praeteritvm perfectvm

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PRAETERITVM PERFECTVM
1. El objeto de estas líneas es precisar el sentido en que la etiqueta que
les sirve de título es denominación coherente y adecuada a los valores de
uso de la forma verbal latina a la que tradicionalmente se aplica, el «pretérito perfecto)) (PP). Se trata de ver si, aparte del sentido que se dé al componente de «perfecto» en el sistema de la lengua, la denominación en cuestión ha de entenderse en sentido acumulativo, o si, por el contrario, uno de
los elementos que la componen viene a resultar como una derivación o realización del otro, con lo que, a fin de cuentas, nos hallaríamos ante un mismo rasgo visto desde dos perspectivas diferentes. El sentido de la cuestión
que planteamos se entenderá mejor si se examina antes con atención la denominación del ((futuro perfecto)) (FP), forma en la que se admite que actúan de manera simultánea los rasgos de tiempo absoluto'futuro y de tiempo relativo -o de aspecto, si se prefiere verlo así- anterior 1, en virtud de
lo cual se puede decir que el FP es a un tiempo futurum y perfectum.
Resultaría entonces que el elemento verdaderamente simétrico del FP en la
rama pretérita del tiempo absoluto (TA) sería el llamado «pretérito pluscuamperfecto)) (PPP), en cuanto que pretérito y perfecto (anterior)
simultáneamente, y no el PP, que por su denominación podía parecer en
principio más cualificado para ese papel. Resulta, pues, que al llegar a este
punto ya se nos plantea un interrogante a resolver: si a PPP se le reconoce
que, además de pretérito, es un perfectum -en el sentido temporal relativo
de anterior, o en el aspectual de perfectivo, si se prefiere- ¿cómo debe entenderse la tradicional denominación de PP? Que no puede entenderse en
sentido acumulativo sin hacer al P P sinónimo del PPP parece claro 2;
¿habrá que pensar entonces que praeteritum y perfectum son denominaciones diversas de algo que es una y la misma cosa?
Entiéndase lo dicho con las salvedades exigidas por los casos en que el FP no parece
funcionar como opuesto al futuro imperfecto, según puede verse, por ejemplo, en M. BASSOLS, Sintaxis Histórica de la Lengua Latina 11, 1, Barcelona, 1948, pp. 334 SS. Por lo demás,
y según se verá, a lo largo de este trabajo no vamos a atribuir a las formas delperfectum otro
valor común y especifico que el de indicar la anterioridad en el mecanismo del tiempo relativo,
lo que no quiere decir, en modo alguno, que les neguemos un valor aspectual.
2 En efecto, si entendemos por «perfecto» anterior, el verdaderopretéritoperfecto sería
el PPP, que guarda con respecto a tiempo pasado la misma relación que el PP con respecto a
tiempo presente.
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J.
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2. No pretendemos replantear aquí la vieja y nueva polémica sobre el
valor propio de la serie morfológica de perfectum 3. Es verdad que no vamos a poder evitar hacer patentes algunas opiniones favorables a la existencia en el verbo latino clásico de oposiciones -al menos de una 4- que
pueden llamarse aspectuales; pero, en lo que al valor propio y común de
las formas del perfectum se refiere, vamos a contentarnos con defender el
que en la realidad de los textos no les niegan ni temporalistas ni aspectualistas radicales: el valor de anterioridad con respecto a las formas del
infectum en cada parcela del TA, en virtud del mecanismo sintagmático
del tiempo relativo (TR) 5. No ignoramos que para algunos lingüistas ese
mecanismo no es más que una manifestación contextual, un contraste en
el decurso, de valores de mayor jerarquía -paradigmáticos-,
que no dudan en calificar de aspectuales 6. Sin embargo, para el modesto propósito
de estas líneas bastará con que nos atengamos a ese valor de anterioridad
como específico de las formas del perfectum.
3. Quizá convenga recordar ahora que suele atribuirse la condición
de tiempos relativos al PPP (anterior a pretérito), al FP (anterior a futuro), y al pretérito imperfecto (PI, simultáneo a pretérito); la de tiem3 Sobre publicaciones recientes en torno a estos temas da amplia noticia H. PINKSTER,«Tempus, Aspect and Aktionsart in Latin (Recent trends, 1961-1981)», en W. HAASE
(ed.), Aufstieg und Niedergang der romischen Welt (ANRW) 11, 29, 1, Berlín, 1983, pp.
