PILA BENDITERA Arcilla modelada y torneada

Anuncio
 PILA BENDITERA Arcilla modelada y torneada. Cubierta de plomo y estaño. Decoración sobrecubierta de óxidos de manganeso, hierro y cobalto. Primera mitad del siglo XVIII. Entre las cerámicas que se conservan en los fondos del Museo del Greco de Toledo, hay una pila benditera, publicada en 2007 como de Aragón del siglo XVIII, en el catálogo que servía de guía a la exposición Tesoros ocultos: Fondos selectos del Museo del Greco y Archivo de la Nobleza, que se llevó a cabo en el Hospital Tavera de Toledo. Gracias a las investigaciones llevadas a cabo en los últimos tiempos, estamos en condiciones de atribuir esta benditera a un nuevo centro productor de cerámica, hasta hace unos pocos años desconocido, Hellín, en la provincia de Albacete. La loza esmaltada de Hellín es la producción cerámica más importante del antiguo Reino de Murcia que, al extinguirse en la segunda mitad del siglo XIX con el correr de los siglos, cayó en el olvido, perdiéndose su memoria. Se puede considerar esta cerámica como la “talavera” de este territorio, pues esta población, hoy día de Albacete, hasta el siglo XIX perteneció a este Reino, y sus lozas esmaltadas llegaban a todos los rincones en un radio de acción de unos 150 kilómetros como poco, siendo la propia ciudad de Murcia uno de los principales receptores y consumidores de estas producciones, como lo demuestran los miles de fragmentos que aparecen en las excavaciones arqueológicas de este territorio en los estratos de los siglos XVII, XVIII y XIX. Ya desde antiguo existían referencias documentales a los hornos de Hellín, tanto en encuestas como diccionarios y enciclopedias, siendo la primera noticia la que escribió F. M. Nipho en el tomo XVIII de su Correo general de España y noticias importantes de agricultura, artes, manufacturas, comercio, industria y ciencia, publicado en 1770. Pero la referencia más importante a la cerámica hellinera es la contestación que se realiza al cuestionario enviado por Tomás López desde Madrid, fechada entre 1786 y 1789. A la novena pregunta, referente a la existencia de industrias, se dice: “... que ay en este pueblo 4 fabricas de Loza entre fina de tiempo enmemorial, y se travajan en ellas en el discurso del año de 400, a 500 mil piezas de todos tamaños y figuras...” Se desprende de esta respuesta que esta ingente cantidad de cientos de miles de piezas al año demuestra la existencia de una producción que, no sólo cubría la necesidades del mercado local, sino que atendía a un mercado comarcal y también regional, tal como lo demuestran las cerámicas hellineras que aparecen en poblaciones más o menos distantes de Hellín como son las ciudades de Murcia o Lorca, Albacete y Chinchilla entre otras, a las que hay que añadir poblaciones del sur de Alicante, Cuenca y Ciudad Real. La loza esmaltada histórica de Hellín, al igual que la cerámica talaverana, se caracteriza por llevar una cubierta blanca, conseguida con óxido de plomo mezclado con estaño, que permite impermeabilizar la superficie de las piezas. Muchas de las cerámicas se decoraban con óxidos de colores, como el azul cobalto, el óxido de hierro y el negro de manganeso, que sobre el esmalte blanco, podían ir juntos o aislados según las épocas o tipos de decoración. Las decoraciones hellineras se relacionan con series de estética semejantes a las que se hacían en otras zonas de España, en los siglos XVII y XVIII influidas por las producciones talaveranas, sobre todo con las aragonesas y concretamente Villafeliche (Zaragoza), centro productor con el que más se confunden las cerámicas hellineras, y al que suelen ser atribuidas las cerámicas conservadas en los museos españoles, como es el caso de esta benditera del Museo del Greco. El hecho de que las cerámicas históricas de Hellín se encuentren dispersas por todos los museos de la geografía española, nos da idea de que eran piezas apreciadas por los coleccionistas debido a su interés decorativo, y ese mismo debe ser el motivo por que el marqués de Vega Inclán incorporara esta cerámica a este museo toledano, en el que también se conserva otra benditera interesante, decorada en verde y azul, con una tipología típica de las fabricadas en Teruel en la Edad Moderna. Las pilas benditeras son unas de las piezas de uso religioso cotidiano más importantes dentro del hogar, con gran arraigo dentro de la devoción popular. Se solían colocar en la pared o bien de la entrada de la casa o bien, en el dormitorio junto el respaldo de la cama, pues