BIBLIOTECA DEL MIRo MEXICANO MAUCCI H.os MÉXICO j.A i fJ.j6 • • • BmLIOrEOA DEL lIio I.EXIOAlO # # • Cuarta serie.-La Independencia --- fyiiguel »idalgo y Costilla PIln~E nE hIl INOEPE~nENCIII POR HERIBERTO FRIAS MÉXICO Manee! Herm!l.uos.-Pdmera del Relox , Igoo I Propiedad exclullva de ID. l. nores Mauccl Hermanos.] t\iiguel »idalgo y Costilla ¡El grito que lanzó el anciano cura Hidalgo en el pueblecillo de Dolores habia tenido tal resonancia en el inmenso territorio que ocupaba entonces la Nueva España, que bien pronto por todas partes se sintieron las maravillas que produjo! ¿Era posible que hubiese alguien tan osado que se levantara frente á frente de los reyes más poderosos de la Europa? ¿Quién podría ser el audaz que en medio del poder de los virreyes y de las audiencIas se alzaba tremolando un estandarte que tntonces apafl~da como el de la suprema rebelión? ... ... leuAn grande, cuán portentoso fué el con- -4flieto y el pánico que sobrevino al grito inmortal de la Independencia, del grito que lanzó don Mi- guel Hitlalgo en noche de terror y espanto y que hizo amanecer con tanta gloria aquel domingo del 16 Septiembre de 1810! • ~a c·ompi'e~de·réi~, a·miguit~s ~í~s, que" v~, A describir ahora, muy rápidamente por cierto, los curiosos episodios que siguieron al famo&o grito de Independencia, dado por el inmortal anciano eaudillo (1). Seguidme buenos lectort s niños, stguidnos mejicanos amigos en los relatos qUA ~ais á ir escuch:llldo. Aquí ya no encontraréis los cuentos y las fantasías que adornaban las viejas leyendas de nuestros antepasados, allá cuando vivían en el Anahuac los reyes aztecas que !antas glorias rarísimas hicieron florecer y qlle lllf'go cayeron tras horribles combates en la época de la Conquista~ tuando el audaz aventurero Hemán Cortés logró hacerse dueño de un imperío! , -... . . . (1) Leed con a.tención el relato anterior que petw tenece á nuestla «Biblioteca del NIño Mexicano».Cuarta Serie. -5__ Ahora nuestra narracióll será tanto Ó m~s interesante que aquéllas; será sensacional y amena, aunque SID aquellas aventuras de que las leyendas l13S avisan con su poesía preciosísima ... No, ilbora vamos á seguir, ami«uitos, la vida de llls héroes de la Independencia ... * J¡r. ... ¿Qué fué lo que hizo el venerable anciano cura de Dolores después de agupl grito, después de que tras la misa en Dolores. tubo convocado á los vecinos del pueblo, á los hombres de aliento de las l"ancherias y á cuantos quisieran abarcar la causa de la Iíbertad? Las multitudes rodean al caudillo y 11' aclaman respoodiendo coo gritos de júbilo á sus pala\)ras. -¡Patria. patfla!-prorrumpen unos, en el colmo de su entusiasmo. -¡Si ,libertad, libertad! -rl'spondian otros con frenesí. - j Indl'pennencia) buen Gobierno-e~elama­ ban los ru4s adictos. Yen tanto seguía I'nsanch;índose la muchedumbre; y como pudieron tomaron al lilas Ó las improvisaron .•• ¡Figuraos amigUitos que todos querían pelear; ir á combatir con los enemigos, con los -6soldad.s de los que seguían la causa del desp~ tismo! ... ¡Armasl ¡Armas¡•.• y se hicieron armas de viejas palas, de herramientas, de troncos de árboles y de cuanto podría servir para causar daño ó la muertel ... Otros se armaron con hondas, con piedras y con flechas. Así rodearo!} todos entusiasmados al héroe liber· tador, yen enjambres, en montones, en chusmas¡ romo un torrente espantoso se precipitaron hacia donde les llevaba t'1 gran Hidalgo! Al anochecer del mbmo día 16, l:egaron á San Miguel el Grande, donde el regimiento d~ la Heina se unió también, llevando á hombre" que debían ser héroes, como Allende, Aldama '1 Abasolo. Después se dirigió la multitud de patriotas que encabezaban Hidalgo, sus partidarios bacia t:elaya. Cuando pasaron por el pequeño pueblecillo de «Atotonileo el Grande), el a/lCJano libertador en"" tra á la iglesia y... he aquÍ que de súbito se fija en que la hermosa Virgl'n de Nues~la Seiora de Guadalupe, á ql1len los pobres indIOS adoraban en mediO de sus desgrafias, mll'a que le dirige un relámpago mIsteri080 ... --... ¿Qué pensó Hidalgo? •• -7¿Creyó que la Virgen de los mexicanos le daba una orden? ¿Creyó que le alentaba con la pureza diamanti. na de sus ojos negros y divinos para que realizara por el sacrificio sangriento la anhelada libertad de la nación mexicana? ... -8- ¿Qué pudo leer. qué sUpO' adivinar el cura lIi .. 4algo en la expresión misteriosísima de la Virgen de Guadalupe? ¡Nadie lo sabe! ¡Ningllno lo ha comprendido.