la comentario de texto

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Profesor Juan pedro Rodríguez: Gramática gráfica al juampedrino modo________________________________________
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EL COMENTARIO DE TEXTO
(Lección 20 de la Gramática gráfica al juampedrino modo)
(904).-El comentario de texto
El comentario de texto es, en puridad, otro tipo de texto más que hay que
añadir a los hasta aquí estudiados. Consiste en una paráfrasis extensa de otro
texto anterior, pues lo que pretende es, a efectos meramente didácticos, volver a
decir lo mismo que otro texto pero de tal modo que deje al descubierto tanto los
recursos utilizados en el texto-base como los conocimientos del comentarista. El
más utilizado, sobre todo en la enseñanza, es el comentario de textos literarios,
que difiere bastante del comentario lingüístico de un texto, el cual también ha
de ser bien diferenciado de un comentario temático. Son, pues, tres modos de
comentar o de parafrasear otro texto, idénticos en su intención pero muy distintos
en su forma.
El objetivo de esta lección es que el estudiante y el estudioso dispongan de
ejemplos resueltos de los distintos tipos de comentario de texto. Tras cada uno de
ellos se explicará brevemente cuáles han sido los pasos y el orden seguido hasta
conseguir un borrador de redacción.
(905).-El comentario de textos literarios
La Crítica Literaria es la parte de la Literatura que utiliza el comentario
de texto literario. Para ello tiene en cuenta las enseñanzas que la Poética o
Teoría de la Literatura ha teorizado anteriormente y a ellas añade otros
conceptos procedentes de distintas disciplinas relacionadas con el hecho literario.
Por ello se habla de distintos métodos de análisis literario: el método
sociológico, que se fija básicamente en los aspectos sociales que contribuyeron a
la creación del texto comentado así como en las condiciones sociales del autor
como individuo integrante de la sociedad de su tiempo; el método psicológico,
que hace hincapié en las condiciones psíquicas de la persona individual que
produjo el texto, así como en las peculiaridades psicológicas de los personajes
integrantes del texto estudiado; el método estructuralista, que considera al texto
como un sistema de interrelaciones en el que cada elemento guarda relación con
el resto precisamente por la función que en él desempeña; y el método
estilístico, que se ocupa casi exclusivamente de la impresión literaria que al
crítico le produce el texto. Ninguno de los metodos anteriores es completo;
además, la Crítica Literaria ha conseguido modernamente ciertos avances como
la teoría de la recepción, el concepto de narratividad, etc., que han dejado
obsoletos los métodos tradicionales de análisis literario. El que nosotros
seguiremos consistirá, siempre que sea posible, en una suma de todos los
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aspectos abarcados por las distintas metodologías y pretenderá, básicamente, que
el estudioso disponga de una metodología clara y precisa para poder enfrentarse
al comentario de cualquier texto literario, independientemente de su forma lírica,
narrativa o dramática.
Comentar un texto literario es, en todo, semejante a comentar cualquier
hecho cotidiano, salvadas, claro está, las diferencias pertinentes. Insistimos en
que la semejanza está en el comentar, no en los hechos mismos. Absurdo sería
comparar, por poner un gráfico ejemplo, un accidente de moto con las Coplas de
Jorge Manrique, pero el comentario que podría realizar aquel a quien se le
preguntase sobre qué comentario razonado le merecería el accidente de moto de
su vecino o la lectura de la obra de Manrique sería, estructuralmente, del mismo
calibre lingüístico (apréciese que comentar consiste en expresar lingüísticamente
la opinión razonada sobre un hecho, literario o no). Si, siguiendo nuestro
ejemplo, nos ponemos en el caso de alguien que, tras leer las dos coplas iniciales
de Manrique en su habitación se asomara a la ventana para ver el accidente de
moto que acababa de ocurrir en su calle, y que pretendiera comentar
exhaustivamente ambos hechos, encontraríamos un parecido muy llamativo entre
sendos comentarios realizados. En ambos casos se procedería, curiosamente, en
un orden como el que sigue:
se empezaría señalando a qué persona se le aplica el hecho (al vecino o a
Manrique), en qué lugar y tiempo ha ocurrido (en la calle a las seis o en
un libro del siglo XV) y el qué (un accidente de moto o una poesía sobre
la muerte de un padre);
seguidamente se señalarían los detalles palpables y evidentes, los que
saltan a la vista en una observación primera y rápida (el motorista que no
puede andar, gasolina por el suelo, ruido de la moto arrancada, rueda
reventada, sangre,... o versos largos y cortos, con algunas palabras de
castellano antiguo, con rima consonante,...);
a continuación se darían los detalles menos evidentes por necesitar de una
mejor observación o de una lectura más detenida (cómo se ha podido
producir el accidente, si ha sido algo grave o un mero susto, ... o tema del
fragmento, resumen de su contenido, estructura,...). Añadir nuevos datos
o ahondar en ellos obligaría al comentarista a tener ciertos conocimientos
de mecánica o de medicina (fractura de fémur, hematomas,...) o de
literatura (paralelismos, litotes, pleonasmos, epanadiplosis,...), pero todos
estos datos últimos son los que indican la calidad y el nivel del
comentario realizado. En realidad, un comentario bien hecho viene a
demostrar fehacientemente los conocimientos que se tienen sobre lo
comentado, por lo que el mejor comentario posible sería el realizado por
el médico o el mecánico o por un buen conocedor de la lengua y la
literatura.
se concluiría opinando muy personalmente a la vista de lo anteriormente
descrito (era un alocado, el accidente ya se veía venir, a ver si así aprende
y no corre tanto,... o era un poeta de transición, trató un tema universal,
etc...).
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Veamos a continuación cuál podría haber sido el comentario realizado sobre el
accidente de la moto:
Esquema 133: Comentario de un hecho cotidiano
ESQUEMA
BORRADOR DE REDACCIÓN
PÁRRAFO 1º
localización
Esta tarde, a las seis, estaba yo leyendo en mi habitación y, de pronto, oigo un
ruido y me asomo a la ventana: mi vecino José, el repartidor de butano, se había
estrellado con la moto contra una farola de mi misma calle.
Me quedo mirando desde la ventana, que es de un segundo piso, y el espectáculo
daba miedo: José estaba un par de metros delante de la moto, tumbado en la calle sin
moverse, con un charco de sangre debajo, y la moto con un ruido ensordecedor, la rueda
delantera doblada, echando gasolina en la acera y con el asiento en medio de la calle. La
farola se había doblado. Y los coches dando frenazos conforme iban llegando.
Me bajé a la calle y ya había allí gente que pararon la moto y se acercaron a ayudar
en lo que pudieran. Por lo visto, la moto había resbalado en un charco de agua, había
perdido la dirección y se había estrellado contra la faroba. La cosa parecía bastante
grave: mi vecino tenía las manos en las costillas, por donde le salía la sangre, y daba
gritos a la gente diciendo que no le tocaran la pierna, y la moto estaba tan rota que
parecía sacada de un desguace. Al poco rato se acercaron un médico y un mecánico. El
médico decía que se había roto el fémur, varias costillas y que, además de unos cuantos
hematomas, tenía una herida profunda en el tórax, a la altura del estómago, por lo que
aconsejaba que no se moviera al herido hasta que no llegara la ambulancia... El
mecánico, por su lado, decía que la moto iba a necesitar por lo menos medio mes de
taller, dado el estado de la rueda delantera y de los amortiguadores, y que iba a valer más
el arreglo que la moto nueva...
