pasar de lo reticular (las redes) a lo continuo, es un
avance en la concepción epistemológica de la interpretación de la realidad. Zabala encuentra que Marx, a través de la visión infinitesimal, había hecho un gran aporte
en este sentido, al reinterpretar el concepto de plusvalía
como una dinámica continua, que expresa en un solo
acto la inversión, el costo de los salarios y la ganancia
del capital financiero, y que había superado el carácter
ideológico que Smith y Ricardo habían introducido en
el lenguaje económico, al afirmar que la plusvalía era la
parte que el capitalista le robaba al trabajador.
MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA.
N ÓMADAS
167
Marx ve que hay un salto de pensamiento, al encontrar una nueva visión epistémica en la dinámica de
reproducción del capital, pero su momento histórico solo
le permite llegar a una interpretación parcial del continuo en un aspecto particular, en el infinitesimal económico como la expresión de tres variables (salario,
ganancia e inversión), donde el infinitesimal explica la
acumulación en un proceso continuo.
El infinitesimal humano es una generalización que sugiere Zabala para el avance teórico que Marx introdujo
con el concepto de plusvalía, en el tratamiento práctico
de uno de los fenómenos económicos más importantes
del capital financiero. Zabala considera que esta concepción es válida no solo para la plusvalía como factor
económico, sino para todos los factores del desarrollo
conceptual de la humanidad ante las transformaciones
que impone el capital social. Del lado del desarrollo del
infinitesimal humano, surge la posibilidad práctica del humanismo en la capacidad que tienen hombres y mujeres
de reproducir en cualquier situación la condición humana contra las lógicas de destrucción.
fundo que el problema de la lucha de clases. Uno de los
aportes de esta revolución al socialismo, es haber demostrado que el problema no radica en la toma del poder para una clase, sino en la conquista de lo humano
para todos/as. Lo decisivo no resulta ser una clase sino
un conjunto de seres que son capaces de distinguir la
otredad y a través de ellos construir la mismidad, que
se produce cuando lo que reúne a los seres humanos
está fundamentado en la existencia individual de cada
ser en su humanismo.
En síntesis, Germán Zabala pretende generar un pensamiento constitutivo de lo elemental (lo humano), lo simple (tratar de ser más humanos, luchando por el humanar,
como afirmaba Federici), lo sencillo (ser impecable y explicarse por sí mismo) y lo fácil (lo que cualquiera puede
hacer posible para la humanidad frente a la política: la
libertad y la autonomía). Esto nos sitúa, finalmente, en
el ámbito alegre y paradójico de la diferencia.
Citas
Para Zabala, el problema no es ser solamente humanistas, sino ser capaces de llevar a término esta posición,
que es realizable en la interpretación de los procesos sociales conducentes a la construcción del pensamiento
del cerebro social, donde todos los participantes de la
sociedad superen definitivamente el individualismo. En
el caso de Allende, que sostuvo una posición humanista
el 3 se septiembre de 1973, ante los capitanes que producen el “tanquetazo”, no se contaba con la visión teórica
y la posibilidad práctica de realizar esta posición, que
colapsa con el levantamiento del ejército y el retiro del
apoyo de los cordones industriales a Salvador Allende.
Germán Zabala encuentra que se requiere una posición universal, una crítica general de la sociedad que
supere el economicismo que paraliza la posibilidad de
entender los problemas epistemológicos. La salida es el
cerebro social que el ser humano elabora en la medida
en que su diferencia (razón de la individualidad) lo lleva a encontrar la otredad para superar la soledad en el
diálogo (Zabala, 2004).
Clarifica así, la ruptura filosófica con el marxismo,
que se produjo con la práctica política de Allende y de
algunos revolucionarios que comprendieron que en la
revolución socialista de Chile había un proceso más pro-
168
N ÓMADAS
1
Solo hasta la década del cincuenta la matemática en Colombia
adquiere una fundamentación teórica de la que carecía hasta el
momento, a partir de tres visiones distintas: la de Federici, la de
Takeuchi y la de Juan Horváth. Takeuchi introdujo un criterio
teórico a la visión operativa y técnica de la matemática propagada
desde las ingenierías, Horváth introduce la visión estructuralista
que la matemática recogía del desarrollo emergente de la ciencia
como estructura. Con el tiempo, Federici contribuye en gran
medida a romper con la concepción operativa que se tenía del
modelo algebraico en la aplicación de los procesos industriales y a
ubicar la necesidad de aclarar desde la matemática las bases conceptuales de los procesos relacionales para interpretar el capital
social. Aporte básico para Germán Zabala, quien continúa profundizando y aclarando este tema. Para un fragmento de estos
procesos y desarrollos en nuestro país, ver Horváth (1993).
2
Zabala es uno de los que propone el nombre de Estanislao Zuleta
como docente de la Universidad, quien formalmente no contaba
con títulos académicos que acreditaran su conocimiento.
3
Torres, impulsado por la doctrina cristiana generada a partir de la
visión teológica de Juan XXIII, y Zabala por el pensamiento marxista, en el nudo de la polémica entre idealismo y materialismo. La
primera compilación de escritos, entrevistas, discursos y conferencias de Camilo Torres Restrepo, fue realizada por Germán
Zabala en compañía de Guitemie Olivieri y Oscar Maldonado.
Fue publicada en México en 1970, a través de la Editorial ERA.
4
En sectores como el de las religiosas del Sacre Care de Marie (que
dirigían el Colegio Mary Mounth), quienes siguieron el ejemplo
de Camilo Torres (Restrepo, 1995). El MEI se concibió en todo
el proceso de discusión pedagógica con el Profesor Federicci y la
experiencia de docencia universitaria de Germán Zabala; en sus
orígenes fue un proyecto popular, que se proyectó como la propuesta de Golconda para los colegios parroquiales. Este modelo se
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
aplica por primera vez en Bogotá en un colegio del barrio Galán,
administrado por la Comunidad de los Consolatos, a través de la
relación establecida con las religiosas del Sacre Care de Marie.
Posteriormente se implementó en Venezuela en el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez a través del Quinto Plan de la Nación;
en México se desarrolló en las Escuelas de Trabajo Social en el
proceso de reconceptualización.
5
La reunión de sacerdotes se realizó en una finca cercana a Viotá
(Cundinamarca) que tenía el nombre de Golconda, motivo por
el cual el grupo se denominó así. Parte de la historia de Golconda
se encuentra en la serie de entrevistas compiladas en Restrepo
(1995), el libro Golconda. El libro rojo de los curas rebeldes
(Muniproc, 1969), así como su inscripción en el proceso de transformación clerical en el plano latinoamericano en Enrique Dussel
(1974) y Gustavo Gutiérrez (1972).
6
El proceso de Golconda, cuya declaración final fue redactada en
diciembre de 1968 (Golconda, 1973), se desencadena en un principio en condiciones de marginalidad, debido a que Germán es
juzgado en un Consejo de Guerra y es detenido.
7
Camilo Torres se opuso a la acción cívico militar de Guillermo
León Valencia (1962-1966), creando como escenario político el
Frente Unido. Al incorporarse al ELN se acopla al marco de la
Guerra Fría. Golconda se opone a la estrategia de modernización
capitalista de Carlos Lleras Restrepo por ser excluyente y
devastadora de lo popular y como propuesta desata el apoyo a la
modernidad cultural de la obra Cien años de soledad, y genera una
estrategia educativa desde la ciencia y la tecnología que se expresa
en los MEI y la Universidad Popular.
8
En el campo colombiano surge la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) y en las ciudades la ANAPO, creándose un escenario político de convergencia de fuerzas sociales
populares contra el Frente Nacional. Después del fraude electoral
del 19 de abril de 1970, se coordina la acción política del M-19
que usa la lucha armada en su máxima intensidad para agotarla,
buscando paz y democracia y no guerra y socialismo. Este hecho
cambia para Zabala la estructura política de Colombia, pues se
abandona la tesis de “la combinación de todas las formas de lucha”, desarrollada e impuesta por el régimen político dominante a
partir del gobierno conservador de Laureano Gómez.
9
De toda esta movilización, quien logró mayor incidencia teológica
fue el Padre Gustavo Gutiérrez del Perú, con la Teología de la
Liberación, praxis que reubicó socialmente el papel de la Iglesia,
el sacerdote y la creencia en América Latina.
10 Zabala encuentra que esta tesis es válida para la situación que
vive Chile en el momento del gobierno de Allende, pero en
otros contextos la práctica social puede ser cooptada por las
estructuras que detentan el poder, por ello se requiere un análisis de cada caso.
11 Daniel Palma, minero chileno, fue secretario de organización del
Partido Socialista y del Partido Comunista chileno, brigadista
internacional en la Guerra Civil Española y creador del grupo
Ranquil de Chile. Fue contertulio de Germán Zabala y Paulo
Freire por iniciativa de Iván Ilich en CIDOC, en Cuernavaca
(México).
12 Todos estos términos son propios del análisis económico del Grupo de los Ocho.
13 La matemática plantea enfrentar el conocimiento más allá de lo
visible para la comprensión humana, enfrentándose a problemas
por fuera de la experimentación sensorial y perceptiva. Introduce
el concepto morfismo como la dinámica que al actuar sobre la
realidad produce cambios no registrados por la ciencia, elaborándose un nuevo mundo sobre el espacio invisible.
ZABALA, V.; MEJÍA VANEGAS, A. H.; ZABALA CASTAÑEDA, S. N.
TRAVESÍAS DE UN PENSAMIENTO POLÍTICO HUMANISTA
Y
14 Esta visión la viene trabajando aproximadamente desde 1985 y
constituye su principal preocupación teórica en el momento, alrededor de la cual ha escrito una gran cantidad de artículos. Está
próximo a publicarse un libro sobre el cerebro social, en la Universidad Libre del Valle, resultado de un trabajo de consolidación
conceptual desarrollado en el año 2007.
Bibliografía
DUSSEL, Enrique, 1974, Historia de la Iglesia en América Latina. Medio
milenio de coloniaje y liberación (1492-1992), Barcelona, Nova Terra.
GARCIA René, 1971, De la crítica de la teología a la crítica de la
política, Bogotá, Frente Unido.
GARCIA René, Domingo Laín, Germán Zabala, Carmelo Gracia y
Pilar Gómez (Golconda), s/f, Comentarios en torno al documento
de trabajo de la II conferencia del CELAM-1968, disponible en:
<http://es.geocities.com/memoriacolombia/ren-doc.htm>.
GOLCONDA, 1973, “II encuentro del grupo sacerdotal de Golconda.
Documento final. Buenaventura, 9 a 13 de diciembre de 1968”,
en: INDAL, No. 8, julio, Chile, Mimeo, disponible en:
<es.geocities.com/archivorene/DeclaracionGolconda-1268.doc>.
________, 1969, “Documento para la discusión interna de Golconda.
Elaborado por Germán Zabala, Noel Olaya y René García”.
GUTIERREZ, Gustavo, 1972, Teología de la liberación: perspectivas,
Salamanca, Sígueme.
HORVÁTH, Juan, 1993, “Recuerdo de mis años en Bogotá”, en:
Lecturas Matemáticas, Vol. 14, No. 1-3, Sociedad Colombiana de
Matemáticas, Bogotá.
MUNIPROC, 1969, Golconda. El libro rojo de los curas rebeldes, Bogotá, Cosmos.
RESTREPO, Javier, 1995, La revolución de las sotanas: Golconda 25
años después, Bogotá, Planeta.
TORRES, Camilo, 1970, Cristianismo y revolución, Oscar Maldonado,
Guitemie Oliviéri y Germán Zabala (prólogo, selección y notas),
México, Era.
________, 1970, “Reportaje de Armin HIndrichs y Fernando
Foncilla”, en: Camilo Torres, Cristianismo y revolución, Oscar
Maldonado, Guitemie Oliviéri y Germán Zabala (prólogo, selección y notas), México, Era.
ZABALA, Germán, s/f, El cerebro social, Cali, Universidad Libre del
Valle-Colombia, (en prensa).
________, Ensoñación de los saberes, Cali, Universidad Libre del Valle-Colombia, (en prensa).
________, 2006, “El Camilo de nuestro tiempo”, conferencia realizada en la Universidad Cooperativa de Colombia.
________, 1995, Proyecto asociativo empresarial agroindustrial en la
Provincia de Márquez (Boyacá), Bogotá, Corpes Centro Oriente.
________, s/f, La metodología multiversal, manuscrito.
ZABALA, Germán et al., 2004, Ética: la paradoja de la diferencia,
Bogotá, Corporación de Trabajo Regional de Emergencia y Solidaridad.
ZABALA, Manuel, 1961, Tesis de grado de Maestría en Antropología, UNAM, Ocoxingo, Chiapas.
Portal virtual: <germanzabala.com>, contiene artículos, cartas, entrevistas, audio y video.
MENJURA, F. E.: GERMÁN ZABALA.
N ÓMADAS
169
170
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
NUEVOS
NÓMADAS
ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL
N ÓMADAS
171
MARÍA ESTHER GALVIS: New York, 2005.
172
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Resistencia juvenil
como manifestación de
la política no tradicional*
[email protected] • PÁGS.: 173-184
Arley Daza Cárdenas**
Este artículo aplica el concepto de resistencia –entendido como el tipo de acciones que tienen primacía respecto al
poder dominante– a dos agrupaciones juveniles de Bogotá, que hicieron parte de una investigación social sobre participación política. En él se analizan las maneras en que, en la práctica, se manifiestan las distintas formas a través de las cuales
las agrupaciones juveniles expresan sus particularidades. Teniendo en cuenta las características distintivas de cada agrupación –como su estructura organizativa, medios de expresión o movilidad territorial–, el artículo pone en evidencia el
surgimiento, fortalecimiento y distribución de nuevas formas de poder que escapan a las esferas políticas habituales.
Palabras clave: política tradicional, resistencia juvenil, poder, organización, Estado Joven, Activegan.
Este artigo toma o conceito de resistência –entendida como o tipo de ações que têm primazia sobre a potência
dominante– , aplicando-a para dois jovens da população em Bogotá, que faziam parte de uma investigação social sobre a
participação política. Discute-se as formas em que, na prática, demonstra as diversas formas através das quais os jovens
da população expressa suas particularidades. Tendo em conta as especificidades de cada agrupamento –como a sua
estrutura organizacional, os meios de expressão territorial ou mobilidade–, o artigo destaca o surgimento, fortalecimento e
divulgação de novas formas de poder político para além da habituais particularidades.
Palavras-chaves: política tradicional, resistência juvenil, poder, organização, Estado Jovem, Activegan.
The concept of resistance –understood as a sort of actions having relevance against the dominant power– is applied
in this article to two juvenile groups in Bogotá, which took part in a social research on political participation. Considering
their distinctive characteristics –organizational structure, means of expression, territorial mobility– the author analyzes the
different ways in which, in practice, these juvenile groups express their particularities and makes evident the emergence,
strengthening and distribution of new forms of power beyond the usual political sphere.
Keywords: traditional policy, juvenile resistance, power, organization, young state, Activegan.
ORIGINAL RECIBIDO: 22-VII-2008 – ACEPTADO: 28-VIII-2008
*
El artículo surge como producto de la investigación “Jóvenes, participación
política y formación democrática. Estudio comparativo en Bogotá y Medellín”,
asumida por el Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos, IESCO - Universidad Central y el Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.
* * Estudiante de pregrado de Comunicación Social–Periodismo en la Universidad Central y auxiliar de investigación del Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos, IESCO, de la misma universidad. E-mail: [email protected]
ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL
N ÓMADAS
173
Hay en las expresiones culturales contemporáneas
indicios titubeantes, pero signos al fin,
de que, tras las prácticas cotidianas y poco estridentes
están configurándose pequeños micropoderes
que se enfrentan de forma chapucera
a la intención normalizadora y excluyente
de los poderes institucionalizados
Rossana Reguillo
Teóricos como Maffesoli (2004), Guattari (1994),
Raúl Zarzuri (2005), Ulrich Beck (2001), entre otros,
coinciden en que la crisis de la modernidad –o su
radicalización, en el caso de Beck–, trajo consigo distintos e importantes cambios sociales cuyos efectos son
posibles identificar –entre otros espacios– en el accionar de los jóvenes y las culturas juveniles. Una de las
manifestaciones más visibles del nuevo “rumbo social”
que estamos viviendo, surge a partir del renacimiento
no institucional de lo político.
Para Maffesoli (2004), por ejemplo, la vuelta a la
tribalización en los jóvenes representa una expresión
de la política no tradicional –es decir, una política no
partidista ni vinculada de manera directa con las instituciones usualmente encargadas del manejo del poder–, que cada vez toma más fuerza en las sociedades
del mundo posmoderno. Si bien es cierto que algunas
de estas manifestaciones neopolíticas han surgido por iniciativa propia y con la intención directa de generar
oposición a las tradiciones políticas globales, otras tantas aparecen en la esfera social sin la pretensión explícita de convertirse en alternativa política para los
ciudadanos, aunque, a pesar de ello, lo sean al establecer a través de sus actividades particulares, espacios de
participación y acción populares.
Pero ¿es posible desobedecer a un gobierno legítimo
bajo el contexto de las nuevas formas de participación?
El sistema democrático moderno contempla la posibilidad de ejercer cierta desobediencia por parte de la ciudadanía a través de mecanismos como el referéndum,
el plebiscito e incluso el mismo voto en blanco, aunque
éstos no surjan como resultado de la creación autónoma de los representados, sino que se encuentren contemplados dentro del mismo sistema democrático que
les dio origen. Por esta razón, no cuentan con la suficiente credibilidad por parte de quienes ven en ellos
mecanismos institucionalizados de reproducción del
174
N ÓMADAS
poder tradicional, lo que se refleja, por ejemplo, en la
alta tasa de abstencionismo electoral.
Fuera de dicha esfera democrática y de los mecanismos institucionalizados de acción ciudadana y desobediencia civil, surgen nuevos dispositivos de
participación –a través de movimientos, organizaciones
o acciones particulares–, que se desligan de las prácticas políticas comunes y que han encontrado diferentes
formas de hacerse visibles, convirtiéndose en espacios
de participación en ocasiones mucho más eficaces y significativos que los propios partidos políticos legitimados. Lo que está en cuestión entonces, es el manejo,
distribución y emergencia de nuevas formas de poder.
Al respecto, los estudios de Foucault identifican esta
dinámica como “la emergencia de una potencia múltiple y heterogénea de resistencia y creación” (cit.
Lazzarato, 2006: 1), es decir, el surgimiento de una
neopolítica identificada como una forma de gobierno
de una nueva dinámica de las fuerzas que expresan entre
ellas relaciones de poder que antes no se conocían.
Para el presente artículo, dicha dinámica de poder
aplicada a dos agrupaciones juveniles de Bogotá –Estado Joven y Activegan–, será llamada resistencia en la
medida en que representa una oposición –no necesariamente consciente– a los mecanismos tradicionales
de participación y acción ciudadanas. Por otra parte,
constituye formas de subjetivación y formas de vida que
escapan a lo que Lazzarato (2006) identifica como
biopoderes, evidenciando el surgimiento de nuevos fenómenos de comportamiento social que no están ligados a la concepción tradicional de la oposición política,
a través de partidos o movimientos con tendencias revolucionarias.
Pero ¿de qué manera se visibiliza la resistencia en las
organizaciones juveniles de Bogotá? ¿Cómo y por qué se
resiste? El término resistencia en este artículo no hace
alusión “a la mera reacción o negación absoluta sino a
las múltiples acciones que tienen primacía respecto al
poder [dominante]” (Cubides, Zuleta y Escobar, 2007:
15). Las formas de expresión estéticas, las manifestaciones directas, la búsqueda de alternativas de visibilización y las causas adquiridas, serán analizadas en este
documento como formas de política no tradicional que
escapan al ejercicio político convencional y, por tanto,
como formas de resistencia.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
La pregunta más obvia que surge respecto a este
tema tiene que ver precisamente con el ¿contra qué se
resiste?: ¿contra un Estado tiránico y opresor? ¿Contra
las manifestaciones cada vez más radicales del capitalismo salvaje? ¿Contra una cultura dominante? ¿Contra
el “sistema”? ¿Contra lo que Negri y Hardt denominaron sociedad disciplinaria y de control? (2002: 36); en realidad, y esa es una de las tesis fundamentales del
presente texto, no es necesario focalizar consciente y/o
totalmente la resistencia hacia una problemática específica de la cotidianidad social para crear o promover
espacios en los que se presenten acciones que “tienen
primacía respecto al poder” dominante. En general, se
resiste, aunque parezca difuso, a un estado de cosas
que “tocan” de alguna manera sensibilidades particulares en el accionar juvenil.
expresan un conflicto estético y enuncian nuevos ejercicios de “ciudadanía”, expresa la vivencia de una nueva
ética correspondiente a una dimensión estética (Quintero, 2005: 115).
Es la lucha micropolítica juvenil la que me interesa.
En la práctica, estas formas de asociación juvenil se
examinarán a partir de la Organización Sociocultural
Estado Joven y del Colectivo Activegan1 , cuyas actividades se llevan a cabo en la capital colombiana. Los
integrantes de ambas agrupaciones son jóvenes que no
sobrepasan los veinticinco años de edad. Por un lado,
Estado Joven manifiesta un enfoque artístico y cultural
a través de sus actividades que, por lo general, son realizadas en la localidad de Bosa al sur de la capital, con
carácter comunitario y local.
Lo que sostengo es que, como resultado del devenir
cotidiano de la sociedad –en el que el accionar estatal
juega un papel importante–, surgen nuevas formas de
asociación ciudadanas, construidas a través de la socialización de intereses subjetivos-compartidos, desde
las cuales se promueven otras acciones colectivas de
participación y construcción social –micropoderes–, que
escapan a las formas de participación y construcción
tradicionales –macropoderes–, y que, por tanto, se erigen como opción alternativa ante el panorama social
que se nos ofrece.
Por su parte, Activegan tiene como uno de sus principales objetivos la formación de activistas veganos que
propendan por la abolición de cualquier tipo de explotación hacia los animales humanos y no humanos; sus
actividades no se realizan en un punto fijo de la ciudad, por lo que una de sus formas de acción –que después examinaré con mayor detenimiento– es el
nomadismo.
No se trata de una relación directa entre carencia
estatal versus reemplazo colectivo juvenil, aunque sí es
preciso afirmar que muchas de las iniciativas por parte
de las agrupaciones surgen como respuesta no sólo a sus
propias necesidades expresivas, sino también a las carencias sociales existentes que son relacionadas por algunos de los integrantes de las agrupaciones con la
insuficiencia estatal como institución de poder legítima benefactora.
Conformada por trece jóvenes –grupo base–, la Organización Sociocultural Estado Joven surge en julio
del 2007 como producto de la antigua Red Juvenil
Damawha, que agrupaba ocho organizaciones juveniles del sector de Metrovivienda –localidad de Bosa–,
hasta el momento de su desintegración hace dos años.
Su principal objetivo es el de la formación de líderes
juveniles a través de actividades culturales y artísticas
–zanqueros, lanza-fuegos, danzas y payasos, principalmente–, que se llevan a cabo en el ámbito comunitario
de su localidad.
Para Fernando Quintero, existen tres corrientes principales que caracterizan las manifestaciones políticas
de los jóvenes en Bogotá: la lucha estudiantil y el surgimiento de movimientos políticos, la lucha cívico-comunitaria y, finalmente, la lucha micropolítica juvenil,
relacionada con aquellos procesos que expresan el conflicto desde escenarios poco conocidos en el debate político tradicional, como la apropiación del espacio público,
la producción artística, ejercicios de diferenciación que
Modo de ser
A través de charlas y talleres esporádicos, el líder
más visible de la Organización forma a sus integrantes
en la formulación y presentación de proyectos, al igual
que en el funcionamiento de instituciones de poder local como el Consejo Local de Juventud o los Encuentros Ciudadanos, con el fin de hacerlos partícipes activos
de tales organismos en beneficio de su comunidad2 . Su
campo de acción lo constituye el trabajo comunitario a
ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL
N ÓMADAS
175
través de presentaciones en los colegios del sector, y,
esporádicamente, en colegios ubicados fuera de la
localidad.
Activegan es un colectivo vegano3 abolicionista y
antiespecista, creado hace un año y cuatro meses aproximadamente. Busca la igualdad entre seres humanos y
no humanos a través de la creación de activistas veganos
cuya vida sea un ejemplo de auténtica liberación e igualdad. Mediante campañas informativas y educativas, se
proponen dar a conocer la problemática de la explotación y el maltrato animal a la ciudadanía en distintos
sectores de Bogotá.
El núcleo base del Colectivo está conformado por
doce personas. Además, cuentan con participaciones
intermitentes de otros jóvenes que apoyan la causa
vegana, llegando a convocar en una sola manifestación,
protesta u otra actividad, hasta sesenta o más personas.
El calificativo “colectivo” tiene una razón de ser para
sus integrantes: a diferencia del concepto de organización, colectivo no implica una estructura jerárquica, rígida, en la que se pueda identificar a un líder único
que “lleve las riendas” de la agrupación.
Realizar una presentación “formal” de los dos grupos juveniles en cuyo accionar se soporta el presente
artículo es necesario, aunque, tal como lo sostienen
Deleuze y Guattari (1994) con su tesis respecto “al plan”,
concederle demasiada importancia al “plan estructural
de las organizaciones” o al desarrollo evolutivo de las
mismas como si su existencia y creación ya estuviesen
rígidamente dadas, nos impediría tener en cuenta algo
más significativo: la trascendencia de las organizaciones
juveniles. Con el “plan de trascendencia” Deleuze y
Guattari hacen referencia a aquello que no está dado
en lo que da, es decir, un principio oculto que dispone
las condiciones que darán origen a las grupalidades en
contradicción con aquello que está rígidamente determinado. “Las formas y sus desarrollos, los sujetos y sus
formaciones remiten a un plan que actúa como unidad
trascendente o principio oculto” (Deleuze y Guattari,
1994: 269).
De acuerdo con lo anterior, los análisis que se realicen de las agrupaciones juveniles y, por tanto, el análisis realizado de Activegan y Estado Joven, sólo pueden
ser posibles a través de la inferencia, pues lo que se ve
de ellas es tan solo una parte de lo que hay y de lo que
176
N ÓMADAS
son o, en otras palabras, existe un metalenguaje del
accionar juvenil ajeno a cualquier agente externo a su
propia dinámica. Lo que vemos y analizamos no es lo
único que hay… la forma de una organización “sólo
existe para esa forma y sus sujetos” (Deleuze y Guattari,
1994: 268-275).
Paralelo a ello, existe un plan –plan de consistencia o
de composición en oposición al plan de desarrollo y organización que se enfoca en la visión estructural-rígida
de los agrupamientos–, que no contempla formación,
desarrollo de sujetos o estructura alguna. Este plan da
primacía a las relaciones de reposo y movimiento –velocidades y lentitudes–, que surgen entre elementos no
formados ni organizados. Para este nivel de plan, no
existe unión de subjetividades que devienen en desarrollo o que se estructuren en una forma –organización–,
sino moléculas o partículas individuales que tienden a
atraerse a través de afectaciones compartidas no
subjetivadas que tarde o temprano devienen en algo
nuevo: agenciamientos colectivos.
Los agenciamientos colectivos, según Deleuze, son
multiplicidades enmarañadas que se manifiestan como
acontecimientos. Representan la unidad mínima en el
mundo social, y resultan de la unión de devenires que
no finaliza en lo uno sino en lo múltiple que constantemente cambia; no tienen objeto ni sujeto sino solamente determinaciones, tamaños, dimensiones que no
pueden aumentar sin que ella –la unión–, cambie de
naturaleza. En los agenciamientos –que siempre son
colectivos, según Deleuze–, no existen unidades de
medida mediante las cuales se pueda definir las multiplicidades que los componen, sino intensidades indefinibles en constante transformación.
