¿Cuánto queda para la guerra nuclear?

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INTERNACIONAL
Análisis | Tensiones armamentísticas en el siglo XXI
¿Cuánto queda para la guerra nuclear?
Los expertos descartan una vuelta a la guerra fría y un
conflicto atómico, pese al pulso estratégico entre Rusia y
EE.UU.
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La nueva amenaza: las armas atómicas en manos de
terroristas
(Rosa Paíno | redacción)
En 1947, en plena guerra fría, un grupo de científicos
nucleares, entre ellos Albert Einstein, decidieron simbolizar
en un reloj la inminencia del peligro de una hecatombe
atómica. Desde entonces, el reloj del juicio final instalado
en la Universidad de Chicago ha acercado y alejado el
minutero de la «medianoche», símbolo del eventual día del
apocalipsis.
Desde la caída de la URSS y del muro de Berlín, son muchos los que creen que el
reloj ha perdido su significado apocalíptico. Pero, en los últimos meses las palabras
guerra fría y enfrentamiento nuclear han vuelto a repetirse ante el tour de force
entre Vladimir Putin y George W. Bush, con las ambiciones nucleares iraníes y
norcoreanas de trasfondo.
Pero, ¿vuelve la guerra fría?, ¿estamos más cerca ahora de un conflicto nuclear?
Según los analistas en seguridad y conflictos, no. Los expertos están de acuerdo en
que no se puede hablar de guerra fría, ya que los parámetros del pasado nada
tienen que ver con los actuales. Pese a todo, las potencias se agarran a la retórica
de aquellos años en el pulso estratégico que las enfrenta dentro del reordenamiento
estratégico del mundo en el nuevo escenario internacional de principios del siglo
XXI.
«Non se poder falar de guerra fría no sentido clásico; detrás das posicións de Putin
non hai unha reorientación ideolóxica nin política, coma nos tempos pasados»,
según Xulio Ríos, director del Instituto Galego de Análise e Documentación
Internacional (Igadi).
«Ó que si estamos asistindo é a un pulso estratéxico moi importante entre Estados
Unidos e Rusia, que pode ter varios picos de tensión nos próximos meses e anos»,
aclara. En esos picos estarían temas como el escudo antimisiles, la independencia
de Kosovo, la penetración de la UE y la OTAN en Europa del Este o el control del
transcaucásico y Asia Central.
En opinión de Ríos, el problema de fondo no son ni los planes nucleares de Corea
del Norte ni los de Irán, ya que considera que sólo son «coartadas de EE.?UU. para
xustificar o escudo antimisiles». «Creo que Rusia ten razón cando di que o
obxectivo real e vixilar e interceptar os misiles intercontinentais. O obxectivo de
EE.?UU. é consolidar o espacio estratéxico e confirmar o seu dominio hexemónico»,
según Ríos. A medida que Rusia vaya recuperando su capacidad ecónomica -y sus
reservas de petróleo ayudarán a ello- «vai a reafirmar o seu espacio estratéxico».
Pero en este período de transición de principios del siglo XXI ha irrumpido con
fuerza otro actor: China. «China e Rusia están evitando a penetración de Estados
Unidos despois do 11-S, e eso entraña unha lección para Washington -explica-.
Canto máis fortes se fagan, máis dificultades terá EE.?UU. para consolidar a su
influencia en espacios vacíos».
Mariano Aguirre, director del área de paz y seguridad del Instituto Fride de Madrid,
tampoco cree que «estemos más cerca de un conflicto sobre armas nucleares».
Coincide con Ríos en que no hay un regreso a la guerra fría, «no se trata de un
enfrentamiento ideológico ni el objetivo es el poder global».
«Es bastante improbable que las armas nucleares lleguen a utilizarse. Este tipo de
armamento son para los Estados un elemento de disuasión, una forma de poder
simbólico, precisamente por el grado altísimo de destrucción que pueden causar»,
dice Aguirre.
«Reacomodamiento»
En opinión del experto de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el
Diálogo Exterior (Fride), «lo que sucede es que hay unas tensiones muy fuertes,
que probablemente van a continuar y que tienen relación con el 'reacomodamiento',
o con las nuevas formas, que está adoptado el sistema internacional debido a
varias cuestiones». Entre ellas estarían por un lado, el descenso de la influencia
política de EE.?UU. y, por otro, el ascenso económico, comercial y político de China
y de la Unión Europea -aunque todavía limitado-.
El pasado enero, los científicos adelantaron las manecillas del reloj del juicio final
dos minutos, quedando en las 23.55 horas, al añadir el cambio climático a la lista
de amenazas de la humanidad.
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