07Subrayado 3º-4º

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I.E.S. Atenea
Departamento de Orientación
Mairena del Aljarafe
Material para profesorado y alumnado
Técnicas de Estudio 7: El subrayado
Subrayar consiste en destacar las ideas principales y las ideas secundarias
esenciales de un texto. Es la fase del proceso de estudio cuyo principal objetivo consiste
en localizar aquellas palabras o frases que contienen las ideas claves para comprender el
texto. El subrayado tendrías que utilizarlo siempre que estudies un texto (o casi siempre).
¿Cómo hay que subrayar?
Depende del texto y de la finalidad que persigamos. Como referencia hay autores
que dicen que lo subrayado no debe de superar en extensión a la cuarta parte del texto que
estamos estudiando.
Podemos subrayar a lápiz o a bolígrafo (procurando que el trazo no nos moleste en
el reverso de la hoja que estamos subrayando ni ocultemos las líneas que estamos
intentando leer).
Podemos subrayar utilizando dos colores distintos (uno para las ideas principales,
el otro para las ideas secundarias), podemos subrayar utilizando distintos tipos de líneas
(doble raya, líneas simples, discontinuas, de puntos,...). Si tienes mal pulso, utiliza una
regla
Cuando vayas a subrayar procura que el material con el que vayas a trabajar sea de
tu propiedad. No subrayes nunca libros o apuntes que no sean tuyos. Si lo que tienes es un
libro de la biblioteca de tu centro o de la biblioteca pública, ten en cuenta que tienes que
devolverlo en las mismas condiciones que el libro tenía cuando te lo prestaron. No
subrayes en enciclopedias, diccionarios,...
Instrucciones para el subrayado:
Recuerda que antes de subrayar has de haber leído el texto, al menos, una vez
(lectura inicial o prelectura) o, incluso, dos (lectura comprensiva). Previamente al
subrayado debes de mirar en el diccionario las palabras que desconozcas o, al menos, las
que necesites conocer para comprender el texto.
En cada párrafo busca las ideas principales y secundarias. Subráyalas. Procura no
subrayar frases largas enteras, ni párrafos completos. Has de buscar:



Palabras aisladas.
Frases cortas.
Datos técnicos relevantes.
Intenta que lo subrayado tenga sentido por sí mismo. Que cuando lo vuelvas a leer
o a repasar no tengas que hacer ningún esfuerzo por entenderlo.
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Técnicas de estudio 7 (El subrayado)
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Si por su importancia, es necesario, subrayar un párrafo completo, no subrayes
cada línea. Simplemente traza una línea vertical a la izquierda del párrafo o encierra todo
el párrafo en un recuadro.
Ayúdate con anotaciones al margen de cada párrafo. Tanto en el margen derecho
como en el izquierdo.
Algunas aclaraciones sobre el subrayado:
Con el subrayado resaltas las ideas relevantes de un tema. Te facilita el estudio del
tema en cuestión. También con un buen subrayado se facilitan otras técnicas de estudio
(esquema y resumen).
Recuerda sobre la técnica del subrayado:




Hace que el estudio sea activo, participativo por tu parte.
Selecciona información relevante y hace que te centres en la misma y no en
datos anecdóticos.
Facilita la comprensión del texto y el repaso posterior del tema.
Ayuda a estructurar tu mente, pues pone en funcionamiento las siguientes
funciones: observación, análisis, síntesis y ordenación por jerarquías.
Modelo de texto subrayado:
¿QUÉ OCURRE CUANDO LAS MOLÉCULAS DE FREÓN (CFC) PENETRAN EN LA
CAPA DE OZONO?
Una molécula de CFC está formada, obviamente, por cloro, flúor y
carbono. La radiación ultravioleta puede romper esta molécula, y un producto
claro de esta descomposición es la liberación de un átomo de cloro. En la
estratosfera, la reacción de este átomo de cloro con el ozono es realmente
tremenda. Se forma monóxido de cloro y se libera una partícula de oxígeno y otra
de cloro que repite el proceso. De hecho, a fin de cuentas, el cloro no resulta
afectado sino que actúa de catalizador, como llave que abre –y destruye- las
moléculas de ozono. Según una serie de cálculos teóricos realizados, un átomo de
cloro tiene la facultad de destruir una molécula de ozono cada minuto y, en la
estratosfera, puede hacerlo como mínimo durante un año. Este ciclo de
destrucción del ozono finaliza cuando el átomo de cloro se difunde a capas
atmosféricas más bajas...
