DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Dossier Académico De la Torre de Marfil a la pertinencia ¿La investigación académica en administración pública es útil para la toma de decisiones gubernamental? Un estudio exploratorio del caso mexicano David Arellano Gault [email protected] / @gaultin Jesús F. Hernández Galicia [email protected] / @JesusFHG David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 1 Octubre de 2014 DOI: 10.13140/2.1.1254.9123 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Contenido Resumen Ejecutivo ........................................................................................................ 3 Introducción ............................................................................................................... 7 1. Metodología .......................................................................................................... 12 2. Los hallazgos del estudio ..................................................................................... 17 2.1 Datos demográficos de la muestra autoseleccionada ........................................................................ 17 2.2 Utilidad del conocimiento académico para los hacedores/decisores de políticas públicas .......................................................................................................................................................................................... 21 2.2.1 Utilidad de las investigaciones por disciplina....................................................................................... 26 2.2.2. La labor del académico frente al decisor de políticas públicas ................................................... 32 2.2.3 Conocimiento especializado de políticas públicas del funcionario............................................. 33 3. Impacto del conocimiento académico para los hacedores / decisores de política pública ......................................................................................................... 41 4. Aprendizaje y enseñanza en administración y políticas públicas .................... 56 Comentarios finales ................................................................................................. 62 La forma correcta de citar este documento es: Arellano, D. y Hernández, J. (2014). De la Torre de Marfil a la pertinencia ¿La investigación académica en administración pública es útil para la toma de decisiones gubernamental? Un estudio exploratorio del caso mexicano. México: CIDE, Dossier académico. Núm. 1, 64 pp. [ils.]. DOI: 10.13140/2.1.1254.9123 . 2 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Resumen Ejecutivo1 El objeto inicial del presente estudio fue pensado con la intención de responder a la pregunta de qué esperan los servidores públicos mexicanos de las investigaciones académicas en cuanto a temas de políticas públicas y administración. En consecuencia, este trabajo es sólo una recopilación de información que da cuenta de un ejercicio de encuesta y breve análisis de las estadísticas descriptivas obtenidas a partir de un estudio aplicado a más de dos mil funcionarios de la Administración Pública Federal. Las conjeturas que se pueden extraer hasta ahora del presente informe son sólo eso. No obstante, éste es el inicio de un ejercicio que requiere reproducirse de nuevo para comenzar a definir acciones concretas y mecanismos de calibración precisos, que permitan evaluar la percepción de la brecha existente entre académicos y funcionarios. Los objetivos de este trabajo son, por un lado, tratar de consolidar el impulso de un área de investigación empírica que coloque y destaque la importancia del funcionario como objeto de estudio; y, por otro, tratar de fortalecer los lazos de confianza de los servidores públicos con respecto a los investigadores, esto es, comenzar a generar familiaridad y acostumbrar al funcionario para que responda al académico cuando éste le pregunte acerca de qué hace, cómo lo hace y por qué lo hace. La responsabilidad del distanciamiento presumible entre los investigadores y los practicantes de la administración pública en México no compete exclusivamente a unos u otros. En realidad, como en diversas situaciones de cooperación y colaboración, el distanciamiento es efecto de múltiples causas. Una de estas situaciones es que la producción de 1 Respecto a la labor logística para el envío de la encuesta, es indispensable reconocer y agradecer el apoyo que recibimos de César R. Gutiérrez Tenorio y del Banco de Información para la Investigación Aplicada en Ciencias Sociales (BIIACS) del CIDE. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 3 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. investigaciones académicas es muchas veces ajena a la demanda específica de conocimiento por parte de los practicantes y decisores de política pública. Justamente, luego de más de medio siglo desde el surgimiento de las políticas públicas seguimos enfrentando el desafío de su estudio; es decir, de cómo lograr proveer a los decisores la mejor información disponible para ayudarles a optar por las mejores alternativas, ¿cómo lograr efectivamente decisiones informadas y políticas públicas basadas en evidencia? El presente trabajo constó del envío de una encuesta a servidores públicos de mandos medios y superiores de la Administración Pública Federal que contenía 38 preguntas. Por lo que respecta a la definición de la muestra para el estudio, esta contó con un elemento de autoselección anónima por parte de los participantes. La tasa global de respuesta obtenida fue de sólo 3.33%, una proporción tan baja que no permite sustraer conclusiones ni estimadores extrapolables a toda la población objeto de análisis. Sin embargo, uno de los elementos valiosos de este estudio es que permite establecer una suerte de línea base para una investigación que en el futuro pretende ampliarse para atender las limitaciones dialógicas existentes entre servidores públicos y estudiosos de las políticas públicas. De la muestra autoseleccionada de servidores públicos se obtuvo que el promedio de edad es de 45 años con 8 meses, con un rango que va desde los 23 años hasta los 73. En cuanto al máximo grado de educación de los encuestados, es relevante destacar que el 93.3% posee un grado igual o superior al título universitario. Al indagar acerca de qué tan importante consideran que los funcionarios se actualicen, una opinión general es que efectivamente deben mantenerse al día en temas de administración y de políticas públicas. Empero, cerca de 20 por ciento de los cuestionados señaló que su última lectura vinculada a tales temas 4 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. tenía más de un año de realizada. Tales cifras son interesantes, pues indican que 1 de cada tres funcionarios de la muestra (pese a su opinión) no lee recurrentemente textos para mantenerse actualizado o mejorar su desempeño mediante la consulta de textos especializados. Desde luego, el uso de tales recursos depende del tipo de actividad de cada servidor y, en efecto, demanda elementos escasos como tiempo y esfuerzo para allegarse de tales herramientas. Recursos que, por la misma actividad gubernamental, son muy limitados. También se cuestionó qué tipo de productos académicos son los predilectos para los servidores mexicanos. En general, es notable la preferencia hacia tres tipos de trabajos: los estudios contemporáneos, los análisis de políticas (policy) y, particularmente, los estudios cuantitativos. Por otro lado, una de las preguntas planteadas a los servidores fue acerca de si perciben que exista una brecha, es decir, una división que limite u obstaculice la colaboración entre los académicos y los funcionarios para diseñar mejores políticas públicas. Ante la interrogante, 82 por ciento de los encuestados afirmó que sí existe una brecha relevante entre los dos ámbitos; 11% dijo que no existe; en tanto que la proporción restante dijo desconocer la respuesta apropiada. Del mismo modo, conforme a la opinión de los encuestados, uno de cada dos funcionarios respondientes opinó que las cinco principales causas problemáticas en esta brecha son: que no hay una agenda común entre academia y gobierno; que es necesaria una mayor participación de la academia como asesora del gobierno; que no hay un esfuerzo evidente para incidir en las decisiones desde la academia; que los funcionarios de más alto nivel no miran relevante apoyar sus decisiones desde las propuestas académicas; y, por último, que las investigaciones utilizan un lenguaje muy rebuscado y son complejas de asimilar. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 5 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. En general, con este estudio quedó remarcada la necesidad de derribar las barreras de autismo que actualmente existen entre el sector académico y el de los servidores públicos. Cuestión que todavía no queda zanjada, dado que ello demanda esfuerzo y disposición a la cooperación por parte de ambos ámbitos. Este trabajo es un aporte hacia esa ruta de cambio. Keywords: Academia, administración pública, decisión, encuesta, brecha, servidor público. 