El legado

Anuncio
El legado
Personajes:
Concha: una chica perdida
“El Bobo” – el ascensorista → Leopoldo
La Razón perdida del ascensorista
Una Oportunidad perdida
Otra Oportunidad perdida
(Solamente la mitad del escenario está iluminada. Se ve un ascensor.)
Puerta
CONCHA:
(Entra en la escena y se acerca al ascensor. En la puerta de ése hay un cartel con
letras de color muy llamativo por ejemplo verde. Saca las gafas de su bolso para leerlo
mientras sin que ella lo note se le cae un sobre de color rosa. Se pone las gafas y lee en
voz alta.) Para llamar el ascensor aprieta el botón rojo. Para entrar abre la puerta –
después de que haya llegado. Luego tienes que contarme lo que te ha pasado hoy si
quieres que te lleve a tu destino. “El Bobo” – el ascensorista. (Llama el ascensor.)
Ascensor1 (Luego relee el anuncio susurrando de modo que el público solamente oye que
está hablando pero no puede entender el contenido.)¿El ascensorista se llama “El Bobo”?
(Llega el ascensor, entra.)
ASCENSORISTA: (mecánicamente, en un tono monótono) Buenos días. ¿A qué piso desea ir?
CONCHA:
Al noveno.
ASCENSORISTA: Bueno, en teoría sólo hay ocho pisos.
CONCHA:
Pero yo necesito ir al noveno. Es cuestión de vida o muerte, tiene que entenderlo,
eso es algo que…
ASCENSORISTA: (Sin esperar que acabe aprieta el botón.) Ascensor2 Y ahora tu historia.
CONCHA:
Muchas gracias. Bien, pues ese día para mí es muy extraordinario. Hace bastante
tiempo ya que me siento muy sola, perdida incluso. Quiero decir que sé que no tengo a
nadie. Mis padres no me contestan las cartas, mi novio se fue con otra y todos mis amigos
se han olvidado de mí completamente.
ASCENSORISTA: (Mientras CONCHA habla él no parece muy enterado, emite sonidos de chapoteo,
de chasqueo, le sale saliva por la boca, canta, silba, habla a susurros y además en una
postura y con movimientos de loco.)
CONCHA:
(De vez en cuando echa un vistazo para contemplar si el ascensorista está bien
pero no para de hablar.) Y esta mañana me he levantado con ganas de vivir. Había algo
que me motivaba. Una voz interior me condujo hasta aquí. Estoy segura de no haberme
equivocado, me siento segura de mí misma y feliz a la vez. Contenta con la vida.
ASCENSORISTA: (en voz seca) Hemos llegado. Hasta luego. Que tenga un buen día.
CONCHA:
¡Hasta luego! (Sale. Ahora se ilumina la otra mitad de la escena. Hay varios
objetos sueltos en la escena entre ellas el sobre de color rosa. También vemos varios
charcos de color oscuro de algún líquido pegajoso.) ¡Hola! ¿Hay alguien por aquí? (Da
pasos entre los objetos observándolos hasta que encuentra el sobre.) ¡Dios mío! (Lo coge
y lo abre para ver si lo que tiene que estar de veras está dentro.) ¡Si esto es mío! (Abre su
bolso para controlar si no lo tiene.) ¿Dónde lo habré perdido? (Lo mete en su bolso con
mucho cuidado.)
LA RAZÓN:
(Entra. Tiene un libro grueso en la mano.) Hola, ¿qué tal?
CONCHA:
(asustada) ¡Ho…hola! ¡Que susto me has dado!
LA RAZÓN:
Perdona, lo he hecho sin querer.
CONCHA:
Y…y ¿quién eres? ¿Dónde estamos?
