El rey versos lagarto Por Byron que come Salas Vízquez para Literofilia [email protected] I am the Lizard King, I can do anything Jim Morrison Light my fire Extendida está la referencia a la infancia y adolescencia de Jim Morrison como una etapa de oscuridad y turbulencia, en la que comenzó a perfilarse la futura disidencia social y el carácter único del Rey Lagarto: ausencias prolongadas de su padre debido a su trabajo como almirante en la marina de los E.U.A., y cambios constantes de domicilios a lo largo de estos años, lo marcarían para el resto de su vida. La veta artística estuvo presente en él desde sus nueve años, cuando comenzó a incursionar en la poesía. Tildado de genio, incompatible con este mundo, lector voraz de filosofía, sociología y literatura. Ingresó ala FSU(Florida State University) a realizar estudios en Literatura y posteriormente enla UCLA(University of California, Los Ángeles) hizo estudios en Artes Escénicas. Fue en el period o univer sitari o donde conoci ó a Ray Manzar ek, quien se convertiría en el tecladista de The Doors y había sido compañero de Francis Ford Coppola en Artes Escénicas y Cine. Existe la opinión por parte de algunos estudiosos, de que el haber “admitido” a The Doors (y necesariamente a la poesía de Morrison) en el “ámbito académico”, se debe a que no conformaron una banda de autodidactas, sino que todos tenían estudios superiores: del vocalista y el tecladista ya conocemos los estudios; por su parte el guitarrista Robby Krieger era músico profesional: contaba además con amplio dominio del repertorio y la técnica de la guitarra clásica y el flamenco. Asimismo el baterista John Densmore era estudiante de la escuela de jazz de Fred Katz en CSUN (California State University at Northridge). Sin embargo, a juicio de quien escribe, esta consideración puede llegar a resultar ambigua y algo excluyente. En 1965, Manzarek y Morrison fundan la banda que se convertiría en una de las más grandes influencias del rock: The Doors. Las referencias a la literatura comienzan desde acá: el nombre no es inocente de simbolismo literario. Un poema de William Blake (1757-1827) titulado The Marriage of Heaven and Hell, inspiró este nombre cuando dice: “If the doors of perception were cleansed, everything would appear to man as it truly is, infinite” (“Si las puertas de la percepción son franqueadas, todo aparecerá ante el hombre como realmente es: infinito”); y a su vez estas líneas dan el título del libro de Aldous Huxley (1894-1963) The Doors of Perception: también apreciado por Jim. The Doors, se impuso una tarea mucho más compleja que las otras bandas del universo musical de los sesenta al sugerir esa expansión sensorial que permitiría acaparar el mundo visible (y el invisible) en toda su mutabilidad e infinitud. Oscar Wilde, Nietzsche, Camus, Henry Miller, Jack Kerouac, Louis-Ferdinand Céline, entre otros, serían quienes dieran “forma” a la filosofía, a la forma de vida, que se devela en las canciones de The Doors, que llegaron para mover el de por sí ya convulso universo político-social de la década dela Revolución Sexual. Lejos estuvieron los miembros de The Doors de la boga del “hippismo” en los sesentas. La paz y el amor no son suficientes para derrocar la animadversión que domina el mundo. Tal vez la rebelión a la autoridad sería la clave… La actitud que se fraguó producto de este pensamiento convirtió a Morrison en un símbolo de controversia social, de deseo sexual tanto para hombres como para mujeres, en un “líder” “admiradamente marginado”. Hello, I love You Jim Morrison y la literatura: esta relación se convirtió en: The Doors y la literatura. Plagada de referencias literarias está su obra musical. A continuación citamos algunas: En 1927, Bertolt Brecht y Kurt Weill compusieron un tema que incluyeron en su opereta Auge y caída de la ciudad de Mahagonny, estrenada en 1930. Este tema se convirtió en parte del repertorio de The Doors (y por consiguiente al repertorio del rock). Su nombre: Alabama Song (Whisky bar), con un ritmo oscilante entre foxtrot y blues: la prostitución y el alcoholismo son una parte indispensable de cualquier militante del sistema capitalista, según este tema. El protagonista que termina aliándose con sus más profundos delirios, con sus demonios, ante la estupidez y la violencia del mundo: eso sugería Viaje al fin de la noche (1932) de Céline, uno de los libros predilectos de Morrison, que inspiró el tema End of the night. La canción evoca algunos pasajes de la novela de Céline y un verso de un poema de William Blake (Auguries of Innocence): “Some are born to sweet delight, some are born endless night” (“Algunos nacen a la dulce delicia, otros nacen a la noche interminable”). Cuando Jim Morrison conoció a Ray Manzarek, pensó en que tal vez él sería el camino para divulgar algunos de sus poemas… Manzarek le pide a Jim que le cante una parte de uno de sus poemas. Tímidamente, Jim comienza a hacerlo… Minutos