CORRESPONDENCIA 5. Bermejo PE, Ruiz-Huete C, Dorado R, Anciones B. Zonisamida en el temblor esencial refractario. Rev Neurol 2008; 46: 139-42. 6. Lyons KE, Pahwa R, Comella CL, Eisa MS, Elble RJ, Fahn S, et al. Benefits and risks of pharmacological treatments for essential tremor. Drug Saf 2003; 26: 461-81. 7. Serrano-Dueñas M. Use of primidone in low doses (250 mg/day) versus high doses (750 mg/day) in the management of essential tremor. Double-blind comparative study with one-year follow-up. Parkinsonism Relat Disord 2003; 10: 29-33. 8. Rovetta G, Baratto L, Monteforte P. Low dose gabapentin for shoulder-hand syndrome induced by phenobarbital: a three-month study. Drugs Exp Clin Res 1999; 25: 185-91. 9. Goldman SI, Krings MS. Phenobarbital-induced fibromyalgia as the cause of bilateral shoulder pain. J Am Osteopath Assoc 1995; 95: 487-90. 10. Taylor LP, Posner JB. Phenobarbital rheumatism in patients with brain tumor. Ann Neurol 1989; 25: 92-4. 11. Lazcano E, Zarranz J, Tolosa E, Gómez JC. Enfermedades caracterizadas por movimientos involuntarios. In Zarranz JJ, ed. Neurología. 3 ed. Madrid: Elsevier Science; 2002. p. 526. 12. Saviola G, Abdi Ali L, Avanzi S, Trentanni C. Phenobarbital rheumatism associated with gouty arthritis. Case report with 18-month follow-up. Clin Ter 2003; 154: 349-51. Síndrome savant con diagnóstico en la edad adulta El concepto de ‘persona con talento’ es vago e impreciso, ya que varía según la cultura, la época o el contexto en que se utilice. Grandes personajes de la historia, considerados hoy como ‘auténticos sabios’, pudieron poseer un curioso síndrome, consistente en unas habilidades fuera de lo común para ciertas actividades, como la música, las matemáticas o el arte, entre otras, junto a trastornos generalizados del desarrollo, o también conocido como ‘espectro autista’. Dentro de este abanico de trastornos que supone el espectro autista, existe uno de alto rendimiento o funcionamiento llamado síndrome de Asperger (dentro de este cuadro sindrómico se engloba hoy en día el síndrome savant), porque dichos pacientes poseen asombrosas habilidades (del francés, savant, ‘sabio’), pero manteniendo una pobre relación social o de comunicación oral, a veces con un bajo cociente de inteligencia (CI) [1]. Según prevalezca una cualidad sobre la otra, se diferencian diferentes savants, hablando así de idiots savants, término hoy en desuso, cuando prevalece un bajo CI sobre las habilidades de aprendizaje; savants de minucias, cuando poseen limitadas habilidades y bastantes restricciones sociales; savants con talento, cuando poseen una habilidad que sobresale sobre la media, y savants prodigiosos, cuando estas cualidades son realmente excepcionales, incluso con un CI por encima de la media [2]. Aunque es un síndrome que se suele diagnosticar en la infancia, hay casos que pasan REV NEUROL 2009; 49 (6) Figura. RM cerebral, corte axial en T2, que muestra una mínima asimetría interhemisférica a favor del hemisferio izquierdo. desapercibidos a estas edades para la comunidad científica, llegan a adultos sin diagnóstico, e incluso ‘etiquetados’ como auténticos ‘genios’. Entre estos últimos se podrían encontrar –muchos de ellos sin haberlo sabido nunca– grandes músicos, matemáticos, artistas y, por qué no, médicos de todos los tiempos. Por nombrar sólo algunos ejemplos, sin salir de nuestro ámbito, entre algunos compañeros de profesión podemos encontrar al gran Pierre Briquet [3], descriptor entre muchas otras cosas del síndrome que lleva su nombre, y maestro del padre de la neurología, Jean-Martin Charcot. También pudo ser savant Charles Richet [4], premio Nobel de Medicina en 1913 por sus descubrimientos sobre anafilaxia, o William Thornton [5], médico que destacó más en su faceta arquitectónica, al ser el primero en diseñar el Capitolio de Washington, entre otras muchas obras arquitectónicas. Presentamos el caso de una paciente adulta e invidente de nacimiento, que de forma casual acude a nuestra consulta, y sin estar diagnosticada, cumplía los criterios de síndrome savant. Mujer de 51 años que acudió con su padre a la consulta. De hecho, ella no era la paciente sino la acompañante, y el motivo de consulta de su padre nada tenía que ver con ella. Al finalizar la consulta, preguntó su padre: ‘Por cierto, doctor, ¿le puedo preguntar su fecha de nacimiento?’