EVALUACIÓN DE SISTEMAS DE LABRANZA DE CONSERVACIÓN

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EVALUACIÓN DE SISTEMAS DE LABRANZA DE CONSERVACIÓN DE SUELOS Y FERTILIZACIÓN EDÁFICA Y FOLIAR EN LA ASOCIACIÓN MAÍZ – FRÉJ OL VOLUBLE Egda. Soledad Estrada 1 Ing. Mario Ramos 2 Ing. Franklin Valverde 3 Dr. Marcelo Calvache 4 I. RESUMEN En las provincias de Pichincha y Chimborazo, se evaluó el efecto de los sistemas de labranza convencional, mínima y cero sobre el asocio maíz­fréjol voluble, así como también la respuesta del cultivo a la fertilización edáfica sola y complementada con foliares siendo en un caso con quelato de zinc y en el otro con un abono foliar completo. Los ensayos en campo se dispusieron bajo el diseño de parcela dividida con 3 repeticiones. Las variables físicas del suelo evaluadas fueron densidad aparente, compactación y humedad, determinándose que por ser el primer año de estudio las diferencias encontradas se debieron a la heterogeneidad espacial propia de los lotes. En cuanto a las variables agronómicas, la emergencia, acame, desarrollo radicular e incidencia de malezas no se vieron afectadas por la labranza ni por la fertilización mientras que la altura de planta, altura de inserción de la mazorca y materia seca del rastrojo sí fueron afectadas por la fertilización encontrándose que el testigo siempre obtuvo menores promedios y que no se presentó diferencia significativa entre los tratamientos fertilizados. En relación al rendimiento, el maíz y el fréjol respondieron favorablemente a la fertilización, pero en cuanto a la labranza mientras que el maíz no tuvo problemas presentando rendimientos similares entre los diferentes sistemas, el fréjol presentó mayor producción a mayor remoción del suelo en Pichincha en condiciones de mayor compactación del suelo, mientras que en Chimborazo no hubo diferencias. El análisis económico le favoreció a la labranza mínima con fertilización edáfica en Chimborazo con una relación B/C de 2.35 y 2.40 en Chimborazo y Pichincha respectivamente. PALABRAS CLAVES: Labranzas de conservación, labranza mínima, labranza cero, erosión, fertilización edáfica, fertilización foliar, abonos foliares, maíz­fréjol voluble, cultivo asociado. II. INTRODUCCIÓN En el Ecuador, la erosión de los suelos es un problema que afecta aproximadamente al 50% de las tierras (12'355500 ha). Más o menos 15% de las tierras degradadas, se encuentran en el callejón interandino y sobre las vertientes que lo bordean. Las pérdidas de suelo por erosión, en tierras netamente agrícolas llegan a 80 Tm de la capa superficial 1 Egresada de la Facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Central del Ecuador. Técnico contratado por PROMSA para la ejecución del Proyecto IQCV­096. 3 Responsable del Departamento de Suelos y Aguas de la Estación Experimental Santa Catalina. 4 Director de tesis y miembro del Grupo de Referencia del Proyecto IQCV­096.
2 2 del suelo, cada año por hectárea de acuerdo a un cálculo de la Fundación Natura (Vogel, 2000). La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación ha identificado ésta situación y ha determinado que una de las principales causas de la degradación de tierras en varias partes de América Latina es la aplicación de técnicas de preparación de tierras y labranza inadecuadas. Este problema está conduciendo a un rápido deterioro físico, químico y biológico de una gran proporción de suelos, fuertes descensos en la productividad y deterioro del ambiente (FAO, 1992). III. MATERIALES Y MÉTODOS La investigación se realizó en dos localidades: la EESC en Pichincha y en el ITSA “Puruhá” en Chimborazo. En la primera se trató de un suelo franco clasificado como Udic Eutrandept y en el segundo de un suelo de textura franco arenosa clasificado como Andic Argiudoll. Se evaluó tres sistemas de labranza de conservación, siendo éstos labranza convencional, labranza mínima y labranza cero con cuatro fertilizaciones: testigo, químico (en base al análisis químico del suelo), químico+quelato de Zn (Kelatex: 9% Zn, 6 kg/ha fraccionado en tres aplicaciones de 2 kg/ha cada una) y químico+foliar completo (Stimufol: 0.03% Zn, 6 kg/ha fraccionado en tres aplicaciones de 2 kg/ha cada una). Su interacción dio un total de 12 tratamientos dispuestos bajo un diseño de parcela dividida con tres repeticiones. La unidad experimental midió 6.40 m de largo por 4 m de ancho y estuvo conformada por cinco surcos distanciados a 0.80 m entre sí (25.60 m 2 ), siendo la parcela neta los tres surcos centrales menos un sitio de siembra a cada extremo de los surcos (10.56 m 2 ). Las variables más importantes que se evaluaron fueron: Humedad.