Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES Cuantificación del ADN y análisis del ciclo celular en un modelo de hepatocarcinogénesis Lourdes Rodríguez Fragosoa, Alejandro Nieto Rodrígueza, Teresa Cadenab, Sara García-Jiméneza y Jorge Alberto Reyes-Esparzaa a b Facultad de Farmacia. Universidad Autónoma del Estado de Morelos. Cuernavaca. Morelos. México. División de Patología. Instituto Nacional de Cancerología. México. El objetivo de este estudio fue cuantificar el ADN y analizar el ciclo celular en muestras de tejido hepático de ratas a quienes se les indujo un carcinoma hepatocelular bien diferenciado. Se cuantificó y analizó el ADN de las muestras con carcinoma hepático mediante citometría de flujo. Nuestros resultados mostraron la presencia de ADN diploide en todos los grupos durante la hepatocarcinogénesis. El contenido de ADN fue normal, independientemente de las características histopatológicas y etapa del cáncer. El análisis de animales incluidos en el modelo de hepatocarcinogénesis mostró un incremento en la cantidad de células hepáticas en proliferación, desde el segundo mes de tratamiento. Fue también evidente un importante incremento en la fase G2+M, en el sexto y octavo mes de tratamiento. Aunque hubo variaciones en todas las fases del ciclo celular a lo largo del desarrollo de la hepatocarcinogénesis, fue observada una actividad proliferativa constante (fases S+G2+M) en todo el proceso. Este modelo de hepatocarcinogénesis química inducido en rata puede ser empleado para estudiar alteraciones celulares y moleculares que se presentan desde etapas tempranas hasta la invasión y metástasis. Palabras clave: ciclo celular, diploidía, proliferación, cáncer, citometría. Rodríguez Fragoso L, Nieto Rodríguez A, Cadena T, García-Jiménez S, Reyes-Esparza JA. Cuantificación del ADN y análisis del ciclo celular en un modelo de hepatocarcinogénesis. Rev Oncol 2002;4(8):443-54. Ó INTRODUCCIÓN El carcinoma hepatocelular (CHC) es uno de los tumores más agresivos y por ello con pobre pronóstico1. La patogénesis multifactorial y de múltiples etapas que caracterizan al CHC han llamado la Correspondence: Dra. M. L. Rodríguez Fragoso. Flavio García, 32. Col. Presidentes Ejidales 2a Sección. Coyoacán 04470. México, D.F. E-mail: [email protected] Received 23 April 2002; Revised 22 July 2002; Accepted 22 July 2002. DNA content and cell cycle analysis in a model of hepatocarcinogenesis The aim of this study was to quantify DNA content and to analyze cell cycle on samples of liver tissue from rats with an induced well-differentiated hepatocellular carcinoma. For the study we analyzed and quantified DNA by flow cytometry. Our results showed the presence of DNA diploid in all groups during carcinogenesis. DNA content was normal independently of the histological features and the stage of cancer. The analysis of animals included in the hepatocarcinogenesis model showed an increase in the amount of liver cells in proliferation since the se-cond month of treatment. Cell population in S-phase showed an important increase between the second and fourth months. It was also evident an important increase in the G2+M phase in the sixth and eighth months. Although there were variations in all phases of cell cycle throughout hepatocarcinogenesis, it was observed a constant proliferative activity (S+G2+M phases) in all process. This hepatocarcinogenesis model could be used to study the molecular and cellular alterations present since early stages until the invasion and metastasis. Key words: cell cycle, diploidy, proliferation, cancer, and cytometry. atención de un amplio grupo de investigadores durante varias décadas. Sin embargo, aunque una variedad de factores etiológicos ya ha sido identificada, la alteración a nivel molecular no ha sido aún definida. Entre los cánceres humanos el carcinoma hepatocelular se caracteriza porque, generalmente, existe la presencia de unas enfermedades hepáticas crónicas previas como la hepatitis crónica y la cirrosis hepática, en las cuales el hígado está continuamente regenerándose después del daño hepático2-4. Esas observaciones han llevado a pensar que la continua proliferación de Rev Oncol 2002;4(8):443-54 443 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. RODRÍGUEZ FRAGOSO L, NIETO RODRÍGUEZ A, CADENA T, ET AL. CUANTIFICACIÓN DEL ADN Y ANÁLISIS DEL CICLO CELULAR EN UN MODELO DE HEPATOCARCINOGÉNESIS las células hepáticas puede causar desórdenes de genes que están regulando el ciclo celular de estas células y por consecuencia conducen al desarrollo de este cáncer. Una de las características fundamentales de las células cancerosas es la pérdida de su capacidad para controlar el crecimiento y la división. Recientes avances en oncología molecular han proporcionado una explicación, a nivel del ADN, sobre la transformación maligna y el potencial metastático de varios cánceres5,6. De esos estudios se concluye que la transformación maligna puede originarse por mutaciones no reparadas en protooncogenes y antioncogenes o por daños genéticos ambientales, infecciosos o de origen espontáneo. Sin embargo, cualquiera que sea el agente causal, la consecuencia de tales mutaciones se puede manifestar en diferentes sitios de la vía transductiva en las diferentes rutas bioquímicas celulares, desde el receptor hasta el núcleo. Como consecuencia de esto se produce un disbalance en la homeostasis de las fuerzas reguladoras que promueven y aquellas que restringen la proliferación celular7-9. La mayoría de los cánceres tiene alguna anomalía en los mecanismos que controlan la progresión del ciclo celular. Por ejemplo, se sabe que en muchos cánceres humanos frecuentemente están alterados los mecanismos reguladores del ciclo celular que controlan la progresión de la fase G110-13. Asimismo, estudios recientes indican que las funciones de varios genes que controlan el ciclo celular están alterados durante la carcinogénesis, y se sabe que esos cambios perturban tanto la proliferación celular como la estabilidad genómica, promoviendo así la transformación celular y acelerando el proceso de progresión tumoral. Aunque han sido encontradas pocas alteraciones en oncogenes conocidos, hay evidencia que involucra varios