YO VOY SOÑANDO CAMINOS Esteban: ¿Quién no

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YO VOY SOÑANDO CAMINOS
Esteban: ¿Quién no ha soñado caminos en la vida que quiere transitar, lograr, alcanzar y de
alguna manera concretar con cada una de las acciones que realiza?
Hoy Ezequiel vamos a hablar de un escritor que vivió soñando...
Ezequiel: Antonio Machado, gran escritor y poeta español muy reconocido, tenía además la
particularidad de tener un ritmo muy interesante en todos sus poemas, una sonoridad muy
particular.
Los suyos son poemas realmente hermosos de escuchar, pues tienen una cadencia realmente
muy pero muy especial, porque sus rimas son clásicas, y todo ello hace que la cadencia del
poema sea hermosa al oído.
Es un gran poeta realmente, porque no es fácil trabajar con una rima clásica como lo hace él y
lo pone al servicio de tratar temas modernos.
Entonces es un autor que está como “a caballo” de lo clásico, y tendiente hacia lo moderno, es
muy interesante la obra de A. Machado por esta combinación que tiene entre forma clásica de
poesía y al mismo tiempo propone temas muy propios de la modernidad en su texto.
Esteban. Estamos hablando de un hombre que vivió entre el siglo XIX y el XX o sea que
estaba en momentos de transición importantes.
Ezequiel: Si, la literatura llamada como de “Fin de milenio” o “fin de siglo” es muy estudiada,
porque tiene determinadas características crepusculares, o tendientes a cerrar un ciclo, y
Machado justamente entra dentro de esos escritores denominados como de “Fin de Siglo”, pues
él comenzó a escribir sobre finales del siglo XIX y luego obviamente que se prolongó hacia el
siglo XX también.
Literariamente es realmente muy pero muy interesante Antonio Machado y el poema que nos
toca hoy es un poema hermoso.
Esteban: ¿Cuál poema elegiste?
Ezequiel: Elegí: “Yo voy soñando caminos”. Él tiene realmente una obsesión con los caminos
y con los senderos y demás, y este es uno de los poemas de él que a mi mas me gusta, creo que
dice mucho, y que es un poema de su juventud, pero que reúne las funciones principales de su
obra y además es realmente muy bello, aún para las personas que no están acostumbradas a leer
o escuchar poesía este poema es realmente muy interesante.
Esteban: Lo leemos. Dice Antonio Machado:
Yo voy soñando caminos
de la tarde. ¡Las colinas
doradas, los verdes pinos,
las polvorientas encinas!...
¿Adónde el camino irá?
Yo voy cantando, viajero,
a lo largo del sendero...
—La tarde cayendo está—.
En el corazón tenía
la espina de una pasión;
logré arrancármela un día;
ya no siento el corazón.
Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando. Suena el viento
en los álamos del río.
La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece.
Mi cantar vuelve a plañir:
Aguda espina dorada,
quién te volviera a sentir
en el corazón clavada.
Ezequiel: Que final de poema: Aguda espina dorada, quién te volviera a sentir en el corazón
clavada.
Esteban: Frase tremenda.
Ezequiel: Si, fundamental para captar el sentido profundo del poema.
Como explicábamos en algún otro programa dedicado a la poesía, hay muchos poetas que
pintan utilizando palabras y al pintar tienen la particularidad de que como la literatura es
progresiva y no tienen una captación inmediata como puede ser el arte plástico, van
componiendo sus cuadros y sus elementos de a poco. Y en esa sucesión de elementos nos va
permitiendo imaginar el paisaje que quieren pintar en nuestras cabezas.
Es muy interesante en este poema ver como Machado va de a poco pintando su paisaje. Arranca
mencionando a la tarde y ya nos situamos en determinado horario del día: el atardecer.
Habla de “colinas doradas”, “verdes pinos”, “polvorientas encinas” y va poniendo colores junto
a esa vegetación en ese cuadro que va pintando.
Más que ver un cuadro terminado, lo que nosotros vemos es como el poeta lo va pintando, que
va poniendo primero y agrega después. Entonces introduce color a esa tarde, y le agrega
también la vegetación, que es distinta, divergente, y por supuesto el camino, que uno siempre lo
imagina en el medio de la escena, atravesando el paisaje de colinas doradas que el acaba de
describir.
