-?0- raleza nu^estra. Meditemos con Azorín al expresar: "Voy a regalar un mando a España -piensa Colón-y nadie lo cree; lo cree, resueltamente, una mujer decidida, y consiente en creerlo un hombre cauteloso, por si fuera verdad". Procedamos, pues, por Io menos, como hombres cautelosos. Y, "por si fuera verdad", suprimamos materia, hasta que, por lo menos aparentemente, la dejemos redu ^id^ a su mínima expresión, al despreciable átomo, el que acaso, contravinieñdo las leyes de la lógica auperficial, aumente considerablemente, su tamaño a medida que se produce aquella supresión como el hoyo, que se hace mayor cuanto más tierra se le quita. Dediquemos nuestras energías a desterrar aun próximas concepciones, no empeñándonos, ni aun por comodidad, en mantenerlas contra viento y marea ; huyamos de la terquedad que casi siempre es signo de incultura o de escasa inteligencia. PROTONES Y ELECTRONES Se ha demostrado que el átomo está a su vez integrado por pequeños corpúsculos de electricidad, que reciben' el nombre de "electrones" cuando su cárga es negativa, y de "protones" cuando es positiva-de momento no añadimos más-, existiendo ambos en el -71-- átomo en cantidades tales que el conjunto sea eléctricamente neutro. j Electrón !^, Por qué se adoptaría tal denominación? Confesamos que, como muchas otras cosas-y que diga quien tiró la primera piedra-, lo ignoramos en la actualidad. Mas sí sabemos, y tal vez lo ignoren otros que el vocablo no es nuevo, como lo es la teorfa que ahora analizamos, sino de consagrada ancianidad, pues se cuenta que el oro que se extraía en la antigiiedad de las arenas de los ríos de Lidia, región occidental del Asia Menor, contenía, aproximadamente, un 20 por 100 de plata, designando los griegos a esta clase del referido metal con el nombre especia] de "elektrón", a causa, nos dicen, de su semejanza con el ámbar. ^ El orden de magnitud de nuestro eiectrón (gravimétrica) es de 1/9.000 (más exacta1 ' ' mente -) de la del menor de los átomos 1840 conocidos: el hidrógeno. Esta masa puede, por tanto, considerarse como prácticament^e despreciable, concentrándose toda ella, para el átomo, en el núcleo (formado hasta el presente de nuestras explicaciónes por protones) . La masa dei electrón vendrá, según lo que antecede, representada por 9 X 10-28 gramos; gu carga eléct^rica ecluivale a 4,8 X lQ-lo unidades electrostáticas, o sean 1,6 X 10 1D coulambo. Según expone en 1915 Rutherford (físico y químico inglés, profesor de I'ísica experimental, y director del Laboratorio Cavendish, de la Universidad de Cambridge; premio Nóbel en 1908), un átomo consta de un núcleo centrai, de estructura desconocida en muchos elementos, en el que está concentrada la mayor parte de la masa de dicho átomo, integrado por protones y electrones ; pero con carga positiva, alrededor del cual giran en diferentes planos, según órbitas concéntricas de radio variable, ele ^trones, cuyo número constituye una característica del elemento a que pertenece, ,y recibe el nombre de "número atómico", que hoy día desempeña un gran papel en la taxonomia química. Hemos complicado un poco más el núcleo del átomo ; lo hemos compuesto de protones y electrones, pero en forma que quede siempre un exceso de electricidad positiva, exceso que se compensará con la negativa de los electrones que podemos llamar planetarios, para conseguir la neutralidad requerida. Vamos así, por partes, adquiriendo el conocimiento del átomo por aproximacíones sucesivas, por el ponderado método de la enseñanza denominada "cíclica". ^ Juan Perrin considera él átomo çomo un sistema solar en miniatura, en el cual loa 73 - electrones o corpúsculos eléctrica^mente ne^gativos giran, a semejanza de los planetas, alrededor de uno o varios soles de masa relativamente considerable y eléctricamente positivos, formando el todo un coniunto o sistema eléctricamente neutro. Añade el propio autor que la diferencia que se observa entre los átomos de cuerpos distintos dependerá del número de electrones, de su velocidad y de sus distancias al centro de roi*ación. Esta hipótesis generalizarfa el principio conocido vulgarmente de la gravitación ,univ+ersal, con marcada tendencia a admitir la unidad de la materia, que deberían defender los hombres de ciencia, así camo aceptan la unidad de energía. Estas recientes hipótesis encontraron hace bastantes años un entusiasta campeón en el Dr. Maurice de Thierry, el cual, según gráfica ^expresión, decía que los átomos se forman como los mundos ; nebulosas en un principio, las que por paulatina condensación se vuelven soles, y éstos, continuando condensándose, oscurecen y,. finalmente, ^e apagan. El conjúnto de tan diferentes transformaciones, nos dice Baltá R. de Cela, éngendra grandes cantidades de energfa, bajo diversidad de formas, pudiendo aplicar a las átomos lo que nos enseña la Astronomía; podemos tener una idea de lo infinitamente pequeño, inaccesible a huestros sentidos, estudiandp lo infinii;amente grancle.