La épica griega Entre las muchas aportaciones que la civilización debe a la antigua Grecia, la literatura cobra una especial importancia. La mayoría de los géneros, formas y tópicos que dominarán la tradición literaria occidental surgieron entre los siglos VIII y IV a.C. en la península Helénica. De estos géneros, la poesía épica es el más antiguo. Origen de la épica: Homero Los poemas épicos (de la palabra griega epos, «narración») son poemas compuestos y transmitidos oralmente por unos poetas itinerantes, llamados aedos o rapsodas. Los aedos partían de los hechos históricos de la guerra de Troya y reelaboraban ese material hasta convertirlo en leyendas y mitos de los héroes y guerreros que participaron en ella, así como de sus proezas y sus virtudes, especialmente de su valor. Con ello, los héroes eran tomados como motivo de admiración y como modelo de comportamiento para el pueblo. Homero es el único rapsoda del que se conservan poemas. Poeta del siglo VIII a.C., apenas se sabe nada de su vida; en alguna época se puso en cuestión su existencia real y se pensó que los poemas homéricos eran fruto de la tradición popular oral, unificada bajo el nombre de un poeta inexistente, pero hoy parece seguro que sí existió, y que dichos poemas fueron elaborados por una sola persona. Según la tradición, Homero era ciego y parece ser que estaba relacionado con los ambientes de la nobleza, cuyas virtudes guerreras glorificaba en sus poemas. Busto de Homero. En líneas generales y desde el punto de vista formal, la épica homérica se caracterizaba por: – Empleo de los versos hexámetros (versos de seis pies métricos). – Repetición de fórmulas y adjetivos. – Uso abundante de la comparación. – Minuciosas descripciones. Los poemas homéricos • La Ilíada, dividida en 24 cantos, narra un episodio en el último de los diez años de la guerra de Troya (Ilión, en griego): Aquiles, irritado porque el jefe de los griegos Agamenón le ha arrebatado una esclava, decide abandonar la lucha. Los troyanos aprovechan la ausencia del héroe para atacar el campo griego y matan a Patroclo, que les había hecho frente con las armas de Aquiles. Al conocer la triste noticia, el héroe aqueo, Aquiles, vuelve al combate y toma venganza matando a Héctor, hijo del rey troyano Príamo. Los dioses participan activamente en la acción tomando partido por uno u otro bando. • L a Odisea (ver Obras clave) relata, también en 24 cantos, el largo viaje de Ulises (Odiseo, en griego) desde Troya hasta su patria, Ítaca. Gracias a su ingenio consigue superar numerosas aventuras entre seres fantásticos, como sirenas, hechiceras o cíclopes. A su regreso se enfrenta a varios nobles que pretenden, ante su larga ausencia, casarse con su esposa Penélope y usurpar la corona. Gracias a su astucia y con ayuda de su hijo Telémaco, consigue eliminar a los pretendientes y retomar su poder real. De la mitología a la literatura Ánfora griega en la que se representa a Ulises cegando al cíclope Polifemo, uno de los episodios relatados en la Odisea. 2 La mitología antigua consiste en un conjunto de leyendas y relatos, de trasfondo religioso, protagonizados por dioses y héroes. En sus orígenes pretendían servir para explicar los fenómenos de la naturaleza y los hechos del pasado. Aunque esta función sea cubierta después por la filosofía y la historia, los mitos pervivirán gracias a su belleza literaria HISTORIA DE LA LITERATURA UNIVERSAL y a sus apasionantes tramas, que serán fuente de inspiración para la creación literaria. La amplitud y complicación de los mitos griegos hizo necesario recopilarlos y sistematizarlos. De ello se encargó Hesíodo (s. VIII a.C.). Sus principales obras son: • Teogonía: poema donde se relatan los mitos del origen del mundo y se resume el parentesco entre los dioses. Es el único texto que conservamos en que se exponga de manera organizada el conjunto de los dioses griegos. • Los trabajos y los días: poema de intención moral en que explica las labores agrícolas, a la vez que hace reflexiones sobre la ambición de riquezas y las virtudes del