en el pocillo se depositaba el agua bendita que protegía la casa, siendo costumbre el santiguarse con ese agua al acostarse y levantarse. La tipología suele constar de una pared plana o respaldo, recortada en una plancha de arcilla, que presenta en este caso la terminación superior en forma de arco, y un pocillo de forma semiesférica o troncocónica invertida en la parte inferior, hecho a torno. Dentro del estilo barroco, es muy usual la pared en forma de retablillo con columnas que sostienen un frontón triangular o curvo; es éste el caso de esta pieza, en la que hay pináculos triangulares sobre los capiteles. Presenta, además como particularidad, el que el frontón y el pocillo se sujetan o sostienen con ménsulas en forma de S. Algunas de estas características formales aparecen también en otras benditeras de Hellín, como la conservada en el Museo de Albacete, con Nº Inv.: CE00194, publicada en CER.es (Red Digital de Colecciones de Museos de España, http://ceres.mcu.es), donde las columnas, más barrocas todavía, son de estilo salomónico, aunque la decoración pintada en este caso es en azul y corresponde a una serie distinta a la del Museo del Greco. En cuanto a la decoración de esta pila benditera, aunque es patente la influencia de la serie tricolor talaverana, con el dibujo perfilado en manganeso y las sombras hechas con rayas paralelas en ocre, la interpretación es personal y algunos de los motivos son muy típicos de la loza hellinera, como las pequeñas hojas de helecho en azul, pétalos ovalados con rayado paralelo en ocre, una cenefa de ochos en el borde del pocillo, y una cruz de Caravaca pintada en la pared, gran objeto de devoción en el antiguo Reino de Murcia, y que también aparece en otras piezas de Hellín, como en una pila bautismal del Santuario del Cristo del Sahúco en Peñas de San Pedro (Albacete). La benditera, que estudiamos aquí, dentro del programa “al detalle”, la situamos en la primera mitad del siglo XVIII, y creemos que fue fabricada por los Padilla, una de las cuatro familias de ceramistas con hornos en Hellín en el siglo XVIII. Los Padilla son una dinastía familiar de alfareros que estuvieron activos al menos desde la segunda mitad del siglo XVII hasta los primeros años del XIX, transmitiéndose el taller de padres a hijos. El origen parece ser el taller de Luis Padilla, situado en la calle de la Cruz en el barrio de San Roque, documentado en 1680, en una escritura de censo impuesto por una alfarería a favor del Convento de las Franciscanas de Santa Clara. El siguiente miembro de la familia que trabaja en este taller es Felipe Padilla Valcárcel, que otorgó testamento en 1710, y que tuvo tres hijos que se siguieron dedicando a alfareros. El tercero de estos hijos es Rafael Padilla Fernández, que se casó con Catalina Pérez Muñoz en 1707 y que murió en 1761. De este matrimonio es el taller que creemos que fabricó esta benditera, pues fueron también los autores del pavimento del camarín de la iglesia del Rosario, en una de cuyas olambrillas dejaron ambos su firma. Hasta hace pocos años, el pavimento del camarín del Rosario estaba atribuido y había sido publicado por distintos historiadores del arte como valenciano del siglo XVIII. Fue a raíz de su limpieza y conservación preventiva por la empresa ECRA Servicios Integrales de Arte S. L. en el año 2005, que se encontró al limpiar una de las olambrillas la firma de la familia Padilla, todo un descubrimiento que permitió saber que en los talleres de Hellín también se hacía azulejería. Los cientos de motivos decorativos, que se representan en este pavimento, junto con los fragmentos de testares aparecidos en excavaciones en el pueblo de Hellín, nos han permitido atribuir a este centro con seguridad, algunas de las cerámicas dudosas conservadas en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, el Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias “González Martí” de Valencia, el Museo de Albacete, el Museo de Bellas Artes de Murcia, el Museo Arqueológico Municipal de Lorca, la Fundación Gómez Moreno de Granada, el Museo de Lluc de Mallorca, el Museo de Terrassa, el Museo Cau Ferrat de Sitges, la Fundación Godia de Barcelona, la Fundación La Fontana, y ahora, esta benditera del Museo del Greco de Toledo. Abraham Rubio Celada Doctor en Historia del Arte PARA SABER MÁS: LÓPEZ PRECIOSO, Francisco Javier y RUBIO CELADA, Abraham: La loza esmaltada hellinera. Una gran desconocida en la cerámica española. Albacete, Instituto de Estudios Albacetenses, 2009. 
Descargar