GRUPO DE DISCUSIÓN ¿Qué subyace a los episodios de violencia

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 GRUPO DE DISCUSIÓN ¿Qué subyace a los episodios de violencia? Debate sobre el hostigamiento Coordinadora: Lic. Nora Steindl ¿Qué subyace a los episodios de violencia? Debate sobre el hostigamiento Conflictos de convivencia siempre hubo en el aula y el fenómeno de hostigamiento también ya ha existido como episodios aislados en la cultura escolar. La pregunta es, por qué se ha incrementado tanto en los últimos tiempos, más allá de la divulgación que ha tenido y que permitió que la población esté más advertida. ¿Por qué se ha generalizado el fenómeno? ¿Cuáles son las causas y las condiciones para su aparición? Tendrá que ver con la época, con la situación social en la que vivimos, con las características que han adquirido las relaciones interpersonales… En éste documento me propongo analizar las condiciones sociales y culturales que subyacen al incremento de la violencia en general y en particular al fenómeno de hostigamiento, pero especialmente a la vertiente de crueldad que se pone en juego en éste tipo de situaciones. En una segunda parte, se sugieren intervenciones posibles para evitar la naturalización y aceptación de la violencia como parte de una cultura adolescente contemporánea en la institución escolar. Parto de la siguiente premisa: LA ESCUELA ES UNA CAJA DE RESONANCIA. EN ELLA SE REPRODUCE LO QUE SUCEDE EN EL ENTORNO SOCIAL. El proyecto de Sarmiento, de hacer de la institución escolar un gran dispositivo homogeinizador ha fracasado. Su concepción de la institución como un gran aparato para forjar una cultura nacional pretendiendo que cada alumno dejase al entrar a la misma su cultura de origen afuera, ha fracasado. La metáfora que presentaba el guardapolvo blanco y los niños callados y en fila frente al docente ya casi no existe... En las aulas y en la escuela ocurren variedad de situaciones para las que muchas veces el docente no está preparado. Desde el profesorado, hay una gran nostalgia por la situación escolar tradicional en la que muchos de ellos ocuparon el lugar de alumnos. Pero esa nostalgia idealizadora también impide recordar que los métodos de disciplinamiento que imperaban en aquél momento, tanto en la familia como en la escuela, fueron repudiados por nuestra sociedad reconociendo en ellos ciertas modalidades violentas y autoritarias, a veces sutiles pero socialmente legitimadas, que tuvieron tb consecuencias no deseadas. Como trabajadores de las instituciones educativas abogamos por un cambio, intentando dar lugar a niños y jóvenes más creativos, más inquisidores, promoviendo un pensamiento crítico, reflexivo, deductivo y no solo dispuestos al cumplimiento y la reproducción. Alumnos más participativos y cuestionadores de lo brindado como verdades absolutas, etc. Ahora la misma escuela que sigue intentando un cambio de prácticas y metodologías, añora la escuela de Sarmiento y ¿quiere callarlos? Por suerte ya se escuchan, a veces junto al lamento, varios proyectos que empiezan a considerar a ésta nueva población, integrando también las nuevas tecnologías, que comienzan a entusiasmar a alumnos y docentes. Considerando las situaciones de malestar, agresividad y/o violencia dentro de las escuelas, es posible afirmar que las mismas, lamentablemente y de diversas formas, siempre han existido. La literatura da cuenta de ello, por lo cual la lectura del “Sr. de las moscas” (1954) se vuelve indispensable. Lo positivo es que en la actualidad, y ya advirtiendo que estas situaciones se presentan con cierta regularidad en las instituciones, nadie puede escapar a revisar, cuestionar, analizar los episodios para intentar entender lo que ocurre e intervenir acertadamente. Desde los aportes del PSA no podemos dejar de pensar en lo que precede a la formación del síntoma, lo que está oculto, debajo de lo que aparece, de lo visible y que, como analistas nos interpela para ser desanudado…Solamente comprendiendo las causas vamos a poder intervenir sobre ellas para poder obstaculizar o transformar a tiempo los fenómenos de violencia. Johan Galtung, epistemólogo especialista en conflicto, ofrece una herramienta conceptual sumamente interesante para trabajar sobre los conflictos. El plantea la existencia de un aspecto visible del conflicto y uno invisible. La punta del iceberg es el conflicto que se puede observar, que puede ser tanto la violencia directa, el golpe, el ataque verbal, o en un conflicto complejo como es el fenómeno del hostigamiento, algo tan sutilmente visible como puede ser un juego de miradas