La verdad es que el accidente se veía venir, porque mi vecino es un alocado con las
motos y tarde o temprano tenía que pasarle algo parecido. Ya había tenido antes otros
percances, pero se ve que no escarmentaba. Ya veremos si con este aprende.
PÁRRAFO 2º
observación rápida
PÁRRAFO 3º
observación detenida
PÁRRAFO 4º
crítica
Se habrá apreciado que las ideas vertidas en el comentario anterior han
podido ser agrupadas en cuatro párrafos: también los comentarios literarios que
proponemos a continuación serán presentados en cuatro párrafos (que podrían ser
alguno más, si la extensión fuese mayor o si se subiese el nivel de los
comentarios). Lo que se pretende con ello es que en cada párrafo sean agrupados
aquellos datos de interés que tendrían la misma calidad conceptual. Si el texto
está escrito en verso, por ejemplo, todos los datos referentes a la métrica habrán
de aparecer en un mismo párrafo y no desparramados por el comentario; no
obstante, si el autor ha creado una estrofa especial, este dato métrico también
puede ser señalado en otro párrafo distinto, pero no para repetir de nuevo cuál ha
sido la estrofa utilizada, sino para señalar ahora la originalidad del autor al crear
esa estrofa.
Comenzaremos, pues, con un comentario de texto lírico. Para una mejor
visualización del proceso seguido daremos la solución en dos columnas, la de la
izquierda esquematizada (como si fuese el folio en blanco en el que poco a poco
hemos ido incluyendo todos los datos que hayamos podido ir recogiendo de muy
diversas fuentes) y la de la derecha, a modo de borrador más o menos bien
redactado (como si fuese ya el comentario propiamente dicho). A continuación se
indicarán los pasos seguidos hasta lograr un comentario como el ejemplificado.
Hemos de señalar que el nivel de enseñanza para el que han sido realizados los
ejemplos que proponemos es el de un alumno que se encuentre en el último curso
de la Enseñanza Secundaria Obligatoria; en modo alguno puede interpretarse que
los ejemplos han sido solucionados para un nivel superior o inferior, pero pueden
servir como base.
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(906).-Comentario ejemplificador de un texto lírico
TEXTO
1 Recuerde el alma dormida
avive el seso e despierte
contemplando
cómo se passa la vida,
5 cómo se viene la muerte
tan callando;
cuán presto se va el plazer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
10 cómo, a nuestro parescer
cualquiere tiempo passado
fue mejor.
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto s'es ido
15 e acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo non venido
por passado.
Non se engañe nadi, no,
20 pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de passar
por tal manera.
Esquema 134: Comentario del texto lírico anterior
ESQUEMA
BORRADOR DE REDACCIÓN
PÁRRAFO 1º
1. fragmento
2. obra
3. autor
El texto que vamos a comentar es un fragmento de la obra Coplas a la muerte de su
padre, de Jorge Manrique (1649-1688). Este autor, típico caballero medieval, escribió también
otras obras de menor valor, pero consiguió con esta una de las mejores composiciones de la
lírica castellana. En esta obra se acepta la llegada de la muerte y se señala la existencia de otra
vida posterior (la de la fama) distinta a la terrenal y a la eterna.
PÁRRAFO 2º
1. inicio de obra
2. elegía
3. estrofa
4. medida
5. rima
6. ritmo
7. fúnebre
8. cast.medieval
El fragmento que comentaremos corresponde al inicio de la obra (las dos primeras coplas
de las cuarenta de que se compone) y es, por tanto, un poema estrófico englobable dentro del
subgénero lírico de la elegía. Cada una de las coplas (denominada estrofa de pie quebrado o
manriqueña, en honor de este autor) consta de 12 versos de medida octosílaba y tetrasílaba,
con abundantes sinalefas y algún verso pentasílabo, como el v..24. La rima es consonante, el
ritmo trocaico, sin encabalgamientos. La estructura de la estrofa es 8A8B4C8A8B4C y así
sucesivamente. Es llamativo que los versos tetrasílabos van produciendo un efecto sonoro
fúnebre, como las campanadas que llaman al entierro del padre. Otro recurso fonético utilizado
es el tartamudeo sllábico de los versos 8-9 ("acordado da dolor"). Se aprecian, además, algunas
palabras propias del castellano de la época como "passa", "plazer", "cualquiere", "s'es", "e",
etc., pero el texto no presenta dificultades de comprensión.
PÁRRAFO 3º
1. tema
2. resumen
3. estructura
A. 1-18
a. 1-12
1. imperativos
2. anáfora
3. paralelismo
4. antítesis
b. 13-18
1. litotes
2. condición
3. pleonasmo
4. 1ªp.plural
5. elipsis
B. 19-24
1. epanadiplosis
2. imperativo
3. perífrasis
Su tema es bien sencillo y casi tópico: la brevedad de la vida. Para expresarlo, el poeta le
dice al alma que se despierte y vea cómo todo se lo lleva la muerte porque, si el presente se va
yendo poco a poco, también le ocurrirá lo mismo al futuro; y acaba aconsejando que nadie
piense que va a ocurrir de otra manera. Este breve resumen nos da pie para intentar una
estructuración del texto, al cual vamos a dividir en dos partes, la primera de ellas, a su vez, en
otras dos:
A.- (versos 1-18) En esta parte se incluye lo que el poeta indica al alma y la razón
por la que se lo indica, y por ello la vamos a dividir en otras dos:
o
a.- (versos 1-12) El poeta comienza llamando la atención del alma
mediante tres imperativos ('Recuerde", "avive" y "despierte") para que
así pueda ver lo que pasa con la vida y con la muerte: mediante una
anáfora y un paralelismo en los versos 4 y 5, los cuales contienen las
antítesis "vida/muerte" y "se passa/se viene", con lo que viene a decir
que la vida y la muerte son la misma cosa por muy contrarias que puedan
parecer. A continuación, sigue indicando al alma lo mismo pero ahora
utilizando la antítesis "plazer/dolor". Y acaba con la famosa sentencia de
que "cualquiere tiempo pasado fue mejor".
o
b.- (versos 13-18) En estos versos el poeta razona al alma el porqué de su
indicación anterior y para ello utiliza los tres conceptos temporales: el
pasado, el presente y el futuro (a este último lo menciona en el verso 17
por medio de una litotes ("lo non venido")). Mediante dos oraciones
condicionales, señala que si el presente se va instantáneamente ("en un
punto"), si se juzga sabiamente (aquí puede apreciarse un pleonasmo
pues quien juzga ha de ser sabio), entonces sacará la conclusión de que
el futuro también se convertirá en pasado. En todo el fragmento utiliza la
primera persona del plural (con elipsis de sujetos) para señalar que lo
que está razonando lo puede hacer todo el mundo, tanto el autor como
los lectores.
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PÁRRAFO 4º
1. Edad Media
2. trans.Renacim.
3. versificación
4. Mena
5. Santillana
5
B.- (versos 19-24) Los últimos versos comienzan con una epanadiplosis ("Non ...
no") con la intención de negar a quien pudiera pensar lo contrario. Vuelve, pues, al
imperativo negativo ("Non se engañe") para indicar, como conclusión, lo mismo
que ha venido diciendo: que el futuro pasará lo mismo que lo hizo el pasado. Ambos
conceptos temporales son señalados ahora mediante sendas perífrasis ("lo que
espera" = futuro; "lo que vio" = pasado").
