Tema 3: El método comparativo 1. Método comparativo evolucionista Con este método se quería demostrar la tesis vigente entonces de que todas las culturas evolucionaban de igual forma; esto les permitía clasificar las sociedades con arreglo al estado de evolución (más primitivo o más avanzado) en el que se encontraban en relación con su propia cultura. Los evolucionistas se servían del método comparativo para tratar de enunciar las leyes del desarrollo cultural, que pretendía descubrir la evolución de la humanidad. Este método tuvo críticas de Radcliffe-Brown, Boas y Murdock. 2. El método comparativo en la antropología social (Radcliffe-Brown) 2.1 Crítica al método comparativo Es representante de la escuela inglesa. Su crítica se basa en el rechazo del término etnología por la aplicación que ésta hacía del método comparativo vinculado a las teorías evolucionistas e historicistas. Considera que la comparación en antropología no debe pretender una reconstrucción histórica de las sociedades a través de la comparación de los rasgos semejantes compartidos entre diferentes sociedades. Según él, se debe prestar atención a las leyes que rigen los fenómenos y el estudio de estas regularidades que es lo que denomina antropología. El método comparativo debe consistir en pasar de los hechos particulares a los generales y de estos a los universales. El método comparativo debe explicar o constatar las regularidades (que es lo que hace la etnología) y debe relacionarlas con una tendencia general (que es lo que hace la antropología). Ambos procedimientos son complementarios porque el método histórico (etnología) aporta las proposiciones particulares y el comparativo (antropología) las generales. 2.2 Resumen de la lectura El método comparativo consiste en pasar de lo particular a lo general, de lo general a lo más general con vistas a alcanzar de esa forma lo universal, las características que se pueden encontrar con formas diferentes en todas las sociedades humanas. Se puede poner como ejemplo, la existencia de mitades exógamas de Australia que reciben los nombres del halcónáguila y del grajo, esto es un rasgo particular de una región particular. Mediante comparaciones con otras sociedades, algunas de ellas no australianas, se puede ver que no se trata de algo particular o peculiar de una región, sino que es un ejemplo de determinadas tendencias generales difundidas en las sociedades humanas. De ese modo se sustituye un problema particular del tipo de los que requieren una explicación histórica, por determinados problemas generales. Existe el problema del totemismo como fenómeno social en el que se da una asociación especial de un grupo social con una especie natural. Otro funcionamiento de las relaciones y estructuras sociales basadas en la oposición. Éste es un problema más general que el del totemismo, pues es el de cómo puede usarse la oposición con vistas a la integración social. Y así se pasa de lo particular a lo general, y de lo general a lo universal. 1 Además, el método comparativo no sólo se limita a formular problemas, que constituye el inicio de cualquier investigación, sino que proporciona material mediante el cual se pueden dar los primeros pasos hacia la solución. Un estudio del sistema de las mitades en Australia puede dar resultados que serían muy valiosos para la teoría de la sociedad humana. Radcliffe-Brown cita a Boas, que distingue las dos tareas de que puede ocuparse el antropólogo en el estudio de la sociedad primitiva, que requieren dos métodos disntintos: 1. método histórico: por el que se “explica” la existencia de un rasgo particular de una sociedad particular como resultado de una sucesión de acontecimientos particulares. 2. método comparativo: mediante el cual se intenta no “explicar”, sino entender un rasgo particular de una sociedad particular al interpretarlo como un ejemplo particular de un tipo o clase general de fenómenos sociales y, después, relacionarlo con determinada tendencial general o universal de las sociedades humanas. Esta tendencia es lo que en ciertos casos se llama “ley”. La antropología, como estudio de la sociedad primitiva, abarca ambos métodos, ya que el primero se corresponde a la etnología y el segundo a la antropología. Pero, según RadcliffeBrown, deben distinguirse: 1. el método histórico: aportará proposiciones particulares. Dicho de otro modo, la historia, como relación auténtica de la sucesión de acontecimientos en una región particular durante un período de tiempo particular, no puede aportar generalizaciones. (etnología) 2. el método comparativo: aportará proposiciones generales. El método comparativo, como estudio generalizados de los rasgos de las sociedades humanas, no puede aportar historias particulares. (antropología) Por lo tanto, sólo podrá combinarse y adaptarse ambos estudios, cuando se reconozca su diferencia, y por esa razón es por lo que hace treinta años, Radcliffe-Brown insistió en la necesidad urgente de que se hiciera una distinción clara entre la etnología, como estudio histórico de las sociedades primitivas, y la antropología social como rama de la sociología comparada que se ocupa de las sociedades primitivas. Se pueden reservar todas las cuestiones de reconstrucción histórica para la etnología. La antropología formula y ratifica afirmaciones sobre las condiciones de existencia de los sistemas sociales (leyes de la estática social) y las regularidades que se pueden observar en el cambio social (leyes de la dinámica social). Eso sólo puede llevarse a cabo mediante el uso sistemático del método comparativo, y la única justificación de dicho método es la esperanza de que aporte resultados de ese tipo, o, como lo expresó Boas, el conocimiento de las leyes del desarrollo social. Sólo en un estudio integrado y organizado, en que se combinen los estudios históricos y sociológicos, se podrá llegar al entendimiento auténtico del desarrollo de la sociedad humana, cosa que no se ha conseguido, según Radcliffe-Brown. 