trabajo. LECTURA Teogonía, Hesíodo Rea dio a Cronos estos famosos hijos: Hestia, Démeter, Hera, la de sandalias de oro, el fuerte Hades que mora en el palacio subterráneo y cuyo pecho guarda un corazón despiadado; el estruendoso Poseidón, que bate la tierra, y el prudente Zeus, padre de los dioses y de los hombres mortales, y que con el trueno hace estremecer la ancha tierra. Pero el gran Cronos fue devorándolos a todos, así que saliendo del vientre sagrado de su madre llegaban a sus rodillas, con el propósito de que ninguno de los nobles descendientes del Cielo llegara a ser rey entre los inmortales. Pues había oído decir a la Tierra y al Cielo Estrellado que era fatal que él, no obstante su poder, sucumbiera un día a manos de un hijo suyo. Por este motivo, no vigilaba en balde, sino que permaneciendo siempre al acecho, iba devorando a sus hijos a medida que Rea los paría, causándole a la madre una cruel desesperación. Mas al llegar el día en que Rea esperaba poner en el mundo a Zeus, el padre de los dioses y de los hombres, suplicó a sus padres, la Tierra y el Cielo Estrellado, que la aconsejaran para que pudiera darlo a luz ocultamente y castigar la furia del padre, vengando a todos los niños a los que había devorado el gran Cronos, el de intenciones perversas. El Cielo y la Tierra escucharon y complacieron a su hija, revelándole cuanto iba a ocurrir a Cronos y a su valeroso hijo. Y la enviaron a Lictos, en la rica isla de Creta, para que allí esperase el alumbramiento de Zeus, último de sus hijos. Y fue de este modo la Tierra enorme quien recibió al hijo en su regazo, para alimentarlo y criarlo en el dilatado país de Creta. Rea, llevando a su hijo a través de la oscura y rápida noche, alcanzó las primeras cimas de Lictos, y allí lo ocultó con sus propias manos, en las entrañas de la divina Tierra, al fondo de una inaccesible gruta del monte Egeo, recubierto de bosques frondosos. Luego envolvió en pañales una piedra enorme y se la dio al poderoso soberano, hijo del Cielo, el anterior rey de los dioses, quien la cogió en sus manos y se la tragó alojándola en su vientre. PARA SABER MÁS La guerra de Troya, mito o realidad Durante siglos se pensó que tanto las hazañas bélicas narradas en los poemas homéricos como sus protagonistas, e incluso la propia ciudad de Troya, pertenecían exclusivamente al ámbito de la leyenda. Pero en el siglo XIX, Heinrich Schliemann, un arqueólogo alemán, marchó en 1868 a Grecia para intentar localizar las ciudades mencionadas en los poemas de Homero, basándose exclusivamente en referencias textuales. En 1870 excavó la colina de Hissarlik, en Turquía, legendario emplazamiento de Troya, y descubrió los restos de cuatro ciudades, pertenecientes a cuatro estadios temporales distintos. Así, inició las investigaciones arqueológicas sobre la ciudad de Troya, que pasó de ser una ciudad legendaria a ser una ciudad histórica. LITERATURA Y ARTE La mitología griega en el arte Los mitos griegos no solo han servido como fuente de creación literaria, sino que han sido recreados también por las otras artes. Ya en la antigua Grecia los temas y motivos mitológicos fueron expresados a través de diversos lenguajes artísticos; a lo largo de los siglos, la rica tradición de la mitología griega ha sido recogida y reinterpretada en Occidente según los cánones de belleza propios de cada época. Fondo de copa griega con ilustración de Atenea, Teseo y el Minotauro. Museo Arqueológico Nacional, Madrid. Saturno devorando a sus hijos, Francisco de Goya. Museo del Prado, Madrid. Goya recrea desde su propio estilo pictórico el episodio mitológico de Saturno. Saturno es el nombre romano del dios griego Cronos y el episodio lo recoge Hesíodo en la Teogonía. En ella narra cómo Cronos devoraba a sus hijos para evitar que le sustituyeran como rey de los dioses. 