formación doctrinal-religiosa

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FORMACIÓN DOCTRINAL-RELIGIOSA
1. Piedad de niños y doctrina de teólogos
La formación espiritual, la formación apostólica y la formación profesional
necesitan el fundamento de la formación doctrinal-religiosa. Es necesario
conocer a fondo la doctrina cristiana para la vida espiritual, para el apostolado
y para santificar las realidades de este mundo, según el espíritu del Opus Dei.
En primer lugar para la vida espiritual. Piedad y doctrina son cosas distintas,
pero van unidas. Puede haber personas con muy poca cultura y, sin embargo,
que están muy cerca de Dios. El Espíritu Santo -que es el Maestro interior- les
concede la sabiduría. Pero esas mismas personas, precisamente por el amor de
Dios que les mueve, suelen sentir hambre de conocer mejor la doctrina cristiana.
El Cura de Ars, San Juan María Vianney, sirve de ejemplo. Había recibido muy
poca cultura de niño, y, por eso, le costaron tanto y no brilló en sus estudios
para el sacerdocio. Alcanzó una gran santidad por el amor de Dios que le
movía. Pero durante toda su vida puso un empeño heroico para profundizar en
la doctrina y para enseñarla a sus fieles.
La piedad necesita de la doctrina porque, al profundizar en el conocimiento
de Dios y de sus obras, se le ama mejor. Y el mismo amor de Dios enciende el
deseo de conocerle más. “El afán por adquirir esta ciencia teológica -la buena y firme
doctrina cristiana- está movido, en primer término, por el deseo de conocer y amar a
Dios. A la vez, es también consecuencia de la preocupación general del alma fiel por
alcanzar la más profunda significación de este mundo que es hechura del Creador”1.
Dice San Ambrosio: “No hay nada que dé más vida al alma que la doctrina
divina: cuanto más aumente en nuestra alma la palabra de Dios, cuanto mejor la
recibamos, y la entendamos y comprendamos, tanto más crecerá la vida del
alma: y por el contrario, cuando falte la doctrina, disminuirá esa vida”2.
En segundo término, para el apostolado. La doctrina, una doctrina viva y
asentada en la piedad, es necesaria también para el apostolado: “Apostolado de la
doctrina: ése será siempre tu apostolado”3. Para dar a conocer mejor los misterios de
la fe. Para resolver las dificultades o las inquietudes que puede tener la gente.
SAN JOSEMARÍA, Es Cristo que pasa, n. 10.
SAN AMBROSIO, Expositio in Psalmum, 118, 7, 7.
3 SAN JOSEMARÍA, Surco, n. 225.
1
2
Para superar también algunas críticas bien o menos bien intencionadas que
otros puedan suscitar. Son muchas las deformaciones sobre la doctrina y la
vida del Señor y de la Iglesia que circulan por los canales de la comunicación y
de la enseñanza. Y, a veces, condicionan gravemente las mentes de las personas;
en ocasiones, hasta constituir una verdadera esclavitud. También en este
aspecto, hay que vencer el mal con abundancia de bien.
“Ante tanta ignorancia y tantos errores acerca de Cristo, de su Iglesia [...] de
las verdades más elementales, los cristianos no podemos quedarnos pasivos,
pues el Señor nos ha constituido ‘sal de la tierra’ (Mt 5, 13) y ‘luz del mundo’
(Mt 5, 14). Todo cristiano ha de participar en la tarea de formación cristiana”4.
“Tarea del cristiano: ahogar el mal en abundancia de bien. No se trata de campañas
negativas, ni de ser antinada. Al contrario: vivir de afirmación, llenos de optimismo,
con juventud, alegría y paz”5.
La ignorancia y muchas deformaciones se pueden superar con una doctrina
bien y bellamente expuesta, donde brille la verdad de Dios, que es luz para la
mente humana y alegría para el corazón. San Josemaría insistía mucho en el
“don de lenguas”, la capacidad de explicar las cosas y de acomodarse a quien
nos oye para hacerse entender. “Algunos no saben nada de Dios ..., porque no les
han hablado en términos comprensibles”6: “Don de lenguas, saber transmitir la ciencia
de Dios: recurso imprescindible para quien ha de ser apóstol. -Por eso, todos los días
pido a Dios nuestro Señor que lo conceda a cada una y a cada uno de sus hijos”7. A este
propósito afirmaba San Juan Crisóstomo: “Si no se sabe presentar la doctrina
condimentada con la gracia y la sal del bien decir (....) nada se consigue”8.
Como conclusión, tanto para la propia santidad, como para el apostolado,
“cada uno ha de esforzarse, en la medida de sus posibilidades, en el estudio serio,
científico de la fe; y todo esto es la teología. Piedad de niños, por tanto, y doctrina segura
de teólogos”9.
