La investigación educativa en las Escuelas Normales en Chiapas: entre pairos y derivas. Adán Hernández Morgan Se permite al lector la reproducción parcial o total de este texto en cualquier formato siempre y cuando se respeten los derechos de la propiedad intelectual del autor. San Cristóbal de Las Casas, Chiapas; México. Mayo de 2016 www.escuelanormallarrainzar.edu.mx La investigación educativa en las Escuelas Normales en Chiapas: entre pairos y derivas. Adán Hernández Morgan1 Resumen del contenido. La investigación educativa, constituida hoy como campo de conocimiento no debe ser ajena a los intereses de la formación normalista, mucho menos a las políticas educativas que se proponen para la transformación y empoderamiento de las Escuelas Normales. Este documento dona una reflexión particular de la Escuela Normal “Lic. Manuel Larraínzar” en Chiapas con respecto al escenario que actualmente se vive en torno a la investigación educativa, para ello se presenta un análisis breve del distanciamiento de las políticas educativas, la falta de financiamiento, ausencia de programas de formación y la escasa participación de los docentes normalistas en la constitución de una tradición de la investigación educativa en las Escuelas Normales de Chiapas. El desarrollo de la investigación educativa en México ha tenido avances importantes, desde 1981 se pueden vislumbrar antecedentes vinculados directamente con el 1er Congreso Nacional de Investigación Educativa (Weis, 2003: 25), espacio que sirvió de punta de lanza para la organización y producción de materiales de difusión. La situación de la investigación después de los 90’ en un 2º Congreso Nacional permitió encontrar elementos de análisis geográfico de las producciones, lo que hizo notar la concentración de investigadores en el centro del país, y con una escasa participación de la periferia. Aunque la investigación educativa apuntaba al desarrollo de investigaciones en mejora de la educación en todos sus niveles –Anotación de Latapí en el primer congreso– en realidad los participantes en su mayoría fueron investigadores de Instituciones de Educación Superior (COMIE, 2003), una de las razones fundamentales fue el crecimiento acelerado de las mismas en razón de matrículas, programas educativos, programas de formación y capacitación, financiamiento, entre otros. El COMIE (Consejo Mexicano de Investigación Educativa) en su largo trayecto de conformación, da cuenta de un proceso lento que ha seguido la investigación educativa de Docente del Trayecto Formativo: Práctica Profesional y responsable del Área Sustantiva de Investigación de la Escuela Normal Primaria “Lic. Manuel Larraínzar”. San Cristóbal de Las Casas, Chiapas; México. 1 1 nuestro país, muchas veces se muestra el desinterés de los tomadores de decisión y en pocas ocasiones se recuperan propuestas que resultan de las investigaciones; sin embargo, podemos observar que desde el primero hasta el décimo congreso nacional que se ha desarrollado en nuestro país, muestra una evolución significativa acompañada de investigadores, que han ido adaptando el complejo espectro de la investigación educativa en temáticas que permitan involucrar a más investigadores e instituciones, orientando los objetos de estudio y su campo de acción desde las distintas disciplinas. Llama la atención que en el 9º y 10º congreso aparecen la temática: 14. Prácticas educativas en espacios escolares y 15. Procesos de formación, espacios de oportunidad para la investigación en las escuelas normales, sin dejar a un lado las otras temáticas que también permiten la construcción de objetos de estudios desde las instituciones formadoras de docentes. Las temáticas de los congresos se han organizado, desde mi perspectiva con la posibilidad de ampliar el espectro de acción de los investigadores, es decir, diversificar, sin perder el eje central de la temática, lo que ha posibilitado mayor organización de las ponencias y avances de trabajos que se presentan. La constitución del campo de la investigación educativa en México ha sido lenta, los esfuerzos por generar las condiciones y establecer rutas más claras para el desarrollo de la misma ha dado frutos con sus reservas, sin embargo, se requiere de una política clara que permita crear las condiciones para el desarrollo de esta actividad como un medio que fortalezca la educación en nuestro país. El financiamiento de la investigación educativa ha sido un asunto complejo, porque la mayoría de los investigadores han desarrollado investigaciones desde sus propios centros de trabajo, en este