Poesía del siglo XX

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LA POESÍA ESPAÑOLA DEL SIGLO XX
1.− EL MODERNISMO
Se denomina así al movimiento literario nacido en Hispanoamérica en el último cuarto del siglo XIX y
difundido en España por Rubén Darío a raíz de la publicación de su libro Prosas Profanas. Su importancia
fue decisiva para la evolución de la poesía española, ya que supuso una renovación total de la misma.
Debes recordar que entre el Modernismo y la Generación del 98 no se da una separación absoluta y tajante.
Durante los primeros años del siglo, al menos, se pueden encontrar características comunes a los escritores de
ambos movimientos. Por eso, también se puede hablar de Modernismo, en una acepción general, como la
versión hispánica de la crisis artística y espiritual europea de finales del siglo XIX, dentro de la cual podemos
hallar orientaciones diversas: una que se inclina hacia una literatura de evasión y elitismo −el Modernismo en
sentido estricto− y otra que se caracteriza por un temperamento más crítico y radical −la Generación del 98.
La Revolución Modernista
Las consecuencias para la poesía española son de índole variada:
• Con el Modernismo se dan a conocer en España los movimientos literarios extranjeros:
Parnasianismo y Simbolismo franceses y la obra de los decadentistas ingleses e italianos (Oscar
Wilde, D´Annunzio). Rubén había logrado hacer una síntesis ejemplar de todas esas influencias, junto
con elementos de la poesía romántica tomados de Víctor Hugo o de Bécquer.
• La literatura adquiere un aire aristocrático que desdeña lo vulgar y cotidiano y se consagra a la
exaltación de la Belleza. Esa exquisitez se muestra en la elección de los temas, en el cuidado de la
forma y en el despliegue de elementos sensoriales en que se va a convertir el poema.
• El escritor adopta un estilo de vida acorde con su concepción del arte: la bohemia. Su dedicación
excluyente a la literatura como una religión, lleva aparejada el desprecio del sentido comercial y
burgués de la vida. Su mundo es el de los cafés, las tertulias, la noche.
Los Temas
Dos líneas principales se distinguen en los temas más frecuentes del Modernismo: la que trata de asuntos del
pasado o exóticos, y la que da lugar a la expresión de la intimidad del poeta. En ambas es perceptible la
huella del Romanticismo.
• La primera, la línea escapista, es la más representativa del movimiento, la más imitada y, a la larga, la más
satirizada. Los ámbitos donde se refugia el poeta modernista en busca de la belleza son mundos raros:
lugares exóticos y épocas antiguas. La imaginación y la riqueza verbal le permiten componer estampas con
detalles de miniatura. Construye palacios, jardines, pagodas, castillos, como un decorado por el que desfilan
caballeros de títulos nobiliarios, princesas tristes o casquivanas, guerreros legendarios, cisnes, ninfas,
sátiros y centauros. No hay límite geográfico: Japón o París, Chile o Grecia tienen cabida en el poema si
admiten la ambientación de algo hermoso. El erotismo, las conductas amorales aparecen con frecuencia,
como demostración del espíritu rebelde y antiburgués que late en el fondo de la actitud modernista.
• La segunda, la línea íntima, permite traslucir el malestar del poeta con lo que le rodea. El amor y el mundo
son vistos con ojos melancólicos y llenos de tristeza. Hay un deseo de plenitud que resulta irrealizable. En
los poemas, esta nostalgia y este desasosiego se enmarcan en paisajes otoñales o despoblados jardines
crepusculares, de clara raíz romántica.
