MESA REDONDA: MUSEOS DE CIENCIA PARA EL FUTURO Alfonso Navas Director del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Museos, ciencia e investigación Muchas gracias. Agradezco sobremanera a la organización el haberme invitado. El tema que me toca programáticamente es “Museos, ciencia e investigación”. Esto es todo un mundo, así que me arrogo una responsabilidad y representatividad que nadie me ha pedido y voy a hablar en nombre de otros museos, como el Museo Geominero, el Real Jardín Botánico o el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología; ya que el tema que trataremos será la investigación y las colecciones en los museos. Hay poco tiempo para exponer pero quiero decir, parodiando a Paco Umbral, que yo también he venido aquí para hablar de mi museo y para ello inicio una presentación en Power point. Las sociedades modernas, actuales, se fundamentan en la tradición científica que surge en Europa a finales del siglo XVII y que tiene carta de naturaleza en el siglo XVIII con el apoyo a expediciones geográficas, lo cual sustenta el término “naturalista”. El impulso imparable de la ciencia nace por el deseo de interpretar la naturaleza. De hecho, de todos los museos de ciencias que existen en el mundo se puede afirmar, casi con absoluta rotundidad, que más del 95 por ciento de los que hacen investigación son de historia natural. La mayoría de esos museos son centenarios, con una gran historia, aunque a su vez son instituciones muy modernas, con conocida solvencia científica y gran capacidad de investigación. En España hemos identificado, junto a los museos tradicionales de ciencias, 386 colecciones de historia natural de reconocido valor científico. Mi experiencia personal, tras casi seis años en la dirección del Museo Nacional de Ciencias Naturales, me permite definir algunas características generales de la investigación en los museos de historia natural que espero que estemos de acuerdo. Primero: que los problemas estructurales de los museos de historia natural han aparecido en años recientes debido al rápido desarrollo y reorientación de las investigaciones en zoología y geología; y, por otra parte, a una relativa devaluación de la taxonomía y la sistemática. Este último aspecto, reconocido como un error, está afortunadamente siendo reparado y existen diversas iniciativas internacionales al respecto porque, ¿cómo podíamos dar respuesta a la crisis de la biodiversidad o al efecto del cambio climático si no se potencian esas líneas de investigación y las especialidades zoológicas y geológicas que las sustenten? Segundo: hay problemas, especialmente de tipo estructural, que es una cuestión de 1 autorreorganización dentro de las instituciones y no simplemente una cuestión de financiación. Muchas veces se trata de nuestra propia capacidad de convencer a los agentes sociales. Tercero: organizaciones como ICOM, asociaciones de colecciones de historia natural o sociedades de civiles, como patronatos, sociedades de amigos, etcétera; deben apoyar las investigaciones de los museos de historia natural más vigorosamente. Cuarto: los museos de historia natural activamente implicados en investigación la llevan a cabo fundamentalmente desde un punto de vista de investigación básica. Ese es un patrón general muy común y se da, curiosamente, en los museos que trabajan a un nivel competitivo internacional. Después están los museos que se centran en investigación aplicada o regional, que se concentran fundamentalmente en aspectos más puntuales, y además son éstos los que tienen una vocación de investigación más histórica. Por último, destacar que las colecciones científicas son el gran activo de los museos de historia natural y de la ciencia en general. La fortaleza de los museos depende de la calidad de las colecciones y de la documentación científica que las sustenta. El Museo Nacional de Ciencias Naturales, y me permito retomar el tema de esta ponencia sobre ciencia e investigación, es el mejor ejemplo que conozco para justificar cómo la ciencia y la investigación recuperan y salvan un museo que estuvo hace no tanto tiempo en peligro de desaparecer. Probablemente, nuestro museo es el más antiguo del mundo -lo fundó don Antonio de Ulloa- y siempre ha estado ligado a la investigación, siempre. Recordar que en 1975 se crea la primera cátedra de geodesia en el entonces llamado Gabinete de Historia Natural, pero su historia reciente transcurre desde el 28 de marzo de 1939, cuando las tropas franquistas toman Madrid y es inmediatamente destituido el director del museo, don Antonio de Zulueta. Posteriormente, dos años después, se divide en tres centros: el Instituto Español de Entomología y el Lucas Mallada de geología, quedando dentro de lo que se llamaba Instituto de Zoología lo que eran las exposiciones y las colecciones. La investigación queda paralizada durante más de cuarenta años. Estas son fotos tomadas en 1982-84, que muestran el estado lamentable en que estaban las colecciones del museo por aquella época. Sin investigación se derivó en esto. En 1984 se adscriben de nuevo esos institutos que habían sido desgajados y se inicia una labor fundamental y prioritaria de recuperar el patrimonio, las colecciones; y para crear una plantilla de investigación que fuera altamente competitiva dentro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Además, se acometen las obras de remodelación para adecuar el edificio. Éste es un ejemplo de cómo estaban las condiciones científicas en aquella época y el estado actual de esas colecciones científicas. Los objetivos del museo son muy claros: la defensa y conservación de nuestro patrimonio natural a través de las colecciones, protegidas por la Ley de Patrimonio de 1985; la investigación científica en todas las ramas de la biología y la geología desde el punto de vista básico y una actividad de educación social a través de las exposiciones y programas públicos. Esta diapositiva relaciona el consenso general que existe en los museos de historia natural y en los museos de ciencia en general, que relaciona investigación, colecciones