6 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Introducción El inevitable desafío que enfrentan los estados para generar políticas públicas que propicien el bienestar de la población –de manera efectiva y eficiente– mediante el uso de recursos escasos es un problema perenne para las sociedades de la última centuria. Pese a que la administración y las políticas públicas, como campos de estudio a veces separados, han tenido por objeto proveer de soluciones y propuestas que ayuden a resolver los mayores problemas la sociedad mediante la mejor asignación y el menor desperdicio de recursos, todavía hoy siguen existiendo diferencias entre las ideas, la teoría, y la realidad práctica. El conflicto librado no es una cuestión estrictamente de tipo platónico, es decir, no es que exista un Topos Uranos y una serie de ideas mal reflejadas en una realidad imperfecta y corruptible. El conflicto, entre mucho otros, es que las ideas producidas por los estudiosos de los problemas públicos y del gobierno no se corresponden con la demanda de un conocimiento específico, con la necesidad de coyuntura o simplemente no son aprovechadas, comunicadas, comprendidas, aceptadas o susceptibles de utilizar por aquellos que tienen en sus manos la facultad de resolver efectivamente tales problemas prácticos. La responsabilidad de esta diferencia o incluso distanciamiento entre los investigadores y los practicantes de la administración pública en México no compete exclusivamente a unos u otros. En realidad, como en diversas situaciones de cooperación y colaboración, el distanciamiento es efecto de múltiples causas. Una de estas situaciones es en todo caso en que la producción de investigaciones académicas es muchas veces ajena a la demanda específica de conocimiento por parte de los practicantes y decisores de política pública. Este aislamiento o separación entre ambos ámbitos podría aceptarse y permitirse sin ambages si no fuera por las implicaciones que conlleva: por un David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 7 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. lado, el financiamiento –con recursos públicos en la mayoría de los casos– de investigaciones que no generan los impactos esperados (o deseables) en la sociedad, que no reducen situaciones de incertidumbre para aprovechar de mejor manera las oportunidades y decisiones que los gobiernos deben enfrentar; y, por el otro, está una cuestión de funcionarios que enfrentan el reto diario de decidir sobre el espacio y los recursos públicos sin poder aprovechar al máximo la evidencia e información disponibles para alcanzar los mayores efectos esperados en las poblaciones focalizadas. Luego de más de medio siglo desde el surgimiento de las políticas públicas bajo la egida de Harold Lasswell seguimos enfrentando el desafío del estudio de las políticas públicas (policy); es decir, de cómo lograr proveer a los decisores la mejor información disponible para ayudarles a optar por las mejores alternativas, ¿cómo lograr efectivamente decisiones informadas y políticas públicas basadas en evidencia? Esta inquietud precisamente fue la que marcó la génesis del presente documento. Para tratar de generar respuestas y acciones, antes es necesario crear las preguntas y el diagnostico apropiados. De ahí que la duda que emergió, inicialmente, fue preguntarnos qué esperan de los académicos y de sus investigaciones los servidores o funcionarios públicos mexicanos2, aquellos decisores que –con fuertes responsabilidades y con recursos siempre limitados– deben analizar, proponer, actuar, decidir e implementar políticas públicas en una realidad compleja, en una arena de lucha que se mantiene en constantes cambios. 2 Antes de avanzar, es indispensable referir que en el presente estudio utilizaremos por convencionalismo el género masculino para referirnos a los servidores públicos, empero, el presente estudio abarcó dentro de la muestra tanto a hombres como mujeres. De manera que en adelante, por simplificación del argumento, al utilizar este género nos referiremos a ambos sexos, salvo cuando se indique explícitamente lo contrario. 8 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. En consecuencia, el objeto inicial del presente estudio fue pensado con tres intenciones: primero, resolver la interrogante planteada respecto a qué esperan los funcionarios de la academia en temas de políticas públicas y administración; segundo, tratar de consolidar el impulso de un área de investigación empírica que coloque y destaque la importancia del funcionario 3 como sujeto de estudio; y, tercero, tratar de fortalecer los lazos de confianza de los funcionarios con respecto a los investigadores, esto es, comenzar a generar familiaridad y confianza en el funcionario para que se sienta cómodo en responder al académico cuando éste le pregunte acerca de qué hace, cómo lo hace y por qué lo hace. En este último sentido, la idea fue propiciar, de manera incipiente, la confianza y el dialogo del servido público con las instituciones académicas mexicanas. Promover una cultura y condiciones de investigación empíricas en el sector público que sean receptivas a los estudios académicos y capaces de remarcar al funcionario como objeto de estudio relevante. En consecuencia, el diseño de la encuesta y su envío a los funcionarios fue un medio relativamente adecuado para fomentar la participación de los servidores públicos a través de generar señales indicativas de que ellos –como sujetos organizacionales– sí importan para la academia y para la sociedad Es preciso señalar que en el presente documento utilizaremos el término “funcionario público” o “funcionario” como sinónimo de servidor público. Esto es simplemente con el objeto de facilitar la lectura. No obstante, mantenemos la claridad de que el término oficial para el objeto de nuestro estudio es servidor público, el cual corresponde “a aquel que, independientemente de su denominación ya sea de funcionario o de servidor civil, está normado por un régimen de función pública bajo una ley específica de derecho público o mediante disposiciones equivalentes, y [que] asumen actividades enmarcadas en los intereses primordiales del Estado. No se trata de todos lo empleados o trabajadores del Estado, sino solamente de aquellos que como funcionarios desempeñan las funciones esenciales que le atañen al Estado” (Guerrero, Omar. 1998. El Funcionario, el Diplomático y el Juez, México. Universidad de Guanajuato-INAP). En cambio, funcionario público es una denominación que sólo compete a la “persona a quien se ha encomendado el ejercicio de una función pública, y […] para esto es indispensable poner en acción medios coercitivos, o lo que es lo mismo, [tener capacidad de] ejercer autoridad” (Tesis jurisprudencial, Quinta Época, Semanario Judicial de la Federación, TOMO XIX, Pág. 1038. Amparo penal en revisión 2682/26. Vizcarra Sánchez José y coagraviado. 7 de diciembre de 1926) (Apud. Gamboa, Claudia y Sandra Valdés. 2007. Responsabilidad de los servidores públicos. Estudio teórico doctrinal, antecedentes, derecho comparado e iniciativas presentadas en el tema en esta LX Legislatura. Cámara de Diputados. 84 pp.). 3 David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 9 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. (dada la labor que desempeñan). Ergo, debe haber confianza y canales robustos de comunicación hacia el exterior, pues de esa manera se genera una dinámica de suma positiva: el funcionario al responder a la academia no sólo provee información e insumos para las investigaciones, también puede señalar qué tipo de preguntas e intereses investigativos tiene en el mediano plazo. El académico, por su parte, tiene la obligación de ser objetivo y producir aquellos estudios y análisis que son necesarios. Este tipo de productos, a su vez, deberían ser la retroalimentación para el servidor público: estudios que indiquen aciertos, debilidades y oportunidades de mejora. Esta interacción cuasi dialéctica es la normativamente deseable, y que el presente estudio trata de promover hacia el futuro en dos sentidos: primero, como motivo de interés académico; y, segundo, como invitación a la acción para promover el cierre de una brecha que limita el potencial de las políticas públicas y las decisiones de gobierno en México. Por último, debe reiterarse que –a pesar de que hubo buena fe por parte de los funcionarios que respondieron la encuesta y que vía correo electrónico manifestaron su interés por conocer los resultados del trabajo–, la solvencia estadística del estudio, el problema de atrición que persiste y la generación de la muestra por autoselección son, todos, factores que impiden el establecimiento de estimadores representativos de los parámetros poblacionales. De manera que la interpretación de las cifras no puede generalizarse o asumirse como algo que identifica a toda la Administración Pública Federal de México. Antes bien, el presente estudio esboza un panorama que requiere atención, análisis y monitoreo en los próximos años con el objetivo de, por un lado, tratar de comprender más el problema de la brecha academia-decisores y, por otro, definir estrategias que mejoren los vínculos dialógicos entre estos dos sectores. Al final, en el mediano y largo plazo, el 10 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. efecto esperado es un avance en los estándares y efectos alcanzados por las políticas públicas. Que sean políticas diseñadas con base en evidencia y en información investigativa que permita retroalimentar al decisor de políticas, al funcionario que es quien enfrenta directamente el problema de gobernar con recursos escasos. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 11 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. 