LA POBREZA La pobreza es una realidad que todos enfrentamos, que muchos vivimos, pero que resulta sumamente arduo definir y medir. EL SISTEMA ECONÓMICO MUNDIAL El problema de la pobreza tiene implicaciones éticas, económicas y políticas. La pobreza es una brutal negación de los derechos humanos y ello elimina la errónea noción de que el bienestar social, la educación, la salud y el empleo son favores o actos de caridad de los gobiernos y de los organismos internacionales, en beneficio de los pobres. La pobreza niega libertades, capacidades, derechos y oportunidades a las personas para tener una vida larga, creativa y sana, adquirir conocimientos, tener libertad, dignidad y respeto por sí mismas. La democracia no puede afianzarse mientras grandes sectores son excluidos de la economía y la sociedad. Reducir a la mitad la pobreza y el hambre en el mundo requeriría de un gasto de 20 mil millones de dólares cada año, de aquí a 2015. Para lograr que la enseñanza primaria sea universal se necesitarían 9 mil millones de dólares. Conseguir la igualdad de sexos en la escuela primaria implicaría una inversión de 3 mil m.d.. Detener y reducir la infección de VIH−SIDA costaría entre 7 y 10 mil millones de dólares. Para mejorar la vida de 100 millones de habitantes de tugurios harían falta 4 mil millones de dólares. La desigualdad que se agrava en el reparto de los ingresos y de la riqueza en el seno de los países y entre ellos, contribuye a consolidar esta pobreza: la consecuencia es que se acrecienta la diferencia entre el 20% más rico y el 20 más pobre. Los pobres de todo el mundo sufren más que nadie los daños medioambientales; padecen en proporción abrumadora las enfermedades y muertes causadas por la contaminación; son las mayores víctimas de la degradación de la naturaleza; viven cerca de fábricas contaminantes, de enclaves con residuos tóxicos; sufren de modo extremo la desertificación y la deforestación, y soportarán de forma desproporcionada los efectos del calentamiento mundial. LA POBREZA EN CIFRAS Las 350 empresas y multinacionales más grandes del mundo controlan el 40% del comercio mundial. Hay 200 personas en el mundo que acumulan una riqueza total equivalente a la renta anual generada por el 45% de la población mundial. En 1960, el diferencial económico que existía entre el 20% de la población más rica y más pobre de la tierra era de 30:1; en la actualidad se ha disparado hasta el 82:1. De igual manera, la participación de los países menos desarrollados en el comercio mundial ha disminuido a la mitad con respecto a las cifras 1 de los años setenta. Todos estos datos han quebrado de forma clara las predicciones teóricas sobre la modernización, en boga en la década de los setenta, y que consideraban que el desarrollo económico mundial alcanzaría y beneficiaría a todos los países. El ingreso per cápita asciende a US $5,910; el más alto de América Latina. Los pobres dependen de la biodiversidad natural para su alimentación, medicinas y combustible; unos 3.000 millones de personas, la mitad de la población de la Tierra, dependen de la medicina tradicional para curar sus enfermedades. Por ello les perjudica especialmente la pérdida de biodiversidad provocada por la tala de bosques, la sequía de los humedales y la destrucción de otros habitats. Se estima que más de 200 millones de pobres en América Latina. Son aproximadamente 550 millones de latinoamericanos. La pobreza afecta a millones de niños y niñas: el 35% de los pobres en América Latina y el Caribe son niños y niñas menores de 15 años, y casi el 60% de todos los niños y niñas son pobres. Sobre una población total de 6.000 millones de personas, el 54 por ciento de la población mundial, 3300 millones de personas viven con menos de dos dólares diarios límite para definir la pobreza. 1.200 millones de personas (20 por ciento) sobreviven con menos de un dólar por día definido como umbral de indigencia. Es necesario tener en cuenta que existen grupos de población con ingresos por día de 3, 4 o incluso más dólares que siguen afectados por la pobreza: es decir incapaces de enfrentar los gastos básicos de alimentación, salud, educación, vestido y vivienda. En la actualidad, solamente el 41% de la población rural tiene acceso a saneamiento y el 46% a agua potable. Un 56 por ciento de la fuerza laboral en América Latina trabaja en el sector informal, donde 50 millones de pequeñas microempresas son el principal generador de empleos. Existen grandes disparidades entre los países latinoamericanos en materia de pobreza: la incidencia de la misma varía desde menos del 10% en Uruguay, hasta niveles superiores al 70% en Honduras. La pobreza afecta a millones de niños y niñas en la región: el 35% de los pobres en América Latina y el Caribe son niños y niñas menores de 15 años, y casi el 60% de todos los niños y niñas son pobres. INDICADORES Abandono escolar antes de la secundaria Tasa de natalidad Mortalidad infantil Enfermos tuberculosos (por 100.000 habitantes) CHABOLISMO 35 177 210 7000 OTROS BARRIOS 20 33 76 800 ESPERANZA DE VIDA En Brasil, la esperanza de vida