2 3. Las limitaciones del método comparativo en antropología social (Boas) 3.1 Crítica al método comparativo Boas fue el máximo exponente dentro de la escuela Norteamericana de las reacciones contrarias a la concepción evolucionista de la aplicación del método comparativo. Su crítica se dirigía al uso de las semejanzas culturales con tal de poder probar que se derivaban de las conexiones históricas que había entre estas similitudes culturales. Las interpretaciones erróneas que Boas percibe en las teorías derivadas de esta concepción evolucionista del método comparativo son tres: 1. la similitud de la mente humana no es la explicación adecuada para extrapolar que las culturas son similares debido a ella. 2. las diferencias culturales pueden haber tenido lugar por motivos diferentes según cada cultura. 3. los rasgos similares de diferentes culturas no explican gran cosa acerca de la diversidad ni son tan importante en etnografía como las diferencias culturales. Boas propicia que se cuestione y reflexione de otra forma planteando si existen ideas universales cómo se originan o cómo se explica que un fenómeno cultural se haya desarrollado de forma independiente en ciertos lugares. Lo que Boas propone a cambio es que se estudien las costumbres en particular a la vez que se entiendan como parte de una totalidad y después de este análisis de la individualización podrán elaborarse las generalizaciones. Su apuesta es la de emplear un método científico-inductivo. 3.2 Resumen de la lectura Según Boas, la antropología moderna ha descubierto que la sociedad humana ha crecido y se ha desarrollado en todos los lugares, de tal modo que sus formas, sus opiniones y sus acciones tienen muchos rasgos fundamentales en común. Esto implica que existen leyes que gobiernan el desarrollo de la sociedad; que son aplicables a nuestra sociedad, en tiempos pasados y tierras lejanas; que su conocimiento será un medio de entender las causas que avanzan y retrasan la civilización y que se puede esperar gobernar las acciones para que de ellas se derive el mayor beneficio para la humanidad. Esto correspondería con el objetivo del método histórico, incluso hay antropólogos que declaran que tales investigaciones pertenecen al historiador, y que los estudios antropológicos deben dedicarse a investigaciones sobre las leyes que gobiernan el crecimiento de una sociedad. Mientras las identidades o similitudes de la cultura se consideraban una prueba indiscutible de conexión histórica o de origen común, la nueva escuela se niega a considerarlas como tal, pero las interpreta como resultados del trabajo uniforme de la mente humana. Otros la consideran significativas en resultados y en importancia teórica, comparadas con el funcionamiento de las leyes uniformes que gobiernan la mente humana. 3 Esta moderna visión está fundada en la observación de que los mismos fenómenos éticos se dan entre las más diversas gentes o en la monotonía de las ideas fundamentales de la humanidad por todo el globo. Las ideas más complejas e ilógicas y las costumbres más curiosas y complejas aparecen entre unas pocas tribus aquí y allá de tal manera que la suposición de un origen histórico común se excluye. La idea de una vida futura, inventos como el fuego y el arco, ciertas características elementales de estructura gramatical, nos sugieren la clase de fenómenos a los que se refiere Boas. Cuando se encuentra una analogía de rasgos únicos de cultura común entre gentes distantes, la suposición no es que ha habido una fuente histórica común, sino que han surgido independientemente. El descubrimiento de las ideas universales ha hecho que la propia investigación científica intente responder a dos preguntas referentes a ellas: 1. ¿Cómo se afirman las ideas universales en varias culturas?: las ideas no existen en todos los lugares de forma idéntica, sino que varían. Se ha acumulado material para mostrar que las causas de estas variaciones son a la vez externas, cuando se basan en el entorno, o internas, cuando se basan en condiciones psicológicas. La influencia de los factores externos e internos sobre las ideas elementales expresa un grupo de leyes que gobiernan el crecimiento de la cultura. Para descubrir las causas, hay que emplear un método que aísle y clarifique dichas causas, agrupando las variantes de ciertos fenómenos etnológicos según las condiciones externas bajo las que vive la gente entre quien se encuentra, o según las causas internas que influencian sus mentes; o a la inversa, agrupando estas variantes según sus similitudes. Por este método, se empieza a reconocer qué causas pueden haber ayudado a formar la cultura de la humanidad, aunque se tenga un conocimiento imperfecto de los hechos. Se puede decir que estas investigaciones se usan métodos inductivos y razonados para aislar las causas de los fenómenos observados. 