270 SS. El mencionado autor no considera necesario admitir en el verbo latino oposiciones
aspectuales de ninguna clase, y estima que los valores de todas sus formas se explican por
sistema «bidimensional» de tiempo: cada forma estaría marcada como perteneciente a un
«momento de orientación» (pasado, presente o futuro), y como anterior, simultánea o posterior al mismo. Sin embargo no ofrece una explicación satisfactoria de valores «semánticos»
como el de «going on» en el pasado que atribuye al PI, frente al PP, «ended».
4 Me refiero a la oposición PP/PI dentro del pretérito de la que tratamos infra, n.O
6 , p. 142.
5 Sobre este mecanismo véase, por ejemplo, BASSOLS
11, 1, pp. 187 SS., y J. B.
HOFMANN-A.
SZANTYR,
Lateinische Syntax u. Stilistik, Munich, 1965, pp. 548 s. Ese valor
de anterioridad es el que considera propio de las formas del perfectum S. MARINER,
«La
oposición infectum/perfectum ante un análisis estructural», en Actas del Primer Congreso
Español de Estudios Clásicos, Madrid, SEEC, 1958, p. 532. Insisto en que no atribuyo a
las formas del perfectum otro valor que ése para evitar entrar en polémicas de mayor alcance, aunque no oculto mi opinión de que el mecanismo de tiempo relativo es manifestación de otros valores; véase la nota siguiente.
6 Ésa es, por ejemplo, la opinión sostenida por B. GARC~A
HERNÁNDEZ,
«El sistema
del aspecto verbal en latín y en español», Studia Philologica Salmanticensia 1, 1977, p. 79,
que considera el tiempo relativo como manifestación sintagmática de valores aspectuales.
Con diferencias en ciertas cuestiones de detalle, creo que acierta en lo fundamental; pues
no me parece que los tiempos relativos hayan surgido, precisamente, para complementar a
otros, ni que los valores de los que pueden ser relativos y absolutos hayan de ser distintos
en uno y otro caso.
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PERFECTVM
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pos absolutos al presente (P), y al futuro imperfecto (FI), en tanto que
al PP se lo considera, de una parte, como tiempo relativo anterior a presente, y de otra como tiempo absoluto pretérito, como el tiempo histórico latino por excelencia 7. Resulta, pues, que el valor relativo de anterioridad del PP, su valor de «perfecto», se nos aparece ligado a su actuación en contextos presentes 8, en tanto que, cuando es pretérito, ya
no actúa como tiempo relativo con respecto a un presente 9. Por otra
parte, es evidente que PP y PI pueden referirse a un mismo momento de
pasado, aunque como tiempos relativos se adscriban a tramos distintos
del TA: el uno actúa en el presente, como anterior, y el otro en el pasado, como simultáneo; porque lo realmente ocurrido es que se ha llegado
a una equivalencia lógico-semántica de dos categorías distintas en ciertos
contextos: una predicación verbal señalada, en TR, como anterior a un
TA presente, viene a equivaler a la señalada como perteneciente al tramo
pretérito del TA '0. ¿Quiere esto decir que anterioridad (TR) y pretérito
(TA) se identifican? En absoluto; lo que quiere decir es que la anterioridad, si se combina con .una marca presente o pretérita de TA, viene a
equivaler a TA pretérito, lo que es cosa bien distinta.
4. En efecto, creo que no faltan argumentos para demostrar que,
sea cual sea la naturaleza última del TR, supone una categoría distinta
del TA. Por de pronto, cabría aplicar el test Ruipérez 11, y comprobar
que son categorías que se interfieren, por lo que no pueden ser idénticas.
Pero es que, además, creo que hay contextos en los que es posible captar el valor de anterioridad químicamente puro, al margen de adherencias de TA pretérito. No me refiero ya al FP, en el cual tampoco creo
que pueda verse un ((futuro pretérito» 12, sino a casos para mí más cla7 No creo que haya que dar demasiada importancia a los detalles de clasificaciones
como ésta, basada en criterios estadísticos. Así BASSOLS,
p. 190, considera al PI como relativo, pero también como absoluto, y al P y FI como relativos, simultáneos, aparte de absolutos. Creo que la oposición se establece en términos de anterior/no anterior, salvo en el
caso de PPP/PI, donde creo que hay una clara equipolencia anterior/simultáneo.
8 Naturalmente, no ignoramos los abundantes casos de PP no subordinado y no pretérito (véase PINKSTER,
pp. 290 SS); pero recordamos una vez mas que aquí vamos a atenernos a indiscutibles valores de anterioridad, lógicamente no perceptible en esos casos, lo
que no supone que no tengan un valor atribuible a la condición de perfectum.