­ determinada al momento de la siembra, a los 60 días, a la floración y a la cosecha de cada especie a dos profundidades (0­15 y 16­30 cm). Densidad aparente.­ se determinó al momento de la instalación del ensayo y a la cosecha, tomándose las muestras de suelo a dos profundidades (0­15 y 16­30 cm). Compactación.­ Fue evaluada a la instalación del ensayo y al momento de la cosecha de maíz, tomándose lecturas entre surcos y entre plantas, a cinco profundidades: 0­10, 11­ 20, 21­30, 31­40 y 41­50 cm en cada parcela neta Emergencia.­ a los 15 días después de la siembra en porcentaje. Altura de planta.­ se evaluó a los 60 días de la siembra y a la floración de cada especie. Altura de inserción de la mazor ca.­ se determinó a la cosecha del maíz. Desar rollo radicular.­ A la floración de cada especie se extrajo las plantas en asocio en un sitio de siembra y se midió la profundidad y diámetro que alcanzaron las raíces. Nodulación radicular del fr éjol.­ A la floración del fréjol se procedió al contaje del número de nódulos y su materia seca. Incidencia de malezas.­ Se evaluó antes de cada una de las dos aplicaciones de herbicida, realizando una evaluación cualitativa con la identificación taxonómica de las especies de malezas presentes en cada uno de los sistemas de labranza y su respectiva
3 cobertura y otra evaluación cuantitativa lanzando al azar un cuadrante de 0.25 m 2 en cada subparcela, para cortar las malezas presentes dentro de él a ras de suelo y determinar su materia seca. Evaluación de la incidencia de plagas y enfer medades.­ Las evaluaciones se realizaron cuando se determinó un daño que ameritaba control, en porcentaje. Acame.­ evaluado a la cosecha del maíz. Rendimiento de grano.­ a la madurez fisiológica de cada una de las especies se determinó su rendimiento al 14% de humedad. Materia seca de r astrojos.­ a la cosecha del maíz, se pesó el rastrojo producido en cada parcela neta con una balanza Análisis económico.­ se calculó los costos de producción y la relación beneficio/costo por cada tratamiento. Se trabajó en lotes en los que había rastrojo de un cereal, que quedó como una capa delgada de mulch en las que se implementó labranza mínima y cero. En éstas parcelas ocho días antes de la siembra se realizó la aplicación del herbicida Glifosato en dosis de 2 l/ha agua. En la labranza convencional se preparó el suelo con yunta usando arado ecuandino y rastra de clavos en Chimborazo, y en Pichincha con tractor. En ambas localidades el surcado fue a mano. En labranza mínima se realizó un rayado superficial con azadón pequeño, mientras que en la labranza cero no se hizo ninguna labor de remoción del suelo. La fertilización edáfica constituyó 40 kg N/ha, 40 kg P2O5/ha, 30 kg K2O/ha y 15 kg S/ha. En la labranza convencional, todo el fertilizante se aplicó a chorro continuo al fondo del surco y se incorporó con rastrillo para luego proceder a la siembra con espeque. En las parcelas de labranza mínima el fertilizante se aplicó a chorro continuo al fondo del pequeño surco, se lo tapó con un poco de tierra y luego se colocó la semilla y en la labranza cero se realizaron hoyos con la ayuda de una pala recta, sólo en el sitio de siembra y se colocó el fertilizante en el fondo del hoyo, se tapó con tierra y a continuación se colocó la semilla. A los 45 dds, se aplicó nitrato de amonio para completar la totalidad de la dosis recomendada de nitrógeno. En la labranza convencional, se lo hizo con el rascadillo, a chorro continuo a 5­10 cm de las plantas y se incorporó con el azadón. En las labranzas mínima y cero se lo aplicó en corona a 5­10 cm de las plantas sin incorporarlo. A los 105 dds se hizo una segunda aplicación sólo en las labranzas de conservación de 30 kg N/ha usando como fuente urea. Los foliares se fraccionaron en partes iguales a los 60 dds, a la floración del fréjol y a la formación de vainas, aplicando 2 kg de producto/ha cada vez a todo el asocio con una bomba de mochila. La densidad de siembra final, fue de tres plantas de maíz y dos de fréjol por sitio con un total de 46 875 plantas de maíz/ha y 31 250 plantas de fréjol/ha distanciadas a 0.80 m entre surcos y 0.80 m entre plantas.
