Durante la década del noventa se acentuaron en la industria ciertas

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Aportes para una caracterización del perfil productivo santafesino y las políticas públicas.
Por Gabriel Graciosi y Mirian Musso
Noviembre de 2005.
Durante la década de los años noventa se acentuaron en la industria ciertas tendencias
cuyo origen causal histórico se remonta, por lo general, al quiebre del modelo de
sustitución de importaciones resultante de las políticas aplicadas desde la segunda mitad de
la década del setenta, y que se continúan, con algunas modificaciones, hasta el presente. Se
produce una reestructuración regresiva del sector manufacturero santafesino tanto en
términos de “factor traccionador” de las restantes actividades económicas como el de
generador de puestos de trabajo. Es en ese sentido que el emergente a considerar en este
trabajo es el de la primarización y desofisticación dado que la consolidación de los
fenómenos indicados ha estado estrechamente asociada con la conjunción de distintos
procesos tales como, y a título ilustrativo, las principales características estructurales de las
ramas de mayor dinamismo y significación agregada de la actividad; la inserción sectorial
de las principales firmas de la actividad (que denota un importante -y cada vez más
marcado- grado de “primarización productiva”); el sentido adoptado por la apertura
comercial implementada que indujo una fuerte desintegración de la producción fabril local
(en especial, en aquellas ramas con preponderancia de pymes) derivada de la creciente
importancia que asumió la compra en el exterior de insumos y/o productos finales por parte
de las firmas industriales de mayor tamaño relativo; la conformación de una estructura de
precios y rentabilidades relativas de la economía que tendió a desalentar la inversión en el
ámbito manufacturero; la vigencia de la valorización financiera como eje ordenador del
proceso de acumulación y reproducción del capital de las compañías líderes que operan en
el ámbito fabril; y la crisis en que se vieron inmersos los segmentos empresarios menos
concentrados como resultado, en gran medida, de la orientación que adoptó la política
económica1.
Cuando se habla de las ramas de mayor dinamismo y significación agregada, se
alude en la actualidad a que una proporción considerable de la producción industrial
generada en el país proviene de sectores (la agroindustria, la producción de petróleo y
derivados, y algunas elaboraciones de insumos intermedios de uso difundido) que se
caracterizan por ubicarse, en su mayoría, en las primeras etapas del proceso productivo y,
derivado de ello, por presentar un reducido dinamismo en términos de la generación de
valor agregado y eslabonamientos productivos, así como de demanda de mano de obra por
unidad de producto.
Los grandes grupos económicos2 continúan realizando importantes inversiones
productivas en el país, sobre todo en los sectores con ventajas comparativas naturales y,
1
Schorr, Martín y Kulfas, Matías; La industria argentina en el escenario posconvertibilidad; Revista
Realidad Económica; número 190; IADE Instituto Argentino para el Desarrollo Económico;
Agosto/Setiembre 2002.
2
Entendemos por grupos económicos a un núcleo determinado de empresas que acrecienta su control sobre
los medios de producción que dispone una economía a partir de la expansión de su presencia en uno o
2
por consiguiente, de una importante “propensión exportadora”. Con la política devaluatoria
a partir de 2002, no sólo obtuvieron ganancias patrimoniales extraordinarias en términos de
dólares, sino que, adicionalmente, al ser fuertes exportadores, aumentaron en forma
considerable la facturación y la rentabilidad de sus actividades (la depreciación de peso que
se deriva del shock devaluatorio fortaleció la competitividad externa de los productos
elaborados y/o comercializados por estas firmas en un doble sentido: mejorando los precios
de exportación y abaratando los costos de producción si tenemos en cuenta la caída de los
salarios resultante del incremento del tipo de cambio) ya que su ciclo de acumulación y
reproducción ampliada del capital se encuentra fuerte y crecientemente transnacionalizado.
Las investigaciones de Schorr y Wainer3 muestran la evolución, entre 2001 y 2003, de
las ventas al exterior realizadas por la elite exportadora (se trata de las cien empresas de
mayor volumen anual de exportaciones) y de su peso relativo en el total de exportaciones
de la Argentina). Estas compañías representaron menos del 1% de las firmas del país que
realizaron ventas al exterior.
2001
Mill. de dólares
2002
%
Mill. de dólares
2003
%
Mill. de dólares
%
Primeras diez
8.283,5
31,2
9.267,5
36,0
12.640,5
42,8
Entre el puesto 11 y 25
4.145,4
15,6
4.981,6
19,4
5.943,3
20,1
Entre el puesto 26 y 50
3.051,7
11,5
3.160,5
12,3
3.232,7
10,9
Entre el puesto 51 y 100
2.714,6
10,2
2.727,3
10,6
2.444,6
8,3
TOTAL ELITE
18.195,2
68,6
20.136,9
78,3
24.261,1
82,1
TOTAL EXPO. PAÍS
26.542,7
100,0
25.709,4
100,0
29.565,8
100,0
.
El nuevo "modelo económico" sustentado sobre la modificación del tipo de cambio contó
con el invalorable apoyo de amplios sectores del espectro político-sindical nacional y de
buena parte de la "comunidad académica" local e internacional. Uno de los principales
argumentos utilizado para legitimar el nuevo patrón de desarrollo es que el crecimiento
"derramará" y se mejorarán notablemente las condiciones de vida de la mayoría de la
población.
La recuperación, por parte del Estado, de determinados mecanismos de control sobre
el funcionamiento de la economía no implica necesariamente la recuperación de su
capacidad regulatoria ni del control sobre la propiedad de los medios de producción, sino
alterar en algún grado la lógica de funcionamiento económico sustentada en el “libre
mercado” (en rigor, por unos pocos grandes grupos económicos, conglomerados extranjeros
y agentes del sector financiero), promoviendo otra lógica preferentemente asentada sobre el
objetivo de reactivar el mercado interno, promover el desarrollo productivo regional,
especialmente la industrialización y su comercialización, la generación de empleo y la
múltiples mercados sobre la base de una reasignación del stock de capital existente (compra de firmas,
fusiones y/o asociaciones empresarias, quiebras) ver Basualdo, Eduardo y otros El proceso de privatización
en Argentina – FLACSO/UNQ, 2002.
3
http://www.iade.org.ar - Revista Realidad Económica, Buenos Aires (Argentina), Número 211, 1º
de abril al 15 de mayo 2005
3
defensa de una competencia genuina. La efectiva implementación de mecanismos
proactivos de regulación (de los procesos de concentración de la producción y de
centralización del capital) y de sanción (de prácticas de abuso de posición dominante que
puedan penalizarse incluso con la expropiación y/o la disolución de conglomerados
económicos) es básica en un proyecto maestro. Hoy, la inadecuada vinculación y la
desarticulación interorganizacional ejerce un resultado negativo en la creación de valor de
las distintas cadenas, redes o distritos agroalimentarios.
El problema es la reprimarización de la economía regional; especialmente bajo la forma
del boom sojero que implica no sólo una tendencia profunda al monocultivo sino también
una especialización agroalimentaria orientada a la exportación y de escasa relevancia para
el desarrollo; y la responsabilidad de la política pública sectorial (como un subsistema de
un sistema de desarrollo) en la regulación del continuo producción – industrialización –
comercialización.
La evolución de una economía productora y exportadora de productos primarios simples
a una economía productora y exportadora de agroalimentos (al incorporar la noción de
complejo agroindustrial) lejos de representar un cambio en la estrategia de desarrollo
resulta la adaptación de la vieja versión primaria a las nuevas circunstancias de
competitividad. Estas exigen cierto grado de transformación industrial de los productos
primarios pero siempre dentro del mismo esquema de especialización exportadora; un
esquema que favorece a las actividades con ventajas comparativas como las basadas en
recursos naturales, menor costo de la mano de obra, menor valor agregado y por ende
menor efecto dinamizador en el resto de la economía.
El resultado de esa estrategia agroindustrial es la generación de nuevos commodities.
Precisamente, el primer gran obstáculo para el desarrollo rentable de la producción estaría
determinado por la comoditización en sus dos versiones: primaria o agroalimentaria.
Producir un genérico no diferenciado por algún proceso tecnológico o industrial que
agregue valor, es condenarse a comercializar el producto en las condiciones establecidas
por los mercados internacionales y sus “vías de expresión”, las empresas transnacionales.
Así, de las tres variables para mejorar un negocio (costo, volumen y precio) la producción
agropecuaria argentina solo estaría operando sobre dos: costo y volumen. Y
paradójicamente, el esfuerzo para incrementar el volumen y mejorar la ecuación económica
tiene un efecto adverso en el precio.
No obstante, y a pesar de lo que se suele decir, pocos sectores de la economía argentina
han sido más permeables a la incorporación de nuevas tecnologías que el agropecuario:
fertilizantes, herbicidas, sistemas de riego, técnicas de siembra directa, etc.; los
incrementos en los rendimientos promedio por hectárea de la producción de granos y de
carne nos sirven de prueba de estas mejoras. Sin embargo, pareciera no haber existido una
predisposición semejante a la integración vertical y sectorial para la diferenciación
cualitativa e industrialización de los bienes producidos.
La responsabilidad sobre lo mencionado cae con todo su peso sobre una política pública
que históricamente ha desalentado los procesos de diversificación y transformación de
bienes; y que sostuvo que con la reconversión, es decir con capital (endeudamiento) y
nuevos paquetes tecnológicos, se lograrían nuevos mercados y se ganaría la batalla contra
las medidas proteccionistas de los países desarrollados, beneficiando el ingreso de grandes
inversores transnacionales extra-agrarios (que compran y acaparan la tierra y rearticulan la
red de relaciones al interior del complejo agroalimentario) en detrimento de los
productores medios (que se transforman en los actores sociales menos privilegiados del
4
circuito del agrobusiness), las inversiones en infraestructura y desaprovechando el
potencial local para la pequeña y mediana empresa agraria.
En síntesis, aún cuando aceptáramos a la agroindustria como la estrategia de desarrollo y
el modelo de inserción al mercado internacional (como continuador y ampliador del
enfoque primario exportador) la formulación e implementación de las políticas públicas ad
hoc representarían la gran asignatura pendiente.
La soja transgénica Roundup Ready de Monsanto permite que el cultivo sea explotado
intensivamente con mano de obra mínima. Solo se necesita un trabajador por cada 400
hectáreas comparando con más de 70 en una finca tradicional de frutas cítricas. Insertando
un gen especial en el DNA de la planta, los científicos de Monsanto descubrieron que
podrían hacerla inmune a un poderoso herbicida llamado glifosato. Los agricultores pueden
entonces rociarlo sobre sus cultivos una o dos veces al año y todo, excepto la soja, es
exterminado permitiendo que ésta crezca vigorosamente con producciones altamente
rentables y de poco mantenimiento. En la Argentina el promedio sembrado alcanzó en
2005 los quince millones de hectáreas con una producción de 38,3 millones de toneladas.
El cluster agroindustrial de transformación de la soja en aceites y pellets se concentra en la
zona de Gran Rosario, sobre el río Paraná, el área más grande de transformación sojera a
escala planetaria, con toda la infraestructura asociada y los impactos ambientales que ello
implica.
Para los años inmediatos, el sector agrícola argentino se ha planteado el objetivo de
alcanzar los 100 millones de toneladas de granos, lo que requerirá del incremento del área
sembrada con soja hasta los 17 millones de hectáreas.
Durante la década del '90 se sostuvo que el capital extranjero ingresaba al país para
aprovechar los nichos de alta rentabilidad habilitados por las privatizaciones, en especial
en el sector de servicios públicos. La información recopilada por el INDEC, que forma
parte del Censo Económico 2004/2005 todavía en procesamiento, destaca que los fondos
del exterior se instalaron prácticamente en todas las ramas dinámicas de la economía local,
en especial en aquellas con ventajas competitivas a mediano y largo plazo, como la
industria alimentaria, pero también en los sectores proveedores de insumos para estas
ramas dinámicas, como la industria semillera y de agroquímicos, y servicios clave como el
comercio.