9 Me refiero al PP pretérito no subordinado, y no al que marca anterioridad a un
presente actual, que es, por lo mismo, también pretérito.
10 Sobre estas «redundancias» de los sistemas temporales véase PINKSTER,
p. 276.
11 Véase M. S. RUIPÉREZ, Estructura del sistema de Aspectos y Tiempos del Verbo
Griego Antiguo, Salamanca, 1954, pp. 19 SS.,sobre la «ley de la no identidad de las oposiciones morfológicas que se interfieren)).
l2 Aunque nada impide imaginar un teórico «futuro pretérito», creo que en la practica no tendría sentido una forma verbal que reuniera los dos rasgos positivos, pero opues-
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ros, como aquellos en que el P P aparece marcando anterioridad frente a
un «presente» general o acrónico, el que no parece adscrito a un tramo
determinado del tiempo histórico o TA. Uno de esos casos se da, a mi
modesto entender, en Plt., Mil. 1264: omnes profecto mulieres te amant,
ut quaeque aspexit, donde tenemos un P amant de tipo no actual, lo que
no le impide llevar el P P aspexit marcando cuidadosamente su anterioridad 13; ambas formas están ligadas entre sí por esa relación, pero yo no
veo que el conjunto de las dos esté localizado en el eje del TA, ni que aspexit, por ello, nos cuente historia alguna: antes, ahora y en lo sucesivo,
una mujer que ha visto a nuestro héroe, se enamora de él. Naturalmente, si el P es verdaderamente actual, el P P anterior a él- entra forzosamente en la línea del TA y viene a equivaler a tiempo pretérito 14; como
hay que reconocer que en el PPP, que además de anterior es pretérito,
el valor de TR estaba ya de antemano prisionero del tiempo y venía a
resultar, en la práctica, como un grado acumulado de pretérito, y a dar
lugar a un «pluscuampretérito» 15. Sin embargo, repito, creo que en esos
tos, del sistema temporal; pues, pareciendo razonable suponer que uno y otro tuvieran la misma magnitud, el resultado vendría a ser un presente o un cero temporal. Ésta es la impresión
que me hace concebir un bien conocido ejemplo de PI «pro futuro», al que prefiero llamar
«ex futuro». Me refiero a Cic., Cato 79: nolite arbitrari... me, cum a uobis discessero, nusquam aut nullumfore. nec enim, dum eram uobiscum, animum meum uidebatis, sed eum esse
in hoc corpore ex his rebus quas gerebam, intellegebatis. Ahí suele admitirse (véase BASSOLS,
p. 239) que Ciro, moribundo, se adelanta con el pensamiento a los hechos y se sitúa en un futuro posterior a su muerte, desde donde, utilizando el pretérito, mira hacia atrás. Esa interpretación me parece correcta, pero añadiré que el resultado es precisamente el presente, según resulta de la semántica del contexto y subrayan los demostrativos de primera persona. Resulta así anulado todo valor de futuro, al restarse, por decirlo así, los valores de fore y de los
pretéritos siguientes, lo que, a todas luces, no ocurre en el FP.
13 Tomo el ejemplo de BASSOLS,p. 266; creo que puede darse la misma interpretación al ejemplo, también aducido por él, de Cic., De or. 2, 24: me, quom huc ueni, hoc
ipsum nihil agere... delectat, donde veo también un presente general acompañado de un
P P de anterioridad no ligado a noción alguna de pretérito. Confirma indirectamente tal interpretación, a mi entender, el hecho de que en español esos P P se traduzcan por «presentes», tan generales como aquellos de que dependen.
14 Así creo que ocurre con otro de los ejemplos citados por BASSOLS,p. 266, Cic.,
Parad. 18: quocumque adspexisti, ut furiae, sic occurrunt iniuriae. Aquí estamos, desde
luego, en una situación intermedia, en la que uno y otro tiempo están, en todo, unidos por
una clara relación de anterioridad. Pero el hecho de que ocurrunt se presente ya como actual, lleva a ver en adspexisti la constatación de algo que ya puede considerarse como experiencia histórica.
15 Esta denominación, que yo solía emplear en mis clases en tono jocoso, la veo aho«La posición del aspecto
ra empleada con toda seriedad; por ejemplo en J. SLAWOMIRSKY,
en el sistema verbal español», en Revista Española de Lingüística 13, 1983, p. 111. No
ocultaré, a su respecto, que alguna vez me he sentido inclinado a interpretar el P P P como
término externo de una oposición gradual de tiempo, idea de la que me disuadieron las
consideraciones que ya he hecho más arriba en torno a la anterioridad atemporal y futura.