. Tras decírsela, su hija contestó rápidamente: ‘Sábado’, lo cual, tras comprobarlo en un calendario, era correcto. Este ejercicio se repetía de forma precisa con cualquier fecha de nacimiento de otros integrantes de nuestra consulta. Indagando más en su historia clínica, se trataba de una mujer invidente de nacimiento; el diagnóstico al nacer fue de prematuridad de seis meses y medio, tras un embarazo complicado con una importante infección renal de la madre. Nació con un peso de 1.125 g, y al poco de nacer se observó amaurosis total por una fibroplasia retrolental de grado III, tras estar en la incubadora durante 47 días sometida a atmósfera de oxígeno y una retirada brusca. Había cursado estudios elementales, aunque se le había diagnosticado retraso mental, inatención y bloqueo mental, con frecuentes conductas estereotipadas de tipo autista. Había aprendido, en cambio, a leer según el método Braille. La relación de los padres con ella era de hiperprotección, con aislamiento casi total del mundo extrafamiliar. Para aumentar nuestra admiración, la paciente poseía otra habilidad más impactante aún, pues era capaz de tocar perfectamente al piano cualquier melodía con sólo escucharla una vez, sin haber estudiado música. Como anécdota al respecto, contaba su padre que un afamado compositor interpretó una partitura propia, y, acto seguido, su hija la tocó exactamente igual, con el consiguiente enfado del compositor, al sentir plagiada su obra. Las pruebas realizadas a la paciente fueron un electroencefalograma, desincronizado, pero desprovisto de otras anomalías, y una resonancia magnética cerebral de alto campo, que mostraba una leve asimetría en el tamaño de ambos ventrículos laterales, siendo el izquierdo mínimamente mayor, en especial en el territorio frontal. El espacio interhemisférico posterior, así como la hoz cerebral en su porción posterior, tenía un moderado desplazamiento hacia el lado derecho, siendo el izquierdo de mayor tamaño relativo (Figura). Un estudio neuropsicológico adaptado a las condiciones de la paciente reveló una buena orientación en tiempo y en persona, pero no en lugar. A pesar de tener una capacidad extraordinaria para calcular días de la semana a partir de una fecha (día-mes-año), así como para interpretar cualquier pieza musical, tenía dificultades para el cálculo mental. En cuanto a la memoria, mostraba dificultades en evocar libremente material que se le hubiera presentado previamente, tanto a corto como a largo plazo, de forma libre e incluso cuando se le facilitaban pistas, y que relacionaba con sucesos de su vida o noticias reales. El reconocimiento de dicho material era capaz de realizarlo correctamente. Destacaba la presencia de ecolalias y un lenguaje poco fluido; respondía cuando se le preguntaba y en pocas ocasiones presentaba lenguaje espontáneo. Como conclusión, destacar que la paciente padecía un retraso cognitivo importante, con habilidades extraordinarias, como son el cálculo de días de la semana y la interpretación musical, compatibles con un síndrome del espectro autista. Hemos expuesto un caso muy llamativo de síndrome savant, que hasta la edad adulta no había podido diagnosticarse. Sin embargo, y aunque sólo se han descrito un centenar de casos savant en todo el mundo, casos no tan evidentes como el nuestro pueden pasar inadvertidos para la comunidad científica, incluso muchos de ellos pueden ser auténticos genios o expertos, y ser admirados por poseer una cualidad o habilidad extraordinaria. Cuántas veces hemos oído el apelativo de ‘sabio despistado’ o ‘genio loco’ para definir a esas personas, que tienen poco desarrollada su afectividad, o su relación con el mundo exterior, muchas veces extravagantes, y sin embargo disponen de unas capacidades en un campo (o 333 CORRESPONDENCIA varios) fuera de lo común. No podemos afirmar que todos ellos sean auténticos savants, pero ¿y si el espectro autista con alto rendimiento fuera más frecuente de lo que se cree, y más leve en su apartado afectivo/cognitivo? ¿No podrían estas personas formar parte de nuestra sociedad, y pasar desapercibidas, si