supuestos genes supresores en el desarrollo y progresión del carcinoma hepatocelular. Sin embargo, la mayoría de los genes afectados no han sido identificados todavía, por lo que el conocimiento de su existencia se basa en evidencias circunstanciales relacionadas con pérdida de ramas cromosomales14,15. La cuantificación del contenido de ADN y análisis del ciclo celular mediante citometría de flujo es un método conocido y utilizado para el estudio de las características biológicas y clínicas de varios tumores ma-lignos16, y parece ser un útil indicador para una variedad de tumores sólidos. En la mayoría, pero no en todos los tumores, el consenso es que la presencia de un tumor aneuploide predice una pobre tasa de supervivencia. Algunos estudios de citometría de flujo relacionados con carcinoma hepatocelular han sido descritos, pero el resultado del significado del modelo de ploi- 444 día del ADN ha sido controvertido17,18. Hasta la fecha no hay informes en los que se hayan analizado las variaciones del contenido de ADN y el ciclo celular a través de la hepatocarcinogénesis experimental, por lo que la finalidad de este estudio fue cuantificar el contenido de ADN y analizar el ciclo celular en muestras de tejido hepático de ratas a las que se les indujo químicamente un carcinoma hepatocelular bien diferenciado. MATERIAL Y MÉTODOS Animales Se realizó en ratas Wistar macho que pesan de 120 a 150 g y que fueron mantenidas con una dieta basal estándar (24% de proteína). Los animales fueron mantenidos en un ambiente de temperatura y humedad controlados y expuestos a ciclos alternos de luz/oscuridad por períodos de 12 horas. El alimento y agua fueron administrados ad libitum. Todos los procedimientos experimentales fueron aprobados por un comité ético. Modelo de hepatocarcinogénesis Se utilizó un modelo experimental de hepatocarcinogénesis química con una duración de 12 meses. Los animales fueron sometidos a un procedimiento de selección descrito por Farber y Solt19, ligeramente modificado por Lans et al20. Brevemente, 220 animales recibieron una dosis única intraperitoneal de dietilnitrosamina (DEN) (200 mg/kg) disuelto en solución salina. Después de dos semanas los animales fueron alimentados con una mezcla homogénea de su dieta estándar más 0,02% de 2-acetilaminofluoreno (2-AFF), suministrado a libre demanda por dos semanas (semana 3 y 4). Al término de la tercera semana los animales recibieron una dosis intragástrica de tetracloruro de carbono (2 ml/kg) en una dilución 1:1 en aceite mineral. Después de la cuarta semana los animales recibieron una solución al 0,05% de fenobarbital (FB) en el agua para consumo, la cual ingirieron ad libitum hasta su sacrificio. Un segundo grupo de 110 animales fue utilizado como controles sanos, y sólo recibieron fenobarbital en la misma dosis y vía descrita previamente. Finalmente se utilizaron tres grupos controles constituido por 20 animales cada uno: el primero recibió DEN y 2-AAF, el segundo recibió 2-AAF y CCl4 y el tercero recibió DEN y CCl4. Asimismo se incluyeron 20 animales que no recibieron tratamiento. No se observaron síntomas de sedación, por efecto del fenobarbital, en ninguno de los animales a lo largo del experimento. Los animales fueron sacrificados en grupos de 4 a 15 en intervalos de dos meses durante los siguientes 12 meses. El sacrificio de los animales fue por exsanguinación, previa anestesia con dietil éter. Después del sacrificio se realizó un examen visual post mortem del hígado y del resto de los órganos en busca de alteraciones evidentes. Los hígados fueron pesados y cortados con una hoja de bisturí en pequeñas secciones para revelar tumores no apreciables sobre la superficie del órgano. Rev Oncol 2002;4(8):443-54 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. RODRÍGUEZ FRAGOSO L, NIETO RODRÍGUEZ A, CADENA T, ET AL. CUANTIFICACIÓN DEL ADN Y ANÁLISIS DEL CICLO CELULAR EN UN MODELO DE HEPATOCARCINOGÉNESIS Cuantificación del ADN y análisis del ciclo celular Se definió como muestra diploide cuando tiene DI > 0,9 < 1,1 y como aneuploide cuando DI < 0,9 o DI > 1,1 en un mínimo del 15%-20% del total de eventos colectados en las muestras22. A partir de muestras tumorales se obtuvieron suspensiones nucleares para hacer la cuantificación del ADN y el análisis del ciclo celular. Se incubaron fragmentos de aproximadamente 100 mm3 a 4° C durante 15 minutos en una solución hipotónica (5 mM Tris y 5 mM MgCl2, pH 7,4), para producir una lisis de las células hepáticas. Tiempo después los fragmentos fueron homogeneizados con un homogeneizador tipo Dounce en una solución hipotónica. Alícuotas de la suspensión celular fueron procesadas de acuerdo al procedimiento descrito previamente para el aislamiento nuclear y el análisis del contenido de ADN21. Brevemente, las células hepáticas fueron fijadas en etanol al 80% a –20° C. Las muestras fueron rehidratadas en dos pasos al 100% agua. Posteriormente las células fueron digeridas con pepsina (0,5%) en solución salina al 0,9%, pH 1,5, a 37° C durante 30 minutos. Las muestras se pasaron a través de una malla de nylon de 100 mm de poro, fueron lavadas con solución amortiguadora de fosfatos (PBS) y 1 × 106 núcleos celulares fueron incubados con tripsina (30 µg/ml) durante 10 minutos. Inmediatamente después se agregó un inhibidor de tripsina (277 µg/ml) y ribonucleasa (55 µg/ml); después fueron incubados otros 10 minutos a temperatura ambiente. Finalmente se agregó ioduro de propidio (150 µg/ml) a la preparación nuclear y se incubaron en oscuridad a 4° C durante 15 minutos. Al menos 20.000 núcleos fueron analizados en un citómetro de flujo tipo FacSort con un láser de argón ajustado para emitir luz a 488 nm. Fueron obtenidos histogramas del área bajo la curva de FL2 (Fl2 A). El análisis de datos fue realizado con un sofware CellFit usando un modelo matemático RFIT (Becton-Dickinson, San José, CA). Fueron utilizados núcleos de eritrocitos de pollo y de timocitos de ternera como control estándar externo y núcleos de timocitos y hepatocitos de rata normal como control de ploidía para identificar las células diploides. El estado de ploidía se determinó sobre la base de la cantidad de ADN del control normal, mediante el calculo