LA RAZÓN:
(Da unos pasos a la izquierda y a la derecha, pensativo.) Pues, ése es un lugar
bastante interesante, por decirlo así. La verdad es que no tiene nombre. Es un sitio donde
se reúne todo lo perdido: objetos, personas, el sentido de la vida, esfuerzos, palabras y
muchas cosas más. (silencio) Seguro que te has dado cuenta de que el ascensorista es un
loco. (pausa)(Se oye desde fuera un grito del ascensorista.) Yo soy su Razón perdida.
CONCHA:
(sorprendida) Eso es increíble. ¡Alucinante! Nunca he hablado con una Razón.
(silencio) Y… y ¿dices que aquí se puede encontrar absolutamente todo lo que se ha
perdido alguna vez? ¿Hasta el último granito de arena? ¿También mis pendientes de oro,
el perro de mi amiga Elvira… los Jardines Colgantes, el Faro de Alejandría…?
LA RAZÓN:
Sí. Casi. (pausa) Todo, excepto la esperanza. Ésa se queda dentro de su amo
parasitándolo hasta su muerte que por cierto llegará al cabo de poco tiempo.
(Los dos se quedan en silencio, CHONCHA está mirando al suelo, pensativa.)
LA RAZÓN:
Mira. (Le enseña el libro que lleva en la mano.) Acabo de prestar esto de la
Biblioteca perdida, es una recopilación de poemas que nunca se han publicado.
CONCHA:
(Levanta la mirada. Lee el título.) Poemas de Isis Figuera… ¡Ella era mi abuela!
LA RAZÓN:
Ya lo sé. Aquí puedes encontrar todo lo que ha escrito… (pausa) excepto un
poema. (pausa) (CONCHA lleva la mano a su bolsa con un movimiento inconsciente. A LA
RAZÓN se le escapa una sonrisa. CONCHA aparta la mano.) Que por cierto no se ha
perdido.
CONCHA:
¿Hay muchos libros más?
LA RAZÓN:
Millones y millones. Poemas, cuentos hasta novelas enteros. Algunos de ellos son
realmente buenos.
CONCHA:
(silencio) Y estos charcos oscuros ¿qué son?
LA RAZÓN:
Tiempo perdido.
CONCHA:
¿Lo dices en serio? ¿Si alguien no hace nada o sea que malgasta su tiempo
entonces…?
OPORTUNIDAD: (Una figura con una capa impermeable de color amarillo cruza la escena en un
patinete a toda velocidad.)
CONCHA:
(Se aparta.)(Se queda boquiabierto.) ¿Quién fue ese…ese…?
LA RAZÓN:
Una oportunidad perdida. Hay varias yendo y viniendo.
CONCHA:
(pausa)Aquí todo es triste.
LA RAZÓN:
Bueno, perder no es el verbo más alegre del mundo, eso está claro. (pausa) Pero
no es para tanto. Si por ejemplo observas un hilo de la conversación perdido, el caso
resulta mucho más gracioso.
CONCHA:
¿Eso en qué consiste?
LA RAZÓN:
Es como escuchar música en un ordenador. Puedes elegir entre un montón de
conversaciones. Y no sólo escuchas lo que se dice sino también los pensamientos de aquel
que ha perdido el hilo.
OPORTUNIDAD: (Una figura en capa impermeable de color azul cruza la escena en un patinete a
toda velocidad.)
(Los dos se callan.)(CONCHA se cae al chocar contra la oportunidad, LA RAZÓN le echa una mano
para levantarse.)
CONCHA:
Esas Oportunidades sí que circulan con bastante rapidez.
LA RAZÓN:
Su destino es corretear por este lugar hasta la eternidad. (con un poco de tristeza)
Nadie puede cogerlas ni tenerlas. Se han perdido para siempre.
CONCHA:
Es muy duro oír esto. (pausa) A lo mejor anda por aquí un capote que era la
oportunidad del ascensorista para recuperar su razón.