2. Cuál es el origen de estas ideas universales?: esta es una cuestión más difícil de tratar. Se han hecho intentos para descubrir las causas que han llevado a la formación de ideas que se desarrollan con la necesidad de hierro en cualquier lugar donde vive el hombre. Bastian niega que sea posible descubrir las últimas fuentes de invenciones, ideas, costumbres y creencias que son de existencia universal. Pueden ser nativas, pueden ser importadas, pueden haber surgido de varias fuentes. La mente humana está tan formada que las inventa espontáneamente o las acepta siempre que se le ofrecen. Esta es la idea elemental más malentendida de Bastian. Si un fenómeno etnológico se ha desarrollado independientemente en ciertos lugares, su desarrollo ha sido el mismo en todos los lugares o que los mismos fenómenos etnológicos siempre se deben a las mismas causas. Esto lleva a la generalización de que la igualdad de los fenómenos etnológicos encontrados en diversas regiones es una prueba de que la mente humana obedece a las mismas leyes en todos los lugares. Es obvio que si diferentes desarrollos históricos pudiesen llevar a los mismos resultados, entonces esta generalización no sería sostenible. La investigación antropológica que compara fenómenos culturales similares de varias partes del mundo, para descubrir la historia uniforme de su desarrollo, plantea la 4 suposición de que el mismo fenómeno etnológico se ha desarrollado de la misma manera en todos los lugares. Aquí está el defecto en el argumento del nuevo método, ya que no se puede dar tal prueba. Incluso la revisión más rápida muestra que los mismos fenómenos pueden desarrollarse de multitud de maneras. (Crítica al historicismo). Así, se reconoce que la suposición fundamental que a menudo se plantea por los antropólogos modernos no puede aceptarse como verdadera en todos los casos. No se puede decir que la existencia del mismo fenómeno siempre se deba a las mismas causas, y que así demuestra que la mente humana obedece a las mismas leyes en todos los lugares. Se debe exigir que las causas por las que se desarrolló se investiguen y que las comparaciones se limitan a esos fenómenos que son efectos de las mismas causas. En investigaciones sobre las sociedades tribales deben tratarse separadamente de las que se han desarrollado a través de desintegración. Antes de que se hagan comparaciones extensas, debe probarse la posibilidad de comparación del material. Los estudios comparativos explican costumbres e ideas de notable similitud que se encuentran aquí y allí y persiguen el esquema de descubrir las leyes y la historia de la evolución de la sociedad humana. El hecho de que muchas características fundamentales de la cultura sean universales lleva a la conclusión de que hay un gran sistema según el cual la humanidad se ha desarrollado en todos los lugares que todas las variaciones existentes no son más que pequeños detalles en esta gran evolución uniforme. Está claro que esta teoría tiene como base lógica la suposición de que los mismos fenómenos siempre se deben a las mismas causas. Se está de acuerdo en que existen ciertas leyes que gobiernan el crecimiento de la cultura humana, y es el esfuerzo del antropólogo descubrir estas leyes. El objetivo de la investigación es encontrar los procesos por los que se han desarrollado ciertas etapas de la cultura. Se desea aprender las razones por las que tales costumbres y creencias existen, se desea descubrir la historia de su desarrollo. El método que se usa para este fin compara las variaciones bajo las que las costumbres o creencias ocurren y se intenta encontrar la causa común psicológica que subyace a todas ellas. Es el llamado método histórico. Pero hay otro método más seguro. Un estudio detallado de las costumbres en su relación con la cultura total de la tribu que las practica, y en conexión con una investigación de su distribución geográfica entre las tribus vecinas, proporciona un medio de determinar con exactitud las causas históricas que llevaron a la formación de las costumbres en cuestión y a los procesos psicológicos que trabajaron en su desarrollo. Pueden revelar las condiciones ambientales que han creado o modificado los elementos culturales; pueden aclarar factores psicológicos que trabajan para formar la cultura o pueden traer los efectos que las conexiones históricas han tenido sobre el crecimiento de la cultura. Es el método científico-inductivo. Su aplicación se basa en un pequeño territorio geográfico bien definido, y sus comparaciones no se extienden más allá de los límites del área cultural que forma la base del estudio. Sólo cuando se han obtenido resultados definidos con respecto a esta área se permite extender el horizonte más allá de sus límites aunque cuando se encuentra una analogía de 5 rasgos únicos de cultura entre gentes distantes a la suposición no es que haya habido una fuente histórica común, sino que han surgido independientemente. Pero hay que hacer una objeción a aquellos argumentos planteados por los investigadores que afirman que la similitud del entorno