del índice de ADN (DI), el cual es un valor que expresa la cantidad de contenido de ADN con relación a un control normal. DI = Análisis histológico Para el examen microscópico se fijaron muestras de tejido hepático en formaldehído al 10% y fueron embebidas en parafina. Posteriormente el tejido fue procesado de acuerdo al examen histológico de rutina utilizando la tinción de hematoxilina-eosina. Análisis estadístico Se obtuvieron medidas de tendencia central y por la homogeneidad de los datos se utilizó ANOVA de dos vías. Para establecer las diferencias significativas entre los grupos se utilizó la prueba de «t» de Student para datos independientes, aceptando diferencias significativas cuando p < 0,0523. RESULTADOS Hepatocarcinogénesis química El modelo experimental utilizado en este trabajo per-mitió el desarrollo de un carcinoma hepatocelular bien diferenciado, caracterizado por la presencia de poblaciones relativamente homogéneas de células alteradas desde las etapas tempranas. Fueron observadas lesiones hepáticas macroscópicas, así como numerosos nódulos (denominados nódulos hiperplásicos) desde el segundo mes hasta el final del tratamiento. El día del sacrificio de cada grupo de animales control y tratados se llevó el registro del peso corporal, el peso del hígado, así como la mortalidad a lo largo del estudio. Como se puede observar en la tabla 1 la tasa de mortalidad de los animales tratados incrementó conforme fue avanzando el modelo experimental (p < 0,05) y se observó muerte de animales desde el segundo mes de tratamiento. El peso corporal tuvo una tendencia a incremen- Canal promedio del pico G0/G1 de la muestra Canal promedio del pico G0/G1 del control TABLA 1. Peso y mortalidad de los animales Meses de tratamiento 2 4 6 8 10 12 Peso corporal (g)3 Tx1 415 ± 57* 477 ± 31* 646 ± 55 559 ± 32* 572 ± 29* 574 ± 17* Control2 319 ± 20 426 ± 21 580 ± 18 610 ± 16 620 ± 14 635 ± 18 Peso de hígado (g)3 Tx1 19 ± 1* 20 ± 3* 21 ± 2 26 ± 3* 28 ± 3* 39 ± 10* Control2 14 ± 1 13 ± 1 18 ± 2 19 ± 2 21 ± 4 24 ± 4 Mortalidad (muertos/total) Tx1 Control2 2/20* 2/20* 4/20* 5/20* 7/20* 8/20* 0/10 0/10 1/10 0/10 0/10 1/10 1 Animales tratados con 2-acetilaminofluoreno (2-AAF) + dietilnitrosamina (DEN) + CCl4 + fenobarbital (FB). La administración de cada uno de ellos se especifica en la sección de material y métodos. 2 Animales control tratados únicamente con FB. 3 Cada valor representa el promedio + EEM de 20 animales tratados y de 10 controles, respectivamente. * p < 0.05 con respecto al grupo control. Rev Oncol 2002;4(8):443-54 445 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. RODRÍGUEZ FRAGOSO L, NIETO RODRÍGUEZ A, CADENA T, ET AL. CUANTIFICACIÓN DEL ADN Y ANÁLISIS DEL CICLO CELULAR EN UN MODELO DE HEPATOCARCINOGÉNESIS TABLA 2. Tamaño y tipo de lesiones hepáticas Meses Lesiones Animales de hepáticas con tratamiento* diámetros (mm) lesiones 2 4 6 8 10 12 <1 3 1-3 4-5 50 1-3 4-5 20 50 4-5 20-40 20-40 50 > 50 6/18 1/18 7/18 5/18 3/18 3/16 8/16 3/16 1/16 3/15 7/15 6/13 6/13 10/10 Tipo de lesiones NH NN CHC 6 1 7 4 1 2 2 1 0 0 0 0 1 0 2 1 4 2 1 3 5 1 0 2 3 2 3 10 0 0 2 2 2 2 4 2 1 3 7 6 6 10 NH: nódulos hiperplásicos; NN: nódulos neoplásicos; CHC: carcinoma hepatocelular.* Tratamiento: dietilnitrosamina (DEN) + 2-acetilaminofluoreno (2-AAF) + CCl4 + fenobarbital (FB). tar en los primeros 6 meses. Sin embargo, a partir del octavo mes disminuyó de manera significativa con respecto a los animales controles, p < 0,05 (tabla 1). El peso del hígado de los animales tratados incrementó desde los primeros meses con respecto al grupo control (p < 0.05). Fue interesante notar que este incremento también se observó en los últimos meses de tratamiento (8, 10 y 12 meses); esto probablemente como consecuencia de un incremento en el número y el tamaño de los nódulos. Después de hacer el examen macroscópico del tejido hepático de cada uno de los animales se registró el tamaño de las lesiones y junto con el estudio histológico se de-terminó el tipo de lesiones (tabla 2). El incremento en el tamaño de las lesiones en el número de los animales que las presentaron fueron más evidentes en los últimos meses del modelo. Asimismo, el tipo de lesiones dejaron de ser simples alteraciones locales, vistas al inicio del tratamiento, a la aparición del carcinoma hepatocelular y al término del mismo. En los dos últimos meses se observó un aumento en la cantidad de nódulos y lesiones características del carcinoma hepatocelular, lo que hizo imposible hacer un recuento de las lesiones semejante al realizado en los meses anteriores; se podría decir que en ese momento el tejido hepático fue sustituido en su totalidad por un carcinoma hepatocelular. Hallazgos histopatológicos El tratamiento químico utilizado en este modelo experimental llevó al desarrollo de un carcinoma hepatocelular bien diferenciado. Las muestras de tejido hepático mostraron en los primeros 4 meses de iniciado el tratamiento pequeños nódulos hiper- 446 plásicos distribuidos al azar (lesiones preneoplásicas). Esos nódulos fueron constituidos por hepatocitos grandes con núcleos hipercromáticos y abundante citoplasma acidófilo (fig. 1B). Además se observaron pequeñas zonas de necrosis. Después del cuarto mes de tratamiento se observaron grandes nódulos hepáticos formados por hepatocitos neoplásicos que muestran atipia nuclear e hipercromasia, numerosos núcleos grandes y acidófilos, así como mitosis atípicas. Después del quinto mes el parénquima hepático fue sustituido por nódulos hepáticos grandes (mayor de 1 cm de diámetro) (fig. 1C). Esos nódulos estuvieron constituidos por hepatocitos neoplásicos y quistes con material acidófilo coloidal, además estuvieron rodeados de fibras de colágena delgadas. En ese tejido fibroso se observaron numerosos vasos sanguíneos y conductos biliares (fig. 1D). Después del sexto mes todas las alteraciones histopatológicas incrementaron progresivamente en número y tamaño (tabla 2). Hacia el octavo mes de tratamiento se observó, en algunos nódulos o en el parénquima internodular, la presencia de vasos sanguíneos telangiectásicos ampliamente dilatados (peliosis hepatis), la cual fue una característica bastante común, junto con grandes conductos biliares (fig. 