El camino es fundamental.
Lo primero que me pregunto al leer este poema es si el viajero sabe a dónde se dirige el camino
que ha tomado. Este es un poeta particular porque no sabe a dónde va el camino. Se lo
pregunta, dice: “¿a dónde el camino irá?”
Tenemos a una persona situada en un lugar y que está avanzando pero no sabe concretamente a
dónde está avanzando. Y aparece el primer elemento casi “existencialista” – podríamos decir,
que afirma “estoy en la vida pero no se con certeza hacia donde estoy avanzando, no se hacia
donde estoy avanzando. De momento me conformo netamente con el existir. Con el estar en
esta realidad que me tocó”.
A medida que avanza ya en la segunda estrofa del poema, esa tarde que había comenzado en su
plenitud empieza a cerrarse hacia la noche, él dice:
“—La tarde cayendo está”—.
Estamos llegando al momento del crepúsculo, al momento en que la tarde está por terminar.
Este es un elemento interesante porque en ese cuadro que él pinta, él tiene la posibilidad (a
diferencia de un artista plástico) de incluir el factor tiempo. El tiempo es fundamental en el
poema, porque comienza de tarde, luego va atardeciendo y va a terminar de noche.
Hay un momento en el que él dice:
“La tarde más se oscurece;
y el camino que serpea
y débilmente blanquea,
se enturbia y desaparece”.
Esteban: Impresionante como describe la noche.
Ezequiel: Es increíble, la describe como ese camino que desaparece y esa desaparición del
camino es la irrupción de la noche, y es una noche que además acompaña, y esto aparece en
todos los grandes poetas españoles, la naturaleza acompaña el sentimiento, es como si la
naturaleza se mostrara afín a ese sentimiento de dolor que propone el “yo lírico” o “yo
poético”.
Si ustedes se fijan una de las estrofas dice:
“Y todo el campo un momento
se queda, mudo y sombrío,
meditando”.
Este es un recurso muy común, la personificación, nos dice que todo el campo se queda
pensando en el sentimiento que está sufriendo el viajero que está atravesando por ese camino.
Esteban: Como que la naturaleza se compenetra en ese sentimiento del individuo.
Ezequiel: Y me gusta mucho ese sentimiento de armonía entre el hombre y la naturaleza. Hace
un tiempo atrás leímos el poema de Baudelaire: Albatros, donde había precisamente una
divergencia entre hombre y naturaleza, el albatros representaba toda la naturaleza y el barco
representaba el impulso del ser humano y dentro del texto era visto como algo negativo.
En Machado en cambio, y esto es propio de muchos poetas españoles, hay una armonía entre la
naturaleza y hombre.
De alguna manera la vida campesina, tan importante en su tiempo en España, marca esa
relación de simbiosis, de acompañamiento entre la naturaleza y el ser humano.
No el ser humano opuesto a la naturaleza, sino todo lo contrario, trabajando en conjunto.
La naturaleza sufre todos esos sentimientos de viajero de un camino que no sabe hacia donde lo
lleva, pero al mismo tiempo tiene un sufrimiento en su interior que es lo que va a transmitirle a
ese entorno que lo acompaña.
Esteban: Es bien interesante, porque nuestro entorno también tiene mucho que ver con cómo
nos sentimos y lo que pasa a nuestro alrededor también lo vamos creando y modificando, para
que eso refleje lo que somos como persona.
Ezequiel: Creo que esa es la idea definitivamente de Machado. Nosotros modificamos nuestro
entorno, lo que nos pasa modifica la percepción de nuestro entorno y lo que nos rodea.
Esteban: Cuando entramos en la casa de una persona que vamos a visitar, el ver solamente
como están dispuestas las cosas en la casa nos habla mucho de lo que está viviendo la persona
en el momento.
Ezequiel: Esa es la particularidad que el poeta puede armar en cualquier lugar un escenario de
ese tipo. Es decir, en cualquier lugar puede armar una casa que retrate lo que le está pasando a
la persona o lo que le está pasando en su mundo interior, y acá él le va a estar armando el
escenario de su casa, un escenario de tristeza, porque él tiene una amargura profunda en su
corazón.
Si uno se fija le dedica menos tiempo Machado a lo que siente el personaje en sí, que a la
descripción de ese entorno. Para él entorno en el cual vivimos, no es algo negativo sino algo
que nos acompaña.
