LA CIENCIA Y LA CIENCIA FICCIÓN

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LA CIENCIA Y LA CIENCIA FICCIÓN
Alumno: GONZÁLEZ, Alejandra Gabriela
Escuela: Escuela de Educación Media Nº 212 – Gdor. Mariano Saavedra, Monte
Grande, Buenos Aires
Profesor guía: ROMERO, Cecilia
CONTEXTO LITERARIO
LA CIENCIA FICCIÓN COMO FANTASÍA APLICADA A LA REALIDAD COTIDIANA
Se puede considerar este género como una fase metatópica y metacrónica de la literatura
fantástica. Esto es, literatura de anticipación, introducida generalmente en un marco realista. En este
punto se explica su estrecha relación con la ciencia, ya que a diferencia de cualquier relato fantástico éste aplica una fundamentación científica a los hechos que no concuerdan con la realidad conocida hasta el momento.
Construye mundos estructuralmente posibles donde introduce una secuencia de estados de
hecho que no corresponden al mundo de nuestra experiencia. Muchas veces se trata de una forma de
literaturizar la ciencia, divulgar conocimientos y establecer predicciones que pueden causar cierta
ambición de progreso o desarrollo tecnológico en los receptores de sus obras.
Umberto Eco considera la ciencia ficción como una narrativa de conjetura; consiste en la
narración basada en una hipótesis, lo que se traduce en un juego científico.
Hay ciertos rasgos de la literatura fantástica donde puede reflejarse la ciencia ficción:
1. Alotopía. Construye un mundo diferente y da por sentado que es más real que el real. Puede
tratarse, por ejemplo, de nuestro mundo en un futuro muy lejano donde se evidencia un progreso de tal magnitud que son pocos los factores que lo relacionan con la realidad contemporánea.
2. Utopía. Por lo general, construye el modelo de cómo debería ser el mundo real, creando un
mundo paralelo al nuestro, un sentido proyectivo, donde representa una sociedad ideal. Puede considerarse como una fase optimista de la ciencia ficción que insinúa los resultados positivos del progreso que alguna vez será alcanzado, o bien como una fase pesimista que marca el evidente contraste entre lo ideal y o real.
3. Ucronía. Imaginamos un hecho conocido cuya resolución no es la misma sino que adquiere
un carácter utópico.
4. Metatopía y metacronía. Es ésta la forma más frecuente de la ciencia ficción, que puede utilizarse como definición de dicho género. Hablamos de una fase futura del mundo real presente, cuyas transformaciones son resultado de las tendencias actuales. A efectos de su fundamentación científica, este mundo se considera posible o verosímil. Se trata de un enfoque
puramente futurista.
En todos los casos, la ciencia ficción no busca establecer de qué modo han ocurrido los cambios, sino qué sucede en el mundo como resultado de los mismos.
CONTEXTO CIENTÍFICO
CIENCIA Y CIENCIA FICCIÓN
“Toda operación científica se origina en un profundo juego de ciencia ficción. Y, a la inversa, todo juego de ciencia ficción representa una forma particularmente aventurada de conjetura cien-
tífica. La ciencia obtiene el resultado del mundo real, pero para explicarlo elabora una ley (tentativa) que de momento sólo es válida en un universo paralelo (que el científico anticipa como “mundo
modelo”). En cambio, la ciencia ficción realiza una operación simétricamente inversa”. Umberto
Eco.
La ciencia ficción intenta explicar el resultado posible con una ley real, mientras que la ciencia explica el resultado real con una ley posible. Otra diferencia observable es que la ciencia ficción
remite al infinito la verificación y refutación de las hipótesis, mientras que la ciencia intenta crear
las condiciones para realizar estos procesos y así comprobar sus teorías.
Muchas veces la ciencia ficción se propone como objetivo la prevención de ciertos fenómenos, elaborando leyes científicas futuribles precisamente para evitar que se cumplan en algún momento.
TECNOCIENCIA Y SU REPERCUSIÓN EN LA SOCIEDAD
Los descubrimientos de la tecnociencia –ciencia y tecnología– están transformando nuestro
mundo de forma a un tiempo inexorable y, posiblemente, irreversible. En su libro El shock del futuro el ensayista norteamericano Alvin Toffler reflexionaba sobre la velocidad de cambio en una cultura como la nuestra, dominada por los efectos de la ciencia y la tecnología, y sometida a su excepcional capacidad transformadora. Se refiere a la sucesión de cambios que percibe a lo largo de su
vida el hombre actual. Antiguamente, los hombres nacían y morían bajo las mismas condiciones. En
cambio hoy en día se puede decir que “convivimos” con el futuro.
Ciertos hechos posibles gracias al avance tecnocientífico resultan incomprensibles para la
sociedad y pueden ser vistos como efectos mágicos o fenómenos sobrenaturales. Esto se debe a que
la ciencia y la tecnología permanecen en un mundo cerrado y acotado al que sólo tienen acceso los
expertos. En la tercera de sus leyes en torno a la tecnociencia, Arthur C. Clarke afirma: “Cualquier
tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”. Podemos pensar esta reflexión
desde el siguiente ejemplo: si un hombre de la época del Imperio Romano pudiera ver lo que la tecnología nos permite hacer en la actualidad, seguramente creería encontrarse ante la más poderosa de
las magias. De este mismo modo la mayoría de los integrantes de la sociedad contemporánea se
mostrarían incrédulos ante tales fenómenos si tan sólo se dedicaran a reflexionar sobre los mismos;
pero esto no suele suceder dado que el fenómeno de la tecnología es masivamente aceptado y existe
cierto sentimiento de “resignación” hacia la búsqueda de explicaciones por parte de sus consumidores, que se limitan a obtener beneficios y dejan el resto en manos de los profesionales. Además, el
avance tecnológico es tan apresurado y constante que ha producido la pérdida de la capacidad de
asombro en gran parte de la sociedad.
