“rescate bancario” Afrontar la crisis es luchar por una profunda

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E2000 ante el “rescate bancario”
Afrontar la crisis es
luchar por una profunda
Reconstrucción Nacional
Por un programa de 10 puntos para
salir de la crisis económica, social y política
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España 2000 ante el “rescate bancario”
Afrontar la crisis es luchar
por una profunda
Reconstrucción Nacional
Por un programa de 10 puntos para
salir de la crisis económica, social y política
I. Introducción
A todos los españoles:
Desde 2008, cuando empezó la crisis económica, se sabía
que los momentos más duros se iban a producir en torno a
2012 cuando caducaran las líneas de crédito a la construcción que se concedían por cinco años al término de los cuales había que reembolsar el capital prestado; era evidente
que una parte importante de inmobiliarias beneficiarias de
esas líneas de crédito no estarían en condiciones de devolver lo prestado. Durante ese tiempo, los bancos españoles
han percibido ayudas (especialmente en el último trimestre
de 2008) para poder afrontar los pagos a entidades de cré-
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dito internacionales, especialmente bancos franceses y alemanes, que son verdaderamente los que insuflaron dinero
en España para poder afrontar la “fiebre del ladrillo”. Hoy
siguen precisando ayudas para esos pagos y se resienten del agujero creado por lo que eufemísticamente se
ha llamado “exposición al ladrillo”… Tal es el punto de
arranque del “rescate bancario”.
Aquellas entidades de crédito europeas actuaron de
manera ligera e irresponsable prestando dinero a bancos
españoles aun a sabiendas de que la burbuja inmobiliaria un
día estallaría y a partir de ese momento quedaría una deuda por pagar. Pero esas instituciones estaban respaldadas
por sus respectivos gobiernos que en el momento en
el que ha emergido la gravedad de la crisis han exigido
al Estado Español que respaldara a “sus bancos”, o de
lo contrario, tendría represalias. Y el Estado Español
ha cedido al chantaje: en lugar de que las instituciones
de créditos francesas y alemanas pagaran -como las españolas también deberían haber hecho- sus errores, se evita
que aquellas entre en situación de pre-quiebra, inyectando
dinero en el sistema bancario español y obligando a pagar a
toda la sociedad española aquellos pagos que los bancos de
aquí no pueden afrontar.
II. Los responsables de la crisis
Es hora de plantearse quién es el culpable de todo
esto. Y no faltan culpables, porque en definitiva, lo que
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hemos tenido en las últimas décadas ha sido una serie de errores acumulados cometidos por los responsables políticos y por los reguladores económicos. Es
hora de que alguien pague, política o judicialmente,
por lo que ha hecho:
— Es hora de que Felipe González pague por su negligencia a la hora de negociar el acuerdo de integración en la Unión Europea que, literalmente,
arrasó a sectores enteros de la economía nacional y
que nos situó como un país periférico en la nueva Europa, apto solo para servir cañas y colocar un ladrillo
sobre otro, un país de servicios, en definitiva.
— Es hora de que José María Aznar pague por haber
impulsado un modelo económico suicida basado
en la liberalización del suelo, priorizar el ladrillo, los
bajos salarios, la inmigración masiva y el acceso fácil
al crédito. Aquel modelo generó un crecimiento económico ficticio, una euforia y una sensación falsa de
consumo que eludió el hecho de que la renta per cápita siguió bajando en todo aquel período.
— Es hora de que José Luis Rodríguez Zapatero pague en primer lugar su aceptación completa del
modelo económico heredado, que no hiciera nada
para corregir lo que era evidente que nos iba a instalar
en un aumento del precio de la vivienda, insoportable
para los jóvenes y en una velocidad constructiva que
hizo que en nuestro país se construyeran en un año
(2006) más viviendas que en toda Europa; y luego,
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cuando estalló la crisis, Zapatero pasó casi un año negándola y año y medio más hasta afrontar las primeras
medidas que fueron, sin excepción, tardías, torpes y
erróneas.
