Territorio y Actores del Desarrollo1 Acercamiento al concepto de Territorio Para hablar del surgimiento del concepto de territorio tomaremos como referencia la periodización propuesta por Schneider y Peyré T. (2006). F. Ratzel, en el contexto de la unificación alemana (1871), y la institucionalización de la geografía como disciplina en las universidades europeas, considera al territorio como una parcela de la superficie terrestre apropiada por un grupo humano, que tendría una necesidad imperativa de recursos naturales para su poblamiento, los que serían utilizados a partir de las capacidades tecnológicas existentes. Este concepto tiene como referencia al Estado. Años después, y en contraposición, aparecen los trabajos del geógrafo francés Paul Vidal de La Blache, de fines del siglo XIX quién plantea la noción de región como contrapunto a la de territorio. En la década de 1970 el territorio vuelve a ser debatido como concepto explicativo de la realidad. El norteamericano J. Gottmann (1973) centraliza su abordaje en el significado del territorio para las naciones y sostiene que la relación de las personas con su territorio se presenta de diversas maneras, considerando aspectos geográficos, como así también introduciendo aspectos políticos y económicos. El territorio para los geógrafos es una parte del espacio definida por límites (líneas), que posee un sistema de leyes y una unidad de gobierno. Gottman al igual que Ratzel, sostienen la preeminencia del territorio correspondiente al estado (estatal). Posteriormente, el geógrafo francés C. Raffestin (“Por una geografía del poder”, 1993) será el primero en superar esa limitación al debate, ya que parte de una crítica a lo que denomina "geografía unidimensional", o sea, el territorio que es definido exclusivamente por el poder estatal. Para él una evidencia clara del exceso del poder estatal en la interpretación de Ratzel está en la caracterización de los conflictos que serían solamente aquellos entre Estados ‐ guerras‐, mientras otras formas de conflictos no serían relevantes para éste autor. Como alternativa analítica, Raffestin sostiene la existencia de múltiples poderes que se manifiestan en las estrategias regionales y locales. En este sentido, se sostiene una geografía del poder (geografía política), ocupada del análisis de la multiplicidad de poderes y, por lo tanto: de los múltiples actores sociales que tienen la capacidad de detentar poder. Considerando el pensamiento de M. Foucault que sostiene que ''[el] poder no se adquiere; es ejercido a partir de innumerables puntos... Las relaciones de poder no están en posición de exterioridad con respecto a otros tipos de relaciones (económicas, sociales, etc.), más bien son inmanentes a ellas" y donde "hay poder hay resistencia…” (Raffestin, 1993). Robert SacK (“Human Terrrioriality”, 1986), examina la territorialidad en la perspectiva de las motivaciones humanas. Territorialidad como la base del poder. Se trata de la estrategia, de un individuo o de un grupo para alcanzar, influenciar o controlar recursos y personas a través de la delimitación y del control de áreas especificas. Sack plantea asimismo la existencia 1 Material elaborado por Martín Viani, para la materia Agroecología y Ambientes Rurales de la carrera en Ingeniería en Recursos Naturales Renovables de la Facultad de Ciencias Agrarias, Universidad Nacional de Cuyo. 2013 (actualizado en junio 2014). territorios móviles y dinámicos, sostiene que la mayoría tiende a ser fijo en el espacio, pero algunos pueden moverse. Por otra parte, un área puede ser utilizada como un territorio en un momento o periodo cualquiera y perder esta calidad en otro, un área para ser territorio necesita de un esfuerzo constante para mantener las estrategias para controlar el acceso a través de sus límites, y cuando estas cesan (cesa el control) el atributo territorial también cesa. En cuanto relaciones sociales proyectadas en el espacio, los territorios pueden desaparecer aunque los espacios correspondientes (formas) continúen inalterados. Estas territorialidades flexibles pueden ser cíclicas, presentarse periódicamente o pueden ser móviles (pueblos