La principal explicación a la fácil aceptación de los avances tecnocientíficos sin planteos ni
cuestionamientos por parte de la sociedad es el alto grado de confianza en la figura del científico.
El avance de la tecnociencia trae aparejada la posibilidad real de un progreso que encamina
las tendencias del mundo actual hacia la perfectibilidad, algo que antiguamente sólo se creía posible
tras la muerte. Según este enunciado se podría considerar a la tecnociencia como un sendero hacia
la utopía; sin embargo, no constituye exclusivamente una seguridad de mejora proyectada a futuro,
sino que connota ciertos peligros de merecida relevancia. Algunos ejemplos son el gas mostaza en
la Primera Guerra Mundial o la bomba atómica que dio trágico fin a la Segunda Guerra Mundial.
Ambos, consecuencias de objetivos tecnocientíficos satisfactoriamente alcanzados. Las proyecciones de futuro en torno a un progreso positivo resultan, en este contexto, un tanto ingenuas e infundadas, con el avance de la ciencia y la tecnología como única garantía de bienestar y confiabilidad.
CIENCIA, DIVULGACIÓN CIENTÍFICA Y CIENCIA FICCIÓN
La divulgación y accesibilidad de los conocimientos científicos son factores limitados por un
reducido sector social constituido por los expertos en el tema, quienes no consideran de primordial
importancia la comunicación del universo de la ciencia con el mundo exterior. Sin embargo el mérito es adjudicable tanto al autor de un descubrimiento científico o formulador de una ley como a su
divulgador, quien lo transformará en una idea ortodoxa compatible con la porción de la sociedad
que no dispone del aparato matemático y conceptual necesario para su comprensión pero que, sin
embargo, está constituido en su mayor parte por quienes harán uso de esos conocimientos. Personajes como Arthur Eddington o Geoge Gamov son imprescindibles vectores entre el universo de Einstein y quienes se encuentran fuera de él.
En general los científicos se mantienen al margen del contacto con el mundo, y consideran
que transmitir sus conocimientos es rebajar los contenidos. Así, son infravaloradas las tareas de importantes divulgadores como Carl Sagan o Isaac Asimov. Este último debió abandonar la actividad
universitaria a pesar de su reconocida excelencia como profesor, conferenciante y divulgador, expulsado por otros compañeros más interesados en la investigación.
En el campo de la divulgación científica juega un importante rol el recurso literario de la
ciencia ficción. Se trata del último nivel de contenidos y el primero en ser comprendido por el gran
público, comedido a veces como herejía para los científicos.
Asimov formulaba que “la ciencia ficción es la rama de la literatura que trata de la respuesta
humana a los cambios en el nivel de la ciencia y la tecnología”. En consecuencia, el interés esencial
de la ciencia ficción no radica tanto en la predicación de un artefacto tecnológico en concreto sino
en la respuesta humana a los cambios que en nuestras vidas produce la tecnociencia.
Podemos caracterizar a la ciencia ficción como una “literatura de ideas”, que consolida una
amplia vertiente reflexiva: nos hace meditar sobre nuestro mundo y nuestra organización social, o
sobre los efectos y las consecuencias de la ciencia y la tecnología en las sociedades que la utilizan.
Utiliza modelos dramáticos para imaginar cómo será vivir en el futuro que nos aguarda.
También se da a la ciencia ficción el uso para cometidos explícitamente docentes, como se
aprecia en el libro Teaching science fiction: education for tomorrow (1980), editado por Jack Williamson.
No es necesario que la ciencia ficción sea exacta y correcta en su uso de la tecnociencia. A
veces basta utilizar el evidente atractivo que los jóvenes sienten por su temática para poder estimular una nueva reflexión sobre los hechos científicos y obtener enseñanzas de los mismos. Un ejemplo de esta situación, según Miquel Barceló: “Tras ver la famosa secuencia de King Kong subiendo
al Empire State Building, se descubre (gracias a la ley cuadrado-cúbica que ya conocía Galileo) que
el bueno de King Kong con sus pregonados quince metros debía pesar unas ciento veinte toneladas.
Seguro que tendría serios problemas para, simplemente, levantar la pata y andar...” La versión dramatizada que la ciencia ficción elabora sobre las consecuencias de la ciencia puede servir para
transmitir ideas científicas.
Existen tres niveles de la comunicación de las ideas científicas entre los seres humanos de la
sociedad actual:
1º. La creación tecnocientífica.
2º. La divulgación o popularización de la ciencia.
3º. La ciencia ficción.
En este mismo orden descienden la respetabilidad social y la verosimilitud temática. Mientras que contrariamente aumentan la facilidad de comprensión y el alcance de su difusión.
Consideramos entonces a la ciencia ficción como una forma de ciencia vulgarizada enmarcada en un contexto ficcional, que implica una importante contribución tanto para el mundo da la
ciencia como para el de la literatura.
MATERIAL BIBLIOGRÁFICO CONSULTADO
Eco Umberto: Los mundos de la ciencia ficción. En De los espejos y otros ensayos, Bs.As. Lumen
1988
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Williamson W. (ed.): Teaching science fiction: education for tomorrow, Filadelfia, Owlswick Press,
1980.
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