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Técnicas de estudio 7 (El subrayado)
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Relaciona con una flecha:
¿Qué?
¿Cómo?
¿Dónde?
¿Cuánto?
¿Cuándo?
-
En libros de mi propiedad.
-
Cuanto menos mejor, pero siempre lo necesario.
-
Con lápiz y regla.
-
Antes de hacer un esquema o resumen
-
Ideas principales, secundarias, datos,...
-
Casi siempre que se estudie un texto.
-
En los diccionarios, atlas o enciclopedias.
Subraya el texto que tienes a continuación:
La Europa de los feudos
Guerreros y campesinos
La sociedad feudal se definía a sí misma como una estructura tripartita, integrada
por tres órdenes: los que oran –los clérigos-, los que combaten -los guerreros- y los que
trabajan –los campesinos. El correcto funcionamiento de esta sociedad se debía basar en
unas buenas relaciones entre ellos y en unos servicios recíprocos. Pero la realidad social
establecía una diferenciación más simple, las que separaba a los poderosos, dueños de la
tierra y el poder, frente a la masa rural que les estaba sometida; al primer grupo
pertenecían la aristocracia laica y los altos cargos de la Iglesia; en el segundo se integraban
todos los demás
En la cúspide de la sociedad feudal estaba la nobleza guerrera, nacida de la fusión
de la aristocracia germana y romana, y cuya función, en palabras de la época, consistía en
“defender a todos y, por eso, son dichos defensores”. No realizaban actividades
productivas y se dedicaban a la guerra, los torneos y la caza. Su poder se basaba en la
propiedad de la tierra, pero no formaban un grupo homogéneo ni por su riqueza ni por su
consideración social, aunque disponían de un elemento que les daba cohesión: un sistema
de relaciones basadas en la fidelidad personal que en conjunto recibía el nombre de
vasallaje.
La práctica vasallática creó una pirámide jerarquizada: los señores más poderosos
eran vasallos directos del rey y, a su vez, recibían la fidelidad de los menos potentes, los
cuales hacían otro tanto con sus fieles. El vasallaje establecía obligaciones mutuas entre el
que lo recibía -señor- y el que se recomendaba -vasallo-; el señor tenía que defender y
sobre todo, asegurar la subsistencia del vasallo, para lo cual le entregaba una tierra en
beneficio, el feudo, que podía transmitir a sus hijos en herencia si éstos renovaban el
compromiso. El vasallo debía a su señor fidelidad y ayuda, que se concretaban en la
asistencia a la corte señorial para colaborar en la administración de justicia en ciertas
contribuciones económicas y, lo más importante, en el servicio de hueste, la ayuda militar
en caso de guerra.
El alto costo de la ayuda militar, además de justificar la entrega del feudo,
determinaba la vida del vasallo: armadura, escudo y lanza eran de hierro, un producto de
lujo en estos siglos. Igualmente costosos eran los caballos, para cuyo sostenimiento había
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que disponer, además, de campos de cereal y pradera. El aprendizaje militar del caballero
era lento e intenso, sobre todo desde que se impuso la lanza, pesada y difícil de manejar.
Para mantener la práctica en periodos de paz se ejercitaban en los torneos, en los que el
combate, al igual que en la guerra, solía ser colectivo; luchaban conjuntamente hermanos y
parientes, hecho que afianzó los lazos familiares y de linaje y contribuyó a cohesionar la
nobleza feudal.
La cúspide señorial de la pirámide se sostenía sobre una masa de campesinos que
se encargaban del cultivo de la tierra. Dependían de la nobleza que, a cambio de
protegerlos militarmente, recibía de ellos prestaciones en trabajo o en especie. A esta
relación se la denominó también vasallaje.
No todo el campesinado tenía la misma consideración jurídica; el grupo más
desfavorecido lo formaban los siervos, que además de obligaciones económicas y
laborales tenían limitaciones personales, que les impedían abandonar los campos que
cultivaban, casarse fuera del señorío o legar sus bienes a sus hijos. Había también colonos,
los antiguos propietarios encomendados, que cultivaban sus mansos y tenían que cumplir
las obligaciones con el señor, pero no estaban ligados a la tierra. Algunos, por último,
conservaban la propiedad de sus pequeñas parcelas -alodios--, pero afectados por la
proximidad del dominio difícilmente escapaban al poder señorial.