En conclusión, el poeta ha querido demostrar la fugacidad de la vida, idea muy presente
durante toda la Edad Media. Pero aunque ahora, en el inicio de la obra, se señale esa idea, en
las restantes coplas se apartará de ella para indicar que la muerte es el inicio de otra vida, no
sólo la eterna, sino la vida de la fama. Con ello, el poeta nos demuestra que se halla en la época
de transición al Renacimiento, cuando las ideas medievales entran en crisis y empieza a verse
otras más modernas. La versificación que ha utilizado el poeta es todavía octosilábica,
típicamente castellana, pero muy alejada tanto de la dodecasílaba de su contemporáneo Juan de
Mena como de la endecasílaba renacentista que ya intentaba hacer otro contemporáneo suyo, el
Marqués de Santillana. En definitiva, Jorge Manrique fue un poeta de transición que supo dar
alcance universal a un tema tan común en todas las épocas.
Los pasos o fases que se han seguido para la producción de este
comentario de un texto lírico han sido, explicados muy brevemente, los
siguientes:
preparación de la columna de la izquierda con sus huecos apropiados para
que se vayan incluyendo en cada uno de los cuatro párrafos los conceptos
que se vayan encontrando durante las siguientes fases.
búsqueda de datos sobre la época, el autor y la obra en un manual de
literatura. Todos estos datos van a parar al primer párrafo.
análisis métrico del fragmento. Todos estos datos van a parar al segundo
párrafo.
lectura detenida del fragmento para sacar tema, resumen y estructuración
del contenido. Estos tres conceptos fueron estudiados en la lección 18ª y
allí se explicó en qué consisten. Los tres van a parar al párrafo tercero.
nueva lectura detenida para encontrar figuras retóricas. Todas ellas fueron
estudiadas en la lección 19ª. Las que se encuentren del sonido irán a parar
al párrafo segundo; las restantes se irán mencionando a lo largo del
desarrollo que se haga de la estructura en el párrafo tercero.
nueva búsqueda en manual de literatura sobre datos de la época, al objeto
de poder opinar más personalmente en el párrafo cuarto.
borrador basado en el esquema de la izquierda, procurando engarzar los
datos del esquema de modo razonado y comprensible. Pueden ser
subrayados en negrita los conceptos que se van utilizando. (En una
posterior redacción aún más definitiva habría de desaparecer el aspecto
encorsetado que dan al comentario el subrayado de los conceptos
utilizados).
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(907).-Comentario ejemplificador de un texto narrativo
TEXTO
Y porque vea vuestra merced a cuánto se estendía el ingenio de este astuto ciego, contaré
un caso de muchos que con él me acaecieron, en el cual me parece dio bien a entender su gran
astucia. Cuando salimos de Salamanca, su motivo fue venir a tierra de Toledo, porque decía
ser la gente más rica, aunque no muy limosnera. Arrimábase a este refrán: "Más da el duro que
5 el desnudo". Y venimos a este camino por los mejores lugares. Donde hallaba buena acogida y
ganancia, deteníamonos; donde no, a tercero día hacíamos Sant Juan.
Acaeció que, llegando a un lugar que llaman Almorox,al tiempo que cogían las uvas, un
vedimiador le dio un racimo de ellas en limosna. Y como suelen ir los cestos maltratados, y
también porque la uva en aquel tiempo está muy madura, desgranábasele el racimo en la
10 mano. Para echarlo en el fardel, tornábase mosto, y lo que a él se llegaba. Acordó de hacer un
banquete, assí por no lo poder llevar, como por contentarme, que aquel día me había dado
muchos rodillazos y golpes. Sentámonos en un valladar, y dixo:
- Agora quiero yo usar contigo de una liberalidad, y es que ambos comamos este racimo
de uvas y que hayas de él tanta parte como yo. Partillo hemos de esta manera: tú picarás una
15 vez y yo otra, con tal que me prometas no tomar cada vez más de una uva. Yo haré lo mismo
hasta que lo acabemos y de esta suerte no habrá engaño.
Hecho assí el concierto, començamos; mas luego al segundo lance, el traidor mudó
propósito y començó a tomar de dos en dos, considerando que yo debría hacer lo mismo. Como
vi que él quebraba la postura, no me contenté ir a la par con él, mas aún passaba adelante: dos
20 a dos y tres a tres y como podía las comía. Acabado el racimo, estuvo un poco con el escobajo
en la mano, y, meneando la cabeta, dixo:
- Lázaro, engañado me has. Juraré yo a Dios que has tú comido las uvas tres a tres.
- No comí -dixe yo-; mas ¿por qué sospecháis esso?
Respondió el sagacísimo ciego:
25
- ¿Sabes en qué veo que las comiste tres a tres? En que comía yo dos a dos y callabas.
Esquema 135: Comentario del texto narrativo anterior
ESQUEMA
BORRADOR DE REDACCIÓN
PÁRRAFO 1º
1. fragmento
2. obra
3. autor
4. fecha
5. paratexto
El texto que vamos a comentar es un fragmento de la obra Vida de Lazarillo de Tormes y de sus
fortunas y adversidades, de autor anónimo, aunque pudo ser algún erasmista de la época. Fue publicado en
1761 y en él se cuenta la vida de un antihéroe desde su nacimiento hasta su colocación en la vida tras pasar
como servidor de un ciego, un clérigo, un escudero, otro clérigo, un buldero, un capellán y un alguacil. Al
final es nombrado pregonero de Toledo y se casa con la barragana del Arcipreste. El paratexto de la obra
tiene la novedad de constar de tratados o capítulos de diversa extensión así como el problema de algunos
añadidos y fragmentos eliminados según sea la edición que consultemos.
PÁRRAFO 2º
1. localización
estructura
2. tema
argumento
3. personajes
narrador
4. tiempo de historia
tiempo de discurso
retrospección
elipsis
resumen
escena
digresión
tiempos verbales
5. lugar
6. punto de vista
monólogo
diálogo
estilo directo
omnisciencia
El fragmento que comentaremos corresponde al tratado primero (referido al ciego) de la primera y
mejor novela picaresca española y cuenta una de las anécdotas que con él le ocurrieron al protagonista
mientras le sirvió de lazarillo. La estructuración es la propia de los textos narrativos: presentación (líneas
1-9), nudo (líneas 10-22) y desenlace (cinco últimas líneas), El tema que le sirve de guía es mostrar la
sagacidad y astucia del ciego y para ello se cuenta que, al llegar ambos a Almorox, un vendimiador les regala
un racimo y, durante su reparto, el ciego y el niño hacen trampa, pero el viejo consigue adivinar el engaño.
Los personajes intervinientes son el propio ciego, Lázaro, el vendimiador y cierta "gente" que se menciona
al principio. Con este argumento se cuenta una historia autodiegética en primera persona, pues el propio
Lázaro es el narrador autobiográfico ("me había...", "sentámonos..."). Aparece también un narratario al
principio del texto ("vuestra merced") a quien va dirigida la narración. El tiempo de la historia se refiere a
la época de la vendimia ("cogían las uvas"), pero no se dan más detalles excepto al mencionar "aquel día",
"luego", o cuando se detenían en algún sitio y "a tercero día" se iban a otro lugar. Respecto al tiempo del
discurso, todo el fragmento es una retrospección ("contaré un caso de muchos...") que lleva implícita una
elipsis de muchos otros casos semejantes. En el primer párrafo del texto se produce un amplio resumen de
varios días de amplitud. Al llegar a Almorox, se produce una escena que contiene, primero, un monólogo del
ciego, y después un diálogo entre ambos, todo ello en estilo directo. Contiene también el fragmento una
breve digresión (narrada en presente) respecto al estado de las uvas del racimo. Los tiempos verbales
utilizados son el pasado como tiempo general utilizado, el presente (en el caso de la digresión) y el futuro (al
iniciar la retrospección). El lugar señalado en la historia es muy concreto ("Salamanca", "tierra de Toledo",
"Almorox", "valladar") pero no aparece ninguna descripción. El punto de vista es de primera persona, con la
parte conclusiva del texto redactada en diálogo en estilo directo. La omnisciencia es, en este fragmento,
tanto neutral como selectiva, pues el personaje protagonista y narrador al mismo tiempo es el que conoce y
presenta al lector la peripecia narrada.