4 El control de malezas se hizo con herbicida preemergente en las tres labranzas, luego en las de conservación se aplicó Paraquat en dosis de 2 l/ha utilizando pantallas. Se complementó con control manual usando hoz para cortar las malezas existentes entre plantas. IV. RESULTADOS Y DISCUSIÓN De acuerdo al análisis de suelo realizado en las dos localidades previa la instalación del ensayo, se determinó que los dos lotes poseían en común al Zn como elemento limitante para el desarrollo de las plantas y especialmente para el maíz y el fréjol, situación muy común en los suelos de la Sierra ecuatoriana, como lo señala el Departamento de Manejo de Suelos y Aguas de la Estación Experimental Santa Catalina del INIAP (1992). Humedad gr avimétr ica (% ) Entre los resultados más importantes se encontró que en Chimborazo, con una capa de mulch más abundante sobre el suelo, las labranzas de conservación alcanzaron niveles mayores de humedad en el suelo en todas las evaluaciones realizadas, mientras que en Pichincha, donde la cubierta vegetal de rastrojos fue escasa, no hubo diferencias entre sistemas de labranza. 25 20 15 10 5 0 Siembr a 60 dds Flor ac. fr éjol Flor ac maíz Cosecha fr éjol Cosecha maíz Épocas de evaluación L. Convenc. L. Mínima L. Cer o Gráfico 1. Humedad registrada durante el ciclo de cultivo de maíz­fréjol voluble en Chimborazo. 2003. Como se observa en el Gráfico 1, a partir de la siembra la humedad del suelo en Chimborazo fue en descenso y más aún en la época de la floración del fréjol, manteniéndose en general casi durante todo el ciclo por debajo de los requerimientos hídricos del cultivo, lo cual influyó negativamente en su crecimiento y rendimiento al no permitirle desarrollar todo su potencial. En Chimborazo, se encontró una tendencia de las labranzas de conservación a retener mayor humedad, esto se explicaría con lo manifestado por Bolaños (1989), quien afirma que la infiltración y captación de agua es generalmente mayor en suelos bajo labranza
5 Humedad gr avimétr ica (% ) cero por el menor encostramiento superficial, por la mejor macroporosidad debido a la estructuración del suelo, fauna y raíces, por la reducción del escurrimiento y por la presencia de un mantillo vegetal que almacena una gran cantidad de agua que se percola lentamente, señalando además que en general, la cantidad de agua almacenada en el perfil de suelo bajo labranza cero es mayor que bajo labranza convencional especialmente en situaciones de sequía. 30 25 20 15 10 5 0 Siembr a 60 dds Flor ac. maíz y fr éjol Cosecha fr éjol Cosecha maíz Época de evaluación L. Convenc. L. Mínima L. Cer o Gráfico 2. Humedad registrada durante el ciclo de cultivo del maíz­fréjol voluble en Pichincha. 2003. Lo mismo puede decirse de la labranza mínima, que conserva la humedad del suelo al no remover el suelo entre las hileras de siembra (Sheng, 1990), sin embargo, los mayores beneficios en la retención de agua del suelo se obtienen por la capa de residuos o mulch acumulados sobre la superficie del suelo y en éste sentido es importante señalar que el cultivo contó con una ligera capa de rastrojo de avena apenas durante los dos primeros meses después de la siembra, hasta que se descompuso totalmente, por lo que aunque se aprecian diferencias pequeñas entre labranzas debidas a la no remoción del suelo, no fue posible apreciar los mayores beneficios reportados por la literatura debido a que por ser el primer año de instalación del ensayo no se contó con una capa de mulch representativa. En el Gráfico 2 se aprecia claramente que en Pichincha la humedad fue adecuada durante el ciclo del cultivo puesto que hubo buena humedad para la siembra y al momento de la floración del maíz y el fréjol, decayendo luego para permitir el secado del grano, por lo que el cultivo contó con suficiente humedad para su crecimiento y para el aprovechamiento del fertilizante adicionado al suelo. En relación a la densidad aparente, los resultados exploratorios a la instalación del ensayo mostraron que a mayor profundidad la densidad aparente también fue ligeramente mayor, y que ésta situación marcó el estado general del sitio experimental antes de que el suelo fuera alterado por los sistemas de labranza y fertilización.