— Es hora de que se pidan responsabilidades al organismo regulador del sistema bancario, el Banco de España, y a su director durante este período,
por haber mantenido una postura negligente en la vigilancia sobre el proceder de bancos y cajas de ahorro
y por haber permitido una sobre—exposición de todo
el sistema al ladrillo, anteriormente por haber permanecido mudo ante el reglamento del Banco Central
Europeo (que no permite prestar dinero a los Estados, pero sí a los bancos para que compraran deuda de
los estados ganando un mínimo de 4% por operación)
y ante el cierre brusco de la espita del crédito que ha
ahogado a la pequeña y mediana empresa y, en general, asfixia el consumo.
— Es hora de que se pidan responsabilidades a la
patronal de la construcción por el desenfreno que
presidió su gestión entre 1997 y 2007 y que ha hecho
que en la actualidad exista un parque de 3.000.000 de
viviendas invendibles y una caída de precios lenta pero
constante de la que jamás se recuperará el sector y
que contribuirá a prolongar las consecuencias de esta
crisis un mínimo de 10 años más hasta que el sector
inmobiliario se reactive mínimamente.
— Es hora de que se pidan responsabilidades a los
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gestores de los bancos y cajas de ahorro sobre
cómo fueron capaces de conceder préstamos hipotecarios por el valor del 120% de viviendas sobretasadas
entre un 30% y un 40%, unido a la falta de garantías
de buena parte de los compradores que recibían un
vivienda modesta a precios astronómicos, sin haber
dado ni entrada y ni ofrecer absolutamente ninguna
garantía de que podría pagarse en los 30 años siguientes. Es significativo el hecho de que las cajas de ahorros buscaron nuevos clientes entre la inmigración y
concedieron hipotecas a inmigrantes apenas legalizados que llevaban bajo el brazo contratos de trabajo de
tres meses y que habían creído que la forma de ahorro
en España era el ladrillo, las cajas fueron las primeras
en sucumbir y a partir de ahí fue necesario reordenar
todo el sistema de las cajas de ahorros que se inició
hace ahora tres años.
— Es hora de que se pidan responsabilidades a partidos, sindicatos y analistas de los medios de comunicación sobre cómo fueron capaces de silenciar el hecho de que nos encaminábamos de manera
visible y cierta hacia la mayor crisis de nuestra historia
y de que esta crisis, a causa de la globalización, iba a
arrastrar a bancos e instituciones financieras de otros
países. En aquella orgía económica que fue la España de 1997 a 2007, nadie, absolutamente nadie, salvo
España 2000 con su campaña por una banca pública,
alertó de que nos encaminábamos hacia el precipicio.
Y nadie lo hizo por el hecho de que todos creían po-
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der aprovecharse de la época de aparentes “vacas gordas”.
Nadie, absolutamente ningún partido ni sindicato está
exigiendo lo que exige España 2000 y amplios sectores de
la población:
— QUE SE DEPUREN RESPONSABILIDADES POLÍTICAS Y PENALES SOBRE CÓMO HEMOS
LLEGADO A ESTE PUNTO CRÍTICO,
— QUE SE JUZGUE A GOBIERNOS Y ORGANISMOS DEL ESTADO QUE INCURRIERON EN
DEJACIÓN DE FUNCIONES Y RESPONSABILIDADES Y
— QUE, EN DEFINITIVA, LOS CULPABLES PAGUEN POR LA CRISIS QUE, POR EL MOMENTO ESTAMOS PAGANDO, INJUSTAMENTE,
QUIENES NO LA HEMOS GENERADO NI
PROVOCADO.