El estilo y la métrica
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Los poetas modernistas explotan todas las posibilidades que el lenguaje les ofrece para conseguir la ansiada
belleza. El poema no sólo expresa la sensorialidad del poeta, sino que es también causa de sensaciones. El
color es un elemento fundamental. La adjetivación cromática recorre todas las gamas, intensas o suaves. La
musicalidad del verso es otro de sus instrumentos, una musicalidad que se acomoda a los temas tratados. Los
ritmos muy marcados se reservan para grandes asuntos: el desfile de un cortejo, la hazaña de un guerrero o
una tormenta en el trópico, por ejemplo. Las melodías suaves acompañan a las emociones delicadas: la tristeza
de una princesa, la melancolía de un atardecer. El poeta modernista se sirve de un léxico muy rico y escogido.
Asimismo, son abundantes las aliteraciones, las sinestesias y las imágenes audaces. Las preferencias
modernistas se inclina por el alejandrino, el dodecasílabo o el eneasílabo, poco usados hasta entonces.
Los Poetas Modernistas españoles
Rubén Darío, Salvador Rueda, Antonio Machado yJuan Ramón Jiménez, Manuel Machado, Francisco
Villaespesa y Eduardo Marquina.
3.1.− LA POESÍA DE ANTONIO MACHADO
Al hombre de carácter sencillo, soñador y solitario que fue Machado le corresponde una poesía profunda, seria
y grave. Los temas son variados, pero reaparecen una y otra vez en sus poemas: la intimidad, los recuerdos, el
paisaje castellano, la preocupación por España, los desasosiegos producidos por el paso del tiempo y la
llegada de la muerte, etc. En la métrica se inclina al uso de formas populares. El estilo se caracteriza por la
ausencia de complejidades retóricas: sobrio y claro, no se detiene en rebuscamientos.
Si embargo, los inicios machadianos muestran a un autor que no es totalmente ajeno al Modernismo de la
época. Soledades incluía poemas de ese corte que en la reedición de 1907 −ahora con el título de Soledades,
galerías y otros poemas− fueron suprimidos. El intimismo de tradición becqueriana, el tono triste y
melancólico, y el simbolísmo de algunos motivos reiterados (el viento, el agua, la noria...) difieren de la
tendencia frívola de Rubén Darío.
El Machado más característico aparece en Campos de Castilla. Su poesía se hace más realista y objetiva, más
austera y sobria, acorde con lo que ve a su alrededor. Junto al paisaje soriano, la reflexión sobre los males de
España y la descripción de personajes anónimos ocupan buena parte de los poemas. Aquí enlaza Machado con
las preocupaciones noventayochistas. Otros poemas son retratos de intelectuales y amigos, composiciones
escritas en Baeza en recuerdo de su mujer y de la tierra abandonada, y un conjunto de poemitas breves que
recogen aforismo, sentencias y máximas.
Nuevas Canciones es el libro de un pensador más que de un poeta. Machado traduce suis reflexiones en coplas
y composiciones ligeras y diáfanas. En el Cancionero Apócrifo, atribuido a sus dobles Abel Martín y Juan de
Mairena, incluyen los poemas amorosos dedicados a Guiomar. Y en las Poesías de Guerra se mezclan
arengas y poemas de aliento bélico con manifestaciones de dolor por la brutalidad de la contiendo, como en El
Crimen fue en Granada, estremecedor testimonio del asesinato de Lorca.
3.2.− LA OBRA POÉTICA DE JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
La trayectoria poética de Juan Ramón Jiménez está marcada por su total dedicación a la poesía y a la
búsqueda incesante de la Belleza. Su poesía fue variando desde su inicial vinculación con el Modernismo
hasta la creación final de una obra personalísima y diferente. En el camino, Juan Ramón Jiménez siguió un
proceso de depuración que sirvió para liquidar los restos posmodernistas e introducir una nueva concepción de
la poesía, según la cual ésta se rige por la inteligencia y se dirige a la minoría, siempre. Por ello, se le suele
adscribir al Novecentismo.
La primera etapa, calificada por él mismo como etapa sensitiva, llegaría hasta 1915 e incluye libros con
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diversas tendencias, en general bajo inspiración del Modernismo. La suave musicalidad en metros breves y la
ambientación en vagos paisajes y jardines crepusculares o nocturnos son las notas dominantes de Arias
Tristes, Jardines Lejanos, Libro de Penas, de Flores y de Músicas, según el autor −y Baladas de Primavera.