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PÁRRAFO 3º
1. lengua época
2. figuras retóricas
Hay en el texto algunos rasgos de la lengua del Renacimiento ("entendía", "Arrimábase", "Sant Juan",
"assí", " Partillo", "dixo", etc). La prosa utilizada, dentro de su sencillez expresiva, apenas utiliza algún
recurso retórico, como no sea algún pleonasmo ("racimo de uvas"), alguna gradación ("dos a dos y tres a
tres y como podía.."), obstentación ("Juraré yo a Dios"), escasez que evidencia la sencillez de la prosa
utilizada.
PÁRRAFO 4º
1. éxito
2. héroe
3. estilo
4. novela moderna
El texto que comentamos es uno de los episodios más conocidos de la obra y tal vez el menos
sintomático de todos en el sentido de que es casi el único lance en que el protagonista sale bien parado. Ha
de tenerse en cuenta que la novela picaresca pretendía mostrar la vida de un personaje diametralmente
opuesto a los que los libros de caballerías habían puesto de moda: en todo le ocurre lo contrario a lo que al
héroe caballeresco, y en este sentido es un antecedente de la posterior novela cervantina "El Quijote". La
vida casi "real" que pretende mostrar es un contrapunto de la época renacentista, sobre todo en el tipo de
personaje novelístico creado. Su prosa sencilla es, al mismo tiempo, consecuente con el ideal renacentista
del "escribo como hablo". En definitiva, una creación original española (la novela picaresca se dio sólo en
España), que preludia la aparición del género moderno de la novela.
Los pasos o fases que se han seguido para la producción de este
comentario de un texto narrativo vienen a ser los mismos que para el comentario
de texto poético, pero con la diferencia de que si para el texto poético es el
párrafo tercero el más importante (pues suelen estos textos incluir abundancia de
figuras retóricas y posibilidad de desgranar estructuralmente su contenido), para
el texto narrativo es el párrafo segundo el más importante (pues suelen asimismo
estos textos "carecer" de recursos retóricos y de un contenido temático
destacable, lo que redunda en una mayor abundancia de rasgos propiamente
narrativos). Son, pues, los siguientes:
preparación de la columna de la izquierda con sus huecos apropiados para
que se vayan incluyendo en cada uno de los cuatro párrafos los conceptos
que se vayan encontrando durante las siguientes fases. El párrafo segundo,
que incluye todos los conceptos propios de la narrativa (y que fueron
estudiados en la lección 19ª) debería ofrecer en el blanco del folio el
aspecto del esquema que allí estudiamos, al objeto de que los conceptos
narrativos queden mejor estructurados).
búsqueda de datos sobre el autor, la época y la obra en un manual de
literatura. Todos ellos irán a parar al párrafo primero.
lectura detenida del fragmento para sacar tema, argumento y estructura de
modo semejante a lo realizado en el comentario del texto lírico. Tanto
estos datos, como los que señalamos en el párrafo siguiente, conformarán
el párrafo segundo, el más importante de un comentario de texto narrativo.
nueva lectura detenida para encontrar los distintos conceptos de la
narrativa según el orden que llevan en el esquema teórico de la lección
19ª.
nueva lectura rápida para encontrar alguna figura retórica sobresaliente.
Lo encontrado conformará el tercer párrafo.
nueva búsqueda en manual de literatura sobre datos de la época. Todo irá
a parar al cuarto párrafo.
borrador, procurando, como se hizo en el comentario de texto poético,
engarzar los datos del esquema de modo razonado y comprensible.
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(908).-Comentario
dramático
ejemplificador
de
un
8
texto
TEXTO
DON ÁLVARO (demudado y confuso)
¿Qué es esto, qué, Leonor? ¿Te falta ahora
resolución?... ¡Ay, yo, desventurado!
DOÑA LEONOR
¡Don Álvaro! ¡Don Álvaro!
5 DON ÁLVARO
¡Señora!
DOÑA LEONOR
¡Ay! Me partís el alma...
DON ÁLVARO
Destrozado
tengo yo el corazón... ¿Dónde está, dónde,
vuestro amor, vuestro firme juramento?
10
Mal con vuestra palabra corresponde
tanta irresolución en tal momento.
Tan súbita mudanza...
No os conozco, Leonor. ¿Llevóse el viento
de mi delirio toda la esperanza?
15
Sí, he cegado en el punto
en que alboraba el más risueño día.
Me sacarán difunto
de aquí, cuando inmortal salir creía.
Hechicera engañosa,
20
¿la perspectiva hermosa
que falaz me ofreciste así deshaces?
¡Pérfida! ¿Te complaces
en levantarme al trono del Eterno
para después hundirme en el infierno?...
25
¡Sólo me resta ya...!
DOÑA LEONOR (Echándose en sus brazos)
No, no; te adoro.
¡Don Álvaro!... ¡Mi bien!... Vamos, sí, vamos.
DON ÁLVARO
¡Oh, mi Leonor!...
30CURRA
El tiempo no perdamos.
DON ÁLVARO
¡Mi encanto! ¡Mi tesoro!
(Doña Leonor, muy abatida, se apoya en el hombro de don Álvaro, con
muestras de desmayarse).
Mas, ¿qué es esto? ¡Ay de mí! ¡Tu mano yerta!
35
Me parece la mano de una muerta...
Frío está tu semblante
como la losa de un sepulcro helado...
DOÑA LEONOR
¡Don Álvaro!
DON ÁLVARO
¡Leonor! (Pausa) Fuerza bastante
40
hay para todo en mí... ¡Desventurado!
La conmoción conozco que te agita,
inocente Leonor. Dios no permita
que por debilidad en tal momento
sigas mis pasos y mi esposa seas.
45
Renuncio a tu palabra y juramento;
hachas de muerte las nupciales teas
fueran para los dos... Si no me amas
como yo te amo a ti... Si arrepentida...
DOÑA LEONOR
Mi dulce esposo, con el alma y vida
50
es tuya tu Leonor; mi dicha fundo
en seguirte hasta el fin del ancho mundo.
Vamos; resuelta estoy, fijé mi suerte:
separarnos podrá sólo la muerte.
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9
(Van hacia el balcón, cuando de repente se oye ruido, ladridos y abrir y
cerrar de puertas).
DOÑA LEONOR.- ¡Dios mío! ¿Qué ruido es éste? ¡Don Álvaro!
CURRA.- Parece que han abierto las puertas del patio... y la de la escalera...
DOÑA LEONOR.- ¿Se habrá puesto malo mi padre?
CURRA.- ¡Qué! No, señora; el ruido viene de otra parte.
60DOÑA LEONOR.- ¿Habrá llegado alguno de mis hermanos?
DON ÁLVARO.- Vamos, vamos, Leonor; no perdamos ni un instante.