6 La densidad aparente mostró diferencias a favor de la labranza convencional cuando finalizaron los ensayos en las dos localidades, observándose que a mayor remoción, se obtuvo menor densidad aparente. Además, los mejores valores se presentaron en la capa superficial del suelo en los tres sistemas de labranza evaluados, lo que se explicaría por el hecho de que en todos ellos la mayor remoción ocurrió justamente en ésta zona. Sin embargo, éstos resultados no descartan las ventajas de las labranzas de conservación ya que, como manifiesta Bolaños (1989), al año o dos años después de modificar las prácticas de labranza de conservación y manejo, los suelos todavía no han llegado a un nuevo estado de equilibrio y siguen sujetos a cambio. Cuadro 1. Respuesta del asocio maíz­fr éjol voluble a la fertilización edáfica y foliar. 2003. Promedios y Rangos de Significación Chimborazo Pichincha Tratamientos* 65 dds Flor ación 65 dds Flor ación 1. Altura de maíz cm F0
43.7 b 214.1 b 52.2 b 184.1 b F1
57.3 a 235.8 a b 109.6 a 244.7 a F2
57.1 a 248.7 a 106.6 a 245.3 a F3 58.9 a 241.4 a b 100.3 a 240.7 a F0 43.7 b 214.1 b 52.2 b 184.1 b F1, F2, F3 57.8 a 242.0 a 105.5 a 243.6 a 2. Altura de fr éjol cm F0
31.9 b 101.9 b 22.1 b 67.4 b F1
33.4 a b 124.8 a 36.3 a 109.2 a F2
37.2 a b 129.2 a 39.4 a 117.1 a F3 40.1 a 128.7 a 36.8 a 123.8 a F0 31.9 a 101.9 b 22.1 b 67.4 b F1, F2, F3 36.9 a 127.6 a 37.5 a 116.7 a 3. Materia seca de raíces kg/ha F0
372.4 63.2 145.3 b 16.7 b F1
556.2 55.2 407.8 a 38.9 a F2
542.5 58.7 481.8 a 34.7 ab F3 579.1 68.1 369.3 a 33.0 ab F0 372.4 63.2 145.3 b 16.7 b F1, F2, F3 559.3 60.6 419.6 a 35.5 a * F0 = testigo F2 = fert. edáfica + quelato de Zn foliar F1 = fert. Edáfica F3 = fert. edáfica + foliar completo La compactación del suelo demostró ser muy heterogénea en los dos sitios experimentales en las dos épocas de evaluación. En comparación con los valores de compactación registrados en el momento de la instalación de los ensayos, se puede observar que al momento de la cosecha del maíz éstos fueron superiores debido al bajo contenido de humedad del suelo, lo cual es explicado por Quiroga et. al. (1998) diciendo que en varias oportunidades se ha comprobado una relación significativa entre resistencia a la penetración y humedad del suelo, más aún en labranzas de conservación que van
7 ganando una mayor estabilidad estructural puede dar lugar a incrementos en la resistencia a la penetración. Esto es respaldado por Culley citado por Bolaños (1989) que afirma que la revisión de literatura demuestra que los efectos de las labranzas de conservación en los parámetros físicos del suelo son extremadamente variables, aún dentro del mismo sitio de estudio. En cuanto a la emergencia no se presentó diferencia significativa ni para labranzas ni para fertilización, a pesar de que la literatura habla de problemas en éste sentido debido a la disminución en la temperatura por la capa de mulch que cubre el suelo, sin embargo, por ser el primer año de evaluación éste mantillo no era de grandes proporciones por lo que no produjo ningún efecto. Para la altura de planta, se observó que en forma general no existió influencia de la labranza en la altura de las plantas de maíz, puesto que los beneficios reportados por la literatura en cuanto al aumento de materia orgánica y consiguiente mejoramiento de la estructura y retención de humedad del suelo no pudieron observarse en las parcelas de labranza de conservación por la falta de una capa de mulch que demorará algunos años más en obtenerse. En general se observa que el efecto de la fertilización fue positivo para el desarrollo del maíz y del fréjol, sin embargo no se aprecia diferencias debidas a la fertilización foliar. Esto podría explicarse a los 60 dds por el hecho de que hasta ese momento sólo podía observarse el efecto