caso las propias universidades, a la par los centros de investigación en el centro del país han sido iconos importantes que dieron pauta para los congresos de investigación educativa. De ahí en adelante la Secretaría de Educación Pública, CONACyT y el COMIE han generado las condiciones mínimas para seguir abarcando la periferia, sin embargo se observa deficiencia en la formación de investigadores, se identifica que los investigadores se encuentran en una edad mayor de los 50 años, y no se tienen las condiciones para la formación de nuevos cuadros. Y lo que es peor, la participación de quienes son responsables directos de nuestro sistema educativo, los docentes, no se visualiza en este campo, si se observa la proporción de docentes en nuestro país, con la proporción de investigadores, se puede identificar que existe una distancia que requiere de atención. Si bien, es cierto que no todos tienen que ser 2 investigadores, la realidad es que se debe de identificar un punto que nivele el desarrollo de la investigación y su uso para beneficio de la educación. La política de investigación que se ha seguido desde el esquema de CONACyT, las Universidades Públicas y el COMIE no han logrado una integración consistente de investigadores, implica necesariamente que la federación diversifique nuevos programas de formación a la par de grupos fortalecidos, esto incluye mayor inversión porque se requiere de crear unidades de investigación educativa dentro de los centros de investigación existente, además implica formar, capacitar e involucrar especialistas que tengan claridad de los diagnósticos que se proponen para integrarlos a los programas federales. Muchos de los trabajos de investigación terminan como informes que no son considerados o que no tienen un impacto de mejora de los espacios donde se desarrollan, esto implica que el financiamiento que se otorgue a nivel federal o por las instancias correspondientes se reoriente a beneficios inmediatos o de mediano plazo. Un candado fuerte para el desarrollo de la investigación educativa en nuestro país, son los criterios y normas que rigen la formación, producción y desarrollo de la investigación en los programas de financiamiento, el caso de las escuelas normales, podemos observar que a nivel federal y estatal nuestros instituciones están reconocidas como programas de educación superior, las funciones sustantivas de los docentes recaen en la docencia, la investigación, gestión y vinculación, sin embargo no se puede acceder a Perfil PROMEP y aprovechar los recursos para la formación y profesionalización de investigadores en programas de calidad por qué no cumplimos con las condiciones especificadas. Si bien es cierto, que los estándares de calidad nacionales e internacionales son un criterio para determinar la formación de investigadores, es necesario que los decididores/decisores de acción en los gobiernos identifiquen las problemáticas que se presentan para la participación de docentes en el desarrolle de la investigación y flexibilicen los canales que permitan integrar a los mismos a procesos de formación y posteriormente para su participación en el desarrollo de proyectos desde los espacios donde se encuentren. La investigación educativa en las Escuelas Normales en Chipas, está atravesada por distintos factores que determinan su posibilidad de desarrollo, destacan los de infraestructura, financiamiento, de políticas educativas, de procesos de formación, de reformas curriculares y de condiciones laborales, que en esta ocasión a manera de analogía traigo a cuenta como una situación entre pairos y derivas, porque todos estos factores 3 embonan perfectamente en un contexto social que actualmente cuestiona el papel de las Escuelas Normales con relación a la producción, difusión y proyección de estas instituciones con respecto a la formación inicial de docentes con una perspectiva de empoderamiento para la mejora educativa desde la investigación. Desde el decreto de Reforma de 1984 se atribuye a las normales la figura de Instituciones de Educación Superior –al menos en lo normativo– y se permite que preparen sus velas ante las necesidades de una educación “moderna”, también se les suelta a la deriva con respecto a la infraestructura, financiamiento, y empoderamiento de la planta docente con mejores condiciones laborales para que respondan adecuadamente a las nuevas funciones que las políticas establecen como el de docencia, investigación, y extensión (Figueroa, 2000: 129). El embate de las políticas públicas para el Sistema de Educación Superior en la