1. Metodología El presente estudio se realizó del 12 de junio y al 08 de agosto de 2014, utilizando una herramienta comercial, un software especializado para el envío, análisis y tratamiento descriptivo de encuestas. El presente trabajo constó del envío de una encuesta a servidores públicos de mandos medios y superiores de la Administración Pública Federal que contenía 38 preguntas, divididas en cinco secciones como se describe a continuación: 1. Introducción (exponía la justificación, el objetivo, los alcances del estudio y una breve referencia del equipo académico que elaboró el estudio); 2. Utilidad del conocimiento académico para los hacedores/decisores de políticas públicas (18 preguntas); 3. Impacto del conocimiento académico para los hacedores/decisores de políticas públicas (8 preguntas); 4. Aprendizaje y enseñanza de la administración y las políticas públicas (4 preguntas); y 5. Datos demográficos de los respondientes4 (8 preguntas). La aplicación de la encuesta consistió en una primera invitación a responder el cuestionario y en un único recordatorio (que se envió 4 semanas después del primer contacto con cada funcionario). Por lo que respecta a la definición de la muestra para el estudio, esta contó con un elemento de autoselección anónima por parte de los participantes, puesto que el cuestionario se envió a la totalidad de correos registrados en el “Portal de Obligaciones de Transparencia” de la Administración Pública Federal (APF). Esta cifra constó de 78,827 direcciones de correos electrónicos en las cuales 4 La idea de integrar este apartado al final –y no al inicio como de costumbre– fue tratar de garantizar la mayor sinceridad en las respuestas de los encuestados. 12 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. están considerados: directores generales, directores de área, subdirectores de área, jefes de departamento y titulares de las unidades de enlace de las dependencias que componen la APF centralizada y paraestatal. La distribución detallada de los funcionarios que recibieron la encuesta se encuentra registrada en la Figura 1. El envío del cuestionario se realizó mediante listas independientes entre cada dependencia, según el mismo registro que tiene el Portal de Obligaciones de Transparencia. Esta decisión respecto a la difusión de la encuesta posibilita que el estudio de los resultados pueda realizarse de manera global (como en el caso de este primer informe), pero también de manera comparativa entre sectores. No obstante, por la naturaleza mediante la cual quedó definida la muestra, no es posible afirmar que los resultados obtenidos sean estrictamente representativos respecto de la frecuencia de respuestas de cada secretaría o dependencia, ni tampoco representativa del escenario global de la APF mexicana. Precisamente, la tasa global de respuesta obtenida fue de sólo 3.33%, una proporción tan baja que no permite sustraer conclusiones ni estimadores extrapolables a toda la población objeto de análisis. Sin embargo, creemos que este es un primer avance acerca de una interrogante relevante para las universidades y los centros de investigación en administración y políticas públicas: ¿qué esperan los tomadores de decisiones gubernamentales de los académicos de la administración y las políticas públicas en México? David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 13 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 1. Tasa de respuesta obtenida Sector Número de funcionarios con correo electrónico SEP SEMARNAT SHCP CONACYT SE SEDESOL SAGARPA SENER IMSS SIN SECTOR* SEGOB SALUD SCT REFORMA AGRARIA/SEDATU SFP ISSSTE SECTUR SRE COFECE PRESIDENCIA STYPS PGR CONS. EJEC. FED SEDENA IFAI TOTALES 6,515 7,441 12,615 1,408 3,494 5,915 2,797 9,226 2,391 3,495 3,271 3,091 3,972 1,544 1,346 3,636 796 904 185 454 1,624 2,004 102 267 334 78,827 Número de correos enviados Encuestas respondidas total o parcialmente al 08 de agosto de 2014 6,439 7,376 12,522 1,389 3,383 3,490 2,725 9,114 2,380 3,364 3,248 2,918 3,890 1,362 1,343 3,180 788 883 183 452 1,593 1,932 102 91 326 74,473 317 289 263 172 168 162 148 139 113 104 96 88 87 72 64 63 42 37 18 18 8 8 5 1 0 2,482 % de respuesta 4.9 3.9 2.1 12.4 5.0 4.6 5.4 1.5 4.7 3.1 3.0 3.0 2.2 5.3 4.8 2.0 5.3 4.2 9.8 4.0 0.5 0.4 4.9 1.1 0.0 *Esta relación de correos guarda tal nomenclartura conforme al Portal de Obligaciones de Transparencia. No obstante, contiene correos del IMPI, COFEMER, PROMÉXICO y PROFECO. Fuente: Elaboración propia. Si bien el resultado de respuestas no permite establecer estimadores estadísticos con un nivel de confianza preciso respecto a los parámetros poblacionales, sí posibilita tener una imagen instantánea (snapshot) de la percepción acerca de la brecha que los funcionarios y decisores tienen respecto de la producción académica mexicana en materia de administración y políticas públicas. Tal aspecto, consideramos, es uno de los elementos más valiosos de este estudio, pues –aunque de modo sesgado– permite establecer una suerte de primer línea base en un estudio que en el futuro pretende ampliarse, diseñar mejores indicadores y elaborar preguntas más precisas que permitan conocer (y tal vez hasta evaluar) las limitaciones dialógicas existentes entre practicantes y estudiosos de las políticas públicas. 14 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. En cuanto al nivel de respuesta, en términos relativos, el CONACYT (12.4%), la COFECE (9.8%) y la SAGARPA (5.4%), respectivamente, son las principales organizaciones cuyos funcionarios individualmente atendieron en mayor proporción el llamado para colaborar en el estudio. En último lugar se encuentran la PGR (0.4%) y la STyPS (0.5%), con las tasas de respuesta más bajas respecto del total de correos registrados5. Ahora bien, en términos absolutos, la mayor tasa de respuesta provino de la SEP (317 encuestas respondidas), SEMARNAT (289) y la SHCP (263). Del mismo modo, los últimos sitios de respuesta son para la SEDENA (1 encuesta respondida), la Consejería Jurídica del Ejecutivo Federal (5), la STyPS (8) y la PGR (8). El presente escrito sólo pretende tratar las cifras descriptivas del escenario global capturado a través de la encuesta. El dar cuenta de una explicación detallada respecto a la brecha dialógica y cognitiva entre académicos y practicantes de las políticas públicas es materia de un trabajo posterior; cuando el ejercicio esté mejor desarrollado y con posibilidad de realizar un análisis de corte longitudinal para comparar año con año las respuestas obtenidas (cuestión que, precisamente, es nuestra intención). Cabe referir que no logró obtenerse ninguna respuesta por parte de los funcionarios y decisores que laboran en el IFAI (aquí la tasa de respuesta fue de 0.0 %). Esta situación probablemente se debió a los filtros institucionales que impidieron la recepción exitosa de la encuesta a través de la plataforma de surveymonkey.com. 5 David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 15 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. 16 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. 2. Los hallazgos del estudio El presente análisis de la estadística descriptiva tratará de seguir arquitectónicamente los estancos o módulos específicos mediante los cuales quedó estructurado el cuestionario enviado a los funcionarios mexicanos. Únicamente el orden cambiará con el apartado correspondiente a los datos demográficos. Éste será el primero en analizarse dado que provee elementos básicos que permiten comprender y establecer algunas conjeturas básicas acerca de las respuestas de los otros componentes de la encuesta. 2.1 Datos demográficos de la muestra autoseleccionada De la muestra autoseleccionada de servidores públicos que respondió al menos una pregunta de la encuesta (2,482), sólo 974 (39.2 %) respondieron a la pregunta edad6. De estos datos, es posible señalar que el promedio de edad es de 45 años con 8 meses (la moda es de 45). El rango de edad es de 50 años con un mínimo de 23 (aproximadamente la edad a la que se han concluido los estudios universitarios) y un máximo de 73 años. La desviación estándar de la edad es de 11 años, de tal manera que aproximadamente el 68% de los respondientes tiene entre 34 y 56 años de edad. Ahora bien, la Figura 2 muestra que la distribución de la edad no es estrictamente normal y tiene un ligero sesgo hacia la derecha, esto es, conforme a los percentiles, aproximadamente el 25% de los encuestados que sí respondieron a la pregunta tiene entre 55 y 73 años de edad. Por lo que respecta al género, sólo 39.3 por ciento de los respondientes atendió a esta pregunta. De estos, 658 fueron hombres y sólo 319 fueron mujeres. Aunque la proporción de hombres duplica a la de mujeres, no es 6 La reducción en la tasa de respondientes se debió a un problema de atrición. Muchos de los funcionarios encuestados iniciaron el proceso de responder el cuestionario, empero, una proporción importante de ellos no llegaron al final o, simplemente, decidieron deliberadamente omitir su respuesta en algunos reactivos. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 17 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. posible extraer una conclusión de género dada la composición de la muestra (autoselección) y el sesgo por atrición de los encuestados. Figura 2. Distribución de la edad. Fuente: Elaboración propia mediante el uso de SPSS. De la posición jerárquica que ocupan los funcionarios/decisores que atendieron la encuesta, es posible referir una prevalencia de la base piramidal de la estructura jerárquica administrativa. Este sesgo puede atribuirse a que no hay una igual proporción de cargos de bajo y alto nivel (esto es, suele haber más plazas de jefaturas y subdirecciones que directores de área o directores generales/adjuntos), o a las múltiples tareas de responsabilidad que indispusieron a muchos funcionarios como potenciales respondientes del cuestionario. Los encuestados que efectivamente colaboraron con esta pregunta fueron 978. La proporción jerárquica de los encuestados queda detalla en la Figura 3. 18 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 3. Rango ocupado en el gobierno mexicano (%). Fuente: Elaboración propia. De estos funcionarios, 34.7% señaló que tiene como principal responsabilidad actividades de “administración, responsabilidad y gerencia”; 22.8% aseveró que realiza “análisis de información y escenarios”; 8.2% se dedica casi completamente a la “elaboración de programas y políticas”; 7.4% a la implementación de políticas; y 14.4% tiene como principal tarea una actividad diferente a las categorías referidas7. En consecuencia, es factible aseverar que aproximadamente un 78% de los encuestados que respondieron esta pregunta es un decisor que colabora en tareas del proceso de definición y hechura de políticas públicas. Ahora bien, de los funcionarios encuestados en la muestra, 33.8 por ciento señaló ser un miembro certificado del Servicio 7 Algunas de las categorías definidas en este apartado como “otros” son: funciones de investigación, asesoría en temas especializados; tareas de supervisión; elaboración de contratos y convenios; funciones jurídicas y de litigios; elaboración de dictámenes e informes; seguimiento y evaluación de programas, entre otros. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 19 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Profesional de Carrera; en tanto 49.4% (1 de cada dos) negó tal membresía; y un preocupante 4.1% indicó que no sabe cuál es su situación con respecto al Servicio Profesional de Carrera. En cuanto al máximo grado de educación de los encuestados, es relevante destacar que el 93.3% posee un grado igual o superior al título universitario (37.4% tienen maestría o posgrado, y 9% cuenta con doctorado o posdoctorado); en tanto que 5.8 por ciento tiene sólo secundaria, bachillerato o estudios universitarios no concluidos. Estas cifras, sin duda, son relevantes puesto que indican la importancia de contar con un grado profesional de estudios para laborar en la Administración Pública Federal. Desde luego, existen algunos outlayers que requerirán una explicación caso por caso, empero, éste no es el objeto del presente documento. Ahora bien, de los que poseen estudios universitarios, es notable la preponderancia de las disciplinas con un enfoque cuantitativo, pues 30.7 por ciento de los respondientes tiene como formación primaria la economía, las finanzas, actuaría o alguna ingeniería (vid. Figura 4). No obstante, también existen quienes han estudiado carreras menos afines a la función pública, como psicología o historia. 20 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 4. Formación profesional primaria. Fuente: Elaboración propia. 2.2 Utilidad del conocimiento académico para los hacedores/decisores de políticas públicas Una parte importante del estudio tiene por objetivo conocer cuál es la percepción que los funcionarios tienen de los estudios y productos académicos en materia de administración y políticas públicas en México. Para ello, el interés se centra en tratar de conocer cómo los funcionarios utilizan determinados conocimientos; qué tipo de disciplinas les parecen más útiles; y cuál es su conocimiento específico respecto a teoría, modelos y literatura precisa de políticas públicas y administración que sirven de sustento en el momento de atender o proveer soluciones a problemas del sector público. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 21 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 5. Recurrencia a la academia para sustento de decisiones. Fuente: Elaboración propia. Al indagar acerca de qué tan importante consideran que los funcionarios se actualicen, una opinión general es que efectivamente deben mantenerse al día, preparados para tomar mejores decisiones o elegir entre varias alternativas de manera más informada. Precisamente, 98.9% de los consultados señaló que está “de acuerdo” y “muy de acuerdo” en que deben mantenerse al día en temas de administración pública. En tanto, 98.3 por ciento refirió la misma postura para el caso de “investigaciones de políticas públicas”. Esta opinión de los funcionarios denota una alta predilección y reconocimiento acerca de cómo el conocimiento puede proveer elementos sólidos para generar mejores decisiones. Empero, esta opinión entra en una ligera discordancia cuando se cuestiona acerca qué tan común o frecuente es que el funcionariado recurra a 22 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. “consultar teorías, ideas o argumentos académicos/universitarios para sostener una decisión o ayudarse a resolver problemas” (Figura 5). A este respecto, 1 de cada 4 de los cuestionados respondió que ello es “frecuente” o “muy frecuente”, mientras que 2 de cada tres señalaron que es “muy poco frecuente”. En tanto, 5.8% señaló que sólo recurre a elementos académicos en casos difíciles o extraordinarios, esto es, casi como último recurso. Ahora, pese a la preponderancia de la baja frecuencia de consulta, es evidente la importancia de recurrir a la academia por argumentos; pues este aspecto revela la importancia del debate y la justificación de las decisiones de gobierno en condiciones de tipo democrático. Figura 6. Consumo de productos académicos Fuente: Elaboración propia. Con el objeto de profundizar más en el proceso a través del cual los funcionarios se allegan de información y conocimientos actuales, se les preguntó (dadas sus funciones) hace cuánto tiempo atrás habían leído un libro David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 23 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. o artículo académico vinculado a las políticas públicas o la administración. En este caso, 61% indicó que no tenía más de un mes de haber leído algún texto especializado (Figura 6). La proporción restante señaló que su última lectura académica había sido hacía más de seis meses (cabe destacar que cerca de 20 por ciento de los cuestionados señaló que su última lectura tenía más de un año). Tales cifras son interesantes, pues indican que 1 de cada tres funcionarios autoseleccionados en la muestra (pese a su opinión) no lee recurrentemente textos para mantenerse actualizado o mejorar su desempeño mediante la consulta de textos especializados. Desde luego, el uso de tales recursos depende del tipo de actividad de cada funcionario y, en efecto, demanda elementos escasos como tiempo y trabajo específicos para allegarse de tales herramientas. Recursos que, por la misma actividad gubernamental, son muy limitados. En este sentido, esto puede ser un atisbo de la discordancia entre opinión y acto en cuanto a la actualización académica especializada por parte de los servidores públicos. Con objeto de profundizar más acerca de cuáles son las los medios de consumo de información más recurrentes para los funcionarios respondientes, se les presentó una lista de nueve tipos de documentos para que indicaran cuáles son las principales fuentes de datos en su labor cotidiana para el gobierno de México. Al respecto, nueve de cada diez interrogados señalaron que los libros académicos (93.8%), las revistas académicas (90.1%) y los reportes de organizaciones no gubernamentales (87.3%) son “Muy” o “Algo” útiles. La misma opinión acumulada, en orden de relevancia, es para los reportes del gobierno mexicano (84.6%); periódicos (79.8 %); sitios de noticias e información web (75.8%); televisión o radio (71.8%); y, por último, encuestadoras de opinión (67.5%) e impresos comerciales de divulgación (67.2%). Este resultado es casi inesperado, puesto que la fuerte carga de 24 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. trabajo de los funcionarios, el esfuerzo cognitivo y el consumo de tiempo que demanda la revisión de libros y revistas especializadas –así como el costo de adquirirlos– llevaría a suponer que estos son de escasa consulta o consumo (Figura 7), mientras que los reportes de gobierno, los medios masivos de comunicación y los reportes de las encuestadoras podrían ser un fuerte insumo de datos e información para la toma de decisiones. Los resultados de la encuesta contradicen la intuición. Sin duda, hay un tema a discernir respecto a porqué el volumen de consulta de textos especializados es alto, pero su tasa de lectura es baja. Figura 7. Fuentes regulares de información y datos para labores de gobierno. Fuente: Elaboración propia. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 25 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. 2.2.1 Utilidad de las investigaciones por disciplina Una de las preguntas más interesantes respecto a la percepción de utilidad de las ciencias sociales y las ciencias exactas para los funcionarios consistió en tratar de averiguar qué tan útil consideran la producción de algunas disciplinas; si proveen herramientas útiles según sus expectativas y si los productos académicos provenientes de ellas son ventajosos para los escenarios adversos que confrontan. Ante tal cuestionamiento, los trabajos de administración, políticas públicas, economía, derecho y estudios organizacionales, en orden de relevancia, son los que más conocimiento, utilidad y vínculo tienen para las actividades del sector público. Tal escenario no sorprende puesto que la relación interdisciplinar es estrecha con los ámbitos de gobierno, diseño de políticas y toma de decisiones. Por el contrario, las investigaciones y productos académicos que menos elementos aportan a las actividades del funcionariado son: la psicología, la historia y, en último lugar, la antropología (Figura 8). 26 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 8. Percepción de utilidad de las investigaciones producidas por disciplina. Fuente: Elaboración propia. Cómo es de suponer, en asuntos del sector público, la administración y las políticas públicas son capitales proveedoras de elementos para la toma de decisiones y la definición de acciones en escenarios específicos. Para profundizar a este respecto, los sujetos de la muestra autoseleccionada David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 27 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. (29.8%) indicaron que algunas veces a la semana e incluso diario llegan a utilizar los argumentos e hipótesis académicas provenientes de la administración o las políticas públicas (Figura 9). En cambio, en el otro extremo casi uno de cada diez (11.9%) indicó que nunca lo hace, mientras el resto de los respondientes dijo que recurre a ellos desde “algunas veces al mes” hasta “algunas veces al año”. En cuanto al uso de evidencia y datos producidos por estas dos disciplinas, la variación porcentual no tiene alta variabilidad, dado que 21.4% indicaron que algunas veces a la semana e incluso diario llegan a utilizarlos. En tanto, 10.1% nunca lo hace y el resto recurre a ellos de manera esporádica. Figura 9. Relación de argumentos y evidencia académicos con la función pública. 