1E). Animales con 12 meses de tratamiento mostraron enormes nódulos tumorales coalescentes cubriendo casi todo el tejido hepático. Los grupos control tratados únicamente con DEN, 2-AAF o CCl4 junto con FB mostraron el desarrollo de pequeños nódulos tumorales y baja mortalidad (datos no mostrados). En la figura 1 se muestra la arquitectura del tejido hepático de animales sanos (sin ningún tratamiento). Patrón de ploidía del ADN La tabla 3 muestra el análisis del contenido de ADN en los grupos incluidos en el modelo de carcinogénesis. Nuestros resultados mostraron la presencia de ADN diploide no sólo en los animales controles, sino en todos los grupos tratados con agentes carcinogénicos. Fue interesante notar que el contenido de ADN en los animales incluidos en el modelo de hepatocarcinogénesis fue normal, independientemente del patrón histopatológico y la etapa del cáncer. Análisis del ciclo celular Se observó que los animales controles mostraron un gran porcentaje de núcleos celulares en la fase Go/G1 (80%) y en una menor proporción células en proliferación (20%). El análisis de los animales incluidos en el modelo de hepatocarcinogénesis mostró que la población de células hepáticas en proliferación incrementó tres veces desde el segundo Rev Oncol 2002;4(8):443-54 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. RODRÍGUEZ FRAGOSO L, NIETO RODRÍGUEZ A, CADENA T, ET AL. CUANTIFICACIÓN DEL ADN Y ANÁLISIS DEL CICLO CELULAR EN UN MODELO DE HEPATOCARCINOGÉNESIS A B D C Fig. 1. Estudio histológico de las secciones de hígado de ratas en diferentes etapas de la carcinogénesis. Los animales fueron tratados como se especificó en la sección de material y métodos y desarrollaron un carcinoma celular bien diferenciado: a) arquitectura hepática normal (H%E, 200×); b) después de dos meses de tratamiento se observaron nódulos hiperplásicos distribuidos al azar (H&E, 400×); c) grandes nódulos neoplásicos mayores de 1 cm (flecha) fueron observados en el parénquima hepático después de 5 meses de tratamiento. Varias estructuras quísticas con material coloidal se formaron dentro de los nódulos. (H&E, 400×); d) después de 6 meses de tratamiento hubo presencia constante de vasos sanguíneos telangiectásicos, así como nódulos de mayor tamaño constituidos por hepatocitos neoplásicos y quistes con material coloidal acidofílico (flecha) (H&E, 200×), y e) carcinoma celular a los 12 meses de tratamiento. Todo el tejido sano fue sustituido por nódulos neoplásicos rodeados por septos fibrosos con numerosos conductos biliares en neoformación (H&E, 400×). E mes de tratamiento, y aunque hubo variaciones esta actividad proliferativa se mantuvo a lo largo del desarrollo del cáncer, (p < 0,05) (fig. 2). Sin embargo, la población de células proliferando disminuyó un 20% al octavo y duodécimo meses, aunque el porcentaje de células no llegó a ser igual a aquel observado en las células de los animales controles. Contrariamente, la población de células en fase Go/G1 del ciclo celular se redujo a un 50% y se mantuvo muy cercano a este porcentaje durante la carcinogénesis (p < 0,05), y aunque hubo un incremento en el octavo y duodécimo meses éste no llegó a ser igual al observado en los animales controles. El in- cremento en el porcentaje de células en fase Go/G1 correlacionó con la correspondiente disminución de la población en actividad proliferativa en esos meses. La figura 3 muestra el porcentaje de la población de células en fase S durante la hepatocarcinogénesis. Se observó un importante incremento entre el segundo y cuarto meses (p < 0,05). Después de este tiempo la población de células en fase S mostró una reducción importante, incluso en el octavo mes la cantidad de células en fase S disminuyó por debajo de los valores de la células control (p < 0,05). En el décimo mes se observó un segundo pico de células en fase S (p < 0,05). Por otro lado, la figu- Rev Oncol 2002;4(8):443-54 447 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. RODRÍGUEZ FRAGOSO L, NIETO RODRÍGUEZ A, CADENA T, ET AL. CUANTIFICACIÓN DEL ADN Y ANÁLISIS DEL CICLO CELULAR EN UN MODELO DE HEPATOCARCINOGÉNESIS TABLA 3. Contenido de ADN Número de animales 2 4 6 8 10 12 Control2 ADN diploide 6 6 6 15 12 9 6 ADN aneuploide 6/6 6/6 6/6 15/15 12/12 9/9 6/6 0/6 0/6 0/6 0/15 0/12 0/9 0/6 % de células en fase S 80 Meses de tratamiento Animales tratados con 2-acetilaminofluoreno (2-AAF) + dietilnitrosamina (DEN) + CCl4 + fenobarbital (FB). La administración de cada uno de ellos se especifica en la sección de material y métodos. 2 Animales control, tratados únicamente con FB. % de células 100 90 80 Fase Go/Gl * 60 * * * * * 30 * * * * 20 Actividad proliferativa 10 0 0 Control 2 4 6 8 10 12 meses Hepatocarcinogénesis Fig. 2. Actividad proliferativa durante la hepatocarcinogénesis. Cambios observados en las fases G0/G1 () y en la actividad proliferativa (fases S+G2+M) (...) durante la hepatocarcinogénesis. Las muestras fueron obtenidas de los animales tratados con diferentes agentes carcinogénicos como se especificó en la sección de material y métodos. Cada barra representa el promedio de 10 experimentos realizados en duplicado ± EEM. * p < 0,05 con respecto al grupo control. 448 * 50 40 30 20 * Control 2 4 6 8 10 12 meses Hepatocarcinogénesis Fig. 3. Población de células hepáticas en fase S. Suspensiones de núcleos celulares se analizaron de muestras de tumor congelado como se especificó en la sección de material y métodos. Cada barra representa el promedio de 10 experimentos realizados en duplicado ± EEM. * p < 0,05 con respecto al grupo control. DISCUSIÓN El carcinoma hepatocelular es un tumor muy agresivo con pobre pronóstico24-26. Más de 250.000 casos son diagnosticados anualmente en todo el mundo; de ellos menos del 3% sobrevivirán 5 o más años. Desafortunadamente se sabe poco sobre las alteraciones específicas responsables del desarrollo o progresión del carcinoma hepatocelular humano. En años recientes ha sido extensamente estudiado el ciclo celular en células tumorales provenientes de diferentes tejidos con el fin de investigar los mecanismos moleculares que llevan a la proliferación celular y transformación maligna y conocer si esto puede constituir un factor pronóstico27,28. Ahora se sabe, por * 50 40 * 0 % de células en fase G2+M 70 * 10 1 ra 4 muestra los cambios observados en la población de células en fases G2 + M durante la carcinogénesis. Es evidente un incremento de la población de células en esas fases del ciclo celular en el sexto y octavo meses (p < 0,05). Sin embargo, aunque se observó una disminución en el décimo mes, la población de células en esas fases tendió a incrementar nuevamente en el duodécimo mes (p < 0,05). A pesar de que existieron variaciones en todas las fases del ciclo celular a través de la hepatocarcinogénesis, fue evidente una constante progresión del ciclo celular (S + G2 + M) en todo el proceso. 