después, Manzarek está impresionado por el talento del otro muchacho, y le propone: ¡Formemos una banda! El tema que Morrison cantó/recitó a Manzarek en aquélla ocasión llevaría el nombre de Moonlight Drive y fue el causante de la formación de la banda. Este tema combina, o es un “híbrido” de, rock y blues que logró llenar la escena musical con una especie de sensibilidad hacia lo mágico y lo imperceptible a los sentidos. Además, en él hay resonancias del deleite hacia lo absurdo que nos llevan a las obras de Nietzsche y Camus. En 1957 se publica la que es considerada la novela beat por excelencia: On The Road de Jack Kerouac. Este libro no pudo haberle sido indiferente a Jim Morrison y lo demostró en el sencillo titulado People Are Strange. El desamparo, la extrañeza que representa y la soledad que golpea al extraño que llega a una ciudad desconocida. En Unhappy Girl, le rinden tributo a Trópico de Capricornio (1933) de Henry Miller. Varias referencias a la obra hay a lo largo del tema. Esta pequeña lista que se ha elaborado nos da una idea de la importancia que tuvo la literatura para esta banda. Son referencias a las obras en las canciones, son las obras en el pensamiento de quien elabora las canciones, son las ideas de las obras en las cabezas de quienes escuchan las canciones. Es la soñada cadena de anillos platónicos, para la transmisión de la emoción artística. People Are Strange Esa “intertext ualidad” presente en la mayoría de las canciones de The Doors que nos remite a obras de trascenden cia, les confiere gran valía y les llevó la inmortalidad a sus temas. Sin embargo, desdeñar la mano de Jim Morrison en los temas no es concebible. Morrison nos legó en total tres libros de poesía (sin contar sus poemas dispersos): The Lords/Notes On Vision y The New Creatures de 1969, y An American Prayer en 1970. Grabó los poemas de éste último en ése mismo año (1970), y fueron publicados póstumamente en un disco/poemario en 1978, con un acompañamiento musical por parte de la banda. A Jim no le importaba su fama cuando se trataba de aprender sobre literatura, siempre abierto a captar lo mejor de los escritores más experimentados. Fue Michael McClure (1932), el poeta de los beatniks, quien exhortó a Morrison a publicar sus primeros poemas. Además ha expresado la gran admiración que siente hacia la poesía del Rey Lagarto. Realizó, en conjunto con Ray Manzarek, recitales de la poesía de Morrison acompañada por el piano de aquél. Y es que según este poeta norteamericano, “Jim tenía un don lírico” que iba más allá de poder construir un verso que ocupara sitio en una canción, era un don que le permitía incursionar en la “verdadera poesía”. Además, sobre el libro The New Creatures expresó que “es un libro de imágenes poéticas con toques del siglo XVII…”, que dejan entrever la sensibilidad romántica de su autor (que nos recuerda, según él, a Keats o a Shelley), “verdadera fina poesía”. Para él, Jim Morrison fue el mejor poeta de su generación. Morrison opinó (teorizó) sobre su poesía (y sobre la poesía en general, me parece a mí): “La verdadera poesía no tiene por qué decir algo exacto, solamente señala posibles significados…” y de esta manera: “…abre todas las puertas posibles permitiéndote encontrar lo que más te favorece. Si mi poesía puede lograr algo, no es más que conducir a la gente más allá de los horizontes limitados en que miran y sienten.” Así lo dijo en el prólogo de Wilderness, escrito entre 1969-1970. This is the end Hablar del legado de Jim Morrison nos permite aventurarnos a decir que éste recaiga completamente en la música que compuso junto a su banda: el legado ha llegado a nosotros, también, a través de su poesía. Porque para Morrison, la poesía y las canciones eran las únicas que podrían sobrevivir a una catástrofe, las únicas que la mente humana se permitiría recordar. No se puede recordar una novela entera de memoria, ni una pintura de memoria, con sus tonos, sus curvas y sus líneas… “Pero mientras existan seres humanos, las canciones y la poesía seguirán existiendo”, le dijo a Jerry Hopkins en 1969. “Yo soy el próximo en morir – y el silencio sepulcral se hizo eterno en el bar. Cigarros humeando. Hielo moviéndose en los tragos. París, 1971 – Ellos tenían veintisiete, yo también tengo veintisiete…” Recuerdo esa escena leída esporádicamente hace ya bastante tiempo. La secuencia hacia la tumba es turbulenta. Abandonar los escenarios, huyendo de esa fama insoslayable y viendo la salud deteriorarse. Querer ser respetado como poeta y no como causante de disturbios. Consumir alucinógenos en paz. Escribir en paz. Vivir en paz. Lo que comenzó el 8 de diciembre de 1943, termina el 3 de julio de 1971 en Francia. Uno de los misterios musicales más grandes de la historia yace en una tina de baño inerte a raíz de un paro cardíaco; o en los lavabos del Rock’n Roll Circus en París. Las versiones son, de alguna forma, hipótesis. Nos queda su música. Nos queda su poesía.