no fuese por sus extraordinarias habilidades? Existen varias teorías para intentar explicar qué ocurre en el cerebro de estas personas, aunque ninguna de ellas ha sido totalmente confirmada. No se puede pensar que el talento que presentan estas personas sea sólo una cuestión de práctica repetida, o que se deba a una memoria de asociación, ya que presentan estas habilidades a edades muy tempranas, sin ningún entrenamiento previo, y algunas veces, como fue nuestro caso, privados del sentido de la vista. Se piensa que estos pacientes tienen aumentadas las habilidades propias del hemisferio derecho, como las artísticas, la música y las matemáticas, en detrimento de las del hemisferio izquierdo, que son las lingüísticas y de aspecto lógico [6,7]. Sin embargo, en nuestro caso existió una mínima asimetría hemisférica, con mayor tamaño en el hemisferio derecho. Otra interesante teoría intenta explicar cómo la falta de coherencia puede ser una característica decisiva para explicar el talento de algunas personas, incluidos los autistas que lo poseen, como son los savant [8,9]. Para desarrollar tales habilidades, estos individuos pueden, en esencia, inhibir la coherencia automática y común al resto de las personas, que les sirve para limitar su pensamiento y centrarse así en algunos segmentos o elementos de la percepción o del conocimiento específico. Esto, de alguna forma, les ‘protege’ de la coherencia normal y del proceso integrativo que realizamos el resto de personas. Especulativamente, se propone otra teoría alternativa. Es posible que el cerebro pueda tener capacidades muchísimo mayores de las que normalmente expresamos, y que por ‘falta de utilidad’, o bien para garantizar un desarrollo equilibrado entre todas las funciones (incluyendo las funciones de socialización, entre otras), el cerebro activamente inhibe estas ‘superfunciones’. La necesidad del cerebro de filtrar el exceso de función y de información es muy evidente en las funciones sensitivas. A todos los niveles del sistema somatosensorial llegan informaciones provenientes de la periferia, pero sólo una parte muy pequeña de esta información receptorial llega a la corteza cerebral y a la conciencia. Nuestra hipótesis, ya sugerida anteriormente [8,9], es que la capacidad de memoria –y de otras funciones cognitivas– puede ser mayor de lo que nosotros consideramos normal, porque algunas estructuras la inhiben activamente. La falta de inhibición de estas funciones, sobre todo si ocurre a una edad temprana en pleno desarrollo, favorecería la generación de funciones extraordinarias y posiblemente generaría un desequilibrio de otras. Como apoyo de esta hipótesis hay que considerar las mejoras cognitivas que pueden experimentar los sujetos sometidos a una hemisferectomía. Estos sujetos pueden mejorar cognitivamente, así como en sus funciones de lenguaje y sensitivomotoras 334 tras un hemisferio enfermo [10]. La explicación más probable es que el hemisferio enfermo altera el correcto funcionamiento del hemisferio sano, y su remoción restablece un correcto equilibrio funcional. Asimismo, en estudios recientes se ha demostrado que alterando la excitabilidad de las regiones frontotemporales izquierdas, utilizando estimulación magnética transcraneal, se generan unas habilidades similares a los savants en sujetos sanos [11]. Win Klein, una famosa ‘calculadora mental’, dio un ejemplo de este procesamiento segmentario cuando dijo: ‘Los números son mis amigos. Por ejemplo, coge el número 3844. Yo digo: hola, 62 al cuadrado’ [12]. J.M. Gómez-Argüelles a, Y. Pérez-Borrego b, N. Núñez-Pérez b , A. Oliviero a,b Aceptado tras revisión externa: 04.12.08. a Unidad de Neurología Funcional. b Grupo FENNSI. Hospital Nacional de Parapléjicos. Toledo, España. Correspondencia: Dr. José M. Gómez Argüelles. Unidad de Neurología Funcional. Hospital Nacional de Parapléjicos. Finca La Peraleda, s/n. E-45071 Toledo. Fax: +34 925 247 745. E-mail: jmgomeza@ sescam.jccm.es Agradecimientos. Al Dr. J. Florensa, neurorradiólogo del Hospital Nacional de Parapléjicos. BIBLIOGRAFÍA 1. Etchepareborda MC, Díaz-Lucero A, Pascuale MJ, Abad-Mas L, Ruiz-Andrés R. Síndrome de Asperger, los pequeños profesores: habilidades especiales. Rev Neurol 2007; 44: 43-7. 