del fertilizante adicionado al suelo ya que la primera aplicación foliar se realizó recién en esa época. Más adelante, aún cuando debieron observarse diferencias a favor de los foliares, esto no ocurrió debido a problemas con su aplicación puesto que para que los elementos puedan ser absorbidos por las hojas. El INPOFOS (1992, 1996) especifica que se requiere de un tiempo que fluctúa de uno a cinco días dependiendo del elemento y específicamente en el caso del Zn de un día, tiempo que no fue posible respetar por la caída de lluvias que favorecieron el lavado del abono foliar de las hojas. La altura de inserción de la mazorca (Cuadro 1) manifestó el mismo comportamiento que la variable altura de planta frente a los sistemas de labranza y así también su respuesta fue similar a la fertilización aplicada puesto que aunque el testigo mantuvo una diferencia notoria con respecto a los tratamientos fertilizados, entre ellos no existió más que diferencias matemáticas. En las variables relacionadas con desarrollo radicular y nodulación, no se encontró diferencias significativas entre sistemas de labranza, debido a que por ser el primer año en que se evalúan los sistemas de labranza de conservación, aún no es posible observar sus efectos que, como lo señalan Barber y Phillips citados por Barreto (1989), serían de incrementos en la densidad de raíces del maíz en la profundidad 0­10 cm del suelo, bajo labranza cero comparado con labranza convencional, indicando que el sistema radicular del maíz profundizaba menos y la raíces tendían a ser más cortas y gruesas en labranza cero, otros autores señalan que hasta registraron que la densidad de las raíces en los primeros 5 cm del suelo era 11 veces mayor en labranza cero que en la convencional.
8 En cuanto a malezas, en Chimborazo las evaluaciones cualitativas determinaron una distribución heterogénea en todo el lote en lo que respecta a especie y cobertura sin embargo cabe señalar que la presencia de malezas disminuyó con los controles y las especies también cambiaron, siendo en principio las malezas anuales las predominantes y luego las gramíneas. En Pichincha, se presentó homogeneidad siendo dos especies las que cubrían el suelo y con amplios espacios vacíos. Luego de los controles en ésta localidad también se presentó una mayor diversificación de las especies aunque la cobertura de las que fueron las principales disminuyó dando paso a nuevas malezas. Cuadro 2. Efecto de la fertilización sobre el rendimiento del asocio y la materia seca del rastrojo. Promedios (kg/ha) y Rangos de Significación Tratamiento Chimborazo Pichincha 1. Rendimiento de maíz F0
2620.6 b 877.4 b F1
4066.3 a 2925.9 a F2
4254.9 a 3058.0 a F3 3974.2 a 2724.2 a F0 2620.6 b 877.4 b F1, F2, F3 4098.5 a 2902.7 a 2. Rendimiento de fréjol F0
577.0 b 322.6 b F1
889.4 a 720.9 a F2
1003.0 a 848.3 a F3 1005.4 a 815.4 a F0 577.0 b 322.6 b F1, F2, F3 965.9 a 794.8 a 3. Materia seca de rastrojos F0
3929.2 b 3446.2 b F1
6437.8 a 5843.0 a F2
8090.1 a 5769.4 a F3 7745.9 a 5314.3 a F0 3929.2 b 3446.2 b F1, F2, F3 7424.6 a 5642.2 a F0 = testigo F2 = fert. edáfica + quelato de Zn foliar F1 = fert. Edáfica F3 = fert. edáfica + foliar completo En la evaluación cuantitativa no se presentaron diferencias entre labranzas y tampoco entre fertilización. Violic, et. al. (1989) afirman que en la mayor parte de los casos, las pérdidas de rendimiento por malezas sobrepasan a aquellas ocasionadas por la combinación de insectos y enfermedades, por lo que cabe señalar que el control con herbicidas que se realizó en las labranzas de conservación fue tan efectivo como el realizado mediante la remoción del suelo durante la preparación de la cama de siembra en la labranza convencional, y que además es más conveniente desde el punto de vista económico porque resulta menos costoso.