En lo que va del año 2005, 20 empresas concentraron casi la mitad de las ventas totales de
la Argentina al exterior. Como sucede históricamente, las companías agroindustriales,
petroleras y siderúrgicas se ubican en los primeros lugares del ranking de grandes
exportadores del país.
Primeros 10 meses del año
1 Cargill
2 YPF
3 Bunge Argentina
4 Louis Dreyfus
5 Aceitera Gral. Deheza
6 Vicentin
7 Pan American Energy
Exportac.
Partic.
MILL. U$S
%
2.008,9
1.814,6
1.727,9
1.205,5
1.129,3
836,2
746,4
5,5
5,0
4,8
3,3
3,1
2,3
2,1
Tipo de Actividad
empresa principal
ET
CE
ET
ET
GL
GL
ASOC.
agroindustria
petróleo y deriv
agroindustria
agropecuaria
agroindustria
agroindustria
petróleo y deriv
5
8 Siderca
9 Nidera
10 Chevron San Jorge
11 Molinos Río de la Plata
12 Minera Alumbrera
13 Asoc. Cooperativas Argentinas
14 A. Toepfer International
15 ADM Argentina
16 Toyota Argentina
17 Siderar
18 PBB Polisur
19 Compañía Mega
20 Aluar
699,4
697,8
597,8
597,0
593,1
525,9
508,9
492,7
471,1
421,4
371,7
339,9
338,6
TOTAL EXPORTADO POR LOS "TOP 20" 1.612,4
TOTAL EXPORTADO EN EL PERIODO 3.625,3
1,9
1,9
1,6
1,6
1,6
1,5
1,4
1,4
1,3
1,2
1,0
0,9
0,9
GL
ET
ET
GL
ET
ELI
ET
ET
ET
GL
siderúrgica
agroindustria
petróleo y deriv
agroindustria
minera
agropecuaria
agropecuaria
agropecuaria
automotriz
siderúrgica
ASOC.
GL
petroquímica
siderúrgica
44,5
CE: empresa que forma parte de un conglomerado extranjero; ET: empresa extranjera que no forma parte de
un conglomerado económico; GL: empresa que forma parte de un grupo económico nacional; ELI: empresa
nacional que no forma parte de un grupo económico; ASOC: asociación entre distintos tipos de empresas.Las
empresas sombreadas se encuentran en la provincia de Santa Fe.
Fuente: Ámbito Financiero
El escenario post-devaluatorio y post-pesificatorio. Una breve caracterización4.
En diciembre de 2001, con la implosión de la economía, el gobierno de la Alianza
renunciaba y un gobierno de transición decretaba el default de la deuda externa. Luego, tras
la elección por parte del Congreso del nuevo presidente provisional Eduardo Duhalde se
define un nuevo plan económico con tres medidas de singular importancia para la
configuración del nuevo contexto económico y en especial para la producción
agropecuaria:
La libre flotación del dólar, que llega rápidamente a una relación de 4 pesos por
dólar para luego estabilizarse en las inmediaciones de los 3 pesos por dólar.
La pesificación asimétrica de las deudas bancarias en dólares, que son la mayoría
de la deuda agropecuaria.
La reimplementación de las retenciones a las exportaciones de origen
agropecuario en un nivel de alrededor del 20% ad valorem.
Estas tres medidas afectaron profundamente la situación del sector. En general las
medidas han sido altamente favorables para la producción agropecuaria y reestablecieron la
confianza y el potencial productivo del sector.
Los tres impactos principales de la nueva situación económica son los siguientes:
La devaluación, acompañada por muy bajos niveles de inflación, mejoró
notablemente la rentabilidad de la agricultura, aun con la aplicación de las
retenciones a las exportaciones de origen agropecuario. Inmediatamente después
de la devaluación hubo un importante aumento de la rentabilidad que con el correr
4
Para el análisis de coyuntura post devaluatorio seguimos los documentos presentados por el Grupo CEO, en
especial el de Martín Piñeiro.
6
de los meses iría disminuyendo a medida que el aumento de los costos de
producción aumentaban (muy tenuemente por el bajo nivel inflacionario) como
resultado de la recuperación de los precios de los insumos y, más lentamente, de
otros componentes del costo. No obstante, la rentabilidad en el 2003 fue muy
superior a la que se obtenía antes de la devaluación.
La devaluación conjuntamente con la pesificación asimétrica afectaron el
patrimonio de las empresas rurales de diversas formas. El impacto más
importante fue la disminución del precio en dólares de los campos. Sin embargo,
evaluaciones recientes muestran que los valores de los campos agrícolas han
vuelto a subir para colocarse en valores similares a los del período anterior a la
devaluación.
La pesificación asimétrica favoreció la licuación de las deudas en dólares.
Información no sistematizada de los bancos indica que una parte muy importante
de la cartera agropecuaria ha sido rescatada por los deudores con lo cual el índice
de morosidad ha disminuido significativamente. Esta información es consistente
con la abrupta disminución de la cartera total de créditos al sector privado. 5
Este conjunto de efectos post-devaluatorios y post-pesificatorios ha puesto al sector
agropecuario en una inmejorable posición para consolidar la expansión productiva de los
últimos 15 años.
Evolución del sector agroalimentario en la industria y el comercio exterior durante los ’90.
Al analizar el sector industrial argentino a mediados de los ’90 se pueden observar de
manera simplificada y en un marco general de reestructuración regresiva y de creciente
heterogeneidad estructural, dos tipos de transformaciones: una de tipo ofensiva y otra de
tipo defensiva.
Los sectores con reestructuración ofensiva son aquellos con cambios radicales en los
procesos de inversión de máquinas y equipos y con cambios importantes en su organización
que les permiten alcanzar niveles de productividad similares a los mejores promedios
internacionales.
Entre esas empresas se destacan las plantas de procesamiento de recursos naturales
(oleaginosas, gas, madera, pesca, etc.) que resultan de la fuerte expansión de esos recursos
que tuvo el país en las últimas dos décadas. Y los otros sectores que completan la
transformación ofensiva son aquellos que han recibido de parte del estado una política
activa de promoción como las plantas productoras de insumos básicos (petroquímica,
cemento, papel, aluminio, refinerías de petróleo y siderurgia) y el complejo automotriz con
su núcleo básico reestructurado a partir de políticas activas en el marco de la globalización
del sector. 6
5
6
Piñeiro, Martín; op.cit.
Cfr. Kosacoff; B. Hacia una nueva estrategia exportadora. La experiencia argentina. Universidad nacional
de Quilmes, 1996. Citado en Farrugia y Guerrero “La industria manufacturera en la Argentina y Santa Fe”;
op.cit.
7
“La necesidad de lograr incrementos en la productividad obedece a
la forma concreta que adoptaron las reformas económicas del programa de
convertibilidad. Las empresas deben enfrentarse a un nuevo entorno
competitivo en un escenario caracterizado por la apertura externa y el tipo
de cambio fijo. Esto las lleva a reconvertirse e incrementar el rendimiento a
través de la incorporación de nuevos equipos de capital con tecnologías
más modernas y la implementación de cambio organizacionales. La
incorporación de bienes de capital importados se ve favorecida por la
eliminación de los aranceles a la importación de estos bienes y la
apreciación de la moneda local.” (Farrugia y Guerrero; 2000:49)
Sin embargo, pese a que el programa de convertibilidad generó un aumento
considerable de la productividad global lo hizo de una manera heterogénea y despareja
concentrándose en algunas ramas industriales y en algunas empresas dentro de esas ramas.
En el caso de la industria aceitera, como dijimos un ejemplo de reestructuración ofensiva,
mientras el volumen de molienda a nivel nacional se multiplicó por ocho entre 1973/74 y
1993/94, el número de operarios se redujo más del 28% al tiempo que la productividad de
la mano de obra trepaba casi diez veces. 7
El sector externo siempre ha tenido un papel decisivo en el funcionamiento de nuestra
economía. El plan de convertibilidad se inició con un retraso cambiario que al ser
combinado con la apertura de la economía produjo un fuerte aumento de las importaciones.
Así los primeros años de la década de los ’90 se caracterizaron por un persistente déficit en
la balanza comercial. Este desfase fue posible gracias a un contexto mundial favorable por
sus bajas tasas de interés que le permitió a la Argentina absorber flujos de fondos para
compensar ese desequilibrio; situación que se prolongó hasta el efecto tequila que puso al
descubierto la fuerte dependencia del modelo de la entrada de capitales del exterior y
comenzó a estimular una fuerte preocupación por la balanza comercial deficitaria.
Ahora bien, la pregunta que importa para nuestro fin es ¿qué exporta Argentina? Y
sobre todo ¿qué exporta Santa Fe? Porque sabemos que un aumento importante en el
volumen de las exportaciones no supone un cambio favorable en la composición del
intercambio.
El análisis de la composición de las exportaciones de un país se puede hacer a través
de la clasificación tradicional basada en la composición de la misma según la etapa de
procesamiento de los bienes (productos primarios, manufacturas de origen agropecuario,
manufacturas de origen industrial, combustibles) o, como proponen Farrugia y Guerrero a
partir Bekinschtein8, destacando los factores que más inciden en la situación de
competitividad para cada grupo de productos:
7
Cfr. Farrugia y Guerrero; op.cit.
Bekinschtein; j; Apertura externa y patrón de comercio. El comercio exterior argentino y su consistencia en
el escenario global; en Kosacoff, Bernardo (comp.) Hacia una nueva estrategia exportadora. Universidad
Nacional de Quilmes; 1995. Citado en Farrugia y Guerrero, op.cit.
8
8
Grupo de productos
Factor primario de incidencia en la competitividad
1) Recursos intensivos
Acceso a abundantes recursos naturales
2)Recursos naturales o trabajo intensivos
diferenciables
Costo de recursos primarios y mano de obra,
posibilidad de actuar sobre la diferenciación
3)Escala intensivos (insumos industriales difundidos)
Longitud de la serie de producción
4)Productos diferenciados
Adaptabilidad a demanda fuertemente variable
5) Comercio administrado
Bajo regímenes o acuerdos especiales de comercio
De acuerdo a este enfoque aplicado a nuestras exportaciones surge que:
En primer lugar, estamos frente a una estructura donde casi los dos tercios de las
exportaciones están constituidas por bienes primarios (productos primarios más
combustibles) y sus manufacturas, es decir basadas en la dotación de recursos naturales.
En segundo lugar, aquellas actividades industriales que han desarrollado ventajas más
dinámicas han sido y son aquellas que han tenido políticas públicas específicas como las
señalas más arriba.
Con respecto al primer punto, la situación de nuestras exportaciones aparece
fuertemente enfrentada a la que surge de la estructura de las exportaciones mundiales según
datos del propio GATT en su Ronda Uruguay:
Estructura de las exportaciones mundiales y argentinas (1992)
El mundo
Argentina
Productos Recursos Intensivos
14.8
60.0
Productos Recursos y Trabajo Intensivo Diferenciables
12.8
16.4
Escala Intensivos
22.7
12.8
Diferenciados (incluyendo Comercio Administrado)
49.7
10.9
Total
100.0
100.0
Fuente: CED/Bekinschtein (1995) en base a información GATT (1993)
9
La tendencia en la estructura del intercambio a principios del siglo XXI queda
reflejada en los siguientes gráficos
Exportaciones total país por grandes rubros en millones de dólares
Manufacturas Manufacturas Combustibles y
Productos
energía
período
Origen
Origen
primarios
eléctrica
Industrial
agropecuario
1990
3.364,3
985,2
3.175,0
4.828,0
1990
27.2%
8.0%
25.7%
39.1%
2001
8.325,0
4.728,0
6.136,0
7.465,0
2001
31.2%
17.7%
23.0%
28.0%
2002 (a)
5.656,3
3.005,5
4.387,0
5.985,2
2002 (a)
29.7%
15.8%
23.0%
31.4%
Fuente Revista Realidad Económica 192 (a) hasta septiembre
Total
12.352,5
100.0%
26.654,0
100.0%
19.034,0
100.0%
Hasta el año 1996 las exportaciones se vieron beneficiadas por un crecimiento
paulatino de los precios internacionales. Lo que permitió compensar parcialmente un tipo
de cambio poco favorable para competir en el exterior.
