4A Chile La serie de reportajes sobre Trabajo Decente en América Latina, es un esfuerzo colectivo de los miembros de la Red Global (Global Network) en la región, para visibilizar realidades que compartimos y que muchas veces permanecen ocultas y sus víctimas olvidadas. Los reportajes nos presentan casos emblemáticos de cada país, recogen testimonios de trabajadores y trabajadoras, recrean situaciones laborales en diversas actividades productivas desde la industria del salmón, los espárragos, las flores, el maíz y los transgénicos, la palma aceitera, la mangaba, textiles y confecciones y la minería. La promoción del comercio internacional se ha señalado como una de las vías para salir de la pobreza y el subdesarrollo, sin embargo, es interesante observar que la mayoría de reportajes señalan serios déficit de trabajo decente en actividades dedicadas justamente a la exportación y a las mujeres como uno de los grupos más vulnerables. Como para contradecir el discurso y acercarnos a una realidad más compleja y urgente por resolver. Definitivamente la producción de riqueza y la promoción de la inversión en América Latina no pueden significar reducción de derechos laborales y mayor pobreza, los Estados tienen la obligación de establecer los marcos legales para garantizar empleos dignos. Los Reportajes esperan contribuir a sensibilizar en favor de extender el Trabajo Decente para todas y todos en América Latina, un anhelo y un compromiso que la Red Global comparte con el movimiento de trabajadores/as. Red Global América Latina Equipo CENDA Observatorio Laboral Chile Salmoneros chilenos ganan millones A costa de explotar al trabajador y degradar el medio ambiente Por los australes y fríos bordes costaneros de Puerto Montt, Reloncaví, Calbuco, Hualahue e isla de Chiloé, se produce la cuarta parte del salmón que consume el mundo, y que le concede a Chile el segundo lugar como productor de salmones y truchas cultivadas en confinamiento, después de Noruega. A costa de explotar al trabajador y degradar el medio ambiente Salmoneros chilenos ganan millones El salmón, ese pez azulado de lomo plateado y vientre irisado, de carne rojiza y sabrosa, es hoy para Chile una despensa venturosa y una industria generadora de riqueza. Sobre todo para los empresarios, que el año pasado se ganaron US$ 2.475 millones (equivalente a 1.485.742.469.787,68 millones de pesos chilenos, con un crecimiento de 6,4% respecto del año anterior. Porque para los trabajadores y trabajadoras la situación no resulta nada venturosa. Cómo lo va a ser si es una industria que está lejos de los estándares laborales que la OIT establece para el «trabajo decente»; una industria en la que pulula la subcontratación y la informalidad laboral, los salarios y la seguridad social son precarios (y más precarios aún los de las mujeres, que en la salmonicultura conforman un poco más del 50% de la fuerza laboral), las jornadas se extienden más allá del reglamento, los descansos no se respetan, la accidentalidad es alta, y las prácticas y conspiraciones antisindicales están al orden del día. Una frase de John Hurtado, presidente del sindicato de la empresa Cultivos Marinos, lo dice todo: «Estas empresas salmoneras operan desde hace más de veinte años en el sur de nuestro país, llevándose todas las ganancias. Y sin embargo, tienen trabajadores que han laborado más de quince años, y esta es la hora que no tienen casa propia. Esa es la realidad». Y para completar, la suerte tampoco ayuda. Por cosas de la naturaleza, desde el 2007 el sector acuicultor chileno viene seriamente afectado por un masivo brote del virus ISA, enfermedad que ha causado una gran Trabajo Decente en América Latina EL USO DE CANTIDADES EXCESIVAS E INCONTROLADAS DE ANTIBIÓTICOS, PESTICIDAS Y PRODUCTOS QUÍMICOS PARA EL CONTROL SANITARIO DE LA POBLACIÓN DE