(Vuelven hacia el balcón y de repente se ve por él el resplandor de
hachones de viento y se oye galopar de caballos)
DOÑA LEONOR.- ¡Somos perdidos! Estamos descubiertos... Imposible es la fuga.
55
Esquema 136: Comentario del texto dramático anterior
ESQUEMA
BORRADOR DE REDACCIÓN
PÁRRAFO 1º
1. fragmento
2. autor
3. obra
El texto que vamos a comentar es un fragmento de la obra Don Álvaro o la fuerza del sino, de
Ángel de Saavedra, Duque de Rivas, el autor más importante del teatro del Romanticismo, así como
uno de sus más representativos poetas. Esta obra, estrenada en 1965, presenta un asunto totalmente
romántico: Don Álvaro mata sin querer al padre de Leonor (al intentar raptarla) y huye por diversos
lugares en los que la casualidad hace que mate a los dos hermanos de aquella; tras reencontrarla,
Leonor muere en sus brazos y Don Álvaro se suicida.
PÁRRAFO 2º
1. jornada
2. escena
3. personajes
4. argumento
5. tema
6. estructura
El texto corresponde a la escena VII de la jornada primera (de las cinco de que consta la obra),
momentos antes de ser descubiertos por el padre. En ella aparecen los dos personajes protagonistas,
Don Álvaro y Doña Leonor, y Curra, y se mencionan en los parlamentos tanto al padre como a los
hermanos. La peripecia que se cuenta es el momento de vacilación de Leonor y la sorpresa que
provocan en los personajes los ruidos que se oyen fuera, que parecen indicar que se ha descubierto el
intento de rapto. El tema, por tanto, es la indecisión de la amada en momento tan crucial. El texto
podría ser estructurado en dos partes claramente diferenciadas: la primera ocupa la totalidad de lo
expresado en verso y se refiere al diálogo entre los dos amantes; la segunda ocupa el resto, está
expresada en prosa y se refiere a la presentación al espectador de lo que sucede fuera del escenario.
PÁRRAFO 3º
1. verso/prosa
2. parlamentos
3. acotaciones
4. tiempo
5. lugar
6. escena
7. acústica
8. diálogo
9. estilo directo
10. exclamaciones
11. figuras
El texto aparece escrito en verso y en prosa: las 53 primeras líneas contienen dos serventesios,
una silva y tres pareados finales. Los parlamentos en prosa son muy breves, sobre todo comparados
con los que hace en verso Don Álvaro. La voz del narrador se percibe en seis acotaciones que indican
básicamente el estado anímico de los amantes, además de su movimiento en el escenario al dirigirse
hacia el balcón. Todo ocurre de noche (el narrador señala en la acotación final el "resplandor de
hachones") y el escenario representa una sala con "balcón". Como corresponde al género dramático, el
ritmo del tiempo es una escena, sin que se haya de considerar elipsis la "pausa" señalada por el
narrador en la línea 39. Abunda la utilización del presente. La descripción del lugar de la acción había
sido hecha por el narrador en otra escena anterior (la V), pero en este fragmento se alude en varias
ocasiones al balcón, y, sobre todo, a ciertos aspectos acústicos fuera del escenario: "ruidos, ladridos y
abrir y cerrar de puertas", "galopar de caballos", que crean una atmósfera inquietante. El punto de vista
adoptado es, como en toda obra teatral, de diálogo en estilo directo, con parlamentos a veces tan
breves que no ocupan la totalidad de un verso. En todo el texto la abundancia de exclamaciones es su
rasgos retórico principal (hasta 20 pueden contabilizarse) así como las interrogaciones. Pocos son los
recursos retóricos utilizados, aunque todos ellos muy del gusto romántico: hipérbaton propio de la
versificación rimada, alguna comparación, metáforas, hipérboles,...
PÁRRAFO 4º
1. teatro neoclásico
2. asunto romántico
3. destino
4. muerte
5. manifiesto
Lo más interesante del texto es, tal vez, su ruptura con el teatro neoclásico anterior, evidenciada
aquí por la mezcla del verso y la prosa hasta en la misma escena, la libertad métrica que se aprecia con
la utilización de la silva, y, sobre todo, por el asunto tratado: la situación límite presentada, que hace
que en el último momento de un rapto (algo tan romántico) el destino fatal (la "fuerza del sino"
indicada en el título) intervenga para desencadenar la tragedia. Los mismos amantes parecen preludiar
en sus palabras no sólo el fatal accidente que ocurrirá a continuación sino también el ambiente de
muerte que recorrerá la obra entera: Don Álvaro, por ejemplo, menciona "difunto", "infierno",
"muerta", "sepulcro", "muerte", y doña Leonor acaba su conversación con él señalando también a la
"muerte" como solución final. Todos estos vocablos (tan del gusto romántico y tan nuevos en la época),
la atmósfera de misterio creada, etc., evidencian que el texto auguraba una nueva época para el teatro y,
de hecho, esta obra se convirtió en el manifiesto del drama propio del Romanticismo.
Los pasos o fases que se han seguido para la producción de este
comentario de un texto dramático han sido exactamene los mismos del
comentario de texto narrativo; sólo difieren en que, por tratarse de un texto que
mezcla la prosa y el verso, los datos referidos a la métrica y los propiamente
Profesor Juan pedro Rodríguez: Gramática gráfica al juampedrino modo________________________________________
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dramáticos (estudiados también en la lección 19ª) han sido colocados en el
párrafo tercero.
(909).-El comentario lingüístico
El comentario lingüístico de un texto pretende, básicamente, realizar un
recorrido sobre el texto fijándose ordenadamente en los distintos aspectos
gramaticales. El orden, pues, es el mismo tanto en la búsqueda de datos como en
la redacción: plano fonológico, plano morfológico, plano sintáctico y plano
semántico. Esta búsqueda nos da las claves del modo como ha sido utilizada la
lengua en ese texto específico, lo que nos permite después intentar una
caracterización del mismo indicando sus rasgos más sobresalientes, los cuales, si
el texto es verdaderamente sintomático de los de su tipo, habrán de coincidir con
las características indicadas en la lección 18ª respecto a los textos científicos,
humanísticos, jurídico-administrativos, periodísticos, publicitarios, etc.
Ejemplificaremos lo dicho con el comentario lingüístico de un texto
científico:
TEXTO
La presión atmosférica varía con la altitud, pero también con el estado atmosférico. Los barómetros
son aparatos destinados a medir el valor de la presión atmosférica en cada instante. Los hay de
diversos tipos.
El barómetro de cubeta es aplicación directa del experimento de Torricelli. Consta de la cubeta, el
5 tubo de mercurio y una escala graduada en milímetros, cuyo cero ha de coincidir con el nivel del
mercurio en la cubeta. Tiene este barómetro el inconveniente de que la escala ha de ser móvil, pues si
desciende el mercurio en el tubo, sube el nivel de la cubeta y, por tanto, cambia la posición del cero.
Para obviar esta dificultad (de estar variando la escala cada vez que se hace una lectura en el
barómetro) se ha ideado el barómetro de Fortín, cuya cubeta tiene el fondo de piel de gamuza y, por
10 tanto, puede elevarse o bajarse mediante un tornillo V. El cero de la escala viene dado por la punta del
índice de marfil v. Si el mercurio asciende en el tubo T, al mismo tiempo desciende en la cubeta, pero
entonces se eleva su fondo de gamuza hasta que el nivel del mercurio alcance a la punta de marfil v.
Basta ahora ver en la escala la altura del mercurio en el tubo T para tener la presión atmosférica en
milímetros.
