BEATOS francisco y jacinta marto Boletín de los Pastorcitos POSTULAÇÃO DE FRANCISCO E JACINTA MARTO Publicación trimestral – precio 1 E | issn 1645-1317 ABRIL - JUNIO 2012 – 205 (Anno 50) El pozo del “Arneiro” (pozo de la familia de Lucía) y la Naciente Frei Bernardo d’Almeida OFM Universidad Católica Portuguesa Un Ángel que convida a la confianza “¡No temáis! Soy el Ángel de la Paz”. Éstas fueron las primeras palabras de un joven de inmensa belleza, repleto de consistencia y brillo celestiales, dirigidas a los pastorcitos de Fátima en la primavera de 1916. ¡No tengáis miedo! Este imperativo de Dios atraviesa toda la historia de salvación (cf. Gn 15,1; Ex 14,31; Dt 4,10; Sl 27,1; Prov 1,7.19; Lc 1,30; Ap 2,10); el propio Jesús invita a los discípulos a no tener miedo: lo hace, por ejemplo, cuando navegan en el mar agitado, bajo el viento fuerte y en la oscuridad de la noche (cf. Mt 14,27). En plena Primera Guerra Mundial, en plena crisis global, el primer mensaje del Ángel es claro: ¡No tengáis miedo! En verdad, es el Ángel de la Paz quien habla, y habla como Cristo resucitado: “La paz con vosotros” (Jn 20,19.26) Jesús comunicó y comunica su poder de amor en el Padre, pues venció el mal (cf. Jn 16,33), retornó al Padre (cf. Jn 20,17) y permanece en nosotros (cf. Jn 20,19). Por eso, los discípulos se alegran (cf. Jn 20,19) y los pastorcitos quedan encantados con las palabras del Ángel de la Paz. ¡No temáis! Soy el Ángel de la Paz L os tres niños nos recuerdan que para entrar en el Reino de los cielos es necesario ser como ellos (cf. Mt 18,3): incansables en la predisposición para crecer, sobre todo como hijos muy amados de Dios. De hecho, esa es la verdadera adoración, aquella que nos envuelve de tal manera en la santidad de Dios que nos da todo el tiempo, la eternidad, nos da todo el silencio, la palabra de Dios, aquella que nos llena de confianza y que nos engendra como hijos de Dios. Eso experimentan los pastorcitos y, por ello, se dispusieron para que el Señor hiciese de sus corazones santuarios de su Palabra. En el verano de ese mismo año de 1916, en medio de los juegos felices y creativos de los tres pastorcitos, el Ángel de la Paz volvió a aparecer pidiéndoles que rezasen mucho, mucho…, confirmando que en sus corazones Dios quería derramar el cariño y amor del Padre. He aquí la vocación de los pastorcitos: multiplicar la gracia de Dios comunicada por su Hijo Jesús en sus santas acciones (normalmente denominadas como ‘sacrificios’). ¡Qué inmensa gracia recibida! Alguien la llamó capital de gracias, o sea, vivir de tal modo en Dios, que nuestras acciones, sobre todo aquellas que superan las dificultades, son entregadas a María Santísima con la certeza de que ella las dará en beneficio a quien más las necesite. ... A pesar de esto, conviene recordar que un pozo y una cisterna no dan agua; es la naciente que los alimenta y necesita de ellos para dar agua. Así mismo, el Señor quiere hacerse valer de mensajeros que traigan al mundo la frescura y el sabor que apenas El nos da... en tantos otros lugares, alrededor de los pozos y cisternas se expandían las casas y allí, al venir a buscar agua, se encontraban las personas. A pesar de esto, conviene recordar que un pozo y una cisterna no dan agua; es la naciente que los alimenta y necesita de ellos para dar agua. Así mismo, el Señor quiere hacerse valer de mensajeros que traigan al mundo la frescura