SALMONES, QUE SE ACUMULAN EN EL FONDO MARINO, ES OTRO FLAGELO AMBIENTAL. SEGÚN UNA INVESTIGACIÓN ADELANTADA POR UN PANEL DE mortandad de peces y en año y medio eliminó unos 8 mil puestos de trabajado directos. A mediados del 2009 serán entre 10 mil y 12 mil los empleos eliminados, según lo denunciaron las organizaciones sindicales y lo admiten los empresarios y el Gobierno. Sin contar con los empleos indirectos: servicios de aseo, talleres de redes, fábricas de alimentación, buzos, entre otros. Pero antes de entrar a detallar cómo y en cuáles estándares del «trabajo decente» falla la industria salmonera, veamos algunos datos sobre su magnitud e importancia para la economía chilena: Industria en deuda con el trabajador y el medio ambiente El cultivo del salmón y la trucha es hoy un paradigma del modelo económico global en lo que se refiere a la industria de los alimentos. Se introdujo en Chile hace 20 años como una estrategia de desarrollo, basada en la explotación de un recurso natural dirigido a los mercados internacionales. Y por tratarse de un sector clave de la economía, desde el principio contó con el apoyo de los gobiernos de turno, factor vital para su desarrollo. Es el caso de las generosas concesiones de hectáreas marítimas que por largo tiempo los empresarios salmoneros han recibido del Estado, y prácticamente gratis. Fue así como entre 1990 y el 2006 esta industria tuvo un crecimiento exorbitante: 1.700%. Al lado del cobre y la minería en general se volvió un puntal de la economía chilena, y una de las actividades más rentables en términos de retornos por exportación: representa el 3.5% de las exportaciones del país, que en 2008 exportó cerca de 50 mil toneladas de salmón y trucha, que representaron divisas por casi dos mil quinientos millones de dólares; cuando hace 20 años Chile apenas exportaba US$ 8 millones. Por efectos del virus ISA y la recesión económica mundial, los pronósticos para el 2009, según la FAO, no son tan EXPERTOS, EN CHILE SE UTILIZA UNA CANTIDAD ALARMANTE DE ANTIBIÓTICOS NO PERMITIDOS EN PAÍSES COMO ESTADOS UNIDOS, Y QUE TIENEN EFECTOS CANCERÍGENOS . halagüeños como en años anteriores: se proyecta una caída del 40% en la producción de salmón, con su corolario de desempleo y precarización laboral. Una característica importante de esta industria es que es que incorpora mucha mano de obra femenina, que cumplen un rol fundamental: de los 55 mil empleos directos que genera en Chile, más de la mitad corresponde a mujeres, en gran número cabeza de familia. En las plantas de procesamiento ocupan el 91% de los puestos de trabajo, pero en la mayoría de los casos en los cargos menos calificados. Muy rara vez tienen cargos superiores, y se les paga menos que a los hombres. En ocasiones incluso se les reduce el bono de producción, y están especialmente expuestas a condiciones laborales inseguras. La otra deuda protuberante de la salmonicultura es con el medio ambiente. Es un ejemplo bastante representativo de lo que ha sido el modelo de desarrollo chileno de las últimas décadas; un modelo en el que primero se expiden las licencias para instalar actividades industriales y hacer nuevos negocios, y después se calcula su sostenibilidad ambiental y las consecuencias sobre las comunidades y el entorno físico. Los derechos del capital de inversión están por encima de los derechos de los trabajadores/as y el medio ambiente. Según la Fundación Terram, para producir un kilo de salmón se requieren 9 kilos de otras especies de peces (sardina, jurel y anchoveta). Por eso la salmonicultura es la que más demanda harina y aceite de pescado en Chile. En ese sentido, las perspectivas son dramáticas: en el mediano plazo prácticamente todo el aceite de la industria reductora del Pacífico Sur se destinará al abastecimiento de la salmonicultura chilena, lo