El acontecimiento resulta del choque entre multiplicidades. El acontecimiento, entonces, es inherente
al agenciamiento en el que confluyen distintos tipos y
niveles de heterogeneidad que establecen lo que
Deleuze y Guattari denominan conexiones por simpatía,
en las que la transmisión de afectos ocupa un lugar
importante. Esta instancia es nombrada por ellos como
agenciamientos maquínicos de efectuación que “no remiten a un objeto sino a un estado de mezcla de los cuerpos de una sociedad (sus atracciones, repulsiones,
simpatías, rechazos, etc.) que afectan los cuerpos unos
en relación con los otros” (Deleuze y Guattari cit.
Fernández, 2007: 185).
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
MARÍA ESTHER GALVIS: New York, 2005.
ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL
N ÓMADAS
177
MARÍA ESTHER GALVIS: París, 1981.
178
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
En adelante, se adoptará el concepto de agenciamiento para hacer referencia a la Organización Estado
Joven y al Colectivo Activegan –sin olvidar que ambos
calificativos (organización y colectivo) son los asumidos y adoptados positivamente por los integrantes de
ambas agrupaciones4 – teniendo en cuenta los constantes cambios e intensidades que caracterizan a ambos
tipos de agrupación juvenil.
conexión ideológica, una conexión afectiva entre sus
integrantes, que fortalece el accionar mismo de la agrupación y constituye, hasta cierto punto, uno de los principales engranajes que permite su continua fluidez. Su
resistencia está mucho más focalizada, pues más importante que el “estar juntos” es el objetivo de divulgar el
estilo de vida vegano como ideal social, promoviendo,
a partir de subjetividades compartidas, su propia propuesta política para la comunidad sin dejar de lado el
lazo emocional que los une.
Emocionalidades compartidas
Maffesoli (2004: 28) afirma que la tendencia a la
tribalización juvenil y a la superación del individualismo no se logra únicamente mediante mecanismos
racionales de afinidad, sino también mediante emocionalidades compartidas. De esta manera, aplicando la
teoría a la práctica sin forzar la realidad, Estado Joven
representa el tipo de agenciamiento en el que más importante que el fin común es el “estar con” y el “hacer
parte de algo” como característica sobresaliente.
Conjuntamente con las “emocionalidades compartidas”, se comparten ideales, formas de ser y estar en el
mundo y objetivos colectivos que impulsan a las diferentes subjetividades a permanecer juntas, estableciendo la diferencia con otros grupos de pares a través de la
instauración de sus propias actividades y de sus propios
referentes de resistencia que, en el caso concreto de
Estado Joven, surgen como deseo colectivo de
reapropiarse de los espacios de acción ciudadana dentro de su comunidad –Bosa (Metrovivienda)–, a través
de actividades artísticas.
Dichas actividades convocan a la participación comunitaria y al desligue personal de las problemáticas
sociales –drogadicción, violencia, delincuencia–, que
caracterizan el sector, constituyéndose como alternativas posibles para los jóvenes de la localidad. Así, a través de su acción comunitaria, los integrantes de este
agenciamiento están permanentemente ligados a la
construcción del sentido de lo público desde un ámbito
local que trasciende la mera realización de actividades
particulares, y que les brinda cierta autonomía al establecer fluctuantes quiebres con las instituciones públicas y privadas de la localidad.
De la misma manera, aunque no con igual intensidad, Activegan refleja internamente, además de una
El “estar juntos” a partir de la compatibilidad emocional e ideológica, implica para los integrantes de los
agenciamientos colectivos juveniles dos posibilidades
continuamente presentes: por un lado, la interacción
directa con el grupo de pares con los que se comparten
ideologías y emocionalidades –que es lo que permite la
creación y supervivencia de los agenciamientos–; y, por
otro, el rechazo parcial o total hacia la otredad diferente, es decir, el “no estar juntos”. Esta permanente afirmación-negación del otro, provoca constantes rupturas
y transformaciones relacionales tanto hacia dentro como
hacia fuera de los agenciamientos, que en mayor o menor grado influyen en su accionar cotidiano.
Activegan toma distancia de todos aquellos otros
agenciamientos que no comparten su ideología vegana
abolicionista, reduciendo casi completamente su
interacción a las relaciones internas de los integrantes
que lo conforman. Su relación externa con otras agrupaciones que comparten parcialmente su preocupación
por los derechos de los animales es frágil, debido a la
divergencia de opiniones y prácticas que “los otros” realizan, lo que constituye una fortaleza particular respecto al reafirmamiento de sus convicciones colectivas y a
sus prácticas de resistencia, pero a la vez, una debilidad respecto al aislamiento generado. Aunque si bien
existe tal aislamiento físico e inmediato, éste tiende a
relativizarse en el ámbito virtual, debido a las conexiones ideológicas con otras agrupaciones veganas a nivel
mundial, con las que se renuevan constantemente relaciones de parte y parte a través de Internet.
Ulrich Beck, junto con Giddens y Lash (2001),
evidencian el enfoque político que están tomando
temas que antes no eran tenidos en cuenta desde
esa perspectiva. “Así [dice Beck], el tema ecológico
y medioambientalista en general, constituye, bajo el
marco de la modernización reflexiva, un importante
ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL
N ÓMADAS
179
elemento de debate político” (Beck, Giddens y Lash,
2001: 13-73).
Retomando lo dicho por Beck, Activegan ha convertido la problemática del maltrato a los animales en
un tema netamente político: construyen iniciativas y
proyectos tendientes a abolir la explotación animal; se
manifiestan en contra de las leyes aprobadas por el Congreso que permiten, por ejemplo, la entrada a las corridas de toros a niños a partir de los siete años de edad;
gritan arengas en contra de la explotación animal y el
especismo5 en lugares en los que se permite ese tipo de
hechos; e invitan a la ciudadanía, a través de la recolección de firmas, a apoyar iniciativas veganas ante el
Congreso Nacional y demás instituciones de poder.
De forma indirecta, la existencia de ambas agrupaciones evidencia deficiencias estatales que promueven
el surgimiento de nuevas formas de asociación juvenil,
al igual que de poderes emergentes como respuesta a
las carencias sociales existentes. Es, en resumen, la puesta en práctica de una neopolítica creativa que está en
permanente construcción. Por un lado, las actividades
estético-comunitarias como alternativa a un contexto
delincuencial y de drogadicción y, por el otro, una preocupación medioambiental por la que el Estado no se
ha inquietado lo suficiente. “Estos movimientos sociales se han convertido en verdaderos agentes de
trasformación social en la medida en que ellos tienden
a ocupar espacios donde no existen instituciones o donde
éstas han dejado de responder –según la percepción de
la gente– a las necesidades y demandas de la sociedad”
(Reguillo, 2000: 71).
Prácticas estéticas y artísticas como
resistencia
El viernes 21 de diciembre del 2007 a las 7 p. m.6 ,
los integrantes de Activegan decidieron realizar un performance en plena carrera Séptima con avenida Jiménez
en Bogotá. La intención fue mostrar a los transeúntes
del “septimazo” su inconformismo con las prácticas
especistas, además de divulgar el estilo de vida vegano
entre las personas del común. Si bien es cierto que
Activegan no es una agrupación artística, sus integrantes se apropian constantemente de herramientas de ese
tipo para hacer visible su inconformismo respecto a la
problemática particular que los vincula.
180
N ÓMADAS
El performance consistió en que una de las integrantes del Colectivo –disfrazada de animal– se encontraba encerrada por una cerca. Fuera de la cerca se
pegó un letrero que decía “Venta de carne. Contenido
‘nutricional’: sufrimiento 100%; dolor 100%; agonía
100%”. Junto a la cerca se ubicó un platón ensangrentado en el que otro de los jóvenes veganos se acostó sin
camiseta cubriendo su cuerpo con un plástico transparente, dando la sensación de que hubiese un muerto
real debajo. En el plástico se colocó un letrero con la
frase “Carne es asesinato”.
La fuerza del performance radica en lo que Diana
Taylor identifica como “la transmisión de una memoria
social, que extrae o transforma imágenes culturales comunes de un ‘archivo’ colectivo” (Taylor, s/f: 2), y en el
impacto visual inmediato que provoca la utilización de
materiales icónicos que resignifican y visibilizan una
problemática particular, tal como la explotación de los
animales no humanos.
No se trata simplemente de la dramatización artística de algún acontecimiento, sino también la utilización y apropiación de herramientas espacio-temporales
que entran en juego con la puesta en escena de la
acción estética, constituyéndose en epicentro de todo
tipo de sensibilidades. Así, el hecho de realizar un performance con máscaras de toros en temporada taurina
justo en frente de la plaza de toros “La Santa María”
con una periodicidad estable 7 , entra en juego y
(re)significa –en este caso la plaza de toros se convierte para el veganismo en un epicentro de maltrato
y explotación animal–, respecto a la totalidad de la
propuesta estética utilizada por los integrantes del
agenciamiento, quienes confrontan de manera directa, a través de la estética, a los que identifican como
ejecutores y reproductores de parte de la conducta
especista presentada en la sociedad.
Pero ¿qué es lo que hace de este tipo de manifestaciones estéticas o artísticas aquel “lugar en el que se
privilegian las nuevas formas de activismo político”?
(Deleuze y Guattari cit. Zepke, 2007: 56-57). Según
Rancière, “la estética apareció […] como una reacción en contra de aquello que normalmente se consideraba el reino de la política, es decir, como una
‘metapolítica’ en la que el arte se convirtió en la condición de la libertad y de la igualdad de una comunidad
sensorial nueva” (cit. Zepke, 2007: 57).
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
La estética de la política escapa –desde el punto
de vista de Rancière–, al ejercicio tradicional del poder o a la lucha por obtenerlo, constituyéndose en un
mundo particular y una forma específica de experiencia, a través de la cual, se materializan subjetividades.
Además, las manifestaciones estéticas –tales como el
performance, la danza o el teatro– evidencian la emergencia de nuevas formas de poder –nuevas en el sentido de que antes no habían sido tenidas en cuenta a
pesar de que existieran–, que se producen y reproducen en contextos no institucionalizados, mediante mecanismos de visibilización de sentidos fundamentados
y, en el caso del performance, en la observación directa.
“Las expresiones artísticas –no todas, por supuesto–,
al ‘retirarse’ de la esfera tradicional de lo público, configuran órdenes alternos y su alcance es un principio de
resistencia; por lo tanto, tienen un carácter político en
cuanto plantean un conflicto de poder, cuestionan la
hegemonía” (Restrepo, 2006: 54). Las expresiones estéticas y artísticas son tomadas tanto por Activegan como
por Estado Joven como medios para transmitir sus puntos de vista respecto a las realidades que los afectan
particularmente; se apropian de este tipo de métodos al
reconocer el poder de persuasión que tiene una obra de
teatro, un disfraz o una máscara en un contexto público
y social determinado.
En ese sentido, Nixon Molina, el líder más visible
de Estado Joven, afirma que
la cuestión cultural y artística dentro de la Organización
–dentro del agenciamiento– es una excusa para que los
muchachos se formen políticamente. Es como un pulpo:
los tentáculos del pulpo son las actividades artísticas que
realizamos, pero todo eso lleva a la cabeza del pulpo que
es la formación en liderazgo y participación política8 .
La formación política a la que hace alusión Nixon,
es una formación política contestataria en la medida
en que no pretende reproducir las tradiciones constitucionales establecidas, sino informar a los jóvenes sobre
los derechos que tienen como ciudadanos y como jóvenes para poder reclamarlos, pues, en palabras de Nixon,
“los derechos no se mendigan sino que se exigen”.
Paralelo a este tipo de afirmaciones que reflejan un
ideal de cambio en las tradiciones políticas de la sociedad, los integrantes tanto de Estado Joven como de
Activegan manifiestan una evidente apatía hacia la
institucionalidad que se refleja –con mayor intensidad
en Activegan–, en una casi nula relación con cualquier
tipo de entidad que represente la continuidad estatal,
lo que no significa que esporádicamente no se generen
ciertos vínculos indirectos con alguna institución gubernamental o no gubernamental.
“Resistencia” contra la resistencia
Raúl Zarzuri (2005) afirma que pese a los brotes juveniles de resistencia, de micropoderes que emergen y
que se constituyen en las sociedades, surgen estrategias que directa o indirectamente tienden a anular dichas manifestaciones; el autor identifica dos de estas
estrategias: la antropofágica y la autopoémetica.
Así, La estrategia antropofágica –o estrategia de
asimilación/aniquilamiento– consiste en “devorar” lo
que es extraño en un intento por hacer semejante lo
que es diferente. En palabras del autor, significa “ahogar las distinciones culturales o lingüísticas; fomentar
e imponer una y solo una medida de la conformidad”
(Zarzuri, 2005: 23).
El sábado 19 de enero, un funcionario de la Alcaldía Mayor de Bogotá se acercó a los activistas veganos
que se encontraban realizando una manifestación pacífica en la carrera Séptima frente a la plaza de toros La
Santa María para preguntar por el permiso expedido
por la Alcaldía que debería tenerse para poder protestar en un lugar público. Al no obtener el permiso –que
ninguno de los activistas veganos se había preocupado
por sacar–, solicitó hablar con el líder o representante
de la organización.
Se le explicó que Activegan no era una organización
sino un colectivo y que, por lo tanto, no existían líderes
sino que todos los integrantes actuaban como representantes y voceros de la agrupación a lo que el funcionario
contestó –contrariado– que debería existir un líder que
pudiese asumir las responsabilidades de la ¡organización!
Este tipo de conductas por parte de la institucionalidad
pretenden reglamentar a través de la formalidad burocrática el accionar de los agenciamientos que desean
mantenerse al margen de estructuras jerárquicas y tradicionales. La “antropofagia”, en este caso, radica en la
imposición de que cualquier tipo de manifestación pú-
ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL
N ÓMADAS
181
blica paradójicamente debe contar con la aprobación de
la institución contra la cual, muchas veces, se quiere
protestar.
partir con” o “situarse en”. Es lo que Alberto Corsín
identifica como la construcción del procomún, partiendo de la relación entre sujetos iguales.
La segunda estrategia de anulación –la autopoémetica–, es diametralmente opuesta a la anterior. En ella,
“se vomita a los extraños” expulsándolos de los espacios
del orden, excluyéndolos e incomunicándolos. Cuando
ninguna de las anteriores estrategias da resultado, se
acude, según Zarzuri, al aniquilamiento físico (2005: 23).
El carácter comunitario de Estado Joven en el sector de Metrovivienda, lejos de representar un localismo
estático que se contrapone a la movilidad creativa del
nomadismo, constituye la emergencia fluctuante de
micropoderes que intentan mantenerse vigentes ante
la presión ejercida por los macropoderes tradicionales.
El primer paso que evidencia la utilización de la
estrategia autopoémetica se presenta en el tipo de información que los medios de comunicación transmiten
sobre los jóvenes y el lenguaje que es utilizado para referirse a ellos. Los medios de comunicación continuamente relacionan el concepto de joven con palabras como
“delincuente”, “drogadicto”, “desviado”, “anómico”, etc.
fomentando de esta manera, la aceptación de estereotipos negativos en relación con ellos.
Ante falencias estatales, los integrantes de Estado
Joven se erigen como alternativa entre su comunidad.
Que algún joven del sector prefiera aprender a hacer
acrobacias en zancos o a montar un baile típico para
presentar en público en lugar de insertarse en los grupos de barras bravas existentes en el sector, en el consumo de drogas o en la delincuencia, aporta más que lo
realizado por algunas críticas sociales –cuyas hipotéticas soluciones muchas veces no llegan a ser aplicadas
en la práctica–, que se realizan desde la academia a
“fenómenos” como la violencia, la pobreza, e incluso, a
las ya satanizadas culturas juveniles.
Para Zarzuri (2005), el tipo de resistencia generado
por los jóvenes y las agrupaciones juveniles consiste en
pequeñas y constantes rupturas ante el poder dominante, que no llegan a ser tan grandes y contundentes como
una revolución. Por su parte, Guattari y Deleuze afirman que las culturas juveniles pueden ser vistas como
“pequeñas máquinas de guerra” que se contraponen a
la gran máquina de dominación estatal (cit. Zarzuri,
2005: 24).
Sin embargo, por más estrategias utilizadas para
anular las manifestaciones de resistencia, dice Zarzuri,
éstas no podrán ser eliminadas por completo debido a
que la hegemonía no controla la totalidad de procesos
sociales. Un ejemplo de ello es el consumismo. La hegemonía puede controlar el consumismo pero no lo que
las personas hagan con lo que consumen.
Nomadismo
El nomadismo es totalmente antitético a la forma del
Estado moderno. Y éste trabaja con constancia para suprimir aquello que considera supervivencia de un modo
de vida arcaico. Sólo sedentarizando se puede dominar.
Nos encontramos aquí ante un buen ejemplo de ese “fantasma de lo uno” que es característico de la violencia
totalitaria moderna (Maffesoli, 2004: 23).
Acción comunitaria
“Vagar” por la ciudad, apropiarse del espacio público en cualquier lugar, evitar la inmovilidad abriendo
espacios de acción política a través de expresiones particulares, es la manera en que los integrantes de
Activegan manifiestan el estilo de acción nómada que
los caracteriza.
La resignificación de lo público a través de lo comunitario que caracteriza a Estado Joven tiene ciertas
peculiaridades: primero, el hecho de que lo comunitario, lo común, es algo construido a partir de las
emocionalidades compartidas. Aunque no es simplemente compartir con otros, o situarse en medio de otros,
sino ser conscientes de la acción que produce ese “com-
Cada calle de la ciudad se convierte para Activegan
en espacio político, en espacio de resistencia y, por tanto, cada calle o espacio público (re)significa en un contexto determinado al cambiarse las relaciones simbólicas
que se han construido antes respecto a él. Así, la Plaza
de Bolívar, epicentro del poder de la nación, deja de
ser aquel lugar que representa el sitio en el que “las
182
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
leyes nos darán la libertad”, para convertirse en un espacio de legitimación de la explotación y las políticas
bienestaristas contra las que se ha de resistir. De igual
manera, la plaza de toros o el circo, sitios que se presentan tradicionalmente como centros de cultura y entretenimiento para la sociedad, se convierten en lugares
de sadismo y barbarie que propagan el maltrato hacia
los no humanos, según el pensamiento vegano.
Como lo afirma Rossana Reguillo en su análisis de
los taggers9 mexicanos (2000: 120), el comportamiento
nómada “señala de entrada que [los jóvenes] no están
dispuestos a renunciar a la ciudad en su conjunto, que
no hay fronteras ni aduanas simbólicas suficientes para
contenerlos dentro de un espacio delimitado”. ¿Por qué
delimitar la problemática del especismo a un barrio o a
una localidad cuando ésta se presenta en todos los espacios públicos y privados de la sociedad?, sería la pregunta con la que la comunidad vegana respondería
hipotéticamente al ser cuestionada sobre su constante
movilidad y apropiación ciudadanas.
El nomadismo, entendido como perpetua movilidad
que escapa al estado de vigilancia y de control dispuesto por la sociedad, es esencialmente un asunto de fuerzas de poder que se contraponen. “Lo móvil, por su
propia esencia, queda fuera del alcance de la cámara
sofisticada del ‘panóptico’ siendo la inmovilidad absoluta el ideal del poder”, dice Maffesoli (1997: 15). De
allí que surjan distintos mecanismos de vigilancia y de
control –uno de ellos a través del video–, que intentan
anular, o por lo menos registrar, la vida errante que escapa a las miradas. En Maffesoli esa vida errante “expresa también la revuelta, violenta o discreta, contra el
orden establecido, y da una buena clave para comprender el estado de rebelión latente en las jóvenes generaciones” (Ibíd.: 15).
En la jornada antitaurina del domingo 27 de enero,
los activistas veganos notaron dos camionetas con vidrios polarizados que permanecieron estacionadas a escasos 12 metros de la protesta. En las camionetas, dos o
tres personas vestidas con uniformes de la policía se
encontraban tomando fotografías a los activistas que
inicialmente no lo notaron. Según los integrantes de
Activegan, este tipo de conductas por parte de la fuerza pública son realizadas frecuentemente para tener un
registro de los “revoltosos” y así poder tomar las medidas “pertinentes”. Con este ejemplo toma más fuerza lo
dicho por Maffesoli: “solo sedentarizando se puede dominar” (1997: 16).
Quisiera culminar con una pregunta: ¿tiene algún
sentido resistir? Fuera de una concepción romántica en
la que se enaltecería la importancia de la diferencia
por la diferencia sin que interesen los resultados, debo
señalar aquí que el sentido de la resistencia radica justamente en los “resultados” que alcanzan aquellas acciones que tienen primacía respecto al poder dominante, ya
que son dichas acciones las que gradualmente generarán grandes cambios a partir de pequeñas manifestaciones. Recordemos una frase escrita ya en líneas
anteriores: las culturas juveniles –y los agenciamientos
juveniles en general–, pueden ser vistas como “pequeñas máquinas de guerra” que se contraponen a la gran
máquina de dominación estatal. La constante emergencia de esas “pequeñas máquinas” que una y otra vez
vulneran desde distintos frentes el devenir del statu quo,
reafirmando así la fuerza de la multiplicidad que desborda lo instituido en oposición a lo instituido que asfixia las diferencias, asegura la transformación de las
viejas costumbres de reproducción social que pasaron a
ser obsoletas, aunque aún se sigan reproduciendo.
No podemos olvidar que alguna vez iniciativas como
la de abolir la esclavitud eran subversivas, atacaban las
estructuras sociales y políticas tradicionales, surgiendo
en la forma de micropoderes crecientes que tuvieron la
suficiente prevalencia para convertirse en acción, y que
no sólo tuvieron primacía respecto al poder dominante,
sino que alcanzaron el nivel de lo instituido. Sin embargo, tampoco se puede olvidar que algunos de los
micropoderes que históricamente lograron fortalecerse, expandirse y establecerse como macropoder, han reproducido, a su manera, las formas contra las cuales
alguna vez se revelaron, tal como ocurrió con el sueño
comunista en la antigua Unión Soviética o con algunas
de las pseudoguerrillas existentes en ciertos países.
Por tanto, ¿tiene sentido resistir? Es la pregunta –
aún para mí en construcción–, sobre la que se tendría
que reflexionar sin caer en pensamientos “rosa” sobre
lo diferente, ni en negaciones absolutas de la movilidad social. Evidentemente, existen fuerzas que emergen
y aportan desde la diferencia una reconstrucción de lo
juvenil, sin embargo, no puedo evitar la sensación melancólica que imprime el paso del tiempo en la potencia creativa y la multiplicidad joven. Los años se
ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL
N ÓMADAS
183
convierten en un sedante contra la potencia y la multiplicidad expresiva. Considero que la potencia múltiple
de la juventud es cuestionada en la etapa adulta y aniquilada por la vejez, en cuya fase, se hace aún más evidente el regreso hacia lo uno indiferenciado.
Estados de movimiento y de reposo, de velocidades
y lentitudes que fluctúan, permanecen y flotan por la
ciudad atrayéndose, repeliéndose, apagándose y renaciendo; eso son las colectividades juveniles. Un constante devenir de emocionalidades compartidas y de
micropoderes emergentes. Una contradicción y coherencia a la vez, una eterna lucha por su visibilización y
prevalencia, siendo todos estos matices los que enriquecen su existencia. Son, finalmente, resistencias.
Citas
1
Acompañamiento de siete meses a ambos agenciamientos juveniles, mediante la metodología participante-observador y observador-participante.
2
La relación entre Estado Joven y la institucionalidad fluctúa constantemente entre distanciamientos radicales y acercamientos temporales que determinan, hasta cierto punto, las formas de expresión
del agrupamiento, pues influyen en el devenir “natural” del mismo.
3
Estilo de vida que propende por la no explotación animal en
ninguna de sus formas –alimentación, entretenimiento, vestuario, experimentación y domesticación–, y que busca el respeto y la
igualdad entre animales humanos y no humanos.
4
A diferencia de organización o colectivo, utilizo el término de agrupamiento de manera indistinta para referirme a las formas de
tribalización juvenil como alternativa esporádica del concepto
agenciamiento.
5
Cualquier tipo de infravaloración de un individuo en función de su
especie.
6
Diario de campo: viernes 21 de diciembre de 2007. Jornada
vegan en contra del consumo especista generado por la temporada navideña.
7
Diarios de campo: sábado 19 de enero de 2008 y domingo 27 de
enero de 2008. Jornada vegan antitaurina frente a la plaza de toros
La Santa María en Bogotá, en contra de la tauromaquia.
8
Entrevista realizada a Nixon Molina, líder de la agrupación Estado Joven.
9
Los taggers o rayadores aparecen en México hacia la década de los
noventa. Andan por la ciudad dejando tras su paso la huella de su
presencia en muros, puertas, postes y banquetas, haciendo ostentación de que no existe reglamento, lugar ni vigilancia que no
puedan burlar para dejar estampada su marca identitaria.
184
N ÓMADAS
Bibliografía
BECK, Ulrich; Anthony Giddens y Scott Lash, 2001, “La reinvención
de la política: hacia una teoría de la modernización reflexiva”, en:
Ulrich Beck, Anthony Giddens y Scott Lash, Modernización reflexiva, política, tradición y estética en el orden social moderno, 2ª
edición, Madrid, Alianza.
CUBIDES, Humberto; Mónica Zuleta y Manuel Roberto Escobar, 2007, Uno solo o varios mundos. Diferencia, subjetividad y
conocimientos en las ciencias sociales contemporáneas, 1ª ed.,
Bogotá, Universidad Central – IESCO/Siglo del Hombre
Editores.
DELEUZE, Gilles y Félix Guattari, 1994, Mil mesetas: capitalismo y
esquizofrenia, 2ª ed., Valencia, Pretextos.
ESCOBAR, Manuel Roberto, et al., 2005, “Agrupaciones, culturas
juveniles y escuela en Bogotá”, Informe Final, Bogotá, Instituto
de Estudios Sociales Contemporáneos (IESCO), línea de investigación en Jóvenes y Culturas Juveniles – Universidad Central/
Secretaría de Educación Distrital.
FERNÁNDEZ, Ana María, 2007, Las lógicas colectivas, imaginarios,
cuerpos y multiplicidades, 1ª ed., Buenos Aires, Biblos.
LAZZARATO, Maurizio, 2006, “Del biopoder a la biopolítica”, en:
Revista Brumaria, No. 7, Madrid, diciembre.
MAFFESOLI, Michel, 2004, El nomadismo, vagabundeos iniciáticos,
1ª. ed., México, Fondo de Cultura Económica.
NEGRI, Antonio y Michael Hardt, 2004, Imperio, Buenos Aires,
Paidós.
QUINTERO, Fernando, 2005, “De jóvenes y juventud. Una
aproximación sociológica a la producción de la juventud en
Colombia”, Monografía, Bogotá, Universidad Nacional de
Colombia - Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de
Sociología.
REGUILLO, Rossana, 2000, Emergencia de las culturas juveniles. Estrategias del desencanto, Bogotá, Norma.
RESTREPO, Adrián, 2006, “Aproximación teórica a las prácticas
artísticas de los jóvenes como expresión política”, en: Revista
Trabajo Social, No. 3, Medellín, enero-junio.