15
Hay también barómetros metálicos o aneroides (sin aire) como el de Vidi, que consta de una caja
metálica, en cuyo interior se ha hecho el vacío y cuyas paredes son onduladas con el fin de que la
presión atmosférica tenga una mayor superficie donde ejercerse. Si la presión, por ejemplo, aumenta, la
caja se aplasta, y un engranaje hace girar una rueda dentada y su correspondiente aguja, que marca
directamente la presión en un círculo graduado. Estos barómetros se gradúan por comparación con uno
20 de mercurio.
El barómetro registrador o barógrafo consiste en un cilindro metálico C, en cuyo interior se ha
hecho el vacío y cuya superficie es ondulada. La presión que sobre él se ejerce se transmite por un
juego de palancas a una larga aguja BR terminada en una pluma. En frente de esta hay un tambor que
merced a un aparato de relojería gira una vuelta completa cada semana. Sobre la superficie del tambor
25 va una hoja cuadriculada sobre la que la pluma va marcando la presión habida cada instante. Cada
semana se renueva esta hoja.
Esquema 137: Comentario lingüístico del texto anterior
ESQUEMA
BORRADOR DE REDACCIÓN
CONTENIDO
El texto propuesto para comentario lingüístico es un fragmento de un manual de Física y en él
se describen los distintos tipos de barómetros conocidos hasta la fecha de su redacción. Es, pues, un
texto científico por su contenido.
NIVEL FÓNICO
En el nivel fonético-fonológico, el texto aparece redactado con los símbolos usuales de las letras
castellanas, con ausencia de abreviaturas ("milímetros") o de símbolos matemáticos ("cero"). pero con
presencia de símbolos especiales ("V", "v", "T", "BR") para denominar a los distintos elementos de los
artilugios descritos. Una oración y cuatro sintagmas aparecen resaltados en negrita y un nombre propio
Profesor Juan pedro Rodríguez: Gramática gráfica al juampedrino modo________________________________________
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en cursiva. La entonación es siempre enunciativa afirmativa.
MORFOLOGÍA
En el nivel morfológico, el sustantivo aparece como la categoría más utilizada (incluidos tres
nombres propios), generalmente actualizado con el artículo determinado masculino o femenino; su
utilización contrasta con la casi ausencia de adjetivos, preferentemente solucionados con
complementos determinativos. Los cuantificadores numerales se presentan casi exclusivamente con la
forma "cero", aunque podrían ser añadidos las formas "un" y "una" utilizados más en su valor numeral
antes que indefinido (o de artículo indeterminado, si se prefiere). Los demostrativos de la serie
"este..." son los únicos utilizados, y contrasta su uso con la ausencia de posesivos. Los personales
brillan por su ausencia así como los adverbios. El verbo, no obstante, presenta una aparición
semejante al sustantivo: el tiempo casi exclusivamente utilizado es el presente de indicativo, en sus
formas usuales (sobre todo la del presente gnómico) o en sus formas perifrásticas de infinitivo.
SINTAXIS
En el nivel sintáctico, las oraciones atributivas con ser son las de mayor frecuencia, junto con
las pasivas-reflejas y las impersonales, ambas en su forma con se. La coordinación es meramente
copulativa, adversativa o ilativa, mientras que la subordinación es casi exclusivamente condicional
con el nexo si. La inordinación adverbial y la sustantiva apenas tienen presencia en el texto, tal vez
porque la inordinación adjetiva de relativo es la más profusamente utilizada, especialmente con el nexo
"cuyo...".
SEMÁNTICA
En el nivel semántico, junto a su registro culto, llama la atención la profusión de términos
propios de la disciplina, la mayoría de ellos sacados de la lengua común, aunque también aparecen
algunos con prefijación culta. Sea como fuere, todos los sustantivos son denotativos y unívocos.
Destacable es la antonimia verbal utilizada para referirse a la subida o bajada del nivel barométrico.
CARACTERIZACIÓN
En conclusión, el texto ha de ser caracterizado como científico con finalidad divulgativa o
didáctica: la función predominante es la representativa, pues pretende la descripción auténtica, objetiva
y verificable de los cuatro tipos de barómetros analizados. Para esa descripción se apoya,
básicamente, en la enumeración de los sustantivos (a veces en construcción sintagmática) y en la
utilización de adjetivaciones oracionales, generalmente con nexo relativo. La exposición pretende ser
lo más clara posible (de ahí el uso de los diferentes tipos de letra y del paréntesis) y recurre a la
definición (línea 2) para evitar la ambigüedad significativa, así como a la ejemplificación (líneas 14 y
19). Rasgo típico de este tipo de textos es la utilización de ciertos símbolos especiales (en este caso
letras mayúsculas o minúsculas). La utilización del presente gnómico da al texto un carácter de
intemporalidad, característica común a todos los textos científicos. La objetividad en la exposición
viene garantizada por la abundancia de oraciones impersonales y pasivas-reflejas, que pretenden incidir
sobre la naturaleza científica de los hechos descritos, carentes de un sujeto personal o conocido.
Los pasos que se han seguido para la realización de este comentario
lingüístico han sido los siguientes:
lectura detenida del texto, intentando captar su contenido, pero sobre
todo, el tipo de texto en que podría ser encuadrado.
recorrido rápido por el texto intentando encontrar elementos fónicos,
ortográficos, etc.
nuevo recorrido para recoger (en una plantilla semejante al esquema
36, estudiado al inicio de la lección 5ª) los rasgos más sobresalientes
de cada una de las categorías morfológicas.
nueva visión general del texto para recoger (en otra especie de plantilla
semejante al esquema 107, estudiado en la lección 13ª) los tipos de
nexos oracionales más utilizados y los complementos más
sobresalientes.
recorrido semántico por el texto intentando encontrar los recursos más
frecuentemente utilizados.
aplicación de las características de los textos científicos a este en
concreto, intentando compaginar lo encontrado en los distintos
recorridos anteriores con los rasgos de los textos científicos.
esquema de las ideas recogidas, agrupándolas en distintos párrafos.
redacción.
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(910).-El comentario temático
El comentario temático de un texto consiste, básicamente, en la perfecta
comprensión de su contenido (evidenciada por la posibilidad de poder colocar al
texto un título, enunciar su tema, realizar un resumen y analizar su estructura, tal
y como se estudió en su momento) y en la realización de una crítica subjetiva
sobre dicho contenido. Esta última, evidentemente, ha de ser lo más personal
posible y ha de parecerse al texto comentado tanto en su estilo como en su forma,
pudiendo convertirse la opinión vertida por el comentarista en otro texto
perfectamente analizable temáticamente por el propio autor comentado u otra
tercera persona. Así se crean las polémicas más o menos literarias sobre
diversidad de asuntos de interés general. Nos serviremos del artículo El
gramático a palos, del escritor y profesor Luis Landero, publicado en la sección
"Opinión" del diario El país.
TEXTO
Tengo un joven amigo que, después de diez años de estudiar gramática, se ha convertido al fin en un
analfabeto de lo más ilustrado. Se trata de un estudiante de bachillerato de nivel medio, como tantos
otros, y aunque tiene dificultades casi insalvables para leer con soltura y criterio el editorial de un
periódico, es capaz sin embargo de analizar sintácticamente el texto que apenas logra descifrar. Su léxico
5 culto es pobre, casi de supervivencia, pero eso no le impide despiezar morfológicamente, como un buen
técnico que es, las palabras cuyo significado ignora y enumerar luego de corrido los rasgos del lenguaje
periodístico, y comentar las perífrasis verbales y explayarse aún en otras lindezas formales de ese estilo.