que generará una enorme presión sobre la biomasa pesquera. Y a eso se agrega el problema que genera el escape de salmones de las balsas y jaulas donde viven confinados. Son peces carnívoros que, una vez libres en el mar, depredan la fauna local para alimentarse, lo que genera daño en la pesca artesanal en la región austral. Otro impacto ambiental importante tiene relación con la disposición de los miles de kilos de desechos sólidos y líquidos que genera la industria del salmón. Su impacto en términos de contaminación y alteración del paisaje es alto. Si bien no hay una investigación amplia ni datos sobre este problema, sí existen reiteradas denuncias de las comunidades, lo mismo que sumarios sanitarios a empresas que utilizan vertederos clandestinos. La autoridad sanitaria de la región de Los Lagos, por ejemplo, posee registro de 49 vertederos industriales, de los cuales 30 han sido cerrados por sumarios sanitarios, o por haber alcanzado la máxima capacidad de disposición de residuos. El uso de cantidades excesivas e incontroladas de antibióticos, pesticidas y productos químicos para el control sanitario de la población de salmones, que se acumulan en el fondo marino, es otro flagelo ambiental. Según una investigación adelantada por un panel de expertos, en Chile se utiliza una cantidad alarmante de antibióticos no permitidos en países como Estados Unidos, y que tienen efectos cancerígenos. Es un problema de salud pública que afecta a la comunidad en general y los trabajadores/as en particular, debido a los efectos negativos que provoca la aparición de bacterias resistentes a los antibióticos en los entornos acuáticos donde se desarrolla la actividad. Más aún: hay evidencias que indican que tal resistencia se transmite de bacterias acuáticas a bacterias terrestres, que pueden producir infecciones en humanos y animales. «La salmonicultura chilena, más que una actividad económica, es una industria de destrucción masiva, puesto que sus daños sólo se comparan con los que provocaría una guerra», afirma Cosme Caracciolo, presidente Confederación Nacional de Pescadores Artesanales de Chile. Los estragos del virus ISA El virus ISA afecta principalmente a la especie de salmón que se cultiva en Chile. Provoca en el pez una anemia severa y hemorragias internas de diversos órganos, causándole la muerte. Por tratarse de un virus, no tiene por ahora cura vía medicamentos. Para enfrentarlo hay que hacer descansar el hábitat con medidas higiénico-sanitarias que eviten la diseminación de la enfermedad. Pero eso fue justamente lo que no hicieron las empresas inicialmente afectadas, y ese mal manejo terminó afectando cerca de 74 centros de cultivo, donde el virus dejó pérdidas por US$ 65 millones y múltiples despidos de trabajadores, como consecuencia del cierre de centros y plantas de proceso. Ante tal desastre, el gobierno chileno volvió a salir en apoyo de los empresarios. En noviembre de 2008 lanzó un plan de rescate a la industria del salmón, por valor de US$ 450 millones, en forma de créditos bancarios que la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) garantiza hasta por el 60%. Además se conformó una comisión gubernamental para evaluar la situación y proponer soluciones ambientales y productivas; comisión que sólo se concentró en el tema sanitario y ambiental, y dejó por fuera el impacto laboral, los miles de trabajadores/as despedidos. El exceso de subsidios y prebendas que el gobierno concedió a los empresarios, a quienes por demás les cabe la responsabilidad de buena parte de la crisis por su mal manejo sanitario, generó indignación y protestas de parte de las organizaciones sindicales. «Los empresarios sufren las consecuencias del virus, y el Gobierno se pone de rodillas ante ellos y le pasa una millonada, mientras miles de trabajadores son despedidos, muchos