28 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Fuente: Elaboración propia. Por lo que respecta a la relación de tales hipótesis o argumentos con el trabajo que cada funcionario desempeñan para México, las principales respuestas fueron (Figura 10): 2 de cada tres (62%) afirmaron que sólo les sirve como insumo intelectual para comprender problemas complejos o tomar de decisiones; en tanto que 15.5% refirió que tales insumos le sirven para justificar las decisiones ya tomadas, es decir, el elemento académico más que servir como auxilio ex ante a la decisión, es algo que posibilita darle legitimidad y solidez argumentativa ex post. La misma pregunta referida al caso de los datos y evidencias de la administración y las políticas públicas arroja unos datos ligeramente distintos: 52.7 por ciento afirmaron que sólo les sirve como insumo intelectual para comprender problemas complejos o tomar de decisiones; en tanto que 21.5% refirió que tales insumos le sirven para justificar o legitimar las decisiones ya tomadas. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 29 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 10. Frecuencia de uso de los argumentos y evidencia académicos en la función pública. Fuente: Elaboración propia. 30 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. En este sentido, también se cuestionó qué tipo de productos académicos son los predilectos para los funcionarios/decisores mexicanos. En general, es notable la preferencia hacia tres tipos de trabajos: los estudios contemporáneos, los análisis de políticas y, particularmente, los estudios cuantitativos. Este último puede ser un sesgo debido a la formación predominantemente cuantitativa de los respondientes (vid. supra Figura 4). No obstante, también puede deberse a las cualidades de validez externa que suelen presumir este tipo de trabajos. Empero, los “estudios de políticas (policy)” suelen ser trabajos más bien de caso, con sólo validez interna y que utilizan métodos mixtos de análisis. Entre los trabajos con menor grado de preferencia están los históricos, los de operaciones y los que proponen modelos de análisis estrictamente formales (Figura 11). Figura 11. Percepción de utilidad de los productos académicos. Fuente: Elaboración propia. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 31 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. 2.2.2. La labor del académico frente al decisor de políticas públicas Un asunto que suele ser de constante tensión es acerca de cuál debe ser la función del académico de la administración pública o del investigador de políticas públicas frente al practicante y el decisor. Esta tensión suele deberse a que el primero suele depender fuertemente de la información disponible para elaborar propuestas y modelos ex post a problemas de la realidad; en tanto que el segundo, el practicante/decisor suele ser un actor que confronta problemas complejos que requieren casi inmediata solución y de la que no es posible tener datos certeros o elementos suficientes que vislumbren una decisión racional óptima. Precisamente, a la pregunta “¿cómo deben los académicos de la administración y las políticas públicas contribuir al proceso de políticas?”, dos de cada cinco funcionarios encuestados respondieron que la labor del académico debe ser únicamente como participante formal; es decir, como un actor contratado ex profeso para colaborar en el proceso de políticas públicas. El 25% dijo que sólo debe ser un creador de nuevo conocimiento e información, esto es, debe mantenerse al margen de la parte práctica; en cambio, 23 por ciento señaló que su principal trabajo como académico debe ser educar, o sea, entrenar a los actuales y futuros decisores y hacedores de política pública. El resto de los interrogados, una minoría de 12%, señaló que el investigador debe ser un asesor informal o que no participa en el proceso de toma de decisión. A este respecto, es evidente la tensión o la suposición de que práctica y proceso intelectual no deben mantenerse estrechamente vinculados ni sostener un diálogo permanente, puesto que casi la mitad de los interrogados respondió que el académico debe cumplir una función distanciada o diferente de la que realiza el funcionario en el proceso de las políticas públicas (Figura 12). 32 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 12. Contribución del académico al proceso de políticas. Fuente: Elaboración propia. 2.2.3 Conocimiento especializado de políticas públicas del funcionario Un aspecto del estudio fue tratar de entrever la amplitud del conocimiento de la literatura e investigaciones que tienen los funcionarios en temas relacionados con las políticas y la administración pública. Para ello, fueron diseñadas algunas preguntas que cuestionaban respecto al conocimiento de autores y conceptos altamente difundidos en la literatura de las áreas de interés. La idea de estas preguntas no era cuestionar propiamente el conocimiento formal de cada respondiente; sino entrever, por un lado, las nociones o conocimiento somero respecto a términos muy precisos; y, por otro, la percepción de utilidad de los conceptos y su probable utilización en las actividades regulares dentro del ámbito gubernamental. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 33 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Al indagar sobre tales conceptos, un hallazgo interesante fue que más del 70% de los interrogados conocía o había escuchado previamente 6 de los siete conceptos referidos y que la literatura suele vincular a la vertiente de Nueva Gestión Pública (por cierto, un marco conceptual bastante difundido en el sector público mexicano desde hace casi tres lustros). Justamente, el único concepto ajeno a tal marco teórico (elección racional) es el que tuvo menor reconocimiento (1 de cada dos afirmaron familiaridad) por parte de los burócratas consultados, no obstante, la proporción de quienes lo reconocieron siguió siendo elevada (vid. Figura 13). Figura 13. Familiaridad con conceptos. Fuente: Elaboración propia. Ahora bien, respecto al conocimiento o acercamiento a los referidos conceptos. Es importante tratar de, indirectamente, conocer mediante qué canales los respondientes –que afirmaron conocerlos– aprendieron tales elementos de la literatura especializada. En este caso, la lectura directa de textos especializados y las referencias que en ellos mismos se hace respecto a 34 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. otros textos, autores y argumentos son la principal manera de acercamiento para los funcionarios que indicaron su familiaridad con los siete conceptos citados (Figura 14). Figura 14. Acercamiento al conocimiento de administración y políticas públicas. Fuente: Elaboración propia. La tercer vía para acercarse a los estudios especializados o mediante los cuáles hubo acceso a los conceptos cuestionados son, según los encuestados, los procesos de enseñanza tradicionales, en los cuales un profesor o instructor refirió los conceptos (ya mediante una conferencia, curso o taller especializado). La cuarta ruta identificada es la charla y contacto con colegas del mismo espacio laboral, lo cual denota lo indispensable del uso de términos técnicos que faciliten la existencia de un lenguaje común entre los David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 35 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. departamentos y compañeros de trabajo que colaboran en las dependencias federales. Figura 15. Utilidad de los conceptos para el sector público. Gobernanza de proximidad Nuevo institucionalismo económico Elección racional No es útil en absoluto No muy útil Gobernanza Algo útil Gobierno electrónico Muy útil Gestión por resultados Gerencia o gestión pública 0 200 400 600 800 1000 Fuente: Elaboración propia. A los funcionarios que específicamente afirmaron conocer o tener una noción de cada concepto se les cuestionó por cada uno de los mismos. Particularmente acerca de si tales términos (y su implicación) influyen o han influido en las actividades laborales que desempeñan como decisores para el gobierno de México. En todos los casos, más del 90 por ciento de los respondientes indicó que los conceptos referidos le son “muy” o “algo” útiles. Desde luego, los conceptos de mayor difusión entre los funcionarios fueron: “gerencia o gestión pública”, “gestión por resultados”, “gobierno electrónico”, y “gobernanza”. Con un objeto semejante, se preguntó a los respondientes acerca del conocimiento o noción que tenían respecto a una serie de autores cuyos trabajos tienen una fuerte influencia o han sido hitos en el estudio de la administración y las políticas públicas. Para ello se les presentó una lista de 18 escritores clásicos, de los cuales la mayoría de los funcionarios dijo 36 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. desconocerlos o no estar familiarizados con su trabajo (Figura 16). El más conocido de los escritores referidos fue Joseph Stiglitz, probablemente porque fue ganador del Premio Nobel de Economía en el año 2000. El segundo autor más reconocido fue Harold Lasswell, estudioso a quien se le atribuye la paternidad de las políticas públicas como un ámbito de estudio necesario para la mejora del y en el proceso de toma de decisiones. Figura 16. Familiaridad con autores especializados. Fuente: Elaboración propia. Por lo que respecta a la utilidad y aportación de los autores a las actividades cotidianas de los decisores y funcionarios; de aquellos que indicaron efectivamente