que requiere de un observador atento, implicado y sagaz capaz de detectar éstos indicios. Bien, entonces tenemos una punta del iceberg, la violencia directa, lo observable y otros dos tipos de violencia subyacentes, la violencia cultural y la estructural. Violencia Directa VISIBLE -­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐-­‐ INVISIBLE Violencia Violencia Cultural Estructural Violencia cultural: Es la violencia que está enquistada en cada cultura y que se presenta como naturalizada y queda legitimada a través de las prácticas cotidianas. Las creencias (por ejemplo el machismo), el lenguaje de uso cotidiano, las costumbres, las actitudes, los modos de interrelación entre semejantes, las culturas dentro de las instituciones y organizaciones laborales, etc. Aparece también en diversos portadores de cultura como los graffitis, programas de televisión, los juegos y en la actualidad más específicamente en los juegos o actividades que se realizan en torno a las nuevas tecnologías. Galtung denomina “carriers” a los portadores de violencia (o paz) insertados en la sociedad o en las instituciones. Son los objetos, prácticas o producciones de una comunidad, que “cargan”, enquistan, aglutinan simbólicamente la violencia o la paz en un contexto determinado. Los mensajes publicitarios, canciones, cuentos, textos históricos, rituales, emblemas, etc. Los nombres de las calles son otro ejemplo. En nuestra ciudad, esos nombres refieren a personajes históricos, muchos de ellos vinculados a epopeyas militares o a nombres de batallas. Si se analiza el lenguaje verbal y las imágenes utilizadas en los medios masivos de comunicación, se los encontrará plagados de insultos, armas, humillaciones de personas pretendiendo así divertir a la audiencia. Insisto, algo de la crueldad y/o el sadismo están presentes y los observadores de la escena gozan con esa situación. Violencia estructural: es la violencia generada por la inequidad social, por la desprotección que sufren millones de habitantes de los países donde los gobiernos no llevan adelante una de las funciones primordiales que debe desempeñar el Estado, que es la de garantizar el cumplimiento de los derechos humanos y ocuparse del acceso a la satisfacción de las necesidades básicas de sus ciudadanos. Y no solamente las Necesidades Básicas más primarias que son las ligadas a la subsistencia, que en nuestro país tampoco están garantizadas para gran parte de la población, me refiero a necesidades básicas como seguridad, salud, inclusión social o pertenencia, etc. Es importante destacar que los tres vértices del triángulo de la violencia están interrelacionados. Las culturas y estructuras violentas producen violencia directa. Intervenir solamente sobre la violencia directa no alcanza. Hay que trabajar fuertemente los otros dos tipos de violencia para que un cambio real y sustentable sea posible. Es imprescindible considerar tanto los aspectos visibles como los invisibles de la violencia. Tomando la dimensión cultural, destacaremos algunos aspectos sociales que se replican en la escuela, que forman parte de su cultura y de las relaciones sociales que allí se establecen, entre pares y con los adultos, y que operan favoreciendo la aparición de fenómenos de violencia, entre ellos el hostigamiento: • Exaltación de temas sociales ligados a la pertenencia a los grupos, al reconocimiento y legitimación social por sobre los saberes, lo cual tb está trayendo un progresivo deterioro de la capacidad de aprendizaje. Pareciera que lo más importante es “divertirse”. El “canchero” tiene más reconocimiento que el estudioso. Hay una creencia social instalada: Que el pícaro, el canchero, el vivo, la linda, etc. van a llegar más lejos que los estudiosos. Éstos son los atributos personales aparentemente destacables… y si no sos divertido y simpático, sos un amargo al que se lo puede jorobar por su diferencia valorada socialmente como negativa. La tinellización de la sociedad y de la escuela. • Una fuerte tendencia individualista con la exacerbación de aspectos narcisistas desde… ! hago lo que me divierte, ! lo que necesito, ! lo que me hace bien, ! lo que me pone bien, ! lo necesario para verme bien, ! lo que quiero sin evaluar en cuánto compromete al otro La pregunta que queda planteada es: ¿HAY OTRO? O del semejante me puedo reír, burlar, hostigar sin sopesar cuánto impacto emocional tiene en él mi satisfacción narcisista • La ridiculización del otro es lo que divierte. Desde: o al otro le pasó algo inesperado, sorpresivo y me río, o