III. El momento actual de la crisis
y la “operación rescate”
A partir de las fusiones de las cajas de ahorros realizadas
a prisa y corriendo y sin que existiera una rigurosa auditoría
previa que indicara cuál era su situación económica real,
era evidente que el sistema bancario español entraría en crisis: nunca una manzana sana situada entre manzanas
podridas ha hecho que estas se regeneraran sino que
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la primera ha sido atacada por la podredumbre. Y esto
es justamente lo que ha ocurrido: las fusiones de las cajas
de ahorros, inducida por los disparates cometidos en la gestión de la mayor parte de las mismas y de las que han sido
responsables partidos, sindicatos y gobiernos autonómicos,
han hecho que se fusionaran deudas de “cajas malas” y que
arrastraran en su caída a “cajas menos malas”, contaminando a todo el sistema bancario y haciendo imposible que se
pudieran restituir los préstamos interbancarios concedidos
en la década inmediatamente anterior por entidades extranjeras.
A partir de ahí el mal se ha ido ampliando y extendiendo
a la mayor parte del sistema bancario exceptuando a unas
pocas cajas prudentes y a los dos grandes bancos que precavidamente habían trasladado parte de sus operaciones
fuera de España (BBVA y Santander) o las habían diversificado. Durante años el problema ha podido permanecer
más o menos oculto o bien se ha hecho todo lo posible
por aplazar su salida a la superficie. Finalmente, cuando el
monto de la deuda de los bancos españoles estaba en
su apogeo y los bancos franceses y alemanes empezaban a desconfiar de la capacidad de pago a este lado
de los Pirineos, se han multiplicado las tensiones con
la Unión Europea y en este contexto se ha generado la
“operación rescate”.
Llama la atención el interés con que Rajoy ha negado que
la “operación rescate” de la Banca sea, efectivamente, una
operación de salvamento de unas instituciones que estaban
quebradas y que la Unión Europea impidió que se salvaran
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a través de la emisión de Bonos del Estado. A partir de ese
momento, la vía para el rescate quedaba abierta y solamente
era cuestión de tiempo saber exactamente qué era lo que la
UE pediría a cambio.
La “operación rescate” indica el fracaso colectivo
del sistema bancario español y la incapacidad de su
clase política para restablecer una situación de normalidad perdida desde que nuestro país ingresó en la
Unión Europea mediante una mala negociación que
desarticuló nuestra economía e industria a la que siguió el trauma de la globalización de la que nuestro
país todavía no se ha repuesto y que ha implicado la
llegada masiva de inmigración y la deslocalización industrial.
Durante años, TODOS (gobierno, partidos, sindicatos, medios de comunicación, organismos reguladores) han ocultado la existencia de un gigantesco
agujero de en torno a 150.000 millones procedente de
lo que se ha dado en llamar “sobre-exposición al ladrillo”.
Es significativo el hecho de que se haya estimado el “rescate” de la banca española en 100.000 millones de euros que
se unen a los 80.000 que el Estado Español ya le concedió a
finales de 2008 y que hacen un total de 180.000 millones de
euros de los que 60.000 están destinados a cubrir agujeros
que todavía no han salido a la superficie pero que se intuye
que están ahí; lo que implica que seguirá habiendo en los
próximos meses noticias catastróficas sobre la crisis
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bancaria procedente de instituciones que todavía hoy
parecen gozar de buena salud.
El hecho de que el gobierno Rajoy haya adoptado la peor
de las posturas posibles, negando la realidad y el hecho de
que se trate de un “rescate” en pleno sentido del término,
alegando que “el dinero no va a parar al Estado, sino que se inyectará en el sistema bancario”, es apenas una mala broma. Es
evidente que el dinero dado por Europa va a parar a los
bancos… pero a través del FROB y justo porque el Estado
Español no puede cubrir el agujero bancario.
