Gustavo Adolfo Bécquer Introducción a su literatura El Romanticismo El Romanticismo es una corriente literaria, cultural y artística que se caracteriza por la exaltación del individuo y el culto a la libertad creadora y a la imaginación. Surge en Alemania e Inglaterra, a finales del siglo XVIII, como rechazo al racionalismo y la sujeción a los modelos clásicos que predominaron durante el llamado Siglo de las Luces; y se extiende al resto de Europa durante la primera mitad del siglo XIX. La literatura romántica se caracteriza por los siguientes rasgos: 1. Subjetivismo e idealismo. En las obras, se expresa el alma exaltada del autor, cuyas ansias infinitas de amor, libertad, felicidad y justicia, chocan con los límites que impone la realidad. El amor suele ser una pasión devastadora, truncada por las normas sociales o un destino adverso. 2. Inconformismo y evasión. El choque entre los ideales y la realidad provoca decepción y desengaño. El romántico expresa su inconformismo y rebeldía de forma combativa o evadiéndose de la realidad mediante la imaginación. De ahí, el interés por épocas y lugares distantes, y la obsesión por lo sobrenatural y la muerte. 3. Interés por lo popular y lo nacional. Los románticos sienten gran curiosidad por el alma de los pueblos: exaltan lo particular de cada nación. Se interesan por las costumbres, la historia, las leyendas y canciones populares de cada país o región. 4. Incorporación del paisaje al ánimo del escritor. El romántico asocia el paisaje a sus estados de ánimo. Su tendencia a la melancolía depresiva se manifiesta en el gusto por los ambientes nocturnos, los lugares apartados, las ruinas, los cementerios, el mar embravecido, las tormentas… 5. Originalidad y libertad creativa. Los románticos rechazan las normas en literatura: consideran que la obra de arte es producto de la inspiración o genio creador. Su originalidad se manifiesta en la mezcla de géneros literarios o de prosa y verso en el teatro, en la creación de nuevas estrofas y en la combinación de versos de distinta medida en los poemas. 6. Renovación de la lengua literaria. Los románticos utilizan con frecuencia un lenguaje muy vivo, con numerosas interrogaciones y exclamaciones. Hacen uso de un vocabulario sugerente y sonoro, con gran colorido y expresividad. Para los románticos, la imaginación es la suprema facultad de la inteligencia, y esa imaginación encuentra su mejor cauce en la poesía lírica y el drama. También se interesarán por las leyendas y las novelas históricas. En España, los tres poetas románticos más importantes son José de Espronceda, Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro. Espronceda representa el romanticismo liberal más exaltado: dedicó canciones a seres marginales de la sociedad, como el pirata, el verdugo, el mendigo o el reo de muerte; además, escribió dos extensos poemas narrativos, El estudiante de Salamanca y El diablo mundo. Bécquer y Rosalía son románticos tardíos, ya que escriben sus versos en la segunda mitad del siglo XX. Su poesía se caracteriza por el tono intimista y melancólico y la sencillez expresiva. Vida de Gustavo Adolfo Bécquer Gustavo Adolfo Domínguez Bastida nació en Sevilla en 1836. Firmó con el segundo apellido paterno, Bécquer, oriundo de Flandes. Tenía cuatro años cuando murió su padre; y once, al fallecer su madre. Su madrina, Manuela Monahay, dama culta y sensible, lo acogió. Inició estudios de Náutica, que no pudo proseguir. Quiso ser pintor –como su padre y su hermano Valeriano–, y por fin, se consagró a las letras. A los dieciocho años se instala en Madrid, y pasa increíbles penurias económicas. Trabaja como periodista y como adaptador de comedias y zarzuelas. A los veintiún años contrae la tuberculosis. Se enamora de la joven Julia Espín, hija de un compositor, y supuesta musa e inspiradora de algunas de sus primeras rimas. Entre 1859 y 1860, ama con pasión a una dama vallisoletana, que, cansada del poeta, lo abandona y lo sume en la desesperación. Un año más tarde, se casa con Casta Esteban, hija de un médico especialista en enfermedades venéreas. Tiene dos hijos con ella, y mantiene el hogar ejerciendo el periodismo. En política adopta una actitud conservadora. Obtiene un empleo como censor de novelas. Su esposa le es infiel, y el matrimonio se separa. Al estallar la revolución de 1868, Bécquer pierde su empleo. Arrastra una vida bohemia y viste con desaseo. La muerte de su hermano Valeriano le supone un duro golpe. Se reconcilia con Casta poco antes de morir de tuberculosis a los treinta y cuatro años. Las Rimas La poesía de Bécquer se publicó en 1871 de forma póstuma bajo el título de Rimas. Se trata de poemas breves, de tono popular y gran musicalidad, que versan sobre la creación poética, el amor, el dolor... Se organizan en cuatro bloques: Rimas I a VIII. Tratan sobre la poesía, el acto de la creación y el poeta. Rimas IX a XXIX. Tienen por tema el amor visto de una forma esperanzada y alegre. Rimas XXX a LI. Se centran en el desengaño amoroso. Rimas LII a LXXVI. Giran en torno a la soledad, el dolor y la muerte, tratados con un tono angustioso. Bécquer apuesta por una poesía breve y seca, “que brota del alma como una chispa eléctrica”: rechaza el carácter grandilocuente y artificioso del primer Romanticismo (el de Espronceda) y se decide por un lirismo intimista, sencillo de forma, desnudo de ornamentos. La influencia de la lírica romántica alemana (con Heine a la cabeza) y de la literatura popular será decisiva en el nuevo rumbo que Bécquer imprime a la poesía española. Hoy la crítica sitúa a Bécquer como cabeza de la lírica contemporánea. Su influjo es determinante en grandes poetas del siglo XX: Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas, Luis Cernuda… Obra narrativa Bécquer fue también un extraordinario prosista. Destacamos dos obras: Leyendas. Son dieciocho relatos, muchos de origen folclórico, en los que predominan los elementos maravillosos. Tratan temas claramente románticos: el amor imposible (El rayo de luna), lo misterioso y sobrenatural (Maese Pérez el organista, El Miserere), lo exótico (El caudillo de las manos rojas), lo costumbrista (La venta de los gatos)... Cartas desde mi celda. Crónicas compuestas durante una estancia de reposo en el monasterio de Veruela.