TAYLOR, Diana, s/f, “El espectáculo de la memoria: trauma, performance y política”, disponible en: <http://performancelogia.
blogspot.com/2007/08/el-espectculo-de-la-memoria-trauma.
html>, consultado el 17 de enero de 2008.
ZARZURI, Raúl, 2005, “Culturas juveniles y ciencias sociales: itinerarios interpretativos transdisciplinares”, en: Jóvenes: la diferencia como consigna, ensayo sobre la diversidad cultural juvenil, Santiago de Chile, CESC.
ZEPKE, Stephen, 2007, “El ataque a la representación: la estética
como política”, en: Uno solo o varios mundos. Diferencia, subjetividad y conocimientos en las ciencias sociales contemporáneas, 1ª
ed., Bogotá, Siglo del Hombre.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
M ARÍA E STHER G ALVIS : New York, 2005.
ARLEY DAZA CÁRDENAS, A.: RESISTENCIA JUVENIL COMO MANIFESTACIÓN DE LA POLÍTICA NO TRADICIONAL
N ÓMADAS
185
MARÍA E STHER G ALVIS : New York, 2005.
186
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
El lugar de la
autenticidad y de lo
*
underground en el rock
[email protected] • PÁGS.: 187-199
David García**
Este artículo propone una discusión en torno al lugar que ocupan “la autenticidad” y “lo underground” en el discurso
que múltiples actores sociales han construido sobre el rock, al tiempo que da cuenta de la manera como ambos fenómenos
son negociados y redefinidos permanentemente en el mercado musical y en la industria cultural.
Palabras clave: rock, culturas juveniles, autenticidad, underground, industria cultural.
Este artigo propõe uma discussão em torno ao lugar que ocupam “a autenticidade” e “o underground” no discurso que
múltiplos atores sociais hão construído sobre o rock, ao mesmo tempo que da conta da maneira como ambos fenômenos
são negociados e redefinidos permanentemente no mercado musical e na indústria cultural.
Palavras-chaves: rock, culturas juvenis, autenticidade, underground, indústria cultural.
This article proposes a discussion about the role that “authenticity” and “underground” plays in the discourse that
various social actors have built about rock, giving account of the ways in which these phenomena are negotiated and
permanently redefined in the musical market and in the cultural industry.
Keywords: rock, juvenile culture, authenticity, underground, cultural industry.
ORIGINAL RECIBIDO: 11-XI-2007 – ACEPTADO: 24-IX-2008
*
Este artículo recoge algunos elementos del marco teórico de la investigación
titulada “Rock en Bogotá: la música que busca y que resiste ser industria”
(2005-2007), con la que obtuve el título de Magíster en Estudios Culturales
en la Universidad Nacional de Colombia. Allí se (re)construye el campo del
rock en Bogotá, a partir de dar cuenta de la manera como diversas bandas han
aprehendido las reglas del campo, negociando incesantemente con la lógica
del mercado.
* * Sociólogo graduado con tesis meritoria de la Universidad Nacional de Colombia y Magíster en Estudios Culturales de la misma universidad. Actualmente se
desempeña como docente universitario. E-mail: [email protected]
GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK
N ÓMADAS
187
D
esde la década de 1960, el rock se ha constituido como un espacio discursivo y performativo que se
supone en estrecha relación con ciertas formaciones culturales de “sujetos jóvenes”, al tiempo que ha configurado tipos característicos de consumo cultural. Se trata
de bienes simbólicos a partir de los cuales se construyen y configuran identidades atendiendo a la lógica de
la diferencia, de la distinción; de donde se desprende
la necesidad de reconocerse en ciertos géneros musicales cuya propuesta estética y discursiva reivindica lo
underground y “lo auténtico”, lo cual suele ser entendido como sinónimo de “lo no-comercial” o “lo-no masivo”. No sorprende, entonces, que uno de los preceptos
más importantes del rock sea “subvertir la lógica comercial por medio de la creación de un producto con
un valor estético fundamental: la autenticidad” (Zapata, et al., 2002: 85), a partir del cual ciertas prácticas de
producción y difusión –prácticas alternativas en el contexto del campo musical global– legitiman en la medida que prefiguran procesos de consagración signados
por el sacrificio, la austeridad y/o el “desinterés” económico.
Estos elementos han contribuido a la edificación
de una representación de esta forma musical, según la
cual el éxito es sospechoso y sugiere una concesión mercantil; precisamente, la “autenticidad” y lo underground
se erigen en pilares de ese conjunto de valores e imaginarios que se ha definido como la “ideología del rock”
(Frith, 1980). La “autenticidad”1 es susceptible de ser
entendida como un conjunto de espacios y prácticas alternativas (conciertos pequeños, fanzines, disqueras independientes) que se enfrentan a la lógica homogeneizante
de la industria cultural. En consonancia, el underground
o “movimiento subterráneo, como su mismo nombre lo
indica, es algo que se debe desarrollar al margen del
gran comercio discográfico y al margen también de la
gran industria publicitaria que convierte todo en un mero
producto de consumo” (Citado en Urán, 1997: 21-22).
En este sentido, el objetivo principal de mi acercamiento
a la forma como históricamente se ha definido lo
underground, es intentar hallar claves explicativas de la
manera como ciertas manifestaciones culturas y estéticas lo han tomado, renovándolo incesantemente, como
su bandera, como el argumento fundamental desde el
cual se busca reivindicar su legitimidad.
La ruta que se seguirá en este texto parte por ubicar el origen histórico de la noción underground en Esta-
188
N ÓMADAS
dos Unidos e Inglaterra, rastreando, en su proceso dialéctico de configuración, la estrecha relación que en un
primer momento guardó con ciertos aspectos y valores de
un grupo social subalterno que con el tiempo fue ganando
en protagonismo: la comunidad negra. Posteriormente,
abordaré la relación de lo underground y la “autenticidad”
con algunos elementos constitutivos del romanticismo y
ciertos valores cristianos, particularmente la exaltación
de la pobreza y de la humildad; finalmente, sostendré
que la relación que se puede establecer entre las
“subculturas juveniles espectaculares” y su reivindicación de lo underground y de lo auténtico, corresponde a
las nuevas formas de distinción social propias de las sociedades urbanas contemporáneas.
El origen histórico del underground:
“lo negro”, “lo joven” y el rock´n roll
En la primera mitad del siglo XX, el proceso mediante el cual “lo negro” llega a cobrar un protagonismo
notable en Estados Unidos y en Inglaterra, es divergente. El jazz, por ejemplo, en Estados Unidos, puede ser
definido a partir de toda una tradición de mestizaje e
intercambios, y así se erige como un punto de encuentro entre blancos y negros; de hecho, es con arreglo al
jazz que se van a configurar dos de las primeras
“subculturas” juveniles en Estados Unidos (el hipster y
el beat), que desde la música y el estilo van a crear
lazos simbólicos con la cultura negra. De esta manera,
se ponen en evidencia ciertos aspectos que permitirán
la identificación de “lo negro” con lo underground, y,
casi simultáneamente, como veremos, con “lo joven” y
con el rock. Por otra parte, puede decirse que si bien
en un principio Inglaterra experimentó una dinámica
diferente a la de Estados Unidos, con la aparición y
popularización del rock´n roll empezarán a tener connotaciones similares. En este caso habría que empezar
con la relación entre el rastafarianismo, el reggae y la
reivindicación de la identidad étnica de la comunidad
negra. Será en Jamaica donde dicha identidad empezará a tomar una forma más consistente valiéndose de
reinterpretaciones de la Biblia articuladas con la cultura oral, la forma como se apropian del “lenguaje del
amo” y una manifestación expresiva cuya forma debe
ser entendida a partir de la experiencia histórica de los
negros: la música. Así, el rastafarianismo, en tanto forma religiosa, implicará un cuestionamiento profundo a
la posición subordinada que ocupa el sujeto negro en la
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
sociedad blanca, desnaturalizando el orden social y protagonizando formas alternativas de ser, hacer y pensar.
El reggae se va a erigir como el medio más idóneo de
masificación de la ideología rastafaria, que “apuntaba
a la más oscura de las rebeliones: la celebración de la
Negritud” (Hebdige, 2004: 51).
Los primeros inmigrantes negros en Inglaterra vendrán, precisamente, de Jamaica; sin embargo, la promesa de un nuevo país y una nueva sociedad en
apariencia más incluyente, llevó a este primer grupo
a buscar la manera de integrarse a la sociedad normalizada. De ahí que sean los jóvenes inmigrantes
de segunda generación quienes jueguen un papel fundamental en la introducción de las formas culturales
negras en la sociedad inglesa de mediados de la década de 1950. Para ellos, más significativo que el
rastafarianismo –que aparece despojado de sus referentes religiosos–, es el reggae, pues “decía en voz
alta la alienación experimentada por muchos jóvenes negros británicos. La alienación apenas podía
evitarse: estaba inscrita en las vidas de los jóvenes
antillanos de clase obrera en forma de viviendas pobres, desempleo y acoso policial” (Hebdige, 2004: 56).
Esta segunda generación de inmigrantes, apostada
en los barrios marginales, va a crecer y a estar más
cerca de los jóvenes blancos de clase obrera, con los
que establecerán algunos lazos simbólicos con arreglo a la situación estructural desfavorable que comparten. Y este es el punto de encuentro entre el
proceso en Estados Unidos y en Inglaterra: la manera como desde ciertos sectores blancos también marginales o subordinados,
[…] caracterizaron al negro como quintaesencia de lo
subterráneo, encarnación de todos aquellos valores (la
búsqueda de aventura y emociones) que coexisten, minándolos, con los aspectos formales y positivos de la sociedad mayoritaria (rutina, seguridad, etc.), en este contexto,
a menudo las posiciones “joven” y “negro” quedan hermanadas por la mitología dominante (Hebdige, 2004: 66).
Será precisamente en este contexto, donde se gesta la identificación “explosiva” entre “joven” y “negro”, en el que va a surgir el rock´n roll bajo el
imaginario de una manifestación surgida casi por generación espontánea en el seno de la juventud. Van
apareciendo así los diferentes términos de una suerte
de ecuación: negro = joven = rock´n roll, y como co-
GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK
mún denominador: lo underground = lo marginal = lo
subordinado. A esta múltiple relación subyace la “mitología del hombre negro y su cultura”, es decir, la
total idealización de la cultura negra, que sería recogida, esencializada y casi fetichizada por la generación
beat al erigir “lo negro” como símbolo de libertad, de
lo natural, en suma, de la diferencia: “el Hombre Negro era una constante que ejercía el simbólico papel
de túnel oscuro en dirección a un imaginario submundo
donde afloraba otro orden: un sistema maravillosamente intrincado donde los valores, las normas y las convenciones del mundo «normal» eran invertidos”
(Hebdige, 2004: 78).
La generación beat
De las dos primeras subculturas que en Estados
Unidos tejieron una relación estrecha con las formas
culturales de la comunidad negra, hipster y beat, esta
última es la que logra hacer la transición hacia Inglaterra a mediados de 1950; y es que, tras la Segunda
Guerra Mundial, una generación se descubre en un
mundo signado por el miedo, el vacío y una ausencia
notable de seguridad ontológica, toda una experiencia vital que dará forma a un sentimiento de
desafiliación hacia aquella sociedad dirigida por una
clase política ante la cual crece la desconfianza y la
incredulidad. Para Mario Maffi (1975), este clima llevará a los jóvenes a cuestionar un orden social caracterizado por las tensiones sociales, raciales y
generacionales, lo que traerá consigo la gestación de
una “nueva sensibilidad” que irá adoptando la forma
de una “cultura alternativa” y, posteriormente, para
los protagonistas de los años sesenta, de una
“contracultura”.
Lo que Maffi ha denominado “cultura underground” es, ante todo, un producto histórico, síntesis
de una serie de condiciones sociales, políticas y culturales específicas, que, además, en sus orígenes, tendrá un determinante generacional muy marcado: la
generación beat, misma que tiene, aparentemente, una
particular conexión con los negros y lo que ellos, se
supone, representan. “El beat vivía una relación imaginaria con el Negro-como-buen-salvaje, con ese
negro heroico situado, según la mitología, entre una
‘vida de perenne humildad’ y un ‘peligro siempre
amenazante’, entre la servidumbre y la libertad”
N ÓMADAS
189
(Hebdige, 2004: 72). Esta visión romántica ya denota un cierto matiz cristiano en la medida que la
pobreza se presenta como la oportunidad para conquistar el mundo de lo espiritual y la pureza.
Pareciera entontes que la emergencia de la cultura
underground está asociada con la formación de una “cultura joven” que se supone antítesis del mundo adulto2
en muchos aspectos, y que, además, al asumir la forma
de “subculturas”, está llamada a resistirlo. La cultura
underground aparece asociada con una suerte de utopía
a la cual dieron forma determinados procesos socioculturales (la entronización de la razón, el progreso y la
tecnología), que negarían la posibilidad de una felicidad verdadera en donde el individuo pueda desplegar
su instinto creativo, sus emociones puras y tenga lugar para
vivir plenamente la experiencia de libertad (características asociadas con “lo negro”, que también, aunque desde
otra perspectiva, estarán presentes en los preceptos del
movimiento romántico).
los subculturales cuya esencia es una performatividad
que ha sido leída como una forma de resistencia simbólica. Sin embargo, lo underground no es exclusivamente
“lo joven”, y tampoco es todo “lo joven”; de la misma
manera que no todos los jóvenes pertenecen a una
subcultura. El punto de encuentro fundamental entre
lo underground y las subculturas juveniles ha sido el estilo y, fundamentalmente, la música: el jazz, el blues, el
reggae, el rock, etc.
Los valores románticos y cristianos
constitutivos de lo underground y
de la “autenticidad”
Así, parece claro que el carácter contestatario no
es un valor ahistórico de la juventud; por el contrario,
da cuenta de los esfuerzos por dar sentido a un mundo
que se presenta como caótico y contradictorio en un
momento determinado. De manera esquemática, se
puede pensar que se trata del enfrentamiento entre dos
bandos: por un lado, la sociedad normalizada adulta,
conservadora y conformista; por el otro, la juventud,
que aparece como el actor social “revolucionario” por
antonomasia, de allí que la forma de clasificarla se
moviera entre los dos extremos de una dicotomía rígidamente definida que no conoce puntos medios: conformistas e inconformistas –estos últimos los llamados a
integrar las primeras “subculturas” juveniles–.
Son muy cercanas las condiciones históricas que
dan lugar a la cultura underground con aquellas que,
en el contexto de los preceptos racionalistas de la Ilustración, perfilarán el surgimiento del movimiento romántico. En los albores del proyecto moderno, prima
la entronización y la fe absoluta en la razón, en nombre de la cual se irá alienando y deshumanizando de
manera progresiva al hombre, al tiempo que se teje
una relación marcadamente instrumental con la naturaleza. Con el movimiento romántico se buscará un
cambio de valores, un retorno a la autenticidad y la
pureza por la vía de los sentidos y la espiritualidad; se
trata, si se quiere, de una búsqueda secular de Dios
caracterizada por el rechazo del racionalismo occidental. Para Isaiah Berlin (2000), dos de los aspectos más
relevantes que configuran la sensibilidad romántica
son la nostalgia y la paranoia, mismos que, sin grandes
dificultades, son susceptibles de rastrearse, dependiendo el momento histórico, en el grueso del “universo
del rock”.
Los miembros de las primeras subculturas tenían un
origen de clase relativamente homogéneo: clase obrera, sectores marginales y subalternos, que encarnan en
su estilo de vida el rechazo a ciertos valores tradicionales, una resistencia simbólica al orden que los subordina. Se puede hablar, para dichas “subculturas”, de una
conciencia de clase articulada con una conciencia
generacional. Por tanto, el cambio en los estilos
subculturales debe analizarse a la luz de la experiencia
de clase como un hecho histórico y con las relaciones
que en cada momento establecen con la industria cultural y el mercado. Se pone de manifiesto, entonces,
cierta afinidad electiva entre lo underground y los esti-
Por tanto, desde el romanticismo podemos empezar
a perfilar la relación entre lo underground y la autenticidad, pues “ya que debemos ser libres, y ser nosotros
mismos del modo más completo, la gran virtud –la más
importante de todas– es lo que los existencialistas llaman la autenticidad, y lo que los románticos llaman
sinceridad” (Berlin, 2000: 184). Diferencialmente, la
autenticidad será uno de los principales valores reivindicados por los románticos y por el underground3 . Se ha
señalado que la autenticidad denota lo original, lo que
no es susceptible de reproducirse ni de comercializarse;
de ahí que sea uno de los valores más importantes asociados a la música popular y que el relato de la autenti-
190
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
MARÍA ESTHER GALVIS: Arles, Francia, 1981.
GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK
N ÓMADAS
191
MARÍA ESTHER G ALVIS : Barcelona, España, 1981.
192
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
cidad haya estado ligado históricamente a las músicas
folclóricas y eruditas.
En el libro Rebelarse vende (2005), además de señalar cómo desde el siglo XVIII se popularizó la idea de
que los artistas debían enfrentarse a los valores
hegemónicos de la sociedad tradicional, los autores
hacen referencia a la clasificación de Norman Mailer a
propósito de la distinción (oposición) entre “lo auténtico” y “lo burgués”:
Auténtico-bohemio
Conformista-burgués
Raza negra, nihilista,
individuo, cuerpo,
prostitutas, pecado
Raza blanca,
autoritario, sociedad,
mente, psicoanálisis,
salvación
Si bien esta clasificación en sí misma es interesante
de deconstruir, resulta más pertinente para nuestros
intereses analizarla a la luz de la siguiente cita de Maffi
(1975), en donde se hace una evaluación moral resaltando valores –típicamente románticos– como el idealismo, la sinceridad, la dedicación y la pureza, en
contraposición al cálculo, el egoísmo, etc.:
[…] antes de que la industria musical se apoderase del
rock, antes de llegar a aquel Jano bifronte que es Elvis
Presley (ídolo del rock y del mercado, provocador-respetable) antes de aquellos años de vaciamiento y empobrecimiento casi totales […] hubo un denso período en
el que aparecieron los grandes del género, personajes auténticos, inmediatos, verdaderos artistas […] Sus “fenómenos” nunca fueron prefabricados, la carga emotiva y el
entusiasmo de sus exhibiciones eran auténticos, no estudiados y rebuscados, en la más pura tradición del blues y
del jazz más desinteresados […] los grandes del rock
eran extremadamente sinceros y desinhibidos, exentos de
cualquier artificiosidad […] y produjeron una auténtica
y fundamental expresión musical (Maffi, 1975: 289, cursivas mías).
A partir de la visión sobre el rock de Maffi (1975),
se desprende otra clasificación que podemos enfrentar
a la citada en Rebelarse vende, de donde se colige que
la visión romántica sobre la juventud y sobre el rock
comparte los mismos valores: creatividad, espiritualidad, libertad, inconformismo, y, sobre todo, sinceridad,
elementos que son susceptibles de entenderse como los
valores donde descansa la autenticidad y lo underground:
GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK
Auténtico, verdadero,
emociones puras,
desinterés, sinceros,
desinhibidos, no
artificiosos.
Expresión musical
fundamental, auténtica,
significativa,
Trascendental, profunda
Lo vacío, lo
intrascendente, lo light,
lo comercial, el
mercado,
lo pobre
(estéticamente),
lo prefabricado, lo
artificioso
En la “ideología del rock”, encontramos entonces
algunos cruces significativos entre los elementos constitutivos del romanticismo y ciertos valores cristianos:
la exaltación de la pobreza4 , el sacrificio, la supremacía
de los juicios éticos y, por último, la figura del mártir.
Así, se entiende el porqué muchos artistas reivindican
todo el tiempo en su discurso el que “siguen siendo los
mismos”, e incluso, como parte de su puesta en escena
y de su performance, pueden mantener, a pesar de su
éxito y reconocimiento, o a propósito de él, su “aspecto
auténtico de pobres”; esta actitud
tiene el matiz romántico de la filosofía del guetto y la banda
callejera, los raperos de éxito, por ejemplo, tienen que mantener su credo callejero, tienen que seguir siendo ‘auténticos’. Van armados, procuran acabar en la cárcel, hasta se
meten en algún tiroteo, con tal de demostrar que no son
‘delincuentes prefabricados’ (Heath y Potter, 2005: 26).
En una entrevista, una banda de rock bogotana afirma: “a pesar de lo que mucha gente piensa, que somos
unos gomelos o que tenemos mucha plata, por el contrario no andamos sino con lo del bus”5 . Esta aclaración en otros contextos no sólo no sería necesaria sino
que ni siquiera sería deseable; pero es con arreglo a la
posición que ocupan en el campo del rock, y a la estrategia con que han procurado mejorar su situación dentro de éste, que se debe entender esta toma de posición
discursiva. Dentro del campo es manifiesta la noción
de “sacrificio”, entendiendo que los circuitos de consagración son más poderosos cuanto más largos y más complejos, esto es, en tanto implican más esfuerzo, lo que
de alguna manera comprende la ética del trabajo duro,
del “nadie nos regaló nada”; en efecto.
la auténtica ideología del mundo del espectáculo se apoya en la ética protestante del trabajo duro y la dedicación –los elegidos alcanzan su status de star a base de
N ÓMADAS
193
años de buena labor–: el héroe del negocio del espectáculo es profesional (Frith, 1980: 96).
Como resultado de la confluencia de múltiples factores tales como “la ideología del rock” y su compleja
articulación con el relato de “lo joven” y con ciertas construcciones identitarias, las estrategias de los actores del
campo del rock son susceptibles de ser entendidas –desde adentro, por los músicos; o desde afuera, por el público–, como tomas de posición estéticas y éticas, muchas veces
reivindicadas discursivamente, de acuerdo con las demandas o expectativas inscritas en el músico y/o en su
posición dentro del campo. Siguiendo con la caracterización del rock como producción cultural y objeto de
significaciones, hay que reconocer que éste suele ser leído, simultáneamente, desde dos dimensiones (una estética y una ética), que guardan correspondencia con las
diferentes representaciones sociales que se construyen
del rock y en él, desde las cuales muchas veces se idealizan tanto a los músicos como a su público, es decir, al
“rockero”. Así, se supone que el “buen” rock (juicio estético-musical) es, también, el rock “verdadero” (juicio
ético-discursivo). Desde esta perspectiva, se suele legitimar el gusto por el rock como “superior” respecto a las
otras músicas que son consideradas como estéticamente
poco elaboradas y éticamente poco comprometidas. Combinando valores estéticos y funciones sociales, el rock se
constituye en un medio de comunicación, un medio que
siempre tiene que decir “algo”. Por último, está la figura
del “mártir”, que no escasea en el santuario de la mitología del rock´n roll (Janis Joplin, Jimmy Hendrix, Jim
Morrison, Kurt Cobain, etc.), ¿héroes románticos?,
[…] que creían en la necesidad de luchar por sus creencias aun con el último suspiro de sus cuerpos, en el valor
del martirio como tal […] Consideraban a las minorías
más sagradas que las mayorías, que el fracaso era más
noble que el éxito, pues este último tenía algo de imitativo y vulgar […] Lo importante es que la gente se empeñe en esos valores con todo sus ser. Si así lo hacen son
héroes adecuados para la tragedia. Y si no lo hacen, son
filisteos, miembros de la burguesía (Berlin, 2000: 28-29).
Lo underground’ y lo “auténtico”:
nuevas formas de distinción social
en las sociedades urbanas
contemporáneas
A partir de los “objetos del rock” se pueden establecer relaciones de controversia frente a los patrones cul-
194
N ÓMADAS
turales hegemónicos, que se constituyen en prácticas
distintivas respecto a otras construcciones identitarias
(Marín y Muñoz, 2002). Siguiendo la propuesta conceptual de Martín-Barbero, el universo de símbolos y
valores asociado con el rock puede ser concebido como
una instancia mediadora entre las más diversas subjetividades y el mundo social; así, el rock, como espacio de
configuración de prácticas e imaginarios, contribuye a
la formación de universos de sentido y significados para
la vida. Aquí descansa el papel que desempeña el rock
como fenómeno músico-cultural (tanto desde la creación como desde el consumo), generador de prácticas
que socializan, integran y diferencian desde lo simbólico.
Ahora bien, si concedemos que el consumo y la apropiación de bienes simbólicos puede comprenderse en
dos niveles: (1) por el placer que proporcionan en sí
mismos y (2) por su capacidad de distinguir simbólicamente, es este último el contexto desde donde deben
leerse las cambiantes relaciones entre identidad y formas musicales, con arreglo a la incesante búsqueda de
“representaciones honestas” de las construcciones
identitarias, de aquí la defensa a ultranza de la autenticidad y esa suerte de “relación de propiedad” que
muchos individuos pueden establecer con la música.
Para Mario Maffi (1975), los ámbitos artísticos en
los cuales se perfiló la forma primigenia del underground
fueron el cine, el teatro y, fundamentalmente, la música; en contraposición a las artes más “selectas” y tradicionales: la literatura, la escultura y la pintura, que
daban lugar a una experiencia casi exclusivamente individual y pasiva, en donde la relación entre el artista y
el público era indirecta y escasa, si no nula. Sin embargo, el teatro y el cine también contarán con una asistencia reducida y hasta cierto punto pasiva, que
contrasta con la intensidad de la experiencia musical
que, a partir de múltiples mediaciones como la radio,
los conciertos o los discos, permite la vivencia de la
música en diversos espacios –desde la intimidad del
dormitorio hasta el concierto multitudinario–, dando
lugar a la experiencia individual y colectiva, con lo cual
la música se erige como un espacio de encuentro en el
que es latente la constitución de un “nosotros” (comunidades emocionales y de gusto). Además, en la
emblemática situación de concierto no sólo hay una
relación mucho más directa entre el artista y el público, sino que hay una mayor inmediatez corpórea; ¡la
música se baila!, se inscribe en el cuerpo, relación en la
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
que descansa la performancia entendida como una
modalidad discursiva, como la puesta en escena de guiones, códigos, símbolos y valores. Se entiende, entonces,
que “[…] la presentación de un grupo o de un cantante se desarrolla a varios niveles comunicativos, del verbal al visual, del musical al emotivo-visceral” (Maffi,
1975: 319), así, la experiencia musical se vive simultáneamente desde lo racional, lo emotivo y lo corporal.
De suyo, el rock se constituye en una forma musical y comunicacional de índole social, y, por tanto,
relacional, en un medio de (re)conocimiento de la individualidad y la singularidad; de allí que Hebdige
identifique su relación con las formas de expresión de
las subculturas juveniles espectaculares, pues en la
música articulan y se juegan el estilo, la ideología y la
estética. La música, entonces, no sólo filtra la experiencia de clase sino que es un medio de distinción
social.
Lo “comercial” versus lo “auténtico”
La sociedad de masas será el escenario en donde se
va a librar el “enfrentamiento” entre lo “comercial” y lo
“auténtico”, o toda clase de términos y adjetivos que se
quieran emplear para denotar una y otra parte que no
son más que las dos caras de una moneda, dos estadios
diferentes de un proceso, aunque no por ello necesariamente contradictorios y sí relacionales. En este punto
es necesario hacer explícita la perspectiva de las industrias culturales6 y comprender cómo el sello de distinción de lo underground emana, se supone, de la negación
u oposición a la lógica comercial que les es inherente.
La industria cultural se inserta en el proceso histórico del capitalismo en la medida en que sus lógicas
y prácticas se orientan hacia las reglas de la acumulación de capital; es, por tanto, un “sistema” ligado a la
sociedad de masas, a los modos de (re)producción
orientados al consumo por parte de un público masivo. Producto de la “industrialización de la cultura”,
los bienes simbólicos devienen en objetos de consumo, mercancías que se insertan en la dinámica de producción “en serie” y, al mismo tiempo, gozan de altos
niveles de sofisticación técnica. A este planteamiento
subyace la cuestión de la pérdida de autenticidad y
originalidad de los objetos estético-expresivos, la pérdida o la transformación del “aura” de la obra de arte
(Benjamín, 1989).
GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK
Como resultado del diálogo entre técnica y formas
culturales-estéticas, los modos y procesos de producir y
apropiar los bienes simbólicos cambiaron. Siguiendo a
Benjamín (1989), la experiencia estética perceptiva en
la modernidad está signada por el valor exhibitivo, por
tanto, la obra de arte “moderna” comprende la condición de ser reproducida mecánicamente brindando la
posibilidad de ser apropiada masivamente, aspecto que
es constitutivo de su “aura”. Ahora bien, la industria
cultural, entendida como un “sistema” totalizante a
partir de la homogeneización de la oferta, niega el estilo y absolutiza la imitación, su propia lógica niega la
posibilidad de una verdadera innovación: “el ritmo de
producción y reproducción mecánica garantiza que nada
cambie, que no surja nada sorprendente” (Adorno y
Horkheimer, 2005: 179). Se enfrenta así a la paradoja
de suponerse estandarizada pero a la vez obligada a renovarse permanentemente, lo cual se lograría sólo en
apariencia, pues no es más que un cambio exterior de
la misma cosa, y termina por ser una propuesta
minimalista tanto en su discurso como en sus contenidos. La estrategia parece responder más al cómo se ofrece
y menos al qué se ofrece.
En este contexto, la obra de arte “en sí” es anulada
por la función social que se le asigna: la de distinguir
simbólicamente. Será a partir de este argumento que se
hace la crítica a Adorno por una suerte de teoría elitista
y romántica, sostenible, por ejemplo, a partir de los calificativos con que se refiere a la cultura de masas: “sistema de la no-cultura”, “una barbarie estilizada” o el
“culto de lo barato”, de donde subyace, además, la discusión por lo que denomina arte “ligero o inferior” versus arte “superior”, otorgando al primero una cierta
naturaleza resistente y ruda, y entendiendo el segundo
como el arte serio. Se desprende así la necesidad de
diferenciar entre “lo masivo” y “lo popular”, entre los
productos culturales que se ofrecen para el consumo de
las masas y aquellas expresiones que surgen en el seno
mismo de ésta, y que se nutren de múltiples matrices
culturales de orden local y global.
Quisiera poner en consideración dos citas donde se
referencian y definen la “autenticidad” y lo underground
o movimiento subterráneo, esto con el fin de evidenciar las cercanías y la congruencia (¿a despecho de
Adorno?) entre las críticas que desde Francfort se hacían a la sociedad moderna y su emblemática industria
cultural, y la manera como desde las formas del rock se
N ÓMADAS
195
ha intentado reivindicar un sello de distinción frente a
la lógica de la industria musical:
Como lo explica Marín y Muñoz (2002) cuando encuentran que los jóvenes adolescentes bogotanos tienen, como
denominador común, esa sensación de relación conflictiva entre las metamorfosis juveniles y el consumo cultural: ‘la tensión entre la conservación de una supuesta
esencia de identidad, por un lado, y la capitulación de
esta esencia al aceptar ofertas provenientes de la moda y
la música, por el otro’. Los adolescentes, los rebeldes, los
reaccionarios y contestatarios están dentro del sistema y
no pueden asumir otra posición que la de sentir tensión y
preocupación por vivir dentro de un mundo donde no
pueden negar lo comercial ni lo masivo. Esa tensión de
convivir con el mercado, con lo comercial, busca resolución por medio de la autenticidad como una distinción de
calidad, como símbolo de un trabajo que va más allá de lo
comercial. La autenticidad se refiere entonces al poder de
resistir o subvertir la lógica comercial (Zapata et al., 2002:
96-97, cursivas mías).
El marginalismo se da como expresión de una actitud
radical y contestataria ante todos los aspectos de la
cotidianidad. Además en el campo del rock se expresará
en un populismo muy fuerte que hace suponer que los
grupos auténticos deben ser pobres, sin educación musical,
sin sentido profesional, sin dinero de por medio, sin apelación a los medios masivos de comunicación [...] (Urán, 1997:
21-22, cursivas mías).
La capacidad de distinción del rock se va a jugar y
negociar constantemente en las relaciones que en cada
momento establece con las estructuras de la industria y
el mercado. Por ello se plantea la necesidad de distinguir entre lo masivo y lo popular, que para el caso es lo
mismo que distinguir entre lo comercial y lo popular, entendiendo que lo popular no es lo mismo que “popularización” o “popularidad” (esta ambigüedad estaba ya
latente en el discurso del romanticismo donde las connotaciones negativas recaen más en lo “popularizado”
que en lo popular). Para entender las nociones de popularización y popularidad es conveniente analizar el papel
de las clases medias en el mercado de los bienes simbólicos. En los extremos la cuestión es relativamente clara,
las formas estético-expresivas eruditas y populares son
vistas como las formas más “puras y auténticas”, sin embargo, esta forma de concebir el mercado de los bienes
simbólicos no sólo es muy reduccionista sino que pierde
196
N ÓMADAS
de vista las maneras, muchas veces contradictorias, por
las cuales esas mismas formas “puras y auténticas” se configuran. Ahora bien, los procesos de popularización –cuando algo adquiere “popularidad”– se dan desde arriba (lo
“erudito”) o desde abajo (lo “popular”) y, por lo general,
terminan en la mitad (lo “comercial”).
Volvamos sobre lo underground. ¿Cómo se va a configurar en esta dinámica? Lo underground, que originalmente se definía como el resultado de una búsqueda,
posteriormente va a centrar su valor intrínseco en su
“sino alternativo”, de ahí que no “gusten” de los canales oficiales (se perfila así una de las características de
lo underground: su definición por negación: es más fácil
decir qué no es underground, que señalar qué sí lo es).
Homología entre la lógica del
underground y la del arte erudito
o arte “superior”
Pierre Bourdieu (1990) identifica dos instancias en
el mercado de los bienes simbólicos, por una parte, el
campo de la gran producción, y por otra, el campo de la
producción restringida. El campo de la producción restringida ofrece bienes cuyo consumo, posesión o conocimiento otorgan distinción y exclusividad, de la misma
manera, afirmo, pasa con el rock (no hay que olvidar
que, al menos en el principio, el rock, como el arte erudito, fue de minorías, sin embargo, progresivamente ha
ido dejando su carácter marginal y su adscripción a ciertos grupos minoritarios). Ahora bien, al igual que en el
ámbito del arte erudito, en el campo del rock,
“cuando un estilo artístico se populariza [...] los árbitros
de la elegancia estética inmediatamente lo bajan de categoría. Precisamente porque se ha masificado, saber
apreciarlo ya no sirve como símbolo de distinción. Cuando esto sucede, el «buen gusto» se orienta hacia estilos
más inaccesibles, menos conocidos” (Heath y Potter,
2005: 144).
El valor de distinción de un bien proviene en buena
medida de su exclusividad y rareza. En cuanto un bien
se populariza, su capacidad de distinguir se empieza a
erosionar, por eso mismo, las más enconadas defensas
de lo underground y la “autenticidad” suelen darse desde espacios especializados (“los árbitros” de lo
underground suelen ser especialistas). Este afán de dis-
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
tinción va a asegurar la rotación permanente de diversos artistas siguiendo el principio de la obsolescencia.
Esta dinámica se puede entender como un movimiento
permanente de relevos, es entonces cuando “los especialistas” hablan de períodos, lo cual responde a la lógica dialéctica del cambio permanente en el campo: “[...]
un continuo cambio de marcha, un borrar lo que antes
había existido, un romper con lo que precede: una especie de refinadísimo juego destructivo” (Maffi, 1975:
329). Cuando una propuesta se masifica o es reconocida se erige en una suerte de canon, en la posición dominante ante la cual se perfilarán las nuevas estrategias
de subversión del campo (lo underground), que provienen de aquellos actores que ocupan una posición subordinada.
Con el crecimiento y la institucionalización del campo del rock, hay más miembros compitiendo por la hegemonía, por tanto, hay más actores reivindicando su
propuesta desde “abajo” como underground y auténtica,
algunos de los cuales, potencialmente, harán la transición hacia el mainstream. Así, su reivindicación como
underground es susceptible de leerse como una estrategia para dotarse del capital simbólico relevante dentro
del campo. Ahora bien, los actores dominantes en un
momento dado, no siempre fueron tales, antes ocupaban una posición subordinada desde donde luchaban
por el reconocimiento y la legitimidad. Lo underground
puede referir, entonces, a la tensión constante entre
quienes, en diferentes momentos, ocupan las posiciones dominantes y los que están emplazados en las posiciones subordinadas en el campo:
[...] la oposición entre los jóvenes, es decir, los recién
llegados, los que acaban de entrar, y los viejos, los que
están establecidos, el “establishment”: oscuro/claro, difícil/fácil, profundo/superficial [...] estas oposiciones marcan finalmente la oposición entre edades y generaciones
artísticas, es decir, entre posiciones diferentes dentro del
campo artístico (Bourdieu, 1990: 187).
En este proceso dialéctico de relevos, la reivindicación de ciertos valores subversivos ya conocidos, casi
tradicionales, se revela tan obvia como reaccionaria,
de esta manera, el discurso de lo underground se ve
obligado a desanclarse de sus contenidos exclusivamente políticos o “comprometidos” y empieza a desplazarse al terreno de lo estético. Y puede pensarse
que es en el plano estético donde lo underground po-
GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK
tencialmente puede llegar a revestir “verdaderos matices contraculturales”, en la medida que propone
nuevos modos de hacer, y, en este sentido, pueden constituirse vanguardias estéticas (¿la “cantera” de la industria musical?). Así, lo contracultural en este caso
estaría en la subversión de los valores estéticos del
campo musical mismo.
Esta dinámica deja claro que el movimiento es permanente dentro del campo, por tanto, si algo se vuelve
reconocido (se populariza), cambia de lugar. El antes y
el después de una banda, del que tanto suelen hablar
los “especialistas”, hace referencia a la lógica específica del campo, en el cual la trayectoria de un artista
puede iniciarse en diferentes puntos y hacerse en varias direcciones (desplazamientos verticales, de ascenso o descenso, u horizontales, de permanencia y
consolidación). Sin embargo, después de un tiempo, el
único lugar que le queda a algo que es underground es
arriba, salir a la luz; o permanecer y pagar el precio. El
“submarino”, tarde o temprano, tiene que subir, dejar a
algunos en la superficie para, una vez más, sumergirse.
Algunos apuntes finales…
En los últimos años he estado cerca de un “pequeño” festival de rock en Bogotá; algunos de los músicos
que han participado, a pesar de ser desconocidos
(¿underground?), no empuñan la bandera de “querer resistir la industria musical”, por el contrario, buscan la
manera de integrarse, pues reconocen en ésta la única
posibilidad de profesionalizarse y así poder vivir de y para
la música. ¿Se puede pensar que son estructuralmente
underground pero que no tienen la actitud “tradicional”
que se asocia con el underground?
Está claro que hay actores desconocidos en el campo que ocupan una posición dominada y que nunca
han tenido “la actitud” de resistencia, sólo quieren,
como los primeros inmigrantes negros en Inglaterra,
integrarse, normalizarse. Puede hablarse, entonces, de
dos maneras diferentes de “ser underground” que corresponden a dos tendencias estratégicas por buscar
posicionarse dentro del campo: por una parte, aquellos actores que se presentan con una actitud contestataria, desde lo discursivo o lo estético, y que buscan
subvertir las reglas del campo; por otra, aquellos que
no son reconocidos pero que buscan integrarse siguien-
N ÓMADAS
197
do todo el proceso de consagración que éste impone
(jugar con las reglas), así, no toda posición dominada
necesariamente es contestataria.
Reconozcamos que la ideología dominante y legítima en el rock es la del underground (lo alternativo, lo
no-comercial), de allí que existan tensiones manifiestas entre esta representación del rock y el proceso de
promoción del mismo, que trata de explotar las posibilidades económicas del negocio discográfico, donde cada
producto cultural se ve obligado a lanzarse a la búsqueda o constitución de un mercado en el que se
escenificará el enfrentamiento entre “idealismo estético” y “realidad comercial”, esto es, las tensiones entre
las prácticas de creación, las lógicas de la industria
musical y las formas de circulación y valoración social
de los productos culturales.
En conclusión, a partir de los lineamientos de la
“ideología del rock”, las propuestas musicales legítimas
deben caracterizarse por un sino auténtico y contestatario, todo lo cual, según se ha señalado, aparece casi
intrínsecamente contrapuesto a los criterios comerciales de la gran industria musical7 . Y según la representación más generalizada del campo cultural, la cultura
de masas –el terreno de lo comercial, de lo que se
masifica y se populariza– carece de autenticidad y originalidad, principios básicos para “revolucionar” permanentemente el mercado, de ahí su intención
manifiesta de explotar comercialmente gran parte de
los ámbitos minoritarios de producción cultural, pues
es en aquellas propuestas “novedosas” donde descansa
la posibilidad de que el mercado se renueve (con lo
cual las vanguardias son funcionales para la dinámica
de la industria).
Finalmente, el carácter comercial de una obra se pone
de manifiesto cuando el artista emplea, en su realización, elementos que ya han sido probados en el mercado;
sin embargo, no se puede ser radicalmente original, ya
que toda propuesta es construida a partir del conocimiento
que su creador tenga de la historia del campo. Hay que
superar el pensamiento dicotómico como paso previo para
una síntesis en donde se conciba la cultura popular sin el
halo de una cultura “natural” y “original” (y sólo por ello
auténtica), y la cultura masiva sin la perspectiva pesimista, las más de las veces acrítica. En la actualidad,
dicha síntesis debe comprender algunos postulados como:
(1) todos los productos culturales se comercializan, aun-
198
N ÓMADAS
que no todos a una escala masiva; (2) no todo lo que
está “abajo” es contestatario o de resistencia, o tradicional o folclórico, y (3) no todo lo que no es hegemónico es
subalterno y viceversa. Se abre entonces todo un panorama epistemológico de donde deberán desprenderse múltiples iniciativas investigativas que apunten a analizar y
desentramar la naturaleza de los objetos culturales que
usan personas de diferentes grupos y clases sociales para
hacer y expresar «resistencia», en el entendido de que
ya es tiempo de dejar de pensar que necesariamente toda
diferencia es resistencia, y que toda cultura juvenil, en
tanto diferente, underground o marginal, es dada a “hacer resistencia”.
Citas
1
“authenticity is a value, a quality we ascribe to perceived
relationships between music, socio-industrial practices, and
listeners or audiences. Thus, what we feel to be ‘really rock’ might
be ‘authentic rock’ for us, but not necessarily for everybody, nor
for all time [...] Authenticity is a complex phenomenon, and
involves more than personal preferences. It requires a sense of
music’s external contexts, and judgement of the ‘objective’ effect
on music of such factors as record company marketing strategies,
music-making technologies, or the ongoing history of music’s
broader stylistics changes” (Keightley, 2001: 131).
2
A la aparición de los beats en Inglaterra sucederá la de los teddy
boys, y, posteriormente –a mediados de 1960–, la de los mods,
primeros en crecer cerca de los antillanos, y quienes en su universo de valores van a empezar a hacer manifiesto el antagonismo
con la vida adulta y la importancia del tiempo de ocio como
patrimonio casi exclusivo de los jóvenes. Llamo la atención sobre
este aspecto pues hace referencia a un aspecto central: el capital
temporal y su “monopolio” por parte de un grupo social determinado.
3
Aunque lo underground y lo “auténtico” se pueden equiparar, son
susceptibles de ser empleados de manera divergente dependiendo
del contexto, así, un artista puede no ser underground pero sí, para
algunos, original y auténtico.
4
“[...] la tradición cristiana es muy anticonsumista, empezando por
el propio Jesucristo que dijo aquello de que es más fácil que un
camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino
de los cielos [...] el reino material siempre se ha considerado un
reino de corrupción y pecado. El verdadero cristiano debe alzar
los ojos y procurar hallar la felicidad en lo espiritual” (Heath y
Potter, 2005: 123).
5
Disponible en: <www.colombia.com>, consultado en septiembre
de 2004.
6
Una vez más resulta ilustrativa la homología propuesta entre las
subculturas juveniles y lo underground: “La relación entre una
subcultura espectacular y las diversas industrias que la sirven y
explotan es ejemplarmente ambigua. Al fin y al cabo, una
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
subcultura de este tipo se preocupa ante y sobre todo por el consumo” (Hebdige, 2004: 131). Además, en tanto el underground
revindica la diversión, el ocio y la lúdica, está estrechamente
relacionado con la industria cultural.
7
“One of the great ironies of the second half of the twentieth
century is that while rock has involved millions of people buying
mass-marketed, standardised commodity (CD, cassette, LP) that
is available virtually everywhere, these purchases have produced
intense feelings of freedom, rebellion, marginality, oppositionality,
uniqueness and authenticity” (Keightley, 2001: 109).
________, “¿De qué estamos hablando cuando hablamos de lo popular?”, disponible en: <http://trabajaen.conaculta.gob.mx/convoca/anexos/De%20que%20estamos.PDF>.
HALL, Stuart. “Notas sobra la deconstrucción de lo popular”, disponible en: <http://www.nombrefalso.com.ar/index.php?pag=70>.
HALL, Stuart y Tony Jefferson (eds.), 1976, Resistance Through Ritual, Nueva York, Holmes y Meier.
HEBDIGE, Dick, 2004, Subcultura. El significado del estilo, Barcelona,
Paidós.
HEATH, Joseph y Andrew Potter, 2005, Rebelarse vende. El negocio de
la contracultura, Bogotá, Taurus.
Bibliografía
ADELL, Joan-Elies, “Entre la autenticidad y la impostura: música popular y nuevas tecnologías”, disponible en: <http://www. uoc.edu/
web/esp/art/uoc/0103004/adell.html>.
ADORNO, Theodor y Max Horkheimer, 2005, Dialéctica de la ilustración. Fragmentos filosóficos, Madrid, Trotta.
BENJAMIN, Walter, 1989, “La obra de arte en la época de su
reproductibilidad técnica”, en: Walter Benjamin, Discursos interrumpidos, Buenos Aires, Taurus.
BERLIN, Isaiah, 2000, Las raíces del romanticismo, Madrid, Taurus.
BOURDIEU, Pierre, 1988, La distinción: criterios y bases sociales del
gusto, Madrid, Taurus.
________, 1990, Sociología y cultura, México, Grijalbo.
________, 2003, Creencia artística y bienes simbólicos. Elementos para
una sociología de la cultura, Argentina, Aurelia Rivera.
DE GARAY, Adrián, 1996, “El rock como conformador de identidades
juveniles”, en: Nómadas, No 4, Bogotá, Universidad Central - DIUC.
FRITH, Simon, 1980, Sociología del rock, Madrid, Jucar.
________, 1996, Performing Rites: On the Value of Popular Music,
Cambridge, Harvard University Press.
GARCÍA CANCLINI, Néstor, 1989, Culturas híbridas. Estrategias
para entrar y salir de la modernidad, México, Grijalbo.
GARCÍA, D. : EL LUGAR DE LA AUTENTICIDAD Y DE LO UNDERGROUND EN EL ROCK
LAVERDE, María Cristina (ed.), 1998, Viviendo a toda. Jóvenes, territorios culturales y nuevas sensibilidades, Bogotá, Universidad
Central – DIUC/Siglo del Hombre.
MAFFI, Mario, 1975, La cultura underground, Tomos I y II, Barcelona,
Anagrama.
MARÍN, Martha y Germán Muñoz, 2002, Secretos de mutantes. Música y creación en las culturas juveniles, Bogotá, Universidad Central – DIUC/Siglo del Hombre.
MARTÍN-BARBERO, Jesús, 1987, De los medios a las mediaciones,
Barcelona, Gustavo Gili.
________, “Dinámicas urbanas de la cultura”, disponible en:
<www.antropologia.com.ar/articulos/jmb.htm>.
________, 1998, El Desplazamiento de los Espacios de la Autenticidad:
Una Mirada desde la música, III Encuentro de Estudios Culturales
en América Latina, Bogotá, Colombia.
REGUILLO, Rossana, 2006, “Emergencia de culturas juveniles. Estrategias del desencanto”, en: Enciclopedia Latinoamericana de
Sociocultura y comunicación, Bogotá, Norma.
ROSZAK, Theodore, 1970, El nacimiento de una contracultura, Barcelona, Cairos.
URÁN, Ómar, 1996, Medellín en vivo. La historia del rock, Medellín,
Instituto popular de Capacitación/Corporación Región/
Viceministerio de la Juventud.
ZAPATA, Gloria; Beatriz Goubert y Jorge Maldonado, 2002, Universidad, músicas urbanas, pedagogía y cotidianidad, Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional/Colciencias.
N ÓMADAS
199
200
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
ECHEVERRI DE F., L.: ROBERTO PINEDA GIRALDO (AGOSTO 16 DE 1919-JULIO 27 DE 2008)
N ÓMADAS
201
ROBERTO PINEDA
GIRALDO
(16 de agosto 191927 de julio de 2008)
Ligia Echeverri de F.*
El proceso que hoy se conoce con el nombre de aculturación, supera
los umbrales estrechos de préstamos y adopciones simples que, de ser así,
definirían la cultura como una miscelánea de instituciones,
rasgos, elementos sin cohesión interna, sin correlación armónica
ni interdependencia, en la cual un agregado o una supresión
no alterarían su contenido esencial sino solo su inventario,
en forma cuantitativa; y ésta es una pobre concepción de cultura.
(Coautoría con Virginia Gutiérrez de Pineda.
Tomado de Criaturas de Caragabí,
editorial Universidad de Antioquia, p. 375, 1999).
*
Socióloga especializada en Antropología Social. Fue alumna de Roberto
Pineda Giraldo y Virginia Gutiérrez de Pineda. Trabajó con sus Maestros
como profesora investigadora del CINVA, organismo dirigido por el primero,
y en la investigación “Estructura, función y cambio de la familia”, con la
segunda. E-mail: [email protected]
Con datos proporcionados por José Fernando Pineda, hijo mayor de Roberto,
la autora elaboró esta síntesis biográfica como homenaje de la Facultad de
Ciencias Sociales, Humanidades y Arte de la Universidad Central a quien
donara en el 2005 su biblioteca personal y la de su esposa, como apoyo a la
gestión de sus alumnos Guillermo Páramo, Rector, y Ligia Echeverri como la
entonces Decana de dicha Facultad.
202
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
E
l aporte y la trayectoria académica y profesional
del antropólogo Roberto Pineda Giraldo, recientemente fallecido, se enmarcan en el espíritu positivista de la
política educativa y cultural de la República Liberal de
los años treinta y cuarenta. También en el esfuerzo extraordinario propio y de su generación. Con estos dos
elementos, él cierra la brecha de conocimiento que en
la época separaba al país de sus homólogos del exterior.
Su empeño en develar la realidad del país, impulsó a
muchas generaciones de estudiantes a pensarla. Asimismo, permitió que una gran cantidad de personas se
beneficiara con las políticas y acciones públicas que impulsó, mediante sus investigaciones pioneras y sus destrezas profesionales.
Roberto Pineda Giraldo
nació en Abejorral (Antioquia). Su padre, Cayetano
Pineda, era zapatero y durante muchos años, funcionario del Estanco, institución
adscrita a las Rentas Departamentales de Antioquia. Su
madre, María Luisa Giraldo,
natural de Sonsón, venía de
una familia vinculada a la
arriería y a la agricultura. Él
liberal y ella conservadora,
debieron esperar hasta cuando el padre de ella falleció
para casarse, dado que la filiación política de Cayetano
era un obstáculo insalvable para su imprescindible
anuencia.
maria en Medellín y, para apuntalar el presupuesto
del hogar, ayudaba a sus hermanos en pequeñas empresas familiares.
Terminada la primaria, a principios de los años
treinta, se matriculó en el Liceo Antioqueño para adelantar su bachillerato. El Liceo, un anexo de la Universidad de Antioquia, era una institución educativa
sui generis en el país y en la época. Disponía de la excelente biblioteca de la Universidad, profesores de
cátedra y amplio local. No tenía cerradas las puertas
de entrada, ni portero, de manera que los estudiantes
podían entrar y salir cuando quisieran. No se llamaba
a lista y, por sobre todo, el origen social de los escolares, como lo atestiguan varias
descripciones de la época,
cubría la totalidad de ocupaciones y trabajos, además en
una sociedad con tonos racistas, estudiantes de diferentes mezclas étnicas se
encontraban. Este espíritu
igualitario en la educación,
contrario al de otras provincias y regiones del país de entonces y de hoy, marcó y
modeló su manera de ser y de
interpretar el mundo.
Al terminar el bachillerato, y con un interés marcado por la geografía, la
historia y la literatura (española y francesa que leía en
textos originales en la biblioteca de la Universidad),
Roberto Pineda... Ernesto Guhl..., alumno y profesor
El sexto y último hijo
optó por la carrera de Derede la Escuela Normal Superior.
vivo del matrimonio, Robercho en la Universidad de
to, cursó sus primeros años de primaria en la única Antioquia pero no sólo por ser una opción cercana a
escuela pública del municipio; cuando su familia cam- sus intereses, sino porque la podía financiar dentro
bió de residencia en busca de mejores oportunidades de sus limitaciones.
de trabajo y educación, fue llevado en caballo hasta
Una oportuna conversación con Antonio Panesso
la entonces poco poblada Villa de Medellín. En la carrera Sucre, entre Ayacucho y Pichincha, cerca del Robledo, entonces su amigo de barrio, sobre el prograTeatro Bolívar, estaba su nueva casa. Y así, mientras ma de becas que ofrecía la Escuela Normal Superior en
su padre trabajaba todo el año en el pueblo de Cam- Bogotá bajo la dirección del médico costeño José Franpamento, cerca de Yarumal, lugar al cual había sido cisco Socarrás, lo convenció de cambiar de idea. Así,
trasladado por las Rentas Departamentales de en 1940, se matriculó en el programa de la ENS de CienAntioquia, Roberto continuaba sus estudios de pri- cias Sociales y Económicas y se graduó en 1944.
ECHEVERRI DE F., L.: ROBERTO PINEDA GIRALDO (AGOSTO 16 DE 1919-JULIO 27 DE 2008)
N ÓMADAS
203
Su presencia en la ENS, que contaba con excelentes catedráticos del viejo continente llegados al país
después de la conflagración europea y de muchos
analistas nacionales que adquirieron renombre posteriormente, posibilitaron que Roberto adquiriera una
formación de primer orden, como etnólogo y experto en
temas sociales. Desde Paul Rivet hasta Rudolff Hommes
(padre), pasando por Urbano de la Calle, Francisco Sirre,
Pablo Vila, José de Recasens, el vasco Abrizqueta, Ernesto Guhl, Antonio García, el sacerdote jesuita Félix
de Bedout, entre otros, le proporcionaron una educación con estándares europeos, hasta entonces ausente
en nuestro medio. También le proporcionaron contacto
de carácter universal con la literatura sobre temas sociales. La biblioteca de la ENS, celosamente apoyada
por su director, facilitó igualmente esta tarea.