y el sabor que apenas El nos da. También es verdad que hoy en nuestras ciudades y villas los pozos y cisternas tienen poca visibilidad, mas esto no nos hace olvidar que: 1) las nacientes de agua son absolutamente necesarias; 2) el hombre no es capaz de producir ese bien tan fundamental que es el agua, un auténtico don de Dios. El pozo en las Escrituras Pozo del “Arneiro” (pozo de la familia de Lucía), Fátima, Portugal El don único del agua Este segundo encuentro del Ángel de la Paz con los pastorcitos sucede en el pozo que se encuentra junto a la casa de Lucía. Este pozo, también llamado “del Arneiro”, pertenecía a la familia de Lucía y servía para almacenar aguas pluviales. El agua no abundaba en aquella zona, de tal modo que el nombre del pozo recuerda que se trataba de un lugar arenoso. En efecto, aquél pozo era una cisterna de seis metros. Allí, junto a la cisterna, los niños solían jugar. Como De hecho, en las Sagradas Escrituras, la naciente de agua viva, en oposición a las aguas muertas de las cisternas (cf. Jer 6,7; 2 Pe 2,17), simbolizaba la vida de Dios (cf. Jer 2,13; Ap 7,17; 21,6). De tal modo que el salmista canta: “Como anhela el ciervo los arroyos, así te anhela mi ser, Dios mío. Mi ser tiene sed de Dios, del Dios vivo” (Sl 42,2-3) Tanto así, que la Biblia nos presenta el hablar del justo y del prudente como una fuente de vida (cf. Prov 10,11). En verdad, el pozo en las Escrituras está particularmente ligado a la vida, por eso, también a la esposa (cf. Ct 4,12.15), a la mujer (cf. Prov 5,15-18). En éste sentido, nos dice el profeta Isaías: “El hombre que busca agua es atendido por el Señor, que nunca le abandona, transformando el desierto en lagunas y la tierra árida en hontanar de aguas.” (Is 41,17-18) Todos nos acordamos de aquél encuentro de Jesús con la samaritana (cf. Jn 4,1ss). ¿Dónde se dio? Ocurre en la ciudad de Sicar, mas concretamente en un lugar de vida, de encuentro, de sed, de deseo, de enamoramiento, de alianza (cf. Gn 16,14; 21,30): el pozo de Jacob. La tradición del pozo de Jacob nace del encuentro de éste Patriarca con su futura mujer (Raquel) en un pozo, en el cual dio de beber a los hijos y al rebaño (cf. Gn 29,1ss). La vida del Patriarca Jacob, que también brotó de una gran visión o experiencia de Dios (cf. Gn 28,12ss), nos traza el camino para el re-encuentro en Dios de los hermanos enemistados (cf. Gn 25,1–36,43). José, el hijo de Jacob, colocado por sus hermanos en una cisterna, (cf. 37,2-50,26), nos enseña a regir la justicia entre hermanos. Además, también junto a un pozo nace la relación de Isaac y Rebeca (cf. Gn 24,1ss) y, más tarde, el matrimonio de Moisés y Seforá (cf. Ex 2,15-22). Así, el pozo del “Arneiro” es hoy recordado no por el agua que en él se almacenaba, sino por la alianza de amor sellada por la palabra que allí fue recibida por los pastorcitos y por aquellos que en ella creen. Actualmente, la cisterna del Arneiro se encuentra tapada, sin embargo, el misterio que cerca de ella fue anunciado por el Ángel de la Paz, fue desvelado a toda la humanidad, de tal modo que Fátima se convirtió en el altar del mundo. Nacientes de vida Como Jesús (cf. Jn 4,32-34; 18,11), el deseo del Ángel de la Paz es reavivar en los pastorcitos esa Agua que solo Dios da. Se trata de la propia vida de Dios, el Agua de la verdad, de la confianza, de la paz, de la reconciliación. El Señor nos quiere dar esa Agua