Se destaca la notable incidencia que ha tenido, en el caso de las manufacturas de
origen industrial, el importante aumento de las ventas de material de transporte,
fundamentalmente de la industria automotriz, debido al proceso de integración con Brasil y
al régimen de promoción de que gozó esa industria. Por otro lado, y en sentido inverso, el
desempeño exportador fue afectado por el retraso cambiario que impactó, sobre todo, en las
ventas con destino a la UE, ya que a la relación peso-dólar se le añadió la revaluación de
este último en relación con las monedas europeas.
Resumidamente, de la observación de nuestro sector externo surge que la adopción de
una amplia libertad de comercio, auspiciada por los organismos que nos prestaban dinero
en ese mismo momento, traducida en el levantamiento de numerosas restricciones
arancelarias y no arancelarias, una apertura indiscriminada que, a la sazón, permitiría un
ingreso de bienes de capital destinados a servicios de infraestructura suntuaria en zonas
urbanas (bienes de consumo durables) tuvo muy débil efecto multiplicador sobre el
conjunto de las actividades económicas. La extraordinaria compra de bienes de consumo
también se relaciona directamente con la secuela de desindustrialización con pérdida de
sectores enteros de nuestro aparato productivo. Por último vale recordar que la disminución
del volumen importado que comienza a reflejarse en las estadísticas corresponde, no a una
reversión de las políticas públicas hasta aquí seguidas, sino a la materialización de un
profundo proceso recesivo que terminará conjugándose con la modificación de la política
cambiaria.9
En definitiva, del análisis de la composición de las exportaciones de la Argentina en
los últimos años, surge que las actividades manufactureras exportadoras más dinámicas
están basadas en la expansión de los recursos naturales (petróleo, aceites vegetales) o bien
favorecidas por un régimen de promoción específico como en el caso del sector automotriz.
9
Módica, Marcelo; El sector externo y la salida exportadora; Revista Realidad Económica, número 192.
Instituto Argentino para el Desarrollo Económico.
10
El grueso de las exportaciones son de bajo valor agregado. Los principales productos
agroalimentarios exportados son aceites y harinas vegetales y granos; es decir bienes con
escaso o nulo nivel de elaboración.
Situación relativa del complejo oleaginoso.
El complejo oleaginoso en la Argentina comprende los granos de soja, girasol, maní,
algodón y lino. Se trata de un sistema productivo compuesto por la producción primaria, la
industrialización y la comercialización de estos granos oleaginosos. El procesamiento de
los mismos los transforma en aceites vegetales y harinas proteicas. Los primeros se
destinan fundamentalmente al consumo humano mientras que las harinas para alimentación
animal. Los dos principales granos oleaginosos en nuestro país son la soja y el girasol. La
producción de soja aumenta de manera muy significativa en la década de los ’70 y continúa
su expansión hasta la actualidad. La producción de granos de girasol acompaña en menor
medida este crecimiento. El lino pierde posiciones al igual que el maní y el algodón.
La soja es la dominante en el complejo oleaginoso mundial, que integra con los siete
restantes principales granos oleaginosos: algodón, maní, girasol, colza, lino, copra y palma.
Los tres primeros productores de soja en el mundo son: EEUU, Brasil y Argentina. Una
producción cercana al 85% de la producción mundial de soja se destina a la molienda.
Dicho proceso industrial genera en un 80% harinas proteicas y en un 17% aceite vegetal.
Surge de esto que, a diferencia de otros granos oleaginosos, en el caso de la soja, la harina
proteica es el derivado principal de su industrialización, pese a que el valor del aceite casi
triplica al de la harina. Aunque estudios de Oil World revelan que para los próximos años
se espera una demanda menos dinámica que en el pasado, tanto para los aceites como para
las harinas proteicas, los primeros mantendrán un mayor dinamismo comparativo.10
Esa magnífica evolución de las harinas se debe a que desde hace cuarenta años y en
paralelo a la evolución de las técnicas de manejo de la genética y de los conocimientos de
los requerimientos alimenticios y sanitarios de los animales se ha desarrollado un
importante negocio de alimentos concentrados abastecidos por la industria transformadora.
Una demanda específica de materia primas proteínicas ganó un lugar entre los mercados de
commodities.11
Si bien la industria aceitera es uno de los sectores industriales más dinámicos su
aporte de valor agregado es mínimo, al igual que su contribución a la generación de
empleo.
La capacidad de procesamiento de las empresas molturadoras se fue acrecentando
año a año, llegando hacia fines del siglo XX a funcionar fábricas que procesan más de
9000 toneladas diarias.
Las empresas molturadoras se pueden clasificar en12
Muy grandes, con CPT (capacidad teórica de procesamiento) diaria de 9000 a
4000 toneladas
10
Esto es así debido a que las amplias diferencias entre el nivel de consumo de los países industriales y los
menos desarrollados se verán alteradas por la incorporación de grandes masas de consumidores de estos
productos (aceites) ya transformados en bienes indispensables de la canasta alimentaria. A ello hay que
agregar los nuevos usos y aplicaciones industriales de los aceites vegetales en cosmética, industria química,
lubricantes y combustibles. Ver Farrugia y Guerrero, según datos de Oil World
11
Devoto, R.; Argentina en el mercado mundial de las materias ricas en proteínas; en Panorama Agrario
Mundial número 191, año 20, mayo-junio 1996.
12
Cfr. Farrugia y Guerrero.
11
Grandes, con CTP de entre 3900 y 1500 toneladas diarias.
Medianas, con CTP de entre 1400 y 500 toneladas diarias y
Pequeñas, con menos de 500 toneladas de CTP.
La totalidad de las molturadoras clasificadas como muy grandes se encuentran en nuestra
provincia:
Fábricas aceiteras Argentina. Listado de las MUY GRANDES según Agendas Hinrichsen diciembre 97
ranking
empresa
localidad
Provincia
CTP
%
1
Vicentín SAIC
San Lorenzo
Santa Fe
9200
11.4
2
Louis Dreyfus SA
Gral. Lagos
Santa Fe
8000
9.9
3
Cargill SACI
Pto. San Martín
Santa Fe
7500
9.3
4
La Plata Cereal
Pto. San Martín
Santa Fe
5000
6.2
4
Pecom Agra SA
San Lorenzo
Santa Fe
5000
6.2
5
Terminal 6 SA
Pto. San Martín
Santa Fe
4800
5.9
6
Santa Clara SA
Rosario
Santa Fe
4400
5.4
Elaboración propia en base a CED/Agendas Cereales Hinrichsen Julio-Diciembre 1997
Los rasgos característicos de una economía altamente concentrada se ponen de
manifiesto tanto desde el punto de vista de la participación empresaria como de la
incidencia que tienen cada una de las provincias en la conformación de las exportaciones
totales. El 45.1% de las exportaciones totales corresponde a las veinte principales empresas
exportadoras. Solo cuatro de esas empresas pertenecen a capitales locales. 13
El aumento en los niveles de concentración económica de la industria aceitera
nacional (a las tradicionales fábricas aceiteras de capitales nacionales se les sumaron allá
por los ’80 grandes empresas exportadoras de granos) redunda en que cada vez menos
plantas generan la producción del sector. El mayor incremento en la capacidad de
molturación diaria del 200% entre 1974 y 1985 y del 400% entre 1985 y 1994 se genera en
las plantas muy grandes y grandes. Mientras la capacidad aumenta, también lo hacen los
números de plantas por firma, al tiempo que el total de participantes del negocio disminuye.
Esta profundización de la concentración, marcada como la característica central en la
evolución reciente de la industria aceitera, es compartida por las empresas de capital
nacional y extranjero. Sin embargo, estos procesos no son ni lineales ni homogéneos
apareciendo una serie de interrogantes sobre el equilibrio entre estos dos tipos de capitales,
aunque las inversiones últimas parecen indicar una ofensiva del capital extranjero. Es que
la industria aceitera de capital nacional no escapa al proceso de desnacionalización que
caracterizó a la industria alimenticia a finales del siglo XX14.
Los grupos económicos de capitales locales todavía mantienen una importante
participación en la industria aceitera, y esto está relacionado con que en este sector, las
ventajas naturales siguen siendo importantes y en general los grandes conglomerados de
capital nacional si bien cubren un amplio rango de negocios tienden a concentrarse en estas
áreas. Por lo que el tema de la escala de producción aparece como determinante en la
participación de los distintos estratos de empresas. Se amplía permanentemente la
capacidad de las plantas ya existentes y se construyen nuevas plantas cada vez más grandes,
13
14
Módica, Marcelo; Revista Realidad Económica número 192.
Cfr. Farrugia y Guerrero; op.cit.
12
lo cual explica que cada vez sean necesarias mayores inversiones para poder competir en el
sector. 15
Durante los ’90, las nuevas instalaciones de plantas aceiteras han privilegiado una
mayor escala de producción y un criterio de radicación que combina la originación y la
exportación. En este contexto, la provincia de Santa Fe ha recibido en su territorio las
inversiones más significativas. Las grandes inversiones en plantas industriales durante los
’90, han priorizado la instalación en las zonas de origen del grano, con fácil y rápido acceso
a las vías de navegación; esto es principalmente el eje Puerto San Martín – San Nicolás
sobre el río Paraná.
Análisis de la evolución santafesina (El sector agroalimentario en la industria)
Las actividades principales de la rama Alimentos y Bebidas son Aceites y Harinas
Vegetales y Carnes y Productos Lácteos. De las mismas, la primera tiene una orientación
totalmente exportadora, lo que explica la poca conexión con otros sectores productivos.
Carnes y Lácteos si bien están ligados a la evolución de la demanda interna, en los últimos
tiempos ha aumentado su orientación exportadora significativamente.
De acuerdo a los criterios clasificatorios de la dinámica productiva y orientación
exportadora, las agroindustrias de la provincia pueden clasificarse en16:
Nuevas industrias de exportación, de gran crecimiento: aceites y harinas
vegetales.
Moderna industria alimentaria orientada hacia el mercado interno, caracterizada
por estrategias empresariales de diferenciación de productos y desarrollo de
subproductos y alimentos específicos, con marcada segmentación de los mercados
y fuertes estrategias de marketing: industria láctea.
Industrias tradicionales, dirigidas a mercados masivos de consumo popular y
ampliamente incorporadas a la dieta básica, con productos poco diferenciados:
frigoríficos, molienda de cereales, panadería.
La industria de la provincia de Santa Fe tiene un perfil fuertemente agroindustrial, en
función de su participación en el VBP, en el VA y en los puestos de trabajo generados. La
distancia entre esta rama y las que le siguen en importancia marca la especialización
productiva de la provincia. Por otro lado, las principales actividades agroindustriales de la
provincia no son los sectores que más valor agregado generan. Aceites y grasas aporta casi
el 20% del VBP industrial de la provincia pero sólo el 5% de su VA industrial. Con
respecto al empleo, la industria de Santa Fe pierde 33.721 puestos de trabajo,
particularmente en las ramas más importantes que generan el 88.26% de valor de la
15
Un claro ejemplo de la tendencia a la expansión y su mantenimiento actual es la cerealera transnacional que
formalizó ante el gobernador Reutemann su intención de montar un puerto y una planta aceitera en Villa
Gobernador Gálvez, en un proyecto que supera los 100 millones de dólares. Se trata de una iniciativa que
procura adecuar la capacidad ya instalada al tiempo que también se adueña de las instalaciones que
pertenecieran a Productos Sudamericanos en Punta Alvear. Cargill se adapta así a las necesidades de un sector
que cada vez se ve más apremiado por los crecientes volúmenes de producción de soja. Ver suplemento de
Economía del diario La Capital; Rosario; 9 de noviembre de 2003.
16
Gutman; G. Cambios y reestructración recientes en el sistema agroalimentaio argentino en Kosacoff, B.
Op.cit. pp. 334-378.
13
producción. Aceites y grasas vegetales contribuye solamente con el 2.2% del empleo
industrial de la provincia17.