70 60 50 * 40 * 30 20 10 * * 0 Control 2 4 6 8 10 12 meses Hepatocarcinogénesis Fig. 4. Población de células hepáticas en fase G2+M. Se utilizaron suspensiones de núcleos celulares que se analizaron en un citómetro de flujo con un láser de argón ajustado para emitir luz a 488 nm como se especificó en la sección de material y métodos. Cada barra representa el promedio de 10 experimentos realizados en duplicado ± EEM. * p < 0,05 con respecto al grupo control. Rev Oncol 2002;4(8):443-54 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. RODRÍGUEZ FRAGOSO L, NIETO RODRÍGUEZ A, CADENA T, ET AL. CUANTIFICACIÓN DEL ADN Y ANÁLISIS DEL CICLO CELULAR EN UN MODELO DE HEPATOCARCINOGÉNESIS en seres humanos; por otro lado, nos permitió conocer las variaciones que ocurren en el ciclo celular y el contenido de ADN, que conllevan al incremento de la proliferación celular y, por consiguiente, al desarrollo del cáncer. El modelo de hepatocarcinogénesis utilizado fue el desarrollado previamente por FarberSolt, llamado «modelo de los hepatocitos resistentes»19, que permitió hacer el análisis de los eventos celulares e histológicos del carcinoma hepatocelular durante las dife- rentes etapas de su desarrollo en un tiempo más reducido que el de otros modelos. Durante el desarrollo del cáncer los hepatocitos son «alterados» por la exposición a una dosis única de un carcinógeno intenso que actúa como iniciador (dietilnitro- samina). Las células transformadas proliferan de manera lenta y su capacidad funcional es reducida. Estos hepatocitos llamados «resistentes» son células precursoras potenciales para el desarrollo del cáncer de hígado, pero no han adquirido la propiedad de crecer y proliferar en forma autónoma. Los hepatocitos «resistentes» son seleccionados y se desarrollan ejemplo, que el núcleo de células cancerosas frecuentemente tiene un contenido anormal de ADN29-32. El empleo de modelos animales en el estudio del cáncer ha contribuido sustancialmente al entendimiento de procesos patológicos como el cáncer33-35. Se ha observado que los modelos de cáncer experimental inducido en animales comparten muchas semejanzas con el comportamiento tumoral observado en los seres humanos. De hecho, datos obtenidos de esos estudios están proporcionando información para ampliar el conocimiento del proceso de carcinogénesis, entre ellos identificar los mecanismos de control genético, los mecanismos de iniciación y progresión, el control de la invasión y metástasis, por mencionar algunos. Este trabajo nos permitió, por un lado, hacer un análisis secuencial del desarrollo de las lesiones preneoplásicas (nódulos hiperplásicos)36 y neoplásicas del carcinoma hepatocelular en un modelo in vivo, el cual, como pudimos observar, mostró muchas características histológicas semejantes a las que se presentan Modelo del «hepatocito resistente» Fármaco Proceso Hallazgo Hepatocito normal Transformación Dietilnitrosamina (iniciador) t=0 Daño permanente al ADN Selección Hepatocito resistente 2-acetilaminofluoreno t=15 días Nódulos de hepatocitos resistentes Estímulo necrogénico CCL4 t=30 días Muerte celular Proliferación activa Nódulos de células hiperplásicas Transformación maligna Fig. 5. Esquema del modelo de hepatocarcinogénesis empleado en el estudio, desarrollado previamente por Farber-Solt, llamado también «modelo de los hepatocitos resistentes». Fenobarbital (promotor) t=1 mes Células malignas lentas 12 meses Nódulos neoplásicos Carcinoma hepatocelular Rev Oncol 2002;4(8):443-54 449 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. RODRÍGUEZ FRAGOSO L, NIETO RODRÍGUEZ A, CADENA T, ET AL. CUANTIFICACIÓN DEL ADN Y ANÁLISIS DEL CICLO CELULAR EN UN MODELO DE HEPATOCARCINOGÉNESIS dentro de nódulos por exposición a 2-acetilaminofluoreno. Además de ese tratamiento requieren de un estímulo generalizado para entrar a proliferar; esto se logra a través de la administración de una dosis necrogénica de tetracloruro de carbono, tras lo cual las células tienen la capacidad de proliferar rápidamente hasta desarrollar nódulos hiperplásicos. Posteriormente, al exponer a los animales a fenobarbital de manera indefinida, se incrementa el número de células y su transformación, de manera que de ser «células tumorales latentes» pasan a convertirse en células realmente malignas en un proceso de propagación. Bajo ese esquema de tratamiento de los animales se aseguró el desarrollo del carcinoma hepatocelular bien diferenciado (fig. 5). Como se observa en la figura 1 y de los datos reportados en la tabla 1, a los dos meses se observaron lesiones nodulares hiperplásicas pequeñas. En este momento ya habían recibido dietilnitrosamina, 2-acetilaminofluoreno, CCl4 y hacía un mes que habían iniciado el fenobarbital, es decir, los hepatocitos «resistentes» ya habían sido seleccionados y agrupados en nódulos hiperplásicos. Posteriormente, a tres meses de haber iniciado el tratamiento con fenobarbital el proceso fue avanzando y los nódulos hiperplásicos pasaron de ser pequeños (< 3 mm) a grandes nódulos (hasta 50 mm), y dejaron de ser hiperplásicos para convertirse en nódulos neoplásicos e inclusive ya típicos del carcinoma hepatocelular. Esto corrobora lo ya antes informado por otros investigadores en relación con que es necesario que los animales reciban diferentes agentes químicos para que las células hepáticas pasen por las etapas de iniciación, promoción y progresión de la carcinogénesis química. Si bien es cierto que el modelo ya ha sido desarrollado por otros investigadores, es importante señalar que no existe