<p pero lo que sí afirma la Historia y lo qu~ voy á. referir á mis niños lectores, es que el anciano ~n un instante de éxtasis y de entusbsmo se dirige al altar del templo y toma entre sus manos blaQcas y temblorosas la Santa Imagen de la V,rgell, gritando: -.....((j Viva la Independencia de México, viva la U~ hertad, viva la Virgen de Guadalupe, mueran los tiranos." Seguía por todas partes la animación J el humilde cura que había soñado con hacer libre á una extensa nación sujeta á otra, electrizaba á lasmasas de hombres que I,~ seguían ••• y fué tantG el entusiasmo que los jefes que mandaban á aquellos héroAs se sintieron llenos de pavor y se concentra... fon en el fuerte Castillo de Granaditas con lodo-su ejército ..• ¡Era una avalanc.ha humana, amigos míos. aiueHa que impulsada por la idea dEl la libertad se dtdgía contu la fortaleza'lprrible donde 'estaban los Ajércitos enemigos, encerrándose con todos los tBSor~s y caudales que habla en la rica ciudad.de -Guanajuato. • -9Hidálgo, con la fe- en su causa, inspirado pllr la gloria de sus allos destinos, tremolando ante SU8 hombres sin armas hambrientos y desespera{los, la bandera de la libertad y del amor á los oprimidos, porqu*' esa es, no lo' dudéis la handera que tenia á la Virgen de Guadalupe. Hidalgo, lanzó su palabra de fuego y al escucharla todos los que le seguían se precipitaron con el más sublime heroismo hacia los mllros de p;edra del Castillo de Grfnaditas desde donde los enemigos arro· jaro n torrentes de fuego, polvora, metralla y balas. jEt huracán df! la muerte llovió, llovió sobre las muchedumbres desnudas, hambrientas y desesperadas, per. enardecidas por su fe en el triunlo de la Inllependencial ¡Cuántas horas de horror y de estragos! ¡CuánttlS cadáveres, cuanta sangre en aquella batalla! ¡Parecía imposible que por inaudito que fuese el val{}r de los insurgentes lograran entrar á una fortaleza tan bIen reslJ'uardada y con tan JIU merosos defensores que hacían funcionar cañones y lIofer plomo derretido y cascadas de plomo y pie. dra sobre los que asaltaban!... Además ..• ¿cómo penetrar al interior .le aquel e'JJorme easerón de granito, si sus puertas eran de broncéreas chapas sobre fuertes maderas? ... -10 ¡Ay, de los que se acercaran á esas puertasl ¡Sin embargo hubo un niño sublime que comprendiendo que toda la victoria se conseguirla con incendiar las puertas, toma una gran losa que echa sobre su espalda para que no le hiera el -11plomo derretido que arrojan los del Castillo; su- Jeta con una milno la losa y con la otra lleva encendida una antorcha ... Agazapándose llega hasta las puertas, arroja rastrojo, maderas y otros ma\eriates que podían arder pronto y les prende (ue· go delante de las mismas puertas que empiezan á incendiarse, mientras que el valiente héroe que era un niño, rodaba bajo una tempestad de muer· te, aclamado por los hombres que vICron semejante acción. El entusiasmo creció contf:mplando el incendio; las puertas cayeron hechas llamas, carbones y cenizas, dejando libre la entrada á las multitudes que se precipitaroll fudosas y formidahles dentro del castillo de Granaditas donde se hrzo una matanza espantosa y sinirstra! ¡Cuántos héroes murieronl ¡Cuántos mártires de su honor y de su deber cayeron en aquella cruenta y roja carnicería! Justo f'S decir á mis atables lectores que el jefe español Riaño que mandaba ~I castillo de Granflditas, cumplió con su deber de español y de soldado defendiendo )0 que su patria y su honor le encomendaron, muriendo eorllO un valiente, lo mismo que otros compañeros suyos. Pero ay. Jos pUf'blos irritados por siglos de ,i.. ranía, soportan años, años sus ellcJa vitudes y sus -.12 injustas miserias, l1asta que por fin en el día marcado por la Providencia estallan, y de pacificos y dóciles y obedientes que eran antes, he tornan ¡mllelllo¡:os, tremendos y asoladores como el pueblo mostró f'n Granaditas y Guanajuato donde la sangre española corrió á torrentes!. •• J.Quién hahía sido el héroe por el cual se pudo tomar la fortaleza y luego la ciudan? Ya os lo dije, un niño, un valif'nLe pilluelo bijo del pueblo, que se llamaba «Pipila. iConsa~fad un recuerno de gratitud y amor paotrio á ese juvenil corazón que realizó un prodigio asombroso sacrificándose por las futuras genera· . . I clOnes mexIcanas .... No olvidéis nunca ese nombre que trae tantas memorias épicas nacionales ... ¡Oh, Pipila!... . ..* Miguel Hidalgo entró en Guanajuato donde sus multitudes de hombres se desenfrenaron en un cruel arrebato de venganza, qUf'manrlo. ro-bando, destruyendo todas las propiedades dp- Jos amos ene~ migos .