nómades, trabajadores golondrina y sus áreas de influencia, etc). Además de éstos también existen los territorios de baja definición, que son espacios caracterizados por la superposición de diferentes territorios en un mismo espacio, como ej. en el actual espacio de los departamentos mendocinos de Maipú y Lujan, conviven el “territorio vitivinícola tradicional” con la más actual tendencia al uso residencial del espacio. A nivel nacional, buena parte del hoy llamado “territorio de la soja” (Buenos Aires, Santa Fé, Córdoba, La Pampa, etc.) se superpone con el área del tradicional modelo cereal‐carne. En el escenario latinoamericano, la geógrafa brasileña Bertha Becker además de la existencia de múltiples poderes, resalta que, en el plano internacional, las organizaciones supranacionales, como las empresas multinacionales (Monsanto, Syngenta, etc.), vienen confrontando el poder del Estado de forma cada vez más ventajosa para las primeras. Existen poderes de escalas inferiores y superiores al estatal, se trata de la multidimensionalidad del poder. Esos poderes en escalas inferiores (intraestatales) ponen a la escala regional‐local como escala espacial óptima tanto para la organización de movimientos reivindicativos como para la política espacial del Estado (acceso a la tierra, ordenamiento territorial, etc.); considerándose la región como base para el poder territorial; ejemplos de esto son el Movimiento de Trabajadores sin Tierra de Brasil (MST), o el Movimiento Campesino Indígena de Santiago del Estero (MOCASE) en la Argentina. Según Schneider y Peyré (2006) debe enfatizarse la lucha entre la dimensión local y la global. Lucha que ocurre de manera contradictoria: por momentos el territorio local favorece a las personas que viven en él, su cotidiano, por momentos el territorio se sujeta a los ordenamientos que vienen de fuera. Es evidente que estas situaciones no ocurren de manera absoluta, o sea, cada local no es totalmente autónomo, en el otro extremo, tampoco es totalmente heterónomo (comandado por el otro), lo que ocurre son situaciones híbridas y asimétricas. Finalmente, nos referimos a otro brasileño Fernandes, B. M. (2009) quién nos invita a considerar al territorio como totalidad, no como fragmento y a su construcción como un acto político. Retomando a su predecesor Milton Santos lo define como un conjunto de sistemas de objetos y sistemas de acciones, que forman el espacio de modo inseparable, solidario y contradictorio contemplando tanto la naturaleza como la sociedad. Los objetos o elementos naturales (un bosque o un río) transforman al espacio, pero son las relaciones sociales las que impactan en el espacio con mayor intensidad (el trabajo, las tecnologías y sus usos). La técnica y la tecnología dinamizaron actual e históricamente los sistemas de acciones, impactando la naturaleza con una mayor intensidad. Resumiendo: *Gottmann y Ratzel, resaltan el valor del territorio para la organización de las naciones y entre naciones; *Raffestin, rompiendo con la concepción exclusivamente del territorio estatal, muestra la existencia de múltiples poderes, además del Estado (regional, local). *Sack enfatiza el control del acceso (poder) a un cierto espacio como definidor del territorio, y resalta la condición de movilidad y dinamismo. *Becker hace énfasis en multidimensionalidad del poder, y la lucha entre la dimesión local y global. *Fernandez B. M., considera al territorio como totalidad y resalta su construcción política. Cabe señalar que el territorio estatal, fuertemente explicado y sostenido por Gottmann y Ratzel, no ha perdido su importancia en el escenario mundial, es más bien un solo tipo específico de territorio. Convive entonces con múltiples territorios de diferente dimensión, no despreciables numéricamente, que se multiplican y se fortalecen o debilitan según los casos. Como ejemplo, en la dimensión supranacional, podemos mencionar al “territorio de la soja”, que además de vastas áreas de nuestro país abarca parte de Uruguay, Paraguay, Bolivia, Brasil, etc. En la dimensión nacional recordemos los ejemplos de MOCASE, o MST, entre otros. Territorio y Desarrollo Desde