en la región noreste, donde se concentra el mayor número de pobres del país, es de 17 años menos que en las zonas del sur. En 1960, el 50% de la población más pobre recibía el 18% de la riqueza nacional, mientras que en 1995 había caído al 11.6%. En los países de bajos ingresos, habitados por 2 mil 500 millones de personas, mueren más de cien de cada mil niños que nacen, frente a apenas 6 de cada mil en los países de altos ingresos. Y en los países de bajos ingresos, cuatro de cada diez personas aún no saben leer y escribir. La distribución de los ingresos en el mundo es cada vez más desigual. Hoy en día el 80% de la población mundial vive con menos del 20% de los ingresos mundiales. La más dolorosa realidad internacional de los tres últimos decenios es el empobrecimiento de países habitados por 500 millones de personas, la mayoría de ellos en el África al sur del Sáhara. Ninguna parte del mundo necesita más que esa región de un compromiso mundial de reducir la pobreza. El África al sur del Sáhara tiene la mayor proporción de personas que viven con menos de 1 dólar diario, y, realmente, sus habitantes son casi tan pobres como 20 años atrás. La esperanza de vida al nacer ha aumentado a 73.6 años. 2 La esperanza de vida en la región de las Americas desciende desde 74 a 79 años en países como Estados Unidos, Uruguay, Cuba, Costa Rica, Panamá, hasta 54 a 62 en Haití y Bolivia Al nacer, un niño haitiano tiene una esperanza de vida de 53 años, mientras a un canadiense le quedan 79 por delante. Estas diferencias a veces se expresan al interior de los países, con zonas geográficas donde la mortalidad infantil alcanza 130 por cada 1.000 nacidos vivos. Aunque los indicadores generales de salud han experimentado una mejoría en las Américas, las causas de estas desigualdades siguen siendo un reto para la salud pública de la región. Sólo con respecto a la tasa de mortalidad infantil en el año 2000, la media va de un mínimo de 5.3 defunciones por 1.000 nacidos vivos en Canadá a 80 en Haití. Esto significa que la probabilidad de morir de menores de un año en el país con peor situación es 15 veces mayor que en el país con mejor situación. Aun así, 14 de 18 países alcanzaron la meta propuesta de Salud para Todos en el Año 2000 de reducir los niveles de mortalidad infantil por debajo de 30 por 1000. Las diferencias en la esperanza de vida tienen una relación directamente proporcional con la falta de equidad en el acceso a la atención médica y con la pobreza y todas sus implicaciones, tanto a escala regional como nacional. La falta de agua potable y de instalaciones adecuadas de eliminación de excretas es esencial en todo orden de riesgos para la salud, en particular para la población infantil, entre otras expresiones, a través de las infecciones intestinales. En 11 países de la Región la diarrea es una de las dos principales causas de muerte en niños de menos de un año. Asimismo, las carencias de agua potable facilitaron la extensión del cólera en los años noventa, que en tres años causó 811.000 casos. Tasa promedio de mortalidad en menores de 5 años: 41 En 2000, la mortalidad de menores de 5 era superior a la de los países industrializados en 1960. Tasa promedio de mortalidad infantil: 33 por cada mil ESPERANZA DE VIDA 79.6 España 76.1 83.0 Esperanza de vida al nacer (años), población total, 2002 Esperanza de vida al nacer (años), hombres, 2002 Esperanza de vida al nacer (años), mujeres, 2002 EL HAMBRE La inseguridad alimentaria y el hambre en América Latina y el Caribe están estrechamente asociados a la pobreza extrema, pero no se confunden con ella. Una alimentación insuficiente para el desarrollo de una vida normal e inadecuada desde el punto de vista nutricional, afecta no sólo a quienes viven en condiciones de extrema pobreza sino también a estratos más amplios y grupos que residen en determinadas zonas o regiones en cada país. Entre las carencias que enfrenta la población en pobreza extrema, la falta de acceso a alimentos es, por sus consecuencias, la más grave y urgente de erradicar. La insuficiencia permanente de alimentos en 3 cantidad y calidad adecuados para satisfacer las necesidades energéticas de toda la población (subnutrición) encuentra su manifestación más grave en la desnutrición infantil. El hambre reduce la capacidad de los niños para crecer y aprender hasta todo su potencial. Las personas hambrientas no pueden realizar trabajos físicos pesados, caen enfermas con mayor frecuencia y tienen mayor probabilidad de morir cuando son todavía jóvenes. el hambre se perpetúa cuando las madres desnutridas tienen niños más pequeños que comienzan la vida con una grave desventaja. Se crea así un círculo vicioso de hambre y pobreza, del cual los pobres y hambrientos difícilmente pueden salir sin ayuda externa. En cambio, si pudiera romperse ese círculo, los beneficios serían enormes. El 20 de septiembre de 2004 los presidentes de España, Brasil, Francia y Chile, junto con el Secretario General de Naciones Unidas, presentaron en Nueva York la idea de un Fondo Mundial contra el Hambre y la Pobreza basado en