9 En cuanto al daño de insectos aunque sí se presentaron diferencias significativas en algunos casos, los resultados obtenidos se deben a que el ataque de insectos fue heterogéneo en el lote dependiendo de los cultivos colindantes y esto favoreció el aparecimiento y diseminación de los mismos en ciertos sectores del ensayo. Los resultados de acame no revelaron diferencias entre sistemas de labranza ni entre fertilizaciones por lo que se comprobó que la labor de aporque no es necesaria realmente y más aún, si se considera que su realización encarece los costos de producción, debería ser eliminada por los beneficios económicos que esto reportaría para el agricultor por el ahorro en mano de obra. En el Cuadro 2 se observa que los resultados para rendimiento de maíz en ambas localidades muestran claramente que las labranzas obtuvieron respuesta semejante y que no por no remover el suelo el cultivo se vio perjudicado en su capacidad productiva. Como se puede observar claramente en el Gráfico 3, en Pichincha, dadas las condiciones de mayor compactación del suelo, se observa que a mayor remoción se obtuvo mayores rendimientos de fréjol, mientras que en Chimborazo con un suelo de textura más arenosa, no se presentaron inconvenientes y los rendimientos obtenidos en los distintos sistemas de labranza fueron semejantes. 1000 900 800 700 600 Rendimiento 500 (k g/ha) 400 a b 300 c 200 100 0 Chimbor azo Pichincha L. Convenc. 809.4 992.2 L. Mínima 947.9 698.3 L. Cer o 848.8 339.7 Localidades Gráfico 3. Promedios y Tukey para rendimiento de fréjol por sistema de labranza en 2 localidades. 2003. Respecto a esto Lafitte (1989) indica que un examen de la literatura revela que los efectos de la labranza mínima varían mucho, pues en algunos ensayos se ha obtenido un mejor rendimiento al reducir el nivel de labranza, mientras que en otros el efecto fue
10 exactamente opuesto. Debido a que en los estudios sobre los métodos de labranza el comportamiento del cultivo depende del suelo y el clima, es mejor centrarse en los principios de crecimiento de la planta y sus interacciones con el medio ambiente. Los Gráficos 4 y 5 muestran los mejores resultados obtenidos por los tratamientos fertilizados en maíz y fréjol, sin embargo, cabe señalar que la fertilización edáfica en general, hubiera podido tener una mejor respuesta del cultivo si las condiciones de humedad del suelo hubieran sido mejores ya que la administración complementaria de N con nitrato de amonio no resultó tan efectiva por cuanto el fertilizante no fue incorporado y por eso se hizo necesaria una segunda aplicación cambiando la fuente utilizada a urea que por tener un mayor contenido de N brindó mejor respuesta. 4500 4000 3500 3000 Rendimiento 2500 (k g/ha) 2000 a a a 1500 1000 a b b 500 0 a a Chimbor azo Pichincha Testigo 2620.6 877.4 F. Edáfica 4066.3 2925.9 F.E. + Quelato de Zn 4254.9 3058.0 F. E. + Foliar completo 3974.2 2724.2 Localidades Gráfico 4. Rangos de significación para rendimiento de maíz según su fertilización. 2003. Lafitte (1989) confirma esto al señalar que en los sistemas de conservación, con el aumento del enraizamiento en las capas superiores, las plantas pueden utilizar de manera eficiente los nutrimentos concentrados en la superficie, no obstante, la absorción depende de que haya un grado adecuado de humedad en el suelo para que se den el flujo masal y la difusión. Si falta el agua en la superficie, el cultivo no puede aprovechar el fertilizante ahí colocado. Los problemas asociados a la fertilización tienen su origen en la no incorporación de los mismos, especialmente del N que es de rápida volatilización, como lo afirma Ferrari (1998) al reportar que en ensayos con siembra directa se obtuvieron rendimientos bajos atribuidos a la técnica de fertilización empleada aplicando urea al voleo después de la siembra, que a decir de él no sería la más adecuada para este sistema, lo cual se ha visto
11 también en otros ensayos planteando la necesidad de buscar otros métodos de abonamiento. No se pudo observar diferencias entre la fertilización edáfica sola y aquellas que fueron complementadas con abonos foliares debido a que se presentaron factores climáticos adversos que no permitieron que el producto administrado por vía foliar permaneciera en contacto sobre las hojas el tiempo requerido, ya que después de las aplicaciones se presentaron lluvias que no permitieron una completa asimilación del producto. El INPOFOS (1992 y 1996) apoya este argumento al señalar que debido a la lentitud con la que penetran los nutrientes por vía foliar, estos pueden ser lavados del follaje por la lluvia, el viento o por la simple acción de la gravedad e incluso advierte que en aplicaciones tempranas, cuando hay poco follaje disponible, se estima que tan sólo del 10 al 30% de la solución aplicada es interceptada por el follaje, el resto cae al suelo. El comportamiento de las labranzas en cuanto al rastrojo (Cuadro 2) es el mismo que con el rendimiento puesto que no se observa diferencias entre ellas, lo cual permite apreciar que la cantidad de residuos producidos permitiría contar con una capa de mulch muy efectiva para continuar con los sistemas de labranza de conservación. 1200.0 1000.0 800.0 Rendimiento 600.0 (k g/ha) a 400.0 a a a a a b 200.0 0.0 b Chimbor azo Pichincha Testigo 577.0 322.6 F. Edáfica 889.4 720.9 F.E. + Quelato de Zn 1003 848.3 1005.4 815.4 F. E. + Foliar completo Localidades Gráfico 5. Rangos de significación para r endimiento de fr éjol según su fertilización. 2003. De acuerdo a los análisis foliares practicados a las muestras de rastrojo se tiene que los tratamientos fertilizados presentan un mayor contenido de macro y micro nutrientes que el testigo y que, en cuanto a las labranzas, la labranza cero es la que presenta los
