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C U R I A FILIPICA Y DERECHO SIEXICANO V I G E N T E
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todos ellos la previa autorización judicial para iniciar válidamente el proceso.
En caso de que se formulara solicitud ante algún Juez para obtener
autorización de litigar, cuando se sufría la incapacidad de que se hace mérito, la resolución del Juez requerido recaía de plano en la solicitud correspondiente, sin que a este procedimiento sumarísimo fuera citada la persona
presunta demandada.
La segunda de las dos partes de que consta el Capítulo "Litigantes",
se refiere a l a representación mandataria en juicio. Dentro del propio apartado. invadiendo campos privativos del Derecho Civil, se clasifican las
f o m s en que debían otorgarse los mandatos relativos.
La representación mandataria podía serlo en f o m tácita o explícita.
Aquélla se producia cuando eran demandados un Cabildo, Capítulo, Comunidad, Universidad eclesiástica o secular, pues, en tal caso, comparecía
en representación de la parte reo, su Síndico o Procurador. El mandato
explícito consistía en la expresión escrita de la voluntad de extender el
mandato y su otorgamiento podía ocurrir de alguna de las dos maneras
siguientes: O bien el mandante comparecía en autos manifestando su deseo
de otorgar el mandato y haciendo la designación de la persona en cuyo
favor recaía, o bien, el mandato se extendía en forma solemne, tirindose
ante Escribano "6 sellado con sello del Rey ó de otro Gran Señor, Obispo,
Arzobispo Ú otro Prelado u Maestre de alguna Orden u de Concejo".
Respecto a la persona sobre quien podía recaer el mandato, había diversas limitaciones. No podían tener el carácter apuntado "los menores de
veinticinco años, el mudo, el sordo, el que no tiene juicio, la muger, si
no es por sus parientes o ascendientes, o descendientes, legitimamente impedidos y no habiendo otro que lo haga, ó para librar a sus parientes de
servidumbre, Y apelar, y seguir la apelacion de la sentencia de müerte que
contra alguno de ellos se hubiere dado; ni el siervo, ni el Religioso, sino en
los casos de su Religión y con licencia de su Prelado; ni el Clérigo de
Orden Sacro, sino en pleyto de su Iglesia, ó Prelado".
Tampoco podía ser Procurador en Juicio, "ningún poderoso por razón
de algún oficio, respecto de que por serlo no puede fatigar, ni molestar a
su adversario por ser natural de los potentes oprimir a los pobres, y los
Jueces -algunas veces- favorecer más a los poderosos, que a los demás que piden justicia, oponiendo estos excepción antes de la contestación,
y no después".
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FRANCISCO GARCZA IIMENO
Los mandatos podían serlo de dos maneras: especiales y generales.
El mandato terminaba por muerte del mandante ocurrida en iecha anterior
a la contestación de la demanda, por revocación del poder, o bien, por la
designación de un mandatario especial para la misma causa.
La actuado en juicio por persona amparada por un mandato ineficaz
en derecho, tenia validez sólo si con posterioridad era ratificado tácita
o expresamente por el mandante.
Una breve ojeada por las instituciones descritas basta para comprobar
que, si bien es cierto que algunas de ellas han desaparecido de la snperficie actualista del Derecho, otras mantienen sus líneas generales dentro
de él. Así, hoy no se establecen limitaciones especificas y casuistas sobre la
persona del mandatario judicial, sino que, concordancias entre diversos
preceptos examinados a la luz de una hermenéutica ortodoxa, configuran muchos de los impedimentos que la Curia señalaba como tacha
para el mandatario. Por ejemplo, el artículo 46 del Código Procesal Civil,
establece que todo interesado puede comparecer a juicio por si, o por
medio de Procurador con poder bastante para ello. Por otra parte, el
articulo 2546 del Código Civil, estatuye que el mandato es un contrato
por medio del cual el mandatario se obliga a ejecutar por cuenta del mandante, los actos jurídicos que éste le encargue. El contrato de mandato,
agrega el articulo 2547, del propio Ordenamiento, se perfecciona con la
aceptación del mandatario. Ahora bien, los artículos 1792 y 1793 de nuestra
Ley Substantiva Civil, dicen, el primero, que el convenio es un acuerdo
de dos o más personas, para crear, transferir, modificar o extinguir obligaciones. Agrega el segundo de ambos preceptos, que los convenios que
producen o transfieren obligaciones y derechos, toman el nombre de contratos. En concordancia con las disposiciones relacionadas en este mismo
párrafo, se halla el artículo 450 del Código Civil, que señala los casos
de incapacidad natural y legal que la ley reconoce, y todo esto conduce
a los siguientes corolarios: a ) E l mandato es un contrato; b) para que
pueda existir el contrato, se requiere el acuerdo de dos o más personas; c)
tienen incapacidad legal y natural para actuar, las personas que se hallan
en los casos previstos por el artículo 450 del Código Civil: Luego, los
sujetos que satisfagan el presupuesto de este precepto, están incapacitados
para ser mandatarios.
El contrato de mandato es correctamente considerado en la actualidad,
como materia perteneciente al campo del Derecho substantivo, y Hevia le
atribuye un carácter procesal del cual carece.
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