Es válido definir la evolución del perfil productivo santafesino de la última década
reflejado también en la composición de las exportaciones como un proceso de
reprimarización del mismo. Por lo que no cualquier incremento en las exportaciones genera
efectos positivos sobre el tejido productivo interno de las economías ni es signo de buen
comportamiento de las mismas.
Otra forma de analizar la falta de diversificación de las exportaciones es a través del
examen de los principales rubros de las mismas y compararlos con los correspondientes a
las exportaciones nacionales. En el caso de Santa Fe, las diez primeras actividades
complementan el 95.2% de las exportaciones, mientras que a nivel nacional, las diez
primeras abarcan el 66% quedando el 34% para otras actividades. Además el 74.1% de las
exportaciones santafesinas se componen de Productos primarios y manufacturas de origen
agropecuario, que se reconocen como las que menos valor agregado incorporan. A nivel
nacional esas mismas actividades suman el 32.6% de las exportaciones totales.
Participación de los principales rubros en las exportaciones de 1996
Santa Fe
%
Argentina
%
Residuos ind. Alimenticia
37.7
Combustible
13.0
Grasas y aceites vegetales
19.6
Cereales
10.8
Cereales
10.4
Residuos ind. Alimenticia
9.9
Semillas y frutos oleagin.
6.4
Grasas y aceites
7.9
Carnes
8.8
Automot. tractores y acc.
6.4
Leche, prod. Lácteos, etc.
3.4
Semillas y frutos oleagin.
4.0
Pieles y cueros
3.4
Pescados y crustáceos
4.0
Calderas, máquinas y aparat
2.3
Pieles y cueros
3.5
Metales comunes y manuf.
1.9
Carnes y despojos
3.3
Productos químicos
1.3
Calderas, máquinas y aparat
3.2
10 primeros
95.2
10 primeros
66.0
Fuente: INDEC y MAGIC s/CED
Situación relativa del complejo oleaginoso en Santa Fe
Para mediados de 1998, la concentración de la industria aceitera nacional en la
provincia de Santa Fe es muy clara. A su vez, dentro de la provincia es significativa la
concentración que se evidencia en el polo industrial que corre a lo largo de una franja
costera de 50 kilómetros bordeando el río Paraná entre las localidades de Puerto San Martín
y Punta Alvear. Es decir que alrededor del Gran Rosario se concentran 13 plantas cuya
capacidad de 57.500 toneladas cada 24 horas significa una participación de casi un 62.5%
sobre el total nacional. De esas 13 fábricas, 7 ocupan los primeros puestos por tamaño de
planta en el ránking nacional.
17
Cfr. Farrugia y Guerrero; op.cit.
14
Fábricas aceiteras en Santa Fe / año 1998. Por planta, según capacidad de procesamiento
ránking
Empresa
Localidad
Provincia
CTP
%
1
Louis Dreyfus SA
General Lagos
Santa Fe
12000 13.1
2
Vicentín SAIC
San Lorenzo
Santa Fe
9200
10.0
3
Cargill SACI
Puerto San Martín
Santa Fe
7500
8.2
4
La Plata Cereal
Puerto San Martín
Santa Fe
5600
6.1
5
Pecom Agra SA
San Lorenzo
Santa Fe
5000
5.4
5
Terminal 6 SA
Puerto San Martín
Santa Fe
5000
5.4
6
Santa Clara SA
Rosario
Santa Fe
4400
4.8
9
Aceitera Chabás
Chabás
Santa Fe
2300
2.5
10
Aceitera Buyatti SAICA
Puerto San Martín
Santa Fe
2200
2.4
11
Nidera SA
Puerto San Martín
Santa Fe
2000
2.2
13
Guipeba-Ceval
San Jerónimo Sur
Santa Fe
1300
1.4
20
AFA
Los Cardos
Santa Fe
500
0.5
27
Tanoni Hnos. SA
Bombal
Santa Fe
300
0.3
Subgrupo Rosario
57500 62.5
12
Vicentín SAIC
Avellaneda
Santa Fe
1500
1.6
12
Aceitera Buyatti SAICA
Reconquista
Santa Fe
1500
1.6
30
Sol de Mayo SA
Rafaela
Santa Fe
200
0.2
35
F. Hessel e Hijos
Esperanza
Santa Fe
90
0.1
Subgrupo Pcia. Santa Fe
60790 66.1
Fuente: Bolsa de Comercio de Rosario, Informativo Semanal de 25 de junio de 1998
Esta gran concentración geográfica en plantas de tan grandes dimensiones en una sola
región, es una situación que no se da en otras partes del mundo. Tanto en EEUU como en
Brasil, existen plantas de dimensiones similares a las argentinas pero no se encuentran
concentradas en un solo punto geográfico. Las razones de la concentración de la industria
aceitera en el eje Puerto San Martín – Punta Alvear dentro de la Provincia podrían
resumirse en la importancia decisiva de la articulación originación – expedición en una
agroindustria donde, por el escaso valor agregado tanto de sus insumos como del producto
final, el transporte es uno de los principales factores que determinan su emplazamiento. Las
reformas estructurales de marzo de 1991 contribuyeron a potenciar estas ventajas naturales
de la región y a viabilizar la competitividad de la industria aceitera. 18
El nivel de la macropolítica
Creemos que el debate sobre la incumbencia del sector agroalimentario en un sistema
de desarrollo forma parte de la discusión mayor acerca de las estrategias para alcanzarlo;
18
idem anterior.
15
por ello hemos decidido comenzar por un primer componente, la competitividad, sobre el
que existen profundas divergencias que hacen al núcleo central de dicho debate.
La competitividad desde la política
Existe (por más que algunos voceros mediáticos lo nieguen) una tendencia histórica
de deterioro de los términos del intercambio entre exportadores de manufacturas y de
bienes primarios que erosiona en forma permanente los mayores esfuerzos productivistas y
exportadores de los últimos19 y todo ello sin considerar las políticas comerciales de
subsidios y protección de los primeros.
No existe un consenso sobre la definición de competitividad, cuyo significado pasa
por una serie de matices, desde las nociones que lo restringen a la capacidad de mantener o
incrementar la participación en los mercados internacionales hasta aquellas que exigen
acompañar ese desempeño exportador con un incremento de los niveles de ingreso, de
empleo y de condiciones de vida de la población local.20
Pero lo que interesa para nuestro trabajo es el concepto de competitividad
internacional de la economía nacional, es decir el concepto macroeconómico de
competitividad por excelencia. En tal sentido, la propia política macroeconómica en la
medida en que determina variables claves como el tipo de cambio y la estabilidad en los
precios define en gran medida el contexto en que se desenvolverán las producciones
exportables, creando externalidades tanto positivas como negativas que se traducirán en
ventajas o desventajas para su competitividad internacional.21
Sin embargo, el problema está dado porque a menudo se asocia la noción de
competitividad internacional a la de ventajas comparativas naturales. Desde esa visión
(promocionada conspicuamente por el Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola
entre otros) un país tiende a exportar aquellos bienes que mejor utilizan sus factores
disponibles. Esta noción no es por cierto nueva ya que surge con David Ricardo en el siglo
XVIII y sigue vigente en enfoques actuales.22
Pero la competitividad internacional no puede explicarse por factores como el grado
de apertura de una economía, las proporciones de su sector público o el gasto en
investigación y desarrollo, sino que se apoya sobre la capacidad de colocar productos más
diferenciados, fundamentalmente en aquellas manufacturas cuyo origen no resida en la
explotación intensiva de recursos naturales. El desarrollo de las exportaciones, por lo tanto,
depende de la existencia de ventajas competitivas, esto es de la capacidad de mantener o
mejorar el desempeño exportador sin recurrir a devaluaciones, y estaría dado por el
aumento importante de la tasa de inversión, la incorporación de tecnología, escalas de
19
Hay que tener en cuenta que el efecto positivo de los mayores ingresos agrícolas tiene como contrapartida
mayores erogaciones en concepto de pago de patentes, servicios, etc. de acuerdo a los compromisos asumidos
en el marco de la OMC. (ver al respecto Brignol Méndez, Raúl; El marco externo y el desarrollo de la
agricultura en América latina y el Caribe, FAO; Santiago de Chile, 1995 citado en Lattuada Mario; op.cit.
20
Para el primer enfoque ver Gargiulo G, Estudio de competitividad Agropecuaria y Agroindustrial,
lineamientos para la formulación de políticas para la competitividad; Secretaría de Programación
Económica; SAGPyA, IICA y para el segundo enfoque ver Fajnzylber, F; Competitividad internacional:
evolución y lecciones; en revista de la CEPAL número 36; Santiago de Chile.
21
Chudnovsky, D y Porta, F. La competitividad internacional. Principales cuestiones conceptuales y
metodológicas, CENIT, Buenos Aires 1995 citado en Farrugia y Guerrero, op.cit.
22
Hecksher en 1919; Ohlin en 1933 y Samuelson en 1971; los tres autores son citados como ejemplos del
enfoque de las ventajas comparativas naturales por Farrugia y Guerrero; op.cit.
16
producción, etc. y finalmente del tipo de cambio23. En las economías más desarrolladas
resulta habitual que los precios de sus productos no reflejen sólo sus costos, sino que
también denoten una estrategia nacional de penetración de los mercados.24 En cualquier
caso, el impulso a las exportaciones supone la existencia y orientación de una política
comercial en función de objetivos geopolíticos, de una política del crédito y subsidios
comprometidos, de la eficiencia de los servicios y regulaciones que sirven a las industrias
exportadoras, entre otras externalidades públicas25.
En síntesis, las ventajas dinámicas o competitivas son producto de la intencionalidad
de los agentes, de la creación, de la política. En su generación, el desarrollo tecnológico
ocupa un lugar central aunque no exclusivo ni excluyente. Los determinantes de esta
competitividad “auténtica”, a diferencia de la competitividad “espuria” basada en el abuso
predatorio de recursos naturales y humanos26, se construyen involucrando al sistema en su
conjunto, excediendo los límites de la empresa y el campo exclusivo de la economía, a
partir de acciones públicas y privadas de mediano y largo plazo27. Estos incluyen aspectos
tales como la estabilidad y adecuación de los factores macroeconómicos, la sostenibilidad
de la capacidad productiva de los recursos naturales, una adecuada infraestructura física de
producción y distribución, la generación y difusión de tecnología, la eficiencia de los
servicios como el financiero, costos competitivos de energía, comunicación y transportes,
equitativo acceso a la información de mercados, mejoras en los sistemas de educación, de
capacitación de la mano de obra y de las condiciones de vida de la población28.
Los obstáculos y los errores cometidos
Consideraremos como primer obstáculo aquel que proviene del propio sector
agropecuario y que se retroalimenta a partir de la generación de determinadas políticas
23
Módica, Marcelo; El sector externo y la salida exportadora; op.cit.
Al respecto Bekinschtein cita las acciones francesas de promoción del consumo del aceite de colza en los
mercados del este asiático y la de los productores malayos que hacen otro tanto en Medio Oriente con el
aceite de palma, desplazando al aceite de soja argentino, como ejemplos de supuestos commodities
diferenciadas por la acción comercial. Ver Bekinschtein, J. Apertura externa y patrón de comercio. El
comercio exterior argentino y su consistencia con el escenario global, en Bernardo kosacoff (ed.) “Hacia una
nueva estrategia exportadora”. Universidad Nacional de Quilmes; citado en Farrugia y Guerrero op.cit.
25
Mientras países como Chile cuentan con una refinada red de ONG’s, reparticiones públicas, oficiales y
civiles, fundaciones y asociaciones promotoras de las exportaciones nosotros contamos con una débil
“Fundación Exportar”. Una Consultora privada que asesora a empresas interesadas en exportar basa su
publicidad en el hecho de que cada 20 empresas que muestran esas intenciones solo 2 logran su cometido. La
falta de promoción de las exportaciones es un ejemplo de la ausencia de visión de largo plazo. Si bien recibió
un importante apoyo durante los primeros años de la década del ’90, llegándose incluso a crear dentro de la
estructura de la SAGPyA y con financiamiento externo un área especializada con funciones adicionales de la
promoción de la diversificación de las exportaciones, el PROMEX, éste careció de continuidad y una vez
terminado el apoyo externo desapareció. (cfr.Piñeiro, Martín; op.cit.)