LA RAZÓN:
Ya nos hemos cruzado. (pausa) Eso es una historia triste. (con los ojos clavados en
el suelo) Aún era muy joven cuando falleció su madre. Se sentía solo, perdido… Empezó
a beber y pasó de todo. Cada vez más y más hasta volverse loco. Y al final lo sucedió. Era
una noche oscura sin estrellas… (pausa) Bueno, prefiero no contártelo. Para mí también
es un recuerdo horrible.
CONCHA:
¿Si él no puede encontrarte, porque como yo lo entiendo es así, tú no lo buscas?
LA RAZÓN:
Nunca lo he intentado, pero no creo que sea capaz de lograrlo.
CONCHA:
Está aquí tu amo antiguo en condiciones miserables y ni siquiera haces un poco de
esfuerzo para ayudarle.
LA RAZÓN:
No me hables así. Ya lo he pensado varias veces pero sé que no tendría éxito.
CONCHA:
¿Y no vale la pena probarlo por lo menos?
LA RAZÓN:
Concha, no es así como las cosas funcionan. Ni yo, ni tú podemos hacer nada.
CONCHA:
¿Por qué estás tan segura?
LA RAZÓN:
Porque sé que no soy nadie, no tengo poder. Debe de haber algún ser sobrenatural
muy poderoso que decida cómo las cosas tienen que ocurrir. Y nosotros somos como los
peones en el ajedrez. No nos podemos rebelar contra Él.
CONCHA:
Sólo te has inventado esta historia para calmarte. Pero tú mismo tampoco crees
que sea verdad. Tendrías que dar dos o tres pasos hacia la izquierda nada más… Por
favor. Sé que eres capaz de hacerlo.
LA RAZÓN:
(silencio) Venga, vamos. Pero te aseguro que estamos gastando nuestra energía en
vano.
CONCHA:
Ya lo veremos.
(Oscuro. Están delante del ascensor que se ilumina, lo llaman. LA RAZÓN es invisible ya. Están
cogidos de brazo, así que se ve que Concha no está sola.)
CONCHA:
(para LA RAZÓN) Tranquila. Todo va a salir bien. (Llega el ascensor.)
ASCENSORISTA: Buenos días. ¿A qué piso desea ir?
CONCHA:
(Entra con LA RAZÓN.) Hola, ¿qué tal?
ASCENSORISTA: (La mira sorprendido.)
CONCHA:
(Suelta la mano de LA RAZÓN.)
ASCENSORISTA: (Cae al suelo, en un rincón, con movimientos de espasmos.)
CONCHA:
¿Qué le pasa?
LEOPOLDO:
(Se levanta.) Estoy bien.
CONCHA:
¿Quién eres?
LEOPOLDO:
“El Bobo”.
CONCHA:
No. ¿Quién eres en realidad? ¿Cuál es tu nombre?
LEOPOLDO:
(pausa) Leopoldo.
CONCHA:
Yo soy Concha. Encantada.
LEOPOLDO:
Encantado. (Aprieta el botón.) Ascensor3 (silencio) Yo también pasé un par de
días en el noveno piso.
CONCHA:
Algún día volveremos juntos.
LEOPOLDO:
No podremos. (pausa) Como nos hemos encontrado ya no estamos perdidos.
(silencio) ¿Te apetece tomar algo conmigo?
CONCHA:
Sí, gracias.
(Guardan silencio hasta llegar. Salen del ascensor.)
LEOPOLDO:
Por allí.
CONCHA:
Espera un momento. (Saca el sobre de color rosa de su bolso y se lo da a
Leopoldo.) Era de mi abuela.
(Salen de la escena. No están cogidos de brazo, ni nada. Simplemente como amigos.)
FIN.
Nota: La escena es para tres actores. El ascensorista puede hacer de las dos Oportunidades también ocultando su
cara.
Concha es una chica fea con gafas redondas, ropa barata que ya ha pasado de moda.
En el sobre hay un poema que Concha recibió de su abuela al morirse para entregarlo a la única persona que se
lo merezca (el único de sus poemas que no se ha perdido).
Descargar