un trabajo donde se haga un seguimiento de parámetros como peso corporal, peso de hígado, mortalidad, etc. Los estudios encontrados con relación al mo-delo de carcinoma hepatocelular describen el tipo de lesión hallada y en general informan de hallazgos histológicos encontrados posterior a los 6 meses y asimismo describen una alta tasa de mortalidad. En este estudio quisimos hacer el seguimiento de los diferentes parámetros antes señalados, así como la correlación entre los hallazgos histopatológicos y el estado general de los animales. El registro del peso corporal, tanto en animales tratados como sanos, permitió comparar y relacionar las diferencias en el peso con las características macro y microscópicas de las lesiones tumorales en hígado. Como se observa en la tabla 1, si bien en los primeros 6 meses hubo un incremento del peso corporal de los animales a quienes se les indujo el daño hepático, esto pudo ser a expensas del aumento del tamaño del 450 hígado. Sin embargo, el daño hepático repercutió directamente en la salud de los animales; a partir del octavo mes de tratamiento se empezó a observar una disminución en el peso corporal de los animales. Esto correlacionó con la presencia de mayor número de lesiones neoplásicas e inclusive ya típicas de carcinoma hepatocelular. Contrariamente a la disminución del peso corporal, se observó un aumento en el peso del hígado. Desde el inicio del modelo se encontró la presencia de hepatomegalia en los animales sometidos al tratamiento con los agentes carcinogénicos, dato que se corroboró al observar un aumento en el peso del hígado de todos los animales. El incremento en el peso del hígado en los primeros 4 meses probablemente se debió a la presencia e incremento de los nódulos hiperplásicos. Sin embargo, el aumento en el peso del hígado en las etapas finales del cáncer fue debido probablemente al aumento en el número y tamaño de los nódulos neoplásicos (tablas 1 y 2). La disminución del peso corporal es un hallazgo clínico que se presenta en pacientes no sólo con carcinoma hepatocelular, sino en general en todos los tipos de cáncer, por lo que no es sorprendente que este hallazgo lo hayamos observado en los animales con carcinoma hepatocelular. Por otro lado, como se señaló previamente, el carcinoma hepatocelular es uno de los tumores más agresivos y por tanto tiene un pobre pronóstico. Nosotros observamos una alta mortalidad de los animales a quienes se les indujo el cáncer y ésta incrementó conforme avanzó el desarrollo del cáncer hepático, lo cual fue debido muy probablemente a una insuficiencia hepática grave o a alguna otra complicación clínica asociada. Este grupo de trabajo ya ha comprobado previamente que la función hepática se deteriora conforme avanza la carcinogénesis37. Es importante señalar que tanto los hallazgos histopatológicos como el comportamiento clínico del carcinoma hepatocelular que presentaron los animales durante el desarrollo de este modelo de hepatocarcino- génesis fue muy similar al observado en los seres humanos. Sakamoto et al han informado de la presencia de lesiones de tipo hiperplasia adenomatosa, hiperplasia adenomatosa atípica y carcinoma hepatocelular temprano en una serie de 320 carcinomas hepatocelulares en seres humanos. Asimismo han señalado que el carcinoma hepatocelular bien diferenciado se desarrolla en forma secuencial a través de las fases señaladas, sobre todo en aquellos pacientes en quienes hay una enfermedad hepática crónica previa38. Se considera que, al igual que durante la patogénesis de otras neoplasias malignas, como sería el cáncer colorrectal, la acumulación de un conjunto de aberraciones podría también ser necesaria para el desarrollo del carci- Rev Oncol 2002;4(8):443-54 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. RODRÍGUEZ FRAGOSO L, NIETO RODRÍGUEZ A, CADENA T, ET AL. CUANTIFICACIÓN DEL ADN Y ANÁLISIS DEL CICLO CELULAR EN UN MODELO DE HEPATOCARCINOGÉNESIS noma hepatocelular en etapas múltiples. En cuanto a la evolución clínica, como ya se señaló previamente, este tipo de neoplasia es muy agresiva; por tanto, tiene una conducta tumoral maligna típica acompañada de pérdida de peso, disfunción hepática y alta mortalidad. Muchos estudios han mostrado que el patrón de ploidía del ADN puede ser un predictor del pronóstico en muchos tipos de cáncer humano; sin embargo, el significado del patrón de ploidía del ADN en el carcinoma hepatocelular sigue siendo aún controvertido29-31. Algunos estudios han mostrado que la aneuploidía correlaciona significativamente con el tamaño y la presencia de invasión vascular o metástasis intrahepática. Sin embargo, hay investigadores que no encuentran cambios en el patrón de ploidía32. Nuestros resultados mostraron que hubo ADN diploide en el tejido hepático de todos los animales con lesiones premalignas y malignas, incluso cuando todo el tejido hepático fue sustituido por carcinoma hepatocelular. En la actualidad se considera que la diploidía no debe ser vista como un factor determinante del carácter biológicamente benigno de un tumor. Muchos tumores puramente diploides son muy agresivos. Varios estudios han mostrado la presencia de carcinoma hepatocelular con ADN diploide teniendo un pobre pronóstico39,40. Rew ha indicado que la presencia de ADN diploide no necesariamente implica una estructura o arreglo cromosomal preciso41. Señala que cuando ocurre una pérdida de un fragmento cromosomal en algún sitio esta pérdida puede ser balanceada, ya sea por una translocación o por una ganancia del ADN en cualquier sitio en la construcción cromosomal. La diploidía pura parece ser uno de los muchos estados citogenéticos compatibles con la replicación y supervivencia celular. Nuestros resultados mostraron la pre- sencia de carcinoma hepatocelular asociado a ADN diploide en tejido hepático. Esto indica que el daño inicial permanente al ADN responsable de la carcinogénesis pudo ser debido a deleciones o translocaciones cromosomales, mutaciones puntuales y/o amplificación de genes que no afectaron el número diploide de cromosomas. Pequeños incrementos o deleciones en el número de copias de genes y fragmentos cromosomales pueden no detectarse en algunos tumores debido a que la limitada