2. Contenidos y estilo de la formación doctrinal
Todos los que son del Opus Dei y quienes se acercan a sus apostolados
tienen la oportunidad de recibir abundantemente formación doctrinal.
A los que piden la admisión se les imparte con la formación inicial, un curso
de doctrina cristiana, para que conozcan suficientemente los fundamentos de la
fe. Después, los Numerarios y algunos Agregados realizan, al ritmo que
BEATO JUAN PABLO II, Discurso en Granada, 15-XI-1982.
SAN JOSEMARÍA, Surco, n. 864.
6
Ibid., n. 941.
7
Ibid., n. 899.
8 SAN JUAN CRISÓSTOMO, In Iohannem hom., 53, 2.
9
SAN JOSEMARÍA, Es Cristo que pasa, n. 10.
4
5
2
conviene a cada uno, en atención a sus circunstancias y obligaciones
particulares, estudios de filosofía y teología a nivel académico. Las Numerarias
auxiliares también realizan estudios de Filosofía y Teología, adecuados a sus
circunstancias personales. Los demás miembros del Opus Dei, Agregados y
Supernumerarios, estudian de manera más resumida los principales contenidos
de la teología y muchas cuestiones doctrinales de actualidad, en ciclos de
conferencias y en las convivencias anuales10.
San Josemaría quería que esta enseñanza, sin perder profundidad, se hiciera
con la debida amenidad, con atractivo, prestando la suficiente atención a la
situación cultural de los distintos grupos de personas y de cada lugar, y a la
condición de quienes asisten. De manera directa y próxima, para que cada uno
pueda resolver sus dudas y prepararse bien para dar razones de nuestra
esperanza11.
3. Siempre basados en la doctrina de la Iglesia
El Opus Dei, por voluntad de su Fundador, no sostiene ni sostendrá nunca
oficialmente doctrinas propias en lo que se refiere a la enseñanza de la Filosofía
y de la Teología. Se enseña la doctrina cristiana tal como la recibe y la transmite
la misma Iglesia; con una fiel adhesión al Magisterio. Se enseñan también las
conclusiones más ciertas y recibidas universalmente de la ciencia teológica.
Procurando proporcionar el conjunto de la cultura filosófica y teológica que hoy
conviene a un cristiano, y que le ayudan a su santidad y a dar motivos y
explicaciones de su fe: pero el Opus Dei no se adhiere como institución –ni tiene
como propio– a ninguna escuela filosófica o teológica12.
En esas cuestiones los profesores, siguen la doctrina de Santo Tomás de
Aquino, porque ha sido alabada y recomendada en repetidas ocasiones por los
Romanos Pontífices13. Es el mismo criterio que señala el decreto del Concilio
Vaticano II dedicado a la formación sacerdotal, cuando recomienda
“profundizar en los misterios de la fe y descubrir su mutua conexión (...) bajo el
magisterio de Santo Tomás”14.
La amplia libertad que deja la Iglesia a sus fieles en las cuestiones opinables,
que son la mayoría, se extiende también al campo de la filosofía y de la teología,
junto con la responsabilidad, que lleva a preocuparse seriamente por alcanzar la
verdad, a ser prudente en las cuestiones delicadas y debatidas entre los
Cfr. Codex iuris particularis seu Statuta Praelaturae Sanctae Crucis et Operis Dei, n. 101 (28-XI1982).
11 Cfr. 1P 3, 15.
12
Cfr. Codex iuris particularis seu Statuta Praelaturae Sanctae Crucis et Operis Dei, n. 109 (28-XI1982).
13
Cfr. Ibid., n. 103 (28-XI-1982).
14 CONCILIO VATICANO II, Decreto Optatam totius, n. 16.
10
3
especialistas, respetando siempre a todos. Y, cuando se trata de la teología
cristiana, no se debe perder nunca de vista el aprecio que merecen las cosas de
Dios y el misterio que envuelven.
La piedad necesita doctrina y la doctrina necesita piedad. Escribía el papa
San Gregorio Magno: “Muy inútil es la piedad si le falta la discreción de la
ciencia”; pero también “Nada es la ciencia si no tiene la utilidad de la piedad”15.
Una teología que no se apoyara en la piedad quedaría como flotando, y
expuesta a cualquier deriva; en lugar de encender el amor de Dios podría
deformarse al servicio de la propia vanidad o para justificar las propias
desviaciones.
4. Una gran catequesis
San Josemaría definía muchas veces el Opus Dei, como “una gran
catequesis”, porque la actividad principal y casi exclusiva del Opus Dei consiste
en “dar doctrina”, en proporcionar la formación espiritual y doctrinal-religiosa
a sus miembros y a los que participan en sus apostolados.