última década ha sido de manera determinante para las decisiones y acciones que se han tomado en lo que respecta a la organización, desarrollo y prospectiva de futuro de las Instituciones de Educación Superior (IES). Ya se establecen nuevos mecanismos de participación a los recursos económicos para el funcionamiento de los mismos con los Programas institucionales, así como proceso de acreditación, certificación de los planes y programas de estudios desde enfoques por competencias que respondan a las exigencias y estándares nacionales; para los docentes la competitividad y calidad se mide a partir de los programas de desempeño docente, y otros mecanismos más que han hecho de las IES un espacio de lucha y desencanto. En este marco de políticas se incorpora a las Escuelas Normales al Modelo de Educación Superior ofreciendo estudios de nivel licenciatura para la formación inicial de profesionales de la educación, al mismo tiempo se establece un proceso de normatividad desde el artículo 3º constitucional que desde el proceso de descentralización regula las acciones de las IES, entre ellas las Escuelas Normales. Esta normatividad brinda condiciones para condicionar el desarrollo y funcionamiento de las Normales en cada uno de los estados, lo que comienza por marcar las posibilidades de crecimiento y desarrollo de las mismas, porque las reglas obligan a las escuelas normales a sobrevivir en condiciones poco favorables para estar a nivel de las universidades donde se piensa las funciones sustantivas de docencia, investigación, gestión y extensión. Aunado a esto, en las exigencias ProFen y el PeFen aparecen nuevas actividades y necesidades como el caso de los Cuerpos Académicos, Desarrollo de investigación, Programa de Tutorías y Acompañamiento pedagógico, 4 Programas de vinculación, de acreditación, certificación, entre otras acciones que trastocan las condiciones pocos favorables de las Escuelas Normales. A más de dos décadas de haber reformado a la Educación Normal, a mi juicio, aun no se desarrolla por completo la función investigativa. Las razones son muchas, Cabello V. (1994) y Rebollo (2009) hicieron un estudio con profesores normalistas en el Estado de México y detectaron, en líneas generales, que aunado a la formación de recursos humanos, hay otras de orden académico, organizativas, administrativas, políticas y financieras que no permiten que se consolide la investigación educativa en las Escuelas Normales. Aunque los estudios se hicieron en años distintos, las conclusiones son coincidentes y vigentes puesto que los resultados en torno a la producción en investigación en las Escuelas Normales aun son limitados. Pese a que los factores señalados por Cabello son múltiples, hay uno que a mi parecer ha sido y sigue siendo la piedra angular: la formación de investigadores. En este trabajo se parte del supuesto de que para hacer investigación, es preciso hacer énfasis en la formación de los sujetos y reconocer el tipo de investigación que se realiza en las Escuelas Normales, el problema fundamental es que no se ha dado el lugar central al tipo de producción que en estos espacios se realiza, y por consiguiente se estigmatiza la falta de producción en las mismas, incluso se afirma que la tradición de estas no se ancla en procesos y desarrollo de investigación. Desde la Experiencia de nuestra Escuela Normal, otras son las formas de entrar al campo, no bajo los esquemas de hacer investigación de las Universidades, sino como instituciones donde la práctica es el principio fundamental para dar cuenta de nuestros procesos de hacer investigación educativa. La Escuela Normal de Licenciatura en Educación Primaria “Lic. Manuel Larráinzar” a más de 50 años de su creación ha experimentado los embates de las reformas y políticas educativas, incluso en la actualidad opera con un Plan de Estudios Intercultural Bilingüe que fue acuñado como parte de los paliativos institucionales a consecuencia de las efervescencias sociales después de los 90´s (Baronet,) y que actualmente presenta distintos retos para la formación de docentes interculturales bilingües, aunado a esta situación, las políticas de DGESPE (Dirección General de Educación Superior para Profesionales de la Educación) han tensado el desempeño de los docente a partir de nuevas exigencias en los roles para la competitividad y capacidad académica. La misma institución ha experimentado nuevas demandas a las cuales los profesores no están preparados, aparte de 5 hacer docencia ahora se les exige que realicen investigación, tutoría, extensión y difusión