26
CEPAL; Transformación productiva con equidad; Santiago de chile, 1990 y Rezende Lopes, mauro y
Castro Gervasio; O desenvolvimento agrícola no novo marco macroeconomico a América Latina, FAO;
Santiago de Chile, 1995; en Lattuada, Mario, op.cit.
27
Obschatko; Edith; Sguiglia, E y Delgado, R. Efectos de la desregulación sobre la competitividad de la
producción argentina; GEL; Buenos Aires, 1993.
28
Gómez Oliver, Luis; La política agrícola en el nuevo estilo de desarrollo latinoamericano, FAO, Santiago
de Chile, 1994; en Lattuada, Mario; op.cit.
24
17
sectoriales que resultan de su poder para condicionar cuando no capturar a las mismas
agencias públicas.
Vale entonces rescatar la crítica que sostiene que el empresariado, lejos de responder
sólo a las señales del mercado, tiene en muchos casos un comportamiento de tipo rentista,
promovido por factores culturales, percepciones de riesgo, y estructuras económicas e
institucionales29. Estos comportamientos han sido moldeados por un contexto de alta
inflación, rápida variabilidad de precios relativos y prebendas políticas, que establecía
condiciones macroeconómicas de corto plazo estimulantes para los buscadores de rentas
(rent-seeking). La racionalidad económica ha girado, entonces, en torno a la reducción
total de la incertidumbre, a la obtención anticipada de la información sobre los cambios por
venir, y a la flexibilidad para aprovechar las oportunidades; transformándose en una
racionalidad social y macroeconómica perversa, en lugar de la especialización, la
innovación tecnológica y la actitud de emprendimiento y riesgo características de los
empresarios de tipo schumpeterianos30.
Como los comportamientos empresariales reproducen su adaptación a un sistema
desnaturalizador, sólo alcanzan a buscar las causas de los retrocesos coyunturales por fuera
de sus propias capacidades, encontrándolas por cierto en el Estado; el mismo Estado que
co-participa en el origen y en la reproducción de esos comportamientos.
Las energías que alimentan las protestas de los empresarios productores contra
las retenciones -la SRA junto a otras corporaciones vinculadas al sector- han venido
reclamando insistentemente por la eliminación de los derechos a la exportación a las
que califican de impuestos "distorsivos” (única fuente de ingresos para sostener
planes de asistencia social en ausencia de sector industrial y de sistemas tributarios
progresivos) bien podrían dirigirse contra sistemas de comercialización que son los
que realmente reducen los ingresos de los productores a través de una lógica de
saqueo31.
Un diagnóstico de tendencias estructurales coincidiría en reconocer en la base de
nuestros problemas de desarrollo una estructura de exportaciones regresiva, un patrón
productivo heterogéneo, desarticulado y vulnerable, la persistencia de una distribución del
ingreso concentrada y excluyente y la persistencia de un sistema tributario regresivo.
Los objetivos buscados
La posibilidad de que el crecimiento económico se transforme en verdadero
desarrollo implica trascender los enfoques parciales a partir de la reconstrucción progresiva
de un Estado eficiente, que tenga un rol relevante en la estrategia de desarrollo; que
promueva las condiciones para el desarrollo de un sector privado innovador, emprendedor y
maduro; y que medie para que los beneficios del crecimiento se distribuyan de forma más
justa y equitativa en la sociedad. Los lineamientos deben formar parte de una visión general
concertada cuyos enfoques trasciendan, a su vez, la simple obtención de equilibrios fiscales
y externos, para buscar la conversión de un crecimiento acelerado en desarrollo genuino,
29
Bitar, Sergio Neoliberalismo versus neoestructuralismo en América Latina; en Revista de la Cepal, número
34, abril de 1988 pp.45-63 citado en Mario Lattuada; op.cit.
30
Rosales, Osvaldo; Balance y renovación del paradigma estructuralista del desarrollo latinoamericano; en
revista de la Cepal; número 34, abril de 1988 pp. 19-36; citado en idem anterior.
31
Giberti, Horacio; op.cit.
18
incrementando la eficiencia y la competitividad; aumentando las exportaciones pero
habiendo generado un mercado interno que erradique la extrema pobreza.
La vulnerabilidad de la estrategia de desarrollo primario-agroindustrial en países
como Argentina o Chile (a diferencia de Brasil y México que optaron por la variante de
mayor especialización industrial) basada en una renovada inserción internacional se
encuentra en la estructura de sus exportaciones y las funciones políticas de su comercio
exterior; el deterioro de las relaciones de intercambio y las políticas comerciales
proteccionistas de los países de mayor desarrollo relativo. Si tenemos en cuenta el
comportamiento del comercio internacional en los últimos años; tanto en las nuevas reglas
para su ordenamiento como en sus exigencias de mayor inserción como única vía para el
desarrollo saltan a simple vista líneas estratégicas de acción para el futuro inmediato. Esto
es así porque reconocimos que no cualquier incremento de las exportaciones contribuye al
desarrollo del mismo modo; y que se necesitan paradigmas, metodologías e instrumentos
para estimular esa transformación:
Es prioritario forjar, como sostiene Martínez Nogueira, una nueva
institucionalidad que supere el conflicto básico visualizado como un
enfrentamiento entre intereses urbano-industriales y rurales32 revirtiendo el rezago
tecnológico en la administración pública que propició durante nuestra historia el
supuesto antagonismo entre desarrollo industrial versus desarrollo agrícola. Lejos
de entenderlo como una dualidad fundamentalista y sin retorno que pronto vería a
lo urbano como “inviable”, entendemos que la agroindustria debe constituirse
como la forma de articulación necesaria para el desarrollo de los sectores agrícola
e industrial, precisamente porque tenemos en cuenta que los recursos naturales
constituyen uno de los pilares (no el único) de la especialización de Argentina.
Toda política sectorial debe ser parte de un programa nacional e insertarse
sistemáticamente en él. Y esto es imperioso porque nuestro sector agrícola a causa
del boom sojero se está convirtiendo en obstaculizador de oportunidades de
desarrollo. Más aún se hace necesario cuando se trata de un sector que
normalmente expulsa población (hoy produce el doble que medio siglo atrás con
la mitad de la población antes ocupada) por lo que urge la promoción
(intervención pública) para el desarrollo de otros sectores.
Los objetivos agrarios básicos son cuestiones nacionales. No pueden quedar
reducidos a un mero tratamiento sectorial ni quedar establecidos por
corporaciones gremiales. Un gobierno democrático no pide permiso para
gobernar de acuerdo al programa prometido. Los objetivos programáticos
no pueden ser negociables; sólo puede llegar a serlo su instrumentación. El
titular de la SAGPyA (Secretaría que debiera salir de la órbita del Ministerio
de la Producción para pasar a la del Ministerio de Economía) no debe ser
vocero de los productores33 sino el encargado de aplicar las políticas públicas
nacionales al sector agropecuario que serán diferenciadas por la
especificidad de los problemas al interior del mismo sector. En consecuencia
32
Martínez Nogueira, Roberto; Una nueva institucionalidad para una nueva agricultura; Revista Aportes;
número 8; verano de 1997.
33
Las agencias públicas del sector (SAGPyA) ha perdido relevancia como ámbito para dirimir los conflictos
inter e intrasectoriales ya que ha menudo ha asumido un papel bifronte, de representante del estado ante los
agricultores y de mediador de los intereses de éstos ante otros ámbitos de gobierno. (cfr.Martínez Nogueira,
Roberto; Una nueva institucionalidad para una agricultura; revista Aportes, nº8, verano 1997)
19
habrá políticas específicas diferenciadas con tipos de cambio preferenciales
según convenga coyunturalmente34.
Profundizar los esfuerzos para modificar la estructura de exportaciones
incrementando la participación relativa de los productos más dinámicos en el
comercio mundial, y procurar una mejor inserción integral-comercial para las
actuales exportaciones de la región. Por ejemplo: el Mercosur debe asumir un
papel rector en políticas de comercio exterior. Resulta inadmisible que Argentina
y Brasil, con una participación descollante en las exportaciones de soja y sus
derivados, actúen todavía como simples tomadores de precio y no como
formadores.
La integración regional debe servir no solo a la ampliación del mercado interno
sino también al fortalecimiento de las exportaciones a través de una mayor
diversificación de las mismas pero fortaleciendo las condiciones para lanzarse de
forma competitiva al mercado internacional tanto a nivel de la producción y
comercialización como a nivel de las negociaciones político-económicas35 con las
que se generan las reglas de juego que las promueven u obstaculizan. El aumento
y la diversificación de las exportaciones requiere un esfuerzo de instrumentos
políticos mucho más importantes que las tasas arancelarias y el tipo de
cambio alto y estable; .hay una estrecha relación entre la política de
exportaciones y la política industrial o sectorial para abordar cambios en la base
productiva que acentúen la selectividad y la especialización. Los Estados tienen
un papel primordial porque orientan, impulsan y dirigen, en forma mancomunada
con el sector privado, la inversión, la estrategia de desarrollo, la obtención de
competitividad y de eficiencia. Taiwan, Corea del Sur, Brasil o Noruega han
demostrado la importancia de la utilización de políticas arancelarias
diferenciadas, de la concentración selectiva en determinadas actividades
seleccionadas al margen del mercado, y del resuelto apoyo estatal una vez
hecha la selección36
Se debe asegurar una distribución más equitativa de los esfuerzos y beneficios
potenciales que depare la nueva alternativa de desarrollo, y para ello se requiere
apuntalar a los sectores más vulnerables del mercado y fortalecer las formas de
negociación de sus representantes en los acuerdos de negocios. El sector público
debe como mínimo asegurar la formación de capital humano, las inversiones en
34
Giberti, Horacio; op.cit.
Los mercados internacionales no son, como nos quieren hacer creer algunos, mecanismos
autoregulados determinados por abstractas leyes de oferta y demanda, sino instituciones activamente
construidas por los principales agentes políticos en cada período histórico. Esto tiene mayor certeza
aún en el caso de los alimentos, cuyo significado estratégico desde el punto de vista político y social
constituye una cuestión prioritaria en las agendas públicas (por ser considerado como una cuestión de
seguridad interna) de los principales estados con capacidad de liderar los tres grandes bloques en torno
a los cuales se organiza el nuevo orden mundial (nos referimos a los bloques liderados por los 3 grandes
estados que conforman la Comisión Trilateral, EEUU, UE y Japón) . De allí la importancia de la
integración latinoamericana para obtener mayor capacidad en las negociaciones.
36
Cfr. Lattuada, Mario; Estrategias de desarrollo e integración económica en América Latina de los ’90; en
“El complejo oleaginoso”, Centro de Estudio para el Desarrollo; Instituto de Investigaciones, Facultad de
Humanidades y Artes; Universidad Nacional de Rosario, ediciones del Arca, Rosario, año 2000. Y también
Bitar, W. Op.cit.
35
20
infraestructura e investigación y desarrollo, así como buscar renovadas formas de
concertación con el sector privado.
Es imprescindible una dirección nacional del desarrollo tecnológico que,
atendiendo a las condiciones inherentes a nuestra propia disponibilidad de
factores, cree las tecnologías necesarias o adapte las existentes, que asegure su
manejo en beneficio de los intereses generales del país, y que evite peligrosas
dependencias tecnológicas37.
Las estrategias de desarrollo
Las visiones de la Argentina agroexportadora38 en un continuo que va desde una
perspectiva no muy diferente al “granero del mundo” del siglo XIX, hasta su versión
aggiornada de “supermercado del mundo”, se contraponen con otras posiciones que
reconocen las ventajas sectoriales comparativas, pero consideran inviable que en el siglo
XXI, cuando las ventajas estáticas son progresivamente desplazadas por las competitivas39,
el desarrollo de un país o una región pueda sustentarse en la reprimarización de su
economía.