Es el Estado el que devolverá el préstamo y los intereses,
porque lo más probable es que los bancos una vez recapitalizados y cubiertos los pagos que deben realizar urgentemente sean vendidos a bajo precio a instituciones extranjeras (o a los grandes bancos españoles si es que el BBVA y el
Santander salen indemnes de la crisis) y no devuelvan nada,
entre otras cosas porque ese dinero irá destinado a comprar
acciones de los propios bancos, no a pagar el mayor de la
deuda, ni mucho menos los intereses: ambos se pagarán
con nuevos impuestos. Y puestas así las cosas es inevitable
que el Estado deberá de nuevo apretarse el cinturón (veremos hasta qué punto la clase política es capaz de renunciar
a liquidar el Estado de las Autonomías verdadero cáncer de nuestra economía y que va comiéndose poco a
poco el Estado del Bienestar) y resultará inevitable aumentar uno o dos puntos más el IVA en los próximos meses. Dicho de otra manera: los ciudadanos tendremos que
pagar el desastre generado por gobiernos e instituciones
ineficientes.
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Los 100.000 millones que nos ha concedido la UE
no ha sido un préstamo a bajo interés (3% en lugar del
6%), sino un regalo envenenado y que forma parte de
un proyecto mucho más amplio y ambicioso:
— Liquidación del Estado del Bienestar
— Repartirse los despojos de la banca española y de las
cajas de ahorro entre los bancos extranjeros y
— Privatización de áreas enteras y rentables del Estado,
en especial la sanidad y las pensiones (pero no solamente estas)
No olvidemos que los ataques que la deuda española ha
sufrido en los mercados van en la misma dirección que las
exigencias para la concesión de este “rescate” de 100.000
millones: en primer lugar, proceder a “reformas estructurales” (privatización de parte de la sanidad y de parte del
sistema de pensiones, reducción de funcionarios o de sueldos de funcionarios), subidas de impuestos y eliminar la
soberanía del gobierno español en materia económica.
España está, pues, sometida a una maniobra de doble tenaza que tiene por un lado a instituciones de crédito francesas y alemanas reclamando seguridades en el
pago de las cantidades adeudadas por bancos españoles, y
por otro lado, a fondos de inversión, consorcios financieros y fondos de capital-riesgo, ansiosos por hacerse
con los bocados más suculentos del Estado: loterías,
sistema sanitario, sistema de pensiones. Así se desmantela
el Estado del Bienestar y así se privatizan los bienes públicos para alimentar las arcas privadas.
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A nadie se le escapa que este crédito supondrá un aumento de la deuda pública y una desviación de 10 puntos
en relación a la prevista. Ni siquiera el gobierno español
será capaz de gestionar esta cantidad por sí mismo (¿soberanía? ¡Qué soberanía! ¡Para qué soberanía!) así que los
prestamistas utilizaran a agencias de rating para realizar el
seguimiento… Y en el momento de la devolución, el préstamo (que nunca será devuelto por bancos los cuales lo
verán transformado en acciones) lo será, casi con toda seguridad, por el Estado. Los propios bancos deberán hacer
sacrificios (previos a su venta a entidades extranjeras): reducir plantillas, cerrar parte de sus sucursales, reducir los dividendos a repartir… Pero también se exige a la sociedad
española que se sacrifique poniendo más ahínco en la
reducción del déficit. Esto es, más apretarse el cinturón, más precariedad, más limitaciones salariales, más
fiscalidad, más sacrificios, en definitiva.
Falta saber si este crédito resolverá el problema. Y no
parece que vaya a ser así. Mientras no se genere empleo, no
se reactivará la economía real. El sistema bancario puede
recapitalizarse pero eso ni siquiera garantiza que se
vaya a reabrir la espita del crédito, mientras los bancos
sigan practicando el cash and carry y recibiendo préstamos del Banco Central Europeo para comprar deuda
de los Estados y ganar entre un 4 y un 5% por operación.
En esas circunstancias, los bancos siguen prefiriendo a
un cliente “seguro” (el Estado) que a los particulares o a las
Pymes. Las medidas que se adopten para pagar el “rescate”,
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sin duda tenderán a ralentizar la recuperación y a agravar la
falta de vigor de nuestra economía. Se detendrá la inversión,
parte de los créditos que se han dado estos últimos años no
podrán reembolsarse, el precio de la vivienda deberá bajar
hasta el 30% más de lo que ya ha bajado hasta ahora (entre
un 25 y un 35% del que tenía en 2007), el pago de la deuda, en definitiva, generará estancamiento económico y
recesión cada vez más drástica.