12 contenidos más altos de nutrientes y que por lo tanto constituye un mejor rastrojo para el suelo. Además, según lo manifestado por la FAO (2000), al incrementar la cobertura del suelo con materiales orgánicos se aumenta el contenido de materia orgánica de los horizontes más superficiales y con ella la retención de agua en el suelo, la estabilidad de los agregados superficiales, la capacidad del suelo para retener nutrientes y se estimula la actividad biológica del suelo. Los resultados del análisis económico (Cuadro 3) muestran que la labranza mínima con fertilización edáfica es la que obtuvo mejor relación B/C en las dos localidades con 2.35 en Chimborazo y 2.40 en Pichincha. Esto se debe a que los costos de preparación del suelo disminuyen sustancialmente en las labranzas de conservación. Baumer (1998) explica este hecho al afirmar que los sistemas de bajo consumo de combustible como la siembra directa, ofrecen mayor estabilidad frente a los aumentos de precio. Además indica que las mayores diferencias en el consumo de energía entre los sistemas de labranza convencional, mínima y cero se encuentran a nivel de la preparación del suelo, siembra y labores culturales, observándose que menos energía es utilizada en el laboreo y más energía es utilizada en fertilizantes. Los factores climáticos adversos fueron los responsables de no observar resultados favorables para los tratamientos fertilizados en Chimborazo, ya que la escasez de lluvias impidió aprovechar el fertilizante aplicado al suelo y más tarde ellas se encargaron de lavar los abonos foliares. Cuadro 3. Relación B/C de los tratamientos en la evaluación de sistemas de labranza de conservación y fertilización en maíz­fréjol voluble. Chimborazo y Pichincha, 2003. Tratamiento Lab. convencional testigo Lab. convencional fert. edáfica Lab. convencional fert. edáfica+quelato de Zn Lab. convencional fert. edáfica+foliar completo Lab. mínima testigo Lab. mínima fert. edáfica Lab. mínima fert. edáfica+quelato de Zn Lab. mínima fert. edáfica+foliar completo Lab. cero testigo Lab. cero fert. edáfica Lab. cero fert. edáfica+quelato de Zn Lab. cero fert. edáfica+foliar completo Relación Beneficio/Costo Chimborazo Pichincha 1.82 1.56 1.96 1.77 1.86 2.35 2.02 1.67 2.08 0.78 2.35 2.40 2.23 1.96 2.33 2.29 1.77 0.67 2.29 1.61 2.31 1.48 2.15 1.71 En Pichincha, con un suelo menos fértil, se observaron los beneficios de la fertilización edáfica y de la fertilización foliar en mayor proporción que en Chimborazo. En relación a
13 la labranza, a pesar de que la convencional resultó rentable en las dos localidades, los tratamientos que la incluyen no son recomendables por la fuerte erosión que provocan. V. CONCLUSIONES - En el primer año de aplicación de las labranzas de conservación no es posible encontrar diferencias marcadas a favor de estos sistemas de labranza, sin embargo se observó su superioridad en cuanto a la mayor retención de humedad en Chimborazo donde la capa de mulch fue adecuada. En cuanto a la densidad aparente y compactación, el comportamiento del suelo es muy heterogéneo, sin embargo, puede afirmarse que a mayor remoción se obtiene menor densidad aparente y a mayor profundidad se encuentra mayor compactación. - Las características agronómicas del cultivo asociado fueron afectadas solamente por la fertilización aplicada y no por el sistema de labranza empleado, a excepción del rendimiento del fréjol que presentó mejor respuesta a la remoción del suelo bajo condiciones de mayor compactación. - El control mecánico de malezas realizado en la labranza convencional fue tan efectivo como el control químico utilizando herbicidas, con la ventaja adicional de que fue menos costoso y que contribuye a la protección del suelo contra la erosión por lo que debería reemplazar al primero. - El aporque es una práctica cultural que debe ser eliminada porque no aporta ningún beneficio al cultivo y encarece los costos de producción. - Los factores climáticos y características de la planta son decisivos en la efectividad de la fertilización foliar, por lo que su aplicación debe ser oportuna y cuidadosa. - En el aspecto económico, la labranza mínima junto con la fertilización edáfica fue el mejor tratamiento en las dos localidades, tanto en condiciones de buena fertilidad del suelo y escasez de lluvias en Chimborazo como de baja fertilidad y compactación del suelo en Pichincha, no sólo por su rentabilidad sino también por las ventajas que proporciona en la conservación del suelo. VI. RECOMENDACIONES - Emplear la labranza mínima en el asocio maíz­fréjol voluble puesto que presentó similar rendimiento que la labranza convencional, fue más rentable y es uno de los sistemas de labranza que permitirá el control de la erosión de los suelos en los que se siembra este cultivo. - Aplicar la fertilización edáfica puesto que presentó buenos rendimientos, es menos costosa que la complementada con fertilizantes foliares y presentó tasas B/C mayores que 2.
