Número de registro: 2057 Octava Época Instancia: Tribunales

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AMPARO DIRECTO 607/93.
Número de registro: 2057
Octava Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
Tomo: Tomo XIV, Agosto de 1994
Página: 449
AMPARO DIRECTO 607/93. TAURINO AZCATL TLALPACHITO.
CONSIDERANDO:
QUINTO.-Son infundados los conceptos de violación que se plantean, sin que se esté en el
caso de suplir la deficiencia de la queja en términos de lo dispuesto por la fracción II del
artículo 76 bis de la Ley de Amparo, según se desprende del estudio integral del asunto.
Alega en primer término el quejoso, que los elementos materiales y objetivos del cuerpo del
delito de portación de arma prohibida no se encuentran acreditados dentro de la causa, en
virtud de que el agraviado en su denuncia mencionó que el quejoso el día de los hechos lo
alcanzó, lo injurió y sacó un cuchillo, acusación que no está debidamente probada pues al
respecto sólo existe el dicho de los testigos, Arturo Azcatl Ocelotl, quien dijo que el día de
los hechos el acusado sacó un fierro, y Delfino Gregorio Rosas, quien afirmó por su parte que
el ahora amparista sacó un fierro con punta de doce o quince centímetros, de donde se
concluye que los testigos no convienen con el agraviado sobre la existencia de un cuchillo,
pues es muy diferente un fierro a un cuchillo.
No le asiste la razón al solicitante de amparo en virtud de que si bien es cierto que el
agraviado en su denuncia (foja 5), señaló que el aquí quejoso se llevó las manos a la cintura y
sacó un cuchillo, mientras que el primero de los testigos dijo que (foja 6), sacó un fierro de su
cintura del lado derecho que era como de diez o quince centímetros y puntiagudo, y el
segundo (foja 6 vuelta), afirmó que sacó un fierro con punta y era como de doce o quince
centímetros, también lo es que no existe la diferencia o falta de coincidencia entre el
agraviado y los testigos, pues en el uso común del lenguaje, muchas personas utilizan como
sinónimos de cuchillo el modismo o término "fierro", además de que existe coincidencia
clara entre los testigos de cargo respecto de las características del instrumento.
Por otro lado, alega el solicitante de amparo, que tanto el agraviado como los testigos de
cargo, difieren entre sí, de las palabras que utilizó el hoy sentenciado al momento de la
supuesta agresión, lo cual constituye una contradicción básica.
Sobre el particular debe decirse que tampoco le asiste la razón al amparista, toda vez que a
diferencia de lo que sostiene, de la lectura de las constancias procesales se advierte que no
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existe tal contradicción en las palabras que utilizó el quejoso al momento de la agresión, pues
el primer testigo (foja 6), refiere que dijo "... aquí vas hijo de tu chingada madre, hasta que te
encontré desgraciado ...", mientras que el segundo relata que el activo expresó: "... párate hijo
de tu pinche madre, hasta que te encontré desgraciado ...", por lo que como se ve no existe
una contradicción sustancial, independientemente de que las palabras utilizadas o las injurias
proferidas, son una cuestión accidental respecto de lo sustancial que es la portación del arma
prohibida, por lo que no carece de fuerza probatoria la imputación hecha por los testigos.
Tiene apoyo lo anterior en el criterio que sobre el particular ha sostenido este Tribunal
Colegiado al resolver los amparos directos 154/88 y 282/92, en la tesis que dice:
"TESTIGOS, CONTRADICCIONES CIRCUNSTANCIALES DE LOS.-No carece de fuerza
probatoria la imputación que haga un testigo en el sentido de que el inculpado participó en
los hechos delictuosos si estuvo en el lugar de los acontecimientos y aseguró haber conocido
al hoy quejoso en ese momento, por lo cual la valoración que hizo la autoridad responsable
de tal probanza es correcta sin que sea obstáculo que el testigo hubiera incurrido en
contradicciones circunstanciales, pero que no modifican el hecho delictuoso.".