conocer a los autores y sus propuestas, una alta David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 37 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. mayoría (en general superior a 83 por ciento) señaló que le han sido “muy útiles” o “Algo útiles” tales ideas y propuestas teóricas en sus actividades para el sector público. Desde luego, en este reconocimiento práctico los autores mejor posicionados son los más conocidos por los respondientes: Stiglitz, Lasswell y Simon (de mayor a menor relevancia respectivamente) (Figura 17). Figura 17. Percepción de utilidad de los autores especializados y afines a la administración y las políticas públicas. Fuente: Elaboración propia. Por lo que respecta a la manera a través de la cual los funcionarios aprendieron o se familiarizaron con los autores mencionados y su obra, 38 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. nuevamente la evidencia proporcionada por los respondientes señala que la lectura directa de los trabajos de cada escritor o la referencia indirecta a ellos en otros textos especializados (libros, revistas, artículos, entre otros) son las dos principales rutas a través de las cuales se acercaron a la producción académica clásica de tipo internacional. Ahora bien, a este respecto, es importante señalar que los autores más reconocidos por los encuestados son escritores cuya obra se encuentra traducida al español; en tanto que los menos examinados sólo se pueden leer en inglés hasta ahora. En este caso, la barrera del lenguaje puede ser una limitante importante para el consumo de tales productos académicos, empero, no fue posible medir el impacto preciso de esta variable a través del presente estudio. Como en el caso de los conceptos (arriba referido), la transmisión a través de un curso con un docente especializado y la charla con colaboradores profesionales en el campo de trabajo son las vías de aprendizaje o familiaridad menos comunes para el caso de quienes refirieron conocer a cada autor. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 39 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 18. Acercamiento a autores especializados y afines a la administración y las políticas públicas. Fuente: Elaboración propia. 40 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 41 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. 3. Impacto del conocimiento académico para los hacedores / decisores de política pública El interés del estudio es conocer la percepción que los funcionarios tienen respecto a la producción académica contemporánea y en qué medida estas investigaciones proveen de elementos, teorías, modelos e información adecuada para mejorar el proceso de toma de decisiones y diseño de políticas públicas. Por ello, una de las preguntas planteadas a los funcionarios fue acerca de si perciben que exista una brecha, es decir, una división que limite/impida u obstaculice la colaboración entre los académicos y los funcionarios para diseñar mejores políticas públicas. De los encuestados autoseleccionados de la muestra, 82 por ciento afirmó que si existe una brecha relevante entre los dos ámbitos; 11% dijo que no existe; en tanto la proporción restante dijo desconocer la respuesta apropiada (Figura 19). Los resultados arrojados con esta pregunta son bastante interesantes si se comparan con la utilidad y uso que los funcionarios hacen de los autores y términos teóricos en las tareas del proceso de administrar y gobernar, puesto que se reconoce la importancia de los insumos desde la academia; empero, se afirma que hay impedimentos que limitan un dialogo constante entre la práctica y el proceso de producción cognitiva. 42 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 19. Percepción de la brecha entre academia y decisores de política pública. Fuente: Elaboración propia. Al interrogar a los servidores públicos respecto a qué tan útiles y actuales consideran que son las investigaciones académicas de la administración y las políticas públicas, es perceptible un cierto grado de confusión; ya que pese a que se considera que existe una brecha entre académicos y funcionarios, sólo 7.8% afirmó que las investigaciones académicas son “no muy” o “nada” útiles y actuales. En cambio, nueve de cada diez indicó que sí son útiles y actuales. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 43 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 20. Actualidad de las investigaciones académicas Fuente: Elaboración propia. Por lo que respecta a la brecha entre funcionarios y académicos, pese a que las investigaciones mexicanas son consideradas como útiles y actuales, los respondientes refirieron que los elementos que impiden un diálogo y una colaboración más estrecha para proveer de argumentos, teorías e información efectiva desde los centros de estudio/universidades hacia el gobierno son un tema de origen multi-causal. Para tratar de agrupar la opinión de los encuestados se establecieron 15 sentencias –como opciones a elegir (Figura 21)– que suelen ser recurrentes para justificar la inviabilidad de la relación entre la academia y la práctica que ejercen los decisores de políticas públicas 8. Conforme a la opinión de los encuestados, uno de cada dos opina que las cinco 8 Cabe indicar que los encuestados podían elegir el número de opciones que consideraran necesario, el objetivo era tratar de abarcar la mayor cantidad de argumentos esgrimidos como causantes de la brecha entre academia y decisores de políticas (policy), de manera que no es posible establecer una relación de cifras relativas sin que la realidad de las respuestas quede sesgada a la interpretación. De ahí que sólo registramos la frecuencias de respuesta en términos absolutos. 44 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. principales causas problemáticas son: que no hay una agenda común entre academia y gobierno; que es necesaria mayor participación de la academia como asesora del gobierno; que no hay un esfuerzo evidente para incidir en las decisiones desde la academia; que los funcionarios de más alto nivel no miran relevante apoyar sus decisiones desde las propuestas académicas; y, por último, que las investigaciones utilizan un lenguaje muy rebuscado y son complejas. Con base en la frecuencia de las respuestas más provistas, en el trasfondo es perceptible una tendencia a la no coordinación ni comunicación entre el sector académico y el funcionariado. Sin duda, los objetivos entre ambos sectores son diferentes, pero la materia que es sagital en el trabajo de ambos sectores es la misma: los asuntos y las políticas públicas. En este caso, la brecha entre ambos podría atenderse mediante esfuerzos de colaboración más estrechos como consejos de asesoría y vías de comunicación formal permanentes. La cuestión relevante es el riesgo de tornar al conocimiento académico en un conocimiento de tipo ancilar, esto es, que quede sujeto y dependiente del aparato público y de los decisores de políticas. El otro extremo es que la academia se yerga completamente como una suerte de “torre de marfil” que produce trabajos que son sumamente complejos para digerir o facilitar la toma de decisiones de los consumidores responsables de atender asuntos sobre la res publica. Otras sentencias relevantes respecto a este brecha, según los funcionarios encuestados, son las explicaciones parciales o la validez interna de los casos que analiza la academia, pues en muchas situaciones no es posible replicar o extrapolar tales ejercicios o casos de estudio en contextos diferentes. En este sentido, la cuestión también podría ser una percepción sesgada de la tarea que debe tener la academia, puesto que su labor es investigar conforme a un método riguroso David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 45 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. más que dedicarse a generar conocimientos replicables o factibles de implementar inmediatamente al modo de la actividad que realiza un consultor. Además, la tarea del investigador demanda certidumbre, método, análisis rigurosos e información. Todos, elementos difíciles de sincronizar con la rapidez y contingencia mediante la cual se toman las decisiones en el sector público, en donde siempre los recursos son escasos y las limitaciones de información o de tiempo para su procesamiento son evidentes. 46 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 21. Impedimentos a la colaboración academia-función pública. Fuente: Elaboración propia. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 47 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Pese a las aseveraciones seleccionadas, los respondientes reconocieron (94.8 %) que si se da un mayor dialogo e interacción entre los funcionarios y los académicos podrían alcanzarse mejores resultados en las políticas públicas para México. En cambio, uno de cada 50 encuestados (5.2 %) dijo no opinar ello o no saber si podría haber mejores resultados en las políticas y los procesos de toma de decisión (Figura 22). Figura 22. Efecto probable de mayor interacción entre academia-decisores y funcionarios. Fuente: Elaboración propia. Una vez que se le cuestionó a los funcionarios acerca de cuáles consideran que son los elementos que propician la brecha entre la academia y los decisores de políticas, también se les interrogó sobre cuáles consideraban que podrían ser los mecanismos para generar una dinámica de mayor intercambio y colaboración entre la academia y los decisores. De diez sentencias que se les proporcionaron para seleccionar aquellas que asumieran como causas, las tres de mayor frecuencia fueron: primero, que los académicos 48 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. deben importar menos paradigmas y teorías de otros contextos que son difíciles de implementar y replicar para México; segundo, deben crearse grupos de trabajo entre universidades/centros de investigación con funcionarios para resolver problemas específicos9; y, tercero, los servidores públicos deben tener más apertura a la crítica que proviene desde la academia (Figura 23). La frecuencia de estas respuestas, sin duda, responde a una necesidad de que las propuestas provenientes desde la academia se correspondan con lo que es factible de realizar en materia de políticas públicas y administración; la generación de espacios y mecanismos de colaboración y diálogo para atender problemas y políticas específicas (este tipo de sinergia suele ocurrir en temas que demandan un conocimiento técnico altamente especializado), pero la propuesta está más orientada a que tales encuentros ocurran también para políticas públicas de tipo social, pues –de fondo– la cuestión es mejorar las decisiones y maximizar el uso y asignación de los recursos. Del mismo modo, queda remarcado nuevamente que deben derribarse las barreras de autismo entre el sector académico y el de los practicantes, una cuestión que todavía no queda zanjada, dado que ello demanda disposición a la cooperación por parte de ambos ámbitos. Asimismo, algunos funcionarios también formularon de manera abierta otras acciones para atender la brecha percibida. Por la diversidad de las aseveraciones, las agrupamos bajo las siguientes nomenclaturas: I. Recursos de capacitación y formación 1. Realizar talleres y seminarios de manera conjunta, con practicantes y académicos en un proceso dialógico. 2. Apertura de centros de investigación y universidades para la 9 Esta propuesta está altamente vinculada a la cuarta sentencia más frecuente, “[G]enerar un medio para que los funcionarios públicos esclarezcan qué tipo de conocimiento demandan”. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 49 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. creación de programas (curriculares y extracurriculares) con modalidades que permitan “la convivencia permanente” con servidores públicos de diferentes perfiles10. 3. Capacitación de los funcionarios designados antes de que tomen posesión de cargos de alto nivel. 4. Que los académicos influyan en los estudiantes (futuros profesionales) para generar enfoques con una visión más pragmática. 5. Organizar conferencias periódicamente –en las sedes de las distintas oficinas de la administración pública–, con objeto de informar los resultados de las investigaciones académicas recientes y que ambas partes, académicos y servidores, obtengan una retroalimentación a modo de seminario. II. Acciones de difusión del trabajo académico entre los servidores públicos 1. Crear una revista dedicada a divulgar los avances en investigaciones en un formato sencillo y apto para los funcionarios públicos. 2. Difundir las investigaciones realizadas por los académicos en las dependencias públicas federales, e. g., elaborar un boletín periódico que refiera los temas investigados de acuerdo a los intereses de cada dependencia o sector. 10 Las referencias entrecomilladas son cita exacta de lo referido por los funcionarios que se autoseleccionaron en la muestra. 50 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 23. Cómo hacer más provechosa la relación academia y decisores de política pública en México. Fuente: Elaboración propia. III. Aspectos de conducta e incentivos Por parte de los académicos: 1. Ajustar el Sistema Nacional de Investigadores para que favorezca la vinculación entre academia y decisores de políticas públicas. 2. “Que los académicos se bajen de su "olimpo" normativo y se informen mejor de cómo se maneja la administración pública”[sic]. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 51 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. 3. El financiamiento público de la investigación científica en México debe enfocarse a favorecer la solución de problemas eminentemente prácticos. 4. Requieren ser más “sensibles ante la operación -a veces desordenada- de la administración pública” [sic]. 5. “Legitimar su presencia y necesaria participación, a través de proponer soluciones prácticas a problemas muy reales y cotidianos de la Administración Pública” [sic]. 6. En su mayoría, los investigadores tienen prioridad en objetivos referentes a sus ingresos económicos más que en mejorar las prácticas del gobierno. De manera que “casi todos los investigadores están ligados o son afines a partidos políticos” que suelen incidir o sesgar sus estudios [sic]. Por parte de los funcionarios: 1. Mayor “voluntad de los servidores públicos, los cuales están en un área de confort” desde la cual no están obligados a recurrir a la academia para adquirir soluciones. 2. Obligar a que los altos funcionarios estén capacitados al tomar un cargo relevante. 3. La carga de trabajo cotidiana de un funcionario público no le posibilita que se mantenga actualizado, de manera que deben diseñarse mecanismos que permitan tal acción. 4. El problema no son los académicos, sino las malas prácticas de los servidores públicos de alto nivel que no ostentan un cargo por méritos, sino por “compadrazgo”. IV. Mecanismos de coordinación 1. Designar a profesionales aptos y no elegir a funcionarios sin 52 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. conocimiento del sector a cargo; “en general se designan [funcionarios] sólo por pertenecer a un gremio de partido político [sic]”. 2. Generar la inmersión de los académicos en las oficinas de gobierno por períodos cortos, ello con el objeto de que comprendan –de primera mano– cómo se plantean los problemas los funcionarios públicos y, también, observar cómo los resuelven. Posteriormente, será necesario generar espacios para intercambiar opiniones y propiciar nuevos modelos de acción y reflexión académica11. 3. Crear una suerte de “incubadoras de políticas” [sic] (tal vez lo más adecuado para el fraseo de esta propuesta es la idea de “laboratorio de políticas”) en las universidades públicas. 4. Realizar convenios de intercambio entre ambos sectores: que los académicos provean capacitación y asesoría en el sector público; en tanto los funcionarios les aportan, a su vez, “experiencias, ejemplos de acciones concretas, procesos, hipótesis, diseños y dilemas de los procesos de implementación” como insumo de próximas investigaciones [sic]. 5. Creación de think tanks por parte “del CIDE, COLMEX, UNAM, etc.” [sic]. 6. Conformar grupos de certificación de políticas públicas, como un proceso previo a la implantación de programas. El objeto sería garantizar su adecuado diseño y coherencia lógica antes de la etapa de implementación. 11 Otra propuesta semejante fue: “Los proyectos de investigación podrían generarse desde los espacios de la política pública, en forma de estancia. Es decir, que las instituciones puedan ser receptoras de estudiosos mediante programas de estancias apoyados o remunerados a través de conacyt y otra instancia similar (sic)”. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 53 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. 7. Apertura de estancias de investigación “en organismos públicos y dependencias paraestatales” para académicos interesados en temas específicos [sic]. 8. La academia debería opinar de manera vinculante acerca de la viabilidad de los programas y de las políticas públicas antes de su sanción. 9. Promover la creación de un Consejo Consultivo –“con académicos de primer nivel”– cercano al gabinete presidencial y de “consulta obligatoria para la toma de decisiones importantes para el país” [sic]. 10. Debería instituirse que “en los grupos de trabajo para cada proyecto debiera participar un elemento académico” [sic]. 11. “Que la colaboración de entre academia y gobierno no sólo sea para la solución, sino también para la definición correcta del problema público [a atender]” [sic]. 12. Crear una figura [una suerte de dealer] entre académicos y decisores de políticas públicas que sirva a modo de mediador, esto es, que sea los suficientemente hábil para “eliminar la sospecha y desconfianza mutua que existe entre el académico y el funcionario publico”; puesto que “se requiere entender perfectamente los problemas prioritarios del país y comunicarlos para lograr investigaciones que rindan frutos” [sic]. 13. Que el gobierno federal nombre un enlace académico por cada unidad administrativa; y que la academia, a su vez, “forme comités estatales de vinculación con el gobierno y se realice un encuentro anual” para definir agendas de colaboración [sic]. 14. Generar convenios “de intercambio en actividades para que los 54 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. funcionarios sepan del rigor de la academia y los académicos conozcan de primera mano los tiempos y las maneras de trabajar en la administración pública” [sic]. Desde luego, todos estas recomendaciones, planteamientos y sugerencias son materia fértil para una revisión detallada futura que posibilite la supresión de barreras que inhiben la colaboración entre ambos sectores. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 55 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. 4. Aprendizaje y enseñanza en administración y políticas públicas Con el mismo interés de comprender la relación entre academia y funcionarios públicos, un módulo del cuestionario indagó en referencia al historial educativo de los encuestados. En particular, se les preguntó en dónde consideran que adquirieron las destrezas intelectuales más importantes que utilizan en su función como servidores del gobierno federal mexicano. Al respecto (Figura 24), el 46.3% indicó que las adquirió directamente de la experiencia laboral; 34.6% de la educación superior formal; 9% de la investigación y la lectura independientes; y sólo uno de cada cincuenta encuestados señaló que las obtuvo a través de prácticas profesionales o del contacto con un mentor. Por último, 4.7 por ciento refirió que las adquirió de otro modo. En la especificación de esta última cifra, una importante cantidad de servidores públicos refirieron que tales destrezas las adquirieron de la combinación de dos o más de las opciones referidas (en este caso, el reactivo de la encuesta se diseñó para que cada respuesta fuera excluyente dado que queríamos conocer la principal fuente de destrezas). Particularmente, fue notable la referencia reiterada de la combinación de la educación formal junto con la experiencia directa en el ámbito laboral. Algunas otras opciones que favorecieron el desarrollo de tales destrezas cognitivas fueron, según los respondientes, diplomados y especialidades en administración pública junto con labores de investigación académica. 