PÚBLICO Índice AI: AMR 51/013/2001/s 19 de enero del 2001 Más información (actualización núm. 1) sobre EXTRA 01/01 (AMR 51/01/01/s, del 4 de enero del 2001) - Pena de muerte y preocupación jurídica EE. UU. (Arizona)José Jacobo Amaya Ruiz, ciudadano salvadoreño, de 41 años de edad Un juez de un tribunal federal de primera instancia de Estados Unidos ha suspendido la ejecución de José Amaya Ruiz, prevista en Arizona para el 18 de enero del 2001. José Amaya Ruiz fue condenado a muerte en 1986 por el asesinato de Kimberly Lopez, cometido en casa de ésta el 28 de marzo de 1985. El ahora condenado, inmigrante ilegal de El Salvador, estaba empleado por Lopez y su esposo en el rancho que ambos poseían cerca de Tucson. En 1999, José Amaya Ruiz, que tiene un largo historial de graves enfermedades mentales, fue declarado legalmente demente por un tribunal después de que dos médicos concluyeron que no comprendía ni el motivo ni la realidad de su condena de muerte. Sin embargo, tras someterlo a tratamiento en una institución mental, en el 2000 un médico dijo que José Amaya Ruiz había recuperado la aptitud mental, y el estado fijó la fecha de ejecución. El juez federal que dictó la suspensión escribió que, según la ley de Arizona, «la decisión sobre si un preso ha recuperado la aptitud mental y sobre cuándo lo ha hecho recae exclusivamente en el director médico del hospital estatal [...] Un preso declarado no apto por un juez de un tribunal superior y posteriormente declarado apto por el hospital estatal no dispone de ningún método directo para impugnar la decisión del médico del estado. La legislación no establece que deba celebrarse una vista ante un juez para determinar si la evaluación del hospital es suficiente o fiable [...] ni tampoco establece el nombramiento de expertos de la defensa para examinar al preso, la celebración de una vista para presentar cualquier prueba o testimonio que contradiga el informe del hospital, o el derecho a apelar ante la Corte Suprema de Arizona [...]». El juez concluyó que, en virtud de las disposiciones de la Constitución de Estados Unidos (Ford contra Wainwright, 1986), «los procedimientos de Arizona son sustancialmente inadecuados para proteger el derecho del apelante a una redeterminación justa de su aptitud mental». El juez citó las leyes de otros estados del país (Tennessee, California, Kentucky, Misisipi, Montana, Nebraska, Nueva York y Wyoming) que establecen o permiten la celebración de una vista judicial cuando el estado alegue que un preso ha recuperado la cordura y vuelve a ser apto para ser ejecutado. El juez dictaminó que José Amaya Ruiz tiene derecho a una vista federal en la que se estudien las pruebas y testimonios sobre su aptitud mental, y dijo que «es preciso suspender la ejecución para que dicha vista pueda celebrarse de forma adecuada». La fiscalía se opuso a la suspensión, pero no consiguió que fuera anulada. En la EXTRA original se dijo que, en 1985, un psicólogo designado por el estado calculó que José Amaya Ruiz tenía un cociente intelectual de entre 65 y 75. Desde entonces, Amnistía Internacional ha recibido información que indica que, en 1994, un psicólogo clínico examinó a José Amaya Ruiz y concluyó que su cociente intelectual oscilaba entre 51 y 53, lo que indica una seria deficiencia mental. No se requiere ninguna nueva acción de la Red de Acción Urgente. La abogada de José Amaya Ruiz ha pedido que hagamos llegar su agradecimiento a todos los que le enviaron llamamientos.