•• Imposible le fué :i Hidalgo rpprimir la cólera de un pueblo que tanto babía sufl'ido y soportado durante tantos años ..• La sangre corrió y. de ella parecían levantarse, vap9res 'Siniestros - 13que enlutaban el ciclo con nubes negras, presagiando una tempel)tadl El Virrey don Francisco Javier de Venegas, recién llegado á México, ordenó que un grueso tjércitu detuviera á Hidalgo, cuyo grito de Independencia había rt'percutido terriblemente por toda la Nueva España. y la odiosa Inquisicióll fulm inó contra el noble y heroico anciano sus anatemas disponiendo su persrcución ..• ¡Que atroz el espanto de la ciudad de México! ¡Pronto, muy pronto llegaría la hora tanto tiempo esper'adal El anciano caudillo empieza su nueva campaña saliendo de Guanajuato con 50 mil insurgentes, seguido y aclamado por lIuevos pueblos, lIevandQ en alto t!1 estalldartl' de la Virgen de Guadalupe, hasta que lIf'ga al monte de las Cruces, ffelltr. al Valle de Mé>.ico, después de innumerables victorias. jY allí también, en el mismo grandioso monle que desde la misma ciudad de México se puede admirar con santa emoción por su grandIOsa sublimidad, allí también en medIO de los bosques de pinos, Hidalgo libra otra batalla y en ella vence á las fuerzas realistas, apoderándose de las sierras que dominan todo el Vallel Lastima que no hubiera querido seguir adelan· t~ porque indudablemente llegaría hasta el mismo -14palacio del Virrey, terminando de un golpe la guerra de la Independencia nacional y la libertad de nuestra patria. , Pero Hidalgo se creyó más debil de lo que era y;empezó á retroceder para hacerse de un ejército en toda forma ... Ay, pero entonces la suerte le es aciaga. como sucede á todos los gran~e,s hombres después de que han ejecutado sus mayores proa- - 15zas y sus más brillantes campaias ... Además, siempre hay Judas para los mejores Cristos Redentores ••. Así pasó cen el sublime anciano gloria de nuestra Independencia; tuvo un traidor en quien confiaba y á la hora en que se lanzaba el caudillo hacia el Norte, atravesando lo~ inmensos desiertos gue :mtes se extendían por el Estado de ChihuaJiua, en el momento en que merlitaba la continuación de la guerra, es sorprendido con sus mejores amigos y generales, encadenado y conducido á la eapital del aquel estado. ¡Allí le esperaban las cadenas de una prisi6n horrible, de una indigna carcel! ¡Qué de sufrimientos y de catástrofes había soportado aquel anciano!. .• ¡Qué de batallas dedcivas había tenido que dar con un arrojo de veterano, él, el hombre que durante toda su vida no había tenido que soportar sino el cáliz de la cristiana Reli~ión de la que era apostol! Soportó lo mismo el estruendo de gloria de los tiempos que el traquido horrísono de las derrotas, Gomo- cuando sus masas fueron destrozadas en el encuentro del puente de Calderón. Pero la fecha lugubre del 11 de Marzo de 181 t marcó la prisión de Hidalgo por loto traidores allá en las Norias de Baján, de donde el iniciador de -16 la Independencia fué conducido 3 Chihuahua ... Allí filé su calvario ... Jueces impios insultan sus canas y tratan de aniquilar su grandeza; lo befan y le construyen un cadalso qua fué para el héroe un trono, un altar. Un altH en -el que su sangre se hizo roja luz ~ue marcó á su patria el iléstino de su:s héroes tuluros. El 31 de Julio, fecba negra y maldita ea fa Historia de la Hnmanidad, Hidalgo, después de un martirio horrendo por parte de sus verdugos que lo degradaron. cayó atravesado por ona des~ carga de fusiles que atronó la patria que bien pronto había de ser libre por .él. ... • • • .- .. • • • 11' <Ir¡ \. El mártir iniciador de nuestra Independencia .(Jebe vivü' siem pre en vuestros corazones, amigos, mios, porque él tuvo la audacia! la energía de seguir el impulso de su alma que había concebido la idea más angusta y más grande que pueda e~er... oizar á un hombre. No olvidéis jamas al selecto y alto eaodiflo ! ~uien debemos esta hermosa y floreciente patria.. Pronto sabréis como su ejemplo hizo surgir nuevos adalides y nuevos mártj.res que figuierqn 61 combate sagrado de- la li4>ertad .. FIN " .... I ~,,, "U ,.'" Barcelona.-Imp. de la Cnsa Editoria.l Maueci .:. . . . _ _ @ BIBLIOTECA DEL NIÑO MEXICANO @ Fray Bartolomé de las Oasa.s La. Púrpura de 1& Traici6n El Fin de un Héroe El Incendio de un Alma. Bl Palacio de Ooyoacan El Rayo de Satants El Fantasma. 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