3 La poesía lírica griega Si la poesía épica narra los hechos gloriosos del pasado, la poesía lírica se ocupa de los sentimientos e inquietudes del presente, y da lugar a una poesía más emotiva e íntima. Aunque apenas se conservan unos pocos fragmentos, estos textos líricos bastan para darnos una idea de la belleza y frescura de estos poemas. Características de la lírica Con los primeros líricos aparece por primera vez el concepto de subjetividad vinculado a la poesía. Los poetas descubren su yo, dejan conocer sus emociones y sus dolores en momentos decisivos de su vida, cuentan sus amores, sus ambiciones, sus angustias y sus sentimientos. Sus poemas, en general breves, tienen temas variados, un ritmo vivo y un lenguaje fresco, directo y audaz. La importancia que adquiere la subjetividad en la poesía lírica hace que cada poeta tenga un estilo propio, personal, y unas preferencias temáticas acordes con su vida y sus experiencias. Erato, musa de la poesía lírica, tocando la lira. Tipos de poesía lírica • Lírica coral. Son poemas concebidos para ser cantados por un coro. Esta circunstancia hace que la lírica coral tuviese lugar en acontecimientos sociales o públicos. Se trata de largas y complejas composiciones, destinadas a ser cantadas en fiestas religiosas, funerales, bodas u otras celebraciones. Su mayor representante es Píndaro, poeta profesional nacido a finales del siglo VI a.C. Píndaro se hizo famoso por sus poemas en honor a los vencedores olímpicos. Cuando un vencedor regresaba a su ciudad era recibido como un héroe, con festines en los que se cantaban poemas corales llamados Cantos de victoria o epinicios. Las odas tenían distintos nombres en función de dónde hubiesen tenido lugar los Juegos, por ejemplo las Odas olímpicas se llaman así porque conmemoran a los vencedores de los juegos que tuvieron lugar en Olimpia. Deportistas en una competición. Fragmento de un friso conservado en el Museo Nacional de Atenas. 4 HISTORIA DE LA LITERATURA UNIVERSAL • Lírica individual. También llamada lírica monódica, está compuesta por poemas más breves, de recitación individual. Su temática es variada: los hay morales, satíricos, que cantan los placeres de la vida o las experiencias amorosas, pero sobre todo expresan la subjetividad del poeta. Los más importantes poetas de lírica individual son: – Arquíloco. Aristócrata arruinado nacido a finales del siglo VII, compuso canciones amorosas y satíricas, en las que se burlaba de la importancia que daba la nobleza a los honores ganados en el campo de batalla. – Alceo. Poeta contemporáneo de Safo (ambos nacieron en el siglo VII a.C.). De origen noble, defendió en sus poemas a los aristócratas de Lesbos, que se debatían en luchas sociales con otras clases. – S afo. Fue la poetisa más importante y leída en la Antigüedad. Residió una época en Sicilia y dirigió en Lesbos una escuela literaria para chicas jóvenes de origen noble. La leyenda le atribuye diversos episodios, como su suicidio por un amor no correspondido. Sólo se conservan 650 versos de sus obras, en los que canta las íntimas alegrías y penas de sus amores y crea un mundo propio de sentimientos y sensibilidad. –A nacreonte. Poeta nacido a mediados del siglo VI a.C., dedicó toda su producción poética a cantar al vino, a la juventud y a los placeres del amor y de la vida. El adjetivo anacreóntico, aplicado a la poesía, ha quedado como sinónimo de una clase de composiciones destinadas a ensalzar los aspectos más placenteros de la vida. Retrato atribuido a la poetisa Safo en un fresco de Pompeya. SABÍAS QUE... El nombre de poesía lírica se debe a que los poemas se cantaban acompañados por la música de una lira. PARA SABER MÁS Las nuevas formas métricas La irrupción y desarrollo de la poesía lírica dio lugar no solo a la variedad de temas y tonos, sino también a la creación de nuevas formas métricas. Aparecen nuevas estrofas y nuevos versos, en muchas ocasiones creados por un poeta y posteriormente utilizados por otros poetas, ya sean cercanos en el tiempo al creador de la forma métrica o no. Así, Safo creó el verso sáfico, verso de once sílabas distribuidas en cinco pies. Este verso da lugar a un tipo de estrofa, la estrofa sáfica, y fue introducido en la poesía latina por Horacio. También Alceo creó el verso alcaico, que da