Por lo que hace al concepto de violación tendiente a combatir la consideración del Juez Penal
en el sentido de que los dos testigos de cargo sostuvieron sus acusaciones, siendo que uno de
ellos ni siquiera compareció a la diligencia de careos, resulta inatendible en virtud de que la
sentencia del Juez natural, quedó ya legalmente sustituida por la de la Sala responsable, la
cual constituye el acto reclamado en el presente juicio de garantías.
Finalmente, por lo que hace al argumento de que la Sala dejó de tomar en cuenta que el Juez
actúo incorrectamente al imponer la sanción, al fijar una pena de siete meses de prisión, no
obstante que la máxima es de un año, siendo que se trata de un delincuente primario, y la
pena impuesta se aproxima a la media.
Sobre este punto debe señalarse que si bien es cierto la circunstancia de que una persona
jamás haya delinquido, significa que en términos generales la misma representa una
peligrosidad mínima, razón por la cual no se justificaría la imposición de una pena mayor a la
mínima, también es cierto que el juzgador goza de facultad discrecional para aplicar la pena,
por lo que no puede estimarse que la misma sea incorrecta si es ligeramente superior a la
mínima, que es de seis meses como se advierte en el artículo 181 del Código de Defensa
Social del Estado de Puebla, si la autoridad responsable en uso de tal facultad, estimó las
circunstancias generales señaladas en el ordenamiento legal.
Tiene apoyo lo anterior en el criterio que sobre el particular ha sostenido este cuerpo
colegiado al resolver los amparos directos 3/88, 66/88, 551/91 y 217/92, en la tesis que dice:
"PENA, FIJACION.-Si bien es cierto que las circunstancias de que en tratándose de una
persona que jamás ha delinquido no podrá decirse otra cosa sino que representa una
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peligrosidad mínima, razón por la que no se justifica la imposición de una pena mayor a la
mínima, deben ser tomadas en consideración por el juzgador para aplicar la pena, también es
cierto que éste goza de facultad discrecional para tal efecto, y aunque se advierta que es la
primera vez que el sentenciado delinque y que ha observado buena conducta, no puede
estimarse que la pena impuesta sea incorrecta si es ligeramente superior a la mínima y la
autoridad responsable en uso de tal facultad estimó las circunstancias generales señaladas en
el propio ordenamiento legal aplicable.".
En las condiciones anotadas, lo que en la especie procede es negar el amparo y protección de
la Justicia Federal.
Por lo expuesto y con fundamento además en los artículos 184, 188 de la Ley de Amparo, 43
y 44 fracción I, inciso a), de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, se resuelve:
UNICO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a Taurino Azcatl Tlalpachito en contra
de los actos que reclama de la Tercera Sala del Tribunal Superior de Justicia del Estado de
Puebla, y Juez de Defensa Social del Distrito Judicial de Cholula, de la mencionada entidad
federativa, mismos que hizo consistir de la primera autoridad en la sentencia de fecha
veintidós de septiembre de mil novecientos noventa y tres, dictada en el toca 955/93 que
confirma la pronunciada por el Juez de Defensa Social del Distrito Judicial de Cholula,
Puebla, en el proceso 206/91, que se instruyó en contra del aquí quejoso, Modesta y Filomena
ambas de apellidos Azcatl Tlalpachito, por los delitos de portación de armas prohibidas y
lesiones cometidos en agravio de Lorenzo Azcatl Ocelotl y la seguridad pública,
respectivamente; y de esta última autoridad los actos de ejecución a los cuales se extiende la
negativa.
Notifíquese; con testimonio de esta resolución, devuélvanse los autos a la Sala de su origen y
en su oportunidad archívese este expediente como asunto concluido.
Así por unanimidad de votos lo resolvieron los señores Magistrados que integran el Segundo
Tribunal Colegiado del Sexto Circuito, licenciados Gustavo Calvillo Rangel, José Galván
Rojas y Clementina Ramírez Moguel Goyzueta, siendo ponente la última de los nombrados
quienes firman con el secretario de Acuerdos que da fe.
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