sin recibir un peso como finiquito, después de haberles servido por tantos años», se quejaba Javier Ugarte, presidente de Conatrasal, en desarrollo de una manifestación de protesta realizada en Ancud (isla de Chiloé). Pero no menos indignante fue la respuesta que los empresarios dieron a la crisis del virus ISA: trasladar los costos y las supuestas pérdidas generadas por la enfermedad a los hombros de los trabajadores y las trabajadoras, lo que se expresó en despidos masivos, fuertes rebajas en los bonos de producción y precarización de los salarios. Hoy el salario líquido mensual para un hogar de 4.7 personas, que es el promedio, representa un ingreso per cápita de $52.000 (US$ 105), suma que bordea la línea de pobreza fijada en $47.000 (US$ 94). Y con jornadas que suelen ser de 60 horas semanales, según se puede concluir del monitoreo laboral realizado por CENDA en 8 empresas salmoneras entre 2007 y 2008. Además las horas extras no siempre son claramente registradas y no siempre se pagan íntegramente. El cuadro abajo nos muestra cómo ha sido Conceptos tradicionalmente la composición del salario en la salmonicultura. Según el cuadro anterior, el salario en teoría, por todos los conceptos, es de $269 mil. Pero lo que en realidad gana la mayoría de los trabajadoras/as es $220 mi l, i n c l u y e n d o l o s re b a j a d o s b o n o s d e producción. Esto porque no llegan a los topes de producción exigidos para obtener l a s o t ra s p r e b e n d a s q u e s u b e n s u s ingresos, lo que muestra la vulnerabilidad del salario y la relevancia que en éste tiene el componente «variable». La mayor causa de esta variación en la actualidad es un factor ajeno a los trabajadores: el virus ISA, que les rebajó drásticamente los bonos de producción. La subcontratación, otra plaga Otro ítem que ha aumentado y se ha acentuado, es el de la subcontratación, práctica de flexibilización laboral que trae aparejada la precarización de la calidad del empleo. La remuneración de los trabajadores/as subcontratados es inferior a las de sus pares contratados directamente por las empresas. Además, tienen menores garantías en materia de seguridad social y están más expuestos a los accidentes. En general los subcontratados están más Promedio 7 empresas Número de trabajadores involucrados 2.461 Total imponible % 100,0 Sueldo base 48,4 Bono de producción 27,7 Horas extras 2,8 Gratificación 18,2 Otros 2,9 Remuneración promedio mensual imponible por trabajador en pesos y en dólares. $269.215 (US$ 540) Remuneración promedio mensual líquida por trabajador en pesos y en dólares Fuente: Dirección del Trabajo, 2004. Actualizado a 2007 $218.064 (US$ 436) Trabajo Decente en América Latina POR TAL RAZÓN LA SALMONICULTURA PRESENTA ALTOS ÍNDICES DE INFRACCIONALIDAD LABORAL. SE LE SANCIONA PRINCIPALMENTE LA CARENCIA DE INSTRUMENTOS DE PREVENCIÓN DE RIESGOS, LA INEXISTENCIA DE COMITÉS PARITARIOS, LA FALTA DE INFORMACIÓN A LOS TRABAJADORES, LA AUSENCIA DE REGLAMENTO INTERNO, FALENCIAS EN EL DEPAR-TAMENTO DE PREVENCIÓN (CUANDO EXISTE), Y HASTA FALLAS DE SANEAMIENTO BÁSICO: FALTAN BAÑOS Y VESTIDORES, Y ALGUNOS DE LOS QUE EXISTEN NI SIQUIERA CUENTAN CON AGUA POTABLE. lejos de los estándares que la OIT define para el «Trabajo Decente». Según la Dirección del Trabajo de Chile, alrededor del 60% de toda la mano de obra de la industria del país proviene de empresas subcontratistas, y los empresarios tienen buenas razones para apelar a ellas, en perjuicio de la contratación directa, toda vez que la subcontratación les permite rebaja de costos laborales y de paso debilitar el movimiento sindical. Por eso el modelo se ha desvirtuado como mecanismo de ‘flexibilidad laboral’, para convertirse en un modelo de extracción de rentas. En el caso de las empresas salmoneras, algunas cuentan hasta con 40 prestadoras