Muchas veces nosotros tenemos la tendencia de ver al entorno como algo que ciega o limita
nuestras posibilidades, Machado dice en cambio que el entorno potencia lo que nosotros somos.
Es una visión totalmente distinta, y a pesar de tener el poema un contenido triste, es una visión
que tiene Machado en esto de que su entorno juega a favor o en contra y de alguna forma en el
momento de dolor nos acompaña y no nos deja solos.
Tendemos mucho como sociedad a echarle la culpa al entorno, entonces la persona se comporta
mal porque las circunstancias lo llevan a eso y el entorno nos sirve de excusa para cualquier
tipo de barbaridad. Y él nos dice que no, por qué no usar el entorno como algo positivo, porque
no entender que las circunstancias que nos toco vivir puede ser un potenciador de lo que somos
y no solamente echarnos hacia atrás.
Como concepto me parece interesante.
Esteban: Hablando de alguna forma de la responsabilidad de esa persona frente a su entorno
creando las condiciones por las cuales vivir mejor o peor de acuerdo a las decisiones que vaya
tomando.
Ezequiel: El entorno y el contexto es algo que está ahí y que tiene que jugar dentro de su vida.
Es la cancha donde se desarrolla nuestra vida, nadie puede evitar ese entorno, pero tampoco
podemos ignorarlo ni tenemos que someternos a él. Hay que intentar lo que propone Machado
en su poema, intentar conjugar lo que el entorno nos propone y lo que nosotros somos. Poder
utilizarlo como algo favorable a mi vida, no como algo que me echa hacia atrás, sino verlo
como posibilidad de avanzar. Decir: “Esta es mi realidad, y en base a mi realidad voy a intentar
no superar mi realidad, sino tratar de utilizarla como plataforma de lanzamiento para mi
crecimiento personal”.
Esteban: Hacemos una pausa con Ezequiel Dellutri en Tierra Firme mirando un poema de
Antonio Machado que nos está hablando sobre lo que ese poeta sintió y lo que nosotros somos:
“Yo voy soñando caminos”. Ya volvemos.
PAUSA...
Esteban: “Yo voy soñando caminos” el poema elegido hoy por Ezequiel Dellutri para mirar el
pensamiento de Antonio Machado.
Estamos entonces con una persona que decide vivir su vida y que el entorno lo acompañe en
esos sentimientos que va experimentando.
Ezequiel. Una de las cosas que dejamos afuera para este bloque del programa: es el canto, una
persona que está atravesando ese camino y está cantando.
El elemento sonoro es muy importante dentro de la poesía y acá aparece en forma explícita,
tenemos al “yo lírico” que está cantando, y además tenemos la transcripción de esas estrofas de
lo que compone su canto.
Es un viajero que canta con la compañía de la naturaleza, o como decíamos en el bloque
anterior, la naturaleza lo está acompañando.
Ese canto suyo tiene dos momentos. El primer momento es en el corazón tenía la espina de una
pasión, pero logró arrancársela y ya no siente el dolor. Lo primero que hay que resaltar, que lo
hablábamos hace un momento, es que él habla de pasión, no de amor. Y por esto puede ser
cualquier tipo de pasión, no necesariamente una pasión de tipo amorosa o sentimental, sino que
trasciende...
Esteban: Deja abierto el significado a otro tipo de cosas.
Ezequiel. Exactamente, como todo en literatura ofrece cierta flexibilidad en cuanto a su
interpretación. Él dice que esa pasión era como “una espina en el corazón”, lo está definiendo
como algo que le hacía mal y su necesidad o su deseo es intentar sacarse esa “espina”.
Él dice que en el proceso de intentar quitar esa espina o pasión, él termina dejando de sentir en
su corazón. Le hacía mal eso a él, pero cuando lo sacó terminó dejando de sentir, terminó
mutilando su emotividad, por recuperarse de ese problema termina cerrándose a otras cosas.
Acá Machado nos está planteando algo que nos sucede a todos y que es muy pero muy real. El
hecho de intentar superar un problema, y al superarlo cerrarnos a otras posibilidades.
Esto nos ha pasado en algún momento. Por ejemplo: determinada situación o persona nos hace
daño y luego nos cerramos a todo tipo de relación que tenga características similares. Sin
pensar que no es la relación en sí, sino las malas decisiones que me llevaron a eso.