geográfico es una causa suficiente para la similitud de la cultura, algunos irán tan lejos como creer que la similitud de la formal del lenguaje puede deberse a causas ambientales. El entorno tiene un efecto limitado sobre la cultura del hombre, pero Boas no ve cómo la visión de que es el moldeador primario de la cultura puede ser defendida por cualquier hecho. Una revisión rápida de las tribus y gentes del globo muestra que la gente más diversa en cultura y lengua viven bajo las mismas condiciones geográficas. Ni un solo hecho observado puede plantearse como defensa de esta hipótesis que no puede explicarse mejor por los hechos conocidos de difusión de la cultura; ya que la antropología nos enseña que las relaciones entre tribus vecinas siempre han existido y se han extendido por grandes áreas. Por lo tanto, donde no puede mostrarse que existe una influencia inmediata del entorno entre las tribus vecinas, la suposición siempre debe estar a favor de la conexión histórica. Los resultados inmediatos del método histórico son historias de las culturas de varias tribus que han sido tema de estudio. La aplicación de este método es la condición indispensable del progreso profundo. Cuando se ha aclarado la historia de una sola cultura y se entienden los efectos del entorno y las condiciones psicológicas que se reflejan en ella, se ha dado un paso adelante, ya que entonces se puede investigar hasta dónde las mismas causas y otras causas trabajaron en el desarrollo de otras generales. Este método es mucho más seguro que el método comparativo, ya que en lugar de una hipótesis sobre el modo de desarrollo, la historia real forma la base de las deducciones. La investigación histórica debe considerarse la prueba crítica que la ciencia debe exigir antes de admitir los hechos como evidencia. La posibilidad de comparación del material recogido debe probarse por sus medios, y la uniformidad de los procesos debe pedirse como prueba de que dicha comparación es posible. También debe mencionarse que cuando puede probarse la conexión histórica entre dos fenómenos, estos no deben admitirse como evidencia independiente. La gran e importante función del método histórico en antropología consiste en su habilidad para descubrir los procesos que, en casos definidos, llevaron al desarrollo de ciertas costumbres. Si la antropología desea establecer las leyes que gobiernan el crecimiento de la cultura, no debe limitarse a comparar los resultados del conocimiento en solitario, sino que siempre que sea factible debe comparar los procesos de crecimiento, y estos pueden descubrirse por medio de estudios de las culturas de pequeñas áreas geográficas. El método comparativo y el método histórico han luchado por la supremacía durante mucho tiempo, pero se puede esperar que cada uno encuentre pronto su hogar y función apropiados. El método histórico ha alcanzado una base más válida al abandonar el engañoso principio de suponer conexiones en cualquier lugar que se encontrasen similitudes de cultura. El método comparativo ha estado desprovisto de resultados definitivos y no será fructífero 6 hasta que no se renuncie al esfuerzo de construir una historia sistemáticamente uniforme de la evolución de la cultura. 4. Los métodos comparativos en Antropología (G. Echeverría) 4.1 Método comparativo de Murdock Fue el creador a mediados del s. XX del HRAF (Human Relations Area Files), un inventario de datos culturales tomados de una amplia muestra de sociedades con el fin de establecer comparaciones interculturales. Y también se incorpora el estructuralismo de Lévi-Strausss como método comparativo proponiendo un nuevo análisis: descubrir las reglas gramaticales universales que subyacen a los sistemas de parentesco. Es necesario llegar a la organización más profunda para descubrir los principios que dan lugar a lo heterogéneo a lo superficial. Lo que hay que comparar son los aspectos subyacentes que originan los diversos modos de ordenar la experiencia y los hechos. 4.2 Resumen de la lectura En 1949, Murdock publicó Social Structure, en donde afirmaba que el método hologeístico (método intercultural) no es un método científico ni una orientación teórica, sino una técnica de investigación que permite establecer correlaciones entre datos culturales y formular hipótesis inductivas o poner a prueba hipótesis previamente formuladas. Pero las investigaciones hologeísticas o interculturales son sólo una de las formas posibles de comparación en Antropología. Fue Lewis al discutir la expresión “método comparativo”, utilizada por Boas en su crítica a los evolucionistas, quien señaló que en una comparación hay método, objetivos, alcance, etc. Al analizar 220 escritos publicados entre 1950 y 1954 para determinar los tipos principales de comparación, sus métodos, objetivos, y la localización en el espacio y en el tiempo de las entidades comparadas, establece seis tipos: 1. comparaciones globales al azar 2. comparaciones entre continentes o naciones 3. comparaciones dentro de un continente 4. comparaciones dentro de una nación 5. comparaciones dentro de un área cultural 6. comparaciones dentro de un solo grupo local o cultura La conclusión es que la comparación intercultural de base estadística no es más que una parte de la comparación en Antropología. De los tipos de estudios