Fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán

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Fiesta de la Dedicación
de la Basílica de San Juan de
Letrán
9 de noviembre
“Él hablaba del templo de su cuerpo”
Invitación a la oración
Hagamos una pausa para un momento de silencio que nos
ayude a entrar más profundamente en la presencia de Dios.
Canto sugerido
“Somos Una Iglesia” (Flor y Canto, tercera edición, no.
724)
Proclamación del Evangelio
Juan 2,13-22
“Sus discípulos se acordaron de lo que estaba escrito:
El celo de tu casa me devora”.
Pasen unos minutos saboreando una palabra,
frase, pregunta o sensación que surja en su interior.
Reflexionen sobre ella en silencio o compartanla en
voz alta.
Las otras lecturas bíblicas del día son:
Ezequiel 47,1-2.8-9.12
Salmo 46,3.4.5-6. 8.11 (5)
1 Corintios 3,9c-11.16-17
Invitación a reflexionar sobre el Evangelio
La palabra “celo” no aparece muy a menudo en nuestra
conversación.
Tal vez sea porque el “celo” se refiere a un grado de
pasión que es inusual –la intensidad de la pasión de Jesús
se demuestra en el incidente descrito en el pasaje del
Oremos
Evangelio según San Juan.
El Evangelio nos dice que cuando Jesús expulsó a
los mercaderes y cambistas del templo sus seguidores
recordaron un versículo en el Salmo 69, pero el autor del
Evangelio no citó el versículo completo: “El celo de tu casa
me devora, y las afrentas con que te afrentan caen sobre
mí” (Salmo 69 [68],10).
El celo que llevó a Jesús a hacer un gesto tan audaz
no fue por el edificio en sí –una elaborada estructura
que había envuelto al segundo templo construido unos
500 años antes de que él naciera. El templo de la época
de Jesús había sido construido por Herodes el Grande
como parte de un plan más amplio para asegurar la fama
duradera del rey. Pero el celo de Jesús era por el templo
como signo de la presencia de Dios entre su pueblo y como
un punto central para la adoración del pueblo de Dios y la
fidelidad a sus mandamientos.
Como ya lo escuchamos en este pasaje del Evangelio,
el celo, lejos de ser apreciado y respetado, sería mal
interpretado, distorsionado, y hasta usado en contra de
Jesús.
La Iglesia nos señala este pasaje en una festividad
dedicada no al Señor o a uno de los santos, como son la
mayoría de las solemnidades y fiestas litúrgicas, sino a la
dedicación en el año 324 d.C. de lo que es ahora la Basílica
de San Juan de Letrán en Roma.
El nombre completo de esta grandiosa estructura, que
ha sido destruida y reconstruida a lo largo de los siglos, es
“Archibasílica del Santísimo Salvador y de los santos Juan
Bautista y Juan Evangelista en Letrán”. Una inscripción
entre las puertas principales la llama “madre y cabeza de
toda las iglesias de la ciudad de Roma y de toda la Tierra’’.
Esos títulos se refieren al hecho de que San Juan de
Letrán, a pesar de que está fuera del Vaticano, es la iglesia
catedral del obispo de Roma –el Papa– y, en ese sentido, la
catedral para todos los católicos del mundo.
Fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán
Es importante no sólo como un sitio histórico, sino
como el prototipo de todas las iglesias donde la gente se
reúne, porque creen que Jesucristo –resucitado de entre
los muertos en el templo de su cuerpo– está realmente
presente entre ellos, como prometió que iba a estarlo;
allí Dios está realmente presente cuando se proclama su
Palabra, y Jesucristo está presente en la carne y la sangre
en el pan y el vino de la Eucaristía.
Es el cumplimiento de la promesa de Jesús “allí estoy
yo en medio de ellos”, lo que nos debe llenar de celo y de
pasión, para nuestro encuentro con el Señor, ya sea en San
Juan de Letrán en Roma o en cualquier iglesia, grande o
humilde, en cualquier parte del mundo.
Invitación a compartir en grupo
1. ¿Qué aspectos de tu iglesia parroquial o de las liturgias
en las que participas te hacen más consciente de la
presencia real de Dios?
2. ¿Cuándo has sentido dudas o dificultades sobre
el carácter sagrado de tu iglesia o de las liturgias
celebradas allí? ¿Cómo has enfrentado esas dudas o
dificultades?
3. ¿Cómo crees que tu participación en los ministerios y en
las liturgias de la Iglesia puede ayudar a otros miembros
de la asamblea a ser más conscientes de la presencia real
de Dios entre ellos?
Invitación a actuar
Decidan hacer algo en concreto (individualmente o en
grupo) que surja de lo que se ha compartido. Esto debe ser
su principal consideración. Al elegir una acción individual,
determina lo que vas a hacer y compártelo con el grupo.
Estas son sugerencias adicionales:
1. Si estás acostumbrado a ir a la iglesia sobre todo durante
las liturgias, planea pasar regularmente un tiempo cerca
del tabernáculo cuando haya pocas distracciones.
Oremos
2. Pregunta si tu parroquia tiene un ministerio que ayuda
a las personas que no tienen transporte a llevarlas a la
iglesia. Si es así, considera cómo puedes ayudar. Si no
hay tal ministerio, considera cómo puedes ayudar a
crearlo.
3. Investiga si tu parroquia tiene un ministerio para cuidar
niños muy pequeños mientras sus padres asisten a misa.
Si es así, considera cómo puedes ayudar. Si no hay tal
ministerio, considera cómo puedes ayudar a crearlo.
Invitación a la oración final
Dale gracias a Dios, en voz alta o en silencio, por ser una
presencia real en tu vida. Alternativamente, reza por tener
fe en que Dios siempre está cerca. Concluye con la siguiente
oración, recitándola en voz alta:
Facilitador: Señor Jesucristo, que prometiste que estarías
presente siempre que nos reunamos en tu
nombre.
Todos: Señor, que siempre estás a nuestro lado,
ayúdanos a tener fe en tu promesa
de que no nos dejarías huérfanos;
danos la perseverancia para trabajar
a pesar de las distracciones,
la fortaleza para dejar a un lado las dudas
y la fidelidad para adorarte
en un mundo que sólo cree lo que ve;
mantennos abiertos a tu presencia
en los sacramentos, en tu Palabra
y en los demás.
Facilitador: Te lo pedimos en tu nombre, tú que vives con
el Padre y el Espíritu Santo en la unidad de la
Trinidad, un solo Dios, por los siglos de los
siglos.
Todos: Amén.
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