Danos un corazón

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ORACIÓN POR LAS VOCACIONES EN LA IGLESIA
«Paz a esta casa» Lc 10,5
1. Canto: Danos un corazón
Danos un corazón grande para amar. Danos un corazón
fuerte para luchar.
Hombres nuevos creadores de la historia, constructores de
la nueva humanidad. Hombres nuevos que viven la existencia
como riesgo de un largo caminar.
Danos un corazón grande para amar. Danos un corazón
fuerte para luchar.
2. Monición de entrada
3. Oración
Iré detrás de ti,
si tú vienes a mi
buscando horizontes
más amplios para volar.
Iré a enseñar a todos
que tú eres libertad,
que sólo en ti se encuentra
el manantial,
la felicidad,
la verdadera paz.
Iré siempre en tu nombre
despojado de mis cosas,
buscando en la noche,
sediento de tu amor.
Iré a decirles a todos
que tú eres alegría,
la eterna oferta
de un amor total.
Iré a buscar camino
detrás de cada lucha,
donde los hombres sufren
su llanto y soledad.
Iré si tú me llamas
a ser siempre tu amigo
sin importarme nada,
pues tú eres mi caminar.
Iré diciendo a todos,
iré contando siempre,
iré entre los hombres
gritando la verdad
4. Evangelio
 Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 1-9
En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los
mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía:
—«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues,
al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en
camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos.
No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os
detengáis a saludar a nadie por el camino.
Cuando entréis en una casa, decid primero:
"Paz a esta casa". Y si allí hay gente de paz,
descansará sobre ellos vuestra paz; si no,
volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed
de lo que tengan, porque el obrero merece su
salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y
os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos
que haya, y decid:
"Está cerca de vosotros el reino de Dios."
LECTURA ORANTE DE LA PALABRA DE DIOS
1. Lectura de la Palabra
2. Meditación
3. Oración
4. Contemplación
5. Pistas para la reflexión
• El anuncio de la llegada del Reino es urgente, por ello no
hay que “detenerse a saludar a nadie”, no hay que distraer-
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se. Como cristianos tenemos una misión irrenunciable e ineludible.
«¿Qué significa no llevéis bolsa? No seáis sabios para vosotros solos. Recibe el Espíritu. En ti debe haber una fuente,
nunca un depósito; de donde se pueda dar algo, no donde
se acumule. Dígase lo mismo de la alforja». San Agustín
Sermón 101, 6.
Caminar descalzos nos recuerda el mandato del Señor a
Moisés: Descálzate porque esta es tierra sagrada. Todo es
terreno y mies del Señor donde cada uno somos enviados,
desde lo que somos y tenemos. La pregunta es si nos sentimos en verdad enviados a la mies.
Anunciar el evangelio es anunciar la Paz. Para ser artífice
de la paz tienes que, en primer lugar, estar en paz contigo.
«Sea la paz nuestra amada y amiga; sea nuestro corazón el
lecho casto para yacer con ella; sea su compañía un descanso confiado y una unión sin amarguras; sea dulce su abrazo
e inseparable la amistad. Es más difícil alabar la paz que
poseerla». San Agustín, Sermón 357, 1.
«Tened la paz hermanos si queréis atraer a los demás hacia
ella, sed los primeros en poseerla y retenerla. Arda en vosotros lo que poseéis para encender a los demás. Quienes
aman la paz quieren que otros la posean con ellos, y se entregan en la tarea de aumentar los posesores para que aumente la posesión». San Agustín Sermón 357, 3.
«¡Que gran bien es amar la paz! Es decir, el poseerla.
¿Quién no quiere que aumente lo que ama? Ama la paz en
el mismo lugar en que te encuentras y tendrás, y tendrás lo
que amas. Es algo propio del corazón y no la comunicas con
tus amigos como les das el pan. En efecto, si quieres repartirles el pan, cuantos más son aquéllos a quienes se les da,
tanto más disminuye lo que se reparte. Pero la paz es semejante a aquel pan que se multiplica en las manos de los
discípulos del Señor cuando ellos lo partían y repartían».
San Agustín, Sermón 357, 2.
«Danos, Señor, aquella Paz extraña que brota en plena lucha como una flor de fuego; que rompe en plena noche
como un canto escondido; que llega en plena muerte como
el beso esperado. Danos la Paz de los que andan siempre,
desnudos de ventajas, vestidos por el viento de una espe-
ranza núbil. Aquella Paz del pobre que ya ha vencido el
miedo. Aquella Paz del libre que se aferra a la vida. La Paz
que se comparte en igualdad fraternal como el agua y la
Hostia». Pedro Casaldáliga.
Evangelizar significa para la Iglesia llevar la Buena Noticia a
todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar
desde dentro y renovar la misma humanidad. El centro de esta
misión no es la Iglesia, como estructura histórica, sino el Reino de
Dios. La Iglesia es necesaria, pero como servidora del Reino, para
el cambio del mundo. De ahí la necesidad del diálogo interreligioso como camino de todos hacia el Reino, es decir como desafío
a la conversión más profunda al Dios único, a la que el Espíritu
llama a todos los pueblos.
Por eso, la misión es evangelización mutua. No se trata del
proselitismo típico de los grupos que quieren acumular poder. En
ese sentido no buscamos que se conviertan “ellos” a “nosotros”,
sino que “todos” nos convirtamos al Misterio que a todos nos desborda. Por lo tanto, el agente principal de esta misión es el propio
Espíritu de Dios que anima el corazón de todas las personas y nos
invita a estar abiertas a la escucha de la verdad que se susurra a
través de la cultura y la lengua de cada una.
6. Oración por las vocaciones
Señor Dios nuestro, haz que el clamor de tu voz llegue a muchos,
que se levanten y vivan unidos en ti. Prepara sus corazones con tu palabra, de modo que se dispongan a evangelizar a los pobres y a cuidar
de tu mies abundante. Concédenos vocaciones a la vida agustino recoleta: sacerdotes, religiosos y laicos comprometidos. Te lo pedimos por
intercesión de la Virgen María, Madre de la Consolación y de nuestro
padre san Agustín. Amén.
7. Canto final
Paz en la tierra, paz en las alturas, que el gozo eterno reine en nuestro corazón. (Bis)
Parroquia Santa Rita, Madrid
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