comparativos distintos a los que apunta Lewis, tres han tenido mayor incidencia en Antropología: 1. comparaciones hologeísticas 7 2. comparaciones en el interior de un área cultural 3. comparaciones “controladas” en el seno de un tipo social o cultural o de una región de cultura relativamente homogénea, que da peso a factores que inciden sobre el funcionamiento del sistema en un momento determinado, como la ecología y a factores históricos. La elección de una muestra representativa del universo de variabilidad cultural es uno de los problemas que se suscitan en la contrastación de hipótesis interculturales. Puesto que no se dispone de una descripción de la cultura de cada una de las sociedades que han existido y existen, hay que reducir el universo al ámbito de variación cultural conocida. La determinación de un universo así definido exige a su vez resolver otros dos problemas: 1. el de la calidad de los datos etnográficos 2. el de la homogeneidad de las unidades analizadas Murdock combinó la exigencia de que los principios hechos de la economía de subsistencia y de la organización social estuvieran claros de manera no ambigua para cualquier antropólogo con la crítica pública de los datos etnográficos a través de su publicación en Ethnology y en algunos casos, con su rectificación. En cuanto a la homogeneidad de las unidades que se comparan, Murdock propone un método para estudiar el desarrollo de las instituciones que constituyó uno de los puntos más débiles de Social Structure. Entre las diversas soluciones propuestas se encuentra tipo cultural: Tipo cultural: o una sola cultura indudablemente distinta o un grupo de culturas que difieren una de otra en un grado no significativamente mayor que las variaciones locales que cabe esperar en la cultura de cualquier sociedad homogénea de extensión geográficamente substancial. Si se acepta el universo de variabilidad cultural conocida, u otro actualizado de características similares queda aún por establecer la muestra representativa. En esta cuestión están implicadas las orientaciones teóricas, y en particular el interés, o la falta de interés, en descartar la difusión para garantizar el carácter funcional de las correlaciones. En 1957, Murdock minimiza el papel de las conexiones históricas, porque piensa que tanto los elementos tomados de otras sociedades como los inventados y tradicionales sufren un continuo proceso de selección integradora que conduce a la emergencia de nuevas configuraciones independientes. Así, se limita a evitar la inclusión de dos culturas de la misma área, si son geográficamente continuas o hablan lenguas mutuamente inteligibles, a menos que revelen diferencias básicas claras, y opta por una muestra estratificada. Para construirla divide el mundo en seis regiones (África, Circunmediterránea, Eurasia Oriental, Pacífico Insular, América del Norte y América del Sur) y cada región en seis áreas. De cada área selecciona diez culturas, intentando que cumplan ciertas especificaciones. 5. La comparación etnográfica de base estadística 5.1 El comparativismo evolucionista 8 En Antropología se han realizado estudios comparativos de base estadística desde hace más de un siglo. Así, el objetivo de Tylor fue mostrar que el uso de métodos científicos era posible en Antropología. El ámbito de estudio lo constituyeron las leyes que rigen el matrimonio y la filiación. Sus datos procedían de un número de sociedades comprendidas entre 300 y 400, de las que sólo precisa que incluían desde hordas de cazadores y recolectores hasta altas culturas. El procedimiento consistía en construir tablas de adhesiones, costumbres concomitantes, para inferir relaciones de dependencia entre ellas y formular hipótesis sobre las posibles causas. Tylor estudia las correlaciones entre evitación por el esposo de los parientes de la esposa y formas de residencia, concluyendo que las adhesiones son más fuertes entre esta forma de evitación y la residencia matrilocal. También existe una correlación entre patrilocalidad y evitación de la familia del marido por parte de la esposa. La teoría de las supervivencias (de rasgos culturales de una etapa en otra posterior) es fundamental en el desarrollo de Tylor. Se sirve de ella para postular la sucesión matrilocalidad, matri-patrilocalidad y patrilocalidad, porque: 1. la evitación entre marido y parientes de la esposa que aparece en sociedades con residencia patrilocal sólo puede explicarse como supervivencia de una fase matrilocal anterior. 2. de la ausencia de evitación entre la esposa y los parientes del marido en la etapa matrilocal, infiere Tylor la posterioridad de la fase patrilocal. En la prioridad de la residencia matrilocal basa Tylor su refutación de la hipótesis del rapto de esposas como causa de la exogamia: en sociedades con residencia matrilocal hay exogamia sin rapto de esposas. La hipótesis alternativa sobre la exogamia como mecanismo para establecer alianzas entre mitades es la parte mejor conocida del artículo. Pero la endogamia era una política de aislamiento y la exogamia una política de amistad constituye en la obra de Tylor una valiosa tesis que Lévi-Strauss se encargó de glosar. Por lo tanto, el eje central de Tylor es el eje metodológico. Ya que tan pronto se haga un estudio estadístico de la conducta humana