de servicio laboral externo. En cuanto a las condiciones de higiene y seguridad, un dato lo dice todo: la industria salmonera tiene la segunda tasa más alta de accidentalidad del país, y en muchos casos es causa de muerte de los trabajadores/as. En esta industria los accidentes y las enfermedades se cultivan parejos con los salmones, y sin embargo, sólo el 35% de los casos se informan a los organismos competentes. Por tener una forma artesanal de trabajar, y exponer mucho su humanidad a los avatares del mar, los buzos son los que tienen mayor riesgo. Su faena la realizan en las jaulas, que son balsas flotantes donde crecen, engordan y se cosechan los salmones, en ambiente confinado. La rutina de los buzos en estas jaulas se le conoce como el «yo-yo», porque es un subir y bajar intermitente, con breves descansos entre una sumergida y otra, con todos los riesgos que las sucesivas descompresiones de aire pueden tener para la salud. Además, son faenas que muchos buzos hacen sin la debida capacitación y conocimiento, con tecnología heterogénea, no siempre segura, sin certificación de calidad de aire y equipos, y en balsas que en muchos casos tienen profundidad mayor a los 20 metros permitidos. de los que existen ni siquiera cuentan con agua potable. En las plantas de procesamiento predomina el trabajo de pié, con movimientos repetitivos y en un medio frío y húmedo, lo cual trae como consecuencia afecciones como tendinitis, síndrome del hombro doloroso y del túnel carpiano, entre otras, no todas reconocidas como enfermedades profesionales. El siguiente cuadro nos muestra las afecciones más frecuentes: Causas Porcentaje Sobreesfuerzo 39% Atrapamientos 13% Golpes 12% Cortes 11% Movimientos repetitivos Otros 8% 17% Fuente: Asociación Chilena de Seguridad Por tal razón la salmonicultura presenta altos índices de infraccionalidad laboral. Se le sanciona principalmente la carencia de instrumentos de prevención de riesgos, la inexistencia de comités paritarios, la falta de información a los trabajadores, la ausencia de reglamento interno, falencias en el depar-tamento de prevención (cuando existe), y hasta fallas de saneamiento básico: faltan baños y vestidores, y algunos Y en lo que tiene que ver con el derecho de asociación y las libertades sindicales, hay que decir que los empresarios siguen firmes en su política antisindical. Ponen muchas dificultades para la acción sindical y presionan a los socios y socias de los sindicatos para que se desafilien de éstos, ofreciendo convenios colectivos paralelos al sindicato, Trabajo Decente en América Latina ejercen presión para desaforar dirigentes y judicializar las disputas laborales. Mujeres jefas de hogar/porcentaje hogares 1990 2003 2006 Indigentes 22,5 25,3 51,3 Y con este esquema de subcontratación laboral le dan un golpe de gracia a las organizaciones sindicales. Hoy no sólo dificultan y ponen trabas a la creación de nuevos sindicatos, sino que los sindicatos ya constituidos difícilmente logran mantenerse, aun sin crecer. Con todo, la tasa de sindicalización en la industria salmonera es de 13,8%, casi 3 puntos superior a la media nacional. En toda la industria hay 6.600 trabajadores sindicalizados. Pobres no indigentes 15,9 24,1 34,3 Total de pobres 18,1 24,4 38,4 En el marco de la crisis ocasionada por el virus ISA, y por efecto de la lucha sindical, las empresas se han visto obligadas a negociar condiciones de despido. Han convocado a los sindicatos para acordar montos en dinero y otros beneficios para los afectados, que en algunos casos han ido más allá de lo que la legislación obliga. Y también lograron concertar con el gobierno un plan de ayudas y subsidios para cubrir 3.300 trabajadores/as cesantes, por valor de 4 millones de dólares. Incluye instrumentos y programas específicos que tienen que ver con