Penoso había sido el camino hasta Popayan, pe* ro nos faltaba aun

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I
DE CIENCIAS NATURALES.
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Penoso había sido el camino hasta Popayan, pe*
ro nos faltaba aun lo mas arduo, que era el pasar á
Quito por los páramos de Pasto en la estación de lluvias, que ya había principiado. Llámame páramos
en los Andes aquellos sitios en que á 1 7 0 0 ó zoco
toesas de altura cesa toda vegetación, y reyna un frió
tan cruel, que penetra los huesos. Preferimos' aquellas
regiones destempladas para evitar los calores é insalubridad del valle de Patia, donde basta una sola noche para contraer rebeldes calenturas, que eluran tres
ó quatro meses, llamadas comunmente calenturas de
jPatii; por esto pues pasamos por lo mas alto de la
cordillera y por espantosos precipicios desde Popayan
hasta Almaguer, y desde aquí á Pasto, que yace al
píe de un volcan terrible.
En esta población pasamos las fiestas de Navidad,
y sus habitadores nos acogieron con suma bondad y
cordial afecto. N o creo exista en todo el mundo cosa
mas horrible que la entrada y la salida de esta pequeña villa. Vense entre sitios pantanosos espesos bosques casi impenetrables; se descubren barrancos tan
profundos y estrechos, que se parecen á las galerías
de Una mina; y las muías se hunden muchas veces
hasta quedar inútiles. D e aquí el verse los caminos
cubiertos de huesos de caballerías que perecieron, ó
por el rigor del frió, ó por excesivas htigus. Toda la
provincia de Pasto; como igualmente las cercanías de
Guachucal y de Tuqueres es un recinto helado, situado casi mas arriba de la línea donde pueden existir vegetales, y cercado de volcanes y de depósitos
ele azufre, que exhalan sin cesar humo espeso y abundante. Los infelices habitadores de aquellos desiertos
no tienen mas alimento que patatas, y quando les falta este recurso, como en el año anterior, salen á bus-
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