El Grillo que quería tener una casita Juana Teresita Costas Los tres vestidos de Fina Había una vez un grillito que quería tener una casita sólo para él. Vivía en un jardín lleno de flores y su lugar preferido era una enredadera que cubría los pies de una estatua. Pero esa era una casa demasiado grande para un grillo tan pequeño. ¡Dónde encontrar una casita para el grillo! Una tarde, antes de que el sol se ocultara, salió de su escondite y descubrió con gran alegría una casita redonda y pequeña. Entonces cantó: Crí, crí, crí, crí ¿Mi casita está aquí? Al escuchar el canto del grillo, una cabeza con dos cuernitos se asomó y contestó: No, señor, no señor, es la casa del caracol. El grillito dio un salto alto, alto y desapareció. Pero fue a caer justito al lado de un nido pequeño y redondo. Entonces cantó: Crí, crí, crí, crí ¿Mi casita está aquí? Al escuchar el canto del grillo, una cabeza con un piquito se asomó y contestó: No, señor, no señor, es la casa del picaflor. El grillito dio un salto alto, alto y desapareció. Pero fue a caer justito sobre una rosa roja. Entonces cantó: Crí, crí, crí, crí ¿Mi casita está aquí? Como nadie le contestó, entró en la rosa roja y se quedó allí cantando: Crí, crí, crí, crí ¿mi casita está aquí? Crí, crí, crí, crí ¿Mi casita está aquí? El grillito estaba tan escondido que el viento creyó que era la rosa que cantaba y llevó la noticia a todos los insectos y aves del jardín. Las mariposas y picaflores se tomaron las alitas y bailaron alrededor de la rosa roja Y así termina el cuento del único grillo cantor que encontró su casa en una flor.