el punto de vista del desarrollo, según la concepción de sociedad que se adopte2, el territorio puede ser visto fundamentalmente de dos maneras: En primera instancia, como un lugar donde prima la concertación y la cooperación entre “actores del desarrollo” (individuos, organizaciones o grupos). El espacio no es un simple soporte, él se hace territorio, es el punto de reencuentro de los actores del desarrollo, el lugar donde se organizan formas de cooperación entre empresas, donde se decide la división social del trabajo. La noción de concertación‐coordinación de intereses se une a la idea de capital social, entendidos como un conjunto de dispositivos que "dicen respecto a las características de la organización social, como confianza, normas y sistemas que contribuyen para aumentar la eficiencia de la sociedad, facilitando las acciones coordenadas" (Putnam, 1996). Estos dispositivos tendrían un fuerte anclaje en las comunidades –nivel regional o local‐, cuyos valores culturales, normas y tradiciones tienen características territoriales. Cercano a esta perspectiva Schejtjman (2004) en su planteo de Desarrollo Territorial Rural se refiere a un espacio con identidad y con un proyecto de desarrollo concertado socialmente (entre empresas y otras organizaciones), que debe centrarse en mejorar su capacidad para competir con otros territorios, para aumentar la producción, el empleo, para vender más y mejor. El territorio es así un recurso (siendo clave la identidad) que debe ser valorizado y vendido, esto incluye cuestiones como la cultura o la preservación de tradiciones, aspectos aglutinadores de los grupos sociales de un territorio. En segunda instancia y en contrapartida, autores como Manzano Fernandez y Montenegro toman distancia de las definiciones que hacen hincapié en el capital social, la identidad y el consenso. Si bien reconocen que los seres humanos necesitan construir espacios y territorios que garanticen su existencia, hacen notar que dicha tarea está cargada de intencionalidades, 2 Podemos concebir a la sociedad como un todo u organismo que busca la armonía y el equilibrio entre sus partes, o bien, en um planteo más cercano al Marxismo, como un entramado de relaciones intrínsecamente conflictivas (SAGPyA, 2005). que son “en si” diversas e implican conflicto. El poder de significar e interpretar expresa la intención, la pretensión del sujeto; es un acto político, un acto de creación que busca dirigir al territorio en una determinada dirección. Detrás de este acto de poder están presentes los intereses de diferentes clases sociales organizadas en diversas organizaciones e instituciones. Según cuál de ellas prime en la disputa será la orientación que tendrá el desarrollo del territorio. Para Manzano Fernandez (2009) el modelo de desarrollo de los agronegocios, a partir de “producciones de monocultivos en grandes escalas, con trabajo asalariado, intensamente mecanizado y con la utilización de agrotóxicos y semillas transgénicas (…) [se opone al] modelo de desarrollo del campesinado que es a partir de la producción de cultivos varios, en pequeñas escalas, donde predomina el trabajo familiar, en su mayoría con baja mecanización, con biodiversalidad sin utilización de agrotóxicos”. En el mismo sentido Montenegro (2009) se aparta del la concepción “del proyecto compartido”, por considerar a este planteo como el “del conflicto negociado que acaba en consenso entre múltiples agentes públicos y privados base para la elaboración e implementación de políticas públicas”. La posibilidad de desarrollo de un territorio, en cambio, está atravesada por los conflictos estructurales propios de la sociedad capitalista. Tanto el conflicto, como la lucha de intereses son así inherentes a la sociedad. Respecto de este debate y, en consonancia con el planteo de la SAGPyA (2005), entendemos que en un territorio lo que está en disputa es el para qué y el para quienes de un espacio determinado. La configuración del territorio es siempre dinámica y cambiante. Los usos del territorio son un problema constante puesto que los actores sociales entablan luchas (conflicto) y alianzas (consenso) de forma