lugar asimismo a la estrofa alcaica y que también fue utilizado por los poetas latinos. Lira griega fabricada con un caparazón de tortuga. LECTURA Poesía de Safo Fragmentos de poemas Dicen que es una hueste de jinetes o una escuadra de infantes o una flota lo más bello en la tierra, mas yo digo que es la persona amada. Eros me sacudió el alma como un viento que en el monte sobre los árboles cae. Si huye de, ti, pronto habrá de buscarte, sus dones ha de darte, si rechaza los tuyos. Y si es que no te ama, pronto habrá de amarte, quiéralo o no. Me parece igual a los dioses aquel varón sentado frente a ti, que a tu lado escucha mientras hablas dulcemente y sonríes con amor. Ello hace que desmaye mi corazón dentro del pecho, pues si te miro apenas, mi voz no me obedece. 5 La prosa griega Los tres géneros literarios principales de la antigua Grecia (épica, lírica y dramática) utilizaban el verso por estar vinculados al canto y la recitación. La prosa surge con otros géneros que cumplen distintas funciones, además de la puramente estética. Géneros en prosa Con la civilización griega nacen muchas disciplinas de conocimiento científico y humanístico. Estas disciplinas consiguen que, a través de obras escritas en prosa, el conocimiento se transmita y se conserve para la posteridad. Filosofía Aunque los primeros filósofos escribieron en verso, los grandes pensadores griegos utilizaron la prosa, excepto Sócrates, que no escribió obra alguna, pero cuyo pensamiento nos ha llegado gracias a la obra de sus discípulos, principalmente de Platón (428-347 a.C.), quien cuidó mucho la forma de sus diálogos filosóficos (Fedón, El banquete, La República) y recurrió a menudo a mitos para sus explicaciones. Aristóteles (384-322 a.C.) compuso la Poética, un tratado literario muy influyente tanto en la Antigüedad clásica como en la Edad Media y la Edad Moderna. Tratados científicos Hipócrates (s. V a.C.), famoso médico, está considerado el padre de la medicina, a la que dio una fundamentación científica. Se le atribuyen numerosos escritos, que constituyen el Corpus Hippocraticum y que abordan diversas disciplinas médicas, así como otras cuestiones relativas a la ciencia y la profesión médica, como el famoso juramento hipocrático (una especie de código ético del ejercicio de la medicina). Oratoria El arte del discurso político o judicial adquiere gran importancia a partir de la democracia ateniense, ya que los ciudadanos tienen la posibilidad de expresarse y discutir en las asambleas públicas. Entre sus principales representantes se cuentan: Lisias (s. V a.C.), orador que se especializó en escribir discursos por encargo para ser pronunciados ante los tribunales, y Demóstenes (s. IV a.C.), orador político que tuvo una intervención muy destacada para mantener la independencia política de Atenas frente al rey Filipo de Macedonia. Contra Filipo escribió sus famosas arengas, llamadas Filípicas, que influyeron decisivamente en los atenienses contra el poder macedonio. Historia Herodoto (484-424 a.C.), llamado «padre de la Historia» por aplicar a la historiografía criterios científicos, escribió su Historia en nueve libros, donde recogió la crónica de los países vecinos de Grecia (Persia, Egipto, etc.) y concluyó narrando las guerras entre griegos y persas. Es un gran narrador, claro, ameno y a veces pintoresco, que recoge leyendas y sucesos recopilados en sus viajes. Grabado de Herodoto. Biblioteca Nacional, Madrid. 6 El otro gran historiador griego fue Tucídides (465-395 a.C.). Al contrario que Herodoto, tuvo una concepción realista de la historia, rechazando lo legendario y las intervenciones divinas en los acontecimientos. Su Historia de la guerra del Peloponeso detalla en ocho libros y con gran rigor y exactitud la larga contienda que enfrentó a atenienses y espartanos durante veintisiete años. HISTORIA DE LA LITERATURA UNIVERSAL Fábulas Las fábulas son breves relatos de origen popular con enseñanza moral protagonizados por animales. A Esopo, personaje probablemente legendario, se le considera el creador de este