aparecen las regularidades, y sólo en este punto puede empezar la explicación especulativa, que en cualquier caso debe de conformarse a las líneas de hecho. En efecto, Tylor tuvo especial cuidado en señalar el carácter especulativo aunque científico de las explicaciones que ofrecía, y era consciente de que las razones que proponía para dar cuenta de la conexión entre dos fenómenos tal vez la explicación sólo en parte, como prueba la existencia simultánea de otras conexiones. Así, a propósito de las correlaciones escribe que se debe tener en cuenta que el argumento de una conexión de alguna clase entre dos grupos de fenómenos presenta un hecho científico. Pero se sitúan en bases menos firmes al asignar a esta conexión una razón que puede ser sólo análoga a la razón real, o corresponderse con ella sólo indirectamente, o expresarla sólo parcialmente, como su correlación con otras conexiones puede eventualmente mostrar. A este eje metodológico se presentan varias objeciones de Galton y Flower. Galton señaló que podría resultar útil construir una escala que midiera la dependencia y que fuera desde la 9 independencia total (0) a la total concurrencia (1), y que sería importante conocer en qué medida las costumbres de las tribus y razas comparadas eran independientes o bien algunas estaban suplicadas a causa de un origen común. Flower añadió que era evidente que el valor de un método como el propuesto dependía por completo de que las unidades que se comparaban fueran equivalentes. Al comentario de Galton respondió Tylor que incluso cuando el origen común está bien establecido, es difícil proponer un criterio para eliminar sociedades porque en ocasiones hay sociedades con sistemas matrimoniales lo bastante diferenciados como para que no se las clasifique juntas, a pesar de que las conexiones históricas entre ellas son evidentes. Piensa que la única solución sería establecer la clasificación de las unidades en base a diferencias bien marcadas, y hacerlo para todo el mundo. La respuesta a la objeción de Flower fue del mismo tipo, así cuando una comunidad o un grupo de comunidades sigue una ley de matrimonio y filiación substancialmente similar, puede ser tomada como unidad, a pesar de las conexiones históricas y de las correspondencias parciales que como consecuencia pueden existir entre ésta y otras unidades. Si este método se utiliza igual e imparcialmente en todo el mundo, las correspondencias generadas por conexiones históricas tienden a anularse entre sí, dejando los resultados de la acción humana general más o menos claros. Las críticas sobre la independencia y la homogeneidad de las unidades comparadas supondrían un reto para el trabajo transcultural posterior, que se conocería como “problema de Galton” la posibilidad de que varios rasgos culturales aparecieran simultáneamente en más de una sociedad a causa de un origen histórico común y no de conexiones causales. Por otro lado, las cautelas establecidas por Tylor respecto al carácter hipotético de las explicaciones que ofrecía para dar cuenta de correlaciones entre rasgos culturales, no fueron mantenidas ni por Steinmetz ni sus discípulos, ya que confiaban en establecer inductivamente proposiciones verdaderas, a través de la catalogación entre 1000 y 1500 pueblos. Pero tampoco habría que exagerar la ingenuidad de estos trabajos comparativos. Hobhouse y colaboradores discuten bastantes de los problemas teóricos y técnicos implicados en un intento como el suyo de reconstruir etapas evolutivas. Una parte de estas proposiciones tiene que ver con las fuentes. Se sirven de datos históricos y antropológicos, pero los históricos son muy incompletos y dicen poco sobre los orígenes de las instituciones, y los antropológicos responden a descripciones de los tres o cuatro últimos siglos y no pueden tomarse como testimonio de los primeros tiempos de la humanidad. Establecer etapas evolutivas no es pues tarea fácil. Pueden tipificarse las variantes de las principales instituciones, costumbres, prácticas y creencias que constituyen la estructura de la vida social y se las puede ordenar, desde el principio en adelante desde el punto de vista de la complejidad morfológica, pero no tiene por qué corresponder a etapas históricas. Hobhouse, Wheeler y Ginsberg postulaban que el desarrollo de la cultura material es el elemento básico para trazar la línea de progreso y establecer después con técnicas estadísticas correlaciones entre las etapas de este desarrollo material y otros elementos, sin presuponer que el progreso 10 material vaya acompañado de progreso es la religión o en la moral o en la ley, de modo que el desarrollo paralelo, si es que existe, quede establecido empíricamente. Son conscientes de que esta tarea sólo puede llevarse a cabo si se encuentra alguna característica de la que se considere que es esencial para la civilización y que avanza en alguna dirección determinada y que se puedan obtener evidencias tangibles. Una vez establecida esta característica es posible seguir otras líneas de desarrollo y observar la correlación de varias formas de instituciones con etapas sucesivas de este avance. Pero objetan que no siempre se ha elegido la cuestión esencial como base de nuestra investigación. Estos autores también discuten la calidad de los datos etnográficos, la