microemprendimiento, capacitación para la reconversión laboral, empleos de choque, entre otros. Las mujeres, las más expuestas En la salmonicultura chilena es evidente la brecha de género, la discriminación laboral y salarial de la mujer, en todos los órdenes, lo que tiene su correlato en la pobreza de los hogares, que bordea la pobreza y la indigencia, porque muchas de estas mujeres son jefas de hogar. El siguiente cuadro muestra la evolución de la pobreza entre las mujeres en la región de Los Lagos, entre 1990 y el 2006. (ver cuadro arriba) L a s m u j e r e s , q u e c o m o ya s e d i j o , representan más de la mitad de la fuerza laboral, y son también las más vulnerables a las enfermedades, las más propensas a sufrir tendinitis, lumbagos, resfríos, cistitis, alergias, hongos en los pies y estrés laboral, todo por su permanente exposición a la humedad y al frío, al ruido excesivo, a lo repetitivo de la manipulación de los productos y a la velocidad con que tienen que hacerla. A eso se suman las carencias e incomodidades sanitarias relacionadas con la falta de servicios higiénicos en las jaulas, y los malos tratos de los jefes, lo que aumenta su nivel de estrés. ME DA PENA VER A MIS HIJOS CON SU CARITA MORADA POR EL FRÍO , PORQUE NO TENGO NI GAS PARA COCINAR Y PARA LA ESTUFA », DICE ELIZABETH . P ARA SOBREVIVIR CUENTA CON UN BONO DE CESANTÍA MENSUAL POR VALOR INFERIOR AL SALARIO MÍNIMO , QUE APENAS SÍ LE ALCANZA PARA PAGAR EL ARRIENDO Y QUE SÓLO RECIBIRÁ POR DOS MESES MÁS . Y DEL DINERO QUE TENÍA AHORRADO ALEX YA NO LE QUEDA NADA. SE LO HA GASTADO EN MANTENER A SU FAMILIA, QUE TIENE PERNOCTANDO TEMPORALMENTE EN CASA DE SU MADRE, EN CONDICIONES DE VIDA MUY PRECARIAS. Asimismo, su desprotección en el tema de la maternidad es manifiesta. Las normas de protección a la maternidad incluidas en los artículos 194 a 208 del Código del Trabajo, establecen un fuero maternal, permisos, subsidios, sala cuna, entre otros derechos. Pero las empresas les birlan esos derechos. En algunas las mujeres embarazadas son consideradas poco productivas y se ocupan en tareas en las que ganan menos. O las obligan a renunciar o a disminuir su permiso maternal. EN COMPAÑÍA DE OTRAS DESEMPLEADAS COMO ELLA, OLGA RECORRIÓ MUCHOS LUGARES DE LA COSTA AUSTRAL EN PLAN DE REBUSQUE, HASTA QUE POR FIN, EN OCTUBRE, VINO A ENCONTRAR EMPLEO . Olga, Alex y Elizabeth Como quedó dicho, el virus ISA agudizó el desempleo en la zona. Cada día son cientos las personas que salen de sus hogares en búsqueda de algún empleo, y regresan con las manos vacías porque muchas empresas han cerrado y los puestos de trabajo cada vez son más escasos. La salmonera noruega Marine Harvest fue una de las más afectadas por el virus. En julio de 2008 cerró la planta primaria Teupa, de tal suerte que en diciembre de ese año había despidió 1.580 operarios/as, entre ellos Olga, Alex y Elizabeth. Olga es jefa de hogar y tiene un hijo de 6 años y una hija de dos. Sobre su situación dice: «A nosotros no nos habían dicho nada de despidos, no esperábamos que pasara una cosa así, no la veíamos venir ni nada. Simplemente nos reunieron, nos informaron sobre lo del virus ISA, y que la planta se tenía que cerrar, y se cerró». Salió de la empresa con un el dinero del finiquito (la liquidación) que el sindicato negoció. Después empezó a mandar hojas de vida a varias empresas salmoneras y pesqueras, sin éxito porque cientos de personas estaban en las mismas: buscando trabajo y gastándose en comida la plata del finiquito, y sin poder acceder a las ayudas que el gobierno estableció para los cesantes, consistente en cajas con mercado. «Para acceder a esas cajas —dice— hay que inscribirse antes, y la lista de espera demora dos meses». En compañía de otras desempleadas como ella, Olga recorrió muchos lugares de la costa austral en plan de rebusque, hasta