género. En el siglo V a.C. circulaban por Atenas muchas de estas fábulas, llamadas esópicas, que fueron recogidas y publicadas por el político, filósofo y orador ateniense Demetrio de Falero en el siglo IV a.C. PARA SABER MÁS Pervivencia y evolución de las fábulas Las fábulas de Esopo gozaron de gran popularidad ya desde su origen en la Antigüedad. En la Edad Media fueron recogidas por muchos escritores, sobre todo por su carácter moralizador y ejemplarizante, muy acorde con la mentalidad del hombre medieval. En el ámbito hispánico, por ejemplo, aparecen fábulas de Esopo en El conde Lucanor, del infante don Juan Manuel, y en El libro de buen amor, de Juan Ruiz, arcipreste de Hita. El ingenio, la sencillez y la sabiduría que acumulan las fábulas aseguran su pervivencia en la tradición literaria durante siglos –La Fontaine en Francia, en el siglo XVII, o Samaniego e Iriarte en España, en el siglo XVIII–; hoy en día siguen gozando de buena salud, frecuentemente asociadas al mundo infantil, gracias al protagonismo y la humanización de los animales, y también a su carácter didáctico. Grabado de Fábulas adornadas con estampas, de Félix María de Samaniego. Biblioteca Nacional, Madrid. El fabulista Esopo, por Velázquez. Museo del Prado, Madrid. LECTURA Historia de la guerra del Peloponeso, Tucídides La figura de Pericles Durante todo el tiempo que estuvo al frente de la ciudad en época de paz, la gobernó con moderación y veló por ella con seguridad, y durante su mandato Atenas llegó a ser la ciudad más poderosa; y una vez que la guerra estalló, también en aquellas circunstancias quedó claro que había previsto su potencia. Sobrevivió dos años y seis meses al inicio del conflicto, y después de su muerte se reconoció aún más la clarividencia de sus previsiones respecto a la guerra. Sostenía, en efecto, que los atenienses vencerían si permanecían tranquilos y se cuidaban de su flota sin tratar de acrecentar su imperio durante la guerra y sin poner la ciudad en peligro. Pero ellos hicieron todo lo contrario, y, con miras a sus ambiciones particulares y a su particular beneficio, emprendieron una política diferente que parecía no tener nada que ver con la guerra y que resultaba perjudicial para sus intereses y los de sus aliados. Era una política que en los casos de éxito redundaba sobre todo en honor y provecho de los particulares, pero que en los fracasos acarreaba a la ciudad un quebranto para la guerra. La causa era que Pericles, que gozaba de autoridad gracias a su prestigio y a su talento, y resultaba además manifiestamente insobornable, tenía a la multitud en su mano, aun en libertad, y no se dejaba conducir por ella, sino que era él quien la conducía; y esto era así porque, al no haber adquirido el poder por medios ilícitos, no pretendía halagarla en sus discursos, sino que se atrevía incluso, merced a su prestigio, a enfrentarse a su enojo. Así, siempre que los veía confiados de modo insolente e inoportuno, los espantaba con sus palabras hasta que conseguía atemorizarlos, y, al contrario, cuando los veía dominados por un miedo irracional, los hacía retornar a la confianza. En estas condiciones, aquello era de nombre una democracia, pero, en realidad, un gobierno del primer ciudadano. Sus sucesores, en cambio, al ser más iguales entre ellos y aspirar cada uno a ser el primero, cambiaron de política hasta el punto de someter los asuntos públicos a los antojos del pueblo. El político ateniense Pericles ostentó el mando de Atenas en la guerra del Peloponeso contra Esparta. 