En ellos, es perceptible la huella del Romanticismo y del Simbolismo. Poesía Desnuda, La Soledad Sonora,
Las tres Elejías, Laberinto y prosas poéticas como Platero y yo.
Los años siguientes conducen a la etapa intelectual, representada por el Diario de un Poeta Recién Casado.
Además de la incorporación de motivos externos al poeta (el mar, los hombres y las cales de Nueva York),
importa el nuevo modo de expresión. Se mezclan prosa y verso y ha desaparecido la decoración colorista y
musical. Eternidades y Belleza.
La tercera etapa o etapa suficiente es la desarrollada en el exilio. Su autoexigencia y su ensimismamiento se
acentúan. La Estación Total y Dios Deseado y Deseante, intentan una poesía total, que lleva a sus extremas
consecuencias los hallazgos anteriores.
2.− LA POESÍA DE ENTREGUERRAS: VANGUARDISMO Y GENERACIÓN DEL 27
La etiqueta de vanguardia se emplea para nombrar la cadena de experimentos artísticos producidos en
Europa durante buen parte del siglo XX, cuyo objetivo común es innovar lar artes y destruir los restos de la
literatura y del arte antiguos.
2.1.− LOS PRINCIPALES ISMOS EUROPEOS
El Cubismo es un movimiento esencialmente pictórico. El Cubismo literario incluye a Guillaume
Apollinaire y sus Caligramas o poemas donde distribuye tipográficamente los versos para formar imágenes
visuales.
El Futurismo es antirromántico, destierra los sentimientos humanos como materia del arte. Sus escritos
tratarán de la belleza de las máquinas o de la emoción de la velocidad. En el lenguaje, suprimirá los adjetivos,
los signos de puntuación y los nexos sintácticos para conseguir dinamismo y velocidad.
El Dadaísmo por Tristan Tzara. Es la negación absoluta, frente a la razón, propugna liberar la fantasía, crear
un lenguaje incoherente, pero sin ninguna pretensión de crear arte.
El Expresionismo, para este movimiento la literatura debe ser un reflejo de la tensiones espirituales internas y
un arma de combate contra la sociedad. De ahí el tono pesimista, inquietante y rebelde de sus escritos.
Es el Surrealismo el movimiento vanguardista más revolucionario y de mayor alcance. André Breton,
publica el primer Manifiesto del Surrealismo. Su carácter revolucionario se advierte en su deseo de cambiar la
vida del hombre: la verdadera vida está oculta y aplastada y no se podrá descubrir y gozar mientras el hombre
no alcance la libertad absoluta. El modo de lograrlo es liberar los impulsos reprimidos en el subconsciente y
liberarse de la esclavitud impuesta por la sociedad burguesa.
De igual modo, la creación artística debe realizarse en libertad. De las técnicas empleadas, la más llamativa es
la escritura automática: el escritor debe transcribir inmediata y fielmente lo que ocupa su mente cuando se
halla en un estado cercano al del sueño. Las palabras surgirán entonces al azar, sin esfuerzos lógicos,
reproduciendo el mundo caótico del subconsciente. Otra técnica empleada fue el collage, unión de palabras
recortadas de periódicos, folletos, etc.
2.2.− EL VANGUARDISMO EN ESPAÑA
Ramón Gómez de la Serna, en su revista Prometeo aparecieron los primeros manifiestos vanguardistas.
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Greguerías. Y también la Revista de Occidente, fundada por Ortega en 1923.
El Creacionismo y el Ultraísmo
Ambos movimientos presentan la característica común de despreciar la materia sentimental y subjetiva. Su
negación de la trascendencia de la literatura es una manera de mostrar su carácter inmanente y autónomo:
nada hay de valor en la literatura fuera de ella misma.