de la cultura. Otro aspecto fundamental, tiene que ver con la renovación generacional en la planta docente que se ha dado de manera paulatina, al grado de que existen más profesores por contratación interina que de base, lo cual provoca que el nivel de compromiso esté supeditado a los tiempos de cada profesor interinos. En términos de la investigación educativa, es limitada la producción en esta área sustantiva, el problema puede tener muchas explicaciones, las falta de recursos humanos, la falta de recursos financieros, problemas en el ámbito administrativo, entre otros, sin embargo hay uno que a mi parecer no se ha atendido a profundidad, la dificultad para construir una tradición en investigación que de sustento teórico y metodológico a la investigación educativa. Las escasas investigaciones que existen se deben a las inquietudes individuales de cada profesor y en ocasiones a los trabajos que cada uno realiza como productos de estudios de posgrado, pero no existe una política institucional que promueva a la investigación de facto. Otro de los aspectos ligados a la sensible producción en investigación en la Escuela Normal, es el hecho de la gran heterogeneidad que hay en las investigaciones, ligada al problema de la no definición de las líneas y áreas de investigación, así como la diversidad de concepciones que existe en torno a las corrientes teórico-metodológicas para hacer investigación, los alcances, los objetivos, las fases y los productos. El principal reto ante esta problemática está en construir una tradición en investigación en las Escuelas Normales, asunto que necesariamente tiene que estar vinculado a la necesidades y condiciones de la propia normal, es necesario partir de un ángulo distinto, sin que parezca pragmático, es necesario encontrar nuestras rutas en las experiencias cotidianas de hacer conocimiento, y potenciar estas formas en un ejercicio constante por la mejora de la práctica educativa. En las Escuelas Normales de Chiapas, se requiere un empoderamiento con respecto a la investigación educativa, trascender de la contemplación a la acción, condiciones de formación, capacitación y orientación para los profesores; Normas y criterios acordes a las necesidades, buscar e identificar y valorar lo que se hace en las instituciones para potenciarlo como producción y partir de ahí para identificar “tipos” de investigación; se carece de programas curriculares que fortalezcan la investigación educativa desde la formación inicial de los docentes, programas de posgrado que formen a los docentes después de egresar, entre otros. Lo recalco, desde mi contexto –la Escuela Normal–, 6 tenemos un problema fuerte con desarrollo de investigaciones aplicadas que impacten y mejoren en contextos específicos, tenemos muchas investigaciones que nos indican que hacer con los resultados obtenidos, pero no es lo mismo que quienes viven cotidianamente los problemas tengan herramientas y conocimientos que les permitan resolver los problemas que enfrentan. Podemos abrir más instituciones de investigación con alto reconocimiento, pero eso no va resolver el problema si no se pone el dedo en la formación de los maestros, esto implica un programa curricular real que incluya la investigación, Escuelas normales con programas de posgrado para los egresados, en vez de desaparecer a las Escuelas Normales es necesario empoderarlas y no me refiero a otorgar recursos económicos, si no apuntalar la formación de futuros cuadros profesionales que dinamicen las instituciones. Bibliografía Cabello, Bonilla Víctor (1994). “Formación de investigadores en el Estado de México”. Revista Perfiles Educativos. Julio-septiembre número 65, Universidad Autónoma de México. México. Colina, A. y Osorio, R. (2003) “Los agentes de la investigación educativa en México” cap. 4), en Weiss, E. (coord.) El campo de la investigación educativa en México, 19932001, vol. 1, México: COMIE, pp. 97-119. Figueroa, Millán L. (2000) “La formación de docentes en las Escuelas Normales: entre las exigencias de la modernidad y las influencias de la tradición”. En Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, 1º trimestre, año/Vol. XXX, número 001. Centro de Estudios Educativos, México. Rebollo, Héctor Marín. (2009). “Investigación sobre la investigación educativa en las Escuelas Normales del Estado de México”. Ponencia. X congreso Nacional de Investigación Educativa. Veracruz, México. Weiss, E. (1998), “El desarrollo de la investigación educativa: 1963-1996”, en P. Latapí (coord.), Un siglo de educación en México, tomo I, México, FCE. 7