7 El teatro griego El género dramático nació a finales del siglo VI a.C. y alcanzó su máximo esplendor durante la democracia ateniense. El teatro tenía una clara función social y cívica y las representaciones estaban vinculadas a festividades religiosas. Las obras conservadas atestiguan la profundidad del pensamiento griego sobre el ser humano. La tragedia Representación de la trilogía Orestíada, de Esquilo, dirigida por Mario Gas. PARA SABER MÁS Teorías sobre el origen del teatro Aunque existen varias hipótesis sobre los orígenes del teatro griego, parece claro que tuvo su origen en las fiestas celebradas en honor al dios Dionisos, alrededor del siglo VI a.C. En estas fiestas, grupos de personas disfrazadas de machos cabríos (tragoi en griego, de ahí el nombre de tragedia) relataban episodios de la vida de Dionisos. Cada uno de ellos iba dirigido por un individuo (el corifeo) que dialogaba con el resto del coro. Con el tiempo, fueron apareciendo actores que dialogaban tanto con el corifeo como con el resto del coro; lo que empezó siendo una comparsa se convirtió en una representación, que se asentó definitivamente al llevar la representación a un lugar fijo: el teatro. 8 El teatro griego tenía como principal finalidad hacer reflexionar al espectador sobre los problemas que atañen al ser humano, de manera que la representación de la obra sirviese de enseñanza. El espectador, al ver los trágicos sucesos que acontecen a los protagonistas, experimenta un sentimiento llamado catarsis (término acuñado por Aristóteles), que le purifica, sosiega sus pasiones negativas y le hace ser mejor persona y mejor ciudadano. Con ello, el teatro en Grecia no es solo una diversión o entretenimiento, sino que cumple una función de educación social. Los argumentos de la tragedia, extraídos siempre de leyendas mitológicas, tratan sobre temas serios. Se centran en las dramáticas consecuencias de la lucha del hombre contra su destino. La muerte y el dolor están muy presentes y suelen funcionar como consecuencia y castigo para quien intenta cambiar su destino. Los protagonistas de la tragedia son héroes o personajes de origen noble, por lo cual el lenguaje que emplean es elevado, solemne y grandilocuente, propio de la altura y categoría de los personajes. La representación de tragedias tuvo su esplendor durante la democracia ateniense, en el siglo V a.C. Las obras se representaban en festivales dramáticos, costeados por la ciudad, en los que el público asistía a múltiples representaciones y un jurado popular concedía premios a las mejores tragedias. La tragedia clásica estaba escrita en verso. Hay partes dialogadas y partes cantadas, y en ellas cumple una función esencial el coro, que comenta las peripecias de los protagonistas, les da la réplica, repite las ideas fundamentales y representa el sentir colectivo. Los tres autores de tragedias más conocidos son: • Esquilo (525-456 a.C.). El primero de los tres grandes trágicos es quien dio grandeza y esplendor a este género teatral. Aumentó de uno a dos el número de actores, redujo la importancia del coro, y dio prioridad a los diálogos. De él se conservan siete obras: la trilogía Orestíada (compuesta por Agamenón, Coéforas y Euménides), Los persas, Los siete contra Tebas, Las suplicantes y Prometeo encadenado. • Sófocles (495-406 a.C.). Es el más clásico de los tres y el que eleva la tragedia a la perfección artística. También lleva a cabo cambios en el género, ya que aumenta de dos a tres el número de personajes, añade más acción a las tramas, y potencia la decoración y la indumentaria de los actores. Sus personajes, aun siendo idealizados, son algo más humanos que los de Esquilo. Se conservan siete obras completas de Sófocles: Áyax, Antígona (ver Obras clave), Edipo rey, Las traquinianas, Electra, Filoctetes y Edipo en Colona. • Eurípides (480-406 a.C.). Aunque en vida fue menos valorado que Esquilo y Sófocles, fue el trágico más popular en época helenística. No tiene la grandiosidad de Sófocles, pero sus personajes son mucho más humanos; introdujo –sin apartar del todo la mitología– nuevos temas más modernos (la mujer, la psicología, la crítica a los dioses), y desarrolla al máximo las pasiones más oscuras y truculentas, especialmente en personajes femeninos. Se conservan diecisiete tragedias suyas, entre ellas Alcestes, Medea, Andrómaca, Las troyanas, Ifigenia en Táuride, Electra, Orestes y Las bacantes. También se conserva un drama satírico, El cíclope. HISTORIA DE LA LITERATURA UNIVERSAL La comedia SABÍAS QUE... La comedia difiere bastante de la tragedia. Sus temas no son elevados, sus