permanente para imponer su visión de cómo organizarlo “Los movimientos socioterritoriales tienen al territorio no solo como objetivo, éste es esencial para su existencia. Los movimientos campesinos, indígenas, las empresas, los sindicatos y los Estados pueden constituir movimientos socioterritoriales y socioespaciales. Porque crean relaciones sociales para tratar directamente sus intereses y así producir sus propios espacios y sus territorios”. Consideraremos al territorio como componente permanente del desarrollo, como espacio en constante construcción movido por los distintos intereses de los actores sociales (personas y/o organizaciones) y por un entramado de relaciones sociales de reciprocidad‐cooperación que conviven con las de competencia‐disputa. Es en definitiva consenso más conflicto, siendo claramente este último el motor del cambio social, necesario para pensar cualquier proceso de desarrollo. El rol de la Agricultura Familiar Para acercarnos a la compresión de los procesos de cambio social en el territorio, es relevante comprender la presencia y la transformación histórica de la agricultura familiar (forma social hegemónica en América Latina) en los espacios rurales, tan diversos y heterogéneos. Así el punto de partida es el agricultor, su familia, su propiedad, su actividad productiva y las redes sociales e institucionales en que está inserto, que pueden ser materiales (las reuniones en Inta por el uso de un tractor en comodato) o intangibles (la tradición de prácticas de producción compartidas). Se intenta comprender las dinámicas de la agricultura familiar a partir de la vinculación de los conceptos de territorio y desarrollo, y para ello se recurre a tres niveles diferenciados (Schneider,2004 modificado): *Un primer nivel representado por las unidades de producción familiares (establecimiento, unidad de residencia, etc.) y por los diferentes tipos de actividades (agrícolas y no agrícolas). Aquí es clave comprender las estrategias de reproducción como la producción para el autoconsumo, la pluriactividad, las migraciones y las relaciones con las políticas de Estado. *Un segundo nivel, el del ambiente social y económico local en que transcurren las relaciones de proximidad, intercambio y reciprocidad, y del cual emergen actores privados (empresas) y colectivos (asociaciones, cooperativas) y otras organizaciones (sindicatos, dependencias públicas, etc). Se trata de la estructura social y económica.y, *Un tercer nivel, el de los procesos sociales que transcurren en un determinado territorio. Se trata de analizar los conflictos y divergencias entre los actores que componen la estructura, porque existen disputas por la dominación y apropiación de los recursos disponibles y de los resultados producidos. Este análisis de los procesos sociales permite explicar como ocurre el cambio social. A su vez, se destacan cinco principales modos de articulación externa del territorio, vinculados a la permanente transformación del mismo: a) A través de la producción agrícola y del suministro de materias prima todavía fundamental para el consumo dentro de los propios territorios y fuera de ellos ("exportación"); b) Mediante de las relaciones entre el campo y la ciudad (rural‐urbanas): valorando lo rural como una opción posible de vida no sólo para los que ya viven en el campo, sino también para parte de las poblaciones urbanas, sobre todo, en función de los aspectos ambientales para el ocio y el turismo; c) A través de la descentralización de las actividades industriales, donde parte de la población va para el campo y consecuentemente amplía las demandas por servicios (“zonas industriales”); d) Por medio de la valorización de las actividades no agrícolas en los espacios rurales (pluriactividad), proporcionando nuevas alternativas de generación de renta a (comercio, turismo, transporte, etc); e) Mediante de nuevas relaciones entre productores y consumidores, frecuentemente incipientes, dando énfasis a la calidad de los alimentos y las formas ambiental, económica y socialmente sustentables (ferias francas). Actores del territorio Siguiendo la metodología planteada por Manzanal y otros (2006), abordaremos el accionar de los actores sociales del territorio a partir de las estrategias de las organizaciones públicas y privadas vinculadas con el mejoramiento de la producción, la inserción laboral y la calidad de vida, de los pequeños y medianos productores agropecuarios (agricultores familiares en su mayoría). El análisis hace énfasis de la participación de dichos actores en los procesos vinculados con el desarrollo. Entendemos por actores sociales a: “…sujetos o colectivos [organizaciones] que controlan recursos de poder (asociación de voluntades, de movilización social, de representación, de recursos económicos), suficientes como para influir en forma determinante sobre los acontecimientos que nos interesan o afectan…” (Camisaza, y otros, 1998, tomado de Di Costa, 2006). La participación condensa las diversas formas que tiene y ejerce la población en general, y en particular los integrantes de organizaciones, los beneficiarios de proyectos públicos y de OSC (organizaciones de la sociedad civil), para intervenir en acciones o decisiones que determinan su futuro socioeconómico y el de su comunidad y territorio. El ámbito local es el lugar dónde la población vive y trabaja y, por ello, tiene la posibilidad de participar, organizarse y proyectarse para aumentar su poder; y de este modo influir y tomar las decisiones que la involucran y que tienen que ver con la política y con el ámbito de lo público. Para que se geste este proceso es necesario un funcionamiento interrelacionado, no sin conflictos, entre Estado, las organizaciones representativas de la población y el sector productivo. Nos interesa el ámbito de los contactos frecuentes, el lugar "local", (que suma urbano y rural) y que se complementa y opone con lo "global". En los ámbitos locales se enfrentan y dirimen posiciones opuestas entre actores, y, asimismo, se consolidan sus articulaciones. Y de este devenir surgen, desaparecen, se fortalecen o se debilitan las organizaciones de base. Entenderemos por "organizaciones" a aquellos grupos de personas unidas por un objetivo común con una estructura jerárquica u horizontal de funcionamiento, con actividades especializadas organizadas según normativas explicitadas. En las organizaciones se trabaja y se distribuyen las actividades siguiendo objetivos explícitos, consensuados o no. Los actores organizados podrán ser: *Organizaciones de pequeños y medianos productores, *Organismos públicos de promoción del desarrollo, de bienestar social, *Programas de desarrollo rural, *ONG de desarrollo, de bienestar social, *Redes de productores; *Otros, que se vinculan con pequeños productores organizados. Los ejes analíticos centrales son: 1) Las formas de participación por parte de grupos de población organizados (actores sociales). 2) La multiplicidad y frecuencia de las vinculaciones entre actores. Una vinculación o relación perdurable y recíproca será aquella capaz de aportar al Desarrollo Local. Todos estos elementos nos permiten el análisis del accionar de los actores locales del territorio y, contemporáneamente, el estudio de las estrategias de las organizaciones públicas y privadas orientadas al mejoramiento de la actividad productiva, el trabajo y la calidad de vida. Tipología de los actores organizacionales a. Organizaciones de primer grado o de base, que se diferencian según sean de: a1) Pequeños y medianos productores gremiales o de representación de intereses del sector o económicas (que tienen finalidades económico‐productivas). (Ej. Consejo asesor apícola, Feria franca de San Carlos). a2) Trabajadores rurales (asociación de actores cuyos principales ingresos provienen del trabajo asalariado en explotaciones agropecuarias o dentro de las empresas ligadas a servicios agropecuarios). (Ej. Asociación de trabajadores rurales). b. Organizaciones de no productores, diferenciando entre: b1) Organismos públicos nacionales, provinciales y locales, con políticas focalizadas en el sector productivo. (Ej. INTA, IDR, etc.) b2) Programas nacionales o provinciales de desarrollo agropecuario y/o rural con una estructura de intervención propia, cuyos beneficiarios sean productores