De puro disparatada, a mí la paradoja me resulta hasta cómica, quizás porque, como bien decía Bergson,
siempre es motivo de risa la teatralidad con que se manifiesta lo que en el hombre hay de rígido, de
10 mecánico, de autómata. O, si se quiere, de deshumanizado. A mí todo esto me recuerda a Charlot en la
cadena de montaje, aplicado y absurdo, cautivo en movimientos maquinales de títere hasta cuando se
rasca la pantorrilla con el empeine del zapato. Este joven no está lo que se dice alfabetizado, es cierto,
pero sí ampliamente gramaticalizado, y la suya es sin duda una forma bien laboriosa de ignorancia.
Podríamos también decir que lo que le falta en construcción y fundamento le sobra sin embargo en
15 presencia y diseño. Vaya, pues, una cosa por otra.
Libros, ha leído pocos, y no quizá por falta de afición sino porque ahora en las escuelas se enseña
poca literatura y mucha lengua. Hay que estudiar demasiada gramática como para andar perdiendo el
tiempo en novelas de caballerías. Aunque en la teoría no tiene por qué ser así, la práctica es otra cosa. En
la práctica, la literatura está pasando incluso a ser una provincia más de esa patria común que es la
20 lengua (o más bien de ese Saturno que devora a sus hijos), y donde a menudo ha de convivir, de igual a
igual, con esas otras provincias que son el periodismo, la publicidad, la ciencia y la técnica, o la
jurisprudencia. Ahí, en esa gran democracia, si es que no compadreo, todos alternan y se codean con
todos. Y es que, si de lo que se trata es de enseñar lengua, la verdad es que tanto da diseccionar una lira
de Fray Luis como el eslogan de una marca de detergente o una receta gastronómica, porque al fin y al
25 cabo la cantidad de gramática y de semiología que hay en esos mensajes viene a ser técnicamente más o
menos la misma.
Pero, en fin, todo sea por esa buena y sacrosanta causa que es el aprendizaje de la lengua, puede
pensarse. Claro que, luego, uno se pregunta: ¿y para qué sirve la lengua? ¿Para qué necesitan saber
tantos requilorios gramaticales y semiológicos nuestros jóvenes? Porque el objetivo prioritario de esa
30 materia debería ser el de aprender a leer y a escritir (y, consecuentemente, a pensar) como Dios manda, y
el estudio técnico de la lengua, mientras no se demuestre otra cosa, únicamente sirve para aprender
lengua. Es decir: para aprobar exámenes de lengua. Entre ellos, el de selectividad, por supuesto, que eso
son ya palabras mayores. Yo sospecho que, en algún oscuro departamento de alguna universidad, en el
centro de algún laberinto pedagógico, alguien alimenta el sueño, o más bien la pesadilla, de que algún
35 día habrá en España cuarenta millones de filólogos.
El asunto, de cualquier modo, no es de ahora. En 1879, por ejemplo, en el Boletín de la Institución
Libre de Enseñanza escribía Manuel B Cossío: "¿Por qué no suspender el abstracto estudio gramatical de
las lenguas hasta el último año de la enseñanza escolar y ejercitar al niño en la continua práctica de la
espontánea y libre expresión de su pensamiento, práctica tan olvidada entre nosotros, donde los niños
40 apenas piensan, y los que piensan no saben decir lo que han pensado?" Ciento veinte años después, la
erudición gramatical, aunque con distinto ropaje, sigue vigente en las escuelas, y va camino de
convertirse poco menos que en una plaga de dimensiones bíblicas.
Lo que le ocurre a mi joven amigo me recuerda mis tiempos de estudiante de Filología Hispánica.
Yo llegué a sufrir aún los excesos, tan ridículos como estruendosos, de la erudición. Jamás en cinco años
Profesor Juan pedro Rodríguez: Gramática gráfica al juampedrino modo________________________________________
13
45 llegamos a comentar ni una sola página de La Celestina, el Lazarillo o el Quijote. Como en aquel relato
de Kafta donde el mensajero del emperador no podrá llegar nunca a su meta porque la inmensidad del
propio imperio se lo impide, o por la misma razón por la que Aquiles no conseguirá darle alcance a la
tortuga, de igual modo tampoco nosotros accedíamos nunca a los textos originarios porque antes había
que atravesar un laberinto inacabable de datos, de hipótesis, de averiguaciones, de fechas, de variantes,
50 de teorías, que (ahora lo sé) no eran un medio para llegar a la obra y enriquecer la lectura sino un fin en
sí mismo. Tampoco mi joven amigo sabe bien lo que lee porque, entre él y los textos, se interpone
siempre la gramática, como un burócrata insaciable. Un poco al modo de aquella parodia donde Cortázar
da instrucciones para subir una escalera, tanto mi joven amigo como yo nos quedamos en la higiene de los
manuales de uso, sin lograr apenas ascender unos cuantos peldaños.
55
No hay esperpento sin un fondo solemne sobre el que destacarse. ¿Y qué mejor fondo, y de mayor
solemnidad, que el de la técnica, sobre todo si se le añade el aura de un cierto hermetismo? Ante la cosa
técnica, y la superstición de lo útil, todos callan y otorgan, como si se tratase del traje nuevo del
emperador. Hace ya tiempo que la tecnificación del saber llegó también a las humanidades, culpables
acaso de parecer sobrantes y anacrónicas en el mundo de hoy. Uno no tiene nada contra la gramática,
60 pero sí contra la intoxicación gramatical que están sufriendo nuestros jóvenes. Uno está convencido de
que, fuera de algunos rudimentos teóricos, la gramática se aprende leyendo y escribiendo, y de que quien
llegue, por ejemplo, a leer bien una página, entonando bien las oraciones y desentrañando con la voz el
contenido y la música del idioma, ése sabe sintaxis. Sólo entonces, como una confirmación y un
enriquecimiento de lo que básicamente ya se sabe, alcanzará la teoría a tener un sentido y a mejorar la
65 competencia lingüística del usuario. Así que, quien quiera aprender lengua, que estudie literatura, mucha
literatura, porque sólo los buenos libros podrán remediar la plaga que se nos avecina de los gramáticos a
palos.
Luis Landero es escritor.
Esquema 138: Comentario temático del texto anterior
ESQUEMA
BORRADOR DE REDACCIÓN
PRESENTACIÓN
El texto propuesto para comentario temático es un artículo del escritor Luis Landero,
publicado en El País. Su extensión es de 60 líneas y aparece escrito en seis párrafos. Procederemos a
la realización de un título, un tema, un resumen, una estructuración y un comentario crítico de las
ideas en él vertidas.
TÍTULO
Aunque el artículo se presenta ya titulado, otros títulos posibles podrían ser "Lengua frente a
literatura", "La gramática se aprende leyendo", o cualquier otro semejante ya que, como se verá en el
tema, son la escritura y la lectura (o la lengua y la literatura, o la gramática enseñada a "palos") los
conceptos que se intentan dilucidar.
TEMA
El tema del texto podría enunciarse como sigue: "El secular disparate de enseñar lengua sin
utilizar para ello la literatura".