Muchas veces nosotros nos automutilamos en nuestra vida emocional y de relación y vamos
cerrándonos y vamos metiéndonos dentro de nuestro propio “caparazón”, porque las cosas me
hacen mal entonces me voy endureciendo.
Las personas que trabajan a diario en el ámbito de la salud y están enfrentados a la vida y a la
muerte de las personas, tienden a generar una coraza que de algún modo los inmuniza, porque a
la larga sino lo hacen terminan lastimándose. Esto que en un profesional se entiende
perfectamente, muchas veces nosotros lo llevamos a la propia vida.
Entonces de alguna manera vamos encapsulándonos, vamos entregándonos a determinadas
cosas o a experimentar determinadas emociones, porque sentimos que la posibilidad de
mostrarnos tal cual somos, empieza también a jugarnos en contra, es un foco para que luego
ingrese también el dolor.
¿Cuánta gente hay que nos rodea que está emocionalmente mutilada? Emocionalmente cerrada
a vivir determinadas experiencias, porque en el pasado vivió una experiencia negativa y al
recuperarse de esa experiencia implicó el cerrarse a cualquier otro tipo de posibilidad.
Esteban: No utilizó esa experiencia dolorosa para generar un nuevo tipo de sensibilidad hacia
ese tipo de situaciones que otros puedan llegar a vivir.
Ezequiel: Exactamente fue un aprendizaje absolutamente negativo. Un aprendizaje relacionado
con un no querer que algo nos vuelva a pasar, y no con el aprender para intentar que no me
suceda más pero sin tener que cerrarme a otro tipo de posibilidades.
Y el final del poema, es muy claro con respecto a esto, porque la última estrofa que él canta con
respecto a esto es:
Aguda espina dorada,
quién te volviera a sentir
en el corazón clavada.
Es muy interesante esto, porque él está diciendo, “prefiero el dolor de antes, que el vacío de
ahora”.
En primer lugar hay que decir que es una alternativa desesperante, preferir el dolor al vacío,
preferir el dolor a sentirse vacío, entrar en un camino y no saber a dónde voy.
Esteban: volverse insensible
Ezequiel. Si, y la insensibilidad nos lleva a perder el sentido del rumbo en nuestras vidas.
Porque necesariamente nuestras vidas se construyen en contacto con el otro y con el dolor.
Su opción, la opción del “yo lírico”, es precisamente la de decir “yo prefiero el dolor al vacío”.
Como opción es realmente triste pero sin embargo es la opción válida, uno puede vivir con el
dolor, pero no puede vivir con el vacío.
A veces, los que pasamos por dolores de algún tipo, pensamos que el dolor es insuperable.
Los que somos padres nos preguntamos como hacen los padres que pierden algún hijo para
recuperarse, y sin dudas son de los dolores más grandes que alguien pudiera tener, y sin
embargo, este poema nos revela una realidad más profunda en el ser humano, el ser humano
puede vivir con dolor, pero NO puede vivir con vacío.
El vacío en nuestra existencia es absolutamente insuperable, porque aún en medio del dolor
puedo encontrar una pulsión de vida, puedo encontrar una necesidad de seguir transitando en el
camino, pero cuando estoy vacío me quedo sin camino, es lo que pasa en el poema, si ustedes
se fijan notarán que él dice: “el camino desaparece en la noche”, él se queda sin camino, el
vacío nos deja sin camino en la vida.
Esteban: Y de alguna manera se queda paralizado porque no tiene por donde caminar.
Ezequiel. Exactamente, no tiene por donde avanzar, y si nos fijamos hay una progresión,
porque en primer lugar él dice no sé a dónde va el camino que es como la primera etapa en esa
experiencia negativa que él está viviendo, y luego él nos plantea que no solamente no tiene
expectativas, no tiene siquiera camino.
Es un proceso, mientras él sentía dolor, el mantenía el camino y seguía avanzando aunque no
sabía muy bien adonde, lo cual obviamente, no es lo más positivo que nos puede llegar a pasar,
pero al menos estamos en el camino.
Por otro lado, cuando él descubre que él perdió esa sensibilidad frente a la vida descubre al
mismo tiempo que se quedó sin camino, no está caminando sin rumbo, no está siquiera
caminando.