y las exposiciones. Se manifiesta en menor grado con las 2 exposiciones, pero la íntima relación entre la investigación y las colecciones es patente. Dentro del panorama museológico español, la conservación de nuestro patrimonio se basa en un 90 por ciento en el patrimonio heredado por el propio museo a través de su investigación a lo largo de la historia del museo. La mayoría de nuestras colecciones se basan en nuestras expediciones y en los proyectos de investigación de los investigadores. Es un centro de referencia en temas de nuestra especialidad y tenemos una gran excelencia investigadora. De forma general, esto es un compromiso asumido por todas las naciones que firmaron el convenio de Rio: conservar la biodiversidad, hacer un uso sostenible de los componentes de esa biodiversidad y hacer un uso justo de los recursos genéticos. Eso es, en líneas generales, la función última y los objetivos a que se dedican los museos de historia natural. En nuestro caso, en España, es particularmente transcendente porque de nuestra contribución a la fauna europea (un proyecto de largos años), podemos inferir, basado en los taxones representativos, que España, a través de las Islas Canarias y la península ibérica, comprende, y se asume como axioma, más de la mitad de la diversidad biológica de Europa. Es un fondo y una riqueza de investigación y de potenciación de nuestros valores extraordinario. La vicedirección de Investigación engloba trece líneas de investigación generales, que pueden ser comunes a otros centros, museos y universidades; pero destacaría especialmente de la línea catorce a la quince, que se centra exclusivamente en cómo conservar, gestionar y mantener las colecciones y los archivos y biblioteca. A través de cinco departamentos: Biodiversidad y Biología Evolutiva, Ecología Evolutiva, Paleobiología, Geología y Volcanología. Aparte de eso, se elaboran otros indicadores de actividad científica, como son los informes y conferencias, participación en paneles, patentes, contratos con empresas tanto públicas como privadas y asesoramiento científico a cualquier persona que nos requiera. Dentro de su ambiente competitivo, es considerada la institución científica más importante de España dedicada a la investigación de historia natural. Su razón científica es esto que hemos hablado del compromiso de Río y asumimos como algo determinante mantener una investigación científica competitiva, solo posible dentro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Esto nos permite llevar a cabo estos proyectos de naturaleza institucional y ser Gran Instalación Científica de la Unión Europea con el Real Jardín Botánico, con el cual nos unen lazos históricos desde su fundación. Desde 2002 hasta la actualidad, y continuaremos cinco años más, somos Gran Instalación Científica de la UE, miembro o fundador del Consorcio sobre Taxonomía; y tenemos actualmente, junto con el Jardín Botánico, la encomienda de gestión del Nodo Nacional de GBIF y ha sido Nodo Nacional del BioCase, lo que nos ha permitido identificar y localizar esas colecciones. En estos últimos dos años, participamos y gestionamos un paquete de trabajo del Instituto Europeo Virtual sobre Taxonomía, y recientemente, en 2007, el Life Watch, que es el megaproyecto de futuro sobre el observatorio de biodivesidad en Europa. La Vicedirección de Colección y Documentación se basa en la unidad de documentación bibliográfica y la unidad de colecciones de historia natural. En el periodo de 2005 a 2007 nuestras colecciones 3 científicas han superados dos evaluaciones externas rigurosas dentro de esos programas internacionales de Gran Instalación y de Taxonomía a los que me he referido anteriormente. Dentro del panorama museológico mundial me he permitido hacer una comparación, basada exclusivamente en criterios objetivos según la Web of Knowlegde de publicaciones de alto índice de impacto, de los seis museos más importantes de historia natural que hacen investigación. Es un indicador que se mide para poner en el ranking las instituciones, y los datos, que van del año 2002 hasta el 12 de septiembre de 2007, son tal como salen en la Web of Knowlegde metiendo las palabras y localizadores claves de los museos. En primer lugar, aparece el Museo de Historia Natural de París, con 3.358 publicaciones, con un índice H de 45, que es un buen indicador. En segundo lugar aparece el Museo de Historia Natural de Nueva York, con 1.758 publicaciones y un índice H de 48; en tercer lugar aparece el Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC. Si consideráramos el número de investigadores que hay en cada uno de los museos, aproximadante 1.000 en París y unos 90 en el Museo Nacional de Ciencias Naturales, en el ranking este último se debería situar en primer lugar. De todas formas, hay dos grandes grupos: uno es el de los museos de Nueva York, París y Madrid; y posteriormente están los grandes museos como el de Berlín, con 337 y un índice H de 20; el de Washington, que pertenece a la Smithsonian. Solo hemos considerado las publicaciones del museo, no las estaciones de campo que existen a lo largo de todo el mundo. Y finalmente el Museo de Londres, tan importante desde cualquier punto de vista por el valor de sus colecciones, su valor pedagógico y la ilustración que aporta a los museos, pero que científicamente está en un ranking inferior. Quiero acabar con esta reflexión. Las sociedades más avanzadas consideran a los museos de ciencia y los museos nacionales de historia natural como grandes instalaciones científicas que son modernizadas y actualizadas constantemente. Tienen la mayor relevancia y consideración social, al mismo nivel que otros grandes museos como los de arte o los de historia. Por lo tanto, éste sería un gran objetivo a conseguir en España, especialmente para el Museo Nacional de Ciencia Naturales, pero también para otros similares. Finalmente, acabo dando las gracias con una composición de más de 150 años de sapos corredores que muestran su contento por pertenecer al Museo Nacional de Ciencia Naturales. Muchas gracias. 4