Sus compañeros de promoción seguirán siendo figuras
decisivas en el desarrollo de las ciencias sociales en el
país, personas como Darío Mesa, Alicia de Reichel, Blanca de Molina, Jaime Jaramillo Uribe, Miguel Fornaguera,
Edith Jiménez de Muñoz, Carlos Trujillo Latorre, Milciades
Chaves, Luis Duque Gómez y Aristóbulo Pardo, con quienes Roberto mantuvo –hasta el final de sus días– una hermosa amistad y un cariño fraternal.
Pero lo más relevante en su vida, fue la presencia
entre sus condiscípulos de la socorrana Virginia
Gutiérrez Cancino, quien venía del Instituto Pedagógico Nacional. Fue su amor de toda la vida, la conoció en
1940 y en 1945 contrajo matrimonio con ella en una
relación que duró más de 54 años, hasta su muerte en
1999. Virginia fue también su par profesional, su crítica
más profunda y su fuente de apoyo en las empresas personales y en su carrera académica.
Ambos realizaron viajes y expediciones, apoyados por
el profesor Paul Rivet y el director de la ENS, bajo el
imperativo de conocer y explicar la realidad social, cumpliendo el principio de que se debían atener a los hechos. Sus trabajos etnográficos incluyeron diversas
travesías y visitas a la Guajira, al Chocó, al territorio
del Opón, de las cuales quedan varios trabajos ahora
publicados: Aspectos de la magia en la Guajira, Criaturas
de Caragabí, Los motilones, y Vocabulario Opón Carare,
en coautoría con Miguel Fornaguera.
Incorporados al Instituto Etnológico Nacional, colaboraron con Andrew Whiteford en el estudio compa-
204
N ÓMADAS
rativo de estratificación y clases sociales en Popayán
(Cauca) y Querétaro (México) junto con otros investigadores, como Raymond Christ y James J. Parsons. Los
programas de apoyo del gobierno y la academia norteamericana a la investigación científica, facilitaron la
difusión del saber y el contacto de los estudiosos norteamericanos con sus colegas en Latinoamérica.
La persecución gubernamental de los años cincuenta, llevó a Roberto a buscar trabajo en la revista Semana como redactor internacional. La opción de una beca
de la Fundación Guggengheim, para él y para Virginia,
les permitió romper el cerco económico y ocupacional y
viajar, en 1953, a la Universidad de California en Berkeley. Allí, Roberto tomó clases con figuras emblemáticas
de la antropología norteamericana como Alfred Kroeber,
Goerge Foster, Robert Lowie y maestros de la geografía
cultural como Carl Ottin Sauer y su discípulo, James
Parsons. El acceso directo a estos autores le representó
un cambio en su perspectiva antropológica, que se reflejó en los trabajos posteriores.
A su regreso al país, en 1954, se vinculó al equipo
de Ernesto Guhl en el Instituto de Seguridad Social
Campesina. De ese período de tres años, data su estudio sobre El tabaco en Santander, uno de los mejores estudios sobre la economía tabacalera del departamento
y del sistema de aparcería que la sustentaba. Producto
de sus trabajos, fue la modificación del régimen
prestacional en la región, introducida por el gobierno
del General Rojas Pinilla y, de paso, ser declarado persona non grata por compañías tabacaleras y algunos gremios de la región.
Los estudios y atlas históricos de los departamentos
de Caldas, Nariño y Cauca son también resultado de su
aporte como miembro del equipo de Ernesto Guhl. Fue
entonces llamado por la Corporación de Servicios Públicos. Allí adelantó, entre otros, el trabajo sobre la situación laboral y social en el departamento de Córdoba y
del ingenio de Berástegui, estudio aún sin publicar pero
del que hay copias manuscritas bajo el título “Berástegui”.
Al dividirse la Corporación en tres entes y surgir el
Instituto de Crédito Territorial (ICT), Roberto fue nombrado, en 1957, jefe de planeación, responsable de las
operaciones y programas de vivienda de interés social,
cargo en el que permaneció hasta 1960, cuando aceptó
ser asesor de la OEA, en temas de vivienda.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Es posible que su desempeño en el ICT sea uno de
los aspectos menos conocidos de su trayectoria, pero
desde la óptica de su familia y sus allegados, el más
relevante y con mayores repercusiones para su fértil y
creativa trayectoria como antropólogo. Bajo la dirección de dos gerentes del ICT, Robledo Jaramillo y López
Trujillo, su oficina multiplicó por algo más de 14 el número de soluciones de vivienda originales y de bajo costo,
ofrecidas en propiedad a hogares de escasos ingresos en
varias ciudades del país, utilizando solamente recursos
del presupuesto, capitalizados y con una cartera sin
morosidad. Las viviendas públicas contribuyeron a disminuir el déficit habitacional y a proporcionar orden y
estructura al desarrollo urbano.
Con el equipo del ICT, conformado por figuras como
Rafael Machado, Carlos Varona, Ernesto Merlano, Lucio Cabal y René Caballero, Roberto logró, por otro lado,
introducir nuevos criterios de diseño (en altura y una
mayor escala) para cada proyecto, como lo atestiguan,
entre otros, los arquitectos del Centro Urbano Antonio
Nariño y Ciudad Techo (posteriormente Ciudad
Kennedy) en Bogotá.
En una de sus visitas al departamento del Tolima
para diseñar programas de vivienda, adelantó investigaciones en el municipio de El Líbano, situado sobre las
estribaciones de la cordillera oriental, y víctima de la
violencia política. Su ensayo “El impacto de la violencia: el caso de El Líbano”, publicado por el Departamento de Sociología de la Universidad Nacional bajo
la dirección de Orlando Fals Borda, sirvió de base para
indagaciones posteriores sobre el tema.
Bajo la dirección del antropólogo Ángel Palerm en
la división de asuntos sociales de la OEA, Roberto fue
asesor de varios gobiernos latinoamericanos en temas
de vivienda, antes de ser nombrado director del Centro
Interamericano de Vivienda (CINVA) de la misma organización, con sede en Bogotá. Entre 1964 y 1972 fue
su coordinador. Allí se formaron varias generaciones de
viviendistas latinomericanos que trabajaron en sus países en el diseño, planeación y aplicación de programas
de vivienda popular.
En 1972, convencido de que la limitante principal
de los programas de vivienda para grupos de escasos
recursos en América Latina no era la carencia de personal calificado, sino los problemas del desarrollo urbano y el acceso a información relevante en la región,
transformó el CINVA en el SINDU (Servicio Interamericano de Información sobre Desarrollo Urbano) del
que fuera director hasta 1977. En 1978 fue nombrado
por la OEA como especialista del Programa de Desarrollo Rural en Áreas Prioritarias, dentro de las secretarías de Asentamientos Humanos, Programación y
Presupuesto en México, cargo en que se desempeñó
hasta 1981.
A su regreso al país, fue nombrado en 1982 director
del Instituto Colombiano de Antropología (hoy
ICANH), donde estuvo hasta 1986. Desde entonces,
trabajó durante un año en el Proyecto Urbanístico Ciudad Salitre, en Bogotá, con la firma Arturo Londoño y
Cía. y con el Banco Central Hipotecario.
En los dos años siguientes, regresó por segunda y
última vez en su vida a trabajar en una investigación
conjunta con su esposa y colega, denominada Misceginación y cultura en la Nueva Granada: 1750-1810 y publicada en dos volúmenes en 1989. Entre 1988 y 2005, fue
miembro de la Junta Directiva de la Comisión para el
Intercambio Educativo, Programa Fulbright del gobierno norteamericano en Colombia y dio asesoría informal
a varias instituciones no gubernamentales, interesadas
en la vivienda popular.
Además de su labor directiva y docente en el
CINVA, en varias oportunidades fue profesor de los
departamentos de Sociología y de Antropología de las
universidades Nacional, Gran Colombia, Externado y
de la Escuela de Historia de la Universidad Industrial
de Santander.
He ahí, pues, la trayectoria silenciosa de un valor
nacional. Quizás muchos no alcancen a darle la dimensión social a sus aportes. Pero si ahondan en la validez
de sus investigaciones, tendrán que reconocer que en
la Colombia de hoy, aún ondea sobre el asta de sus escritos esa “llama al viento” que fue Roberto Pineda
Giraldo. Por ello, y en honor a su esfuerzo y a su capacidad de penetración en los fenómenos sociales, nos hemos permitido hacerle este homenaje al iluminante
profesor y al amigo entrañable.
ECHEVERRI DE F., L.: ROBERTO PINEDA GIRALDO (AGOSTO 16 DE 1919-JULIO 27 DE 2008)
N ÓMADAS
205
ORLANDO FALS BORDA.
Aporías de un
pensamiento sin
desilusión
(11 de julio de 192512 de agosto de 2008)
Alejandro Sánchez Lopera*
Ahora urge traducir lo teórico a lo real
(Comentario final de Orlando Fals Borda al Seminario sobre
“Clases sociales y crisis política en América Latina”,
Oxaca (México), junio de 1973).
*
206
N ÓMADAS
Politólogo. Candidato a Magíster en Investigación en Problemas Sociales
Contemporáneos e investigador de la línea de Socialización y Violencia
del IESCO - Universidad Central. Agradezco a Dairo y a Maria Gissele.
E-mail: [email protected]
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
L
ejos de un homenaje, pero también de la nostalgia, esta reseña rastrea sólo un fragmento de aquello
que es capaz de provocar la pasión por un oficio, y la
persistencia de una experiencia política. Describir la
fuerza de un nombre propio que, como el de Orlando
Fals, procede no por enseñanza o prédica sino por contagio, nos lleva a su desvanecimiento, a la desfiguración de los prestigios del intelectual y el ocaso de la
figura del “maestro”, para entrever cómo una sociedad
se configura a sí misma a través de las formas en que
conoce. No se trata entonces del reclamo de una herencia o un legado, pues “no son los signos de poder lo
que importa, ni las vidas ejemplares, sino aquello de lo
que es capaz una convicción, aquí, ahora, y para
siempre”.
Barranquillero, nacido
en 1925, a través suyo fluye la sombra del Caribe
hacia Bogotá, el centro,
cuyo ridículo sobrenombre
de “Atenas Suramericana”
simulaba todo lo que profesaba de segregación y de
desprecio hacia las regiones, y hacia vastos sectores de la población
ubicados por fuera del mecanismo ilustrado. Relator
de la insurgencia de la provincia, de la multitud que
no habita los centros del poder, la apuesta movilizada
por Orlando logró generar lo que muy pocas en nuestro
país: polémica. Discutible, para muchos, por su “falta”
de rigor teórico; para otros, por su cercanía a la prédica, que generó prácticas políticas y de conocimiento
colindantes con el sacerdocio; y para algunos, por su
ambivalencia frente a la violencia como práctica posible de transformación de lo real. Quizás sea más fecundo intentar rastrear los efectos sociales de su travesía
de pensamiento, entendiendo éste no como el saber del
filósofo, sino como aquel conocimiento capaz de transformar la experiencia.
Esa travesía lo llevó a lo que él denominó “dilema ontológico”, a saber, la localización social como
práctica posible de la subversión en Colombia. En su
reseña del libro dedicado al sacerdote revoluciona-
rio Camilo Torres, a quien Fals entendió como un
“subversor moral” y no como un “apóstol desolado” o
“profeta desoído”, afirma que “lejos de admitirla como
algo inmoral y destructivo de la sociedad, se veía la
subversión como algo positivo, moral y reconstructor
de la sociedad, como una condición necesaria para
el desarrollo de ésta” (Fals, 1967: 183). Esta revaloración de lo insumiso, insertó continuamente su experiencia en una serie de relaciones y distancias con
proyectos políticos (Frente Unido, Movimiento Popular, Alianza Democrática, Polo Democrático), colectivos eclesiales (Golconda) y proyectos editoriales
(la Revista Alternativa).
A lo largo de ese
recorrido “personal”, la
obscena concentración
económica, el despojo material interminable de los
colectivos y la infamia
como normalidad en nuestro país, lastimaron nuestra vida, nos inundaron de
un dolor inconfesable.
Pero Orlando no se plegó,
ni se sumió en la melancolía, o en la comodidad
del buen juicio del pensador. “Nadie que no haya
vivido antes de la revolución, conoce la dulzura de
vivir”, parecen ser las palabras que avivan el recorrido de los pocos que, como
él, no devinieron funcionarios de la burocracia, o profetas del liberalismo parlamentario.
De esta manera, la persistencia de Fals Borda lo llevó a enfrentarse con las prácticas de diferentes personajes que pueblan nuestra historia: el censor de las ideas
(su salida de la Universidad Nacional acusado de ser
agente del imperialismo, y promotor de una orientación
técnica y no científica de la sociología), la brutalidad del
centinela (torturado junto con su compañera María Cristina Salazar bajo el Estatuto de Seguridad), finalmente, el dogmatismo del pastor, y la negativa de la jerarquía
eclesiástica a dar el permiso a tres sacerdotes para acompañar la Comisión de “diálogo” en Marquetalia en 1964.
La Comisión, de la cual hacía parte Orlando, desistió
de su intento luego de negado ese permiso –a pesar del
SÁNCHEZ LOPERA, A.: ORLANDO FALS BORDA. APORÍAS DE UN PENSAMIENTO SIN DESILUSIÓN
(11 DE JULIO DE 1925-12 DE AGOSTO DE 2008)
N ÓMADAS
207
visto bueno de las Fuerzas Armadas–. Días después, se
desplegó la Operación Marquetalia, a partir de la cual
se produjo el estallido de las FARC. Colombia, ya lo
dijeron, es una cosa impenetrable.
En ese sentido, está por hacer la reconstrucción
de la producción social del libro La violencia en Colombia (1962), no tanto como hito nacional de las ciencias sociales, sino como síntoma que provocó una
conmoción desmesurada en la sociedad, cuya trama
está por escribirse por fuera de la “historia de la ciencia”, de la “profesionalización” del saber. ¿Qué verdad
social se hizo presente en ese libro? ¿Qué sujeto lo
pobló? Preguntas inquietantes, al analizar la escasa
producción investigativa de esa envergadura y de ese
efecto social en los años que vinieron, y que son hoy
los nuestros.
Creemos que a través de los escritos de Fals es posible entrever la formación de un pueblo, donde la voz
del autor se disuelve para que emerja el murmullo y el
anonimato. La crítica ilustrada, por su parte, detectó
allí una “contaminación del material primario precioso
para los historiadores, al hacer imposible distinguir lo
que pertenece a Fals de lo que pertenece a sus informantes” (Bergquist, 1990: 168). Elegimos, sin embargo,
otro camino. En ese sentido, la investigación “Campesinos de los Andes”, realizada en la vereda de Saucío
(1955), dejará de ser el emblema de los inicios de la
sociología “moderna” en Colombia, o la expresión de la
orientación funcionalista de la sociología en nuestro país.
Desplegada en la encrucijada del positivismo y el
desarrollismo que conformó la época, Fals afirma en el
prólogo de 1961 del estudio de Saucío “quería constatar si lo que se decía del hombre rural colombiano era
cierto, si merecía su suerte como despreciable siervo de
la gleba, si su estupidez aparente o ‘melancolía indígena’ era atávica, si su destino como ente sub-humano
era inevitable” (1978: IX).
Antes que “un trabajo de campo encaminado generalmente a poner a prueba algunas hipótesis preconcebidas”, de acuerdo con Fals Borda “Saucío fue
estudiado sin ánimo de poner a prueba teorías concretas”, intentando “construir puentes afectivos y sociales
entre el investigador y la comunidad” (Ibíd.: XX, 307).
A través de cierta relación del conocimiento con la
experiencia, se apuntaba a un desequilibrio entre las
relaciones de fuerza y jerarquía, forzando al sujeto a
208
N ÓMADAS
que dejara de ser lo que fue: experto, investigador, comunidad “aislada” o atávica.
Sin embargo, el conservadurismo reiterado de la
Universidad en Colombia, que asemeja la academia a
una sacristía, juzgó dicha apuesta –y muchas otras–
como exterior a la “ciencia”. Al igual que sobre muchas
otras personas en nuestro país, sobre Orlando recayó la
triste tradición de la academia colombiana que, independientemente de la vertiente ideológica, obliga a la
crítica a instalarse en el exilio. En ese sentido, puede
entenderse la carta escrita desde Ginebra (Suiza), firmada por Orlando y su compañera María Cristina
Salazar, en julio de 1969:
Habiendo decidido regresar a Colombia durante el primer semestre de 1970, queremos hacerlo en la forma
más útil posible para una causa que todos compartamos… se trata de saber si es realista o no constituir un
Centro Colombiano de Estudios Aplicados, en el que
podamos actuar según nuestras convicciones, divulgar
el resultado de nuestras investigaciones e irradiar nuestras ideas y justificadas preocupaciones…. En primer
lugar, está la Universidad Nacional y el Departamento
de Sociología. ¿Hallaremos allí las oportunidades de
creación y avance intelectual que buscamos, y tendremos allí todo a la mano para realizar una labor fecunda?
O en vista del marco inflexible de la entidad, que sigue
lerda en cambiar, ¿no nos veríamos abocados a otras
frustraciones, como aquellas de 1967? ¿No habremos
ya ensayado suficientemente la fórmula desarrollista
en la Universidad para saber que ella no funciona en
las circunstancias actuales? ¿No sería más adecuado
actuar sobre ella desde fuera creando nuevos y respetables grupos de referencia para los estudiantes y profesores del Alma Máter?
La necesidad de un uso social del conocimiento
útil para la transformación radical de lo dado, generó
su abandono de la institución universitaria, lejos de
un conocimiento que propicia servidumbres. De esta
propuesta inicialmente planteada en Ginebra, surgió
entonces una de las primeras Organizaciones No Gubernamentales que existieron en Colombia, la Fundación Rosca de Investigación y Acción Social (1970).
Después de fundar el primer programa de Sociología
en América Latina, de ser director general del Ministerio de Agricultura, promotor de la Acción Comunal
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
y de la Reforma Agraria, la Fundación Rosca cristaliza para Fals Borda la distancia con el Estado, con las
convenciones del conocimiento universitario, y la ruptura definitiva con la subordinación existente. De
acuerdo con La Rosca, el método y la orientación del
conocimiento,
ya no serían objeto de simple curiosidad erudita –lo
cual implica una actitud ingenua de parte del científico social–; ni serían más trompetas apocalípticas para
despertar a las clases dirigentes e inducirlas a ser más
responsables –una actitud moralista–; ni permitirían
su utilización para que las clases dirigentes se perpetuaran en el poder mediante cambios dosificados y
virajes calculados ‘científicamente’… ahora estas ciencias se pondrían al servicio de la causa popular (Fals y
otros, 1972: 20-21)
de las luchas de liberación periféricas, entre otras, y de
resonancia de modos divergentes de saber acerca de
nosotros mismos, perfilando, entre otros acercamientos,
la Investigación Acción Participativa (IAP). Prácticas
como la “inserción”, la “restitución” o la “devolución
sistemática” del conocimiento, adquieren relevancia en
un momento en el que se retó no sólo la verdad del
científico, sino la verdad construida socialmente. “La
verdad muere, y grito que la verdad miente”, parece
ser la apuesta de Orlando, confrontando siempre el cinismo de quienes creen nombrar nuestra supuesta “verdad colectiva”.
Ya en 1959, se interroga acerca de las implicaciones
de que “nuestra búsqueda de la verdad y el estudio de
nuestras realidades hayan tenido como punto de partida las filosofías y los conceptos de pensadores y científicos
extranjeros”,
apuntando hacia un
A partir de este
conocimiento propio
empeño de la Rosca
que tome distancia de
se publicaron por prila costumbre latinoamera vez trabajos del
mericana de “sumar
líder indígena Maaparentes verdades
nuel Quintín Lame,
encontradas en difede Ignacio Torres Girentes escuelas, presuraldo, además de una
miendo que en esta
serie de estudios y
forma perfecciona la
experiencias pedagóexplicación de los fegicas en el litoral
nómenos observados”
pacífico, la Costa
(Fals, 1959: 1, 6). En
Atlántica, Cauca,
suma, se pretendía
Antioquia, y Valle del
“formar una verdadeCauca. Por un lado, la
ra sociología nacional,
Rosca, fundada por
una sociología colomtres presbiterianos inCon el colectivo de latinoamericanistas, Asociación de Estudios Latinoamericanos,
LASA. Montreal, septiembre de 2007.
biana, basada en nuescluyendo a Orlando,
como muestra de las reiteradas relaciones entre cien- tros propios hechos, nutrida de nuestra propia tierra,
cia y religión, movilizaba una crítica al positivismo como enfocada hacia nuestras sencillas ‘veredas’ y ciudades,
modo de vida, como intento de gobierno de lo real; por dirigida hacia nuestros problemas y dilemas”(Ibid.: 6).
el otro, expresaba la tensión entre “trabajo manual y
Este tipo de apuesta, según sus críticos, produjo
trabajo intelectual”, oscilando entre el lema de “las
masas nunca se equivocan”, y la creación de “grupos de un modo de conocimiento particular, no universareferencia” populares para que “los obreros, campesinos lizable. Incluso a finales de la década del ochenta, el
e indígenas no siguieran subyugados espiritualmente a pensamiento ilustrado criticó por un lado su “dimensión romántica” y “altruismo”, e “indiferencia a la teolos intelectuales” (Fals, 1979: 41).
ría”; por el otro, historiadores como Charles Bergquist
Posteriormente, viene el Congreso Mundial sobre señalaron que en la escritura de los cuatro volúmenes
“Investigación Activa” en Cartagena en 1977, espacio de la Historia doble de la Costa, “como muchos cientíde convergencia de los procesos de descolonización y ficos sociales que se embarcan en la tarea de escribir
SÁNCHEZ LOPERA, A.: ORLANDO FALS BORDA. APORÍAS DE UN PENSAMIENTO SIN DESILUSIÓN
(11 DE JULIO DE 1925-12 DE AGOSTO DE 2008)
N ÓMADAS
209
acerca del pasado, Fals ignora o viola cada uno de los
principios del método histórico” e “involuntariamente
subvierte el intento democrático de su historia” (1990:
161, 173).
Este tipo de críticas son expresión de un juicio acerca de discursos incómodos para la academia, que evalúa la experiencia a partir de aquello de lo cual carece.
Algo más fructífero sería analizar ese discurso en términos de su propia potencia, antes que un agravio al historiador, al canon, debido a que no se trata de un juicio
a la cosa en sí (Fals y su escritura), sino un análisis de
las relaciones en las que se insertó y las posibilidades
que provocó. Es decir, no se trata del grado de
sistematicidad de su “obra”, sino sus efectos sociales y
las relaciones que hizo posibles con el mundo.
Porque de lo que se trata en la apuesta de Orlando
Fals es de instaurar otra relación con el mundo. Las
críticas esgrimidas desde el conocimiento ilustrado,
obsesionado por lo universal, olvidan que lo universal
es una coordenada, o como ha sido dicho por tantos
otros, un proceso singular de unificación y totalización.
“El eurocentrismo umbilical [comenta Fals] es inexplicable, porque la sociedad y la ciencia europea son en sí
mismas el fruto histórico del encuentro de culturas diferentes incluyendo las del actual mundo subdesarrollado” (2007: 106). En ese sentido, en el intento de
algunos grupos que “han tratado de corregir aquella
tendencia narcisista y parroquial”, lo que se devela
como parroquial quizás sea el anhelo del universo.
El anclaje promulgado por la IAP, parejo a su diseminación global, se puede leer no tanto como un regreso al origen, sino como un intento de confrontar
aquello a lo que nos ha llevado el enunciado de la
Conquista: a separarnos de nuestra experiencia. En
efecto, si el mecanismo social que históricamente nos
ha ligado es la guerra, ante el sistemático desarraigo
que viene desde la Colonia no se propone un romanticismo del arraigo, sino la confrontación entre la creación de un mundo y la obsesión universal por lo
totalizante. Enfrentando un mundo al universo, no asistimos ya al universo de la razón, sino al mundo del
margen, que emerge a partir de una peculiar relación
entre la ciencia y lo popular. Campesinos, indígenas y
obreros conformando lo “común”, a través de experiencias no exentas de reveses, en las que la apuesta
de Fals Borda tuvo papel decisivo (como la ANUC e
210
N ÓMADAS
incluso la Acción Comunal). Lo común, en definitiva, como una forma ascendente de conformación colectiva, es decir, de devenir Estado.
Lo anterior permite demarcar entonces parte de la
actualidad de su pensamiento. Por una parte, están las
conexiones no siempre reconocidas, con apuestas intelectuales críticas (como los estudios poscoloniales), en
el marco de una apuesta “colectiva” que llevó a Rodolfo
Stavenhagen en 1971 a escribir un artículo titulado,
justamente, “Cómo descolonizar las ciencias sociales”.
Por el otro, poder seguir el rastro de los múltiples caminos en que diversas apuestas periféricas (no sólo la IAP),
produjeron un “contraefecto” en los saberes y la academia del norte global. Independientemente de las críticas, el poder de contaminación y diseminación de su
apuesta es difícilmente alcanzable. Largos son los caminos abiertos por la IAP en el trazado de puntos de encuentro con otras geografías, esfuerzo presente desde
tiempo atrás en la labor de Orlando como cofundador
en 1967 de CLACSO, siempre buscando construir “un
discurso alterno entendible en nuestros propios términos, que son los que deben contar en última instancia”
(Fals, 1998:11).
Simultáneo a la diseminación de la IAP en y desde
distintas regiones periféricas del mundo, y a su entronque con enfoques críticos (teoría de la dependencia,
educación popular), encontramos un modo concreto de
poblamiento de la vida, un posicionamiento, unas coordenadas específicas; ya en 1959 Fals Borda abogaba por
un conocimiento que nos permitiera “conocernos mejor, saber dónde estamos, a dónde vamos y qué está sucediendo realmente en nuestro derredor” (Fals, 1959,
Op. Cit.) De allí, quizá, la reiterada inquietud por el
lugar de la tierra en su recorrido vital.
En esa misma dirección, en el marco de su retorno a
la academia a través del IEPRI en 1987, Fals sigue reclamando “la construcción de contrapoderes populares, la proclamación de regiones autónomas y el ensayo
abierto de un federalismo libertario”. Por eso el rescate
de la historia de personajes como Juana Julia Guzmán y
Vicente Adamo, efectuado en Retorno a la tierra, el
cuarto volumen de la Historia doble, no constituye solamente una afrenta a la historia universitaria, sino el
relato de una ética libertaria que “requiere menos de
Maquiavelo y Locke y más de Kropotkin y Althusius,
con remozado interés en venerables premisas anarquistas
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
(en sentido filosófico) para equilibrar o combatir los
poderes autocráticos de gobiernos y organismos centrales, y de hombres de Estado y dirigentes despóticos”
(Fals, 1986: 222).
Orlando, entonces, mantendrá su convicción en la
persistencia, mientras la mayoría de quienes hicieron
parte de ese modo ético de praxis y conocimiento, sucumbían a la insinuación del Estado, o recurrían a la
práctica del arrepentimiento para habitar el abismo creciente entre el conocimiento y la política, el discurso y
la experiencia, en estos tiempos de sequía de la voluntad. Mientras tanto, en el Manifiesto para “la superación del eurocentrismo”, Fals seguía abogando por
“sustituir las definiciones discriminatorias entre lo académico y lo popular y entre lo científico y lo político,
sobre todo en la medida en que se haga énfasis en las
relaciones complementarias” (Fals y Mora-Osejo,
2003:107).
Para terminar, algunos riesgos a la vista. Por un
lado, habría que preguntarse acerca de la reciente
acogida de la IAP en la Universidad, y el posible debilitamiento de su potencia crítica: su conversión en
cátedra, en el marco del pluralismo de asimilación y
captura que profesa la Universidad. Por el otro, el cansancio. Muchos años después, en el cambio de siglo,
Fals Borda señalaría cómo de manera paradójica de
“la obtención de conocimientos útiles para adelantar
causas justas… provino la dolorosa confirmación de
nuestra propia incapacidad para adelantar estas tareas” (1999:75).