2. Pring L. Savant talent. Dev Med Child Neurol 2005; 47: 500-3. 3. Mai FM. Pierre Briquet: 19th century savant with 20th century ideas. Can J Psychiatry 1983; 28: 418-21. 4. Lewer N. Charles Richet: medical scientist, innovator, peace thinker and savant. Med Confl Surviv 2006; 22: 145-58. 5. Schneeberg NG. Dr William Thornton (17591828) a savant of colonial America. J Med Biogr 2006; 14: 163-8. 6. Beate H. A memoir of the savant syndrome. Bright splinters of the mind: a personal story of research with autistics savant. London: Jessica Kingsley Publishers; 2001. p. 160. 7. Muñoz-Yunta JA, Ortiz T, Amo C, Fernández-Lucas A, Maestú F, Palau-Baduell M. El síndrome de savant o idiot savant. Rev Neurol 2003; 36: 157-61. 8. Mottron L, Burack J, Iarocci G, Belleville S, Enns J. Locally-oriented perception with intact global processing among adolescents with high-functioning autism: evidence from multiple paradigms. J Child Psychol Psychiatry 2003; 44: 904-13. 9. Pring L, Hermelin B, Heavey L. Savants, segments, art and autism. J Child Psychol Psychiatry 1995; 36: 1065-76. 10. Devlin AM, Cross JH, Harkness W, Chong WK, Harding B, Vargha-Khadem F, et al. Clinical outcomes of hemispherectomy for epilepsy in childhood and adolescence. Brain 2003; 126: 556-66. 11. Snyder AW, Mulcahy E, Taylor JL, Mitchell DJ, Sachdev P, Gandevia SC. Savant-like skills exposed in normal people by suppressing the left fronto-temporal lobe. J Integr Neurosci 2003; 2: 149-58. 12. Smith SB. The great mental calculators. New York: Columbia University Press; 1983. Ataxia aguda y meningitis aséptica secundarias a quiste dermoide de fosa posterior Los quistes dermoides son tumores congénitos que se desarrollan a partir de la inclusión de restos dérmicos o epidérmicos en el momento de cierre del tubo neural durante la embriogénesis [1,2]. Representan, junto con los quistes epidermoides, el 1% de todas las lesiones que ocupan espacio en el cerebro [1]. La sintomatología que producen se relaciona directamente con su localización debido a la compresión de estructuras adyacentes. Dos complicaciones posibles son la hidrocefalia obstructiva según la localización y la meningitis aséptica, debido a la diseminación de partículas de grasa al espacio subaracnoideo y al sistema ventricular. La meningitis aséptica también puede ser responsable de hidrocefalia secundaria a un déficit en la reabsorción de líquido cefalorraquídeo [3]. Presentamos un caso infantil de ataxia aguda y fiebre como consecuencia de un quiste dermoide cerebeloso infectado responsable de un cuadro de meningitis aséptica e hidrocefalia. Este caso reúne casi todas las características clínicas clásicas descritas en la bibliografía de los quistes dermoides, tanto por la forma de presentación clínica como por las complicaciones asociadas. Niña de 16 meses de edad sin antecedentes familiares de interés, con embarazo y parto normal y un desarrollo psicomotor normal. Ingresa en el servicio de pediatría por un cuadro de tres días de evolución de inestabilidad en la marcha, temblor intencional, fiebre superior a 38 ºC y vómitos. A lo largo de los tres meses previos había presentado episodios de febrícula intermitente sin etiología clara, vómitos ocasionales y mayor torpeza para la marcha. En la exploración neurológica existía rigidez de nuca, temblor de intención en ambos miembros superiores y marcha atáxica con aumento de la base de sustentación. La analítica general mostró leucocitosis y proteína C reactiva de 65,6 mg/dL. Dados los antecedentes clínicos de los meses previos y la sintomatología cerebelosa se realizó una tomografía computarizada (TC) craneal urgente. Ésta demostró una lesión en vermis cerebeloso de morfología redondeada y de unos 2,5 cm de diámetro máximo, de características quísticas, rodeada de una fina capa isodensa que captaba contraste y con efecto de masa sobre el IV ventrículo e hidrocefalia secundaria (Figura). También se apreciaba una zona hipodensa retrovermiana que se extendía hasta la escama occipital (Figura). Ante los hallazgos radiológicos, fue intervenida y se encontró una tumoración en vermis cerebeloso con contenido caseosopurulento y pelos en su interior que continuaba REV NEUROL 2009; 49 (6)