mecanismos innovadores de financiación. Esta iniciativa es parte del esfuerzo internacional por alcanzar los Objetivos del Desarrollo de Milenio (ODM), que pretenden, entre otras cosas, lograr antes de 2015 el acceso universal a la educación primaria y reducir a la mitad los niveles mundiales de hambre y pobreza extrema. Según las estimaciones del Banco Mundial, cumplir los ODM costaría un mínimo de 100.000 millones de dólares anuales. Al fondo de la crisis alimentaria está el hecho de que estos recursos se encuentran mal distribuidos y por esto cerca del 13% de la población mundial no ingiere suficientes calorías, concentrándose la mayoría de los afectados en los países pobres de Asia, África y América Latina. Asociado estrechamente con el problema de la pobreza extrema −que afecta a cerca de la mitad de la población mundial− el hambre es un fenómeno terrible y humillante, que condena a un amplio sector de la población a sufrir problemas de salud, sin oportunidad para progresar socialmente ni de hacer aportes a su comunidad, tornándose así en una carga parasitaria para el estado y la sociedad. la reducción del hambre a la mitad no sólo es un objetivo válido en sí mismo sino que está también estrechamente vinculado con el logro de otros objetivos fundamentales establecidos por la comunidad internacional, la mayor parte de los cuales están reflejados en la Declaración del Milenio. LA ESCLAVITUD − El trabajo infantil Más de 250 millones de niños y niñas, de entre 5 y 14 años de edad, son explotados u obligados a trabajar para poder sobrevivir. Generaciones enteras de niños se ven privadas de la posibilidad de ocupar el lugar que les corresponde en la sociedad y en la economía del siglo XXI. Si se termina ya el reclutamiento de niños, el trabajo infantil desaparecerá en una década. Y de ellos 110 millones son niñas. El 35 por ciento de la población − 6,2 millones de habitantes − es menor de 18 años.− por menos 60 mil de estos menores están a cargo de la subsistencia de sus familias. Estas cifras, sin duda alarmantes, responden a factores socio económicos, estrechamente vinculados al conflicto interno, en especial a la falta de educación que sufrió la población infantil durante los 13 años de guerra en este país centroamericano. El problema del trabajo infantil es consecuencia directa de la pobreza. "Dada la escasez de recursos económicos, muchos de estos niños son enviados a trabajar por sus propios padres". Existe la idea de mientras más hijos se tengan, más posibilidades habrá de llevar ingresos a los hogares. Los niños trabajan con alto riesgo para sus vidas, por ejemplo en la extracción de crustáceos en la Isla del Espíritu Santo, cerca de Usulután. Estos niños se levantan muy temprano, sólo ingieren una taza de café y dos anfetaminas, y salen a recolectar curiles en los manglares, donde deben trabajar en medio del lodo. Además que los pequeños fuman constantemente, para no dormirse y alejar a los zancudos. 4 También en la industria azucarera, muchos menores de 18 años cortan y pelan la caña, exponiéndose a sufrir mutilaciones por accidentes con herramientas cortantes y maquinaria agrícola, o enfermedades por efectos de los fertilizantes. Se identifican cuatro sectores de alto riesgo para los menores: la recogida de basura, la recolección de curiles, el trabajo con pólvora y la zafra. Las niñas ocupan trabajos obligados, prostitución, servicio doméstico y manufacturas. A las niñas apartadas de su trabajo se les da una educación básica o una formación profesional, asistencia médica y apoyo nutricional. A sus familias se les ofrece ayuda Niñas frente a niños Las niñas tienen mayor probabilidad de: − Comenzar a trabajar a una edad más temprana − Recibir menor remuneración por igual trabajo − Concentrarse en sectores y áreas de bajos salarios y con largas jornadas de trabajo − Trabajar en industrias sumergidas o no sometidas a regulación, lo que las hace más vulnerables a la explotación y los abusos − Ser víctimas de un tráfico con miras a su explotación en el comercio del sexo o en otras formas extremas de trabajo − Verse excluidas de la educación o soportar la triple carga del trabajo en el hogar, el trabajo en la escuela y el trabajo en una actividad económica Indicadores Niños Niñas (%) (%) 70.4 68.9 75.3 8.3 9.4 7.9 8.3 10.4 5.0 6.5 4.7 8.9 3.8 3.8 − 1.9 2.0 1.9 0.9 1.0 0.9 25100 2756 2244 Ambos sexos (%) Industrias con niños económicamente activos: Agricultura, caza, silvicultura y pesca Manufacturas Comercio al mayor y al detall, restaurantes y hoteles Servicios comunitarios, sociales y personales Transporte, almacenaje y comunicación Construcción Minería y cantería Niños económicamente activos Relación niños / niñas en el trabajo 5 Niños que asisten a la escuela 39−87 49−50 23−84 De ellos, económicamente activos 00−33 00−25 00−42 Niños que no asisten a la escuela 13−61 10−51 16−77 De ellos, con exclusiva actividad económica 39−56 56−74 23−38 De ellos, con exclusiva actividad doméstica Niños ocupados en tareas de riesgo 12−32 34−68 8−14 33−67 15−49 27−69 CLASIFICACIÓN MUNDIAL, ÍNDICE DE POBREZA 6