Pero la persistencia siempre sonríe ante la vigencia de lo por venir. Recientemente, en la Universidad de Antioquia, en su conferencia “Entre los
paisas”, insistió en seguir “buscando una paz que no
sea la del cementerio, ni la paz de los pudientes ni la
Pax Americana”. Así mismo, en el prólogo a la
reedición de La subversión en Colombia, realizada este
año, señalaba la actualidad del pluralismo presente
en la experiencia del Frente Unido y de Camilo Torres, vislumbrando la posibilidad de un “socialismo
raizal o radical” capaz de descomponer las jerarquías
políticas y económicas vigentes de tiempo atrás, y su
espesa moral. Orlando repitió en dicho prólogo lo que
había afirmado toda su vida: “Por ahí es la cosa, a
pesar de transitorias derrotas”.
Bibliografía
BERGQUIST, Charles, 1990, “In the Name of History: A Disciplinary
Critique of Orlando Fals Borda’s Historia Doble de la Costa”, en:
Latin American Research Review, Vol. 25, No. 3, pp. 156-176.
FALS BORDA, Orlando, 2007, “Por un Conocimiento Vivencial”,
en: Revista Aquelarre, No. 11, Ibagué, Centro Cultural de la
Universidad del Tolima, pp. 103-114, (conferencia inaugural
de abril 7 de 1987, auspiciada por el IEPRI de la Universidad
Nacional)
________, 1999, “Orígenes Universales y Retos Actuales de la IAP”,
en: Análisis Político, Sept/Dic. Bogotá, Universidad Nacional de
Colombia - IEPRI, pp. 71-88 .
________, 1998, Prólogo, en: Arturo Escobar, La Invención del Tercer
Mundo, Bogotá, Norma.
________, 1986, Historia Doble de la Costa: Retorno a la Tierra, Vol.
IV, Bogotá, Carlos Valencia Editores.
________, 1979, Por la praxis: El problema de cómo investigar la realidad para transformarla, Bogotá, Tercer Mundo.
________, 1978, Prólogo de 1961, Campesinos de los Andes, Bogotá,
Punta de Lanza (Publicado primero en inglés en 1955).
________, 1967, “Ciencia y Compromiso”, en: ECO Revista de la
Cultura de Occidente, Tomo XVI/2, No. 92, Bogotá, diciembre,
pp. 181-200.
________, 1959, Discurso. Archivo Satélite Ciencias Humanas Universidad Nacional de Colombia, Carpeta: Conferencias. Facultad de Sociología.
FALS BORDA Orlando y Luis Eduardo Mora-Osejo, 2003,
“Eurocentrism and its effects: a manifesto from Colombia”, en:
Globalisation, Societies and Education, Vol. 1, No.1. pp. 103-107
(Publicado en español en el 2007 en la Revista Aquelarre No 11)
FALS BORDA, Orlando, Víctor Daniel Bonilla, Augusto Libreros,
Gonzalo Castillo, 1972, Ciencia Popular, Causa Popular, Bogotá,
La Rosca.
FALS BORDA Orlando, Germán Guzmán Campos, Eduardo Umaña,
1962, La Violencia en Colombia: Estudio de un Procesos Social,
Tomo I, No. 12, Bogotá, Serie monografías Sociológicas, Bogotá,
Universidad Nacional - Facultad de Sociología/Iqueima (La segunda edición, con el II Tomo, fue publicada por Tercer Mundo
en 1964).
SÁNCHEZ LOPERA, A.: ORLANDO FALS BORDA. APORÍAS DE UN PENSAMIENTO SIN DESILUSIÓN
(11 DE JULIO DE 1925-12 DE AGOSTO DE 2008)
N ÓMADAS
211
MARÍA ESTHER GALVIS: Arles, Francia, 1981.
212
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Competencias
en ciencias:
los ambientes digitales
Simas y Coolmodes*
[email protected] • PÁGS.: 213-225
Mauricio Vergara Nieto**
y Jairo Ernesto Castillo Hernández***
El presente artículo tiene como objetivo describir los resultados del proyecto de investigación “Simas y Coolmodes en el
desarrollo de competencias básicas” en lo concerniente al área de física. Se describe la construcción de una comunidad de
aprendizaje bajo un modelo pedagógico colaborativo y significativo. Algunos resultados son la conformación de una red de
aprendizaje, la representación del conocimiento por categorías ontológicas y el desarrollo de competencias básicas.
Palabras clave: ambientes digitales, Simas, Coolmodes, aprendizaje de la física.
O presente artigo tem como objetivo descrever os resultados do projeto de pesquisa “Simas e Coolmodes no desenvolvimento
de competências básicas”. Neste trabalho descrevemos a construção de uma comunidade de aprendizagem baseado em um
modelo pedagógico colaborativo e significativo. Os resultados obtidos foram a conformação de uma rede de aprendizagem, a
representação do conhecimento por categorias ontológicas e o desenvolvimento de competências básicas.
Palavras-chaves: ambientes digitais, Simas, Coolmodes, aprendizagem da física.
The purpose of this article is to describe the findings of the investigation project “Simas and Cool Modes in developing
basic competences” in physics. It describes the construction of a learning community under a meaningful collaborative
pedagogical model. The conformation of a learning network, the representation of knowledge trough ontological categories
and the development of basic competences are some of the results.
Keywords: digital environments, Simas, Coolmodes, physics learning.
ORIGINAL RECIBIDO: 21-VII-2008 – ACEPTADO: 25-IX-2008
*
Artículo resultado del proyecto “Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias básicas: una experiencia de comunidad de aprendizaje mediada tecnológicamente” cofinanciado por el Ministerio de Educación Nacional, a través de
Colciencias y las universidades Central, Cundinamarca y Universidad Abierta y
a Distancia (UNAD); en alianza entre los grupos de investigación Tecnice, Collide
(Universidad de Duisburg-Essen de Alemania), Tecnimat, Temas y Remas y Guane.
Proyecto dirigido por Luis Facundo Maldonado Granados.
* * Profesor-investigador del grupo Tecnimat de la Universidad Central. Licenciado en Ciencias de la Educación con especialidad en Física, Bogotá (Colombia). E-mail: [email protected]
*** Profesor e investigador del grupo Tecnimat de la Universidad Central. Físico,
Magíster en Ciencias Físico-matemáticas, Bogotá (Colombia). E-mail:
[email protected]
VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES
N ÓMADAS
213
s1. Introducción
En las siguientes páginas haremos una descripción
detallada y mostraremos los resultados de nuestra participación como investigadores del área de física en el
desarrollo del proyecto: “Simas y Coolmodes en el desarrollo de las competencias básicas”. Una de nuestras preocupaciones fue la de ayudar a resolver algunas
dificultades conceptuales en el aprendizaje de la física
de estudiantes de escuela secundaria. El medio académico cuenta con gran cantidad de trabajos que muestran la existencia de numerosas dificultades conceptuales
en el aprendizaje de la física persistentes incluso por años,
desde la escuela secundaria, hasta los primeros semestres de la universidad. Así, por ejemplo, los alumnos utilizan muy poco el término “energía” en sus explicaciones,
y cuando lo hacen introducen ideas erróneas y no encuentran diferencias entre conceptos como fuerza, trabajo
y energía. La dificultad para comprender los fenómenos
de la naturaleza en sus procesos, como resultado de las
continuas interacciones dentro de un sistema, se encuentran tanto en estudiantes de bachillerato como en universitarios de los primeros semestres de carrera.
En el curso de la investigación se pretendieron desarrollar algunas competencias básicas que están muy relacionadas con los procesos de aprendizaje, ellas son la
capacidad de seleccionar, organizar, elaborar, aplicar y evaluar. Para tal fin se diseñó una serie de talleres que tenían
como objetivo potenciar y afianzar tales competencias.
Adicionalmente, bajo un modelo dinámico de comunicación, apoyado por el portal Colombia Aprende, se consolidó la evolución de una comunidad de aprendizaje.
2. Objetivos
Desde el área de física nuestros objetivos fueron:
• Proponer una alternativa pedagógica para resolver algunas dificultades conceptuales en el
aprendizaje de la física en la escuela secundaria.
• Desarrollar competencias básicas tales como seleccionar, organizar, elaborar, aplicar y evaluar.
• Bajo un modelo dinámico de comunicación, apoyado por el portal Colombia Aprende, consolidar la evolución de una comunidad de aprendizaje.
214
N ÓMADAS
3. Competencias en el área
de la física
La historia del saber hacer en pedagogía data de
varios siglos atrás, sin embargo, en el proceso de desarrollo del proyecto “Simas y Coolmodes” se abordarán
solo algunos aspectos básicos de la evolución teórica de
la pedagogía en los últimos cincuenta años, apoyándonos en la propuesta de modelos pedagógicos expuesta
por el maestro De Zubiría.
La pedagogía tradicional centra su atención primordialmente en la transmisión de conocimientos y normas,
en la cual el maestro reproduce lo que los expertos han
diseñando. El proceso de enseñanza-aprendizaje se limita
unidireccionalmente a la acción transmisión-recepción.
En la escuela nueva, el niño, tomado como sujeto
de derechos, reemplazó al receptor de conocimientos.
El aprendizaje pasivo, memorístico y alejado de la realidad, fue replanteado por un nuevo tipo de aprendizaje
más próximo al contexto; es la experiencia el fundamento del conocimiento, allí se hace dinámico. El
“aprender haciendo” propuesto por Decroly toma en ese
espacio su máxima expresión.
A comienzos de la década del ochenta, Gardner da
a conocer al mundo de la investigación psico-educativa su teoría de las inteligencias múltiples. Básicamente, Gardner propone que no existe una única manera
de aprendizaje, que este depende de las aptitudes y
actitudes que posea un individuo. Según las aptitudes,
y las habilidades individuales, Gardner clasifica las inteligencias de la siguiente manera: lógico matemática,
lingüística, musical, naturalista, visual-espacial, corporal-kinestésica, interpersonal, e intrapersonal. Sin embargo, esta clasificación no es la única ni la definitiva,
por esta razón, enérgicamente asevera que “no existe, y
jamás puede existir una sola lista irrefutable y aceptada
en forma universal de las inteligencias humanas”
(Gardner, 2002: 37).
Preguntar por las posibles interpretaciones del entorno, como posibilidad para construir mundos, significa indagar por la manera como se ha aprehendido y
apropiado la realidad. Tales reflexiones nos introducen en el ámbito de la comprensión. Nadie está en
condiciones de transformar lo que no comprende. La
comprensión es en sí misma algo más que un desem-
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
peño, o una serie de actividades; decir que se comprende algo, desborda los campos del conocimiento,
conocer no es lo mismo que comprender: “El conocimiento es un estado de posesión, de modo que es fácil
averiguar si los alumnos tienen o no un determinado
conocimiento. La comprensión, en cambio, va más allá
de la posesión. La persona que comprende es capaz de
‘ir más allá de la información suministrada’” (Perkins,
1995: 125). Ir más allá de la información significa pensar, imaginar, crear.
La enseñanza para la comprensión concebida como
un lugar pedagógico se concreta en la propuesta de la
escuela inteligente. En ese contexto específico se aplican
las actividades, y se tienen en cuenta los niveles de
comprensión. Tanto las actividades como los niveles de
comprensión, obedecen a una labor cuyo principal responsable es el maestro, de ahí que la preocupación central de este enfoque es la capacitación del docente,
pues en últimas él es quien organiza el proceso. De su
habilidad y capacidad intelectual dependerá en gran
parte el éxito de la aplicación de esta experiencia. El
desarrollo de la capacidad comprensiva de los estudiantes está en el tipo de cosas que el maestro enseñe, lo
cual facilita la consecución de la meta fundamental de
la pedagogía de la comprensión: “Capacitar a los alumnos para que realicen una variedad de actividades de
comprensión vinculadas con el contenido que están
aprendiendo” (Ibíd.)
En el marco de las nuevas pedagogías emergen dos
propuestas que están en apogeo: el aprendizaje significativo y la enseñanza para la comprensión. La primera
propuesta, tal vez por la prevención hacia el concepto
de enseñar, hace énfasis en una parte del proceso: el
aprendizaje. Para sustentar su propuesta, desarrolla el
aspecto cognitivo particularmente en la formación y desarrollo de la inteligencia. Privilegia el aprendizaje aduciendo que es el estudiante quien debe ubicar qué
quiere aprender y cuáles de los conocimientos son significativos para la vida. Al igual que en la propuesta
activa, el maestro es un orientador de este proceso. La
enseñanza para la comprensión, recupera el concepto
de enseñanza, propone una interrelación maestro-estudiante, en donde el maestro sin ser transmisor,
direcciona el proceso. Por ser la pedagogía el ámbito
del proceso enseñanza-aprendizaje, y que se reconceptualiza en lo significativo, planteamos el concepto de
pedagogía significativa.
Teniendo en cuenta los enfoques de los modelos
pedagógicos esbozados, se observan algunos elementos
comunes con la teoría de las competencias:
• Las nuevas pedagogías centran sus análisis en la
forma en que se construye, procesa y utiliza la
información.
• La construcción significativa de pensamiento y
conocimiento se da en el marco de las posibilidades de que estos sean aplicables a la solución
de problemas contextuales, tanto específicos
como generales.
• La solución de problemas está unida a las competencias en el sentido del saber hacer y el hacer sabiendo.
En general, los exponentes de las competencias desde Chomski, pasando por Bogoyá, Torrado y Jurado, se
han puesto de acuerdo en concebirlas como un saber
hacer en contexto, este saber hacer está directamente
relacionado con el desarrollo cognitivo conceptual del
sujeto. El conocimiento por sí solo carece de significatividad en tanto no sea comprendido para ser aplicado
a la solución y generación de problemas en un determinado contexto. La inteligencia en este aspecto consiste
en la capacidad para situar el problema, y la forma de
solucionarlo. Se es competente en la medida en que
nuestras actuaciones en los contextos sean producto de
la idoneidad y compresión de los mismos.
Saber hacer, entendido como conocimiento aplicado en una realidad; hacer sabiendo entendido como
apropiación-comprensión de la realidad. Ambos procesos conforman la significatividad del conocimiento
y del pensamiento en donde tiene sustento la pedagogía significativa.
Teniendo como base lo anterior, ahora deberíamos
preguntarnos, cuáles son las competencias que debe
desarrollar un individuo y qué es lo significativo para
él. Como docentes creemos que las competencias se
determinan con base en el significado de aprender.
Después de muchos años de investigación, no se tiene
una definición de aprendizaje que sea aceptada por todos. Los elementos que debe tener el proceso de aprendizaje, son muy bien descritos por Beltrán (2003) en los
siguientes términos:
VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES
N ÓMADAS
215
a) Seleccionar: en la sociedad actual conseguir información se ha vuelto una tarea muy fácil; lo
difícil es ser capaz de seleccionar la información importante que conlleve a lograr el éxito
en la solución de problemas propuestos y que
interesen al estudiante. Dentro del proyecto
Simas y Coolmodes los procesos de búsqueda
en la red son importantes y el estudiante debe
ser capaz de seleccionar los contenidos importantes para estructurar sus ontologías.
b) Organizar: después de conseguir la mejor información para sus investigaciones, el estudiante
debe desarrollar la capacidad de organizarla, enlazando adecuadamente unos conceptos con
otros. Esta capacidad, desde el punto de vista
del proyecto Simas y Coolmodes, se ve reflejada
en las ontologías desarrolladas con el software
Simas. Posteriormente haremos una presentación
de la evaluación de los productos obtenidos por
los estudiantes con tal herramienta.
c) Elaborar: la selección y organización de la información, genera conocimiento. A partir de esta
etapa se puede contrastar los conocimientos actuales con los que se tenían antes de iniciar un
proceso de aprendizaje e integrarlos de tal manera que se pruebe como conocimiento válido
de los referentes.
d) Aplicar: los conocimientos adquiridos se afianzan
sin lugar a dudas en la medida en que se aplican.
Si no se es capaz de aplicar lo aprendido quedan
muchas dudas sobre lo realmente adquirido. La
forma más eficaz de consolidar lo aprendido es
mediante su aplicación a nuevos problemas. En
el proyecto de Simas y Coolmodes, esta etapa se
desarrolla con la elaboración de un proyecto
colaborativo, del cual trataremos más adelante.
e) Evaluar: finalmente es importante conocer hasta que nivel han llegado los conocimientos
adquiridos. Debemos evaluar si tales conocimientos están bien cimentados, poder asumir
los errores que se presenten en el proceso de
aprendizaje y tenerlos presente para mejorar el
proceso siguiente.
Estos cinco elementos son los que nosotros queremos
desarrollar como competencias en los estudiantes, ya que
216
N ÓMADAS
asegurarán un buen proceso de aprendizaje. Los talleres
y demás actividades planteadas siempre apuntarán a
desarrollar y fortalecer estas cinco competencias.
4. Características de la población
estudiantil y docente
Nuestro trabajo se realizó con 93 estudiantes en grado décimo durante el segundo semestre de 2006 y grado
once durante el primer semestre de 2007, de tres colegios diferentes: 32 estudiantes de un colegio oficial de
Bogotá, 37 un colegio rural de Cundinamarca y 24 estudiantes de un colegio oficial de Bucaramanga. Cada uno
de los colegios dispuso de un aula con computadores conectados a Internet para una sesión de trabajo semanal
de cuatro horas. En los colegios de Bucaramanga y Bogotá la conexión a Internet se podía hacer desde todos
los computadores; en el colegio de Cundinamarca sólo
se dispuso de cuatro terminales conectadas, sin embargo, el ancho de banda, por sus limitaciones sólo permitió
el acceso simultáneo de cuatro o cinco computadores.
Los estudiantes de Bucaramanga y Cundinamarca trabajaron de manera regular los días sábados en la mañana
y el colegio de Bogotá en horarios distribuidos en las tardes y con una intensidad similar. Estas sesiones de trabajo se distribuyeron entre las áreas de física, matemática,
español y vida ciudadana.
En el caso de los estudiantes de Bogotá y Bucaramanga, aun siendo ciudades grandes donde se supone
hay pocos problemas de conectividad, el trabajo se realizó en su mayoría en las instalaciones de los colegios.
Para lograr una mayor cobertura en cuanto a tiempo de
trabajo, se involucró a los profesores de las áreas de informática de tal manera que se trabajaba tanto en el
área de ciencias como en la de informática, logrando
así un trabajo interdisciplinario. Al igual que con el
colegio San Patricio, en el colegio INEM de Bucaramanga también se programaron actividades extras los
días sábados. El proyecto contó con la colaboración de
un docente de física en cada colegio, que aceptó la
invitación a formar parte del proyecto y participó en un
proceso de inducción con encuentros previos durante
un período de dos meses. Los investigadores del área de
física negociaron con los docentes los contenidos y los
objetivos del curso de tal manera que la actividad del
proyecto se integrara completamente al desarrollo
curricular regular de la asignatura.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
MARÍA ESTHER GALVIS: Berna, Suiza, 1993.
VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES
N ÓMADAS
217
MARÍA E STHER G ALVIS : París, 1981.
218
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
5. Metodología de trabajo
y resultados
Para ayudar a resolver las dificultades conceptuales
en el aprendizaje de la física, la organización de la información en bloques estructurados y el desarrollo de
las competencias básicas de estudiantes de educación
media en el área de física, nos dimos a la tarea de incorporar, con métodos colaborativos, los ambientes
digitales Simas y Coolmodes. Usamos el portal Colombia
Aprende como escenario de comunicación entre los
participantes de los tres colegios, con la intención de
consolidar una comunidad de aprendizaje en la asignatura de física en paralelo con las áreas de matemáticas,
español y vida ciudadana y con algunas actividades de
integración entre áreas.
Usamos el ambiente Simas1, como dispositivo didáctico para generar una representación hipermedial de las
categorías y relaciones básicas de las unidades temáticas
del curso. A dicha representación del conocimiento la
denominamos “ontología”. El ambiente digital Coolmodes2
se empleó como dispositivo digital para la solución de problemas con la ayuda de simuladores generados por los estudiantes, con la intencionalidad de lograr una mejor
comprensión de los procesos y fenómenos de la naturaleza
que son resultado de las continuas interacciones dentro
de un sistema. A este proceso lo denominamos “simulación de sistemas dinámicos”. La metodología de trabajo se
puede visualizar en la ilustración 1.
Como pretexto para consolidar la comunidad de
aprendizaje se eligieron los sistemas mecánicos clásicos que son parte del contenido temático para los
estudiantes de décimo grado. En una primera fase,
se identificaron las competencias que debían desarrollar los estudiantes en el área de física y se inició
una fase de capacitación con los profesores y los estudiantes en el manejo de los ambientes digitales para
la representación del conocimiento. Inicialmente el
trabajo se enfocó más en el ambiente digital Simas.
No tardó mucho tiempo para que los docentes se dieran cuenta de las ventajas de incorporar este sistema
como herramienta didáctica en sus prácticas pedagógicas, ya que la representación del conocimiento
por categorías ontológicas sirven de base para hacer
observaciones que permitan inferir el nivel cognitivo
y metacognitivo del alumno. Los estudiantes, tal vez
por pertenecer a una generación que vive actualmen-
Ilustración 1. Cuadro explicativo de la metodología del trabajo
con los ambientes Simas y Coolmodes
te un gran impacto tecnológico, tardaron menos tiempo que sus profesores en aprender el manejo de Simas y aprovechar todas sus posibilidades. Como parte
del desarrollo se programó una feria hipermedial sobre el átomo en la cual los estudiantes mostraron sus
productos y los socializaron con la comunidad. De los
productos obtenidos se observó que un porcentaje aceptable de estudiantes presentan una buena capacidad para
seleccionar, organizar y presentar la información. La
ilustración 2 muestra una ontología realizada de forma
colaborativa por un grupo de estudiantes. Se observa una
gran densidad de información, propia de una búsqueda
inicial, con poca organización por categorías y bloques
estructurados de información, que para ser un primer
intento de ontología fue bueno. Poco a poco durante el
proceso formativo tal manejo de categorías y bloques de
información se fue depurando y mejorando.
En esta primera fase lo que se quería era que los estudiantes aprendieran el manejo de Simas y se beneficiaran
de todos sus recursos para seleccionar y presentar la información sobre un concepto. La ilustración 3 muestra una
ontología que realizó un profesor sobre los sistemas dinámicos; en ésta, a pesar de la gran densidad de información, se observan las categorías y las relaciones entre los
bloques estructurados de información.
El ambiente Simas estableció condiciones efectivas
para la representación estructurada del conocimiento
desde perspectivas definidas por la clase de relaciones
usadas en dicho proceso representativo. La investigación analiza el enfoque a partir de las relaciones, la
comprensión con base en el número de nodos utiliza-
VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES
N ÓMADAS
219
Ilustración 2. Ontología sobre el concepto de átomo desarrollada colaborativamente por estudiantes y presentada en la feria hipermedial
Ilustración 3. Representación ontológica del concepto de sistemas dinámicos presentada por un profesor
220
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
dos, la profundidad evaluada a partir de los niveles considerados y los formatos verbal, gráfico, de audio y video. En los estudiantes domina la perspectiva de la
representación sistémica, otras perspectivas requieren
inducción de parte del docente. El estudio de representaciones hechas por otros y la experiencia individual y
colaborativa inciden en la formación de la calidad de
las representaciones. Las representaciones colaborativas
muestran más riqueza que las individuales.
En una segunda fase se comenzó a trabajar en el
desarrollo de unidades de aprendizaje sobre cada uno
de los temas que se abordan en la asignatura de Física
y se observaron los progresos en el desarrollo de las competencias básicas. La estructura de la unidad de aprendizaje se muestra en el gráfico (ver ilustración 4).
Teniendo en cuenta esta estructura se desarrolló
un grupo de talleres que presentaban una serie de pasos, y que daban razón de la estructura de la unidad de
aprendizaje y de las competencias propuestas. A continuación se presenta la estructura general de los talleres por trabajar:
Objetivo: analizar una situación física y a partir de
ella construir una estructura conceptual con las nociones necesarias para su desarrollo.
Primer momento: presentar a los estudiantes una situación problémica y en reunión plenaria, escuchar todas las posibles explicaciones formuladas por los
participantes, generar una lista de los conceptos utilizados por ellos para la explicación de la situación, e
identificar sus diferentes preconceptos o preteorías.
Segundo momento: invitar a los estudiantes a leer los
contenidos de la unidad de aprendizaje, los cuales están
disponibles en el portal Colombia Aprende. Se solicita
que hagan la lectura tratando de identificar una solución posible para el problema planteado, de tal manera
que la lectura sea enriquecedora y provechosa. La intención allí es asegurar un buen grado de significación
de la lectura y afianzar las competencias de selección y
organización.
Tercer momento: con los conceptos afianzados y utilizándolos para la solución del problema, se solicita a
los estudiantes generar su propia ontología sobre el tema
en estudio y alimentarla con los correspondientes
hipertextos; para ello se trabaja con el software Simas.
Cuarto momento: asistir al laboratorio y llevar a cabo
un montaje de la situación problema. Tomar datos y
realizar las gráficas convenientes para la solución. La
intencionalidad de este momento es afianzar la compe-
Ilustración 4. Proceso de desarrollo de una unidad didáctica
VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES
N ÓMADAS
221
tencia de aplicación, ya que en el laboratorio el estudiante debe realizar montajes que le permitan dar solución al problema planteado.
Quinto momento: ingresar a los foros y de manera
colaborativa plantear las soluciones finales a la situación problema. La ayuda del profesor y de sus compañeros es importante a esta altura del proceso, ya que en
esta etapa se evidencia el trabajo de cada uno y sus
aportes a la solución del problema.
Sexto momento: en esta etapa se busca una idea clara sobre la solución a la situación problema. Este fue el
momento de simular el problema, para lo cual se utilizó
el modulo System Dynamics que hace parte del ambiente Coolmodes.
Séptimo momento: Finalmente, se ingresa a la
autoevaluación de la unidad de aprendizaje ubicada
en la página de Colombia Aprende en la sección de
redes de aprendizaje. Allí, con ayuda del software
Moodle, el estudiante realiza su autoevaluación y se
hace una idea clara de lo aprendido hasta ese momento. Igualmente, reconoce los errores cometidos y los tiene
presentes al abordar el siguiente proceso de aprendizaje, es decir, pone en juego la competencia evaluativa.
En la tercera fase, se desarrolló un proyecto colaborativo con la situación problema de “la montaña rusa” vista
desde la matemática, la física, el español y las competencias ciudadanas. Alrededor del proyecto colaborativo se
potenció la construcción de la comunidad de aprendizaje, ya que los alumnos de diferentes colegios ubicados en
diferentes ciudades compartieron, compararon y evaluaron sus productos.
En esta fase el ambiente Coolmodes desde la óptica
de la física jugó un papel de vital importancia, ya que
uno de sus componentes “Dinamics System” es una potente herramienta, de fácil uso, para modelar y simular
las interacciones dentro de un sistema dinámico. Actualmente, como es bien sabido, los ambientes de
simulación son de amplio uso en la enseñanza de la física y existe una gran cantidad de simulaciones en la red
y de software orientado en esta dirección. Pero, si bien
la simulación es una potente herramienta para la comprensión de los fenómenos físicos, también puede ser
un elemento desorientador para el alumno, si su
implementación en el aula no se hace con la suficiente
222
N ÓMADAS
responsabilidad por parte del maestro; es decir, si el estudiante no identifica los diferentes objetos del sistema, sus interacciones, no evalúa los valores instantáneos
de las variables físicas que intervienen, entonces ve la
simulación como una caja negra. Desde nuestra óptica,
la simulación de un sistema dinámico no es mostrarle al
alumno una animación de un conjunto de objetos en
movimiento, como generalmente se presenta, ocultándole lo que yace detrás de ese movimiento, el modelo
físico y las interacciones dentro del sistema.