distorsión a la que los somete cualquier clasificación, las discrepancias en el uso de “tribu”, las precauciones que hay que tomar cuando todos los datos de una correlación vienen de una sola parte del mundo y una última dificultad no trivial, que a veces no se sabe de quién están hablando los etnógrafos. El mayor problema es que trataban de abordar el origen de las instituciones veinte años después de que Boas señalara las limitaciones del método comparativo en Antropología, y ocho años antes del manifiesto de 1923 en el que Radcliffe-Brown rechazara la posibilidad de un estudio científico de los orígenes, por la imposibilidad de verificar los postulados e hipótesis implicados, y que iba a suponer en Antropología una suerte de revolución científica. De Boas a Radcliffe-Brown, el descrédito de aquella comparación intercultural inicial se debió en primer término a la crisis de la orientación teórica que se sirvió de este procedimiento. Cuando Murdock dio un nuevo impulso a esta forma de comparación, lo hizo desde postulados teóricos renovados pero los problemas técnicos a los que tuvo que enfrentarse eran los que se pusieron de relieve en la crítica a Tylor, aquellos de los que Hobhouse, Wheeler y Ginsberg eran conscientes. 5.2 La crítica de Boas Boas traza la historia de su alejamiento del determinismo geográfico, su interés en la crítica de las evidencias disponibles para establecer secuencias históricas concretas, su temprana inclinación por las explicaciones internas, sociológicas y psicológicas, su alejamiento de la estadística al tomar conciencia de que los fenómenos culturales muchas veces no son ni independientes ni comparables, y su huida de los sistemas teóricos que se construyen por medio de clasificaciones a las que se llega proyectando nuestra cultura. Combate las proyecciones etnocéntricas y las especulaciones evolucionistas y comenzó defendiendo la necesidad de estudiar los procesos de aculturación y diseminación cultural para pasar a enfatizar los procesos de dinámica cultural, integración de la cultura e interacción entre individuos y sociedad. El interés principal del estudio de los pueblos primitivos no está en que constituyan testimonios de las primeras etapas, sino en que evidencian la existencia de leyes a la que está sujeto el desarrollo cultural de los distintos pueblos, al mostrar desarrollos notablemente uniformes. En la explicación de estas analogías el método histórico y el comparativo son 11 complementarios y el comparativo es el único posible cuando no existen datos históricos o no existen conexiones entre pueblos con costumbres similares. En estos casos descarta el azar y piensa que las analogías deben explicarse por las leyes psicológicas que gobiernan la vida social. Así, para el Boas de los primeros años el objeto de la Etnología sería trazar historia de los pueblos primitivos y establecer leyes que gobiernan el desarrollo de la mente comparando sus diversas manifestaciones, pero evitando determinismos o vaguedades. Así se concluye: 1. los pueblos vecinos comparten más elementos que los más alejados 2. los pueblos de la misma familia lingüística comparten más elementos (distinguiendo entre herencia histórica común y difusión) 3. la mayor parte de las semejanzas no surgen independientemente de “ideas elementales” compartidas por todos los pueblos del mundo sino que están determinadas por contactos entre pueblos. Para Boas los grandes esquemas evolutivos generales no se sostienen, porque derivan del supuesto de que los fenómenos semejantes tienen la misma causa. Para la historia del desarrollo de las ideas, el método histórico-cultural le parece ahora más adecuado en muchos casos que el comparativo porque un estudio detallado de las costumbres en relación con la totalidad de la cultura de la tribu que las practica y en conexión con una investigación de su distribución geográfica entre tribus vecinas nos proporciona un medio para determinar con considerable precisión las causas históricas que llevaron a la formación de las costumbres en cuestión y al proceso psicológico que actúa en su desarrollo. Pueden revelar las condiciones ambientales que han creado o modificado los elementos culturales: pueden esclarecer los factores psicológicos que conforman la cultura o pueden presentar ante nuestros ojos los efectos que han tenido las conexiones históricas sobre el desarrollo de la cultura. Boas se queja de que los que practican el método comparativo formulan hipótesis que no intentan poner a prueba a través de desarrollos cuya historia se conoce. Y propone trazar las relaciones en un ámbito pequeño y no llevar las comparaciones más allá de los límites del área cultural hasta que se llegue a conclusiones firmes, y cuando se rebasa, hacerlo siempre sobre la base de distribuciones de rasgos continuos. Pero suponiendo que cuando el mismo rasgo se da en la cultura de pueblos distantes debe haber surgido independientemente. En conclusión, el método histórico debe abandonar el supuesto de que la aparición de costumbres similares revela siempre conexiones históricas y los defensores del comparativismo deben renunciar a construir una historia uniforme y sistemática de la evolución de la cultura, y esperar alcanzar los resultados que buscan sólo cuando basen sus investigaciones sobre los