La visión “granero del mundo” se basa en un enfoque ideal del mercado en general y
del mercado agroalimentario en particular, cuestionando la tesis del deterioro de los
términos del intercambio, y asegura que es lo mismo, o quizás mejor, exportar soja que
computadoras40. Sus promotores sostienen que una eficiente producción, transporte y
exportación de abundantes bienes primarios, aún con escaso o nulo valor agregado, debe
liderar el crecimiento económico y el desarrollo del país. Esta posición es compartida por
los representantes de los intereses del comercio de granos (sobre todo comercializadoras y
exportadoras);41 la Bolsa de Comercio de Rosario42, Aapresid (Asociación argentina de
productores de siembra directa)43, las empresas aceiteras y los puertos privados44, por
relevantes políticos de la provincia de Santa Fe, por académicos, economistas y
37
Giberti, Horacio; op.cit.
ver al respecto el sugerente trabajo de J. Alvarado Ledesma: La Argentina Agrícola, un país que niega su
destino. Konrad Adenauer Stiftung. sede Buenos Aires.
39
Impulsadas por la transformación tecnológica, la globalización y los imperativos de la modernización, se
están produciendo modificaiones sustanciales en los mercados, afectando las ventajas competitivas asentadas
en los recursos naturales. (cfr. Martínez Nogueira, Roberto; op.cit.)
40
Lattuada, Mario; op.cit.
41
Cfr. El argumento esgrimido por la Bolsa de Comercio de Rosario en su informativo semanal del 16 de
abril de 1999 bajo el título “Argentina como exportadora de commodities”. (Lattuada, Mario; op.cit.)
42
Cfr. “Nuestro futuro ¿commodities o specialities?” Por Juan Carlos Batista; director de calidad
agroalimentaria del SENASA en Revista de la Bolsa de Comercio de Rosario de abril de 2001. Número 1483.
43
Cfr. “Argentina debe festejar el crecimiento de la soja”, reportaje al presidente de Aapresid, Víctor Trucco,
donde rechaza la intervención oficial para frenar el monocultivo sojero. Diario La Capital del 2 de agosto de
2003.
44
Cfr. “El modelo agroexportador, el modelo que viene” en Pre Coloquio de IDEA; Bolsa de Comercio de
Rosario. Especialmente Beatriz Nofal, Alberto Rodríguez (CIARA); Juan Forn (Molinos Río de la Plata) y
Marcelo Muniagurria (vicegobernador de Santa Fe). También Gustavo Grobocopatel y Javier González Fraga.
Se puede leer una síntesis de todas estas intervenciones en el marco del precoloquio en Clarín.com del sábado
17 de mayo de 2003.
38
21
periodistas45, algunos de ellos con cargos en el gobierno nacional durante la administración
Menem46; etc.
La visión “supermercado del mundo” va un poco más allá, destacando que la
especialización alimentaria en una economía globalizada es la única base posible para su
diversificación industrial porque no hay posibilidad de desarrollar industrias que no sean
inmediatamente competitivas ni basadas en subsidios o créditos diferenciados. Mediante la
especialización productiva en la cadena agroalimentaria, la Argentina podría pasar a la
diversificación industrial47.
Para esta visión, el modelo de apertura y desregulación implementado presupone que
la producción, industrialización y exportación de productos primarios se constituirá en el
renovado eje del desarrollo económico. Los agentes económicos del sector agropecuario,
sobre quienes en ese contexto recae la responsabilidad de constituirse en los actores
principales del desarrollo, deben adecuar sus estrategias a las nuevas tendencias que
caracterizan al sistema agroalimentario mundial. El sector agroalimentario ha sufrido
transformaciones importantes, como parte del proceso de reestructuración global. El
intercambio comercial se ha intensificado entre países del mismo bloque económico, la
revolución tecnológica ha posibilitado la autosuficiencia de alimentos de muchos países
tradicionalmente deficitarios; el sistema se hace progresivamente más concentrado bajo el
liderazgo de grandes empresas transnacionales, tanto del procesamiento como de la
comercialización y distribución, la demanda en los países de cierto nivel de desarrollo es
progresivamente más segmentada y volátil, y requiere productos con creciente grado de
elaboración y calidad.48 Las evaluaciones sobre los cambios estructurales en el sistema
agroalimentario mundial durante la última década coinciden en destacar la tendencia al
detrimento de los precios internacionales de los bienes primarios, la reducción de la
importancia económica de los commodities y el desplazamiento progresivo de las ventajas
comparativas por las dinámicas. Es decir que el optimismo sobre las exportaciones
agropecuarias se mantiene pero destacando la necesidad de un cambio cualitativo sobre las
mismas a través de la incorporación del complejo agroindustrial que incluye no sólo a la
producción primaria sino a las etapas de transformación, comercialización y distribución en
45
Cfr. Declaraciones de Marcelo Muniagurria en el Congreso anual del Foro agrícola realizado en Missouri.
Diario La Capital del 19 de agosto de 2003; y también: Rafael Di Tella; Roberto Cortes Conde; Federico
Sturzenegger; Roberto Cachanovsky; Héctor Odoñez en Seminario “Bases para una verdadera
competitividad” organizado por el Centro David Rockefeller para Estudios Latinoamericanos de la
Universidad de Harvard. Diario La Capital; sábado 2 de agosto de 2003. Ver también Seminario “El puerto de
Rosario en el marco de la globalización” organizado por la Fundación Libertad en la Bolsa de Comercio de
Rosario, Marzo de 1998. (en Lattuada, Mario; op.cit.)
46
Por ejemplo el ex presidente del INTA Héctor Huergo (ver “Druker, el cobre y la soja; debate sobre la
competitividad del agro” en Clarín.com del 24 de abril de 1999. Y también el ex Secretario de Planeamiento
Estratégico de la Presidencia de la Nación Jorge Castro.
47
Ver Seminario “El puerto de Rosario en el marco de la Globalización”; organizado por la Fundación
Libertad en la Bolsa de Comercio de Rosario; Marzo de 1998 (en Lattuada, Mario; op.cit.)
48
cfr. Santos, Eduardo; Efectos en la región del Mercado Unico Europeo, de la apertura política y comercial
de Europa del Este, y de los resultados de la Ronda Uruguay; FAO para América Latina y el caribe;
Montevideo, agosto de 1992; Brignol Méndez, Raúl; El marco externo y el desarrollo de la agricultura en
América Latina y el Caribe; FAO; Santiago de Chile; 1995; Llambí; Luis; Reestructuraciones mundiales de
la agricultura y la alimentación. El papel de las transnacionales y los grandes estados. Instituto Venezolano
de Investigaciones Científicas; Caracas, 1993 en Lattuada, Mario; op.cit. y Green, Raúl y Rocha dos Santos,
Rosell; Economía de red y reestructuración del sector agroalimentario; en Revista Desarrollo Económico,
vol.32, nº126, julio-setiembre 1992, pp.199-225.
22
forma articulada e interdependiente49. Como nueva etapa de acumulación favorable al
sector agropecuario y basado en la competitividad internacional, con economía abierta y
desregulada, supone la mínima intervención estatal, la relativa neutralidad entre sectores y
la reversión de la discriminación que el modelo sustitutivo de importaciones imponía al
sector agropecuario a favor de la industria doméstica. Es decir que la agricultura pasaría a
ser multifuncional cumpliendo con todos los requerimientos para el desarrollo: deberá
potenciar sus ventajas competitivas, participar en los procesos de formación de capital,
promover una mayor integración comercial, superar los desequilibrios regionales, lograr
una mayor equidad, etc.
Es, en definitiva, una versión de la primera (economía primaria exportadora del siglo
XIX) pero adaptada para competir en el siglo XXI, a partir de la transformación y dotación
de valor agregado a una producción que naturalmente goza de ventajas comparativas. Esta
visión ha sido promovida por la SAGPyA desde la gestión de Felipe Solá; sigue vigente en
agencias públicas claves para el comercio exterior de nuestro país50 y es respaldada
académicamente por numerosas fundaciones y cámaras pero especialmente por el IICA.
Un tercer enfoque nos invita a trascender el acento exclusivo en los instrumentos de
política fiscal, monetaria, arancelaria y tributaria para poner más atención en los factores
estructurales, institucionales y geopolíticos.
Interpreta al mercado como un juego de fuerzas, no solo económicas, sino políticas.
Acuerda con Peter Drucker y Lester Thurow, que las tendencias básicas de la tecnología
van en detrimento de los países que basan su economía en la exportación de recursos
naturales y producciones primarias, y con el pensamiento de la Cepal acerca de que el
deterioro de los términos del intercambio explica cómo en los últimos cincuenta años, los
países cuyas estructuras de exportación se basaban en producciones primarias han perdido
progresivamente lugar en el comercio mundial a pesar de los aumentos constantes de
producción y volúmenes comercializados. Reconoce que países desarrollados como EEUU
o los de la UE, pueden ser muy importantes productores y exportadores de materias primas,
pero que ante todo su estructura de exportaciones se compone preponderantemente por la
participación de bienes industriales y servicios con alto nivel de tecnología incorporada, y
son estos sectores los que otorgan mayor dinamismo e impulso a sus economías.
Finalmente, sostiene que sectores como el de los aceites y harinas vegetales, aunque ocupan
un lugar relevante en la economía y en las exportaciones, no pueden constituirse en punta
de lanza del desarrollo de la región o del país, porque su aporte al valor agregado, a la
multiplicación de actividades económicas complementarias, y a la generación de trabajo, es
sumamente escaso. 51
El nivel de la política sectorial (Características de la evolución del sector).
49
Gargiulo; G. Estudio de competitividad agropecuaria y agroindustrial. Lineamientos para la formulación de
políticas para la competitividad; Secretaría de Programación Económica; SAGPyA, IICA; en Lattuada,
Mario; op.cit.
50
Nos referimos más específicamente al licenciado Gustavo Idígoras; actual director de negociaciones
agrícolas internacionales de la SAGPyA.
51
cfr. Lattuada, Mario; op.cit.
23
A pesar del crecimiento económico exhibido durante la primera parte de la década del
’90, las consecuencias benéficas del modelo sobre el agro en su conjunto no han tenido una
expresión tan clara como se esperaba. Sus resultados han demostrado ser de gran
heterogeneidad, de acuerdo a productos, regiones y segmentos socioeconómicos52
Habíamos indicado también que mas allá de las coincidencias entre el sector
agropecuario y la administración política se habían filtrado suficientes reclamos
modernizadores que trascendían la mera triplicación de la producción y consideraban
insuficientes los esfuerzos integradores y diversificadores en las principales cadenas
productivas. El sector reclamaba políticas sectoriales. El discurso político estrenaba la
noción de complejo agroindustrial y la de generación de valor agregado, aunque la
agroindustria siguiera generando commodities y el sector agroalimentario solo fuese
dinamizado por las harinas proteicas para los alimentos balanceados de los animales
europeos.
Diversos factores han sido identificados como responsables en mayor o menor grado
de los resultados finales de los ’90: la variabilidad de los precios internacionales,. bajos
hasta 1994, altos en la segunda mitad de la década; la fragilidad de los equilibrios
macroeconómicos; los sesgos negativos del tipo de cambio y en las tasas de interés; la
distorsión de los precios relativos por la diferente velocidad de ajuste de los bienes
transables y no transables internacionalmente; las restricciones al gasto público y a la
inversión; así como las dificultades de los agentes económicos para la adaptación a las
drásticas modificaciones del contexto generando problemas en el financiamiento, la
comercialización y los sistemas de transferencia tecnológica; etc.
La corrección de todos los desequilibrios debe ser, el objetivo principal o la piedra
angular de la política agropecuaria. Y un elemento clave para entender la presencia de las
dificultades es la debilidad de las instituciones del sector. Es decir, la limitada capacidad
pública y privada para:
Diseñar e instrumentar políticas públicas (políticas de Estado) que definan el
marco y complementen el funcionamiento de los mercados y
Proveer los bienes públicos (servicios) necesarios para el eficiente
funcionamiento del sector.