construcción de los instrumentos hacen que éstos no sean lo suficientemente sensibles para discriminar lo cercano a la diploidía. Otro aspecto que es importante considerar es que los estudios en los cuales se han analizado múltiples muestras de tumores individuales indican que puede haber considerable heterogeneidad en el contenido de ADN de un sitio a otro del tumor. Por ejemplo, es posi- ble encontrar en un mismo tumor zonas, ya sea puramente diploides o aneuploides. Aunque en nuestro estudio analizamos muestras donde fue evidente un gran tumor, sin embargo pudo haber áreas tumorales conteniendo células con ADN aneuploide que no detectamos por ser un porcentaje mínimo, es decir, menor del 5%. Es importante recordar que una simple biopsia no es representativa del tumor entero; asimismo, es esencial reconocer que la diploidía y aneuploidía son parte de un continuo y refinado proceso de reparación de no sólo simples bases mutadas del ADN, sino también de gruesas anormalidades cromosomales, más que dos distintas etapas existentes. El estudio de ploidía del ADN por citometría de flujo es un método cuantitativo más que cualitativo, lo cual puede explicar por qué una cantidad normal de ADN, aunque con mutaciones o translocaciones de algunos segmentos del ADN, puede tener un modelo diploide, el cual a pesar de eso falla para predecir la conducta del carcinoma hepatocelular. En la actualidad las investigaciones con relación al patrón de ploidía del carcinoma hepatocelular aún son controvertidas. Si bien todos los estudios encontrados han sido hechos utilizando la técnica de citometría de flujo, existe una amplia variación en el patrón de ploidía mostrado. Lo interesante que hay que hacer notar es que si bien todos los estudios han usado la misma metodología, citometría de flujo, ha habido algunas variaciones en cuanto a las características del tejido empleado. Algunos investigadores indican que han utilizado muestras de tejido tumoral en el cual h a y presencia de invasión vascular, de metástasis intra y extrahepática, diferente tipo histológico, diferente tamaño tumoral, etc.4,16-19,42,43. Esto podría explicar la variación en el patrón de ploidía del ADN encontrado en esos estudios y por esa razón muchos investigadores señalan que no hay una relación entre el valor pronóstico del carcinoma hepatocelular y el patrón de ploidía que se encuentra. En relación con nuestros resultados es importante señalar que hasta la fecha no hay estudios en la literatura sobre análisis de ADN en modelos de hepatocarcinogénesis en animales, por lo que no es posible hacer una comparación con otros modelos de carcinogénesis. Además, el carcinoma hepatocelular que desarrollamos fue inducido químicamente, lo que indica que el daño celular y genotóxico inducido a los hepatocitos puede ser diferente a quellos que ocurren durante la carcinogénesis en el hombre. Es importante recordar que el cáncer es una enfermedad multifactorial, por lo que tal vez el patrón de ploidía dependerá de los factores involucrados en el desarrollo del carcinoma hepatocelular. El análisis del ciclo celular mostró datos relevan- Rev Oncol 2002;4(8):443-54 451 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. RODRÍGUEZ FRAGOSO L, NIETO RODRÍGUEZ A, CADENA T, ET AL. CUANTIFICACIÓN DEL ADN Y ANÁLISIS DEL CICLO CELULAR EN UN MODELO DE HEPATOCARCINOGÉNESIS tes y concordantes con los hallazgos histopatológicos. Las células del parénquima hepático normal son células quiescentes (o estables) que normalmente muestran un bajo nivel de proliferación; sin embargo, las células pueden sufrir una rápida división en respuesta a estímulos biológicos, químicos, etc. La capacidad regenerativa de las células estables es mejor ejemplificada por la capacidad del hígado para regenerar después de una hepatectomía y siguiente al daño tóxico (etanol) o vírico (hepatitis B)44-46. La relativa dificultad del hepatocito para alcanzar respuestas de proliferación en el hígado intacto sugiere que los hepatocitos quiescentes están bajo un estricto control de proliferación. Incluso aunque la actividad proliferativa del hepatocito adulto generalmente es baja, ocurre una tasa muy baja de proliferación de estas células. Nuestros resultados estuvieron en concordancia con esto, el tejido hepático de animales controles mostró un 80% de células hepáticas en fase Go/G1, mientras que sólo el 20% estuvo en actividad proliferativa. La fracción de células en fase S representa una fracción del total de células en proliferación. La medición de esta fracción celular puede ser de valor clínico en las etapas premalignas de un tumor para pronosticar la malignización del mismo38, y en caso de un cáncer, para la estimación de la actividad proliferativa del tumor y por tanto en predecir su velocidad de crecimiento. Nuestros resultados mostraron que la fase S estuvo incrementada en etapas tempranas de la carcinogénesis. Como mencionamos previamente, durante el primer mes los hepatocitos sufren una serie de alteraciones que los lleva a la transformación maligna como consecuencia del efecto de los agentes carcinogénicos. Durante esta serie de eventos los hepatocitos pasan de una fase de proliferación lenta a activa (primer mes del esquema de tratamiento); una vez que el hepatocito se transforma a una célula maligna su capacidad proliferativa aumenta aún más (a partir del segundo mes de tratamiento en este modelo). Un fenómeno interesante que se observó fue la presencia de un segundo incremento en la fase S en el décimo mes. ¿Qué puede significar esto? En este trabajo nosotros observamos que en el octavo mes hubo presencia de vasos sanguíneos telangiectásicos ampliamente dilatados (peliosis hepatis) junto con grandes conductos biliares. Estudios previos han mostrado proliferación o infiltración de hepatocitos dentro de tabiques fibrosos y en el tracto portal37,47,48. Creemos que previo a este tiempo ocurrió la invasión de células tumorales vía: a) invasión del tejido fibroso y /o tracto portal, y b) invasión de la pared de vasos sanguíneos de venas portas y hepáticas. Resultados previos por este grup o de trabajo han mostrado la expresión del activa- 452 dor de plasminógeno tipo urocinasa, una enzima asociada con