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contextos pancrónicos o acrónicos, no menos que en los futuros, puede
verse con claridad que anterioridad no es lo mismo que tiempo pretérito.
5. De cuanto llevamos dicho ya puede colegirse que nos adherimos a
la interpretacion de quienes explican los usos acrónicos o temporalmente
desplazados del presente latino como usos neutros de un término no
marcado 16. En esa perspectiva, tampoco vemos inconveniente alguno para considerar al propio P P como un «presente» en lo temporal; pero no
se trata de perfectum praesens en el sentido positivo de Meillet 17, sino de
atribuir al P P bien poco: un TA «cero», aparte su valor de TR anterior.
Mirado así el PP, se comprende bien por qué es el anterior a presente o el
anterior de presente, y la razón de sus empleos no relativos y no pretéritos, en los que no vamos a entrar aquí por un cierto sentido de economía
de la polémica 18. También se comprenderá mejor cómo el P P pasó a funcionar como tiempo pretérito: opuesto como anterior a un presente general era mero tiempo relativo intemporal; pero cuando el presente, en el segundo valor, el negativo, de todo término no marcado l9 actúa como verdadero presente, es claro que el anterior a él equivaldrá a un verdadero
pretérito. No hace falta recordar que no soy muy original en este punto, y
que esta hipótesis de la derivación del valor pretérito del P P a partir de
sus valores, más o menos aspectuales, de anterioridad, es la más comúnmente aceptada, aunque no se haya considerado necesario formularla en
términos de ortodoxo binarismo funcional 20. Esta interpretación, natu16 Así, por ejemplo, opina G . SERBAT,«Les temps du verbe en latin», REL 53, 1975,
pp. 383 SS. No ignoro que M. S. RUIPÉREZ,Estructura ..., p. 100, considera marcado al
presente; pero creo que la historia del verbo latino -con formaciones recientes de pretérito y parcialmente recientes de futuro- permite considerar las cosas en este punto al margen de los hechos griegos. En HOFMANN-SZANTYR,
p. 305, sin embargo, hay un alegato
expreso contra la atemporalidad del presente latino.
l7 Por razones de comodidad remitimos, para una exposición y crítica de la doctrina
de Meillet, a PINKSTER,
p. 287.
18 Insisto nuevamente en que no considero aquí los empleos más o menos «presentes»
-en realidad no pretéritos- del PP latino no subordinado, con el fin de atenerme al valor de anterioridad o TR como valor empírico de las formas de perfectum, lo que no
quiere decir en modo alguno que los tenga por anómalos. De entre ellos me permitiría destacar como especialmente importantes los tipos con referencia expresa presente (nunc perueni), con consecutio presente (uenistis... ut iuguletis), y ((pro futuro» (si me aspexerit,
perii); sobre ellos véase PINKSTER,
pp. 290 SS.
' 9 Véase RUIPBREZ,Estructura, p. 18, aunque también nuestra nota 16, donde damos
cuenta de la opinión del citado autor sobre el presente griego.
20 En esta línea, PINKSTER,
pp. 294 s., y los autores por él citados. Quede claro que
no pretendemos derivar los usos pretéritos precisamente de construcciones con TR anterior
al modo en que se da en el latín clásico; más bien pensamos que valor pretérito y valor de
anterioridad son manifestaciones o derivaciones diversas de un originario y fundamental
valor de tipo aspectual.
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J. L. MORALEJO ÁLVAREZ
ralmente, no es compatible con la de quienes ven en el mecanismo del TR
latino algo reciente y artificioso, lo que no nos parece verosímil 21. Para
nosotros, pues, el PP con valor de anterior frente a presente actual es el
puente por el que pasa de perfectum a praeteritum. En una frase como ecce: reddo quod dedisti, con un presente claramente tal, el PP anterior
puede ser interpretado ya como tiempo histórico, como pretérito 22.