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el otro hizo algo desubicado y me río alguien ridiculizó a otro señalando o denunciando su falta, su error, su debilidad … y me río Le hago algo al otro con la intención de exponerlo y me río y hago reír a los otros. La exposición despiadada (muchas veces por parte de pares y/o tb por los adultos) se instala como un mecanismo habitual en la dinámica del aula Éste es uno de los elementos más significativos que, una vez instalados en la matriz comunicacional del aula pueden derivar en situaciones de hostigamiento. El grupo legitima como CAPO, líder, al que expone al otro, al que se atreve a poner al descubierto la debilidad de un compañero, al que maneja la ironía. Algo de la amenaza se instala y comienza a circular. Gozar con del sufrimiento del otro. La utilización del término gozar no es azarosa, en tanto que implica un deleite con temor, hay un “sabor agridulce” con eso que anda mal, diversión con bordes de trasgresión. • Una sociedad en la que la ciencia y la tecnología avanzan a pasos agigantados hacia un conocimiento tal del hombre que ya casi es posible fabricar una persona. Estamos viviendo un momento en que el control del hombre por el hombre está en plena expansión. Por supuesto que esto tiene ciertos aspectos positivos, pero ya estamos asistiendo también a las primeras consecuencias indeseadas. Se trata del “control del otro”. El otro, o sea un sujeto al que se lo objetiviza. (Se sabe que ya se puede intervenir científicamente para determinar el color de ojos que pueda tener un hijo). Se objetiviza al humano cuando se lo estudia para poder anticipar y/o inducir ciertas conductas. (Otro ejemplo de esto son los laboratorios que han montado algunas empresas de publicidad españolas en los cuáles se estudia a los consumidores al ingresar a un shopping o supermercado. Se les pone un casco de alta tecnología que mide, escanea el comportamiento del cerebro mientras la persona pasea y/o compra. De ese modo se estudian las elecciones para luego condicionar) Y es así como desde diferentes áreas del saber se van elaborando criterios, parámetros, para catalogar y/o clasificar los grados de normalidad de las personas y la significación de los desvíos, etc. Una de las consecuencias de esta pasión por clasificar es la de reencausar los desvíos, por ejemplo con medicación psiquiátrica. Ahí encontramos la patologización de la infancia. En definitiva, la pretensión de una humanidad bajo control, para lo cual las tecnologías están funcionando pleno. • Esto también ha entrado en la escuela. Ideal de control. Evaluaciones, planillas, cámaras … en vez de asumir que hay algo que siempre va a escaparse, a lo que hay que ofrecerle vías de escape vinculadas a la creatividad, a la sublimación, al placer en la producción. Está comprobado que en las escuelas que contemplan éstas posibilidades los episodios de violencia u hostigamiento son una excepción. Permito servirme del nombre de un excelente documental que sugiero ver, LA FABRICA DEL HOMBRE OCCIDENTAL, para advertir que la escuela siempre corre el riesgo de transformarse en una fábrica, invocando también a Foucault. A mayor cumplimiento de un currículum alejado de aprendizajes significativos, a mayor trabajo reproductivo y no creativo, a mayor intento de control sin trabajo reflexivo con los alumnos sobre las tramas vinculares, a mayor clasificación del alumnado a partir de criterios como el de educabilidad, etc., mayor pérdida de sentido a la actividad escolar. Entonces, lo que pudiera en los alumnos estar al servicio de un desafío cognitivo, de una exploración creativa de las posibilidades singulares de cada uno, queda sin posibilidades de ser tramitado y rápidamente es derivado a desafiar a los docentes, a conmover la convivencia en el aula, a provocar a los más frágiles… Cuando se instalan situaciones de hostigamiento, las mismas demandan de los participantes, en sus diferentes roles, un gran esfuerzo psíquico. En tales situaciones están más ocupados con la dinámica silenciosa del grupo que con los aprendizajes. Todo su interés y su libido se centra en precaverse, en pensar de qué modo intervenir en la dinámica grupal para no caer en el lugar de la víctima. • Vivimos en una sociedad que valora lo instantáneo, la foto, la imagen por fuera del tiempo, el tiempo detenido en un presente permanente. Una sociedad decidida a vivir el HOY, con grandes dificultades para anticipar consecuencias, prever y trabajar para consolidar un futuro diferente. Esto se ha transformado en un modo de vida entre los jóvenes. Ante la escasez de proyección hacia un futuro posible, cada vez toma más valor lo presente, el