invasión y metástasis, en los conductos biliares en neoformación, así como en el área periportal, lo cual indica la presencia de células invasoras en esas áreas49. De hecho, trabajos previos indican la presencia de células cancerosas no sólo en la periferia del tracto portal, sino en el centro, entre venas, arterias y conductos, por lo que la presencia del segundo pico de la fase S puede indicar la existencia de células tumorales invasoras en proliferación, es decir, puede indicar que hay fenómenos de invasión y metástasis intrahepática. Durante la fase G1 la célula responde a señales extracelulares, ya sea para avanzar hacia otra división o detener el ciclo en la etapa de reposo (Go)50,51. Ahora se sabe que durante la transformación oncogénica varios blancos reguladores de la progresión de la fase G1 están afectados52-54. Fue interesante notar en nuestros resultados dos incrementos en las fases Go/G1 y G2 + M del ciclo celular (octavo y duodécimo meses). La presencia de tales incrementos indicó que hubo una prolongación de esas fases del ciclo celular. Si consideramos que G1 y G2 son las fases caracterizadas por una expresión de genes, síntesis de proteínas estructurales y funcionales, necesarios para el aumento de volumen celular, y que la fase M es el período durante el cual el material genético y el citoplasma son distribuidos equitativamente a las dos células en formación, entonces la presencia de células con fases alargadas puede ser debido a que en ese período el tejido hepático no tuvo la suficiente cantidad de «nutrientes» necesarios para la formación y función de la población de células proliferantes, por lo que las células deben detenerse más tiempo de lo normal en esas fases. Recientes estudios han mostrado que las células pueden encontrarse en un punto de restricción durante la fase G1, donde el ciclo puede estar parado indefinidamente si las condiciones son desfavorables para el crecimiento55,56. Ha sido informado previamente que el tiempo total de ciclo celular para muchos tumores es igual o más largo que el de las correspondientes células normales. De hecho se ha concluido que el crecimiento tumoral no está comúnmente asociado con un acortamiento del ciclo celular57,58. De la misma manera, si la célula no tiene el tamaño adecuado no ocurre la transición hacia la fase G1/S ni hacia la fase G2/M59. Este grupo ha encontrado previamente que la función bioquímica hepática no es normal durante la evolución del cáncer37. Esto significa que si la función del hígado está alterada a lo largo de la carcinogénesis puede haber períodos donde los nutrientes no son los suficientes tanto para la función entera del organismo como para la proliferación de las células tumorales. Rev Oncol 2002;4(8):443-54 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 20/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. RODRÍGUEZ FRAGOSO L, NIETO RODRÍGUEZ A, CADENA T, ET AL. CUANTIFICACIÓN DEL ADN Y ANÁLISIS DEL CICLO CELULAR EN UN MODELO DE HEPATOCARCINOGÉNESIS El hecho de que hayamos encontrado dos picos al octavo y duodécimo mes apoya la idea de que existen dos poblaciones de células en proliferación. La primera, originada del evento inicial causante del daño permanente al ADN que originó la proliferación y expansión clonal de las células transformadas (inducidas por los agentes carcinogénicos). Posiblemente en esta etapa las mutaciones en las proteínas del ciclo celular contribuyeron a la tumorigénesis al promover la proliferación celular directamente por permitir a la célula sobrellevar o evitar controles que ordinariamente restringen la proliferación. Como consecuencia de esto la célula no detectó alarmas internas que le señalaron la presencia de errores en la duplicación y se-gregación de información genética. Por otro lado, la segunda población celular estuvo constituida por otra población de células proliferativas probablemente originadas como consecuencia de la invasión a estructuras vecinas al foco primario. La invasión vascular ha sido mostrada en etapas tempranas del c a r cinoma hepatocelular36,39. De hecho se sabe que conforme aumenta el número de nódulos de carcinoma hepatocelular la posibilidad de que ocurra invasión en el tracto portal incrementa. Además, se sabe que una vez que la célula tumoral invasora se ubica lejos del tumor primario, toma lugar un nuevo evento de proliferación de esas células metastásicas. En este modelo hubo dos factores que pudieron favorecer el desarrollo de metástasis: la presencia de grandes y numerosos nódulos y la peliosis hepatis. Este último pudo ser un factor de diseminación vascular y por tanto de metástasis intrahepática. Actualmente se sabe que el carcinoma hepatocelular tiene un gran potencial para producir invasión vascular y llevar a la metástasis intrahepática más que a otros sitios1,3. En resumen, el modelo de hepatocarcinogénesis química inducido en rata puede ser un buen modelo para estudiar alteraciones moleculares asociadas a los cambios histopatológicos que se presentan a lo largo de la hepatocarcinogénesis. Asimismo, puede ser un modelo para estudiar aquellos mecanismos que controlan el ciclo celular, así como todas aquellas moléculas asociadas al mismo. La variabilidad en las características del tejido empleado para el análisis del patrón de ploidía de este cáncer hace difícil tener un patrón de ploidía exacto y una correlación con el valor pronóstico. Aunado a esto, dado que aún no hay otros trabajos en modelos animales sobre el patrón de ploidía del ADN del carcinoma hepatocelular bien diferenciado, nuestros hallazgos no pueden reflejar lo que ocurre en el cáncer humano ya que su origen es distinto. El hallazgo de la presencia de dos poblaciones celula- res en proliferación indicativa de la presencia de metástasis intrahepáticas plantea la posibilidad de que este modelo pueda ser empleado también para el estudio de los procesos de invasión y metástasis. Bibliografía 1. Wright TL, Venok AP, Millward-Sadler GH. 1972. Hepatic tumors. En: Millward-Sandler GH, Wright R, Arthur MPJ, editores. Wright´s liver and biliary disease. London: WB Saunders; 1972. 2. Lynne WE, Curtis C. Hepatocellular carcinoma. 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