los cuatro ministro sabios - Biblioteca Virtual Universal

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Tesoro de la Juventud
LOS CUATRO MINISTRO SABIOS
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Tesoro de la juventud
LOS CUATRO MINISTRO SABIOS
Del libro de las narraciones interesantes
A CIERTO rey de Benarés, que tenía cuatro ministros muy sabios, se le ocurrió
imponer a su pueblo una contribución muy subida, pero aquellos aconsejaron que no lo
hiciera. El rey enfadó muchísimo, despojó a los cuatro de todas sus riquezas y honores y
desterró.
Cuando los cuatro ministros salieron de Benarés, llegaron a un sendero trazado por un
camello y empezaron a hablar de este animal. Estaban todavía de charla sobre el mismo
asunto, cuando se les acercó un mercader diciéndoles que había perdido su camello. Un
ministro le preguntó si no era cojo el camello, otro quería saber si no era tuerto del ojo
derecho; el tercero inquirió si tenía la cola muy corta, y el cuarto pretendió indagar si no
padecía de una enfermedad del estómago.
- Sí- dijo el mercader ansiosamente -vosotros lo describís mejor que yo pudiera hacerlo
¿Dónde le habéis visto?
-No le hemos visto nunca, replicó de los ministros, pero en el camino sus huellas.
-¿Cómo? Vosotros le conocéis mejor yo- dijo el mercader enojado- porque le habéis
encontrado, y luego le habéis vendido. Me quejaré al rey.
Así lo hizo al punto y el rey llamó a sus cuatro ministros, amenazándoles con un castigo
y con la cárcel si no confesaban la verdad.
-Si nunca habéis visto el camello- les dijo el rey-¿cómo podéis decir que era cojo,
tuerto, de cola corta y que padecía de alguna enfermedad?
-Observé solamente tres huellas de pata -dijo el primer ministro- y de la observación
deduje que iba cojo de una pata.
-Y yo vi- dijo el segundo ministro -que las hojas de los árboles del lado izquierdo del
camino, habían sido comidas mientras que las del lado derecho estaban intactas, por lo
que me pareció que el animal era tuerto del ojo derecho.
-De trecho en trecho, -dijo el tercer ministro- había en el sendero algunas manchitas de
sangre. Me pareció que procedían de picaduras de mosquitos y, por lo tanto, el camello
debía de tener una cola muy corta, por lo cual era incapaz de ahuyentar a los insectos.
-Observé- dijo el cuarto ministro -que las dos patas delanteras del camello se apoyaban
fuertemente en el suelo, mientras la pata sana de detrás apenas tocaba en la tierra. Por
ello deduje que arrastraba las patas traseras por alguna dolencia interior.
Oyendo estas explicaciones, el rey se quedó asombrado de la sabiduría de sus cuatro
ministros, y les dijo:
-Cuando cuatro hombres, tan sabios como vosotros, me habéis aconsejado no imponer
cierta contribución, he debido seguir vuestro aviso. Inmediatamente quitaré esta
contribución, y si me dispensáis volviendo otra vez a mi servicio, siempre me guiaré
por vuestros consejos.
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W. M. JACKSON, INC., Editores
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