6. Quizá no haga falta recordar que, fuera cual fuera el valor originario y condición categorial que subyace al mecanismo del tiempo relativo, la secuencia diacrónica esbozada es, al mismo tiempo, un panorama
sincrónico -aunque no completo- de los usos del PP en el latín clásico;
conviven, en efecto, los empleos de anterior atemporal, de pretérito, y la
variedad puente que supone el anterior a presente actual 23. Por esa vía se
produce, pues, una transgrarnaticalidad del valor de anterioridad en valor
de pretérito, lo que equivale a decir que el PP es pretérito por perfecto: el
primer rasgo es una realización concreta del segundo. Siendo esto así, y
al enfrentarse en el pretérito el PP con el PI sobre esa base temporal común, el PP ya no exhibirá, pues, el rasgo de anterioridad, de perfecto,
que se ha quemado, por así decirlo, en la operación de alcanzar esa zona
del pasado. Lo que, desde luego, no parece razonable es oponer PP a PI
precisamente en base al rasgo que a él lo equipara, el de anterioridad
21 Así, por ejemplo, BASSOLS,
p. 265, donde se considera que el valor pretérito del
Handbuch
P P es más antiguo que el de anterioridad. En parecido sentido, A. SCHERER,
der Iateinischen Syntax, Heidelberg, 1975, p. 244. Pueden conciliarse, sin embargo, todas
las opiniones sobre este punto si, como proponemos en la nota precedente, se admite que
anterioridad y pretérito son manifestaciones de un mismo rasgo aspectual, al menos en origen, del P P latino.
22 A la luz de lo dicho en la nota 20, ejemplos como los propuestos deben entenderse
en sentido didáctico: no consideramos imprescindible partir de un P P subordinado como
anterior para explicar el valor de pretérito, toda vez que en principio le atribuimos en sí
mismo el rasgo aspectual que se manifiesta en la anterioridad, y el carácter temporal de
«presente» (no marcado), capaz, por tanto, de incluirse en el tiempo absoluto. Naturalmente, un ((presente anterior)) en el tiempo absoluto da lugar a un valor pretérito; en tal
caso, si se quiere decirlo así, el P P es un anterior a sí mismo.
23 Además, naturalmente, de los usos no subordinados sin valor pretérito; y no solo
de los fósiles de tipo memini, o de los probablemente artificiosos gnómicos traduciendo
aoristos atemporales griegos, sino también de los tipos normales reseñados en la nota 18;
véase también PINKSTER,
pp. 290 SS.
24 En efecto, si se admite que la equivalencia del P P a un pasado se produce en virtud de su rasgo de «anterior» (perfectum) con respecto a presente, ese rasgo de anterioridad ya no deberá computarse dentro del tiempo pretérito, aunque, naturalmente, siga oponiéndolo al P. Creo que tal rasgo está bien caracterizado en la traducción ~achevéa l'instant meme» del modo perfectum de los gramáticas antiguos ofrecida por G. SERBAT,«Les
temps du verbe en latin III», REL 54, 1976, p. 322; aunque no comparto ni su interpretación ni algunas de sus definiciones del PP latino, segun puede verse en la nota 25.
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Resultará, pues, que, en cuanto pretérito, el PP es un indefinido, un
equivalente del aoristo clásico griego 25. Frente a él sí exhibirá el PI un
positivo rasgo, que no dudo en llamar aspectual, de vigente o durante
-mejor que durativo-, ya lo tuviera por su origen, ya lo adquiriera
por polarización 26. En virtud de lo que precede, no considero acertadas
definiciones que caracterizan al PP frente al PI en términos tales
-«acabado» 27,por ejemplo-, que suponen o favorecen una consideración equipolente de la oposición que entre ellos se establece dentro del
pretérito. Estoy, en efecto, con quienes, como Mariner y R. Adrados 28,
la consideran privativa, y aspectualmente marcado al PI, según creo que
muestran con claridad las abundantes ocasiones en que aparece el PP
donde era esperable el PI 29, es decir, cuando se trata de predicaciones
«en curso» 30 en el pretérito. Cuestión distinta es la del lugar que haya
de atribuirse en el sistema a esa oposición, que para algunos no pertenece
al plano de la «langue» 31. De lo que no parece haber dudas es de que el
25 Ya en los gramáticos antiguos -en Prisciano, por ejemplo- se equipara el empleo
pretérito del P P al aoristo griego, pero añadiendo que otros empleos equivalen más bien a
los del perfecto griego (véase SERBAT
1976, p. 321). Me parece acertada la caracterización
del PP en función de pasado que dan A. ERNOUT-F.THOMAS,Syntaxe Latine, París,
19722, p. 223, para quienes constata sin otra consideración. No comparto, en cambio, la
postura de SERBAT
1976, que ve en el PP sólo un pretérito, y lo caracteriza como «expresión de un proceso acabado en el pasado» (p. 341); pues ni creo que se puedan ignorar sus
empleos no pretéritos, ni que, en cuanto pasado, sea «acabado». Tampoco, por las mismas
razones, acepto con PINKSTER
(pp. 289 SS.)que el PP sea «ended» en contraste con el PI;
tal valor se manifestaría, en todo caso, frente al presente.
