Cuando decidí viajar a Samui sabía que iba a una isla al sur de Tailandia; un lugar de entrada exótico para cualquier español que no esté demasiado acostumbrado a viajar por Ásia. En Samui me esperaba The Kala. Como cualquier turista que elige un hotel, consulté previamente su página web y las fotografías que vi me gustaron. Parecía un establecimiento elegante, discreto y que rebosaba paz; muy en la línea de lo que ahora está de moda en Occidente: el “estilo zen”. El eslogan de The Kala es: “where time still standing…”, Pero ¿Sería verdad? A mi llegada al The Kala me sorprendió el aire de paz y tranquilidad que allí se respiraba. Pero era de noche y cualquier hotel al que llegas a esas horas suele ser tranquilo. Al amanecer descubrí, a la luz del sol, que estaba en un lugar de ensueño. La habitación, una deluxe room, era preciosa. De entrada me pareció grande, amplia y, sobre todo, algo que sería la tónica general de todo el hotel: unas instalaciones exquisitamente decoradas. Si algo define mi estancia en The Kala es el lujo en los detalles, la exquisitez con la que está todo preparado. Desde los productos para el aseo personal hasta el mobiliario del hotel (de estilo colonial antiguo)… Todo está pensado para el mimo constante hacia el cliente. Para que no quiera salir del hotel. The Kala es un hotel familiar creado sobre la falda de una montaña que va a morir al mar. Es curiosa la historia de este joven hotel: el propietario heredó esas tierras de su familia, dedicada a la recolección del coco. Ahora, reconvertida la zona en hotel de lujo, su propietario (hijo y nieto de aquellos recolectores de coco) ha querido rendir homenaje a su familia manteniendo el coco como elemento clave en la filosofía del establecimiento. Así, el visitante no tendrá que colgar el típico cartel de “No molesten”, sino colocar a la puerta de la habitación un coco blanco. Si de lo contrario, desea que la habitación sea limpiada y arreglada, deberá colocar en su puerta el coco negro. El coco perfuma las instalaciones, decora el recinto y está presente en los jabones y en los riquísimos platos thai que prepara el cheff del hotel. Pasear por The Kala es moverse a través del lujo, la tranquilidad y el silencio (solo roto noche y día por las olas del mar rompiendo en las rocas y los grillos que cantan al anochecer). Y todo en plena naturaleza, ya que el hotel conserva la mayoría de la vegetación natural de la montaña sobre la que se emplaza el establecimiento. The Kala no es el hotel al uso en el que te relajas en una playa particular con hamacas. En The Kala desciendes hasta las rocas que están a los pies de tu habitación. Estás a solas, en la intimidad. Nadie te ve. Nadie te molesta. Otro de los puntos fuertes del hotel son las vistas. Desayunas al aire libre frente a unas impresionantes vistas de la bahía. Amaneces, y al retirar las cortinas de tu habitación ves una postal de palmeras y rocas, de jungla y casitas de madera. Contemplar las vistas es una de las experiencias que más gratifican del hotel. Tuve ocasión, durante mi visita, de pernoctar también en una de las siete pool villas, unas impresionantes casitas con piscina particular, terraza y escaleras privadas para bajar a las rocas del mar. Todo lo que uno sueña cuando piensa en escaparse del estrés y la monotonía del día a día en España y perderse por un paraíso en la tierra. Las pool villas son especialmente recomendables para los recién casados. En tu propia habitación, junto a tu piscina, puedes desayunar, recibir masajes… El hotel cuenta con dos puntos fuertes más: un servicio de spa esmeradísimo (con unos buenos profesionales conocedores del verdadero masaje thai) y un personal joven y dinámico que consigue que te sientas como en tu propia casa. El cliente que busque un ambiente acogedor lo encontrará pero el que quiera mimo y atenciones va a disfrutar. Este es otro de los valores del hotel: la discreción y buen trato que ofrece todo el personal. Sin duda The Kala es un hotel para el viajero que busca paz y huye de las noches ruidosas de algunas playas de Samui. Un hotel recomendado, sobre todo, para aquellas parejas que desean por unos días sentirse en un auténtico paraíso. Este hotel no busca el lujo por el lujo. El placer no reside solo en lo que ofrece sino en cómo lo ofrece. Al final de mi estancia, camino al aeropuerto concluí que el eslogan del hotel es cierto. Si en un lugar se detiene el tiempo es, sin duda, en The Kala. O eso le gustaría a todo aquel que se hospeda allí: quedarse para siempre. Alicia García Escribano Directora y presentadora del programa “Barcelonautes” 25tv http://www.c25tv.com