Por otra parte, la situación española, como la europea,
dependen de otros factores como la situación de la economía griega y lo que este país decida después de sus próximas elecciones: o salir de la zona Europa o declararse en
bancarrota. Cualquiera de las dos situaciones generará una
nueva situación que corre el riesgo de convertirse en una
caída en cadena de fichas del dominó, especialmente en
los países mediterráneos: primero Grecia, luego Italia, más
tarde Portugal, finalmente España. Es el precio de haber
realizado una “construcción europea” espasmódica,
caótica y desordenada, cuando todavía Europa no estaba “homogeneizada” fiscalmente.
Cuando en 1989, Alemania tuvo que decidir si impulsaba la Unión Europea o bien se dedicaba a conquistar en
solitario los mercados del Este aparecidos con la caída del
Muro de Berlín, optó por lo primero aplicando su sueño
de hegemonía europeo por encima de la construcción de
una nueva potencia mundial basada en la solidaridad y en la
armonización entre sus miembros. A partir de aquí puede
entenderse la peculiar legislación y atribuciones del Banco
Central Europeo, el hecho de que sirva solamente como
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organismo regulador de la inflación (quién tiene más dinero
ahorrado, tiene más miedo a que este dinero pierda valor
mediante procesos inflacionarios, Alemania…).
Pero había otro hecho incontrovertible: esa Europa formaba parte de la economía mundial globalizada, el sueño más loco que haya podido alumbrar mente humana.
La Unión Europea, creyó que podía competir en un
mundo globalizado con economías compuestas por
cientos de millones de individuos educados por tradición en el trabajo-esclavo y en la ausencia de derechos
sociales… Era evidente que a costes sociales desiguales
corresponde un desequilibrio entre unas economías y otras
y que la globalización era especialmente desfavorable para
las economías europeas. La globalización solamente era
posible si previamente se hubiera operado a escala
mundial una homogeneización de las condiciones laborales, de lo contrario era un suicidio para el Primer
Mundo.
Tal era el precio de que los resortes económicos de
la UE estuvieran en manos de mundialistas convencidos que diseñaron la estructura económica europea
como una parte del mundo globalizado en lugar de
preservarla de las crisis que indudablemente iban a
arrasar con la globalización y de la que ésta es, sin
duda, una crisis terminal.
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IV. ¿Hay salida? 10 puntos para una salida
España 2000 considera que la única salida a la crisis no
es colocar parches técnicos o seguir por la vía que nos ha
llevado al desencadenamiento de la mayor crisis económica
global de la historia de España y de la humanidad. Hace
falta tener el valor de reconocer que en estos últimos años
no solamente la economía ha ido mal, sino la totalidad de
los servicios y actividades del Estado y el propio Estado y
sus organismos no han funcionado correctamente. Ahora
hace falta detenerse y rectificar o bien correr el riesgo
de que a fuerza de minimizar la crisis y considerar que
es solamente “económica”, se olvide que es integral.
De ahí que España 2000 frente a la crisis de la deuda y la
crisis bancaria proponga diez puntos para regenerar nuestro
país. El peor error que podríamos cometer es pensar que
se saldrá de la crisis corrigiendo algunos aspectos enfermizos de nuestro sistema económico y llegando a las consecuencias últimas de la globalización. Nosotros pensamos,
justo lo contrario: que esta crisis económica mutó en
crisis social cuando el número de parados se disparó y
que, al persistir la crisis económica y social iba a aparecer una crisis política que haría que se cuestionara el
status constitucional surgido en 1978.
