Ô Saisons, Ô Châteaux (Agnès Varda, 1957)

Anuncio
Cine Doré
FilmotecaEspañola
Junio - julio 2006
AGNÈS VARDA
Viernes 9 de julio - 19.30 h. Sala 1
Segunda proyección en julio
35mm, VOSE*
Ô Saisons, Ô Châteaux (Agnès Varda, 1957)
Le Bonheur (La felicidad, Agnès Varda, 1965)
Ô SAISONS, Ô CHATEAUX
Dirección y guión: Agnès Varda. Fotografía:
Quinto Albicoco. Producción: Pierre
Braunberger. Duración: 22’
LE BONHEUR
Dirección, guión y diálogos: Agnès Varda.
Fotografía: Jean Rabier, Claude Beausoleil.
Operador: Claude Zidi. Sonido: Michel
Choquet. Música: Wolfgang Amadeus Mozart.
Decorados: Hubert Monloup. Maquillaje: Serge
Groffe. Ayudante de dirección: Jean-Paul
Savignac. Montaje: Janine Verneau. Dirección
de producción: Philippe Dussart. Productora:
Mag Bodard. Producción: Parc Films. Duración:
Ô SAISONS, Ô CHATEAUX
Braunberger me llamó y me dijo: “Vas a hacer cine”.
Estupendo. “Tengo un encargo de Turismo, sobre los castillos
del Loira”. Creí que le sacaba los ojos. Me decía: tampoco tiene
que despreciarme, después de La Pointe Courte, los castillos del
Loira, que los odio… ese arte decadente. Finalmente fui a visitar los famosos castillos con el alma en pena. Esas ruinas infectas, asquerosas, creía yo. Hacía un día de perros. Me decía con
rabia que no iba a sacar más que a los jardineros. Le entregué un
proyecto a Braunberger y estuvo de acuerdo. Me fui a rodar en
el mes de octubre y pensé: va a ser una época horrible y resultó
ser una estación sublime, dorada, bañada por el sol… Me ganaron los matices de las orillas del Loira. Y la película está llena de
esa melancolía de las épocas muertas. Explica muy bien cómo
evolucionó la arquitectura desde el torreón de Loches hasta
Chambord. No es falso, ni pretencioso, y cumple el encargo. Es
digno de una alumna del Louvre.
Agnès Varda
*****
Cuando mas veo este cortometraje de Agnès Varda, mas me
gusta. En Cannes fue aplaudido con justicia por el público.
Tiene fantasía, gusto, inteligencia, intuición y sensibilidad,
cinco virtudes que no deberían faltar en ninguna película.
Gracias a Agnès Varda se puede medir qué aportarían al cine
algunas mujeres dotadas de determinadas cualidades que un
hombre no sabría poseer sin ruborizarse. Más sencillamente,
quiero decir que el buen gusto masculino de un Becker o un
Vadim no resiste la comparación con Varda. El único hombre
que puede, a mi parecer, rivalizar en refinamiento, en ligereza e
insolencia esotérica con Agnès Varda es Norman McLaren, precisamente él que, en calidad de jurado de cortometrajes, milita
con ardor en contra de Ô Saisons…
No ignoro que la facilidad de Agnès Varda le granjea otros
enemigos: no se dan cuenta, no llegan a adivinar que el preciosismo y la desenvoltura son aquí una forma del pudor. Lo que en
estos momentos me irrita más del cine francés es el notar el
esfuerzo, la labor, la obstinación, el miedo de filmar. No hay
nada así en Agnès Varda, que se divierte rodando sus películas
para que nosotros podamos divertirnos al verlas.
François Truffaut, Cahiers du cinéma, nº 84, junio 1958.
LE BONHEUR
Partí de impresiones mínimas, de casi nada, de fotos familiaNIPO: 554-06-003-1
85’
Intérpretes: Jean-Claude Drouot (François),
Marie-France Boyer (Emilie), Claire Drouot
(Thérèse), Sandrine Drouot (Gisou), Olivier
Drouot (Pierrot), Marcelle Faure-Bertin,
Manon Lanclos, Sylvie Saurel, Marc Eyraud,
Christian Riehl, Paul Vecchiali, Yvonne Dany.
res. Se ve gente, un grupo de personas sentados a una mesa, bajo
un árbol, levantan sus vasos y sonríen mirando al objetivo. Al ver
la foto, uno se dice: es la felicidad. No es más que una impresión. Si se mira mejor aparece un problema: no es posible que
esta gente, hay quince personas en la foto, viejos, niños, mujeres… no es posible que fueran todos felices a la vez… ¿Qué es la
felicidad ante ese aire de felicidad? La apariencia de la felicidad
es también la felicidad. (…)
Agnès Varda
*****
Me acordé de los impresionistas. En sus cuadros hay una
vibración de la luz y del color que me parece que se corresponde exactamente con una cierta definición de la felicidad. Por otra
parte, los pintores de esa época adaptaban su técnica a los temas
y mostraban picnics, almuerzos en el campo, domingos que hoy
aún asimilamos con una noción de felicidad. He empleado el
color porque la felicidad no se puede ilustrar en blanco y negro.
Agnès Varda
*****
Hay desgracia en la felicidad. De la peor desgracia, como un
suicidio. Pero la vida y la felicidad pueden subsistir. La felicidad,
como yo la siento, como la he querido en la película y la quiero
en mi vida, es una casa alegre, abierta. No es encerrarse, es afrontar. La felicidad es una claridad. En mi película no hay pecado.
No hay bajeza. No hay desenvoltura. No estamos acostumbrados. Es difícil concebir un mundo sin culpabilidad.
Agnès Varda
*****
La verdadera “moral” de la película de Agnès Varda es que la
felicidad es una gracia, un don del cielo. Por retomar una fórmula célebre, se es como se nace, es decir, feliz o desgraciado.
François tiene la vocación de la felicidad, y esto Agnès Varda lo
expresa maravillosamente. Por eso lo que más me gusta de su
película, a riesgo de escandalizar a la mayoría, es la tranquila
crueldad de la conclusión. François ha perdido a su mujer, que
se ha suicidado después de enterarse de que la engañaba.
François está triste, con una tristeza que sin duda no olvidará
jamás. Pero la necesidad de felicidad que le habita es más fuerte
que esa tristeza, como la vida siempre renaciendo es más fuerte
que la muerte.
Jean de Baroncelli, Le Monde, 26 de febrero de 1965.
Textos recogidos en el libro Varda par Agnès, Cahiers du cinema, 1994.
MINISTERIO
DE CULTURA
INSTITUTO
DE LA CINEMATOGRAFÍA
Y DE LAS ARTES
AUDIOVISUALES
Descargar