26 Que no se trata de un valor de «durativo», sino de durante («going on») en el momento temporal pasado lo muestra claramente la incompatibilidad del PI con complementos indicadores de un término (PINKSTER,
p. 289); es normal un regnauit annos XX -que
no está mal de ((duración-, mientras que no se admite el PI en un contexto semejante. Es
acertada la caracterización de Mariner que recogemos en la nota 30, frente al poco afortuEvolución y Estructura del Verbo
nado término «duración» que emplea F. R. ADRADOS,
Indoeuropeo, Madrid, 1974~,p. 534. Añadamos que para R. Adrados el PI latino es positivamente marcado en cuanto al aspecto desde su origen.
27 Véanse las caracterizaciones criticadas en la nota 25, crítica que, naturalmente,
incluye a cuantas obras consideren al PP en uso pretérito como algo más que pretérito
(«perfectivo», etc.).
28 Véanse S. MARINER,
art. cit. en nota 5, PP. 532 s., y R. ADRADOS,
I.c.
29 Me refiero a usos neutros censados normalmente como empleos anómalos del PP
por el PI dentro del habitual mecanismo del tiempo relativo, como, por ejemplo, Cic.,
Att. 9, 3: Pompeius mare transiit cum omnibus militibus quos secum habuit; o bien Liv.
111 52, 3: uia Nomentana, cui tum Ficulensi nomen fuit, profecti castra... locauere. Tomo
ambos ejemplos de BASSOLS,p. 242.
30 Así MARINER,
art. cit. en nota 5, p. 533.
31 Así H. VAIREL,«La valeur de l'opposition infectum/perfectum en latín», REL 56,
1978, p. 406, para quien la oposición en cuestión sólo existe «al nivel del discurso» (en el
sentido de Guillaume).
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J. L. MORALEJO ÁLVAREZ
P P es el pretérito narrativo por excelencia, lo que apunta también a que
sea el menos marcado de los pretéritos 32.
7. A cuento de lo que precede vale la pena reconsiderar el famoso
principio de que perfecto procedit, imperfecto insistit oratio 33. Parece natural que la narración experimente a causa del PI una cierta demora, en
cuanto que su valor aspectual de durante, del que deriva su TR simultáneo,
puede provocar el efecto semántico que, con términos de Pinkster, podemos llamar overlapping 34: los procesos o acciones en PI se solapan o desbordan, por así decirlo, sobre otros pretéritos. Pero ello no quiere decir
que la oratio procedit por positiva causa del PP; la narración procedit porque procedit: el ritmo narrativo sugiere, al menos, un ritmo de lo narrado,
ritmo al que, simplemente, no se opone el PP; pero incluso con P P puede
darse el overlapping, si la semántica de los verbos en presencia lo impone o
sugiere. Así, en una frase que no he tomado de un texto antiguo, pero que
me parece perfectamente correcta, como heri cum Cicerone collocutus sum
multisque de rebus egimus, la simultaneidad de ambos verbos parece bastante clara 35. Es la semántica quien la sugiere, y los P P en sí no son sino
meros pretéritos indefinidos. Por lo demás, es cosa bien sabida que un P P
puede indicar también la simultaneidad o la coincidencia con respecto a
otro PP, y para que pueda hacerlo es condición previa que no sea un «acabado en el pasado», pues, en caso contrario, uno de los dos P P en contacto
sería anterior al otro y por ello sinónimo del P P P 36. ES verdad que esta si32 No pienso ahora, naturalmente, ni en el presente ni en el infinitivo históricos, sino en
los tiempos propiamente pretéritos. Sobre la función de los diversos tiempos en la narración
véase PINKSTER,
pp. 303 SS. Es natural, de acuerdo con los más elementales principios de la
economía lingüística, que la frecuencia de las formas se presente en relación inversa a la cantidad de información -es decir, grado de caracterización- propia de cada una; así, por
1976, p. 341, constata, en el Corpus por él analizado, entre un 3 y un 9 Vo de
ejemplo, SERBAT
PI y PPP en conjunto, frente a un 20 Vo -no todos pretéritos, es verdad- de PP.