RESUMEN
El resumen del texto podría ser el siguiente: "Un estudiante de enseñanza secundaria, amigo
del autor, parece haber llegado a saber muchos conocimientos gramaticales que no han conseguido,
paradójicamente, sacarlo del analfabetismo. Ello es debido a que en la escuela se enseña más lengua
que literatura, tal vez porque lo que se intenta en esa asignatura es aprobar exámenes de selectividad
antes que enseñar a leer. Este problema, ya detectado hace más de un siglo, le recuerda al autor su
propia época de estudiante, en la que no le enseñaron literatura, sino que le atiborraron de conceptos
y teorías ajenas a los textos literarios. Considera que el asunto tiene su base en el afán tecnicista
actual contrario a las humanidades y concluye afirmando categóricamente que "la gramática se
aprende leyendo" y aconseja que, si se quiere aprender lengua, ha de estudiarse mucha literatura.
ESTRUCTURA
La estructuración del texto es, si existe alguna, meramente conclusiva o sintetizante o
inductiva: se va enunciando una serie de ideas particulares y se termina con una idea general. Su
ordenación podría ser la que sigue:
1.- Ejemplo particular de un alumno "gramaticalizado" pero analfabeto.
2.- Situación actual de la enseñanza de la lengua: mucha lengua y poca literatura.
3.- La enseñanza de la lengua sólo persigue aprobar exámenes o crear filólogos.
4.- Argumento de autoridad para mostrar la antigüedad del problema.
5.- Apoyo en el caso particular del propio autor como estudiante.
6.- Culpable: la tecnificación del saber.
7.- Conclusión: más literatura y menos lengua.
VALORACIÓN CRÍTICA
Comentario crítico:
El autor muestra bien claro ser uno de los tres tipos de profesores de lengua y literatura
existentes, precisamente el último: el que conjuga la lengua con la literatura; el que toma a la lengua
como base; y el que toma a la literatura como base. De hecho, no es ningún secreto que el autor del
texto ha sido reconocido como gran novelista (no confundir con "gran literato") y puede uno
imaginar sus clases, recibidas o impartidas: las recibidas, pensando el joven Landero en que su
profesor no le enseñaba la literatura que él ansiaba conocer; las impartidas, pensando sus jóvenes
Profesor Juan pedro Rodríguez: Gramática gráfica al juampedrino modo________________________________________
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alumnos en que su profesor no les enseña nada más que la literatura que él considera necesario
conocer.
El problema planteado por el autor es, en el fondo, algo solamente rozado en el artículo: el
problema del método de enseñanza de la lengua española, en su doble vertiente de enseñar para
escribir y enseñar para leer. Es evidente que alumnos como el joven amigo del autor acaban sus
estudios siendo analfabetos literarios, pero más evidente es que también acaban siendo analfabetos
gramaticales. Pero la situación concreta que presenta el autor del artículo es, a todas luces,
inexistente: es inexplicable que un alumno sea capaz de despiezar morfológicamente palabras cuyo
significado ignora y comentar perífrasis verbales y pueda ser tachado de ignorante gramaticalizado.
¿En qué consiste esa ignorancia? ¿En que no sabe aún literatura, hacer literatura, escribir literatura?
Es inexplicable asimismo que al propio autor le llenasen, cuando estudiaba, la cabeza de teorías
literarias (de conceptos de crítica literaria: datos, hipótesis, averiguaciones, fechas, variantes, teorías,
según sus propias palabras) y los confundiese todos con conceptos "gramaticales" que le impidieron
comentar libros de caballerías u otros textos clásicos. Si estos dos ejemplos particulares que aduce el
autor (el de su amigo y el suyo propio) caen por su propio peso en el razonamiento lógico del
problema, menor peso tiene el citado de 1879: ¿qué "erudición gramatical" puede ser enseñada a un
"niño" que no sabe decir lo que piensa?
Lo que el autor intenta decir es bien claro, pero no consigue decirlo (¿será porque es un literato
que aún no sabe expresarse con la lengua?): que utilizar la lengua en sí misma como erudición
gramatical ni enseña a hablar, ni a escribir, ni a leer. Y en eso estamos todos conformes, tanto los
que vivieron hace "ciento veinte años" como los que vivimos en el siglo XXI. Falla, pues, y desde
siempre, una enseñanza de la lengua (y la literatura) basada en erudición gramatical. Pero de ahí no
se puede sacar la conclusión de que todo lo que huela a lengua es contraproducente. ¿De qué está
hecha la literatura si no es de "litteras", o palabras, u oraciones, o textos?
El problema, como se apuntó al principio de este comentario crítico, es de método, y no de
afición a la lectura (propia de literatos) ni de erudiciones gramaticales (propias de filólogos). Y el
método que propone Landero es, como mínimo, absurdo: el que lea bien una página, "ese sabe
sintaxis". Resulta difícil imaginarlo, pero podemos hacer la prueba de entrar en una clase, dedicarla
entera a que el alumno aprenda a leer "entonando bien las oraciones y desentrañando con la voz el
contenido y la música del idioma" para constatar después que ese alumno sabe sintaxis. ¡Bendito sea
ese alumno que, sin necesidad de un gramático, es capaz de saber sintaxis leyendo y leyendo y
leyendo! ¡Bendito sea ese alumno que quiere aprender lengua y lo consigue estudiando "literatura,
mucha literatura"!
Parece, pues, que el autor no conoce que la lengua se aprende por un lado y la literatura por
otro. Aprendida la lengua (a golpe de conceptos "gramaticales" más o menos eruditos), se está en
condiciones de aprender literatura (a golpe de textos "literarios" y de conceptos también "literarios"
más o menos eruditos). O, mejor: conforme se va aprendiendo la lengua, se puede ir aprendiendo y
disfrutando la literatura. Si el joven amigo del autor ha aprendido bastante gramática (y eso que
"libros, ha leído pocos") ahorá está en la situación ideal para que un buen profesor de literatura se la
enseñe. Lo contrario sería como el carpintero que pretende enseñar al aprendiz en una tienda de
muebles sin antes enseñarle en el taller lo que contiene la caja de herramientos y la correcta
utilización de cada una de ellas destrozando maderas: curiosamente, en un mueble bien terminado
(=la obra literaria) no se percibe ni una punta, ni un tornillo, ni un golpe de martillo, ni un corte de
sierra,... (=las unidades gramaticales, evidentemente). Pero con todo eso ha sido realizado el bonito
mueble. Y, además, en ese orden.
Las fases que se han seguido para la consecución de un comentario
temático como el anterior han sido las siguientes:
lectura muy detenida del texto, subrayando en cada párrafo las dos o
tres palabras que nos parezca que resumen bien dicho párrafo.
copiar en un folio en blanco esa serie de palabras sobre el mismo lugar
que habrían ocupado en el texto original, como si hubiese sido borrado
el resto del texto. La importancia de acertar en la elección de estas
palabras-clave se demostrará en las siguientes fases.
intentar estructurar el contenido basándonos en esas palabras
subrayadas.
hacer un pequeño resumen basándonos en esas mismas palabras
subrayadas.
condensar esas palabras hasta el punto de que se conviertan en una sola
oración (el tema)
nueva condensación de esas palabras hasta convertirlas en un título.
Profesor Juan pedro Rodríguez: Gramática gráfica al juampedrino modo________________________________________
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(en cada una de las fases anteriores, se ha de ir echando de vez en
cuando un vistazo al texto completo para redefinir conceptos y
apreciaciones).
valoración crítica: intentar dar nuestra opinión sobre el tema tratado,
pero olvidándonos completamente del propuesto en el texto; sólo
volveremos a él cuando recordemos que algo de lo que vamos a decir
en nuestra crítica guarda relación con algo de lo dicho en el texto por
el autor.
redacción por separado de cada una de las partes del comentario
temático.
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