En esta tercera fase, los alumnos de forma colaborativa simularon el comportamiento de la energía mecánica en una montaña rusa con la ayuda de Coolmodes.
Este ambiente de simulación le permite al estudiante
de forma sencilla, definir los objetos de un sistema mecánico, asignarle sus atributos y colocar estos objetos
en interacción dentro de un sistema: se constituye un
flujo de información que varía en el tiempo. En el proceso el estudiante da cuenta de lo aprendido, de las
competencias adquiridas con el fin de desarrollar este
proyecto.
La ilustración 5 muestra la simulación de la energía mecánica de un cuerpo en caída libre que realizó
un grupo de estudiantes como ejercicio de entrenamiento y cuyo producto fue socializado en un seminario internacional llevado a cabo en la ciudad de Bogotá
y en una feria multimedial donde se presentó a docentes de diferentes colegios del Distrito Capital.
Como se observa, inicialmente los alumnos identifican las condiciones iniciales de la situación física,
luego asocian las leyes para la solución del problema y
con la ayuda de Coolmodes simulan el sistema mecánico. El ambiente digital Coolmodes no les muestra
una animación de un cuerpo en caída libre, pero si los
obliga a identificar cada uno de los objetos del sistema, asignarle unos atributos, como su inercia, rapidez
inicial, etc., y colocarlos en interacción con los demás
objetos del sistema, del cual se conoce su estado mediante el valor instantáneo de cada una de las variables que se definen previamente. De esta manera, el
alumno da sus primeros pasos hacia una verdadera
concepción científica de la naturaleza comprendiendo los diferentes fenómenos naturales, no sólo como
procesos, sino como el resultado de las continuas
interacciones dentro de un sistema. Igualmente se logra con estos simuladores evidenciar una asimilación
de las competencias de aplicación y evaluación.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
Ilustración 5. Modelo de caída libre desarrollado por un grupo de estudiantes usando el plug in System Dynamics de Coolmodes
6. Evolución de la comunidad
de aprendizaje
Los primeros actores de la red fueron los grupos de
investigación Tecnice y Collide, quienes tenían una
experiencia de colaboración alrededor del ambiente
Coolmodes. Los grupos Tecnice, Tecnimat, Temas y
Remas, Eductec y Guane iniciaron su vinculación a esta
red con este proyecto.
La primera tarea emprendida por la red fue la de
construir un marco conceptual y metodológico. Se tomó
como base las producciones de los grupos Collide y
Tecnice. Este fue un proceso dinámico que llevó a pensar tanto las competencias como los escenarios desde la
perspectiva de la generación de construcciones que se
cristalizaron en artículos, documentos para lectura de
los estudiantes y guías de trabajo. La consolidación de
la red de investigadores integró con facilidad a los docentes como miembros con todos los derechos, quienes
asumieron desde el inicio su función de construir conocimiento conjuntamente y mantuvieron un alto grado de comunicación con los investigadores que estaban
más cercanos.
La incorporación de los estudiantes de bachillerato
a la red constituyó un hito en el desarrollo del proyecto. Efectivamente, sólo con ellos podíamos desarrollar,
con propiedad, competencias en ciencias. La novedad
del planeamiento y el uso de programas de computador
en el escenario, se convirtieron en atractivo. Más de
las dos terceras partes de los estudiantes invitados aceptaron participar y mantuvieron su vinculación durante
el desarrollo del proyecto.
Las condiciones de acceso a Internet en las tres instituciones fueron insuficientes para mantener comunicación simultánea de un curso con el portal. Se requiere
todavía una evolución y madurez de nuestra estructura
nacional de redes y del ancho de banda para que podamos
hacer uso efectivo en condiciones normales de desarrollo
curricular de ambientes como Moodle a través de Internet.
La estrategia seguida fue la disponer en el escenario
Moodle las producciones de los actores y de habilitar
wikis, foros y chats de comunicación entre pequeños
subgrupos. Esto facilitó que los recursos generados por
toda la red estuvieran a la mano. Pero el acceso al sistema fue bastante bajo, dadas las condiciones de los estu-
VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES
N ÓMADAS
223
diantes y de los docentes cuya disponibilidad de Internet
estuvo circunscrita a las condiciones de los colegios. Finalmente, un estudio minucioso de la evolución de la
red de aprendizaje del proyecto se presenta en el artículo “Construcción de una red de aprendizaje”, que es uno
de los productos del proyecto “Simas y Coolmodes en el
desarrollo de competencias básicas: una experiencia de
comunidad de aprendizaje mediada tecnológicamente”.
Se debe mantener, consolidar y ampliar redes de aprendizaje como la que se generó con este proyecto, para
que, de esta forma, los miembros de la sociedad accedan a los beneficios de los desarrollos científicos y tecnológicos. Esto implica llevar esta clase de proyectos a
mayor escala en cuanto a cobertura en el número de
colegios, en el mejoramiento de acceso a Internet y en
la inclusión de más áreas del conocimiento.
7. Análisis y discusión de resultados
8. Conclusiones generales
El proyecto “Simas y Coolmodes en el desarrollo de
competencias básicas” ayudó a potenciar la comunidad
de aprendizaje bajo el concepto de nosotros. Se dio la oportunidad de que los diferentes actores del proceso educativo: estudiantes, profesores e investigadores, participaran
de forma dinámica y colaborativa en la construcción de
una comunidad de aprendizaje y compartieran sus resultados y experiencias por medio del portal Colombia Aprende. A la luz de los resultados presentados en el análisis de
las encuestas, puede decirse que se esperaba un mayor
efecto y participación. A pesar de que sólo el 46% se sintió
competente, creemos que para un trabajo inicial es una
buena cantidad, si se tienen en cuenta las dificultades
logísticas en cuanto a intensidad horaria, falta de buenos
laboratorios y de accesibilidad a Internet.
El trabajo colaborativo de los actores del proceso
educativo, apoyado por los ambientes Simas y
Coolmodes, habilita el desarrollo de competencias
cognitivas, la metacognición individual, la metacognición social y la consolidación de comunidad. La negociación de metas, estrategias pedagógicas, espacios y
tiempos jugó un papel importante en la construcción
de la comunidad de aprendizaje bajo el concepto de
nosotros. Es claro que la generación de competencias
necesita de un arduo trabajo por parte del docente y
del estudiante, para lo cual se necesitaría un mayor tiempo de trabajo bajo la tutoría del docente. Esto implicaría un manejo diferente de franjas, intensidades horarias
y políticas gubernamentales para darle un papel preponderante a las áreas de las ciencias básicas.
Dado que uno de los grandes retos educativos que
enfrenta el país es la cobertura con calidad, el proyecto
“Simas y Coolmodes en el desarrollo de competencias
básicas”, es una gran contribución en el sentido de que
se generó una red social alrededor del conocimiento.
224
N ÓMADAS
• Los métodos de simulación son de gran importancia en los procesos de aprendizaje de la física
y el ambiente digital Coolmodes obliga al alumno a relacionar todos los objetos del sistema bajo
un modelo matemático de una forma dinámica.
• Hacia la construcción de una comunidad de aprendizaje, la negociación entre los diferentes actores
es de fundamental importancia, ya que se tienen
que negociar desde tiempos hasta espacios.
• El trabajo con Simas actúa como potente organizador de información que, al decir de los estudiantes, “permite relacionar los conocimientos
anteriores con nuevos conocimientos y presentarlos de manera estructurada” y “organizar mucha información que de otra manera queda
dispersa y es difícil de manejar” (expresión de
estudiantes en la feria hipermedial).
• Los estudiantes con poca información usan pocas categorías y tienen niveles bajos de profundidad, en contraste con los alumnos avanzados,
por lo que las categorías ontológicas sirven de
base para hacer observaciones que permitan inferir el nivel cognitivo y metacognitivo de estos.
• Los subgrupos de trabajo estuvieron de acuerdo en que sus conocimientos aumentaron en
todos los aspectos, sobre todo el aprendizaje de
nuevas tecnologías, en particular los ambientes
de software utilizados y el manejo de Internet.
El trabajo con el programa informático exigía
mucha investigación y análisis debido al manejo de conceptos, por lo cual todos los integrantes de la red tuvieron que utilizar herramientas
que les permitieran encontrar los significados
de los temas correspondientes para interpretarlos y hacer un mejor análisis en cada actividad.
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
• El 94.2% de los 91 participantes están dispuestos a continuar en una experiencia como ésta
pues la ven valiosa para el progreso académico, para adquirir nuevos conocimientos, para
manejar nuevas tecnologías que son innovadoras y sirven como herramientas didácticas
para la enseñanza en todos los niveles educativos, y finalmente crecer en su desarrollo personal, viviendo nuevas experiencias que les
pueden servir en el futuro. Por otro lado, el 5.8%
de los encuestados argumentan que no participarían en otra experiencia similar, ya que les
parece muy monótono o simplemente les parece una pérdida de tiempo.
• Con base en una serie de encuestas3 llevadas a
cabo a los estudiantes participantes en el proyecto, se estableció entre otras cosas que el
34.7% de ellos prefiere hacer experimentos para
encontrar las respuestas a los problemas en lugar
de consultar a docentes, expertos o discutir sobre ello, en consecuencia domina la preferencia
por actividades discursivas con profesores. Igualmente el 78.5% (72 estudiantes) de las respuestas dadas a las 5 preguntas relacionadas con la
utilidad del PC para el futuro, lo presentan como
una herramienta que facilita su trabajo estudiantil
(fácil de manejar, ayuda a aprender cosas nuevas, etc.), y como un elemento clave para posibles empleos. Finalmente el 46% de los
estudiantes se sintieron competentes, satisfechos
y habilidosos en el desarrollo de las actividades.
• Con la ayuda de Coolmodes y Simas un buen
número de estudiantes afianzó los conceptos trabajados, ya que los pudo aplicar a la solución de
una situación problémica. El saber hacer en contexto como premisa de la teoría de las competencias se ve reflejado en ello y permite ver la
bondad de la alternativa pedagógica presentada. Ya que con Simas el estudiante tiene claridad sobre la forma en que se encadenan o
categorizan los conceptos, se vuelve hábil en la
búsqueda, selección y organización de la información, afianzando así las tres primeras competencias propuestas. Con Coolmodes el estudiante
tiene claridad en las interrelaciones existentes
entre las variables que describen un fenómeno
físico y logra aplicar y evaluar lo aprendido en la
medida en que puede llevar a cabo simulaciones
de procesos físicos, con lo cual se afianzan las
dos últimas competencias propuestas.
Citas
1
Ambiente digital para la representación ontológica hipertextual,
desarrollado por el grupo de tecnologías de la información y la
comunicación para la educación (Tecnice), dirigido por Luis Facundo Maldonado y conformado por docentes de la Universidad
Pedagógica Nacional, Bogotá (Colombia).
2
Coolmodes (Collaborative Open Learning and Modelling
System) es un ambiente digital para la solución colaborativa de
problemas, desarrollado por el grupo Colaborative Learning in
Intelligent Distributed Environments (Collide) del Institute for
Computer Science and Interactive Systems de la Facultad de
ingeniería de la Universidad de Duisburg (Alemania) y dirigido
por H. Ulrich Hoppe.
3
Las encuestas fueron elaboradas por la investigadora Astrid
Wichmann del grupo Collide y traducidas al español de la
versión en inglés por Freddy Quevedo del Grupo Temas y Remas. Constan de 17 preguntas, las cuales fueron aplicadas a 91
estudiantes (42 mujeres y 49 hombres) participantes en el
proyecto.
Bibliografía
BELTRÁN, J., 1996, “Estrategias de aprendizaje”, en: J. A. Beltrán et
al., Psicología de la Educación, Madrid, Alianza.
________, 2003, “Las TIC: Mitos, promesas y realidades”, en:
Congreso sobre la Novedad Pedagógica de Internet, Madrid,
Educared.
BELTRÁN, J. y L. Pérez, 2003, “Cómo aprender con tecnología”, en:
J. M. Patino, J. A. Beltrán y L. F. Pérez (eds.), Cómo aprender con
Internet, Madrid, Foro Pedagógico de Internet.
DE ZUBIRÍA, J., 1994, Tratado de pedagogía conceptual. “Los modelos
pedagógicos”, Bogotá, Fundación Alberto Merani.
GARDNER, H., 2002, “Estructuras de la mente. La teoría de las
Inteligencias Múltiples”, en: Nuevos Aportes de la investigación
sobre el desarrollo intelectual para mejorar la comprensión de lectura en los estudiantes, Bogotá, Centro de Investigación Sobre la
Lectura.
MALDONADO, L., 2001, Razonamiento especial y aprendizaje significativo, Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional.
MALDONADO, L.; O. López, J. Ibáñez, H. Rojas y L. Sarmiento,
2002, Desarrollo de competencias en las áreas de tecnología y matemáticas a través de marcos conceptuales, Bogotá, Tecné/Episteme y
Didaxis, No. 12.
MALDONADO, L. y E. Serrano, 2008, “Construcción de una red de aprendizaje”, en: Nómadas, No. 28, Bogotá, Universidad Central - IESCO.
PERKINS, D., 1995, La escuela inteligente: del adiestramiento de la
memoria a la educación de la mente, Barcelona, Gedisa.
Colombia Aprende: portal educativo del Ministerio de Educación
Nacional, disponible en: <http://www.colombiaaprende.edu.co>.
VERGARA N., M. Y CASTILLO HERNÁNDEZ J. E.: COMPETENCIAS EN CIENCIAS: LOS AMBIENTES DIGITALES SIMAS Y COOLMODES
N ÓMADAS
225
MARÍA ESTHER GALVIS: Bogotá, 1982.
226
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
La emergencia en
el currículo social.
La práctica de la ingeniería*
[email protected] • PÁGS.: 227-238
Aliex Trujillo García**
El presente artículo intenta rehacer un mapa del diseño y el proyecto como intereses de las prácticas de ingeniería y
describe una pedagogía del sentido en dos espacios académicos. Pretende arrojar nuevas luces sobre el tipo de sujeto que se
configura en los currículos sociales y qué formas tienen las emergencias que en estos se narran. Es un avance también de lo
que se ha estado haciendo para pensar la ingeniería desde sus prácticas, reflexionando sobre el saber práctico como las
acciones que le dan forma a las políticas y a la política; en los aprendizajes de la ingeniería.
Palabras clave: saber práctico, bitátora, metáforas, intuición, propiedades emergentes, currículo social.
O artigo tenta reconstruir o plano do desenho e o projeto como interesse das práticas de engenharia e descreve uma
pedagogia do sentido, em dois espaços acadêmicos que pertencem a uma série curricular que tenta construir a partir de um
enfoque complexo. Procura aportar novas luzes sobre o tipo de sujeito que se configura nos currículos sociais e quais são as
formas que apresentam as emergências que nestes se narram. É também um avanço do que se está fazendo para pensar
a Engenharia a partir de suas práticas, considerando o saber prático como as ações de lhe dão forma as políticas, nos
aprendizagens da engenharia.
Palavras-chaves: saber prático, bitácora, metáforas, intuição, propriedades emergentes, currículo social.
This article reconstructs a map of designing and projecting as issues of engineering praxis and describes pedagogy of
meaning in two academic environments. It intends to enlighten us about the kind and form of the emerging subjects
configured and narrated by the new social curricula. It is also an advancement of what is been doing to analyze engineering,
taking into account its practices, defining practicsal knowledge as those actions that give form to policies and politics.
Finally, it is a way of thinking about engineering learning.
Keywords: practical knowledge, binnacle, metaphors, intuition, emergent features, social curriculum.
ORIGINAL RECIBIDO: 22-VII-2008 – ACEPTADO: 22-IX-2008
*
Este documento es uno de los resultados que dan cuenta del proyecto “Construcción colectiva de los espacios académicos. Práctica de Ingeniería en el currículo
de Ingeniería Mecánica”, investigación en curso con profesores y estudiantes del
Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad Central.
* * Ingeniero Mecánico, Magíster en Educación y Desarrollo Humano, CINDEUPN. Profesor de la Universidad Central y de la Universidad Pedagógica
Nacional, Bogotá. Investigador del grupo Complexus, Universidad CentralUniversidad Nacional de Colombia. E-mail: [email protected]
TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA
N ÓMADAS
227
Contexto de enunciación
Algo me late y no es mi corazón.
Indio Solaris
L
os intereses de este artículo responden a las
tres racionalidades que ya el primer Habermas (1997:
33-47) reconoce, o sea, el interés técnico, el interés
práctico y el interés crítico. El interés técnico por las
preguntas que se le van haciendo al currículo de Ingeniería Mecánica, preguntas que pretenden arrojar
otras luces sobre este dispositivo y su eficiencia en la
producción de sentido. El interés práctico presente en
otras interpretaciones del dispositivo, donde se reconoce la diversidad cultural e histórica de los sujetos
al discurso de la ingeniería, que pasa por ir comprendiendo, a su vez, las prácticas de investigación situada donde cuenta el fortalecimiento de la propuesta
académica. Y por último, el interés crítico que visibiliza
los conflictos que habitan en el currículo, poniendo el
acento en la vigilancia de la exclusión y la inequidad
en el acceso a la cultura que supone la formalización
institucional de este dispositivo. Estos intereses deberán ser suficientes para dar cuenta de una investigación que se realiza con algunos de los actores en el
escenario educativo donde se forman los futuros ingenieros mecánicos.
La investigación tuvo un enfoque etnográfico
(Vinck, 2003: 26), que privilegia dos técnicas: un grupo de discusión formado por todos los profesores del
Departamento de Ingeniería Mecánica1 de la Universidad Central, aprovechando las reuniones semanales
del Departamento durante poco más de diez horas distribuidas en bloques de dos a lo largo de cinco semanas de trabajo; y tres sesiones de entrevista abierta
con la ingeniera y Magíster en Ingeniería Mecánica,
Yolanda Torres2. En estas dos metodologías el tema de
reflexión y debate fueron los actuales sentidos que el
grupo de docentes ha construido en torno a la práctica de ingeniería. Los resultados obtenidos de la
triangulación de la información fueron discutidos por
el cuerpo docente y guiaron el diseño de una serie
completa de espacios académicos, a partir de un método deductivo que definió un derrotero de actividades y responsables. Los resultados de la investigación
permitieron tomar decisiones puntuales que están contribuyendo a la transformación curricular, algunas de
las cuales se describirán más adelante, en el presente
texto.
228
N ÓMADAS
El registro de las sesiones del grupo de discusión
se llevó a cabo a través de grabaciones digitales y de
la bitácora, instrumento que acompañó al investigador en todo el proceso. Al final de las sesiones del
grupo de discusión, los docentes mantuvieron las reuniones para continuar el proceso de ajuste a los espacios académicos; justamente es en estas reuniones
en donde se presenta la bitácora como un dispositivo
discursivo que permite la transformación de las prácticas de ingeniería. Así, se define implementar el desarrollo de bitácoras en cada una de las prácticas de
ingeniería mecánica como un proyecto de escritura
colectiva para el relato del diseño y las prácticas en la
emergencia social, donde participan los profesores coordinadores y los estudiantes adscritos a los espacios
académicos.
Para provocar la discusión en el seno del grupo, se
presentaron, en un nuevo sentido, los ocho espacios
académicos cuya denominación ya estaba incluida en
el plan de estudio vigente. Los ocho espacios académicos se denominan Prácticas de Ingeniería Mecánica
(PIM), desde ahí se pretendió tensionar el dispositivo
curricular para movilizar nuevas formas del saber en
esta materia. Los sentidos que se plantearon para las
sesiones de trabajo aparecen a continuación e intentan construir una imagen general de los desarrollos
que siguen:
Sentido global de la Práctica de Ingeniería Mecánica
(PIM). Los estudiantes, con la participación de los agentes educativos, construyen su autonomía reconociendo
las relaciones que se tejen entre la tecnología y la
cultura.
Sentido de la PIM I. Los estudiantes, con la participación
del profesor, encuentran un espacio académico donde
ponen a prueba sus intuiciones. Utilizan el sentido común, documentando las descripciones y expresiones que
han formado parte del proceso de diseño.
Sentido de la PIM II. Los estudiantes, con la participación del profesor, sistematizan el proceso de diseño registrado en la Práctica de Ingeniería Mecánica I, para
construir una metodología y ponerla a prueba para un
nuevo diseño.
Sentido de la PIM III. Los estudiantes, con la participación de los profesores, ponen a prueba la metodología
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
propia frente a las metodologías del diseño que recoge la
literatura especializada más reciente.
Sentido de la PIM IV. Los estudiantes, con la participación de los profesores y profesionales de la salud,
hacen un levantamiento tecnológico en un sector vulnerable. Este levantamiento tecnológico tendrá su objeto en la rehabilitación de la discapacidad con base
en la comunidad.
Sentido de la PIM V. Los estudiantes, con la participación de los profesores, instalan un debate sobre las
problemáticas energéticas globales y construyen una
posición propia sobre algún estudio técnico energético. Se prueban estudios técnicos con combustibles renovables.
Sentido de la PIM VI. Los estudiantes, con la participación de profesores, hacen un recorrido histórico por los
automatismos. El sesgo es mecánico. Hacen un acercamiento lógico y topológico de la experiencia con estos
dispositivos.
Sentido de la PIM VII. Los estudiantes, con la participación de los profesores, hacen etnografía industrial en las
empresas que visitan. Construyen un conocimiento sobre estas relaciones acercándose a un diseño de las organizaciones industriales.
Sentido de la PIM VIII. Los estudiantes, con la participación de profesores, profesionales y empresarios, generan
relaciones con el sector productivo y las instituciones de
investigación, a partir del diseño de máquinas, dispositivos, planes de mantenimiento y automatización de procesos industriales.
La práctica de la ingeniería
Una práctica muy extendida en la llamada docencia en ingeniería ha sido el uso especulativo que
se le da al libro de texto. Especulativo porque en este
uso domina la simetría de la imagen. Los libros de
texto que proceden de corporaciones editoriales
trasnacionales, llegan a los profesores a través de estrategias de mercadeo donde se les obsequia ejemplares de evaluación con el pretexto de que dicha
evaluación sea realizada en las materias que el profesor imparte. El estudiante conminado por el profe-
sor va comprando los libros, las corporaciones garantizan de esta forma las ventas. El mecanismo, como
se sabe, no ha sido inocuo; gran parte de los espacios
académicos universitarios son organizados con las
temáticas que estos libros enuncian ya desde su índice. Estas dinámicas son responsables, en parte, de
la insistencia de los profesores en la tematización de
los contenidos de las materias del currículo. Hasta
el momento de esta investigación, las corporaciones
editoriales mencionadas no distribuyen libros de texto con los supuestos contenidos de una asignatura
que lleve el nombre de Práctica de Ingeniería Mecánica. Esto ha representado un obstáculo para los profesores vinculados con este tipo de espacio curricular.
Para los profesores de ingeniería mecánica ha sido
una dificultad diseñar un proceso pedagógico donde
todo está por enunciar. Se le suma las exigencias de
la Facultad cuando define lo que no quiere que sean
las prácticas de ingeniería 3 .
La dificultad para pensar lo nuevo ha tenido su
origen en lo que Giroux llama la dimensión funcionalista en el modelo de la transmisión (Giroux, 2004:
228), una idea-fuerza que supone la práctica escindida
de la teoría y reducida a la habilidad de repetir movimientos y conceptos. En el modelo así descrito, la práctica es una “aplicación” de un supuesto corpus
disciplinar y profesional. El diseño de nuevos espacios
académicos indocumentados en el discurso de la disciplina de la ingeniería, demanda propuestas que tomen distancia de los esteriotipos de pensamiento
estático y lineal, precisamente porque aquí se define
un pensamiento distante de las formas repetitivas. Lo
nuevo demanda pensar una práctica que se ocupe de
los asuntos humanos en general y, siendo modificada
por la ingeniería, se vaya ocupando en lo específico,
de la relación de lo humano con la técnica. Pensar la
práctica de ingeniería implica, en la experiencia de la
investigación, abordar la técnica en sus problemas
performáticos, lo que se hace con lo que se hace. En
este orden de asuntos, la práctica de ingeniería no
puede separarse de la dimensión política de la práctica, esto es, la participación de los estudiantes en su
aprendizaje, la consulta continua y la rendición de los
resultados en procesos de socialización inherentes a
las propias construcciones en las que se ocupan los
sujetos en el dispositivo curricular. El interés práctico
de las prácticas de ingeniería se orienta hacia la comprensión de la anticipación, la intuición y la interven-
TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA
N ÓMADAS
229
ción de los estudiantes en los problemas con los que la
ingeniería satisface las relaciones a través de procesos
de diseño y fabricación.
Las emergencias en un currículo social son visibles en, al menos, tres ámbitos que serán ampliados en
este texto: el reconocimiento de los saberes de los estudiantes, de lo que el constructivismo radical llama
organización del mundo experiencial del sujeto (Von
Glasersfeld, 2001: 37); la participación de los profesores del departamento en el diseño de estos espacios
académicos; y la consulta y participación de la comunidad en los espacios de intervención técnica para la
rehabilitación.
La pregunta por la práctica de ingeniería como
emergencia 4 (Morin, 2006: 231) del currículo social
ofrece la posibilidad de considerar otro tipo de currículo, un currículo que reconozca que la Universidad
es una institución de la cultura y que impone un conocimiento en y sobre la sociedad. Para iluminar esta
metáfora, se sugiere la relación con la noción de campo de manera isomorfa, reconociendo unas formas semejantes, las formas del interés, similares en los campos
productores de luchas.
Esta primera metáfora se estabiliza en la investigación, con la semejanza en las relaciones entre los campos curricular y social. El intercambio entre los campos
supone la semejanza en la diferencia que la metáfora
problematiza como modelo (Ricoeur, 2001: 317). Esto
supone unas reglas de intercambio, unas luchas en el
intercambio, unos recursos y una narrativa de las relaciones en juego. Las reglas se encuentran distribuidas en el debate del grupo de discusión, en el
empoderamiento del estudiante para el diseño y en la
consulta y participación de la comunidad sobre la rehabilitación que aparece en la conversación con la
ingeniera Yolanda. Con estas mismas formas se distribuyen los recursos, las luchas y las narrativas. Las narrativas construidas a partir de los registros físicos de
las grabaciones y las bitácoras que acompañaron el
proceso de aproximación.
En el sentido global de las prácticas de ingeniería
que se enuncia más arriba, se pueden leer varios elementos que contribuyen a la politización de los conocimientos (Giroux, 2004: 248):
230
N ÓMADAS
a. Visibilización de los agentes educativos. El espacio académico no sólo es permeable para interesados: demanda la participación de los
sujetos que afectan y son afectados por el problema de la ingeniería.
b. La sistematización con la que se construye el
sistema, es un registro continuo y participativo.
En los espacios académicos están dispuestas las
estrategias de registro que garantizan pensar
lo que se piensa.
c. La autonomía es una emergencia. Es una propiedad que se cualifica con la diversificación y
multiplicidad de las referencias culturales.
d. La práctica de ingeniería es una metáfora cuya
semejanza sucede en las relaciones entre la técnica y la cultura. Es pensada desde el diseño,
esto comporta una anticipación de las mutaciones de la metáfora y el uso de estas mutaciones para transformar el estar en el mundo.