No nos tenemos que olvidar que Machado era quien decía; “caminante no hay camino, se hace
camino al andar”. El concepto “camino” como decíamos, es muy importante para él, el
concepto de avanzar es uno muy importante para él.
En estos momentos recuerdo un cuento muy breve de Kafka que se llama “La partida” y
precisamente habla de la necesidad, no necesariamente de llegar a un lugar determinado; sino
de la necesidad de partir. Y el cuento termina diciendo: “partir es importante, lo importante no
es llegar, sino estar siempre en tránsito”. Esta también es la idea que tiene Machado. Él dice en
otras palabras que el vacío nos saca del tránsito. El vacío me saca de la posibilidad de llegar a
algún lado.
Esteban: Está paralizado en la vida.
Ezequiel: Exactamente. Aún el dolor es preferible antes que el vacío.
Esteban: Recuerdo unas palabras del Apóstol Pablo mientras hablabas sobre esto, en el cual él
dice que tres veces le pidió a Dios que le quitara un aguijón en la carne que le producía dolor,
que le producían sensaciones de molestia, se ha especulado mucho sobre qué era ese aguijón en
la carne, pero Dios en ese momento le dice “bástate mi gracia”, Él no le dijo que le quitaría el
dolor, pero te voy a ayudar a que lo enfrentes, lo vivas, y lo experimentes de una manera que
logres seguir aprendiendo más cosas en la vida.
Ezequiel: Es excelente lo que decís. La aceptación del dolor. Nosotros escuchamos mensajes
dentro de ciertos grupos incluso “cristianos”...
Esteban: Que intentan eliminar el dolor...
Ezequiel: Que intentan “parar de sufrir”. No nos damos cuenta que el dolor es una constante en
la vida, y el dolor está ahí por algún motivo y que ni siquiera Jesús pudo liberarse del dolor.
Hablamos del dolor físico, pero también esto es aplicable al dolor emocional y espiritual.
Jesús en el momento de su crucifixión por ejemplo sufrió los dos dolores al mismo tiempo, el
dolor espiritual y el físico.
Si Jesús no logró librarse del valle de sombra y de muerte que habla David, ¿por qué nosotros
deberíamos pensar que si podemos librarnos de él?
La pregunta no sería si tengo o no tengo que pasar por eso, sino ¿qué me espera del otro lado?
Esteban: Sino quedamos insensibilizados, quedamos sin camino, quedamos en el vacío.
Ezequiel: Y eso es peor, lo peor es quedarse varado en el medio del valle de sombra y de
muerte.
Lo mejor es que podamos avanzar y saber que del otro lado está el sol.
C.S Lewis decía que hay una tierra de sombras en la que luego sale el sol, pero lo más
maravilloso de todo esto es que aún cuando estamos en el momento del dolor Dios nos está
acompañando, Dios sigue estando con nosotros y nos promete además que llegaremos al otro
lado y que allí existe algo realmente magnífico.
Pasar por el dolor nos permite llegar hasta otro lugar.
Como cristianos creemos en el carácter transitorio de la vida, sabemos que en el futuro
estaremos en otro lugar, y Pablo dice que él persigue una meta que está más allá
permanentemente. Él no quiere la gratificación acá, él sabe que está peleando por una
gratificación mayor, está peleando por llegar a un lugar mucho mejor.
Nosotros muchas veces buscamos el “pasarla bien” cuando estamos acá, y no nos damos cuenta
que en esta vida estamos de tránsito y que en él tenemos que sacar aprendizajes, y que estos
conocimientos que extraemos de las experiencias penosas, me preparan para el día de mañana
poder pelear la buena batalla.
El sufrimiento nos enseña muchas cosas, y esto es una verdad que todos hemos escuchado, pero
que nos cuesta mucho pasar por esos momentos.
Para un cristiano, pasar por un momento de sufrimiento es distinto que para cualquier otra
persona, por dos motivos, en primer lugar cuando mira atrás ve otros momentos de sufrimiento
y ve que Dios estuvo presente en todos dichos momentos.
Y en segundo lugar porque sabe que del otro lado del “valle de sombra de muerte” está el sol.
Y esto es algo que solamente un cristiano puede asegurarlo, que detrás de cada valle de sombra
de muerte hay un sol donde Dios nos está esperando para darnos de su amor.
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