En 1918 llega a España el escritor chileno Vicente Huidobro, fundador del Creacionismo, y pronto
encuentra adeptos a sus teorías. Para el Creacionismo, el arte no debe imitar la realidad, la Naturaleza, sino
actuar como ella, es decir creando.
El Ultraísmo, que se da a conocer en 1918, presenta muchos puntos coincidentes con el Creacionismo.
Inspirado en los ismos europeos, en sus creaciones desaparece la anécdota y se unen imágenes y metáforas
irracionales en poemas de verso libre y disposición tipográfica a modo de caligramas. Sobresalen Rafael
Cansinos−Asséns, Guillermo de Torre o Jorge Luis Borges.
2.3.− LA GENERACIÓN O GRUPO POÉTICO DEL 27
Pedro Salinas, Jorge Guillén, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Luis Cernuda, Vicente
Aleixandre, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.
Tradición y Vanguardia
La Generación del 27 no imitó la vocación iconoclasta de los anteriores ismos. De hecho, lo único que
despreciaron fue la mala poesía. Así se explica que en sus poemas se encuentre la sencillez lírica de la poesía
popular y el atrevimiento y complejidad de los hallazgos vanguardistas. No hubo ruptura con el pasado, sino
integración de sus elementos más valiosos con las exigencias de una poesía moderna.
Admiraron y conocieron en profundidad a los clásicos españoles: Jorge Manrique, San Juan de la Cruz,
Góngora, Quevedo o Lope de Vega, a lo que dedicaron, además penetrantes estudios. Especial entusiasmo
produjo en algunos −Lorca y Alberti, por ejemplo− la lírica popular y de cancionero. Del siglo XIX,
Bécquer planeó sobre el neorromanticismo de Cernuda, Salinas o Alberti. De los poetas inmediatamente
anteriores, al arte de Rubén Darío constituyó un punto de referencia, por sus exigencias estéticas.
Junto a esta vertiente tradicional, Juan Ramón Jiménez supuso el modelo de total dedicación a la poesía y de
ansia de perfección, dentro de un estilo −la poesía pura− que les atraía.
Con la alianza de estas dos vertientes −la tradicional y la renovadora−, los poetas del 27 logran un admirable y
difícil equilibrio.
Trayectoria literaria
Las características individuales de cada autor podrían desmentir los caminos comunes que, sin embargo,
vamos a trazar a continuación. Son estos:
• En busca de la poesía pura.
Hasta 1928 ó 1929, sus preferencias poéticas se inclinan por el abandono de los humano y por la concepción
del poema como un artefacto elaborado con cuidado y precisión, destinado a desencadenar emociones
desnudas e intelectuales. La metáfora y la imagen desempeñan un papel esencial en la construcción del
poema. Hermetismo y dificultad son las consecuencias de este concepto de poesía que, sin embargo, en sus
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realizaciones concretas, no pierde del todo un fondo humano.
Por otra parte, en esta poesía pura se puede incluir también la asimilación culta de la lírica popular.
• Surrealismo y rehumanización
A finales de la década de los veinte se comienzan a asimilar las
novedades del movimiento surrealista. En la difusión del Surrealismo en
España ocupa un lugar importante el poeta Juan Larrea.
Y a pesar de ello, su influencia es rastreable en los poetas del 27.
Aleixandre, Cernuda, Lorca o Alberti incluyeron en sus obras de
aquellos años un tipo de expresión irracional y muy libre, emparentado con técnicas surrealistas. El mundo
onírico e inconsciente y las pulsiones de los deseos escondidos se traducen en un lenguaje sorprendente, pero
bien calculado y controlado. La exigencia poética sigue ahí presente.
Con la llegada del Surrealismo, la poesía recuperó los conflictos humanos, la crítica del mundo exterior se
rehumanizó.