Hemos llegado a un punto de no retorno: para salir de la
crisis económica es preciso afrontar la crisis política, reforzar el Estado y reformarlo, podarlo de instituciones-florero,
sanear y aligerar la administración, relocalizar la industria,
adoptar políticas proteccionistas, sacarnos de encima la
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losa que suponen millones de inmigrantes en buena parte
completamente improductivos y excesivamente costosos,
especialmente, priorizar la reactivación económica por encima del pago de la deuda… ninguna de estos elementos
es independiente de todos los demás, para sacar a España de su peor hora es preciso adoptar un programa
integral que España 2000 enuncia en los siguientes 10
puntos:
1. FRENAR el derroche del Estado Autonómico
que pone en peligro al Estado del Bienestar. Las
“instituciones florero” (Casa Real, senado, diputaciones) son completamente inútiles y las Autonomías
excesivamente costosas. Aligeremos la administración
pública. Liquidemos el Estado de las Autonomías.
2. REFORMAR la Ley de Extranjería. Repatriación
de los excedentes de inmigración. Los extranjeros deben cursar la solicitud para residir y trabajar legalmente en España desde su país de origen. Hay 7 millones
de inmigrantes de los que la mitad nunca podrán ser
absorbidos por el mercado de trabajo: sus países deben hacerse cargo de ellos lo antes posible. Nuestra
economía no puede mantenerlos.
3. RELOCALIZAR la industria, aranceles proteccionistas para la industria y agricultura. Creación de un
sector público estratégico y de una banca pública; inversión pública para garantizar el crecimiento y tras
él el pago de la deuda, no al revés. Crear puestos de
trabajo antes que pagar a los especuladores.
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4. COMBATIR la corrupción a todos los niveles.
Tribunal especial para dirimir responsabilidades de
políticos y banqueros en el origen de la crisis. Los delitos económicos no deben prescribir hasta la restitución de las cantidades robadas.
5. SITUAR a los españoles primero: políticas sociales
frente a políticas neoliberales. El bien más preciado de
una nación son sus ciudadanos y el estado debe garantizarles un nivel de vida digno a cambio de su lealtad
con la nación y de su esfuerzo en la construcción de
una sociedad próspera.
6. RENEGOCIAR el acuerdo de adhesión a la
Unión Europea sobre bases más sólidas y más democráticas. Sí a Europa, no a esta Unión Europea. El
acercamiento de Rusia a Europa es una oportunidad
para mejorar nuestra economía y nuestra independencia. Revisión del reglamento y de las funciones del
Banco Central Europeo.
7. LUCHAR contra la doctrina del “mundialismo”,
origen de la globalización y de todas las crisis
económicas. El mundo es demasiado complejo para
poder “ordenarlo” mediante los mercados. Defensa
de la soberanía nacional tanto en política, como en
economía. El estado nacional es la mejor defensa.
8. DEFENDER nuestro modo de vida. Frente a los
intentos de crear una sociedad de personas sin arraigo
y con un único modelo cultural proponemos la defensa de la identidad nacional. Frente a la “ingeniería
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social”, defensa de un modelo tradicional de familia.
Frente a la crisis demográfica, estímulo a la natalidad y
a la formación de nuevas familias jóvenes.
9. ELEVAR los servicios sociales básicos: sanidad y
educación pública principalmente. Es preciso elevar el
nivel de la enseñanza desde la escuela hasta la universidad. Pensiones dignas y asistencia sanitaria pública
son irrenunciables. Ampliar el Estado del Bienestar,
no liquidarlo.
10. SALIR de la OTAN y trabajar en la defensa común europea desde Portugal a Rusia. Retorno de
nuestros soldados de Afganistán. Alto a la guerra que
EE.UU. prepara en Oriente Medio para salir de la crisis y salvar a sus multinacionales. Nuestras Fuerzas
Armadas deben estar en condiciones de asumir la defensa y la integridad del territorio español.
La Junta Nacional de España 2000
Valencia, 12 de junio de 2012
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