y/o trabajadores rurales. (Ej. Prohuerta, Verdura para todos, Monotributo social, etc.) b3) ONG de desarrollo (apoyo financiero, transferencia tecnológica y capacitación) cuyos beneficiarios sean productores y/o trabajadores rurales. (Ej. La Quincha, Unida, etc.) c. Organizaciones de organizaciones de pequeños y medianos productores y/o de trabajadores rurales (privadas o públicas). Se trata de organizaciones de segundo grado. (Ej. Federación Agraria). d. Otras organizaciones: Se refiere al resto de las organizaciones que tienen un accionar directo o una política explícita hacia el sector pequeño‐mediano productor y/o trabajadores rurales, y ejercen influencia en su entorno. (Ej. Banquito de la buena fe, Clubes sociales y deportivos, uniones vecinales, iglesias, etc.) Tipología de vinculaciones: Una vez realizada una tipología de actores, es importante analizar el tipo de vinculación entre organizaciones porque si estas vinculaciones son significativas, constituyen una fuerza con potencial para impulsar, generar y ampliar el desarrollo local‐rural. Distinguimos según la naturaleza de la relación entre: 1) Las que están determinadas por la función que a cada organización corresponde de acuerdo a sus propias normas; INTERACCIONES Ej. El INTA financia a una huerta agroecológica en una escuela porque es su función. 2) Las que responden a relaciones acordadas para fomentar la cooperación mutua. ARTICULACIONES. Ej. El INTA periódicamente se reúne con referentes de la DGE y una feria franca, juntos proyectan y realizan la intervención en una serie huertas agroecológicas escolares. El segundo tipo de vinculación es más consistente, participativa y perdurable en el tiempo por lo que se encadenan actividades hacia el Desarrollo Local. La articulación implica una decisión autónoma entre organizaciones para encarar una relación de cooperación mutua. Son organizaciones que funcionan en forma independiente entre si (sin dependencia funcional o económica), así las decisiones de cooperación se caracterizan por la libertad para acordar. Es de suponer que las organizaciones que alcanzan articulaciones entre sì, tienen un aprendizaje previo de trabajo común o trabajos cercanos. Pueden articularse para: 1) Encarar acciones específicas, particulares y concretas. 2) Encarar un plan de acción conjunto, que supone actividades articuladas y enfocadas a la consolidación como organizaciones. Acercándose en ambos casos a los que se conoce como Planificación Estratégica (Di Paolo, 2005). Mapa de actores: Finca “El Melocotón”, La Consulta, San Carlos. NACIONAL y GLOBAL Dpto. Irrigación Ministerio PROVINCIAL Turismo INTA Caminos Altamira Agencia Turismo Finca El Melocotón INTA Tecnicatura Agroecol. Consejo As. Apícola SSAF Ind. La Española FOPAF ISCAMEN Feria FrancaSC LOCAL a) Organizaciones de Pequeños y medianos productores y/o trabajadores rurales. b.1) Organismos públicos nacionales, provinciales y locales. b.2) Programas nacionales o provinciales de desarrollo agropecuario. b.3) ONG de desarrollo. c. Organizaciones de organizaciones de pequeños y medianos productores y/o de trabajadores rurales. d. Otras organizaciones Articulación Vinculación Bibliografía Becker, B. K. (1991) “Geografia Política e Gestão do Território no Limiar do Século XXI: uma representação a partir do Brasil”. Revista Brasileira de Geografia. Rio de Janeiro, 53(3): p. 169‐182. Di Costa, V. (2006), “Análisis de actores sociales: encaminados en un proceso de aprendizaje social”, Cátedra: Planificación y evaluación de Proyectos Sociales, Facultad de Cs. Políticas y Sociales, UNCuyo, Mendoza. Di Paolo, Raúl O. (2005) “Planificación de Proyectos Sociales” Facultad de Ciencias Políticas y Sociales UNCuyo. Mendoza. Evia, Gerardo. “La Republica de la Soja: Las alegorías de la globalización”. Accesible en http://www.agropecuaria.org/analisis/EviaRepublicaSoja.htm (28/07/2013). Fernandes, B. M., (2005) “Movimentos socioterritoriais e movimentos socioespaciais”. Observatorio Social de América Latina. Buenos Aires: CLACSO. v.16, p.273 – 284. Fernandes, B. M. “Território, teoria y política”. 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