CAPITULO XXXVII.

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del mediodía de E s p a ñ a , y vive con lozanía aun en las septentrionales del reino. E s t e árbol ofrece á la a g r i c u l t u r a , ademas de sus
leñas y maderas, un escelente medio de cerrar las heredades, pues es
de tal naturaleza que vive lo mismo en los parages áridos que en los
h ú m e d o s , y se multiplica m u c h o , y con seguridad, por medio d e
estacas y barbados. ¿Será acaso este árbol del que habla A b u Z a c a ría bajo el nombre de Dadi en el tomo i . ° , p á g . 3 2 6 de su obra d e
agricultura ? Y o creo que s í , porque en las lenguas orientales la v o z
dadi significa cosa de amor.
L a s flores del árbol paraiso despiden un olor r g r a d a b l e sí se
percibe á larga distancia; pero demasiado fuerte 6 subido si se está
c e r c a ; y asi en el caso de plantarlo en los bosquetillos y jardines de
corta estension, deberá ponerse una sola p l a n t a , pues en el tiempo
de su florescencia seria insoportable el olor de muchas, tanto mas si
el parage estuviese cercado ó con poca ventilación. Sin e m b a r g o , en
los paseos públicos convendrá poner algunos de ellos para q u e , e m balsamando el aire con su a r o m a , haga mas grato el ejercicio y el
recreo. E l cocimiento de su hermosa flor es m u y útil en las fluxiones
de la b o c a ; y y o la he visto usar con mucho fruto en varias o c a siones. A.
CAPITULO
De las
XXXVII.
jjalmas.
O
C/on las palmas unos árboles m u y nobles, y antiguamente los
usaban traer en las manos en señal de paz y victoria; y a u n
á los Santos Mártires y Vírgines en señal de haber vencido y
triunfado del mundo y concupiciencias carnales, ponen ramos
de palmas en las manos demostrando sus victorias. Son de m u chas maneras, que unas son frutíferas, otras n o ; otras machos,
otras hembras; y en las que son frutíferas unas h a y q u e llevan los dátiles rubios, otras blancos, otras pardos, otras de
colores diferentes, otras son m u y altas, otras tienen el medio,
otras bajas por el s u e l o , que llamamos palmitos: todas ellas
quieren aires m u y callentes para que maduren bien su fruto,
y ellas fácilmente se crian sin regalos; y en las tierras templadas , aunque se hacen ó no maduran bien los dátiles, ó tard e , y atites pasa todo el ivierno q u e los maduren. E n las medianamente frias no se crian, y si se hacen crescen tarde y
desmedradas, chicas, y no llevan fruto. E n las m u y fria no
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