resultados históricos de trabajos que se dediquen a trazar las complejas relaciones de cada cultura individual. También pone mucha insistencia en que no se pueden agrupar fenómenos semejantes sin prueba alguna de que tengan historias análogas o procedan de las mismas actividades mentales. En 1916, volverá sobre la posible diversidad de orígenes de fenómenos análogos a 12 propósito del totemismo, so bien subraya que incluso rasgos con el mismo origen pueden ser psicológicamente diferentes. Con el auge del difusionismo, la insistencia en que las ideas difusionistas se ponga a prueba consecuencias históricas concretas se acrecienta. También el interés por las relaciones entre individuo y entorno y por la interrelación de los fenómenos culturales. Se hace mayor la desconfianza en la posibilidad de establecer leyes generales a causa de la complejidad de los fenómenos, de los elementos humanos que entran en cada caso y de la proyección etnocéntrica a la hora de establecer los rasgos culturales y de construir las clasificaciones y los sistemas científicos. Elaborar sistemas absolutos sobre fenómenos tan complejos como los culturales le parece imposible porque siempre serán producto de nuestra cultura. Aquí el reto que plantea Boas es el más serio y el más vigente: si es posible o no en Antropología una construcción que, siento una producto de la cultura del antropólogo, sea algo más que una proyección etnocéntrica. 5.3 El comparativismo histórico-cultural En la escuela histórico-cultural uno de los conceptos claves es el de “provincias geográficas” que se refiere a áreas culturalmente semejantes internamente y diferenciadas entre sí a causa de las diferentes respuestas a estímulos externos y al contacto entre culturas. Desde el punto de vista de la investigación intercultural subsiguiente, tres son las cuestiones de mayor interés en el comparativismo: 1. los conceptos de área cultural y de círculo cultural 2. el desarrollo de las técnicas estadísticas utilizadas para la demarcación de estas áreas y círculos 3. las discusiones sobre el papel de la difusión en la explicación de las analogías culturales. Este comparativismo intercultural tratará de hacer frente al problema de Galton. Desde el punto de vista de las técnicas, la mayor aportación americana fue la de Driver, que en época temprana colaboró con Kroeber en su tarea de comparar culturas o bloques de culturas para establecer la medida de su semejanza en una zona conectada históricamente. Las unidades de Kroeber y Driver no son culturas, sino rasgos culturales y su presupuesto de partida es que son independientes entre sí o más exactamente que pueden serlo aunque muchas veces aparezcan asociados precisamente a causa de su conexión histórica. Piensan que en el momento en que escriben, este presupuesto ya es común a la mayoría de los antropólogos, excepto a algunos supervivientes de la escuela evolucionista y a los funcionalistas. Los “supervivientes” deben de ser Hobhouse, Wheeler y Ginsberg, porque tienen el mayor interés en caracterizar su comparativismo subrayando que, a diferencia de Tylor: 1. no comparan rasgos para establecer conexiones entre ellos, sino semejanzas entre culturas 13 2. no en todo el mundo, sino en áreas conectadas internamente 3. no es busca de leyes causales, sino de clasificaciones “naturales” que permitan inferir reconstrucciones históricas semejantes a las de la historia natural. Éste y otros estudios estadísticos de distribuciones continuas consiguieron recuperar para la Antropología comparativa la utilización de técnicas estadísticas, en descrédito tras la crítica de Tylor. En cuanto al papel atribuido a la difusión, el difusionismo no empezó con la crítica de Ratzel a Bastian, sino que hubo muchos moderados difusionistas, y Tylor fue uno de ellos, ya que la mente humana tiene una escasa capacidad de invención, y en algunos casos, el supuesto de que la distancia geográfica era irrelevante para los procesos de difusión. Pero este difusionismo extremo no se mantuvo durante mucho tiempo. A finales de los años 30, quienes seguían interesados en una ciencia de la sociedad y de la cultura mantenían ciertos compromisos. Como señaló Kluckhohn a propósito de las técnicas estadísticas, la pregunta no era si los problemas etnológicos se podían resolver recurriendo a la estadística sino si el tratamiento estadístico podía hacer alguna contribución a la resolución de algún problema etnológico. Aunque desde posturas diversas, Kluckhohn, Driver y Murdock subrayaban lo difícil que era pensar que fenómenos tan complejos como los culturales tuvieran una causa única, mostraban su desacuerdo con quienes piensan que todas las correlaciones estadísticas entre rasgos culturales se deben a factores históricos y sostenían que las aproximaciones funcional e histórica no eran contradictorias, sino complementarias. Sin embargo, Driver pensaba en aquel momento que las correlaciones se explicaban por razones históricas la mayor parte de las veces, aunque factores funcionales como la compatibilidad de su rasgo con el resto de la cultura pudiera determinar su aceptación o rechazo, y que Murdock hacía del carácter integrativo de la cultura- que explicaría que en distintas culturas aparecieran agrupaciones de rasgos similares- uno de sus postulados básicos. 14