• La guerra y el exilio
Al declararse la guerra en julio de 1936, todos los poetas del 27 se verán afectado. Lorca morirá asesinado al
mes siguiente y los demás fueron marchando poco a poco al exilio. Tan sólo Gerardo Diego, Dámaso Alonso
y Vicente Aleixandre permanecieron en España, donde los dos últimos tendrán un papel decisivo en el
desarrollo de la poesía de posguerra.
Los Poetas
• Jorge Guillén. Fue premio Cervantes en 1976. La obra de este autor es de admirable unidad y está
estructurada como un todo orgánico. Su título global es Aire nuestro y está compuesta por cinco
libros: Cántico, Clamor, homenaje, Y otro poemas y Final.
• Gerardo Diego. Recibió el premio Cervantes en 1979. El Romancero de la Novia, Versos Humanos,
Alondra de verdad. Imagen y Manual de Espumas.
• Dámaso Alonso. Dirigió durante muchos años la Real Academia Española de la Lengua y en 1978
recibió el Premio Cervantes.
• Vicente Aleixandre. En 1977 recibió el premio Nobel. Espadas como labios, La destrucción o el
amor, Sombra del paraíso, Historia del corazón, Poemas de la consumación y Diálogos del
conocimiento.
• Federico García Lorca. Lorca presenta como ninguno la fusión entre tradición y vanguardia. La
lírica popular, el cante andaluz, las formas métricas de la poesía clásica dan cauce a los temas sobre la
frustración y el destino trágico del hombre. Las metáforas sorprendentes, la Naturaleza animada y un
sistema simbólico personal sirven para formar un estilo inconfundible. Por otro lado, el Surrealismo
influyó notablemente en Lorca a partir de 1928. La fuerza expresiva y trágica con que lo emplea
muestra la capacidad del poeta para adaptarse a los más variados registros líricos.
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La línea andalucista y popularista está presente en Canciones, en Poema del Cante Jondo, y sobre todo en
Romancero Gitano, donde el enlace de lo culto y lo popular consigue su más alta expresión. El éxito y una
crisis personal condujeron al poeta a su Poeta en nueva York, escrito con una técnica y un lenguaje
desgarradores, como un alucinante grito de protesta contra la civilización industrial, inhumana y cruel.
• Rafael Alberti. Marinero en tierra, Cal y canto, Sobre los ángeles, Yo era tonto y lo que he visto me
ha hecho dos tontos, Un fantasma recorre Europa, El poeta en la calle y Retornos de los vivo lejano.
• Luis Cernuda. El tema central de su poesía es el amor insatisfecho. La oposición entre el deseo y la
realidad es la expresión de un hombre inadaptado: su anhelo de belleza y placer tropieza con un
mundo vulgar que aplasta sus ideales. En cuanto al estilo, era partidario de un lenguaje sencillo y de
un tono coloquial y conversacional que influirá en la poesía de los años sesenta. Adopta ritmos poco
convencionales en poesía y el versículo le sirve para desplegar sus meditaciones. La realidad y el
deseo, Perfil del aire, Los placeres prohibidos, Donde habite el olvido, Vivir sin estar viviendo y
Desolación de la quimera.
3.− LA POESÍA SOCIAL DE LOS AÑOS 50
Hacia 1950 cobra auge la llamada poesía social. Ésta pretende mostrar la verdadera realidad del hombere y
del país, muy distinta de la versiónofiacial. Se considera a la poesía como un medio de cambiar la sociedad
que debe testificar y denunciar las injusticias, las desigualdades sociales o la falta de libertades políticas. Es
un instrumento para transformar el mundo.
El tema es la base sobre la que se construye el poema. Se pretende ante todo testimonial las dificultades
económicas, la alienación del trabajo o cantar a la solidaridad y a la lucha. Lógicamente, el tema de España y
de la guerra civil se convierten en un punto de referencia constante. El destinatario ideal es la inmensa
mayoría: la poesía debe dirigirse al mayor número de gente posible. De ahí la utilización de un lenguaje
directo, coloquial o conversacional, y muchas veces prosaico.
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