Las desventajas competitivas
Martín Piñeiro, ex director general del IICA, considera relevantes entre los
desequilibrios que limitan las posibilidades del desarrollo agropecuario a53:
La concentración de las exportaciones en unos pocos productos: la soja, el maíz y
el trigo representan el 60% de las exportaciones agropecuarias totales. Si se
agregan los productos cárnicos que son, en su gran mayoría, productos de la
ganadería vacuna, este porcentaje se eleva al 72%. Cuatro productos representan
52
Murmis, Miguel; Algunos temas para la discusión en la sociología rural latinoamericana:
reestructuración, desestructuración y problemas de excluidos e incluidos en Revista Ruralia número 5,
septiembre de 1993. Pp 43-68. Y Lattuada; Mario, Un nuevo escenario de acumulación. Subordinación,
concentración y heterogeneidad; en Revista realidad económica nº 139; IADE; Buenos Aires; 1996.
53
Cfr. Piñeiro; Martín; Situación y perspectivas del desarrollo agropecuario en Argentina; documento
presentado en el Seminario “Situación y Perspectivas del Desarrollo Agrícola y Rural; y Seguridad
Alimentaria en Argentina”; Seminario Interno. Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe.
Santiago de Chile, 27 al 29 de agosto de 2003.
24
más del 70% de las exportaciones agropecuarias totales. Esa especialización
productiva y comercial en unos pocos productos representa una debilidad
estructural del sistema productivo en el largo plazo y tiene además, bajo
circunstancias de monocultivo (caso de la soja), consecuencias indeseables desde
el punto de vista del medio ambiente que generan una mayor vulnerabilidad frente
a posibles agentes patógenos. La especialización excesiva también aumenta la
vulnerabilidad de la producción ante variaciones de precios en el mercado
internacional y frente a la natural variabilidad de las condiciones climáticas.
La insuficiente capacidad para adaptarse a las nuevas demandas cualitativas del
mercado internacional: se trata simplemente de ser lo suficientemente realistas
como para aceptar que los mercados internacionales de productos primarios
son y serán cada vez más mercados altamente “administrados” a través de
acuerdos y negocios internacionales que dan en muchos casos un amplio
margen de acción para limitar el acceso a los mercados a través de medidas
para-arancelarias poco sutiles. Los países desarrollados aplicarán estrictamente
sus reglamentaciones mientras Argentina pierde mercados si no reorganiza su
producción y comercialización, en el caso de que quiera ganar esos mercados.
La estructura de las exportaciones del complejo agropecuario queda expuesta en el
siguiente gráfico:
Complejos exportadores en la Argentina para el año 2001
Valor (mill. U$S)
Complejos de origen agropecuario
12.459,1
Complejo oleaginoso
Complejo soja
4700,8
Complejo girasol
546,3
Complejo cerealero
Complejo maicero
1006,8
Complejo triguero
1353,1
Complejo arrocero
76.6
Otras exportaciones cerealeras
150,7
Complejo origen bovino
Complejo carne
261,6
Complejo cueros
843,9
Complejo lácteo
285,2
Complejo frutihortícola
Complejo frutícola
689,7
Complejo hortícola
328
Otros complejos
Complejos de origen forestal
437,5
Complejo uva
234,7
Complejo tabacalero
169,8
Complejo de origen ovino
Complejo carne ovina
2
Complejo lanero, cuero y pieles
132,9
Complejos algodoneros
Complejo aceite de algodón
17,8
Complejo algodonero textil
112,3
Fuente IICA (2003) con datos del INDEC en Piñeiro Martín; op.cit.
%/exp.totales %/(prim+moa)
17.7
2.1
35.9
4.2
3.8
5.1
0.3
0.6
7.7
10.3
0.6
1.2
1.0
3.2
1.1
2.0
6.4
2.2
2.6
1.2
5.3
2.5
1.6
0.9
0.6
3.3
1.8
1.3
0.0
0.5
0.0
1.0
0.1
0.4
0.1
0.9
25
Piñeiro resalta la importancia de lograr una mayor diversificación productiva que
permita ampliar el perfil exportador del país sobre todo si se tiene en cuenta que los
mercados internacionales de productos primarios son altamente inestables en el tiempo, lo
cual introduce un elemento de incertidumbre y de aleatoriedad en los ingresos por
exportaciones. La vulnerabilidad a las variaciones de precios y clima se ven magnificadas
por la absoluta falta de mecanismos institucionales de estabilización de los ingresos de los
productores ante situaciones excepcionales de los mercados o de carácter climático.
Además del bajo contenido de valor agregado de las exportaciones agroindustriales, hay
una reducción creciente de la incidencia de la materia prima agropecuaria en el valor final
del producto. La competitividad está cada vez menos asociada a la disponibilidad o calidad
de los recursos naturales, siendo crecientemente dependiente de la capacidad para crear,
interpretar y ajustarse a las condiciones de la demanda. Una simple comparación de los
precios promedio de las exportaciones agroalimentarias de la Argentina con las de otros
países con una base de recursos de características similares, como Canadá, Australia o
Nueva Zelanda pone de manifiesto una brecha de magnitud en lo referido al valor
agregado. En 1995, el valor promedio de la tonelada exportada desde Argentina fue de
u$s265, mientras que las de Canadá, Australia y Nueva Zelanda alcanzaron un valor
promedio de u$s329, u$s540 y u$s1.285 respectivamente; para el mismo año la tonelada
exportada desde Holanda tuvo un valor promedio de u$s1.227 y desde Dinamarca
u$s1.548.54 El reducido nivel de avance de la oferta argentina dentro de la cadena de valor
es evidente y constituye una de las vulnerabilidades de mayor impacto sobre la relación del
sector con el resto de la economía y para la efectivización de su papel potencial en
cualquier estrategia de desarrollo.
Las desventajas institucionales
“Como consecuencia de un violento proceso de debilitamiento y
destrucción de su capacidad para promover y liderar el desarrollo, el
Estado ha sido absolutamente incapacitado para desempeñar sus funciones
básicas, revelando incoherencias generalizadas, tensiones múltiples y
paradojas aparentes. Se trata de un Estado disperso y fracturado; un Estado
poco inteligente, que a partir de 1976 ha abandonado la noción de lo
“público” y privatizado de hecho; que se ha sometido a la apropiación de
grupos cuya lógica de comportamiento es la de los rent-seekers. La
conducción política se ha reducido a la administración de la crisis,
desbordada por la atención del corto plazo. (...) La elevada vulnerabilidad a
los cambios políticos y la necesidad de reafirmar constantemente su
legitimidad constituyó el precio de la autonomía de la política pública; ésta
protagonizó circunstancias que la llevaron a cambios bruscos en sus
objetivos, en la concepción de su rol y en los instrumentos a utilizar;
54
Cap, Eugenio y González, P.; Argentina: Una exploración de la frontera de posibilidades productivas del
sector de granos y oleaginosas. Instituto de Economía y Sociología, INTA, Buenos Aires, 2002. Citado en
Piñeiro, Martín; op.cit.
26
generando “vacíos institucionales” al no sustituir con rapidez y eficacia la
retirada de la acción pública.” (Martínez Nogueira; 1997, 10).
El progresivo debilitamiento de la intervención del Estado en el sector agropecuario
está ilustrado por la muy baja proporción de recursos públicos que se asignan en la
Argentina al sector en comparación a lo que ocurre en otros países de América Latina. En
el cuadro siguiente puede observarse que en relación a un grupo de países seleccionados, lo
asignado en Argentina es de 2 a 8 veces inferior a lo realizado en los otros países.
Gasto total del sector público asignado al sector
agropecuario, como porcentaje del PBI (promedio 19902000)
país
Porcentaje
Argentina
0.88
Brasil
4.42
Chile
2.23
Costa Rica
2.97
Guatemala
4.20
Méjico
8.60
Panamá
1.85
Fuente: SAGARPA, México; en Piñeiro; Martín; op.cit.
Todo parece indicar que lo primero que deben buscar las políticas públicas es la
reconstrucción de las instituciones del sector cuando no de la institucionalidad entera.
Las limitaciones descriptas representan una debilidad significativa para el desarrollo
futuro del sector agropecuario, especialmente en términos de las características cualitativas
que dicho desarrollo podría tener en el largo plazo. Corregir o eliminar dichas restricciones
requiere de una acción concertada y persistente del Estado en la aplicación de la políticas
públicas adecuadas y en el fortalecimiento de las instituciones necesarias para aplicar
dichas políticas, de manera de otorgarles el contenido sustantivo específico que dejaron de
tener en 1976.
Vimos que, si bien durante la primera parte de la década del ’90 las capacidades
de la SAGPyA, el INTA y el SENASA se fortalecieron, estos procesos fueron de
corta vida y hacia fines de la década volvieron a quedar al descubierto sus
debilidades, llegándose a eliminar el INASE. El sector asume así la manifiesta
necesidad de revisar mandatos, estructuras y capacidades de gestión.
Esa reconstrucción institucional sectorial tiene lugar en el marco de la recreación
del Estado y su fortalecimiento institucional, la redefinición de mandatos y
estructuras, la capacidad de formulación, implementación y seguimiento de
políticas y programas. En definitiva la reconstrucción del Estado no implica
regresar a los viejos modelos de organización de los ’60 o ’70 pero sí lograr
capacidad estratégica; intervenciones inteligentes; articulación de actores; etc.55
55
Martínez Nogueira, Roberto; paper presentado en las XX jornadas de perspectivas agropecuarias 2002/2003
de la AAEA, Asociación Argentina de Economía Agraria.
27
El sector se construye a partir del diseño y aprobación legislativa de una ley
marco para el desarrollo agropecuario y rural. Muchos países desarrollados, como
por ejemplo EEUU y los de la UE, tienen cuerpos legales complejos que
establecen con claridad la intervención del Estado en la actividad agropecuaria.
Estos cuerpos legales, el Farm Bill y la PAC (Política Agraria Comunitaria) son
verdaderas Políticas de Estado, acordadas por las diferentes fuerzas políticas que
establecen por períodos de tiempo el marco económico dentro del cual se
desarrollará la actividad agraria. Establecen las intervenciones del Estado, el
presupuesto asignado y las responsabilidades institucionales en cuanto a la
aplicación de los instrumentos que se establecen. La naturaleza de estos cuerpos
legales dan seguridad jurídica y económica a los agentes económicos y definen
con claridad el marco general para el funcionamiento de las instituciones del
gobierno. De esta forma contribuyen a la estabilidad económica y se convierten
en poderosos alicientes a la inversión productiva56, al tiempo que establecen las
pautas para que la producción no sólo sea un negocio privado sino que se integre
sistemáticamente a un concepto geopolítico del sector.57
Un concepto geopolítico del sector significa que la nueva institucionalidad
debe cumplir una función prospectiva. El Estado debe recuperar la
capacidad para realizar ejercicios de planeamiento estratégico sectorial y
para apoyar y promover los esfuerzos que en la misma dirección realicen las
organizaciones de productores.
El resultado de estos ejercicios debe ser la formulación de programas y proyectos
dirigidos a la reconversión de producciones enteras, al desarrollo de nuevas
producciones, al impulso de actividades que agreguen valor no sólo a la
producción primaria, sino también a
su transformación, distribución y
comercialización. (la noción de distrito agroindustrial no puede ser sinónimo
de núcleo sojero o de amalgama de aceiteras-puertos)
La agricultura debe ser vista como una parte de un ciclo de negocios. Cada una de
las instancias de ese todo debe a su vez interpretarse como una fase de un proceso
de agregación de valor. La posición competitiva de la agricultura dependerá en
última instancia de la capacidad para agregar valor a lo largo de ese ciclo.
Como se trata entonces de la totalidad de un ciclo productivo, la articulación debe
darse al nivel de las cadenas de negocios; y por consiguiente, la intervención
pública comparte atributos con otros sectores en materia de inserción en los
mercados, diversificación interna de los procesos productivos, integración y
eslabonamientos inter-empresariales. Esto supone la incorporación de nuevos
actores en el debate de políticas.58
Pero estos cambios son de difícil realización, puesto que requieren reorientaciones
en los comportamientos y mecanismos para establecer nuevas relaciones y
articulaciones entre los sectores público y privado. Aunque una capacitación en el
ámbito de lo estatal no garantice soluciones, menos las garantiza el sector privado
56
Piñeiro, Martín; op.cit.