que por fin, en octubre, vino a encontrar empleo. La empleó una salmonera pequeña, donde hace lo mismo que hacía en la empresa anterior, pero gana mucho menos. En Marine Harvest ganaba dos salarios mínimos, ahora cuando mucho gana poco más del salario mínimo, que no le alcanza para alimentar a sus dos pequeños hijos. ALEX, JOVEN CHILOTE, CASADO Y PADRE DE DOS PEQUEÑOS DE 5 Y 7 AÑOS, DESDE LOS 16 AÑOS COMENZÓ A TRABAJAR EN LA INDUSTRIA SALMONERA, PRIMERO COMO OPERARIO Y LUEGO COMO MONITOR. Además, en su nuevo empleo no tiene ninguna seguridad ni posibilidad de hacer planes, porque la contratan mes a mes. No sabe entonces si en el próximo mes la contratan o no. «Ahora no sé, el futuro se ve oscuro aquí, porque se dicen tantas cosas: que si va a haber más despidos, que si otras plantas van a cerrar… ya no se sabe», dice. Elizabeth, también jefa de hogar y madre de tres hijos, lleva tres meses de cesante. «No tengo nadie que me apoye y ya no sé dónde más moverme. Me da pena ver a mis hijos con su carita morada por el frío, porque no tengo ni gas para cocinar y para la estufa», dice. Para sobrevivir cuenta con un bono de cesantía mensual por valor inferior al salario mínimo, que apenas sí le alcanza para pagar el arriendo y que sólo recibirá por dos meses más. Cuando la despidieron de Marine Harvest se fue a buscar empleo a la salmonera Multiexport, donde, empero, no le fue bien. Le pidieron hacer turnos de día y de noche, algo que ella no puede hacer porque significaría dejar solos a sus tres pequeños hijos, y ella es madre soltera. Pero también le ha sido difícil encontrar empleo porque su nombre circuló entre distintas empresas con la glosa de «trabajadora conflictiva». Esta glosa se la ganó por haber concedido entrevistas a la prensa en las que denunció las pésimas condiciones de trabajo en las salmoneras. Lo irónico de todo esto —dice Elizabeth— es que ella no es mujer perezosa ni menos incompetente: «Lo que me manden a hacer, yo lo hago. Soy capaz de trabajar en filetes, packing, viscerado, en todos lados. Eso lo sé hacer muy bien porque trabajé nueve años en Chinquihue», anota. Alex, joven chilote, casado y padre de dos pequeños de 5 y 7 años, desde los 16 años comenzó a trabajar en la industria salmonera, primero como operario y luego como monitor. La vida no ha sido fácil en estos últimos meses, porque está prácticamente cesante. Sólo ha logrado conseguir empleos por días, pequeños oficios en el muelle. Y del dinero que tenía ahorrado ya no le queda nada. Se lo ha gastado en mantener a su familia, que tiene pernoctando temporalmente en casa de su madre, en condiciones de vida muy precarias. «Uno cuando va a comprar a los negocios se da cuenta de que ya no se lleva la misma cantidad de cosas que llevaba tiempo atrás», dice, mientras crece su angustia por encontrar un trabajo estable. Serie Reportajes: Trabajo Decente en América Latina Salmoneros chilenos ganan millones A costa de explotar al trabajador y degradar el medio ambiente Argentina www.foco.org.ar www.cenac-bolivia.org Brasil www.observatoriosocial.org.br Chile www.cendachile.org Ecuador www.serpaj.org.ec Colombia www.ens.org.co Chile [email protected] El Salvador www.gmies.org.sv México www.cilas.org Perú www.plades.org.pe Equipo CENDA Observatorio Laboral Chile Perú [email protected] Uruguay www.cuestaduarte.org.uy Con el apoyo de Edición periódistica: Ricardo Aricapa Escuela Nacional Sindical - ENS. Colombia Coordinación y producción: Rocio Campana PLADES - Programa Laboral de Desarrollo. Perú [email protected] Diseño: Alberto Vales R. [email protected] Mayo 2009 Coordinador Regional Global Network Latin America Juan Carlos Vargas [email protected] PLADES Programa Laboral de Desarrollo Av. General Córdova 1198 Jesús María, Lima 11 P.O. 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