viva (cf. Jn 19,28) y, por eso, viene a nuestro encuentro, entra en dialogo con nosotros a través de sus mensajeros, también llamados Ángeles, como lo hizo con los pastorcitos mientras jugaban junto al pozo. Aquellos que promueven la división y la violencia no viven de la fuente de Dios, sino de otras fuentes. Estas fuentes solo pueden ser sobrepasadas por el querer despertado por la Palabra del Señor, el Agua que brota de Jesús para Dios en quien cree en El. La samaritana pidió al Señor de esa agua “para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla” (v.15). Los pastorcitos se dispusieron a acoger la palabra del mensajero para siempre, hasta el punto de colocar sus vidas en continua acción orante. La autentica adoración, como nos dice Jesús, y como sucede en la experiencia de los pastorcitos en el pozo del Arneiro, no se encuentra en los montes ni en las tradiciones, ni en los pozos ni en las cisternas, sino en la vida de Dios que brota del ser humano, a través del Espíritu comunicado por el Hijo de Dios (cf. Jn 4,14-26). Siendo así, el lugar de adoración no es individual o meramente interior, sino que se realiza en la unidad con Dios, como lo muestran los tres niños que juntos jugaban y juntos rezaban. La samaritana, sin motivos de división ni polémicas, dejó su cántaro y llevó a su ciudad la palabra que recibió: “Venid a ver...” (Jo 4,28-29; cf. 1,39) y la ciudad fue al encuentro de Jesús (cf. Jn 4,30). Habiendo enfrentado grandes dificultades e incluso persecuciones, los pastorcitos llevaron a todo el mundo la palabra de la paz. Cómo no recordar la visión que Jacinta tuvo un día junto al pozo: el Santo Padre en una casa muy grande, de rodillas, delante de una mesa, con las manos en la cara, llorando. En el exterior de la casa, mucha gente le tiraba piedras, y ella decía: “¡Pobrecito el Santo Padre! Tenemos que pedir mucho por él”. A demás, al final del verano de 1916, en la “Loca do Cabeço”, se dio la última aparición del Ángel mientras los niños rezaban: “Dios mío, yo creo, adoro, espero y Os amo…” El Ángel traía en las manos la Sagrada Eucaristía, delante de la cual los pastorcitos rezaban a la Santísima Trinidad, Padre, Hijo, Espíritu Santo… Después, levantándose, los tres comulgaron. De éste modo, el Ángel de la Paz, que apareció tres veces, cumplía su misión de elevar a los niños a la sagrada comunión de Dios Familia. El Agua viva en las Escrituras De hecho, después del gran discurso de Jesús sobre el Pan de Vida (cf. Jn 6,23ss), el Hijo declara: “Las palabras que os he dicho son espíritu y vida.” (Jn 6,63) En verdad, solamente acogiendo la Palabra viva podemos saborear y desear la comunión con Dios, con los otros y con el mundo. En éste sentido, Jesús añade: “Si alguien tiene sed, venga a mi y beba.” (Jn 7,37; cf. Ex 17,1ss), pues su Palabra es el Agua viva (cf. Dt 8,15; Is 12,3; Ez 47,1-12; 1 Cor 10,4). – Te guiará Yahvé de continuo, hartará en los sequedales tu alma, dará vigor a tus huesos. Serás como huerto regado, como manantial cuyas aguas nunca faltan. (Is 58,11) Beber el Agua viva, el Espíritu, que une al Hijo al Padre, es unirse a Dios como Agua viva incesante y atrayente a la vida feliz y genuina (cf. Jn 4,10ss; 6,35; 7,37; 19,28ss). Por eso, desde lo alto de la cruz, Jesús afirmó: “¡“Tengo sed!” (Jn 19,28; cf. Sl 22,15; 69,22) El Hijo tenía sed de cumplir su misión, de beber el cáliz del Padre, de dar a beber