Así, por ejemplo, a ningún farmer se le ocurriría sembrar soja en Wisconsin debido a las altísimas tasas por
siembra que el USDA establece para proteger la diversificación agropecuaria. (cfr. Grimaldi Grassi, paper de
cátedra. Cámara de Comercio Italiana de Rosario, PROSCA y UE; op.cit.)
58
Martínez Nogueira, Roberto; op.cit.
57
28
en vistas de los comportamientos viciados de “patria-contratismo”. Ambos
sectores deben aún recuperar no solo la efectividad en sus empresas y la
capacidad para actuar en forma proactiva dentro de ellas, sino también la
legitimidad social que perdieron hace tiempo.
A lo anterior cabe agregar que las organizaciones de productores estarían
mostrando algunas transformaciones, cuando no retrocesos, mediante el regreso a
comportamientos manifestados en años anteriores que marcan intereses
sectoriales por sobre los de la cadena en su conjunto.59
Los actores más relevantes comprometidos en este desafío, además de las
agencias públicas estatales dentro del sector público agrícola (que sólo deben ser
consideradas bajo la problemática de la reforma del Estado y la reforma
administrativa), son: organizaciones de productores; cámaras agroindustriales y
de exportadores; organizaciones profesionales; empresas proveedoras de insumos;
agrobusiness (agricultura empresarial), agencias de extensión no estatales y
fundaciones.
La carencia industrial del desarrollo
Para sintetizar en una serie de ideas todo lo expuesto hasta aquí diremos que la puja
por imponer un modelo económico (macropolítica) así como las carencias de las políticas
públicas una vez elegido aquel (políticas sectoriales) requieren definitivamente la
consideración de la ciencia política, pero esta vez de una manera integrada. Por tratarse de
la consideración de las especificidades e idiosincrasias que han caracterizado el desarrollo
económico del país, esa fragmentación agrario-industrial no resuelta por historiadores y
economistas espera el abordaje integral de la politología. Comprender qué significado tiene
en la Argentina discutir acerca del modelo interpretativo institucional considerando los
roles de los distintos actores en términos de governance mas que de government resulta
definitivamente relevante para la producción de conocimiento sobre las conductas
colectivas adoptadas para enfrentar el cambio económico60.
En la Argentina, mas allá de las dificultades territoriales e infraestructurales, el
desarrollo endógeno del sistema productivo ha encontrado limitaciones vinculadas a la
especificidad que ha tenido el sendero de desarrollo económico, industrial, social e
institucional del país.
Las dos limitaciones principales que han detenido o imposibilitado dicho proceso
son:
La ausencia de una capacidad empresarial autónoma y difundida en las empresas
y, en un sentido amplio, en los agentes económicos e institucionales.
Un insuficiente grado de desarrollo del sistema institucional que acompaña y
apoya las actividades del sector económico y de la sociedad61.
59
idem anterior.
Azpiazu D. Y Kosacoff, B; La industria argentina: desarrollo y cambios estructurales; Cepal, Buenos
Aires, 1990.
61
Idem anterior.
60
29
Las acciones para resolver las limitaciones del desarrollo industrial parten de una
capacidad empresarial difundida y del crecimiento y fortalecimiento del sistema
institucional. Es decir estimular un cambio cultural fuerte en los agentes, económicos
públicos privados y estatales. Esto implica que el Estado debe recuperar, en el contexto
socioeconómico, su rol activo, pero en un sentido drásticamente diferente del pasado,
evitando el desarrollo de políticas de asistencialismo, de políticas tendientes a suministrar
sólo recursos financieros cuando en los agentes no existen las capacidades para usar dichos
recursos, y abandonar tanto los enfoques supply-side, que van por el lado de la oferta
solamente como los exclusivamente market-oriented que se centran en los mecanismos de
asignación del mercado62.
El Estado puede recuperar ese rol activo y positivo a través del diseño y de la
implementación de políticas “desde abajo” (bottom-up) que involucren a los agentes
económicos y sociales directa o indirectamente interesados en los procesos de desarrollo
local y que son los reales destinatarios de las políticas63.
Finalmente, estas acciones se caracterizan por una profunda interrelación entre los
planos estatales y privados, nacional y locales, requieren importantes procesos de cambios
actitudinales en los agentes y en las instituciones involucradas, y apuntan a regenerar no
solo al Estado sino a las relaciones en la sociedad civil. Al desarrollar estas intervenciones
públicas se redefine el rol del Estado y del sector privado; asignando en un especie de feedback sostenido las certezas requeridas para mantener en el tiempo la atmósfera industrial
hoy desmantelada.
Conclusión
Se trata de la errónea convicción que tienen los países del Sur de que
hay más para ganar con la apertura de los mercados del Norte que con el
desarrollo y la protección de sus propios mercados internos. (Jacques
Berthelot; Las tres aberraciones de las políticas agrícolas en Le Monde
Diplomatique; edición argentina; de setiembre de 2003)
En primer lugar, los países que hoy se denominan desarrollados originan y destinan
entre el 78% y el 90% de su producción dentro de sus propios mercados internos. No es
cuestión, dicen ellos, de soslayar la enorme importancia del comercio exterior para los
Estados nacionales; pero debe quedar en claro que sus mercados internos resultan de
fundamental importancia para el desarrollo integral de sus economías.
Considerando los enfoques primario y agroalimentario como plataformas de la
“salida exportadora”, diremos simplemente que resulta pretencioso inferir que el
crecimiento sostenido y pronunciado de las exportaciones propiciaría la reactivación
espontánea de nuestra economía y el desarrollo con equidad social.
Asimismo, la intención de extrapolar experiencias exportadoras exitosas a economías
como la nuestra no garantizaría el desarrollo, ya que el crecimiento depende de diversos
62
63
Kosacoff, B; El desafío de la competitividad; Alianza editorial; Buenos Aires; 1994.
Idem anterior
30
factores que hacen que, al momento de proponer una estrategia determinada, deban tenerse
en cuenta las condiciones originales sobre las que se habrá de intervenir, la estructura
institucional y sus políticas, la vulnerabilidad a crisis del sector externo, etc.. De manera tal
que el crecimiento vertiginoso de las exportaciones requiere un gran proceso de inversión,
un gran esfuerzo productivo que insumiría cierto período prolongado, porque supone una
nueva o distinta asignación de recursos, máxime en un contexto en que la ola importadora
produjo el deterioro de vastos sectores industriales, la pérdida de fuentes de trabajo, de
capital físico y la obsolescencia de capacidad tecnológica.
La estructura exportadora por su grado de concentración en un pequeño número de
empresas (además, de capital extranjero en su mayoría), resta efecto multiplicador sobre el
resto de la economía, de modo que una salida exportadora con un reducido número de
beneficiarios no impulsa la necesaria reactivación económica y, mucho menos, la mayor
equidad social al privar a la mayor parte de la sociedad de sus resultados. Recordemos
además que no se trata de actividades de gran repercusión sobre la generación de empleo.
El sector industrial ha sufrido una reestructuración heterogénea en la cual es posible
observar distintos tipos de transformaciones. Como vimos, el dinamismo se desplaza hacia
el mercado externo, favoreciendo por consiguiente a aquellas producciones basadas en
ventajas naturales que logran articular su ciclo productivo con esos procesos de apertura,
desregulación y privatización.
La región donde vivimos ha sufrido las consecuencias de las reformas estructurales
implementadas; por ejemplo, en la concentración de las empresas más dinámicas. En
efecto, la provincia de Santa Fe es un buen ejemplo del proceso. Desde 1980 en adelante se
ha caracterizado por un crecimiento destacado de los complejos agroindustriales,
especialmente aceiteros, al tiempo que se retraían otros rubros industriales, como el textil,
el metalmecánico o el petroquímico con dificultades para competir a raíz de la
sobrevaluación del peso. Las ramas primarias, oleaginosa, cárnica y láctea han radicado en
la provincia el grueso de sus inversiones, definiendo la reprimarización de la economía
provincial, legitimada en el enfoque de la viabilidad capitalista a partir de la especialización
del país en la producción agropecuaria y agroindustrial; renovando, de esta manera, el viejo
modelo agroexportador. La rama privilegiada en esta revalorización de los commodities es
la aceitera, con un desarrollo extremadamente débil de su cadena de valor y con un efecto
desvinculador respecto del resto de la economía y nulo en la generación de empleo. Es que
se trata de un sector que tiene poca necesidad de insertarse en ella ya que como dijimos
incorpora escasísimo valor a las materias primas que procesa y que luego exporta en más
del 90%64.
Pero el verdadero debate está dado por el la reconstrucción del Estado y el lugar que
éste ocupará frente a la economía de mercado a través de su intervención, promoción
estratégica para la diversificación y la especialización productiva, entendiendo que en el
escenario internacional quienes han conseguido posiciones más exitosas lo han hecho a
través de basar sus producciones en el uso intensivo de conocimiento, en la incorporación
de progreso técnico y en la calificación creciente de recursos humanos, y no en una
especialización exportadora regresiva de bienes cuyos precios tienden al decaimiento
definitivo. En síntesis, un Estado que se preocupe por algo más que la acumulación de
excedentes comerciales en función del equilibrio fiscal.
64
Lattuada, Mario; op.cit.
31
Es por todo ello que, pese a liderar las exportaciones argentinas, las transformaciones
del complejo oleaginoso tienen tan escasa repercusión social. en un contexto de desempleo
e insatisfacciones sociales varias, el sector de los aceites y harinas proteicas no parece
contribuir demasiado a la generación de “derrames” positivos de una economía de
funcionamiento espontáneo; menos aún a mejorar la competitividad del sistema como vía
de lograr el crecimiento sostenido para dar lugar al desarrollo.
El complejo oleaginoso no necesita de otros sectores de la economía. En el caso de la
provincia de Santa Fe, el desarrollo del complejo no generó un tejido productivo más denso
ni se transformó en el punto de partida de un proceso de diversificación industrial.
Tampoco se logró una inserción más conveniente en las corrientes del comercio
internacional ni se agregó una cuota importante de valor a las materias primas con ventajas
comparativas. Y tampoco contribuyó a una diversificación de la oferta exportable65.
Todo parece indicar que el proceso reprimarizador continuará profundizándose y
concentrándose en los próximos tiempos en razón de las inversiones privadas programadas;
a menos que se modifiquen seriamente las condiciones que orienten el desarrollo del país
en general y de la provincia de Santa Fe en particular.
Por último; aún habiendo adoptado el perfil de complejo agroindustrial desde 1986,
cuando las exportaciones comenzaron a ser encabezadas por ese sector, se sigue generando
commodities ante la ausencia de políticas públicas ad hoc.
El proceso de privatización de los órganos vinculados a la comercialización agrícola
ha puesto en un plano visible y estratégico a las organizaciones de productores y de
empresarios vinculados al sector, quienes han asumido las funciones antes desempeñadas
por el Estado; pasando de ser entidades exclusivamente representativas a diseñadoras y
ejecutoras de este aggiornamiento agroindustrial que no es otra cosa que la profundización
de la potencia del complejo sojero.
Sin duda, la ausencia de políticas públicas por la remanencia de aquel Estado “que
quedó”66 representa el principal obstáculo. Pero de todas maneras, continúa siendo
legítima nuestra sospecha frente a las transformaciones institucionales de las
corporaciones del sector como reaseguro para que aquella ausencia sea posible67 y se
prolongue; conservando a la Argentina agrícola como el buen negocio que siempre fue
pero ahora legitimado por oportunas nociones globalizadas de agroalimentación que
frente a la realidad extrema de una reprimarización que se profundiza suenan como
conceptos vacíos ante la mirada fría de un Estado al servicio del agrobusiness.
65
idem anterior.
Como lo llama Martínez Nogueira . (Una nueva institucionalidad para una nueva agricultura; pág.8)
67
En oposición a las conductas más capitalistas al interior del mismo sector en los países exportadores de
clima templado. En nuestro país, los productores agropecuarios acaban de cerrar filas junto a las
comercializadoras y aceiteras para reclamar al gobierno que la modificación del régimen de pago del
impuesto a las ganancias para las exportaciones, aprobado recientemente por el Congreso, quede sin efecto.
66
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