56 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 24. Adquisición de habilidades. Fuente: Elaboración propia. Del mismo modo, para conocer la relevancia del factor formativo que proporciona la educación superior formal, se preguntó la opinión de los encuestados respecto a qué tipo de universidad consideraban que era la mejor fuente de la producción académica en administración y políticas públicas, y también el tipo de institución que formaba a los mejores elementos disponibles para ingresar al sector público. En este reactivo, la opinión favorable hacia los centros académicos públicos triplicó (65.4% opina que tienen a los mejores egresados y 59.4% la mejor producción académica) la de aquellos provenientes de instituciones privadas (16.3% opinó que tienen a los mejores egresados y 21.5% refirió que cuentan con la mejor producción académica), tanto en la percepción de la calidad de las investigaciones generadas como en el sentir respecto a la preparación de sus egresados (Figura 25). Sólo uno de cada cinco de los encuestados, en ambos reactivos, señaló desconocer o carecer de información suficiente para emitir un juicio. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 57 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Ahora bien, dadas las características de esta pregunta, es probable que en la respuesta se haya generado un sesgo a partir (y a favor) de la propia formación de los respondientes, puesto que dada la edad promedio (45 años) y la preponderancia de escuelas de estudios superiores públicas frente a la oferta de educación privada que existe en México (creciente sólo en los últimos lustros). Por lo tanto, es de suponer que la opinión favorezca a los centros formativos públicos si el respondiente es un egresado de este tipo de instituciones. De cualquier modo, este elemento es un rubro temático que requerirá una reflexión futura más detallada. Figura 25. Opinión de la producción académica y formación de egresados por tipo de universidad. Fuente: Elaboración propia. Con el interés de detallar las opiniones emergidas de la pregunta previa, se cuestionó de manera más precisa a los funcionarios acerca de cuáles, en su opinión, eran las universidades o centros de investigación que “producen las investigaciones más relevantes en el campo de la administración y las políticas 58 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. públicas” y las que “entrenan a los mejores candidatos para trabajar en el sector público mexicano”. Para delimitar el pool de opciones se optó por referir la lista de las mejores universidades mexicanas según el QS Latin American University Rankings 2014, inventario al que adicionalmente se agregó el CIDE, el COLMEX y las opciones de “Otra (Nacional)” y “Otra (Extranjera)” para los casos en que la opinión de los encuestados se decantara por alguna institución no listada12. Cabe referir que en esta pregunta no se limitó el número de opciones a elegir, de modo que se dejó abierta la posibilidad de que cada respondiente señalara su opinión favorable a la cantidad centros y universidades que deseara o considerara necesario (es por ello que los resultados son mostrados en términos absolutos). La respuesta de estas interrogantes manifiestan una cierta consistencia entre sí (Figura 26). En todos los casos, se reconoció una superioridad de la calidad de las investigaciones académicas versus la calidad de los egresados. Acaso la excepción más notable fue el IPN, institución en la cual se reconoció superior el entrenamiento y formación de sus egresados frente a la calidad de la investigación que sus académicos producen. Por el contrario, el CIDE, el COLMEX y la UAM son casos en donde es más notable la asimetría relativa de opinión que existe entre la calidad de las investigaciones que producen sus académicos frente a la calidad de formación alcanzada por sus egresados. La causa de esta percepción, sin duda, es una arista de análisis interesante que requerirá una reflexión posterior para proponer hipótesis tentativas al respecto. De momento, vale afirmar un potencial sesgo a favor del CIDE como institución académica que elaboró el presente estudio y probablemente ello 12 La lista del ranking de universidades se puede consultar en el siguiente enlace: http://www.topuniversities.com/university-rankings/latin-american-university-rankings/2014 . David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 59 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. decantó positivamente la opinión de los respondientes del gobierno federal a emitir un juicio como el que refleja la Figura 26. 60 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Figura 26. Percepción de las mejores universidades (investigación y formación educativa) en administración y políticas públicas. David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 61 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. Comentarios finales El presente documento es sólo una recopilación de información que da cuenta de un ejercicio de encuesta y breve análisis de las estadísticas descriptivas obtenidas. Las conjeturas que se pueden extraer hasta ahora son sólo eso. No obstante, éste es el inicio de un ejercicio que requiere reproducirse de nuevo – más adelante– para comenzar a definir acciones concretas y mecanismos de calibración precisos que permitan evaluar la percepción de la brecha entre académicos y funcionarios. Los resultados obtenidos en la encuesta no son representativos dada la muestra reducida y autoseleccionada. Para poder asumir que los estimadores tienen un intervalo de confianza preciso era necesaria una muestra mayor, seleccionada aleatoriamente o de manera que fuera representativa y sin sesgo alguno. Además, el fenómeno de atrición persistente lleva a reconocer que la solvencia estadística de los estimadores del documento es baja e inexacta para tratar de obtener conclusiones respecto de los parámetros reales del funcionariado federal mexicano. La tasa de respuesta fue muy limitada. Sin embargo, el interés de una proporción de los encuestados es destacable, dado que agradecían el considerar sus opiniones y también manifestaban su deseo por, más adelante, conocer los resultados estadísticos de la encuesta. Desde luego, hubo otras contestaciones que en tono un tanto osco cuestionaban el estudio o simplemente manifestaban su descontento con las preguntas de la encuesta o con la academia como tal. De cualquier manera, todo esto es parte de ese acercamiento necesario entre el frente académico y el de los practicantes/decisores de políticas públicas. No obstante las limitaciones enfrentadas, puede afirmarse que se cumplió el objetivo de obtener un primer panorama descriptivo y que, 62 De la Torre de Marfil a la pertinencia DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. relativamente, dé cuenta de la percepción de la brecha existente entre los académicos y los funcionarios públicos en cuanto a la producción y consumo de conocimientos de la administración y las políticas públicas en México. Hallazgos interesantes del estudio, sin duda, son la alta disposición a acercarse a las investigaciones académicas por parte de los servidores públicos federales; empero, las limitantes constantes suelen ser el poco tiempo disponible para actualizarse, la complejidad del lenguaje en las investigaciones más actuales; la falta de un vínculo comunicativo que difunda la producción académica entre las dependencias interesadas y con los actores relevantes; y, en algunos otros casos, el escepticismo del funcionario ante las limitaciones de estudios con únicamente validez interna. Todos estos elementos marcan los retos a atender en el futuro, tanto por la academia como por los funcionarios. Asimismo, con este estudio se logró fomentar, en cierto modo, la confianza de los funcionarios hacia los cuestionamientos con objetivos investigativos, esto es, propiciar su disposición a responder preguntas provenientes de la academia y prepararles a ser objeto de estudio constante. Ahora, la labor que resta es concretar el ciclo comunicativo de la encuesta a los servidores y a los académicos, es decir, difundir este primer resultado y manifestarles que existen interlocutores en la academia con el deseo de iniciar un dialogo estrecho que vincule el trabajo de los dos frentes hoy separados. En el mediano plazo, el interés está en definir un diagnóstico del panorama que trate de avanzar en acciones concretas que reduzcan la brecha dialógica y también supriman el comportamiento autista que ha predominado entre ambos ámbitos. El reto de reducir la brecha todavía es complejo, pero puede facilitarlo la creciente confianza y colaboración entre académicos y funcionarios. En cierto modo, coordinar una acción cooperativa debería ser posible dado que el David Arellano Gault - Jesús F. Hernández Galicia 63 DIVISIÓN DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA CIDE A.C. objetivo de fondo en ambos frentes es propiciar el crecimiento del bienestar general de México y el de sus habitantes. Mediante este dossier tratamos de avanzar un paso más en el cierre de tal fisura cognitiva. 64 De la Torre de Marfil a la pertinencia