La participación de los estudiantes
en su aprendizaje. El paso de la
investigación a la acción pragmática
Se encuentran en la discusión con los profesores
dos espacios (PIM I y PIM IV) con dinámicas
vinculantes y experiencias que podían ser replicadas
en el resto de las prácticas de ingeniería en el currículo. En el debate que se hizo en el grupo de discusión, aparecen elementos que son usados para los
nuevos diseños de estas asignaturas, es el caso del uso
de la intuición como método y de la construcción de
problemas en la reformulación de la planeación
curricular que más adelante será abordado. En la
enunciación misma del sentido de este anterior lugar
del currículo, se insiste en la participación de los profesores. Esta función vital de los profesores releva el
papel heterónomo, exigiendo un desplazamiento de las
relaciones de poder. Ha sido un reto porque en su nueva
función, el profesor instala un dispositivo de aprendizaje con unos problemas que disocian las jerarquías.
La participación como lugar de lo político le ha restituido al saber práctico su estatus de discurso sobre la
acción moral, o sea, alcanzar el bien común y la felicidad de la comunidad (Ferrater, 2004) y viene descu-
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
MARÍA ESTHER GALVIS: Bogotá, 1982.
TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA
N ÓMADAS
231
MARÍA ESTHER GALVIS: Zurich, Suiza, 1993.
232
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
briendo que el diseño es mucho más que unas fases de
actividades en un libro de diseño mecánico.
El Oscilador Bípedo Gravitatorio
(OBG), el juego en la Práctica de
Ingeniería Mecánica I
El diseño, como se estaba entendiendo, corrompía
su rigor; se le llamaba diseño a unas rutinas perfectamente engranadas que copiaban una realidad tras otra,
en un simulacro (Baudrillard, 1984: 47) hasta el infinito. El uso de la intuición retorna oxigenando los predios del diseño después de haber sido expulsada, muy
cerca del sentido común. La ciencia la fue haciendo
cada vez más común, la intuición degradada se está
reivindicando en un enfoque diferente del diseño, retorna y, con ella, aparece el problema, el rigor del problema como dispositivo.
La intuición y el problema emergen como construcciones teóricas que sirven de dispositivo para la discusión en el grupo, como categorías conceptuales para
analizar, interpretar y discutir los hallazgos del trabajo
de investigación. Actualmente, son los presupuestos con
los que funciona la nueva Práctica de Ingeniería Mecánica y el acento en el seguimiento del registro consignado en las bitácoras.
En este espacio académico se actúa emulando la
autonomía de pensar un problema de diseño. Como
la intuición es una razón de la autonomía, plantear
el problema del diseño pasa por el descubrimiento,
pero fundamentalmente por el invento (Delueze,
1987: 12). Inventar el problema del diseño es ir usando la intuición como método. El primer problema de
esta serie ha sido determinar si la intuición como
método filosófico (expresión) puede ser usada (apropiación) en el diseño (lenguaje) (Trujillo, 2008: 22).
El segundo problema es determinar si inventar el problema que Deleuze propone con la intuición como
método, favorece el diseño como práctica de ingeniería. La pregunta de cómo ha sido usada la intuición como método no es un problema, porque al estar
planteada con una serie suficiente de experiencias
ya tiene una solución implícita. Para el bergsonismo
esta autonomía recaería en el poder de tomar las
decisiones, en construir los problemas propios. La respuesta ya ha sido descrita: en el juego, una combinación de alea y agon5 (Caillois, 1997: 131-146). El juego
reúne en una metáfora dimensiones lejanas de la racionalidad, de las racionalidades. El juego es una
provocación para usar la intuición como método de
diseño.
Y cuando le explico aritmética
le resulta tan abstracta
que de flores y banderas
me llena toda la página.
[...]
y cuentan los que la vieron
que en aquella tarde amarga
en que no vino el maestro
era la que más lloraba.
Raúl Ferrer
Los juegos se van construyendo en PIM I en su relación con el enunciado, en este caso se relacionan con
la oscilación, con la condición de dos apoyos para la
estabilidad de la oscilación y la referencia al trabajo de
la gravedad para mantener el dispositivo en dichas condiciones, siendo todas estas gramáticas del enunciado.
Hay numerosos juegos en la cultura cuyo signo ha sido
la oscilación, por ejemplo, los juegos con cuerdas. Rehabilitando estos juegos, enriqueciéndolos con nuevas
reglas, el estudiante reconoce el saber práctico de los
juegos y participa de la multiplicidad de posibilidades
que inauguran en el diseño. Muchos otros juegos comportan equilibrio estático y dinámico, la rayuela, verbigracia. Gran cantidad de ellos, requieren del favor de
la gravedad para que unos jugadores puedan sacar ventaja sobre los otros, tal como ocurre con todos los juegos en la red. Además de jugar con el enunciado y
precisamente por esto, aparecen las primeras imágenes
del futuro dispositivo. Este dispositivo se entiende como
una materialidad y lo que se esperaba en ingeniería mecánica se desbordaba en exposiciones de fotografías,
cuentos de ciencia-ficción, esculturas, etcétera.
La sugerencia de diseño para el trabajo que se hace
tiene unos campos intuitivos. El uso de la bitácora
(Trujillo y Rojas, 2007: 91) como campo habitual pone
el acento en el imperativo cultural del uso (Baudrillard,
2004: 31). La bitácora es el registro de lo que se dice y
hace, de lo que se piensa. El profesor que participa del
proceso lo hace también con su bitácora donde registra
en igualdad de oportunidades y considerando siempre
público el acceso a todos los registros que se producen.
El registro que se habitúa en el soporte material se usa
para el planteamiento del problema de diseño. La bitácora es una palabra-metáfora (Borges, 2001: 37), similar
TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA
N ÓMADAS
233
al mueble de la rosa de los vientos, donde se depositaban la brújula y el registro de las incidencias de la navegación. Con el diario del navegante, se trazaron los
mapas de la expansión geográfica moderna y pudieron
regresar a casa los adelantados colonizadores, a iniciar
la noción de Occidente.
Es el enunciado el que desata la acción. Para un
momento puede detener la relación inefable entre discurso y acción, ese remolino de relaciones dinámicas.
La insistencia en estas organizaciones de redes de enunciados configura un tipo de subjetividad en un horizonte de sentido. Las derivadas del enunciado, los sujetos
que emergen de ahí, son habituales a los desplazamientos epistemológicos periódicos, el uso con imperativo
cultural de la bitácora desplaza estas habitaciones. Del
enunciado, el sujeto se deriva para satisfacer las relaciones en que se inscribe. Esta derivación maquínica
hace emerger un sujeto de la vida, el trabajo y el lenguaje (Foucault, 1984: 245-294); la vida del ingeniero,
el trabajo del ingeniero y el lenguaje de la ingeniería.
El OBG no es solamente un facto imaginado, no es sólo
eso el diseño. Es, por lo menos, una relación en esta
derivación de los enunciados, que desata en el pensamiento el problema 6 de la creación. Esta es la ideafuerza de este dispositivo. Un dispositivo que parte de
un enunciado, un enunciado-acertijo, un enunciado
provocador. Este acertijo provocador moviliza pensar la
vida del ingeniero, el trabajo del ingeniero y su lenguaje. El lenguaje del ingeniero, que se construye como
discurso con el grupo de profesores del Departamento
de Ingeniería Mecánica. El movimiento más amplio
cubre el enunciado-acertijo y las discusiones sobre la
intuición que se dan en las reuniones con los profesores
y viceversa, es decir, cómo usar las emergencias del grupo de discusión para definir estrategias educativas en
el salón de clase. Comprender esto es vital para el sentido con que se construye esta narrativa en la investigación y para legitimar el uso de la reunión de
Departamento y la entrevista como técnicas e instrumentos de investigación cualitativa.
De la discusión sobre la intuición en el grupo de
profesores emerge el rescate del texto sobre Bergson
que escribe Deleuze (1987: 9). La intuición como
método es el problema que se formula en el proceso y
en relación con los falsos problemas. Específicamente
el falso problema de la instrumentalidad, o sea, que la
repetición de movimientos musculares y de una habi-
234
N ÓMADAS
lidad para conseguir estos movimientos, es suficiente
para el conocimiento de la profesión y la disciplina de
la ingeniería. Apartando el falso problema, es posible,
con el método de la intuición de Bergson-Deleuze,
recoger la discusión en torno a si la intuición es el
problema que inicia a los estudiantes en las Prácticas
de Ingeniería Mecánica, y si tres semestres más adelante los estudiantes pueden usar estas herramientas
en la intervención en la comunidad con las suficientes competencias.
Actuando desde el enunciado-acertijo se configura una imaginación, una ampliación en el acceso a
la cultura. El OBG demanda, en la instancia más visible que ha rescatado esta indagación, una pregunta
por el cuerpo humano, por la fisiología del equilibrio y
la estabilidad, por las proporciones de los segmentos,
por los mecanismos de articulación, por la actuación
de los músculos para restituir el equilibrio y la estabilidad en la marcha. La necesidad de pensar la oscilación bípeda demanda del conocimiento el conocimiento
mismo, esta dimensión a donde lleva el pensar. El enunciado desata nuevos intereses para la ingeniería. El
interés por la bioingeniería, pero también el interés
existente por la danza, por la expresión corporal y por
el deporte. La bioingeniería es una línea-fuerza, una
línea de poder en el currículo formal que se le presenta al estudiante como un interés explícito de la institución educativa. En el marco de “las Prácticas de
Ingeniería Mecánica IV”, se plasma este interés con
un espacio de intervención que se fortalece con el
convenio de la Secretaría de Salud y que se desarrolla
en Vista Hermosa –barrio de Ciudad Bolívar–. Esta
práctica hace parte de los ajustes curriculares que
permiten definir el problema en torno a las disposiciones de salud en territorios vulnerados, propuesto por
el convenio con la Secretaría; por lo tanto, el problema de pensar la práctica de ingeniería se complementa con un nuevo enfoque que recupera el sentido
político y social, presente en toda práctica.
La observación participativa es parte esencial de la
metodología de diseño con el OBG, porque con este
mecanismo se consolida el diseño como una emergencia de las disposiciones sociales y enlaza con el futuro
trabajo de intervención que se realiza en PIM IV. Las
dinámicas de taller en el espacio académico PIM I están soportadas por la idea-fuerza de que la enunciación
colectiva de los resultados del diseño configura
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
agenciamientos disponibles en cualquier momento. Con
el agenciamiento en construcción, el estudiante interviene en la localidad, en el curso del espacio académico que tiene ese acento, PIM IV, el cual está vinculado
directamente con el convenio con la Secretaría de Salud. Convenio que, como se ha dicho, ha estado coordinando la ingeniera Yolanda Torres. El agenciamiento
que se logra con la socialización y la consulta de otros
saberes, es el que en PIM IV construye un inventario
sobre la técnica en el uso de dispositivos biomédicos
para la rehabilitación de la discapacidad. La intervención parte de PIM IV, un espacio donde se visibiliza el
campo de lo social (Bourdieu y Wacquant, 1995: 6399) y los saberes que sobre el enunciado la comunidad
de interés tiene. El enunciado del levantamiento tecnológico está precedido por una observación participativa y por la construcción de una red de enunciados
que en la bitácora los estudiantes registran. La relación
con el registro configura en los estudiantes una posibilidad para el pensamiento en el estudio de las propias
prácticas: pensar cómo se conoce y no sólo un pensar
como conocimiento. Pensar como conocimiento le ha
dado cierta linealidad a la acción-discurso en la homologación que se enuncia con ese símil. Aquí se ha tratado de comprender la diferencia entre el conocimiento
y el pensar, insistiendo en que hacer esta separación
analítica es afirmar un sentido discursivo, no sólo porque se trata de una cuestión semántica, sino porque es
reconocer que hay movimientos entre el conocimiento
y el pensamiento que nos interesan en este estudio. Estos movimientos son los que se inauguran en la PIM I,
movimientos hacia otras disciplinas y profesiones. Los
movimientos de este tipo oscilan entre las posibilidades
de la existencia misma, la relación con la vida, el trabajo y el lenguaje; la relación consigo mismo, con el
cuidado de sí (Foucault, 1990: 50). El desplazamiento
hacia la fisiología y la filosofía no sólo ha sido un capricho del profesor-investigador, también ha sido una posibilidad de relación con la futura intervención en otros
escenarios. El sentido que se ha ido inaugurando hacia
el futuro tiene la forma de un devenir donde el futuro
actualiza el presente. Son las variables que están en
juego en el modelo (Black, 1966: 231), el diseño y el
proyecto. El discurso que trata de construir es el de un
metadiseño, diseñar el diseño. Esta imagen tiene un
uso, el uso que se le ha dado en la investigación sobre
las prácticas de ingeniería. Diseñar como se diseña. El
diseño sesgado por el proyecto ha declarado los intereses técnicos, pero también los prácticos y los críticos.
Con el OBG, con ese enunciado, se moviliza la pregunta por lo otro en relación con lo propio aproximado
al conocimiento fisiológico de las geometrías y la mecánica del movimiento, de la gravedad como metáfora de
la subjetivación y de una episteme. La visibilización de
la semejanza entre estas relaciones, el mapa de la gravedad en las leyes que comandan la mecánica clásica,
formando una metáfora con el agenciamiento. Las disposiciones para el aprovechamiento técnico de la gravedad tienen semejanza en sus diferencias. Diferencias
porque pertenecen a lenguajes entendidos como distintos, la gravedad y el agenciamiento. El lenguaje de
la física se ha ocupado de construir una narrativa sobre
esa aceleración y el lenguaje de la filosofía, del deseo
que otorga al sujeto un cuerpo enunciativo. El problema como se enuncia se refiere a si una expresión de un
lenguaje puede pertenecer al otro. Esta noción de problema, es una noción semiológica que aporta luces sobre cómo ir formulando los problemas con la intuición
como método.
El OBG es un dispositivo posible que surge del interés por empoderar la creación, reconocer la relación
que los estudiantes tienen en la experiencia de diseño
y disponer un escenario para trazar las redes de vínculos que posee la cultura. El escenario social tiene formas semejantes con el enfoque etnográfico de las
prácticas de ingeniería. Los estudiantes dicen en público haber comprendido cuáles son algunas de las relaciones que favorecen la realización con un posible.
La red que se presenta es una red de sentidos, la
descripción de esta red se ha llevado a cabo a través de
la descripción de los procesos académicos en un currículo que se sabe social. La relación que se encuentra
entre estos dos espacios académicos de práctica de ingeniería ha dado pistas para comprender las relaciones
que configuran el tipo de sujeto que queremos como
educadores, como sujetos visibles de la educación.
La consulta y participación de la
comunidad en los espacios de
intervención técnica para la
rehabilitación
El otro instrumento etnográfico utilizado para esta
indagación fue la entrevista hecha a la ingeniera
Yolanda Torres. La escogencia fue determinada por la
TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA
N ÓMADAS
235
conveniencia de la marginación de la ingeniera del grupo de discusión, y se hizo necesario el correlato de la
coordinadora del convenio donde participan activamente los estudiantes que cursan PIM IV. Esta indagación
tiene múltiples facetas de las cuales aquí hay espacio
para describir sólo algunas.
La profesora Yolanda está construyendo su pregunta de investigación para el Doctorado en Ingeniería
Biomédica, y las tres conversaciones sobre rehabilitación y ciencias de la complejidad que se sostuvieron, se
convirtieron en material de análisis.
El foco de atención de estas conversaciones fue el
trabajo de bioingeniría que se llevó a cabo en Ciudad
Bolívar. Esta intervención fue mediada por un convenio suscrito entre la Universidad Central y la Secretaría de Salud del Distrito Capital. El objeto de la
intervención era la discapacidad y el servicio de rehabilitación hospitalaria y comunitaria. Se presentó el trabajo de la profesora Yolanda como una cartografía de la
técnica, un trazado de las relaciones tejidas en el territorio, relaciones de comunicación, deseo, poder y saber. Este mapa es usado por la ingeniera para visibilizar
las relaciones en la intervención que se pueden satisfacer en la técnica, relaciones que favorezcan la transformación de las condiciones de marginalización presentes
por efecto de una exclusión social sistemática. La rehabilitación con base en la comunidad (RBC) interviene
el territorio con el convenio e introduce una perturbación que puede desarrollar una respuesta favorable en
la transformación de las condiciones de marginalización
y heteronomía. La ingeniera Yolanda señaló que trazaba un mapa donde la comunidad recibía los dispositivos
diseñados por los estudiantes que hacían efectivo el
convenio.
El sistema es mirado y dicho con dos categorías:
ambiente y colocación. Estas categorías responden al uso
de la técnica de rehabilitación para la discapacidad.
La colocación es el imperativo técnico de este uso, sus
funciones; el ambiente es el imperativo cultural, los signos de las líneas de relación georeferenciadas en el uso
de las técnicas de rehabilitación.
La pregunta pareciera ser en estos momentos la siguiente ¿Cuáles son las relaciones que hay que satisfacer con la intervención biomédica del territorio para
favorecer el tipo de sociedad que queremos? Esta es
236
N ÓMADAS
una metáfora que proviene de la comprensión de lo vivo
y de los mecanismos autopoiéticos. La pregunta es un
desplazamiento de la satisfacción de las necesidades a
la satisfacción de las relaciones7 , la pregunta por la satisfacción de las relaciones es una pregunta política. La
política entendida como lo hace Hannah Arendt8 (1993:
47), en la forma del zoon politikon, a partir de las relaciones entre los hombres como categoría perteneciente
al género de las ciencias políticas.
La potencia de esta propuesta está en la afectividad
de la intervención. Afectividad que está dada por la
red de metáforas que se producen con la rehabilitación
y el uso de la técnica. Bajo esta perspectiva, un grado
de satisfacción recogido con instrumentos reduccionistas
no puede considerar las variables políticas porque estas
sólo pueden ser invisibilizadas a través de las relaciones
de poder que se tensionan con la intervención del investigador en la comunidad. Es aquí donde adquiere
relieve la consulta que se hace en el territorio, el reconocimiento de los sujetos que son afectados por la rehabilitación de la discapacidad en las decisiones para
el diseño de dispositivos biomédicos. La participación,
la consulta y la rendición transforman las relaciones con
la técnica de rehabilitación de forma que se pueda transformar a su vez el uso de la técnica. La discusión se
desplaza entre los sistemas asistencialistas que transfieren técnica y los sistemas constructivistas radicales9
(Von Glasersfeld, 2001), que desde la relación con el
territorio participan de estas relaciones, reconociendo
los saberes y las prácticas en la rehabilitación de la
discapacidad.
El espacio académico Prácticas de Ingeniería participa de estas relaciones, trazando el territorio de la consulta, el de las relaciones de poder, deseo, saber y
comunicación, el de los signos de la cultura en la comunidad intervenida. La cartografía social que los estudiantes configuran con la participación de los
interesados en el uso de la técnica para la rehabilitación de la discapacidad, es un material importante para
la investigación sobre estos usos. El espacio curricular
se relaciona con las emergencias sociales, construyendo un marco de referencia para pensar el territorio
interviniéndolo.
Esta construcción por emergencia ha comenzado con
el desplazamiento de la pregunta sobre la transformación, continúa con la intuición de unas categorías que
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
dinamizan el relato de la investigación, y concluye por
reconocer la complejidad y las propias emergencias que
no pueden ser visibles sin una continua mirada sobre el
territorio.
El detenimiento en esta conversación con la ingeniera Yolanda se debe a que se considera vital para
comprender la práctica de ingeniería que están haciendo los estudiantes y cómo esta afecta un currículo
que tiene la pretensión de estar en construcción social. La emergencia (Rodríguez, 2008: 33) a la que se
refiere este texto es una producción del dispositivo
hegemónico, una grieta por donde se ordena una disposición nueva, una disposición política que configura a un sujeto político. El estudiante de ingeniería
mecánica se configura en una subjetividad que teje,
desde la participación, la consulta y la rendición, una
posibilidad de intervenir el territorio social y afectar
el currículo; intervenir y afectar a su vez al sujeto político que se configura con el dispositivo curricular en
la línea de investigación en bioingeniería. ¿Cuál es
entonces esta emergencia? La emergencia es una racionalidad crítica donde se visibilizan las formaciones
de exclusión e inequidad en los dispositivos de acceso
a la técnica, una crítica que afecta el cuerpo curricular,
el campo de estas relaciones. La emergencia es el reconocimiento del imperativo cultural en el uso de la
técnica, el interés emancipatorio, la metáfora como
posibilidad de la semejanza en las relaciones de poder,
deseo, saber y comunicación (Trujillo, 2008: 25). La
emergencia es ver y decir los currículos que diacrónicamente habitan las relaciones de la Universidad, la investigación y la sociedad.
asignatura convencional con temas, no es un taller o un laboratorio, no es una pasantía, no es visita industrial”.
4
Las emergencias son propiedades o cualidades surgidas de la organización de elementos o constituyentes diversos asociados a un
todo, no deducibles a partir de las cualidades o propiedades de los
constituyentes aislados, e irreductibles a estos constituyentes. Las
emergencias no son epifenómenos, ni superestructuras, sino las
cualidades superiores surgidas de la complejidad organizadora.
Pueden retroactuar sobre los constituyentes confiriéndoles las cualidades del todo.
5
Las combinaciones del alea y del agon son un libre juego de la
voluntad a partir de la satisfacción que se siente al vencer una
dificultad concebida de manera arbitraria y aceptada por voluntad
propia. El agon y el alea, es decir, en este caso, el mérito y el
nacimiento, aparecen como elementos primordiales y, por demás,
complementarios del juego social.
6
Gran parte de la idea de problema que se presenta aquí es tomada
de conversaciones con el profesor Carlos Reynoso, de la Universidad de Buenos Aires, Doctor en Antropológica y unos de los
pensadores de la complejidad que más crítico es con la misma.
7
Las necesidades son relaciones de poder y deseo, siempre quedan
por fuera las relaciones de comunicación y saber
8
La política nace en el entre-los hombres, por lo tanto completamente fuera del hombre. De ahí que no haya ninguna substancia
propiamente política. La política surge en el entre y se establece
como relación.
9
El conocimiento no se recibe pasivamente, ni a través de los sentidos, ni por medio de la comunicación, sino que es construido activamente por el sujeto cognoscente. La función de la cognición es
adaptativa y sirve a la organización del mundo experiencial del
sujeto, no al descubrimiento de una realidad ontológica objetiva.
Bibliografía
ARENDT, Hannah, 1993, La condición humana, Barcelona, Paidós.
________, 1978, La vida del espíritu: El pensar, la voluntad y el juicio en
la filosofía en la política, México, Paidós.
Citas
1
2
3
Ingeniero Carlos Gordillo, ingeniero Edwin Gómez, ingeniero
Nelson Correa, ingeniero Fernando Mejía, ingeniero Jorge León,
ingeniero Rafael Acero, ingeniero Misael Nova, ingeniero Diego
Ospina, ingeniero Álvaro Peralta, ingeniera Angélica Ramírez, ingeniero Aliex Trujillo, ingeniero Rubén Llanes, ingeniero Pedro
Pérez, ingeniero Hernán Cortés, ingeniero Oswaldo Vergara, ingeniero Alfonso Guevara.
________, 1997, ¿Qué es la política?, Barcelona, Paidós.
BAUDRILLARD, Jean, 2004, El sistema de los objetos, Barcelona, Siglo XXI.
________, 1984, Cultura y simulacro, Barcelona, Kairós.
BLACK, Max, 1966, Modelos y metáforas, Madrid, Tecnos.
BOURDIEU, Pierre y Loïc Wacquant, 1995, Respuestas por una antropología reflexiva, México D.F., Grijalbo.
BORGES, Jorge Luís, 2001, Arte poética: seis conferencias, Barcelona,
Crítica.
Yolanda es egresada de la Universidad Central, Maestría en ingeniería en la Universidad de los Andes y prepara su Doctorado en
Ingeniería Biomédica en la Universidad Autónoma de México,
becada por la Universidad Central.
CAILLOIS, Roger, 1997, Acercamiento a lo imaginario, México, Fondo de Cultura Económica.
En el registro sonoro, el director de departamento, ingeniero
Fernando Mejía, dice: “Las prácticas de ingeniería no son una
________, 1993, ¿Qué es la filosofía?, Barcelona, Anagrama.
DELEUZE, Gilles, 1987, El bergsonismo, Madrid, Cátedra.
TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA
N ÓMADAS
237
FERRATER, José, 2004, Diccionario de filosofía, Barcelona, Ariel.
FOUCAULT, Michel, 1990, Tecnologías del yo y otros textos afines,
Barcelona, Paidós.
________, 1984, Las palabras y las cosas, México, Siglo XXI.
GIROUX, Henry, 2004, Teoría y resistencia en educación, México
D.F., Siglo XXI.
________, 2003, Pedagogía y política de la esperanza: teoría, cultura y
enseñanza: una antología crítica, Buenos Aires/Madrid, Amorrortu.
HABERMAS, Jünger, 1997, Conocimiento e interés, Valencia,
Universitat de València.
MORIN, Edgar, 2006, El método VI: ética, Madrid, Cátedra.
RICOEUR, Paul, 2001, La metáfora viva, Madrid, Trotta.
RODRIGUEZ, Julio, 2008, “La innovación como propiedad emergente”, en: Grupo Complexus (comp.), Redes y Emergencia, Bogotá, Universidad Central/Universidad Nacional de Colombia.
SANTOS, Boaventura, 1998, De la mano de Alicia: lo social y lo
político en la postmodernidad, Bogotá, Uniandes/Siglo del
Hombre.
TRUJILLO, Aliex y Rosaura Rojas, 2007, “Apatía, subjetivación y
cuaderno escolar”, en: Nodos y Nudos, No. 22, Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, enero-junio.
TRUJILLO, Aliex, 2008. “Una aproximación cartográfica al diseño en ingeniería”, en: Grupo Complexus (comp.), Redes y
Emergencias, Bogotá, Universidad Central/Universidad
Nacional.
VINCK, Dominique, 2003, Everyday Engineering: An Ethnography of
Design and Innovation, Londres/Cambridge, Mass.
VON GLASERSFELD, Ernst, 2001, “Introducción al constructivismo radical”, en: Watzlawick Paul (comp.), La realidad
inventada: ¿cómo sabemos lo que creemos saber?, Barcelona,
Gedisa.
MARÍA E STHER GALVIS: Barrancabermeja, Colombia, 1978.
238
N ÓMADAS
NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA
MARÍA
ESTHER
GALVIS
Ambalema, Colombia, 1982.
Nació en Santander y expone desde 1982. Es Magíster en Artes Plásticas y Visuales, y estudió fotografía
con Crhistian Miloranoff, Arnaud Class, Bruno Jarret, Dennis Briht, Brigitte Langevin, entre otros. Ha
sido docente especial en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional y directora del Departamento
de Bellas Artes y profesora de audiovisuales de la Universidad Jorge Tadeo Lozano.
En 1995 recibió el Premio ILFORD al mejor portafolio en blanco y negro en América Latina. Coleccionan
obra suya el Museo Nacional de Colombia, el Museo de Arte Moderno de Bogotá y Casa de las Américas
de La Habana, Cuba.
Bogotá, 2000.
TRUJILLO GARCÍA, A.: LA EMERGENCIA EN EL CURRÍCULO SOCIAL. LA PRÁCTICA DE LA INGENIERÍA
Bogotá, 1985.
N ÓMADAS
239
Descargar