ahora, lo cual está alimentando permanentemente el circuito de la impulsividad. Entonces pareciera que no es importante anticipar consecuencias ni medir o dimensionar los efectos de lo que tengo ganas de hacer en el presente. VIVE HOY Y AHORA. Si a esto le sumamos la ausencia de los adultos que son los tienen que hacer aparecer las dimensiones ausentes, dejamos librados a su propia impulsividad a niños y jóvenes. Necesitamos que los adultos vuelvan a estar ahí, como un mojón, acompañando y pudiendo resistir desde un lugar de salud al enojo que muchas veces manifiestan los niños y jóvenes. Hay que poder soportar el cuestionamiento, la desautorización sin perder de vista que eso es saludable para el menor, que se tiene que encontrar con uno que lo desacelere, lo frene en esta carrera, aunque esto lo enoje mucho. Y allí también estarán los adultos de la escuela…. ¿Cómo intervenir en la escuela para que no seamos parte de una reproducción “tonta” del afuera, de ese afuera que está naturalizando la crueldad? "
No convertir a la escuela en un invernadero o hibernadero que hay que soportar. En la escuela se aprende. Se aprehenden conocimientos y se aprende a convivir. En ese sentido, el aula es un lugar de trabajo, donde se tiene que poner en funcionamiento las funciones cognitivas tanto para analizar causas de acontecimientos científicos, de la historia argentina como para trabajar sobre las dinámicas del grupo del aula…, se tiene que poder anticipar consecuencias… tanto para las operaciones matemáticas o los experimentos del laboratorio como para los usos de ciertas palabras para dirigirse a los compañeros…se tiene que poder aprender a tolerar la espera y el esfuerzo de trabajo… tanto para la realización de un ejercicio, para la producción de un texto más bello, como para esperar a un compañero con una necesidad especial. "
Revisar metodologías y dinámicas de aprendizaje que insisten en cosificar al alumnado en tanto repetidores de conocimientos y dejan de lado la creatividad y el rescate del valor de la palabra. "
Trabajar en el aula sobre habilidades sociales. Integrar el trabajo sobre las mismas a los abordajes curriculares. La escuela es el lugar para ejercitar el armado de vínculos extrafamiliares. El lugar donde se puede aprender a cuidar esos vínculos y a resolver conflictos con el menor costo posible de sufrimiento para el otro. Para lo cuál sea posible tener que pensar que: !
no siempre puedo decir TODO lo que se me ocurre del otro porque podría lastimarlo, !
que hay que pensar antes de hacer, !
que la presión del otro no me permite elegir con libertad y de acuerdo a mis propios principios, !
que el funcionamiento bajo amenaza o coerción me hace desaparecer, !
que se puede expresar el desacuerdo educadamente y sin que se arme una pelea, !
que para que el otro entienda lo que pretendo, tengo que argumentar, !
que es posible tener diferentes ideas acerca de algunas cuestiones. "
Instrumentar programas de asambleas para trabajar aspectos de la dinámica del grupo que puedan derivar en situaciones de hostigamiento: Por ej. o Grupos en donde se piensa al modo binario: hay buenos y malos, divertidos y nerds… o Grupos en los que se constituye un subgrupo de “los populares”, fuertemente instalado, idealizado y admirado, a los que se les rinde pleitesía para poder pertenecer o Grupos donde circula un lenguaje confuso entre lo divertido, humillante, irónico, descalificador… "
Repensar el trabajo de los equipos de orientación, para que los mismos no solo trabajen con padres y docentes sino también en la coordinación de asambleas. "
Asumir el lugar del adulto como un lugar de autoridad en el sentido de autor, de lo creativo vivificante que tiene la palabra autor, de promesa, de futuro por venir. No desde ese lugar ya desgastado que pretende ejercer la autoridad por el control disciplinario en base a la coerción y el ejercicio de poder arbitrario. Los mismos alumnos ya no creen en esa versión. Se ejerce autoridad desde el lugar de quién dona algo de sí mismo sin esperar nada a cambio… Tres preguntas para la discusión: -­‐
¿Qué valores, disvalores, creencias, modalidades sociales se replican en la escuela y habilitan la aparición del hostigamiento? ¿Qué características personales favorecen que algunos niños y adolescentes deslicen a los diferentes roles propios de la dinámica del bullying? -­‐
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¿Qué intervenciones se podrían realizar en la institución educativa para prevenir y/o desarticular los fenómenos de hostigamiento? 
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