33 Sobre este punto pueden v.erse PINKSTER,
pp. 296,303 SS.,cuyo punto de vista sobre el
carácter positivamente «ended» del PP en el pretérito no comparto; H. IV~ENGE,
Repetitorium
der lateinischen Syntax und Stilistik (bearb. v. A. THIEREELDER),
Darmstadt, 197917,p. 203,
obra tan veterana como útil.
34 Véase PINKSTER,
p. 305.
35 Es evidente que hay que interpretar también como simultáneos los PP contenidos en
un ejemplo que parece haber presentado dificultades, y en el que estoy de acuerdo con PINKSTER, p. 299, en que no hay necesidad de ver como ingresivo el primero: Cic., De or. 2,28: Hic
Catulus adrisit et simul.. . inquit. Naturalmente, ahí es simul el que impone la marca de simultaneidad; pero lo importante es que los PP, y en coordinación copulativa, la admitan, pues
ello, a mi entender, indica que en sí mismos no tienen nada de «progresivos».
36 Sobre el concepto de «coincidencia» véase BASSOLS,
p. 243. Insisto en lo de «condición previa» en cuanto que el PPP impide positivamente la simultaneidad o coincidencia con
otro tiempo que é1 mismo, y que, por el contrario, con las debidas condiciones contextuales, e
incluso en uso neutro (véase nota siguiente), un PP puede indicar la anterioridad a otro PP.
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nonimia puede llegar a darse, pero en usos neutros bien conocidos que,
una vez más, abonan el carácter de no marcado del P P dentro del pretérito 37.
8. Quisiera advertir de modo claro que, a pesar de que considero privativa la oposición PP/PI en el pretérito, y aspectualmente marcado al segundo, no ignoro que se dan empleos en los que no parece que
el PI se deje sustituir por el P P sin grave alteración del sentido. Tal parece ser el caso del PI «propraesenti* o de cortesía, del tipo quo nunc
ibas? (Plt., Merc. 884). Como digo, estoy de acuerdo con Pinkster 38 en
que se trata de un empleo en que no parece admisible el P P sin cambiar
radicalmente el significado. Sin embargo, no creo que ejemplos como el
citado invaliden nuestra interpretación de la oposición PP/PI en el pretérito. Y no pienso ya en el valor moda1 que haya que atribuir a ese uso
dislocado de un pretérito, sino más bien en los elementos de contexto
que nos colocan en una verdadera situación de presente. En tal situación, no me parece raro que no tenga entrada el P P para significar
un proceso que, aunque arrancando del pasado, parece invadir el presente; pues, a fin de cuentas, su originario y primario valor de anterior
al presente le prohibe taxativamente intervenir para designar procesos
subsistentes en ese momento. Por el contrario, aunque el PI sea pretérito, dado que no está marcado como anterior al P, es comprensible que
pueda, al menos, sugerir una pervivencia actual del proceso pasado que
significa.
9. Cuando releo los pasajes de los gramáticos antiguos 39 que se ocuparon de los pretéritos latinos, me asalta la sospecha de que, avant la
lettre, interpretaron como equipolente la oposición entre P P y PI: del
carácter claramente dncohatum et imperfectum~del segundo dedujeron
37 Sobre P P por PPP, en función de tiempo relativo anterior a pretérito, véase, por
ejemplo, BASSOLS,pp. 266 SS., donde pueden encontrarse especímenes tan clásicos como
Caes., BC 111 18, 5 : ab iis Caesar haec facta cognouit qui sermoni interfuerunt (interfuerant). También puede verse MENGE,p. 201.
38 PINKSTER,
p. 301, aunque no comparto todas sus interpretaciones en los PI discutidos en ese apartado. Concretamente, en el caso de la oposición didicerunt/discebant, creo
que es el PI el que, por su positiva marca «imperfectiva», puede introducir la idea de que
se trataba de un estudio no siempre coronado por un dominio de la materia en cuestión;
pero no que el P P indique tal consecución del dominio en mayor medida que el presente o
el futuro. Estimo que discere rnusicarn es tan perfectivo como didici rnusicarn. Me parece
p. 288, considera en
que es un caso similar al de scribere uersum, que el propio PINKSTER,
sí mismo tan perfectivo como el uersum scripsi que aduce Prisciano en contraste con uersum scribebam.
39 Hay un resumen crítico bueno, aunque no imparcial, de los principales textos en
SERBAT
1976, pp. 308 y SS. Conviene advertir que praeteritum perfectum es denominación
que no aparece todavía en Varrón.