Y esto se hace con medios de formación personal, como es la dirección
espiritual. Y con medios colectivos, para grupos de personas, como son
meditaciones, retiros, conferencias, convivencias, semanas de estudio, cursos de
formación o cursos de retiro.
Esto exige mucho de quienes los preparan y de quienes dan los medios de
formación. Han de ser muy conscientes de la importancia de organizarlos bien,
de prepararlos con la debida profundidad y buscando las maneras de presentar
las cosas de modo amable y profundo a la vez: que ilustren y ayuden.
También exige mucho de quienes los reciben, para aprovecharlos. Mantener
la ilusión y las ganas de seguir aprendiendo, “con la ilusión de la primera vez”
decía, a veces, San Josemaría. La doctrina de la Iglesia siempre es una realidad
viva y joven, de la que se puede sacar luz y vida nuevas. Pero requiere atención
para captarla y meditación para profundizar en ella.
En el caso de los estudios de filosofía y teología, San Josemaría solía pedir a
todos que pusieran el mismo o mayor empeño que en sus estudios civiles. Toda
la seriedad del estudio está reflejada en este punto de Camino: “Para un apóstol
moderno, una hora de estudio es una hora de oración”16. Se refería a la importancia
de impregnar todos los ambientes y los saberes humanos con la luz del
Evangelio. Era muy consciente del formidable obstáculo que pueden suponer
15
16
SAN GREGORIO MAGNO, Moralia, I, 32.
SAN JOSEMARÍA, Camino, n. 335.
4
algunas ciencias si adquieren un tono anticristiano. Por eso, “Al que pueda ser
sabio, no le perdonamos que no lo sea”17.
Pero esto necesita un conocimiento muy profundo y muy meditado tanto del
propio saber –ciencia, profesión, etc.– como de la doctrina, que ha de
iluminarlo. Cada uno debe hacer esa tarea, con responsabilidad, en su propio
ámbito de conocimiento: “Estudiante: fórmate en una piedad sólida y activa, destaca
en el estudio, siente anhelos firmes de apostolado profesional. -Y yo te prometo, con ese
vigor de tu formación religiosa y científica, prontas y dilatadas expansiones”18. “Urge
difundir la luz de la doctrina de Cristo. Atesora formación, llénate de claridad de ideas,
de plenitud del mensaje cristiano, para poder después transmitirlo a los demás. - No
esperes unas iluminaciones de Dios, que no tiene por qué darte, cuando dispones de
medios humanos concretos: el estudio, el trabajo”19: “Estudia. -Estudia con empeño. -si
has de ser sal y luz, necesitas ciencia, idoneidad. ¿O crees que por vago y comodón vas a
recibir ciencia infusa?”20.
En cada circunscripción –que en muchos lugares coincide con el territorio de
un país– donde trabaja la Prelatura, el Vicario Regional, con la confirmación del
Prelado, erige un Studium Generale, con un cuerpo de profesores para los
estudios teológicos y filosóficos. Se ocupan de la formación doctrinal en las
convivencias y cursos de formación. Cada circunscripción tiene también
Centros de Estudios tanto para Numerarias como para Numerarios, donde se
imparte durante algunos años una formación más intensa. Algo semejante se
busca para los Agregados y Supernumerarios con los denominados Cursos de
Estudios. Y todos mejoran su formación doctrinal-religiosa en las Convivencias
anuales, que se organizan, generalmente, aprovechando los periodos
vacacionales. El ritmo de esta formación se adapta y se hace compatible con las
obligaciones familiares y profesionales de cada uno. Además el Prelado erige
Centros Interregionales para la formación espiritual, filosófica y teológica de los
profesores de estas materias, de otros fieles de la Obra que desempeñan tareas
de formación y de los candidatos al sacerdocio21. Estos Centros Interregionales
son actualmente, para mujeres, el Colegio Romano de Santa María (Roma) y el
Colegio Mayor Goroabe (Pamplona); y, para hombres, el Colegio Romano de la
Santa Cruz (Roma) y el Colegio Mayor Aralar (Pamplona).
J. L. Lorda
Junio 2011
Ibid., n. 332.
Ibid., n. 346.
19
Id., Forja, n. 841.
20
Id., Camino, n. 340.
21
Cfr. Codex iuris particularis seu Statuta Praelaturae Sanctae Crucis et Operis Dei, nn. 98 y 102 (28XI-1982).
17
18
5
Bibliografía básica
CONCILIO VATICANO II, Decretos Optatam totius y Apostolicam actuositatem
SAN JOSEMARÍA, Camino, nn. 332-359
BEATO JUAN PABLO II, Encíclica Fides et ratio (14-IX-1998)
Codex iuris particularis seu Statuta Praelaturae Sanctae Crucis et Operis Dei, nn.
96-109 (28-XI-1982)
6
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