14 - Continuar con la investigación sobre sistemas de labranza de conservación en los mismos lotes y también en otras localidades de la Sierra, y con otros cultivos para generar información más amplia ya que ésta es muy escasa en el país y los resultados favorables de las labranzas de conservación se reportan después de varios años de instalación de los ensayos. - Probar nuevas alternativas de fertilización que permitan colocar el fertilizante dentro del suelo para mejorar su eficiencia, especialmente del nitrógeno. VII. BIBLIOGRAFÍA 1. BARRETO, H. 1989. Cambios en las propiedades químicas, patrones de fertilización y encalamiento en suelos bajo labranza cero. XI Seminario Labranza de conservación en maíz. ICA­PROCIANDINO. El Batán­México.pag 43­62 2. BAUMER, C. 1998. Sistemas de labranzas y consumo de energía. Siembra Directa. Editorial Hemisferio Sur. INTA. Buenos Aires ­ Argentina 3. BOLAÑOS, J. 1989. Suelos en relación a la labranza de conservación: aspectos físicos. IX Seminario Labranza de conservación en maíz. ICA­ PROCIANDINO. El Batán­ México. 4. DEPARTAMENTO DE MANEJO DE SUELOS Y AGUAS. 1992. Informe anual. INIAP­EESC. Quito­Ecuador. 5. FAO. 1992. Introducción. Manual de sistemas de labranza para América Latina. Boletín de Suelos de la FAO 66. Roma. 193 pág. 6. FAO. 2000. Manual de prácticas integradas de manejo y conservación de suelos. Boletín de tierras y aguas. 7. FERRARI, M. 1998. La siembra directa y el rendimiento de los cultivos en la pampa húmeda. Siembra Directa. Editorial Hemisferio Sur. INTA. Buenos Aires ­ Argentina. 8. INPOFOS. 1992. Informaciones agronómicas. No. 8. Julio. INPOFOS. A.S. Quito­ Ecuador. 9. ­­­­­­­­. 1996. Informaciones agronómicas. No. 25. Octubre. INPOFOS. A.S. Quito­ Ecuador. 10. LAFITTE, H. 1989. Efectos de la labranza mínima en el crecimiento y rendimiento del maíz. XI Seminario Labranza de conservación en maíz. ICA­ PROCIANDINO. El Batán­México.pag 71­87.
15 11. QUIROGA, A., ORMEÑO, O. y PEINEMANN, N. 1998. Efectos de la siembra directa sobre propiedades físicas de los suelos. Siembra Directa. Editorial Hemisferio Sur. INTA. Buenos Aires ­ Argentina. 12. SHENG, T. 1990. Conservación de suelos para los pequeños agricultores en las zonas tropicales húmedas. Boletín de suelos de la FAO 60. Roma. 13. VIOLIC, A., PALMER, A. y KOCHER, F. 1989. Control de malezas en maíz: experiencias del CIMMYT en la labranza de conservación en el trópico bajo de Veracruz, México. XI Seminario Labranza de conservación en maíz. ICA­PROCIANDINO. El Batán­México. Pág 119. 14. VOGEL, A. 2000. Causas, efectos y formas de erosión de los suelos serranos. Manejo y conservación de suelos: la degradación del suelo y los cambios históricos. CAMAREN. Quito.
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