a sus discípulos su vida en Dios (cf. Jn 4,1ss; 18,11). El Hijo tiene sed de Dios y sed de nuestra sed, sed del agua que solo El puede dar, pues El es el Agua viva que purifica el pecado del mundo (cf. Jn 1,29.36), que realiza el Amor (cf. Jn 1,17), el Perdón (cf. Jn 1,29), la Salvación (cf. Jn 4,42). De tal modo que el costado (pleura – cf. Jn 19,34) de Jesús es la verdadera naciente de Agua viva. El término pleura, en la traducción griega de la Biblia de los LXX, describe la creación de la mujer del costado del hombre (cf. Gn 2,21-22). Según el cuarto Evangelio, la sangre y el agua, que simbolizan la vida del Espíritu (cf. Jn 4,1ss; 7,37-39; 19,30) y que brotan del Señor glorificado, generan al discípulo amado como testigo de la vida recibida de Dios dada por el glorificado. Así, Dios quiso que los pastorcitos se dispusieran a ser amados por el Señor y fuesen sus testigos ante el mundo, alimentados por la naciente viva de su Amor. BEATOS FRANCISCO Y JACINTA MARTO Publicación trimestral – ISSN 1645-1317 Isento de registo na ERC ao abrigo do Dec. Reg.8/99 de 9/6 art.º 12 n.º 1 A Directora: Hna Angela de Fátima Coelho,asm Editor y Propietario: Postulação de Francisco e Jacinta Marto Dirección: Rua S. Pedro, 9, Apartado 6 – 2496-908 Fátima (Portugal) – Hendió rocas en el desierto y les dio a beber aguas abundantes. Dios hizo brotar arroyos de la peña y descender las aguas como ríos. (Sl 78,15-16; cf. 105, 40-41) – Porque doble mal ha hecho mi pueblo: a mi me dejaron, manantial de aguas vivas, para hacerse cisternas, cisternas agrietadas, que el agua no retienen. (Jer 2,13) – Derramaré agua sobre el sediento suelo, raudales sobre la tierra seca. Derramaré mi espíritu sobre tu linaje, mi bendición sobre cuanto de ti nazca. (Is 44,3) – Me llevó a la entrada del templo, y he aquí que debajo del umbral del templo salía agua de su parte subterránea, en dirección a oriente, porque la fachada del templo miraba hacia oriente. El agua bajaba del lado derecho del templo, al sur del altar. Luego me hizo salir por el pórtico septentrional y dar la vuelta por el exterior, hasta el pórtico exterior que miraba hacia oriente; y he aquí que el agua fluía del lado derecho. (Ez 47,1-2) – Aquél día los montes destilarán vino y las colinas manarán leche, por todas las torrenteras de Judá correrán las aguas. Una fuente brotará del templo de Yahvé que regará el valle de las Acacias. (Jl 4,18) – Aquel día manarán de Jerusalén aguas vivas, mitad hacia el mar oriental, mitad hacia el mar occidental: manarán tanto en verano como en invierno. Y Yahvé reinará en toda la tierra. (Zc 14,8-9) – Ya no tendrán hambre ni sed; ya no les molestará el sol ni bochorno alguno. Porque el Cordero que está en medio del trono los apacentará y los guiará a los manantiales de las aguas de la vida. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.” (Ap 7,16-17) Agradecemos todas las donaciones que nos fueron enviadas para ayudar en los gastos de la Causa de los Pastorcitos. Sin su ayuda nos sería imposible mantener esta Causa. Quien desee continuar con su contribución lo puede hacer en: Secretariado dos Pastorinhos Banco Millennium BCP NIB: 0033-0000-45340426373-05 IBAN: PT 50-0033-0000-45340426373-05 SWIFT: BCOMPTPL Impreso en Gráfica Almondina, Zona Industrial, 2354-909 Torres Novas Contactos: Tel. 00351 249 539 780 • Fax 00351 249 539 789 e-mail: [email protected] www.pastorinhos.com