La verdadera diferencia entre el campesinado la establecía la cantidad real de tierra
que cultivaban en su provecho y el hecho de poseer o no animales de labranza -labradores
o braceros-, pues de ello dependía la cosecha de que podían disponer.
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Corrige el texto anterior:
La Europa de los feudos
Guerreros y campesinos
La sociedad feudal se definía a sí misma como una estructura tripartita, integrada
por tres órdenes: los que oran –los clérigos-, los que combaten -los guerreros- y los que
trabajan –los campesinos. El correcto funcionamiento de esta sociedad se debía basar en
unas buenas relaciones entre ellos y en unos servicios recíprocos. Pero la realidad social
establecía una diferenciación más simple, las que separaba a los poderosos, dueños de la
tierra y el poder, frente a la masa rural que les estaba sometida; al primer grupo
pertenecían la aristocracia laica y los altos cargos de la Iglesia; en el segundo se integraban
todos los demás.
En la cúspide de la sociedad feudal estaba la nobleza guerrera, nacida de la fusión
de la aristocracia germana y romana, y cuya función, en palabras de la época, consistía en
“defender a todos y, por eso, son dichos defensores”. No realizaban actividades
productivas y se dedicaban a la guerra, los torneos y la caza. Su poder se basaba en la
propiedad de la tierra, pero no formaban un grupo homogéneo ni por su riqueza ni por su
consideración social, aunque disponían de un elemento que les daba cohesión: un sistema
de relaciones basadas en la fidelidad personal que en conjunto recibía el nombre de
vasallaje.
La práctica vasallática creó una pirámide jerarquizada: los señores más poderosos
eran vasallos directos del rey y, a su vez, recibían la fidelidad de los menos potentes, los
cuales hacían otro tanto con sus fieles. El vasallaje establecía obligaciones mutuas entre el
que lo recibía -señor- y el que se recomendaba -vasallo-; el señor tenía que defender y
sobre todo, asegurar la subsistencia del vasallo, para lo cual le entregaba una tierra en
beneficio, el feudo, que podía transmitir a sus hijos en herencia si éstos renovaban el
compromiso. El vasallo debía a su señor fidelidad y ayuda, que se concretaban en la
asistencia a la corte señorial para colaborar en la administración de justicia en ciertas
contribuciones económicas y, lo más importante, en el servicio de hueste, la ayuda militar
en caso de guerra.
El alto costo de la ayuda militar, además de justificar la entrega del feudo,
determinaba la vida del vasallo: armadura, escudo y lanza eran de hierro, un producto de
lujo en estos siglos. Igualmente costosos eran los caballos, para cuyo sostenimiento había
que disponer, además, de campos de cereal y pradera. El aprendizaje militar del caballero
era lento e intenso, sobre todo desde que se impuso la lanza, pesada y difícil de manejar.
Para mantener la práctica en periodos de paz se ejercitaban en los torneos, en los que el
combate, al igual que en la guerra, solía ser colectivo; luchaban conjuntamente hermanos y
parientes, hecho que afianzó los lazos familiares y de linaje y contribuyó a cohesionar la
nobleza feudal.
La cúspide señorial de la pirámide se sostenía sobre una masa de campesinos que
se encargaban del cultivo de la tierra. Dependían de la nobleza que, a cambio de
protegerlos militarmente, recibía de ellos prestaciones en trabajo o en especie. A esta
relación se la denominó también vasallaje.
No todo el campesinado tenía la misma consideración jurídica; el grupo más
desfavorecido lo formaban los siervos, que además de obligaciones económicas y
laborales tenían limitaciones personales, que les impedían abandonar los campos que
cultivaban, casarse fuera del señorío o legar sus bienes a sus hijos. Había también colonos,
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los antiguos propietarios encomendados, que cultivaban sus mansos y tenían que cumplir
las obligaciones con el señor, pero no estaban ligados a la tierra. Algunos, por último,
conservaban la propiedad de sus pequeñas parcelas -alodios--, pero afectados por la
proximidad del dominio difícilmente escapaban al poder señorial.
La verdadera diferencia entre el campesinado la establecía la cantidad real de tierra
que cultivaban en su provecho y el hecho de poseer o no animales de labranza -labradores
o braceros-, pues de ello dependía la cosecha de que podían disponer.
LA TÉCNICA DEL SUBRAYADO DEBE SER ALGO HABITUAL EN TU
ESTUDIO DIARIO. ACOSTUMBRATE A SUBRAYAR SIEMPRE QUE
TENGAS QUE ESTUDIAR.
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