personajes no son héroes, reyes ni dioses, y su intención es divertir y criticar ciertos aspectos de su sociedad contemporánea, en muchos casos de cierta importancia: los militares, los políticos, la justicia… La comedia no suele tomar un episodio mítico, sino una aventura fantástica protagonizada por un héroe ingenioso. Solo conservamos comedias de época clásica de un autor: Aristófanes (445-386 a.C.). En sus once comedias lo que domina es la fantasía carnavalesca, el humor disparatado, la parodia, la bufonada. En sus obras hay fantasía, bullicio, sátira, chistes, cánticos y mucha burla. En algunas de sus comedias el coro no se compone de seres humanos y sale a escena convenientemente disfrazado; este es el caso de Las avispas, Las aves, Las nubes, o Las ranas. Otras comedias importantes de Aristófanes son Lisístrata, La asamblea de mujeres, o La paz. Al estadio de comedia que representa Aristófanes se le denomina Comedia antigua. Más tarde surge una nueva modalidad, la Comedia nueva, que presenta obras de tipo costumbrista: obras de enredo en ambientes familiares, en un marco ciudadano casi burgués, con tramas amorosas y personajes estereotipados (el soldado fanfarrón, los jóvenes enamorados, el viejo, el avaro, el esclavo gracioso…), y presenta un humor menos disparatado que el de Aristófanes. Este tipo de comedias, representado por el autor Menandro (342-292 a.C.), tuvo gran éxito en su tiempo y fue muy imitado por los comediógrafos romanos. Máscara cómica griega del siglo II a.C. La representación Las obras de teatro se representaban bajo unas condiciones muy concretas. Los actores –todos hombres, incluso los que hacían personajes femeninos– iban ataviados con máscaras y vestidos, lujosos en la tragedia y grotescos en la comedia. En las tragedias, los actores calzaban unos zuecos llamados coturnos, que hacían parecer más altos a los actores y por ello simbolizaban la dignidad de los personajes. El coro, que llevaba un vestuario en función de a quién representase (soldados, marineros, muchachas…), llevaba a cabo danzas y cantos que se alternaban con la declamación de los actores. LECTURA Edipo rey, Sófocles CRIADO. ¡Infeliz de mí! ¿Por qué? ¿Qué quieres saber? EDIPO. ¿Le diste el niño de que este habla? CRIADO. Se lo di, y ojalá me hubiese muerto aquel día. EDIPO. Ahora morirás, si no hablas claro. CRIADO. Más muerto soy si hablo claro. […] EDIPO. ¿De dónde lo habías tomado? ¿Era propio o de algún otro? CRIADO. Mío, no, no era; alguien me lo dio. EDIPO. ¿Alguno de estos ciudadanos? ¿De qué casa? CRIADO. No, por los dioses; no me preguntes más, señor. EDIPO. Como me obligues a repetir la pregunta, date por muerto. CRIADO. Bueno, pues era un niño de la casa de Layo. EDIPO. ¿Siervo? ¿O hijo legítimo de su familia? CRIADO. ¡Ay, ay de mí!, llego ya al borde de la palabra terrible de decir. EDIPO. Y de oír también; con todo, hay que oírla. CRIADO. Le llamaban hijo de Layo. Tu mujer, que está en palacio, sabrá explicarlo todo claramente. EDIPO. ¿Ella fue quien te lo entregó? CRIADO. Ella misma, señor. EDIPO. ¿Con qué objeto? CRIADO. Para que acabase con él. EDIPO. ¿Su propio hijo? ¡Malvada! CRIADO. Sí, por miedo a unos funestos oráculos. Teatro griego de Epidauro. EDIPO. ¿A cuáles? CRIADO. Corría la fama de que había de dar muerte a sus padres. EDIPO. Y tú, ¿por qué lo entregaste a este anciano? CRIADO. Por pura compasión, señor, esperando que lo llevaría a las lejanas tierras de donde él era. Él lo salvó, y en mala hora lo hizo. Si tú eres en realidad el que este dice, sábete que has nacido con mal hado. EDIPO. ¡Ay, ay, ay! La verdad ha quedado desnuda. ¡Oh luz!, ¡por postrera vez te vea mis ojos! Ya se ha descubierto: nací de quienes no debiera; con quien no debiera me casé, y he matado a quien menos debía. (Métese precipitado en palacio; vanse los demás por los lados; queda solo el coro.) CORO. ¡Oh generaciones de los mortales! ¡Cómo vuestra vida no monta para mí más que la nada! ¿Quién es, quién es el hombre que roba a la dicha otra cosa que parecer y en pareciendo desaparecer? 9