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J. L. MORALEJO ÁLVAREZ
un positivo rasgo de perfectum para el primero, incluso dentro del
tiempo pretérito. Por lo demás, creo que es tendencia normal de la mente humana ésa de ver como equipolentes -tomando los contrarios como
contradictorios- oposiciones binarias que ella misma ha creado con criterio privativo 40. Contra esa tendencia ha tenido que abrirse camino a
duras penas el luminoso concepto de «no marcado)), tan fructífero en
ligüística estructural, haciendo ver que, por ejemplo, hay sistemas en los
que el término «masculino» no tiene positiva existencia, limitándose a
ser el «animado no femenino». Lo curioso es que esa tendencia sigue
operando en el proceder de no pocos lingijiistas modernos que incluso
creen operar con una metodología estructural. A ella me permito atribuir la actitud de quienes, de uno u otro modo, han caracterizado
-incluso en contradicción con sus propias descripciones- al P P latino
como un pretérito «y algo más», sin que les bastara con considerarlo como mero indefinido frente al PI 41.
10. Hay algunos factores menos subjetivos que pueden haber
influido en la caracterización del P P como un pretérito «acabado». De
una parte estaría la razonable posibilidad de que se hubiera contemplado
al P P desde el P -desde el que es, sin duda, anterior-, y se hubiera
añadido a su etiqueta de pretérito un rasgo que no le es propio en tal nivel tedporal42. De otro lado, no cabe duda de que, como término no
marcado frente al PI, durante, pudo adquirir un valor negativo de tipo
acabado o similar, al modo en que el aoristo griego, pretérito indefinido, llegó a adquirir frente al pretérito durativo su famoso «valor puntual», según ha hecho ver con meridiana claridad M. S. Ruipérez 43. Fueran como fueran las cosas, y confesando que no veo con claridad cómo
40 Véase RUIPÉREZ,
p. 14, y el texto de Jakobson citado en la página siguiente, sobre
la tendencia, incluso entre investigadores, a ver siempre un valor propio en cada categoría
gramatical.
41 Me excuso de ampliar la relación de ejemplos, a mi entender, no imitandos, de la
nota 25, aunque, por supuesto, sitúo en el mismo plano a cuantos ponen adjetivos o cualquier otra determinación positiva al P P en uso pretérito. Sí admito, naturalmente, que se
le aplique la etiqueta de «indefinido» o cualquier otra sinónima.
42 A este respecto considero acertada la descripción del «pretérito perfecto absoluto»
(indefinido) del español que hace S. GILIGAYA,Curso Superior de Sintaxis Española, Barcelona, 197210, p. 157, en cuanto que su anterioridad se da expresamente como referida al
presente, y se lo califica de «forma absoluta del pasadon. Por ello mismo no sé, en cambio, si estará en lo justo su crítica a la Gramática de la Academia que daba tal tiempo como aspectualmente indefinido (véase p. 149).
43 RUIPÉREZ,
p. 89. Me parece razonable admitir que el valor «complexivo» que suele
atribuirse al P P latino en uso pretérito resulte de ese valor negativo frente al PI «durante»,
aunque también puede ser, simplemente, un efecto de su valor de anterioridad frente al
presente.
PRAETERITVM PERFECTVM
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se integra en el sistema de la lengua la llamativa duplicidad de usos
-pretéritos y no pretéritos- del PP latino 44, insisto en que no me parece razonable enfrentar PP y PI precisamente en base al rasgo que los
igualaba en el tiempo pretérito; lo que equivale a decir que en la etiqueta «praeteritum perfectumn no debemos ver dos rasgos independientes y concomitantes, como en la del «futurum perfectum», sino una especie de hendíadis: en el PP el ser praeteritum es una manera de ser perfectum.
José L. MORALEJOÁLVAREZ
Universidad de Oviedo
44 A este respecto debo confesar que no me considero capaz de diseñar un esquema
del verbo latino clásico en el que el PP no ocupe dos casillas: la de anterior a presente (TR
o aspecto) y la de pretérito (sin más; TA). Ello supone renunciar, en cierto modo, a buscar
para él un valor general y unitario que dé cuenta de todos sus empleos. Por lo demás, si
los sistemas, como la historia demuestra, cambian en el tiempo, forzoso es admitir fases en
las que una determinada forma esté ya actuando como un valor nuevo, sin haber abandonado del todo el antiguo. En esta situación de cambio creo que se hallaba el sistema de
tiempos del latín clásico, y la duplicidad de empleos -pretéritos y no pretéritos- del P P
sería el máximo exponente de la misma.
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